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Peter Burke: Formas de hacer historia. Cap.

1 Obertura: La nueva historia, su pasado y


futuro Pp. 13 – 38. Segunda edición 20003. Alianza editorial.

Resumen:

En el capítulo uno, Peter Burke presenta dos problemas. El primero con respecto la
problemática de la nueva historia como la expansión y la fragmentación, generando una
especie de crisis de identidad, o lo que algunos llaman “crisis en la conciencia histórica o
en el método historiográfico”. Entonces trata de aclarar estas interrogantes, posteriormente
se dedica a reflexionar sobre la nueva historia sus problemas y virtudes. El primer apartado
es ¿Qué es la nueva historia? Burke asocia la nueva historia con la escuela francesa, en
particular con una serie de ensayos del historiador Jaques le Goff. Por otro lado, no puede
dejar de nombrar a la “école des annales” involucrada en este este enfoque y que en 1990
cambio su nombre por el de Annales: historie, science sociales. Para dar una definición de
lo que es en realidad la nueva historia, el autor parte por describir qué no es nueva historia,
contraponiéndola con el paradigma tradicional Rankeano. En este mismo sentido, para
aclarar las dudas de la historia “vieja y la nueva” resume en siete puntos sus diferencias.

El primer punto es para la historia tradicional, el objeto esencial de la historia es la política,


ya que la política era del estado, en ese sentido, la política nacional e internacional, también
incluía a la historia de la iglesia como institución y por supuesto la guerra. Por otro lado, con
respecto a la historia del arte o de la ciencia, eran relegados ya que no era de interés para los
“auténticos historiadores”. En cuanto a la nueva historia su objeto de estudio es cualquier
actividad humana, en este sentido, “todo tiene un pasado que, en principio, puede
reconstruirse y relacionarse con el resto del pasado, de ahí la consigna de historia total”
(p16). En ese mismo sentido —aclara el autor— que el fundamento filosófico de la nueva
historia, la concibe como una realidad que está cultural o socialmente constituida.

La segunda diferencia, es en que los historiadores tradicionales, piensan fundamentalmente


la historia como una narración de acontecimientos, mientras que los nuevos historiadores, se
dedican al análisis de estructuras. En la tercera diferencia es que el paradigma tradicional,
presenta una vista desde arriba, es decir, centrado en grandes hazañas, hombres, generales y
también eclesiásticos, ya que se tenía la idea de que los demás no participaban en los hechos.
En cambio, para la nueva historia, se interesan por la historia desde abajo, es decir, por las
acciones y opiniones de la gente corriente y su experiencia con respecto al cambio social. La
cuarta diferencia, tiene que ver con respecto a las fuentes. El paradigma tradicional concuerda
con que la historia debería basarse solo en documentos oficiale. Sin embargo, la nueva
historia presentó las limitaciones de las fuentes oficiales, por lo que es necesario otras
fuentes, fuentes orales, visuales, la fotografía etc. La quinta diferencia según el paradigma
tradicional, se refiere a una idea de Collingwood “Cuando un historiador pregunta ¿por qué
Bruto apuñaló a Cesar?, quiere decir ¿en qué estaba pensando Bruto para apuñalar a Cesar?”
(p19). La motivación por el cual un personaje X hizo tal cosa, en este sentido la nueva historia
critica este modo de plantearse la causal, ya que no contesta a otras interrogantes. La sexta
diferencia, tiene que ver con que la visión tradicional define a la historia como objetiva
“contar como ocurrió realmente”, mientras que la nueva historia, argumenta de que por más
que queramos evitar los prejuicios, siempre habrá una pizca de subjetividad a la hora de mirar
el pasado con nuestros ojos. Y por último la séptima tiene que ver con el lado de la
profesionalización de los historiadores. El siglo XIX fue un tiempo de profesionalización de
la historia, con sus departamentos universitarios y sus publicaciones. Hoy en día la gran
mayoría de los historiadores son profesionales, sin embargo, hay que recalcar, que los
historiadores son interdisciplinarios, es decir que transitan por la gama de las ciencias
sociales, recibiendo y entregando aportes a la comunidad científica.

En el segundo apartado del capítulo ¿hasta que punto es nueva la nueva historia? Burke aclara
que el concepto está asociado a Marc Bloch y Lucien Febvre, los fundadores de la escuela de
los annales en 1929, sin embargo, tiene pares de rebelión tanto en gran Bretaña como en
Alemania, es más, llega hasta el propio Polibio, por lo cual trata de aclarar que el reemplazo
de una historia vieja por una nueva es recurrente en la historia de la historiografía. Siguiendo
con el tercer apartado, se refiere a los problemas de definición. Los historiadores se van
metiendo por una jungla de territorios desconocidos, con la basta multidisciplinariedad se
genera el problema de la metodología y de conceptos, en este sentido ¿cómo encontrar una
metodología que abarque todos los aspectos de la nueva historia? La historia desde abajo
presenta una solución, empero genera sus propios problemas. En contextos distintos su
significado cambia, lo que el impacto del relativismo cultural resulta inevitable. El autor deja
una ventana abierta, “el reto planteado por le historiador es mostrar como el relacionar la
vida cotidiana con los grandes sucesos” (p 26).

Los otros problemas en los apartados, el de fuentes, en donde existen una nueva gama de
fuentes posibles, como, por ejemplo: Orales, Estadísticas y fotográficas. Con respecto al
problema de explicación, los acontecimientos sociales y culturales, no pueden ser vistos con
el mismo lente que en la historia política, requieren una presentación más estructural. Con
respecto a la síntesis, la interdisciplinariedad con las ciencias sociales es muy enriquecedor,
pero tiene su precio con respecto a la emancipación de disciplinas y subdisciplinas. Por un
lado, aumenta el conocimiento y fomenta metodología, rigurosidad, en este sentido lo que
trata de hacer entender el autor es en que se debe buscar un centro, donde la interrelación de
estructuras y acontecimientos sea bien narrada y analizada, lo que daría fin con el
enfrentamiento entre historiadores políticos y no políticos. Para los últimos dos apartados
Posdata 2000 y postmodernismo, el primero hace hincapié en la primera edición del libro, y
que tras transcurrir una década los cambios son muy pocos con respecto a los tipos de
historiografía. Con respecto al postmodernismo el autor hace una pequeña introducción a los
conceptos y formas de percibir la historia, como por ejemplo la relatividad en la verdad, en
la forma de escribir más literaria y por supuesto el rol del historiador que más que un
científico se considera como un narrador.

Hipótesis u objetivo: El autor quiere dejar en claro qué es la nueva historia como concepto,
su metodología y sus problemas.

Ideas Principales:

1 ¿qué es la nueva historia? Con esta simple, pero a la vez compleja pregunta, Burke inicia
el capitulo como tal. En efecto trata de simplificar la pregunta argumentando y comparando
entre la nueva historia y la historia Rankeana o llamada tradicional. Siguiendo con la idea, la
nueva historia es de origen francés, o se les da la atribución a los franceses, en particular a la
escuela de los annales, y que en 1990 pasó a llamarse “Annales: Historia y ciencias sociales.
Es un poco difícil para el autor definirla como historia total (como era la idea de Febvre) o
historia estructural, ya que le dejará al lector un sabor amargo e incompleto. Entonces se
enfoca mejor en comparar las dos historiografías: la tradicional o Rankeana, y la nueva
historia. Es por eso que distingue siete elementales diferencias entre los dos tipos de historia
lo que hacen mucho más fácil llegar a una explicación un poco más densa. la primera
diferencia está en el objeto de estudio. Para la tradicional es la política, como un todo, ya que
es la política la que se interesa por el Estado, versus la nueva historia que se preocupa por
cualquier acción humana, ya que todo tiene un comienzo y una historia, lo que servirá para
unir las partes y generar un relato más amplio y por supuesto más riguroso. La segunda
diferencia referente a la forma, para la tradicional es una narración de acontecimientos, para
la nueva historia es el análisis de estructuras. Con respecto a la visión del historiador, para la
tradicional es vista desde arriba (grandes personajes), para la nueva historia es vista desde
abajo (personas corrientes). Lo que respecta a las fuentes, la tradicional se basa en
documentos oficiales, del Estado, mientras que la nueva historia los documentos oficiales
son limitados y es necesario implementar otras fuentes al estudio. Referente al análisis la
historia tradicional intenta explicar las causas de los acontecimientos de forma esquemática
y separada, mientras que la nueva historia reniega el modelo tradicional, ya que no integra,
por lo tanto, promueve a la problematización de la historia y las estructuras. Pasando al
problema de la objetividad, para la historia tradicional la historia es objetiva, sin embargo,
para la nueva historia esto es imposible, ya que siempre hay algo de subjetividad en el acto
de escribir historia, y por último con respecto a la profesionalización de la disciplina, la
historia tradicional fue la que entregó el profesionalismo a los historiadores. Hoy en día para
la nueva historia, casi todos los historiadores son profesionales, sin embargo existe un detalle,
de que los historiadores actuales comparten con las demás ciencias sociales, acercándonos a
las ciencias auxiliares por lo que se mueven por las ciencias sociales tomando y aportando al
conocimiento.
2. Problemas de definición. El autor argumenta los problemas de definición porque los
nuevos historiadores se están introduciendo en un territorio desconocido, esto pasa porque
comienzan con una especie de imagen en negativo de lo que buscan. en este sentido ¿cómo
encontrar una metodología que abarque todos los aspectos de la nueva historia? La historia
desde abajo presenta una solución, empero genera sus propios problemas. En contextos
distintos su significado cambia, lo que el impacto del relativismo cultural resulta inevitable.
El autor deja una ventana abierta, “el reto planteado por el historiador es mostrar como el
relaciona la vida cotidiana con los grandes sucesos” En este sentido el problema de la
definición en la nueva historia es un poco complejo, pero se espero —escribe el autor— que
algún día se encuentra la forma metodológica de compactar las diferentes formas de
conocimiento histórico para lograr una mejor interpretación de la historia. Se debe recalcar
que Peter Burke no está haciendo un juicio acerca del problema de definición y sepultando
la nueva historia, lo que podríamos hacer una lectura mas minuciosa, es la preocupación de
poder resolver estos problemas mediante el estudio de las nuevas generaciones de
historiadores.

3. Problemas de síntesis. La división y subdivisión de las disciplinas o enfoques históricos


hacen que haya una gran red de estas, sin embargo, es muy difícil interrelacionar y conversar
entre los distintos enfoques ¿existe alguna esperanza de síntesis para la historia? En este
sentido, el autor advierte que hasta ahora solo es posible ofrecer una opinión parcial y
personal. Según su opinión se puede resumir en dos puntos opuestos, sin embargo, estos dos
puntos tienen más cosas complementarias que contradictorias. Con respecto a la proliferación
de disciplinas y subdisciplinas, es algo inevitable, pero esta acción hace que el conocimiento
sea mayor y fomenta métodos más rigurosos y niveles más profesionales. En efecto, se
producen tanto costos como bienes, pero debemos hacer algo para mantener estos costos
intelectuales lo más bajos posibles. La incomunicación entre disciplinas o subdisciplinas no
es inevitable. En el caso específico de la historia, hay signos estimulantes de acercamiento y
hasta de síntesis, en esta sería una convergencia entre las distintas divisiones a fines, es decir
sus interrelaciones, ya que la totalidad hace que el conocimiento histórico sea más preciso y
más exacto a la hora de analizar los procesos y estructuras, y la dicotomía entre, por ejemplo:
historia social e historia política ya no sería aceptada por la comunidad científica de
historiadores.

Ideas secundarias.

1. Crisis de la conciencia histórica. El autor se refiere a esta idea como la


multidisciplinariedad que existe en la historia, sobre todo con las subdivisiones de la historia
social, historia cultural e historia económica. Esta multidisciplinariedad en el conocimiento
histórico surge de la nueva historia, como una consecuencia de los nuevos enfoques que antes
por cuestiones metodológicas y de opción del enfoque Rankeano no figuraban porque se
concebía sujetos históricos a los grandes personajes, apologéticos, y la historia militar, las
grandes batallas. En este sentido el autor deja en claro que el precio de semejante expansión
es sin embargo una crisis de identidad, ya que la historia con la ayuda del concepto
antropológico de cultura encontró un campo abierto de posibilidades y que toda
manifestación humana posee historicidad. Siguiendo con la idea se puede relacionar que el
autor ocupa esta frase para tratar explicar el desorden en el campo histórico y quiere ordenar
el universo de posibilidades de la historia por lo que se hace preciso definir qué es la nueva
historia.

2 ¿hasta qué punto es nueva la nueva historia? Para aclarar esta idea es muy primordial
entender que lo que el autor trata de explicar con esta interrogante y el desarrollo de la
pregunta tiene dos dimensiones. En un minuto se pensó en que la nueva historia era un
concepto casi propio de la escuela francesa “los annales”. Sin embargo, se fue entendiendo
como un proceso normal en la historiografía, de buscar una modalidad acorde con las
necesidades del tiempo histórico, ya que coloca como ejemplo desde el mismo Polibio con
querer generar un cambio sustancial ya que denunciaba ha “algunos de sus colegas como
meros retóricos”. En este sentido, respondería a la necesidad que el historiador tiene de
adecuarse para así trabajar en su oficio como un investigador riguroso que enfoca su ojo de
detective a todos los vestigios humanos.

3. Problemas de fuentes. Complementando con una de las ideas principales (problemas de


definición) lleva consigo el problema de fuentes. En este sentido explica el autor, que cuando
los historiadores habrían buscado nuevos tipos de fuentes, para complementar sus estudios,
algunos se volvieron hacia la historia oral, estadísticas etc. Sin embargo, algunas fuentes
tienen problemas de aplicación que según el autor hay que tener cautela a la hora de aplicar
para describir algún suceso o proceso. Para entender este problema nos plantea un ejemplo
de un historiador de la cultura popular, en el cual quieren reconstruir las ideas ordinarias y
cotidianas partiendo de registros de sucesos que fueron extremos en las vidas de los acusados.
Con un suceso que marcó la vida de un individuo buscan descifrar la cotidianidad, o lo que
pensaban los demás, cosa que resulta imposible. Lo que el autor propone para remediar y no
caer en este paso en falso es necesario la lectura entre líneas, como por ejemplo la sutileza
de Carlo Ginzburg o Le roy Ladurie. Otro ejemplo, es el caso de las fotografías y los filmes,
en este caso se han puesto en evidencia la pretensión de que la cámara es un registro objetivo
de la realidad, sin embargo, tanto los fotógrafos como los historiadores, no ofrecen un reflejo
de la realidad, si no una representación de ella.

4. Problemas de explicación. ¿Quiénes son los verdaderos agentes de la historia, los


individuos o los grupos? En este sentido a fines de los años 50 y 60, había un interés por la
explicación histórica determinista, como por ejemplo los marxistas, o como Braudel que
trataba de explicar la historia mediante factores geográficos, hoy en día no es así, y los
modelos más atrayentes son los que prefieren centrarse en la libertad de elección de la gente
corriente. Asimismo, los historiadores centrados en la política dependerán de que están
investigando, cual es su escala y probablemente los resultados serán muy diferentes unos de
otros. Peter Burke también advierte sobre esta tendencia, ya que las posturas y los resultados
serán influenciados por motivos subjetivos, ideológicos y también la intencionalidad del
historiador. En este sentido hay que tratar de no caer en un anacronismo histórico, o plantear
el resultado de la investigación con poca fundamentación y poca información.

5. Historia del postmodernismo. Ese un movimiento cultural que ha sido adoptado en otras
disciplinas más fácilmente que en la historia, lo cual los historiadores se niegan a aceptarla.
En el ámbito historiográfico del postmodernismo, rechazan el método de los historiadores
tradicionales por el concepto de verdad en la historia, y describir lo que realmente sucedió.
También reaccionan con los determinismos, como por ejemplo el marxismo o el
determinismo social, por la fragilidad y la inestabilidad de lo que solía denominarse como
realidad social. Con respecto a el objeto de estudio, y en contraposición de los tradicionalistas
que se les acusa de hacer una historia triunfalista del hombre blanco europeo, los
postmodernos proponen una historia descentralizada, esto quiere decir que tengan lugar otros
grupos sociales, como los oprimidos, los subordinados o como Gramsci denominaba
“subalternos”. Y otro aspecto característico de los postmodernos, es que argumentan que la
historiografía es una especie de ficción, y que los historiadores construyen los hechos, no son
sacados con alguna fórmula mágica, sino son construcciones de relatos.

6. demostrar las diferentes modalidades en la historiografía actual. El autor no escribió un


apartado sobre este tema, sin embargo es bueno recalcarlo, por solo hecho de que al empezar
el capitulo y al terminarlo (al menos en la segunda edición) se puede entender que Burke
trata aparte de definir qué es la nueva historia y sus complejidades, genera un repaso por la
historia Rankeana hasta el postmodernismo, el cual logra resumir los componentes más
importantes de cada tendencia historiográfica, el tradicionalismo Rankeano, la nueva
historia, y por supuesto el postmodernismo como la tendencia más moderna.

Sobre las fuentes. En el capitulo se demuestra un gran conocimiento por las tendencias
historiográficas y sus modos de comprender y analizar la historia, asimismo el autor utiliza
las publicaciones de las tendencias como fuentes, ya que cada ejemplo que utiliza está
describiendo el contenido de la obra, la forma como se escribe y por supuesto, el enfoque
que le entrega a la investigación. Se puede entonces entender como una revisión exhaustiva
por comprender y dar a conocer las diferencias de la historiografía, lo cual queda muy clara
a la hora de querer repasar y comprender hacia donde iba la explicación. Peter Burke solo
entrega los antecedentes de estas tres formas de ver el conocimiento histórico, sin embargo,
manifiesta algunos postulados del marxismo, lo cual no fue más allá de la mera utilización
de un ejemplo, y según lo que conocemos en historiografía, el marxismo le entregó de forma
desinteresada a la historia algunas herramientas que hasta hoy en día se utilizan.

Por otro lado, la utilización de fuentes para explicar por ejemplo en el caso de la nueva
historia, la fotografía, la pintura fue muy útil para su comprensión y aplicación a la hora de
querer utilizar esas fuentes.

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