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En el campo educativo, algunas variables como: la motivación, la autonomía, el auto-

concepto y los intereses, deben tenerse siempre en cuenta y se les debe dar mayor relevancia.
Como señalan Gargallo, Pérez, Serra, Sánchez y Ros (2007): “las variables que condicionan
el rendimiento de los alumnos son numerosas y constituyen una intrincada red en la que
resulta muy complejo ponderar la influencia específica de cada una de ellas.” Sin embargo,
para este proyecto se descubrió que las dos variables que tenían mayor influencia fueron la
motivación y la autonomía.

Motivación:

Según Díaz (1993) “la motivación se define usualmente como algo que energiza y dirige la
conducta”. De esta manera, entra a formar parte activa del accionar del estudiante, pues sin
motivación es probable que la actitud de este frente al aprendizaje sea de total rechazo o
desinterés, dicho de otra forma la motivación es reconocida como uno de los motores del
aprendizaje; es esa actitud que permite estimular e incentivar el desarrollo de cualquier
proceso, no solamente educativo.

Para Reeve (1994) existen dos tipos de motivación que mueven al individuo, la motivación
intrínseca y la motivación extrínseca.

 La Motivación Extrínseca: se basa en los tres conceptos principales de recompensa,


castigo e incentivo. Una “recompensa” es un objeto ambiental atractivo que se da al final de
una secuencia de conducta y que aumenta la probabilidad de que esa conducta se vuelva a
dar. Un “castigo” es un objeto ambiental no atractivo que se da al final de una secuencia de
conducta y que reduce las probabilidades de que esa conducta se vuelva a dar.
 La motivación Intrínseca: Se basa en una pequeña serie de necesidades psicológicas
(por ejemplo, auto-determinación, efectividad, curiosidad) que son responsables de la
iniciación, persistencia y reenganche de la conducta frente a la ausencia de fuentes
extrínsecas de motivación. Las conductas intrínsecamente motivadas, lejos de ser triviales y
carentes de importancia (por ejemplo, el juego) animan al individuo a buscar novedades y
enfrentarse a retos y, al hacerlo, satisfacer necesidades psicológicas importantes. La
motivación intrínseca empuja al individuo a querer superar los retos del entorno y los logros
de adquisición de dominio hacen que la persona sea más capaz de adaptarse a los retos y las
curiosidades del entorno.

Igualmente Según Mario Carretero (2004) “Existen motivaciones altas y bajas en los
estudiantes y diferentes estilos que implican diferentes expectativas y recompensas
externas.” Por lo tanto es necesario reconocer si la motivación está respondiendo realmente
a los intereses de los estudiantes o si hay una excepción por alguna variable externa.

La motivación es fundamental, pues al igual que pasa con todos los procesos educativos, la
influencia del contexto tiene mucho peso frente a las actitudes de los estudiantes, por lo tanto
una correcta motivación no solo personal sino igualmente grupal puede influir positivamente
en los resultados que se esperan lograr. Alonso Tapia (1997) sugiere que la motivación parece
incidir sobre la forma de pensar y con ello sobre el aprendizaje. Por lo tanto se puede suponer
que las distintas orientaciones motivacionales tendrían consecuencias en el aprendizaje, las
cuales a su vez serian diferentes dadas las mismas orientaciones. De esta manera, parece
probable que el estudiante motivado seleccione y realice actividades por el interés, curiosidad
y desafío que éstas le provocan. Del mismo modo, es posible también que este mismo alumno
esté más dispuesto a aplicar un esfuerzo mental significativo durante la realización de una
tarea, Pues de una u otra forma se compromete más con su trabajo.

Autnonomia:

- Gargallo, L., Pérez, P., Serra, C., Sánchez, I. y Ros, R. (2007). Actitudes ante el
aprendizaje y rendimiento académico en los estudiantes universitarios. Revista
Iberoamericana de Educación, 421, 1-11

Díaz F, Hernández G. (1993) La motivación escolar y sus efectos en el aprendizaje. En:


Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. México: McGraw Hill: 35-49.

- Carretero M. (2004) Constructivismo y Educación. Capítulo 3; Disponible es:


http://galeon.hispavista.com/pcazau/ resdid_carr.htm. Consultada el 12 de abril de 2018
 Reeve, J. (1994): Motivación y emoción. Madrid: Mc Graw-Hill, pp. 2-235.
 Alonso Tapia, J. (1997). Motivar para el aprendizaje. Teorías y estrategias. EDEBE,
Barcelona, España.

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