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“LA PRUEBA”
LIMA – PERÚ
2018
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DEDICATORIA
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ÍNDICE
CARATULA
DEDICATORIA
INDICE
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
1. RESUMEN………………….…………………………………………….......................5
1.1. PALABRAS CLAVES..............................................................................................7
1.2. SITUACIÓN PROBLEMATICA…………………………………………………..8
1.3. ANTECEDENTES…………………………………………………………………9
CAPÍTULO II
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
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INTRODUCCIÓN
Este trabajo cuenta con 2 capítulos y hablaremos o daremos un análisis del libro La Prueba
de un autor conocido de nombre Michele Taruffo.
Haciendo un pequeño analisis entenderemos que este tema se aborda teniendo en cuenta el
Código procesal civil peruano, en adelante CPC, pero tomando como base la doctrina
principalmente italiana que tiene como uno de sus grandes exponentes a Francesco Carnelutti
y también Michell Taruffo (la prueba), maestros de jerarquía universal por la originalidad y
profundidad de sus investigaciones.
Y por último daremos unas cuantas conclusiones que tambien contienen algunos puntos de
vista u opinions.
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CAPÍTULO I
1. RESUMEN
``medio de prueba`` es cualquier elemento que pueda ser usado para establecer la verdad
acerca de los hechos de la causa. En los sistemas procesales modernos, se espera encontrar
la verdad recurriendo sobre la base de los medios de prueba, que han de ser apropiadamente
ofrecidos, admitidos y presentados. Esta idea subyace en las concepciones del proceso civil,
implícita o explícitamente siendo con mayor frecuencia el punto de referencia de las teorías
acerca de la prueba en la toma de decisiones judiciales sobre los hechos. La concepción de
la prueba tiene como objetivo alcanzar la verdad acerca de los hechos litigiosos pero muchas
veces desde otros puntos de vista puede parecer poco clara, dudosa y discutible. ``hecho`` se
define como antecedente de una consecuencia jurídica, se puede distinguir entre formas
negativas/positivas, descriptivas/valorativas y simples/relacionales. El concepto de hecho es
muy complejo suelen estar cargados de valor. Las proposiciones acerca de la dimensión
empírica de un hecho pueden y deben ser distinguidas de las valoraciones y las calificaciones
jurídicas sobre ese hecho. Las proposiciones fácticas pueden ser verdaderas o falsas: por lo
tanto, son el objeto apropiado de la prueba judicial, concebida como el medio para establecer
la verdad de los hechos en litigio. Los hechos no pueden ser percibidos por el juez, asi que
tienen que ser reconstruidos por el juzgador tomando como base los medios de prueba
disponibles. Cuando hablamos de la verdad de un hecho, en realidad hablamos de la verdad
de un enunciado acerca de ese hecho, lo que se prueba o demuestra en el proceso judicial es
la verdad o falsedad de los enunciados sobre los hechos en litigio.
Los elementos de prueba se deberían concebir como el medio que puede y debería ser usado
para establecer la verdad de los hechos relevantes, es decir, para lograr una de las metas
fundamentales de la administración de la justicia. Esto se vincula con las teorías del proceso
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civil según las cuales la función del proceso judicial es aplicar la ley, una decisión legal y
justa solo se puede fundar en una valoración apropiada, exacta de los hechos relevantes del
caso.
La determinación de la verdad de los hechos del caso como uno de los requisitos
imprescindibles de la justicia de la decisión judicial. Para ello se aborda el significado y la
función del concepto de verdad en el ámbito del derecho y, en concreto, en el proceso civil,
para referirse, posteriormente, en su relación con el proceso y la prueba, lo que nos lleva a la
concepción del proceso civil como un mecanismo para solventar un conflicto privado
mediante una decisión judicial justa y, por tanto, orientado a la búsqueda de la verdad, en la
que la prueba desempeña una función epistémica, como medio para el conocimiento
verdadero de los hechos en el litigio, siendo el papel del juez en dicha búsqueda.
Entre problema entre la prueba y la verdad judicial se presenta otra cuestión lingüística que
merece atención de las teorías y las regulaciones de la prueba. En los sistemas de common
law, este tema carece de sentido: la distinción fundamental entre evidence (elemento o medio
de prueba) y proof (prueba como resultado) hace clara distinción entre los datos, la
información, las circunstancias, los documentos, los enunciados y los conocimientos que
pueden ser usados como premisas de la decisión relacionada con los hechos litigiosos, por
un lado, y las conclusiones alcanzadas o los resultados generados a través de las inferencias
extraídas de los medios de prueba relevantes, por el otro, que dan como resultado la existencia
de los hechos litigiosos y la verdad de esos enunciados.
La prueba como medio es abordada con la denominación "evidence", haciéndose uso del
término "means of proof muy esporádicamente; lo concerniente al resultado es singularizado
con el vocablo "proof; por su lado, lo referido a la actividad probatoria se vincula con el
término "litigation", que en este marco designa el procedimiento formal al que debe sujetarse
una acción judicial.
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o desacreditar la existencia de un hecho alegado en una causa. Evidence es definida como
"algo (incluido testimonios, documentos y objetos tangibles) que tiende a probar o refutar la
existencia de un hecho alegado (por ejemplo: el guante ensangrentado es la pieza clave de
evidencia para la fiscalía)". Una noción difundida a nivel de trabajos teóricos, dice que
evidence es "cualquier cuestión de hecho cuyo efecto, tendencia o diseño, cuando se presenta
a la mente, está destinada a producir una persuasión [afirmativa o negativa] acerca de la
existencia de alguna otra cuestión de hecho".
Los conceptos de medios de prueba y prueba pueden tener diferentes significados en función
de las teorías de la verdad judicial y la decisión judicial que estén en el trasfondo.
En ese sentido los medios de prueba constituyen la base para las inferencias lógicas cuyo
objetivo es dar sustento a conclusiones acerca de hechos litigiosos; (prueba), por su parte,
hace referencia a los resultados positivos de tales inferencias y finalmente, verdad judicial de
los hechos significa que las hipótesis acerca de los hechos en litigio están apoyadas por
inferencias racionales basadas en medios de prueba relevantes y admisibles.
Concepciones modernas
Teoria Coherencista
Deconstruccionismo nihibista
Teorema de Bayes
Dicotomia
Perspectivas divergentes
Análisis semiótico
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1.2. SITUACION PROBLEMÁTICA
Los hechos brutos deben distinguirse de los hechos institucionales y os primeros no existen
en los dominios jurídico, donde solo los hechos institucionales son pertinentes en el contexto
de la toma de decisiones judiciales.
Por otro parte, podemos hablar con sentido de la verdad, o la falsedad de los hechos en litigio,
aunque sean institucionales y cargados de derecho. El derecho termina y selecciona los
hechos que, desde un punto de vista jurídico, son relevantes para el caso, pero tales hechos
también tienen otras dimensiones más allá de lo jurídico. Los hechos tienen una dimensión
empírica: existen como base de una causa jurídica solo cuando se puede decir que existen en
el mundo empírico. Por consiguiente, la dimensión empírica, la calificación jurídica de los
hechos principales del caso, se puede percibir que la cuestión de la verdad o falsedad de los
hechos del caso tienen sentido.
Por el contrario, desde el punto de vista de la prueba y de la decisión sobre los hechos, la
dimensión empírica de los hechos en litigio es mas importante-
Primero se deben determinar con hechos reales y su verdad empírica se debe establecer por
medios de pruebas. Un hecho definido valorativamente por el derecho puede y debe ser como
verdadero o falso en su dimensión empírica antes de ser evaluado para poder decir que existe
como un hecho cargado de valor.
Los tribunales deberán establecer la verdad de los hechos en litigio y que la verdad debería
de ser determinada tomando como base los medios de prueba relevantes y admisibles.
Deberíamos referirnos a ellas como los polos teóricos de un continuo en el cual se puede
clasificar los sistemas procesales según su respectiva o al otro extremo. Puede ser útil para
identificar tendencias divergentes y enfoques diferentes que existen aun dentro del mismo
sistema procesal.
Una decisión no debe ser adecuada menos que se base en un juicio verdadero acerca de los
hechos del caso, una buena solución solo se obtiene por medio de una decisión legitima.
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La verdad puede ser buscada y alcanzada dentro del contexto judicial de la misma forma en
que se puede descubrir en munchas áreas de las experiencias cotidianas. Todo tipo de verdad
es de algún modo contextual. No hay diferencia epistémica sustancial entre la verdad judicial
y la verdad no judicial.
La condición más importante es que los hechos deben ser establecidos correctamente,
tomando como base los elementos de prueba relevante y pertinente, como una condición
necesaria para la correcta aplicación de normas jurídicas sustantivas. El contenido de la
decisión es verdadero cuando coincide o se corresponde con los sucesos que realmente
ocurrieron en la situación empírica que está en la base de la controversia judicial.
Un hecho está probado solo cuando se extraen con éxito algunas inferencias concernientes a
partir de los medios de prueba disponibles.
1.3. ANTECEDENTES
• La teoría del proceso civil como “resolución de conflictos” tiene sus orígenes en la ideología
civil liberal tradicional de la justicia civil y en las ideas básicas de la libertad individual y de
empresas.
CAPÍTULO II
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▪ La teoría semántica de la verdad propuesta por Tarski sostiene que la teoría coherentista
simplemente define uno de los posibles criterios de verdad, pero no es la mejor teoría de la
verdad judicial.
▪ Las teorías Bayesianas o cuantitativas de la probabilidad no son las únicas teorías posibles
de la inferencia probatoria. Una concepción alternativa consiste en tomar en cuenta las teorías
“logicas”. Los modelos lógicos de razonamiento que pueden ser usados como medio para
racionalizar las inferencias en situaciones en las cuales la fiabilidad de una hipótesis fáctica
necesita ser comprobada sobre las bases de algunos medios de prueba.
▪ La teoría de probabilidad lógica parece ser mucho más eficiente como una interpretación
analítica de la prueba judicial. El concepto de probabilidad unidad lógica y sus desarrolla en
la teoría de la evidence and inference, merece ser considerado como base teoría para un
acercamiento apropiado al problema a de la prueba judicial.
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vincula los medios de prueba y la verdad judicial en términos de conocimiento racional ,
probabilidad lógica e inferencias razonadas. Los medios de prueba constituyen la base para
las inferencias lógicas cuyo objetivo es dar sustento a conclusiones acerca de los hechos
litigiosos, prueba por su parte hace referencia a los resultados positivos de tales inferencias
y finalmente la verdad judicial de los hechos significa que la hipótesis acerca de los hechos
en litigio están apoyadas por inferencias racionales basadas en medios de prueba relevante y
admisibles.
Se rechaza tanto la idea de que posible alcanzar la verdad en el contexto judicial como la
propia noción de la verdad.
Es un problema filosofico importante, la idea de una verdad absoluta puede ser una hipótesis
abstracta en un concepto filosofico amplio, pero no se puede sostener que la verdad absoluta
deba ser establecida en ningún dominio del conocimiento humano y tampoco del contexto
judicial.
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La idea general de verdad se puede concebir como una especie de idea regulativa es un punto
de referencia teórico.
3. IMPACTO
Sin embargo, no se duda, a pesar de estos límites, de que la búsqueda de la verdad tiene
sentido y que un decisor racional debe tender a maximizar la verdad de su conocimiento
sobre los hechos que le interesan, si quiere maximizar la validez de sus decisiones y reducir
el riesgo de errores que puedan traer graves consecuencias. Para dar un solo ejemplo entre
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los que ya se usaron, sería un pésimo decisor el asesor financiero que decidiera una inversión
sin saber si (1) es verdadero o falso y, por lo tanto, sin tratar de buscar pruebas al respecto.
Sin embargo, vale la pena precisar que el carácter contextualmente relativo de la verdad que
se puede alcanzar en el proceso, no constituye una razón suficiente para afirmar que en el
mismo se puede solamente hablar de verdad como coherencia de la decisión final respecto
del contexto procesal y de las enuncia acciones o narraciones que en él se dan.
Por una parte, en efecto, si se observan los enunciados y las narraciones de los hechos que se
formulan en el proceso, se descubre fácilmente -como ya vimos anteriormente- que provienen
de sujetos diferentes, que tienen finalidades diferentes y, sobre todo, que en la mayoría de
los casos, son contradictorios entre ellos. Siendo ésta la inevitable estructura dialéctica del
proceso, resulta bastante difícil establecer respecto a qué debería ser coherente la decisión
final sobre los hechos para que se pudiera considerar como verdadera y en qué debería
consistir ese nexo de coherencia. Se podría decir que la decisión debería ser coherente con
las afirmaciones de las partes y con el resultado de las pruebas, pero ¿qué sentido puede tener
todo eso en un contexto en que las partes hacen afirmaciones contradictorias y las pruebas,
además, producen resultados divergentes y en conflicto? Por otra parte, si se observa la
coherencia interna de una narración específica, por ejemplo, la que el juez desarrolla en la
sentencia, es fácil ver que la mencionada coherencia no garantiza de ninguna manera la
justicia de la decisión.
En efecto, existen narraciones perfectamente coherentes pero falsas: basta pensar en una
buena novela con una estructura narrativa tradicional (sobre la cual nadie se pregunta si es
verdadera, justamente porque se sabe a priori que no lo es) con un testimonio falso presentado
por un testigo especialmente hábil. Sin embargo, el proceso no necesita de narraciones
fantásticas o falsas, aunque sean coherentes: la justicia necesita de narraciones verdaderas,
aunque algunas veces sean incoherentes desde el punto de vista narrativo. Como mucho, se
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podría sostener que una narración coherente es más persuasiva que una incoherente y que,
por lo tanto, sería preferible como fundamento para la decisión. Todo ello, sin embargo, que
supondría la aceptación de algunas premisas dudosas:
b) que en el proceso se dan narraciones coherentes o que sólo las narraciones coherentes
pueden ser tomadas en consideración; cl que las pruebas sirven sólo para persuadir.
Como se puede ver fácilmente, todas estas premisas son en realidad question begging.
Finalmente, si el único problema del proceso fuese el de ser un espacio en donde se formulan
narraciones coherentes, ni siquiera tendríamos el problema de la prueba de los hechos:
bastaría dejar hablar a los actores del proceso y luego determinar quién es coherente y quien
no lo es.
En ese caso, cada proceso terminaría coincidiendo con una piece de teatro en la cual cada
uno narraría lo que quisiera y corno quisiera. Sin embargo, aparte del hecho que a menudo
se trataría de una pihe especialmente larga y aburrida, hay que considerar que entre la justicia
y la literatura existen, j unto a similitudes superficiales que a menudo se exageran, diferencias
radicales que no se deben perder de vista. En efecto, los criterios que se usan para interpretar
y evaluar textos literarios son diferentes de los que se usan para establecer la justicia de la
sentencia desde el punto de vista de su fundamento fáctico. Resulta entonces que, a pesar de
todas las dudas que se puedan tener respecto del concepto gener-a1 de verdad como
correspondencia, y todos los problemas que conlleva, este concepto de verdad es el único
que resulta sensato en el contexto del proceso.
Entre los muchos argumentos que se podrían mencionar en este sentido, vale la pena destacar
especialmente dos. El primer argumento, es que la norma sustantiva que usa el juez corno
criterio para la decisión, presupone que la Konkrete Tatbestand (es decir el hecho
jurídicamente calificado que es objeto de decisión) se haya verificado efectivamente fuera
de! proceso y de sus narraciones, es decir, en el mundo de los acontecimientos reales
(empíricos, históricos, materiales, etc.). Si dicho hecho no se ha producido "en la realidad",
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no se puede aplicar la norma y, si se aplica, es suficiente para calificar como injusta la
sentencia.
La segunda razón, es que en el proceso se usan pruebas y que estas no sirven para producir
narraciones, sino para proporcionar informaciones sobre acontecimientos que se conjetura
que sucedieron fuera del proceso.
En cierto sentido, la prueba es e! nexo entre los discursos que se hacen en el proceso y los
acontecimientos del mundo real: una película muestra "lo que sucedió"; una grabación
permite oír "lo que se ha dicho"; un testigo veraz narra "lo que ha visto o escuchado" en e!
mundo de los hechos reales. Mediante este nexo el juez reconstruye "la realidad" de los
hechos relevantes para la decisión. Vale la pena realizar un comentario adicional: las
consideraciones que preceden tienen sentido en general, con independencia del tipo de hecho
del cual se hable. En otros términos, la concepción de la verdad procesal como
correspondencia con la realidad externa y, por lo tanto, como demostrar en juicio mediante
pruebas, es válida para todo tipo de hecho que el juez deba verificar.
Es verdad que, en muchos casos, el juez no se enfrenta únicamente con hechos materiales
empíricamente verificable. Los enunciados (1)-(3) son ejemplos especialmente claros de
hechos cuya característica principal es -como ya hemos visto- que son socialmente
construidos y se producen en contextos sociales extremadamente sofisticados y complejos,
fuera de los cuales ni siquiera se podrían imaginar y mucho menos describir con enunciados
declarativos. Sin embargo, estos hechos particulares "suceden" fuera del proceso, en un
mundo de fenómeno que no son irreales sólo porque han sido socialmente construidos.
Cualquiera que sea su naturaleza ontológica, la reducción de la tasa del interés por parte de
la Federal Reserve es un hecho de cuya existencia real dudarían pocos asesores financieros,
en el caso de que tuvieran la prueba, con independencia de sus concepciones filosóficas
fundamentales (en el caso de que tengan alguna).
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verdadero sólo si, en el mundo "externo" de los fenómenos financieros, ésta se ha producido
efectivamente.
Consideraciones análogas se pueden hacer para todo hecho que sea social o culturalmente
construido en su totalidad o parcialmente. Los hechos empíricos constituyen sólo el material
bruto que se usa para las más diversas construcciones sociales, valorativas, simbólicas o de
categorías. “Así, queda en pie la afirmación de que cada realidad construida socialmente,
presupone una realidad no construida socialmente. No es casual que el mismo Searle aconseja
realizar un "acto concluyente de limpieza filosófica" consistente en concebir la verdad como
correspondencia a la realidad, aunque sea con una actitud similar a la que Susan Haack
denomina inocente realismo.
Se trata, en definitiva, de reconocer que el mundo real existe y que de él se pueden dar
infinitas descripciones verdaderas, siendo su verdad reportable al mundo real En todo caso,
también ante enunciados que afirman la existencia de hechos como los que hemos analizado,
ciertamente no reducibles a una simple dimensión empírica, el juez debe establecer la
correspondencia del enunciado con la realidad del hecho que se está describiendo. De hecho,
para esto sirven las pruebas, tanto en el proceso como en cualquier otro ámbito de la
experiencia.
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CONCLUSIONES
El juez no averigua los hechos sometidos a controversia, sino que verifica los hechos
aportados por las partes para reconstruir la pequeña historia del proceso. Averiguar
los hechos y aportarlos al proceso es carga de las partes, verificar los hechos ya
aportados al proceso es deber del juez.
La actividad probatoria, por ende, varía atendiendo al reparto entre las cargas de las
partes y los deberes del juez. Para la parte «probar» se traduce en la carga de indagar,
buscar, investigar; mientras que para el juez «probar» consiste en el deber de verificar,
comprobar, tener por cierto. En gráfica y sintética expresión de Carnelutti, “las partes
prueban y el juez comprueba”.
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Si el necesario principio de derecho es que debe mantenerse y aplicarse al menos una
cierta racionalidad dentro de la vida administrativa, si como es claro, el que debe
resolver en presencia de un asunto, debe, ante todo, buscar la solución justa, aquella
que postulan «las circunstancias particulares de tiempo y de lugar»,”y ello ha de
hacerse a través de “la amplitud y minuciosidad de las comprobaciones;” no queda
sino el indispensable camino de procederse a investigaciones de hecho bastante
delicadas. En el caso de los magistrados, usualmente el trabajo probatorio de los
abogados, más el expediente administrativo, ha permitido avanzar en la
determinación de los hechos.
Pero también puede y debe el juzgador dictar medidas para mejor proveer, si entiende
que no puede a conciencia dictar un pronunciamiento conforme a derecho, si a su
juicio los elementos probatorios obrantes en autos le brindan un insuficiente o
deficiente conocimiento de los hechos. Ello es así en buenos principios y existen en
nuestro país casos en que la Corte Suprema misma ha dispuesto importantes medidas
de prueba. Hay también razones materiales que pueden en ocasiones llevar a ello.
En efecto, en el juicio ordinario cuya extrema lentitud es de público y notorio
conocimiento los hechos pueden haber variado con el transcurso del tiempo.
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Cuanto menos esté dispuesto a indagar sobre los hechos, menos jerarquizada será la
sentencia. Cuanto más profundice en el análisis de los hechos y la producción de
prueba incluso de oficio, mejor servicio de justicia prestará a la sociedad. Es en la
indagación de los hechos donde se realiza el más importante test de cada caso de
derecho.
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