Professional Documents
Culture Documents
CURSO :
PSICOLOGIA JURIDICA.
CODIGO:
2606142002.
CICLO:
VII.
AÑO : 2017.
La víctima:
1
se consideran víctimas a las personas naturales o jurídicas que sufren daños en los bienes jurídicamente
protegidos por las leyes (principalmente en el campo de la vida, la salud, la propiedad, el honor, la honestidad,
etc.). Especialmente interesan los supuestos en los que esos daños son producidos por conductas humanas
tipificadas en el Código Penal, pero también cuando esos daños provienen de accidentes debidos a factores
humanos, mecánicos o naturales como ocurre en los accidentes laborales.
El concepto de víctima reviste un profundo contenido sociológico y psicológico, más allá de la víctima de un
delito, están las grandes masas de víctimas del propio sistema económico en expansión que privilegian por
encima de las decisiones y acciones de los Estados, la actuación de las fuerzas del libre mercado, generando la
presencia de millones de excluidos en el mundo, realidad que no es ajena a Latinoamérica y particularmente al
Perú.
El Perú, aún muestra importantes grupos andinos y de la selva, que históricamente han sufrido postergación y
olvido. Otro aspecto relevante que es necesario advertir es que, desde la doctrina se incluye como VÍCTIMAS no
sólo a la persona natural sino también a las personas formales creadas por mera ficción legal, colocándolas en
un mismo plano, apreciaciones que no compartimos, desde la perspectiva de la víctima la persona natural y la
persona jurídica no muestran la misma dimensión.
Clases de Víctimas:
a) Víctimas individuales a su vez, pueden carecer de actitud victimal (víctima inocente, resistente, etc.)
b) Víctimas familiares (v.g. maltratado de niños y mujeres) arrojan elevadas cifras.
c) Víctimas colectivas, presenta tres sub-tipos:
-la comunidad como Nación (v.g. supuestos de tradición o de rebelión).
-la comunidad social (v.g. genocidio, delitos de cuello blanco, censura y uso abusivo de medios de
Comunicación, etc.)
- grupos sociales lesionados en sus derechos 78 (v.g. tortura, disposiciones legales criminógenas, etc.)
d) Víctimas sociales, comprende una serie de personas y colectivos que por su debilidad y falta de
asistencia, corren el riesgo devenir en víctimas del delito y de convertirse, ellos mismos en delincuentes.
El abuso sexual de menores se refiere a cualquier conducta sexual mantenida entre un adulto y un menor.
Las conductas abusivas, que no suelen limitarse a actos aislados, pueden incluir un contacto físico (genital, anal
o bucal) o suponer una utilización del menor como objeto de estimulación sexual del agresor (exhibicionismo o
proyección de películas pornográficas).
Las víctimas suelen ser más frecuentemente mujeres (58,9%) que hombres (40,1%) y situarse en una franja de
edad entre los 6 y 12 años, si bien con una mayor proximidad a la pubertad. 79 Hay un mayor número de niñas
en el abuso intrafamiliar (incesto), con una edad de inicio anterior (7-8 años), y un mayor número de niños en el
abuso extrafamiliar (pederastia), con una edad de inicio posterior (11-12 años).
En la mayor parte de los casos el abuso sexual infantil suele ser cometido por familiares (padres, hermanos
mayores, etc.), por personas relacionadas con la víctima (profesores, entrenadores, monitores, etc.).
Los abusadores sexuales, que frecuentemente muestran un problema de insatisfacción sexual, se ven tentados a
buscar esporádicas satisfacciones sexuales en los menores que tienen más a mano y que menos se pueden
resistir.
2
La situación habitual incestuosa suele ser la siguiente: un comienzo con caricias; un paso posterior a la
masturbación y al contacto buco genital; y, solo en algunos casos, una evolución al coito vaginal, que puede ser
más tardío (cuando la niña alcanza la pubertad).
Existen diferentes factores que pueden explicar los motivos de esta ocultación: por parte de la víctima, el hecho
de obtener ciertas ventajas adicionales, como regalos, o el temor a no ser creída, junto con el miedo a destrozar
la familia o a las represalias del agresor; y por parte del abusador, la posible ruptura de la pareja y de la familia y
el rechazo social acompañado de posibles sanciones legales.
En realidad, solo en el 50% de los casos los niños revelan el abuso; únicamente el 15% se denuncia a las
autoridades; y tan solo el 5% se encuentran envueltos en procesos judiciales.
a) Consecuencias a corto plazo: Al menos un 80% de las víctimas sufren consecuencias psicológicas
negativas. El alcance del impacto psicológico va a depender del grado de culpabilizarían del niño por parte
de los padres, así como de las estrategias de afrontamiento de que disponga la víctima.
b) Consecuencias a largo plazo: Los efectos a largo plazo son menos frecuentes y más difusos que las
secuelas iniciales, pero pueden afectar, al menos, al 30% de las víctimas, Los problemas más habituales
son las alteraciones en la esfera sexual disfunciones sexuales y menor capacidad de disfrute,
especialmente-, la depresión y el trastorno de estrés postraumático, así como un control inadecuado de la
ira (en el caso de los varones, volcada al exterior en forma de violencia; en el de las mujeres, canalizada
en forma de conductas autodestructivas).
no todas las experiencias comparten las mismas características. El impacto emocional de una agresión sexual
está modulado por cuatro variables: el perfil individual de la víctima (estabilidad psicológica, edad, sexo y
contexto familiar); las características del acto abusivo (frecuencia, severidad, existencia de violencia o de
amenazas, cronicidad, etc.); la relación existente con el abusador; y, por último, las consecuencias asociadas al
descubrimiento del abuso.
Respecto a la relación de la víctima con el agresor, lo que importa no es tanto el grado de parentesco entre
ambos, sino el nivel de intimidad emocional existente. De esta forma, a mayor grado de intimidad, mayor será el
impacto psicológico, que se puede agravar si la víctima no recibe apoyo de la familia o se ve obligada a
abandonar el hogar.
LA VIOLENCIA DE GÉNERO
la violencia contra las mujeres en la pareja como toda forma de coacción, o imposición ilegitima por la que se
intenta mantener la jerarquía impuesta por la cultura sexista, forzando a que la mujer haga lo que no quiere, no
haga lo que quiere, o se convenza que lo que fija el varón es lo que se debe hacer. Supone sentirse con derecho
a un poder sobre la mujer -abuso de poder-, que autoriza a violar, invadir o transgredir sus límites, con el
objetivo de vencer sus resistencias y tener control, dominio y posesión sobre ella para conservar el poder en la
relación y encarrilarla según propios intereses y deseos.
las peticiones que desde los juzgados reciben los psicólogos forenses respecto a la violencia psicológica de
pareja suelen referirse a la constatación efectiva de la violencia psicológica, la valoración de presencia de
secuelas en la víctima, el análisis de la relación entre el hecho delictivo y estas secuelas, y la credibilidad del
testimonio.
Muchas personas, que han sufrido abuso sexual, no ven la posible relación entre los síntomas o estrés
postraumático que presentan, y el abuso sexual que vivieron cuando niños(as). La mayoría ni siquiera recuerda
que les ocurrió y otras lo recuerdan de manera muy vaga. Algunas pacientes pasan por varios tratamientos y
tardan años, antes de revelar que fueron abusadas o recordar lo que les paso. Todo abuso sexual es una
violación al cuerpo, a los límites y a la confianza.
PSICOLOGIA PENITENCIARIA.
Roca (2007), hace un recorrido rápido por el avance de este tipo de institución; narra cómo antes del siglo XVIII,
el hecho de recluir a alguien acusado de crimen solo era un estado transitorio, se le guardaba antes de pasar a
un castigo ejemplar.
Posterior al siglo XVIII, la privación de la libertad, se convirtió en un castigo ―per se‖, gracias al estallido de la
Revolución Francesa, que potenció la libertad como un valor social importante, que ofrecía la posibilidad de
castigar a través de la privación de la libertad.
La tarea de la rehabilitación social como la definen Garayoa y Arozarena (en Pérez, 2005), no solo declara la
intencionalidad de la psicología penitenciaria y su importancia en los procesos de resocialización; si no que el
hecho de definirla de esta forma, favoreció históricamente su posicionamiento dentro del medio penitenciario,
especialmente en labores de tipo forense, y esto posteriormente desembocó en un gran requerimiento de
psicólogos de esta especialidad en las instituciones carcelarias.
el rol del psicólogo penitenciario es muy importante pero como pieza de un equipo, porque el avance necesario
es desde la multidisciplinariedad a la interdisciplinariedad, de manera que todos los profesionales del
tratamiento penitenciario, en la medida de lo posible, hablen un le participación del psicólogo penitenciario
puede darse en dos tipos de sistema penal:
4
1) el cerrado, desde los consejos de beneficios intrapenitenciarios, por ejemplo, los estudios de libertad
condicional,etc
2) sistemas abiertos, con una participación en los consejos técnicos, elaboración de informes
presenténciales, realización de diagnósticos, ejecución de modelos diferenciados y seguimiento a los
participantes del sistema El ejercicio de la psicología penitenciaria no debe limitarse tan solo a estas
tareas, sino que también debe apuntar a la evolución, tanto de la disciplina como de sus objetos de
estudio.
Uno de los roles destacados del psicólogo penitenciario, es el de ser evaluador en los diferentes momentos en
que el interno entra en contacto con el medio penitenciario (al ingreso, durante su permanencia, y al momento
de su egreso); a través de la evaluación se permite obtener información que brinde realimentación en tres
frentes, tanto en la práctica psicológica, como al sistema penitenciario, como al interno.
Siempre es importante que el psicólogo penitenciario, con objeto de llevar a cabo evaluaciones objetivas, claras
y útiles, haga un uso consiente y ético de las pruebas psicodiagnósticas.
las funciones que llevan a cabo los psicólogos dentro de las instituciones penitenciarias son las siguientes:
Su tarea va dirigida a todo aquel que se encuentra en prisión. Allí conviven muy diferentes personas cuyo
único común denominador es haber infringido el Código Penal. Cada persona es diferente y distintos son los
delitos. Distintas son también las trayectorias vitales, las actitudes y aptitudes, la manera de enfrentarse a la
prisión, los grupos de referencia de quienes cumplen prisión, etc.; por lo que es necesario huir de
generalizaciones y etiquetajes.
Cada uno es único, como única es la vida que pasan entre rejas, años que no volverán, y única,
individualizada, nuestra intervención. En ella hemos de tener muy en cuenta también el momento que
atraviesa el interno. La prisión es un lugar de convivencia obligada (y olvidada salvo por parte de los
familiares o los que intervenimos como trabajadores o colaboradores) donde la vida parece pararse.
El psicólogo se apoya para el desarrollo de su trabajo en varios pilares tales como formación, principios
deontológicos de la profesión, habilidades de comunicación, instrumentos de evaluación, técnicas de
autocontrol, responsabilidad en la toma de decisiones.
Ello indica que la vida prolongada en prisión empobrece psicológicamente y desocializa a las personas detenidas
a nivel cognitivo, la vida prolongada en prisión tiende a empobrecer psicológicamente y desocializar a las
personas detenidas.
la psicología puede intervenir en el contexto penitenciario desde distintas áreas de conocimiento y con
finalidades también diversas. Una aproximación científica al mundo de las prisiones detecta enseguida
diferentes necesidades de los encarcelados, del personal y de la organización institucional que pueden ser
objeto de análisis e intervención por parte de la psicología. En relación con la propia organización penitenciaria y
su personal, y sólo a modo de ejemplo, algunas de las necesidades de las que la psicología puede ocuparse y se
ha ocupado son: el clima social de la prisión, los sistemas de relación entre el personal y los internos, la
selección, formación y motivación del personal, los estilos de dirección, los efectos perniciosos de los sistemas
disciplinarios, la clasificación penitenciaria, los regímenes de vida dentro de las prisiones, etc. Muchas de estas
problemáticas han sido objeto de atención por parte de los psicólogos durante décadas. tanto en América como
en Europa, y para su análisis se han empleado conocimientos procedentes de la psicología social, de la
psicología de las organizaciones y del trabajo, de la psicología clínica, de la psicología de la personalidad y de la
psicología diferencial. La psicología penitenciaria es, de este modo, un campo aplicado, que aglutina todos estos
conocimientos y los proyecta sobre el ámbito de las prisiones.
la psicología penitenciaria ha coadyuvado al re-surgimiento en muchos países (no en todos) del llamado ideal de
la rehabilitación: en síntesis, la creencia de que es posible y necesario trabajar intensivamente con los
delincuentes, mediante técnicas y programas estructurados, con el objetivo de aumentar sus capacidades para
vivir en la sociedad sin delinquir.
Las técnicas más utilizadas Cualquier estrategia de prevención de la futura delincuencia toman cuerpo a partir
de una cierta explicación de la propia conducta delictiva. Las principales técnicas de tratamiento utilizadas en la
actualidad con los delincuentes y las concepciones teóricas que se hallan en su base- son las siguientes:
El aprendizaje del comportamiento delictivo y la terapia de conducta Las terapias de conducta suelen
basarse en el modelo psicológico del condicionamiento operante o instrumental. Este modelo teórico
analiza el comportamiento de las personas en relación funcional con los contextos físicos y sociales en
los cuales se produce el comportamiento
6
Los programas ambientales de contingencias Al igual que las terapias de conducta, los programas
ambientales de contingencias se fundamentan en los modelos teóricos de condicionamiento operante, al
que ya nos hemos referido, y de aprendizaje social.
Competencia social e intervenciones cognitivo-conductuales Estas técnicas se fundamentan en el
modelo de la competencia social que realza la necesidad de enseñar a los delincuentes todas aquellas
habilidades que facilitarán su interacción con otras personas, ya sea en la familia, en el trabajo, o en
cualesquiera otros contextos sociales
La disuasión penal y el endurecimiento del régimen de vida de los encarcelados Endurecer las
condiciones de vida de los encarcelados no puede considerarse, como es obvio, una técnica terapéutica.
Sin embargo, durante los últimos años se observa en algunos países una cierta tendencia a diseñar
centros con un régimen de vida estricto y una disciplina férrea.
Profilaxis institucional y comunidades terapéuticas El régimen de comunidad terapéutica intenta
abarcar toda la vida diaria de los sujetos dentro de las instituciones en las que se hallan cumpliendo una
medida o pena de privación de libertad. Se pretende que las relaciones entre encarcelados y el personal
de la institución sean similares a las existentes entre pacientes y enfermeros en un contexto terapéutico.
hemos descrito las principales técnicas que suelen aplicarse con los delincuentes, a partir de los estudios
evaluativos que han sido realizados.
la efectividad de estas técnicas, debemos efectuar dos precisiones. La primera es que, aunque existe
tecnología para ello, es mínima la proporción de sujetos que, del total de los de La aplicación de programas
rehabilitadores constituye hoy por hoy más la excepción que la regla. De los miles de delincuentes que se
encuentran encarcelados, o cumpliendo otras medidas penales, en los diversos países europeos,
elincuentes, reciben un programa de rehabilitación.
El índice de tamaño del efecto puede ser literalmente interpretado como porcentaje de mejora. Los
beneficios producidos por el tratamiento, evaluados en los diversos programas, incluyen aspectos diversos
de la vida de los sujetos, tales como sus logros académicos y laborales, sus mejoras en ciertas variables
psicológicas como la reducción de la ansiedad, su aprendizaje de nuevas habilidades sociales, y también la
reducción de su futura reincidencia.
CONCLUSIONES :
Todo abuso sexual es una violación al cuerpo, a los límites y a la confianza. Es una ruptura a los
limites personales, emocionales, sexuales y energéticos, que provocan heridas profundas y que dejan
cicatrices a nivel físico, emocional, espiritual y psicológico, que producen en la personas una serie de
síntomas.
Los delincuentes sexuales, reinciden y repiten sus abusos, a no ser que intervenga alguien y los frene.
Prácticamente ninguno desistirá voluntariamente sino que necesitará una intervención judicial y un
tratamiento psicológico, para hacerlo.
7
Ser abusado sexualmente cuando se es niño, es más devastador que cuando se es adulto, porque
existe un sentimiento de traición y una relación confusa con el agresor.
Cada persona es diferente y distintos son los delitos. Distintas son también las trayectorias vitales, las
actitudes y aptitudes, la manera de enfrentarse a la prisión, los grupos de referencia de quienes
cumplen prisión, etc.; por lo que es necesario huir de generalizaciones y etiquetajes.
Uno de los roles destacados del psicólogo penitenciario, es el de ser evaluador en los diferentes
momentos en que el interno entra en contacto con el medio penitenciario (al ingreso, durante su
permanencia, y al momento de su egreso); a través de la evaluación se permite obtener información
que brinde realimentación en tres frentes, tanto en la práctica psicológica, como al sistema
penitenciario, como al interno.