You are on page 1of 24

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA PENAL
TRANSITORIA
EXP.No.3799-2001
AREQUIPA

Lima, primero de octubre del dos mil tres.

VISTOS; de conformidad en parte con lo dictaminado por el señor Fiscal; y,


CONSIDERANDO: que, conoce esta Suprema Sala del presente proceso, al
haberse declarado fundada la queja interpuesta por presuntas irregularidades;
que, como se aprecia de autos, se ha acreditado fehacientemente la
responsabilidad penal de los encausados, Laura Jeanette Villanueva Dueñas y
Mario Figueroa Borda, por los delitos de usurpación y hurto agravado, como se
aprecia de las declaraciones de las partes procesales, obrantes a fojas
cincuenta, cincuentiuno, catorce y cuarentiuno, la referencial de Julio César
Flores Lizaraso, testigo presencial de los hechos, corriente a fojas quince .y
cincuenticuatro, así como la inspección ocular técnico-policial de fojas dieciséis,
la pericia de valor de fojas dieciocho, el acta de confrontación de fojas
ochenticuatro, así como la apreciación de la prueba indiciaria, cuyo estudio
somero permite situar con mayor objetividad un debido enjuiciamiento relativo a
la responsabilidad penal de los citados encausados Villanueva Dueñas y
Figueroa Borda; que, no obstante ello el Colegiado, por mayoría, sin mayor
análisis, aduciendo duda, revoca el extremo que condena a los procesados por
el delito De hurto agravado; asimismo, el Fiscal Supremo, emite dictamen errado
al opinar se declare Haber nulidad en el extremo absolutorio contra los
procesados, por el delito de hurto agravado, sin considerar que se trata
de los mismos justiciales condenados y penados por el delito de usurpación, lo
cual conllevaría a ser condenados y penados nuevamente por los hechos
imputados primigeniamente; por consiguiente: declararon NULA la resolución
recurrida de fojas trescientos treinticuatro, su fecha veinticuatro de octubre del
dos mil; ORDENARON que otra Sala Penal Superior emita nuevo
pronunciamiento con arreglo a Ley, teniendo en cuenta lo indicado en la parte
considerativa de la presente resolución; EXHORTARON al nuevo Colegiado,
para que pongan celo y celeridad en el ejercicio de sus funciones
jurisdiccionales; en la instrucción seguida contra Laura Jeanette Villanueva
Dueñas y otro, por el delito contra el patrimonio -usurpación agravada- y otro, en
agravio de José Alberto Lizaraso Huilca; y otros; interviniendo el señor
Echevarría Adrianzén por licencia del señor Gonzáles Campos.-
SALA PENAL PERMANENTE
R. N. No. 322-2003
LAMBAYEQUE

Lima, treinta de marzo de dos mil cuatro.-

VISTOS;
Por los fundamentos de la recurrida; y CONSIDERANDO: esmero: Que conoce
del presente proceso este Supremo Tribunal por haber interpuesto recurso de
nulidad el Fiscal Superior contra la sentencia absolutoria de fojas quinientas
cincuentidós. Segundo: Que el representante del Ministerio Público al
fundamentar su medio impugnatorio, refiere que los miembros de la Sala
descentralizada Mixta de Jaén no han valorado correctamente las pruebas del
proceso, por cuanto en el desarrollo de la investigación ha quedado plenamente
probada la participación del procesado Gupertino Quispe Vargas en el ilícito que
se le imputa Tercero: Que, sin embargo, la única prueba de cargo está
constituida por la sindicación que le efectuara a nivel policial su co-procesado
Teófilo Sánchez Condori, a quien se le ha reservado el proceso por tener la
condición de reo contumaz, sin que se encuentre ratificada a nivel judicial ni
corroborada con otra prueba objetiva o, por lo menos, acompañada de
otras acreditaciones indiciarias con suficiente fiabilidad inculpatoria; que a lo
expuesto debe agregarse la uniforme negativa de Quispe Vargas en aceptar el
delito de robo agravado que se le atribuye; que en consecuencia, se está ante
un supuesto de insuficiencia probatoria que justifica la expedición de un fallo
absolutorio. Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la
sentencia recurrida de fojas quinientos cincuentidós, de fecha once de diciembre
de dos mil dos, que absuelve a Gupertino Quispe Vargas de la acusación fiscal
por delito contra el patrimonio —robo agravado- en perjuicio de Anastacia
Vargas MM Montero y otros; y reserva el juzgamiento de los acusados Geremías
Sánchez Guerrero, Elucir Dávila Díaz, Teofisto Sánchez Cóndor, Joel Saldaña
Chusden, Aurelio Fernández Coronel; Salomón Vargas Suárez,
Romer Leopoldo Fuentes Barrantes, José Sánchez Cóndor, Grimaniel
Ventura López y Flavio Pérez Vásquez; MANDARON que la Sala Penal
Superior reitere las órdenes de captura impartidas en su contra; con lo
demás que contiene; y los devolvieron.-
SALA PENAL PERMANENTE
R.N. N° 284-2003
CONO NORTE - LIMA

Lima, trece de mayo de dos mil cuatro.-

VISTOS los recursos de nulidad Interpuestos por el encausado Manuel Edgar


Venegas Pariona contra la sentencía de fojas mil cuarenticuatro en el extremo
de la condena y por la Procuradora Pública del Estado, en cuanto al monto de la
reparación civil y al extremo absolutorio; de conformidad en parte con el
dictamen del señor Fiscal Supremo; por los propios fundamentos de la
resolución recurrida (en el extremo condenatorio); y CONSIDERANDO: Primero:
Que la sentencia condenatoria debe fundarse en suficientes elementos
probatorios que acrediten de manera indubitable la responsabilidad del imputado
en la comisión de los hechos investigados; en ese sentido, de la valoración de
las pruebas actuadas durante el proceso tal como fueron expuestas y
analizadas en la resolución materia de vista, han quedado plenamente
acreditadas la comisión del delito imputado y la responsabilidad penal del
acusado Venegas Pariona. Segundo: Que el citado encausado en su escrito de
fojas mil sesenta, señala como agravios de su impugnación que no cometió
delito alguno porque su conducta representa una omisión funcional de índole
administrativo, sin que exista indício de actividad defraudatoria y mucho menos
que se haya coludido con el ingeniero Guillermo Huamatcco Agüero,
representante de la firma que vendió las dos marmitas. Tercero: Que tales
alegaciones devienen en inatendibles, por cuanto no obstante niega los hechos
imputados, su responsabilidad penal se corrobora con la prueba indiciaria
correctamente analizada por la Sala Superior (véase fundamento décimo
primero); asimismo, porque en su condición de contador del Hospital Cayetano
Heredia aceptó girar un cheque por el importe de diez mil ochocientos
noventisiete nuevos soles con noventidós centimos a favor de la empresa
FAMEISA (ochenta por ciento del valor total de los dos marmitas adquiridas), a
pesar que nunca existió contrato, ni valoró que resultaba excepcional la forma
de adquisición (pagó por adelantado sin contra-entrega física del bien); del
mismo modo, no obstante tener en su poder la carta fianza presentada por la
citada empresa con el supuesto objetivo de garantizar la transacción, no la
ejecutó en el plazo correspondiente; siendo relevante señalar que la adquisición
de la citadas especies no tenían sustento técnico para su requerimiento por
parte del supuesto usuario del servicio - departamento de Nutrición - (véase
informes de fojas treintitrés y sesentitrés).Cuarto: Que contrariamente a lo que
afirma la Parte Civil en su escrito de fojas mil sesentitrés, el Superior Colegiado
al fijar el monto por concepto de reparación civil ha tenido en cuenta el daño
ocasionado como consecuencia del delito cometido; empero, omitió disponer el
pago de la suma objeto del perjuicio irrogado que asciende a diez mil
ochocientos noventisiete nuevos soles con noventidós céntimos, de conformidad
con lo dispuesto por el inciso primero del artículo noventitrés del Código Penal al
prescribir que la reparación civil está integrada por "la restitución del bien o, si
no es posible, el pago de su valor"; por lo que, es del caso integrar este extremo
de la recurrida, en aplicación de lo dispuesto por el artículo doscientos
noventiocho del Código de Procedimientos Penales, modificado por el Decreto
Legislativo ciento veintiséis. Quinto: Que, de otro lado se advierte que el
Colegiado al momento de imponer la pena de inhabilitación ha señalado que
debe cumplirse por el tiempo que dure la condena, lo que contraviene lo
dispuesto por el artículo cuatrocientos veintiséis del Código Penal, que precisa
una pena de inhabilitación de uno a tres años para esta clase de delitos; por lo
que, resulta imperioso corregir tal extremo, sin que esto afecte el Principio de
la Prohibición de la Reforma en peor (artículo trescientos del Código de
Procedimientos Penales) al ser una circunstancia favorable al acusado
recurrente. Sexto: Que de otro lado respecto de los acusados Elízabeth
Domitila Chávez Padilla, María Angela Flores Velarde, Santiago Amador
Dávalos Flores y Jorge Guiullermo Silva Leguía, en el juicio oral la Sala
Superior no ha efectuado una debida apreciación de los hechos, ni ha
compulsado adecuadamente la prueba actuada, con el fin de establecer
fehacientemente la responsabilidad o irresponsabilidad de los encausados, con
respecto a los hechos materia de investigación y el tipo penal sub-materia; por
tanto, la situación jurídica de éstos debe ser materia de un nuevo juzgamiento y
ser examinado con las precisiones que exigen los artículos ciento veinticuatro,
ciento veinticinco y doscientos cuarenticuatro del Código adjetivo, en función del
tiempo, modo y circunstancias de la comisión del delito, aclarando
las contradicciones brindadas en sus declaraciones en el decurso del proceso;
todo ello, a fin de realizar una mejor apreciación de los hechos y la valoración
integral de la prueba. Séptimo: Que aún cuando la nulidad referida resulta
implicante con el principio de la unidad del proceso, no es menos cierto que la
justicia debe ser pronta y oportuna, al existir en el proceso otros encausados,
que con arreglo al derecho han sido pasibles de una sentencia condenatoria,
que no puede perjudicarse por quienes no han tenido un tratamiento conforme a
ley; por lo que, al amparo de los principios de economía y celeridad procesal, la
Corte Suprema mediante múltiples Ejecutorias ha establecido que
en casos como el presente, la declaración de nulidad sólo debe estar referida
unica y exclusivamente a la parte cuestionada; por todo lo expuesto y con
la facultad conferida por los artículos doscientos noventiocho modificado por
el Decreto Legislativo ciento veintiséis, doscientos noventinueve y trescientos
del Código de Procedimientos Penales: declararon NO HABER NULIDAD
en la sentencia recurrida de fojas mil cuarenticuatro, de fecha treinta de
diciembre de dos mil dos, que CONDENA a MANUEL EDGAR VENEGAS
PARIONA como autor del delito contra la administración pública - colusión
desleal - en agravio del Estado, a cuatro años de pena privativa de la libertad
suspendida en su ejecución por el período de prueba de tres años, bajo la
observancia de reglas de conducta, fija en dos mil nuevos soles el monto que
por concepto de reparación civil deberá pagar el sentenciado a favor del Estado,
INTEGRÁNDOLA sin perjuicio de abonar la suma defraudada; declararon
HABER NULIDAD en la propia sentencia en el extremo que impone la pena de
inhabilitación por el término de la condena; y REFORMÁNDOLA, IMPUSIERON
la pena de inhabilitación por el plazo de tres años, de conformidad con el
artículo treintiséis inciso segundo del Código Penal (incapacidad para obtener
mandato, cargo, empleo o comisión de carácter público); declararon NULA la
sentencia en el extremo que absuelve a ELÍZABETH DOMITILA CHÁVEZ
PADILLA, MARÍA ANGELA FLORES VELARDE, SANTIAGO AMADOR
DÁVALOS FLORES y JORGE GUILLERMO SILVA LEGUÍA de la acusación
fiscal por el delito contra la administración pública - colusión desleal - en agravio
del Estado; MANDARON se realice nuevo juicio oral por otro Colegiado,
teniendo en cuenta lo expuesto en la parte considerativa de la presente
resolución; declararon NO HABER NULIDAD en lo demás que dicha sentencia
contiene; y los devolvieron
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA PENAL
TRANSITORIA
EXP.No.3039-2003

CUSCO

Lima, once de febrero del dos mil cuatro:

VISTOS; de conformidad en parte con lo dictaminado por el señor Fiscal; por


sus fundamentos pertinentes; y CONSIDERANDO: Que como se aprecia de
autos, la absolución del procesado Julio César Miranda Taco, es conforme a ley,
estando a que no obran en autos elementos de prueba que desvirtúen su
versión de inocencia; asimismo, respecto. a los procesados Wellington Taco
León, Hugo Iván Fernández Flores y Jovenal Condori Limpe, se ha acreditado
fehacientemente la responsabilidad penal imputada, no obstante su negativa; es
preciso resaltar la prueba indiciaria de sus versiones, las mismas que han
servido para definir su situación jurídica con sus propias versiones, así como se
advierte en el acto oral obrante a fojas cuatrocientos veintiocho, cuatrocientos
cuarenticuatro, corroborado con la testimonial de Erwin Rodrigo Arteaga
Parhuayo de fojas quince y ciento noventinueve, quien señala que el agraviado
Afilio Chuquitapa Mamani fue golpeado y asaltado; aunado a ello, el certificado
médico de fojas veintiuno ratificado a fojas doscientos seis, acta de registro
domiciliario de fojas sesentitrés; que de otro, lado es del caso advertir que para
efectos de la determinación de la pena debe tenerse en cuenta los medios
empleados, la edad, educación y medio social, conforme a lo previsto en el
artículo cuarentiséis del Código Penal; así como el principio de proporcionalidad
como relación de correspondencia entre el injusto cometido por el agente y la
pena que le corresponde, que sustenta el artículo octavo del Título Preliminar
del Código Sustantivo; y estando a lo previsto en el artículo trescientos del
Código de Procedimientos Penales: declararon NO HABER NULIDAD en la
sentencia recurrida de fojas quinientos sesentinueve, su fecha veintidós
de agosto del dos mil tres, que absuelve a Julio César Miranda Taco, de
la acusación fiscal, por el delito contra el patrimonio -robo agravado-, en
agravio de Atilio Chuquitapa Mamani y el Estado; condena a Wellington
Taco León, Hugo Iván Fernández Flores y Juvenal Condori Limpe, por el
delito contra el patrimonio -robo agravado-, en agravio de Atilio Chuquitapa
Mamani y el Estado; e impone a Juvenal Condori Limpe, DIEZ AÑOS de pena
privativa de la libertad, la misma que con descuentos de la carcelería que viene
sufriendo desde el doce de abril del dos mil dos -fojas sesentiocho-, vencerá el
once de abril del dos mil doce; fija en-nueve mil nuevos soles, la suma que por
concepto de reparación civil deberán abonar solidariamente los sentenciados a
favor del agraviado Chuquitapa Maman, y de dos mil soles, la suma que por el
mismo concepto abonarán a favor del Estado, sin perjuicio de restituir los
objetos sustraídos; asimismo, declararon HABER NULIDAD en la propia
sentencia en cuanto impone a Taco León y Fernández Flores, QUINCE y DOCE
AÑOS de pena privativa de la libertad, respectivamente; reformándola,
IMPUSIERON a Wellington Taco León. y Hugo Ivan Fernández Flores, DIEZ
AÑOS y OCHO AÑOS de pena privativa de la libertad para cada uno, las
mismas que con descuento de la carcelería que tienen desde el doce de abril
del dos mil dos -fojas sesentiocho y sesentinueve-, vencerá para Taco León el
once de abril del dos mil doce y para Fernández Flores, el once de abril del dos
mil diez declararon NO HABER NULIDAD en lo demás que contiene; y los
devolvieron.
SALA PENAL PERMANENTE
R.N. N° 134-2004
AMAZONAS

Lima, veintiséis de mayo de dos mil cuatro.-

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el acusado Cristóbal Carrasco


Pérez, contra la sentencia condenatoria de fojas cuatrocientos uno, de fecha
veinticinco de septiembre de dos mil tres; con lo expuesto por el señor Fiscal
supremo en lo Penal; y CONSIDERANDO: Primero: Que esta probado que el
sentenciado Hugo Magno Velarde Borja el día seis de enero de mil novecientos
noventicuatro entregó al menor Saúl Carrasco Guerrero, de trece años de edad,
una encomienda conteniendo seis kilos novecientos diez gramos de marihuana,
la cual fue incautada por la Policía cuando éste intentaba dejarla en la Agencia
de Transportes "TEPSA" de Bagua Grande. Segundo: Que, ahora bien, el citado
condenado Velarde Borja, con antecedentes por delito de tráfico ilícito de
drogas, al declarar en sede policial con el concurso del Ministerio Público,
reconoció que le proporcionó el paquete al menor Saúl Carrasco Guerrero bajo
la promesa de entregarle cinco nuevos soles; asimismo, en su declaración
instructiva de fojas sesentiocho, refiere que el destinatario de la drogas en Lima
era Enrique Espinoza Pizarro, que su único proveedor se llama Pánfilo Torres
Cotrina y que Antonio Padilla se encargaría de comercializarla; que, sin
embargo, cuando dicho imputado declaró en el primer juicio oral (acta de fojas
ciento noventiocho) varió parcialmente de versión sosteniendo, sin explicación
alguna, que su coacusado Cristóbal Carrasco Pérez era quien hacía las
transacciones, quien por lo demás deseaba que su hijo -el menor Saúl Carrasco
Guerrero- lleve la droga. Tercero: Que esa coimputación tardía ha sido
rechazada por el encausado Carrasco Pérez en el acto oral (acta de fojas
trescientos ochenticinco), quien alega ser ajeno por completo a los hechos; que
el menor Carrasco Guerrero sólo ha declarado en sede policial, con presencia
de un abogado defensor y Fiscal Provincial, oportunidad en que expresó que el
paquete se lo entregó Velarde Borja, que fue en la casa de Justino Vela Sopla
-donde se encontraba pues había huido de su casa porque su padre Cristóbal
Carrasco Pérez lo castigó- donde se le pidió el servicio de llevar un paquete a la
agencia "TEPSA", en la cual también se encontraban Jorge Gonzáles Rojas y
Viviana Velarde Sanavía; que, respecto a su padre, el menor se limita a decir
que la primera vez que conoció a Velarde Borja fue a fines del año mil
novecientos noventitrés cuando éste se apersonó a su casa, en el
caserío de Chalaco, vendiendo ropa "... y tuvo conversaciones con....(su)
padre". Cuarto: Que como la imputación que formula Velarde Borja contra su
coencausado Carrasco Pérez no ha sido uniforme y su tardía retractación en el
juicio oral -pese a no involucrarlo en los primeros actos de la investigación
preliminar ni en la etapa de instrucción- ni siquiera ha sido explicada con
suficiencia, carece del requisito objetivo necesario que permitiría tomarla como
base para destruir la presunción constitucional de inocencia que la Ley
fundamental reconoce a Carrasco Pérez; que, asimismo, no existe
corroboraciones periféricas o indiciarias mínimas que autoricen a otorgarle
credibilidad; que el menor Saúl Carrasco Guerrero no involucra a su padre en
los hechos, y el extremo de su manifestación policial donde dice que en una
ocasión vio a Velarde Borja en su casa y que su padre le comentó que lo había
conocido en la cárcel y sabía de su domicilio, no tiene entidad suficiente para
inferir que tuvo algo que ver con la droga incautada; que, además, la versión del
citado menor no sólo no ha sido contrastada judicialmente, por lo que al no
haberse tenido la posibilidad de someterla a contradicción en sede judicial, no
tiene legalmente la calidad de prueba; sino que para tomarla en cuenta en un
sentido incriminatorio debió, en todo caso, advertirse formal y expresamente al
menor que tenía el derecho de abstenerse de declarar en ese extremo, pues las
personas que tienen un vínculo de parentesco con el imputado, como es el caso
de aquél, están obligadas a hacerlo y deben ser advertidas del derecho que les
asiste para rehusar la declaración, en todo o parte, conforme a lo dispuesto en
el artículo ciento cuarentiuno, inciso segundo, del Código de Procedimientos
Penales, consecuentemente, se está ante un supuesto de medio probatorio
prohibido cuya consecuencia es la estimación de ineficacia jurídica del elemento
de prueba que incorpora. Quinto: Que, de otro lado, se advierte del auto de
apertura de fojas cincuentiocho que se abrió instrucción contra Antonio Padilla,
sin que exista plena identificación del mismo, circunstancia que no ha sido
subsanada durante el proceso, incumpliendo con ello uno de los requisitos
exigidos para la apertura de instrucciónconforme lo señalado por el artículo
setentisiete del Código Adjetivo; habiéndose incluso reservado el juzgamiento
contra el citado, conforme es de advertirse de la sentencia recurrida, acarreando

nulidad dicho extremo de conformidad a lo previsto por el articulo doscientos


noventiocho del citado Código; por estos fundamentos y estando a la facultad
conferida por el numeral trescientos uno, primer párrafo, del citado Código;
declararon HABER NULIDAD en la sentencia de fojas cuatrocientos uno, de
fecha veinticinco de septiembre de dos mil tres, en el extremo que condena a
Cristóbal Carrasco Pérez como autor del delito contra la salud pública -trafico
ilícito de drogas en agravio del Estado, a quince años de pena privativa de la
libertad, inhabilitación y ciento ochenta días multa; con lo demás que al respecto
contiene; reformándola: lo ABSOLVIERON de la acusación fiscal por el indicado
delito en agravio del Estado; en consecuencia; MANDARON se archive
definitivamente lo actuado en este extremo, y de conformidad a lo dispuesto en
la Ley veinte mil quinientos setentinueve, ORDENARON se anulen sus
antecedentes policiales y judiciales generados como consecuencia del citado
delito; DISPUSIERON su inmediata libertad, siempre y cuando no exista orden
de detención emanado de autoridad competente; comunicándose para tal efecto
vía fax a la. Sala Mixta de la Corte Superior de Justicia de Amazonas; asimismo,
declararon NULA la sentencia en el extremo que reserva el juzgamiento contra
Antonio Padilla, NULO el auto de enjuiciamiento y el auto de apertura de
instrucción en el extremo que se pronuncia contra el citado Antonio Padilla e
INSUBSISTENTE la acusación fiscal de fojas ciento setentitrés en cuanto a
dicho extremo se refiere; MANDARON se archive definitivamente lo actuado en
este extremo; con lo demás que contiene; y los devolvieron.
SALA
PENAL PERMANENTE
R. N. No. 3084-2003
UCAYALI

Lima, cuatro de marzo de dos mil cuatro.-

VISTOS; de conformidad con el dictamen del señor Fiscal Supremo; por los
fundamentos de la recurrida; y CONSIDERANDO: Primero.- Que conoce del
presente proceso este Supremo Tribunal por haber interpuesto recurso de
nulidad el encausado David Moreno Mendoza o Daniel Mozombite Mtivire contra
la sentencia condenatoria de fojas trescientos veintiséis; Segundo.- Que se
imputa al encausado haber hecho sufrir el acto sexual a la menor agraviada de
iniciales M.C.V.R. -hija de su conviviente- el día tres de marzo de dos mil dos,
aprovechando que ambos se encontraban solos por haberse ausentado
de su domicilio la madre de la citada menor, conducta prevista y
sancionada por el artículo ciento setentitrés inciso tercero del Código
Penal; Tercero.- Que de la revisión de los actuados se advierte que se
encuentra acreditada la comisión del delito sub-materia, por el mérito del
certificado médico legal practicado a la agraviada, corriente a fojas once
y ratificado a fojas ochenta, que determinó «desfloración reciente;
Cuarto.- Que respecto a la responsabilidad penal del encausado, en
autos existen suficientes indicios probatorios que de manera
concurrente permiten determinar su autoría en la materialidad del delito
imputado en su contra; obrando la sindicación y reconocimiento que le
efectúa la menor agraviada, conforme aparece del acta de fojas diez,
realizada en la etapa preliminar y en presencia del representante del
Ministerio Público; y si bien es cierto, que en su referencial de fojas
cincuentidós, negó que su padrastro -el procesado- le haya practicado el
acto sexual, ello obedeció a las amenazas que recibió de éste cuando fue
a visitarlo al establecimiento penitenciario en donde se encuentra
recluido, conforme se advierte del contenido de la ampliación de su referencia,
que corre a fojas ciento cuarentitrés, ratificándose en ésta
última diligencia en su primigenia sindicación; situación que conlleva a
desvirtuar los argumentos esgrimidos por el encausado en su recurso de
nulidad, referidos a las aparentes contradicciones en las que habría
incurrido la menor agraviada, debiendo considerarse su negativa a aceptar los
hechos que le son imputados como un mecanismo de defensa tendiente a eludir
la responsabilidad que le asiste; por estas razones: declararon NO HABER
NULIDAD en la sentencia recurrida de fojas trescientos veintiséis, de fecha
catorce de agosto de dos mil tres, que condena a David Moreno Mendoza o
Daniel Mozombite Mitivire como autor del delito contra la libertad -violación de la
libertad sexual- en agravio de la menor de iniciales M.C.V.R. cuya identidad se
mantiene en reserva de conformidad con el artículo tercero de la ley veintisiete
mil ciento quince, a dieciocho años de pena privativa de libertad; fija en mil
nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberá abonar
el sentenciado a favor de la menor agraviada; y reserva el juzgamiento
del acusado Pedro Gama Mitiviri; MANDARON que la Sala Penal Superior
reitere la orden de captura impartida en su contra; con lo demás que
contiene; y los devolvieron.-
SALA
PENAL PERMANENTE
R.N. N° 2442-2003
CUSCO

Lima, cuatro de mayo de dos mil cuatro. –

VISTO; el recurso de nulidad interpuesto por el acusado Alipio Castillo Villegas


contra la sentencia condenatoria de fojas ochocientos catorce; con lo expuesto
por el señor Fiscal Supremo en lo Penal; y CONSIDERANDO: Primero: Que
constituyen hechos incontrovertibles: a) que la agraviada Loayza Camacho
conducía el fundo «Los Zorzales», ubicado en el distrito de San Sebastián en la
provincia del Cusco, dedicado a la crianza de ganado vacuno-lechero; b) que el
acusado Castillo Villegas desde el mes de abril de dos mil uno trabajaba en
dicho fundo, ocupando una habitación y una cocina, ubicados a cincuenta
metros de distancia de la vivienda de la agraviada; c) que igualmente, la menor
infractora Delfina Aceituna Paucar de diecisiete años de edad, conforme se
acredita de la partida de nacimiento obrante a fojas trescientos cuarenta y tres,
trabajaba desde hacía unos ocho días con anterioridad a los hechos como
cocinera en dicho fundo, ocupando un dormitorio en una habitación contigua a la
de la víctima; y d) que en horas de la madrugada del día veintiuno de octubre de
dos mil uno la referida agraviada fue sorprendida en su cama y agredida con
una barreta de metal, que servía para asegurar la puerta de su habitación,
ocasionándole severas lesiones en el cráneo que determinó su inmediato
fallecimiento, conforme se desprende del protocolo de autopsia de fojas
doscientos cuarenta y uno, ratificado a fojas trescientos treinta y dos y
seiscientos treinta y siete, luego de lo cual los delincuentes sustrajeron
dinero en efectivo, joyas, prendas de vestir y otros bienes. Segundo: Que la
Policía Nacional, "por acciones de inteligencia", según detalla a fojas
cuatro, el día veintidós de octubre detuvo a la menor Aceituna Paucar, a quien
se le encontró parte de los bienes sustraídos a la agraviada, conforme se
advierte del acta de registro domiciliario obrante a fojas quince y dieciséis, y
descritas y valorizadas en la pericia de fojas ciento dieciocho de los actuados
tutelares, ratificado a fojas ciento veintisiete, que la indicada infractora en sede
preliminar policial expone tres versiones distintas: a) que el homicidio lo realizó
un taxista; b) que el delito lo cometió su enamorado Serapio Huamán; y c) ante
el rechazo de las dos versiones anteriores (véase el numeral "C" de la Sección
Cuarta del informe policial de fojas seis, de los actuados tutelares), que ella sola
fue la que cometió el delito, ocasión en que participaron de la diligencia el Fiscal
de Familia y un abogado defensor de oficio ( ver fojas trece); que esa última
versión la reproduce en el Juzgado de Familia en su declaración de fojas
ochenta y siete, pero vuelve a retractarse, posición que mantiene durante todo el
proceso penal, sosteniendo que conjuntamente con ella intervino el acusado
Castillo Villegas, el cual planificó, dirigió y ejecutó materialmente el ataque a la
agraviada y su ulterior deceso; que en su declaración ampliatoria de fojas cien
de los actuados tutelares, agrega como dato relevante que la ropa manchada de
sangre que llevaba puesta Castillo Villegas la introdujo en el horno, dato que no
ha sido corroborado a tenor de obrante a fojas ciento treinta y cinco del
expediente principal; que en sede judicial penal, la infractora, como se anotó,
insistió en involucrar al acusado Castillo Villegas conforme se desprende de
la declaración de fojas cuatrocientos cuatro, seiscientos setenta y ocho y
seiscientos ochenta y ocho, confrontación de fojas seiscientos ochenta y cuatro
y examen realizado en el juicio oral obrante en el acta de fojas setecientos
ochenta y cinco a setecientos noventa. Tercero: Que sin embargo, el acusado
carece de antecedentes penales según se advierte de fojas ciento cuarenta
y nueve; asimismo, uniformemente ha rechazado su participación en los hechos,
conforme a la manifestación policial de fojas siete, instructiva de fojas cuarenta y
siete y durante el juicio oral- acta de fojas setecientos ochenta y tres, existiendo
únicamente la sindicación directa de la infractora Aceituna Paucar; que las
demás declaraciones que existen en autos, en especial de los familiares de la
occisa, sólo exponen sospechas y cuestionan el comportamiento previo del
imputado, señalando conversaciones habidas con otras personas que
desfavorecen la posición del acusado e incluso sindican a otros sospechosos
como intervinientes en el homicidio. Cuarto: Que, la menor infractora
Aceituna Paucar alegó que, antes de matar a la agraviada, ella y el imputado
Castillo Villegas habían tomado juntos en una chichería, según el acta de
audiencia fojas setecientos ochenta y seis, empero de la diligencia de
inspección ocular de fojas trescientos treinta y cinco, realizada en la picantería
aludida, se negó conocer al imputado y que el día de los hechos no concurrió
al local; de igual manera, dicha menor sostuvo que simplemente observó la
agresión del acusado Castillo Villegas, aunque es de precisar que el certificado
médico- legal de fojas sesenta y uno acredita diversas excoriaciones y el
dictamen pericial físico, de fojas ciento ochenta y seis de los actuados tutelares,
revela que el brasier que usó presenta roturas producidas en forma compatible
por fuerzas de tensión, prenda que según la pericia de biología
forense obrante a fojas ciento ochenta y dos, y al igual que la camisa,
presentaba manchas de sangre humana, todo lo cual revela una intervención
activa en la agresión de la víctima; que por otro lado, en poder del imputado no
se encontró algún vestigio o huella de sangre-la afirmación de la infractora
acerca de la vestimenta que se introdujo en el horno, como se anotó
oportunamente, no ha sido confirmada con la pesquisa judicial
realizada en el lugar de los hechos- o bienes sustraídos a la agraviada, que
denote su vinculación con el hecho objeto del proceso penal; que igualmente, no
existe algún testigo presencial o prueba directa, sea personal o real, o en todo
caso indicios, antecedentes, concomitantes o subsiguientes, así como indicios
de capacidad comisiva, de oportunidad, de mala justificación o de móvil, que
permitan inferir razonablemente su intervención en los hechos; que la versiones
que proporcionan los familiares de la agraviada no tienen corroboración
mediante elementos probatorios objetivos y en rigor, constituyen meras
sospechas e hipótesis no avaladas para ser consideradas propiamente indicios,
en tanto hechos ciertos de carácter indirecto con virtualidad para acreditar otro
hecho- el delito imputado- con el que está relacionado. Quinto: Que si se tiene
en cuenta, entonces, que la única incriminación directa que obra en autos es
la versión de la infractora, en rigor una co-imputación, para su análisis se debe
tener en consideración la exigencia de dos tipos de requisitos para su debida
valoración: a) los subjetivos, vinculados a la personalidad del delator y las
relaciones precedentes con el imputado, el examen de la presencia de móviles
espurios y el ánimo exculpatorio o no de la incriminación; y b) los objetivos,
referidos a la coherencia interna y verosimilitud de la versión incriminatoria y a la
presencia de otros elementos probatorios o indicios circundantes que con
suficiente fiabilidad inculpatoria proporcionen consistencia a la incriminación;
que en el caso de autos, la versión de la menor infractora no ha sido uniforme,
pues desde que fue investigada expuso cuatro versiones acerca de los hechos;
que la infractora alega una vinculación amorosa con el imputado, negada por
aquél respecto de la cual no hay mayores datos, pero que en si misma no es
idónea para una inferencia razonable de culpabilidad; que la referencia a un
encuentro previo en una chichería ha sido descartada, así como el hecho de la
ausencia de consistencia del relato que formula acerca que se limitó a
presenciar la agresión, a tenor de las pericias de fojas ciento ochenta y dos y
ciento ochenta y seis, pruebas materiales que vinculen al imputado con el hecho

(manchas de sangre en vestimentas- pericia biológica forense número


ochocientos trece- dos mil uno-X-RPNP obrante a fojas doscientos sesenta y
seis- y cuerpo, lesiones propias de un acto de agresión, bienes de propiedad de
la víctima); que, en consecuencia, si la negativa del imputado es constante y
persistente, no habiéndose demostrado objetivamente que algún pasaje de la
misma es falsa, y teniéndose que la versión de la infractora, apunta a
responsabilizar en gran parte al imputado en la intervención de los hechos -
ánimo de exculpación parcial-, no tiene aval probatorio; entonces, es de concluir
que tal co-imputación es notoriamente insuficiente para enervar la
presunción de inocencia que la Constitución garantiza al imputado. Por estos
fundamentos, y en aplicación de lo dispuesto el artículo doscientos ochenta y
cuatro del Código de Procedimientos Penales: declararon HABER NULIDAD en
la sentencia recurrida de fojas ochocientos catorce, de fecha tres de junio de
dos mil tres, que condena al acusado ALIPIO CASTILLO VILLEGAS como autor
del delito contra la vida, el cuerpo y la salud- homicidio calificado, en agravio de
Basilia Livia Loayza Camacho, a VEINTE AÑOS de pena privativa de la libertad;
con lo demás que de contiene; reformándola lo ABSOLVIERON de la
acusación fiscal por el delito que se le imputa; ORDENARON se archive
definitivamente lo actuado y se anulen los antecedentes policales y judiciales del
citado; DISPUSIERON la inmediata cuando no exista orden de detención
emanada de autoridad competente; oficiándose vía fax para tal efecto a la
Segunda Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Cusco; y los
devolvieron.-
SALA PENAL TRANSITORIA
R.N. N° 2909 - 2003
CONO NORTE

Lima, cinco de febrero del dos mil cuatro.-

VISTO el recurso de nulidad interpuesto por el Fiscal Superior, contra la


sentencia de fojas quinientos diecisiete; con lo expuesto por el señor Fiscal
Supremo; por los propios fundamentos de la recurrida; y CONSIDERANDO
además: Primero.- Que en el presente proceso, se instruyó inicialmente a los
encausados Josué Marcos Barrera Valencia Y Jhon Vergara Grández, por el
delito de tráfico ilícito de drogas, previsto y penado en el artículo doscientos
noventa y seis y doscientos noventa y siete inciso sétimo del Código Penal,
agravante ésta que se refiere cuando el hecho es cometido por tres o más
personas o el agente activo integra una organización dedicada al tráfico ilícito de
drogas. Segundo .- Que los agravios expuestos por el Fiscal Superior en su
curso de nulidad, se basan en que ha quedado probado en autos que se trata de
una organización internacional dedicada al tráfico ilícito de drogas,
consecuentemente la conducta del encausado Josué Marcos Barrera Valencia
no estaría enmarcada sólo en el artículo doscientos noventa y seis del Código
Penal, si no además en la circunstancia agravante prevista en el artículo
doscientos noventa y siete, inciso siete, del código acotado, por lo que la pena
impuesta debe ser incrementada. Tercero .- Que el Colegiado Superior ha
merituado y compulsado congruentemente las pruebas de cargo, que obra en
autos y que acreditan que Barrera Valencia no integra una organización delictiva
dedicada al tráfico ilícito de drogas, toda vez que en autos sólo se ha
identificado al citado procesado como la única persona que se encargó del envio
de encomiendas. Cuarto.-Que de otro lado, la imputación contra Jhon Vergara
Grández, radica en haber comprado productos de artesanía, entregar copia de
la libreta falsificada, la suma de setecientos cincuenta nuevos soles
para los gastos de envió y el nombre del destinatario a Barrera Valencia,
imputaciones que no se han logrado verificar; a lo que se agrega que tampoco
se ha probado la existencia física del citado Vergara Grández, como lo informa
el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC), lo que permite
colegir que no existen indicios de la posible vinculación del citado procesado con
el delito cometido. Quinto.- Que al momento de imponerse la pena si se ha
tomado en cuenta las condiciones personales del acusado, así como la forma y
circunstancia de la comisión del evento delictivo, conforme lo disponen los
artículos cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Código Penal, por lo que la pena
impuesta se encuentra dictada con arreglo a ley; razones por las que:
Declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia recurrida de fojas quinientos
diecisiete, de fecha tres de setiembre del dos mil tres, que absuelve a JHON
VERGARA GRANDEZ, de la acusación fiscal por el delito contra la salud publica
- tráfico ilícito de drogas- en agravio del Estado; condena a JOSUE MARCOS
BARRERA VALENCIA, como autor del indicado delito; a ocho años de pena
privativa de la libertad, ciento ochenta días multa equivalente al veinticinco por
ciento de su haber diario, que deberá abonar a favor del Estado; e inhabilitación
por cinco años, conforme al numeral treinta y seis, incisos dos y cuatro del
Código Penal; fija en tres mil nuevos soles el monto que por concepto De
reparación civil deberá pagar a favor del Estado; RESERVA el juzgamiento al
acusado Ramón Martínez Peña; MANDARON que la Sala Penal Superior reitere
las ordenes de ubicación y captura pertinentes, en contra del antes citado; con
lo demás que contiene; y los devolvieron.
SALA PENAL PERMANENTE
R.N. N° 734-2003
AREQUIPA

Lima, siete de junio de dos mil cuatro:

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el FISCAL SUPERIOR contra la


sentencia absolutoria de fojas trescientos cinco, su fecha siete de enero de dos
mil dos; por sus fundamentos; y CONSIDERANDO además: Primero: Que está
acreditado que el agraviado Exaltación Condori Sánchez falleció a consecuencia

de un ataque perpetrado por otra persona, según es de verse del protocolo de


necropsia de fojas catorce, ratificado en el acto oral; que es de significar que el
agraviado presentó politraumatismo y que la heridas de necesidad mortal que
sufrió fueron ocasionadas por dos objetos diferentes; que ello revela, sin lugar a
dudas, la presencia de mano ajena en la muerte de la víctima y descarta una
caída accidental. Segundo: Que, en cuanto a la imputación contra el encausado
Condori Huachani, las evidencias que la sustentan no han podido superar las
que fluyen de su negativa y de la declaración de su madre -esposa del
agraviado- doña Linda Asencia Huachani Guerra; que, en todo caso, existe un
equilibrio entre las pruebas de cargo y las de descargo, situación que obliga a la
aplicación del principio in dubio pro reo. Tercero: Que si bien es cierto que en la
fecha y horas concomitantes con la realización del hecho delictivo se
encontraban solos, libando licor, el acusado, la víctima y su madre -indicio de
oportunidad física-, y que fue dicho encausado quien denunció lo
sucedido con su padre explicando que no puede describir lo que
sucedió pues por el alcohol ingerido perdió el conocimiento y despertó
cuando su padre se encontraba en su regazo mal herido, todo lo cual
puede calificarse de indicios de cargo, aunque no necesarios, esto es,
polivalentes, pues permiten varias causalidades; que, siendo así, tales
indicios no resultan suficientes para concluir, sin posibilidad de error o sin que
pueda descartarse una inferencia distinta, que el autor de la muerte del
agraviado fue el imputado, quien por lo demás refiere -sin que exista prueba en
contrario- que tenía una muy buena relación con su padre, lo que está avalado
por la declaración de su madre y esposa de la víctima, la misma que corrobora
la versión de la ingesta de alcohol hasta quedar inconscientes, lo que descarta
un indicio de móvil delictivo. Cuarto: Que los testigos que han declarado en
autos no afirman haber presenciado el ataque y la muerte del agraviado por
parte del imputado, esto es, no son testigos presenciales directos del hecho
típico; que de esas declaraciones sólo podría ser relevante la de Máximo Tomas
Centeno Quispe; que, sin embargo, de la inspección ocular de fojas ochenta y
cinco fluye que, por la distancia existente entre el lugar donde queda la casa y el
lugar donde dice haber observado una escena violenta, sin identificar al autor
del ataque ni mencionar al acusado, en puridad, no pudo observar lo que
señaló, tanto más si otros testigos, en especial Isaura Carmelo Aragón Jiménez
anota que no mencionó al citado testigo que el imputado reconoció haber dado
muerte a su padre; por consiguiente, su declaración no reúne las condiciones
necesarias de fiabilidad para concluir por la acreditación de un indicio de
participación en el delito. Por estos fundamentos: declararon NO HABER
NULIDAD en la sentencia de fojas trescientos cinco, su fecha siete de enero de
dos mil dos, que absuelve a Juan francisco Condori Huachani de la acusación
fiscal formulada en su contra por delito contra la vida, el cuerpo y la salud -
parricidio, en agravio de xaltación Encarnación Condorl Sánchez, con lo demás
que contiene; y los devolvieron
SALA PENAL PERMANENTE
R.N. N° 1324-2004

AYACUCHO

Lima, diez de junio de dos mil cuatro.-

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el acusado César Wilfredo


Quispe Huarcaya contra la sentencia condenatoria de fojas doscientos
setenticuatro, de fecha uno de marzo de dos mil cuatro; de conformidad en parte
con el dictamen del señor Fiscal Supremo en lo Penal; y CONSIDERANDO:
Primero: Que está probado fehacientemente que el agraviado Romúlo Lozano
Huayta fue agredido y luego arrojado al río Huaysuy falleciendo a consecuencia
de un traumatismo encéfalo craneano moderado y asfixia por inmersión; que el
protocolo de necropsia de fojas cincuentitrés, ratificado a fojas noventisiete,
acredita que la víctima presentó huellas de lesiones traumáticas recientes
premortem a nivel craneofacial y extremidades, las que generaron un
traumatismo encéfalo craneano con contusión cerebral y compromiso del
sensorio; que la magnitud y pluralidad de lesiones descritas a fojas cincuentiséis
permiten colegir fundadamente que el agraviado no sufrió una caída ni se ahogó
al caer accidentalmente al río, sino que previamente fue agredido fuertemente y,
luego, inconsciente, arrojado al río donde falleció por asfixia por inmersión.
Segundo: Que, asimismo, está probado que el encausado Quispe Huarcaya el
día de los hechos, treintiuno de marzo de dos mil tres, en horas de la tarde,
cuando transitaba en su mototaxi color rojo, acompañado de un sujeto llamado
"César" -en el acto oral (fojas doscientos treinticuatro) no reconoció como tal a
Víctor Ñaupari Gonzáles cuya ficha de Reniec aparece a fojas ciento
ochentiuno, pese a ser, como él, residente de Huanta-, recogió al
agraviado y lo subió al mototaxi; que la testigo Ketty Capcha Yaranga, de diez
años de edad, precisó en la diligencia de inspección ocular de fojas ciento
cuarentiuno que, en efecto, observó que el agraviado y otro individuo, como a
las tres y treinta de la tarde, levantaron al agraviado, que se encontraba dormido
y completamente embriagado, y lo introdujeron al mototaxi; que dicha testigo en
el acta de reconocimiento de fojas quince, que a final de cuentas ha sido
ratificada con su declaración en el curso de la diligencia judicial de
inspección ocular ya citada, acotó que se acercó a los dos individuos y
al preguntarles si aquél era su familiar les respondieron que era su tío, a quien lo
condujeron con dirección a la Plaza de Armas de Huanta; que el testigo Paulino
Reyes Valladolid, que pasaba circunstancialmente por el lugar, en horas de la
tarde, observó a una persona que se encontraba prácticamente desnuda, sólo
con medias y trusa, en posición de cúbito ventral, y como a una cuadra y medía
de ese sitio observó al imputado y a otro individuo que estaban libando licor en
una tienda del costado; que, en esta misma perspectiva, el testigo Guillermo
Garzón Valencia, en su declaración de fojas ciento diez, puntualizó que cuando
caminaba por la altura del puente del río Huaysuy observó que una mototaxi
color rojo -precisamente la del imputado- estaba estacionada en el puente con
las luces apagadas y que dos personas soltaban al río un bulto grande, parecido
al de una persona, quienes al verlo se arrimaron hacía la moto a fin que no los
viera. Tercero. Que el imputado, que no identifica a su acompañante, pese a que
-según manifiesta- libó licor con él todo el día treintiuno de marzo de dos mil
tres, lo que resulta inverosímil por tratarse, como Huanta, de una localidad de
una población no muy extensa, acepta haber recogido al agraviado porque el tal
"Cesar" le dijo que era su tío y que en el camino, como aquél le expresó que se
había confundido de persona, lo dejaron abandonado cerca al río, circunstancia
también sorprendente puesto que no es aceptable la confusión tratándose de un
familiar y sobre todo en horas de la tarde y a quien incluso tuvieron que cargarlo
e ingresarlo al mototaxi; que la desestimación de esa exculpación,
absolutamente deleznable, se ve reforzada por las testimoniales antes citadas,
cuya verosimilitud no puede ser puesta en duda dado que no tienen vínculos
con el agraviado y, menos, con el imputado, lo que por lo demás no sucede
con los testigos de descargo (fojas ochenticuatro, ochentisiete y noventicuatro),
ofrecidos por su parte, que pretenden señalar que el agraviado fue observado
vivo y casi desnudo caminando por la localidad con posterioridad a la hora en
que dice el imputado lo dejó abandonado y que el imputado en horas de la tarde
continuó libando licor hasta la noche. Cuarto: Que los indicios que aparecen
acreditados en autos permiten concluir que fue el imputado quien conjuntamente
con otro individuo dio muerte al agraviado; que estos indicios son tanto
antecedentes como concomitantes, pues están referidos, en primer lugar, a
que fue el imputado quien hizo subir al agraviado al mototaxi, quien a su vez le
dijo a la menor Capcha Yaranga que era su tío (indicios antecedentes e, incluso,
de oportunidad); y, en segundo lugar, a que Garzón Valencia, según todos los
datos disponibles, vio que el imputado y su acompañante, en horas de la noche,
arrojaban a la persona del agraviado al río (indicio concomitante); que a ello se
agrega, de un lado, la ausencia de contraindicios consistentes, dada la falta
de fiabilidad de las testimoniales prestadas por sus amigos, que se contradicen
con la versión expuesta por tres testigos, de diferente origen y que no están
vinculados a la víctima ni al propio imputado; y, de otro lado, el
mérito del protocolo de necropsia que persuade al juzgador que el agraviado fue
agredido y luego arrojado al río. Quinto: Que si bien está probado que se victimó
al agraviado, empero no lo está que en su comisión medió alguna circunstancia
agravante específica que permita calificar la muerte de asesinato, por lo que es
de rigor reconducir la tipificación al tipo base: homicidio simple, previsto y
sancionado por el artículo ciento seis del Código Penal, que no sólo -
como es obvio- es más benigno sino que comprende en su integridad los
hechos objeto del proceso penal y, por lo demás, no implican un fallo sorpresivo
con lesión al principio del contradictorio, toda vez que la posición defensiva del
imputado consiste en negar haber dado muerte a la víctima y lo que se hace
mediante esta desvinculación respecto del delito acusado es disminuir el ámbito
de imputación eliminando las circunstancias agravantes que rodean la figura de
asesinato por su notoria falta de acreditación. Sexto: Que a los efectos de la
determinación judicial de la pena, con arreglo al articulo cuarentiséis del Código
Penal, se tiene en cuenta que el imputado es delincuente primario y, como lo
relatan todos los testigos, estaba relativamente embriagado, aunque éste delito
se perpetró con el concurso de dos personas. Séptimo: Que, de otro lado, de la
recurrida se advierte que se ha omitido consignar al agraviado, por lo que es del
caso integrar dicho extremo, conforme a lo estipulado por el artículo doscientos
noventiocho, penúltimo párrafo, del Código Procedimientos Penales Por estos
fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de fojas
doscientos setenticuatro, de fecha uno de marzo de dos mil cuatro, que condena
a César Wilfredo Quispe Huarcaya por delito contra la vida el cuerpo y la
salud, e, integraron en agravio de Rómulo Lozano Huayta, y fija en veinte mil
nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberá abonar a
favor de los herederos legales del agraviado; declararon HABER NULIDAD en la
propia sentencia en cuanto tipifica el delito de homicidio calificado y le impone
veinte años de pena privativa de libertad; con lo demás que al respecto
contiene; reformándola: lo CONDENARON por el delito de homicidio simple, y le
IMPUSIERON doce años de pena privativa de la libertad, que con descuento de
la carcelería que viene sufriendo desde el dos de abril de dos mil tres, vencerá
el uno de abril de dos mil quince; y los devolvieron.
SALA PENAL PERMANENTE
R.N.N°3812-2003
LIMA

Lima, veintisiete de abril de dos mil cuatro.-

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el acusado Andres Walberto


Zambrano Vera o Gualberto Zambiano Rodríguez contra la sentencia
condenatoria de fojas doscientos nueve, de fecha doce de junio de dos mil tres,
oído el informe oral; de conformidad con el dictamen del señor Fiscal Supremo
en lo Penal; y, CONSIDERANDO: Primero: Que con la boleta de información
básica de vehículos obrante a fojas diecisiete y el resultado de autenticación de
fojas diecinueve se acredita que la tarjeta de propiedad de fojas dieciocho a
nombre de Juan Zambrano Torres es falsa, así como que se alteró la placa de
rodaje del vehículo y se cambió el color del mismo. Segundo: Que el vehículo
marca VW intervenido por la policía el uno de noviembre de mil novecientos
noventa y uno al haber protagonizado un accidente automovilístico había sido
robado a su propietario Jorge Villarroel Pinto el día quince de octubre de mil
novecientos noventa y uno; que Jeny María Lench Maguiña y Antonio Cachuan
Cristóbal, así como el acusado Zambrano Vera o Zambrano Rodríguez, quien
huyó raudamente al notar la presencia policial, eran los ocupantes del mismo;
que en dicho vehículo, conducido en esa ocasión por el imputado, se encontró
una tarjeta de propiedad falsificada; que la tenencia del vehículo por parte del
imputado se acredita con la declaración de los intervenidos y con su aceptación
una vez que fue capturado por la policía. Tercero: Que el acusado Zambrano
Vera o Zambrano Rodríguez en su declaración rendida en el juicio oral reconoce
que conducía el vehículo, que huyó luego del accidente y que el automóvil
estaba bajo su dominio; que, sin embargo, como argumento de defensa alega
que el señor Zapata Zambrano, amigo de su suegro, le vendió el vehículo, bajo
el sistema de alquier-venta, y que no pudo percatarse que la tarjeta de
propiedad que le entregó era falsificada, que el color había sido modificado y
que la placa había sido adulterada. Cuarto: Que, sin embargo, no es de recibo la
aludida exculpación, si se tiene en cuenta: a) la posesión del documento falso y
del vehículo con placas adulteradas y color cambiado; b) el hecho que huyó al
momento de la intervención policial del vehículo robado; c) la tenencia del
vehículo en cuestión por un tiempo prudencial y que, por lo demás, era obvio
darse cuenta de las alteraciones del vehículo así como de la evidente falsedad
de la tarjeta de propiedad; d) la intrínseca falta de verosimilitud de la alegación
de desconocimiento de la falsedad y de su adquisición legitima -ni
siquiera puede sostener la realidad de un vendedor conocido por él- dado que,
como ya se anotó, no existe elemento de prueba que corrobore tal versión
exculpatoria y, menos su solvencia para comprar un vehículo; y, e) la
presencia de un indicio posterior a los hechos, consistente en la segunda fuga
que protagonizó, esta vez en la propia sede judicial cuando fue puesto a
disposición del órgano jurisdiccional por la policía, conforme se advierte de la
razón obrante a fojas ciento cincuenta y dos; que estos indicios valorados
conjuntamente permiten una inferencia razonable y unívoca en el sentido
que
utilizó a sabiendas una tarjeta de propiedad falsa y que estaba en posesión de
un vehículo con el color modificado y la placa adulterada. Quinto: Que la
pena impuesta guarda proporción con la naturaleza del delito, la forma y
circunstancias de su comisión, así como por la entidad del injusto, siendo de
resaltar al amplio prontuario judicial que registra; que, de otro lado, al fijarse
la pena de multa no sólo debe indicarse los días multa y el porcentaje a pagar,
sino también el plazo perentorio para su pago y el apercibimiento de ley en caso
de incumplimiento, conforme a lo previsto por el artículo cuarenticuatro y
cincuentiséis del Código Penal, por lo que es del caso integrarla al no modificar
el sentido de la resolución, de conformidad con el penúltimo parágrafo del
artículo doscientos noventiocho. Por estos fundamentos : declararon NO
HABER NULIDAD en la sentencia de fojas doscientos nueve, de fecha doce de
junio de dos mil tres, en el extremo que condena a Andrés Walberto Zambrano
Vera o Gualberto Zambrano Rodríguez como autor del delito contra la fe pública-
falsificación de documentos en agravio del Estado, y Jorge Villarroel Pinto a
cinco años de pena privativa de la libertad, y al pago de cuarenta días multa de
su renta a razón del veinticinco por ciento de su haber diario; e, integrando la
citada sentencia: DISPUSIERON que la pena de multa se pagará en el término
de diez días, bajo apercibimiento de conversión en caso de incumplimiento; con
lo demás que contiene; y los devolvieron.

You might also like