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Huinca Bueno)
MEDIO MILENIO DE
DISCRIMINACIOAL
PUEBLO MAPUCHE
en Ensayo
SECH 1999
Santiago, noviembre 2000
Al mismo tiempo, les solicito consideren la posibilidad de darle lectura a este modesto aporte
para la discusión de tan importante problemática.
Asumimos la presente tarea con pasión, pero con objetividad, pues comprendemos la
urgencia de someter a una operación mental a los seculares discriminadores de ese primer pueblo
del Bío-Bío al sur, que echó las raíces de nuestro ancestro, estableciendo una sana relación de la
sociedad humana con la naturaleza hasta el día de hoy, con su resistencia a la devastación por las
transnacionales de los maravillosos bosques sureños.
I
Cuando los españoles y portugueses tropezaron con nuestro continente, hacía milenios
que los Pueblos Originarios habían forjado altas culturas. Si alguien descubrió América fueron
los primeros hombres y mujeres que cruzaron por el estrecho de Behring hace más de 50.000
años. Los europeos, antes del viaje de Colón, desconocían la existencia de nuestras culturas pues
los avances de la náutica no eran suficientes para iniciar aventuras transoceánicas.
Está demostrado que muchos siglos antes que Colón pisara tierra americana, nuestros
Pueblos Originarios vivían un estadio cultural avanzado -tanto en alfarería, cestería y regadío
artificial como en el trabajo minero y metalúrgico- prestamente aprovechado por los
colonizadores, cuya explotación tan rápida y fructífera sólo puede ser explicada por los adelantos
de las culturas agro-alfareras, preexistentes a la conquista española.
Como prueba, ahí están las joyas y labrados en oro que despertaron la admiración de
connotados artistas plásticos del siglo XVI, como Alberto Durero, quien al ver los tesoros que
Hernán Cortés ofrendó al rey Carlos V, manifestó: "En mi vida no he visto nada que de tal modo
alegrara mi corazón. He visto las cosas que le fueron traídas al rey desde la nueva tierra de oro.
Un sol enteramente de oro y una luna toda de plata (...) Vi que entre ellas había objetos artísticos
que me han dejado atónito ante el talento de esa gente de tierras lejanas. En verdad, no acierto a
decir lo suficiente acerca de las cosas que tuve ante mis ojos" (citado por V. von Hagen: Los
reinos americanos del sol, p. 10, Barcelona, 1964).
Nuestros Pueblos Originarios no conocían ni usaban la escritura utilizada por los griegos,
aunque se expresaban en escritura ideográfica e inclusive mixta. Sin embargo, escribieron una de
las mejores páginas de la Historia Universal al labrar, para citar uno de los tantos ejemplos, las
joyas de Monte Albán, erigir Machu-Pichu y las pirámides del Sol y la Luna.
III
En 1503, Colón escribía desde Jamaica a la reina Isabel: "cosa maravillosa es el oro.
Quien tiene oro es dueño y señor de cuanto apetece. Con oro hasta se hacen entrar las almas al
paraíso". En verso, Lope de Vega lo dijo todo:
"so color de religión
van a buscar plata y oro
del encubierto tesoro"
IV
La tenaz y prolongada resistencia fue también para defender su territorio, sus costumbres
y el derecho a vivir libremente en su hábitat.
Construían empalizadas en los alrededores de los poblados o entre una y otra ciudad para
cortar las comunicaciones de los enemigos, como el "pucará" de Quiapo entre Cañete y
Concepción; cavando grandes pozos, camuflados, que llenaban de
estacas, distintos a los pozos utilizados por las legiones
romanas contra la caballería. Su uso contra la infantería fue una creación mapuche, según los
expertos en estrategia militar.
Los mapuches también crearon la infantería montada, que les
daba una gran movilidad, con capacidad para dar batallas y
retirarse cuando lo estimaran más adecuado. Precisamente, la
infantería montada fue uno de los puntales de la guerra de
guerrillas combinada con la guerra móvil, que a su vez estaba
coordinada con rebeliones de sus hermanos explotados en las
encomiendas.
Esos mapuches tan elogiados por su espíritu guerrero fueron, bajo la dictadura de
Pinochet, masacrados y discriminados precisamente por los susodichos "herederos de la raza
militar mapuche".
V
Este proceso, que no tuvo nada de "pacífico", se inició en la década de 1860 y finalizó en
1883 con la derrota de los mapuches, consolidándose así el proceso que, en rigor, puede
calificarse de expansión de la frontera interior por la vía de las armas, como sucedió en
Argentina con la "Campaña al desierto" y en Estados Unidos con la "Campaña del oeste", tan
magnificada por las películas de cowboys.
Los mapuches se aliaron circunstancialmente con los liberales para aprovechar los roces
entre "winkas" -como
lo habían hecho tácticamente mil y una vez- para defender su
territorio, su independencia y su autonomía, permanentemente
torpedeada por el gobierno central de Santiago.
Sus "rucas" sirvieron de refugio a revolucionarias, como Rosario Ortiz, "la Monche",
quien combatió con el fusil y la pluma por un Chile más igualitario a través del periódico "El
Amigo del Pueblo".
VIII
El renacer de la esperanza
su voz los últimos descendientes de los alacalufes(los kaweskar), una rama de los tehuelches (los
selk'nam) y los yámanes o yaganes, cuyas viejas familias habían sido exterminadas
por los conquistadores de tierras del nuevo "vellocino blanco":
las ovejas.
A fojas cero
El golpe militar del 11 de septiembre de 1973 -que cortó la
historia de Chile en dos- significó un grave retroceso para las
comunidades mapuches. Ante todo, por el descabezamiento del nuevo
liderazgo a raíz de la feroz represión desatada en su histórica
zona. Los de Panguipulli fueron perseguidos y encarcelados, junto
a sus hermanos que laboraban en el complejo maderero de la
región. Los mapuches, sus mujeres y sus hijos se vieron obligados
a cruzar la cordillera rumbo a la Argentina, según me contó un
campesino en uno de los tantos campos de concentración donde
estuve recluído.
En 1945 -sí, ¡en 1945!- el escritor Sergio Vergara S. dijo muy suelto de cuerpo en su
libro Decadencia o Recuperación: "Para el Chile de hoy los 20.000 ó 30.000 araucanos puros
que nos quedan, constituyen sin discusión la parte cuantitativamente más baja de nuestra
población; salvo excepciones individuales sin
importancia, son extraordinariamente flojos, ladrones, borrachos,
hipócritas (...) En nuestra población domina el ancestro europeo.
Son pocas las partículas de sangre aborigen que corren por las
venas del chileno tipo (...) Fuera de 30.000 araucanos esperando
a bien morir en las reducciones del sur y uno que otro fueguino,
no tenemos minorías étnicas. Somos 5 millones, pero 5 millones
de blancos occidentales".
Casi sin comentarios: una frase histórica para ser
colocado en una Antología de la Historia de las Mentalidades
en Chile, respecto de cómo se pretendió generalizar la imagen
del chileno de un color blanco inmaculado, que expresaba sin rodeos la discriminación a los
pueblos originarios y mestizos, vale decir, a la mayoría absoluta de la población de nuestro país.
IX
El libro citado -uno de los primeros (además de los citados en el presente ensayo)
elaborado por los propios mapuches- contiene un estudio del deterioro ambiental de su territorio,
desde la invasión española hasta la actualidad, constituyéndose así en una fuente inapreciable
para los investigadores del tema.
Pág.
A modo de Introducción
Movimiento Mapuche
ANEXOS