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cAntiguamente la figura del rey tuvo una gran importancia,
por ser la clave que daba orden a toda la población, es decir era la
pieza que organizaba a todas las demás partes de la sociedad.

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Algunas naciones incluso les llegaron atribuir poderes divinos, por
ejemplo, los monarcas ungidos de Israel, se consideraba que
habían recibido el poder de curar a los enfermos imponiendo las
manos.

El caso de Israel es muy especial, pues aunque se ha dejado


influenciar por los pueblos vecinos, éste mantiene unas
características particulares, es por ello que en este trabajo nos
plantearemos la pregunta de cuáles son las funciones que les
competía ejercer a los reyes del pueblo hebreo, sin embargo,
consideramos conveniente antes de dar respuesta a esta
interrogante, conocer un poco cómo era considerada esta imagen
a nivel de todo oriente medio y con ello, cómo fue que se llegó a
fundar una monarquía en medio de Israel.

Para terminar con nuestra aporte, consideramos oportuno


conocer los nombre que eran otorgados a los reyes hebreos, pues
por medio de ellos podemos hacernos una mejor idea de cómo se
entendía la figura de la realeza en el pueblo elegido y por qué se
sigue teniendo esperanza en el retorno de ésta en medio Israel
(realeza davídica).

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En el antiguo Oriente la institución regia está siempre íntimamente ligada con


la concepción mítica de la realeza divina, común a las diversas civilizaciones del
tiempo. Por esta razón es una institución sagrada que pertenece a la esfera de lo
divino. Unos ejemplos de ellos tenemos en:

- En Egipto, el faraón reinante es considerado como una encarnación de Horus;


y todos sus actos son por tanto divinos por naturaleza y las funciones cultuales le
incumben por derecho.

- En Babilonia, el rey es el elegido de Marduk, delegado por él para el gobierno


de las «cuatro regiones», es decir, de la tierra entera, es también el sumo sacerdote de
la ciudad.

- En la Ciudad de Isin, el rey Lipit-Istar que se presenta como un rey pastor


encargado de dar al país justicia y bienestar.

En los tres casos la función regia convierte a su titular en el "mediador nato


entre los dioses y los hombresdz, por tanto éste no sólo tiene la función de procurar la
justicia, la victoria y la paz, sino que además, es el intermedio por el cual llegan todas
las bendiciones divinas, incluso la fertilidad de los campos y la fecundidad humana y
animal.

Así de esta manera la institución regia hace cuerpo con las mitologías y los cul-
tos politeístas de muchas épocas, es por ello que posteriormente el imperio griego y el
imperio romano reasumirán las ideas fundamentales de la misma cuando lleguen a
divinizar a sus soberanos.

El tema del Reino de Dios ocupa en los dos Testamentos Bíblicos un puesto de
primera importancia; el de la |   se desarrolla a partir de la experiencia
israelita y sirve finalmente para definir la realeza de Jesucristo. Pero por una parte y
por otra, la ideología sufre una purificación radical que la pone en armonía con la
revelación del Dios único. En el segundo punto es incluso completamente transfor-
mada: por una parte, desde los orígenes, la realeza como institución se desgaja de 

|     ; es por eso que al final del desarrollo doctrinal la realeza de Cristo
es de un orden diferente del orden del mundo político.

En principio los pueblos Israelitas estaban en contra de la monarquía,


conscientes de la trascendencia de Dios (¡el único monarca!), criticaron muchas veces
la figura del rey como lo muestra de 
 zarza  |  (Je 9,7-15). pesar
de eso, a lo largo de unos siglos decisivos, del X al VI a.C. (monarquía), muchos
israelitas aceptaron a un rey y lo entendieron como signo de Dios como lo podemos

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ver en el caso del rey David del cual los israelitas lo constituyen como rey ideal (2Sm
8,15.cf. Dt. 17,14-20), aunque posteriormente a partir del 578 a.C. àfigura histórica
del rey desaparece, para convertirse en un signo mesiánico y escatológico (vendrá un
nuevo rey Mesías, emisario de Dios, su representante final sobre el mundo) como
signo del reinado verdadero sin fin con justicia, paz, libertad y sobre todo a favor de
los más necesitados, en otras palabras, como entiende Jesús el Reino de Dios.

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Israel vive unos siglos de libertad sin estado, entre los siglos XIII - XI a.C., es el
tiempo que llamamos de los jueces. Las tribus de hombres libres, que se van formando
a partir del Dzhapirudz, crean estructuras autogestionarias de colaboración, comunión y
defensa, fundadas en Yahvé, que es Dios de libertad.

En un momento determinado, a partir del 1,050 a.C., se fue haciendo necesaria


la monarquía para defender la libertad de las tribus. En ello influyeron sobre todo
elementos exteriores: varias ciudades de las costas y la llanura palestina, dominadas
por los filisteos, se había organizado en forma de aristocracia militar centralizada. Su
poder se fundaba en la eficacia del ejército y el monopolio del hierro. Los filisteos
amenazaban con tomar y controlar toda la tierra palestina, poniendo en riesgo la
supervivencia de las mismas tribus israelitas. Estas para defenderse tuvieron que
buscar un rey, como caudillo militar que dirigiera eficazmente la lucha, ya en tiempos
de los jueces, Abimelek trata de instaurar en Siquém una realeza de tipo cananeo (Jue.
9, 1-7), sin embargo, por testimonios bíblicos sabemos que este intento de fundar la
monarquía choco con resistencia de tipo antropológico, social y religioso. Así lo
recuerda el famoso apólogo Jotán:

  |        |    | |    |    | |    


      |   |  |   |    |   |  
         |  |      |  |    | |    | 
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La organización monárquica suscita divisiones de poder y de dinero que van en


contra del Dios de libertad del pueblo. A pesar de eso, Israel busca su rey y lo corona
como jefe del ejército, a fin de que combata a los soldados filisteos. En un primer lugar

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momento de incertidumbre y prueba, gobierna  mas como caudillo militar que
como rey con poder centralizado (años 1020-1004 a.C.). Sólo David soldado
profesional y gobernante carismático, guiado por su propia fortuna y animado de gran
fe, logra afianzar la monarquía sobre el pueblo (1000-965 a.C.) ! fue un
condotiero, comandante de los soldados mercenarios cereteos y peleteos. Pero al
mismo tiempo obraba como verdadero israelita: hizo un pacto con su pueblo (cf.
2sam. 5,3) y respeto la estructura y libertades de las tribus. Por eso su reinado vino a
interpretarse pronto como garantía mesiánica, señal de la presencia de Dios entre las
tribus de su pueblo.  "  fue dirigente. Deja a un lado las antiguas libertades y
organiza racionalmente un estado unificado al servicio de su propia economía
palaciega, así el estado se va volviendo enemigo de la libertad, sin embargo, se dará
con mayor intensidad esta actitud en los que siguen como reyes de Israel y de Judá,
suscitando las voces de protesta de la profecía.

La función mesiánica parece estar relacionada con el cumplimiento de las


viejas promesas patriarcales: con David se han realizado ya las viejas esperanzas, de
tal forma que el pueblo israelita puede presentarse como dueño de toda palestina (cf.
Gn. 15,18). Quizá la tradición a interpretado a David como el autentico Abrahán, que
desde Hebrón, ciudad de las promesas del patriarca, viene a conquistar toda la tierra
prometida. En esta línea ha de entenderse el interés que el rey demuestra por el arca,
signo de las tradiciones israelitas: quiere construirle en su ciudad un templo (casa),
para hablar de esta manea su política (cf. 2sam. 6). Por medio del profeta, Dios
responde que no quiere tener casa; será Dios quien edifique casa (o descendencia)
pera el rey, como dirá el profeta:

Yahvé te anuncia que él será quien te edifique a ti una casa. Cuando se cumplan
tus días y duermas con tus padres, elevare a tu descendencia detrás de ti, al que nazca
de tus entrañas: seré para él su padre, él será para mí un hijoǥ de esa forma, tu casa
estará firme y será eterno tu reino (cf. 2sam. 7, 10-12. 14-16).

No podemos comentar mas ese texto convertido pronto en principio de una


extensa literatura mesiánica donde se presenta al rey como expresión de Dios sobre la
tierra (cf. Sal. 89; 132). El pueblo de hombres libres donde todos actúan como signo de
Dios se ha transformado. Al mismo centro de ese pueblo se alza un hombre diferente:
el rey, donde se cruzan y concentran las líneas del conjunto. Solo en Cristo llegaremos
a entender lo que supone esa relación con Dios por el monarca.

También es nueva la función del templo. Antes había santuarios nacionales,


lugares de reunión sagrada del conjunto de las tribus, convocadas allí por el recuerdo
de los viejos patriarcas o la celebración conjunta de la alianza (Hebrón, Guilgal, Betel,
Siquén, etc.). Ahora surge, por encima de ellos, el antiguo lugar santo de Sión la

[c
c
jebusea, donde convergen los temas primigenios del monte del Señor (Is. 14, 12-15;
sal. 46; 48) y las nuevas tradiciones del pueblo unificado. De esa forma culmina
aquello que podríamos llamar el periodo fundante de la historia Israelita. De ahora en
adelante; Dios habitara en Sión y actuara por su monarca.

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%c

Luego de la amplia obra y muerte de Salomón (931 a.C.), hijo de David, se


extiende la historia de la separación del reino como castigo al pecado idolátrico de
Salomón:

Al norte de situó el  cc, ubicando su capital en Samaria, y al sur el


 cc$
%, teniendo por capital a Jerusalén. El sur por su parte se mantuvo fiel a
la dinastía davídica, en cambio el norte nombró como rey a Jeroboam, el cual introdujo
al pueblo en la idolatría.

En el caso del Sur, el acceso al trono se hacía por vía hereditaria, en cambio al
norte, el que quería ser rey debía llegar por cuenta propia, ya sea por medio de las
armas o por designación de Yahvé, como castigo por las malas obras de la dinastía
reinante.

 c'c ccc

Destaca que en la división del reino, diez de las tribus de Israel deciden
seguir el nuevo reino no davídico. Además que este reino pervivió 209 años, desde
la muerte de Salomón, hasta el exilio por parte de los Asirios en el 722 a.C.

En el reino del Norte hubo diecinueve reyes de nueve dinastías diferentes,


de las cuales destacan la de Omrí que reino más de cuarenta años y la del rey Ajab y
Jehú, cuyos sucesores reinaron casi un siglo. Sin embargo, no hay que olvidar que
Israel se fue debilitando con la dinastía de Jehú, al grado que se facilitó la conquista
de Samaria por parte de los asirios y que estos pudieran repoblar la tierra con
gente extranjera.

 c'c cc$
%c

Después de la división del territorio, Judá y Benjamín seguirán fieles al


poder de la dinastía davídica. Y será en este territorio en que cumplirá Yahvé la
promesa que hizo a David su siervo, Dzmantendré el trono de su realeza para
siempredz. Sin embargo, los reyes de Judá no siempre fueron fieles a su Señor, por
ello, el reino sólo subsistió 345 años, desde la muerte de Salomón, hasta el 586 a.C.

[c
c
con el destierro realizado por Babilonia. En Judá reinaron veinte descendientes de
David, de los cuales sólo nueve fueron buenos a la vista de Dios.

Del reino del Sur destacan Ezequías, que pudo librar al pueblo del ataque de
los asirios y además, por haber hecho una reforma religiosa que prohibía la
idolatría en la región, volviendo nuevamente los ojos al Señor, sin embargo, sus
sucesores volvieron a introducir la idolatría en medio del pueblo, es especial
Manasés que fue famoso por su impiedad.

El rey Josías, por su parte, retomó con más fuerza el culto a Yahvé, haciendo
una reforma más fuerte que su antecesor Ezequías. Josías fue el rey que unificó el
culto al santuario de Jerusalén, para evitar con ello caer en la idolatría, sin embargo,
a pesar de ser bien visto a los ojos de Dios, éste muere a temprana edad de manos
del faraón Necó. Los sucesores de Josías volvieron a la idolatría, y eso hizo que
Yahvé los entregará en manos de Nabucodonosor, el cual saqueó dos veces el
Templo y deportó a los habitantes de la ciudad, terminando con esta escena la
realeza hebrea, aunque con un toque de esperanza, por el hecho de que la estirpe
de David continua, aunque sea en el destierro.

Conviene decir, antes de culminar esta sección, que la construcción histórica


del esplendor de la realeza hebrea (Saúl, David y Salomón), se basa sólo en textos
bíblicos, debido a que hasta la fecha no se han encontrado noticias de esos hechos en
fuentes extrabíblicas que hayan sido escritas en esa misma época, sin embargo, sí
tenemos noticia de la existencia de algunos de los sucesores del rey David y de
algunos reyes del Norte:

ccc*5c#cc* =cdescubierta en el año 1868, data del siglo


IX a.C.cEsta nos habla de la existencia del rey Joram hijo del rey Ajab y que este último,
a su vez era hijo de Omrí, rey de Israel que había conquistado a Moab. Estos tres reyes
existieron en el reino del norte según la Sagrada Escritura por los años 885-841 a.C.

c c c Ô   descubierta el 21 de julio de 1993 por el arqueólogo


israelí Avraham Biran, del ð | () *   . La estela parece corresponder al rey de
Damasco Hazael, y es fechada por Biran en torno al siglo IX, aunque otros epigrafistas la
sitúan en el siglo VIII. Lo interesante de ésta es que da testimonio de la existencia de un
Dzrey de Israeldz y de una Dzcasa de Daviddz, refiriéndose a la dinastía davídica. Además, da
testimonio de la existencia de los reyes Ajab y Joram en el Norte y de Joram y Ocozías en
el sur.

[c
c
Con esto se comprueba la existencia de los dos reinos, pero ha dado lugar a creer
que en realidad el reino nunca fue uno y que por tanto, no se tiene testimonio de ello, sin
embargo, otros responden a esto diciendo que el hecho de que no hay testimonios
escritos de ello, es porque al rey David no le correspondía la etapa de la construcción y
que por tanto, él no pudo dejar pruebas de su existencia y esplendor.

c c (c" c

Bajo el poder helénico del imperio Seleúcida, Palestina fue regida en primer
lugar por Antíoco III, gobernador conciliador y favorable para los judíos. Aprobó la
reconstrucción de Jerusalén y favoreció el culto judío y a sus ejecutores. Sin embargos,
estos privilegios se fueron perdiendo con la llegada de las batallas contra Roma que
empezaba a conquistar partes del territorio Seleúcida.

Antíoco IV (175-164), toma el poder en medio de la crisis y promueve la


helenización acelerada de Jerusalén, en este tiempo muere asesinado el último Sumo
Sacerdote Sadoquita (hierocrático) plenamente legítimo, Onías III. Así el grupo de los
Tobíadas compran a Antíoco IV el Sumo Sacerdocio para uno de su partido. Con los
Tobíadas al frente del poder religioso, el culto judío cayó en detrimento, pues estos
estaban a favor de la helenización de Jerusalén. Los sacerdotes prefieren ir al gimnasio
que al servicio del culto e incluso algunos abandonan la costumbre de la circuncisión.

Ante esta situación el pueblo reflejo su inconformidad, provocando que Antíoco


IV respondiera instalando colonos militares entre ellos y derogando los privilegios
establecidos por su antecesor Antíoco III. Así inicia la persecución de los judíos,
obligándoles a que formaran un solo pueblo junto a los paganos, a costa de abandonar
sus tradiciones. Antíoco IV veló porque sus órdenes se llevaran a cumplimiento y para
ello, dedicó el templo de Jerusalén a Zeus, dios griego y destacó a un grupo de
inspectores que se encargaran de verificar si los judíos cumplían a no la nueva ley.

Como es lógico pensar, este decreto no fue bien recibido por los judíos, por ello
aunque al principio tuvieron una resistencia pasiva contra éste, en poco tiempo esta
revelación pasiva dio pasa a una revuelta armada. Es en este momento que entra a
primer plano Matatías, un sacerdote, y sus cinco hijos, que al no acceder a ofrecer
sacrificios a los dioses paganos, tiene que huir a las montañas para protegerse de la
persecución.

Esto dio origen a una pequeña guerrilla, que rápidamente hizo notar sus éxitos,
logrando con ellos más adeptos inconformes con el régimen actual. Al morir el
sacerdote Matatías, su hijo $
, apodado Maccabi o Martillo, tomo el mando de las

[c
c
armas. Su apodo posteriormente pasará a nombrar a toda su familia. Las rebeliones
dirigidas por Judas tuvieron tanto éxito que logró ocupar nuevamente la ciudad de
Jerusalén con sus compañeros, purificando el Templo tres años después de haber sido
profanado (164 a.C.). Sin embargo la lucha continuó, y finalmente, Judas fue derrotado
y murió, provocando una reinserción de la apostasía judía.

En el 161 a.C. los rebeldes eligen $ % sucesor de su hermano, para que se
encargara de mantener la lucha en pie. Al morir en el año 143 a.C. le sucede en el
cargo su otro hermano " , al cual, además de ser nombrado jefe militar fue
elegido 
" c . Simón logrará en el año 141 a.C. someter el último reducto
rebelde de la fortaleza de Jerusalén, alcanzando con ello, la independencia nacional
completa.

En una Asamblea realizada alrededor del año 140, los sacerdotes y el pueblo
decidieron dar legitimidad al poder de Simón y a la vez, hacer que estos fueran
hereditarios, instaurando con ello una nueva monarquía, la asmonea, que tendría para
sí el poder absoluto del país, tanto religioso, como político. Sin embargo, a pesar de su
labor, gran parte del pueblo no consideró que su poder fuera legítimo, por el hecho de
que no eran de descendencia davídica.

Simón ya como rey y sumo sacerdote, velará por mantener la paz con los sirios,
pero a su muerte debe dejar el reinado y sumo sacerdocio a su hijo $
c en el
135 a.C. y éste por su afán de expandir el reino, olvidará los ideales macabeos,
provocando con ello, la pérdida del apoyo que recibía de los fariseos y gran parte del
pueblo.

A su muerte Juan Hircano dejó el Sumo Sacerdocio a su hijo  


 (104
a.C.) y el poder político a la esposa de su hijo, Alejandra Salomé. Aristóbulo tomó el
título de rey, pero sólo pudo gobernar un año, fue mal visto por el pueblo por el hecho
de hacer morir de hambre a su madre y encerrar a sus hermanos.

A la muerte de Aristóbulo, Salomé se casó con uno de sus cuñados, : c


$ (103 a.C.), nombrándolo sumo sacerdote y rey, ésta aunque logró una mayor
expansión del reino, no logró ganarse la simpatía del pueblo, al contario, persiguió a
los que no le apoyaron.

A su muerte retoma el poder :c  "6 (76-67 a.C.), y ésta, a


diferencia de Alejandro, buscó el apoyo de los fariseos, dándoles las riendas del
gobierno durante su reinado. Alejandra nombró de Sumo Sacerdote a su hijo  c
 y éste asume la función real a la muerte de su madre. Sin embargo, fue desposeído
de la corona por su hermano  
 c (67-63 a.C.), en poco tiempo. Durante estos
años los dos hermanos mantuvieron una serie de luchas, hasta que en el año 64 a.C.

[c
c
Pompeyo interviniese en la lucha luego de derrotar al reino seléucida, convirtiendo a
Siria en una provincia romana. Al llegar Pompeyo a Jerusalén, éste entró sin dificultad,
pues los partidarios de Hircano II se encargaron de abrirle las puertas de la ciudad.
Los partidarios de Aristóbulo II se refugiaron en el Templo y resistieron ahí tres
meses, sin embargo, al final fueron derrotados y pasados a cuchillo.

A mediados del año 63 a.C., Pompeyo entra en el Santo de los Santos y con este
gesto pone fin al último vestigio del orgullo de la dinastía asmonea.

c c* +


(cc,"- cc"- c "c

La Monarquía Asmonea fue la última de las monarquías independientes de


Israel hasta la fecha. Sin embargo, después de su desaparición podemos hablar de una
nueva dinastía en el territorio Judío, la cual dependía del beneplácito del poder
Romano, ésta fue la dinastía herodiana, que se extiende del año 37 a.C con Herodes el
Grande hasta el 93 d.C. con Herodes Agripa II.

Cabe destacar aquí, que esta dinastía no fue de descendencia judía, pues  cc
3. (37 a.C. al 4 a.C.), fue el segundo hijo del idumeo Antipas y de la princesa
Cipros también idumea, por lo que Herodes no era de sangre judía, sin embargo, como
el judaísmo era la religión oficial después de Juan Hircano en el 125 a.C. y todos eran
circuncidados, él era aceptado oficialmente como judío.

A su muerte, Herodes dice en el testamento que había escrito, que el reino debía ser
heredado por su hijo +
 , sin embargo quien decidía esto a fin de cuentas era el
emperador romano. No obstante, Augusto confirmó la voluntad de Herodes el Grande
y le concedió gobernar sobre Judea, Samaria e Idumea, con el título de Etnarca, pero a
la vez dividió el poder con los otros dos hijos de Herodes ( c -c c
 c 0-), dándoles el título de Tetrarcas, además reservó una cuarta partes
para un procurador romano, ésta fue la región de Judea. Será  c-c, nieto
de Herodes el Grande, por parte de su hijo Aristóbulo, que volverá a unir el reino de
su abuelo, sin embargo no duró mucho tiempo, pues a la muerte de  c-cc
(hijo de Agripa I), la dinastía herodiana sería sofocada.

/ c c0
 ccc cccc

En Israel el rey no pertenece a la esfera de lo divino, está sometido como los


otros hombres a las exigencias de la alianza y de la ley. El ideal del rey fiel, justo y
pacífico, corona en cierto modo todo el ideal nacional: el ejercicio del poder regio debe

[ c
c
hacer que ese ideal pase a la práctica, en este sentido podemos mencionar algunas
funciones que le competen ejercer al rey en medio de su pueblo:

c 0
 c *= El aspecto militar la capacidad de aunar fuerzas contra
cualquier enemigo posible parece que fue históricamente el motivo que dio origen a la
monarquía. El pueblo lo dice cuando pide a Samuel un rey que salga al frente de
nosotros a luchar en la guerra (1sam 8, 20). Y las noticias de tipo analístico que
encontramos posteriormente lo confirman.

c 0
 c $
= En el mundo entorno de Israel. Otra de las funciones
principales del rey era administrar la justicia. La importancia de la función judicial se
advierte en la historia de Salomón. Lo que pide a dios al inicio de su reinado es
sabiduría para poder gobernar al pueblo. Dicha sabiduría se manifiesta en aspectos
muy distintos. Pero sobre todo se revela en la administración de justicia, resolviendo
el caso de las prostitutas.

En épocas posteriores encontramos datos parecidos. Se da por supuesto que el


rey es quien dicta la sentencia.
Por supuesto una sola persona no puede guerrear, gobernar y juzgar al mismo
tiempo. Por eso se organizan tribunales encargados de esta misión. Tribunales
parecidos debieron en los comienzos del pueblo, aunque con una estructura más
simple.

c 0
 c 2

= el gran responsable del culto es el rey, y muchas veces
actúa como sacerdote. Con respecto a las acciones concretas, el dato más frecuente se
refiere a la ofrenda de diversos tipos de sacrificio. Saúl, antes de antes de la batalla de
Micmas, ofrece holocaustos y sacrificios de comunión (1sam. 13,9). David, durante la
introducción del acá en Jerusalén, sacrifica un toro y un ternero cebado (2sam. 6,13); y
al final de la ceremonia, ofrece holocaustos y sacrificios de comunión, (2sam. 6,17).
Salomón ofrece en la ermita de Gabaón mil holocaustos (1Re 3, 4) y en Jerusalén, en
pie ante el arca de la alianza, holocaustos y sacrificios de comunión (1Re 3,14) datos
parecidos podrían multiplicarse fácilmente. En este contexto no es extraño que el rey
lleve a veces vestiduras sacerdotales (2sam 6,14), bendiga al pueblo, interceda por la
comunidad, presida las ceremonias, organice fiestas. Aunque es fácil exagerar algunos
de esos datos.

c0
 cc3  : Las acciones anteriores pueden limitarse a acciones
coyunturales: en momentos de peligro, en casos de difícil solución, a la hora de
organizar el culto. Pero la función de gobierno debe ejercerse todos los días:

-El rey toma medidas de tipo religioso cuando decreta que permanezcan en
Israel los nigromantes y adivinos.

[
c
c
-Medidas de de orden político-religioso la encontramos en David cuando
decide conquistar Jerusalén.
-Medidas estrictamente políticas de organización las tenemos en la formación
de los primeros gobiernos. Saúl organiza el ejército. David por ejemplo, ya tiene un
general, un heraldo, dos sacerdotes, un cronista y un jefe de tropas mercenarias. Con
Salomón, ya no tenemos un secretario, sino dos. Aparecen cargos nuevos: ministerio
del interior, consejero privado del rey, mayordomo real, encargados de las brigadas de
trabajadores. Además de las funciones político-económicas. Se da una verdadera
organización de gobierno.

& c ,(
 cc+
ccccc c c45!6cc c
c7
 c

c'  c- c45!6= Yahvé escoge a Saúl y luego a David para que sea el
jefe, el pastor de su pueblo Israel. Esta elección divina, de la que deja de hablarse en la
sucesión dinástica inaugurada con la designación de salomón, por David, reaparece en
el reino del norte, donde Yahvé, por medio de sus profetas, pone y depone a los reyes.
Tanto si es posible como sino introducir estas diferencias en términos institucionales
(realeza carismática- realeza dinástica) lo cierto es que la realeza dinástica davídica
no reduce la importancia de la elección divina.

Yahvé escoge a David y a su casa, elección que parezca renovarse en cada


investidura. La elección la ratifica su aclamación del pueblo, cuyo papel, por lo demás,
no se explicita mucho, pero sin embargo aparece varias veces como el garante de la
legitimidad davídica. Escogido por Yahvé, rey de Israel, para que se siente en el trono
de la realeza de Yahvé sobre Israel, el rey es un vasallo, su siervo y debe cumplir su
misión en el temor de Yahvé y la fidelidad a su voluntad. c

c9 cc45!6=cEn hebreo  y en los LXX +|   (mesías) aunque


disponemos de poca información sobre el ritual de investidura, parece que la unción
constituía en su elemento principal. Samuel unge a Saúl y a David, el cual más tarde
será ungido por los de Judá. Luego solo se menciona la unción de Absalón por sus
partidarios, la de Salomón, la Yehú, de Joaz y de Joacaz; sin embargo, y probablemente
todos los reyes de de Israel fueron ungidos.

Cuales quiera que fueran el origen y carácter democrático primigenio que a


veces se le atribuye, esta unción aparece como un rito religioso, que hace
efectivamente la elección divina, va acompañado con el don del Espíritu, y hace del rey
una persona consagra. En especial relación con Yahvé y como tal inviolable.

[ c
c
c: cc45!6=cEste título solo aparece dos veces en ,-##./ Según
los LXX y algunos manuscritos hebreos. Textos que algunos consideran además,
mesiánicos, pero que probablemente están en el origen de los salmos de
entronización. De ello sin embargo no se puede deducir la divinización del rey,
impensable en Israel, con su fe en Yahvé, Dios personal único y trascendente. Lo
mismo hay que decir del título de dios dado al rey que la Biblia aplica tanto a Yahvé
como a los seres de la corte celestial, o a hombres eminentes. El rey no es, por cierto,
un hombre como los demás, pero tampoco es Dios.

Los profetas que denunciaron tantas faltas de los reyes nunca denunciaron la
protección de ser dioses. La fórmula del salmo 110 podría ser inspirada
desmitizandola, en la imaginería de los reyes Egipcios, si bien se explica de manera
suficiente como fórmula de adopción. 01 |     *   ð| #-.'en. La
línea de la profecía de Natán (2sam. 7,14). Por la alianza con la dinastía de David
Yahvé adopto su dinastía, de modo que cada entronización conlleva la renovación de
dicha adopción.

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=cEsta referencia al sacerdocio del rey
única en el AT. Salmo 110,4, es difícil de interpretar, no aparece suficientemente
fundada la hipótesis de ðð2  Que ve el salmo 110 como un dialogo entre David y
Sadoc, en el que proclama que está en Jerusalén. Y el otro responde que Sadoc es
sacerdote de Israel. Aunque frecuentes las referencias de los reyes sacerdotes en el
oriente próximo, no basta para establecer su existencia en Israel.

La Biblia se refiere sin duda a menudo al papel cultural de los reyes, los cuales
intervienen en la organización y reforma del culto, e incluso ejecutan actos
sacerdotales propiamente dichos. La unción que hace rey al rey no lo constituye rey
en sentido técnico, sino que hace de él una persona consagrada, la cual en
determinadas circunstancia puede actuar como jefe religioso del pueblo.

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 =cSegún la concepción corriente del antiguo oriente,
el rey de Israel estaba considerado como salvador de su pueblo. Las esperanzas se
vuelven hacia el rey que libera de los enemigos y a la ayuda del cual se recurre en el
peligro, el es el sabio al que se pide justicia, conforme a la imagen de Yahvé, cuyo
trono se apoya en el derecho y la justicia, a favor de los más desamparados.

Del rey depende la paz y la prosperidad del país, la vida de su pueblo. Sin
embargo, estas esperanzas se verán frecuentemente frustradas, pero sobrevivirán a la
monarquía.

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En base a lo que hemos tratado, podemos decir que la
figura de los reyes fue de vital importancia en la constitución de
los pueblos del medio oriente. Su importancia deriva de la
necesidad que tenían los pueblos de tener un regente que
organizase sus actividades y les guiara en los momentos que
hubiera necesidad de defenderse del ataque de los pueblos
vecinos.

En este sentido, Israel no pudo dejar de lado ésta situación,


pues aunque en un primer momento no quisiera concebir a la
monarquía como la forma posible de gobierno del pueblo, por el
hecho de considerarla una traición a Dios, al final no les queda
otra solución que acceder a ella, pues de lo contrario no podrían
establecer una forma a la cual acceder para organizar al pueblo en
el caso de haber necesidad de defenderse de los pueblos
opresores. Sin embargo, hay que tener presente que a diferencia
de muchos de los pueblos vecinos, Israel mantuvo una concepción
purificada de la figura del rey, al grado de que para ellos, éste no
sería una figura divina o sustituta de Dios, sino un vasallo
predilecto, pero siempre al servicio de Yahvé.

En definitiva, debemos concluir que la figura real era de


gran importancia para los pueblos antiguos por el hecho de
converger en él toda la organización de la nación: Política,
Económica, Religiosa y Militar. Esto hacía a la vez que el rey fuera
signo de la unidad del pueblo.

De lo anterior deriva que en el caso de Israel, al rey se le


exigiera una gran integridad moral en todo a lo que se refería a su
labor de gobernar, por el hecho de ser el representante de Yahvé
en medio del pueblo y de la unidad nacional.

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Rc Äc 0>22 ,    0    à |  ð |   Instituto superior
de ciencias religiosas, Universidad de Navarra, Pamplona 2002.
Rc Ä'?> ''c 3' , à !         0    Verbo Divino,
cuaderno bíblico tomo105, Estella Navarra 2001.
Rc  ÄÄ ,  |    3   4  Herder, Barcelona 1993.
Rc 7?@ Ä , àð  |  5   6 Verbo Divino, Navarra, España 1988.
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1984.
Rc '>B 909cCÄ' , Ä |         Herder volumen 66,
Barcelona 1966.

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