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LA DEGRADACION DE SUELO EN LADERA.

UNIVERSIDAD NACIONAL
AUTONOMA DE HONDURAS
CURC-COMAYAGUA-
ASIGNATURA:

TEMA:
LA DEGRADACIÓN DE SUELO EN LADERA
CATEDRATICO:
INGENIERO: LUPIAC.
PRESENTADO POR:
KAREN LIZETH VALLECILLO MALDONDO.
CUENTA:
20141902031
COMAYAGUA, COMAYAGUA.
10 DE DICIEMBRE DEL 2018.

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LA DEGRADACION DE SUELO EN LADERA.

LA DEGRADACIÓN DE SUELO EN LADERA.

La Desertificación”) por desertificación se entiende la degradación de las tierras de zonas


áridas, semiáridas y subhúmedas secas como resultado de diversos factores tales como
las variaciones climáticas y las actividades humanas. “Por lucha contra la desertificación
se entiende las actividades que forman parte de un aprovechamiento integrado de la tierra
de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas para el desarrollo sostenible y que
tienen por objeto: - la prevención o la reducción de la degradación de las tierras, - la
rehabilitación de tierras parcialmente degradadas, y; - la recuperación de tierras
desertificadas; Por sequía se entiende el fenómeno que se produce naturalmente cuando
las lluvias han sido considerablemente inferiores a los niveles normales registrados,
causando un agudo desequilibrio hídrico que perjudica los sistemas de producción de
recursos de tierras. Por mitigación de los efectos de la sequía se entiende las actividades
relativas al pronóstico de la sequía y encaminadas a reducir la vulnerabilidad de la
sociedad y de los sistemas naturales a la sequía en cuanto se relaciona con la lucha
contra la desertificación. Por tierra se entiende el sistema improductivo terrestre que
comprende el suelo, la vegetación, otros componentes de la biota y los procesos
ecológicos e hidrológicos que se desarrollan dentro del sistema. Por degradación de las
tierras se entiende la reducción o la pérdida de la productividad biológica o económica y
la complejidad de las tierras agrícolas de secano, las tierras de cultivo de regadío o las
dehesas, los pastizales, los bosques y las tierras arboladas, ocasionada, en zonas áridas,
semiáridas y subhúmedas secas, por los sistemas de utilización de la tierra o por un
proceso o una combinación de procesos, incluidos los resultantes de actividades
humanas y pautas de población, tales como: - la erosión del suelo causada por el viento
o el agua, - el deterioro de las propiedades físicas, químicas y biológicas o de las
propiedades económicas del suelo: y, - la pérdida duradera de vegetación natural; Por
último, por zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas se entiende aquellas zonas en
las que la proporción entre la precipitación anual y la evapotranspiración potencial está
comprendida entre 0,05 a 0,65, excluidas las regiones polares y subpolares”. Según los
criterios de la UNESCO, 1979, las “zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas” se
pueden definir según los criterios de la Según estos criterios, se clasifican las zonas
áridas a partir de la precipitación y la evapotranspiración de Penman. Esta clasificación

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ha tenido gran aceptación tanto por su simplificidad como por su terminología. Algunos
autores han modificado los límites, por ejemplo Le Houérou (1993) propone como límite
superior de las zonas áridas el valor 0,28 (en lugar del 0,2).

(Rubio)

NIVEL MUNDIAL.

Una buena parte de los problemas que padece la humanidad obedecen a la degradación
y pérdida de los suelos. Cuando esto ocurre, el ser humano no puede cultivar, o las
producciones de las cosechas son exiguas. Lo mismo ocurre con las praderas y pastos.
Del mismo modo, el hombre y la biosfera se contaminan, pudiendo llegar a degradarse
enfermar o morir (según afecte a uno u otro), como veremos más adelante. Por tanto, no
obtenemos los alimentos necesarios (o están envenenados) para alimentar a la población
del área degradada o perdida. Debemos reiterar que las sociedades industriales han
contaminado el suelo hasta tal punto de que en muchos lugares los productos obtenidos
no son aptos para el consumo humano so pena de afectar gravemente a la salud
pública (morbilidad y mortalidad) de los habitantes que los ingieren. Debéis tener en
cuenta que el suelo no es un recurso renovable a escala humana. Se requieren cientos
o miles de años (según las condiciones de sus “factores formadores”) para regenerarse.
Obviamente, los suelos no se reproducen, aunque una vez perdidos, la edafosfera se
regenera, como lo hace la piel humana, trascurrido el tiempo necesario para ello.

En cualquier caso debemos distinguir (aunque lamentablemente no suele hacerse) entre


degradación o deterioro de un recurso y su pérdida. La última implica que el suelo
desaparece de un determinado lugar, ya sea por erosión o por el sellado del mismo
(creación de viviendas, industrias e infraestructuras, como embalses, carreteras,
aeropuertos, etc., etc.). Por el contrario, la primera implica que el recurso se deteriora, es
decir pierde parte de aquellas propiedades tan interesantes a las que aludíamos
en nuestro primer post comentado, por lo que no puede realizar adecuadamente los
“servicios edafosféricos” a los que por desgracia se les denomina equívocamente como
“las funciones del suelo”. Sin embargo, el suelo permanece. Comenzaremos por el último
caso, ya que es más sencillo de explicar. Si los suelos no son utilizados por el ser

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LA DEGRADACION DE SUELO EN LADERA.

humano con cuidado, sabiduría y cariño, pueden perderse, aflorando en caso extremo
las rocas subyacentes si se trata de la erosión, o siendo sepultados bajo cemento o
asfalto en el caso del sellado.

(Dakota, 2008)

Erosión del Suelo

La erosión del suelo puede producirse ya sea por el agua, el viento, el hielo, o la propia
gravedad. Hablamos entonces de erosión hídrica, eólica, glaciar-periglaciar, y
mecánica respectivamente. En la mayoría de los casos, los tipos hídricos, glaciar-
periglaciar y mecánicos requieren que el suelo se encuentre en posiciones fisiográficas
de pendiente (laderas de montañas, colinas, etc.). Por el contrario, en el caso de erosión
eólica tal requisito no resulta necesario. En cualquier circunstancia, el factor externo al
suelo que más influye sobre la erosión es la pérdida total o considerable de la cobertura
vegetal. La vegetación recubre el suelo y evita que las gotas impacten directamente sobre
él, ya que en caso de hacerlo su energía cinética destruye los agregados de los que
hablamos en el primer post, liberando las partículas elementales que lo constituyen
(arenas, limo, arcilla) que son más fácilmente arrastradas por el agua de escorrentía (en
el caso de las arcillas también pueden exportarse en suspensión a través del perfil hacia
ríos o aguas subterráneas). Del mimo modo, las raíces de las plantas, retienen el suelo
entre su entramado, resistiendo mejor las fuerzas que tienden a arrastrarlo hacia otros
lugares. Por otro lado, el viento, en ausencia de la cobertura vegetal, levanta las
partículas y las exporta, ya sea por suspensión en el aire (las más finas) o
por reptación (las más gruesas). Existen muchos subtipos de erosión para cada uno de
los cuatro grupos principales que hemos mencionado. Así por ejemplo, en el caso del
agua, podemos hablar de erosión laminar, surcos, cárcavas, etc. En el caso de la
gravedad, de deslizamientos, avalanchas, etc., y así sucesivamente. En una contribución
anterior, ya os explicamos con más detalle, una clasificación de los mismos. Como
habréis observado, muchos cultivos dejan extensas áreas de suelo desnudas, por lo que
este queda más expuesto a los agentes erosivos. Por estas razones, suele recomendarse
que entre las especies agrícolas sembradas (cuando se trata de plantas perennes) se
siembren otros herbáceos que tapicen y protejan el suelo. Se trata de lo que se

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denomina cultivos de cobertera. Si el agricultor siembra especies anuales y los suelos


requieren descanso para recuperarse (barbechos), es pertinente sembrar otros que lo
cubran mejoren sus propiedades. Hablamos de rotación de cultivos. Las
tradicionales terrazas o bancales, originadas por diversas culturas independientemente,
rompen la pendiente de las laderas en escalones, ayudando a impedir los procesos
erosivos. Todas ellas pueden considerarse buenas prácticas de conservación de suelos.

Degradación del Suelo.

Los procesos de degradación del suelo son excesivamente numerosos como para poder
explicar todos y cada uno de ellos. En general, son producto del mal uso que el hombre
realiza de los recursos edáficos. Seguidamente, abordaremos la descripción de los más
relevantes, sin pretender ser exhaustivos.

Pérdida de materia orgánica: Cuando el hombre cultiva la tierra y no repone la materia


orgánica que pierde (recordar que al cosechar se exporta de los agroecosistemas mucha
biomasa, que de esta forma limita la que retorna al suelo como necromasa), los
agregados del suelo terminan por deshacerse en sus partículas constitutivas (pérdida de
geles húmicos), empeorando su estructura y todas aquellas propiedades asociadas a lo
que en el susodicho post anterior denominamos “esponjamiento”. En consecuencia,
resulta ser de suma importancia adoptar técnicas agrarias y pecuarias que eviten la
pérdida de la materia orgánica de los suelos (laboreo sin labranza, etc,). La pérdida de
materia orgánica, como veremos más adelante también favorece la pérdida de
biodiversidad de organismos del suelo (falta de alimento) y su compactación. Estos son
oscuros en superficie cuando atesoran mucha y claros cuando albergan muy poca.

Salinización y sodificación: se trata de los procesos que tienen lugar al aumentar el


contenido de sales potásicas y sódicas del suelo, en detrimento de otros cationes, que
como el calcio, son vitales para la nutrición vegetal. Bajo estas circunstancias, el pH del
suelo aumenta en exceso (por encima de 8.5), generándose una captura muy
descompensada de los nutrientes que requieren las plantas. Más aun, cuando las sales
son principalmente sódicas, los agregados del suelo terminan siendo muy inestables,
destruyéndose con facilidad, y modificando la morfología del perfil y su estructura

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LA DEGRADACION DE SUELO EN LADERA.

negativamente. Prácticas frecuentes que provocan la salinización del suelo son el riego
con aguas relativamente salobres bajo un clima con déficit estacional de humedad. Un
abonado inadecuado también puede inducir ciertos tipos de salinización. Si
la salinización no es muy acusada puede revertirse, haciendo uso de la ingeniería
hidráulica o abonados específicos. Tales procesos, como hemos comentado, suelen
ocurrir justamente en los biomas con déficit estacional de agua, por lo que como veremos
más adelante, aparecen en los ambientes más susceptibles de ser desertificados. En
cualquier caso, no debemos confundir los suelos que son salinos en condiciones
naturales, de aquellos en los que la salinización la induce el incorrecto uso del suelo.Estos
últimos pueden tener un gran valor ecológico por las comunidades vegetales y fauna que
sustentan.

Acidificación: La acidificación es también un proceso que genera la descompensación


del balance de nutrientes, como la salinización. Podríamos decir que, al igual que en
los animales o el hombre, las plantas requieren una “dieta equilibrada”. Cuando no es el
caso, los vegetales absorben unos elementos químicos masivamente en detrimento de
otros, que son también imprescindibles para su correcta nutrición. Como resultado los
cultivos no se desarrollan vigorosamente, mermando la productividad de las cosechas.
En el caso de la acidificación, la mayor parte de los nutrientes son lavados (es decir
exportados) del suelo por el agua, siendo sustituidos por el hidrógeno, o lo que resulta
ser peor, aun el aluminio. Así el pH de los suelos desciende de 4.5 (muy ácidos), y la
pobreza de nutrientes merma la producción de la biomasa (ya sea en cosechas, prados
o pastos). Cuando el ión que termina por dominar el suelo es el aluminio, el pH puede
alcanzar valores inferiores a 4, produciéndose problemas de toxicidad. Prácticas y
fenómenos que inducen a que el suelo se acidifique son entre otros: la lluvia
ácida asociada a los suelos de climas húmedos en regiones muy industrializadas que
emiten sustancias tóxicas a la atmósfera, como las que son las ricas en azufre,
un incorrecto abonado, la repoblación del suelo con especies forestales que por su
naturaleza tienden a acidificarlo (por ejemplo, las repoblaciones forestales
con coníferas –pinos, abetos, etc.-), el drenado de suelos encharcados litorales (para su
puesta en cultivo) que sustentan la vegetación de los manglares, y otros. Como en el
caso precedente, debemos discernir entre suelos que por su naturaleza son ácidos, de

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LA DEGRADACION DE SUELO EN LADERA.

aquellos en los cuales la acidez es inducida por una inadecuada gestión del suelo. Este
proceso de degradación suele darse con más frecuencia en climas hiperhúmedos (y
generalmente fríos), es decir todo lo contrario que en el caso de la salinización.

Compactación: Se trata de la pérdida de la estructura del suelo, es decir de aquellas


propiedades de esponja de las que hablamos en el post precedente, que son las que
diferencian a las rocas de los suelos. Por lo tanto, el suelo pierde espacio poroso y
volumen tornándose más denso y pesado. Como ya comentamos, la pérdida de materia
orgánica favorece la compactación de los horizontes superficiales, lo cual resulta ser
especialmente grave cuando estos últimos carecen de vegetación (o es muy escasa) por
cuanto las gotas de lluvia impactan sobre el mismo, destruyendo sus agregados. Sin
embargo, existe otro proceso que también afecta a la compactación de los horizontes
profundos. Este último deviene del uso de la maquinaria agrícola excesivamente
pesada que comprime la estructura haciéndola perder porosidad.

Contaminación: La contaminación del suelo es un proceso muy grave y que se extiende


como una plaga por la edafosfera. Sin embargo, antes de comenzar a comentar el
tema conviene discernir entre contaminación y polución, aspecto que no suele ser tenido
en cuenta casi nunca. Hablamos de polución cuando un elemento que aparece
normalmente en los ambientes edáficos, en cantidades moderadas, alcanza magnitudes
tan exageradas que afectan a su estructura y dinámica. Este sería el caso por ejemplo
de un abonado excesivo que induce la acumulación de nitratos y fosfatos, entre otros
compuestos. Desde este punto de vista y aunque suelen tratarse por separado, la
salinización inducida por el himbre debiera ser entendida como un proceso de polución.
Por el contrario, el vocablo contaminación debería reservarse para todos aquellos
procesos que inducen la acumulación en el suelo de elementos o compuestos que son
ajenos al mismo. Un caso típico es el de los plaguicidas, y otros compuestos elaborados
sintéticamente por el hombre. También podría incluirse aquí a las sustancias
radioactivas (si bien pueden encontrarse de forma natural en algunos tipos de suelos en
ínfimas cantidades) que se escapan al ambiente tras accidentes de las centrales
nucleares.

(Dakota, 2008)

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LA DEGRADACION DE SUELO EN LADERA.

LATINOAMERICA.

a región latinoamericana y del Caribe posee alrededor de un 23% (736 millones de


hectáreas) de los suelos del mundo potencialmente arables; un 12% (170,9 millones de
hectáreas) de los suelos cultivados; un 17% (568,8 millones de hectáreas) de los
pastizales permanentes para crianza de animales; un 23% (966,5 millones de hectáreas)
de los bosques, incluido un 46% (885,5 millones de hectáreas) de los bosques tropicales;
un 31% (3.737 kilómetros cúbicos por año) del agua superficial aprovechable y un 19,5%
del potencial hidroeléctrico mundial susceptible de ser utilizado (1). La población de
América Latina y el Caribe se estima en 448 millones de habitantes, lo que corresponde
a un 8% de la población mundial. Su tasa de crecimiento medio anual durante la década
de 1980 fue de 2,2%. Para la década de 1990 se espera que esta tasa se reduzca a
1,9%, lo que significará un crecimiento poblacional de 90 millones de personas para el
año 2000 (2). Desde 1960 la población urbana ha crecido a un ritmo anual promedio de
3,8%, mientras la población rural sólo lo ha hecho a una tasa de 0,4% (3). En 1950 el
60% de los latinoamericanos habitaba en áreas clasificadas como rurales. Hacia 1990
este porcentaje se redujo cerca de un 30%. Para el año 2000 se prevé que tres de cada
cuatro latinoamericanos vivirán en zonas urbanas (4), 60% de ellos en ciudades de más
de 100.000 habitantes y 30% en asentamientos humanos de más de un millón de
habitantes (5). Durante el período 1980-1986 la población regional en situación de
pobreza creció a una tasa promedio anual de 3,8%, alcanzando al final del mismo a 176
millones de personas, esto es, un 43% de la población regional total. De los hogares de
la región ubicados en áreas rurales el 60% de ellos vivía bajo la línea de la pobreza,
incluido un 36% que lo hacía bajo la línea de la indigencia o pobreza extrema (6). Para la
adecuada valoración y manejo de estos antecedentes generales no debe perderse de
vista que la región latinoamericana y caribeña exhibe marcadas diferencias de un país a
otro e incluso entre distintas regiones de un mismo país. La percepción externa más o
menos generalizada de que los países del área constituyen un todo predominantemente
homogéneo susceptible de ser caracterizado por rasgos, tendencias y potencialidades
uniformes, da la espalda a la realidad de los hechos y no puede sino conducir a
conclusiones distorsionadas.

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LA DEGRADACION DE SUELO EN LADERA.

(Fuenzalida, 1991)

El proceso regional de pérdida y degradación de suelos obedece a múltiples causas,


generalmente interactuantes, entre las que pueden distinguirse las causas inmediatas de
las mediatas. Cuando hablamos de causas inmediatas nos referimos a las que inciden
próxima y directamente en el menoscabo de la potencialidad biogénica de los suelos, sea
en términos cuantitativos o cualitativos. Cuando aludimos, en cambio, a las causas
mediatas, nos referimos a las que inducen o favorecen, indirecta y más o menos
remotamente, la existencia y operación de las causas inmediatas, en términos tales que
de no existir aquéllas presumiblemente no existirían éstas, o al menos no se darían en la
magnitud y con la severidad con que están actuando. Este distingo podría eventualmente
contribuir a una complementación si no a una rectificación de las actuales estrategias de
conservación y recuperación de suelos, desde el momento que ofrecería una
aproximación a las raíces y motivaciones últimas de las actividades humanas que inciden
en su deterioro. En el marco de esta perspectiva las causas inmediatas de la degradación
de los suelos serian visualizadas como efectos de otras causas que las generan, y la
búsqueda de soluciones, sin desatender las primeras, apuntarían preeminentemente a
estas últimas. A escala regional, por lo menos, esta distinción, aunque viene siendo
progresivamente explicitada sobre todo en lo que se refiere a las relaciones entre pobreza
y deterioro ambiental, no parece haber sido suficientemente profundizada ni menos se
ha traducido hasta la fecha en directivas operacionales relevantes llevadas a la práctica.
Diversos estudios sugieren que el proceso regional de pérdida y degradación de suelos
se debe principalmente a la deforestación masiva, a la sobreexplotación de suelos, a la
excesiva artificialización de los cultivos que se practican en ellos y al crecimiento de las
ciudades a expensas de tierras de labranza. Los efectos más significativos de estos
procesos se miden habitualmente en términos de erosión y contaminación de suelos, y,
en último término, de desertificación. No debe pasar inadvertido que la mayor parte de
estos fenómenos, como la deforestación, por ejemplo, no sólo gravitan sobre los suelos,
sino, también, sobre todos los demás componentes del ecosistema. Entre los más
amenazados de estos otros componentes existe hoy día principal preocupaciones por la
supervivencia de la flora y la fauna asociadas al suelo y sus formaciones vegetales. De
los doce países del mundo más ricos en especies vegetales y animales —los llamados

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países "de megadiversdad ecológica"— cinco se encuentran en América Latina: Brasil,


Colombia, México, Perú y Ecuador (7). De mantenerse el ritmo actual de destrucción de
su hábitat natural, se calcula que durante los próximos 40 años podrían desaparecer entre
100.000 y 350.000 especies, la mayor parte de ellas apenas conocidas por la ciencia (8).

(Fuenzalida, 1991)

CENTRO AMERICA.

A nivel global el suelo es un recurso muy importante que cubre las necesidades de la
población en el mundo y mantiene el ecosistema que depende la tierra para su
sobrevivencia. Con una populación en crecimiento rápido y continuo los suelos sufren
presión en su productividad y se afectan por procesos de degradación. Asimismo, la
calidad de agua y biodiversidad entre otros servicios del ecosistema también se ven
afectados con la degradación del suelo. De este modo se torna fundamental implementar
acciones urgentes y realzar la importancia de los suelos para alimentar a una población
creciente. Para alcanzar gobernanza global del recurso suelo se requiere colaboración y
aumentar la concienciación en formuladores de política y otros agentes de la sociedad y
en las agendas globales. La Alianza Mundial por el Suelo (AMS) es un mecanismo
lanzado justo para afrontar estos retos. Dentro de la AMS se han formado las Alianzas
Regionales por el Suelo ( ARS) representando cada región del mundo trabajando para
implementar actividades en colaboración con las Oficinas Regionales de la FAO sobre el
recurso suelo para la seguridad alimentaria.

(CIAT., 2013)

De forma general, en 2001 se identificó que la degradación afecta al 75% de los suelos
de la región causando inseguridad alimentaria en la población. Abundan los suelos fértiles
y productivos dedicados al monocultivo y cultivos de exportación. Las malas prácticas
agrícolas y la mayor incidencia de fenómenos climáticos extremos son algunas de las
causas nombradas causando la degradación de los suelos en la región. Entre las
principales formas de degradación del suelo se encuentran: la erosión hídrica y eólica; la
baja fertilidad y bajo contenido de materia orgánica; la acidez; salinidad y sodicidad; mal
estatus del agua en el suelo ya sea por exceso o por carencia o sequia, esto ya sea

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LA DEGRADACION DE SUELO EN LADERA.

debido a un uso inadecuado del agua de riego o bien por efecto de las intensas lluvias;
pobre drenaje; la compactación por el uso excesivo de la maquinaria agrícola y el
sobrepastoreo; uso excesivo de agroquímicos (y en ocasiones de abonos orgánicos);
sellamiento de los suelos; quema y deforestación indiscriminada y la contaminación por
hidrocarburos y metales pesados. Cada país planteó los aspectos más importantes al
respecto. Se discutió que además, existen factores que agudizan la degradación de los
suelos: la falta en muchos países de legislaciones nacionales para el uso del suelo y en
aquellos casos en que la tienen, no existe las adecuadas regulaciones para su
implementación; poco personal especializado en la Ciencia del Suelo y sin una estrategia
de relevo generacional; inexistente o deficiente servicio de extensión a los productores;
falta de – 9 – presupuesto para enfrentar el inadecuado uso del suelo y la no
implementación del pago por servicios ambientales. Se constató que existe una definida
intención por parte de los representantes de todos los países por proteger el suelo,
disminuir la variabilidad en los mapas y de datos disponibles, armonizar las metodologías
de muestreos y de análisis de laboratorio y de leyes, aspectos todos que están incluidos
o inmersos en los pilares de acción de la AMS.

(FAO, 2013)

HONDURAS.

Estado actual y necesidades: Se menciona que hay una población de 8,5 millones, el
área total se de 112, 492 km2 donde el bosque natural cubre un 46% del territorio. La
agricultura está dedicada el 70% a exportaciones (Maiz, frijol, palma, banano etc),
representando el 17% de PIB. Los suelos dominantes ustropetp, fuvaquent, tropofluvent,
ustifluvent, aluviales. En cerros y montañas: Ultisoles, Entisoles, Inceptisoles (influencia
volcánica). Se encuentran bajos niveles de materia orgánica, horizontes endurecidos,
acumulación de cobre, sodicidad y salinidad. La mayoría de la población depende de la
agricultura en laderas para sobrevivir. Son graves los problemas de la erosión y
desequilibrios químicos de los suelos de ladera, por ello, hay que promover medidas de
conservación como la aplicación materia orgánica, el subsolado, enmiendas, yeso y
erosión hídrica. Se han implementado muchos proyectos, pero la adopción de medidas
en forma permanente no ha sido la deseada. Se requieren proyectos con nuevo enfoque

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LA DEGRADACION DE SUELO EN LADERA.

y hay carencia de capacidad técnica. Prioridades: El control de degradación de suelos


debe ser un proyecto permanente. Supeditar apoyo a agricultores que protejan el suelo.

(Toledo, 2013)

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BIBLIOGRAFÍA.

CIAT., I. d. (OCTUBRE de 2013). LANZAMIENTO DE LA ALIANZA MUNDIAL POR EL


SUELO. Obtenido de http://www.fao.org/3/a-bc022s.pdf

Dakota, C. o. (10 de JUNIO de 2008). FUNDACION PARA EL CONOCIMIENTOS DE


MADRID. Obtenido de
http://www.madrimasd.org/blogs/universo/2008/09/17/101114

FAO, L. Á. (31 de OCTUBRE de 2013). Obtenido de http://www.fao.org/global-soil-


partnership/en/

Fuenzalida, R. V. (31 de octubre de 1991). DEGRADACION. Obtenido de


file:///C:/Users/Alma%20Arias/Downloads/1119-5681-1-SM%20(1).pdf

Rubio, J. L. (s.f.). DEGRADACION DE SUELOS . Obtenido de


http://ocw.upm.es/ingenieria-agroforestal/climatologia-aplicada-a-la-ingenieria-y-
medioambiente/contenidos/tema-10/DEGRADACION-DE-SUELOS.pdf

Toledo, M. (03 de OCTUBRE de 2013). LADERAS. Obtenido de http://www.fao.org/3/a-


bc022s.pdf

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