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‘Cuche, Denys. Lanocién de cultura en las ciencias sociales - 1* ed. - 2* imp. = Buenos Aires: Nueva Visién, 2002 160 p.; 19x12 em, (Claves) Traduccién de Paula Mahler ISBN 950-602-985-9 1. Sociologia de la Cultura - I. Titulo COD 308 ‘Titulo del original en francés La notion de culture dans les sciences sociales © Baitions La Découverte, Paris, 1966 Manuel Manriquez Dfaz Psleélogo Organizaclonal ogo Ea area Lal PIA ‘Toda reproduccién total o parcial de esta MATABEZIBRO obra por cualquier sistema —incluyendo el YES UNDELITO . fotocopiado—que no haya sido expresamen- te autorizada por el editor constituye una infraccién a los derechos del autor y ser reprimida con penas de hasta seis afos de prisidn (art. 62 de la ley 11.723 y art. 172 del Cédigo Penal). © 2004 por Ediciones Nueva Visién SAIC. Tucuman 3748, (1189) Buenos Aires, Republica Argentina. Queda hecho el depésito que marealaley 11.723. Impresoen la Argentina Printed in Argentina INTRODUCCION “BI problema de la cultura o, mejor dich de las culturas, exporimenta ua rena‘ miento en la actualidad, tanto en el plano intelectual, a raiz dela vitalidad del cultu- ralismo norteamericano, como en el plano politico. Al menos en Francia, nunca se hhablé tanto de cultura como hoy (a propé- sito de los medios de comunicacién, a pro- sito de la juventud, a propésite’ de los inmigrantes) y este uso de la palabra, con ‘mayor o menor control, constituye, por si solo un dato etnolégica.” ‘Mare Augé [1988] * Lanocisn deculturaesinherentea lareflexién delasciencias Sociales, Estas la necesitan, de alguna manera, parar pensar Ja unidad de la humanidad en la diversidad sin hacerlo en ‘términos biolégicos. Parece proporeionar la respuesta mas satisfactoria a la cuestion de la diferencia entre los pueblos, dado que la respuesta “racial” se ve cada vez més desacredi- tada a medida que se producen avances en los estudios genéticos de las poblaciones humanas. El hombre es esencialmente un ser de cultura, Bl largo proceso de hominizacién, que comenzé hace mas o menos quince millones de afios, consistié, fundamentalmente, en pasar de una adaptacién genética al medio ambiente natural una adaptacién cultural. Durante esta evolucién, que fina- liz6 en el Homo sapiens sapiens, ct primer hombre, se operé una formidable regresién de los instintos, “reemplazados” progresivamente por la cultura, es decir, por esa adaptacién imaginada y controlada por el hombre, mucho aes que la adaptacion genética pues es mucho més(diictil ¥ se,” puede transmitir con mayor facilidad y rapidez. permite que el hombre no sdlose adaptea su entornosinague “7: Kava que aati so adapts acl, asus necasttatea proyectos, io de Otro mHOdO, Ta Cul ‘posibleTa transformacion de la naturaleza” ~Sibien todas las “poblaciones” humanas poseen el mismo bagaje genético, se diferencian por sus elecciones culturales, * Las referencias entre corchetes remiten a la bibliografia que se ‘encuentra al final de la obra 5 ‘altura? s2 e040 cee Y COURS ‘yaquecada una intenta soluciones originales para los proble- mas que se le plantean, Sin embargo estas diferencias no son irreductibles entre si, pues, dada la unidad genéticahumana, representan aplicaciones de prineipios eulturales universa: les, susceptibles de evoluciones e, incluso, de transformacio- nes. Porlotanto, la nocién de cultura es la herramienta adecua- da para terminar con las explicaciones naturalistas de los, comportamientos humanos. Lanaturaleza en el hombreesta totalmente interpretada por la cultura. Las diferencias que podrian parecer més vineuladas con propiedades biolégicas, particulares como, por ejemplo, la diferencia entre los sexos, no pueden observarse nunca en “estado bruto” (natural) pues, para decirlo de algiin modo, la cultura se apodera de ellas“inmediatamente”: ladivisién sexual de los rolesy delas tareasen lassociedades humanas es un resultado fundamen- tal de la cultura y por eso varia de una sociedad a otra. No hay nada puramente natural en el hombre. Nisiquiera Jas funciones humanas que responden a necesidades fisiol6s- gicas, comoel hambre, el suetio, el deseo sexual, ete., carecen de un formato cultural: las sociedades no dan las mismas respuestas a estas necesidades. A fortiori, en los campos en Jos que noexisten restrieciones biolégicas, los comportamien- tos estén orientados porla cultura. Por eso cuandoa los nifios de los medios burgueses se les dice “sé natural’, en realidad loque se les esté diciendo es “actiia de una manera acorde eon el modelo de cultura que se te transmitio”. La nocién de cultura, entendida en un sentido amplio que remite a modos de vida y de pensamiento, es ampliamente admitida en la actualidad, aun cuando no deja de carecer de ambigiedades. Pero no siempre fue asf. Desde su aparicién, enel siglo xvnt, la idea moderna de cultura provoeé constan- temente fuertes debates. Cualquiera sea el sentido preciso que se le diera a la palabra ~y no faltaron definiciones-, siempre hubo desacuerdo sobre su aplicacién a tal o a cual realidad. Y es porque la nocién de cultura penetra directa- mente en el orden simbdlico, en aquello que se vincula con el sentido, es decir, en aquello sobre lo cual es complicado ponerse de acuerdo, Las ciencias sociales, a pesar de su interés por la autono- mia epistemolégica, no son nunca totalmente independientes deo los contextos intelectuales y lingtiisticos en los que elabo- ran sus esquemas tedricos y conceptuales. Por eso el examen 8 del concepto cientifico de cultura implica el estudio de su evolucién histérica, directamente vinculada con la génesis social de la idea moderna de cultura. Esta génesis social revela que, detrés de los desacuerdos seménticos sobre la Justa definicion de la palabra se disimulan desacuerdos sociales y nacionales. Las luchas de definicin son, en reali- dad, luchas sociales, puesto que el sentido que hay que darle a las palabras proviene de compromisos sociales fundamen- tales (capitulo D) Luego expondremos la invencién propiamente dicha del concepto cientifico de eultura, que implica el paso de una definicién normativaa una definicién deseriptiva. Contraria- mente a la nocién, mas o menos rival on el mismo campo seméntico, de sociedad, la nocién de cultura no se aplica mas, que a lo que es humano. Ofrece la posibilidad de concebir la unidad do! hombre en la diversidad de sus modos de vida y de creencias con el énfasis puesto, seguin quién sea el investiga- dor, en la unidad o en la diversidad (capitulo 11). Desde la introduecién del concepto en las ciencias del hombre, asistimos a un desarrollo importante de las investi- gaciones sobre la cuestién de las variaciones culturales, ‘especialmente en las ciencias sociales norteamericanas, por Tazones que no responden al azar y que analizamos aqui. Investigaciones sobre sociedades extremadamente diferen- teshicieron resaltar lacoherencia simbélica (nunca absoluta, sin embargo) del conjunto de las précticas (sociales, econémi- cas, politicas, religiosas) de una colectividad particular o de tun grupo de individuos (capitulo 111). El estudio atento del encuentro de las culturas revela que éste se realiza segun tres modalidades muy diferentes ¥ que lega a resultados que contrastan extremadamente segiin las situaciones de contacto. Las investigaciones sobre la“aculturaci6n” permitieron superar una buena cantidad de ideas recibidas sobre las propiedades de la cultura y renovar profundamente este concepto. La aculturacién aparece no como un fenémeno ocasional, de efectos devastadores, sino como una de las modalidades habituales de la evolucién cultural de cada sociedad (eapitulo IV). El encuentro de las culturas no se produce sélo entre sociedades completas sino también entre grupos sociales que pertenecen a una misma sociedad compleja. Dado que estos sruposestén jerarquizados, es posible observar que las jerar- quias sociales determinan las jerarquias culturales, loque no 1 LL aaa oY ae —] eC significa que la cultura de un grupo dominante determine la cultura de los grupos sociales dominados. Las culturas de las clases populares no carecen de autonomia ni de capacidad de resistencia (capitulo V). La defensa dela autonomia cultural esta muy relacionada con la preservacién de la identidad colectiva. “Cultura” e “identidad” son conceptos que remiten auna misma realidad, vista desde dos 4ngulos diferentes. Una concep lista de la identidad no resiste tampoco el examen de una concepeién esencialista de la cultura. La identidad cultural de un grupo dado no puede comprenderse mas que si se estudian sus relaciones con los grupos cercanos (capitulo VD. El analisis cultural conserva actualmente toda su perti- nencia y sigue siendo apto para dar cuenta de las logicas simbolicas instauradas en el mundo contemporéneo, siempre que nosedejen de ladolas enseiianzas de lasciencias sociales. Nobastacon tomar deellasla palabra “cultura” paraimponer una lectura de la realidad que, a menudo, oculta un intento de imposicién simbdlica. Tanto en el eampo politico como en el religioso, en la empresa o cuando se trata de los inmigrantes, lacultura nose decreta. Ella no se manipula como una vulgar herramienta pues se origina en procesos extremadamente complejos y, ean frecuencia, ineonscientes (capitulo VID. Este libro, que tiene por objeto presentar la nocién de cultura tal como es definida y utilizada en las ciencias sociales, no es, entonces, una reflexi6n sobre la cultura en su acepcién restringida, académica, “eultivada” que remite a obras llamadas culturales y précticas que estan ligadas acllas. Por lotanto, el lector no debe esperar encontrar aqui expuestos los trabajos sobre sociologia dela ercacion artistica ydel consumocultural relativos al teatro, alcine, alalectura, a la freeuentacién de los museos, ete., que constituyen una bbuena parte de las investigaciones de lo que se ha convenido en Hamar la sociologia de la cultura. En el marco de esta obra no es posible presentar todos los uusos de la nocién de cultura en las ciencias sociales y huma- nas. Privilegiamos ala sociologia y alaantropologia, pero hay otras disciplinas que recurren a esta nocién, como la psicolo- gia y, especialmente, la psicologia social, la historia, la ‘economfa, ete. Fuera de las ciencias sociales, la nocién tam- bién se emplea, en especial en la filosofia. Como no pudimos ser exhaustivos, nos parecié legitimo concentrarnos en cierta cantidad de nociones fundamentales del andlisis cultural. 8 I GENESIS SOCIAL DE LA PALABRA Y DE LA IDEA DE CULTURA Las palabras tienen una historia y, en cierta medida, tam- bién, las palabras hacen la historia. Si esto es verdad para todas las palabras, se puedo verificar especialmente en el aso del término “cultura”. El “peso de las palabras”, para retomar una expresién medistica, contiene el peso de la relacién con la historia, la historia que las hizo y la historia que contribuyen a hacer. Las palabras aparecen para responder a ciertos interro- gantes, a ciertos problemas que se plantean en periodos histéricos determinados y en contextos sociales y politicos peeificos. Nor mismo tiempo, plantea may, on cierto modo, resi La invencién de la nocién de cultura es, en si misma, reveladora de un aspecto fundamental de laculturaenlacual pudo darse esta invencién y que, por el momento, a falta de ‘un término mas adecuado, Hlamaremos la cultura occidental. Alainversa,¢s significativo que!apalabra “cultura” no tenga equivalente en la mayoria de las lenguas orales de las sociedades que habitualmente estudian los etndlogos. Esto no implica, evidentemente (jaunque no todo el mundo com- parta esta evidencia!) que estas sociedades no tengan cultu- ra, sino que no se plantean la cuestién de saber si tienen ono una cultura y menos atin de definir su propia cultura. Por eso, si se quiere comprender el sentido actual del concepto de cultura y su uso en las ciencias sociales, es indispensable reconsiruir su génesis social, su genealogia, Dicho de otro modo, se trata deexaminar cémose ha formado la palabra, luego el concepto cientifico que depende de ella y, porlo tanto, encontrar suorigeny suevolucién semadntica. No se trata de que nos dediquemos a.un anélisis lingtiistico sino, 9

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