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Jhon Milton Rodríguez
Cita bíblica : Mateo 26:36
El estancamiento es un sofismo, no existe. En todas las áreas de tu vida o avanzas, o
retrocedes, eso no tiene un punto medio. Dios te dio vida para avanzar y no para
retroceder. Efesios 6:10 habla sobre la armadura porque los soldados de guerra
usan armadura. Cuando una persona retrocede, es herido porque la armadura de
Dios no protege la espalda. Lo que Dios te ha confiado es para avanzar; tienes que
sacar la depresión de tu vida, no puedes vivir con eso. La depresión viene como
consecuencia de confiar exageradamente en ti mismo o en los otros: ningún ser
humano es ilimitado. Si puedes confiar en la gente, pero recuerda que la confianza
ilimitada es con Dios.
La sobre expectativa daña las relaciones interpersonales; tienes que comprender
que tus trabajadores, o tus hijos, o tus discípulos tienen errores. No puedes
deprimirte porque la gente tenga una forma de ser: antes predisponte para
ayudarlos a mejorar. A veces te desanimas con el jefe, el líder o el pastor y eso es el
inicio del retroceso. Por eso hay gente que se amarga la vida sin necesidad: hay
cosas que nos duele pero tenemos que superar esos momentos de dolor; ese dolor
forma nuestro carácter y nuestra vida. Tu empresa, tus productos, tu trabajo,
quieres que todo sea perfecto pero no siempre las cosas van a salir bien; solo puedes
confiar de forma ilimitada en Dios que Él nunca te va a fallar.
1 Corintios 13 habla sobre el verdadero amor. No puedes amar a una persona solo
hasta que se equivoquen. El romanticismo no es sana doctrina. Con sentirte la
victima tampoco vas a lograr nada; no puedes ser tan sensible que con cualquier
broma que te hagan te desanimen. La vida avanza y tú no puedes retroceder por
detalles tan mínimos; tú tienes que tomar la decisión de no amargarte la vida. No
puedes dejar que un diagnostico medico te amargue la vida: La Palabra dice que
vivir es Cristo y morir es ganancia. Si has perdido algo, si te echan del trabajo, aun si
pierdes un ser querido, no te amargues: piensa siempre en lo bueno, decida ser feliz.
Tienes que desafiarte a no perder ni un segundo en la vida, tienes que disfrutarla al
máximo: disfruta a tu esposa, a tus hijos, a tus padres; tal vez piensas que tu esposo
tiene muchas imperfecciones pero algo bueno tiene que tener: por algo bueno te
casaste con ese hombre o con esa mujer, y trata de pensar en eso bueno para que lo
malo se empiece a ir. Ahora, Jesús hizo tres cosas para poder alcanzar su destino y
hoy las vas a aprender para que tu también puedas alcanzar el tuyo.
1. Quebrantamiento. Es reconocer lo malo que has hecho y disponerte a sacarlo de
tu vida; todos tenemos hábitos a los cuales nos hemos acostumbrado y no son
precisamente buenas; es reconocer cuales son las actitudes que no sirven para nada:
la gente quiere avanzar pero sin la ayuda de Dios no se consigue nada; cuando Dios
no está en el asunto, la vida se te acaba en ganas. Sin la ayuda de Dios los hijos no
son transformados. Apreciado lector: la vida es difícil con la ayuda de Dios, ahora
imagínate ¿Cómo sería la vida sin la ayuda de Dios? Si algo en su vida es difícil,
levante su clamor al cielo, hágase oír del Señor y disponga su corazón para ser
formado y exigido, por último trabaje en el propósito y vas a ver como lo que parecía
difícil terminará siendo otra victoria en tu vida. Necesitas quebrantamiento,
derramar lagrimas del corazón: Jesús siendo Santo reconoció que Él tenía una
voluntad y el Padre tenía otra, y si Jesús pasó por eso siendo SANTO, mucho más
nosotros que somos imperfectos y llenos de errores. No puedes descuidar la
santidad, cada día tienes que romper y quebrantar tu carácter. Hay que morir a todo
lo oculto; si estas encaprichado o enamorado o enamorada de alguien que nada que
ver con Dios tienes que quebrantar ese capricho; si piensas casarte con una mujer
porque es bonita, pero es grosera, coquetea con otros hombres, eso no es amor sino
lujuria y tienes que quebrantarla. No te puedes casar solo porque tienes una
necesidad sexual: si te vas a casar, tiene que ser para tener un hogar pulcro y digno.
Si quieres avanzar tienes que tomar impulso, y los atletas para tomar impulso lo
hacen DE RODILLAS. Tu impulso no puede ser retroceder, sino estar de rodillas
como los atletas, de rodillas pero delante de la presencia de Dios.
2. Hay que renovarse. Tal vez lo que has hecho hasta hoy ha sido bueno y te ha
servido para ser exitoso en ciertas áreas, pero si quieres más, eso bueno que hiciste
ya no te sirve: ahora tienes que empezar a hacer lo mejor, es decir, mejorar lo que
estabas haciendo. Tú eres el resultado de la naturaleza que le impartes a la vida. Hay
dos factores que te abren puertas en tu vida: las aptitudes y las actitudes; Tienes
habilidades pero tienes que tener también comportamientos; con tener una
habilidad no es suficiente, muchas personas tienen habilidades pero no alcanzan la
meta: es necesario tener un comportamiento, es decir, una disposición de hacerlo
mejor cada día. Tienes que renovarte, en el lenguaje, en tu forma de vestir, en tu
forma de comer, en tu forma de tratar a las personas, etc., y tienes que renovarte a
través de la Palabra de Dios. Dios hace nuevas todas las cosas, Él no vino a
envejecerte sino a rejuvenecerte; hasta en la vejez vas a tener fruto (mire el ejemplo
de Abraham); tienes que ser más educado, más responsable, tener un mejor
vocabulario: una mala actitud hace que retrocedas y tu vida siempre debe estar
direccionada hacia delante. ¿No sabes cómo hacerlo? Entonces capacítate; no saber
cómo ser exitoso no es excusa para no ser exitoso, al contrario: la gente exitosa no
sabía cómo ser exitosa, pero se capacitaron y lograron superar todas las
adversidades que se entrometieron.
3. Enfocarte en el propósito. En la vida hay dos cosas que siempre te quieren
distraer: una es la crítica y otra el elogio. Tienes que tener tu enfoque: sabes para
que Dios te llamo. La crítica busca apropiarse de un error que has cometido para
hundirte y no dejarte levantar; pero por su parte, el objetivo del elogio es
engrandecer tu orgullo hasta hacerte creer que todo lo puedes hacer por ti mismo, y
lo cierto es que tu necesitas al Señor en todas las áreas de tu vida. Tú no puedes
hacer las cosas porque a la gente le guste o no, sino que tienes que hacer las cosas
que Dios te ha mandado a hacer. Mucha gente te va a criticar y mucha gente te va a
elogiar: ni los que te critican ni los que te elogian te han llamado, el que te llamó fue
Dios y mientras tu escuches solamente su voz vas a conquistar lo que te has
propuesto.