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Desde mediados de los 60´se difundió la aceptación de una teoría sobre el universo primitiva
que los astrónomos llaman “El modelo corriente”, denominado teoría del bing bang o “Gran
Explosión”.
En el comienzo hubo una explosión. No como las que conocemos en la Tierra, que parten de
un centro definido y se expanden hasta abarcar una parte más o menos grande del aire
circundante, sino una explosión que se produjo simultáneamente en todas partes, llenando
desde el comienzo todo el espacio y en la que cada partícula de materia se alejó rápidamente
de toda otra partícula. “Todo el espacio”, en este contexto, puede significar, o bien la totalidad
de un Universo infinito, o bien la totalidad de un Universo finito que se curva sobre sí mismo
como la superficie de una esfera. Ninguna de estas posibilidades es fácil de comprender, pero
esto no debe ser un obstáculo; en el Universo primitivo, importa poco que el espacio sea finito
o infinito.
Es la que sostiene que la Tierra y los demás planetas giran alrededor del
Sol. El heliocentrismo, fue propuesto en la antigüedad por el griego
Aristarco de Samos (310 a. C. - 230 a. C.), quien se basó en medidas
sencillas de la distancia entre la Tierra y el Sol, determinando un tamaño
mucho mayor para el Sol que para la Tierra. Por esta razón, Aristarco
propuso que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol y no a la inversa.
James Dewey (Jim) Watson persuadido por un libro sobre la vida, de que el
estudio de los genes ofrecía excitantes perspectivas de descubrimiento.
Trabajaba en la estructura de las moléculas orgánicas grandes, en el
Consejo de Investigaciones Médicas del King’s College de la Universidad
de Londres, usando la misma técnica del análisis de difracción por rayos-X
que el equipo de Pauling en la CalTech. La descripción que le hizo Wilkins
de su trabajo reforzó el interés dc Watson por el tema, y fue aceptado
para realizar investigaciones en el Laboratorio de Cavendish. Llegó a
Cambridge poco después de cumplir veintitrés años, y estableció
inmediatamente una buena relación con Crick, que por entonces tenía
treinta y cinco años.
Crick y Watson estaban dispuestos a investigar la estructura del ADN, pero
sus superiores los desanimaron, ya que eran conscientes del trabajo que
llevaban a cabo en el King’s College. Se suponía que los trabajos del King’s
eran un esfuerzo común de Maurice Wilkins (un físico neozelandés de
treinta y tres años nacido en las Islas Británicas, que había trabajado con
la bomba atómica en Estados Unidos, pero que se había alejado de la
física nuclear horrorizado por las consecuencias de ese trabajo), y una
química británica de treinta años llamada Rosalind Franklin, pero en
realidad ambos estaban enfrascados en una lucha de personalidades.
Franklin era una cristalógrafa muy experimentada. La cristalografía era
una tecnología exigente, basada en la técnica de difracción de los rayos-X,
esencial en la investigación de la estructura de las moléculas grandes. Se
trataba de una tecnología en la que ni Watson ni Crick tenían ninguna
experiencia, así que hicieron lo mejor que pudieron con la única
alternativa a su alcance, la construcción de modelos. Pero sin las pistas
que podía proporcionar la cristalografía, fueron incapaces de realizar
progresos reales, y sólo era cuestión de tiempo que el equipo de Pauling,
en la CalTech, que dominaba ambas técnicas, diera con la respuesta
correcta.
Así pues, en la primera década de este siglo, la idea de que incluso los
continentes, lejos de permanecer fijos e inmóviles, podían moverse en el
curso de vastos períodos de tiempo no era completamente nueva.
El conjunto de la teoría proporcionaba una explicación satisfactoria de la
distribución actual de las masas de tierra firme o continentales, pero era
preciso encontrar el mecanismo que provocaba estos desplazamientos. A
este respecto, Wegener supuso que las masas continentales flotaban
sobre algún tipo de magma plástico, como el que mana de las grandes
profundidades durante las erupciones volcánicas, y señaló que la
constante rotación de la Tierra determinaría una deriva hacia el oeste.
La teoría especial
6Sabe a qué velocidad iba?— nos pregunta el policía del segundo coche.
—Me temo que no— dice el otro policía —Iba solamente a 30 kilómetros
por hora cuando me ha adelantado.
El segundo coche pensaba que él estaba en reposo, así que veía al primer
coche circulando a 110, y a nuestro coche a 140 kilómetros por hora.
EL ÁTOMO
Átomo, la unidad más pequeña posible de un elemento químico. En la
filosofía de la antigua Grecia, la palabra "átomo" se empleaba para
referirse a la parte de materia más pequeño que podía concebirse. Esa
"partícula fundamental", por emplear el término moderno para ese
concepto, se consideraba indestructible. De hecho, átomo significa en
griego "no divisible". El conocimiento del tamaño y la naturaleza del
átomo avanzó muy lentamente a lo largo de los siglos ya que la gente se
limitaba a especular sobre él.
Teoría de Dalton
Ley de Avogadro
La experiencia nos muestra que los objetos están inmóviles a menos que
alguna fuerza actúe sobre ellos. Cualquier objeto abandonado a sí mismo,
si no se mueve permanecerá quieto y si se está moviendo llegará
finalmente a su estado "natural” de reposo: una pelota picando alcanzará
cada vez una altura menor hasta que finalmente terminará por detenerse;
si la pelota está rodando se detendrá al cabo de un tiempo, a no ser que
alguien la empuje o que se mueva sobre un plano inclinado. La Luna y los
planetas, en cambio, han permanecido en movimiento a través de los
siglos y éste parece ser su estado “natural”; es necesario entonces
encontrar cuál es la fuerza que les impide quedarse quietos o qué los hace
diferentes de los objetos que existen sobre la Tierra. La aparente
contradicción entre los estados “natural” de los distintos cuerpos fue
atacada científicamente por primera w por Galileo y Newton. La clave de
su resolución está en distinguir distintos tipos de movimiento y en
reconocer que no hay nada de particular e el estado de reposo. Newton
enunció las leyes que permiten describir el movimiento de los cuerpos. La
primera ley establece que un cuerpo en repos. o que se mueve en línea
recta a velocidad constante permanecerá en reposo o en movimiento
uniforme a menos que sobre ellos actúe una fuerza ex terna. ¿Cómo
explicar entonces que la pelota se detenga? Para frenar o acelerar un
cuerpo, es decir para apartarlo de su movimiento rectilíneo uniforme es
necesario aplicar una fuerza. En el caso de la pelota, esta fuerza se llama
fricción o rozamiento y es un proceso muy complicado que todos hemos
usado alguna vez, por ejemplo para frenar la bicicleta apoyando unen el
suelo.
Galileo dedujo la relación (las leyes) entre las distancias recorridas por los
cuerpos y los tiempos empleados en recorrerlas, para distintos tipos de
movimientos (rectilíneo uniforme, uniformemente acelerado, curvilíneo).
Construyó así la tabla de datos que, junto a las leyes de Kepler,
permitieron a Newton encontrar el principio físico y matemático sobre el
que se sustentan.
F=(GmM)/R2 (1)
Así, la fuerza ejercida por la Tierra (de masa M) sobre la Luna (cuya masa
representamos por m) será mucho mayor que la ejercida por la Tierra
sobre una manzana (de masa mucho menor que la de la Luna), y la
atracción gravitatoria entre dos manzanas será perfectamente
despreciable. Utilizando los datos de que disponía sobre la Luna, su
distancia a la Tierra y su período de traslación Newton advirtió que la
fuerza de atracción entre dos cuerpos satisface una ley de cuadrado
inverso, es decir, disminuye como el cuadrado de la distancia que los
separa, como indica la fórmula (1). Esta ecuación resume el contenido de
su tercera ley o ley de gravitación universal.
Newton obtuvo así que la fuerza de gravedad en la Luna era menor que
sobre la Tierra (un objeto de 70 kg sobre la Tierra pesaría 10 kg en la
Luna) Las diferencias entre la aceleración gravitatoria en las superficies de
los planetas y en sus satélites (consecuencia de sus distintos tamaños y
masas> han dado lugar a una prolífica literatura de ciencia ficción. Se ha
propuesto por ejemplo un ingenioso juego de baseball en Deimos (satélite
de Marte) donde la velocidad impresa a una pelota por un bateador
profesional sería suficiente para lanzarla en órbita alrededor del satélite. El
bateador podría retirarse a tomar unos mates (si fuera argentino) y volver
a las 2 horas, cuando la pelota ha regresado de su órbita para lanzarla
nuevamente en sentido opuesto o simplemente recuperarla. Más allá de la
diversión, la fuerza gravitatoria de un planeta es una medida de su
capacidad, por ejemplo, para retener una atmósfera. Si la fuerza de
gravedad en la Tierra hubiera sido distinta, las formas de vida que se han
desarrollado sobre nuestro planeta también hubieran diferido en su
evolución y aspecto. En las actuales condiciones, las aves vuelan porque
mantienen el mismo peso posible: sus huesos son huecos y sus cerebros
de capacidad ínfima. Si la gravedad fuera menor estarían seguramente
mejor equipadas y ocuparían tal vez un puesto más alto en la jerarquía de
las especies.
Una vez enunciados estos principios, Newton debía demostrar que de ser
exactos, las órbitas de los planetas obedecerían las leyes experimentales
de Kepler. Resolviendo las ecuaciones diferenciales que se obtienen
aplicando las fórmulas newtonianas al movimiento planetario es posible
deducir, con bastante exactitud, las 3 leyes keplerianas. Para elaborar
su teoría Newton necesitó desarrollar la matemática del cálculo diferencial
de la cual no disponía y esto fue lo que demoró la publicación de su obra.
Esta es una situación que se encuentra a menudo en física: al no contar
con las herramientas matemáticas necesarias para afrontar un problema
físico, muchas veces esta disciplina motivó el desarrollo de partes de las
matemáticas que posteriormente encuentran aplicación en otras áreas.
Aunque las órbitas planetarias están relativamente bien descriptas por las
leyes de Kepler, de acuerdo con la ley de gravitación universal habrá
perturbaciones producidas por la presencia de otros planetas en el
sistema solar y de los satélites naturales. Estas perturbaciones,
proporcionales al cuadrado de sus distancias mutuas hacen que el camino
de los planetas oscile alrededor de una elipse media. Silos planetas fueran
mucho más masivos o si estuvieran mucho más próximos entre sí, su
movimiento no podría ser descripto, ni siquiera en una primera
aproximación por las leyes de Kepler (obtenidas de la llamada
aproximación de dos cuerpos, que en este caso son el Sol y el planeta).
Habría que resolver el denominado problema de N cuerpos, donde N se
refiere al Sol, el planeta y los otros cuerpos que perturban. Los
movimientos resultantes serían muy complejos.