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TEMA 3.

GEODEMOGRAFÍA
4.1 Evolución y distribución de la población mundial

Según datos del Banco Mundial, el año 2015 la población mundial era ya de 7.347.000 personas. Según las
Naciones Unidas se estima que en 2025 dicha cifra aumentará hasta los 8.500 millones de personas y hasta 11.000
en el año 2.100.

Ante estas cifras, la pregunta que nos planteamos es ¿cómo hemos llegado a esta situación demográfica?

4.1.1. Grandes cifras: evolución histórica de la población mundial.

Un repaso a la evolución histórica de la población mundial nos permitirá ver claramente que el número total de
personas humanas ha ido creciendo desde la Revolución Neolítica y no siempre al mismo ritmo, de manera que
es posible distinguir etapas, periodos, fases de esta evolución. Carlo M. Cipolla, en su libro The Economic History
of World Population, interpreta la historia demográfica de la tierra desde la aparición del homo sapiens,
dividiéndola en tres etapas según que la sociedad estuviese basada en la caza, en la agricultura o en la industria.
Para Cipolla, en cada una de estas tres fases, lo normal es el equilibrio demográfico resultante de que las tasas de
natalidad y mortalidad se anulen entre sí; aunque el paso de un equilibrio a otro requiere un cierto lapso durante
el cual la población cree aceleradamente a causa explosiones demográficas (SANCHEZ BARRICARTE, J. J. 2008).

Dice Livi-Bacci (1900) que es fácil estar de acuerdo en que


a largo plazo- si tomamos como unidad de medida los
siglos o los milenios- debe de haber habido un cierto
desarrollo armónico entre la población y los recursos. Una
buena representación de esa armonía lo constituye la bien
conocida curva del tamaño de la población desde los
albores de la humanidad hasta nuestros días, donde la
escala de tiempo y las cifras de población se representan
en escala logarítmica.

La curva se compone de tres segmentos que conectan


entre sí dos etapas revolucionarias cruciales, ya cada
segmento se caracteriza por tener, al principio, una elevada
tasa de crecimiento que decrece a medida que se aproxima
al periodo terminal cercano al estancamiento.

Primera fase: Paleolítico Superior al Neolítico.

La primera fase finaliza en el paleolítico superior, cuando nuestros antepasados cazadores y recolectores saturaron
la capacidad de resistencia del planeta y empezó de forma variable en cada continente a medida que las distintas
especies del género Homo iban migrando y colonizando la tierra. En Europa, el Paleolítico superior se extiende
entre la llegada del H. sapiens al continente europeo desde África, hace unos 40.000 años y el comienzo del
Holoceno, hace entre 12.000 y 10 000 años. En el Paleolítico superior, la población humana se reducía a unos
centenares de miles de individuos con un crecimiento casi imperceptible

Segunda fase: la revolución neolítica. Del 10.000 aC al 1750 dC

La segunda fase en la curva de la evolución de la especie humana se inicia con la revolución neolítica, hace unos
10.000 años, y termina al empezar la revolución industrial (en torno al 1750). En la Revolución Neolítica, el ser
humano empieza a dominar la naturaleza, capaz de producir sus propios alimentos gracias a la aparición de la
agricultura y la ganadería (así no dependería de la caza y la recolección), se conseguirá la sedentarización de la
población y la liberación de la mano de obra hacia otros trabajos (ej. artesanía y la administración). En esta
segunda fase, el factor restrictivo fue la disponibilidad de tierra, para la producción de alimentos y energía y el
lento crecimiento de la productividad agrícola, por ello, en esta segunda fase la población mundial crece
rápidamente en los milenios iniciales, para luego frenarse y crecer y retroceder de forma fluctuante a lo largo de
casi 12.000 años. La primera expansión demográfica aparece pues marcada por el paso de la sociedad cazadora-
recolectora a la sociedad agrícola y ganadera, que equivale al paso de una sociedad nómada a una sedentaria.
Los albores de la agricultura y de la domesticación de plantas y animales se ubica en los fértiles valles de los ríos
Eufrates, Tígris y Nilo. (LIVI-BACCI, M. 1990) Durante revolución neolítica, que tiene lugar gracias a la expansión
de la agricultura en Oriente Medio y el Alto Egipto, la población pasa de entre 5-10 millones de individuos a 250
millones en el año 1 d.C. Una vez iniciada la era cristiana, los 250 millones de personas del planeta se triplicarán,
llegando en 1750 a casi 800 millones., aunque el crecimiento será lento dependiendo de causas naturales y
humanas como epidemias, malas cosechas, guerras, etc.

Tercera fase: Revolución industrial y segunda y tercera revolución demográfica. (1750 al siglo XXI)

La tercera fase en la evolución de la población mundial se inicia con la revolución industrial (en torno a 1750 d.C)
y la invención de máquinas capaces de producir energía utilizando nuevas fuentes como el carbón (máquina de
vapor), lo que hizo posible multiplicar la oferta energética que había limitado el crecimiento en la fase dos.

El siglo XVIII marca el comienzo de la segunda gran expansión demográfica, vinculada ahora a la Revolución
Industrial. Se estima que en 1750 la población mundial se elevaba a 800 millones, pero al iniciarse el siglo actual,
en tan sólo 150 años, la población se había duplicado, alcanzándose los 1.650 millones (WEEKS, J.R. 1984).

El siglo XX conoce una tercera fase de expansión demográfica sin precedentes. En los primeros cincuenta años la
tasa media de crecimiento de la población fue de 0,83 por 100, alcanzándose una cifra de aproximadamente 2.500
millones de seres; después de la segunda guerra mundial la evolución aún ha sido más rápida, de modo que, en
1989, cuarenta años más tarde, se había vuelto a duplicar ampliamente la cifra anterior, contándose, según
estimaciones de la ONU, con 5.234 millones de personas sobre la Tierra y un crecimiento de 1,8 por 100. En 2000
la población mundial se elevó a 6000 millones, con una tasa de crecimiento de 1,7 por ciento anual.

Frente a los casi 12.000 años de duración de la segunda fase, esta tercera fase todavía no hace 300 años que
comenzó y nadie puede predecir cuándo acabará, sólo que de momento ha supuesto un crecimiento exponencial
de la población humana.

Entre las revoluciones agrícola e industrial (a lo largo de toda la fase 2) las tasas anuales de crecimiento vegetativo
oscilaron entre el 0.5 y el 1% y las de mortalidad normal se situaron a cotas muy altas pero inferiores a las de
natalidad. Por tanto, el equilibrio de un lento crecimiento solo se recomponía a consecuencia de guerras, hambres
y grandes epidemias; tales episodios hacían que durante períodos más o menos largos las tasas de mortalidad se
elevasen a niveles de 150-300‰, o incluso 500‰, es decir regresión demográfica.

Estos avances y retrocesos en los ritmos de crecimiento demográfico han hecho que la población haya crecido
lentamente hasta el siglo XIX en que los avances de la medicina, la higiene y la mejora de la alimentación han
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producido un cambio de modelo demográfico, especialmente porque se han controlado las causas de mortalidad
catastrófica, como las grandes epidemias o la elevada mortalidad infantil, lo que ha reducido considerablemente
la mortalidad, ha alargado la esperanza de vida y ha provocado lo que se conoce como segunda revolución
demográfica.

Veamos los dos grandes modelos demográficos que ha seguido la población mundial.

El crecimiento natural de la población. Regímenes demográficos.

La diferencia anual entre nacimientos y defunciones da lugar a un “saldo” que


es el “crecimiento demográfico”. Si el saldo es positivo (más nacimientos que
defunciones), la población crece; si es negativo, la población decrece. Los
“nacimientos” y las “defunciones” pueden a su vez ser muy altas o muy bajas,
de manera que la combinación de ambas da lugar a regímenes demográficos
distintos.

Hablamos de régimen demográfico antiguo cuando tanto las tasas de natalidad


como las de mortalidad son muy elevadas, lo que da lugar a un crecimiento
demográfico muy bajo. La estrategia de
tener muchos descendientes dado que
también mueren muchos de los que
nacen es una estrategia de supervivencia
muy común entre los seres vivos. Los
biólogos denominan esta estrategia de
supervivencia “r” y es frecuente
encontrarla entre insectos, peces,
roedores, bacterias y hongos. Son
especies que se reproducen rápido, pero
con grandes mortalidades catastróficas
provocadas por su falta de adaptabilidad
a cualquier variación del medio. Las
especies que presentan una estrategia r
tienen una tasa elevada de crecimiento
per capita, sin embargo, su habilidad
competitiva es muy baja, por lo cual
pueden colonizar fácilmente un ambiente, pero no pueden permanecer mucho tiempo en él ya que son
rápidamente desplazadas por especies cuya estrategia es K, estas especies presentan un crecimiento poblacional
más lento, sin embargo, su habilidad competitiva es mucho mayor. Las especies con estrategia de supervivencia
K, como los mamíferos y aves, son más grandes, maduran muy lentamente, tienden a vivir por un período de
tiempo mayor, sus crías son más resistentes a enfermedades, tienen crías poco numerosas, dedican tiempo y
energía a la crianza de los más pequeños, poseen mecanismos para limitar su reproducción y ajustarla a la
capacidad de carga de su hábitat, y se mantienen en un hábitat en particular sin invadir los de otras especies. Por
su estrecha dependencia en el hábitat, y su poca facilidad para adaptarse a nuevas situaciones, las especies en
peligro de extinción son por lo general especies de estrategia K. Los seres vivos con estrategia de supervivencia
K se reproducen lentamente, lo que de por sí limita el número de individuos en el hábitat. Los de estrategia r se
reproducen con rapidez, pero pocos llegan a la edad adulta y muchos de los que llegan son depredados por los
estrategas K, lo que también limita su número.

Aunque los humanos somos mamíferos y seguimos una estrategia K, en los momentos iniciales de nuestra

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evolución como especie parece que basáramos la supervivencia en la adopción de una estrategia “r”. Así, en las
poblaciones de régimen demográfico antiguo, era frecuente que cada mujer tuviera una media de 10-12 hijos,
pero también que sobrevivieran sólo una cuarta parte. Una alta natalidad unida a una alta mortalidad, da como
resultado un bajo crecimiento demográfico.

Por su parte, el régimen demográfico moderno se caracteriza por lo contrario: bajas tasas de natalidad y bajas
tasas de mortalidad. El resultado es el mismo, de nuevo la población crece muy poco. Obviamente, aunque el
resultado en términos de crecimiento de la población sea el mismo, el régimen demográfico moderno consigue
el crecimiento a un coste humano mucho menor.

Hemos de pensar que durante milenios las poblaciones humanas experimentaron, como las demás especies
vivientes, un régimen demográfico cruel en que sólo una gran fecundidad permitía compensar una gran
mortalidad. Un régimen demográfico en que el excedente de los nacimientos sobre las muertes era muy modesto
y en que este magro crecimiento natural se veía amenazado periódicamente por graves crisis: la peste, el hambre,
la guerra. De hecho, todo ocurría como si mediante el juego de este equilibrio «natural» entre fecundidad y
mortalidad, el crecimiento demográfico siempre débil se normara por las condiciones de subsistencia. Cuando la
conquista de nuevos espacios o el descubrimiento de nuevas técnicas permitían incrementar la cantidad de
alimentos disponibles, la población podía aumentar hasta alcanzar el nuevo tope de densidad permisible. Pero si
éste se sobrepasaba, la crisis —bajo una forma u otra— era inevitable. Así, durante milenios los hombres crecieron
en número, lenta e irregularmente, poblando poco a poco todas las superficies habitables del planeta y mejorando
progresivamente el control de los recursos que proveían su subsistencia.

En el régimen demográfico antiguo, por consiguiente, el coste en vidas humanas que no alcanzan la edad adulta
por muertes prematuras producidas por infecciones, epidemias, malnutrición, catástrofes naturales, hambrunas y
guerras, arroja cifras alarmantes. A medida que la especie humana ha sido capaz de garantizar la supervivencia
de sus descendientes y de erradicar las causas de mortalidad catastrófica y reducir la mortalidad natural (o alejarla
en el tiempo al menos), la estrategia de supervivencia ha cambiado, se ha reducido el número de hijos y se ha
invertido más tiempo en su cuidado y preparación para la edad adulta.

Pero ¿cómo pasamos de un régimen demográfico a otro? El período que permite el cambio del régimen
demográfico antiguo al moderno se conoce como “transición demográfica”. La transición demográfica se inicia
con una caída en la tasa de mortalidad. Cuando en una población cae la mortalidad catastrófica (epidemias,
hambres, guerras) y se reduce la mortalidad habitual, el saldo vegetativo, el crecimiento natural de la población
aumenta, porque por lo general la alta natalidad propia del régimen demográfico antiguo se mantiene aún
durante varias décadas.

La consecuencia inmediata del descenso de la mortalidad, mientras la natalidad se mantiene, es un crecimiento


demográfico muy alto, también llamado “explosión demográfica” (baby-boom). La transición demográfica se
cierra cuando también descienden las tasas de natalidad, lo que da lugar al régimen demográfico moderno.

A nivel mundial los primeros países que vivieron primero la transición demográfica y que, por tanto, adoptaron
antes de otros el régimen demográfico moderno, fueron los países europeos. Así, mientras Europa tenía ya un
régimen demográfico moderno, los países considerados “subdesarrollados” seguían con un régimen demográfico
antiguo. De hecho, la explosión demográfica mundial de los últimos 80 años se ha producido a medida que la
transición demográfica ha llegado a los países menos desarrollado, que han visto reducir su tasa de mortalidad
pero han continuado con tasas de natalidad relativamente altas.

En los países europeos, los ciclos o regímenes demográficos se adoptaron también de forma sucesiva. El primer
gran cambio demográfico hacia el nuevo régimen demográfico se produce en Europa en el siglo XVIII. La
revolución industrial, y la transformación social y cultural que la acompaña, modifican radicalmente las
condiciones del crecimiento demográfico. Los progresos de la medicina y la higiene, pero también el desarrollo
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económico y el mejoramiento de la alimentación inducen una baja profunda y durable de la mortalidad, mientras
que la evolución de la familia y de las costumbres provocan igual cosa en la fecundidad. Este movimiento, que
comenzó en Europa noroccidental, se difunde rápidamente a todos los países europeos, que en uno o dos siglos
pasan así del antiguo régimen—en que la fecundidad y mortalidad muy elevadas casi se equilibraban, al menos
en promedio— a un nuevo régimen en que la mortalidad y la fecundidad se equilibran nuevamente pero a un
nivel mucho más bajo. A comienzos del siglo XVIII la esperanza de vida al nacer era inferior a 30 años y el número
promedio de hijos por mujer se aproximaba a 6, tal como en los tiempos prehistóricos. ¡Hoy la esperanza de vida
se aproxima a los 80 años y el número de hijos por mujer es apenas igual a 2! Véase hasta que punto han cambiado
las reglas del juego

La lucha por la supervivencia es una preocupación ancestral (siempre ha habido brujos o médicos encargados
de proteger a los miembros de la comunidad contra la enfermedad y la muerte). Lo que resulta nuevo es que en
el siglo XVIII esa lucha comienza a ser efectiva. Los progresos de la organización política y administrativa de los
Estados europeos otorgan una eficacia creciente a las medidas de contención de las grandes epidemias, mientras
que el mejoramiento de los rendimientos agrícolas y el desarrollo del transporte y del comercio atenúan la
amplitud de las hambrunas. Más tarde, desde los trabajos de Pasteur hasta el descubrimiento de los antibióticos,
la medicina se dota, por último, del arma definitiva contra las enfermedades infecciosas. Ahora bien, la invención
de tecnologías eficaces en esta esfera produce efectos inmediatos, pues la lucha contra la muerte responde a una
necesidad vivamente sentida.

Algo diferente ocurre con el control de la fecundidad. Los riesgos de muerte precoz sufridos durante milenios
por todas las comunidades humanas han arraigado en todas partes un culto de la fecundidad extremadamente
poderoso. En tomo a él se construyen, sobre todo a través de las normas matrimoniales, todas las sociedades
tradicionales. Las religiones se lo han apropiado e incluso lo han reforzado otorgándole un carácter sagrado. La
idea misma de limitar los nacimientos sólo pudo germinar en el contexto de un profundo trastorno de las
estructuras sociales. Fue este trastorno el que indujo la revolución industrial, y la baja de la mortalidad colaboró
a ello modificando radicalmente las condiciones de constitución de las familias. Pero la reacción a estos cambios
no es instantánea, ya que pasa por la transformación de las mentalidades. Mucho más que fruto del progreso
tecnológico o el descubrimiento de un «arma definitiva» (que sólo vendrá mucho más tarde con la píldora y el
DIU), la anticoncepción obedece a esta mutación cultural fundamental que sólo pudo producirse después de un
tiempo de latencia. De ahí el desfase cronológico entre la baja de la mortalidad y de la fecundidad, variable de un
país a otro, pero, con excepciones (entre ellas Francia), bastante importante como para provocar crecimientos de
población sin precedentes.

Resulta ilustrativo ver cómo los países de fuerte tradición religiosa, como los países católicos del sur de Europa o
de la Europa del Este han tardado más que otros en cerrar su transición demográfica, debido a que las medidas
de control de la natalidad tardaron mucho en ser aceptadas culturalmente por la población; ello mantuvo las tasas
de fecundidad, la ratio de número de hijos por mujeres más elevadas que en los países del norte de Europa, donde
más prontamente se aceptó el cambio cultural que supusieron las medidas de planificación familiar.

La explosión demográfica del Tercer Mundo.

Industrialización, expansión, imperialismo económico, colonización: durante dos siglos Europa lleva la voz
cantante. Pero con ello desencadena también en el resto del mundo un proceso que conduce por tercera vez a
ritmos de crecimiento sin precedentes. Pasada la etapa devastadora de la colonización, particularmente severa
para la América precolombina, pero también de triste memoria para el África negra, ensangrentada por la
esclavitud, la dominación europea se acompañó en la esfera de la salud de progresos tan rápidos como lo permitía
la exportación de técnicas de probada eficacia. Desde el período entre ambas guerras mundiales, algunos países
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de América Latina y Asia experimentaron un retroceso importante de su mortalidad. En la posguerra, estos
progresos se aceleraron con la actualización de medios simples de lucha contra las enfermedades infecciosas y
parasitarias y el desarrollo de programas concertados, sobre todo con el concurso de la OMS. Sri Lanka, México y
otros capitalizaron, en uno o dos decenios, tantos años de esperanza de vida como Suecia en un siglo.

Ahora bien, frente a esta rápida caída de la mortalidad, que con mucha rapidez se difunde en mayor o menor
medida al conjunto de países del Tercer Mundo, no se perfiló ninguna baja de la fecundidad antes de fines de los
años sesenta. En efecto, una cosa era importar desde Europa técnicas médicas que permitían reducir las tasas de
mortalidad, y otra era copiar los esquemas culturales europeos que habían llevado a las familias francesas o
escandinavas a limitar el número de sus hijos. Incluso parece que en esta etapa la influencia de Europa acarreó
una cierta alza de la fecundidad, sea porque aportó mejores condiciones sanitarias, sea porque redujo la difusión
de ciertas prácticas (amamantamiento, tabúes sexuales) que hasta entonces la frenaban. Mientras los países del
Tercer Mundo ven que su esperanza de vida pasa súbitamente de 30 a 50 o 60 años (y a veces más), la fecundidad,
con 7 u 8 hijos por mujer, se mantiene elevada, incluso más que en la antigua Europa. Resultado: la tasa de
crecimiento a menudo alcanza o incluso sobrepasa el 3%. Dos o tres veces más que en Europa durante la
transición. Esta es la explosión del Tercer Mundo. De tal manera, en los años sesenta la población mundial en su
conjunto crecía al ritmo del 2% anual. A este ritmo se duplicó en 35 años. De hecho, entre 1950 y 1987 la población
mundial pasó de 2 500 millones a 5 mil millones de habitantes. Empero, desde entonces la fecundidad comenzó
a descender en la mayoría de los países del Tercer Mundo. La transición habida en Europa se halla ahora en
marcha en los países en desarrollo. Algunos han avanzado bastante por esta senda. China sobre todo, que con 65
años de esperanza de vida al nacer y 2.4 hijos por mujer se aproxima bastante a los estándares europeos. Otros
se hallan a medio camino: India, Indonesia, la mayor parte de los países de América Latina. Sólo en África al sur
del Sáhara la fecundidad no baja aún de manera decisiva, aunque se manifiestan los primeros indicios dispersos.

La transición demográfica aparece así cada vez más como un esquema universal de paso de un régimen
demográfico antiguo a uno moderno, paso que sólo puede realizarse a costa de una aceleración del crecimiento
natural. Adolphe Landry fue el primero que, en los años treinta, planteó este esquema como factor explicativo
de la evolución de las poblaciones europeas, calificándolo de revolución demográfica [13] -, la expresión
transición demográfica sólo se impuso cuando diversos autores norteamericanos (Frank Notestein, Kingsley
Davis y otros) retomaron, después de la Segunda Guerra Mundial, el concepto de Landry para tratar de aplicarlo
a los países en desarrollo y formular hipótesis sobre su devenir demográfico. Hoy es una verdadera teoría, que
aunque a veces todavía suele despertar controversias, puede dar cuenta de la historia demográfica mundial de
estos últimos siglos y ofrecer un cuerpo de hipótesis bastante sólidas para los pronósticos de población. El
esquema admite diversas variantes en función del contexto histórico en que se inscribe. Según la duración del
periodo de transición, según la rapidez de la baja de la mortalidad, según el tiempo de desfase entre ésta y la baja
de la fecundidad, la población podrá multiplicarse por 2 , 5 , 10 —o incluso más— de un régimen a otro. Este
multiplicador transicional es mucho más grande en los países subdesarrollados que en los países desarrollados.
Por ello, aunque este esquema de la transición nos anuncie una estabilización, a la larga, de la población mundial,
también nos anuncia que hay que contar, hasta entonces, con un crecimiento importante de ella.

4.1.2 Distribución de la población: concentración y vacíos demográficos.

Como acabamos de ver el crecimiento demográfico no ha sido uniforme a lo largo de la historia ni tampoco
homogéneo en todos los lugares del planeta. Desde algunos focos primitivos donde se asentaron por primera
vez los humanos, hasta la actual distribución de la especie humana advertimos una doble tendencia: de un lado
la especie humana ha colonizado todo el planeta, en segundo lugar, en todos los continentes existen áreas con
grandes concentraciones humanas y otras con una densidad muy baja de presencia humana, hasta el punto que
pueden considerarse “vacíos” demográficos. En este apartado vamos a ver qué condicionantes físicos y humanos

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Condicionantes físicos. El principal factor que condiciona la distribución de la especie humana sobre la tierra
encontramos el clima. La especie humana es capaz de aclimatarse a prácticamente cualquier tipo de clima, aunque
requiere un menor esfuerzo adaptativo las regiones donde el clima presenta una temperatura media templada,
es por ello que las zonas de temperatura extrema (zonas muy frías o muy calientes) no están por lo general
densamente pobladas. Otros elementos del clima, como pueden ser las precipitaciones, determinan la
disponibilidad de agua dulce, lo que también influye en la disponibilidad vegetal y la fertilidad del suelo. De esta
forma, las áreas donde con más facilidad puede cultivarse y obtenerse una buena cosecha, o encontrar pasto para
el ganado, son los lugares más densamente poblados. De esta forma, los climas fríos, demasiado húmedos o
demasiado áridos no favorecen los asentamientos humanos y las altas temperaturas y el exceso de humedad
inciden en las densidades humanas. Los desiertos cálidos y los desiertos fríos suelen estar muy poco poblados.

Otro elemento físico que condiciona la ocupación humana de la tierra y ayuda a explicar su distribución es la
disposición del relieve y la altitud. Por lo general, las zonas abruptas y montañosas son más difíciles de colonizar
y los grupos humanos han preferido históricamente ocupar las llanuras y las zonas planas próximas a la costa
(donde también desaguan los ríos). De esta forma, las zonas bajas y bien orientadas, con favorable climatología y
disponibilidad de agua son las que mayor población han conseguido estabilizar en torno suyo. Como puede verse
en el mapa, las mayores densidades demográficas se alcanzan en las latitudes medias del hemisferio norte y en
las zonas costeras del continente americano y africano.

Condicionantes humanos. Existen además factores o condicionantes humanos que ayudan a explicar la actual
distribución de la población mundial. Entre ellos destacamos hechos históricos, como las grandes migraciones,
los éxodos de poblaciones, o la fundación de ciudades de carácter defensivo...), los hechos de carácter político,
como las guerras o el establecimiento de fronteras entre países, y los de tipo económico, como la localización de
focos industriales, entornos portuarios que son clave en el comercio mundial (Hong Kong, etc.).

Todos estos condicionantes humanos ayudan a explicar la actual distribución de los asentamientos humanos y el
tipo de vida que llevan en ellos las personas que ocupan esos asentamientos. Los condicionantes humanos ayudan
a explicar las diferencias en el nivel de desarrollo tecnológico de los asentamientos, su nivel de riqueza o pobreza
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etc.

El concepto de población mundial podría definirse como el conjunto de personas que habitan un territorio en
un momento específico y cuyas actividades se relacionan con los recursos proporcionados por el área en la que
vive.

La densidad de población es un indicador que nos da una idea teórica de la concentración humana en un
determinado lugar. Para calcularla necesitamos en primer lugar delimitar un territorio y conocer su superficie pues
vamos a expresar la población en función de cuántos habitantes haya -de media- en cada kilómetro cuadrado e
esa superficie. No puede olvidarse que la densidad es solo un indicador, que nos da una “media”, sin que
realmente encontremos en cada kilómetro cuadrado los habitantes que nos da la densidad. Hay lugares en los
que la densidad da menos de 1 hab/km2, lo que es imposible. Cuanto mayor es la superficie sobre la que se
calcula la densidad, mayor es su margen de error. Pensemos en Mallorca, La isla tiene 3640,11 km², lo que la
convierte en la isla más extensa de España. Sus 859 289 habitantes (INE 2015) nos da una densidad de población
de 240,45 hab./km². Sin embargo, si vamos hasta Palma, encontramos que tiene 208,63 Km2 y 400.578 hab (2015),
lo que da una densidad al municipio de Palma de 1.912,92 hab /km2, casi 8 veces más que la densidad media de
Mallorca. La densidad de población resulta útil pues en términos comparativos, pero no podemos olvidar que es
tan sólo una media orientativa. Su cálculo es sencillo, se obtiene a partir de esta fórmula: densidad de población
= número de habitantes = hab./km2 superficie
Las zonas del globo terráqueo más densamente pobladas son el litoral atlántico de Brasil, el valle del Nilo en
África, la desembocadura del río de la Plata en Argentina, México central, Asia meridional (India, Pakistán,
Indonesia, Bangladesh e Indonesia) y oriental (costa este de China y Japón) y Europa central (Países Bajos, Gran
Bretaña, Francia, Alemania e Italia) y el Noreste de Norteamérica (conurbación de Baltimore a Philadelphia). Las
zonas, por el contrario, con las densidades más bajas son los desiertos cálidos también llamados a veces desiertos
amarillos, zonas áridas cuyos suelos carecen de agua y otros recursos minerales, por lo cual el desarrollo de la
vida humana es muy difícil (por esa razón, en estos terrenos áridos la población se concentra en los lugares donde
es posible la extracción de agua, como son los oasis y los pozos, asociadas a la explotación de recursos minerales
o petroleros aunque también abunda la población nómada dedicada al pastoreo). Las zonas más representativas
están constituidas por el Sahara, Etiopía, Kalahari (en África), Arabia Saudita, los desiertos del Oeste de Estados
Unidos (Mojave), el centro y costa oeste de Australia (Victoria, McDonell), Atacama y Patagonia en América del
sur, etcétera. Igualmente presentan bajas densidades los desiertos fríos (o blancos), zonas frías cuya habitabilidad
es muy dificultosa a causa de las temperaturas bajas y los largos períodos helados (como Mongolia y la estepa
rusa, en Asia, el polo norte, el polo sur, la Antártida, Groenlandia, tierra de Baffin y Alaska en Norteamérica etc).
Los desiertos fríos se sitúan en las áreas, montañosas y superficies heladas del planeta, son aquellos vacíos que
representan más de la cuarta parte de las tierras emergidas y sólo albergan a un 2% de la humanidad. Por último,
tenemos los desiertos verdes, se corresponden con zonas cálidas pero muy húmedas de clima ecuatorial muy
lluvioso, que hallamos en torno al Ecuador, por ejemplo, la cuenca del Amazonas en América del Sur y la isla de
Nueva Guinea en el Océano Pacífico. Se caracterizan por los elevados porcentajes de humedad relativa (cercana
al 100%) y las altas temperaturas.

Como vemos las zonas poco pobladas suelen ser zonas de climas extremos situadas por lo general lejos del
océano, en el interior de los continentes o separadas del mar por montañas, pero a veces también pueden ser
zonas costeras, como sucede con la Costa de los Esqueletos (costa oeste de Africa-Namibia) o el desierto costero
de Perú, que son desiertos litorales debido a las corrientes frías que recorren superficialmente el océano que
bordea estas costas (corriente de Humboltd).

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4.1.3.Consecuencias de las altas densidades de población. Algunos casos

Las zonas más pobladas del planeta suelen ser ciudades en las que la población vive hacinada. Una de las más
altas densidades del mundo se registra en Manila, capital de Filipinas. Con sólo 38,5 km2, Manila alberga a
1.590.000 personas, lo que arroja la escalofriante cifra de 41.300 habitantes por kilómetro cuadrado. Otra ciudad
con una muy alta densidad de población es El Cairo, capital de Egipto, con 36.618 hab./km2, la mayor ciudad de
África, aunque se estima que en pocos años será superada por Lagos, la capital de Nigeria, que ronda ya lo 9
millones de habitantes. (Cabe tener en cuenta que en algunos países el recuento demográfico no es muy preciso.
En los países occidentales (Europa, EEUU, Canadá, Australia etc) los recuentos son mucho más fiables debido a
que existe un registro civil que da cuenta de todas las altas y bajas que se producen en las distintas unidades
administrativas del país).

Cabe mencionar que una de ciudades, hoy área urbana, que


tuvo el record de ser la mayor densidad del mundo fue
Kowloon, anteriormente pequeña ciudad costera amurallada
que servía de vigilancia en el comercio de la sal durante la
dinastía Song (960-1769 dC) y estaba situada hacia el norte de
la isla de Hong Kong. Con sólo 47km2 tenía en los años 80 una
población de 2.019.533 habitantes, lo que daba una densidad
superior a los 42.000 hab./km2. La ciudad en sí era un exclave
chino ubicado en la parte británica de Hong Kong, y estaba
dividida en 5 distritos menores: Ciudad de Kowloon, Kwun
Tong, Sham Shui Po, Wong Tai Sin, y Yau Tsim Mong. Junto con
la isla de Hong Kong contenía el 48% de la población total del
estado de Hong Kong.

Kowloon era una ciudad sin ley, conocida por sus excesos, sus
fumaderos de opio, sus traficantes de cocaína, sus casinos, los
puestos de comida en los que se servía carne de perro y las
fábricas secretas de falsificaciones diversas. Las dos únicas normas de construcción eran que la instalación eléctrica
estuviera descubierta para poder abordarla en caso de incendio y que las construcciones no sobrepasaran las
catorce alturas, dado que los aviones que despegaban desde el aeropuerto pasaban sobre las azoteas en vuelo
rasante. Con el paso del tiempo tanto las autoridades británicas como las chinas llegaron al consenso de calificar
como realmente intolerable la situación en el recinto debido a los alarmantes índices de delito y que las
condiciones de vida, en concreto las sanitarias eran muy lejos de la vida de Hong Kong. 1984 ambas partes deciden
por fin acabar con el problema y en 1987 se firma el acuerdo de demolición. En 1991 comienza el desalojo de la
antigua ciudad amurallada, que no concluyó hasta 1993 no sin la oposición de habitantes y comerciantes que
consideraban insignificantes las indemnizaciones y ayudas que recibieron.

Otro de los lugares densamente poblados es la isla de Java y su capital, Yakarta. En general las islas de Indonesia
están altamente pobladas. Estas poblaciones se valen principalmente de los recursos del mar, aunque emplean
técnicas muy rudimentarias. Java cuenta con una superficie de 132.000 km² y tiene una población de 145.000.000
de habitantes, lo que la convierte en la isla más poblada del mundo, por delante de Honshū, Japón.

Para hacer la comparación, el país menos poblado de la tierra sería Groenlandia con 57.000 habitantes para más
de 2 millones de km2, lo que le otorga una densidad de 0,025 habitantes por km2. Como podemos ver, la diferencia
de cifras entre Groenlandia y Kowloon y Java es descomunal.

Las consecuencias de estas altas densidades demográficas desde un punto de vista ambiental son, principalmente,
las dificultades para gestionar la huella ecológica que genera esta concentración humana. Si la concentración
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demográfica se produce en un país pobre, con escasa dotación de infraestructuras sanitarias e higiénicas, el
problema inmediato es la alta contaminación por acumulación de desechos orgánicos, contaminación de ríos y
acuíferos, lo que deriva en un aumento de las enfermedades infeccionas. Igualmente, el acceso a una vivienda
digna y a una dotación de alimento diario en buen estado, el acceso a la educación y a la sanidad se convierten
en problemas cotidianos.

4.1.4. Localización demográfica en zonas costeras. Pero estos casos extremos de Kowloon o Yakarta no son
los únicos. En general se ha producido una progresiva concentración de población en las zonas litorales, lo que
supone que sobre ecosistemas frágiles descanse buena parte de presión demográfica del planeta. Según la ONU,
más de un 60% de la población mundial vive a menos de 200km de la costa (lo que en el caso de las islas se
traduce con que “toda” su población podría considerarse “litoral”). Esa franja costera puede -no obstante-
estrecharse según los países. En general, la porción de tierra cercana a la costa y las aguas marinas que interactúan
de manera mutua con el hombre es la llamada zona costera. La zona costera no tiene extensión fija, pero se suele
decir que es el territorio a menos de 200km de la costa.

Que la población se asiente en las zonas costeras tiene explicación en la historia de cada territorio. El fenómeno
de litoralización no es nuevo. Desde la edad antigua los grupos humanos han buscado asentamientos costeros
por la facilidad que estos ofrecían al comercio, la disponibilidad de tierras fértiles o los cursos de agua, aunque
en algunos períodos las ciudades costeras estuvieran bajo la amenaza de invasiones piratas, motivo por el cuál
habitualmente están amuralladas. En los siglos XV y XVI se desarrolló más la localización costera a causa del
proceso de colonización de América y las facilidades que brindaba el comercio marítimo. Otro motivo de que la
población se asiente en las zonas costeras suele ser porque tiene climas agradables ya que los océanos y mares
son agentes moderadores de las temperaturas. Una rápida ojeada a las “ciudades litorales” nos permite ver que
en su mayoría son centros comerciales, nudos de comunicaciones con el interior, importantes puertos pesqueros
o de tráfico marítimo e industrial. En sus entornos, la tierra resulta atractiva para usos residenciales y en los países
menos desarrollados, son las áreas que crecen a un ritmo más acelerado. En el mundo desarrollado, otro factor
de crecimiento demográfico en las zonas costeras ha sido el turismo.
Desde 1996, la Comisión Europea ha estado trabajando para identificar y promover medidas destinadas a detener
y remediar el deterioro de los recursos medioambientales, socioeconómicos y culturales de las zonas costeras, así
como a mejorar su situación global. Esto se debe a que las zonas costeras se consideran ecosistemas frágiles, pues
todas las zonas que son interfacies entre medios (en este caso medio terrestre-marino- agua dulce-atmósfera)
desarrollan un entorno ambiental de alta biodiversidad muy fácilmente alterable en función de los cambios que
se produzcan (cambios físicos como un aumento o disminución de la salinidad, un cambio en la pendiente o en
la cubierta vegetal, una sobreexplotación de alguna de sus especies, la artificialización del medio debido a
construcciones humanas, etc.). Por ello, actualmente, la zona costera es una de las áreas donde la UE ha
desarrollado directrices específicas para lograr su protección y gestión integrada. Ante los problemas de pérdida
de biodiversidad, crecimiento urbanizador muy rápido, contaminación del suelo, destrucción de hábitats y
empeoramiento de la calidad de las aguas, la ordenación integrada de zonas costeras (OIZC) propone un medio
para equilibrar demandas de diferentes usuarios sobre los mismos recursos, además de una optimización de los
beneficios sobre una base sostenible que concuerde con los objetivos del país.

Como ejemplo extremo de las consecuencias que una alta concentración demográfica en el litoral puede suponer
para estos ecosistemas y para la calidad de la vida humana en ellos, podemos ver la distribución de la población
en la India, país que cuenta con 7.517km de costa de los que 1.197km pertenecen a islas. Limita con el golfo de
Bengala al este, con el océano Indico al sur y con el mar Arábigo al oeste. La India es una república federal y se
divide en 28 estados, 6 territorios de la Unión y el territorio de la capital nacional que es Delhi.

Hasta 2015, la India se situaba en el séptimo puesto de las economías más grandes del mundo, y en la tercera
posición de poder adquisitivo. Pese a estas cifras, el país sufre graves problemas como pobreza, malnutrición,

10
analfabetismo, violaciones de los derechos de las mujeres… aunque no puede olvidarse que la India es una
sociedad plural en muchos aspectos, como en el ámbito religioso, en el lingüístico, en el étnico.

En lo que respecta a la población, la India es el segundo país más poblado del mundo con 1.200.000.000
habitantes y una respectiva densidad demográfica de 365 h/km², detrás de China (que se dice que en pocos años
la superará). Es una población que todavía no ha finalizado la transición demográfica, pero con un crecimiento
muy alto y un saldo migratorio negativo.

Por eso las autoridades tratan de bajar las altísimas tasas de fecundidad aplicando políticas antinatalistas, pero
los métodos anticonceptivos y la esterilización masculina no tienen éxito. La alta tasa de natalidad se debe a los
matrimonios a edades muy tempranas y a que los divorcios son poco frecuentes. Además, otro factor de la alta
tasa es que las familias desean llegar a la vejez con hijos (varones) cosa que la alta mortalidad infantil dificulta.

La distribución del territorio es muy desigual pues presenta altas concentraciones en las zonas central y litoral,
donde están las mejores tierras de cultivo mientras que las zonas de alta montaña, desiertos y bosques tienen
muy poca población.

Las migraciones exteriores son escasas. Por una parte, la parte de la población más formada suele emigrar a
Europa y Estados Unidos, especialmente Gran Bretaña, por ser Inglaterra su antigua metrópoli colonial, aunque
existe también una parte de población menos cualificada que emigra a países de la península arábiga. En cuanto
a las migraciones interiores, las más importante se producen desde las zonas rurales hacia las ciudades más
industrializadas donde se localizan empresas multinacionales.

4.1.5. Concentración demográfica, hambre y pobreza.

Al hablar de concentración demográfica nos referimos a cualquier proceso de concentración de la población en


un determinado lugar, es decir, un área, región, núcleo que alberga un número mayor de habitantes que las tierras
de los alrededores. En la actualidad los procesos de concentración demográfica se registran fundamentalmente
en ciudades por lo que suelen asociarse a fenómenos urbanos, aunque también es posible encontrar procesos de
concentración en áreas rurales (capitales rurales, cabeceras comarcales, etc). Los fenómenos de concentración
demográfica se originan fundamentalmente por migraciones que pueden ser a corta o larga distancia. En épocas
en que los desplazamientos a larga distancia eran bastante dificultosos, las migraciones más frecuentes eran del
campo a la ciudad. Ese fue el mecanismo de concentración demográfica más frecuente. A medida que los medios
de transporte han evolucionado, los desplazamientos y concentración de personas en ciudades están
protagonizados también por habitantes rurales o urbanos de otros países.

La forma en que los habitantes de disponen sobre el territorio se denomina “poblamiento”. El poblamiento puede
ser concentrado o disperso. Cada país define de una determinada forma cuándo un grupo humano habita el
territorio formando un núcleo (concentrado) o cuando el poblamiento es disperso. En España, se considera
“nucleo” cualquier conjunto de más de diez edificaciones dispuestas formando estructura de calles y plazas y que
tiene al menos 50 habitantes. Los núcleos según su tamaño se denominan aldeas, villas, pueblos ciudades, etc.Los
núcleos con mayores densidades demográficas son las ciudades y éstas -a su vez- se denominan según su tamaño
“ciudades pequeñas”, “ciudades medianas”, “grandes ciudades”, “megalópolis”, etc.

La concentración creciente de la población urbana se ha visto impulsado por dos tipos de factores: unos de
atracción por parte de las ciudades: disponibilidad de servicios (educativos, sanitarios, urbanos, ocio y recreación,
etc), mayores y más diversas fuentes de trabajo, sobre todo para las mujeres; y otros de repulsión del medio rural
(falta de recursos, escasez de empleo, sobre todo para la mujer, escasez o precariedad de servicios educativos, de
salud y de asistencia social, etc), ambos actuando de manera simultánea.

A poco que contemplemos un mapa en el que aparezcan representadas las zonas más densamente pobladas, es
decir, las grandes concentraciones humanas, que -a su vez- coinciden con grandes ciudades, comprobaremos que
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esas mismas zonas albergan algunas de las zonas de mayor pobreza. Pero ¿qué es la pobreza? Para empezar hay
que señalar que resulta difícil definir “pobreza”. Los organismos internacionales establecen la pobreza extrema
como el porcentaje de población que en cada país sobrevive con menos de un dólar al día, pero también puede
definirse como el porcentaje de la población de un país que está por debajo de lo que las autoridades de ese país
definen como línea de pobreza. Así, hay países en términos comparativos “pobres” pero que en su interior no
existen grandes diferencias de renta, es decir, internamente, no existe una proporción muy alta de personas que
estén muy por debajo de la riqueza media del país. Eso significa que internamente las diferencias de riqueza entre
los habitantes del país no son muy grandes, aunque en su conjunto el país sea más “pobre” o “mucho más pobre”
que otro.

Si nos referimos a la definición de “pobreza” que hace cada país, no podemos establecer comparaciones entre
países, pues las cifras no son homologables. Hablar del nivel de pobreza según lo definan las autoridades de cada
país resulta de interés para analizar cómo viven determinados colectivos dentro de ese país. Así, el Instituto
Nacional de Estadística sitúa a una de cada cinco personas en España en situación de pobreza, aunque ser pobre
en España signifique en realidad vivir en condiciones incomparablemente mejores a las que viven otras personas
en otros países cuyo nivel de pobreza global es muy superior al de España. Algunos indicadores de “pobreza” se
relacionan en España con no poder hacer frente a gastos imprevistos o no poder ir de vacaciones, tener pendiente
de pago una o dos mensualidades de la hipoteca. Así pues, ¿qué es el riesgo de pobreza para el INE? El INE fija
el umbral de pobreza dependiendo de la distribución de los ingresos por unidad de consumo de las personas. Se
fija este umbral en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de las personas. (Un hogar está
en el umbral de pobreza en España -según el INE- si sus miembros ingresan el 60% de lo que -de media- ingresa
un hogar en España). La tasa de riesgo de pobreza es el porcentaje de personas que está por debajo del umbral
de pobreza. El valor del umbral de pobreza, expresado como ingreso equivalente de la persona, se establece en
euros. Esto quiere decir que una persona con unos ingresos anuales por unidad de consumo inferiores a este
umbral se considera que está en riesgo de pobreza. El valor del umbral de pobreza, expresado como ingreso
total del hogar, depende del tamaño del hogar y de las edades de sus miembros, es decir, del número de unidades
de consumo. Los datos que ofrece el INE miden pues, como se ve, la desigualdad (se es más o menos pobre que
la media) entre hogares y residentes en España, no mide “pobreza absoluta”. Como tipos de hogares hay muchos
según el número de personas y sus edades (con 2 personas jóvenes, con personas ancianas, con hijos pequeños,
con hijos mayores, en paro, trabajando…) se utiliza el concepto de renta equivalente. Para convertir la renta de un
hogar a renta equivalente, se aplica el concepto de “unidad de consumo”, que tiene en cuenta las economías de
escala que se producen según el número y las edades de las personas que comparten gastos en el hogar y las
personas que conviven, utilizando una escala de la OCDE. La renta equivalente de un hogar se calcula dividiendo
la renta disponible total del hogar por el número de unidades de consumo equivalentes que lo componen y esta
renta se asigna por igual a todos los miembros del hogar.

Cuando se habla de pobreza en el mundo hay que distinguir en primer lugar entre “pobreza absoluta” y pobreza
relativa. Pobreza relativa y pobreza absoluta son dos modos de medir la pobreza, de entre los muchos que existen.
Cada uno de estos es utilizado de acuerdo con un concepto diferente de pobreza empleado.

Para contabilizar la pobreza absoluta se establece un mínimo de recursos al que un individuo, país o región debe
tener acceso para que disfrute de una vida de calidad. En esta medición la pobreza es definida por causas
unidimensionales, por ejemplo, cuando se establece como umbral de pobreza el consumo mínimo de 2.300
calorías al día para un adulto, o la cantidad de 1,90 USD al día. Es posible decir que se trata de una medida inexacta
de la pobreza, ya que considera que los recursos necesarios a la supervivencia son determinados por el contexto
y por las actividades ejercidas por los individuos. (Por ejemplo, un albañil necesita de más calorías diarias para
realizar sus actividades que alguien que trabaja en una oficina. Vivir en Oslo, una de las ciudades más caras del
mundo, con la cantidad de 1,90 USD al día no es suficiente para suplir las necesidades más básicas. Sin embargo,

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en Managua, capital de Nicaragua, con 1,90 USD diarios se pueden adquirir los recursos indispensables a una vida
digna.)

En cambio, la pobreza relativa tiene en cuenta que los seres humanos son actores sociales y que se debe medir la
pobreza en comparación con aquellos que comparten del mismo entorno social[2]. La pobreza relativa se establece
en función del nivel general de ingresos en la comunidad, país, o región analizada. Esta medición también
presenta sus debilidades, tal como en un caso donde toda la población tenga un ingreso similar pero todos sufran
de malnutrición. En esta situación, nadie es “relativamente” más pobre que el resto, aunque no se puede decir
que ninguno es pobre. Como solución, Amartya Sen propone el uso del enfoque de las capacidades. La falta de
una capacidad es “absoluta” porque no depende de si otras personas la han satisfecho, por ejemplo, sentirse
respetado(a) por la comunidad. No obstante, los recursos necesarios para adquirir esa capacidad pueden ser
diferentes en cada sociedad.

Phil Barte analiza en este artículo los cinco factores que a día de hoy favorecen que la pobreza persista.
http://cec.vcn.bc.ca/mpfc/modules/emp-povs.htm Distingue entre “causas” de la pobreza, muchas de ellas
históricas, como el colonialismo, que no podemos cambiar, de los “factores”, que son elementos que ayudan a
perpetuar el fenómeno. Los cinco factores clave que perpetúan la pobreza son, a su juicio: la enfermedad, la
ignorancia, la apatía, la corrupción y la dependencia.

La pobreza es la situación o condición socioeconómica de la población que no puede acceder o carece de los
recursos para satisfacer las necesidades físicas y psíquicas básicas que permiten un adecuado nivel y calidad de
vida tales como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria o el acceso al agua potable y
erradicarla es uno de los Objetivos del Milenio propuesto por la ONU.

Pobreza y superpoblación.
Numerosos estudios sobre la concentración de la población vienen a señalar que esta concentración demográfica
está aumentando en casi todo el mundo. Pese a que ciertos núcleos históricos de ciudades muy pobladas de los
países desarrollados han perdido población, en conjunto, las aglomeraciones urbanas van ganando población y
extensión, formando conurbaciones (ciudades unidas físicamente entre sí) y áreas metropolitanas (distintos
municipios unidos funcionalmente debido al poder de atracción demográfico que ejerce una gran ciudad).

Las grandes urbes presentan problemas como la contaminación por el uso continuado de automóviles, la
marginalidad en la que viven ciertos colectivos, el desigual acceso a los servicios básicos (agua, saneamiento,
transporte, sanidad y educación) etc, pero es en los países pobres (el llamado Tercer Mundo) donde la pobreza
se hace sentir con más fuerza. Desde el mundo desarrollado se ha difundido la idea de que la superpoblación de
los países del Tercer Mundo es el principal problema para ellos y para el planeta, con lo que han propuesto que
esos países adopten medidas para el control de su natalidad.

Por su parte, en el “primer mundo”, la situación demográfica es inversa, la natalidad es “demasiado baja” y ello
plantea la preocupación sobre cuestiones como la sostenibilidad de las pensiones, la pirámide invertida de una
sociedad cada vez más envejecida etc. Esta inquietud suele venir acompañada del lamento por la baja natalidad,
y la llamada a políticas que la impulsen. ¿En qué quedamos? ¿Somos o no somos demasiados?

Cuando desde los países más avanzados se analiza la situación demográfica, no falta quien sostenga la tesis de
que somos demasiados consumiendo recursos finitos, y contaminando a un ritmo cada vez más acelerado. Este
punto de vista suele pedir una disminución de la población como una solución a la crisis medioambiental y al
cambio climático.

En 2013, el mundialmente reconocido naturalista David Attenborough, lo expresó con claridad, en unas polémicas
declaraciones que hizo en entrevista a la revista Radio Times: “Somos una plaga sobre la Tierra. Sus efectos
negativos los vamos a sentir en los próximos 50 años más o menos. No se trata solo del cambio climático; es
13
simple cuestión de espacio, lugares para sembrar los alimentos de esta enorme horda. O limitamos nuestro
crecimiento poblacional o el mundo natural lo va a hacer por nosotros, y el mundo natural lo está haciendo en
este preciso momento”.
¿De qué manera el mundo natural se está tomando esta revancha? Attenborough no lo trata con sutilezas:
“Seguimos desarrollando programas contra el hambre en Etiopía, ahí es donde está pasando. Hay demasiada
gente allí. No pueden mantenerse, y no es inhumano decirlo en voz alta. Es la realidad” . Ya, ya. Pero resulta que
esa no es la realidad.

Plantear que el problema de la escasez de alimentos es una forma “natural” de control de población es ignorar
los mecanismos económicos y políticos que hacen posible esta situación, y que poco tienen que ver con la
naturaleza. Es un producto netamente humano: la distribución injusta de recursos económicos y naturales, en la
que países pobres, en regiones pobres, poco pueden incidir, y cuyas poblaciones acaban pagando los costes de
la forma de vida de países ricos en regiones ricas.

El mayor crecimiento demográfico se dará en las regiones más pobres del planeta, como África y Asia del Sur, que
prácticamente doblará su población, precisamente adónde los blancos y ricos intelectuales desean dirigir las
políticas de control de natalidad. Este es el tipo de argumento que se pueden calificar de aporofobia, este brillante
término que acuñó Adela Cortina para referirse al odio a los pobres y a la pobreza.

El problema de la sostenibilidad ecológica no es la sobrepoblación en sí misma, como explicaba George


Monbiot en este artículo. El brillante científico de sistemas terrestres James Lovelock, por ejemplo, afirma que
"aquellos que no ven que el crecimiento de la población y el cambio climático son dos caras de la misma
moneda son ignorantes o se esconden de la verdad. Estos dos enormes problemas ambientales son
inseparables y discutir uno sin hacer caso del otro es irracional”, sin embargo, como señala George Monbiot,
Lovelock se equivoca.

Un artículo científico de David Satterthwaite publicado en 2009 en la revista Environment and Urbanization
muestra que los lugares donde la población ha crecido más rápido son aquellos en los que el dióxido de carbono
ha crecido más lentamente, y viceversa. Entre 1980 y 2005, por ejemplo, África subsahariana produjo el 18,5% del
crecimiento de la población mundial y sólo el 2,4% del crecimiento del CO2. América del Norte resultó el 4% de
la gente adicional, pero el 14% de las emisiones adicionales. El sesenta y tres por ciento del crecimiento de la
población mundial ocurrió en lugares con muy bajas emisiones, así pues, no es cierto que la superpoblación y el
cambio climático generado por las emisiones de CO2 sean la cara de una misma moneda. El documento señala
que alrededor de una sexta parte de la población mundial es tan pobre que no produce emisiones significativas
en absoluto. Este es también el grupo cuya tasa de crecimiento es probable que sea más alta. Los hogares de la
India que ganan menos de 3.000 rupias al mes utilizan una quinta parte de la electricidad per cápita y un séptimo
del combustible de transporte de los hogares que ganan Rs30.000 o más. Los durmientes callejeros (homeless)
no usan casi nada. Los que viven de los residuos de procesamiento (gran parte de la clase baja urbana) a menudo
ahorran más gases de efecto invernadero que los que producen.

"Estamos desconociendo una variable importante. Como señalaba Hans Rossling en Don’t Panic, el problema no
es sólo cuántos somos, también es cómo nos comportamos: el patrón de consumo de las sociedades ricas es
nuestra principal dificultad.

La población africana, que se traslada principalmente a pie, o en bicicleta, no consume recursos fósiles de la misma
manera que las residentes del norte, que se trasladan en coche y surcan los cielos en aviones. No generan la
misma cantidad de basura. No consumen igual cantidad de recursos hídricos. Un ciudadano europeo de altos
ingresos consume en un año más recursos naturales que toda una familia africana, pobre y rural, en toda su

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vida. Apuntar solamente al crecimiento demográfico como culpable por la crisis ecológica que vendrá, es hacer
gala de una visión sesgada, además de un prejuicio aporofóbico.

No somos ecológicamente insostenibles por el consumo de recursos de los más pobres -y fecundos-. Es
precisamente en aquellos países donde más crece la población, los que tienen un consumo de recursos más bajo.
Enfocar el problema al ámbito del crecimiento de la población en África y Asia del Sur es trasladar la
responsabilidad de los ricos a los pobres.

¿Queremos ser más sostenibles? Entonces dejemos de mirar al sur, y revisemos cuál es la sostenibilidad ecológica
que estamos dejando en el norte, y de qué manera estamos contribuyendo cada uno de nosotros a
engrosarla. Qué pauta de sociedad de bienestar estamos construyendo. El modo de vida de las sociedades
occidentales conlleva más riesgos ambientales que los que provocan todos los pobres del mundo juntos.

sobre los países del Tercer Mundo es que son pobres porque están superpoblados. El crecimiento demográfico
ha sido calificado como “una amenaza para el mundo más grave e insidiosa que la guerra termonuclear”. Con
esto se refiere a que aparte de los temores de que el creciente número de personas a quienes los gobiernos no
pueden alimentar, albergar ni emplear sea causa de disturbios políticos y sociales, el alto índice de natalidad.

Montbio señala que el Optimum Population Trust (OPT) pone de relieve el hecho de que el mundo atraviesa una
transición demográfica: las tasas de crecimiento de la población se están desacelerando casi en todas partes y el
número de personas se acercará en breve a 10.000 millones. La mayor parte del crecimiento se llevará a cabo en
países pobres, es decir, entre los que consumen casi nada.

Bibliografía
Bartle, Phil (2007) “Los cinco principales factores de la pobreza.” Traducción Mª Lourdes Sada. Colectivo de Potenciación
Comunitaria CPC Community Empowerment Collective. Disponible online http://cec.vcn.bc.ca/mpfc/modules/emp-
povs.htm

Livi-Bacci, Massimo (1990) Historia mínima de la población mundial Ed. Ariel

Montbiot, George (2009) The population myth. The Guardian http://www.monbiot.com/2009/09/29/the-population-myth/

Sánchez Barricarte, Jesús Javier (2008), El crecimiento de la población mundial: implicaciones socioeconómicas, ecológicas ý
éticas, Valencia: Tirant lo Blanch

Satterthwait, David (2009). The implications of population growth and urbanization for climate change. Environment &
Urbanization, Vol 21(2): 545–567. September DOI: 10.1177/0956247809344361.

Weeks, J.R. (1984): Sociología de la población. Alianza Editorial

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4.2 Dilema población-recursos

Como hemos visto en el apartado anterior, el crecimiento imparable de la población humana ha llevado a
plantearse en numerosas ocasiones la cuestión de si la especie humana estaba llegando a su colapso por falta de
recursos disponibles para alimentarla. Este discurso catastrofista, que entiende la especie humana primero como
una amenaza para sí misma y luego como una amenaza para el planeta tierra, se viene planteando reiteradamente
desde el siglo XVIII. En este apartado analizamos las principales teorías que han sustentado las políticas de control
de natalidad, y las ideas de que es necesario reducir la población mundial. No podemos obviar el hecho de que
las teorías sobre el control de natalidad siempre se elaboran en el mundo occidental rico y desarrollado y se
pretenden aplicar en los países menos desarrollados. Es cierto que son estos los que actualmente más crecen,
pero lo que amenaza con agotar los recursos no son los millones de personas de los países menos desarrollados
sino el ritmo y tipo de vida de los países ricos. Estas son algunas de las teorías.

3.2.1. Thomas Malthus y su teoría sobre la relación población recursos 1798

Thomas Robert Malthus fue el primer economista en proponer una


teoría sistemática de la población. Plasmó sus puntos de vista con
relación a la población en su famoso libro Essay on the Principle of
Population (1798), que con datos empíricos defendió su tesis
plasmada en su libro.

En Essay on the Principle of Population, Malthus propone el principio


de que las poblaciones humanas crecen geométricamente mientras
que la producción de alimentos crece a una razón aritmética. De este
modo, mientras era probable que en una serie de intervalos de
veinticinco años la producción de alimentos aumentara en la
progresión aritmética 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7… La población podía aumentar
Thomas Robert Malthus (1766-1834) fue un en la progresión geométrica 1, 2, 4, 8, 16, 32, 64… De esta forma,
clérigo anglicano y erudito británico con una gran
Malthus advertía que en un futuro cercano las personas carecerían
influencia en la economía política y la demografía.
Se encontraba en un contexto donde había una de recursos para sobrevivir. Para entender las ideas de Malthus hay
refutación de la Ilustración y de su idea de que situarlas en su contexto histórico. El contexto político al que
progreso, la idea de imposición divida de la virtud
y un alto crecimiento demográfico en Inglaterra a responde la obra de Malthus es, en el ámbito del imperio británico,
finales del S. XVIII, causados por la revolución el debate público en torno a las “políticas sociales” tanto en las islas
industrial y las leyes de pobres inglesas, las cuales
promovían -según él y otros- la procreación
como en las colonias y, en el contexto europeo, el reciente estallido
irresponsable. de la revolución francesa (1789). Ambos forman parte de proceso
histórico de largo alcance, según el cual capas sociales cada vez más
amplias están aumentando su protagonismo y su peso en las decisiones públicas. Malthus tiene claro cuál es su
lugar en este debate. Conservador en el sentido más genuino del término, escribe un libro para demostrar a todo
el mundo que las ideas que impulsan el cambio político son un error criminal.

En particular Malthus venía manteniendo una disputa intelectual con algunos ilustrados acerca del futuro humano.
El iluminismo, el racionalismo y la ilustración eran el fundamento de un esperanzado modo de entender la
capacidad de la humanidad para progresar y para extender y democratizar tales mejoras, y alcanzar más altas
cotas de felicidad y de justicia. En la base de tan atractivas ideas resultaba fácilmente visible una confianza en la
igualdad, la bondad y la racionalidad de los seres humanos que a Malthus le parecía irresponsable, característica
de la frivolidad del pensamiento francés frente al rigor del británico. Y el Ensayo fue su respuesta. Sus postulados

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son claros:

– “Primero: el alimento es necesario a la existencia del hombre”

– “Segundo: la pasión entre los sexos es necesaria y se mantendrá prácticamente en su estado actual”

Derivados de ellos, Malthus establece

– Los dos postulados básicos son intemporales y seguirán teniendo vigencia siempre, y

– “…la capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la tierra para producir
alimentos para el hombre”.

Lo que permite al fin llegar a la conclusión incuestionable que Malthus está buscando desde el principio para
oponerse al “irresponsable” optimismo ilustrado:

“Esta natural desigualdad entre las dos fuerzas de la población y de la producción en la tierra, y aquella gran ley de
nuestra naturaleza, en virtud de la cual los efectos de estas fuerzas se mantienen constantemente nivelados,
constituyen la gran dificultad, a mi entender insuperable, en el camino de la perfectibilidad de la sociedad…”. “… si
las premisas son justas, el argumento contra la perfectibilidad de la masa de la humanidad es terminante”.

La tendencia del ser humano a multiplicarse indefinidamente tiene según Maltus dos tipos de frenos o controles:
preventivos (restricción moral, que incluye la abstinencia y el retraso del matrimonio) y de carácter positivos
(enfermedad, muerte y miseria)

El principal control preventivo concebido por Malthus fue el de "restricción moral". La restricción moral consistía
en no casarse en temprana edad, es decir que el hombre se comprometiera con la mujer cuando fuera capaz de
mantener a la familia. Ello daría lugar a familias más pequeñas o probablemente a menos familias, pero Malthus
se opuso rotundamente al control de la natalidad dentro del matrimonio y no sugirió que los padres intentaran
limitar la cantidad de hijos concebidos después del matrimonio. Malthus era claramente consiente de los
problemas que podrían surgir a partir de la prolongación de la soltería, como por ejemplo un aumento en la
cantidad de nacimientos ilegítimos, pero consideró que probablemente estos problemas fueran menos graves
que los derivados del rápido crecimiento poblacional.

Por otro lado, Malthus consideró los controles positivos en el crecimiento de la población como resultaban ser
cualquier causa que contribuyera al acortamiento de la esperanza de vida. Incluía en esta categoría de “control
positivo” las condiciones de vida y trabajo deficientes que podían causar una baja resistencia a las enfermedades,
como también factores más obvios como las enfermedades en sí mismas, la guerra y la hambruna. Algunas de las
conclusiones que pueden sacarse de las ideas de Malthus tienen, por lo tanto, connotaciones políticas, y esto
explica en parte el interés en sus escritos
y cómo contribuyó al debate sobre
políticas sociales en su época.

Estos dos gráficos demuestran que la


teoría de Malthus no era correcta. En el
primero se estable su tesis (la población
crece geométricamente y los alimentos
solo aritméticamente), en el segundo se
muestra la realidad, que la población
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mundial no ha crecido por encima de la capacidad productiva, por lo que no es cierto que la población crezca
más rápido que la posibilidad de subsistencia.

En conclusión, el hombre ha sabido resolver su subsistencia, ha demostrado que no existe un “exceso” de


población y que el crecimiento demográfico no es la causa de la pobreza.

4.2. Explosiones demográficas y “baby-boom”.

El número total de personas que coexisten en un momento dado en un lugar crece o se reduce biológicamente
dependiendo de dos variables: la natalidad y la mortalidad. Para que una población crezca muy por encima de lo
que viene siendo habitual o bien debe reducirse drásticamente la mortalidad o debe aumentar mucho la natalidad.

Cuando una población crece explosivamente debido a una caída de la mortalidad, hablamos de “explosión
demográfica”, en cambio, cuando la población crece debido sobre todo a un aumento espectacular de la
natalidad hablamos de “Baby boom”. Es importante no confundir ambos términos-

Baby boom es una expresión de origen inglés que puede traducirse como “explosión de la natalidad”. Cuando
hablamos del baby boom solemos referirnos a la explosión de la natalidad que tuvo lugar tras la Segunda Guerra
Mundial. Este fenómeno tuvo repercusión sobre todo en Estados Unidos y también en la Europa Occidental así
como en Australia. En España, el baby boom tuvo lugar unos 10 años más tarde que en el resto del mundo. A
aquellos nacidos durante el baby boom se les conoce como baby boomers.

La principal causa de dicha explosión de la natalidad fue el retorno a sus hogares de los soldados que habían
combatido en la Segunda Guerra Mundial al acabar ésta y el ambiente de euforia que se vivió en los países aliados
que ganaron la guerra. Todos esos soldados tenían una visión optimista y buscaban formar una familia, pues
creían que vendría una época de prosperidad permanente. A partir de ese momento, la población empezó a
adelantar la edad de matrimonio, lo que significó que empezaron a tener hijos a edad más temprana.

En este gráfico es visible el manifiesto del baby boom en los Estados Unidos.

El crecimiento demográfico animó la demanda de consumo, lo que a su vez resultó fundamental para reactivar la
economía. La fuerte demanda interior en bienes básicos y nuevos productos industriales (electrodomésticos,
18
coches, etc) y vivienda contribuyó a la recuperación económica tras la II Guerra Mundial. De forma derivada,
creció la demanda en el sector educativo, pues se hizo necesario aumentar el número de plazas escolares. Los
primero niños y después jóvenes del baby boom se convirtieron pronto en nuevos consumidores que animaron
el desarrollo de nuevos productos e innovaciones en todos los campos (ropa, juguetes, música etc.). La demanda
de empleo creció, pero en las primeras décadas tras la segunda guerra mundial, el impulso industrial absorbía
toda la mano de obra que se ofrecía, incluso más allá de la que estaba disponible en las ciudades, de manera que
también se atrajo población rural hacia los nuevos centros urbanos que se estaban desarrollando.

Los efectos de la generación del baby boom sobre los países fueron desiguales. En Estados Unidos, los baby
boomers alcanzaron la mayoría de edad hacia los años 60. Mayoritariamente esa generación tuvo estudios
universitarios, de manera que se convirtieron en voces críticas con respecto a asuntos internacionales como la
Guerra de Vietnam o el derecho a voto de los afroamericanos. El papel de la mujer resultó también determinante
en esta generación, pues al incorporarse progresivamente al mercado de trabajo y abandonar su tradicional papel
de ama de casa empezó a retrasar la edad de matrimonio, lo que redujo de nuevo las altas tasas de natalidad
consiguiendo así cerrarse el ciclo demográfico expansivo.

Buena parte de las ideas consideradas progresistas de los años 60 tuvieron como protagonistas a la generación
del baby boom, movimientos como el hippie, pacifistas etc. que influyeron en el freno al consumismo.

Sobre 2010, empezó a jubilarse la generación del baby boom, lo que ha supuesto un aumento drástico del número
de jubilados , dado que la esperanza de vida de esta generación es superior a la que le precedió.

En España, el baby boom se produjo una década después, pues las consecuencias de la guerra civil sobre la
población y la economía española se dejaron sentir hasta entrada la década de los 50. La edad de jubilación de
los baby boomers llegará a España en torno a 2020. A partir de ese momento, empezará a producirse una relativa
tensión sobre el sistema de pensiones, que llegará a su punto más alto alrededor del año 2040.

Sin embargo, lo que más debería preocuparnos no es la jubilación de todas esas personas, sino que aquellas que
teóricamente deberían “mantener” a dichos jubilados (las generaciones más jóvenes) se enfrentan a un problema
crónico de desempleo, puesto que España tiene una de las tasas más altas de desempleo juvenil de la UE. Si la
situación laboral no mejora, entonces sí que nos enfrentaremos a un problema de sostenibilidad del sistema de
protección social.

También son muchos los estudios sociológicos que se llevan a cabo para describir cuáles son las características
comunes entre la mayoría de los miembros nacidos en una misma generación. A esta generación de baby boomers
o a la actual de “ninis” se las viene denominado Generación Perdida, Generación X, Generación Z.... Los boomers
han encontrado dificultades para gestionar su tiempo y dinero por un problema que otras generaciones no han
tenido: sus padres viven más tiempo, sus hijos buscan una mejor y más amplia educación universitaria, y ellos
mismos quieren tener hijos más adelante en la vida. La «generación sándwich», acuñado en la década de 1980, se
refiere a baby boomers que deben cuidar de los padres ancianos y de los niños de corta edad al mismo tiempo.

4.2.1. Informe Meadows al Club de Roma (1972)

En junio del año 2012 se celebró la Cumbre Rio + 20 en Rio de Janeiro, Brasil, el mayor debate político sobre la
continuidad de la vida en la Tierra tal y como la conocemos. Una Cumbre para decidir la actuación conjunta que
permita mantener las condiciones socio-ambientales necesarias para mantener la vida de muchas otras especies
con quien compartimos el planeta, además de permitir la civilización humana.

19
Sus orígenes se remontan al año 1972, en concreto a una
conferencia de Naciones Unidas celebrada en Estocolmo, donde
se marcó un antes y un después a causa de la presentación de
un informe conocido como ‘Los Límites del Crecimiento’ o
Informe Meadows.

Fue en el año 1968, en Roma, cuando se reunieron 35


personalidades de un total de 30 países, entre ellos científicos,
investigadores, empresarios y gente de la política con un rasgo
en común: su preocupación por los cambios medioambientales
que están afectando a la sociedad y al planeta. Así se funda este grupo conocido como el ‘Club de Roma’,
precursor del desarrollo del Informe Meadows. Se formalizan como asociación en 1970, con el objetivo de
investigar sobre la problemática ambiental e interrelacionar los distintos aspectos demográficos, energéticos y
alimentarios entre otros.

El primer informe que realiza el Club de Roma es el ‘Informe Meadows’, presentado por Dennis Meadows (director
de esta asociación privada) en 1970 y editado en Estados Unidos en el año 1972. Con la constancia sobre el papel
de estos ‘Límites del Crecimiento’, es la primera vez en la historia de la humanidad que se plasma la grave crisis
ecológica que afecta al planeta, un hecho sin precedentes, ya que es creado por el propio ser humano y pone en
riesgo una gran parte de la vida en la tierra.

El informe tuvo gran difusión, y despertó por primera vez una preocupación global por la sostenibilidad de la vida
en el planeta. Sus previsiones a 50 años fueron tratadas de alarmistas pero, unos 40 años después, muchas de sus
conclusiones han ido cumpliéndose, por lo que se hace extremadamente importante sentar las bases de un
cambio en la gestión de los recursos.

Gracias a este informe, la conciencia social despertó dando paso al surgimiento de un gran movimiento
ambientalista en la mayor parte del mundo.

“Si se mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, industrialización, contaminación
ambiental, producción de alimentos y agotamiento de los recursos, este planeta alcanzará los límites de su
crecimiento en el curso de los próximos cien años. El resultado más probable sería un súbito e incontrolable descenso
tanto de la población como de la capacidad industrial.” (D.L. Meadows y otros, Los Límites del Crecimiento, 1972)

El informe Meadows o los límites del crecimiento

El informe Meadows o Límites del crecimiento es un estudio sobre las tendencias y los problemas económicos
que amenazan a la sociedad global. En primer lugar, se recopilaron datos sobre la evolución que habían tenido
en los primeros setenta años del siglo XX un conjunto de variables: la población, la producción industrial y agrícola,
la contaminación, las reservas conocidas de algunos minerales…etc. Diseñaron fórmulas que relacionaban esas
variables entre sí comprobaron que esas ecuaciones sirvieran para describir con fidelidad las relaciones entre los
datos conocidos que habían recopilado. Finalmente introdujeron el sistema completo en un ordenador y le

20
pidieron que calculase los valores futuros de esas variables.

Las perspectivas resultaron muy negativas: como consecuencia de la disminución de los recursos naturales, hacia
el año 2000 se produciría una grave crisis en las producciones industrial y agrícola que invertirían el sentido de su
evolución. Con algún retardo la población alcanzaría un máximo histórico a partir del cual disminuiría
rápidamente. Hacia el año 2100 se estaría alcanzando un estado estacionario con producciones industrial y
agrícola per cápita muy inferiores a las existentes al principio del siglo XX, y con la población humana en
decadencia.

El equipo del MIT introdujo entonces


modificaciones en los supuestos iniciales para
estudiar cómo podría ser modificado ese
resultado final. La única modificación de los
datos introducidos en el ordenador que
conseguía eliminar la crisis consistía en la
igualación inmediata de las tasas de natalidad
y mortalidad en todo el mundo, la detención
del proceso de acumulación de capital y el
destino de todas las inversiones
exclusivamente a la renovación del capital
existente, modernizándolo para un uso más
ahorrador de recursos y menos contaminante.
Pero ese frenazo brusco en el crecimiento de la población y del capital debía producirse, según los autores,
inmediatamente, antes del año 1985.

Si bien es cierto que desde entonces la sociedad ha pasado por una serie de crisis y desavenencias ecológicas y
medioambientales, poco después de publicarse el informe del Club de Roma los precios del petróleo y de las
materias primas se dispararon y los países occidentales se hundieron en la crisis económica más grave y
prolongada que habían conocido desde la Segunda Guerra Mundial. Muchos pensaron que aquellas sombrías
previsiones estaban a punto de cumplirse, antes de lo estimado. Fue la época del nacimiento de un gran número
de organizaciones ecologistas y de teorías sobre el crecimiento cero. En los últimos años las aguas han vuelto a
su cauce, logrando una cierta estabilidad. De este modo, podemos concluir remarcando el hecho de que este
informe de gran difusión e importancia en su época, sirvió para despertar la consciencia social y reflexionar y llevar
a cabo toda una serie de medidas más acertadas y respetuosas con el medio ambiente.

4.2.2. Más allá de los límites del crecimiento 1992. La Cumbre de Río
En el año 1992, 20 años después de la publicación del original informe sobre los Límites de Crecimiento se
actualizó y publicó un nuevo informe llamado Más allá de los límites del Crecimiento, basándose en los datos
recogidos se llegó a la conclusión de que la humanidad ya había superado la capacidad de carga del planeta para
sostener su población.

La capacidad de carga de una especie en un territorio es el tamaño máximo de población que el territorio puede
soportar indefinidamente en un periodo determinado, teniendo en cuenta el alimento, agua, hábitat y otros
elementos necesarios disponibles en ese territorio.

21
El informe sobre los límites del crecimiento de 1992 fue elaborado con motivo de la celebración Cumbre de Río.
En Río, 172 gobiernos, incluidos 108 Jefes de Estado y de Gobierno, aprobaron tres grandes acuerdos: el
Programa 21, un plan de acción mundial para promover el desarrollo sostenible; la Declaración de Río sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo, un conjunto de principios en los que se definían los derechos civiles y
obligaciones de los Estados, y una Declaración de principios relativos a los bosques, serie de directrices para
la ordenación más sostenible de los bosques en el mundo.

El Programa 21 es un plan de acción exhaustivo que habrá de ser adoptado universal, nacional y localmente. El
Programa 21 tiene por objeto preparar al mundo para los retos del próximo siglo e incluye propuestas concretas
en cuestiones sociales y económicas y así promover el Desarrollo Sostenible

La Declaración de Río donde se definen los derechos y las obligaciones de los Estados respecto de principios
básicos sobre el medio ambiente y el desarrollo. También incluye algunas ideas importantes como son que: los
Estados tienen el "derecho soberano de aprovechar sus propios recursos" pero no han de causar daños al medio
ambiente de otros Estados; la eliminación de la pobreza y la reducción de las diferencias en los niveles de vida en
todo el mundo son indispensables para el desarrollo sostenible, y la plena participación de la mujer es
imprescindible para lograr el desarrollo sostenible.

Además de la Declaración de Río y el Programa 21 se elaboró la Declaración de principios relativos a los


bosques donde se dispone que todos los países, en especial los países desarrollados, deberían esforzarse por
reverdecer la Tierra mediante la reforestación y la conservación forestal; que los Estados tienen derecho a
desarrollar sus bosques conforme a sus necesidades socioeconómicas , y que deben aportarse a los países en
desarrollo recursos financieros destinados concretamente a establecer programas de conservación forestal con
miras a promover una política económica y social de sustitución.

Por último se aprobó la creación de la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible que tiene por función supervisar
las medidas aprobadas por la Cumbre.

4.2.3. Cambio climático


El Cambio Climático es un cambio significativo y duradero de los patrones locales o globales del clima, las causas
pueden ser naturales, como por ejemplo, variaciones en la energía que se recibe del Sol, erupciones volcánicas,
circulación oceánica, procesos biológicos y otros, o puede ser causada por influencia antrópica (por las actividades
humanas), como por ejemplo, a través de la emisión de CO2 y otros gases que atrapan calor, o alteración del uso
de grandes extensiones de suelos que causan, finalmente, un calentamiento global.

La evidencia se basa en observaciones del aumento de temperatura del aire y de los océanos, la fusión del hielo
en los polos y glaciares en todo el mundo y el aumento de los niveles de mar a nivel mundial y otras señales claras
de cambio.

No podemos obviar que los “cambios” registrados lo son en la medida que los comparamos con los datos
disponibles. El problema es que datos instrumentales sólo tenemos desde 1850, lo que en la historia de la tierra
es insignificante. Es cierto que en los últimos 11 años la temperatura media mundial es más calida que la media
de los años de los que se tienen registros, pero ello no puede explicarse tan sólo a partir de la actividad humana
o al menos desconociendo la presencia de otros factores físicos que vienen operando desde hace millones de
años y que ya provocaron períodos de calentamiento y enfriamiento terrestre, mucho antes de que la tierra
estuviera habitada por seres humanos.

22
No obstante, igual que en su momento fueron las teorías de Malthus o luego los sucesivos informes al Club de
Roma, la teoría del cambio climático es la que anuncia ahora grandes catástrofes si no dejamos de consumir
combustibles fósiles. Es cierto que el aumento de temperatura promedio en los últimos 50 años es casi el doble
del de los últimos 100 años. La temperatura global promedio aumentó 0.74ºC durante el siglo XX, pero resulta
más discutible que esté en la mano del hombre detener ese cambio natural.

Es cierto también que ahora hay más CO2 en la atmósfera que hace 150 años, y que su concentración atmosférica
ha aumentado desde un valor de 278 partes por millón en la era preindustrial hasta 397 ppm en la actualidad. Sin
embargo, hace 65 millones de año, el CO2 atmosférico era de 4.000 ppm (partículas por millón) y la vida estaba
en pleno esplendor.

Sea cual sea la causa y dejando de lado si es posible impedir el cambio climático, lo que sí puede y debe hacer la
especie humana es prevenirse de las consecuencias. De esta forma, la ONU ha instado a los países a actuar sin
dilación para frenar las consecuencias del cambio climático. Los efectos del calentamiento se están manifestando
más rápido de lo que se preveía y si no se toman medidas de inmediato puede ser demasiado tarde.

El calentamiento global está produciendo, y producirá, cambios en el clima, la atmósfera y la biodiversidad que
nos obligará a modificar nuestro concepto de “clima” como un modelo estable y permanente. Se prevé que se
produzca una nueva extinción masiva de especies del planeta. También se prevé que se generen grandes
migraciones de seres humanos que se verán desplazados por cambios en las condiciones ambientales de los
lugares que viven (sequías prolongadas, desaparición de zonas costeras por aumento del nivel del mar, avance
de la desertificación, incendios etc).

Existen decenas de páginas en internet que alarman al público anunciando consecuencias catastróficas como el
aumento del nivel del mar por la fusión del hielo polar, lo que daría lugar, se afirma, a la desaparición de Holanda
o Bélgica por ejemplo. Cabe señalar que la fusión del hielo del polo norte no produciría cambios en el nivel de
mar, debido a que el hielo ocupa un volumen mayor que el agua líquida, de manera que la transformación del
hielo polar en agua no provocaría una subida del nivel del mar. Se vería modificada la salinidad del agua (sales
disueltas en un volumen mayor), la temperatura, pero no el nivel. Sí influiría la fusión del hielo que cubre tierra
firme (Groenlandia, Antártida) pues sería agua que se incorporaría al mar.

El panorama que se anuncia ante el cambio climático es apocalíptico. Colapso de las zonas costeras, salinización
de acuíferos; aumento de las enfermedades respiratorias, cardiovasculares e infecciosas causadas por mosquitos
y plagas tropicales, además de la postración y la deshidratación debida al calor; aumento de la demanda del agua
potable debido a las altas temperaturas pero baja disponibilidad en los niveles de los embalses, causando
desabastecimiento; escasez de alimentos ante las dificultades de cultivo por la afectación de los suelos y las altas
temperaturas; extinción de gran cantidad de especies animales a consecuencia de cambios en los ecosistemas.
Además, se prevé un aumento de la intensidad y frecuencia de las lluvias, huracanes y tornados, ante un ascenso
en los índices de nubosidad por el incremento de la evaporación del agua. Disminución del nivel de agua de ríos
y lagos debido a la evaporación causada por el aumento de la temperatura.

También se prevé el aumento de conflictos puesto que el cambio climático desplazará poblaciones que generarán
conflictos violentos al amplificar factores instigadores como pobreza y perturbaciones económicas.

Los peligros relacionados con el clima afectarán directamente a los países más pobres al impactar en sus medios
de vida (cosechas, vivienda, etc.) y, de forma indirecta, al aumentar el precio de la comida y la inseguridad
alimentaria.
23
El previsible aumento del nivel del mar durante el siglo XXI provocará inundaciones y erosión del litoral. Al mismo
tiempo, las proyecciones muestran que el aumento de la población, el desarrollo económico y la mayor
urbanización atraerán a más personas hacia zonas costeras, con lo que el peligro será mayor y los costes de
adaptación podrían ser determinantes en algunos países.

Los sucesivos informes publicados por el Panel de Expertos para el cambio climático no pueden ser más agoreros,
y vienen anunciando que el cambio climático avanza cada vez deprisa y producirá catastróficas consecuencias
medioambientales y sociales que producirán cambios drásticos en la naturaleza, y diversidad tanto biológica y
sociológica.

En este apartado es fundamental tener presente que el dilema población-recursos es recurrente desde hace
200 años. Las teorías maltusianas no han desaparecido. Algunos científicos neomalthusianos consideran
fundamental respetar la «capacidad de carga» del medio ambiente –tamaño máximo poblacional que una región
puede mantener sin degradarse– porque según ellos la producción de alimentos y energía se lleva a cabo
sobreexplotando el capital natural. Según el demógrafo Sánchez Barricarte, estos científicos “ven al planeta como
una nave espacial con unos recursos limitados y a los hombres como consumidores de los mismos. Cuantos más
habitantes haya en esta nave antes los agotaremos. Desde este punto de vista, enviar alimentos o medicinas a
otros países es una mala política que sólo consigue que siga en aumento su población y se transgreda el primer
mandamiento de la ecología: «No violarás la capacidad de carga».” Sin embargo, este demógrafo defiende que
la capacidad de carga se puede cambiar. En efecto, afirma, “conforme cambia la dimensión tecnológica se modifica
la capacidad de carga. Hace 10.000 años habría sido imposible mantener los actuales 6.800 millones, pero ahora se
podría cubrir las necesidades de muchos más. El error es ignorar que el ser humano es capaz de crear recursos
tecnológicos”.

Este error de cálculo ha llevado a extremos que rayan en el delito como la propuesta del profesor de zoología en
la Universidad de Texas, Eric R. Pianka, que propuso en una conferencia el rociado aéreo del planeta con el virus
del Ébola para exterminar al 90 por ciento de la población1. La Academia de Ciencias no le sancionó, sino que le
nombró «científico distinguido». Por desgracia, esta postura no es una excepción. Autores como Paul Watson,
cofundador de Greenpeace; James E. Lovelock, autor de la «hipótesis de Gaia»; David Foreman, fundador del
grupo ecologista Earth First; el príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II de Inglaterra y cofundador de WWF; el
comandante Jacques Cousteau; Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos o el médico español Santiago
Grisolía, premio Príncipe de Asturias en 1990, han defendido posturas similares. Según el demógrafo Sánchez
Barricarte, la historia atestigua que las teorías agoreras que dicen que el planeta está a punto del colapso
han demostrado ser falsas. La abundancia o escasez de un recurso se mide en términos de precio (lo que cuesta
extraerlo o producirlo), de esta forma, el Banco Mundial indica que los precios de las materias primeras (recursos
básicos) no han dejado de bajar porque en vez de hacerse escasas se han hecho abundantes y por ello los precios
se han desplomado. Otra cosa es que las materias primeras producidas no se distribuyan correctamente de forma
que alcancen por igual a todos los seres humanos. Podríamos plantearnos si el coste de producción de esas
materias primeras es barato “en términos económicos”, pero caros desde un punto de vista ambiental, es decir,
que el coste de producción de esas materias primeras suponga un deterioro ambiental. Para responder a esta
cuestión acudimos al Nobel de Economía Simon Kuznets, quien demostró que el progreso económico genera un

1
Vid. http://www.evolutionnews.org/2006/04/doctor_doom_eric_pianka_receiv002118.html
24
creciente deterioro ambiental en los niveles bajos y medio-bajos de desarrollo, de manera que a partir de un
cierto nivel de renta per cápita el coste ambiental de producir materias primeras se reduce. Esto significa que la
producción de alimentos en zonas muy pobres puede ser ineficiente (prácticas no sostenibles, contaminantes,
agotan la fertilidad del suelo) y que producirlos incluyendo controles ambientales y uso racional de recursos
puede ser eficiente. El problema de la confianza en el modelo tecnológico es que comporta un elevado consumo
energético (¿de dónde extraeremos la energía que el modelo tecnológico necesita para producir eficientemente
alimentos?), ese es el verdadero problema, no la escasez de recursos o el agotamiento de tierra para poder
producir alimentos.

Leer más: Jesús J Sánchez Barricarte: «El planeta no está al borde del
colapso» http://www.larazon.es/historico/4319-jesus-j-sanchez-barricarte-el-planeta-no-esta-al-borde-del-
colapso-LLLA_RAZON_318074?sky=Sky-Diciembre-2016#Ttt1Ud0KXfoI3EaJ

Bibliografía
Gutierrez Rubí, Antoni La Z, ¿una generación con influencia incalculable? http://www.gutierrez-
rubi.es/2015/10/28/la-z-una-generacion-con-influencia-incalculable/

MacInnes, John; Díaz, Julio (2008):La tercera revolución de la modernidad; la revolución reproductiva Revista
Española de Investigaciones Sociológicas (REIS), Volume 122, Number 1, January 2008, pp. 89-118(30)

Toharia, Manuel: “Predecir un cambio climático dentro de 50 años es como vaciar el mar con cucharilla: imposible"
http://www.eldiario.es/norte/euskadi/Predecir-climatico-vaciar-cucharilla-imposible_0_350665251.html

Meadows, DH, Meadows, DL; Randers, J; Behrens, WW. (1972): “Los límites del
crecimiento: informe al Club de Roma sobre el predicamento de la humanidad
http://ecaths1.s3.amazonaws.com/geografiapoblacion/454577910.tmzapiain-limitesalcrecimiento.pdf

4.3. Algunos indicadores demográficos

Entre los indicadores demográficos más conocidos está la Tasa de Natalidad y de Mortalidad.

Tasa bruta de Natalidad, tasa bruta de reproducción o tasa de natalidad, en demografía, sociología y
geografía de la población, es una medida de cuantificación de la fecundidad, que refiere a la relación que existe
entre el número de nacimientos ocurridos en un cierto periodo y la cantidad total de efectivos del mismo periodo
(normalmente un año). La cantidad total de efectivos suele dividirse por 1000, de manera que la tasa se expresa
en “tantos por mil”. Se puede definir como el nº de nacimientos por cada 1000 habitantes que experimenta una
población.

TN = Nº de Nacimientos (en el periodo) x 1000 / nº medio de habitantes

No debe confundirse con la Tasa de fertilidad, ni tampoco debe confundirse “fertilidad” con fecundidad.
La tasa de fertilidad es un cálculo hipotético, da una cifra del número de hijos que nacerían por mujer cada mujer
si todas las mujeres vivieran hasta el final de sus años fértiles y dieran a luz de acuerdo con la tasa de fecundidad
promedio para cada edad.

Por el contrario, la tasa de fecundidad que hace referencia al número de hijos nacidos vivos que tiene -de
promedio- cada mujer en edad fértil. (Número de nacimientos con vida por cada 1.000 mujeres de edades
25
comprendidas entre los 15 y los 49 años, en un año dado).

Se considera que para garantizar la supervivencia de una población en la que no existen flujos migratorios (se
supone una población aislada), cada mujer debería tener, de promedio, un mínimo de dos hijos, pues esta se
considera la tasa de sustitución idónea. Si la media es superior a 2 hijos por mujer, en teoría (en ausencia de
emigraciones) la población crecería y la edad media del conjunto de la población iría bajando, a la vez que la
población en su conjunto tendría que buscar más recursos para alimentar a ese excedente humano. Por el
contrario, si el número de hijos por mujer es inferior a 2 se supone que la población irá disminuyendo ya que no
tiene garantizada su sustitución. En estos grupos, la edad media de la población va aumentando y el total de la
población de reduciéndose.

Un promedio mayor a dos hijos por mujer se considera la tasa de sustitución idónea para una población, dando
lugar a
una
relativa

estabilidad en términos de cifras totales. Promedios por encima de dos hijos por mujer indican poblaciones en
aumento y cuya edad media está disminuyendo. Tasas más elevadas también puede indicar dificultades para las
familias, en algunas situaciones, para alimentar y educar a sus hijos y para las mujeres que desean entrar a la
fuerza de trabajo. Promedios por debajo de dos hijos por mujer indican una disminución del tamaño de la
población y una edad media cada vez más elevada.

Tasas de natalidad en algunos países de nuestro entorno (2015)

PAIS Nacidos Tasa de natalidad

España [+] 419.109 8,99‰

Alemania [+] 738.000 9,00‰

Reino Unido [+] 777.167 11,90‰

Francia [+] 800.775 12,00‰

Italia [+] 485.780 8,00‰

Portugal [+] 85.500 8,30‰

26
La distribución de la tasa bruta de natalidad (nacidos vivos por cada 1000 habitantes) arroja cifras superiores al
30‰ en África subsahariana y Oriente Medio, además de algunas islas del sudeste asiático y en Latinoamérica,
algunos países andinos y de América Central. Como puede verse en el mapa, las tasas de natalidad inferiores al
10‰ son características de los países más desarrollados o que han puesto en práctica políticas de control de
natalidad como China. Como curiosidad podemos señalar que Baleares ha registrado una tasa de natalidad del
9,37‰ en 2015 cuando 10 años antes era de casi el 12‰.

La Tasa de Mortalidad relaciona el número de personas fallecidas con el total de la población de un determinado
lugar. Igual que la tasa de natalidad, se expresa en tantos por mil (‰)

TM = Nº de Muertes (en el periodo) x 1000 / nº medio de habitantes

La tasa de mortalidad general ha experimentado durante el siglo XX una notable disminución, particularmente en
los países de renta más alta. Eso, entre otros factores, ha permitido que la población mundial pasara de poco
menos de 1000 millones en 1800 a 6850 millones en 2010.

En el estudio de la mortalidad y sus tasas suelen analizarse las causas que provocan esa mortalidad. En los países
más desarrollados se consideran como causas principales de mortalidad las llamadas “tres C”: cáncer, carretera y
corazón. Todas estas causas de mortalidad están directamente relacionadas con los estilos de vida, la
sobrealimentación y exposición a contaminantes, dietas ricas en grasas saturadas, vida sedentaria y uso excesivo
de vehículos a veces en condiciones no aptas para la conducción (efecto de alcohol y drogas).

En los países menos desarrollados, la malnutrición sigue aún hoy como causa directa o subyacente del 58% de la
mortalidad total. El hambre o la desnutrición, que debilita el sistema autoinmune, dificulta la resistencia ante
enfermedades infecciosas, que abundan debido a las malas condiciones higiénicas tanto por ausencia de acceso
a agua potable como por contaminación de agua utilizada para la agricultura etc.

Mención especial merecen algunas causas que deben considerarse endémicas de algunos lugares, como puede
ser la sobremortalidad ocasionada por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH, SIDA), Ébola etc, lo que se ve
claramente cuando se analiza la distribución de la tasa de mortalidad en el mundo.

La tasa de mortalidad puede considerarse alta cuando supera el 15‰ aunque esa cifra ha ido cambiando a lo
largo de los siglos (en el siglo XVIII una
mortalidad media podía estar en torno al
35‰). Entre 15‰ y 10‰ es moderada y
por debajo de 10‰ ha de considerarse
baja.

Generalmente en los países menos


desarrollados la tasa de mortalidad y
natalidad es más alta, mientras que en los
más desarrollados la tasa de mortalidad y
natalidad es más baja. La tasa de
mortalidad está inversamente
correlacionada con la esperanza de vida al nacer, de tal manera que cuanto menor es tasa de mortalidad de la
población, mayor es su esperanza de vida al nacer.

27
Dentro del mundo existen diferencias notables de mortalidad. El África subsahariana es la región del mundo que
presenta actualmente tasas de mortalidad más altas (junto con algunos países que viven tragedias humanitarias).

Entre todas las tasas de mortalidad hay una con un especial significado por su trascendencia sobre la esperanza
de vida de la población y las posibilidades de llegar a la vida adulta, es la Tasa de Mortalidad Infantil (TMI). Esta
tasa mide el número de niños nacidos vivos que mueren antes de cumplir un año de edad, en relación con cada
1.000 niños nacidos vivos. En realidad viene a estimar cuántos niños de cada 1000 nacidos vivos, morirán antes
de cumplir un año de vida. En los países menos desarrollados, la tasa ha sido estimada hasta en 100 por 1.000,
mientras que en los países industrializados está por debajo de 10 por 1.000 por lo que constituye un buen
indicador del nivel de desarrollo de un país o población. En 1960 la tasa de mortalidad infantil media de la
población mundial era de 121‰, mientras que en 2015 es del 31,7‰, no obstante, su distribución sigue siendo
28
muy desigual por países. Así, Angola registra una TMI de 98‰, frente a países como Islandia, Finlandia,
Luxemburgo, Japón, Noruega, Eslovenia, Singapur, Estonia o Suecia, con sólo una TMI de 2‰.

Tasa de mortalidad en menores de 5 años

La tasa de mortalidad en menores de 5 años es un indicador estadístico de la probabilidad de que un niño fallezca
entre su nacimiento y los 5 años de edad. Se expresa en 1 por mil (‰), es decir, en la décima parte de un
porcentaje (1% = 0,1 ‰). De este modo es un promedio que indica, por ejemplo, que por cada 1.000 nacimientos
en Kenia, 121 niños fallecen antes de los 5 años de edad.

Tasa de Mortalidad Infantil >5 años(OMS) 2015

Este indicador posee importantes ventajas comparativas para la evaluación del impacto de las acciones en el
bienestar y la supervivencia de los niños. Es un indicador del desarrollo de los resultados asistenciales y de los de
la acción mundial enfocada en diversas actividades (inmunización, agua potable, salud materna, nutrición…).

Aproximadamente 9 millones de niños menores de 5 años mueren cada año, lo que significa que muere un niño
en el mundo cada 4 segundos. Sin embargo, a pesar de esta alarmante cifra, la situación no está empeorando
sino mejorando. Entre 2000 y 2010 se registró una disminución de la mortalidad infantil en un 35%.

El envejecimiento de la población, en demografía, se refiere a un cambio en la estructura por edades de la


población de tal manera que los mayores de 65 años representan un porcentaje cada vez más elevado sobre el
total. Si una población “joven” es aquella en la que más del 30% son menores de 25 años, una población envejecida
es aquella en al que más del 30% de la población es mayor de 65 años. A medida que la esperanza de vida se ha
ido alargando, consecuencia de las mejoras en la calidad de vida y de la sanidad, que han reducido la mortalidad
en todos los grupos de edad, la edad media de la población va aumentado.

Una población registra igualmente “envejecimiento” si una parte de sus jóvenes o adultos en edad de trabajar
emigran puesto que los que los mayores de 65 años que quedan en la población de origen representan un
porcentaje más alto sobre un total que se ha reducido.

El envejecimiento de la población es característico de la segunda transición demográfica y es consecuencia directa


de cambios socioeconómicos que permiten una mayor supervivencia generacional -mejora en la alimentación,

29
mejoras higiénicas y sanitarias, mejores atenciones y cuidados, en definitiva, un aumento general de la calidad de
vida.

El aumento de la esperanza de vida ha crecido en numerosos países de forma significativa lo que produce, por
primera vez en la historia humana, una abundancia de población madura y longeva, consecuencia del éxito de las
políticas de salud pública y del desarrollo socioeconómico. Parte de la población que antes moría en el parto, en
los primeros meses de vida, durante la infancia y juventud y la primera madurez, ahora sobrevive durante muchos
años.

En enero de 2010 las Naciones Unidas publicaron el informe Envejecimiento de la población


2009. En el contenido de este informe se destacan cuatro conclusiones principales:

1. El envejecimiento de la población no tiene precedentes, es un proceso sin parangón en la historia de la


humanidad. La población envejece cuando aumenta la proporción de personas de la tercera edad (es
decir, los mayores de 60 años o más), se acompaña de reducciones en la proporción de niños (personas
menores de 15 años) y por la disminución en la proporción de personas en edad de trabajar (15 a 59). A
nivel mundial, el número de personas de la tercera edad se espera que supere el número de niños por
primera vez en 2045. En las regiones más desarrolladas, donde el envejecimiento de la población está
muy avanzado, el número de niños cayó por debajo de la de las personas de la tercera edad en 1998.

2. El envejecimiento de la población es generalizado, ya que afecta a casi todos los países del mundo. El
resultado del envejecimiento de la población, principalmente por la reducción de la fecundidad, se ha
convertido en prácticamente universal. La desaceleración resultante en el crecimiento del número de
niños junto con el aumento constante del número de personas mayores tiene una directa influencia en la
justicia, tanto intergeneracional como intrageneracional y la solidaridad, que son los cimientos de la
sociedad.

3. El envejecimiento de la población es profundo y tiene importantes consecuencias y repercusiones para


todas las facetas de la vida humana. En el ámbito económico, el envejecimiento de la población tendrá
un impacto en el crecimiento económico, el ahorro, la inversión, el consumo, los mercados de trabajo, las
pensiones, los impuestos y las transferencias intergeneracionales. En el ámbito social, el envejecimiento
de la población influye en la composición familiar y vital, la demanda de vivienda, las tendencias de la
migración, la epidemiología y la necesidad de servicios de salud. 4 En lo político, el envejecimiento de la
población puede alterar los patrones de voto y la representación política.

4. El envejecimiento de la población es permanente. Desde 1950, la proporción de personas mayores ha


aumentado constantemente, pasando del 8% en 1950 al 11% en 2009, y se espera que alcance el 22% en
2050. Mientras la mortalidad en la vejez siga disminuyendo y la fertilidad siga siendo baja, la proporción
de personas de la tercera edad seguirá aumentando.

4.4, Las migraciones hacia Europa en el siglo XXI

Entre los siglos XVIII y XIX, los europeos se expandieron y poblaron el mundo. Ahora, en el siglo XX y XXI es Europa
la que está siendo “repoblada” por algunos de los habitantes de otros continentes. Entre ellos destaca la migración
África-Europa y también la migración procedente de Oriente Próximo. Las causas compartidas por los países del
África Subsahariana que impulsan a sus habitantes a intentar llegar como sea a territorio europeo son diversas.
Si bien las más destacadas son, a gran escala, la inestabilidad política y social, que crea y arrastra conflictos y
guerras internas, la mala situación económica, que dificulta la financiación y los ingresos, el paro, el subempleo o
la falta de expectativas profesionales para los jóvenes.

30
Sin embargo, desde 2001, el volumen de migrantes ha crecido enormemente pues se han incrementado los
conflictos bélicos internos e internacionales. Entre ellos podemos mencionar: guerra de Afganistán apoyada por
EEUU y la OTAN; la llamada “primavera árabe”, que provocó una serie de alzamientos en los países del Magreb
2010-2013; la insurgencia islamista en Nigeria; la invasión de Irak en 2003; la guerra de Irak 2003-2011; las acciones
de Al-Qaeda en Yemen (2003); la guerra civil en NE de Pakistán, Somalia y Eritrea; la guerra en Libia y Siria, desde
2011, la guerra contra el Estado Islámico desde 2014

Según el ACNUR, el número de personas desplazadas forzosamente en todo el mundo llegó a 59,5 millones a
finales de 2014, el nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial, con un aumento del 40 % desde 2011. De
estos 59,5 millones, 19,5 millones son refugiados, que representa 2,7 millones más que a finales de 2013 (+ 23 %),
38,2 millones son desplazados internos y 1,8 millones son solicitantes de asilo humanitario. Los refugiados sirios
se convirtieron en el grupo más grande en 2014 (con 3,9 millones, 1,55 millones más que el año anterior),
superando a los refugiados afganos (2,6 millones), que habían sido el grupo de refugiados más grande durante
tres décadas.

Aunque la mayoría de los refugiados de Siria fueron acogidos por países vecinos como Turquía, Líbano y Jordania,
el número de ciudadanos sirios que solicitan asilo en Europa aumentó de forma constante entre 2011 y 2015,
totalizando 348.540 en julio de 2015.

Para finales del año 2014, en los principales países de origen de los refugiados a nivel mundial, Siria, Afganistán
y Somalia representan el 53 % del total, mientras que Sudán, Sudán del Sur, la República Democrática del
Congo, Birmania, la República Centroafricana, Iraq y Eritrea representan el 24 %-

Los principales países de acogida de refugiados eran Turquía, Pakistán, Líbano, Irán, Etiopía, Jordania,
Kenia, Chad, Uganda y China, que comprenden el 57 % del total de refugiados en el mundo, de acuerdo a
los datos del ACNUR.

En realidad, de acuerdo con Alireza Salehi-Nejad " la mayoría de los inmigrantes en Europa no son refugiados,
sino simplemente inmigrantes económicos que buscan una vida mejor. Esta distinción es importante porque
según la Convención de Refugiados de Ginebra de 1951 bajo el mandato de la ONU, tras la destrucción que
produjo la Segunda Guerra Mundial y que dejó a millones de evacuados y deportados vagando por una Europa
devastada por la guerra, y en correlación con las leyes de la UE, se exige a los países europeos que ofrezcan
refugio u otro tipo de protección a las personas que huyan de una zona de guerra o persecución.

Sea por causas económicas o por causas bélicas, la llegada masiva de migrantes a las fronteras europeas ha
generado lo que se conoce como crisis migratoria o crisis de refugiados en Europa o crisis migratoria en el
Mediterráneo. Esta crisis ha provocado una situación humanitaria crítica que Europa no ha sabido gestionar. En
diciembre de 2015, más un millón de personas había entrado en Europa de las que 942.000 habían solicitado asilo
político, mientras 3.406 habían muerto en el intento.

Se trata de la mayor crisis migratoria y humanitaria en Europa, después de la Segunda Guerra Mundial, una
auténtica crisis de refugiados y no sólo un fenómeno migratorio.

Según el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, es «una crisis

La crisis surgió como consecuencia del creciente número de refugiados, solicitantes de asilo y migrantes
económicos que llegan ―o intentan llegar― a los Estados miembros de la Unión Europea, a través de peligrosas
travesías en el mar Mediterráneo y el sudeste de Europa, procedentes de países de Oriente Medio, África, los
Balcanes Occidentales y Asia del Sur.

31
Riesgos para los migrantes ilegales

Uno de los riesgos de entrar en Europa sin estar autorizado, es el de la intercepción por las autoridades, que
puede desembocar en la detención y/o la deportación, unido incluso en el caso de las rutas marítimas, el peligro
de ser empujado por la borda por parte de los que dirigen el transporte para no ser capturado; también el riesgo
de quedar fuera de cualquier marco jurídico, al carecer de documentos legales.

Los riesgos de viajar en condiciones pésimas incluyen multitud de daños físicos, hipotermia, deshidratación,
golpes de calor… No obstante, los mayores peligros para los migrantes subsaharianos que cruzan hacia el norte
son el desierto y el mar.

A modo de ejemplo puede destacarse la tragedia ocurrida en octubre del año 2013. Cerca de la isla de Lampedusa,
una embarcación que transportaba más de 500 inmigrantes de Somalia y Eritrea -muchos de ellos, niños y
mujeres2

Algunas cifras y situación actual

En el año 2015 se estima que han sido más de 35.000 los inmigrantes del norte de África que han llegado a Europa.
Según estimaciones de la Organización Internacional de Migraciones, entre enero y abril de 2014 fallecieron 56
personas en el Mediterráneo; en 2015, la cifra se ha multiplicado por 30, llegando a los 1.750 fallecidos.

La desesperación y la ilegalidad creciente han llevado a multiplicar las cifras de los afectados y de los fallecidos
durante los últimos años en cifras exorbitantes. Cada vez que se introducen nuevas medidas en el control y la
vigilancia de las migraciones ilegales, los individuos que conforman estas inmensas filas se adaptan a las nuevas
tendencias, cambiando su modo de actuar o su ruta geográfica.

No se trata de un problema para el que los dirigentes de los países de destino puedan encontrar solución a corto
plazo, de modo que las políticas implementadas para hacer frente a este desastre social no funcionan, ni
funcionarán. Los migrantes africanos y de Oriente próximo seguirán presionando las vallas de Melilla, la frontera
turca y cualquier otra que se interponga entre ellos y la más mínima opción de sobrevivir. Es previsible, por tanto,
que sigan subiéndose a embarcaciones de escasa calidad con el único objetivo de alejarse de su difícil condición
de ciudadano de un país subdesarrollado.

2
El intento de pedir auxilio encendiendo antorchas provocó un incendio a bordo que causó la muerte de 350
personas.
32
Además de la migración procedente del África subsahariana, entre 2007 y 2011 se incrementó el número de
migrantes ilegales y refugiados procedentes de Oriente Medio y directamente de Libia (huyendo de guerras
civiles). La frontera entre Grecia y Turquía (unos 200 Km) a lo largo del rio Maritsa fue la frontera que mayor
presión recibió. La agencia europea Frontex y los refuerzos policiales de Grecia desplazaron a los migrantes y
refugiados hacia la ruta marítima, entre Turquía y las islas griegas del mar Egeo. Por su parte, el recrudecimiento
del conflicto en Libia ha animado
también las travesías marítimas por el
Mediterráneo oriental en embarcaciones
precarias, controladas por mafias y redes
criminales organizadas que trafican
ilegalmente con seres humanos, lo que
pone en riesgo la vida de miles de
personas que buscan refugio en Europa,
para huir de la guerra, la persecución y la
miseria.

Según Amnistía Internacional, las


personas refugiadas y migrantes son
«víctimas de violaciones sexuales,
torturas y secuestros a manos de
traficantes y contrabandistas», y sufren
explotación laboral, persecución religiosa
y otros abusos de grupos armados y
bandas de delincuentes.

La Unión Europea se negó en 2014 a


financiar la Operación Mare Nostrum,
un programa humanitario y de rescate
organizado por el Gobierno italiano y,
por el contrario, puso en marcha la
llamada “Operación Tritón” que no
cubría la misma área operativa.

Resultados demográficos.

El resultado de esos procesos


migratorios recientes protagonizados
sobre todo por refugiados que huyen
de conflictos bélicos es un incremento
de la población extranjera residente
en la UE. En 2014, la población
extranjera residente en Europa era de 33 millones de personas, equivalente al 7% de la población total de
los 28 estados miembros (un conjunto de unos 500 millones de personas). No obstante, la presencia de
extranjeros en los distintos países es muy desigual, así España tiene un 12%, Luxemburgo un 43% y Polonia un
0,1%. En comparación, la población extranjera representa un 1,6% en Japón, el 7,7% en Rusia, el 13% en EEUU, el
20% en Canadá y el 27% en Australia, aunque el ritmo de afluencia de inmigrantes sea decisivo a la hora de valorar
su integración y grado de respuesta de la población de acogida.

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El siguiente mapa permite ver qué regiones del mundo son actualmente zonas de acogida y qué regiones del
mundo son zonas de expulsión de migrantes. La distinta cualificación de los migrantes en función de su nivel de
cualificación y motivo del desplazamiento a larga distancia

Permite ver que los flujos de migrantes cualificados se producen entre Europa y Norteamérica, India y China,
mientras que el resto de desplazamientos son protagonizados por migrantes no cualificados y deben
entenderse como motivados por la pobreza, las catástrofes naturales, la superpoblación, el desempleo o los
conflictos bélicos y políticos.
En las zonas de acogida, la llegada de migrantes reactiva demográficamente la estructura demográfica, al recibir
normalmente personas jóvenes en edad de trabajar y procrear. A la vez, instaura una pluriculturalidad que lleva
necesariamente a una mayor pluralidad de credos, religiones, comportamientos sociales etc. que desembocan en
una sociedad plural más tolerante o bien con más conflictos interculturales. En las regiones de emigración, la
salida de efectivos reduce la presión sobre los recursos, reduce la proporción de jóvenes sobre el resto de la
estructura demográfica, lo que envejece en términos relativos la población, aumenta la tasa de dependencia,
reduce la demanda de empleo y es un mecanismo regulador de la relación población-recursos.

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