Professional Documents
Culture Documents
COMENTARIO.
Este texto presenta una serie de rasgos linguísticos que nos van a permitir fijarlo desde un
punto de vista filológico. Para ello, vamos a abordar las correspondencias entre grafias, fonemas y
sonidos del texto en primer lugar.
Los casos de omisión de vocal final no responden a una época de apócope de ningún modo,
sino a una marca gráfica de sinalefa, pues la preposición de jamás presentó casos de apócope:
cuando Alfonso X la repone por extranjerizante, quedan algunos restos de pérdida de esta vocal en
los pronombres enclíticos y, ciertamente, “se” y “le” aparecen de tal manera hasta finales del XIV:
“se acosto” es claro ejemplo de lo que decimos.
2) La –f inicial latina y la h latina: “fizo”, “faze”. Se mantiene como grafía en las palabras
que hoy tienen –h hasta principios del XVI. A partir del siglo XV, lo predominante es la grafía h-,
no faltan textos arcaizantes que presentan f- siendo posteriores a esta fecha. De hecho, algunos de
los textos de San Juan de la Cruz presentan la grafía f-<F- . En este caso el autor lo emplea para
establecer la regularidad del cómputo silábico, si tenemos en cuenta que la f- está representando el
sonido aspirado de h-, para evitar las sinalefas con el elemento anterior.
Según los documentos, este fenómeno evolutivo de la F- se inicia en las zonas norteñas
limítrofes al vasco. Cronológicamente se registra ya en el siglo IX, aunque teniendo en cuenta toda
Página 1 de 3
la información anterior, podemos determinar la posibilidad de que el fenómeno se diera mucho
antes en el habla, a pesar de que se mantuviera la grafía quizá como representación de su aspiración.
3) Bilabial fricativa v-: el uso de vos. En este caso es preciso establecer la diferenciación en
cuanto a las funciones y tonicidad que experimenta la forma vos durante la Edad Media. En el
texto encontramos un caso de vos átono: “vos me soliades…”, “vos sodes muerto”. Observamos
que la forma no ha perdido el elemento labial inicial, fenómeno que data del XVI. Por lo que este
dato nos asegura que estamos ante un texto medieval.
Los fonemas /ŝ/ grafías “c” o “ç” y /ẑ/ grafía “z”, procedían de TY, CY Y K +e, i (DY).
Palatalizaron en latín vulgar y en situación intervocálica sonorizó, pasando ambos a dentoalveolar.
El sonoro puede aparecer en posición posconsonántica: cuando procede de N, R, +G+ e, i. Estas
grafías son válidas desde época Alfonsí. A comienzos del siglo XV se produjeron cambios en la
forma y en el punto de articulación de las sibilantes dentoalveolares: las africadas se hicieron
fricativas y la sonora se ensordeció. Posteriormente adelanta su punto de articulación y se hace
interdental /Ɵ/. Se generalizan a principios del siglo XVII.
7) Otros aspectos morfológicos y léxicos que encontramos en el presente textos, son los que,
a continuación, analizamos:
- “Pora”: Esta preposición deja de emplearse a finales del siglo XIII que se sustituye por
“para”. Luego, nuestro texto es de antes del siglo XIII.
Página 2 de 3
- “Roldane”: La exaltación de un pasado glorioso, justifica la aparición de arcaísmos, como
la –e paragógica, “male”, “pilare”
- El empleo de epítetos épicos, propios de una época que nos sitúa sin lugar a dudas, en el
periodo de Los Cantares de Gestas: “El buen de don Roldane”
- Los sustantivos tienen aún una morfología no fijada, en cuanto presentan múltiples
vacilaciones de género y número: “vuestra amor”.
LOCALIZACIÓN Y DATACIÓN.
Por tanto, podemos concluir el comentario filológico afirmando, que este texto corresponde al
período prealfonsí y que, concretando aún más, fue escrito en castellano medieval con rasgos de
romance navarro-aragonés a comienzos del siglo XIII. Sólo se conserva un fragmento de cien
versos. Es pues, un desarrollo original de la materia épica en la literatura española. La leyenda que
inspiró El Cantar de Roncesvalles pudo venir a través de Provenza en el siglo XII. Junto al Cantar
del Mio Cid eleva el género épico a su máximo esplendor.
Página 3 de 3