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COMENTARIO FILOLÓGICO 2.

Vio un colpe que fizo don Roldane:


«Esto fizo con cueyta con grant dolor que habiae.»
Estonz alço los ojos, cato cabo adelante
vido a don Roldan acostado a un pilare,
como se acosto a la ora de finare.
El rey cuando lo vido, oit lo que faze:
arriba alço las manos por las barbas tirare,
por las barbas floridas bermeja sallia la sangre;
esa ora el buen rey oit lo que dirade,
diz: « Muerto es mio sobrino, el buen de don Roldane!
Aqui veo atal cosa que nunca vi tan grande;
Yo era pora morir e vos pora escapare.
Tanto buen amigo vos me soliades ganare;
por vuestra amor arriba muchos me solian amare;
pues vos sodes muerto, sobrino, buscar me han todo male.

COMENTARIO.

Este texto presenta una serie de rasgos linguísticos que nos van a permitir fijarlo desde un
punto de vista filológico. Para ello, vamos a abordar las correspondencias entre grafias, fonemas y
sonidos del texto en primer lugar.

En cuanto a aspectos gráfico-fónicos, vamos a comentar los siguientes:

1) Es evidente que en el texto se producen casos de apócope extrema de –e (GRANT, DIZ,


ESTONZ) Este dato nos indica que es un texto anterior a 1276, año en que cae en desuso este
fenómeno porque Alfonso X la condena por extranjerizante en el Libro de la Ochava Esfera y se
restablece la vocal final salvo en consonantes no agrupadas usuales en posición final en español (-d,
-n, -r, -s, -l, -z) y en los pronombres enclíticos (se, le, me, te).

Los casos de omisión de vocal final no responden a una época de apócope de ningún modo,
sino a una marca gráfica de sinalefa, pues la preposición de jamás presentó casos de apócope:
cuando Alfonso X la repone por extranjerizante, quedan algunos restos de pérdida de esta vocal en
los pronombres enclíticos y, ciertamente, “se” y “le” aparecen de tal manera hasta finales del XIV:
“se acosto” es claro ejemplo de lo que decimos.

2) La –f inicial latina y la h latina: “fizo”, “faze”. Se mantiene como grafía en las palabras
que hoy tienen –h hasta principios del XVI. A partir del siglo XV, lo predominante es la grafía h-,
no faltan textos arcaizantes que presentan f- siendo posteriores a esta fecha. De hecho, algunos de
los textos de San Juan de la Cruz presentan la grafía f-<F- . En este caso el autor lo emplea para
establecer la regularidad del cómputo silábico, si tenemos en cuenta que la f- está representando el
sonido aspirado de h-, para evitar las sinalefas con el elemento anterior.

Según los documentos, este fenómeno evolutivo de la F- se inicia en las zonas norteñas
limítrofes al vasco. Cronológicamente se registra ya en el siglo IX, aunque teniendo en cuenta toda
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la información anterior, podemos determinar la posibilidad de que el fenómeno se diera mucho
antes en el habla, a pesar de que se mantuviera la grafía quizá como representación de su aspiración.

La H- inicial latina en su evolución del latín al romance castellano se pierde para


posteriormente recuperarse en 1726, momento en el que el Diccionario de Autoridades determina
aplicar la grafía –h. En el texto tenemos el término “ora” cuyo étimo latino es con H-inicial. Por lo
tanto, es normal ver el término sin “h”, hasta que vuelve a recuperarse en 1726.

3) Bilabial fricativa v-: el uso de vos. En este caso es preciso establecer la diferenciación en
cuanto a las funciones y tonicidad que experimenta la forma vos durante la Edad Media. En el
texto encontramos un caso de vos átono: “vos me soliades…”, “vos sodes muerto”. Observamos
que la forma no ha perdido el elemento labial inicial, fenómeno que data del XVI. Por lo que este
dato nos asegura que estamos ante un texto medieval.

También hay en el fragmento literario un caso de “vos” tónico: Se trata de la fórmula de


tratamiento medieval, el voseo. Que más adelante será sustituido debido a cuestiones diastráticas
por la forma vuesa merced, actual usted. Este cambio que afecta a la forma vos por usted produce
una alteración en la pragmática del término, ya que vos hace referencia a la segunda persona, pero
con usted la referencia a esa segunda persona se lleva a cabo con verbos en tercera persona.

4) Pasamos a comentar el apartado de las sibilantes. En castellano antiguo se distinguían


fonológicamente y gráficamente tres parejas de sibilantes: 1) las sibilantes apicoalveolares
fricativas, 2) las sibilantes dentoalveolares africadas y las 3) prepalatales fricativas. En el texto se
observa un ejemplo de detoalveolar sorda en “alço” y ejemplos de sonora: “fazer”, “fizo”, “faze”.

Los fonemas /ŝ/ grafías “c” o “ç” y /ẑ/ grafía “z”, procedían de TY, CY Y K +e, i (DY).
Palatalizaron en latín vulgar y en situación intervocálica sonorizó, pasando ambos a dentoalveolar.
El sonoro puede aparecer en posición posconsonántica: cuando procede de N, R, +G+ e, i. Estas
grafías son válidas desde época Alfonsí. A comienzos del siglo XV se produjeron cambios en la
forma y en el punto de articulación de las sibilantes dentoalveolares: las africadas se hicieron
fricativas y la sonora se ensordeció. Posteriormente adelanta su punto de articulación y se hace
interdental /Ɵ/. Se generalizan a principios del siglo XVII.

5) La –d intervocálica: “soliades” “sodes”. En las segundas personas de los verbos, se


perdían en diferentes épocas según la vocal que le precediese, fuese tónica o átona: si la vocal era
tónica se pierde a finales del XIV, si era átona se perdía a finales del XVI. En el texto hay
conservación, luego es anterior al siglo XIV.
6) La grafía “ll”: “sallia”. Perteneciente al fonema palatal /l/, podía ser sustituido por la
grafía –l- en posición inicial, se dice que por influjo leonés o gallego portugués; mientras que se
conserva mejor en posición interior. Este rasgo es propio de los primeros años del español
prealfonsí. Posteriormente, se volverá a recuperar su etimología latina.

7) Otros aspectos morfológicos y léxicos que encontramos en el presente textos, son los que,
a continuación, analizamos:

- “Pora”: Esta preposición deja de emplearse a finales del siglo XIII que se sustituye por
“para”. Luego, nuestro texto es de antes del siglo XIII.

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- “Roldane”: La exaltación de un pasado glorioso, justifica la aparición de arcaísmos, como
la –e paragógica, “male”, “pilare”

- El empleo de epítetos épicos, propios de una época que nos sitúa sin lugar a dudas, en el
periodo de Los Cantares de Gestas: “El buen de don Roldane”

- Los sustantivos tienen aún una morfología no fijada, en cuanto presentan múltiples
vacilaciones de género y número: “vuestra amor”.

LOCALIZACIÓN Y DATACIÓN.

Por tanto, podemos concluir el comentario filológico afirmando, que este texto corresponde al
período prealfonsí y que, concretando aún más, fue escrito en castellano medieval con rasgos de
romance navarro-aragonés a comienzos del siglo XIII. Sólo se conserva un fragmento de cien
versos. Es pues, un desarrollo original de la materia épica en la literatura española. La leyenda que
inspiró El Cantar de Roncesvalles pudo venir a través de Provenza en el siglo XII. Junto al Cantar
del Mio Cid eleva el género épico a su máximo esplendor.

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