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Racismo e identidad étnica
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Alicia Castellanos Guerrero
clase nacional y, en particular, de las burguesías modernizó y ahora reconoce el carácter multiétnico
regionales, que practican variadas formas de explo- y pluricultural de la nación mexicana e, incluso,
tación económica y viejas formas de dominación fieles a la tradición de apropiación del discurso
política, cultural e ideológica. contrahegemónico, los nuevos funcionarios del
Desde los años cuarenta, diversos estudios an- Instituto Nacional Indigenista declaran la existen-
tropológicos en México identificaron la existencia cia del racismo en México.
de una ideología que sustentaba una relación pa- Paralelamente se ha formado una intelectualidad
rasitaria de las ciudades regionales respecto de las indígena que se asimila o defiende su identidad,
comunidades indígenas.6 Para Gonzalo Aguirre acelera el proceso de integración al actuar como
Beltrán, en “las regiones de refugio”, los procesos intermediaria cultural o al participar activamente
de dominación que ejercía la sociedad urbana so- en la construcción de una identidad de lucha. No
bre las comunidades indígenas rurales se basaban obstante, como los inmigrantes extranjeros en
en la ideología de la “superioridad”, el control polí-
Francia y los mexicanos en Estados Unidos, los
tico y la dependencia económica para conservar el
indígenas en México ocupan los trabajos menos
estatus colonial y las relaciones de “casta”, meca-
calificados, perciben los salarios más bajos y las
nismos encaminados a impedir la movilidad social
condiciones laborales más desfavorables, se
de los grupos. Pero si Aguirre Beltrán identificó la
naturaleza racista de las relaciones étnico- les encarcela con frecuencia sin juicio y son sujetos
nacionales a nivel regional, no reconoció que los recurrentes de la violencia.
mecanismos legales, creados por la sociedad na- Pero, además, se han reducido los territorios de
cional para propiciar su “integración” a la nación, origen de los pueblos indios, a través del despojo
eran también una forma de excluir la diferencia. permanente de sus tierras, y se han visto afectadas
Como señala Akzin, la igualdad de todos los ciu- sus formas tradicionales de reproducción material
dadanos en un país con diferencias culturales ha y cultural.
conducido a un camino “más seguro para disolver Sin embargo, los procesos sociales no son linea-
identidades étnicas”.7 El racismo, cualquiera que les ni la ideología dominante sobredetermina me-
sea su signo y la nacionalidad en que se exprese, cánicamente la conciencia y las prácticas de los
ha sido una práctica común utilizada por la bur- grupos minoritarios; como en el pasado, se presen-
guesía para ejercer su dominio sobre el campo. cia las revueltas de estos grupos que devienen su-
Gramsci advertía el carácter subalterno del cam- jetos sociales activos, capaces de construir sus
pesinado frente a la burguesía industrial y terra- propias imágenes e influir en su destino.
teniente en la sociedad italiana de principios de
siglo, destacaba las formas en que el “horizonte
cultural urbano imponía la explotación del campo” Etnocentrismo o racismo
a través de los prejuicios. El sureño de Italia era
considerado un ser inferior, concepción que ase- No cabe duda que la antropología, en su afán por
guraba una mayor explotación y agudizaba la con- lograr el reconocimiento de la diversidad cultural y
tradicción campo y ciudad.8 de la igualdad de las culturas, ha aportado un am-
En México, una constante en la historia de la plio marco para su análisis. El relativismo cultural,
mayoría de los grupos étnicos ha sido su condi- en su polémica con el evolucionismo unilineal y en
ción de campesinos. Las diversas formas de orga-
su lucha contra el racismo de la época, otorgó én-
nización del espacio originadas por la expansión
fasis a la igualdad de todas las culturas. Para
capitalista y las formas de dominación cultural e
Franz Boas, la diversidad cultural no obedecía a
ideológica, así como su identidad territorial, los ha
mantenido predominantemente en el ámbito rural, “retrasos”, sino a direcciones distintas elegidas por
dispersos, atomizados en múltiples comunidades y las culturas.
municipios que la dominación colonial se encargó Además, el etnocentrismo o la “sobrestimación
de establecer, para ejercer un mayor control so- de lo propio frente a lo extraño”, como percepción
cial. común a todos los pueblos, era un obstáculo para
Sin embargo, el desarrollo del capitalismo modi- hacer juicios de valor sobre otras culturas.
ficó la relación campo-ciudad. Las “regiones de Por su parte, Claude Lévi-Strauss combate el ra-
refugio” sufrieron transformaciones: la dependen- cismo mediante la defensa de la diversidad, “fenó-
cia de la ciudad respecto de su hinterland dismi- meno natural” originado por el etnocentrismo, “la
nuyó; en las comunidades indígenas se profundi- actitud más antigua” común a todos los pueblos,
zaron las diferencias sociales y surgió, en algunos “que repudia las formas culturales, morales, reli-
casos, una burguesía indígena de carácter comer- giosas, sociales, estéticas extrañas a las propias”.8
cial que ejerce el control político y apela a la iden- La diversidad originada en las relaciones que esta-
tidad étnica en defensa de sus intereses: el dis- blecen las sociedades es condición para el
curso del Estado se
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desarrollo, aunque las culturas que se “encuen- De estas dos tradiciones se construyen dos anti-
tran” y “colaboran” tienden a homogeneizarse, y rracismos y sus correspondientes racismos. El ra-
por tanto a osificarse.9 Así, para Lévi Strauss la cismo como la “negación absoluta de la diferencia”
defensa de la diversidad cultural es una condición implica un ideal de homogeneidad.” El antirracismo
necesaria para la continuidad de la humanidad. que lo combate denuncia el universalismo como una
De esta concepción se deriva que el etnocen- fuerza que destruye las identidades comunitarias.
trismo es consustancial a toda cultura y condición El racismo como “afirmación de la diferencia”
para el desarrollo de la sociedad. Así se deduce de opera con la misma lógica de exclusión al presupo-
las definiciones que los pueblos “primitivos” y con- ner que “las diferencias son positivas”. El antirra-
temporáneos producen acerca de sí mismos: hom- cismo exige la universalidad y denuncia el uso de la
bres, los verdaderos, buenos, excelentes, los elegi- diferencia como esencia.12
dos de Dios. Por lo anterior será necesario Más importante es señalar que para Taguieff,
distinguir entre un principio de la interacción so- Lévi Strauss “legitima” las actitudes etnocéntricas
cial de otro relativo a la organización social o de xenofóbicas y refuerza a los partidarios de la fun-
uno más referente al poder, cuando un gobierno cionalidad del prejuicio. El reconocimiento de que
como el estadounidense expresa sentimientos de el etnocentrismo y la xenofobia son “consustancia-
superioridad, y en nombre de la “democracia” les” al ser humano naturaliza las actitudes colecti-
se erige en el guardián de la humanidad. vas como el “encerramiento sobre sí”, la “autoprefe-
Lévi Strauss acertó al sospechar que su visión rencia y la oposición a los otros”, en suma lo que la
antirracista serviría de sustento del prejuicio ra- mayoría denomina “prejuicio racial”. Taguieff con-
cista, aunque no alcanzó a advertir que él sería sidera que de este pensamiento se deriva, como
acusado de contribuir a fundamentar su discurso. alternativas, el etnocidio o la xenofobia. Pero, como
Al respecto, Pierre André Taguieff analiza cómo él advierte, el conflicto de las interpretaciones ape-
estas teorías contribuyen a crear una “oscuridad nas comienza.
conceptual”. Prueba de esto es que el racismo Cabe recordar que el relativismo cultural expre-
emergente en la Europa de los ochenta se cons- sado en el discurso indigenista propugnaba el res-
truye sobre bases culturales desarrolladas por la peto y la igualdad de las culturas, y con esto, la
antropología y la etnología, convergiendo el dis- exclusión de los indígenas de los beneficios del de-
curso racista y su contraparte. sarrollo. Tampoco hay que olvidar los intentos por
Según Taguieff, el antirracismo encierra en su explicar el origen del racismo, para dejar descubier-
discurso una contradicción que proviene de dos tos los fines políticos y económicos que animaban
lógicas fundadas en dos antropologías distintas e dicha ideología. El análisis histórico y la relación
irreconciliables en su sistema de valores.10 Una se que establecían entre racismo y expansión de Occi-
expresa en la reivindicación de los derechos del dente, por un lado, y el reconocimiento de la apari-
hombre y en el ideal de la abolición de las identi- ción de nuevos racismos con las nuevas divisiones
dades comunitarias, mientras que la otra tiene su entre clases y naciones, por el otro, fueron aportes
origen en la tradición comunitaria. valiosos para su estudio.13
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el tipo de ocupaciones, los niveles de vida, los diver- percepciones. La concepción de que la ciudad es el
sos ámbitos en que interactúan los grupos, en las espacio exclusivo del mestizo predominó, negándose
relaciones comerciales, laborales, en los espacios la presencia y creciente importancia demográfica de
educativos, en la participación diferenciada en los la población indígena. La ciudad asociada con la
cargos de autoridad, en la impartición de justicia y civilización, con el progreso y el poder, es patrimonio
en el control y violencia que se ejercen contra toda de los grupos exclusivos. De allí que se considere
forma organizada en defensa de sus derechos. Di- que los indígenas tienen una escasa participación en
chas prácticas se sustentan en prejuicios que tienen la ciudad, en donde la política es “asunto de mesti-
zos”. No obstante, se considera que en sus comuni-
profundas raíces en la comunidad mestiza. Desde
dades sí participan y que desde las elecciones de
luego, éstos no son patrimonio exclusivo del mesti-
1988, la vida política ha cambiado y los indígenas
zo; la creciente diferenciación social de las comuni- son más activos en el campo de la política formal.
dades indígenas ha originado divisiones que repro-
Los atributos que como trabajadores reciben los
ducen dentro del grupo prejuicios y prácticas indígenas fueron “positivos” y negativos: muy traba-
propias del mestizo. Pero son la sociedad de clases y jadores, dispuestos a laborar largas jornadas y a
los mestizos, los que definen la relación minoritaria soportar malas condiciones de trabajo, obedientes,
de los grupos étnicos y son sus representaciones del perezosos.
otro, que sustentan estas prácticas, las que interesa Es interesante observar el desconocimiento de las
privilegiar, en un primer nivel de análisis, en las costumbres y formas de organización de los indíge-
relaciones interétnicas. nas, a no ser que por razones de trabajo se haya
La visión que expresan mestizos de distintos sec- establecido una relación más directa con las comu-
tores sociales (empleadores, políticos, maestros, nidades, lo que manifiesta la separación existente
enfermeras, autoridades, comerciantes, ingenieros, entre los grupos que conforman la sociedad serrana
estudiantes, amas de casa, etc.), habitantes de al- y el predominio de actitudes “etnocéntricas” y “racis-
gunas ciudades de la Sierra, exhibe las imágenes tas” en la valoración de las diferencias culturales.
que proyectan de la otredad. Desde hace siglos los El uso de la lengua indígena se limita a espacios
indígenas han sido estereotipados de múltiples ma- como la actividad comercial o los mítines oficiales;
neras, pero ahora son: sucios, necios, obedientes, pero las actitudes negativas hacia el uso de la len-
tímidos, incivilizados, humildes, mariquitas, com- gua indígena son compartidas por otros sectores de
la población. La posibilidad de impartir el náhuatl
padres, inditas, nacos, sumisos, naquitos, pobreci-
como segunda lengua en los niveles de educación
tos, tontitos, cerrados, improductivos, flojos, cam-
media se consideró innecesario, dado el alto grado
pesinos, indios.
de bilingüismo que caracteriza al grupo nahua. Pero
La comunidad mestiza desplaza los prejuicios a los prejuicios con relación al uso de la lengua
otros, pero en ese proceso da cuenta de sus propias
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indígena son observables en ciertas comunidades, dominados, que en la lucha por las clasificaciones,
en donde se puso en marcha el Programa de Edu- los grupos bajo una relación minoritaria pueden
cación Bilingüe y Bicultural. El magisterio prefiere reafirmarse y apropiarse positivamente hasta de los
en algunas zonas enseñar en la lengua dominante, estereotipos y crear imágenes negativas al opresor.
debido a que en la práctica ha sido adoptada como De allí que es necesario distinguir la doble naturale-
primera lengua. En ciertas comunidades los padres za del prejuicio en el sentido que elabora Agnes
de familia se oponen a que en las aulas se use el
Heller. Los prejuicios como producto del pensamien-
idioma propio porque piensan que sus hijos no
to cotidiano, que es “ultrageneralizador” y “pragmá-
estarán calificados para competir en el mercado de
trabajo, por lo que muchos escolares no poseen un tico”, y aquellos que persisten a pesar de ser refuta-
nivel de comprensión suficiente porque no han sido dos por la experiencia y el conocimiento científico.
socializados en su lengua materna. Dichas actitu- La clase trabajadora tiene prejuicios y, en deter-
des frente a la lengua materna parecen más bien minados espacios y coyunturas, está en condiciones
expresar la interiorización de prejuicios y estrate- de excluir (en organizaciones sindicales, campesi-
gias para lograr ciertos fines de una identidad en nas, magisteriales, etc.). Pero con mayor frecuencia,
conflicto. mestizos pobres e indígenas se organizan para de-
fender la tierra y sus derechos políticos. Los indíge-
nas en proceso de asimilación o en condiciones de
Identificaciones negativas e identidad étnica
explotar a sus congéneres se apropian de represen-
Los prejuicios, entendidos como representaciones taciones que denigran a su grupo de origen.
sociales, constituyen un conjunto de “actitudes y Pero la burguesía mestiza, como cualquier otra, es
juicios peyorativos” hacia grupos que presentan la clase que “más produce prejuicios” por la aspira-
ciertas características físicas, culturales o naciona- ción de generalizar su ideología —como lo sostiene
les, a los que se atribuyen estigmas y estereotipos Heller—, derivada de las necesidades de la acumula-
que homogenizan al grupo.19 ción capitalista.21
La discriminación, en cambio, supone un com- La identidad social o la autopercepción de un no-
portamiento colectivo que se concreta en prácticas sotros, relativamente homogéneo, con una tradición
y se produce en diversas esferas de la sociedad. cultural determinada se define en la oposición frente
Como también señala Claude Raffestin, la discri- a los otros; esto es, se construye en el marco de las
minación busca reducir la competencia y establecer
relaciones sociales.22 Así que bajo relaciones asimé-
fronteras visibles o invisibles para mantener sepa-
tricas, “viejas” ideologías deben incidir en la defini-
rados a los grupos y ejercer el dominio sobre los
mismos.20 ción de la identidad, y en la mediatización de las ex-
Parece evidente que no todos los prejuicios se presiones contestatarias de los movimientos étnicos.
traducen en prácticas de exclusión. De allí la im- Si la identidad obedece a distintas lógicas deriva-
portancia de distinguir los diferentes prejuicios que das de los varios niveles en que se desarrolla la ac-
en una “comunidad racista” se expresan; los que ción social, como lo propone Dubet, el análisis debe-
mantienen las clases dominantes, encaminados a ría comprender las percepciones y las prácticas que
reproducir material y simbólicamente a una fuerza los indígenas mantienen dentro de su comunidad
de trabajo barata y políticamente desorganizada, y y las que mestizos e indígenas expresan en los di-
los que expresan las clases medias o los trabajado- versos ámbitos en que interactúan.
res mestizos, orientados a defender sus posiciones Como lo señala Jürgen Habermas, los miembros
o a competir en el mercado de trabajo; y las repre-
de los grupos participan en el proceso de interacción
sentaciones que los grupos indígenas han interiori-
social con el acervo de sus patrones culturales y la
zado y revierten contra su grupo de adscripción o
interpretación de su realidad. Esto es, los actores
de origen, y aquellos que generan sobre los mesti-
zos o ladinos en respuesta a la opresión. Pero, ¿se sociales construyen sus propias imágenes y las de
puede sostener que todos los prejuicios provienen los otros en forma activa.23
de la misma matriz? o, en otras palabras, ¿son par- Por ello la identidad étnica tiene que delimitarse a
te de la ideología del racismo? Creemos que esta partir de las “condiciones históricas comunes”, pero
ideología se expresa entre los dominadores y los también de sus contradicciones internas y de las
formas específicas de dominación.
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Notas
1 Castles Stephen y Godula Kosak, Los trabajadores 12 Ibid., pág. 46.
inmigrantes y la estructura de clases en la Europa occi- 13 Ruth Benedict, Raza: ciencia y política, FCE, México,
dental, FCE, México, 1984, y Etienne Balibar e Imma- 1941.
nuel Wallerstein, Race, Nation, Classe, Editions La Dé- 14 Claude Lévi Strauss, Le Regard Eloignée, Libraire Plon,
couverte, París, 1988. París, 1983, pág. 27.
2 Gillian Greese, “Organizing Against Racism in the 15 Etienne Balibar e Immanuel Wallerstein, op. cit., pág.
Work-place: Chinese Workers in Vancouver Before the 291.
Second World War”, Canadian Ethnic Studies, vol. XIX: 16 Celma Agüero, “Ideología y autopercepción. La idea de
3, Canadá, 1987.
Cabral sobre el Estado”, en Estudios de Asia y África,
3 José Luis Najenson, “Etnia, clase y nación en América vol. XVIII, 3, El Colegio de México, México, 1983.
Latina”, en Antropología americana, Instituto Paname- 17 J. Félix Hoyo A., “Estructura productiva y lucha de
ricano de Geografía e Historia, México, 1984.
clases. La Sierra Norte de Puebla y Centro de Vera-
4 Gilberto López y Rivas, “Las minorías subordinadas: cruz”, en I Congreso Nacional sobre Problemas Agrarios,
un intento de definición”, en Antropología, minorías ét- Universidad Autónoma de Guerrero, Chilpancingo,
nicas y cuestión nacional, Editorial Aguirre y Beltrán, 1978, y Estudios sociodemográficos del estado de Pue-
ENAH, México, 1988; Colette Guillaumin, “Sur la no- bla, Consejo Nacional de Población, México, 1973.
tion de minorité”, en L'homme et la société, núm. 77-88, 18 Alicia Castellanos, Informe de campo (Sierra Norte de
julio-diciembre, París, 1985. Puebla), Departamento de Antropología, UAM-I, octu-
5 Rodolfo Stavenhagen, Derecho indígena y derechos bre, 1989.
humanos en América Latina, El Colegio de México, IIDH, 19 Roger Bastide, El prójimo y el extraño, Amorrortu, Bue-
México, 1988. nos Aires, 1970.
6 Aguirre Beltrán, Regiones de refugio, México, INI, 1970, 20 Claude Raffestin, Pour Une Géographie du Pouvoir, Li-
Marroquín, 1978; De la Fuente, 1965. braries Techniques, París, 1980.
7 Benjamín Akzin, Estado y nación, FCE, México, 1964. 21 Agnes Heller, Historia y vida cotidiana, Grijalbo, México,
8 Jorge Fuentes, Política y región en A. Gramsci, Cuader- 1985.
nos Universitarios, núm. 47, UAM-I, México, 1988. 22 Francois Dubet, “De la sociología de la identidad a la
9 Claude Lévi Strauss, “Raza e Historia”, en Antropología sociología del sujeto”, en Estudios Sociológicos, vol. VII,
estructural, 2a. ed., Siglo XXI, México, 1979. núm. 21, septiembre-diciembre, El Colegio de México,
10 Pierre André Taguieff, La Forcé du prejugé. Essai sur le México, 1989.
racisme et ses doubles, La Découverte, París, 1988. 23 Jürgen Habermas, Teoría de la acción comunicativa,
11 Ibid., pág. 30. Taurus, 1987.
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