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Filología y Llngürstlca XII (1): 125-132,1986

ESTUDIOS EN COSTA RICA SOBRE LENGUA CASTELLANA:


DE GAGINI A AGUERO

Víctor Sánchez Corrales

ABSTRACT

Thls article takes a critical retrospective look at the studies carrled out in Costa Rica con-
cerning the Spanish language, during the period 1890 to 1970. According to the main
lnterest of each author, these studles are divided into two groups: those which refer to the
educated variety of Spanish as the prestige form and as a criterion for correctness, and
those which atternpt a characterization of the Spanish spoken in Costa Rica as opposed
to other Spanlsh American or peninsular speech forms.

1. INTRODUCCION po tenemos que mencionar a cuatro investigado-


res: Gagini (1892 y particularmente 1918), Agüero
1.1. Los trabajos escritos en Costa Rica acerca de (1962), Arroyo (1971) y Gaínza (1976), quienes
la lengua castellana, en el período que hemos lla- se propusieron darnos una visión de conjunto de
mado de Gagini a Agüero (1890-1970), se dividen, los principales fenómenos lingüísticos correspon-
de acuerdo con el interés primordial de cada uno dientes a nuestra lengua materna. Otros investiga-
de ellos, en dos grupos: dores han estudiado uno de los componentes de la
lengua o un tópico de ellos.
1 .1 .1. Estud ios cuyo énfasis es la lengua castella-
na, habiéndose tomado una de sus variantes como 2. ESTUDIOS CON ENFASIS EN LA LENGUA
objeto de análisis y enseñanza en colegios o educa- CASTELLANA
ción superior. Se describe y estudia la variante que
se promueve, cual bien deseado, como manual de 2.1. La tradición lingüística en Costa Rica, hasta
consulta en casos de vacilaciones. En este dominio el período de Arturo Agüero, se caracteriza por la
ubicamos las gramáticas de Gagini (1907), Napo- influencia decisiva de la doctrina gramatical de la
león Quesada (1929), Moisés Vincenzi (1939), Academia y de las aportaciones teóricas de don
Hernán Zamora (1941) Y [ézer González (1968), Andrés Bello, más recientemente. En ambos casos
para citar las más importantes. Todas estas gramá- la gramática es arte; la diferencia está en el escogi-
ticas hacen énfasis en la oración y sus partes, lo miento de la modalidad lingüística que se propone
cual impide que se estudien más profundamente como norma.
otros niveles de la lengua. Brenes Mesén (1905) Bello defiende, ante la norma castellana, el ha-
difiere de los anteriores, al negar la condición de blar correctamente conforme al buen uso de la
arte de la gramática y postular la descripción del gente educada en América:
uso como objetivo fundamental de ella.
No se crea que recomendando la conservación del castella-
no sea mi ánimo tachar de vicioso y espurio todo lo que es
1.1.2. Estudios cuyo interés primordial es indivi-
peculiar de los americanos. Hay locuciones castizas que en
dualizar la lengua castellana en Costa Rica respecto la Península pasan hoy por anticuadas, y que subsisten
de hablas americanas o peninsulares. En este cam- tradicionalmente en Hispanoamérica; ¿por qué proscribir-
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las? Si según la práctica general de los americanos es más ducción a cero de -d final, lo cual demuestra que, a
analógica la conjugación de algún verbo, ¿por qué razón pesar de su insistencia en el uso americano, no se
hemos de preferir la que caprichosamente haya prevalecido
en Castilla? Si de raíces castellanas hemos formado voca-
pudo desligar de la gran influencia que ejercía la
blos nuevos, según los procederes ordinarios de derivación norma culta peninsular.
que el castellano reconoce, y de que se ha servido y se El mérito principal de esta obra, opinamos, es
sirve continuamente para aumentar su caudal, ¿qué moti- una actualizada fundamentación teórico-rnetodo-
vos hay para que nos avergoncernos de usarlos? Chile y
lógica -para ese entonces- ya que tomó como pun-
Venezuela tienen tanto derecho como Aragón y Andalu-
cía para que se toleren sus accidentales divergencias, cuan- to de partida las aportaciones filológicas, lingüísti-
do las patrocina la costumbre uniforme y auténtica de la cas y filosóficas que estaban en boga para esos
gente educada. En ellas se peca mucho menos contra la tiempos. Promete un segundo volumen sobre sin-
pureza y corrección del lenguaje que en las locuciones taxis y el español en América que todo parece indi-
afrancesadas, de que no dejan de estar salpicadas hoy día
aun las obras más estimadas de los escritores peninsulares.
car nunca escribió.
(Bello 1847/1970:25)
2.3. Don Carlos Gagini publica Elementos de Gra-
En oposición a la doctrina de la Academia, Be- mática Castellana (1907), la cual conjuga criterios
llo propone la categorización de los vocablos sobre diacrónicos y descriptivos, para explicar los fenó-
la base de su función sintáctica, lo cual le permite menos de lo que él considera como distintos
clasificar las partes del discurso en siete categorías, componentes de la gramática (fonología, etimolo-
tal como se sabe. gía, morfología y sintaxis).
Pues bien, la teoría gramatical académica, a ca- El autor opina que es necesario aprender ciertos
ballo entre la ontología y hechos funcionales, y la principios idiomáticos "para hablar bien" (Intro-
gramática de Bello, tal como dijimos, son dos de ducción, p.5). De su gramática, ha trascendido la
las fuentes esenciales para este primer tipo de estu- clasificación que propone para los verbos irregula-
dios lingüísticos que estamos comentando. res, cuya paternidad reclama ante el plagio que se
le estaba haciendo. De acuerdo con su noción de
gramática como arte, la obra culmina con unos
2.2. La obra Gramática histórica y lógica de la
ejercicios de corrección idiomática.
lengua castellana de Brenes Mesén (1905) constitu-
ye el primer trabajo sobre la lengua castellana que
2.4. Napoleón Quesada en Lecciones de Gramática
ubicamos en el período "de Gagini a Agüero". En
Castellana (1929) representa un hito en los estu-
esta obra el autor se propone describir los fenóme-
dios gramaticales en Costa Rica, al considerar, con
nos de la lengua castellana, cuya fundamentación
Cuervo y Hanssen, que tales investigadores deben
se ha de buscar en la historia interna de la lengua.
extenderse a formas menos distinguidas y armonio-
Insiste, como Bello, en que el uso debe erigirse en
sas (sic), incluyendo el habla de las clases popula-
ley gramatical y toma la oración, unidad psicológi-
res más bajas. Debe revisarse, para su rectificación,
co-sintáctica autónoma, como elemento funda-
el concepto de gramática como el arte del buen
mental del análisis. Difiere de Bello, al desechar
uso, propio de la gente educada:
como norma el uso de la 'gente educada', pero la
descripción que hace no se ajusta realmente a nin- La gramática debe considerarse como un estudio de obser-
guna habla regional, sino que es aplicable a la len- vación que tiene un campo en extremo dilatado e intere-
gua castellana en general. El pensamiento se paten- sante y digno en extremo de fijar nuestra atención: la
lengua popular, viviente, siempre activa, siempre en evolu-
tiza lingü ísti cam ente en unidades psicológicas y ción. [Quesada 1929: IV)
sintácticas llamadas frases, las cuales se analizan en
palabras (variables e invariables) como elementos La descripción de los hechos observados, debe
constitutivos, y estas, por último, constan de soni- hacerse a partir de un examen lógico de los fenó-
dos: menos y recurriendo al estudio histórico interno
Todos los fenómenos que operan en la lengua se reducen a de éstos. Respecto de la fundamentación lógica ri-
esos tres grandes grupos: los sonidos, las palabras y las gurosa del análisis, este puede llevar al gramático a
frases. (Brenes Mesén 1905: XV) condenar el uso: "en muchos casos formas, signifi-
cados, giros y construcciones que no se avienen
El autor dedica solamente un párrafo a "los so- con aquélla y sólo se fundan, por lo general, en el
nidos castellanos en América", para señalar el se- capricho de quienes los empleen o en el afán de
seo, yeísmo, s aspirada y su reducción a cero, re- -conseguir novedad léxica o sintáctica para disimu-
SANCHEZ: Estudios en Costa Rica sobre lengua castellana ... 127

lar la poquedad o la vulgaridad de las ideas; y esta por los otros niveles estil ísticos o variantes regiona-
es precisamente la tarea gramatical que puede re- les de la lengua. Esta obra persigue proporcionar al
sultar practica y utilitaria" (Quesada 1929: VII). lector los principios morfosintácticos, sobre la base
Por su parte, el estudio diacrónico de los hechos de ejemplos "tomados todos ellos de la lengua lite-
puede resultar más interesante, opina el autor, que raria de ayer y de hoy" (González 1968: 1).
su presentación sincrónica "ofrece poqu ísimo inte- Al referirnos a este estudio, no podemos pasar
rés el discutir si la forma le es preferible a lo para inadvertida una preocupación del autor que va más
el acusativo masculino del pronombre de tercera allá de la descripción gramatical. A lo largo de la
persona, pues ambas tienen en su abono el uso por obra se ve un interés manifiesto porque los princi-
excelentes escritores; la importancia está en la ex- pios de estructuración de la lengua literaria sean
plicación histórica de cómo la forma etimológica aprovechados por el estudiante en la expresión es-
lo se sustituyó por la analogía le" (Quesada 1929: crita. El estudio de la morfosintaxis sobre la base
VII). de textos "tomados todos ellos de la lengua litera-
La tradición gramatical se le impone a Quesada ria de ayer y de hoy", redundará en beneficio de la
al condenar formas populares como ñor, ña, mano, expresión escrita, al acatarse las reglas de concor-
mana e hipocorísticos como Tavio o Tavo, Miro, dancia (nominal, verbal, etc.) y los regímenes en
Hildo, etc.: cada caso, cuya consecuencia es una concatenación
adecuada de los constitutos de la oración, del pe-
No creemos recomendable esta práctica de desfigurar los
nombres de personas, práctica tan extendida en Costa Ri- ríodo, del párrafo. Teóricamente, si bien el autor
ca y que parece reflejar en el lenguaje un carácter apocado mismo dice que su enfoque es tradicional, se pre-
que dichosamente no es nacional. (Quesada 1929: 61) tende dar definiciones y clasificaciones sobre la ba-
se de criterios estrictamente lingüísticos.
2.5. Con la obra de Hernán Zamora E., Gramática
castellana (1941), se pretende entronizar la teoría 2.8. Las obras que hemos comentado anterior-
gramatical de Andrés Bello. El estudio de la lengua mente, a excepción de Brenes Mesén (1905), nos
debe partir de la oración, en tanto construcción muestran una preocupación común y constante: la
bimembre, y la categorización de las palabras debe gramática está al servicio del hablar conforme a la
fundamentarse en marcos sintácticos, para identifi- gente culta o del escribir de acuerdo con los patro-
car la función privativa de cada una de ellas. El nes de la lengua literaria. Esta tradición lingüística
definir y clasificar a partir de significados son cues- es la que ha sustentado la enseñanza de la gramá-
tiones de la lógica, opina el autor, y entre lógica y tica en escuelas, colegios y educación superior cos-
gramática no siempre hay acuerdos: tarricense hasta años recientes.
Por consiguiente la función debe ser la base de toda clasl-
ficación y de toda definición. (Zamora 1941:4)
3. ESTUDIOS CON ENFASIS EN EL ESPA-
Este criterio teórico impone a Zamora Elizondo KlOL EN COSTA RICA
un principio de organización de su trabajo: la pri-
mera parte constituye la sintaxis y la segunda, la 3.1. Los estudios sobre el español en Costa Rica se
morfología; hecho que muestra la importancia de remontan a fines del siglo pasado (Gagini 1892,
la doctrina gramatical de Bello en esta obra. Fernández Ferraz 1892) y principios de este (Qui-
2.6. Durante la veintena siguiente no se publica rós 1901), pero haciendo relativa excepción de
ninguna gramática castellana de importancia, ex- Agüero (1962, 1964, 1973), Arroyo (1971) y
cepto manuales escolares que divulgan los enfo- Gaínza (1976), no hay una visión, rigurosa y de
ques de la Academia o de Bello. conjunto, de los principales fenómenos lingüísticos
del castellano en nuestro país. Los trabajos se re-
2.7. En la década de los sesenta, para cerrar lo que fieren fundamentalmente al componente léxico
hemos llamado el período de Gagini a Agüero, en (Gagini 1892, 1918, Salesiano 1938, Vi llegas
este primer tipo de estudios aparece la obra Curso 1953,1955, Zúñiga 1976, Garro 1978), y uno solo
fundamental de gramática castellana de [ézer Gon- versa sobre fonología (Chaverría Aguilar 1951).
zález (1968, ahora con 3 ediciones), la cual se ubi- Ninguno de los estudios anteriores tiene como pro-
ca en la misma línea que hemos venido presentan- pósito la investigación geográfico-lingüística del es-
do: describir la morfología y sintaxis de la lengua pañol en Costa Rica. De la década de los setenta en
castellana en su variante literaria, sin interesarse adelante, se han publicado investigaciones sobre lé-
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xico (Quesada 1985), fonología (Wilson 1970, Quelite. -Quelites o quilites son los brotes o puntas co-
mestibles de la chayotera y ayotera, con las cuales se pre-
Sánchez 1984b), morfología (Vargas Dengo 1974,
para una especie de cocido. Los indios de Talamanca dan
Constenla 1982), sintaxis (Ross 1982), que mues- ese nombre a un plato indígena compuesto de varias le-
tran, en general, una mayor sustentación teórico- gumbres.
lingüística. Recientemente se han escrito tesis so- Quelite en voz náhuatl, quilite, que el P. Rincón traduce
b re la base del paradigma sociolingü ístico- por legumbres. En Méjico hay dos plantas que llevan este
nombre: el quelite de espiga (Amaranthus hipocondria-
cuantitativo (Umaña 1981, Quesada Pacheco cus) y el quelite de trigo (Chenophodium viridae).
1984, Solano 1985). En todo caso, como la región En Guanacaste es un arbusto de hojas comestibles, pero
central del país es la de mayor densidad demográfi- que ignoramos a cuál especie corresponde (Gagini 1918:
ca (aqu í se concentra el 57 % de la población total, 185).
liIanga. -Guan. Barro podrido; en Honduras "estero de
según censo de 1984), el habla de esta zona es la
fondo pantanoso". En el interior de Costa Rica sólo se usa
que más se ha estudiado. Por otra parte, como la en la frase "echar ñanga o la ñanga", por morder" (Gagini
presente investigación llega hasta la época de 1918: 166).
Agüero, cuya característica metodológica está mar-
cada por el predominio de la escuela lingü ística
española, no comentamos las obras que se publican Yo he escuchado "dar!e un ñangazo a alguien"
después de esa época -esto se incluirá en una inves- en el sentido de 'morder'. Por otra parte, Gagini
tigación de mayor alcance- cuya característica fun- señala que el español de Guanacaste se parece más
damental es el estar enmarcadas en otros modelos al de Nicaragua que al del resto de Costa Rica.
lingüísticos (estructural, glosemático, generativo,
sociol ingü ísti co-cuantitati vo). Guanacaste. -Geogr. Provincia de Costa Rica, que se ex-
tiende desde el Golfo de Nicoya hasta la frontera de Nica-
ragua. Las costumbres y habla de sus habitantes tienen
3.2.Estudios globales o incipientes' más parecido con las de este último país que con las del
nuestro. Los indígenas de esta región eran aztecas y chia
panecas; pero había también tribus caribes (Gagini 1918:
3.2.1. La primera investigación de importancia es 133).
el Diccionario de barbarismos y provincialismos de
Costa Rica (Gagini 1892), cuyo propósito funda- 3.2.2. Fernández Ferraz (1892) nos ofrece un es-
mental era" ...el de proporcionar un consultor cla- tudio etimológico y léxico-gráfico de voces meji-
ro y sencillo a los extranjeros y principalmente a canas de uso corriente en el español de Costa Rica.
las personas que, deseando expresarse con alguna La obra tiene fundamentalmente un valor historio-
corrección, no disponen del tiempo necesario para gráfico, ya que el autor desconocía, como la ma-
consagrarse a estudios serios de gramática, incluyo yoría de americanistas de ese entonces, una meto-
también en el presente Diccionario varios artículos dología científicamente válida para la identifica-
relativos a cuestiones puramente gramaticales que ción y análisis etimológicos.
ofrecen dificultad en la práctica, como las voces de
varia acentuación, el empleo de los derivados ver- 3.2.3. Yovo Quirós (1901), en un breve articulito,
bales, algunos preceptos sobre concordancia y régi- señala algunas palabras y terminachos de uso coti-
men ... " (Gagini 1892: IV). El mismo autor (Gagini diano en el español de Costa Rica, con la intención
1907:5) anota que el castellano en Costa Rica di- de que los académicos, si así lo deciden, incluyan
fiere, por causas de sustrato ind ígena, contacto algunos de esos vocablos en el diccionario: cama-
con lenguas extranjeras, origen peninsular de los nance, concertada, china, chacalines, motete, chi-
colonos y particularidades del ambiente, respecto cas, etc., o para contrastar, preceptivamente, esas
del castellano en Chile. En la obra Diccionario de formas dialectales respecto de la lengua culta.
costarriqueñismos (Gagini 1918) encontramos el
primer paso riguroso en el estudio e individualiza- 3.2.4. El primer investigador que nos ofrece una
ción del español de Costa Rica respecto de la len- descripción de conjunto y bien organizada del es-
gua estándar común o de otras hablas americanas pañol en Costa Rica es D. Arturo Agüero (1962,
(particularidades de pronunciación, sufijos más 1964 Y 1973). Desde la perspectiva general del es-
usados, etimologías de voces vernáculas); algunas pañol de América y también sobre la base de dife-
veces ofrece indicaciones de la distribución geo- rencias de habla entre dos regiones del país históri-
gráfica general de la palabra o de alguna de sus acep- camente distintas: el Valle Central y el Guanacas-
ciones: te. Agüero enumera, contrastándolas con la norma
SANCHEZ: Estudios en Costa Rica sobre lengua castellana ... 129

culta, las principales características fonéticas, gra- 3.3. Estudios sobre el componente léxico
maticales y léxicas del español en Costa Rica:
3.3.1. D. Carlos Gagini (1918) es el lexicógrafo
Hay matices fonéticos en el español del Valle Central que costarricense por excelencia. Su obra no ha sido
nos distinguen, no solamente de los hispanohablantes de
otros paises, sino de los guanacastecos y de los puntare-
igualada ni en lo relativo a la dimensión ni a la
nenses. En la articulación de algunos sonidos, y sobre to- rigurosidad. Cada vez se siente más imperiosa la
do, en la combinación de los elementos prosódicos, las necesidad de un diccionario de uso del español en
caracterlsticas son notables. Pero las hay generales de Costa Rica, que venga a llenar ese gran vacío deja-
América, como el seseo y el yelsmo, y otras, que sin serio
do por la obra de Gagini, puesto que no ha habido
tanto, se registran en ciertas áreas del Continente -y aun
de España-, como la pronunciación del grupo tr y residuos una labor de revisión y actualización de ese diccio-
arcaicos alojados en zonas rurales a donde no ha llegado o nario. Este es uno de nuestros propósitos y en él
en donde no ha influido mucho la acción docente (Agüero trabajamos.
1962: 126).
3.3.2. Salesiano (1938) recoge palabras (dicciona-
El mismo procedimiento emplea al estudiar los rio relativamente extenso) y expresiones (dos-
otros niveles de la lengua que el autor intitula y cientos ochenta y dos refranes) que el autor llama
organiza en morfología y sintaxis, léxico y semán- Vocabulario Tico, cuyo uso justifica el acopio,
tica. En todo caso, la obra evidencia un interés que, por su etimología según opinión del autor,
normativo frente a criterios dialectológicos, tal entrarían a formar parte del léxico castellano.
como lo anotamos anteriormente. Aplicado un criterio preceptivo, quizá ni el cin-
cuenta por cien de ese diccionario se acuñe norma-
3.2.5. Víctor Manuel Arroyo (1971), con su obra tivamente, ya que "habrá que desechar el cincuen-
El habla popular en la literatura costarricense, ta por ciento (sic) o más, por incorrectas, impro-
ofrece una valiosa aportación al conocimiento del pias o mal formadas" (Salesiano 1938: 4). La obra
español de Costa Rica. La observación y el estudio carece de rigurosidad metodológica, fundamental-
del habla popular costarricense que nos proporcio- mente es el trabajo de un buen aficionado, pero sí
na Arroyo, es una investigación rigurosa de la len- tiene interés histórico y constituye un rico mate-
gua española en nuestro país, cuya limitación es- rial para la investigación actual.
triba en el hecho de que el autor trabaja únicamen-
te con textos literarios. Arroyo, al presentarnos las 3.3.3. Villegas (1953,1955) ofrece una copilación
características fonéticas, morfosintácticas, léxicas de vocablos y frases del español popular costarri-
y semánticas del habla costarricense, lo hace com- cense, cuyas fuentes fueron cuatro novelas nacio-
parativamente y en relación con el habla de otras nales de los años cuarenta, cuatro informantes cos-
regiones de América y de Europa. tarricenses, además de su propia aportación. Ese
léxico, que asciende a 1246 palabras, corresponde
3.2.6. Gastón Gaínza (1976), en un breve estudio a lo que el autor llama argot costarricense. en el
del español en Costa Rica, reafirma observaciones sentido de que es "el lenguaje que sin ser soez y sin
ya conocidas en trabajos precedentes (Agüero pertenecer a una sola clase de personas, se ha intro-
1962, 1964, 1973); se propone presentar caracte- ducido en la lengua diaria de todas las clases socia-
rísticas dialectales que posee la lengua en los nú- les" (Villegas 1953: 28), empleándose en ocasiones
cleos urbanos de la región central del país, con de familiaridad o camaradería.
ejemplos ilustrativos de rasgos léxico-semánticos y
gramaticales. Con cierto detenimiento el autor se
refiere a un problema fonológico -fricación de erre- 3.3.4. El anglicismo en el habla costarricense (ZÚ-
"cuya repercusión puede significar una transforma- ñiga 1976) constituye una reelaboración y selec-
ción profunda en el subsistema consonántico de la ción de su tesis doctoral; se publica veinte años
lengua regional" (Gaínza 1976: 80). Hemos inclui- después "ampliado y remozado" (Zúñiga 1976:
do este trabajo en la época de Agüero porque, en 16). Es un inventario amplio de anglicismos que
cuanto a los presupuestos teóricos, no se aparta en muestra la erudición de la autora. Si bien la investi-
gran medida de los trabajos precedentes, aunque sí gadora dice que su estudio se basa en "el lenguaje
representa un segundo momento de esa época, en oral de nuestro pueblo" (Zúñiga 1976: 15), al no
el entendido de que se les da mayor importancia a emplearse con rigurosidad criterios de frecuencia,
los factores sociales como condicionantes de la productividad, riqueza semántica, distribución geo-
conducta lingü ística de los hablantes. gráfica (Sala y otros: 1977), la investigación toma-
130 REVISTA DE FILOLOGIA y LINGUISTICA

da en su conjunto produce la impresión de que el costarricenses que han estudiado en el exterior


español en Costa Rica es anglicado por excelencia, (Chavarría Aguilar 1951, Villegas 1953,1955, ZÚ-
lo cual es falso. No se puede aceptar que aplicación ñiga 1976) o, en el caso de Gaínza, un colega chile-
'solicitud' < inglés application sea de uso general no que llega al país después de estudiar en universi-
y en todo el país. Se encontrará, sin duda, en un dades extranjeras. Gagini 1918 sí constituye toda
mal traductor. Tampoco puede incluirse en el mis- una excepción, quizá a causa de sus contactos con
mo status lexicográfico un nombre común y un dialectólogos hispanoamericanos, particularmente
nombre propio, como sucede con Indor Club (ZÚ- con R. J. Cuervo.
ñiga 1976: 96). También debe revisarse el criterio
diafásico de clasificación del vocablo. 4. CONCLUSIONES

3.3.5. iltabta que el tiempo se lleva? (Garro 4.1. Los dos tipos de estudios -sobre la lengua cas-
1978) presenta un inventario de 542 palabras que tellana o sobre el español en Costa Rica-, comenta-
"a juicio del autor se hallan olvidadas en el habla dos anteriormente, tienen, en términos generales,
costarricense o están a punto de perderse por el una constante teórica: el considerar la gramática
poco empleo que se les da" (Garro 1978: 11-12). como arte, definida por Nebrija como "scientia
Es el trabajo de un buen lector que se interesa por recte loquendi recteque scribendi ex doctissimo-
los aspectos normativos de la lengua, particular- rum virorum usu atque auctoritate collecta" (en
mente por el léxico, sin formación en nuestra espe- Alarcos 1971: 11). El carácter correctivo de esta
cialidad: desconocimiento de los principios de es- gramática se manifiesta al promover como norma
tructuración de una lengua y de su variación diafá- lingü ística la variante culta peninsular (academi-
sica, diastrática y diatópica. No obstante, es un cistas) o la americana (Bello y sus seguidores) yal
material útil para ulteriores investigaciones. proscribir los dialectalismos, puesto que son trans-
gresiones al uso de la gente educada.
3.4. Estudio sobre fonología
4.2. La observación de las 'corruptelas' de una len-
3.4.1. En el período en comentario, solamente se gua se produce con mayor facilidad en el léxico
publica una. investigación sobre el componente fo- -actualmente los diccionarios están al alcance de
nológico. Oscar Chavarría (1951) en su artículo todo aquel que tenga este tipo de preocupaciones-,
"The phonemes of Costa Rican Spanish" describe ya que es el componente de la lengua que, según
el sistema fonológico del español de Costa Rica, un sentir general, pide una especialización menor.
dialecto urbano del Valle Central que comprende Como consecuencia de lo anterior, además de la
las ciudades de San José, Cartago, Alajuela y Here- permeabilidad del léxico, tenemos el predominio
dia. Es un estudio estructural y comparativo res- de trabajos sobre vocabulario -glosarios y dicciona-
pecto del dialecto castellano, tal como lo presen- rios- y el poco tecnicismo con que se han hecho,
tan Tomás Navarro Tomás y George L. Trager. Se en términos generales, las obras lexicográficas cos-
aparta, por tanto, de la escuela lingüística españo- tarricenses. Muchos trabajos muestran la erudición
la. Como particularidad, el autor postula la exis- de buenos lectores y, al mismo tiempo, un desco-
tencia de un fonema nasal velar /r)/ respecto de la nocimiento de los principios fundamentales de la
alveolar o palatal correspondiente' [Korjé so] / lexicográfia.
[Korj eso], lo cual vendría a ser una innovación
respecto del sistema fonológico castellano. 4.3. Hemos anotado también otra característica
general de la época en comentario: el predominio,
3.5. Los estudios sobre el español en Costa Rica hasta los setenta, de la escuela lingü ística española.
en el período que hemos llamado de Gagini a Dijimos que si se recurrió a otras corrientes teóri-
Agüero, se caracterizan, en términos generales, por cas, los investigadores hab ían hecho estud ios en el
el dominio teórico de la escuela lingüística españo- exterior. Pues bien, a partir de los setenta -propon-
la (Agüero 1962, 1964, 1973 y Arroyo 1971) o el gamos simbólicamente el año de 1975, cuando se
tratamiento de los dialectalismos como corruptelas presentan dos tesis de licenciatura en Filología Es-
de formas peninsulares (Gagini 1982, Quirós 1901, pañola sobre la base de dos modelos distintos: neo-
Agüero 1962, 1964, Salesiano 1938, Garro 1978). bloomfieldiano (Constenla 1975) o glosemático
Cuando hay investigaciones que se apartan de algu- (Sánchez 1975)- se van a producir cambios de pa-
na de esas dos constantes o de ambas, se trata de radigmas en las investigaciones lingüísticas en Cos-
SANCHEZ: Estudios en Costa Rica sobre lengua castellana ... 131

ta Rica, hecho que se fomentará con la institucio- Gagini, C. 1892. Diccionario de barbarismos y pro-
nalización de la Sección de Lingüística (hoy De- vincialismos de Costa Rica. San José: Tipogra-
partamento) en la Escuela de Filología, por parte fía Nacional.
del Dr. [ack Wilson. El desarrollo de esta etapa
-cambios de paradigmas lingüísticos- rebasa los ob- 1907. Elementos de gramática castella-
jetivos de la presente visión retrospectiva, pero na. San José: Tipografía Nacional.
constituirá objeto de estudio de mis investiga-
ciones futuras. . 1918. Diccionario de costarriqueñismos.
San José: Tipografía Nacional.
BIBLlOGRAFIA
Gaínza, G. 1976. "El español de Costa Rica: breve
Agüero, A. 1962. El español de América y Costa consideración acerca de su estudio". Revista de
Rica. San José: Lehmann. Filología y Lingüística de la Universidad de
Costa Rica 11,4: 79-84 .
. 1964. "El español de Costa Rica y su
atlas lingüístico" en Presente y Futuro de la Garro, J. 1978. ¿Habla que el tiempo se lleva? San
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