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¿ Las ciencias sociales deben regirse por los mismos criterios y métodos

científicos que orientan la investigación en las ciencias naturales? ¿ De lo


contrario no podrían ser consideradas como ciencias?

Transcurría la primavera del año de 1996, la comunidad científica se


escandalizaba tras el anuncio público del físico norteamericano Alan Sokal sobre
la exitosa publicación de su artículo pseudocientífico denominado: “Transgressing
the Boundaries: Towards a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity” («La
transgresión de las fronteras: hacia una hermenéutica transformativa de la
gravedad cuántica») en la revista postmoderna de estudios culturales Social Text
( Franklin, J., 1996). En palabras del propio Sokal, este pretendía comprobar que
una revista de humanidades publicaría un texto social disfrazado de sinsentidos
teóricos, siempre que estos estuvieran enmarcados en un circunloquio semántico
técnico y que se alinearan a los postulados ideológicos de los editores. Como era
de esperarse, dicho hecho provocó un escándalo epistemológico entre
reconocidos autores de las ciencias sociales y las ciencias exactas, entre estos el
conocido filósofo francés Jacques Derrida y el propio Sokal, surgiendo múltiples
desencuentros académicos y críticas sobre la rigurosidad investigativa en ciencias
sociales, pues era inadmisible que una revista de estudios culturales aceptase
publicar la tesis sobre la cual se afirmaba que la gravedad cuántica era un mero
constructo social, cuya influencia se daba en tanto un producto cultural, más que
por efecto de fuerzas fundamentales de la naturaleza, aún más sin haber realizado
un proceso de evaluación por pares académicos.

Acontecimientos como el descrito en la página anterior denotan un conflicto


epistemológico, ontológico y metodológico que ha tenido lugar desde la
antigüedad y que persiste en la contemporaneidad en relación al conocimiento
mismo: su concepción, institucionalización, validez y rigurosidad; es decir, la
manera como los estatutos del saber tienen lugar a partir de los procesos
observacionales y de contrastación teórica a las que nuestras facultades
cognitivas y herramientas metacognitivas nos permiten acceder ( Dennett, 2013).

Bajo estas circunstancias, se plantea de manera intrínseca la dicotomía


Filosofía – Ciencia, en tanto como lo expresara Popper en sus 21 tesis seminales (
Popper, K., 1961), es la relación conocimiento/ignorancia el catalizador mismo
para la génesis del conocimiento, pues es a partir del problema fenomenológico
que se generan hipótesis, técnicas y métodos para hallar la respuesta a aquellas
manifestaciones presentes en nuestra realidad biopsicosocial, incluyendo allí pues
realidades alternas concernientes a todos los problemas culturales, filosóficos,
lingüísticos, poéticos y semióticos pertenecientes a las ciencias sociales, que en
definitiva en su nivel más fundamental se circunscriben en si mismos a procesos
físico-químicos cuya complejidad es aun predominantemente desconocida,
encontrándonos así en las fases más primarias de la exploración astronómica y de
la física de partículas. Dicha reflexión debería resultar en un gesto de humildad
como especie, dado que a pesar de los grandes avances y esfuerzos por
comprender el universo, las ciencias básicas, aun siendo aquellas disciplinas cuyo
mayor progreso y objetividad metodológica han alcanzado en nuestro contexto
histórico, se encuentran todavía en estadios bastante incompletos sobre la
relación entre materia y realidad.

Así pues, dada esta introducción sobre el núcleo problemático, la primera


cuestión a desarrollarse debe ser: ¿ Qué es la ciencia, qué se considera como
científico? Y en segunda instancia: ¿ Cumplen los estudios humanísticos y
sociales las exigencias del estatuto científico?

Al consultar la bibliografía especializada, se encuentran diversas


definiciones sobre la noción de ciencia, la Academia Nacional de Ciencias de
Estados Unidos (2008) la define como:

El uso de evidencia para construir explicaciones y


predicciones comprobables sobre los fenómenos naturales,
como también el conocimiento generado durante este
proceso ( National Academy of Science, 2008).
El famoso paleontólogo y biólogo evolutivo Jay Stephen Gould (1997)
también se refiere a la ciencia como: “ La red de ciencia cubre el universo
empírico: ¿De qué está hecho? (Hecho físico) y por qué funciona de esta manera
(teoría). A nivel político, la constitución de los Estados Unidos, por medio de un
acto legislativo a través de su corte suprema (1993), se refiere al proceso científico
haciendo énfasis en que:

"La ciencia no es un cuerpo enciclopédico de conocimiento


estático. En cambio, esta representa un proceso para
proponer y refinar explicaciones teóricas sobre el mundo,
proceso que está sujeto a más pruebas y refinamiento.
Pero para que algo pueda calificar como 'conocimiento
científico', una inferencia o afirmación debe derivarse por
el método científico. La explicación propuesta debe estar
apoyada por una validación apropiada, es decir, " motivos
de peso”, basados en lo que se conoce y en la evidencia
empírica disponible. En resumen, el requisito de que todo
el proceso investigativo este sujeto a verificación y
refutabilidad experimental debe dotar al «conocimiento
científico» de un alto grado de fiabilidad probatoria "( U.S.
Supreme Court, 1993).

En este sentido, tras analizar diferentes posiciones sobre la concepción


misma de ciencia, es posible inferir dos aspectos: 1) En primera instancia, que la
ciencia se refiere a una institución cultural sustentada en todo el progreso humano
a través de la historia, la cual se establece a manera de patrimonio de la especie y
se organiza por medio de comunidades de especialistas en diferentes disciplinas,
las cuales buscan comprender la naturaleza fenomenológica de la realidad y en
dicho trasegar desarrollan hipótesis y modelos teóricos dinámicos, los cuales se
encuentran en constante conflicto y refinamiento conceptual. 2) La ciencia se
refiere a un riguroso proceso observacional de descubrimiento, el cual sigue
parámetros bien establecidos para la recolección de datos, procesos inductivos y
deductivos, planteamiento de hipótesis, confirmación experimental,
establecimiento teórico y refutación.

Karl Popper ( 1961) alude a este segundo punto, refiriéndose al hecho de


que en términos metodológicos, la objetividad científica dista mucho de aquella
concepción absolutista que considera que en la ciencia hay una pureza total en
relación a la validez de los hallazgos encontrados, incluso en las ciencias
naturales y las disciplinas de corte más experimental. No obstante, el autor si
propone una visión sobre lo objetivo al poner de manifiesto que es el aparato
crítico sustentando sobre principios lógicos y de falsabilidad el que podrá dotar de
una objetividad epistemológica por medio de la crítica sistematizada al hecho
científico. Por ende, un propuesto teórico o hallazgo investigativo solo gozará de
mayor validez cuando este apele a ser criticado de manera rigurosa, ya que en
caso de encontrarse fallos o imprecisiones empíricas, se pueden formular nuevos
ensayos, repensar diferentes correlaciones entre la información disponible y los
procesos observacionales y de esta manera estar más cerca de lo que se pueda
concebir como la construcción legitima del conocimiento.

Al preguntarnos entonces sobre el paradigma dominante en investigación,


que responda a las características descritas en los párrafos anteriores, autores
como Tamariz y Espinosa (2005), sustentan que el hombre ha adoptado por
medio del positivismo lógico una posición crítica y reflexiva por medio de la cual
pretende extraer leyes comportamentales con relación a la información y
fenómenos observables y tangibles en la naturaleza, se han dejado ya hace varios
siglos las fases de representación primaria por medio de los referentes teológicos
y las consideraciones metafísicas, pues aunque en la razón privada de muchas
personas ( Kant, 1784), incluso en la actualidad el dogma y la creencia no
intersubjetiva se manifiesten como el motor primario de significación de la realidad,
en la comunidad científica, por el contrario, se vela por la concepción racional del
mundo, ateniéndose a los hechos y las leyes que por medio de la evidencia
experimental rijan su comportamiento y sus correlaciones causales ( Deffilipe, M.,
1977).
Ya en este punto, el cuestionamiento principal surge en torno a la
naturaleza misma del saber en ciencias sociales; es decir, como plantean Tamariz
y Espinosa (2005), retomando autores como Hernández Rojas, Martínez, Thuillier,
Geymonat y otros, las siguientes características se deben encontrar satisfechas
como parte del paradigma positivista:

 La objetividad del conocimiento


 La experiencia sensible como fuente de

saber.

 La posibilidad de verificación en la

experiencia.

 El determinismo de los fenómenos


 La lógica formal como garantía de un

procedimiento correcto.

 La posibilidad de separar el todo en

partes para su estudio (p.18).

Entonces, ¿ Cumplen las ciencias sociales tales criterios como parte de sus
paradigmas de investigación? ¿ Qué significa conocer en ciencias sociales?
Según los postulados taxonómicos de las ciencias encontrados en los tres mundos
de Popper, si hay indiscutibles diferencias tanto cualitativas como cuantitativas en
relación a las diferentes realidades existentes y los posibles métodos de estudio a
emplear, en un primer mundo se encuentran las entidades físicas susceptibles a
un análisis determinista y reduccionista-materialista, en un segundo estadio, se
encuentran las realidades mentales, como por ejemplo todas las disposiciones de
consciencia/ inconciencia estudiadas por la psicología y en un tercer nivel se
encuentran las realidades socioculturales y contenidos del pensamiento
estudiados por la filosofía y demás disciplinas sociales como la antropología y/o
epistemología. Sin embargo, ¿Es tal diferenciación suficiente para considerar que
las ciencias sociales no son precisamente como su nombre lo indica, ciencias?
En este respecto, el filósofo colombiano Estanislao Zuleta teorizó al igual
que Popper que la ignorancia forma parte de lo que es el hombre como tal, y es
partir de allí que el interés hacia la búsqueda del conocimiento surge. En esta
empresa, las ciencias sociales tienen como objeto de estudio el describir el
entorno y comportamiento sociocultural por medio de la construcción de esbozos
teóricos que se acerquen a la realidad estudiada.

Dadas las heterogéneas características sociodemográficas, que se


establecen en ámbitos de multi y pluriculturalidad en diferentes latitudes del
mundo, las dinámicas etnográficas y paradigmáticas se renuevan a través de
periodos históricos, viéndose esto materializado en las formas de pensar, sentir y
actuar exhibidas de generación en generación, cada cual con rasgos distintivos
que como objeto de estudio producen particularidades bien definidas en términos
de su capital cultural ( Bourdieu, 1983). Por ende, las ciencias sociales no pueden
pretender al establecimiento de juicios de validez universal que se establezcan
como leyes insustituibles, pues siempre habrá una relación subjetiva de inferencia
observacional en tanto el investigador y su objeto de estudio generan una relación
de valor y efecto apreciativo.

Por tales motivos, las ciencias sociales no son ciencias en el mismo sentido
que la física, la biología molecular o la genética, pues sus objetos de estudio
plantean desafíos metodológicos considerablemente distintos en tanto la realidad
que pretende ser estudiada pertenece a diferentes mundos epistemológicos,
generando así que las técnicas e instrumentos de observación y recolección de
datos disten inmensamente desde un marco puramente positivista- reduccionista
hacia uno de características más descriptivo-cualitativas. Sin embargo, lo que es
indiscutible es que los fenómenos sociales si son sucesibles a la aplicación del
método científico, pues los hallazgos resultantes a partir de la deducción lógica,
sustentada en métodos investigativos desde la observación sistematizada son por
definición científicos. Es así pues como se ha enmarcado a lo largo de este texto,
el hecho que alude a la imposibilidad de pretender el mismo nivel de objetividad y
determinismo en ciencias sociales, sustentado en una recolección y análisis de
datos que conste de aspectos con exactitud medible, tangible, y totalmente
reproductible de generación en generación, pues dada la estrecha relación entre el
investigador y los fenómenos de naturaleza humana, se deberá optar métodos que
sigan parámetros más cualitativos y descriptivos, que permitan generar marcos
teóricos sobre el comportamiento social sin alterar la naturaleza y dinámica del
mismo.
Referencias.

Bourdieu, P. (1986). The Forms of Capital. In Richardson, J.G. (Ed.). Hand-book of


Theory and Research for the Sociology of Education (pp. 241-258). New
York: Greenwood Press.

Deffilipe, Mercedes. (1977) Alianza entre Ciencia, Tecnología e Industria.


Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación
Superior. ANUIES. México. 128 pp.

Dennett, D. C., (2013). Intuition pumps and other tools for thinking.

Franklin, J., (1996). The Sokal Hoax. Philosopher, 21(4), 1-4.

Gould, S. J.,(1997). “Nonoverlapping Magisteria”, Natural History 106, 16.

Kant, I. (1784). What is enlightenment? University of New York Press.

National Academy of Sciences (2008). Science, Evolution and Creationism, NAS


Press, Washington, DC.

Popper, K., ( 1978). La lógica de las ciencias sociales. 9-27.

Tamariz, C., & Espinoza, A. (2005). EL PARADIGMA DOMINANTE EN LA


CIENCIA MODERNA. Visión Docente Con-Ciencia, 4(25), 15-34.

US Supreme Court, (1993), Daubert v. Merrell, Dow Pharmaceuticals Inc.

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