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La filosofía griega

de la época
clásica
Los sofistas, Sócrates, Platón y
Aristóteles

Carlos García Gual


P08/74550/00935
© FUOC • P08/74550/00935 La filosofía griega de la época clásica

Índice

Introducción............................................................................................... 5

Objetivos....................................................................................................... 6

1. Los sofistas........................................................................................... 7
1.1. La sofística como movimiento intelectual ................................. 7
1.2. Los sofistas más importantes ...................................................... 13

2. Sócrates................................................................................................. 20

3. Platón.................................................................................................... 24
3.1. Vida y obra .................................................................................. 24
3.2. La teoría de las ideas ................................................................... 29
3.3. La teoría del alma ....................................................................... 31
3.4. Política y ética. El diseño utópico de la República........................ 34

4. Aristóteles............................................................................................. 41
4.1. Vida y obra .................................................................................. 41

Resumen....................................................................................................... 51

Actividades.................................................................................................. 53

Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 53

Solucionario................................................................................................ 55

Glosario........................................................................................................ 56

Bibliografía................................................................................................. 57
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Introducción

Al presentar la sofística, Sócrates, Platón y Aristóteles, nos encontramos en


el corazón de la actividad filosófica de la Grecia clásica. Estas páginas no só-
lo quieren ofrecer un recorrido por dos siglos de pensamiento, sino que tam-
bién pretenden mostrar los momentos más importantes y los conceptos más
interesantes e influyentes de este pensamiento.

Es importante seguir este módulo didáctico con la lectura de algunos textos


básicos, como por ejemplo algún diálogo de Platón (Apología de Sócrates, Gor-
gias, Protágoras, Fedón, el Banquete, los libros VI y VII de la República, la Carta
VII o Fedro) y alguna obra o fragmento de Aristóteles.

La influencia de Platón y Aristóteles ha sido muy grande a lo largo de la his-


toria, y hoy en día todavía se hace notar de manera muy viva en muchas dis-
cusiones filosóficas.
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Objetivos

Los objetivos básicos de este módulo didáctico son los siguientes:

1. Hacer un recorrido por las principales etapas del pensamiento griego de


la época clásica.

2. Repasar el contenido básico de las obras más importantes de los autores


tratados.

3. Relacionar los planteamientos filosóficos de los autores tratados.

4. Conectar esta época con las inquietudes de los pensadores precedentes (los
presocráticos) y con el desarrollo filosófico posterior (la crisis griega y el
pensamiento romano y medieval).
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1. Los sofistas

1.1. La sofística como movimiento intelectual

Originariamente, el término sophistés, como el término sophós, quería decir


sencillamente 'sabio'; pero finalmente ha quedado históricamente definido
para designar un tipo de profesional de la sabiduría que reclamó este título en
la época ilustrada del siglo V a. C.

El sofista, visto desde esta perspectiva, es un sabio que comercia con la sabi-
duría, un maestro que tiene muchos conocimientos culturales y que se ofrece
a enseñarlos a quien quiera aprenderlos a cambio de una remuneración eco-
nómica, normalmente bastante elevada.

Parece, pues, que el sofista es un precursor de los profesores universitarios modernos, a


la vez que continúa una tradición que habían iniciado algunos poetas, como Píndaro
y Simónides, que escribían poemas de celebración por encargo de algunos aristócratas
ilustres.

Cuando Protágoras, en el diálogo de Platón que lleva su nombre, para respon-


der las preguntas de Sócrates, intenta definir qué es un sofista, afirma que es
un didáskalos paideías té kaì aretês, es decir, un 'maestro de cultura y excelencia',
alguien que da lecciones pagadas sobre dos campos que son muy importantes
para todas aquellas personas que, de alguna manera, quieren destacar en la
sociedad antigua: la educación, paideía, y la virtud o excelencia, areté.

La importancia de los sofistas como educadores en la cultura y en la


Los sofistas también se ofrecían como
excelencia cívica sólo se explica en un contexto social e histórico como pedagogos para la enseñanza del arte de la
persuasión. En la imagen, plato griego donde
se representa un pedagogo con su alumno.
el de la sociedad griega del siglo v a. C.; en la democracia ateniense, la
paideía y la areté ya no están ligadas a la nobleza de la estirpe ni a la
riqueza familiar, sino que son méritos importantes para llevar a cabo
una función decisiva en la polis.

El ciudadano capaz de guiar los asuntos de la ciudad se distingue por


su paideía y su areté. Esta alteza de ánimo, que permite convencer y di-
rigir a los demás, sólo se consigue por medio de una cuidada educación
superior.
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Pero saber si la areté se puede enseñar es un gran tema de debate; la respuesta de ¿Se puede aprender la
los demócratas es, por descontado, afirmativa, al contrario que los aristócratas virtud?

más conservadores, que opinaban que la virtud –areté– proviene de la estirpe, Sobre esta cuestión, es muy in-
de la naturaleza y de la sangre, la physis o phyá, como decía Píndaro. teresante el diálogo Protágo-
ras de Platón y también la dis-
cusión sobre este tema que se
encuentra en el texto final del
El sofista enseña a manifestar públicamente esta superioridad, que, al fin y al tratado sofístico anónimo de
los Discursos dobles.
cabo, tiene un valor político, mediante el uso de la palabra; por eso la retórica
o el arte de los discursos bellos y persuasivos se convierte en su disciplina
fundamental.

El otro gran maestro de la sofística, Gorgias de Leontini, sólo admite como


auténtico título suyo el de "maestro de la retórica". Según él, un político, antes
que nada, tiene que ser un buen orador; y el sofista es un profesor de la pala-
bra persuasiva, del logos y de la peithó, que se muestran en la argumentación.
Para Sócrates, el diálogo es la filosofía
por excelencia. En la imagen, dos griegos
Gorgias domina esta téchne rhetoriké y es un profesional de ello. dialogando; vaso griego con decoración de
figuras rojas.

Con todo, Platón reprocha a los sofistas que sólo se preocupen de hacer valer
una opinión por medio de la retórica, y que no se interesen por perseguir la
verdad a fondo como lo hace el filósofo. Gorgias se lo concede: el sofista no
intenta averiguar qué hay más allá de lo que es aceptado normalmente, sino
que tiene suficiente con lograr la claridad y el aplauso en el mundo de la dóxa.

Mientras que el philósophos está siempre persiguiendo una sabiduría dudosa,


el sofista se contenta con una sophía basada en la aceptación social y en la
opinión más razonable y mejor contrastada. Ante la didáctica de los diálogos
socráticos, los sofistas –que utilizan una gran variedad de recursos pedagógi-
cos, como por ejemplo el comentario de los poetas– prefieren los discursos que
producen un gran efecto.

Desde el punto de vista de la temática, los sofistas marcan un giro decisivo con
respecto a los presocráticos. En sus investigaciones y lecciones no se ocupan
ni de los temas de la naturaleza ni del cosmos físico, sino que se dedican a los
asuntos sociales y al mundo que ha creado el ser humano.

Cicerón, en un texto famoso, escribe que Sócrates, al interesarse por las cues-
tiones de la vida humana y no por los fenómenos de encima del cielo o de
debajo de la tierra, hizo bajar la filosofía a un nivel terrenal; de hecho, sin
embargo, este fue un mérito de los sofistas, que Sócrates sólo compartió con
ellos. Ningún sofista escribió nunca un tratado Perì physeõs, ni dejó ninguna
hipótesis memorable sobre cuestiones de física.

Si algún sofista escribió sobre el ser último de las cosas, como lo hizo Gorgias, fue para
mostrar su escepticismo ontológico radical:

"Nada existe, y si existiera alguna cosa sería incognoscible, y si hubiera alguna cosa y se
pudiera conocer, sería indemostrable."

Sobre el no-ser, Gorgias de Leontini.


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Es decir, el sofista renuncia a las indagaciones ontológicas, físicas y metafísicas


y se orienta hacia el mundo de la sabiduría y la acción humanas, hacia temas
sociales, hacia la ética y la política y también, a veces, la historia y el análisis
del lenguaje y de algunas ciencias.

La sentencia que los sofistas citan más a menudo es, sin duda, la frase de Pro-
tágoras: "El hombre es la medida de todas las cosas" (pánton chromáton métron
ánthropos). Dejemos para más adelante la discusión sobre el sentido de esta
frase, aunque hay que notar que puede servir como emblema del humanismo
sofístico.

El enfoque general de estos pensadores y maestros de la retórica se ca-


racteriza por el interés por el ser humano, el relativismo de las valora-
ciones, la crítica de la tradición aristocrática, la atención al uso del logos
y el análisis del lenguaje y su poder.

Por otro lado, sin embargo, los sofistas no forman ninguna escuela de
pensamiento ni muestra ninguna afinidad psicológica más profunda
que esta actitud crítica y esta solvencia retórica a que nos hemos referi-
do. Los sofistas son un movimiento intelectual, no una secta.
Para los sofistas, el hombre es la medida de
todas las cosas. Diadumen, copia de un original
de Policleto (430 a. C.).

Los sofistas comparten, sin embargo, un evidente relativismo en temas como la verdad
última y absoluta, y la creencia de que el logos –el razonamiento y la palabra– es el método
adecuado para conseguir un cierto consenso y orden en la vida política civilizada.

En conjunto, son demócratas y pacifistas, ya que creen en la discusión civili-


zada como medio para resolver los conflictos sociales y, como viajan mucho
de unas ciudades a otras para ejercer su oficio, esta manera de vivir les hace
sentirse por encima de los prejuicios locales y de los patriotismos de pocas mi-
ras y les impulsa a promover una especie de visión "internacional" de algunos
problemas.

En uno de los temas más importantes y más discutidos de la época, el del Heródoto y los sofistas
contraste entre las leyes convencionales y las leyes de la naturaleza, o, por
El humanismo de un historia-
decirlo de otra manera, el contraste entre la naturaleza, physis, y la convención dor como Heródoto está influi-
legal, nómos, defienden lo que consideran natural y denuncian el carácter do por las reflexiones de los
sofistas en esta materia.
artificioso de las costumbres y las leyes (nómoi) que oponen unos pueblos a
otros.

También algunos pensadores anteriores se habían ocupado de la ética y la po-


lítica, como el caso destacado de Heráclito y Jenófanes. El gran tema de la opo-
sición entre physis y nómos ya aparece antes de los sofistas. Pero, aun así, hay
que destacar la revolución intelectual decisiva que representa el movimiento
sofístico.
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Relaciones entre filósofos y sofistas

Algunos de los sofistas están vinculados a filósofos eminentes: Gorgias, por ejemplo,
parece que fue discípulo de Empédocles, y Anaxágoras es un pensador ilustrado que se
encuentra muy próximo a la sofística de la Atenas de Pericles.

Los sofistas han tenido muy mala prensa durante muchos siglos a causa de las
duras y agudas críticas que hizo de ellos Platón, que incluso les caricaturizó.
Sin embargo, hoy en día se reconoce su talante abierto y crítico y la función
renovadora y pionera que tuvieron en determinados estudios sobre la sociedad
y el lenguaje. Con el énfasis que pusieron en la crítica racional de los temas
sociales, consiguieron un nuevo giro intelectual, aunque este nuevo enfoque
vendría favorecido por un progreso histórico amplio.

La�primera�Ilustración

La crisis de la democrática Atenas, la condena de Sócrates y el talante reaccio- La ilustración sofista


nario de Platón han influido en la visión un poco despectiva que se ha tenido
La metáfora de la Ilustración
de la sofística; sin embargo, la podemos considerar una primera�Ilustración. aplicada a la sofística, con to-
Y a Sócrates lo tenemos que situar dentro de la sofística, como una figura das sus connotaciones, ya es
un tópico que, en esencia, nos
singular que la critica desde sus propios supuestos. Sócrates se enfrenta a los parece acertado.

sofistas como Kant se enfrenta a la Ilustración del siglo XVIII, lo cual conlleva
una profundización y una superación desde dentro.

Una época�"ilustrada" se caracteriza porque confía en la razón humana para


resolver y aclarar los problemas fundamentales del ser humano en la sociedad.
Y sólo se reconoce esta autoridad, la razón, que se manifiesta en la educación
y en la cultura, y que se somete a revisión por medio de la discusión pública y
del consenso. Cualquier ilustración se basa en la aceptación de la democracia
y de la igualdad ante la ley.

El programa sofístico se inscribe en la renovación cultural de la Atenas� de Igualdad entre ciudadanos


Pericles a mediados de siglo V a. C. Hay que recordar que esta renovación
La igualdad ante la ley en el
intelectual y artística tiene dos condicionamientos básicos: mundo antiguo, sin embargo,
estaba limitada: sólo se daba
entre los ciudadanos y queda-
1) por una parte, la herencia del pensamiento griego anterior, caracterizado ban al margen las mujeres y
los esclavos.
por un ímpetu humanista que proviene de Homero y de Hesíodo y que se
mantiene en los presocráticos y Jenófanes, Simónides y Esquilo;

2) por otra parte, el crecimiento económico y político de la democracia ate-


niense, que se encuentra en su apogeo.

Un contexto propicio

El crecimiento económico y político no son factores determinantes, pero sí que son de-
cisivos en el ámbito de la sofística; sólo en una Atenas como aquélla podía surgir un
personaje como Sócrates.
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En cualquier caso, el ámbito ilustrado era mucho más amplio. De hecho, nin- Sofistas
guno de los grandes sofistas era ciudadano de Atenas, sino que todos ellos lle- "metecos" (forasteros)

garon desde otras ciudades, encontrándose a partir de mediados de siglo en Gorgias era de Leontini, en Si-
la Atenas de Pericles, cuando la ciudad era la Hélade de la Hélade o "el mismo cilia; Protágoras, de Abdera, en
la Tracia (como después tam-
pritanéon de la sabiduría griega" (según una expresión de Hipias en Protágoras, bién Demócrito); Pródico, de
Queos (como Simónides); Hi-
337 d). pias, de Élide, etc.

Es importante señalar que Protágoras, como Heródoto, fue a Turios, la colonia


pan-helénica fundada en el sur de Italia, e intervino en la redacción de las
leyes de esta ciudad, que presentaron una novedad: la educación de los hijos
de los ciudadanos a cargo de la polis.

Gracias al poder marítimo y a la ambición imperial, a la riqueza y a la cultura


en libertad, Atenas era la ciudad puntera de Grecia. Allí los sofistas convivían
con otros viajeros ilustres, como Anaxágoras de Clazómenes, el urbanista Hi-
pódamo de Mileto y el historiador Heródoto de Halicarnás, y con atenienses de
gran valor intelectual, como Sófocles, Eurípides, Tucídides y el joven Sócrates.

La época dorada de Atenas

Era un tiempo de gran esplendor para la ciudad, que alzaba los grandes templos de la
Acrópolis (en la imagen) a la vez que mostraba la grandeza de su teatro en las represen-
taciones de tragedias y comedias y ofrecía un espacio muy receptivo a todas las nuevas
ideas. Esta época brillante, sin embargo, tuvo un trágico colofón en la Guerra del Pelo-
poneso y su desastroso final.

La�profesión�pedagógica�de�los�sofistas

Platón, en el diálogo Protágoras, traza un cuadro de esta época que muestra Escenas socráticas
bien el entusiasmo con que algunas personas recibían la llegada de un sabio
Otros diálogos de Platón, co-
como Protágoras. En este diálogo, Protágoras, Pródico e Hipias se reúnen en mo Gorgias o los dos deHipias,
casa del rico Calias, famoso por su afición a los sofistas, con un grupo de dis- también recuerdan las discu-
siones de Sócrates y de algu-
cípulos y oyentes fervorosos en una brillante tertulia. El encuentro es una in- nos sofistas, pero no están tan
bien ambientados.
vención de Platón, pero se podría situar hacia el año 440 a. C., cuando Sócrates
tenía unos treinta años. El marco y los personajes muestran bien la habilidad
escénica de Platón en una evocación de rasgos muy delicados.

La profesión pedagógica de los sofistas, que son viajeros y maestros ilustres de


sabiduría cívica, les identifica como miembros de un nuevo grupo social. Son
unos profesionales, technítai, que aspiran a recibir de sus clientes una remu-
neración digna de sus enseñanzas (cosa que escandaliza a Platón y a algunos
conservadores); son técnicos en el arte de la persuasión, en la redacción de dis-
cursos y en la crítica ideológica, y practican la retórica en su sentido más am-
plio (sin las connotaciones peyorativas que este término recibe ya de Platón).
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Los sofistas y la dóxa


Los sofistas no son tan sólo maestros de la palabra que pueden enseñar
a sus alumnos la habilidad en el habla, deinoí légein, sino que también Por ello, Platón les acusa de
adular al pueblo aceptando las
son maestros del pensamiento, aunque su pensamiento no alcanza las valoraciones habituales, y los
enfrenta así al escéptico Sócra-
profundidades de la filosofía y se contentan con dominar lo que Platón tes.
llama el plano de la dóxa; no se adentran, sin embargo, en el plano de
la alétheia, mucho más profundo.

Protágoras reclamaba a sus discípulos un pago bastante elevado, lo que quiere


decir que valoraba mucho sus enseñanzas; pero eso, para Platón, es vender la
sabiduría como si se tratara de una mercancía. Los socráticos consideran a los
sofistas como tenderos de la sabiduría. Aristóteles los define como marchantes
de una ciencia que sólo es aparente y les acusa de pregonar y de vender un
vulgar producto de éxito fundado en la opinión.

Enseñanzas remuneradas

Asimismo, los sofistas educan a individuos de modo particular, es decir, no trabajan para
la comunidad. Sócrates, en algún texto, recuerda que escuchó a Pródico, aunque sólo sus
lecciones más baratas.

Los precursores de esta tradición pedagógica de educadores de alto nivel son El poder de la palabra
los poetas, como Simónides, Píndaro y Teognis, que estaban al servicio de los
El elogio más representativo
aristócratas. Pero la sofística no defiende los valores de la tradición aristocráti- de este poder de la palabra y
ca, sino el poder de la razón, de la palabra y de la cultura –las armas que sirven la razón lo encontramos en el
Elogio de Helena, de Gorgias.
para triunfar en una democracia–, y el poder persuasivo del logos.

Sin embargo, para un moralista como Platón o para cualquier filósofo con-
servador interesado en indagar en la verdad, este elogio del poder de la per-
suasión, que es la retórica, contiene graves peligros. Los sofistas se ofrecen a
enseñar a defender cualquier argumento; por medio de la habilidad retórica
pueden hacer fuerte el argumento más débil. Utilizan la tradición –los mitos y
los poemas clásicos, por ejemplo– para hacer comentarios nuevos, seductores
y manipulados de acuerdo con las circunstancias. Son educadores al servicio
de un nuevo ideal; son pragmáticos y liberales, y son también los renovadores
de la prosa y los pioneros de la retórica y la gramática.
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Los sofistas según Hegel

Para concluir esta perspectiva general sobre los sofistas, recordemos unas palabras de G.
W. Hegel:

"Los sofistas fueron los hombres cultos y los propagadores de la cultura griega. Justamente
la movilidad y la actividad que, como hemos visto, había entre los griegos, tanto en la
vida práctica como en el cultivo del arte, se hizo patente en un movimiento de ida y vuelta
y en la aplicación a las representaciones; y como éstas son sensibles, la actividad humana
las modifica y las transforma, y así también remueve de un lado a otro el contenido del
espíritu, lo conocido, lo familiar, y lo vuelve interesante por sí mismo. El movimiento
del pensamiento y el abandono interior a este pensamiento es un juego desinteresado
que se convierte en el objeto mismo del interés. La ciencia del pensamiento se revela
primero como un pensamiento formal, como el arte de mover las representaciones de
una parte a otra. Los sofistas, que no son ni sabios ni hombres científicos, sino que son
maestros cultos en el uso del pensamiento, prueban todo lo que afirman y eso llena a
los griegos de admiración, porque podríamos decir que saben probarlo todo. Los sofistas
tienen una respuesta para cada pregunta y unos puntos de vista generales que cubren
todos los intereses políticos y religiosos; su última etapa consistió en probarlo todo, en
descubrir en todas las cosas un lado que se pudiera justificar."

Lecciones sobre la filosofía de la historia universal, G. W. Hegel.

1.2. Los sofistas más importantes

Protágoras�de�Abdera�(490-420�a.�C.)

Es el más famoso de los sofistas y el primero que admite esta designación. Viaja
por toda Grecia dando lecciones y, según dice Platón, adquiere una fortuna
importante con sus enseñanzas. Se le atribuyen diferentes escritos, de los que
destacan los siguientes: Antilogías o Discursos enfrentados, Sobre la verdad o Dis-
cursos demoledores, Sobre los dioses y Sobre la constitución primordial.

Veamos ahora algunas de sus tesis más famosas:

• En las Antilogías dice que "sobre cualquier tema se pueden hacer dos dis-
cursos opuestos", y da algunos ejemplos. El orador eficaz, por medio de la
palabra persuasiva, sabe dar más fuerza a un argumento que a otro y de
esta manera hace que triunfe sobre el contrario; por eso es importante una
buena educación retórica.

Pero esta posición era criticada por los que decían que, al prometer fortalecer
el argumento más débil, el sofista se prestaba a apoyar una tesis injusta frente
a una tesis justa; y eso daba un sentido moral –o inmoral– a la propuesta de
Protágoras. Desde el punto de vista de Sócrates y de Platón, el sofista se desin-
teresa de encontrar la verdad y sólo busca el triunfo de una opinión.
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Semblanzas con las


Seguramente, Protágoras no pretende ni defender la injusticia ni negar Antilogías
la verdad; él sólo destaca la eficacia que tienen la palabra y la técnica
En una pequeña obra anónima
de la oratoria para conseguir persuadir a los jueces en un pleito o en titulada Dissoì lógoi o Discursos
dobles tenemos un escrito pa-
un debate. recido a la obra, ahora perdi-
da, de Protágoras.
Por medio del arte de la palabra, el logos, que es "el artesano de la per-
suasión", peithoús demiourgós, es capaz de imponer la dóxa, la opinión
Relativismo y consenso
decisiva.
Para Protágoras, el bien y el
mal son conceptos relativos;
cada ser humano tiene su ver-
• En el escrito Sobre�la�verdad se encuentra su famosa sentencia: "El hombre dad, y la norma se tiene que
es la medida de todas las cosas" (Pánton chremáton métron ánthropos). Se establecer por medio del con-
senso, ya que no hay ninguna
puede discutir el alcance de esta tesis si las cosas son valores y objetos instancia superior al hombre
para medir las cosas.
del mundo social (como señala el término griego chrémata) o bien si la
afirmación tiene un sentido ontológico; si el ser humano (ánthropos) del
que habla es el hombre individual o el genérico; con todo, está bastante
clara la relatividad de este principio universal que proclama que el hombre
–y quizás el individuo concreto– es quien determina el valor de todo.

• El escrito Sobre�los�dioses también se ha perdido. Pero conocemos la frase


inicial del texto:

"No puedo saber con certeza si hay dioses o no hay, ni qué aspecto tienen, ya que hay
obstáculos importantes que me lo impiden: la oscuridad que rodea este tema y la breve-
dad de la vida humana."

Sobre los dioses, Protágoras.

Después de esta declaración agnóstica, es posible que el sofista admita


la religión como una institución social valiosa, fundamentada en un
impulso natural y desarrollada por medio de una determinada conven-
ción cultural (es decir, basada en un ansia natural, physei, pero regulada
por leyes sociales, nomoi).

Esta es una consideración que posiblemente escandalizó a los conservadores; Nota


por eso parece que el Perì theon, mucho antes de que Platón criticara la actitud
La quema del libro se cita en
de Protágoras, ya fue quemado como libro impío en el ágora de Atenas. Leyes X, 889e, sin mencionar,
sin embargo, el nombre de
Protágoras.
• En la obra Sobre�la�constitución�primordial, Protágoras habla de los oríge-
nes de la cultura y defiende que el progreso y la combinación de la técnica
y la sabiduría política son fundamentales para conseguir la felicidad de los
seres humanos. Seguramente era en esta obra donde exponía, comentaba
e interpretaba el mito de Prometeo, que, de manera clara y resumida, se
recoge en el Protágoras de Platón.
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El mito de Prometeo

Prometeo era un titán que robó el fuego del cielo para darlo a los hombres. Por este
hecho, Zeus lo castigó encadenándolo a una roca, donde un buitre le comía el hígado, que
continuamente se le reproducía, alargando su tormento. Finalmente, Heracles lo liberó.

En la imagen, Kylix griego donde se escenifica el castigo impuesto por Zeus (530-450 a.
C.).

Es muy interesante observar cómo el mito le sirve para destacar la importancia


de las téchnai para el progreso material, pero también su insuficiencia para la
vida en sociedad, que sólo se cumple correctamente cuando se aplica el sentido
de la moralidad y la justicia; este hecho se refleja en el mito en el momento
en que Zeus completa los dones de Prometeo con la distribución igualitaria
deaidós y díke, decencia y justicia, a todos los humanos. Y en este hecho se
fundamenta la igualdad de la votación democrática y la téchne politiké, el arte
de convivir en la polis.

• Protágoras también escribió un Manual�de�discusiones o Téchne eristikón


que mostraba algunas trampas y manipulaciones que son útiles para el
orador y el político, y que es un ejemplo de las manipulaciones sofísticas
que Aristóteles analiza y critica después en algunos tratados de lógica.

La estela de Protágoras
Protágoras fue un maestro de oradores y de políticos, un teórico de la
retórica y un estudioso del lenguaje, un crítico de los fundamentos de Los escritos de Protágoras se
perdieron pronto, pero su in-
la cultura, un pensador ilustrado, un relativista y un demócrata; fue un fluencia, que ya es importante
en algunos textos de Eurípides
hombre con mucha personalidad que dejó una huella importante en su y de Tucídides, llegó hasta Epi-
tiempo y que sufrió la crítica de Sócrates y de Platón y su escuela. curo y los escépticos.

Gorgias�de�Leontini�(485-376�a.�C.)

Fue, en primer lugar, el gran maestro de retórica de la época. Vivió muchos


años, parece que hasta 109. Él no quería otro título que el de ser capaz "de
hacer que los hombres sean más hábiles en el discurso". Pero la importancia
decisiva de la palabra en la vida pública y en todas las actividades humanas
revela la enorme influencia que alcanzó su actividad.

De sus obras sólo se conservan dos textos menores, que él definía como juegos,
paígnia: el Elogio de Helena y la Defensa de Palamedes; se han perdido, sin em-
bargo, sus grandes discursos: el Discurso funerario, el Discurso olímpico y el Dis-
curso pítico; y también su Manual de retórica. También conocemos, por algunos
resúmenes, la existencia de otra obra suya, Sobre el no-ser, que es un alegato
escéptico contra la ontología de Parménides.

Sobre el no-ser mantiene, de manera brillante, unas tesis sorprendentes, que ya hemos
mencionado pero que ahora recordamos: "Nada existe, y si existiera alguna cosa sería
incognoscible, y si hubiera alguna cosa y se pudiera conocer, sería indemostrable."
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En el Elogio� de� Helena, Gorgias defiende, en una apología muy hábil, la


inocencia de la famosa y bella mujer que causó la guerra de Troya. El uso del
mito para una exégesis filosófica es un procedimiento sofístico de un alcance
bastante claro.

Resumen de la argumentación del Elogio de Helena

Gorgias empieza elogiando la nobleza y la belleza de Helena y analiza los posibles motivos
de su huida con Paris. Helena actuó:

"[...] Por disposición de la Fortuna (Tyche) o por orden de los dioses, o por designio de la
necesidad, o forzada por la violencia, o persuadida por razonamientos, o cautivada por
la pasión amorosa."

Sea cual sea el motivo, Helena es inocente, porque, o bien cedió ante poderes superiores,
Relieve griego (siglos I-II a. C.) donde se
forzada y sin voluntad propia, o bien lo hizo motivada por la pasión, que es disculpable, representa el rapto de Helena por Paris.
o bien por el hechizo del logos, que tiene un poder mágico de seducción.

El elogio de los poderes del logos, artífice de la persuasión, es el párrafo más


notable de este curioso ejemplo de retórica filosófica. Gorgias ve la palabra en
su dimensión psicológica y política; según él, la retórica es una conductora
del alma, una psychagogía de gran alcance.

Gorgias, con su teoría del papel del engaño y la ilusión en el arte de la palabra,
es, de alguna manera, el precursor ilustre de los estudios sobre poética y sobre
la influencia emotiva de la poesía.

Por lo que respecta a la política, Gorgias es un teórico del ideal de la concordia


pan-helénica; su discípulo Isócrates también continúa la misma línea, predi-
cando la paz entre los griegos y la unidad de acción contra los bárbaros.

Gorgias no dejó una huella importante en la teoría filosófica: fue un


dialéctico diestro, pero no tuvo ningún interés en la discusión filosófica;
su magisterio residió en el campo de la retórica.

Así lo considera Filóstrato (siglo II d. C.), que hace un cálido elogio a su obra Vidas de
los sofistas:

"Fue para la sofística el modelo inicial de la vehemencia, del uso insólito del lenguaje,
de la inspiración noble, de la interpretación grandiosa de los grandes temas, de las cons-
trucciones con frases vivas y cortas, de los giros inesperados en que el discurso se vuelve
deleitoso y vivaz; y además, él lo adornaba con palabras poéticas para conseguir que fue-
ra atractivo y solemne. Como hemos dicho antes, ya era mayor y todavía improvisaba
fácilmente cuando pronunciaba discursos en Atenas; no es sorprendente que la gente del
pueblo quedara maravillada. Pero también atraía a los hombres más eminentes, como por
ejemplo Critias y Alcibíades en su juventud, o Tucídides y Pericles en su madurez. Tam-
bién los versos yámbicos de Agatón, el poeta trágico, están influenciados por Gorgias."

Vidas de los sofistas, Filóstrato.

Otros�sofistas
© FUOC • P08/74550/00935 17 La filosofía griega de la época clásica

No hubo ningún otro sofista con la fama y la influencia de Protágoras y Gor-


gias, pero entre los más destacados de la primera generación podemos recordar
a Pródico, y también a Hipias, un poco más joven.

• Pródico�de�Queos se interesó por el lenguaje y la corrección de los nom-


bres, el orthótes onomáton, especialmente por la distinción entre los térmi-
nos aparentemente sinónimos; este afán por la exactitud en el uso de los
términos quizás también influyó en Sócrates, que reconocía haber escu-
chado alguna de sus lecciones más baratas, y en Tucídides. Escribió un li-
bro titulado Estaciones (Horai), en el que comenta un episodio mítico como
ejemplo y alegoría ética.

En la obra Estaciones Heracles se encuentra en una encrucijada ante la virtud y el vicio,


personificadas en dos mujeres hermosas, Areté y Kakía, y tiene que escoger un camino.
El héroe escoge el camino áspero y difícil que ofrece Areté, el camino del esfuerzo y la
fatiga, el pónos, que lleva a la cumbre más alta de la fama heroica.

Heracles. Detalle de un cráter de cáliz de los


Nióbides (c. 460-450 a. C.).

En este mismo tratado, Pródico expone su teoría sobre el origen de la religión,


que considera que empieza con el agradecimiento humano por los dones de
la naturaleza.

La genealogía de la religión

Así pues, Deméter y Dioniso son figuras divinas, creadas por una humanidad agradecida,
que se inspiran en los introductores del cultivo de los cereales y la viña.

En la imagen, Dioniso navegando; decoración de un kylix de Execias (c. 550-540 a. C.).

Pródico también opina que el bien y el mal no se encuentran en las cosas,


sino en el uso que los seres humanos hacen de ellas. Su visión de la vida es
pesimista, ya que considera que la muerte es la liberación del dolor.

• Hipias�de�Élide escribió muchas obras y destacó por sus amplios conoci-


mientos. Aunque se ignoran las fechas de su nacimiento y muerte, parece
que era más joven que Pródico, y que debió de vivir, aproximadamente,
entre el año 450 a. C. y el comienzo del siglo IV.

Escribió y disertó sobre historia, gramática, retórica, matemáticas, estética, rit-


mo y armonía, crítica literaria y mnemotecnia, aunque no nos ha llegado nin-
guno de sus escritos.
© FUOC • P08/74550/00935 18 La filosofía griega de la época clásica

Platón satiriza su afán enciclopédico en dos diálogos que llevan su nombre,


Hipias mayor e Hipias menor, y hace una caricatura de él. Hipias estaba orgullo-
so de su erudición universal, de su polymathía, y por eso es un tipo de sabio
diferente de los otros sofistas.

En la obra Hipias menor, Platón recuerda que una vez Hipias se presentó a los juegos de
Olimpia mostrando a todo el mundo que él mismo había fabricado todo lo que llevaba,
desde el anillo hasta los zapatos y el manto. No era, pues, en balde que afirmaba que la
autosuficiencia, autárkeia, era la virtud más grande.

Hipias hizo estudios de cronología –sobre los años de las olimpiadas–, de nom-
bres de pueblos –antes de los estudios peripatéticos–, y en sus escritos de geo-
metría descubrió la cuadratriz. En un texto suyo, el Diálogo troyano, presenta
al viejo Néstor conversando con el joven Neoptólemo, hijo de Aquiles, sobre
educación. En el diálogo Protágoras recuerda la distinción entre physis y nómos
y se muestra partidario de la concordia entre los sabios, basada en la discusión
amistosa. Esta actitud está muy de acuerdo con la función de embajador que
le otorgó su ciudad, cuando lo envió a Esparta y Atenas en misiones de repre-
sentación.

• Otros sofistas de la misma generación de Hipias son Trasímaco, al que La obra de Trasímaco
conocemos, sobre todo, por el libro I de la República de Platón, y Antifonte,
Se cree que Trasímaco quizás
de quien conocemos fragmentos muy interesantes que se han recuperado escribió una Retórica y unos
gracias a un papiro: Discursos demoledores, como
Protágoras.
– Trasímaco se manifiesta pesimista sobre la justicia y advierte que lo
que se admite como justo es, en realidad, la imposición de los podero-
sos. Esta actitud lo sitúa cerca del joven Calicles, discípulo de Gorgias La obra de Antifonte

en el diálogo de este mismo nombre. Antifonte escribió una obra ti-


tulada Sobre la verdad y otra ti-
tulada Concordia (Homónoia).
– Antifonte defiende las normas de la naturaleza frente a las convencio-
nes sociales, es decir, la physis contra el nómos. Y combate críticamente
algunas instituciones griegas, como la esclavitud, afirmando que todos
los seres humanos son iguales por naturaleza.

• A pesar de que no fue un sofista de oficio, sino un pensador independien-


te, Critias (450-403 a. C.) es un personaje singular que escribe dentro de
este mismo ambiente de ideas. Es aristócrata de nacimiento y de talante,
pariente de Platón –que lo hace salir en algunos de los diálogos con Sócra-
tes– y uno de los Treinta Tiranos de Atenas; murió el año 403 luchando
contra los demócratas.

Escribió bastante: Constituciones, Aforismos, Homilías, Sobre el amor y las virtu-


des, y también algunos dramas. Se conservan fragmentos breves, el más im-
portante y significativo de los cuales pertenece a una de sus tragedias, Sísifo
(que algunos estudiosos, sin embargo, prefieren atribuir a Eurípides). En este
texto, Critias explica el origen de la religión como la invención de un sabio
© FUOC • P08/74550/00935 19 La filosofía griega de la época clásica

antiguo; este sabio concibe a dios como una figura celestial que tiene que ins-
pirar temor a un castigo sobrenatural cuando se cometen delitos que quedan
sin descubrir.

Critias era un enemigo de la democracia, uno de los oligarcas sin escrúpulos


que actuaron en los graves conflictos civiles que se produjeron durante la Gue-
rra del Peloponeso; su final fue trágico.

Critias no fue un sofista profesional, sino un individuo con mucho de talento,


un aristócrata ilustrado y un crítico feroz de la democracia que, por sus ideas
y sus obras, aparece como un producto brillante de las influencias críticas y
subversivas de la sofística más extremada.

Critias fue un personaje audaz y maquiavélico, quizás un modelo para posibles Calicles,
quizás amigo de Sócrates y de Alcibíades. Para Platón, fue una advertencia de los riesgos
que representaba una actuación política que no se basaba en una estricta moral filosófica,
sino en las pasiones y en la audacia del orgullo aristocrático.
© FUOC • P08/74550/00935 20 La filosofía griega de la época clásica

2. Sócrates

Sócrates fue procesado y condenado a muerte, y bebió la cicuta en la prisión,


como mandaba el veredicto de los jueces. Esta muerte se inscribe en la historia
de la filosofía como un acontecimiento escandaloso y trágico. "El más justo
de los hombres de su tiempo", como lo define su discípulo Platón, murió con-
denado por un tribunal popular, en el 399 a. C., a la edad de setenta años,
en su democrática ciudad, Atenas, acusado "de introducir dioses nuevos y de
corromper a la juventud".
Sócrates conversando con la Musa Erato.
Fragmento del sarcófago de las Musas.
La�personalidad�de�Sócrates

De Sócrates conocemos bien algunos rasgos de su personalidad. Sabemos que


nació en Atenas, en el barrio de Alopece, y que fue hijo de Sofroniscos, un
escultor, y de Fenareti, que tenía el oficio de comadrona. Vivió siempre en su
ciudad natal, de la cual sólo salió en dos ocasiones con el fin de ir a combatir
valerosamente. Se casó con Xantipa, con quien tuvo dos hijos. Aunque quizás
trabajó durante algún tiempo en el taller de su padre, pronto se hizo famoso
en la ciudad por su afición a las conversaciones en la calle y por las continuas La muerte de Sócrates, obra de C. A. Dufresnoy
(siglo XVII).
preguntas que hacía a todo el mundo sobre los temas que le preocupaban, en
busca de una verdad difícil de encontrar.

La muerte de Sócrates

Conocemos muy bien las circunstancias y el proceso que llevaron a Sócrates a este final
sorprendente, ya que Platón –en su Apología de Sócrates y en los diálogos Critón y Fedón–, y
Jenofonte –en su Apología de Sócrates– explicaron cómo se defendió ante el jurado popular
y los últimos momentos de su vida en la cárcel.

Sócrates comparte muchas inquietudes con los sofistas tradicionales,


como el interés por la dialéctica y la educación, pero se diferencia de
ellos en el hecho de que no pretende enseñar una doctrina retórica ni
buscar un éxito ante la opinión, sino que quiere investigar, junto con
sus interlocutores, los temas centrales de la vida ética y la política.

Sócrates hace preguntas sobre la virtud, el bien, la belleza, el valor, la piedad,


la amistad, la justicia, etc., y no se contenta con las respuestas habituales. Con
sus críticas agudas pone en un compromiso a sus interlocutores y, cuando
éstos acaban de hablar, les hace ver que no saben nada de estos temas tan
importantes.

Sócrates decía que él sólo sabía que no sabía nada, y que sólo por eso ya era, de
alguna manera, más sabio que todos aquellos sabios aparentes que ni siquiera
eran conscientes de su ignorancia.
© FUOC • P08/74550/00935 21 La filosofía griega de la época clásica

Este es el Sócrates que nos muestran los Diálogos de Platón, especialmente los
de la primera etapa, los diálogos socráticos, que son los más fieles a su imagen
histórica real. Los textos de Jenofonte, en especial los Memorables, también
coinciden en este retrato del filósofo.

Tanto si se trata de amigos como de sofistas ilustres o de profesionales de prestigio –


como el rapsoda Ió y el sacerdote Eutifrón, por ejemplo–, Sócrates les muestra durante el
coloquio que no saben la respuesta a su pregunta; aunque él tampoco les da ninguna, sino
que les deja en la duda y en un enredo, la aporía, invitándoles a continuar reflexionando
y buscando la verdad.

Pero el primer testimonio sobre la figura paradójica de Sócrates lo encontramos


en una comedia deAristófanes, Las nubes.

Esta obra nos ofrece una imagen muy extravagante de Sócrates, como un so- Sócrates caricaturizado
fista que se recluye en su "pensadora" para enseñar a sus extraños discípulos
Aristófanes escribió Las nubes
a meditar sobre los astros y sobre los trucos para ganar los pleitos. Esta farsa más de veinte años antes de
ofrece una imagen distorsionada del filósofo ateniense, muy diferente de la los primeros escritos de Platón
y de Jenofonte.
que conservaron sus discípulos. En la foto, busto de Aristófa-
nes.

Sócrates no escribió nada y, por lo tanto, su influencia filosófica radica en la


huella personal, en las enseñanzas directas, en su actitud ante la vida. Platón
es, sin duda, el más genial de sus discípulos y su seguidor más fiel: Platón en-
riqueció mucho el significado filosófico de su maestro al adjudicarle también
sus propias ideas, y lo presentó como protagonista intelectual de casi todas
sus obras.

También es muy interesante el amplio testimonio que da Jenofonte, que trató Otras miradas sobre el
a Sócrates y que recoge las declaraciones de otros filósofos socráticos. maestro

Algunos de estos filósofos, de


Hay que recordar, además, las informaciones, breves pero precisas, que Aris- los que no nos ha llegado nin-
guna obra, como por ejemplo
tóteles nos da sobre Sócrates. Aristóteles no le conoció y escribe sobre Sócrates Antístenes, el fundador del ci-
nismo, tenían una visión del
cuando éste ya ha muerto. Pero por esta razón y por su agudeza excepcional, maestro muy diferente de la
de Platón.
Aristóteles distingue claramente lo que es específicamente socrático de lo que
es una imagen ampliada por Platón.

En la obra Metafísica, Aristóteles dice:

"Sócrates no se interesaba por la naturaleza y sólo hablaba de cuestiones de moral; en


estos temas buscaba lo que es universal, y su pensamiento se dirigía, especialmente, en
intentar definirlo."

Aristóteles, Metafísica (I, 6, 987).


© FUOC • P08/74550/00935 22 La filosofía griega de la época clásica

Más adelante, añade:

"Se ocupaba de las virtudes morales –ethikàs aretás– y fue el primero que intentó defi-
nirlas de una manera general. Las intentaba definir de una manera razonada. Intentaba
construir razonamientos y el principio de los razonamientos es la definición (archè dè ton
syllogismon tò tí estín).[...] Dos son las cosas que se pueden atribuir justamente a Sócrates:
los razonamientos inductivos y las definiciones de lo que es universal; y las dos tienen
alguna cosa que ver con el principio de la ciencia."

Metafísica, Aristóteles (XIII 4, 1078b).

Después declara, refiriéndose claramente a las ideas de Platón: "Pero Sócrates no estable-
ció como separadas ni las esencias genéricas ni las definiciones...".

El�pensamiento�de�Sócrates

En los Diálogos de Platón se nos muestra un Sócrates que intenta encontrar


una definición de conceptos morales universales como el valor, el bien, la
amistad, la piedad, etc., e intenta hacer de la ética un saber exacto, una especie
de ciencia o episteme. En esta investigación no llega a ninguna conclusión,
sino que acaba el coloquio en la duda, en la aporía, que subraya la urgencia
de continuar buscando.

Someter la dóxa a crítica


Pero esta aporía es un primer paso hacia el conocimiento, que se en-
cuentra al final, después de haber dudado a fondo (diaporesai kalos); este De esta manera, Sócrates se
opone a la actitud vanidosa de
es el método�de�Sócrates: la duda metódica y la discusión minuciosa. los sofistas, vendedores de una
sabiduría superficial basada en
No se contenta con la opinión, dóxa, sino que la analiza y la rechaza lo que es verosímil y ya está
para buscar la verdad, la alétheia, en el acuerdo mutuo y racional. aceptado.

Los sofistas eran racionalistas, pero es Sócrates quien profundiza en la manera


de basar la verdad en el razonamiento libre: "¿Qué nos importan las opiniones
de los demás? Lo que es decisivo es lo que encontramos tú y yo de común
en nuestro razonamiento", viene a decir en algún texto. Todo se encuentra
sometido a la razón, la duda y la crítica. Hay que poder dar razón de todo,
lógon didónai para admitirlo como verdadero. El sabio no tiene que aceptar la
opinión general, sino vivir al margen, parà dóxan, en esta paradoja socrática
que fundamenta los valores en el libre examen de el individuo.

Para Sócrates, lo más importante es conocerse�a�sí�mismo, de acuerdo


con la máxima délfica, "Conócete a ti mismo", que ahora tiene un sen-
tido más profundo, ya que implica que las personas tienen que reflexio-
nar sobre sí mismas de una manera auténtica.

La filosofía se convierte así en "cuidado del alma", therapeía tés psychés; y este
cuidado del alma es, ante el cuidado tradicional del cuerpo en el mundo griego,
el principal mensaje socrático. Lo que caracteriza al sabio no es el triunfo en la
© FUOC • P08/74550/00935 23 La filosofía griega de la época clásica

política ni el éxito en los aspectos externos de la vida, sino la felicidad interior


de su ánimo. Y Sócrates da un ejemplo con su vida y con la aceptación de su
extraña muerte.

La tradición�filosófica, a partir de la muerte de Sócrates, ha sabido darse cuen-


ta del valor ejemplar de las enseñanzas del filósofo ateniense, que no escribió
sus doctrinas pero las dejó en la memoria de sus amigos y conciudadanos. A
pesar de no haber dejado nada escrito, Sócrates cambió el rumbo y el horizon-
te de la filosofía e impulsó la reflexión filosófica en una nueva dirección. La
búsqueda de la verdad asume para él un sentido nuevo y profundo.

Los cínicos exageran algunos de los rasgos de esta ascética independencia del
sabio, que todo lo critica y no necesita nada. Platón y Jenofonte subrayan la
relación de Sócrates con la ciudad y su distanciamiento de la democracia de
la época.

A diferencia de los sofistas, Sócrates fue un ateniense muy arraigado a su polis. Su talante
crítico no desvirtúa esta fidelidad a la ciudad. Por eso, la muerte del filósofo, condenado
por impiedad en un tribunal democrático, representa una tragedia para Atenas.

Sócrates visto por Hegel

Como comentario final, y para subrayar este enfrentamiento entre el individualismo


racional del filósofo y la autoridad tradicional de la polis, citaremos unas palabras de
Hegel:

"En Sócrates vemos representada la tragedia del espíritu griego. Él es el más noble de
los hombres, es moralmente irreprochable. Pero llevó a la conciencia el principio de un
mundo suprasensible, el principio de la libertad del espíritu puro del pensamiento que
se justifica por sí mismo, que está sencillamente en sí y por sí; y este principio de la
interioridad, con la libertad de elección que conlleva, significaba la destrucción del Estado
ateniense. El destino de Sócrates es, pues, el de la tragedia suprema. Su muerte puede
parecer una injusticia suprema, ya que había cumplido perfectamente sus deberes con
la patria y había iniciado a su pueblo hacia un mundo interior. Pero, por otra parte, el
pueblo ateniense también tenía toda la razón al creer que esta interioridad debilitaba
la autoridad de la ley de la polis y minaba el Estado ateniense. Aunque Sócrates tuviera
razón, tanta como él tenía el pueblo ateniense. En este importante sentido, el pueblo
ateniense condenó a morir a su enemigo, y la muerte de Sócrates fue sumamente justa.
Por alta que fuera la justicia de Sócrates, la del pueblo también lo fue, porque condenaba
al destructor de su eticidad. Las dos partes tenían razón. Sócrates no murió inocente. Si
hubiera muerto inocente, hubiera sido conmovedor, pero no trágico; y su destino fue
trágico en el sentido más auténtico."

Lecciones sobre la filosofía de la historia universal, G. W. Hegel.


© FUOC • P08/74550/00935 24 La filosofía griega de la época clásica

3. Platón

3.1. Vida y obra

Platón nació en Atenas hacia el año 428 a. C. y murió en la misma ciudad en


el 347 a. C. Su vida fue larga y la dedicó fundamentalmente a elaborar una
extensa obra filosófica, que puso por escrito en los Diálogos y que dio a conocer
personalmente por medio de sus enseñanzas en la Academia.

No participó de manera activa en la vida política de la época, excepto en sus


tres viajes a Siracusa, donde intentó actuar en vano como consejero de los
tiranos Dioniso I (el año 387 a. C.) y Dioniso II (años 367 y 361 a. C.). Cuando
murió, a los ochenta años, estaba acabando las Leyes, su diálogo más extenso.

Los hechos más trascendentales de su vida fueron conocer a Sócrates, a quien


trató durante casi diez años, y la profunda herida que le produjo la trágica
muerte del maestro. En un afán por recuperar y vengar su memoria, Platón
convierte a Sócrates en el protagonista de casi todos sus diálogos y se inven-
ta los coloquios magníficos y vivos del irónico y tenaz conversador con sus
amigos y contemporáneos más destacados tratando las cuestiones filosóficas Una escuela de filosofía

más agudas. La Academia fue la primera


gran escuela de filosofía de
Atenas, fundada por Platón ha-
Platón es un gran escritor, un narrador dramático excelente y un prosista ver- cia el año 385 a. C.
En la imagen, mosaico romano
sátil y espléndido. A lo largo de sus Diálogos vemos desfilar todo un grupo de donde se ve a Platón enseñan-
personajes inolvidables, encontrando discusiones vivas y profundas sobre los do geometría a sus discípulos.

grandes temas filosóficos.

Sócrates y los diálogos


La obra de Platón marca, no tan sólo por la extensión sino también por la pro-
fundidad crítica, un momento importante en la historia de la filosofía griega. Platón atribuye a Sócrates no
tan sólo las preguntas y las du-
Platón retoma, desde un punto de vista crítico, toda la antigua tradición, la das que le debió de escuchar
de joven, sino también sus
que proviene de Heráclito y Parménides, de los sofistas y de Sócrates, y cons- propias ideas y reflexiones me-
tafísicas.
truye de manera coherente y vigorosa su propio sistema.

En esta construcción�filosófica de Platón, la ética y la política, la teoría


del conocimiento y la metafísica se encuentran íntimamente unidas; es
una construcción que intenta ofrecer una nueva visión del ser humano,
de su alma inmortal, de su afán de conocer y de llegar, mediante el
conocimiento filosófico, al lugar que le corresponde verdaderamente
en el cosmos.
© FUOC • P08/74550/00935 25 La filosofía griega de la época clásica

Platón era de familia noble y nació al principio de la Guerra�del�Peloponeso,


cuando Pericles ya había muerto. Vivió durante la infancia y la juventud en
una Atenas sacudida por los acontecimientos de la guerra. Fue testigo de los
vaivenes de un gobierno democrático y a veces demagógico, y de dos tentativas
oligárquicas fracasadas.

Cuando los espartanos, después de la victoria del 404, impusieron el gobierno


llamado de los Treinta� Tiranos, que tuvo una actuación muy cruel en un
espacio de tiempo breve, pudo ver el triste final de dos parientes suyos, Critias
y Cármides, que participaron en este intento de establecer la tiranía. Se alegró
cuando se restauró la democracia y volvió a los viejos ideales de concordia
ciudadana, pero entonces vino el escandaloso juicio popular que condenó a
Sócrates a muerte; y Sócrates era su maestro, a quien consideraba "el más justo
de todos los hombres de su tiempo".

Todas estas experiencias lo marcaron mucho. Por eso, aunque de joven le ha-
bía hecho ilusión participar en política, trabajo muy adecuado para cualquier
ateniense distinguido, después renunció a ella: sentía vértigo ante la realidad
política de Atenas.
Representación de Platón en una escultura
romana

Pero renunció sólo en la práctica, porque teóricamente continuó hablando de


política, criticando radicalmente la democracia de su tiempo y tratando de
encontrar en la utopia un régimen de gobierno más justo, más sabio y más
feliz.

Platón escribe sobre este anhelo de una ciudad mejor en todas sus obras,
desde Gorgias a la República y a las Leyes. Cree que, para que los seres
humanos puedan mejorar, hay que reformar la politeia, el régimen po-
lítico, con el fin de conseguir una convivencia dirigida al bien común.
Pero para reformar la politeia hay que educar personalmente a los ciuda-
danos; y esta reforma sólo se puede conseguir por medio de la filosofía.

Como escribe en Gorgias –aunque eso debió de parecer muy paradójico a los
primeros lectores–, sólo Sócrates había sido, en un sentido auténtico, un ver-
dadero político de Atenas, porque se había preocupado de mejorar la vida de
sus conciudadanos, no dándoles más armas, monumentos o riquezas, sino in-
tentando preparar sus almas para la búsqueda del bien auténtico: la virtud y
el conocimiento de sí mismos.
Restos del castillo de Eurial, cerca de Siracusa.

La educación, paideia, es el instrumento básico para esta nueva politeia que El fracaso de Siracusa
Platón quiere construir, más allá de la Atenas histórica y democrática. Por eso
Como testigo del afán de Pla-
escribe sus obras y difunde sus enseñanzas a los discípulos entrenados en el tón por promover una política
más ajustada a sus ideales filo-
aprendizaje filosófico de la Academia. sóficos, viaja tres veces a Sira-
cusa, aunque las tres veces fra-
casa.
© FUOC • P08/74550/00935 26 La filosofía griega de la época clásica

La gran obra política de Platón son dos largos textos sobre la ciudad ideal,
la República y las Leyes, especialmente el primero. Pero la República no se
inscribe en el marco histórico de la política de su tiempo, sino en la utopía
de sus ideas.

Platón, sin embargo, aunque se mantiene apartado de la vida política


de Atenas y a pesar de sus frustradas intervenciones en Sicilia, no deja
de pensar en la reforma�de�la�polis como si se tratara de un deber filo-
sófico: no renuncia a la tesis de que el hombre virtuoso no es autosufi-
ciente y que, por lo tanto, necesita vivir en una comunidad justa y feliz
diferente de todos los regímenes conocidos.

Platón, a diferencia de otros discípulos de Sócrates, como Aristipo y Antístenes, que pro-
clamaron que para el sabio el camino de la felicidad era la autarquía, no puede concebir
una existencia humana auténtica al margen de la ciudad. Para él, la polis es el ámbito
de la vida racional, civilizada y digna.

En algunos párrafos de la Carta VII, Platón nos ofrece un testimonio autobio-


gráfico impresionante de su renuncia a la actividad política.

Después de comentar la desilusión y la amargura sentidas ante los abusos de los Treinta
Tiranos y, posteriormente, ante la injustísima y vulgar condena de Sócrates, escribe:

"Yo al principio tenía muchas ganas de dedicarme a la política, me hacía ilusión, pero
cuando empecé a observar que los acontecimientos se movían de un lado a otro sin nin-
gún sentido, sólo que por azar, sentí vértigo, y, aunque nunca dejé de pensar de qué ma-
nera podría mejorar la situación, e incluso el sistema de gobierno, sí que desistí de esperar
que se produjera el momento oportuno para actuar, y acabé por considerar que todas las
ciudades que conozco están mal gobernadas. Porque creo que, con respecto a sus leyes,
son malas de forma irremisible, y se tendría que aprovechar algún momento propicio
para hacer una reforma extraordinaria. Tengo que reconocer, en favor de la buena filo-
sofía, que de ella depende que se pueda conseguir una visión de las cosas que son justas,
tanto en los asuntos públicos como en los privados. La desdicha del género humano no
acabará hasta que los verdaderos filósofos no lleguen a los cargos públicos, o hasta que
los que mandan en las ciudades, gracias a un especial favor divino, no aprendan a filo-
sofar de verdad."

Carta VII, Platón.

Como señala W. Jaeger, "el pensamiento de Platón se orienta desde el primer


momento hacia el problema del Estado". Es decir, cuando Platón se da cuenta
de que no puede hacer nada de provecho en una democracia que considera
desordenada y sometida al azar y a la injusticia de poderes irracionales, se
dedica a la teoría política, entendiendo la política como un elemento de su
proyecto educativo.

Platón cree, como los sofistas, que la areté se puede enseñar, pero discrepa
totalmente en la concepción de la virtud. Piensa que el auténtico filósofo tiene
que vivir en una ciudad justa, que es la única donde puede ser feliz, pero no
encuentra un camino para conseguirla en la realidad de su tiempo y tiene que
inventarse una ciudad ideal y utópica que se encuentra muy lejos de la Atenas
de la democracia.
© FUOC • P08/74550/00935 27 La filosofía griega de la época clásica

Platón escribe mucho –unos treinta Diálogos–, y durante mucho tiempo –unos
cincuenta años–. Su obra refleja la evolución de su pensamiento, y por eso se
tiene que estudiar teniendo muy en cuenta la cronología de los textos. Aun-
que no los fechó, podemos ordenar y agrupar estos escritos en tres o cuatro
apartados, de acuerdo con la división que hacen, por ejemplo, E. Lledó y otros:

1)�Diálogos�de�juventud: Apología de Sócrates, Ión, Critón, Laques, Lisis, Carmi-


des, Eutifrón, Protágoras y Trasímaco (libro I de la República). Escritos entre los
años 398 y 390 a. C.

A pesar de que la situación de cada diálogo dentro de su grupo y en el orden de la serie


es discutible, podemos considerar que, en general, la secuencia de las obras está bien
establecida y revela la evolución del pensamiento del autor; tenemos que tener en cuenta
que el estilo de los diálogos se convierte en más austero y más dramático con el transcurso
de los años.

2)�Diálogos�de�transición: Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias menor, Hipias ma-


yor, Crátilo y Menexeno (390-385 a. C.).

3)�Diálogos�de�madurez: Banquete, Fedón, República, Fedro (385-370 a. C.).

4)�Diálogos�de�vejez: Teeto, Parménides, Sofista, Político, Timeo, Filebo, Critias,


Leyes, Epinomio (369-347 a. C.).

Algunas cartas también pueden ser de esta última época, aunque su autenti-
cidad es dudosa. Una de las cartas más importantes es la Carta VII, de carácter
autobiográfico.

• Los diálogos del primer grupo se llaman "socráticos" porque parece que La aporía socrática
retratan al Sócrates histórico con más fidelidad. La talla de Sócrates va
Los diálogos de juventud son
tomando forma a lo largo de los diálogos: explica ideas propias de gran más breves que los otros, tra-
vuelo, hace discursos, expone la teoría de las ideas y sus creencias sobre tan de las virtudes, y no llegan
a ninguna conclusión precisa,
el alma inmortal, etc. Sócrates ha dejado de ser el escéptico que dice "sólo sino que acaban en una apo-
ría.
sé que no sé nada" y que sólo hace preguntas e incorpora a sus discursos
muchas tesis de Platón.

• En los diálogos de madurez, que son sus textos más famosos, Platón des- Memoria y escritura
pliega un enorme talento literario: los argumentos que utiliza son brillan-
En el diálogo Fedro ha plasma-
tes y explica los coloquios con una gran belleza plástica. do en un mito egipcio admira-
ble –el de Theuth y Tamus– los
riesgos que conlleva la inven-
• En los diálogos de vejez, Platón insiste en la dialéctica de las ideas, pero, ción de la escritura.

en parte, también hace una reconsideración crítica de sus teorías; el estilo


de estos diálogos es más austero y son más filosóficos en el sentido más
Ausencia de Sócrates
estricto de la palabra. Es sintomático, por ejemplo, observar cómo en los
textos de Parménides y Timeo, Sócrates pierde su papel protagonista y pasa En la obra Leyes los tres perso-
najes centrales son tres ancia-
a ser sólo un oyente; en las Leyes incluso ya no aparece. nos que dialogan; el personaje
principal, que es el Ateniense,
representa más a Platón que a
Sócrates.
© FUOC • P08/74550/00935 28 La filosofía griega de la época clásica

Mientras que la enseñanza de Sócrates sólo es oral, Platón se muestra como


un escritor formidable. Pero también es muy consciente de las implicaciones
que tiene el hecho de fijar la doctrina por medio de la escritura y evoca con
nostalgia las virtudes del verdadero coloquio entre el maestro y el discípulo.

Quizá es para reducir un poco la frialdad del texto fijado para siempre en los
signos gráficos, y para mantener siquiera una resonancia de la desenvoltura
crítica del diálogo socrático, que Platón adopta la forma del diálogo en sus
escritos.

Después de él hay otros filósofos que escriben diálogos, como el joven Aristó-
teles (aunque se han perdido), algunos cínicos, que utilizan un tono mordaz,
paródico y cómico, y después Cicerón, en latín, e incluso mucho más tarde
Galileo y Berkeley, por ejemplo. Pero ninguno de ellos puede competir con
la vivacidad expositiva y el talento dramático de Platón, que en sus diálogos
presenta actores impresionantes y muy bien caracterizados –por ejemplo, los
sofistas de Protágoras o los contertulianos del Banquete.

El diálogo, sin embargo, no es una forma inventada por Platón, ya que también la utili-
zaron otros socráticos anteriores como Antístenes y algunos sofistas como Critias, pero
es con Platón cuando alcanza una flexibilidad y una expresividad insuperables.

Un retrato social
El diálogo�platónico tiene un ritmo dialéctico propio, pero, por medio
de la ironía socrática, enlaza con la comedia y el drama áticos. Pese a que siempre es Sócrates
quien acaba triunfando, no se
puede olvidar la impresión que
La conclusión no es tan importante –especialmente en los textos de producen personajes como Hi-
pias, Trasímaco, Calicles, etc.,
la primera etapa, en la que el final es aporético– como el método y la aunque el retrato platónico les
discusión intensa, en la que cada uno de los interlocutores disfruta de caricaturiza un poco.

una enorme libertad.

Platón huye de la lección escolar y del esquema didáctico prefijado e invita


a filosofar de una manera abierta, opuesta a los manuales y a los tratados es-
colásticos de letra muerta y recetas rígidas que los maestros imponen autori-
tariamente. El diálogo es mimesis, es decir, imitación y representación de la
vida misma. La educación por medio de los coloquios es una actitud metódica
que expresa el afán de suscitar en el lector la misma inquietud que el locuaz
Sócrates suscitaba en sus interlocutores.

Para la cultura griega, como ha subrayado E. A. Havelock en su Prefacio a Platón,


la obra de Platón es el paso decisivo de la tradición oral a la tradición escrita.
Los sofistas, como Sócrates, todavía se encuentran sumergidos en un ambiente
cultural donde domina el lenguaje oral; los textos de Platón, en cambio, repre-
sentan el triunfo definitivo de la enseñanza escrita, a pesar de toda la nostalgia
por la enseñanza oral y las críticas a la inmovilidad del lenguaje escrito que él
mismo pueda hacer (por ejemplo, en Fedro).
© FUOC • P08/74550/00935 29 La filosofía griega de la época clásica

Por otro lado, hay también todo lo que se conoce como las doctrinas�no�es-
critas de Platón, es decir, las enseñanzas que impartía en la Academia y que
no están recogidas en los Diálogos. Últimamente, se ha hablado mucho de es-
te asunto, que ha generado una amplia discusión, y se ha afirmado que estas
doctrinas de Platón quizás son diferentes y más esotéricas que las que expone
en los textos. Pero no nos entretendremos en esta discusión; el auténtico Pla-
tón es el que encontramos en las obras escritas, en los Diálogos, que son los
que contienen su pensamiento.

3.2. La teoría de las ideas

Sócrates, frente al relativismo de los sofistas, intenta fundar una teoría�ética


que sea como una téchne o una epistéme, una ciencia de la moral basada en un
conocimiento seguro y preciso de sus objetos.

Estos objetos, que según Sócrates no son cosas concretas, sino las formas o
las ideas de estas cosas, nos permiten tener un conocimiento de validez gene-
ral, más allá de las impresiones ocasionales y de las opiniones sobre aspectos
determinados.

Por eso, Sócrates busca una definición y, por medio de razonamientos induc-
tivos, intenta postular algunas ideas o nociones fijas –como las de virtud, be-
lleza, valor y bien–, que se sitúen más allá de la opinión de un individuo o de
una circunstancia o un momento determinados.

De la misma manera, los objetos que trata la ciencia matemática también se encuentran
más allá de sus representaciones concretas: no se puede confundir la idea de triángulo
con el triángulo que se puede dibujar en un momento determinado; así, estas formas o
ideas también existen más allá de sus ejemplos concretos.

La definición, horismós, nos lleva a la forma esencial, eidos o idéa, que se man-
tiene por encima de las variantes particulares en que se presenta el objeto.

Los diálogos socráticos nos proporcionan ejemplos muy variados de esta busca La aporía y el relativismo
de�definiciones por medio del pensamiento, que intentan fijar una noción
Es cierto que la búsqueda pue-
abstracta de los objetos a que se refiere el lenguaje; son unas nociones que, en de acabar en una aporía, pero
la visión intelectual de Sócrates y de Platón, se encuentran más allá de la mera eso no cuestiona la existencia
de definiciones, sino que sólo
convención y de la opinión individual. muestra la ineptitud de los que
no se han ejercitado bastante
en la tarea dialéctica.
© FUOC • P08/74550/00935 30 La filosofía griega de la época clásica

Platón, sin embargo, da un paso adelante con respecto a la búsqueda


socrática cuando afirma que estas�ideas o�formas existen más allá de las
cosas reales en que están representadas: las ideas –que podemos percibir
por medio de la intuición y el razonamiento, pero no con los sentidos–
tienen una realidad superior a los objetos que sólo existen por partici-
pación de las formas, que son los modelos de todas las cosas del mundo
sensible e intelectual.

Las ideas, como arquetipos de las cosas, configuran la realidad empírica,


que refleja un mundo superior que el filósofo platónico alcanza con la
razón.

La relación�de�unas�ideas�con�otras es muy compleja, ya que aunque hay Dos clases de realidad


ideas de las virtudes y de los valores, también hay ideas de los objetos, aunque
Las ideas, como modelos y
todas están subordinadas a la idea esencial, que es la idea del bien, que las causas formales de las cosas,
ilumina de la misma manera que el Sol ilumina y vivifica la Tierra. subsisten más allá del tiempo
y el espacio; los objetos de la
experiencia habitual sólo son
copias y sombras deslucidas de
El mito de la caverna
estos modelos ideales.
En esta famosa alegoría, los prisioneros inmovilizados ven desfilar ante sí, como si fuera
en una pantalla de cine, las sombras chinas de unos objetos y unas estatuas que el fuego
proyecta por encima de un muro situado detrás, y que sólo son las copias de los seres
reales que hay más allá de la cueva.

El objetivo� del� filósofo es llegar a contemplar este mundo ideal, que es la


realidad eterna que el alma puede avistar cuando, por medio de la razón, se
eleva por el encima de los sentidos. De esta manera, el individuo adquiere
un conocimiento seguro que le ayuda a orientarse en un mundo donde las
apariencias sólo son imágenes, copias e imitaciones sensibles y deterioradas.

Como muestra el símil�platónico�de�la�caverna, en el libro VI de la Repúbli-


ca, hay que salir de la caverna para conocer la verdadera realidad; sólo así se
puede relacionar las sombras de la cueva con los seres reales. Platón nos quiere
demostrar así que hay diferentes grados de conocimiento.

La dóxa, la pístis y la eikasía –la opinión, la creencia y la imaginación–


son tipos de conocimiento deficiente y, por lo tanto, el filósofo tiene
que ejercitar su entendimiento para alcanzar, por medio de la diánoia
y la nóesis –la inteligencia discursiva y la visión intelectual–, el conoci-
miento de esta realidad superior que es el mundo�de�las�ideas.

Aristóteles critica de forma acerba a Platón por este afán de duplicar el mundo
y dar existencia propia a las ideas, y por utilizar un lenguaje poético para hablar
de esta idealidad trascendente.
© FUOC • P08/74550/00935 31 La filosofía griega de la época clásica

El propio Platón, en algunos diálogos de su última etapa, como Parménides y


Sofista, se plantea los graves problemas de la relación de las ideas entre sí y
con la realidad. No obstante, algunos de sus últimos diálogos, como Timeo,
continúan explicando la realidad por medio de la teoría de las ideas, a la cual
se añaden algunos elementos nuevos, como el demiurgo que ordena el mundo
de acuerdo con los arquetipos y algunas formas geométricas elementales.

La teoría�de�las�ideas tiene una vertiente ontológica, ya que define la


existencia de la realidad por participación (méthexis) en el mundo ideal,
pero también tiene una perspectiva moral y política: sólo los que tienen
un verdadero conocimiento del mundo ideal pueden guiar y gobernar
al resto de los seres humanos (como el timonel guía el barco), porque
sólo estos expertos en el saber poseen la téchne en que se tiene que basar
la política.

Desde esta teoría, pues, la política es una téchne, o incluso una ciencia, episté-
me, que no se encuentra al alcance de todos los ciudadanos. El filósofo tiene
que asumir la tarea de iluminar a los otros, como el prisionero que se escapa de
la caverna tiene que retornar, después de ver el mundo real y el sol, e informar
a los compañeros encadenados.

3.3. La teoría del alma

Platón había aprendido de Sócrates una lección: que el cuidado� del� alma, La filosofía y el esfuerzo
therapeía tés psyches, es la tarea fundamental de la vida filosófica. Este cuidado
La exhortación socrática a cui-
conduce al auténtico conocimiento, tanto mediante el "conócete a ti mismo", dar del alma y no del cuerpo
como mediante el análisis de los temas éticos esenciales. es una invitación constante a
examinar lo que nos rodea por
medio de la razón y a practicar
un cierto ascetismo.
Pero, en Platón, la enseñanza socrática confluye con la influencia de los órficos
y los pitagóricos, que también ven en el alma el verdadero yo de la persona.
Platón toma de estos movimientos algunas ideas sobre el destino inmortal
y nociones como la metempsicosis o reencarnación del alma en diferentes
cuerpos, no tan sólo humanos sino también de animales. Platón reúne todas
estas herencias y les da una coherencia y una función propia, ética y política,
dentro de su sistema filosófico.

En los textos de Platón, se puede notar la evolución�de�la�teoría�del�alma


a partir de la Apología de Sócrates, en el que el viejo filósofo se despide de los
jueces haciendo alusión a una posible supervivencia del alma más allá de la
muerte del cuerpo.
© FUOC • P08/74550/00935 32 La filosofía griega de la época clásica

Lo que en este primer texto aparece como una duda razonable –y quizás esta La valentía socrática
fue la opinión de Sócrates– en Fedón se muestra como una creencia sólida y
En el Fedón, se explica el últi-
bien argumentada. Sócrates da varios argumentos en favor de la inmortalidad mo coloquio de Sócrates en la
–la indestructibilidad de las cosas sencillas, la alternancia de los contrarios, la prisión, antes de morir bebien-
do la cicuta, con algunos dis-
preexistencia del alma, la reminiscencia– y, finalmente, cuenta un mito deli- cípulos, a los cuales alecciona
valerosamente sobre el tema
cioso sobre el destino de las almas en el más allá, después de la muerte. de la inmortalidad del alma.

La vida�del�verdadero�filósofo, dice, sólo es una preparación para la muerte,


La inmortalidad del alma
momento en el que el alma se libera del cuerpo y de los deseos y, libre y pura,
se dirige al juicio del cielo, donde se decide su futuro. En el mito del juicio de El mito del juicio de las almas
también lo encontramos, con
las almas, Platón reconstruye un mito de origen órfico y le otorga una función pocas variantes, en Gorgias y
claramente ética: el alma recibe un premio o un castigo después de la muerte en el libro X de la República.

de acuerdo con la vida que ha llevado cada persona.

En la República y en Fedro, Platón teoriza sobre la estructura�del�alma, que


divide en tres partes:

1) parte racional, nous;

2) parte irascible, thymós;

3) parte apetitiva o concupiscente, epithymíai o de los deseos.

El dominio de una parte o de otra determina la calidad de cada persona. La


oposición fundamental es la que enfrenta el elemento racional, noético, y el
elemento entregado a las seducciones del mundo sensible.

De acuerdo con el elemento que domina el alma, se configuran diferentes ta-


Estela funeraria griega del siglo IV a. C. (detalle)
lantes, a los cuales corresponden funciones sociales diferentes. En la República,
Platón distingue tres clases�de�ciudadanos :

1) los filósofos;

2) los guerreros;

3) los trabajadores o productores. Tipos de almas

Platón utiliza un mito para ex-


A cada clase le corresponde un tipo�de�alma; la tercera clase está sometida a plicar de una manera didáctica
las otras dos, es decir, a la clase de los guerreros, gente del thymós, y a la clase la formación de las almas: unas
se formaron con un poco de
de los filósofos gobernantes, cuya alma está guiada por la razón. oro, otras con un poco de pla-
ta, y las terceras, con un poco
de bronce y hierro.
© FUOC • P08/74550/00935 33 La filosofía griega de la época clásica

El mito de Fedro

En Fedro hay un relato mítico original que ilustra alegóricamente esta imagen de los tres
elementos anímicos: el alma, dice, es como un carro tirado por dos caballos alados que
un auriga conduce por la bóveda del cielo; uno de los caballos es noble y fogoso, el otro
es romancero y rebelde.

El auriga, que representa la razón o nous, intenta dirigir el carro hacia arriba; los caballos
representan los otros elementos del alma, con sus tendencias apasionadas. Mientras que
el cuerpo es mortal, el alma sobrevive después de separarse de él.

Pero aquí hay algo que queda pendiente: ¿el alma es toda divina o sólo lo es su parte
racional? La alegoría de Fedro hace entender que persisten las tres partes.

Es muy interesante que Platón utilice mitos para ilustrar el destino futuro del
alma, completando así los argumentos sobre su inmortalidad. Estos relatos
sobre el destino futuro y el mundo más allá de la muerte reelaboran mitos
órficos y creencias pitagóricas y están colocados muy significativamente al
final de tres diálogos muy importantes: Gorgias, Fedón y la República.

La teoría de la preexistencia del alma con respecto al cuerpo también la encontramos


en Timeo. En este texto tardío, Platón habla del alma del mundo y contempla el mundo
como un ser vivo formado por un cuerpo material y un alma, que es el principio motor
y vital del universo.

El alma y Platón
La teoría del alma como inteligencia también es decisiva en la teoría
del conocimiento de las ideas. Según Platón, sólo conocemos verdade- La teoría de Platón sobre el al-
ma y su destino trascenden-
ramente con el alma, no con los sentidos. El alma es la que, a partir te ha tenido mucha influencia
en toda la tradición filosófica
de determinados objetos del mundo sensible, recuerda las ideas que ha posterior y en las doctrinas del
conocido en una existencia anterior –porque conocer quiere decir re- cristianismo.

cordar las ideas mediante las cuales interpretamos la realidad habitual–.


Esta es la teoría de la anamnesis o�recuerdo que encontramos en Me-
nón y Fedón.

Esta visión del alma y de las ideas también se puede relacionar con la teoría
del�amor o eros platónico, que Sócrates expone, atribuyéndola a la misterio-
sa sacerdotisa Diótima de Mantinea, en su discurso final del Banquete. Según
© FUOC • P08/74550/00935 34 La filosofía griega de la época clásica

Diótima, el verdadero eros se va elevando desde el amor en los cuerpos de los


seres bellos hasta el amor espiritual y el amor a las ideas y a la belleza, que es
también el bien.

3.4. Política y ética. El diseño utópico de la República

Como ya hemos dicho, el interés de Platón por la política se mantuvo a lo


largo de toda su vida. Su pensamiento político siguió también una línea de
desarrollo que podemos ordenar de acuerdo con sus diálogos más significati-
vos en este campo:

1)�Gorgias, en el que rechaza la retórica y la política democrática;

2) la República, donde traza un proyecto de ciudad ideal ambicioso y com-


pleto;

3) la Política, que describe cómo tiene que ser el mejor gobernante de la polis;

4) las Leyes, un tratado extenso, reaccionario y conservador comparado con


su anterior Politeia.

Como sabemos gracias a la Carta VII, que ya hemos mencionado anteriormen-


te, después de las desdichadas experiencias de juventud, Platón experimenta
un sentimiento de impotencia ante los problemas de la democracia ateniense;
por eso renuncia a la práctica política y se dedica a la teoría.

Platón critica dura y constantemente esta democracia de masas, iguali-


taria y demagógica, y defiende una política diferente, revolucionaria,
basada en una reforma de la educación y de la sociedad, que ofrezca un
marco justo al individuo. Porque el sabio necesita la ciudad para vivir
una vida justa, y la ciudad necesita el conocimiento filosófico para con-
seguir la felicidad y la justicia. La ética y la política tienen que convergir
en este proyecto cívico.

La visión política de Platón concuerda bien con su concepción del ser humano:
según el diseño platónico, la estructura de la ciudad y la estructura del alma
humana son muy parecidas.
© FUOC • P08/74550/00935 35 La filosofía griega de la época clásica

A. Koyré ha escrito:

"Para Platón la ciudad no es un conjunto de individuos, sino que forma una unidad real,
un organismo espiritual; por eso, entre la constitución y la estructura de la ciudad y las
del ser humano hay una analogía: la ciudad es un verdadero ánthropos a lo grande y
el ser humano una auténtica politeia en pequeño. Y como esta analogía se basa en una
dependencia mutua, no se puede estudiar el ser humano sin estudiar al mismo tiempo la
ciudad de la cual forma parte. La estructura psicológica del individuo y la estructura social
de la polis se corresponden de una manera perfecta, o dicho con palabras modernas, la
psicología social y la psicología individual se implican mutuamente."

Introducción a la lectura de Platón, A. Koyré (1966).

Como T. J. Anderson ha analizado muy bien en el libro Polis and Psyche (1971),
el aspecto social y el aspecto espiritual se imbrican y forman uno de los ejes
básicos del proyecto de ciudad que Platón describe en la República (Politeia). La
propuesta platónica se concreta en un proyecto de reforma de la ciudad y del
ser humano en que la configuración de las almas armoniza con la estructura
que adopta la organización social. Esta propuesta es original y radical; hace
falta que destaquemos, pues, los puntos más importantes.

La�República�(Politeia)

La Politeia es un texto muy amplio (diez libros) y, por lo tanto, sólo mostramos
un breve esquema de la temática y el programa.

• El libro�I quizás existió en forma de diálogo socrático aislado, con el títu- Trasímaco o Sobre la justícia
lo de Trasímaco o Sobre�la�justicia. Platón lo escribió en la primera épo-
Este diálogo, muy agudo y con
ca. Evoca una conversación entre Sócrates, Céfalo, Polemarco y el sofista mucha tensión emotiva, Pla-
Trasímaco sobre la justicia. El sofista sostiene la tesis de que sólo hay una tón lo incorporó a la República
a modo de prólogo.
justicia, la que es útil a los poderosos; Sócrates defiende que la justicia es
el bien para el conjunto de todas las personas gobernadas.

• Después de otra introducción, en la que subraya que la justicia es siempre


mejor que la injusticia, los primeros libros tratan de la Génesis�y�orden�de
la�polis, describen la formación de la ciudad y las tres clases de ciudadanos
y analizan la educación de los guardianes, la Constitución y la justicia
(libros�II-IV ).

• Luego viene la parte central, Idea�de�la�polis, que describe el gobierno de


los filósofos, la idea del bien y también la educación de los gobernantes
en la filosofía (libros�V-VII ).

• Un tercer bloque temático está dedicado a reflexionar y analizar la Deca-


dencia�de�la�polis en sus diferentes manifestaciones: la timocracia, la oli-
garquía, la democracia y la tiranía son consideradas formas políticas dege-
neradas de constituciones cívicas que fueron mejores, pero que han decaí-
do a causa del egoísmo, la rivalidad y la ambición de algunos ciudadanos
(libro�VIII y comienzo del IX ).
© FUOC • P08/74550/00935 36 La filosofía griega de la época clásica

• El libro�IX, a modo de conclusión, insiste en que la justicia es el bien mejor


que hay para la ciudad y para el ciudadano, mientras que la injusticia es
un mal terrible para todos.

• La obra acaba con el libro�X, que es como una especie de epílogo, muy sig-
nificativo e importante. Este texto expone algunas de las tesis más famosas
de la teoría de Platón sobre la educación y el destino del alma, y es muy
significativo que se encuentre precisamente aquí, al final de la Politeia.

En este texto encontramos:

a) En primer lugar, un rechazo del arte dramático y de los poetas como edu-
cadores del pueblo. En la ciudad justa de Platón, los poetas no son admitidos,
porque sus enseñanzas son falsas y escandalosas; en esta ciudad, son los filó-
sofos los que conocen la verdad y los que se encargan de educar al pueblo de
acuerdo con sus sabios programas.

b) Después, el texto habla otra vez de la inmortalidad del alma, de los benefi- El destino de las almas
cios de una conducta justa y del destino del alma después de la muerte, en el
Aquí Platón recurre otra vez al
momento en que tiene que presentarse ante el tribunal que la ha de juzgar. mito y presenta la historia fan-
tástica de Er, que se llama así
porque es el nombre del tes-
La base de la utopía�platónica es este sistema idealista que propone. Los sími- tigo de esta visión del mundo
extraterrestre, donde se traza
les de la idea del bien como el sol que todo lo ilumina (504e-509), de la línea el destino de las almas.
segmentada y los grados del conocimiento (509e-511e) y la famosa alegoría de
la caverna (514a-511e) que se exponen en la República muestran claramente
las bases de esta programación social.

El gobierno�de�la�ciudad tiene que estar en manos de los filósofos por-


que ellos tienen un conocimiento superior, tienen una orientación ba-
sada en la visión de la idea del bien y, por lo tanto, son los únicos capa-
ces de dirigir la nave de la polis hacia el orden y la felicidad de todos.

Platón subraya constantemente que el bien es para toda la ciudad. Frente a las
rivalidades y los conflictos sociales que hay en las ciudades de su tiempo, él
postula una ciudad que, a pesar de encontrarse dividida en tres estamentos o
clases, mantiene una cohesión interna basada en un orden justo, una ciudad
donde cada individuo ocupa el lugar asignado de acuerdo con su propia na-
turaleza. Los tres sectores de esta organización funcional han surgido, pues,
por la misma necesidad de la polis. Sócrates, en el texto, explica esta génesis
de la ciudad después de advertir que el ser humano no es autosuficiente por
naturaleza, sino que necesita vivir en una comunidad.

Sócrates señala que hay tres tipos de comunidad cívica:


© FUOC • P08/74550/00935 37 La filosofía griega de la época clásica

1) Una primera comunidad, primitiva y muy austera, que sólo satisface las
necesidades mínimas (alimentación, vivienda y ropa), y que Glaucón califica
de "ciudad de cerdos" porque sólo soluciona las urgencias animales de la con-
vivencia pero no tiene ningún refinamiento civilizador.

2) Otra ciudad, progresista y con muchos lujos, como la Atenas de aquel tiem-
po, que Sócrates califica de sociedad enferma, desgarrada por guerras y con-
flictos internos.

3) En contraste con las dos anteriores, pero opuesta sobre todo a la viciada ciu-
dad democrática, surge el proyecto de una polis justa y bien ordenada en la que
los ciudadanos siguen un programa social basado en la propia naturaleza de
los individuos: unos están capacitados para gobernar, otros pueden defender
el orden, y el resto tiene que producir los bienes de consumo de la comunidad.

Guerrero griego poniéndose la armadura.


La educación es el instrumento esencial para distribuir a los ciudada- Detalle de una copa de cerámica de figuras
rojas (c. 480 a. C.).
nos de acuerdo con el esquema de Sócrates. Los ciudadanos de mente
inteligente y de ánimo valeroso tienen que ser los guardianes: de estos
guardianes, los más inteligentes tienen que estudiar mucho para con-
vertirse en filósofos, y los otros, en una segunda categoría, tienen que
formar parte de la milicia armada al servicio de la polis. Estos dos esta-
mentos superiores se oponen a la clase inferior, la de los trabajadores,
que se encarga de la subsistencia económica de la ciudad.

Platón programa cuál tiene que ser la educación�de�las�clases�superiores, con


una mezcla de la paideia tradicional griega –que tiene una base atlética y cul-
tural– y una nueva educación que suprime algunos aspectos de la mitología
habitual y que introduce una formación más elevada para los aspirantes a fi-
lósofos. En cambio, de la educación�de�los�trabajadores se ocupa muy poco.

La educación de las clases sociales, según Platón

Platón se ocupa de la educación de las clases superiores y muy poco de la educación de


la clase trabajadora.

En la imagen de la izquierda, pintura ática (480 a. C.) que muestra al alumno en clase de
gramática y de música, acompañado de su pedagogo. A la derecha, detalle de la decora-
ción de un ánfora ática donde se ven trabajadores recogiendo olivas.
© FUOC • P08/74550/00935 38 La filosofía griega de la época clásica

La república�de�Platón prohíbe la propiedad privada y la familia para los ciu-


dadanos de las dos primeras clases, es decir, para los guardianes (filósofos y
guerreros), con el fin de evitar que, por egoísmo o ambición, puedan surgir
divisiones. Por otra parte, y este es otro de los rasgos revolucionarios del pro-
yecto, admite la igualdad de los sexos, es decir, de hombres y mujeres, en su
ciudad.

Este énfasis en la educación se presenta acompañado del rechazo�de�los�poe-


tas como educadores (libros III y X). En Grecia, los poetas habían sido los edu-
cadores del pueblo, ya que eran los narradores e intérpretes privilegiados de los
mitos y los guardianes de la tradición poética, que, tanto en la escuela como
en el teatro, era la base de la paideia. Los poetas, pues, en la competencia con
los filósofos, quedan marginados y son expulsados de la ciudad platónica.

Recordemos que algunos presocráticos, como Heráclito y Jenófanes, ya habían atacado a


Homero y Hesíodo por razones morales: les censuraban porque contaban relatos escan-
dalosos sobre los dioses y recordaban que éstos cometían adulterios, engañaban y eran
violentos. Platón amplía y profundiza esta censura contra Homero y contra los autores
de las tragedias, por razones morales e intelectuales.

La educación ayuda a los guerreros y los filósofos a crear unos hábitos de vida
austeros; tienen una posición de privilegio, pero han de ejercer sus oficios con
una disciplina estricta, especialmente los filósofos, a quienes se encomienda
el gobierno, aunque, como advierte Platón, podrían preferir una vida retirada
dedicada a la teoría y a la investigación. El individuo queda subordinado al
conjunto, estando al servicio de la felicidad de la comunidad.

Este programación facilita el culto de la areté, pero ya no hay una virtud única,
sino que a cada estamento le corresponde una virtud característica:

• la phronesis, la prudencia intelectual, es la virtud de los gobernantes;

• la andreia, la valentía, es la virtud de los guerreros;

• y la sophrosyne, la moderación o templanza, es la virtud de los trabajado- Las tres virtudes sociales
res.
Estas son las virtudes que con-
vienen a cada tipo de alma, de
acuerdo con el dominio, res-
pectivamente, del nous, el thy-
Pero hay una virtud que se eleva por encima de todas y vela por el fun- mós y las epithymíai.
cionamiento del conjunto: es la virtud�de�la�justicia, una virtud social
que nace cuando cada uno ocupa el lugar que le corresponde de acuerdo
Popper, crítico de Platón
con sus méritos y sus aptitudes naturales, y colabora así en el manteni-
miento del orden legal (eunomía). Popper, acertadamente, se-
ñaló a Platón como el primer
gran enemigo de una sociedad
abierta, liberal y democrática.
Esta concepción platónica de sociedad cerrada puede despertar, por su falta de
libertad, un sentimiento de rechazo en el lector actual, más que en los griegos
antiguos.
© FUOC • P08/74550/00935 39 La filosofía griega de la época clásica

Pero el proyecto de Platón constituye un ideal muy difícil de concretar en una


praxis política real; de hecho, es un diseño utópico de una comunidad feliz
imaginaria opuesto a la democracia de su tiempo.

Platón es un reaccionario, no un conservador astuto al servicio de la nostalgia Los sueños de Platón


aristocrática. Por ello, en la Politeia podemos ver una curiosa mezcla de rasgos
Como ha escrito W. K. C.
arcaicos y de novedades revolucionarias e ilustradas. Guthrie, los proyectos de Pla-
tón "no son las maquinacio-
nes de un monstruo totalitario,
Los críticos�modernos del pensamiento político de Platón –ya sean liberales sino los sueños de un teórico
alejado de la práctica".
o marxistas– lo acusan, con razón, de ser un enemigo de la democracia igua-
litaria y de la sociedad abierta.

Con todo, se tiene que dejar claro que Platón no es un aristócrata que postula
un retorno al pasado, sino que, en diferentes aspectos, es un pensador�pro-
gresista que cree que hay un conocimiento que es superior a la experiencia de
los hechos históricos concretos y de las circunstancias humanas.

• Platón no propone volver atrás, a un régimen aristocrático de nobles y


vasallos, sino que, en todo caso, pretende que el único título de nobleza
sea la inteligencia y la cultura superior, de manera que sea la educación,
y no la estirpe, la que otorgue una posición elevada en este nuevo orden
cívico.

• Platón subordina la familia al Estado de una manera absoluta, y su comu-


nismo no establece ningún privilegio por razones económicas. En la ciu-
dad de Platón no puede haber ningún enfrentamiento entre ricos y pobres,
como los que había en la democracia ateniense de su tiempo y en muchas
otras ciudades desgarradas por luchas civiles a causa del empobrecimiento
de muchas personas; y tampoco deja el poder en manos de guerreros de
fortuna, de los que Grecia conocería pronto algunos ejemplos.

• Elimina la tradicional desigualdad entre hombres y mujeres y proclama


una igualdad que, en aquel momento, es verdaderamente revolucionaria,
ya que acepta que no hay diferencias intelectuales en razón del sexo y
admite que los hombres y las mujeres pueden tener la misma educación.

Es curioso observar que sólo en una comedia de Aristófanes, Lisístrata, se había hablado
de esta capacidad de las mujeres de igualarse políticamente a los hombres; pero Aristó-
fanes trataba el tema como una farsa, como una muestra cómica de un mundo visto al
revés. Platón, en cambio, admite esta igualdad sin reservas (no menciona, sin embargo,
el asunto de los esclavos).

Escena cómica en un fresco pompeyano, similar


a la que se da en Lisístrata.
© FUOC • P08/74550/00935 40 La filosofía griega de la época clásica

La politeia que Platón plantea es coherente con sus teorías idealistas


–con su psicología idealista y su metafísica–: es una politeia con fines
solidarios, pero que se basa en una desigualdad funcional que refleja la
diferente complexión anímica de los individuos.

La política es un trabajo reservado a los entendidos y expertos, que son


los filósofos, educados con este propósito; de esta manera, se convierte
en una ciencia basada en el conocimiento, lejos del mundo de la dóxa
democrática y negadora de la igualdad de opinión y palabra que en
aquellos momentos era el orgullo de Atenas.

La República no es la última palabra de Platón en política. Posteriormente,


escribió la Política y las Leyes, donde vuelve a hablar de estos temas y propone
nuevas soluciones políticas, menos radicales e idealistas. Pero la República es
su propuesta más utópica y la que, justamente por este motivo, invita más a
la reflexión.

Nota sobre la obra de Platón


Una buena ocasión para la
lectura
• Cualquier intento de resumir en pocas páginas la obra filosófica de Platón deja un
regusto de insatisfacción, porque es imposible esquematizar en unas cuantas líneas
la riqueza de un pensamiento tan extenso y profundo y que se expresa en una forma Las personas que han leído
textos como el Banquete, Fe-
literaria tan sutil y versátil como son los Diálogos, el exponente más claro de la inte-
dro, Fedón, o cualquier otro,
ligencia brillante del discípulo de Sócrates.
guardan una impresión inol-
vidable de estas lecturas, que
• Hemos hablado del sistema filosófico y de la evolución del pensamiento platónico siempre son difíciles de resumir
tal como se puede estudiar mediante una secuencia ordenada de textos; pero sería en unas cuantas ideas de fon-
injusto no advertir que, en los escritos del filósofo, hay muchos aspectos que no se do.
ajustan a la rigidez esquemática de un sistema previo y que también muestran mu-
chas sugerencias críticas y muchos juegos irónicos que escapan de nuestros cuadros
y resúmenes.

• La lectura de Platón es un deporte intelectual muy recomendable, porque es un filó-


sofo con un estilo propio, flexible, elegante, a ratos humorístico y a ratos dramático;
en fin, es un escritor que no encaja en nuestra idea del filósofo o del pensador que
da unos apuntes austeros y desprecia la forma literaria. En este sentido, Aristóteles se
ajusta mucho más a esta imagen de productor de textos de filosofía austera.

• Cada diálogo platónico, salvo los que hemos llamado diálogos de vejez, es una obra
literaria atractiva que contiene mucho más que un mensaje ideológico o filosófico.
La forma y los personajes del diálogo platónico, llenos de coloquios vivos y nada
escolares, apasionados y sensibles, son una invitación a filosofar. La actividad literaria
de Platón revela una actitud filosófica personal; he aquí otra lección memorable.
© FUOC • P08/74550/00935 41 La filosofía griega de la época clásica

4. Aristóteles

4.1. Vida y obra

Aristóteles nació en Estagira, una pequeña ciudad de la Calcidia –que entonces


pertenecía al reino de Macedonia– el año 384 a. C., y murió el año 322 a. C. en
Eubea, poco después de salir de Atenas por segunda vez. Era hijo de Nicómaco,
médico de la corte real de Macedonia, y gracias a estas relaciones familiares, a
Filipo II lo nombró durante unos años preceptor de su hijo Alejandro.

Aristóteles estudió en la Academia de Platón, en Atenas, desde muy joven,


y se quedó unos veinte años, hasta que murió su maestro (367-347 a. C.).
Entonces se trasladó a Assos, en la Tróade, y después a Mitilene. En el año
343 fue nombrado tutor del joven Alejandro y durante estos años investigó
diferentes temas con su discípulo Teofrasto.

Nicómaco, hijo de
Aristóteles

Aristóteles se casó con Pitia-


de, sobrina del tirano Atarneas,
y cuando ella murió se volvió
a casar, esta vez con Herpilis,
con quien tuvo un hijo, Nicó-
maco. En la imagen, busto de
Aristóteles.

Aristóteles contempló la ascensión del poder macedonio en Grecia en tiempo de Filipo,


que ganó la batalla de Queronea (338 a. C.), y más adelante, desde lejos, los triunfos de
Alejandro Magno.

Aunque Aristóteles había sido su preceptor, Alejandro no siguió sus consejos políticos
con respecto al trato hacia los bárbaros.

En la ilustración, Aristóteles enseñando a Alejandro Magno, detalle de una miniatura me-


dieval.
© FUOC • P08/74550/00935 42 La filosofía griega de la época clásica

Cuando Filipo murió (336 a. C.) y Alejandro heredó el trono, Aristóteles vol- Los tres errores de Atenas
vió a Atenas, donde fundó su propia escuela de filosofía, el Liceo (335 a. C.),
Con esta frase, Aristóteles alu-
un centro de estudios rival de la Academia platónica. Escribió muchas obras día a los procesos de impiedad
de temática diversa y coleccionó muchos libros, que reunió en una biblioteca llevados a cabo contra Anaxá-
goras y Sócrates.
importante. Fue un meteco ilustre en Atenas, pero cuando después de morir
Alejandro la ciudad se sublevó contra los macedonios, atizada por Demóste-
nes, Aristóteles decidió exiliarse "para evitar que la ciudad vuelva a pecar por
tercera vez contra la filosofía". Se trasladó, pues, a la zona de Eubea, donde
murió el año 322 a. C.

Estos datos de su biografía ya nos indican que fue un hombre muy diferente
de su maestro Platón. Tanto por su carácter como por las circunstancias perso-
nales e históricas, el estagirita se orienta en una dirección opuesta al idealismo
y al aristocratismo platónicos.

Pero tampoco conviene exagerar la oposición entre los dos, ya que si bien es La influencia de Platón
cierto que el idealismo�platónico contrasta con el realismo�de�Aristóteles y
Por ejemplo, la influencia de
que los dos marcan caminos fundamentales, aunque divergentes, del destino Platón se hace patente en la vi-
filosófico griego y de la tradición filosófica occidental, la perspectiva de con- sión teleológica de la naturale-
za propuesta por Aristóteles.
junto no se tiene que simplificar: no tenemos que olvidar que Aristóteles debe
mucho a Platón y que, a pesar de las críticas explícitas que le hace, arrastra un
lastre platónico que se nota en su filosofía.

A pesar de las divergencias de talante y orientación, la larga estancia de Aris-


tóteles en la Academia marcó para siempre su actividad. Incluso estuvo allí
donde aprendió la habilidad crítica y el interés por la historia de los problemas
y de las teorías, rasgos característicos de su enfoque metódico.

Asimismo, el hecho de que su padre fuera médico también pudo haber influi-
do en su afán investigador y en el valor que dio a los datos concretos como
paso preliminar de teorías más abstractas. Mientras que Platón considera las
matemáticas como la ciencia propedéutica más adecuada para la formación
filosófica, Aristóteles prefiere investigar la diversidad de los seres naturales,
desde los seres vivos más pequeños hasta los astros celestes.
© FUOC • P08/74550/00935 43 La filosofía griega de la época clásica

Aristóteles dando una lección de anatomía, fresco de la catacumba de Vía Latina, en Roma.

En las investigaciones que lleva a cabo sobre las diferentes formas de vida
–desde los microorganismos hasta los seres humanos de las sociedades más
complejas– muestra una inteligencia muy diferente de la de su maestro. Por
una parte, investiga sobre biología y zoología; por la otra, también explora
las ciencias de la cultura, y en los dos campos despliega una capacidad de
observación, análisis y síntesis excepcionales en cuanto a agudeza, precisión
y extensión.

Aristóteles dio una ojeada panorámica a todo el mundo del saber y dejó una obra enci-
clopédica muy bien programada; la gran influencia que han tenido sus obras a lo largo
de muchos siglos, y en diferentes ámbitos de la ciencia y de la filosofía, no tiene com-
paración.

Las obras de Aristóteles que se conservan constituyen un corpus de una ampli- Libros perdidos de
tud impresionante; sin embargo, si se tiene que juzgar por catálogos antiguos, Aristóteles

sólo son una parte de todas las que escribió. Diógenes Laercio, en el libro V
de Vidas y opiniones de los filó-
sofos ilustres, registra 146 títu-
Se han conservado las obras que permanecieron en la biblioteca del Liceo y los, y Hesiquio (siglo VI) llega
hasta 192.
que utilizaba para las lecciones, es decir, los escritos llamados esotéricos; no
nos han llegado, en cambio, los textos que publicó en su primera época y que
eran literariamente más cuidados. Algunos de los textos conservados, proba- metà tà Physiká
blemente, sólo son una suma de distintos escritos sobre un mismo tema que
Incluso el nombre Metafísica es
fueron ordenados por un discípulo, como el caso del famoso texto de la Me- una invención casual posterior:
eran los libros que se encontra-
tafísica, en catorce libros. ban "después de los libros de
física", metà tà Physiká.

Las obras�de�Aristóteles que se han conservado son las siguientes:

1) De lógica: Categorías, Sobre la interpretación, Analíticos primeros y segundos,


Tópicos, Refutación de los sofismas. Todos estos escritos se denominaron, desde
el siglo VI d. C., Organon, es decir, "instrumento", porque tenía una función
instrumental previa al estudio de la filosofía.
© FUOC • P08/74550/00935 44 La filosofía griega de la época clásica

2) De física: Física (en ocho libros), Del cielo, De la generación y la destrucción,


Meteorológicos (de autenticidad dudosa).

3) De biología: Del alma, Pequeños tratados naturales, Historia de los animales,


De las partes de los animales, De la generación de los animales, De la locomoción
de los animales, Del movimiento de los animales (dudoso).

4) De moral: Ética nicomaquea, Ética eudemia, Gran ética (dudoso).

5) De política: Política, Constitución de Atenas.

6) Sobre teoría�literaria: Poética, Retórica.

Obras tempranas y apócrifas

• Hemos de lamentar la pérdida de obras tempranas y de textos publicados por Aristó-


teles, de los cuales sólo se conservan los títulos. Algunos de estos títulos indican una
gran proximidad con las obras de Platón y estaban escritos en forma de diálogos, lo
cual no ocurre en ninguna de las obras conservadas.

Estos son algunos de los títulos: Eudemo o del alma, Política, Sofista, Banquete, Grilo o de la
retórica, Sobre el bien, Sobre la justicia, Sobre los poetas, Protréptico, Sobre la filosofía, Alejandro
y Sobre la monarquía.

• Por otra parte, en el Corpus Aristotelicum encontramos obras que no pertenecen al


fundador del Liceo, aunque quizás están basadas en investigaciones o en escritos Portada del libro I de la Ética nicomaquea, en un
manuscrito del siglo XV.
iniciados por él.

Por ejemplo, son textos apócrifos: Mecánica, Económicos, Investigación sobre las plantas,
Fisiognómicos, Del mundo, De las virtudes y los vicios, Retórica a Alejandro y Problemas.

Por lo que respecta a la estructuración de todo este conjunto de trabajos,


conviene recordar que Aristóteles distingue tres clases de ciencias, según
su objetivo sea la contemplación de la verdad, la acción o la producción
de obras exteriores al agente. Esta es la clasificación:

1) Las ciencias�teóricas: matemáticas, física y metafísica (y ontología


y teología).

2) Las ciencias�prácticas: ética, política y economía.

3) Las ciencias�poéticas o productivas, que incluyen los escritos sobre


arte: poética y retórica.

La lógica no figura en ninguno de estos apartados porque Aristóteles cree que no es una
ciencia, sino que tiene un carácter metódico y propedéutico y que su función es servir
de entrenamiento e higiene del pensamiento científico, precediendo a cualquier otra
ciencia.
© FUOC • P08/74550/00935 45 La filosofía griega de la época clásica

El Liceo de Aristóteles

La huella de Aristóteles se conservó en el Liceo, la escuela que fundó y organizó en Atenas.


Allí, después de su muerte, le sucedió, hasta el año 287 a. C., su fiel discípulo Teofrasto,
que escribió sobre física y botánica (Investigación de las plantas y Causas de las plantas) y
el atractivo texto Caracteres.

Después vinieron otros escolarques como Estrato de Lampsaco, Licón y Critolao, pero el
Liceo sufrió distintas crisis internas y externas, y finalmente fue saqueado y destruido en
tiempos de Sula (año 84 a. C.). Durante los años posteriores al saqueo (siglo I a. C.), el
erudito Andrónico de Rodas consiguió editar las obras de Aristóteles que se conservaron;
estas obras son la base de la bibliografía que hoy conocemos. Vista aérea de los restos del Liceo de Aristóteles,
en Atenas

Aristóteles frente a Platón

Es muy difícil resumir en pocas líneas la aportación de un filósofo con un legado tan
extenso y unas ideas tan profundas. Aunque ya es un tópico, no está de más, con el fin
de dar una breve visión global, recordar la famosa oposición con Platón que antes hemos
mencionado:

"En un fresco muy conocido de Rafael, titulado La escuela de Atenas, el pintor representa a
los principales filósofos que constituyeron la gloria de Grecia: Platón aparece con un dedo
apuntando hacia el cielo y Aristóteles con un dedo apuntando a la tierra. Estos gestos
alegóricos ilustran claramente una de las interpretaciones clásicas sobre la oposición entre
el platonismo y el aristotelismo: Platón, el filósofo de las ideas, ha desesperado de la
realidad sensible y ha buscado en el cielo inteligible los principios que explican la ciencia
de la vida. Aristóteles ha hecho la apuesta inversa y, después de reprochar a Platón la
separación entre el mundo sensible y el mundo inteligible, ha buscado los elementos de
comprensión de la realidad en la realidad misma."

Aristóteles y el Liceo, J. Brun (1963).

La escuela de Atenas,
fresco de Rafael
(detalle).

La�lógica

Aristóteles es el primer filósofo que construye una lógica; aunque él no utiliza


este término, elabora un sistema de reglas precisas y bien estructuradas que
establece los métodos de esta disciplina hasta el final de la Edad Media.

La doctrina de las categorías, el tratamiento de las proposiciones y los


enunciados y la teoría del silogismo son las tres grandes consecuciones
de esta disciplina metódica, con las cuales se pueden rechazar todos los
sofismas y marcar el camino seguro de la demostración formal.

• La lista� de� categorías que establece Aristóteles no es una lista de unas Nota
formas a priori del entendimiento, sino de los predicamentos más amplios
La tabla de categorías o pre-
de todo lo que existe, es decir, de la realidad tal como la capta el lenguaje. dicamentos distingue diez: la
sustancia, la cantidad, la ca-
lidad, la relación, el lugar, el
• Por lo que respecta a la definición, definir es situar lo que se define en el tiempo, la posición, la pose-
sión, la acción y la pasión.
orden del mundo; la definición remite, pues, a la clasificación de los seres
© FUOC • P08/74550/00935 46 La filosofía griega de la época clásica

en generaciones y especies y comprende la identificación del género y sus


diferencias específicas.

• En cuanto al silogismo, es el razonamiento científico básico, que avanza


a partir de dos premisas y una conclusión. Aristóteles analiza los tipos de
silogismo y las posibles combinaciones en diferentes figuras, de acuerdo
con el carácter negativo o positivo, general o particular, de los enunciados,
etc.

La teoría�del�conocimiento de Aristóteles se basa en el cumplimiento


de las reglas de la lógica como método formal para llegar a la verdad, a
partir de una adecuación no cuestionada entre el pensamiento, el len-
guaje y la realidad.

La�física

La física aristotélica trata los problemas generales de la concepción de la na- La física aristotélica
turaleza, es decir, el movimiento, el espacio y el tiempo. Es muy importante la
Pese a que supera algunos de
distinción que Aristóteles hace entre potencia y acto, entre lo que es posible los problemas del pensamiento
y lo que se hace en cada momento, y también su teoría de las causas y del presocrático y platónico (niega
la teoría de las ideas) con sus
motor, inmóvil último y divino. La física de Aristóteles se considera empirista, fórmulas, se encuentra muy le-
jos de la física moderna.
vitalista y finalista.

La�filosofía�primera Andrónico de Rodas

Fue Andrónico de Rodas, filó-


Su Filosofía�primera, tal como la llamó el propio Aristóteles, o Metafísica, tal sofo peripatético griego del
siglo I a. C., quien utilizó por
como se conoce a partir de Andrónico de Rodas es, en primer lugar, una teoría primera vez el nombre de Me-
tafísica para designar los ca-
sobre� el� ente, "aquello que es en tanto que es", tò ón hei ón; es lo que, en
torce libros de Aristóteles que
términos postaristotélicos podemos llamar "ontología", y, en último término, iban "después de la física".

una ciencia del ser supremo, una teología.

Aristóteles supera el gran problema de Parménides cuando constata la


polivalencia del ser como predicado: "El ser se llama de muchas mane-
ras", tò ón légetai pollakhós.

Este ente invocado de forma plural, que tiene muchos sentidos, tal como
muestra la teoría de las categorías, también tiene, sin embargo, una acepción
fundamental:

• En primer lugar, aparece como ousía, o sea, "entidad, sustancia o esencia",


según los traductores.
© FUOC • P08/74550/00935 47 La filosofía griega de la época clásica

La ousía es el sujeto de cualquier predicación, de la cual se dice esto o


aquello; es lo esencial, lo que está aquí, por sí mismo, "el eso de aquí",
to tóde tí, que subsiste en la realidad. Lo fundamental de cada cosa es
la esencia.

• Pero, a la vez, cualquier entidad o cualquier objeto del conocimiento real


también está constituido por materia y forma. La forma, sin embargo, no
es, como en la teoría platónica, algo que imita una idea, sino que se en-
cuentra en la misma realidad y la constituye.

La materia, hyle, y la forma, morphé, se unen en la configuración exis-


tencial de todas las cosas. Una materia, sin embargo, puede tomar dife-
rentes formas o cambiar de forma, y eso explica el movimiento sustan-
cial, el último cambio. La materia es un principio inerte, mientras que
la forma es el principio activo en esta composición.

La definición trata de la forma de cada ser, no de la materia concreta.


Esta teoría se conoce con el nombre de hilemorfismo.

Aristóteles también escribe sobre las cuatro�causas�del�movimiento, asimi-


lando la actuación de la naturaleza a la de un artesano cuando construye un
objeto. Y habla del sistema teleológico de la realidad, que se basa en la actua-
ción de un dios puro, todo pensamiento, que lo mueve todo (no podemos
entrar en la explicación compleja de la metafísica cuando deriva en teología).

Aristóteles asocia la naturaleza con el trabajo artesanal. En la imagen, artesanos trabajando el bronce en un taller (490-480 a.
C.).
© FUOC • P08/74550/00935 48 La filosofía griega de la época clásica

La divinidad es un acto puro, sin materia, y es la causa última que


mueve el mundo: Dios es un motor inmóvil que se piensa a sí mismo.

La�ética

La teoría ética de Aristóteles también tiene muy en cuenta la tradición filosó-


fica y sapiencial anterior, y se muestra mucho más realista que Platón. Subraya
la importancia de la areté para una vida feliz, y hace una descripción muy agu-
da de las virtudes principales, de las cuales elogia especialmente la amistad;
también considera los diferentes aspectos de la justicia.

De acuerdo con su talante moderado, Aristóteles define la virtud como


un término medio situado entre dos extremos: el valor, por ejemplo,
está entre la temeridad y la cobardía. También destaca la importancia
de los hábitos y el peso de la educación.

Considera que el placer no es un fin, sino un añadido a la acción bien


cumplida, y hace un elogio de las virtudes intelectuales, de la vida teo-
rética y de la vida contemplativa dedicada a la investigación de la cien-
cia y de la verdad.

La ética de Aristóteles, sin embargo, no es intelectualista como la de Sócrates


y Platón, sino que es una ética abierta a los valores mundanos y que aprecia
los afectos familiares, la serenidad de ánimo y la amistad.

La�política

La obra titulada Política, que consta de ocho libros, reúne diferentes textos so-
bre la comunidad social, la ciudad con su organización y sus formas y dege-
neraciones, la educación de los ciudadanos, etc.

• El libro�I es el más general, y puede servir como proemio amplio de toda


la obra; contiene la conocida definición del ser humano como ser cívico,
zoon politikón ("animal de ciudad", más que "ser social"), porque Aristóteles
considera que la ciudad es la comunidad última y perfecta y que el ser
humano está destinado a ella por naturaleza.

También en este libro considera las estructuras básicas de la sociedad griega: la


familia y la esclavitud. La mujer, por naturaleza, tiene que obedecer al marido,
y el esclavo, también por naturaleza, tiene que servir a su amo para el mutuo
bienestar.

Aristóteles es muy conservador. Esta justificación de la esclavitud, que ve al esclavo como


un instrumento animado al servicio de su amo, hoy nos es totalmente extraña. Aristóteles
© FUOC • P08/74550/00935 49 La filosofía griega de la época clásica

cree que sólo los bárbaros merecen ser esclavos, aunque quizás no todos, ya que es la
inteligencia superior la que caracteriza a los que han de mandar.

Aristóteles es el primer pensador griego que habla de la importancia


del�trabajo y de la riqueza económica en la constitución de la sociedad,
como señala en los últimos capítulos del libro. También subraya la im-
portancia�del�scholé, el ocio o tiempo libre que se dedica a la cultura
y al progreso civilizador.

En el libro�II, Aristóteles critica las utopías políticas, especialmente la de Pla-


tón.

En los libros siguientes estudia, con bastantes referencias históricas, las dife- Enemigo de las
rentes formas de gobierno y las funciones del ciudadano en la democracia. revoluciones

Aunque la democracia es su sistema político preferido, se inclina por una for- Claramente, esta postura pru-
ma moderada de democracia y por una constitución mixta que tenga también dente de Aristóteles está con-
dicionada por sus experiencias
una parte de aristocrática. Es enemigo de cualquier revolución social y valora personales en una época agita-
da.
mucho la estabilidad política, que asegura la paz y el bienestar.

Por lo que se refiere a su interés por la historia política, hay un pequeño tra-
tado llamado "Constitución de Atenas", que es el único texto que se conser-
va de una amplia colección de 150 textos constitucionales que Aristóteles y
sus colaboradores del Liceo reunieron; se conserva gracias a un papiro egipcio
descubierto en las postrimerías del siglo XIX. Este interés por la historia de
otros pueblos también es una característica más aristotélica que platónica.

Las�ciencias�naturales

En el terreno de las ciencias naturales, Aristóteles, en muchos aspectos, es un


pionero. Sus investigaciones sobre los animales revelan una dedicación larga
y minuciosa en el estudio de muchísimos seres vivos, desde los insectos y los
animales más pequeños hasta los peces más variados y los diferentes mamí-
feros.

Sin llegar a establecer una taxonomía completa de los diferentes seres


vivos, Aristóteles avanza mucho en este sentido y es el inventor de la
anatomía comparada.

Pese a su visión finalista de la naturaleza, y a pesar de que considera que el ser


humano es la culminación de toda la escala de los seres animados y aplica sus
categorías filosóficas a la explicación final de esta estupenda perspectiva sobre
el mundo animado, las consecuciones de Aristóteles son, en muchos puntos,
© FUOC • P08/74550/00935 50 La filosofía griega de la época clásica

de una gran precisión, y de una agudeza excepcional siempre, tanto cuando


estudia con exactitud la reproducción de los cefalópodos como cuando trata
los movimientos y los sistemas de locomoción de los animales.

La�retórica�y�la�poética

De los escritos de Aristóteles sobre las teorías artísticas hemos conservado la


Retórica (en tres libros) y la Poética.

Los escritos de Aristóteles sobre biología y ciencias naturales representan casi una tercera
parte de sus escritos conservados. Además, su discípulo Teofrasto, que trabajó con él en
muchas investigaciones, escribió los primeros tratados extensos de botánica, una ciencia
que también debió de interesar a su maestro, aunque no tanto como la zoología.

• Los sofistas, y otros filósofos, ya habían escrito sobre retórica, pero el es-
tudio crítico de Aristóteles es el más completo. Trata no sólo de las reglas
formales de la composición oratoria, sino también de la temática y de la
psicología del público y del orador; y, como siempre, lo hace con gran
agudeza.

• La Poética es uno de los libros que ha tenido más repercusión en la tradi- Una obra incompleta
ción cultural posterior, sobre todo desde el Renacimiento. Aristóteles, en
La Poética es una obra inacaba-
una consideración inicial, define el arte como mimesis, 'imitación y repre- da, en un libro; quizás un se-
sentación'; después analiza principalmente la poesía épica y la trágica, los gundo libro se ha perdido.

dos géneros literarios más importantes en la tradición griega.

El análisis� de� la� tragedia es especialmente profundo. No se interesa tanto La estructura del drama
por los orígenes del teatro –aunque los breves apuntes que toma sobre ellos
Los elementos centrales del
han provocado muchísimas glosas y discusiones– como por su relación con drama son para Aristóteles:
los mitos, por la estructura de los dramas y sus elementos centrales y por los la peripéteia, o catástrofe, la
anagnórisis, o reconocimiento,
efectos de la tragedia en el público, en quien, según su teoría, provoca una y la hamartía, o error, del hé-
roe trágico.
"purificación" o kátharsis del temor y la compasión.

La Poética aristotélica es, en parte, una réplica a la censura de Platón


contra la poesía, pero también es el primer tratado de crítica literaria de
la tradición europea, y el más importante.

Aristóteles, como ha mostrado la investigación moderna, fue un pensador mu- Un pensador poliédrico
cho más abierto de lo que supuso la escolástica. En este sentido, el trabajo de
Otros estudiosos han insistido
W. Jaeger fue determinante a la hora de analizar la relación existente entre los en la aportación de Aristóteles
textos aristotélicos y la formación platónica de su autor, y también con los a la biología y a la zoología.

análisis que hace sobre la composición de estos textos. Sin embargo, convie-
ne destacar que no hubo ninguna evolución de la filosofía a la ciencia empí-
rica, sino que los dos aspectos coexisten en la reflexión de Aristóteles sobre
el mundo real.
© FUOC • P08/74550/00935 51 La filosofía griega de la época clásica

Resumen

En estas páginas, hemos recorrido un camino que va desde los sofistas y Só-
crates hasta la obra de Platón y Aristóteles.

No hemos querido, sin embargo, presentar a los autores como fenómenos ais-
lados, sino que hemos relacionado a cada filósofo con el ambiente intelectual
de su época.

De esta manera, hemos podido ver las semejanzas y diferencias entre Sócrates
y los sofistas, y también la relación que hubo entre Sócrates y su discípulo
Platón, y entre Platón y su discípulo Aristóteles.
© FUOC • P08/74550/00935 53 La filosofía griega de la época clásica

Actividades
1. Comparad las figuras de algunos sofistas por medio de la lectura de textos; por ejemplo,
a partir de los diálogos de Platón Protágoras y Gorgias.

2. Comentad las dos citas de Hegel que aparecen en el módulo didáctico.

3. Comentad el fresco La escuela de Atenas de Rafael.

4. Leed la Apología de Sócrates de Platón y la obra de Jenofonte que lleva el mismo título y
comparadlas.

5. Reflexionad sobra esta pregunta: ¿fue justa la condena de Sócrates?


Lectura recomendada
6. Leed y comentad los libros VI y VII de la República.
Para realizar la actividad nú-
7. Analizad el mito del destino de las almas y comentad cuál es la aportación de Platón en mero 5, os puede ser útil el li-
la reelaboración del mito. bro de J.�F.�Stone que figura en
la bibliografía y que confirma
8. Comentad el valor utópico y la posibilidad política de una reforma como la que se propone la actualidad del tema.
en la República y la significación de un personaje como el Calicles de Gorgias.

9. Leed diálogos de Platón de diferentes épocas y observad cómo la figura de Sócrates desem-
peña una función diferente, que va desde un irónico encuestador en los diálogos socráticos
al narrador de mitos y maestro de las ideas en los diálogos de madurez. Observad también
que Sócrates tiene un papel marginal o inexistente en los diálogos posteriores. Haced una
comparación, por ejemplo, de los diálogos Lacas y Eutifrón con los del Banquete y Fedro.

10. Después de leer los libros III y X de la República de Platón, explicad qué relación hay entre
los poetas y los filósofos.

11. Leed algunas de las obras más importantes de Aristóteles y observad cómo recoge los
datos de la tradición anterior y las critica –por ejemplo, en la Metafísica y en la Política– y
cómo se muestra atento a la historia de los problemas.

12. Reflexionad sobre cómo se combinan en Aristóteles el afán investigador –lo que hoy lla-
mamos ciencias naturales– y la visión filosófica de conjunto, y destacad sus aspectos prin-
cipales.

13. Aristóteles ejerce una gran influencia en toda la tradición filosófica medieval, sobre todo
en la escolástica y en la obra de Tomás de Aquino. Esto lo podemos ver repasando los módulos
didácticos 4 y 5 de esta misma asignatura, dedicados al pensamiento medieval.

Lecturas recomendadas

• Para conocer mejor las variantes del mito platónico del destino de las almas, podéis
consultar:
C.�García�Gual (1981). "El viaje al más allá". En: Mitos, viajes, héroes. Madrid: Taurus.
• Para la concepción griega del viaje al hades y las creencias órficas, consultad:
F.�Díaz�de�Velasco (1995). Los caminos de la muerte. Madrid: Trotta.
• Los textos órficos están bien recogidos en versión bilingüe en:
G.�Colli (1995). La sabiduría griega. Madrid: Trotta.

Ejercicios de autoevaluación
Ejercicios�de�autoevaluación

Cuestiones�breves

1. ¿Cuál es el principal tema de estudio de los presocráticos y cuál el de los sofistas?

2. ¿Cuáles son los rasgos que caracterizan el planteamiento general de los sofistas?

3. ¿Por qué hablamos de la sofística como de una época ilustrada?

4. ¿Cuál es el sofista más famoso? ¿Y su sentencia más célebre?

5. ¿Por qué destaca más Gorgias, por sus opiniones filosóficas o por su habilidad retórica?
© FUOC • P08/74550/00935 54 La filosofía griega de la época clásica

6. ¿Qué acusación se le hizo a Sócrates?

7. ¿Cuáles son los escritos más importantes de Sócrates?

8. Según Aristóteles, ¿cuáles son las dos aportaciones más importantes de Sócrates?

9. ¿Cuál es, para Platón, la idea esencial a la que se subordinan todas las otras ideas?

10. ¿De cuántos estamentos consta la polis platónica? Enumeradlos y describidlos brevemen-
te.

11. ¿Cuántas categorías establece Aristóteles y qué son?

12. Según Aristóteles, ¿cuántas clases de ciencias hay? ¿Qué son?

13. ¿Cómo define Aristóteles la virtud?

Ejercicios�de�síntesis

1. Explicad el mito de la caverna e interpretad su sentido.

2. ¿Qué quiere decir que Platón no es un conservador aristocrático sino un reaccionario con
rasgos revolucionarios?

3. ¿Justifica Aristóteles la esclavitud? ¿Cómo?

4. ¿Por qué en el libro La sociedad abierta y sus enemigos, citado en la bibliografía, Popper
critica a Platón?

Ejercicios�de�relación

1. Comparad el talante y la actividad de Sócrates con el talante y la actividad de los sofistas


profesionales.

2. ¿En qué consiste la oposición entre physis y nomos?

3. Destacad algunos aspectos de la filosofía aristotélica que contrasten con la de Platón.

4. Con la ayuda de lo que hemos explicado en el módulo didáctico, comentad brevemente


alguna de las frases siguientes:
a) Hacer fuerte el argumento más débil.
b) El hombre es la medida de todas las cosas.
c) Conócete a ti mismo.
d) Sólo sé que no sé nada.
© FUOC • P08/74550/00935 55 La filosofía griega de la época clásica

Solucionario
Ejercicios�de�autoevaluación

Cuestiones�breves

1. El principal tema de estudio de los presocráticos es la naturaleza, el cosmos; el de los


sofistas es la sociedad.

2. El interés por el ser humano, el relativismo de las valoraciones, la crítica de la tradición


aristocrática, la atención al uso del logos y el análisis del lenguaje y de su poder.

3. Porque se caracteriza por la confianza que se deposita en la razón como herramienta para
resolver y aclarar los problemas fundamentales de los seres humanos.

4. El sofista más famoso es Protágoras; su sentencia más célebre: "El hombre es la medida
de todas las cosas".

5. Gorgias destaca por su habilidad retórica.

6. De introducir dioses nuevos y de corromper a la juventud.

7. No dejó ningún escrito.

8. Los razonamientos inductivos y la definición de lo que es universal.

9. La idea del bien.

10. De tres estamentos. El grupo de los guardianes se divide en dos estamentos: el de los
gobernantes –que son los filósofos– y el de los soldados –que son los más valientes–; el tercer
estamento es el de los trabajadores, que son los encargados de la subsistencia económica de
la ciudad.

11. Establece diez categorías: la sustancia, la cantidad, la calidad, la relación, el lugar, el tiem-
po, la posición, la posesión, la acción y la pasión.

12. Hay tres clases de ciencias: las teóricas, las prácticas y las poéticas o productivas.

13. Como un término medio alejado de dos extremos, ambos malos.

Ejercicios�de�síntesis

1. Consultad el subapartado 3.2.

2. Consultad el subapartado 3.4.

3. Consultad el subapartado 4.1.

4. Consultad el subapartado 3.4.

Ejercicios�de�relación

1. Consultad el apartado 2.

2. Consultad el apartado 1.

3. Aristóteles, por ejemplo, utiliza un estilo expositivo –el tratado frente al lenguaje poético
de los Diálogos– y realista –opuesto al idealismo platónico.

4. Para la frase a), consultad el subapartado 1.2; para la frase b), el subapartado 1.2; para la
frase c), el apartado 2; y para la frase d), el apartado 2.
© FUOC • P08/74550/00935 56 La filosofía griega de la época clásica

Glosario
agnóstico  adj  Quien declara la imposibilidad de conocer alguna cosa, en particular la exis-
tencia de los dioses.

anamnesis  f  Recuerdo de las ideas contempladas en una vida anterior; el recuerdo se pro-
duce a partir del contacto con los objetos del mundo sensible. En este sentido, recordar es
conocer.

aporía  f  Duda que conlleva la urgencia de continuar investigando.

areté   f  Ved el apartado 1 y el subapartado 3.4.

categorías  f pl  Los diez predicamentos más amplios de la realidad, tal como la comprende
el lenguaje.

escritos esotéricos  m pl  Escritos destinados a los iniciados, a los que forman parte de un
grupo o de una escuela –en este caso, el Liceo aristotélico.

hilemorfismo  m  Teoría que explica la composición de la realidad como materia, hylé, que
es un principio inerte, y forma, morphé, que es el principio activo de la composición.

idea (o eidos)  f  Es la forma esencial que se mantiene por encima de las variedades parti-
culares en que se presenta un objeto.

lógica  f  Sistema o cálculo de reglas precisas y bien formalizadas gracias al cual se pueden
sacar conclusiones correctas.

metempsicosis  f  Reencarnación del alma.

ousia   f  Es lo que subsiste por sí mismo y que es el sujeto de una predicación.

paideia   f  Ved el apartado 1.

silogismo  m  Razonamiento científico básico que llega a una conclusión necesaria a partir
de dos premisas.

teleología  f  Concepción finalista de la naturaleza, del mundo o de la historia.


© FUOC • P08/74550/00935 57 La filosofía griega de la época clásica

Bibliografía
Textos de los sofistas

Melero, A. (1996). Sofistas, testimonios y fragmentos. Madrid: Gredos.

Piqué, A. (1985). Sofistas, testimonios y fragmentos. Barcelona: Bruguera.

Solana, J. (1996). Protágoras y Dissoì lógoi. Madrid: Akal.

Untersteiner, M. (1949-1967). I sofisti. Testimonianze e frammenti (4 quiere.) Florencia: La


Nuova Italia.

Textos de Platón

Los diálogos de Platón y los textos socráticos de Jenofonte están traducidos al catalán y al
castellano por diferentes autores. Son recomendables la versión de la Fundación Bernat Met-
ge, que presenta el texto griego al lado de la versión catalana, y la versión castellana publi-
cada en la Biblioteca Clásica Gredos, que ofrece una cuidada fidelidad al texto y una buena
introducción.

Textos de Aristóteles

Es útil recurrir a los prólogos de las traducciones recientes. Son interesantes, por ejemplo:

Calvo, T. (1994). "Introducción y versión con notas en Metafísica". Madrid: Gredos.

García Gual, C. (1980). "Introducción a la Política". Madrid: Alianza.

García Gual, C. (1994). "Introducción a la Investigación sobre los animales". Madrid: Gredos.

Lledó, E. (1990). "Introducción a las éticas nicomàquia y eudèmia". Madrid: Gredos.

Estudios sobre los sofistas

Alegre, A. (1986). La sofística y Sócrates. Barcelona: Anthropos.

Calvo, T. (1986). De los sofistas a Platón: política y pensamiento. Madrid: Cincel.

Detienne, M. (1981). Los maestros de verdad en la Grecia arcaica. Madrid: Taurus.

García Gual, C. (1988). "Los sofistas y Sócrates". En: V. Camps (ed.). Historia de la ética (vol.
I, págs. 36-79). Barcelona: Crítica.

Guthrie, W. C. K. (1988). Historia de la filosofía griega (vol. III). Madrid: Gredos.

Kerferd, G. B. (1981). The Sophistic Movement. Cambridge: Cambridge University Press.

Romilly, J. de (1988). Les grands sophistes dans l’Athènes de Périclès. París: Fallois.

Stone, J. F. (1988). El juicio de Sócrates. Madrid: Mondadori.

Tovar, A. (1984). Vida de Sócrates. Madrid: Alianza.

Estudios sobre Platón

• La bibliografía sobre Platón y su obra es inmensa. Por eso sólo señalamos algunos libros,
si bien son amplios y fundamentales.

Crombie, I. M. (1979). Análisis de las doctrinas de Platón. Madrid: Alianza.

Friedländer, P. (1989). Platón. Madrid: Tecnos.

Grube, G. M. A. (1977). El pensamiento de Platón. Madrid: Gredos.

Guthrie, W. K. C. (1992-1993). Historia de la filosofía griega, (vols. IV-V). Madrid: Gredos.

Havelock, E. A. (1994). Prefacio a Platón. Madrid: Visor.

Jaeger, W. (1962). Paideia: los ideales de la cultura griega. México: FCE.


© FUOC • P08/74550/00935 58 La filosofía griega de la época clásica

Koyré, A. (1966). Introducción a la lectura de Platón. Madrid: Alianza.

Lledó, E. (1984). La memoria del logos. Madrid: Taurus.

Melling, D. J. (1991). Introducción a Platón. Madrid: Alianza.

Peñalver, P. (1986). Márgenes de Platón. Murcia: Universidad de Murcia.

Popper, K. R. (1981). La sociedad abierta y sus enemigos. Buenos Aires: Eudeba.

Ross, D. (1986). Teoría de las ideas de Platón. Madrid: Cátedra.

Schuhl, P. M. (1956). La obra de Platón. Buenos Aires: Hachette.

Tovar, A. (1956). Un libro sobre Platón. Madrid: Espasa-Calpe.

Vives, J. (1970). Génesis y evolución de la ética platónica. Madrid: Gredos.

• También son interesantes tres libros breves y recientes sobre Platón; lo son por la diversidad
de los enfoques, por sus pretensiones y por las buenas bibliografías que contienen:

Guzmán Guerra, A. (1996). Platón. Madrid: Eds. del Orto.

Esta obra trata el tema de manera global y breve, y contiene una antología de textos muy
acertada.

Montserrat, J. (1995). Platón. De la perplejidad al sistema. Barcelona: Ariel.

Es un libro que insiste en los aspectos más sistemáticos y dialécticos de Platón.

Vallejo Campos, A. (1996). Platón. El filósofo de Atenas. Barcelona: Montesinos.

Ofrece una buena visión de conjunto, muy actual.

Estudios sobre Aristóteles

Alsina, J. (1986). Aristóteles. Barcelona: Montesinos.

Brun, J. (1963). Aristóteles y el Liceo. Buenos Aires: Eudeba.

Düring, I. (1988). Aristóteles. México: FCE.

Guthrie, W. K. C. (1994). Historia de la filosofía griega (vol. VI). Madrid: Gredos.

Heller, A. (1983). Aristóteles y el mundo antiguo. Barcelona: Crítica.

Jaeger, W. (1946). Aristóteles. México: FCE.

Lloyd, G. E. R. (1968). Aristotle: the Growth and Structure of his Thought. Cambridge: Cam-
bridge University Press.

Moreau, J. (1973). Aristóteles y su escuela. Buenos Aires: Eudeba.

Ross, W. D. (1957). Aristóteles. Buenos Aires: Sudamericana.

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