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Azul

1. EL REY BURGUÉS.

Había una vez un rey muy poderoso. Éste vivía en un gran palacio en una ciudad inmensa.
Un día llegó al palacio un poeta pidiéndole comida; el rey le contestó que si hablaba comería.
El poeta entonces comenzó a hablar del arte y de la poesía, de una forma rítmica, de tal forma
que a la vez hacía poesía.
Entonces, el rey preguntó a los que estaban allí qué hacer, y un filósofo le dijo que el poeta
podía ganarse el pan tocando un instrumento en el Jardín de los Cisnes; y el rey así lo hizo.
Cada vez que el rey se paseaba le daba un trozo de pan. Al llegar el invierno, una noche, en el
palacio se preparó un festín, y el poeta, debido al frío murió, y nadie hasta el siguiente día se
enteró.
Ideas Modernistas:

 Descripción de lugares exóticos, como forma del autor de evadirse.

 Narrador omnisciente, que sabe todo lo que ocurre y pasa a lo largo de todo el cuento.

 El tema predominante es el de hablar de la situación social del momento, en este caso,


de los pobre y los mendigos.

 Utilización del simbolismo, en el que, con una simple palabra ya se sabe qué clase de
persona es: el rey BURGUÉS, imaginamos que es un rey poderoso, altivo y algo
avaricioso, el POETA, suponemos que, aunque sea pobre, es una persona pura, limpia.

2. EL SÁTIRO SORDO.

Un sátiro, rey de su selva, fue a “espiar” a Apolo que estaba tañendo su lira. Al ver la osadía del
sátiro, Apolo le castigó dejándole sordo, de tal forma que no podía escuchar nada de lo que
ocurría en su selva.
El sátiro tenía dos consejeros áulicos: la alondra y el asno, que le ayudaban a entender las
cosas que ocurrían en la selva y él no oía.
Orfeo, un poeta (que tañía su lira haciendo sonreír a todos los animales) espantado de la
miseria de los hombres, quiso huir de los bosques, yendo a la selva del sátiro.
Llegó allí con su lira, se colocó enfrente del sátiro y empezó a cantar. Cuando terminó su
repertorio, le preguntó al sátiro si podía quedarse en su selva.
Éste les pidió ayuda a sus consejeros. Finalmente, el sátiro le negó su estancia allí y Orfeo quiso
ahorcarse, pero en lugar de quitarse la vida, se casó con Eurípides.
Ideas Modernistas:

 Preferencia por palabras esdrújulas, por su valor musical.

 Empleo del adjetivo como metáfora.

 Utilización de la técnica impresionista.

 Utilización de lugares y ambientes exóticos e irreales, como forma de huida de una


realidad que no les gusta.

 Influencia “Parnasianista” en el estilo, en la que se apuesta por un tipo de literatura de


gran perfección formal y con un léxico muy cuidado (“arte por el arte”).
Narrador omnisciente, que conoce todo lo interior y lo exterior de los personajes.

3. LA NINFA.

En el castillo de Lesbia, en la hora del chartreuse, en la mesa se encontraban seis amigos


actores, la mesa estaba presidida por Aspasia.
Lesbia comentó que le gustaban los sátiros, los seres mitológicos y las ninfas. Un sabio que allí
se encontraba, habiéndose basado en hechos históricos pasados, les dijo que ya bastaba de
tanta sabiduría, pues al él lo que le gustaban eran las ninfas, pero que no existían. Pero Lesbia
decía que él sí las veía.
Un día de primavera, mientras un amigo de Lesbia (el que cuenta la historia) vagaba por el
laberinto del castillo, oyó un ruido, se acercó al lugar donde se había producido, y vio a una
ninfa dentro de un estanque, salió de éste y se marchó corriendo por los rosales.
Después se reunió con los demás actores y Lesbia les dijo el amigo había visto una ninfa y que
ella le estaba mirando. Todos quedaron asombrados, observando cómo se miraban.
Ideas Modernistas:

 Escenarios exóticos e irreales, que representan la huida de la realidad del autor.

 Narrador omnipresente, que se encarna en forma de protagonista que cuenta su


historia.

 Tema nuevamente social: la burguesía, pues en esta época, los autores se


preocupaban por la situación del país.

 Empleo de la técnica impresionista, en la que se utilizan observaciones muy detalladas


del paisaje y de las cosas descritas y brillantes adjetivos, que resaltan las descripciones.

4. EL FARDO.

Cuenta que el tío Lucas, un viejo pescador, iba todos los días con su hijo de pesca. Vendían los
fardos que pescaban, y si había buena venta, por la tarde también iban a pescar.
Pero un Sábado, por el reumatismo, el tío Lucas no pudo ir, y mandó a su hijo ir solo a la tarea
diaria.
Pescó muchos fardos, y en uno, el más grande, se colocó encima de él para poder acabar su
tarea, atando una cuerda a éste, para así poder subir las redes y coger los últimos peces
(estaba ya acercándose a la playa), cuando, de pronto, la cuerda se soltó del fardo, haciendo
que éste cayera sobre el hijo del tío Lucas y éste, con el fardo encima, sobre el filo de la lancha,
rompiéndole los riñones, desencajándole el espinazo y echando por la boca sangre negra.
El tío Lucas lloraba abrazado al cuerpo de su hijo.
Ideas Modernistas:

 Pesimismo por la realidad en la que viven.

 Descripción de lugares de ensueño, como una forma de evasión.

Narrador omnisciente, que sabe todo lo que ocurre, y encarnado en forma de testigo que
cuenta la historia y habla con el tío Lucas.

5. EL VELO DE LA REINA MAB.


Las hadas habían repartido todos sus dones; La reina Mab se coló por la ventana de su
buhardilla y vio cuatro hombres, a uno le había tocado una cantera, a otro el iris, al tercero el
ritmo y al último el cielo azul.
El primero con Grecia en la cabeza, alababa a las venus y los dioses de ésta. El segundo
protestaba, diciendo que para qué quería el iris, si después sus cuadros no se ponían en ningún
sitio y tenía que cobrarlos más baratos. El tercero decía que pondría su alma en la gran ilusión
de sus sinfonías, temiendo todas sus decepciones, y el último alababa las epopeyas y todos los
elementos que la componían.
Entonces, la reina Mab cogió su Velo de los Sueños y envolvió a los cuatro hombres, y desde
entonces se piensa en el porvenir de los brillantes infelices y se oyen risas que quitan la
tristeza.
Ideas Modernistas:

 Narrador omnipresente, que sabe todo lo que les ocurre a los personajes, tanto
exterior como interiormente.

 Descripción de lugares irreales, como medio de huida y evasión de los autores.

 Empleo de la técnica impresionista, en la que se realizan buenas descripciones con


brillantes adjetivos y detalladas observaciones.

6. LA CANCIÓN DEL ORO.

Cuenta la historia de un harapiento que va vagabundeando por las calles hasta llegar a la “gran
calle de los palacios”.
En ésta, comienza a observar por las vidrieras, viendo todo lo que tienen dentro los hoteles.
La noche se va echando encima, y el mendigo come un poco de pan para poder combatir
mejor el frío.
Comienza a cantar una canción, en la que siempre, al principio de cada oración dice:
“¡Cantemos el oro!”. Es como un himno para él.
En medio de la noche, el vagabundo y esta canción van haciendo eco, mezclando gemidos,
ditirambos y carcajadas.
Más tarde, cuando la canción terminó, pasó una vieja y él pidió limosna. Ésta le dio un
mendrugo de pan duro, y el mendigo se fue por las sombras y las tinieblas, castañeando los
dientes.
Ideas Modernistas:

 Utilización del adjetivo de forma metafórica, intentando que la lengua sea bella en sí
misma.

 Descripción de lugares fríos, tenebrosos, y un poco irreales, como huída de la realidad.

 Pesimismo de la época.

 Narrador omnisciente, que parece un testigo de lo que está ocurriendo.

 Influencia “Parnasianista”, en la utilización de brillantes adjetivos que hacen el objeto


muy “cargado”.

Repetición de “¡cantemos el oro!”, que da ritmo y musicalidad a la historia.


7. EL RUBÍ.

Un gnomo está dando vueltas por el palacio diciendo q los hombres pueden hacer rubíes y
zafiros.
El cuerpo del delito estaba allí en el centro de la gruta, entonces, el gnomo cogió su cinturón y
llamó a todos los gnomos, entre ellos el más viejo y maléfico: Puck.
Tras las miradas de todos asombrados, Puck comenzó a contar la historia de cómo después de
recorrerse las calles parisinas, vio cómo se hacía el rubí. También dijo que había cumplido una
promesa: traer un rubí, y les contó la historia que le sucedió.
Salió disparado de un volcán, al caer, vio a una bella mujer, la cogió, dio un golpe a la tierra y
se la llevó. Mientras estaba dormida, Puck empezó a picar los rubíes; ya agotado, decidió irse a
dormir, pero al rato despertó por un ruido, eran los gritos de la hermosa mujer; había
intentado salir para buscar a su amado, porque entre ellos se comunicaban y había caído en
los rubíes y estaba toda desangrada.
Al oír esta historia, los gnomos empezaron a martillar el rubí y a quitar todas las piedras de las
paredes y las echaron al fondo de un agujero mientras Puck se marchaba.
Ideas Modernistas:

 Narrador omnisciente, que sabe todo lo que ocurre.

 Utilización de escenarios irreales, pues los gnomos no existen mas que en fantasía, que
representan la evasión de los autores.

 Utilización del adjetivo como metáfora.

8. EL PALACIO DEL SOL.

Berta era una niña de 15 años que padecía anemia y siempre estaba triste.
Su madre llamó al doctor, y éste le recomendó glóbulos de ácido arsenioso y duchas. Berta
mejoró gracias al tratamiento, pero seguía estando triste.
Llegó un día a las puertas de su muerte, y todos los del palacio lloraban (porque era de una
familia rica). Pero una mañana, ella estaba en el jardín y vio que de una flor salía un hada: era
el hada de los sueños de las adolescentes que las llevaba al palacio del sol, y que curaba a las
cloróticas con sólo llevarlas en su carro de oro al palacio del sol.
Cuando descendió, estaba toda su familia boquiabierta, pues Berta estaba saltando y
cantando.
Ideas Modernistas:

 Lugares exóticos e irreales, que representan la evasión del autor.

 Utilización del adjetivo de forma metafórica.

 Empleo de la técnica impresionista, de grandes observaciones subrayadas con


brillantes adjetivos.

 Utilización de los estamentos privilegiados como tema del cuento.

Repetición de estrofas, que dan musicalidad a la historia.

9. EL PÁJARO AZUL.
En el café Plombier se encontraba el hombre más querido entre ellos, Garcín, bautizado por
ellos como Pájaro Azul.
Un día recibió una carta de su padre, que le decía que fuera a llevar los libros al almacén y que
cuando hubiera llegado, quemara sus manuscritos y entonces tendría su dinero.
Garcín rompió las cartas e improvisó unos versos. Desde entonces Garcín cambió de carácter y
escribió un libro titulado “El Pájaro Azul” y lo recitaba en el café poniendo a todos cara de
asombro. Un día llegó riendo, pero en realidad estaba muy triste porque Niní había muerto.
Al día siguiente cuando llegó al bar todos le aplaudieron, el dijo que su pájaro azul iba a
escapar; y posteriormente se marchó.
A la mañana siguiente, el café no era lo mismo: todos se marcharon a sus habitaciones, allí
habían encontrado un coronel con un disparo en el cráneo y una nota que decía: “Hoy, en
plena primavera, dejo abierta la puerta de la jaula al pobre pájaro azul”.
Ideas Modernistas:

 Narrador omnisciente, que sabe todo lo que les ocurre a los personajes.

 Empleo de escenarios exóticos e irreales como representación de la evasión del autor.

10. PALOMAS BLANCAS Y GARZAS MORENAS.

Rubén cuenta que, cuando él era pequeño se llevaba muy bien con su prima Inés.
Tuvo que ir a un internado a estudiar sus cursos de Bachillerato, y cuando regresó para estar
con su abuela y con se prima Inés, la encontró hecha una mujer.
Él le dijo dos veces que la amaba, y ella se echaba a reír.
Tuvo que irse a otro país, y allí, en una fiesta, conoció a Elena, su primer amor verdadero. Con
ella soñó y se dio su primer beso, el primer beso recibido de labios de mujer.
Ideas Modernistas:

 El narrador es el protagonista de la historia.

 La mujer se idealiza, siendo, la que amas, un amor imposible.

 Descripción de lugares exóticos, con motivo de la necesidad de huir de la realidad en la


que vive el autor.

 Utilización del adjetivo de forma metafórica.

 Utilización de simbolismos para representar a la mujer: para referirse a su prima Inés,


utiliza el término “palomas blancas”, y para hablar de Elena, utiliza el término “garzas
morenas”.

: los perros hambrientos


I. PERROS TRAS EL GANADO

El relato empieza mencionando los ladridos de los perros pastores que conducían una
manada de ovejas. La pastora es Antuca, una chiquilla de doce años. Es una “chinita”,
como les dicen a las muchachas indígenas del norte del Perú. El rebaño lo conforman
cien pares de ovejas sin contar los corderos. Los perros que la ayudan en la labor
responden a los nombres de Zambo, Wanka, Güeso y Pellejo. Antuca se encuentra a
veces con Pancho, otro pastorcito, que con su antara toca un yaraví muy triste,
denominado el manchaipuito. Este yaraví cuenta la desgracia de un sacerdote que se
enamora de una doncella del pueblo, la cual muere, por lo que el cura enloquece junto
al cadáver de su amada, mientras tocaba día y noche con una flauta, hecha de uno de
los huesos de aquella. La Antuca se siente feliz con la compañía del Pancho, mientras
que él se solaza contemplándola; así son los idilios en la sierra del Perú, nos dice le
narrador. Ya de noche Antuca regresa a su casa con el rebaño, donde le esperan don
Simón Robles, el padre; doña Juana, la madre; Timoteo y Vicenta, los hermanos, y
Shapra, el perro guardián de la casa.

INDICAR A LOS PERSONAJES PRINCIPALES HUMANOS Y PERROS DE ESTE CAPITULO

¿CUÁL ES EL TEMA SECUNDARIO EN ESTE CAPÍTULO?

¿QUIÉN ERA PANCHO Y QUE SE DICE DE ÉL?

¿DE CUANTO GANADO DISPONÍAN LOS ROBLES AL INICIO DEL RELATO?

II. HISTORIAS DE PERROS

Wanka y Zambo provenían de Gansul, de la afamada cría de don Roberto Poma. Los
perros son criados, antes de que abran los ojos, en el rebaño, amamantados por las
ovejas; de esa manera se acostumbran tempranamente con el ganado. A Zambo le
pusieron ese nombre por ser de color prieto; en cambio, nadie pregunta al Simón
Robles por qué puso el nombre de Wanka a la perra (lo cual era una alusión a una tribu
guerrera de la sierra central peruana). La perra se convirtió en madre de muchas
camadas, cuyos miembros fueron repartidos entre los habitantes del pueblo y de otros
lugares. Simón les ofrecía ya sea como perros ovejeros o como guardianes de casa.
Muchos de ellos ganaron fama. Güendiente, el perro del repuntero Manuel Ríos,
manejaba excepcionalmente a las vacas. Máuser, el perro de Gilberto Morán, muere
en una explosión de dinamita, durante una obra de construcción de carretera; Tinto, el
perro guardián de la casa de Simón Robles, es muerto por el feroz Raffles, enorme
perro de don Cipriano Ramírez, el hacendado de Páucar, siendo reemplazado por el ya
mencionado Shapra como guardián del hogar. Quien de alguna manera venga a Tinto
es Chutín, otro hijo de Wanka y Zambo, el cual fue regalado al niño Obdulio, hijo del
hacendado Cipriano, quien se rindió ante la insistencia del niño de tener un perrito de
compañía. Chutín se ganó la preferencia de todos en la casa hacienda, en desmedro
del feroz Raffles. Cuando el rebaño de Simón Robles aumenta y se necesita más ayuda
en el pastoreo, los Robles deciden quedarse con dos perros de la siguiente parición de
Wanka. A ellos les colocan los nombres de Güeso y Pellejo debido a una historia que
Simón narra sobre una viejita que para no ser asaltada disimuladamente se quejaba:
“estoy hecha puro Hueso y Pellejo”, llamando de este modo a sus perros que tenían
esos nombres. Los perros al oír el llamado de su ama ingresan al cuarto de la vieja y se
lanzan contra el ladrón, “haciéndole leña”. Cuando el Timoteo objeta la historia
haciendo notar que cómo podía ser que unos perros guardianes dejaran entrar a un
ladrón en casa y encima necesitaban que su ama los llamara, el Simón Robles se limita
a sentenciar: “cuento es cuento”. Y el narrador pone como ejemplo la historia de un
curita de Pataz quien luego de narrar con mucha emoción y patetismo la pasión y
muerte de Nuestro Señor, vio atónito como todos los feligreses lloraban a moco
tendido. El cura tuvo que finalizar diciendo que como era una historia ocurrida hace
mucho tiempo, bien podía ser solo cuento.

¿CUÁNTOS PERROS SON MENCIONADOS EN ESTE CAPITULO ?

¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES PERROS PERSONAJES?

¿GUESO Y PELLEJOS SON PERROS QUE PERTENECIERON A LA FAMILIA DE SIMÓN


ROBLES ?

¿DE DÓNDE PROVIENE EL NOMBRE DE WANKA Y ZAMBO?

III. PERIPECIA DE MAÑU

Mateo Tampu era un joven y robusto campesino, muy laborioso, casado con Martina
Robles (hija de don Simón Robles). Tenía su propia choza y su chacra, y como
necesitaba un perro pastor para su rebaño de ovejas que cada día crecía más, solicita a
su suegro que le obsequiará un cachorrillo. Simón le da permiso para que coja uno de
los perritos de la última camada de Wanka. Mateo escoge al azar uno y lo mete a su
alforja, acomodándolo para que quedara con la cabeza afuera. Se despide de su suegro
y retorna a su casa. Damián, su pequeño hijo, en su media lengua llama Mañu al
perrito (en vez de decirle “hermano”), y con ese nombre se quedó. Todo prosperaba
en la familia y la Martina dio luz a otro niño. Pero un día, mientras Mateo trabajaba en
su chacra, aparecen dos gendarmes o policías, quienes le piden su libreta de
conscripción militar. Como no la tenía se lo llevan violentamente, a pesar de las
súplicas de Martina, quien es abofeteada por uno de los gendarmes. La pobre esposa
queda sumida en la más profunda tristeza; sin embargo, guarda la esperanza de que su
esposo retornara, aunque sin tener una idea cabal de qué se trataba eso de “servir en
el ejército”. Ante la ausencia del esposo cobra importancia el Mañu, como guardián no
solo del rebaño sino del pequeño Damián, a quien sigue a todos lados.

¿QUIEN ERA LA ESPOSA DE MATEO TAMPU?

¿QUIEN ERA DAMIAN?

¿CÓMO SE LLAMABA LA MASCOTA Y QUE IMPORTANCIA TENIA EN EL GRUPO


FAMILIAR?

¿POR QUÉ MATEO ABANDONO A SU FAMILIA?

IV. EL PUMA DE SOMBRA

Los perros ladran de noche porque sienten la presencia de un enemigo (un puma o un
zorro). Los hombres se alertan, sueltan a los perros y salen a merodear. Luego esperan
el retorno de los perros. Simón aprovecha para contarles una historia: el puma de
sombra. Les relata que estando solo en el Paraíso, Adán le pide a Dios que no exista la
noche y que fuera siempre de día. El Señor le pregunta la razón de ese pedido y Adán
le responde que por miedo a la oscuridad. Entonces Dios le hace ver una visión: un
puma enorme se acerca bramando y corriendo, ante el terror de Adán, pero cuando ya
lo tenía cerca, éste ve que se le pasa por encima: era solo una sombra. Dios le explica
entonces que así es la noche, pura sombra. Luego Adán le pide a Dios compañía, ya
que todos los animales la tenían menos él, y viendo que tenía razón, Dios se lo
concede, creando así a la mujer. Y termina Simón señalando que la mujer surgió por el
miedo del hombre a la noche. Los perros regresan fatigados y todo indica que solo se
trata de un puma de sombra, como el de la historia de Simón.(relatada antes)

¿QUIEN CUENTA LA HISTORIA DE ADÁN EN EL PARAÍSO?

¿POR QUÉ SE CONTO ESTA HISTORIA?

¿CUÁNTOS PEDIDOS HIZO ADÁN A DIOS?

¿CUÁL ES LA CONCLUSIÓN DE ESTA HISTORIA?

V. GUESO CAMBIA DE DUEÑO

Un día Vicenta pide permiso para acompañar a su hermana Antuca en el pastoreo,


pues quería ir al campo a buscar ratanya (una planta que servía para dar tinte morado
a los tejidos). Su padre aprovecha para encargarle que trajera pacra (hierba que servía
para engordar al ganado). Cumplido su cometido, Vicenta se despide de su hermana.
De pronto aparecen dos jinetes con aire amenazante. Vicenta se esconde detrás de
una roca y los reconoce: son los cholos Julián y Blas Celedón, hermanos bandoleros,
muy temidos en la región. Recuerda que años atrás ella había bailado con el Julián en
una fiesta pero su padre se había opuesto a que la cortejara pues el cholo ya tenía muy
mala fama. Julián atrapa a Güeso con un lazo, pues quería un perro de la muy afamada
cría de los Robles para entrenarlo como conductor de ganado robado. Wanka y los
otros perros se acercan ladrando a los intrusos y a su encuentro les sale Güenamigo, el
perro de los bandoleros, pero Julián lo contiene para evitar una pelea desigual. Wanka
espera solo la orden de su ama para lanzarse contra los forajidos, pero el Blas apunta
su carabina amenazando con disparar, por lo que Antuca se apresura a alejar a sus
perros y calmarlos. Cuando se entera por boca de ellos mismos de que se trataban de
los famosos “Celedonios” queda helada de conmoción. Suplica llorando por su perro,
pero los bandoleros la amenazan y se llevan a Güeso arrastrándolo por el camino. No
bien se alejan, la Vicenta sale de su escondite y se va a consolar a su hermana, quien
no cesaba de llorar.

¿QUÉ RELACIÓN EXISTÍA ENTRE VICENTA Y ANTUCA ?

¿ A QUE SE DEDICABAN ,JULIÁN Y BLAS CELEDON?

¿PORQUE WANKA NO SALIÓ A DEFENDER A LOS SUYOS?

¿CÓMO CALIFICARÍAS EL ACCIONAR DE VICENTA?

VI. PERRO DE BANDOLERO

Los bandoleros se llevan pues a Güeso, pero este, muy terco, no quiere avanzar. Lo
flagelan; finalmente, el Blas lo marca con hierro candente. Muy adolorido, no le queda
al perro sino seguir a los bandoleros para no recibir mayores maltratos. Luego de un
largo recorrido llegan a una cabaña, donde los reciben una pareja de esposos llamados
Martín y Pascuala. Los bandoleros se alimentan y se disponen a dormir, dejando a
Güeso atado a una viga con una soga. El perro intenta escapar, royendo la soga. Ya
estaba a punto de romper la última hebra cuando es descubierto por Julián. Lo ata
entonces con una soga de cerda. Gueso se siente entonces perdido, sin esperanza ya
de huir. Muy de mañana parten los Celedonios y llegan a Cañar, un valle profundo
lleno de monte tupido, escondite ideal de ladrones, a cuyo lado corre el río Marañón.
Después de cierto tiempo, Güeso se acostumbra con sus nuevos dueños y termina por
encariñarse con Julián, quien lo suelta y lo junta con el Güenaamigo para que
aprendiera a ser perro abigeo o conductor de reses robadas. Güeso conoce entonces a
los amigos de los Celedonios: el Santos Vaca, el Venancio Campos, bandoleros todos.
Un día Güeso ve de lejos a Antuca y a su rebaño; parece recordarlos pero luego de un
rato regresa corriendo donde Julián, decidiendo así su destino, el ser un “perro de
bandolero”. El amor de Julián es Elisa, bella chinita del pueblo de Sarún, a quien
embaraza. Su peor enemigo es Chumpi, apodado el Culebrón, un alférez de
gendarmes, el cual le sigue tenazmente los pasos pero siempre era burlado. El Güeso y
el Güenamigo se convierten en aliados valiosísimos de los Celedonios ya que con sus
ladridos avisan cuando los gendarmes se hallan cerca.

¿GUESO SE ACOSTUMBRA DESDE EL PRIMER MOMENTO A SUS NUEVOS AMOS?

¿QUÉ RELACIÓN EXISTÍA ENTRE JULIAN Y EL ALFÉREZ DE GENDARMES?

¿QUIÉN ERA LA ESPOSA DE JULIAN?

¿PARA QUE TENÍAN PERROS LOS HERMANOS CELEDON?

VII. EL CONSEJO DEL REY SALOMÓN

En aquel año no hubo buenas cosechas. Las lluvias escasearon y las mieses de la
mayoría de las chacras no alcanzaron su plenitud. La comida empezó a escasear. Los
Robles se enteran que las chacras de la Martina se han perdido y que para colmo,
recibe la visita de su cuñada, la cual tenía problemas con su marido y no quería volver
donde él. Aprovechando este percance, don Simón cuenta la historia de un hombre
que no era feliz debido a que su esposa siempre le causaba problemas y lo comparaba
con su anterior marido, el “difuntito”, diciendo que éste había sido más bueno. El
hombre, desesperado, visita al rey Salomón, el cual le aconseja sabiamente que vaya a
ver lo que hacía un arriero con su burro, en un cruce de caminos, y que haga lo mismo.
El hombre observa que el arriero, cada vez que su burro quería ir en la dirección
contraria a la que él quería, le sonaba las orejas con un palo; el animal le obedecía
entonces. Entonces el hombre va a su casa, y cuando su esposa le sale a su encuentro
amenazando con irse, coge un palo y le da duro, tal como vio hacer al arriero con su
burro. La mujer le suplica entonces que no la pegue más, y desde ese día no volvió a
molestar al marido.

¿QUIÉN ES EL AUTOR DE EL CUENTO EL DIFUNTITO?-

¿QUÉ PROPÓSITO CUMPLE DICHO RELATO?

¿POR QUÉ LA COMIDA ERA ESCASA EN ESTOS DÍAS?

¿QUÉ OPINIÓN TE MERECE EL CONSEJO DE ESTE REY?

VIII. UNA CHACRA DE MAÍZ

La casa-hacienda de Páucar, propiedad de don Cipriano, contaba con una represa que
almacenaba el agua de una quebrada. De modo que en torno a ella verdecían los
alfalfares y germinaban los maizales, lo que contrastaba con la desolación del
contorno. A una de esas chacras de maíz ingresan los perros Manolia y Rayo, seguidos
por Shapra y Wanka. Se alimentan de la pulpa jugosa de los choclos aún tiernos.
Guiados por su fino olfato, Zambo y Pellejo los imitan. Pero el hacendado decide frenar
los estragos. Una noche, don Rómulo Méndez, el empleado de la hacienda, coloca una
trampa, donde al día siguiente muere Rayo, aplastado por una piedra enorme. Los
demás perros huyen pero Shapra y Manolia sucumben bajo las balas de los guardianes.
Los sobrevivientes no volvieron más a la chacra de maíz.

¿DON CIPRIANO SUFRÍA DE LA ESCASEZ DEL AGUA?

¿PORQUE LOS PERROS INGRESABAN A LA PROPIEDAD DE DON CIPRIANO?

¿SERÁ IMPORTANTE LA EXISTENCIA DE REPRESAS DE AGUA EN LOS CAMPOS DE


CULTIVO?-¿POR QUÉ?

¿CUÁLES PERROS LOGRAN HUIR DE LA PROPIEDAD DE DON CIPRIANO?

IX. LAS PAPAYAS

Don Fernán Frías, el subprefecto de la provincia, encomienda una misión al alférez


Chumpi, conocido como el Culebrón: capturar a los Celedonios, vivos o muertos.
Chumpi recibe la colaboración de los hacendados y ordena arrear unas vacas a Cañar,
refugio de los Celedonios, como señuelo para atrapar a los bandidos. A Cañar llega el
cholo Crisanto Julca, para avisar a los Celedonios que había divisado una vacada de la
que podían echar mano fácilmente. Sin sospechar la trampa se duermen esa noche. De
madrugada los despiertan los ladridos de los perros. Se dan cuenta entonces que los
gendarmes estaban muy cerca. Tratan de huir por una quebrada, pero notan que han
sido rodeados. En la balacera mueren el Crisanto y el Güenamigo. Los hermanos
Celedonios se ocultan en una cueva, junto con el fiel Güeso. Allí resisten varios días, sin
comida ni agua. Un gendarme, cansado de esperar, se acerca a la cueva dispuesto a
acabar con los Celedonios, pero estos lo matan a balazos. Una esperanza renace en los
Celedonios cuando ven asomar de lejos a su amigo, el Venancio Campos, junto con un
segundo suyo. Pero el Venancio no se atreve a enfrentar a los gendarmes, superiores
en número. Pasan los días y a los mismos gendarmes se les agotan las provisiones. Ya
no hay ni frutas qué coger de los árboles a excepción de unas cuantas papayas que
recién pintaban de maduras. Simulan entonces retirarse, pero antes, el Culebrón
envenena las frutas que quedaban, utilizando una jeringuilla que para el efecto había
comprado en el pueblo. Los hermanos bajan entonces de su escondite confiados, y
sacian la sed con el agua de un arroyo. Pero no encuentran nada para comer, y solo
divisan las papayas, las que se apresuran a derribar y devorar ávidamente. Blas siente
primero los estragos del veneno, luego Julián. Caen ambos al suelo, retorciéndose de
dolor, y entonces llega el Culebrón y los remata a tiros. Güeso trata de defender a su
amo, y es también baleado, cayendo muerto al lado de Julián.

¿CUÁNTOS PERROS MUEREN EN ESTE CAPÍTULO?

¿QUIÉN ERA VENANCIO CAMPOS Y QUÉ PAPEL JUEGA EN ESTE CAPÍTULO?

¿QUIENES COLABORARON EN LA CAPTURA DE ESTOS BANDOLEROS (JULIAN BLAS


CELEDON)?

TE PARECE CORRECTO QUE UNA AUTORIDAD COMO EL PREFECTO RESUELVA EL


PROBLEMA DE INSEGURIDAD DE ESTA MANERA? - ¿PORQUE?
¿CÓMO CREES DEBERÍA RESOLVERSE ENTONCES?

X. LA NUEVA SIEMBRA

Luego de un año malo para las cosechas, las nuevas lluvias parecen anunciar una
naciente época de fecundidad del suelo. Don Cipriano Ramírez, junto con sus
empleados y peones, ara y siembra los campos, ayudado por las yuntas de bueyes. Los
granos de trigo y cebada son depositados en los surcos. Junto con su mayordomo don
Rómulo Méndez, don Cipriano es el último en abandonar las labores. Regresan ambos
a la casa-hacienda donde les espera la comida lista. Esa noche llueve. Por lo que
auguran que la siembra promete una buena cosecha.

¿QUÉ RELACIÓN EXISTÍAN ENTRE DON CIPRIANO RAMÍREZ Y RÓMULO MÉNDEZ?

¿QUÉ HACÍAN JUNTOS EN EL CAMPO?

¿PORQUE LAS COSECHAS NO FUERON ABUNDANTES?

¿DE QUÉ DEPENDE UNA BUENA COSECHA EN EL CAMPO?

XI. UN PEQUEÑO LUGAR EN EL MUNDO

Pero las lluvias solo duraron una semana. Luego la sequía continuó. El indio Mashe y
cincuenta indígenas, quienes habían sido expulsados de Huaira por el terrateniente
don Juvencio Rosas, llegan hasta la hacienda de Páucar y ruegan a don Cipriano
Ramírez para que los reciba. El hacendado los acoge porque iba a necesitar
trabajadores para las futuras siembras. Les da permiso para que se asienten en sus
tierras, así como cebada y trigo para que coman, mientras durara la sequía. Mashe,
quien tiene una esposa y dos hijas solteras, es recibido temporalmente por la familia
Robles, mientras busca un pequeño lugar en el mundo donde vivir. El Timoteo observa
detenidamente a una de las hijas de Mashe, la Jacinta. Pero la época es tan mala, al
punto que no se puede estar pensando en buscar pareja.2

¿PORQUE DON CIPRIANO ATIENDE LAS SUPLICAS DE EL INDIO MASHE?

¿DE DONDE PROVENÍA EL INDIO MASHE?

¿QUIEN ERA TIMOTEO Y QUÉ RELACIÓN ESTABLECE CON EL INDIO MASHE?

¿QUE ALIMENTOS SOLÍAN GUARDAR PARA LAS ÉPOCAS DE SEQUIA?

XII. “VIRGEN SANTÍSIMA, SOCÓRRENOS”

Gente muy devota de los santos, cada uno de estos tiene la virtud de conceder favores
específicos, que los creyentes invocan con rezos y demás ceremonias. La favorecedora
de las lluvias es la Virgen del Carmen del pueblo de Saucopampa. La gente decide
sacarla en procesión. Los Robles se unen al cortejo. Simón recordaba una anécdota del
pueblo de Pallar, cuando la imagen de la Virgen que cargaban los fieles cayó sobre las
rocas destrozándose completamente; la gente, mientras tanto, seguía cantando el
tradicional himno: “Eso se merece nuestra Señora, eso y mucho más, nuestra Señora”.
Pero Simón, incansable narrador, esta vez ni siquiera intenta traer a colación su
historia pues el ánimo de la gente se hallaba por los suelos. Su mujer y sus hijos iban
tras él, en silencio. Timoteo deseaba más que nadie que se acabara la sequía para
poder sembrar y a la vez tomar como su mujer a la Jacinta.

¿Por qué Simón Robles se abstiene de contar la historia de una virgen que él conocía
de un pueblo lejano?

¿QUÉ FAVOR SOLÍA CONCEDER LA VIRGEN PUEBLO DE PALLAR?

¿PORQUE LA GENTE ERA DEVOTA DE LOS SANTOS?

¿TIMOTEO MANIFESTÓ SU DESEO QUE TERMINARA LA SEQUIA PARA PODER


CASARSE CON JACINTA?

¿LA FE DE ESTAS PERSONAS ERA DESINTERESADA?

XIII. VOCES Y GESTOS DE SEQUÍA

Pasaron varios días desde la procesión y seguía sin llover. Las sementeras ya habían
muerto pero los campesinos seguían anhelando la lluvia. Esta llega al fin pero solo
dura algunos días. La sequía continúa. Un cielo azul alumbrado por un sol ardiente
cubre el horizonte. Wanka pare pero sus cachorros son arrojados a una poza. Era la
única manera de librarles de una muerte más penosa por el hambre. Simón guarda las
semillas de trigo, arveja y maíz para el año entrante. Hombres y animales en medio de
la tristeza gris de los campos, vagan languidecientes y descarnados.

¿CUÁLES ERAN LAS CONSECUENCIAS DE LAS SEQUIAS?

¿POR QUÉ SIMÓN ROBLES GUARDA TRIGO MAÍZ Y ARVEJA?

¿QUIÉNES SUFRÍAN MÁS EL HAMBRE LOS PERROS O LOS HOMBRES DEL CAMPO?

¿QUÉ COMÍA EL GANADO EN TIEMPOS DE SEQUIA?

XIV. “VELAY EL HAMBRE, ANIMALITOS”

El ganado no tenía qué comer y es dejado suelto en los campos. Pero apenas
encuentran alimento con qué calmar el hambre: solo paja seca, chamiza e ichu reseco.
Uno tras otro los animales son sacrificados y comidos por los campesinos. Los perros
llevan la peor parte. Muy flacos, deambulan por el pueblo en busca de sustento que
casi nunca encuentran. Una vez la Juana regresa indignada a su bohío luego de visitar
la capilla de San Lorenzo, en Páucar: habían robado el manojo de espigas que cada año
se ofrendaba al santo. Para ella era un sacrilegio nefando. La Antuca seguía saliendo a
pastear a las ovejas junto con sus perros, pero ya no era como antes. Ella misma había
enflaquecido y para colmo, ya no se encontraba con el Pancho. Viendo el paisaje tan
desolador y sus animales raquíticos, les dice tristemente: “Velay (he aquí) el hambre,
animalitos”.

¿QUE HECHO SUCEDIÓ EN LA CAPILLA DE SAN LORENZO?

¿QUÉ HACÍAN LOS CAMPESINOS PARA CALMAR EL HAMBRE EN ÉPOCA DE SEQUIAS?

¿POR QUÉ ANTUCA SALÍA A PASTEAR CON SUS PERROS?

¿QUE COMÍAN LOS ANIMALES EN ESA ÉPOCA?

XV. UNA EXPULSIÓN Y OTRAS PENALIDADES


En una ocasión la Antuca se percata que sus tres perros (Wanka, Zambo y Pellejo)
están devorando a una oveja. Grita a los perros tratando de alejarlos, pero estos le
ladran agresivamente. Antuca, llorando, regresa a su casa contando lo sucedido. Los
perros vuelven al hogar de los Robles pero son expulsados a garrotazos y hondazos.
Por su parte el indio Mashe levanta su choza cerca a un alisar, en la parcela que le
había sido otorgado por don Cipriano. Pero no tenía cómo dar el sustento a su familia.
Su hija, la Jacinta, sale entonces a buscar algo. Regresa con los restos de la oveja que
los perros habían devorado. Mashe y toda la familia se alegran y preparan la comida
con las piltrafas, que para ellos es un festín.

¿PORQUE ANTUCA NO PUDO EVITAR LA MUERTE DE SU OVEJA?

¿QUÉ FAMILIA RECOGE LAS PILTRAFAS RESTOS DE LA OVEJA MUERTA, LA DEL EL


INDIO MASHE O LA DE SIMÓN ROBLES?

¿CÓMO REACCIONO ANTUCA ANTE LO SUCEDIDO?

¿LOS PERROS SIGUIERON VIVIENDO EN LA CASA DE LOS ROBLES ?

XVI. ESPERANDO, SIEMPRE ESPERANDO

Martina decide ir a Sarún, donde vivían sus suegros, pues su cuñada le había contado
que allí si abundaba comida. Lleva a su menor hijo, todavía bebé, pero deja en la casa a
su hijo mayor, Damián, niño de 9 años, acompañado sólo por el perro Mañu, y con una
modesta ración de trigo. Le encarga que en caso de que ella demorara y se acabara la
comida, llamara a la vecina, doña Candelaria, para que le ayudara a matar la única
oveja que quedaba. Y si tardaba más, que fuera donde su abuelo, el Simón Robles, que
vivía en un trecho no tan lejano.

Damián y el Mañu pasan los días cuidando a la oveja y comiendo trigo tostado. Cuando
se les acaba la comida, Damián llama a gritos a doña Candelaria, la cual no responde.
Una noche se roban a la oveja. Damián se encamina entonces a la casa de don Simón.
Pero desfalleciente, cae en el camino. Un cóndor planea encima, tratando de acercarse
al cuerpo. Mañu, su fiel compañero, lo defiende heroicamente, pero Damián muere de
hambre y sed. Don Rómulo, quien pasa por allí, recoge el cadáver del niño y lo lleva a
la casa de don Simón Robles, quien de inmediato lo entierra en el cementerio. Al día
siguiente Simón va a la casa de la Martina y la encuentra vacía y desolada. Se da
cuenta entonces que su hija se había ido definitivamente.

¿PORQUE DAMIÁN SE QUEDA SOLO EN CASA?

¿SIRVIERON LAS PREVISIONES QUE TOMO L A MADRE ANTES DE SALIR?

¿SE DEBEN DEJAR SOLOS A LOS NIÑOS EN CASA- PORQUE?

¿LA SEÑORA CANDELARIA CUMPLIÓ CON EL ENCARGO DE SU VECINA MARTINA?

¿A QUE EDAD MURIÓ DAMIÁN Y QUIEN LE ACOMPAÑO EN SU MUERTE?

XVII. EL MASHE, LA JACINTA, MAÑU


El indio Mashe lleva una gruesa culebra a su casa, le corta la cabeza y la cola, lo asa y
se lo come compartiéndolo con su familia. Pero rara vez tenía la suerte de encontrar
algo qué comer. Hasta que un día cayó enfermo y ya no se pudo levantar. El perro
Mañu se suma a la labor de pastoreo del rebaño de ovejas cuidado por la Antuca y el
Timoteo. Pero no recibe ninguna ración de comida, por lo que abandona la casa de los
Robles y se reúne con los perros expulsados. Mashe agoniza en su lecho, y antes de
morir, le confiesa a Clotilde, su mujer, que él fue quien robó el manojo de espigas de la
capilla de San Lorenzo de Páucar. Jacinta es llevada por Timoteo a su casa, donde
Simón la recibe. Esto era señal que el viejo aceptaba a la chica como pareja de su hijo.

¿QUÉ RELACIÓN TENÍAN ANTUCA Y TIMOTEO?

¿PORQUE EL PERRO ABANDONA SU CASA?

¿CON QUIEN SE CASA JACINTA Y A DONDE SE VA A VIVIR?

¿PORQUE CREES QUE ES IMPORTANTE PARA MASHE CONFESAR SU ROBO ANTES DE


MORIR ?

XVIII. LOS PERROS HAMBRIENTOS

Las jaurías de perros hambrientos deambulan por todo lado. Un día Antuca va a
recoger agua y encuentra al perro Mañu tirado sobre las piedras, con la lengua afuera
y agonizante. Siente mucha pena por el animal y se queda acariciándole durante un
largo rato, hasta que la voz de su madre lo vuelve a las tareas cotidianas. Los perros
llegan a invadir la casa hacienda de don Cipriano. Raffles y los demás perros enormes
de la hacienda son encerrados para evitar que se pelearan con los callejeros, muy
numerosos. Zambo husmea en busca de comida pero las personas ya no botan ni las
cáscaras de los alimentos. Pellejo recuerda que tiempo atrás una vez una señora muy
buena, doña Chabela, le había dado una semita, y confiadamente se le acerca, pero
esta vez aquella la expulsa cruelmente, hiriéndole con un tizón ardiente. Los perros
hambrientos invaden el comedor de don Cipriano, asustando a su familia. Son
expulsados a patadas y garrotazos. Pero esta vez don Cipriano decide terminar con el
problema. Ordena colocar pedazos de carne envenenada alrededor de la casa. Muchos
perros comen el fatal bocado, entre ellos Zambo, cuyo cuerpo es devorado por Pellejo,
el cual muere igualmente víctima del tósigo. Con la extinción de los perros, los zorros y
pumas aprovechan para atacar al ganado, por lo que los campesinos hacen guardia de
noche. Algunos incluso imitan el ladrido de los perros. Rendidos por tantas penurias,
indios y cholos se reúnen frente a la casa hacienda de don Cipriano, rogándole que les
diera comida, mientras esperaban la lluvia para iniciar las labores. Pero don Cipriano se
niega, aduciendo que ya no tenía más grano para repartir. El Simón Robles le replica
entonces, diciéndole que ellos sabían que alimentaba a su ganado con cebada, como si
un animal valiera más que un cristiano. Don Cipriano y su mayordomo se retiran
amenazantes y la masa de hombres intenta forzar la puerta de la casa. Se escuchan
disparos. Tres indios caen muertos. Los demás huyen. Los tiradores son los empleados
del hacendado; incluso al pequeño Obdulio, el hijo de don Cipriano, porta un arma que
su padre le ha enseñado a usar. La sequía se prolonga por algunos meses más.

¿POR QUÉ ZAMBO SE COME A PELLEJO?

¿QUE REPROCHABA SIMÓN ROBLES A DON CIPRIANO


¿PORQUE LOS ZORROS ATACABAN MAS SEGUIDO A LAS OVEJAS?

¿A QUE PERRO AUXILIA ANTUCA?

XIX. LA LLUVIA GÜENA

Llega Noviembre. El cielo se cubre de nubes densas. Y las primeras gotas de lluvia
levantan polvo. Es, indudablemente, el fin de la sequía. El júbilo estalla entre los
hombres y animales. Una tarde Simón Robles miraba desde el corredor y una sombra
le hizo volver hacia otro lado. Era la perra Wanka, escuálida, quien retornaba para
ocupar su puesto de guarda de ovejas, de las que solo quedaban dos pares. Simón la
llama y la perra se acerca a restregarse cariñosamente a su amo. Conmovido, Simón la
acaricia y le habla con ternura, llorando de emoción. “Y para Wanka las lágrimas y la
voz y las palmadas del Simón eran también buenas como la lluvia”.

¿CÓMO REGRESA WANKA A SU CASA?

¿CUÁL ERA LA SEÑAL QUE REVELA EL FIN DE LAS SEQUIAS?

¿POR QUÉ SIMÓN ROBLES, TENÍA POCAS OVEJAS?

¿ES CIERTO QUE SÓLO LA FAMILIA DE SIMÓN ROBLES SE ALEGRABA POR EL FIN DE LA
SEQUIA?

Análisis

La novela relata los trágicos efectos de una sequía en la sierra peruana y subraya el
desquiciamiento del mundo andino al detenerse el ritmo de la producción agrícola.
Aunque el proceso narrado deja ver la radical inhumanidad del sistema social serrano y
pone de relieve el sufrimiento al que están sometidos los indios, lo cierto es que la
novela diluye la energía de su denuncia y oscurece la casualidad real de los sucesos al
remitirlos excluyentemente a una razón sólo natural (la sequía) y al ordenar su
secuencia argumental mediante la formulación de una suerte de círculo que afirma la
permanente reiteración de la historia, su carácter inevitablemente cíclico, su
dependencia del ritmo de la naturaleza. Queda en pie, sin embargo, una imagen
globalmente positiva del hombre, la sociedad y la cultura indígenas. Al contrario de lo
que sucede en otras novelas indigenistas, aquí la miseria no conduce al aniquilamiento
de la condición humana del indio, sino, al contrario, pone de manifiesto su honda e
imperturbable dignidad (Antonio Cornejo Polar)

RESUMEN POR CAPITULOS

I.- PUEBLO INDIO

.- Se describe a Puquio, “pueblo indio” conformado por cuatro ayllus o barriosindios:


Pichk’achuri, K’ayau, K’ollana y haupi. !ntre ellos e"ist#an competencias para
demostrarquienes sobresal#an m$s. %os mistis o principales del pueblo &blancos y mesti'os(
hab#anin)adido el pueblo ya hac#a mucho tiempo atr$s, constituyendo un barrio que despu*s
fueconocido como el +ir n ol#)ar.
II.- EL DESPOJO.-

!n este cap#tulo se describe los abusos y robos que reali'aban los mistiscontra los indios. %es
arrebataban sus tierras mediante ar ucias le ales y con)ert#an terrenostradicionalmente
dedicados al culti)o de papa y tri o en alfalfares para alimentar al anado,pues la )enta de
carne era m$s rentable. /ncluso in)adieron las tierras altas o puna, obli ando alos indios de
esa 'ona a entre arles anado y a traba+ar la tierra como peones.

III.- WAKAWAK’RAS, TROMPETAS DE LA TIERRA

.- 0l acercarse las 1estas patrias del 23 de +ulio empie'an a o#rse en el pueblo el sonido de los
4aka4ak’ras, trompetas indias hechas decuernos de toro y que anunciaban las corridas de
toros al estilo indio &toropukllay(. Secomentaba que para esta ocasi n el ayllu de K’ayau se
hab#a comprometido a traeral toro 5isitu, animal montara' que )i)#a en la puna, al cual hasta
entonces nadie hab#a podidosacarle de su querencia.

IV.- K’AYAU

.- %os del ayllu K’ayau lo raron con)encer al hacendado don 6uli$n 0ran 7ena paraque les
cediera al 5isitu, que pasteaba en las tierras altas de su propiedad. 8odos celebraron
elacontecimiento y en el pueblo no se hablaba sino de las pr "imas corridas que promet#an
sertodo un acontecimiento. 9asta mistis como el ne ociante don Pancho 6im*ne' se ale
ran, m$sno el Subprefecto, quien consideraba las 1estas como al o b$rbaro y pa ano.

V.- EL CIRCULAR

.- !l Subprefecto anuncia la lle ada de un circular de parte del obierno por lacual se
prohib#an en toda la ;ep<blica las corridas de toro al “estilo indio”, a 1n de e)itarmuertos y
heridos. %os )ecinos principales se di)iden ante tal noticia: unos, encabe'ados por don=emetrio
$ceres, est$n de acuerdo con abolir lo que consideran una costumbre sal)a+e,mientras que
otros, a tra)*s de la )o' de don Pancho, solicitan que al menos se permita ese a>ocelebrar por
<ltima )e' las corridas se <n la costumbre india, pues los preparati)os ya estabana)an'ados. !l
Subprefecto se muestra in?e"ible y ad)ierte que casti ar$ a quien se atre)acontradecirle. =on
Pancho es encarcelado, acusado de re)oltoso. %as autoridades municipalesaceptan lo
ordenado en la circular y como alternati)a se acuerda la contrataci n de un toreroprofesional
en %ima, a 1n de reali'ar corridas al estilo “ci)ili'ado”, es decir, espa>ol.

I. Pueblo indio

Entre alfalfares, chacras de trigo, de habas y cebada, sobre una lomada desigual, está el
pueblo.

Desde el abra de Sillanayok’ se ven tres riachuelos que corren, acercándose poco a poco, a
medida que van llegando a la quebrada del río grande. Los riachuelos bajan de las punas
corriendo por un cauce brusco, pero se tienden después en una pampa desigual donde hay
hasta una lagunita; termina la pampa y el cauce de los ríos se quiebra otra vez y el agua va
saltando de catarata en catarata hasta llegar al fondo de la quebrada.

El pueblo se ve grande, sobre el cerro, siguiendo la lomada; los techos de teja suben desde la
orilla de un riachuelo, donde crecen algunos eucaliptus, hasta la cumbre; en la cumbre se
acaban, porque en el filo de la lomada está el jirón Bolívar, donde viven los vecinos principales,
y allí los techos son blancos, de calamina. En las faldas del cerro, casi sin calles, entre chacras
de cebada, con grandes corrales y patios donde se levantan yaretas y molles frondosos, las
casas de los comuneros, los ayllus de Puquio, se ven como pueblo indio. Pueblo indio, sobre la
lomada, junto a un riachuelo.

Desde el abra de Sillanayok’ se ven tres ayllus: Pichk’achuri, K’ayau, Chaupi.

—¡Pueblo indio! —dicen los viajeros cuando llegan a esta cumbre y divisan Puquio. Unos
hablan con desprecio; tiritan de frío en la cumbre los costeños, y hablan:

—¡Pueblo indio!

Pero en la costa no hay abras, ellos no conocen sus pueblos desde lejos. Apenas si en las
carreteras los presienten, porque los caminos se hacen más anchos cuando la ciudad está
cerca, o por la fachada de una hacienda próxima, por la alegría del corazón que conoce las
distancias. ¡Ver a nuestro pueblo desde un abra, desde una cumbre donde hay saywas de
piedra, y tocar en quena o charango, o en rondín, un huayno de llegada! Ver a nuestro pueblo
desde arriba, mirar su torre blanca de cal y canto, mirar el techo rojo de las casas, sobre la
ladera, en la loma o en la quebrada, los techos donde brillan anchas rayas de cal; mirar en el
cielo del pueblo, volando, a los killinchos y a los gavilanes negros, a veces al cóndor que tiende
sus alas grandes en el viento; oír el canto de los gallos y el ladrido de los perros que cuidan los
corrales. Y sentarse un rato en la cumbre para cantar de alegría. Eso no pueden hacer los que
viven en los pueblos de la costa.

Tres ayllus se ven desde Sillanayok’: Pichk’achuri, K’ayau, Chaupi. Tres torres, tres plazas, tres
barrios indios. Los chaupis, de pretenciosos, techaron la capilla de su ayllu con calamina. Desde
Sillanayok’ se ve la capilla de Chaupi, junto a una piedra grande, se ve brillante y larga, con su
torre blanca y chata.

—¡Atatao! —dicen los comuneros de los otros barrios—. Parece iglesia de misti.
Pero los chaupis están orgullosos de su capilla.

—Mejor que de misti —dicen ellos.

Entrando por el camino de Sillanayok’, el pueblo empieza a las orillas del riachuelo Chullahora,
ayllu de Pichk’achuri. No hay calles verdaderas en ningún sitio; los comuneros han levantado
sus casas, según su interés, en cualquier parte, sobre la laderita, en buen sitio, con su corral
cuadrado o redondo, pero con seña, para conocerla bien desde los cerros. Hacia afuera, una
pared blanqueada, una puerta baja, una o dos ventanas, a veces un poyo pegado a la pared;
por dentro, un corredor de pilares bajos que se apoyan sobre bases de piedra blanca; en un
extremo del corredor una división de pared, para la cocina. Junto a la pared del corral, junto a
la casa, o al centro del patio, un molle frondoso que hace sombra por las mañanas y en las
tardes; sobre el molle suben las gallinas al mediodía y dormitan, espulgándose. El techo de la
casa, siempre de teja, teja de los k’ollanas y k’ayaus; sobre el tejado rayas de cal, y en la cima,
al medio, una cruz de acero. Así es el barrio de Pichk’achuri y K’ayau, del jirón Bolívar al río
Chullahora. Llegando de la costa se entra al pueblo por estos ayllus.

—¡Pueblo indio!

Toda la ladera llena de casas y corrales; a ratos el viajero se encuentra con calles torcidas,
anchas en un sitio, angostas en otro; la calle desaparece cortada por un canchón de habas o
cebada y vuelve a aparecer más allá. El viajero sube la lomada, saltando de trecho en trecho
acequias de agua orilladas por romazales y pasto verde. Ya junto a la cumbre de la lomada hay
callecitas angostas, empedradas y con aceras de piedra blanca; tiendecitas, con mostradores
montados sobre poyos de barro; y en los mostradores, botellas de cañazo, pilas de panes,
monillos multicolores para indias, botones blancos de camisa, velas, jabones, a veces piezas de
tocuyo y casinete. Es el sitio de los mestizos; ni comuneros ni principales, allí viven los chalos,
las tiendas son de las mestizas que visten percala y se ponen sombrero de paja.

Casi de repente, llegando a la cima de la lomada, se entra al jirón Bolívar.

—¿Qué? —dicen los forasteros. Se sorprenden.

Es, pues, la calle de los vecinos, de los principales. Calle larga, angosta, bien cuidada, con
aceras de piedra pulida. El jirón Bolívar comienza en la plaza de armas, sigue derecho tres o
cuatro cuadras, cae después de una quebrada ancha, y termina en la plaza del ayllu de Chaupi.
En el remate del jirón Bolívar hay una pila grande de cuatro caños; después está la plaza del
ayllu de Chaupi, la capilla de calamina. «Alberto», estatua india de piedra alaymosca;
Makulirumi, la gran piedra, seña del barrio; y más allá, en toda la pampa, el pueblo indio de
Chaupi. De una esquina de la plaza de Chaupi comienza la Calle Derecha, es como prolongación
del jirón Bolívar, pero la Calle Derecha es calle de los indios.

Al otro lado del jirón Bolívar, en la otra ladera de la lomada, está el ayllu de K’ollana. K’ollana
no se puede ver de Sillanayok’; la lomada lo oculta. Igual que Pichk’achuri, K’ollana termina en
un riachuelo, Yallpu. El pueblo comienza y termina en riachuelos.

El jirón Bolívar es la residencia de los principales; allí viven todo el año. En el jirón Bolívar están
las casas de los vecinos; allí están las cantinas donde se emborrachan; allí está el billar, la
botica; las tiendas de comercio.

—¿Qué? —dicen los forasteros entrando al jirón Bolívar.

Es, pues, para el gusto de los mistis. Las puertas son verdes, azules, amarillas; las casas son casi
todas de dos pisos, con balcones de corredor que dan sombra a las aceras. Las calles son
angostas; por las noches, los gatos, cuando se persiguen, saltan por lo alto, de techo a techo.
Pero las calles son derechas, las que están en cuesta y en plano, todas son derechas; y la
acequia que hay al medio de las calles está bien empedrada; de todos los zaguanes corren
pequeños canales a esta acequia.

La plaza de armas es también de los principales, más todavía que el jirón Bolívar. Pero la plaza
de armas no está al centro del pueblo. En un extremo del jirón Bolívar está la plaza de Chaupi;
en el otro, la plaza de armas; más allá de la plaza de armas, ya no hay pueblo. En la plaza de
armas están las mejores casas de Puquio; allí viven las familias de mistis que tienen amistades
en Lima —«extranguero» dicen los comuneros—, las niñas más vistosas y blanquitas; en la
plaza de armas está la iglesia principal, con su torre mocha de piedra blanca; la subprefectura,
el puesto de la Guardia Civil, el Juzgado de Primera Instancia, la Escuela Fiscal de Varones, la
Municipalidad, la cárcel, el coso para encerrar a los «daños»; todas las autoridades que sirven
a los vecinos principales; todas las casas, todas las gentes con que se hacen respetar, con que
mandan.

En el centro de la plaza hay una pila de cemento; y rodeando a la pila, un jardín redondo, con
hierba, algunas flores amarillas y linaza verde. Frente a las gradas de la Municipalidad hay otra
pila de agua.

Más allá de la plaza de armas ya no hay pueblo, en la plaza remata el jirón Bolívar.
Por eso, el jirón Bolívar es como culebra que parte en dos al pueblo: la plaza de armas es como
cabeza de la culebra, allí están los dientes, los ojos, la cabeza, la lengua —cárcel, coso,
subprefectura, juzgado—; el cuerpo de la culebra es el jirón Bolívar.

Durante el día y por las noches, los principales viven en el jirón Bolívar; allí se buscan entre
ellos, se pasean, se miran frente a frente, se enamoran, se emborrachan, se odian y pelean. En
el jirón Bolívar gritan los vecinos cuando hay elecciones; allí andan en tropa echando ajos
contra sus enemigos políticos; a veces rabian mucho y se patean en la calle, hasta arrancan las
piedras del suelo y se rompen la cabeza. Cuando los jóvenes estrenan ropa, cuando están
alegres, se pasean a caballo de largo a largo en el jirón Bolívar; con el cuerpo derecho, con la
cabeza alta, tirando fuerte de las riendas y dando sentadas al caballo en cada esquina.

Al jirón Bolívar también llegan primero los principales de los distritos. De canto a canto
recorren el jirón, haciendo sonar sus roncadoras de plata, luciendo el zapateo de sus caballos
costeños. Después de llevar algún regalo al subprefecto y al juez, los principales de los distritos
se emborrachan con licores «finos» en el billar y en las tiendas de las niñas.

En el billar se juntan los mistis por las noches; allí juegan casino, rocambor, siete y medio;
conversan hasta medianoche; se emborrachan.

En esa calle corretean, rabian y engordan los mistis, desde que nacen hasta que mueren.

Puquio es pueblo nuevo para los mistis. Quizá hace trescientos años, quizá menos, llegaron a
Puquio los mistis de otros pueblos donde negociaban en minas. Antes, Puquio entero era
indio. En los cuatro ayllus puros indios no más vivían. Llegaban allí los mistis, de vez en vez,
buscando peones para las minas, buscando provisiones y mujeres.

Otros pueblos que hay cerca de Puquio están en cerros llenos de bocaminas; junto a los
riachuelos que dan agua a esos pueblos, se derrumban ahora trapiches viejos; allí molían plata
los antiguos. Esos pueblos tienen nombres de santos, sus calles son anchas; la plaza de armas,
bien cuadrada, está al medio del pueblo; la iglesia es grande con puerta de arco; el altar mayor
de las iglesias es, a veces, de madera tallada, y el dorado se ve todavía. En los cerros de Puquio
no había minas; por eso los mistis llegaban de repente, hacían su fiesta con las indias,
reclutaban gente, de grado o por fuerza, para las minas; y se volvían, hasta tiempo.

Pero las minas se acabaron; el negocio del mineral ya no valía; entonces los mistis se
repartieron por todos los pueblos indios de la provincia. Dejaron casi vacíos de señores a sus
pueblos con nombres de santos. Ahora esos pueblitos se derrumban como los trapiches viejos;
las calles se borran, las iglesias también se derrumban, los altares pierden su dorado, se cubren
de polvo.

Los más de los mistis cayeron sobre Puquio, porque era pueblo grande, con muchos indios
para la servidumbre; con cuatro acequias de agua, una por ayllu, para regar las sementeras.
Pueblo grande, en buen sitio.

Los mistis fueron con su cura, con su Niño Dios «extranguero», hicieron su plaza de armas en el
canto del pueblo; mandaron hacer su iglesia, con puerta de arco y altar dorado; y de ahí, desde
su plaza, como quien abre acequia, fueron levantando su calle, sin respetar la pertenencia de
los ayllus.

—¡Qué ni qué!

Había que ir recto. Calle de mistis es siempre derecha.

En poco tiempo, cuando ya había casas de balcones en el jirón Bolívar, cuando pudieron
acomodar algunas calles, a un lado y a otro del jirón Bolívar, trasladaron la capital de la
provincia a su nuevo pueblo.

Y comenzó el despojo a los ayllus. Con el apoyo de las autoridades, los mistis empezaron por el
barrio de K’ollana. K’ollana tenía buenas chacras de maíz, de cebada, de trigo. Los jueces y los
notarios firmaron papeles de toda laya; eso era suficiente. Después de K’ollana, K’ayau. De
esos barrios eran las tierras con más agua, y estaban junto al pueblo. Enseguida Chaupi y
Pichk’achuri. Por eso ahora Chaupi y Pichk’achuri son más dueños. En otros tiempos era al
revés.

De tanto entrar a los despachos, de tanto corretear por causa de los papeles con que les
quitaban las chacras, los puquios aprendieron a defender los pleitos, comprando a los jueces, a
los escribanos y a los notarios. Cada ayllu se levantaba, entero, para defender a sus
comuneros. Todos los domingos había cabildo en los ayllus; todos los domingos se juntaban los
comuneros para tomar acuerdos. Y pusieron atajo a los despojos de la quebrada. Cuando los
mistis ya eran dueños de casi todas las tierras de sembrío, cuando los k’ollanas y los k’ayaus
habían quedado para jornaleros de los principales.
Pero el agua no soltaron los ayllus.

Igual que en otros tiempos, los varayok’s reparten los turnos de riego, cada cual en su ayllu.

Por eso, al amanecer, los días de reparto, los mistis de Puquio entran a los ayllus a pedir agua
para regar sus sementeras. Tiritando todavía con el frío, ocultando la quijada en las bufandas,
los principales se entropan con los indios del barrio, y gritan levantando el brazo:

—¡Don Gregorio! ¡Para mi maicito!

En la madrugada, los abrigos negros, azules, los sombreros de paja, los sombreros
«extrangueros» de paño, parecen ropa de forastero entre los ponchos puquios, verdes, rojos y
amarillos, entre tanto lok’o color vicuña.

A veces llega el sol a la cumbre de los cerros, y todavía el varayok’ repartidor está oyendo:

—¡Para mi triguito de K’ellok’ello, para mi maizal de K’orek’ocha, para mi cebadal de


Chullahora! ¡Don Gregorio!

¡Cuántas veces fueron los mistis al sitio de los repartos y llevaron, a fuete limpio, a los
varayok’s alcaldes, y los encerraron en la cárcel! Pero mientras el varayok’ alcalde pujaba en la
barra, los cuatro ayllus se revolvían; indios de K’ayau, de K’ollana, de Pichk’achuri, de Chaupi,
andaban notificando a todas las casas. Desde Makulirumi tocaban corneta, wakawak’ras.
Puquio quedaba tranquilo, silencioso, como en noche oscura.

Reventaban su balita los mistis en todas las calles; en todas las calles se emborrachaban y
amenazaban a los comuneros. Entraban a una casa, a otra; pateaban a las criaturas, sacaban
sangre de la boca, de la nariz, de la frente de los indios.

—¡No empurta!

¿Acaso misti sabe regar? ¿Acaso misti sabe levantar cerco? ¿Acaso misti sabe deshierbar los
trigales? ¿Acaso misti arregla camino, hace tejas, adobes, degüella carnero? ¿Quién, pues,
levantaría las tomas de agua, quién abriría las acequias, quién remendaría los relejes, quién
arreglaría las compuertas, cuando los repuntes de enero y febrero, cuando las avenidas que
bajan de todos los cerros tumbaran las acequias y llenaran de piedras, de champa y arena las
tomas?
—¡Jajayllas!

Ni a bala, ni a zurriago, ni aun con los ruegos del taita (padre) vicario, los comuneros salían de
los ayllus.

—¡Mi ojo premero sacará! ¡Como killincho (cernícalo) ladrón, mi ojo premero comerá! ¡Cúmun
yaku jajayllas!

Los puquios sabían eso.

Entonces los mistis se humillaban primero. Lloraban de rabia en su conciencia, pero sacaban
cañazo de todas las tiendas y rogaban con eso a los varayok’s, a los taitas. Iban a los ayllus,
cada cual según su pertenencia, y entraban a las casas hablando en voz dulce, ofreciendo
amistad.

Los chalo, según su interés, unas veces se juntan con los vecinos, otras veces con los ayllus. No
viven en el jirón Bolívar, sus casas están en las callecitas que desembocan en la calle de los
mistis. Pero ellos también, quieran o no, están clasificados por los vecinos según los ayllus. Son
mestizos de Chaupi, k’ollanas, k’ayaus, pichk’achuris. Entre los chalos nombra el prefecto al
teniente gobernador del ayllu.

Por las noches, los mestizos se reúnen a la puerta del billar y de las cantinas, para ver lo que
juegan y lo que toman los mistis. A veces entran a las tiendas, se paran apoyándose en la
pared, para no estorbar, y miran.

Cada vecino tiene tres o cuatro chalos de su confianza, y los mandan a cualquier parte, a veces
de puro favor. En los días que llueve, los vecinos llaman en la calle a cualquier mestizo amigo
de su casa y lo mandan por su abrigo, por su paraguas, cualquier mandato les ordenan. Entre
ellos escogen los principales a sus mayordomos. A estos mestizos, que siguen como perros a
los principales, los comuneros les llaman «k’anras», y quizá no hay en el hablar indio palabra
más sucia.

Pero algunos mestizos son trabajadores; hacen negocio con los pueblos de la costa, llevando
quesos, carneros, trigo, y trayendo cañazo de contrabando, velas, jabones.
Muchos de estos mestizos hacen amistad con los ayllus y hablan a favor de los comuneros. En
los ayllus les llaman don Norberto, don Leandro, don Aniceto…

Les hablan con respeto. Pero en las fiestas bailan con ellos, de igual a igual; y cuando hay
apuro, el mestizo amigo aconseja bien, defiende a los ayllus.

Así es el vivir en el jirón Bolívar y en los barrios. Así entraron a Puquio los mistis forasteros.

Pero cuando los puquios miran desde lo alto, desde Sillanayok’abra, desde la cumbre del taita
Pedrork’o; cuando miran el jirón Bolívar, brillando como lomo de culebra entre el tejado de los
ayllus, asqueando, dicen:

—¡Atatauya, Bolívar calle!

Cuando los indios miran y hablan de ese modo, en sus ojos arde otra esperanza, su verdadera
alma brilla. Se ríen fuerte, quizá también rabian.

Desde las cumbres bajan cuatro ríos y pasan cerca del pueblo; en las cascadas, el agua blanca
grita, pero los mistis no oyen. En las lomadas, en las pampas, en las cumbres, con el viento
bajito, flores amarillas bailan, pero los mistis casi no ven. En el amanecer, sobre el cielo frío,
tras del filo de las montañas, aparece el sol; entonces las tuyas y las torcazas cantan,
sacudiendo sus alitas; las ovejas y los potros corretean en el pasto, mientras los mistis
duermen, o miran, calculando la carne de los novillos. Al atardecer, el taita Inti dora el cielo,
dora la tierra, pero ellos estornudan, espuelean a los caballos en los caminos, o toman café,
toman pisco caliente.

Pero en el corazón de los puquios está llorando y riendo la quebrada, en sus ojos el cielo y el
sol están viviendo; en su adentro está cantando la quebrada, con su voz de la mañana, del
mediodía, de la tarde, del oscurecer.

RESUMEN DE LA OBRA LITERARIA FRUTOS DE LA EDUCACION

– Felipe pardo y Aliaga –

Argumento de la comedia “Frutos de la educación” de Felipe Pardo y Aliaga.

Representada por primera vez en el teatro de Lima el 6 de Agosto de 1829. La acción pasa por
los años de 1828 ó 1829 y dura menos de 24 horas.
Desnuda al “Calvatrueno Bernardo” (“Bernardito”), en quien se caracteriza todos los vicios,
debilidades y fruslerías de los pisaverdes limeños” (L. A. Sánchez).

En esta obra, Pepita una muchacha limeña pierde a su novio inglés Don Eduardo por bailar con
demasiada libertad la Zamacueca.

frutos de la educacionBernardo es un huérfano rico dejado al cuidado de don Feliciano y doña


Juana. Por desgracia, los negocios de éste fracasan y se ve obligado a tomar de la herencia del
muchacho para pagar sus deudas, acabando la fortuna ajena de este modo.

Cercana su mayoría de edad y antes de que reclame su fortuna, sus tutores pretenden casarlo
con su hija Pepita para que todo quede “en familia”. En eso entra en escena don Manuel que
trae a Pepita la noticia de que el acaudalado inglés don Eduardo desea convertirla en esposa.

Manuel aboga ante Juana por Eduardo y encuentra negativas al principio por los prejuicios
xenofóbicos de la época aunque al final doña Juana sí acepta al extranjero como yerno pero
sólo por su dinero.

Cosa que enfurece al vago de Bernardo y poco agrada a don Feliciano (padre de Pepita),
aunque al final ignoran a Bernardo y convencen a Feliciano de lo conveniente de la boda.

Infelizmente el temperamento demasiado “alegre” de la joven Pepita, no convencen a don


Eduardo, el inglés decidió que no quería por esposa a alguien tan poco seria.

La situación se agrava cuando Bernardo se casa con una mulata y exige su herencia. Ante tales
aprietos, don Manuel sale en aval de su hermana y juntos tratan de ordenar su vida.

Como dice el título, los problemas de la pareja de padres surgen precisamente por la
incorrecta educación que brindaron a su hija y entenado: a ambos los consintieron y engrieron
demasiado.

Entonces la holgazanería y malos modos de Bernardo así como la superficialidad y excesiva


coquetería de Pepita son todos los frutos de su eduacción.

AVES SIN NIDO (Resumen)


Don Fernando Marín, minero, y su esposa Lucia se identifican plenamente con el sufrimiento
de los indios de Killac; cooperan con el dinero al Indio Juan Yupanqui para protegerlo de los
cobros injustos a que lo sometían el cura pascual, el gobernador Sebastián Pancorbo y los
vecinos blancos.

Las acciones que cometen los abusivos explotadores de Killac son extremadamente
inhumanas, como por ejemplo el rapto de la pequeña hija de Juan Yupanqui que el cobrador
de impuestos hace con la complicidad de las autoridades, para luego venderla en arequipa.

La ayuda que brinda don Fernando Marín salva a la hija de Juan Yupanqui. La solidaridad de la
familia Marín con los indios humillados y maltratados simboliza la medición de un elemento
externo y civilizador, ajeno a la estructura interna de la sociedad lugareña, que rompe el
equilibrio tradicional de la explotación del indio.

Los explotadores e sienten amenazados de afuera, por gente que no reconocen el equilibrio de
la explotación, y por ello deciden suprimir la amenaza de manera violenta, recurso
tradicionalmente efectivo para controlar la rebelión del indio. Organizan una asonada popular
contra los forasteros para asesinarlos; los esposos Marín escapan a tiempo del atentado
gracias a otra intervención providencial, en cierto modo otra vez ajena al lugar; se trata de
Manuel, un joven estudiante de jurisprudencia, que con el exilio de su madre Petronila, se
hace presente en la casa de los Marín para salvarlos.

Manuel es hijastro del gobernador y este hecho crea disensión en el campo enemigo del indio;
un elemento ideólogo interesante es que la salvación del indio en la novela indigenista tiene
como punto de partida el cambio de la conciencia en algunas personas del grupo explotador,
gracias a la intervención de un factor civilizador; de esta manera de plantear el problema
comienza con “aves sin nido”. Antes de morir, Marcela Yupanqui confiesa un secreto a Lucia
Marín, que será revelado al final de la novela, después de haber servido como ingrediente para
crear un desenlace melodramático.

Las niñas Yupanqui, que se habían quedado huérfanas son adoptadas por los Marín. Margarita
Yupanqui en manos de la novelista es apenas un recurso para insertar en la novela la trama
romántica; sin ella el paso de la narración descansaría sobre la denuncia indigenista: Manuel se
enamora subidamente de Margarita, como complemento de su figura como héroe salvador de
los Marín. Las preocupaciones de Clorinda Matto de Turner exige el castigo de los personajes
culpables, así la intención moralizante de la novela romántica se hace evidente.

el cura personaje licencioso y uno de los instigadores de la asonada contra los Marín,
rápidamente enferma y muere. Los otros complotados corren el peligro de ser enjuiciados por
crimen; parecería que los mecanismos de la justicia, que no esta del todo ausente, se movía
para castigar a los culpables; pero nuevamente son burlados por las autoridades (el
gobernados Sebastián y el juez de paz) encargados de hacerlos funcionar.

Los culpables en Killac, atentados por el nuevo subprefecto, le echan la culpa de la asonada a
otro indio, el campanero champú, que no tiene nada que hacer en el asunto, pero, por ser
indio era la victima natural e inevitable dentro del sistema de explotación.

El indio champú va a la cárcel, se apropian de su ganado, su mujer martinas acude donde los
Marín para pedir ayuda; se repite el patrón de la salvación providencial. Los Marín cansados de
vivir en un medio tan injusto y temeroso de otras represalias, resuelven marcharse a lima.
Los Marín antes de la partida, dan un banquete a las personas mas importantes que eran los
mas culpables, para con loable propósito cristiano logra persuadirles de que cambien sus
costumbres ancestrales en nombre de la moral. Las cosas terminan como terminan con la
llegada a killac de una orden judicial de encarcelamiento para los culpables del crimen.
Manuel, entenado del gobernador, gestiona y logra la libertad del indio champú y también la
de su padrastro; así quedan libres tanto el culpable como el inocente.

Los Marín se marchan y Manuel los sigue para pedir la mano de margarita. El final de la novela
es cuando Manuel y margarita descubren que son hermanos, hijos del Obispo Pedro De
Miranda Y Claro, producto de una época en que los dignatarios de la iglesia no solo tenían los
privilegios de la riqueza sino también la prerrogativa de los señores feudales.

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