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MASACRE DEL 2 DE AGOSTO DE 1810

La junta soberana de Quito conformada del 10 de agosto de


1809 apenas gobernó unos meses, hasta que se tuvo que
deponer por circunstancias políticas. El conde Ruiz de Castilla
re-asumió el mando el 29 de octubre del mismo año. Días
después se firmaron capitulaciones en las que se estableció que
no habría persecución a los miembros de la junta. Este
compromiso no se cumplió, los cabecillas de los insurrectos
fueron encarcelados por las fuerzas leales al rey que llegaron
desde Lima, en los calabozos del edificio junto al actual Palacio de Carondelet (Centro de
Quito).

Frente a esto, y cansados de los atropellos de los soldados


realistas, recién llegados, el pueblo de Quito decidió apoyar a los
patriotas implicados en la junta soberana, y se organizó para
liberarlos de los calabozos del cuartel de la real audiencia de Quito.
El 2 de agosto de 1810 a las 13:30, con el repique de las campanas
se inició la arremitida, aprovechando el almuerzo de los soldados.
Tras la señal, los quiteños irrumpieron en el cuartel y lograron liberar
a varios patriotas. Los soldados realistas reaccionaron, y el ejército
granadino de un cañonazo tumbó la pared que dividía los patios
para apoyar al ejército limeño.

Entonces, sobrevino la matanza tristemente


recordada del 2 de agosto de 1810, uno a uno y a
sangre fría, los próceres fueron asesinados en sus
celdas. El coronel Juan Salinas, el doctor Manuel
Rodríguez de Quiroga, el presbítero José Luis Río
Frío, Mariano Villalobos, el doctor Juan Pablo
Arenas auditor de guerra, don Antonio Olea
escribano, el doctor Juan de Dios Morales y el
capitán José Vinueza, entre otros, fueron
masacrados.

Mientras se terminaba con la vida de casi todos los líderes de la insurrección de 1809,
algunos lograron perforar una pared de las mazmorras, para alcanzar un colector de agua
de la quebrada Sanguña, consiguiendo escapar y salvar sus vidas.

La violencia se generalizó en la ciudad, y los cadáveres de soldados y civiles quedaron en


las calles, plazas y quebradas. En resumen sumaron alrededor
de trescientas víctimas entre los dos bandos.

Este hecho conmovió a Simón Bolívar quien declaró guerra a


muerte a España como respuesta a los crímenes del gobierno.

NOMBRE: Melany Solorzano Curso: 6to Año Básica

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