You are on page 1of 9

INTRODUCCIÓN

siglo xxi editores, argentina


GUAnMA!.A 4824, C 1425 l!UP,
CARMEN TRUEBA ATIENZA
BUENOS AIRES, ARGEtffiNA

salto de página biblioteca nueva anthropos


Al.MAGRO 38,28010, ALMAG!IO 38,28010, DIPIJTAOÕN 266, WUOS
MADRID, ESPARA MADRID. ESPAAA
BARCELONA 08007 éSPAfiiA

Una vida sin examen no merece ser vivida..


PLATÓN, Apología de Sócrates 38 a
B187.H3
F4S Si se prolongase indqinidamente la duración deZ tiempo, no por esto escogería uno
2011 más bien vivir que no vivir. EZ solo placer de C()'J1Ufr y aun los del amrn; con excZu-
La felicidrul :perspectivas antiguas, modernas y contemporâneas I
sión de otros placeres que el conocimiento, la vista o los demás sentidos pueden
coordinadora, Carmen Trueba Atienza ; textos, Lu c Brisson procurar al homhre, no induciría a nadie a tener la vida en alta estima, a no ser
[y otros dieciocho] - México : Siglo XXI : Universidad Autônoma que tenga un ánimo absolutamente servi~ por lo que es claro que quien hiciera
Metropolitana-Unidad lztapalapa, 2011. esta elección, pa:ra él no habría ninguna diferencia entre haber nacido bestia u
400 p. - (Fílosofia)
hombre.
ARISTÓTELES, Ética eudemia 1215b 30ss
ISBN-13o 978-607-03-0330-2
Nadie se preocupa de vivir bien, sino de vivir mucho tiempo, cuando en poder de
l.Felicidad- F'llosofia. L Trueba Atienza; Cannen, coordinador.
li. Brisson, Luc, colaborador. In. Ser. todos está vivir bien, en tanto que vivir largo tiempo en poder de ninguno.
stNECA, Epístola a Lucilio

. " Ante todo Jumws de decidir q~ y cómo queremos ser nosotros y en quê gênero
de vida, que es la deZiberàción más difícil de todas.
CICERÓN, Dd decoro en particular

La ciencia melancólica de la que ojrez.a; .a.mi amigo algunos fragmentos, se refiere


a un ámhito que desde tiempos inmemorables se considerá el propio de la filosofia,
pero que desde la transjormación de ésta en método cayó en la irnroerencia inte-
lectua~ {m la arbitrariedad sentenciosa y, al final, en el olvido: la doctrina de la
vida buena. Lo que en un tiempo fue para los filósofos la vida, se ha convertido
en la esfera de lo privado, y aun después simplemente del consumo, que como
apéndice deZ proceso de producción se desliza de éste sin autonomia y sin sustancia
propia...
primera edición, 2011 T. ADORNO, Mínima moralia

© universidad autónoma metropolitan~-unidad iztapalapa


san rafael atlixco 186, col. vicentina,
iztapalapa, d.f. 09340, tel58044755 y 59 La cuestión de la felicidad se ha visto cada día más desplazada d"el. campo de la
revi@xanum.uam.mx filosofia hacia la psicología popular y los libros de autoayuda y ha perdido mucho
coedición con de su antiguo prestigio filosófico. Estamos muy lejos dei mu""ndo en que Aristóteles
© siglo xxi editores, s.a. de c. v.
escribiera "parece que la felicidad es un principio, pues por causa de ella hacemos
isbn 978-607-03-0330-2
todo lo demás'~. y hace ya mucho ~empo que Schopenhauer díera expresión al pe-
derethos reservados conforme a la ley
simismo moderno en su Arte de bien viviren la fonna categórica y el tono elocuente
in:ipreso en mújica impresor, s.a. de c.v. con que solía expresar sus más profundas reflexiones y certezas vitales. 1 (Por qué
camelia núm. 4
1
coL el"inanto, iztapalapa "Indudablemente, todos nacemos en Arcadia, como dice Schiller; es decir, comenzamos la vida
llenos de aspiraciones a la felicidad, al placer, y abrigamos la vida llenos de aspiraciones a la felicidad,

[7]
MA,RX YIA FELICIDAD para Marx.'el hombre es un "animal político" y es de esta premisade_la que se

MAURO CASTELO BRANCO ,-no tiene sentido hablar de una quimérica felicidad en abstracto, -parece plau-
Universidad Federal de Salvador ,_ conforme a los planteamientos del ilustre renano, acatar la temática defi-
Trad. dei portugués dei autor. Revisi~n Juan Manuel-G
en términos de bienestar, pero en una acepción tan práctica que pu.eda ser
constatable. 3 Con lo anterior, hay una pérdida de trascendenda y
üetividad, mientras se gana en mensurabilidad, aproximándonos de este modo
~,,connotación propia de la matriz materialista y, por ende, más acorde con el
_ general del pensamiento del autor. También hay que tener presente que
~onfiguración de la economía como disciplina completamente independiente,
HaSta donde sé, Marx jamás trató directamente el tema de la felicidad y, más
~embarazada de su conexión constitutiva con postulados éticos e inseparables de
a que algunos comentaristas lleguen a formulaciones éticas a partir de sus
ie.conomía política en sus albores, desde Smith,4 es obra en verdad, dei final del
neS, son muy pocas las indicaciones directas sobre el terna que se pueden extraet (
XIX. Aunque no apele a juicios valorativos en la base de su argumentación,
planteamientos. Con todo, quizá a partir dei núcleo central de sus desarrollos_t~t
Crítica de la economia política hay en los planteamientos de Marx un sentido de
s~~ posible encontrar seiíalamientos acerca de la temática. Para ~sto será necesali~;
y equidad que no se podrla quitar sin trastocar todo su razonamiento.
ceder a una pequeiía reconstrucción teórica de algunas de sus ideas centrales,_,~i
intención de formular las preguntas pertinentes. Sin embargo, antes de cualquier,~
planteamiento y contrariando la directiva de Marx sobre que no se deberían
las tesis antes de que fueran naturalmente demostradas, seria relevante tener
~CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA
desde luego, que para é! no seria apropiado hablar de la felicidad en abstracto.
En este sentido, siguiendo las huellas de'Aristóteles, Marx parece considerar
cuando completó sus estudios en filosofía5 Marx, a despecho de su intención
ca como una disciplina sobre todo práctica, cuya efectividad seria constatable.
jamás siguió la carrera académica. La profesión que desempeiíó con más
estagirita, por ejemplo, sólo se podría evaluar hasta qué grado alguien ha alcanzad(\,
~gularidad a lo largo de su atribula~a vida fue la de periodis~. Siendo muy joven
eudaimonía después de habe! cumplido toda su trayectoria de vida. En la Ética
quea, considera incluso ciertas opiniones acerca de la felicidad posterior a la muertt,t~ y solamente la apariencia estética de las pequeiias y grandes robinsonadas. Se trata más bien
cuestiona que detenninados sucesos post mortem (que pudieran afligir fuertemente a ~ adelantarse a Ia "sociedad civil" que venía preparándose desde el siglo XVI, dando pasos gigantescos
su madurez en el sigla XVIII. En esta sociedad de la libre competencia, aparece el individuo desli-
fumilia, a los hijos, a los amigos, a la polis) pudiesen afectar a! muerto. 1 Marx, basado
de los nexos naturales, etcétera, que en épocas anterÍorêS de la historia hacían de él el elemento
una senda correlativa a la dei genio peripatético, no sustantiva la individualidad de un detemrinado y limitado conglomerado humano. A los profetas del síglo xvm, sobre
lo hace gran parte de los pensadores modernos, sino más bien supone que la se alzan por entero Smith y Ricardo, este individuo dei siglo XVIII -producto, por una
ración de individuas desgarrados y relativamente autônomos, no está en la génésis de·l _, ~_,~ . _ . ,}ución de las formas feudales de sociedad y, por la otra, de las nuevas fuerzas productivas
f.desarrolladas a partir dei sigla XVI- se les antojaba como un ideal, cuya existencia se proyectaba sobre
sociedad, como pretendió la mítica dei "estado de naturaleza" o la naciente econom@
-ç;el pasado. No como resultado histórico, sino como el punto de partida de la historia. Y, como individuo
.política (en procedimiento jocosamente calificado por él mismo como lWbinsonaden; ~ ';tonforme a naturaleza, con arreglo a su modo de representarse la naturaleza humana, éste no nada
en alusión ai personaje de Defoe), sino es el resultado de un largo proceso histórico.2-·'· h.istóricamente, sino que era instituido por la naturaleza misma (Marx, 1985, tomo 1: 5).
3 La e-udaimonía peripatética también puede ser interpretada en un sentido prosaico semejante a la
1
"Pero entonces 2no podremos llamar feliz a ningún otro de los hombres mientras viva, sino • búsqueda de una ~buena vida", sin la transcendencia que el cristianismo suele imprimir a las connota~
preciso, como dice Solón, ~ el fin? Y con esta tesis lUO resultará que este hombre es feliz precisamente,,_;;; clones más modernas dei coucepto de felicidad.
cuando ya está muerto? lNo estará todo ello completamente fuera de lugar, sobre todo para quienes ~ Considerado por muchos como el padre de la economía política y, por ende, de la economía, en
mos que la felicidad consiste en una actividad? Mas de otra parte, por más que no digamos que un muerto cuanto disciplina pretendidamente científica (digo "pretendidamente" porque suele incorporar subrepti~
feliz -ni tampoco Solón quiso decir esta-, sino que sólo entonces podemos declarar feliz a un hOmbre coil · ciamente algunos postulados bajo la forma de dogmas, como "la tendencia a1 equilibrio de los mercados"
seguridad coando estará exento ya de los males y reveses de la fortuna, tampoco esto deja de tener cierta difi~ -la invisible hand dei propio Smith-, "la propensión ilimitada ai consumo", etcétera, y no somete a una dis-
cultad. Piénsase, en efecto, que para el difunto, ai igual que para el vivo que no tiene de ello wnciencia, hay cusión sistemática conceptos clave como "dinero", ··capital", "propiedad privada", entre otros, además de
ciertos bienes y también ciertos males, tales como honras y afrentas, y asimismo la prosperidad o el infortuniri una fuerte tendencia a interpretar su objeto de una manera ahistórica), el propio Smith fue, a su tiempo,
de sus
2
hijos y descendientes en general. Y esto presenta aún otro problema" (Aruitóteles, EN, llOOa 10..21). profesor de filosofia moral en la universidad de Glasgowy cuenta entre sus principales obras un importante
El cazador y el pescador sueltos y aislados con que comienzan Smith y Ricardo figuran entre las tratado acerca de los sentimientos mo rales, que antecede a la publicación de la VVealth of Nativns.
[estampas] imaginarias carentes de fantasía de las robinsonadas dei sigla xvm, que expresan simple- 5 Su tesis de doctorado se ocupó de un tema netamente filosófico: la diferencia entre las filosofias de
mente una reacción contra el exceso de refinamiento y el retomo a una vida natural mal interpretada. la naturaleza en Demócrito y Epicuro, y formaba parte de un proyecto mucho más ambicioso en el cual
Del mismo modo que el contrato social de Rousseau no une y relaciona contractualmente a los sujetos pretendia ~exponer en detalle el ciclo de la filosofia epicúrea, estoica y escéptica, en sus relaCiones con
independientes por naturaleza, tampoco esa fantasía se basa en semtdante naturalismo. Esto es una toda la especulación griega~ (Marx, 1982: 17).
[312]
Y LA FELICIDAD ~$15

la función de editor de la Gazeta &nana, periódico publicadt el artículo de Engels, la economía política ya era tratada como una dogmática
el exílio parisiense, que siguió ai derre dei periódico, se encargó," a cualquier posibilidad de critica de sus pro pios postulados, como el
Ai:llP:Id:~Ruge, de la edición de la revista AnalesFran.arAlemanesy en su breve la propiedad privada (cf. Engels, 1978: 10), por ejemplo, esbozando de modo
. ,_ -_-â::M'e~~ia, entre 1848 y 1849, fungió como responsable de la publicación ~fecursor la denuncia de su carácter apologético y encubridor de las relaciones de
O-:)i.h}V1/eua Gaz.etaRenana. Igualmente, a lo largo de su vida fue articulista en ~xplotación, particularmente cuando afirma que "La moderna economía no puede
ptiblicaciones y, durante muchos aüos, corresponsal europeo dei New YorkDaüv siquiera enjuiciar certeramente el sistema mercantil, porque ella misma peca
b_une,--el periódico de mayor tiraje dei mundo en ese entonces. unilateral y se halla todavía impregnada de las premisas de éste [y, en seguida
Por su misma ocupación, los asuntos prácticos pronto atrajeron la atenciórt bajo el falaz humanitarismo de los modernos se esconde una barbarie de la
Marx_.· quien fue convocado a opinar sobre una amplia gama de temas, los antiguos no tenían idea" (Engels, 1978: 11). En los Manuscritos económicos y
los_.económicos. 6 Pero fueron dos artículos destinados originalmente a la ftlosóficos de 1844, Marx profundiza la afirmación de Engels de! siguiente modo:
qUe editaba conjuntamente con Ruge, los que produjeron el giro en sus
clOnes sobre la economía política y, sobre todo, en su critica,-al centro de ~ economía política parte del hecho de la propiedad privada. Pero no la explica. [... ] La eco-
f':!;tomía política no nos ofrece una explicación dei fundam~ to sobre el que descansa la división
reses: el texto de Engels, Esbozo de crítica de la economía po!itica, y el de Moses
trab.Yo y e1 capital y la dei capital y la tierra. Cuando determina, por ejemplo, la relación
SObre la esencia del dinero. Respecto al primero, abundan las indicaciones del cl salario y la ganancia dei capital, el fundamento último es para ella el interés del capita-
Marx acerca de la influencia sufrida, pues el texto es explícitamente mencion~d: - es decir, da por supuesto lo que tiene que demostrar (Marx, 1982: 595).
de manera reiterada a lo largo de su obra, incluso en El capital. Desde su
prefacio a la Contribución a la crítica de la econom,ía política de 1859 Marx ya declarat · Más aliá de eso, la economía política, en cuanto dogmática, es tratada desde
lo siguíente: "Friedrich Engels, con quien he estado manteniendo un constan1 como muy cercana al discurso teológico, en importantes aspectos. Adam
intercarnb:iÇ> epistolar de ideas desde la apar!çión de su genial esbozo de una ~t~rmm, mentor, entre otras cosas de la "mano invisible", es definido, por ejemplo,
de las categorias económicas (en los Deutsch-FranzOsische]arbücher), había llegadó.- "el Lutero económico", enfatizando que, con él, "La franqueza católica dejó
conmigo por otra vía (véase su Lage der arbeitenden Klasse in England) ai ~ê1 puesto a la hipocresía protestante" (Engels, 1978: 13). Marx parte de esta crítica
resultado" (Marx, 2003: 6). 7 E! segundo texto, So!m la esrmcia de/ dinero, aunque de la economía polj.tica inaugurada por Engels, imprimiéndole un rumbo original,~
fue publicado en la revista editada por Marx y RÜge, conforme la intención originaL que será desarrollado a lo largo de tOda su vida. Uno de los trazos diferenciales de ..
(~parentemente por un retraso en la entrega de la última parte, cuya responsabili-' ·-.- su abordaje estuvo marcado, desde el comienzo, por el énfasis conferido al trata-
dá:d recaería en el propio Hess), ni tampoco mereció las mismas deferencias miento de la forma dinero y ha sido despertado para esta temática por el ya men-
citas de él, también ejerció una influencia muy significativa. 8 cionado artículo de Moses Hess (Sobre la esencia U.el"dinero). 9 A la forma dinero de los
6
productos del trabajo soCial, Marx se ufanó de haber sido el primero en atribuirle
En sus primeras incursiones temáticas, Marx se ve obligado a examinar situaciones prácticas
la·Iey acerca dei "robo" de Ieiia. En este sentido, en el prólogo de su obra de crítica a la economía Ut:t carácter análogo con lo sagrado, como si fuera una divinidad paradójica y pro-
lírica, de 1859, é1 mismo sostiene lo sigulente: "Durante los aiios 1842-1843, en mi carácter de director fana.10 De este modo, en los Manuscritos de 1844, parafraseando-a Sheakespeare,
de la Rheinishe Zeitung, me vi por vez primera en el compromiso de tener que opinar acerca de lo
han dado en llamarse intereses materiales. Los debates de la Dieta renana acerca dei robo de leiia y el los avasalla.-El dinero es el Dios verdadero de la sociedad burguesa, el Dios en quien los hombres adoran
parcelamiento de la propiedad de la tierra, la polémica oficial sobre la situación de los campesinos del su esencia alienada". Y más adelante Como concluye de la siguiente manera: "La primera elaboradón
Mosela, iniciada por el seiiorvon Schaper, a la sazón gobemador de la provinda renana, con el RheinishB de esta nueva concepción sería esencialmente obra de Marx, en los Manuscritos económicos y filosóficos, es-
Zeitung, y por último debates sobre ellibre comercio y aranceles proteccionistas, me brindaron una pri· critos en Paris en el verano de 1844. Desarrollando la crítica de la economía política iniciada por Engels,
mera ocasión para ocuparme de problemas econômicos" (M:ar:x, 2003: 3). a la luz de la noción nueva de alienación planteada por Hess, Marx terminaria, a través de la inversión
7
Marx se refiere aquí claràmente al texto Sobre la crítica de la econamía política y ai estudio de Engels de Ia filosofia idealista, en la concepción de que la econorrúa política es la clave de todos los problemas
sobre la situación de la dase obrem en Inglaterra. filosóficos, políticos y sociales" (Cotnu, 1976, tomo n: 514-515).
a En este artículo, por ejemplo, Moses Hess sostiene categóricamente que "Dios está para Ia vida teó- 9 Hess, 1980: 329-348. Según Auguste Comu, "Una influencia análoga a la de Engels ayudaria igual-

rica, lo mismo que el dinero para la vida prácl:ica... " (Hess, 1980: 334), denotando ser la posible fuente mente a Marx a superar la concepción aún un tanto abstracta que teníq, de la sociedad burguesa, dei
originaria de inspiración de Marx cuando, en paráfrasis a la obra de Shakespeare, asevera que "el dinero proletariado y dei comunismo: la dei artículo de Hess sobre la esencia dei dinero" (Comu, 1976, tomo
es la deidad visible [... ]" (Marx, 1982: 643). Según Comu, Engels y Hess, fueron las principales fuentes n:479).
de inspiración para el proyecto de critica de la economía política en sus albores. Para él, "La influencia 10 "No hay quien no sepa, aunque su conocimiento se reduzca a eso, que las mercancías poseen

que este artículo [Como se refiere aquí a lo obra Sobre la critica de la economía política, de Engels] tuvo una forma común de valor que contrasta, de manera superlativa, con las abigarradas formas naturales
sobre Marx se completaria con la dei artículo de Hess sobre la esencia dei dinero. Éste exponía en él propias de sus valores de uso: la forma dinero. De lo que aquí se trata, sin embargo, es de llevar a cabo
que la alienación religiosa, analizada por Feuerbach, era el reflejo ideológico de la alienación real que una tarea que la economía burguesa ni siquiera intentó, a saber, la de dilucidar la génesis de esa forma
se traduce en la sociedad burguesa, en la cual los obreros excluidos de la propiedad, los proletarios, dineraria, siguiendo, para ello, el desarrollo de la expresión dei valor contenida en la relación de valor
exteriorizao y alienan su ser verdadero, su actividad, su trabajo, en mercancías, que no les pertenecen y existente entre las-..mercancías: desde su forma más simple y opaca hasta la deslumbrante forma de di-
que, al adaptar la forma de dinero, de capital, se convierten, como Dios, en una fuerza ajena a ellos, que nero. Con lo cual, al mismo tiempo, el enigma dei clinero se desvanece'' (Marx, Karl, El capital, 8 tomos,
Y LA l'.l!.LlClUAU !Jl7
;}..,. ~-

~.~ó tajantemente que "el dinero es la lkidad visible [ ... ] intelección, pero el segundo, paradójicamente y ai mismo tiempo objetivo y
·(!\!i\);><rJ!l82: 643; 1953: 29!1). Más tarde, en El capital (y antes en la Contribw: lttrasensorial, Marx lo presenta con un carácter intrinsecamente enigmático que
[fi.'.f;ritica de. la economía política de 1859), Marx denominó las mercancías ~:transporta potenciado en sus sucesivas hipóstasis, bajo las formas de mercancia~
como profanas [profane Wanm] y a1 dinero, como mcrcancía absoluta [absolute capital (a las cuales, por esta razón, yo denomino de "tríada fetichoidi' -o sea,
(Marx, 1972: 152)li figuras, en tanto que son manifestaciones dei valor, cuyo despliegue sucesivo
.·:S~o la inspiración de estos textos precursores, el proyecto de critica de la la forma de fetiche cada vez más pronunciado) .13
politi!_Xl, de Marx tuvo inicio en el ex:ilio parisiense en 1844, acompaõ.ándolo el valor, que es un atributo puramente social de los productos dei trabt.go
su muerte en 1883. En efecto, y no hay que olvidado, e! principal legado ~ano, cuya naturaleza, sin embargo, permanece velada a las inspecciones or-
dei extraordinario renano ha sido la const.Iucción de este grandioso proyecto, de los agentes sociales inmersos en el remolino de las relaciones que lo
corisurnió en variadas y numerosas versiones, lo mejor de sus energías a sólo puede ser explicitado a través del examen critico de su propio
1844, quedando inconcluso hasta su muerte. Los Manuscritos de Paris (18~4), Lovimiento de constitución práctica. Por eso la arquitectura argun1entativa de El
Grundrisse (1857-1858), la Contribución a la crítica de la economia política en sus dos primeras secciones, reconstruye el propio proceso real en el pia-
finalmente, El capital (incluído el Libro IV, "Teorias sobre la plusvalía"), entre de forma condensada, configurando una historia (ahora valdría la pena
escritos, representan distintas etapas de un complejo proceso de elaboración troducir otro neologismo) categoria! de la forma capital, a través de las figuras que
Co que procuró descifrar (jen mi modesto juicio con éxito!) el enigma de la ~''Constituyen y antecedeu: la mercancía y el dinero.
burguesa, con el objetivo de orientar la const.Iucción de los caminos que proceso de "valorización dei valor" [Verwertung des Werts], es decir, la forma
~esen la superación de esta modalidad de la vida social, considerada por él objeto de la obra magna, sólo puede ser explicitado por la descomposición
in~secamente injusta. Esta última obra, todavía comportaria más de una versiÇ~ los atributos constitutivos de la forma mercancía, figura originada en el simple
ÍJlduso dei Libro I, únicQ p~bli,cado en vida por el autor (las dos primeras ediciori~ y que, con la diseminación dei intercambio y la correlativa intensificación
alemanas -1867 y 1872/1873- y la versión francesa -1872/1875), sin que se la división del trabajo, se despliega en la f()T11la dinero y, posteriormente, en la
se:9,alar una forma definitiva, incluso en virtud dei hecho de que quedó inacaba<Í~ capital. En la mercancía "dinerarià', el valor de uso se encuentra redupli-
a su carácter natural se acopla una pennanenté disposición para expresar
sí rnisma (en la forma de equival~te) las modalidades relativas dei valor de las
" " mercancías, o sea, de las profane Waren. Con eso, la ut:ilidad principal de la
14
LA PERSPECTIVA DEL VALOR DE USO ífuercancía "dineraria" (en cuanto figura consumada dei equivalente general) se
Gonvierte en esta capacidad de reflejar en sí misma..el valor de las otras mercancías,
Grosso modo, el tema central de todo ese inmenso proyecto es la critica de la riquez_&-·:: ~Xpresando simétricamente su propio valor. Sin embargo, su utilidad natural en
en su forma tipicamente burguesa, es decir, la crítica de la riqueza abstracta. dinero, se convierte en pura representación de la forma valor, cuyo valor
escribió tanto la Contribución a la critica de la economia política de 1859 como asumen lós productos dei trabajo humano bajo ciertas condiciones sodales. Tal distinción
tal (en todas sus versio:rÍ.es) para investigar y cuestionar la riqueza burguesa. De 'kmonta a Aristóteles cuando afirmaba: ''Hay dos dases de crematística, una por naturaleza y otra que no
modo de manifestación más sencillo, la forma mercancía desentraiia los dos atribu-= < naturaleza, sino que procede más bien de cierto tipo de experiencia y de arte. Y para ocupamos
esta última, tomemos el siguiente punto de partida: toda posesión tiene dos usos, y ambos usos son
tos constitutivos: ser simultáneamente concreta (valor de uso) y abstracta (valor de la posesión por sí misma, pera no son usos similares de ella por sí misma, sino que uno es propio dei
cambio o, simplemente, valor) .12 El primer atributo no ofrece mayores obstáculoS - objeto y el otro no es propio de él, como por ejemplo, la sandalia, usada como calzado o como objeto de
intercambio. Ambos son, en efecto, usos de la sandalia: pues quien le cambia por dinero o por alimento
traducción de Pedro Scaron et"aL, México, Sigla XXI, 1981, tomo I, p. 58 (Das Kapita~ Berlín, Dietz, 1972, una sandalia a quien la necesita, usa la sandalia como sandalia, pera no en el uso que le es propio, pues
MEW, 23, p. 62]). no está hecha para el cambio" (Aristóteles, Política, 1257a 4-13).
11
En la Zur Kritik de 1859, Marx afinna lo siguiente: "El fenómeno católico de que el oro y Ia plata, en 13 Véase Castelo Branco, 1999:52-78 o en la siguiente dirección: <http:/ /www.unicamp.br/cemarx/

cuanto encarnación directa dei trabajo social, y por consiguiente como existencia de la riqueza abst:racta, criticamarxista/ critica9parte3branco.pdf>.
se enfrentao a las restantes mercancías profanas, lesiona, naturalmente, el point d'honneurprotestante de la 14 "La forma de valor asumida por el producto de! trabajo es la forma más abstracta, pero también la

economía política burguesa, y por temor a los prejuicios dei sistema monetario perdió por mucho tiem- más general, dei modo de producdón burgués, que de tal manera queda caracterizado como tipo parti~
po eljuicio acerca de los fenómenos de la drculación dei dinero" (Marx, 2003: 150. Cursivas mías). cular de producdón social y con esto, a Ia vez, como algo histórico. Si nos confundimos y la tomamos por
12
La tenninología, que proviene de Adam Smith, aunque conceptualmente remonta a Aristóteles, la forma natural eterna de la producción social, pasaremos también por alto, necesariamente, lo que hay
sufre, sin embargo, en las manos de Marx un giro muy importante. Así, para Smith "la palabra valortiene de específico en la forma de valor, y por lo tanto en la forma de la mercancía, desarrollada luego en la
dos significados: algunas veces designa la utilidad de un determinado objeto, y otras veces el poder de forma de dinero, la de capital, etc. Por eso, en economistas que coinciden por entero en cuanto a medir
compra que el referido objeto pose e, en relación con otras mercancías. Al primero puede llamarse 'valor la magnitud de! valor por el tiempo de trabajo, se encuentran las ideas más abigarfadas y contradic:torias
de uso' [value in use] y ai segundo, \.~ator de cambio' [value in exchange]" (Smith, 1956: 32). Para Marx acerca del dinero, esta es, de la figura consumada que reviste el equivalente general" (Marx, 1981, líbro
el "valor de uso" y el '\ralar de cambio" (o, simplemente, ''valor") son los dos atributos de la forma mer" I, vol. 1:98-99, nota 32 [Marx. 1972:95, nota 32]).
J-- ~, ... ,,....., ...'-....,. '-'<">-'-'~-"'LV .U~!~"-•V VJ!. X LA l<.t.Llt.:lUAU
3'9
de ~o peculiar (por lo menos próvi~ioilalmente) se esfuma por completo ~tdonde D'=D+ADY' Esta otra manera de exteriorización de la tensión constitutiva
q:u,~ seiías de papel o, incluso, impulsos eléctricos, puedan representar, sin forma mercancía no confiere la preeminencia a la satisfacción de las apetencias
el dinero que, de este modo, puede sei apenas cantante, dejando de ser UIDanas, sino a la propia riqueza abstracta en cuanto tal. 19
Pe _este modo, la forma dinero, en cuanto tal, permanece completamente base en la profundización en ei camino aristotélico, ai examinar los atribu-
cualquier inspección sensorial. 15 de la forma mercancía en el comienzo de El capita~ Marx sostiene, sin rodeos,
Con la configuración de la forma dinero, Ia tensión constitutiva de la forma en primer lugar, ella debe satisfacer alguna necesidad humana, ya sea "dei
cancía se exterioriza lógica e históricamente. En primer lugar, en la circulación o de la fantasía [ dem Magen oder d!ff Phantasie]" (Marx, 1972: 49). En
pie, cuya expresión sintética consiste en Ia siguiente fórmula: M-D-M, 16 la en su conspícuo examen acerca del valor de uso [ Gebrauchswert], Marx no lo
recae sobre la utilidad, sirviendo el dinero apenas como facilitador dei intercam.] ~stringe solamente a la satisfacción de las necesidades más prosaicas, porque los
ESte proceso, relativamente benévolo, es aquel ai cual se refiere Aristóteles bienes suntuarios satisfarían necesidades "reales" o (~por qué no?) "imagi-
elogio a la nómismecomo facilitadora dei intercambio y de la satisfacción de tas . El término fantasía parece indicar el carácter abierto e indeterminado, es
sidades de la polisy de lafamilia, contribuyendo a la garantia de una vida histórico y cultural de estas apetencias. Tal apreciación queda firmemente
conforme, por lo tanto, a la eudaimonía (cf., Aristóteles, Ética nicomaquea, ll32a fOrroborada cuando se adentra uno en el cálculo dei valor de la fuerza de traba-
Asimismo, bajo la modalidad de crematística, es decir, dei enriquecimiento donde "un elemento histórico y moral [ein historisches und moralisches Element]"
finalidad en sí (y no como una actividad subordinada a la eudaimonía), el relativa la determinación de aquellos bienes y servidos, cuyo consumo sería
peripatético ya había criticado el proceso de valorización, constitutivo de todas p.lprescindible para la manutención dei trabajador en condiciones normales en
variedades de la acumulación de capital, incluso Ias más incipientes, presentes na sociedad dada. 20
cho antes de que el capitalismo, en cuanto tal, se desarrollara. Aristóteles manifie~ A aquellos que subestiman la importancia de la reflexión peripatética acerca
una especial desconfianza en relación co.q la, riqu_eza abstracta. Su principal los fenómenos económicos (y que sirve de base a los planteamientos de Marx),
bacia Ia crematística se vincula al carácter tendencialmente ilimitado de este ~orno Jean-Baptiste Say, por ejemplo, cabría recordarles que el monopolio no era
de manifestación de la riqueza y su consecuente independencia en relación l,esconocido por él, puesto que Aristóteles lo define, con mucha precisión, ai re-
eudaimonía, no puede prescindir, para hacerse efectiva. dei consumo de la rique~ la anécdota supuestamente ocurrida a Tales de Mileto, conocido por muchos
concreta. proveedoct de utilidad y capaz de satisfacer Ia concupiscencia humana el iniciador de toda la tradición filosófica: ~
que se presenta bajo la apariencia de necesidades que requieren ser satisfechas.
Por esta razón, la filosofia peripatética, anticipándose a la crítica de la economí~: algunos le reprochaban, en razón de su pobreza, que la filosofia no produce provecho
política, condena. como crematística. la inversión de la fórmula que aleja de la sa~ se cuenta que, habiendo previsto gradas a _s~- conocimientos astronômicos que la
facción de Ias apetencias humanas el rol de finalidad dei proceso y lo sustituye -:cproducción de aceitunas sería abundante, dispuso del pequefio capital que poseía, cuando
valorización, cuando el dinero se convierte en el objetivo final dei proceso. 17 En era invierno, para obtener bajo f:ianza todos los molinos de aceite de Mileto y Quíos, los
pala.bras, la primada de la riqueza concreta es sustituida por la de la riqueza abstrac.:._ 1
~ àD~incremento de dinero.
ta, que es la representación burguesa principal de la riqueza. En la forma capital, 19 La paradoja que encierra este giro profundo y que confiere Ia primada a la riqueza abstracta,
relieve de la riqueza abstracta asume una expresión paroxística, constituyendo ha sido advertida por Aristóteles de la siguiente manera: "A veces, en cambio, la moneda parece algo
figura procesal que se desarrolla motu proprio, como rm sujeto automático [ein automa:.-' desprovisto de valor, una pura convendón, algo que no es por naturaleza, porque si quienes la usan
tisches Subjeckt], cuya fórmula general, de modo conciso, puede expresarse así: D-M~ ~: -cambian tal convención, nada vale ni es útil para nada de lo necesario, y podría ocurrir que alguien rico
_en moneda a menudo no pudiera procurarse el alimento necesario. Ahora bien, extraiía es esa riqueza •.
15 cuya posesión deja morir de hambre, como se cuenta de aquel Midas, quien, por su insa<:iable plegaria,
En efecto, a despecho Ue este carácter extrasensorial, la forma vaWr (cuyo modo de manifestación todo cuanto a élllegaba se convertia en oro'' (Aristóteles, Política 1257b 11-17).
más puro es el dinero) es objetiva, puesto que no depende de la singular apetencia subjetiva de los in di~ 20 "La suma de los medias de subsistencia [ ... ] tiene que alcanzar para mantener ai individuo laborioso
viduos. Las perlas valen más que las lentejas, por ejemplo, aunque las últimas me plazcan más que las en cuanto tal, en su condición normal de vida. Las necesidades nanu·ales mismas -como alimentación,
primeras.
16 vestido, calefacdón, vivienda, etc.- difieren según las peculiaridades cliiQáti<:as y las demás condiciones
En donde M~ mercancía y n- dinero.
17 naturales de un país. Por lo demás, hasta el volumen de Ias !!amadas necesidades impresdndibles, así como
El riesgo de la disgregación social, incluso por la desigualdad que estimula, como seria dolorosa-- la índole de su satisfacción, es un producto histórico y depende por lo tanto en gran parte dei nivel cultural
mente constatado por los modernos, es fomentado por el desarrollo de la forma dinero, algo que h a sido de un país, y esendalmente, entre otras cosas, también de las condiciones bajo las cuales se ha fonnado la
advertido por las mejores inteligencias dei mundo antiguo. Por eso, según Marx, "Platón, en su República, clase de los trabajadores libres, y por lo tanto de sus hábitos y aspiraciones vitales. Por oposición [ Geg;msatz]
pretende retener a la fuerza e! dinero como media de drculación y medida, pero impidiendo que se a las demás mercancias, pues, la determinadón dei valor de la fuerza de trabajo encierra un elemento
convierta en dinero como tal. De ahí que Aristóteles considere la forma de la circulación, M-D--M, en la histó1ico y moral" {Marx, 1981: libro r, vol. I: 208 [cf. Marx, 19í2: 183]). Cabríasubrayar el hecho de que
que el dinero sólo funciona en cuanto moneda y medida, como el movimiento que élllama económico, Marx, al final del pas<Ue citado. destaca la especificidad de la fuerza de trabajo en relación con el conjunto
como el movimiento natural y racional, fustigando en cambio como antinatural, como contralio a sus de las demás mercancías en lo qne co1Tesponde precisamente a esta característica de la determinadón de
fines, Ia forma D-M-D, la forma crematística" (Marx, 1985, tomo n: 445).
su valor.
':)"V
:iS,ffistituciones de la burguesía son naturales. En eso se parecen a los teólogos, que también
-.que.,àrrendó a bajo precio, ya que nó''íeiiiá··ningún competidor. Cuando llegó el
iiiflguen dos clases de religión. Toda religión que no es la suya es una invención de los hom-
pt:Qpiç;io y fueron muchos los que a un mismo tiempo acudieron, de pronto, en
~.:mientras que su propiareligión es una emanación de Dios (Marx, 1977: 88).
múlinos, Tales los arrendó ai precio que quiso, logrando reunir mucho dinero, para
trar que los filósofos pueden enriquecerse fácilmente, si así lo desean, aunque no
és'e -su propósito [ ... ] Se trata en realidad de un expediente crematístico que relevante destacar, en relación con la riqueza abstracta, que cuando ésta
~4uei-que puede hacerse de un monopolio (Aristóteles, Política 1259a 9-22). su clímax en la configuración de la for-ma capital (figura procesal, y que
el pro pio objeto de la obra magna de Marx) se verifica una absorción y
Después de este relato, Aristóteles menciona otro ejemplo que corrobora ~}Jsunción de la propia racionalidad humana a sus aspiraciones. La misma ciencia,
ID.ación. Todo ello no parece sostener la hipótesis de Say acerca de que hi · tanto que fuerza productiva, es presentada por la apologética mano invisible
riiUda haya sido la -fesponsable de las opiniones peripatéticas en relación corolario del capital, cuyos trazos destructivos, como las crisis periódicas, por
fenómenos mercantiles. 21 -~,-<uplo, son escurecidos, convirtiéndola de este modo en pregonera dei "progre-
A diferencia de la riqueza concreta que se extingue en el consumo corl.Sp:U: ' Además, el capital se apodera de los sujetos humanos transformándolos en
la riqueza abstracta tiende, por su propia naturaleza, a la infinitud, en virturl_"~'( ~rgúmenos, cuya voluntad (o sea, aquello que en la metafísica moderna hace ai
23
t(jdO, de su objetividad extrasensorial; la economía política, por su parte) a la imagen y semejanza de Dios y sirve de fundamento a la libertad) se
mjstificar esto barajando los términos y presentando como un postulado al servido del proceso de valorización. Al describir la transición de la circu-
h'ãbie ia consigna de que habría, una especie de disposición natural de los simple (M-D-M) para la pleonástica ''valorización dei valor" (D-M-D'), Marx
bres, una propensión ilimitada al consumo. Como los humanos no somos lo siguiente:
por ende, no compartimos ei predicado de la omnipotencia, ni el de la ubicuid~
nUestra posibilidad de consumo es naturalmente finita. 22 Sobre este punto i~circulación mercantil simple -vender para comprar- sirve, en calidad de media, a un fin
@mo t1;bicado ai margen de la drculación: la apropiación de valores de uso, la satisfacción
-~pórtuno recordar a Lucio Colletti cuando afirma que "el cristiano y la merc:-lf
:·necesidades. La circulación del dinero como capital es, por e1 contrario, un fin en sí,
eStán hechos dei mismo modo, pues al 'alma' y a] 'cuerpo' dei primero la valarización del valor existe únicamente en el marco de este movimiento renovado
ponde e! 'valor' y e! 'valor de uso' de la segunda [ ... ] -ai igual que el cristianO:.:· El movimiento dei capital, por ende, es carente de medida. En su condición de
n:iercancía es unidad de lo finito y de lo infinito" (Colletti, 1977, tomo n: 326-3~Ó consci«nte de este movimiento, ~I poseedor de dinero se transforma en capita(lsta.
De este modo, el valor se acerca, por su p~opia naturaleza, al mundo religioso persona, o, más precisamente, su bolsillo, es el punto de partida y de retorno del dinero.
economía política que trata de fenômenos relacionados con él guarda una pro~7 ,, contenido objetivo de esa circulación -la valorización dei valor-es su jin subjetivo, y sólo en la
da similitud con la teología. Ya en 1847, sin embargo, en un pasaje de la Mishe '~ en que la creciente apropiación de la riqueza abstracta es el único motivo impulsor
operaciones, funciona él como capitalista, o sea-como capital personificado, dotado de
(a philosophie, que sería citado, in toto, posteriormente en El capital (1981, libro .,
GOnciencia y voluntad. Nunca, pues, debe considerarse el valor 4e uso como fin directo del
vol. 1: 77, nota 33), Marx anunciaba su posición sobre el asunto en los siguientet_ çapitalista. Tampoco la ganancia aislada, sino el movimiento infatigable de la obtención de
términos: :anancias. Este afán absoluto de enriquecimiento, esta apasionada çacería en pos dei valor
cambio, es común a capitalista y atesorador, pero mientras el atesorador no es más que el
Los economistas tienen una singular manera de proceder. Para ellos no hay más que dos clases italista insensato, el capitalista es el atesorador racional. La incesante ampliación dei va-
de instituciones: las artificiales y las naturales. Las instituciones dei feudalismo son artificialt:S a la que el atesorador persigue cuando procura salva-r de la circulación al dinero, la alcanza
21
capitalista, más sagaz, lanzándolo ala circulación una y otra vez (Marx, 1981, Libro I, vol.
Say, después de tejer algunos comentarias sobre Platón, afirma lo siguiente: "Aristóteles, va mucho
más lejos en su Política: distingue una producción natural y una artificial. Uama natural a la producción 186-187).
que crea los objetos de consumo de que la familia necesita y, cuando mucho, a aquella que los obtiene
por media dei trueque. Nmgún otro beneficio tiene su origen, según él, en una producción verdadera: De este modo, la perspectiva del valor de uso, contrapunto del valor, permite a
se trata de un beneficio artificial que él reprocha. De esto, no apoya tales opiniones en ningún razona· Marx iluminar el capitalismo, denunciándolo. De ahí su frecuente recurso y reitera-
miento que se base él mismo en observaciones exactas. Por la manera como se exprime sobre el ahorró
yel préstamo a interés, se percibe que no sabe nada respecto a la naturaleza y el empleo de los capitales" do encomio a la obra de Aristóteles. En verdad, la crítica de la economía política es
(Say, 1986, 47). una continuación de la crítica de la crematística. Pero no h;y aiioranza ni recurso a
22
El consumo de valores de uso no puede rebasar los límites naturales de la finitud humana y sólo el una hipotética edad de oro involucrados en sus planteamientos (jpor eso la crítica
consumo productivo, acoplado a la "valorización dei valor", tiende a la ilinritación. No se puede comer, a los socialismos nostálgicos!). Marx no pretendió jamás regresar la sociedad bur-
beber, vestir, habitar, transportar, etcétera, en cantidades ilimitadas. Todo lo contrario, hay limites físicos
en Ia capacidad individual (y en suma, en la colectiva) de consumo. ;Nadiejamás contentará a todas las guesa a una organización tribal o sucedánea, donde el individuo se sumergiera en
mujeres dei sultán o libará toda la bodega dei zar; ni la costumbre de regurgitar los alimentos, como lo '--'3 ~Sólo de la Yoluntad o libertad de arbitrio -que experimentó ser muy amplia en mí-, no concibo
hacían los antiguos romanos, tomará posible apetecer la gula más aliá de ciertos límitest Sólo la riqueza la idea de otra mayor; es, principalmente ella, la razón para que entienda haher en mí una imagen o
abstracta, por su naturaleza extrasensorial, puede ser sin límites cuantitativos, aunque la calidad sea. en
semejanza de Dios'' (Descartes. 1994. J1rrlitución I\': 17).
principio, ad injinitum, perfectible. Plantear lo contrario-esmera estulticia.
Ja'~C.Qniunidad y donde la división dei trabajo (y con ella el desarrollo de las La riqueza, desde el prisma del valor de uso, es decir, bajo el punto de vista de la
,pF.odtrctivas)-fuera abolida. La superación de la socíabilidad burguesa debiera;~ ,_-ri_queza concreta (y no de la abstracta), sólo podría originarse de Ia fertilidad, dei
~f{j:iso, pàra el ilUStre renarto, a la abolición de la forma valor (y, por endé;'-'di bVienu·e femenino (de las mujeres o de las hembras de los rebafíos) o de la tietra.
tríadá.Jetichoide), mediante la configuración de una sociedad·centrada en fecundación, asociada a la caída, representaría la pérdida de la inocencia en
itóh::Onsciente de su propio pro~eso de reproducción social, yya no delegadQ--ã;~ f~:~I pecado original que condenó, ai mismo tiempo, a los descendientes dei primer
~'lttOmaticidad ciega. i-hombre a las fatigas dei trab..Yo y a la muerte. En las palabras de Dios: "Con el sudor
-de la frente comerás tu pan, hasta que tomes a la tierra, pues de ella fuiste fonna:do:
~:-wrque tú eres polvo y al polvo retornarás" ( Gén 3, 19). Así, la riqueza concreta esta-
Vmin freier Mensche:n?-4 desde cualquier ángulo que sele apreciase, indisolublemente ligada a la finitud,
~sdecir, alahumanídad y alo mundano.
Lii tiansmutación· de la crematística, de vicio en virtud, fue el producto de La otra riqueza (la abstracta), propendiendo a lo ilimitado y transcendente (por
hiStórico sin pariüelo, cuyos reflejos también se han manifestado en el plan( carácter extrasensorial), viabilizada por la forma dinero y en las rnonedas (compren-
só, 'donde la moral cosecha una parcela importante de su normatividad. AriStóte :dj_éndose aquí las seíías de papel o billetes) de modo tangible expresada,25 tendió
ei:l su condena a Ia- crematística; como ya.-se ha seiíalado, se percataba - ;iJ._ representar, en razón de ésta su inclinación, la promoción de la desigualdad y.de
de)a amenaza de disgregación social que traía consigo la posibilidad de Ia disgregación social, convirtiéndola en una amenaza sistemática a 13. reiteración
ilimitada, viabilizada por· una desenfrenada forma dinero. No Condena ai ~~:l;ndefinida del proceso de reproducción social que pasa necesariamente por.el va"'
per se, sino a la exacerbación de la riqueza como finalidad en sí misma, o sea, de uso y por la procreación, en cuanto fttrmas puras de la sociabilidad:, de ahí su
~queza abstracta, posibilitada por la forma dinero, sobre todo por su carácter tProscripción religiosa, por lo menos en el âmbito de la propia comunidad. 26 Según
Véiüe de lOs ]azos comunitarios. Por la misma razón, Ia usura, es decir, e1 dinen){
J?iol?tea y que engendra -inás dinero, fue vigorosamente condenada más tarde
UQ_ despreciable pecado contra la naturaleza, como un vicio nefando. El proceso de intercambio de mercancías no aparece originariamente en el seno de los entes
Aristóteles ya había sostenido con mucho énfasis que ijiÇomunitarios naturales y eSpontáneos, sino allí donde terminan, en sus limites, en los pocos
en que toman contacto con otros entes comunitarios. Aquí comienza el trueque, y
allí repercute bacia el interiGT Q_e la comunidad, sobre Ia cual ejerce una acción di~
" con_ tanta más razón es aborrecida la usura, porque en ella la adquis'fción proviene de
~:s-olvente. Los valores de uso particulares que, en el trueque entre diversas comunidades, se
piàmorieda y no dei propósito para el cual ésta se inventó. En efecto, la moneda,
;::convierten en mercancías, como esclavos, animales o metales, conforman mayormente, por
Vistas dei cambio, pera el interés, por sí solo, aumenta la cantidad de la moneda (y
L consiguiente, el primer dinero dentro de las propias comunidades (Marx, 2003: 34) .27
tomado ese nombre, porque así como las crias son semejantes a sus progenitores, el
es moneda que procede de la moneda). Resulta así que esta clase de crematística es la
antinatural (Aristóteles, Política 1258b 2~8). No obstante, y en el mismo contexto dei monoteísmo soteriológico, Ias pers-
pectivas no permanecieron estacionarias, ya que el enriquecirniento contra naturam
Para Dante Alighieri la sodomía, la usura y la blasfemia estarian en un pudo, pos-RefOrma, transfigurar el "nefando" en "predestinación". Las indulgen-
plano, equiparadas por él en el terrible pecado contra naturam (1964, Inflemo, tias creadas para recompensar a aquellos que morian combatiendo a los infieles en
to XI, tomo 1: 96). La primera, ai depositar el semen en el "vaso" errado, los
practicasen afrontarían el destino principal dei sexo, contrariando la exhortaci?í:t 25 Dinero ( GeldJ y moneda [Miinze] no deben de ser confundidos en la obra de Marx. El primero,

divina de los primeros humanos: "Sed fecundos, multiplicaos .. " (Gén I, 28). para él, es un desdoblamiento necesalio de la fom1a mercancía cuando las relaciones de intercambi9
alcanzan cierto nivel, y la segunda es su manifestación convenida.
·última, a] imprecar wntra Dios, los blasfemos lo ofenderian directamente y, ~fj No hay espacio aquí para un tratamiento adecuado de esta temática. Sin embargo, seria oportuno
ÉJ., ài propio orden natural de las cosas. En cuanto a la usura, además de semb~: esclarecer que, grosso miJdo, las formas puras de la sociahilidad son aquellas sin las cuales la pro pia vida social
la: disensión, corrompiendo a la comunidad y propiciando que sus integrantes humana no sería concebible. Emran aquí como elementos constitutivos los medios de vida (Lebensmilte4
arrojen unos contra otros, haría que la riqueza se autooriginase, lo que sería conforme la denominación de Marx) y la procreación, en cuanto prodqcción de individuas, ambos im~
prescindibles a la reiteración y, por lo tanto, a la continuidad y permanencia de la existencia humana.
tra la naturaleza, porque el dinero no puede parir dinero, y toda la riqueza Deben servir. pues. de umbrales heuristicos para 1:ualquier ciencia social digna dei nombre. Para comen-
originarse del trabajo y de la tierra: sus únicas fuentes posibles. O en las palabras tarios más amplias acerca dei asunto, véanse Ca<;telo Branco, 2004: caps. v y vr; 2001: 35-46 <http:/,1\"'\'W.
dei contemporâneo de Hobbes, William Petty: "el trabajo es ei padre y ei principio ppgf.utba.br/Para_uma_teoria_da_culrura.pdf>; 2003: 177~190 y 2006: 57-80.
activo de la riqueza, como la ti erra es la madre" (Petty, 1986: 54).
27
Marx rdtera en otro lugar la misma apreciación de !a siguiente forma: "E! cambio no tun1 sn punto
de partida entre los individuos dentro de una comunidad, sino allí donde las comunidades terminaban.
[es decir,] en sus confines, en e! punto de contacto entre unas comunidades y otras'' (Marx, 1985, tomo
24
"Unión de hombres libres" [E.]. 2: 286).
.l\-11\KA 1 L."\ 1'-t.Lll..lU.'\U
Ias-:Cruzadas en defensa de Ia fe en ei Cristo, pasaron paulatinamente a considera,J 325
a:,Jos'-qúe, ·poseyendo suficiente numeraria, pudiesen escapar ai daito eterno .vía de la división dei trabajo, donde el estímulo dei aumento de las productive powers
quiriéndolas. Los mísmos que se opusieron a Ia venta de Ias indulgencias tuvie of labour seria fundamento de la riqueza de las naciones. De este- modo se consumó
que;·capitular deiante de las se:iíales inequívocas con las que Dios agraciaba con la inauguración de la economía política, propiamente dicha, cuya paternidad es
ri{pieza-a los elegidos, es decir, a los destinados a disfrutar con ÉI de las delicias de generalmente atribuída ai propio Smith mediante la hipóstasis del interés- privado
vidà:eterna. ~Quê mejor prueba de la elección divina, que el propio êxito, evidente":_ erigido a la dignidad de resorte dei bien común. No obstante, como contrapartida
a todos, -en la vida práctica? Aunque Ia aceptación inmediata dei dinero, vía de una producción de riqueza, jamás vislumbrada desde antaõo, ad\-ino una des-
co'm:o autoprocreador, no haya granjeado una adhesión tan amplia, por lo meno~_i; igualdad social también inusitada, que no ha pasado inadvertida a la mirada de los
ülicialmente, el prestigio de la riqueza abstracta, cuando era obtenido porei ascetis~ modernos, por lo menos desde Montaigne. 29
mo y la dedicación al trab.yo, pudo, desde luego, representar una seiial evidente Frente a la evidente paradoja entre los coetáneos prosperidad y miseria, la so-
favor con el cual el Creador demostraría haber acogido a aquellos que compartirian:__:- lución para semejante infortunio se fundamentó, desde el propio Smith (y de un
con Él el paraíso. Así, de una manera o de otra, la gruesa cuerda para amarrar copioso séquito de flamantes epígonos), en el dogma de un equilibrio sistémico
barcos, pese a lo que pregonaron Mateo, Marcos y Lucas, einpieza a atráveSiir inmanente, es decir, en la religión laica de un mercado autorregulable. La invisihle
ojo -de la aguja. 28 La prosperidad como seftal de eiección parece haber emergido'~; hand despuntó como la panacea para la solución de los desequilíbrios concebidos
conjuntamente, como ha demostrado Max Weber, con la configuración de la fonni· no como inherentes al proceso de reproducción social efectuado anárquicamente
capital, stricto sensu, y con la disciplina por ella exigida para la consolidación de su' ' por productores privados independientes y centrado en la riqueza abstracta, sino
supremacía. solamente como disfunciones tópicas e índeseables de un proceso naturalmente
<eara que todo esto ocurriera, fue necesario proceder a una completa inversión;· benévolo, siempre y cuando se llevara a cabo en toda su radicalidad (Smith, 1956:
de los princípios éticos y morales que antes dirigian la vida social. El altruismo~­ 335). La defensa del inte rés público se convierte así, sin disfraces, en un dogmáticO
cemento de la existencia comunitaria, es confinado ai âmbito privado y da lugar ai encomio de los intereses privados. Con esto, Ia virtud peripatética dei altruismo
encomio dei egoísmo, erigido como pedestal dei bien común. El egoísmo privado; pierde su dimensión pública y queda confinada apenas ai ámbito de Ia familia y al
cdriditio sine qua non para la existencia dei individuo desgarrado, será alabado por' de la philía. El hombre moderno, además de config~rado como individuo desga-
~ernard Mandeville,~uien lo convertirá en virtud püblica, capaz de conducir a la rrado, padece, en e1 centro de su voluntad Iibre, de una arnbivalencia esquizoide:
prospe:ridad colectiva. Además, en sus huellas, un corolario de vícios correlativos debe ser magnánimo en la familia y entre los amigos, y :fuezquino en la vida pública,
será también entronizado como auxiliar de un presunto bien común, reducido, beneficiándose en provecho propio de todas las oportunidades que sele presenten.
sobre todo, a la riqueza y prosperidad convertidas en finalidad en ~í. Lo que distin- Los modernos somos, pues, esquizofrênicos morales. En su crítica a la sociabilidad
gue a este autor, entre otras cualidades, es su inmenso arrojo ai examinar ciertos as- burguesa, Marx no pretende regresar a un supucsto pasado idílico. AI contrario, el
pectos de la sociedad burguesa, extrapolándolos a toda Ia historia, convirtiéndolos desarrollo de las fuerzas productivas y la configuración dei individuo plenamente
en características intrínsecas a Ia propia naturaleza humana. Para ~andeville, por desembarazado de su inmersión tribal, constituyen el punto de arranque para la
ejerOplo, "aquellos que estudien detenidamente la naturaleza dei hombre, pres- posibilidad de construir una forma de sociabilidad conscientemente estructurada
cindiendo dei arte y la educación, podrán observar que lo que hace a este animal y cuyo proceso de reproducción no esté delegado a una autornaticidad enajenada,
sociable no es su deseo de compaüía, bien natural, piedad, afabilidad y otras gradas centrada en la "valorización dei valor" [ Venverlung des Werls]. En efecto, el propie-
de h,ermosa apariencia, sino que son sus características más v-iles y odiosas las más tario privado independiente no es la única forma posible de manifestación de la
necesarias perfecciones para equiparlo para las sociedades más grandes y, según va 2':1 Ya en el siglo XVI la llaga social de la desigualdad es abiertamente denunciada por Michel de Mon-

e! mundo, más felices y florecientes" (Mandeville, 2001: 5). taigne (y antes de él, a su modo, por las llamadas "utopías" renacentistas, Thomas More, Campanella et
aL), al describir una entrevista supuestamente habida (sea veraz o ficticia, poco importa) entre é! y algu-
~a claridad y sinceridad con que unió sus tesis, sin edulcorar opiniones, pro-
nos amerindios oriundos de la "Francia Antártica", que habrían sido nevados a Francia después de la ma-
vocaron la oposición incluso de aquellos que apoyaron su argumento principal. lograda ocupación de la bahía de Guanabara por los calvinistas franceses (conocidos como hugue-nots),
Éste es el caso de Adam Smith, por ejemplo, quien basado en su maestro Francis de la siguiente manera: "observaron que htt}' entre nosotros personas bi~n alimentadas, disfmtando de
Hutcheson en su repulsa a Mandeville y, acusándolo de haber creado "un sistema lj- las comodidades de la vida, en cuanto mitades de hombres flacos, hambrientos, miserables limosnan en
las puertas de los otros (en su lenguaje metafórico a tales infelices llaman 'mitades'); y hallan extraor-
cencioso': (Smith, 1999: 388), abraza, sin embargo, su idea central de que la defensa
dinario que esas mitades de hombres soporten tanta injusticia sin que se rebelen e incendien las casas
dei interés privado contribuye decisivamente ai bien común. Y esto se daria por la de los demás" (Montaigne, 1987, tomo 1: 266}. La actualidad de las considemciones de Montaigne no
28
pudiera ser mayor, puesto que la llaga ele la desigualdad sigue como un fantasma asombrando a la so-
No deja de ser significativo el modo como la misma afirmación es reiterada por e! testimonio de los dedad contemporánea. incluso la francesa, y esto más de dos siglos después de que la gran Revolución
diferentes evangelistas, atribuyéndose siempre e1 pronundamiento ai propio Seil01: Cf. Mateo 19, 23-2-!; de 1789 haya uansfonnado la égalitf en ordenanza emblemática de la República francesa, destinada a
Marcos 10, 23-25 y Lucas 18, 24-25. embellecer e! frontispicio de los edificios públicos ... jPero losjóvenes de los banlie-ues no queman casas,
sino coches!
:MAURO CASTELO BRANCO DE MOURA M..t\RX Y LA FELICIDAD
32Q 327
jiidividu,alidad desarrollada. Marx ha concebido una asociación de hornhres lib-res [ Ve- BIBLIOGRAFÍA

'mi;,Jn'ilrr Menschen] (cf. Marx, 1981, libro r, vol. 1: 9&-97 [Marx, 1972: 92-93]) como
slJ.riedá~ea de la sociabilidad burguesa y en ella el individuo no queda "disueltO Aristóteles (1983), Ética nicmnaquea, trad. Antonio Gómez Robledo, México, UNAM.
- - (2005), Política, trad., introducción y notas de María Inés Crespo y María Isabel Santa
~n:,tifl ba:íio de ácido sulfúrico", cOmo dijo Sartre en su justificada crítica a cier~
Cruz, Buenos Aires, Losada.
-ve,tsiones del "marxismo" (Sartre, 1974: 37). El bienestar prosaico que la fundameri~ Castelo Branco de Moura, Mauro (1999), "Sobre o projeto de crítica da economia política de
ta·_-110 puede prescindir dei inmenso desarrollo de las fuerzas productivas, legado Marx", Critica Marxista, núm. 9, pp. 52-78.
m~yopde la forma burguesa, empero sin el automatismo anárquico y ciego que 1e - - (2001), "Para uma teoria da cultura", Novos Rumos, núm. 35.
viene aparejado, sino que supone, además de la abundancia, el control consciente - - (2003), "Materialismo e família", en Cecília ( org.) et aL, Piw.s, Vozes Silenciadas: Ensaios de
de la propia sociabilidad humana, algo que sólo la libertad individual plena puede Ética e Filosofia Política, ljuí, UnijuL
asegurar y ésta, al revés de lo qúe se suele plantear, se encuentra, para M~rx, por - - (2004), Os 11-iercadores, o Templo e a Filosofia: Marx e a Religiosidade, Col. "Filosofia", núm,
181, Porto Alegre, Editora da Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul
encima del Estado. !lo Todo esto, además, sin el agobio que la "valorización dei ·valor'-'
(Edipucrs).
impone a quienes participan de las formas de la sociabilidad burguesa.31 · - - (2006), "Marx y la procreación (reflexión sobre Ias condiciones necesarias para Ia exis-
En una forma de sociabilidad__que haya abolido la forma "valor", desapareceria la tencia dei ser social)", Reoi.<;ta de la UniversidadAutónoma de Sinaloa, Culiacán, pp. 57-80:
riqueza abstracta-y, con ella, el egoísmo hipertrofiado que es su sello distintivo, aSí Colletti, Lu cio (I 977), El Marxismo y Hegel, 2 tomos, México, Grijalbo.
como todo el estrés que agobia, como una enfermedad colectiva, todos los aspectOS Cornu, Auguste (1976), Carlos Marx, Federico Engels, 4 tomos, Habana, Instituto Cubano dei
de la vida social burguesa, en virtud del productivismo exacerbado que la forma Libro.
capital impone. De ahí que Marx defina al comunismo como "reino de la libert:ad". Dante Alighieri (1964), Divina comédia, 2 tomos, São Paulo,Jackson.
Descartes, René (I 994), Meditationes de prima philosophia, Campinas, IFCH/U nicamp.
En·éi se producirían apenas valores de uso, es decir, riqueza concreta y finita, y Ia
Engels, Friedrich (1978), Breoes escritos económicos, México, Grijalbo.
escasez seria superada. En sentido propio, seria la sociedad dei bienestar. Pues; Hess, Moses {1980), Philosophúche und Socialistische Schi?ift-en (1837-1850), Vaduz/Liechtens-
según el insigne renano tein, Topos.
Mandeville, Bernard (2001), La fábula de las abejas, México, FCE .
. ._ En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparec;ldo la subordinación es-- Marx, Karl (I 985), Grundrisse: Linegmientos Jundamentales para la critica de la economía política
" clavizadora de los individuos a la di"isión del trabajo y, con ella, la oj;osición entre e1 trabajo 1857-1858, 2 tomos, México, FCE:
intelectual y manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera - - (1982), Esoitos dejuventud, México, FCE.
ne~esidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuas en todos sus aspectos, crezcan - - (1953), DieFrühschrijten, Stuttgart, Alfred Krõner.
también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colecti- - - (2003), Contribución a la crítica de la economía polf{ica, México, Siglo XXI.
va,- sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte dei derecho burgués, y'la - - (s/f), "Crítica del programa de Gotha", en A:farx yEngels. Obras escogidas, 2 tomos, Y.los-
sOciedad podrá escribir en su bandera: iDe cada cual, según su capacidad; a cada cual, según· cú, Progreso.
sUs necesidades! (Marx, s/f: 16). - - (1981), El capital, 8 tomos, México, Sigla XXI.
- - (1972), Das Kapital, Berlín, Dietz, MEW, 23, p. 62.
- - (1977), "Marx, misêre de la philosophie", en CE-uvres Économie, I, París, Gallimard.
' !10 "La Libertad consiste en convertir al Estado de órgano que está por encima de la sociedad en un

órgano completamente subordinado a ella" (Marx, s/f, tomo n: 24).


Montaigne, Michel (1987), En~aios, 3 tomos, Brasilia, UNB/Hucitec.
31
"La riqueza real de la sodedad y la posibilidad de ampliar constantemente el proceso de su repro- Sartre, Jean-Paul (1974), "Questions de méthode", en C1itique d-e la raison Dialectique, t. I,
duccíón no dependeo de la duración dei plustrabajo, pues, sino de su productividad y de las condiciones Poitiers, Gallimard.
más o menos fecundas de producción en que aquel se lleva a cabo. De hecho, el reino de la libertad sólo Say. Jean-Baptiste ( 1986), Tratado de economia polftica, São Paulo, CoI. Os Economistas, Nova
comienza allí donde cesa el U"abajo determinado por la necesidad y la adecuación a finalidades exterio- Cultural.
res; con arreglo a la naturaieza de Ias cosas, por consiguiente, está más aliá de la esfera de Ia producción Smith, Adam (1956), Welth oJNations, Nueva York, Collier & Son.
material propiamente dicha. A.sí como el sahraje debe bregar con la naturaleza para satisfacer sus - - (1999). Temia dos smtirnentos tnMais, São Paulo, Martins Fontes.
dades, para consen>ar y reproducir su vida, también debe hacerlo el civilizado, y lo debe hacer en todaS
las formas de sociedad y bajo todos los modos de producción posib1es. Con su desarrollo se amplía este
reino de la necesidad natural, porque se amplían las fuerzas prodnctivas que la.~ satisfacen. La libertad
en este terreno sólo puede consistir en que el hombre socializado, los productores asociados, regulen
racionalmente ese metabolismo suyo con la naturalcza poniéndolo bajo su contrai colectivo, en vez de
ser dominados por él como un poder ciego; que lo lleven a cabo con el mínimo empleo de fuerzas Y
bajo las condiciones más dignas y adecuadas a su natumleza humana. Pera éste siempre sigue siendo un
reino de la necesidad. A1lende él mismo e! desarrollo de l<1.s fnerzas humanas, considerado como un fin
en sí mismo, e! verdadero reino de la libertad, que sin embargo sólo puede florecer sobre aquel reino
de la necesidad como base. La reducción de la jornada laboral es la condidón básica~ (Marx, 1981. Jibro
m, vol. 8: 104). .

You might also like