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Compuso Haydn 68 cuartetos de cuerda agrupados en varios periodos.

Los opus 17 nacieron a


comienzos de la década de 1770 y se corresponden de alguna manera con el periodo
prerromántico Sturm und Drang. Curiosamente, ya calificaba a Haydn y Mozart como los
primeros compositores "románticos". Lo que destaca precisamente del opus 17, número 4, es el
tono melancólico y elegíaco, siendo el único cuarteto de Haydn escrito en la tonalidad de do
menor, tan habitual años después en Beethoven. Los seis cuartetos del opus 50 están escritos en
1786-87 y se conocen como prusianos por estar dedicados al monarca y violonchelista Federico
Guillermo II de Prusia. No tiene, en cualquier caso, el violonchelo un tratamiento melódico
exagerado, aunque sí hay solos situados oportunamente. En 1787 Haydn arregló también para
cuarteto de cuerda las Siete últimas palabras, la cual lo ligaría para la eternidad. El número 4 en
fa sostenido menor -la misma tonalidad que la citada Sinfonía de los adioses. Los opus 76 son
de 1797, la época del genial oratorio La creación. El número 4 en si bemol mayor posee, "uno
de los más intensos movimientos lentos jamás escritos por Haydn, en forma sonata de trazo muy
libre sobre un tema único que a la vez que se expone se desarrolla, mientras los dos
movimientos conclusivos entremezclan aires de danza de una energía casi rústica con episodios
de inquietante oscuridad que terminan en una agitación frenética".

su última serie de cuartetos op.77 (los “Cuartetos Lobkowitz) demuestran el


enorme manejo que su autor tenía en el arte de la modulación con una
extraordinaria precisión en la construcción tonal, ya que exploró tonalidades
remotas y reafirmó su coherencia cíclica de las tonalidades, algo que fue una de
sus grandes preocupaciones.

Haydn había estado experimentando con la forma de los cuartetos, el número


de movimientos, la estructura interna. Por fin en la Op. 33 se establece lo que
será el patrón del género, o sea:

Primer tiempo: rápido en forma de Allegro de Sonata

Segundo tiempo: lento en forma ABA (lied)

Tercer tiempo: minuetto/scherzo, en ternario.

Cuarto tiempo: rápido y generalmente en forma Rondó

Pero más que la organización interna, lo realmente nuevo de los cuartetos Op.
33 está en utilizar lo que los musicólogos han llamado trabajo temático

Apartir de Op. 33 en adelante se usa el termino trabajo temanico

El op. 1cuarteto N. 1 cuenta con un preto, un minuete y un presto, el cuarteto N. 2 Cuenta con 5
moviminetos, un allegro, un minuete, un adagio, un presto y por ultimo un minuete

El primer tema de nuestro cuarteto es éste:


pues Haydn, después de exponerlo a la manera habitual (el violín I es la
melodía, las otras voces el acompañamiento), lo empieza a transformar
cogiendo uno de sus átomos (el motivo de las 2 semicorcheas del principio) y
transformándolo en una melodía en si misma, que es respondida por una
respuesta que nace de la misma fuente. Lo vais a ver más claro en la partitura.
Pongo el motivo generador en rojo y sus réplicas en verde).

Y esto es sólo el principio. Durante todo el primer tiempo ese motivo aparece
por todos lados, generando respuestas, melodías, ostinatos, etc. Este proceso, el
trabajo temático, es la gran aportación de Haydn a la historia de la música, y el
pilar de lo que conocemos como el estilo clásico vienés. Es por eso que los
cuartetos de Haydn me gustan tanto y os doy la tabarra con ellos año tras año.
Esa manera de mezclar unidad y variedad es tan perfecta en si misma que por
eso tuvo tanto éxito en la historia de la música, y fue imitada por todos los
compositores de la época, que reconocieron en Haydn a su maestro y fuente de
inspiración.

pero los cuartetos del Opus 9 de 1769-70 están compuestos en la forma que sería
el estándar tanto para Haydn como para otros compositores: cuatro movimientos,
uno rápido, uno lento, un minueto y trío y un final rápido.
Beethoven Compone los seis primeros cuartetos a partir de 1797, que
dedica a su maestro Haydn: los Op. 18. Son exuberantes, con muchos
episodios de bravura que ponen a prueba al ejecutante.
En el trágico Adagio del Nº 1, según confesión del autor a su amigo
Amenda, describe el drama de dos amantes en el momento de
separarse; un diálogo desgarrador, lleno de lamentos de intensidad
creciente. En el Nº 2 el grácil y desenfadado Allegro del principio
contrasta con la exaltación lírica de un Adagio conmovedor. El Nº 3 es
todo él un modelo de delicadeza y equilibrio, hasta que la fogosa
tarantela final despeja el panorama de sombras con una alegría
contagiosa. Es curioso que en el Nº 4 no haya ningún movimiento
lento música de este cuarteto es la de un hombre ilusionado. El
Andante cantabile del Nº 5 contiene un tema con variaciones de
riquísimos matices. Hay un movimiento enigmático en el Nº
6, titulado “La melancolía”, que, de hecho, son dos movimientos que
van alternándose: la tristeza profunda y el consuelo ineficaz.

¿Qué diferencias hay entre el primer y segundo periodo?

- Podríamos decir aquello de que dejó de ser Sancho el Bravo para ser
Sancho el Fuerte. Los cuartetos fueron ganando en densidad,
abandonando determinados tics del clasicismo.

Los tres primeros cuartetos de esta etapa intermedia conforman


el Op. 59. Fueron un encargo del conde Andreas Rasumovsky en 1806.
Schubert, después de calificar los cinco últimos cuartetos como “joyas
de primera clase”, escribió en un artículo para el periódico Allgemeine
Zeitung: “es verdad que para comprender los últimos cuartetos de
Beethoven no basta con estar dispuestos a escucharlos; el melómano
más sensible y receptivo, permanecerá indiferete si no conoce a fondo
el carácter de Beethoven y el lenguaje de sus últimas obras. Pero una
vez que haya emprendido el camino con este propósito, no encontrará
otra cosa que grandes maravillas que se ofrecen al espíritu, pues estas
creaciones, con su escritura profunda y sobreabundancia de ideas,
superan de lejos toda concepción humana”

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