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Guido Donato.
Mi punto de partida fue trabajar las áreas de tensión en el cambio cultural hacia la igualdad
de género, o en principio alguna de ellas.
Más que de igualdad hablemos de paridad o justicia para desde el vamos no caer en la
reglas ya impuestas, lógicas que nos llevaron hasta este punto de evolución discutido y
categóricamente agotado.
Hacia dónde y fundamentalmente cómo vamos es una incógnita y nos obliga a pensar y
repensarnos de manera constante. Lo seguro es que ya no hay vuelta atrás.
Una primera instancia es la de equiparar en número las voces dentro de quienes ejercen la
palabra. Así lo plantea Nochlin en el arte, donde sugiere que es la mujer quien tiene que
luchar por sus propios reclamos y hacerlos llegar a todas las esferas donde se dispute poder,
voz y voto.
Nuevamente opino que esta es la instancia en la que nos encontramos. Las mujeres alzan la
voz por sus derechos logrando que el Estado (el único garante de igualdad) aprobara aquí
en la Argentina numerosas leyes de paridad, tanto políticas como culturales y sociales.
La pregunta siguiente sería: ¿Alcanza, en el caso del arte, con igualar la cantidad de voces
de una figura, El Autor, que es desde su concepción patriarcal? ¿Estaremos repitiendo
lógicas si solo distribuimos ese poder? ¿Habría alguna forma de NO ejercer poder? ¿El
binomio en tensión sería entonces Autor/Público?
Y aquí a la lectura de Barthes. Volvemos a poner el foco en el Autor. Por un lado cómo sus
ideas, sus posibilidades, su desarrollo son parte de una construcción social que lo supera, y
por otro cómo es interpretado o reinterpretado su mensaje artístico por el espectador quien
completa y le da sentido a la obra con su propia experiencia, con sus propios códigos, con
su propia significación. Se declara entonces en el texto que el nacimiento del Lector (en el
caso de las artes literarias) es la muerte del Autor.
Suponemos que al arte alguien lo va a seguir produciendo, la incógnita es bajo qué figura.
El cómo pasa a tener la atención. ¿Se resinificará el concepto de Autor? ¿Finalmente
morirá? ¿Surgirá una nueva figura?
A modo de conclusión considero que el paso final es la muerte definitiva del Autor hacia
una nueva figura de creación que surja de los movimientos feministas/anti patriarcales. Una
figura en un futuro de contexto justo y solidario.
Creo que entran en juego entonces las dos partes necesarias para que exista el hecho
artístico: El/los artista/s y el público. Pero esta vez dentro de otra dinámica.
Desde el lado de la producción, las cooperativas de trabajo parecen ser en este contexto lo
que más se acerca a ese nuevo tipo de figuras y construcciones. Incluso en el génesis de
este modelo la mujer fue protagonista activamente contra el modelo tradicional
industrial/patriarcal, donde el concepto de reparto de bienes y ganancias desplazó al de
acumulación.
Hoy en día son numerosas las cooperativas artísticas, que si bien muchas internamente
pueden repetir patrones patriarcales, están en la búsqueda constante de lograr un modo de
producción justo, solidario y trasversal.
En el otro sentido, relación Autor/Público, los límites se fueron diluyendo en gran parte por
las nuevas formas de comunicación y plataformas tecnológicas.
Llegando al caso de numerosos artistas que ya no eligen grandilocuentes escenarios o
exclusivas galerías alejadas del público: hay shows en terrazas, livings, arte callejero,
ciudades intervenidas. La idea de lo cercano, de que cualquiera puede, que el artista es uno
de nosotros está cada vez más latente. Es que todos somos el artista. Ejemplo de esto es el
auge de las plataformas de financiamiento colectivo. Donde el público elige que proyecto
desarrollar apoyándolo económicamente. Considero que siempre fue así pero hoy más que
nunca queda en evidencia la importancia determinante de ambos actores en la creación de
arte.