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Alteraciones vasculares, ansiedad y Alzheimer

¿Existe un vínculo entre las enfermedades cardiovasculares y el alzhéimer? Lydia


Giménez Llort, Francesc Jiménez Altayó y sus colaboradores, del Instituto de
Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona, han estudiado este concepto
emergente. Los resultados de su trabajo, publicados en la revista Journal of Alzheimer's
Disease, muestran alteraciones de los vasos sanguíneos en ratones con este trastorno
degenerativo. Además, esta disfunción vascular, observada principalmente en hembras,
se asocia con episodios de ansiedad.

«Nuestra hipótesis es que la red de regulación neuroinmunoendocrina está afectada en el


Alzheimer», señala a Investigación y Ciencia Jiménez Altayó, primer autor del trabajo.
«Consideramos que el trastorno neurodegenerativo no afecta solo al cerebro, sino que
también altera la sincronía que tanto el sistema nervioso central como el periférico
establecen con otros órganos. A fin de corroborar dicha suposición, trabajamos con
ratones triple transgénicos que simulan la forma familiar de la enfermedad», añade.

Los investigadores examinaron la estructura y funcionalidad de los vasos sanguíneos


periféricos, y observaron marcadas alteraciones vasculares en los roedores de sexo
femenino. En concreto, el diámetro interno y externo de sus capilares fue mayor.
Asimismo, el análisis de las propiedades mecánicas de las arterias reveló que las
hembras presentaban menor presión sanguínea. En el Alzheimer, la conducta de los
animales también podría depender de su sexo, ya que, en comparación con los machos,
ellas mostraron elevados niveles de ansiedad y emotividad.

«Esperábamos encontrar alteraciones conductuales en las hembras, pues, normalmente,


la mujeres son más emocionales. Además, trastornos neuropsiquiátricos como la
ansiedad se relacionan con la enfermedad de Alzheimer. Son los llamados síntomas
conductuales y psicológicos asociados a demencias», explica Giménez Llort, última
firmante del trabajo. «Sin embargo, la disfunción de los capilares periféricos que
hallamos en las féminas nos sorprendió. Por lo común, los estrógenos femeninos
retrasan la aparición de enfermedades vasculares», destaca.

Pero para los científicos, el resultado más relevante de su estudio fue la asociación entre
los estados de ansiedad y los cambios en los vasos sanguíneos. «El nivel de correlación
fue, sin duda, muy elevado. Sobre todo, cuando consideramos toda la muestra, es decir,
animales de ambos sexos, de edad avanzada, con y sin Alzheimer», apunta Jiménez
Altayó.

Preguntados acerca de las implicaciones clínicas de su trabajo, ambos investigadores se


muestran prudentes. «El estudio de la afectación cardiovascular es un área emergente
dentro de la investigación en neurodegeneración. Será necesario esperar a obtener datos
de pacientes antes de poder trasladar nuestros resultados a la práctica clínica». «No
obstante, seguiremos explorando nuevos aspectos a fin de descubrir los mecanismos
implicados en las diferencias observadas. Por ejemplo, intentaremos dilucidar el papel
del estrés oxidativo y la inflamación sobre los vasos sanguíneos periféricos. Asimismo,
estudiaremos el modo en que estos procesos modifican la conducta», concluyen.

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