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ESTRATEGIAS PARA APOYAR A ALUMNOS QUE SE LES DIFICULTA CONCLUIR LAS ACTIVIDADES

• Horarios visibles: Habilitar en el aula un espacio para colocar el horario semanal y


permitir que lo consulten siempre que sea necesario. Esto servirá de apoyo para que el
alumno en cuestión las actividades que se llevaran a cabo durante la jornada, es
importante ir señalando en el horario con una flecha o alguna señal las actividades
conforme se va avanzando en ellas, con la finalidad de que el alumno también ubique
el tiempo que falta para concluir la jornada.

• Si queremos reforzar la atención, debemos exigir tiempos de concentración cortos.


Muchos niños comienzan a cometer errores a partir de los seis minutos de atención
concentrada en una tarea monótona, conseguiremos un buen rendimiento si logramos
controlarla fatiga, intercalar entre una asignatura y otra ejercicios que permitan a los
alumnos ponerse de pie, estirarse o hacer ejercicios de respiración, ejercicios de
gimnasia cerebral también es una buena opción. No es necesario invertir demasiado
tiempo en estos lapsos, sin embargo el resultado se verá en el cambio de actitud de los
estudiantes.

• Mientras realiza la tarea asignada es conveniente reducir al máximo los distractores. Si


un niño es lento para hacer la tarea, el hecho de sentarlo junto a la puerta o permitirle
que saca más del material necesario representara una distracción que impida culminar
la actividad.

• Acercarse al niño cuando empieza el rato de trabajo para impedir que realice acciones
que retrasen el inicio del mismo (ponerse a sacar punta, empezar a buscar la página
desde la primera y una por una, buscar material que no va a necesitar…)
• Hacer cambios en el formato de los ejercicios: utilizar otra distribución, otro tipo de
letra, buscar ejercicios de libros de otros años.

• Cambiar el tipo de tareas: se puede pedir al niño que resuelva una serie de problemas,
pero también es posible darle las soluciones desordenadas para que coloque cada una
en su sitio, o darle los problemas solucionados para que juzgue si están bien o mal
realizados. Se puede pedir que haga una redacción sobre algo, pero también que
continúe una ya comenzada, o que cambie el final a una historia conocida, que realice
una nueva historia con los mismos personajes, …

• Combinar distintos tipos de actividades, (respuesta larga, unir con flechas, completar,
respuesta corta, dibujar, etc.).

• Introducir cambios en la forma de trabajar (individual, en parejas, en grupo).

• No son efectivas las llamadas de atención continuas y críticas a los niños lentos. Se les
desalienta. Es preferible buscar estrategias para marcarles el ritmo y tener referencias.
Por ejemplo, dividirle en pasos las tareas y marcarle tiempos para cada uno de los pasos.
Una forma divertida de marcar el tiempo es poner una canción y comentar con el grupo
“cuando termine l canción será tiempo de concluir la actividad que estamos realizando”

• Mostrarle satisfacción con su esfuerzo y trabajo

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• Reducir la cantidad de trabajo, especialmente cuando se trata de series de ejercicios del
mismo tipo. Exigir que unos pocos estén bien hechos, más que realizar muchos.

• No hacerle copiar los enunciados.

• Valorar más el contenido y la corrección que la buena presentación del trabajo.

• Colocarle junto a un compañero que trabaje con agilidad. Uno de los dos niños tendrá
que controlar que vayan comenzando cada ejercicio al mismo tiempo.

• Cada vez que el profesor vea al alumno concentrado en su tarea convendría que se
acercase a él expresando su satisfacción, (sonriendo, con un gesto de ánimo, o diciendo
“muy bien, estás trabajando duro”)

• Anotar al inicio de las tareas cuál va a ser el trabajo que se va a hacer. Poner como última
actividad una que resulte interesante o atractiva para el alumno, sin que se pueda pasar
a una actividad sin haber acabado la anterior.

• Otra opción es ponerle delante un reloj y decirle “cuando la aguja llegue aquí vendré”,
o un reloj de arena también vale.

• Usar una señal de actividad que avise de que empieza el tiempo de trabajo personal. Se
puede colocar encima de su escritorio.

• El problema de los niños lentos puede no ser debido a distracciones o sobrecarga de


trabajo, sino a un mal manejo del tiempo, es decir, cree que tiene suficiente tiempo
hasta que en realidad le demuestra lo contrario.

• Un buen recurso para que gestione mejor el tiempo es hacer prácticas de estimación del
tiempo. Se trata de pedir a estos niños lentos que intente adivinar el tiempo necesario
para realizar algunas actividades, y comparar sus predicciones con la realidad para
aumentar progresivamente su conciencia del tiempo y su precisión a la hora de hacer
previsiones. No es necesario que las predicciones se centren en actividades académicas.
Se pueden valorar cuestiones como las siguientes:
¿Cuánto tardas en ir desde casa al parque?
¿Cuánto tardas en recoger tus cosas y ponerte el abrigo?
¿Cuánto tardas en comerte el bocadillo?
¿Cuánto tardas en hacer estas sumas?
• Jugar a “vencer el reloj” para hacer la tarea en cierto tiempo; si termina antes tiene un
premio, que no necesariamente tiene que ser algo material, puede ser ganarse el
privilegio de ser ayudante de la clase, repartir el material, etc.

• Hacer un contrato de tareas que incluya puntos y premios cada vez que termina las
tareas a tiempo. Un juego de ruleta, con distintos reconocimientos, puede funcionar
igual.

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• Otra opción es aumentar el tiempo previsto para los deberes o actividades. Si necesita
más tiempo, hay que tener previsto un cierto margen de este para que al final del día se
cumplan las actividades planeadas.

• El tiempo de estudio tiene que estar delimitado tanto al principio como al final. Cuando
el tiempo se termina se termina la actividad, aunque no se hayan terminado. Se puede
ser mínimamente flexible y dejar algún minuto más para terminar algo, pero no más de
5 minutos: cuando se termina el tiempo de la asignatura que se está trabajando , se
debe pasar a la actividad siguiente.

• Tener muchos problemas a la hora de hacer deberes puede ser señal de falta de
motivación, de descanso, de hábitos, o falta de paz y sosiego interior. Para que los
deberes sean más llevaderos, procura que el nivel de exigencia sea proporcional a su
edad, no le presiones con los deberes, potencia su autoestima, usa el refuerzo positivo,
fomenta su autonomía y ayúdale a crear hábitos y rutinas. Es muy importante que tenga
un espacio fijo de trabajo, que realice los deberes a unas horas determinadas y que
planifique unos momentos de descanso pautados.

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