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OBJETIVO
MATERIALES
Rejilla de amianto: Esta rejilla está impregnada por amianto, y sirve como
zona de contacto entre el foco de calor y el material a calentar.
Espátula: Sirve para coger sustancias sin necesidad de utilizar las manos.
Varilla de vidrio: Sirve para dar vueltas a las sustancias que están
calentándose.
Trípode: Es un objeto que sirve para sostener el vaso del precipitado
mientras se calienta.
PROCEDIMIENTO
Vamos a enumerar distintas recetas de la obtención del jabón casero que hemos
recogido en nuestras localidades
5 litros de agua
5 litros de aceite
1 kilogramo de sosa o hidróxido sódico
Después se deja reposar hasta que se enfría y se corta.
1. Proceso con aceite: Lo primero que haremos será disolver la sosa que la
tenemos en estado sólido, para ello pesamos 20 gr de NaOH en la balanza y
enrasamos a 100ml de agua para obtener una disolución al 20 %. Colocamos
100ml de aceite en un recipiente, y lo mezclamos con la disolución de
hidróxido sódico. Calentamos durante 30 min. aproximadamente, al baño
maría con cuidado y dejamos reposar durante 24 h. para que se forme el
jabón.
RESULTADOS
Cuando hemos disuelto la sosa que estaba en estado sólido en el agua, hemos
observado que ha tenido lugar una reacción exotérmica ya que la disolución del
agua con NaOH se calienta al desprender calor.
Cuando hemos calentado estas mezclas y pasado un tiempo, hemos podido observar
en el recipiente 3 capas: la inferior que contiene la solución de sosa sobrante con la
glicerina formada; la intermedia, semisólida, constituida por jabón, y la superior,
amarilla de aceite que no ha reaccionado.
Esta reacción ha tenido lugar por un proceso de saponificación en la que a partir de
grasa y NaOH obtenemos jabón y glicerina.
CONCLUSIONES
Las conclusiones a las que hemos llegado tras la realización de la práctica son que
los jabones se forman mediante una reacción denominada “saponificación”. Esta
reacción consiste en una hidrólisis en medio básico de las grasas, que, de este
modo, se descomponen en sales de potasio o sodio (jabones) y glicerina.
Las grasas son insolubles en agua, pero se dispersan formando micelas cuando se
encuentran en un medio básico. Los jabones son sales de potasio o sodio, que
emulsionan la grasa rodeando una microgota: las cadenas hidrocarbonadas
(hidrófobas) se orientan hacia la grasa, mientras que los grupos carboxilo
(hidrófilos), se disponen hacia el agua. Así los jabones ayudan a dispersar las
grasas de la piel o los tejidos, junto con los restos de la suciedad adheridos a ellas,
siendo arrastrados por el agua.
OPINIÓN