You are on page 1of 8

AÑOS DORADOS A PLENITUD

Salmos 92: 12-15

COMO PALMERAS FLORECEN LOS JUSTOS; COMO CEDROS DEL LIBANO


CRECEN. PLANTADOS EN LA CASA DEL SEÑOR, FLORECEN EN LOS ATRIOS
DE NUESTRO DIOS. AUN EN SU VEJEZ, DARAN FRUTO, SIEMPRE ESTARAN
VIGOROSOS Y LOZANOS, PARA PROCLAMAR ¨EL SEÑOR ES JUSTO,EL ES
MI ROCA, Y EN EL NO HAY INJUSTICIA¨

INTRODUCCION:

En Casa Sobre La Roca estamos en el año de la unidad y la plenitud, las


cuales tienen que reflejarse y manifestarse en todas las actividades de la
iglesia a través de los ministerios y grupos de edificación.

En Años Dorados compartimos esta premisa y por eso queremos


trasmitirla a todos nuestros amados doraditos. Eso inspiró esta prédica
porque sabemos que en años dorados queremos que nuestra vida sea una
vida plena, en la certeza de que somos escogidos y amados por Dios y
destinados a la vida eterna por los méritos de nuestro amado Salvador
Jesucristo.

Por eso, para empezar, quiero compartir con ustedes una lectura que me
llamó la atención y que está en el devocional Nuestro Pan Diario del día 11
de Abril del 2007. Se titula: LA GLORIOSA PUESTA DE SOL, y dice así:

Es maravilloso ser joven, tener la vista clara, una audición aguda, pasos
elásticos y un pulso que tamborea a la marcha de una salud vigorizante.

Pero la ancianidad tiene glorias que la juventud no puede conocer. Es, en


verdad, una ancianidad bienaventurada si termina con lucidez a la hora de
la noche.

La ancianidad celebra la cosecha; la juventud la siembra.

Igual que los frutos en el otoño, la cosecha de la edad dorada se secará y


se marchitará, o se volverá tierna y más dulce a medida que madura
Uno no se puede escapar de los años que pasan. La juventud se queda
solamente lo suficiente como para fortalecer nuestros hombros para las
cargas que hay por delante.

La vida conduce inevitablemente a la hora de la noche.

Las mejores cosas son las viejas, cosas que han soportado y pasado la
prueba del tiempo. El mismo DIOS, aunque no está sujeto a tiempo, recibe
el nombre de ANCIANO DE DIAS. (Daniel 7:9).

No nos avergoncemos de nuestra edad. Todo lo que permanece debe


envejecer: las montañas, los ríos, los mares, las estrellas…

No obstante, el tiempo de la noche de la vida puede ser brillante


únicamente si tenemos al que es la luz como nuestro Sol de noche.

Nada es más triste que una persona que envejece y a quien le espera la
eternidad sin Jesús. Y nada es más dulce que un cristiano que se vuelve
cada vez más tierno y que sigue creciendo y descansando en Cristo a
medida que hace frente al mañana con confianza.

Salmos 92: 12-15

COMO PALMERAS FLORECEN LOS JUSTOS; COMO CEDROS DEL LIBANO


CRECEN. PLANTADOS EN LA CASA DEL SEÑOR, FLORECEN EN LOS ATRIOS
DE NUESTRO DIOS. AUN EN SU VEJEZ, DARAN FRUTO, SIEMPRE ESTARAN
VIGOROSOS Y LOZANOS, PARA PROCLAMAR ¨EL SEÑOR ES JUSTO,EL ES
MI ROCA, Y EN EL NO HAY INJUSTICIA¨

La gracia de Dios es poderosa y más que suficiente para guardarnos llenos


de vida y activos en la hermosa edad dorada de nuestra existencia
terrenal.

Al llegar a la tercera edad, muchos piensan que son unos fracasados


porque no lograron las metas que se propusieron o que otros esperaban
de ellos.
Nuestro objetivo debe ser procurar comprender lo que Dios considera
éxito para el ser humano, incluso en la edad dorada.

Si todavía estamos vivos es porque Dios así lo ha querido con el fin de


darnos ``un futuro y una esperanza” (Jeremías 29.11).

En el presente, Dios nos da oportunidades para que a través de ellas


podamos servir a los demás y ser de bendición para ellos. Así nos damos
cuenta de lo importante de esta época de nuestra vida, junto con sus
desafíos, triunfos y grandes recompensas.

El éxito no necesariamente implica lograr grandes metas o alcanzar


objetivos que trasciendan.

Confiemos en el Señor, y con esa confianza actuemos para lograr el éxito


en toda tarea que nos corresponda.

Comencemos con las cosas pequeñas. Hay que evaluar los recursos que
Dios nos da y sacarles el mejor provecho.

Lo lograremos poniendo lo que Dios nos da en las propias manos del


Señor.

Al recibir la bendición debemos actuar. Dios bendice a la persona que


tiene deseos.

No debemos desperdiciar nada. Es pecado desperdiciar los recursos que


Dios nos da: “EL QUE DESPERDICIA SUS RIQUEZAS, PRONTO LLEGA A LA
POBREZA”.

El creyente debe empezar a vivir en victoria en cualquier punto o etapa de


su vida. Esto nos toca a los doraditos en especial.

Si recordamos aquellos tiempos en que ni pensábamos que llegaríamos a


viejos, podemos darnos cuenta de los numerosos triunfos que el Señor
nos permitió disfrutar.

Ahora es el momento para empezar a disfrutar una vida plena. Recuerda


que NADIE PUEDE HACERTE SENTIR INFERIOR SIN TU CONSENTIMIENTO.
1. ¿QUE ES LA VEJEZ?

La vejez es una época particular de la vida del ser humano, no de todos


por cuanto muchos mueren en la infancia, en la adolescencia, en la
juventud o a temprana edad adulta.

Por consiguiente debemos alegrarnos y darle gracias a Dios por


permitirnos llegar a una edad avanzada, mayormente si gozamos de
buena salud.

¿Cuándo se llega a la tercera edad?

Existe discrepancia respecto a la edad exacta en que la persona arriba a la


vejez. Algunos señalan que es a los 50, otros que a los 60 y aún otros que a
los 70 que es cuando en muchos países clasifican la jubilación, según las
leyes laborales.

Douglas Mcartur dijo: LA VEJEZ NO ES SIMPLEMENTE LA EDAD


CRONOLOGICA DE LA VIDA, SINO UN ESTADO DEL ESPIRITU HUMANO. SE
ES VIEJO CUANDO SE DEJA DE SOÑAR.

La invitación es para que hagamos de la edad dorada la mejor época y


experiencia de nuestra vida.

Joel 2:28 dice “Derramaré mi espíritu sobre todo el género


humano…tendrán sueños los ancianos y visiones los jóvenes.”

Nuestros mejores sueños están reservados para esta época de nuestra


vida. ¡Créelo y se hará realidad en tu vida!

La juventud no es una etapa de la vida,

Es un estado mental, es temple de voluntad,

Vigor de las emociones.

La gente envejece solo cuando

Abandona sus ideales.

Eres tan joven como tu fe,

Tan viejo como tus dudas,


Tan joven como tu confianza,

Tan viejo como tus temores.

Cuando tu corazón esté preso

En las garras del pesimismo,

Entonces….sólo entonces

Habrás envejecido.

Dios tiene promesas firmes y seguras para todo ser humano que decide
creer y confiar en Él, incluidos aquellos que hemos llegado a los años
dorados.

La comunidad de la edad de oro aumenta cada día gracias a los avances de


la ciencia en las últimas décadas y por ello debemos estar agradecidos a
Dios.

Ante estos años adicionales que nos han sido concedidos, lo más
importante debe ser nuestra actitud hacia la vida misma.

“Este es el día que hizo el Señor, en El me alegraré y me gozaré” (Salmo


118:24).

Disfrutemos de los mejores años de nuestra vida y mantengámonos


jóvenes de espíritu mientras vamos envejeciendo físicamente.

Después de todo lo que más debemos temer son las arrugas que
desfiguran el alma. Esas sí que envejecen la vida y nos roban la felicidad.

2-BENEFICIOS DE LA EDAD DORADA

Llegar a la vejez tiene sus ventajas, aunque muchos no creen que la edad
dorada es símbolo de gozo y contentamiento, sino un periodo de vida
triste y melancólico que no podemos evitar.
La vida es hermosa cuando se mira a través de los ojos de Dios, de su
santa, bendita y poderosa palabra.

Envejecer no es morir, es vivir los días culminantes de nuestro viaje hacia


la vida eterna. Es el ascenso final de nuestro andar con Dios en la tierra.

Este es nuestro tiempo de máxima utilidad y comprensión.

Disfrutemos de la riqueza del oro de nuestra edad dorada, compartamos


lo que hoy somos y tenemos.

Los que tenemos el privilegio de ser pensionados o jubilados podemos,


según lo permita la edad o la salud, ocuparnos de otras personas y hallar
gozo en el servicio a los demás.

¿Cómo podemos ayudar?

a) En la iglesia en los diferentes ministerios.


b) Orando e intercediendo por las necesidades de otros.
c) Visitando a personas enfermas, o a personas solas, abandonadas
muchas veces por sus propios familiares, ayudándoles en sus
necesidades. ( Mateo 25: 35 -40)

Hay muchos trabajos y ministerios esperando por personas que reconocen


delante de Dios, que sus días de utilidad y fructificación no han terminado.

Pongámonos a las órdenes de Dios para ver todo lo bueno que


acontecerá.

Atrevámonos a seguir siendo útiles, sirviendo a los demás por amor de


Cristo.

Continuemos glorificando a Dios por medio de nuestras buenas acciones.


(Mateo 5:16)

Satanás quiere robarnos (Juan 10:10) la felicidad de sentirnos útiles y por


eso coloca en nosotros pensamientos de desánimo.

RECORDEMOS QUE EN EL REINO DE DIOS NO HAY JUBILACION NI


DESEMPLEO.
3-UNA VEJEZ FRUCTIFERA.

En el salmo 92, Dios dice: “aún en su vejez darán fruto” (V.14ª)

No se trata de llegar solamente a la vejez sino a una etapa en la que se


experimenta el favor de Dios al bendecirnos con fortaleza y salud física.

Aún estando enfermos, eso no excluye la promesa bíblica. Pidamos a Dios


por nuestra salud, porque El puede sanarnos a cualquier edad.

Muchos hemos experimentado sanidades en nuestro cuerpo desde que


iniciamos nuestra edad dorada. Naturalmente tenemos que ser
disciplinados y cuidar nuestro cuerpo porque es templo del Espíritu Santo.

Una de las claves para lograr tener unos años dorados a plenitud, tiene
que ver con el cuidado de nuestra existencia integralmente, es decir,
nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu.

La obediencia al aplicar las verdades de la Palabra de Dios durante nuestra


vida diaria, es necesaria si queremos disfrutar de una buena salud física,
mental y espiritual.

El Señor lo dice claramente en Proverbios 4:10-13:

“Escucha hijo mío acoge mis palabras, y los años de tu vida aumentarán.

Yo te guío por el camino de la sabiduría, te dirijo por sendas de rectitud.

Cuando camines no encontrarás obstáculos, cuando corras no tropezarás.

Aférrate a la instrucción, no la dejes escapar,

Cuídala bien, que ella es tu vida”

¿Qué marca la diferencia en nuestra apreciación de la edad dorada?

Lo que hace la diferencia es la fe que depositamos en Dios y su Palabra


eterna, en Cristo su amado Hijo y su obra redentora.

Las promesas seguras dadas por Dios sobre la vida, la muerte y la vida
eterna más allá de la muerte, llenan nuestras almas de una dulce y
profunda paz, que nadie ni nada nos puede robar, porque está garantizada
por Aquel que es la resurrección y la vida, el que resucitó de los muertos,
ascendió a la majestad en las alturas y está sentado a la diestra de Dios
Padre, intercediendo por nosotros.

Tenemos la certeza de que no nos dirigimos tristemente a la conclusión de


nuestra existencia, al final de la edad dorada, sino al comienzo de una
etapa superior, a un nivel de vida superior, eterna, en la dimensión donde
habita Dios mismo.

Es nuestro privilegio y responsabilidad orar, testificar y animar a nuestros


contemporáneos que no tienen conocimiento de estas verdades bíblicas y
de la esperanza de vida eterna más allá de los linderos de la muerte y que
por consiguiente, viven en temor e incertidumbre.

You might also like