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Tener franjas con criterios claros para determinar la política salarial de una
entidad empleadora no solo debería atenuar la discriminación por sexo, sino
por otras razones. El sector público tiene ello –aunque no en plenitud por el
desorden actual de regímenes– pero es una de las razones por las que la
brecha remunerativa pública es menor que la privada: de 16% es la brecha
salarial entre mujeres y hombres en el sector público contra 29% en el sector
privado (ver). SERVIR aprobó en octubre pasado una “Guía Metodológica del
Diagnóstico de la Desigualdad Salarial entre Hombres y Mujeres en el Estado”
para que las entidades públicas tengan datos objetivos institucionales sobre
la materia con miras a la adopción de medidas (ver). Este camino se ve
reforzado por la Ley 30709.
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Otro aspecto de la Ley 30709 es que establece que las entidades empleadoras
públicas y privadas deben de garantizar un trato digno y un clima laboral
basado en el respeto y la no discriminación, incluyendo expresamente dentro
de ello a la prevención y sanción del hostigamiento sexual pues, como toda
expresión de violencia, es una forma de discrimimación (Comité CEDAW,
Observaciones Generales 19 y 35). La Ley 27942, Ley de Prevención y Sanción
del Hostigamiento Sexual, prohíbe actualmente este tipo de violencia en las
relaciones laborales y educativas tanto verticales (superiores/as y
subordinados/as) como horizontales (entre compañeras/os de trabajo) y
regula los procedimientos para las denuncias.
4. Hacer compatible la vida personal, familiar y laboral
No hay igualdad entre mujeres y varones sin que todas las personas puedan
conciliar su vida laboral con su tiempo personal y familiar: es, junto con un
importante cambio de mentalidad, lo que puede permitir que los varones –y no
solo las mujeres– realicen labores necesarias para la vida diaria como cocinar
alimentos, lavar la ropa, limpiar el hogar, tener tiempo suficiente para
descansar, así como atender al cuidado de hijas/os, padres/madres o
personas con discapacidad que se tengan bajo responsabilidad.
Por último, la Ley 30709 establece que las entidades empleadoras públicas y
privadas deben asegurar la igualdad entre hombres y mujeres en sus planes
de formación profesional y de desarrollo de capacidades laborales. El acceso
al conocimiento y a la mejora del perfil laboral es clave para el desarrollo (ver).