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FUNCIONES DEL

CELADOR EN
QUIRÓFANO

Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

Escuela de Gestión Sanitaria 1


Funciones del celador en quirófano

Autor:
Ana Nieto Jácome
Emma Rodríguez Corte

Maquetación:
Ramón Iglesias

Edita:
Escuela de Gestión Sanitaria

Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido


de este libro sin
autorización expresa de los autores.

2 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

ÍNDICE

Prólogo

Tema 1: Bloque quirúrgico

1. Introducción

2. Diseño del área quirúrgica

2.1 Zonas de intercambio (zona sucia

2.1.1 Vestuarios y zona de personal

2.1.2 Zona de espera preoperatoria

2.1.3 Control central de entrada

2.1.4 Almacén de instrumentos y equipos

2.2 Zonas externas de apoyo (zonas semilimitada y limitada)

2.2.1 Procesamiento material

2.2.2 Almacenamiento del material

2.2.3 Quirófano

Tema 2: Asepsia: Conceptos básicos

1. Introducción

2. Definiciones previas al tema

2.1 Asepsia

2.2 Esterilización

2.3 Antisepsia

2.4 Métodos de asepsia

3. Principios generales de asepsia

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Funciones del celador en quirófano

Tema 3: Riesgos laborales en el quirófano

1. Introducción

2. Riesgos laborales

2.1 Riesgos químicos

2.1.1 Símbolos

2.1.2 Productos químicos más comunes en el medio sanitario

2.2 Riesgos físicos

2.3 Riesgos biológicos

2.3.1 Infecciones más importantes transmitidas por sangre y


fluidos corporales

2.3.2 Otras infecciones bacterianas y virales

2.3.3 Precauciones universales

2.4 Riesgos psíquicos

2.5 Riesgos sociales

2.6 Resumen de los principales riesgos laborales

Tema 4: El personal del Bloque Quirúrgico

1. Introducción

2. El equipo quirúrgico

3. Tareas del personal del equipo estéril

4. Tareas del personal del equipo no estéril

Tema 5: Principios de Mecánica Coroporal y Arcos de Movimiento

1. Introducción

2. Terminología

3. Rango normal de movimiento en las distintas articulaciones

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4. Principios básicos de mecánica corporal

5. Normas de mecánica corporal para celadores

Tema 6: Preparación preoperatoria

1. Introducción

2. Valoración del paciente quirúrgico

3. Protocolos prequirúrgicos

4. Documentación necesaria

5. El consentimiento informado

6. Atención psicológica a la familia

Tema 7: Posiciones del paciente en la mesa quirúrgica: El intraopera-


torio

1. Introducción

2. Recomendaciones prácticas y medidas de seguridad

3. La mesa quirúrgica o de operaciones

3.1 Definición

3.2 Tipos de mesa quirúrgica

4. Aparataje utilizado en intervenciones quirúrgicas

5. Complementeos para la colocación del paciente

6. Colocación del paciente quirúrgico en la mesa de operaciones

7. La anestesia: Conceptos básicos

8. Operaciones quirúrgicas más frecuentes

9. Pruebas de antes, durante y después de la intervención

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Tema 8: El postoperatorio inmediato

1. Introducción

2. Valoración durante el postoperatorio inmediato

Tema 9: La comunicación del Celador con el Paciente Quirúrgico

1. Introducción

2. Elementos de la comunicación

3. Tipos de comunicaciones

4. Factores que facilitan la comunicación con el paciente y su familia

5. Factores que dificultan la comunicación con el paciente y su familia

6. Relación de ayuda del celador al paciente y su familia

Glosario

Bibliografía

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P R Ó LO G O
Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

Prólogo

Las tareas del celador en el entorno del quirófano son múltiples y muy varia-
das. En este libro, nuestra intención es mostrarle una guía de actuación den-
tro de su profesión, de modo que nos centraremos fundamentalmente en
aquellas tareas (dentro de sus funciones) que son los pilares básicos de
toda actuación de un celador en el área quirúrgica.

Por tanto, a lo largo de esta lectura pretenderemos serle útil para un mejor
manejo del paciente, tanto en situaciones de urgencia como en cuestiones
rutinarias relacionadas con la intervención quirúrgica.

Apuntes históricos sobre la cirugía


La cirugía es una técnica terapéutica practicada desde épocas remotas;
esxisten referencias de actividad quirúrgica en el Antiguo Egipto, en la cul-
tura de Mesopotamia (1700 a. C.), lugares de donde se supone que fue
importada a griegos, etruscos y posteriormente, romanos, pero también hay
conocimientos sobre la misma en la cultura hindú y en la cultura del reino
del Sol Naciente (China).

Sin embargo, el arte de la cirugía decayó notablemente durante el período


de la Edad Media, sobre todo en el mundo occidental -eminentemente cató-
lico- caracterizado en esta era por el desprecio hacia la vida humana, enar-
decidas las gentes por la vida espiritual que ha de seguir a la muerte mate-
rial, entusiasmo bien comprensible por el fervor religioso de las gentes del
medievo.

Será a partir del siglo XV cuando comience a pensarse en la cirugía como


arte; comenzaron en esta época los estudios de anatomía humana, reali-
zándose disecciones de difuntos y alguna operación de cirugía. En estas
últimas las condiciones eran realmente penosas, pues hemos de tener en
cuenta que se desconocía la existencia de los microorganismos y mucho
menos mecanismos de transmisión de las enfermedades y no es raro que
los cirujanos pasasen directamente de la sala de disección y estudio anató-
mico a la sala de quirófano, sin lavarse las manos ni cambiarse de ropa.

En el siglo XVIII y XIX la cirugía se encuentra en pleno apogeo, pues es el


tiempo de grandes descubrimientos como los logrados gracias a los estu-
dios microbiológicos de Luis Pasteur, o la mejora de los métodos anestési-
cos (en la época oscura, las sustancias utilizadas eran opio, mandrágora,

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alcohol y el frío). Se descubre el óxido nitroso, se aísla la morfina, se utiliza


la cocaína y finalmente, se utilizan los vapores de éter para intervenir al
paciente.

Sin embargo, mal que nos pese, los avances más prodigiosos en el campo
de la cirugía se han producido en las diferentes querras existentes. La nece-
sidad de personal que asistiese al cirujano en la operación no surgió hasta
la Segunda Guerra Mundial, puesto que en la Primera Guerra Mundial, el
médico se encontraba en el campo de batalla a fin de socorrer a los heridos
y proporcionarles comodidad, por lo que no tenía un papel de cirujano. En
la antes nombrada Segunda Guerra Mundial se puedieron aplicar ya una
serie de nuevos descubrimientos, como el uso de antibióticos tales como
penicilina y sulfamidas, con las que los cirujanos pudieron operar y salvar
más vidas de soldados de lo que era posible en las épocas anteriores. Este
aumento de supervivientes del campo de batalla provocó una escasez de
personal, tanto en los hospitales de campaña como en los hospitales base,
por lo que se comenzaron a organizar una serie de cuerpos de ayuda para
las intervenciones quirúrgicas, despuntando así lo que conocemos como
equipo quirúrgico y su entorno más inmediato. Desde este punto, comien-
zan a definirse de un modo más claro las diferentes figuras que han de estar
presentes en un quirófano.

Hoy en día todo el cuerpo humano es susceptible de ser sometido a una


intervención quirúrgica, con técnicas más que perfectas en continuo avan-
ce. La cirugía tiende a ser lo menos invasiva posible, y su misión es tanto
curar al enfermo como paliar alguna deficiencia o enfermedad, y el lugar
donde se realiza, el quirófano, se ha convertido en un lugar muy especiali-
zado en cuanto a trabajo a realizar po personal facultativo, no facultativo y
no sanitario.

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TEMA 1

E L B LO Q U E Q U I R Ú R G I C O
Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

E L B LO Q U E Q U I R Ú R G I C O

Denominamos bloque quirúrgico al conjunto estructural y funcional del hos-


pital diseñado para la asistencia al paciente quirúrgico; por tanto, el bloque
quirúrgico no es sinónimo de quirófano, si no que es el conjunto de una o
más salas de quirófano (área quirúrgica) e instalaciones adjuntas, que son,
entre otras, la sala de lavado, la sala de esterilización (servicio adscrito a
quirófano) y el área de reanimación o sala de despertar (servicio adscrito a
quirófano)

Organización de un área quirúrgica

1.INTRODUCCIÓN:
En condiciones normales, el departamento quirúrgico deberemos encon-
trarlo ubicado en una zona muy accesible desde cualquier punto del hospi-
tal, y físicamente suele estar lo más cerca posible de servicios hospitalarios
clave, como pueden ser un servicio de urgencias o un servicio de UCI (aun-
que éste posea un quirofanillo propio). Es decir, ha de estar lo más a mano
posible de aquellas zonas susceptibles de tratar pacientes quirúrgicos.

El tamaño del hospital determinará, como es lógico, su ubicación; es prác-


ticamente imposible que la zona quirúrgica se encuentre próxima a todos
los puntos del hospital, pero esto es algo que se puede paliar si los acce-
sos a dicha zona son rápidos y asequibles. Su ubicación dependerá sobre
todo de que se pueda controlar la luz artificial de modo que no entre en el
quirófano, y del nivel de ruidos que provoque el piso inmediatamente supe-
rior al del área quirúrgica. Es importante que tenga una zona que determine
el fin del área de hospitalización y el inicio del área de quirófanos, para con
ello evitar que personal no vinculado a este servicio penetre en las instala-
ciones.

El número de quirófanos que requerirá cada hospital va a depender ante


todo de una serie de premisas, como son:

- Cargas de trabajo (número de operaciones) que se prevé y duración


de las intervenciones (dependerá del tipo de pacientes que van a ser
usuarios de dichos quirófanos).

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Funciones del celador en quirófano

- Población proporcional que tenga como referencia el hospital donde


se ubica el servicio de quirófano.

- Estudios realizados sobre la población de referencia y sus necesida-


des quirúrgicas.

- Tipos de especialidades que estén sitas en el hospital, teniendo en


cuenta sus necesidades de utilización del quirófano.

- Trabajo quirúrgico previsto, según estudios realizados de años ante-


riores.

2. DISEÑO DEL ÁREA QUIRÚRGICA:

Uno de los principios fundamentales que tiene que presentar un quirófano


es un control del ambiente para prevenir infecciones de la herida quirúrgica,
por lo que es lógico que esta cuestión repercuta en el diseño del área qui-
rúrgica, en donde se tratará de diferenciar claramente las áreas sépticas o
contaminadas de las áreas asépticas o estériles. Para ello hemos de conse-
guir una eliminación de la contaminación existente fuera de la sala median-
te el trazado de sistemas de paso adecuado dentro de esta área, y con la
antes mencionada separación de zona séptica de la zona aséptica.

En cuanto al espacio que ha de ocupar esta área quirúrgica, es importante


definir una buena distribución del mismo, de forma que permita un desarro-
llo eficaz del trabajo al personal adscrito o perteneciente a este servicio. Del
mismo modo, la sala de operaciones ha de tener el suficiente tamaño que
permita efectuar una actuación adecuada en la operación, pero de tal mane-
ra que se consiga que sean mínimos los movimientos del personal, pacien-
tes y material quirúrgico.

El área quirúrgica (conjunto de varios quirófanos juntos) se divide en tres


zonas:

 Zona sin limitaciones o de intercambio o zona sucia:


Se permite en ella la ropa de calle. Esta zona está aislada por puer-
tas del pasillo principal del hospital y por otras de la entrada a la zona
de quirófanos, con lo cual la ropa de la calle o las ropas del personal
de otro servicio hospitalario no ocasionan foco de infección, al no ser
ésta una zona aséptica.

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 Zona semilimitada:
Se requiere el uso de uniforme quirúrgico en su interior; es la zona
donde se encuentran los pasillos de acceso al quirófano y ciertas
zonas de apoyo al quirófano.

Aquí las únicas camillas que pueden pasar son las propias del servi-
cio, no aquéllas en las que el paciente ha llegado hasta el quirófano,
pues en los diferentes elementos de esa camilla (sobre todo, las rue-
das) pueden llegar microorganismos que contaminen el área de qui-
rófanos.

Si el paso con una cama o camilla ajena al servicio es imprescindible,


deberemos limpiar las ruedas con el conveniente antiséptico para
minimizar el riesgo de contaminación.

 Zona limitada:
En ella ha de llevarse puesta la mascarilla, además de la ropa de qui-
rófano, pues es en esta zona donde se llevará a cabo el procedi-
miento estéril, y por tanto deberemos preservar al máximo su asep-
sia.

2.1. Zonas de intercambio (zona sucia):


Recibe este nombre el punto en que pacientes y personal de quirófano
entran en la zona semilimitada. Es un punto necesario para evitar el paso de
gérmenes procedentes del exterior hacia la esterilidad del quirófano, por

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eso decimos que es una zona de intercambio. Dependiendo quién las utili-
ce, diferenciaremos dos áreas:

2.1.1. Vestuarios y zona de personal:


Para el personal adscrito al servicio de quirófano, debe de estar dis-
ponible un vestuario en el cual cambiar la ropa de calle por ropa ade-
cuada para la realización de su trabajo. Serán unos habitáculos, dife-
renciados según sexo, en los que tiene que haber unas taquillas para
guardar la ropa, y que ha de tener a mano el almacén de las ropas
quirúrgicas, además de un cubo para el desecho del pijama utilizado
una vez que haya acabado la jornada laboral, con el fin de que sea
convenientemente desinfectado en el servicio de lavandería.

Además, también en esta área dentro de la zona de intercambio, ha


de haber para el personal unos aseos y una sala de descanso, con
teléfono y mesa central para toma de notas, que normalmente esta-
rán ubicados al lado de los vestuarios. Esta sala ha de tener un color
agradable, de forma que contribuya a conseguir el clima de una
atmósfera tranquila.

2.1.2. Zona de espera preoperatoria:


Para el paciente ha de estar disponible un cuarto o área específica,
designados para que, si debe esperar a entrar en el quirófano, quede
protegido de ruidos o imágenes desagradables, como puede ser el
paso de un paciente recién operado, que contribuirán a aumentar su
ansiedad antes de entrar en el quirófano.

El corredor externo del quirófano es la zona menos deseable para


que el paciente espere su entrada a quirófano, pues probablemente
le ocasionaremos un estrés adicional a la misma ansiedad que pro-
voca el hecho de la cirugía de por sí, y esto es algo que puede influir
en el desarrollo de la intervención quirúrgica e incluso en la propia
sensibilidad del paciente hacia la medicación anestésica.

Por tanto, esta zona debe permitir la intimidad, por lo que será prefe-
rible un habitáculo individual a una habitación de varias camas sepa-
radas por cortinas. Esta zona de espera operatoria servirá para reali-
zar las últimas intervenciones preoperatorias sobre el paciente, como
puede ser un rasurado de la piel de la zona a intervenir (si no se ha
realizado en planta, o si el paciente viene de su casa directamente
para ser intervenido), la inserción de sondas urinarias, de catéteres

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intravenosos o de sondas gástricas, actuaciones en las cuales el cela-


dor deberá colaborar asistiendo en todas aquellas funciones que le
son propias.

2.1.3. Control central de entrada:


En este punto de control se observa el tránsito de quirófano, tanto
hacia el interior como hacia el exterior. Estará en la zona sin limitacio-
nes o en la zona semilimitada, de modo que su personal sirva de nexo
de unión entre los trabajadores del interior del servicio quirúrgico y
los familiares del paciente, que se hallan en el exterior del área qui-
rúrgica.

La comunicación entre el equipo quirúrgico y la familia del paciente


que están interviniendo es algo imprescindible, pues muchas veces
es preciso consultar, informar o pedir autorizaciones a los individuos
del exterior según cómo vayan avanzando los acontecimientos del
interior del quirófano.

Este control se encargará, entre otras muchas cosas, del registro y


análisis estadístico de los datos del bloque quirúrgico, de la planifica-
ción de los horarios de pacientes y personal, del manejo y control de
materiales y de la consulta de los datos del paciente, entre otras
muchas funciones. Con todo ello consigue integrar al servicio de qui-
rófano de una manera plena con el resto de las instalaciones.

2.1.4. Almacén de instrumentos y equipos:


Son habitaciones ligeramente separadas del quirófano, cerca del
cuarto de esterilización, y en ellas deberán guardarse aquellos obje-
tos contaminados que están en espera de su esterilización, para que
así no contaminen el ambiente quirúrgico; también en este tipo de
almacenes se pueden guardar ciertos accesorios de la mesa quirúr-
gica, como los propios de la mesa ortopédica, pues en su utilización
serán tapados por el campo estéril.

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2.2. Zonas externas de apoyo (zonas semilimitada y li-


mitada)

2.2.1. Procesamiento material:


Cuarto de utilería:
El cuarto de utilería es aquel al que se han de enviar el instrumental
utilizado en el quirófano para su limpieza y posterior esterilización.
Consta de una lavadora-esterilizadora, lavabos y todo el equipo nece-
sario para la limpieza del material.

La lavadora-esterilizadora suele tener una doble comunicación, con el


cuarto de utilería y con el cuarto de esterilización, eliminando con ello
la necesidad de manipulación de los instrumentos y consiguiendo
una mayor esterilidad del cuarto de esterilización.

Normalmente, los equipos de instrumental básico para una operación


normal ya son lavados y colocados de un modo conjunto para su
esterilización. De modo posterior, y según el protocolo a seguir por el
quirófano, se añadirán a estas cajas para su esterilización los instru-
mentos específicos para cada tipo de intervención concreta.

Según el hospital, este cuarto recibirá sólo el material procedente del


quirófano o se encargará de la esterilización del material de todo el
hospital (es lo más común que suceda).

Cuarto de esterilización:
Es el área de trabajo general en esterilización, por lo que debe loca-
lizarse en el punto más central del departamento, para conseguir que
en ella la contaminación sea mínima. Suele dividirse en dos áreas:

a) Área de preparación del material para su esterilización, en


donde los equipos con instrumentos, juegos de bandejas, reci-
pientes, etc, se envuelven para su esterilización, y en donde se
almacenan una serie de objetos en espera de ser esterilizados.

b) Área aséptica, en donde se encuentran los esterilizadores, que al


igual que la lavadora-esterilizadora del cuarto de uti- lería, son
de doble puerta, comunicando así con otra sala, la de almacena-
miento del material estéril.

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Gracias a la división del cuarto de esterilización en estas dos


áreas, conseguimos no mezclar el material esterilizado con aquel
que espera para su esterilización, consiguiendo así que el riesgo
de contaminación de aquel material que ya está esterilizado sea lo
menor posible.

2.2.2. Almacenamiento del material:


Almacén de material esterilizado:
Son cuartos, espacios o estanterías cuyo uso es almacenar ropa,
gasas, guantes y otra serie de objetos ya estériles, listos para ser usa-
dos. Se colocan de tal modo que aquellos paquetes esterilizados con
anterioridad en el tiempo se usan en primer lugar.

Esta norma es importante, puesto que la esterilidad de un material


depende del tiempo en que se tarde usar; es decir, todo material este-
rilizado tiene una fecha de caducidad, a partir de la cual pierde su
esterilización y no se aconseja su uso, pues corre el riesgo de estar
contaminado, y es preferible someterlo a un nuevo proceso de este-
rilización.

Las estanterías en las cuales colocaremos los paquetes esterilizados


estarán separadas de la pared, para así poder colocar los paquetes
por un lado y retirarlos por el lado opuesto, facilitando la norma
comentada en el párrafo anterior.

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Almacén general
Se encarga de guardar aquel material que no se va a utilizar en un pri-
mer momento en quirófano, incluido material portátil que podría llegar
a ser necesario en una intervención quirúrgica.

Los equipos específicos de operaciones concretas o aquellos que


con el paso del tiempo han pasado a estar obsoletos también serán
guardados en esta especie de cuarto trastero.

2.2.3. Quirófano:
I. Tamaño:
El tamaño de un quirófano varía según el uso que se vaya a
hacer del mismo. Se recomienda que la gran mayoría sea del
mismo tamaño, para así poder practicar de un modo indistinto
operaciones concretas y de urgencia en cualquiera de ellos.

El tamaño adecuado de un quirófano es de 35 m2, aunque


aquellos quirófanos que son usados para operaciones comple-
jas pueden tener un tamaño mayor, siendo la única condición
que no rebasen los 60 m2, puesto que a partir de este tamaño el
quirófano pierde eficacia y es más propenso a la contaminación.

II. Suelo:
La principal característica que debe cumplir el suelo en un qui-
rófano es que sea lo suficientemente conductor como para
poder absorber la electricidad estática del equipo usado en la
cirugía y del personal que la realiza.

La superficie ha de conseguir una conductividad moderada


entre personal y objetos de quirófano que están en contacto con
él.

Además, la superficie no ha de ser porosa, sino lo suficiente-


mente dura como para poder limpiarlo por la técnica de humec-
tación y aspiración.

III. Puertas:
Son más aconsejables las puertas batientes en los quirófanos
que las correderas, pues dentro del quirófano existe una presión

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positiva que se encarga de eliminar la posible presencia de


microorganismos o motas de polvo; con las puestas batientes
logramos que el aire salga en vez de entrar cargado de microor-
ganismos que contaminarían el ambiente.

IV. Paredes y techo:


El material del que deben de estar hechos paredes y techos ha
de cumplir una serie de características, fundamentales para el
buen funcionamiento del quirófano; han de ser resistentes al
fuego, no deben absorber ningún tipo de sustancias (impermea-
bles), por lo que en ellos no han de aparecer manchas, y tam-
bién han de ser de fácil limpieza y no agrietables (si existen grie-
tas, será una puerta de entrada de microorganismos del exterior
del quirófano muy importante).

Aparte de todo esto, su color debe ser opaco; los brillos son
incómodos para trabajar en el interior del quirófano. Por supues-
to, también ha de constar de un sistema contra ruidos, es decir,
un aislante acústico.

La característica fundamental de las paredes es que sean de


fácil limpieza (ello contribuye a la asepsia del quirófano) y que
puedan conservarse un período de tiempo prudencial en buen
estado, sin grietas. Si se forma una grieta en la pared de un qui-
rófano, ésta ha de ser rápidamente cerrada mediante su sellado.

Generalmente, las paredes del quirófano serán de poliéster o


plástico pintado, aunque quirófanos de construcción antigua
pueden tener sus paredes cubiertas de un alicatado, sistema de
revestimiento aplicado a los parámetros de un espacio interior,
compuesto por azulejos (baldosas cerámicas esmaltadas en la
cara anterior).

Estas pequeñas piezas proporcionan al alicatado sus mejores


cualidades, en especial la elevada impermeabilidad y la resis-
tencia a los productos químicos desinfectantes. Por ello sigue
siendo una de las soluciones más idóneas para recubrir estan-
cias húmedas y otros espacios que deben mantener altas con-
diciones higiénicas, como quirófanos o laboratorios.

De todos modos, las paredes con azulejos pueden acumular


suciedad, y con ello microorganismos, entre sus junturas, pues

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normalmente son porosas y presentan imperfecciones. Además,


los azulejos rompen con relativa facilidad, dejando espacio para
que en él habiten los microorganismos.

Paredes y techo suelen usarse como soporte para colocar una


serie de aparatos que se utilizan en el quirófano durante la ope-
ración, a fin de lograr una mejor utilización del espacio. Algunos
de estos objetos son:

 Lámpara de iluminación de la incisión, manejable por el


cirujano

 Tubo de anestesia

 Tubo de rayos X

 Monitor electrónico

 Tubos y ganchos portasueros

 Microscopio de operaciones

Está totalmente prohibido el uso de rieles en quirófano, pues


sobre ellos puede acumularse el polvo, y con él, microorganis-
mos, que caerían sobre el campo quirúrgico cada vez que se
efectuase un movimiento a través de dichos rieles, que caerían
sobre el campo quirúrgico. Por tanto, los objetos a colocar en
paredes y techo serán empotrados en ellos, evitando así una
acumulación de partículas indeseables y su esparcimiento por el
quirófano.

V. Iluminación:
Diferenciamos una iluminación general, que provendrá de las
luces del techo, de la iluminación del campo quirúrgico.

La iluminación general del techo constará de unas lámparas


con plafón empotradas en el techo, de modo que no puedan
acumular polvo. Esta luz, además, debe distribuirse de manera
uniforme por todo el quirófano, y ha de tener un color tal que se
pueda diferenciar la coloración de la piel del paciente, es decir,
que sea lo más similar posible a la luz natural.

La iluminación del campo quirúrgico correrá a cargo de una

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lámpara empotrada en el techo y manejable por el cirujano, que


puede variar tanto su posición como su calidad y reflejo, según
el tipo de tejido en donde se realice la intervención, puesto que
los tejidos blancos y brillantes precisan menos luz que los teji-
dos oscuros.

En general, la luz ha de ser de una calidad tal que permita fácil-


mente reconocer anormalidades en los tejidos del paciente. Por
tanto, ha de someterse a una serie de normas:

 Ha de iluminar de un modo intenso la zona de incisión, sin


producir reflejos.

 La luz ha de poder regularse por medio de un control de


intensidad.

 No ha de producir sombras.

 Su tono será similar al de la luz diurna.

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 Será ajustable a cualquier postura, aunque ha de respetar


una distancia de metro y medio con respecto al suelo,sobre
todo si se trabaja con gases inflamables.

 Las fuentes de luz han de moverse lo mínimo posible, para


así evitar la caída de polvo sobre el campo quirúrgico.

 El calor que ha de producir esta luz es mínimo,para evitar


lesionar los tejidos del paciente al que se está dirigiendo, y
reducir al mínimo los gérmenes que podrían viajar por el aire.
Además, el personal podrá trabajar más cómodamente.

 Como todo el quirófano, ha de ser muy sencilla y fácil su


limpieza.

 Ha de cumplir todo aquel reglamento referente a seguridad


eléctrica y gases anestésicos.

Puede ser que se precise una luz auxiliar para un apartado del
quirófano, pero sólo será usada en puntos secundarios a la ope-
ración. Además, se recomienda tener un circuito de luces inde-
pendiente del general (un equipo de iluminación de urgencia),
por si en alguna ocasión falla la instalación general.

Hay ocasiones que los cirujanos prefieren que sólo se ilumine la


mesa de operaciones, y que no se utilice la iluminación general,
sobre todo cuando se practica alguna técnica que precise una
visión por televisor (endoscopia). A pesar de ello, enfermera cir-
culante y el anestesista han de tener la iluminación suficiente
para poder observar la coloración de la piel del paciente y su
estado físico, y así tener una orientación sobre cómo están
repercutiendo los gases anestésicos y las maniobras quirúrgicas
sobre el paciente. Lo ideal es la luz cialítica, que es aquella que
tiene una intensidad ideal para no producir sombras ni calor

VI. Sistema de electricidad, de llegada y de salida de


gases anestésicos al quirófano:
Oxígeno, vacío, aire comprimido y óxido nitroso llegarán al qui-
rófano, como al resto de las plantas, por un sistema de tubería
central, y su salida la tendrán en la pared del quirófano. Ha de
tener un sistema que permita el control del suministro de estos

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gases en el pasillo, a fin de poder interrumpir el mismo en caso


de problemas en alguno de ellos.

Hemos de tener en cuenta que estos gases son más pesados


que el aire, por lo que en una fuga se asentarán a nivel del suelo,
desplazando al aire. Por esta razón, todos aquellos enchufes y
aparataje que deban estar a menos de 1,5 metros del suelo ha
de cumplir de un modo estricto todos los requisitos exigidos
para ser a prueba de explosiones.

Será necesaria la existencia de tomas de electricidad múltiple,


con circuitos separados, para con ello reducir la posibilidad de
que se fundan fusibles o falle un circuito, interrumpiendo la
corriente eléctrica, en un momento crítico; también conviene
saber que el quirófano cuenta con una fuente de energía propia,
con lo que no repercutirá en él un fallo en el sistema general.

El personal que trabaje en un quirófano ha de tener claro los


peligros que puede ocasionar la electricidad en un sitio donde
se puede estar trabajando con agentes inflamables, pues la
mínima chispa puede provocar un incendio. Además, el equipo
suele estar conectado a la electricidad, por lo que una mal fun-
ción en el mismo puede provocar un cortocircuito o la electro-
cución del personal que ha de manipularlo; esto último se evita-
rá usando solamente aquellos aparatos diseñados exclusiva-
mente para su uso en quirófano, comprobando que cualquier
equipo portátil que tenga que ser usado está en perfectas con-
diciones y tiene una adecuada toma de tierra, y como es lógico,
retirando inmediatamente para su revisión cualquier aparato que
presente el mínimo fallo.

Por tanto, hay peligro de incendio, explosión y descarga eléctri-


ca en la sala de operaciones, aunque existen pocos anestésicos
inflamables en la actualidad. Son dignas de mención cinco cir-
cunstancias en las que deben adoptarse una serie de medidas
para evitar los peligros antes nombrados:

a) Fármacos, gases anestésicos y aparataje de quirófano:

Todo anestésico es potencialmente peligroso, aunque los uti-


lizados actualmente no suelen ser inflamables. Cuando tenga
que ser usado un equipo eléctrico en quirófano, ha de ser

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Funciones del celador en quirófano

revisado previamente a fin de poder afirmar que está en con-


diciones adecuadas para su uso.

Deberá mantenerse una distancia prudencial amplia entre


equipo de anestesia y aparatos eléctricos, y para mayor
seguridad, nadie del quirófano tocará el equipo de anestesia,
por el riesgo de transmitir la electricidad estática presente en
el suelo del quirófano.

b) Preparación del quirófano:

El quirófano tendrá dos puertas, y todo dentro de él deberá


ser conductor de electricidad para evitar accidentes. Como
hemos comentado antes, los enchufes deberán ser a prueba
de explosiones, con varias tomas de tierra, y si es posible, se
colocarán a más de metro y medio del suelo; sólo se coloca-
rán por debajo de esta medida aquellos cuyas exigencias
técnicas lo exijan, y deberán ser a prueba de explosiones.

La humedad interna del quirófano será de más del 50%, y


lógicamente, no se permitirá fumar en esta área (además del
riesgo obvio que es el fuego del cigarrillo en una zona poten-
cialmente inflamable, por la cantidad de microorganismos
que pueden entrar en el quirófano). Se mantendrá una tem-
peratura entre 25-28 grados.

Deberemos ser muy cuidadosos con el material antiséptico a


utilizar para la limpieza del quirófano, puesto que no ha de
ser inflamable.

Deberemos ser muy cuidadosos con el material antiséptico a


utilizar para la limpieza del quirófano, puesto que no ha de
ser inflamable. Por esta misma razón, no deberán usarse
plásticos en la sala de operaciones.

c) Ropas:

Dentro de un quirófano no se deben usar tejidos como lana


y nailon (y demás fibras sintéticas), pues es muy fácil que
generen electricidad estática, por lo que la ropa a usar den-
tro de un quirófano ha de ser de algodón. Del mismo modo,
los zuecos serán conductores, o se usará una cubierta para

26 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

el zapato para que así lo sea. Otra fuente de electricidad está-


tica es el pelo, por lo que el gorro, además de su utilidad para
evitar la contaminación de la sala por las sustancias que vie-
nen impregnadas en el pelo, sirve para evitar la transmisión
de electricidad.

d) Equipo eléctrico:

Todos los aparatos eléctricos deben de estar apagados antes


de ser conectados a la red eléctrica, y todos los aparatos
defectuosos deben ser retirados de la sala para su repara-
ción y para evitar su uso en dicho estado.

e) Incendio:

Todo el personal ha de conocer una serie de normas básicas


sobre la actuación que tiene prevista el hospital en caso de
incendio, y los procedimientos concretos a realizar en la zona
de quirófanos. Para ello, el personal se familiarizará con el
uso de los extintores, sabrá su colocación y además, cono-
cerá el lugar donde se ubica la alarma contra incendios.

El factor más importante en presencia de incendio o explo-


sión es la celeridad; cuanto más rápido se actúe, menos
grave será el incendio.

Vistas todas estas circunstancias que pueden ocasionar un


peligro en el quirófano, hemos de recordar que la medida de
seguridad más importante contra todos los riesgos exis-
tentes en un quirófano es la formación e información del
personal. Todos han de conocer el peligro potencial que pre-
senta el material que están utilizando, para así poder realizar
un manejo correcto de los mismos y evitar en la medida de lo
posible que tenga lugar una situación de peligro.

Escuela de Gestión Sanitaria 27


Funciones del celador en quirófano

VII. Aparataje existente dentro del quirófano:


Dentro del quirófano solemos encontrar una serie de equipos,
objetos y mobiliario cuyo uso es accesorio a la operación, y no
por ello son menos importantes o útiles.

El celador no va a trabajar directamente con ninguno de estos


aparatos, pues eso es función de enfermera circulante y miem-
bros del equipo estéril, pero sí que debe conocer cuál es la fun-
ción de cada uno de ellos, es decir, debe saber para qué se uti-
lizan, porque dependiendo del quirófano que le sea asignado
tiene que conocer y prever cuáles de estos equipos serán nece-
sarios durante el transcurso de la intervención, para así tenerlos
ya dentro del quirófano, puesto que una de sus funciones es la
de transporte de objetos.

Dentro del bloque quirúrgico, son los aparatos y equipos más


comunes, y por tanto, que más se utilizan:

28 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

a) Cronógrafo:

También llamado cronómetro, es esencial como señal de


aviso a fin de indicar cuánto tiempo ha pasado en aquellas
intervenciones en las que se juega con el tiempo, como pue-
den ser operaciones donde se hace una oclusión total de una
arteria, cuando se llevan a cabo procesos de perfusión, en la
realización de torniquetes y en la realización de maniobras de
resucitación cardiopulmonar por paro cardíaco, a fin de saber
con exactitud cuándo tiempo se ha invertido en la realización
de la actuación concreta.

b) Equipo de Apoyo y Mobiliario:

Han de cumplir una característica especial, como es que


sean metálicos o de algún material conductor (ya hemos
comentado anteriormente la causa de esta necesidad de que
todo aparato en quirófano sea conductor), de superficie lisa,
no oxidable, que aguante en el tiempo y que sea fácil de lim-
piar. Dentro de este grupo encontraremos lo siguiente:

 MESA DE OPERACIONES O MESA QUIRÚRGICA:

Situada en el centro de quirófano, es el lugar donde se


colocará el paciente para ser operado. Es una camilla
especial provista de dispositivos que permiten modificar la
altura de la misma y le confieren una movilidad amplia;
consta además de accesorios para poder colocar al
paciente en la posición más apropiada, y que serán usa-
dos según el tipo de operación que se realice (abrazade-
ras, alzapiés...).

El colchón suele estar cubierto de caucho conductor, por


lo que es imprescindible que cuente con una buena toma
de tierra, y además toda ella es impermeable y de fácil
limpieza.

 MESA DE MAYO O CIGÜEÑA:

Mesa auxiliar en la que trabajará la enfermera instrumen-


tista una vez que se haya colocado las ropas estériles. Se
situará a la altura correspondiente del campo quirúrgico
de la operación, encima del paciente pero sin tocarlo, nor-
malmente en sentido transversal, y sirve para tener a

Escuela de Gestión Sanitaria 29


Funciones del celador en quirófano

mano una serie de instrumental que va a ser el más


usado por el cirujano a lo largo de la intervención, como
bisturís, sedas, gasas,...

 MESA O MESAS DE INSTRUMENTAL:

Es otra mesa auxiliar junto con la mesa de Mayo, pero en


ellas la enfermera instrumentista colocará todos los ins-
trumentos que porta la caja estéril de instrumental desti-
nada a una intervención quirúrgica concreta.

En operaciones complejas, se pueden tener hasta 4 me-


sas para portar todo el instrumental (esto es más común
en las operaciones de traumatología).

 MESAS PEQUEÑAS ACCESORIAS:

Separadas del campo quirúrgico, están destinadas para


batas y guantes estériles, gafas protectoras, toallas estéri-
les para que se seque el equipo estéril tras el lavado de
manos estéril y demás efectos que se consideren necesa-
rios.

Pueden tener dos baldas: una superior para colocar aque-


llos objetos que se precisa tener más a mano (batas), y
otra inferior donde se colocarán cajas de material, sedas,
antiséptico, sueros de lavado,...

 APARATAJE DE ANESTESIA:

El anestesista tiene una zona a la cabecera de la mesa de


operaciones en donde se encuentra todo su equipo (res-
pirador, pulsioxímetro, monitores, esfingomanómetro,...) y
la medicación a utilizar durante la operación. Por supues-
to, todo el equipo de anestesia será también de un mate-
rial conductor, no oxidable y fácil de limpiar.

En esta zona, además encontraremos las mesas de anes-


tesia:

- Una mesa con cajones donde encontraremos diverso


material utilizado habitualmente por el anestesista:
catéteres, agujas, tapones de suero,llaves de tres vías,
suero de diversos tipos jeringas, equipos de suero,...

30 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

- Una mesa auxiliar que se coloca a la altura de la cabe-


za del paciente, donde encontraremos los tubos endo-
traqueales, laringoscopio, electrodos, filtros anestési-
cos, lubricantes varios, batea con medicación específi-
ca ya cargada y lista para poner y un contenedor de
material punzante, entre otros muchos. Básicamente,
en esta mesa encontraremos el material necesario
para realizar una intubación endotraqueal y los medi-
camentos que serán necesarios para una actuación de
urgencia.

 ARCO O PANTALLA DE ANESTESIA:

Este armazón sirve para separar el campo quirúrgico de la


zona correspondiente al aparataje de anestesia; además,
permite tener descubierta la cabeza del paciente, lo cual
es imprescindible para que el anestesista pueda compro-
bar en todo momento la coloración de la piel y las dife-
rentes reacciones que puede tener el paciente en el
transcurso de la intervención.

 APARATOS Y TUBOS DE ASPIRACIÓN:

Pueden estar tanto de forma individual como acoplados al


aparataje de anestesia. Generalmente, cada sala de ope-
raciones ha de contar con dos aspiradores, uno para el
anestesista, en la cabecera, para la aspiración de posibles
secreciones en el paciente, y otro para el equipo quirúrgi-
co, que será móvil y se usará en el sitio de la operación
para la aspiración directa en el punto de intervención,
para facilitar la visibilidad en el campo quirúrgico.

 CORONA O DÓNUTS:

Recibe este nombre un rodillo en el cual ha de apoyar la


frente el paciente en cierto tipo de intervenciones.

 PORTASUEROS:

Suele venir conjunto con la mesa de operaciones, y será


necesario para la colocación de los diversos sueros,
medicamentos y hemoderivados que precise el paciente
durante la operación.

Escuela de Gestión Sanitaria 31


Funciones del celador en quirófano

En operaciones complejas puede ser necesario utilizar un


portasueros auxiliar con ruedas si el que trae la mesa de
operaciones no es capaz de llevar todos los sueros que se
necesitan.

 CUBETAS CON RUEDAS:

Dentro del quirófano, deberemos colocar una a cada lado


de la mesa por lo menos, y las usará la instrumentista para
eliminar los apósitos sucios, de modo que queden locali-
zados en un punto concreto para el posterior recuento de
gasas utilizadas (han de sacarse del paciente tantos apó-
sitos como se hayan introducido en el transcurso de la
intervención), previo al cosido y cierre del paciente.

Las cubetas destinadas específicamente para las gasas


no deben usarse para desechar otras cosas, como envol-
turas de suturas, guantes sucios,...

 PORTAJOFAINA:

Trípode que, como su nombre indica, se utiliza para colo-


car sobre él una palangana estéril, en la cual se lavarán
sus manos enguantadas los instrumentistas tras la colo-

32 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

cación de los campos quirúrgicos estériles, y cuando ten-


gan los guantes manchados a causa de la intervención.

 ELEVADORES O ALZADOS:

Pueden variar en altura y longitud, y su objetivo será colo-


car al miembro del equipo quirúrgico a una altura ade-
cuada para poder trabajar mejor en la operación.

 NEGATOSCOPIOS:

Cada sala de operaciones debe tener como mínimo un


negatoscopio (aparato visualizador de radiografías), pues-
to que las radiografías realizadas en el transcurso de la
operación suelen ser muy útiles para el cirujano, pudien-
do así visualizarlas sin salir del quirófano, con lo cual la
esterilidad de la intervención no se verá afectada.

 UNIDAD DE ELECTRO-COAGULACIÓN:

También llamada bisturí eléctrico, con ella el cirujano cau-


terizará y sellará la zona, deteniendo así la hemorragia de
los vasos sanguíneos que ha tenido que seccionar en el
transcurso de la intervención.

Este aparato consta de un generador eléctrico, un termi-


nal activo (el bisturí, que debe estar estéril), un terminal
negativo (placa conductora, que estará pegada al pacien-
te, normalmente en un muslo), y un pedal de activación a
disposición del cirujano.

 ECÓGRAFO:

En quirófano se usará el ecógrafo para poder tener una


visión de los tejidos blandos; de manera que tendrá una
función orientativa siempre que sea preciso durante la
intervención.

 MANTA ELÉCTRICA:

Debido a la pérdida de sangre que sufre el paciente en el


transcurso de la intervención, incluso por el propio proce-
so quirúrgico, puede ser necesario calentar al paciente,
puesto que es muy fácil que sufra un descenso de la tem-
peratura corporal.

Escuela de Gestión Sanitaria 33


Funciones del celador en quirófano

c) Sistema de comunicación:

Fundamental en caso de precisar ayuda en el quirófano o


para ofrecer información al resto del equipo desde la sala de
operaciones. Por este sistema lograremos una comunicación
rápida con los diversos puntos del área quirúrgica.

Su problema está en que pueden ser perjudiciales para el


enfermo, puesto que el mínimo ruido lo alterará, por lo que no
se deben recibir llamadas por este sistema mientras el enfer-
mo esté dentro del quirófano. Esto se podrá evitar si en vez
de instalar el comunicador en el mismo quirófano, se instala
en la sala contigua, en el cuarto de lavado o de subesteriliza-
ción.

También se puede optar por un sistema de comunicación por


medio de luces, de modo que al presionar un botón concre-
to se ilumine una luz en el cuarto de personal o en la zona
que se precise, y con ello avisar que se precisa ayuda.

d) Monitores:

Los aparatos provistos de monitor tienen por misión el man-


tener informado al personal del quirófano de la actividad fisio-
lógica del paciente durante la intervención quirúrgica y para
la recogida de una serie de datos, como pueden ser la ten-
sión arterial y la saturación de oxígeno.

Será el anestesista el miembro del equipo quirúrgico que


más trabaje con estos aparatos, pues a él le corresponde el
control del estado general del paciente durante toda la inter-
vención.

34 Escuela de Gestión Sanitaria


TEMA 2

A S EP S IA : C O N C EP T OS B ÁS IC O S
Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

A SEP SIA : CONC EPT OS BÁ SI COS

1.INTRODUCCIÓN:

Lo más importante para que el paciente tenga garantizada una asistencia


quirúrgica aséptica es que todo el personal que trabaja en el quirófano
conozca y practique como algo habitual y casi rutinario los principios bási-
cos de asepsia.

Además, dentro del quirófano siempre estará la figura de la enfermera cir-


culante como responsable de revisar de modo sistemático que se han toma-
do las precauciones necesarias para la realización de una operación asép-
tica, para lo cual ha de conocer la responsabilidad de cada miembro del
equipo en la conservación de dicha técnica aséptica.

El profesional del quirófano ha de tener muy claro que si existe cualquier


error, simplemente en cualquier punto de la cadena que hay entre la com-
pañía que suministra los materiales desechables estériles y la sala de ope-
raciones, el perjudicado va a ser el paciente. Cualquier intervención quirúr-
gica se verá abocada al fracaso si no se tiene en cuenta desde el inicio de
la misma la más estricta técnica aséptica.

2. DEFINICIONES PREVIAS AL TEMA:

2.1. Asepsia:
Método preventivo que trata de conseguir una ausencia total de gérmenes,
tanto en sus formas activas como en sus formas de resistencia (esporas);
se trata, por tanto, de un método que emplea una serie de agentes para evi-
tar la presencia de gérmenes en contacto con una herida.

La asepsia consigue un medio operatorio sin gérmenes, gracias a la esteri-


lización de instrumentos de cirugía, campos operatorios y guantes.

2.2. Esterilización:
No podemos definir asepsia sin hablar de un término directamente ligado
con ella, la esterilización, que se define como técnica de saneamiento, por

Escuela de Gestión Sanitaria 37


Funciones del celador en quirófano

finalidad la destrucción de toda forma de vida, para lo cual ha de aniquilar


a todos los microorganismos, tanto patógenos como no patógenos, inclui-
das sus formas esporuladas, altamente resistentes.

Los métodos que se utilizarán en un hospital para lograr la esterilización de


sus materiales serán el calor seco (estufa de Poupinel) y el calor húmedo
(autoclave).

2.3. Antisepsia:
Método defensivo consistente en evitar la proliferación de los microorganis-
mos o destruirlos en sus formas no resistentes o no esporuladas, mediante
el empleo de productos químicos llamados desinfectantes o antisépticos:
povidona yodada, formol, éter, alcohol, lejía...

Los productos desinfectantes se utilizarán sobre superficies inertes, como


objetos y superficies (lejía, detergentes,...), utilizándose los antisépticos
para los tejidos vivos (povidona yodada, alcohol,....).

Aplicando estas definiciones al bloque quirúrgico, podemos decir que se


utilizarán métodos de asepsia para asegurar la ausencia de microorganis-
mos en el quirófano y en los instrumentos y ropas que van a ser utilizados
durante la intervención, y que se utilizarán métodos de antisepsia para la
desinfección (es decir, se eliminarán sólo las formas activas, no las resis-
tentes, de los gérmenes patógenos) de la zona a intervenir en el paciente y
del personal que forme parte del equipo de quirófano.

38 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

2.4. Métodos de antisepsia:


a) MECÁNICOS: Lavado y cepillado con jabón

b) QUÍMICOS: Desinfectantes y antisépticos

 DESINFECTANTES:

- Lejía

- Jabón blando

- Sosa o potasa

- Cal

- Formol

 ANTISÉPTICOS:

-Povidona yodada

-Alcohol de 60-90º

-Agua oxigenada

-Éter

-Formol

-Amonio cuaternario

-Permanganato potásico

-Nitrato de plata

Escuela de Gestión Sanitaria 39


Funciones del celador en quirófano

3. PRINCIPIOS GENERALES DE ASEPSIA:

I. Salud e higiene del profesional en el quirófano:


Todo profesional sanitario que ejerza su trabajo en el área del quirófano
tiene el deber y la obligación de conocer y practicar los principios básicos
de la técnica aséptica, entre los que se incluirán su salud y su higiene per-
sonal.

La higiene personal es muy importante, debiendo el personal de quirófano


respetar una serie de normas básicas:

 Es importantísimo una higiene diaria de piel y cabello, lo que implica-


rá la existencia de un número menor de bacterias sobre estas zonas;
recordamos que existe una flora natural sobre la piel, y deberemos mini-
mizarla para evitar su diseminación en el ambiente de quirófano. esto
obligará al profesional a bañarse y lavarse el pelo con frecuencia, sien-
do aconsejable que se realice de modo diario.

 Las uñas estarán limpias y cortas, evitando así la transmi-sión de gér-


menes por su causa e impidiendo que los guantes se puedan perforar o
desgarrar por unas uñas demasiado largas. Lógicamente, no se podrá
utilizar esmalte de uñas por dos simples razones: no permiten apreciar si
la uña está limpia o si tiene suciedad bajo ella, y el esmalte puede res-
quebrajarse y los fragmentos quedar libres en el quirófano, convirtién-
dose en una fuente de contaminación.

 Se debe evitar cualquier tipo de maquillaje en la medida de lo posible,


pues del maquillaje se desprenden partículas que quedarían impregna-
das en el ambiente del quirófano; tampoco se permitirá el uso de ningu-
na clase de joyas, puesto que acumulan suciedad y con ello, microorga-
nismos.

 Las gafas han de lavarse con una gasa humedecida en una solución
antiséptica antes de cada operación quirúrgica, evitando así la disemi-
nación de los posibles microorganismos que pudiera haber en ellas. Las
gafas son un alto foco de contaminación, puesto que en los cristales
quedan prendidos una gran cantidad de microbios, a causa de deposi-
tarse sobre ellos gotas de saliva procedentes de las vías aéreas.

 En cuanto a la salud personal, no se permitirá la estancia en el quirófa-


no a personas con enfermedades infecciosas, pues el paciente que está

40 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

siendo operado es muy vulnerable a los agentes externos y puede verse


afectado, lo cual puede complicar su evolución tras la operación. Si
algún miembro del equipo quirúrgico presenta un trastorno respiratorio
no formará parte del equipo estéril, y si forma parte del equipo no esté-
ril, podrá circular con doble mascarilla, con la condición de cambiarla
cada hora.

 Si un profesional del quirófano presenta un corte o quema-dura, no debe


cepillarse ni lavarse las manos, puesto que es un gran portador de bac-
terias y no debe estar en contacto directo con el paciente quirúrgico.
Además, si se usan guantes sobre la lesión, lo único que se conseguirá
será el provocar un ambiente favorable para la proliferación bacteriana
(oscuridad y humedad).

II. Ropa quirúrgica:


La finalidad que se busca con la ropa específica de quirófano es proporcio-
nar barreras eficaces que eviten que los microorganismos que pueda portar
el trabajador del quirófano se diseminen y lleguen al paciente; al mismo
tiempo, también tienen por finalidad el proteger al personal de los pacientes
infecciosos.

La vestimenta que ha de usar el profesional del quirófano ha de cumplir


unas normativas especiales, diferentes a las del resto del hospital. En gene-
ral, la ropa limpia es esencial, por lo que al final de la jornada laboral se
mandará a lavandería el uniforme utilizado, y al inicio de la jornada se coge-
rá cada vez un uniforme limpio.

Algunos estudios consideran que se puede permitir el uso de ropa de qui-


rófano fuera de la sala si se emplean batas blancas de laboratorio o cubier-
tas limpias sobre el uniforme; otros opinan que si se excede el perímetro del
área quirúrgica, ese uniforme ha de ser sustituido por otro limpio antes de
entrar de nuevo en la zona limitada.

A la hora de ponerse el uniforme, lo esencial es prevenir o reducir la dise-


minación de bacterias que se puedan traer sobre la ropa de calle. Para ello,
la primera maniobra a realizar será el recogerse el cabello bajo el gorro,
para así evitar en la medida de lo posible que los gérmenes puedan caer del
cabello al uniforme; del mismo modo, se ha de evitar en todo momento que
el uniforme tenga algún tipo de contacto con el suelo o las paredes del ves-
tuario.

Toda la vestimenta quirúrgica debe ceñirse cerca del cuerpo, y tener una

Escuela de Gestión Sanitaria 41


Funciones del celador en quirófano

goma o un broche en la parte de abajo del pantalón, a fin de evitar la dise-


minación de los posibles gérmenes de piernas y zona perineal. El cabello
nunca se debe cepillar mientras se lleve puesto el uniforme de quirófano.

III. Gorro quirúrgico


Consiste en una pieza de papel o tela que se coloca sobre la cabeza con el
fin de que recoja el pelo del personal, evitando con ello que los múltiples
microorganismos que pudieran estar en él se diseminen por la sala quirúr-
gica.

Es, por tanto, una importante pieza dentro del uniforme quirúrgico, y como
tal ha de colocarse en primer lugar, antes incluso de vestir el uniforme. Con
ello conseguimos evitar que las partículas que pudieran venir adheridas al
pelo caigan sobre él y lo contaminen, arriesgando con ello la asepsia del
quirófano.

42 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

También tendremos que tener la precaución de no utilizar objetos punzan-


tes en el pelo, para con ello evitar perforar el gorro quirúrgico y comprome-
ter la esterilidad del quirófano, siendo preferibles objetos blandos para suje-
tar el pelo.

En este gorro quirúrgico también habrá de incluirse los pendientes, piezas


que presentan una gran cantidad de gérmenes sobre su superficie, para
con ello mejorar las condiciones de asepsia a ofertar al paciente.

Existen varios tipos de modelos de gorros quirúrgicos; los más utilizados


son los llamados ordinarios, que se limitan a cubrir el pelo, pero otra varian-
te también bastante común son los gorros quirúrgicos tipo Hood, que son
similares a la caperuza de un buzo, por lo que sólo dejan al aire la zona de
la cara. Este último tipo es muy recomendable para los hombres que tienen
barba, puesto que minimiza el riesgo de contaminación por acción de los
microorganismos que pudieran estar adheridos a ella.

IV. Batas de quirófano:


Usarán batas estériles por encima de la ropa del quirófano aquellos traba-
jadores que durante la operación formen parte del equipo estéril. Por tanto,
su misión es permitir que el personal establezca o pueda mantener un con-
tacto directo con el campo quirúrgico.

Como consideraciones especiales sobre la bata, hemos de tener en cuenta


que no se considera estéril en su parte posterior ni en el área por debajo de
la cintura una vez colocada. Además, los puños han de ser de tejido elásti-
co y ajustar perfectamente a la muñeca, y su tejido ha de ser resistente a la
penetración de líquidos y sangre, y no permitir una excesiva acumulación de
calor corporal.

V. Mascarilla:
La mascarilla se utiliza para detener y filtrar las gotas de Pflügger, gotas pro-
cedentes de buco-nasofaringe, cargadas de microorganismos patógenos.
Han de cumplir una serie de características, como tener una eficacia de un
95% de filtración, ser frescas, cómodas y no obstruir la respiración y no ser
irritantes.

Por tanto, para que sean eficaces han de filtrar el aire espirado; para ello ha
de cubrir perfectamente la nariz y la boca. El aire pasará sólo a través del
sistema de filtración, lo que hace obligado que la mascarilla se amolde al

Escuela de Gestión Sanitaria 43


Funciones del celador en quirófano

contorno de la cara fácilmente, evitando así las fugas del aire espirado. Una
mascarilla bien ajustada ayudará a evitar que se le empañen las gafas al
personal que las use.

Son nociones básicas a tener en cuenta sobre el uso de la mascarilla:

 Las cintas se anudarán del modo siguiente: las superiores detrás de la


cabeza y las inferiores detrás del cuello. Nunca deben cruzarse sobre la
cabeza, pues la mascarilla se deforma a la altura de las mejillas.

 Se debe manipular tocando únicamente las cintas, para así conservar


limpia el área facial y evitar una contaminación de las manos al realizar
en cambio de la mascarilla sucia.

 Nunca deben dejarse las mascarillas utilizadas colgando sueltas alre-


dedor del cuello, colocadas sobre la cabeza o metidas en un bolsillo del
uniforme, porque transmitirían los gérmenes que pudiera haber filtrado a
la ropa de trabajo.

 Una vez desprendidas, no deberán ser usadas de nuevo, porque su


filtro ya no es eficaz.

 Se desecharán en los cestos adecuados, usando una nueva para cada


intervención.

 Se cambiará con frecuencia para evitar que se humedezca, pues con


ello pierde su eficacia como filtro.

 Las conversaciones se reducirán al mínimo, pues el hablar o reír


humedece la mascarilla. Por la misma razón, no se deberá masticar chi-
cle con la mascarilla puesta.

VI. Zuecos quirúrgicos:


En cuanto al calzado, en quirófano se usarán zuecos conductores especia-
les, que deben de estar limpios, sobre todo por la suela, y que no deben
salir fuera del área quirúrgica sin estar cubiertos por cubrezapatos, puesto
que pueden captar desechos de áreas no limpias e introducirlos en el área
quirúrgica.

VII. Pantallas y gafas quirúrgicas:


Este tipo de material se suele utilizar cuando se prevé que pueda haber

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Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

grandes salpicaduras de sangre u otros líquidos corporales, como puede


ser el líquido amniótico en la atención de un parto. Como la mucosa con-
juntival puede absorber sustancias, con este método barrera se evitará el
riesgo para el personal ocasionado por la exposición a las secreciones del
paciente.

VIII. Material quirúrgico:


TODO MATERIAL QUE SE UTILICE DENTRO DEL QUIRÓFANO HA DE
ESTAR ESTÉRIL. Para asegurarnos de su esterilidad hemos de revisar todo
tipo de material antes de utilizarlo en la intervención. En materiales esterili-
zados en paquetes hemos de comprobar su fecha de envasado, teniendo
siempre en cuenta que la duración de la esterilización según su método de
esterilizado será la siguiente:

 3 semanas con autoclave o con estufa Poupinel

 6 meses con óxido de etileno

 Un año con rayos gamma

Consideraremos que un material previamente esterilizado ha perdido su


característica de esterilidad cuando nos encontremos con:

 Orificios o desgarros en sus envoltorios o paquetes.

 Humedad acumulada en la superficie estéril permeable; este


paquete ha permitido el paso de sustancias hacia el lado estéril.

 El material se ha caído al suelo tras ser sacado del envoltorio.

 Ante cualquier duda sobre la integridad del paquete.

También hemos de saber que cualquier material no desechable, haya sido


o no utilizado durante la intervención, se considera contaminado y ha de
limpiarse y esterilizarse antes de volver a ser usado en otro paciente.

IX. Sala de operaciones o quirófano:


Solamente entrará dentro de la sala de operaciones aquel personal que esté
autorizado, con la ropa adecuada descrita en el apartado anterior.

El personal y el movimiento dentro del quirófano han de ser los mínimos,


puesto que el movimiento da lugar a la formación de una pequeña corrien-

Escuela de Gestión Sanitaria 45


Funciones del celador en quirófano

te de aire, en la cual se arrastran los microorganismos que pueda haber en


el ambiente, y a más personal, más movimientos involuntarios y más
corrientes de aire.

Los miembros del equipo no estéril nunca entrarán dentro de la superficie


estéril donde trabaja el equipo estéril; la enfermera circulante arrojará sobre
la mesa de Mayo los materiales que le pida la enfermera instrumentista.
También hemos de tener en cuenta que los miembros del equipo estéril
nunca podrán dar la espalda al campo estéril, y que cuando se crucen entre
ellos lo harán siempre enfrentando sus espaldas.

El personal del quirófano, durante la operación, ha de tener presente que


debe hablar o reírse lo menos posible, ya que cuando se habla, se liberan
pequeñas gotas de saliva al aire, las cuales son un excelente vehículo de
diseminación bacteriana, lo que lógicamente ocasiona un aumento de las
bacterias transmitidas por el aire, y además puede humedecer la mascari-
lla, con lo cual pierde su efecto de filtrado.

Por la misma razón no podrá silbar ni apoyarse en paredes o aparataje del


quirófano, puesto que puede remover motas de polvo llenas de microorga-
nismos.

Todos los trabajadores del quirófano deben ayudar a evitar las contamina-
ciones cruzadas, es decir, evitar llevar los microorganismos de un punto
a otro dentro del área quirúrgica. Esto lo conseguirán aplicando una serie
de sencillos procedimientos como lavarse adecuadamente las manos
antes de manipular el aparataje del quirófano o antes del cuidado del
paciente. Además, los muebles, aparatos y el piso del quirófano han de des-
infectarse cuidadosamente después de cada operación, y si transcurre un
tiempo prudencial entre una operación y otra, se desinfectarán también
antes del comienzo de la operación siguiente. Al final de la jornada laboral,
debe ser lavado a conciencia todo el quirófano.

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TEMA 3

R I E S G O S L A B O R A L E S E N E L Q U I R Ó FA N O
Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

RIE SG OS LA BOR ALES


E N E L Q U I R Ó FA N O

1. Introducción:

El trabajo desarrollado en los centros sanitarios y en los hospitales tiene


características diferenciadoras de otras actividades laborales, sobre todo en
el campo de los riesgos laborales; por tanto, los trabajadores sanitarios se
exponen a multitud de factores de riesgo de muy distinta naturaleza.

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31/1995, del 8 de


Noviembre) es el marco de las acciones preventivas en las empresas
de España y la norma principal sobre la prevención de riesgos laborales.

2. Riesgos Laborales

Por riesgos laborales entendemos aquellas situaciones que producen alte-


raciones de la salud, llegando incluso a ocasionar su pérdida como conse-
cuencia de las condiciones en que se ejerce un trabajo.

Según los cambios que produce el trabajo, hablamos de riesgos químicos,


físicos, biológicos, psíquicos y sociales.

2.1. Riesgos químicos:


Debido a la evolución tecnológica, se usan cada vez mayor número de sus-
tancias químicas de las que se desconoce, en ocasiones, los efectos sobre
la salud. Los contaminantes químicos se incorporan al ambiente pudiendo
lesionar a personas que entran en contacto con él.

Las formas de entrada de los contaminantes químicos en el cuerpo son por


vía: respiratoria, dérmica, digestiva y/o parenteral. Cuando el tóxico actúa,
el organismo puede responder de distintas formas:

- INTOXICACIÓN AGUDA: hay una rápida absorción del tóxico en esca-


so tiempo de exposición, o la concentración del tóxico es muy eleva-
da.

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Funciones del celador en quirófano

- INTOXICACIÓN SUBAGUDA: los síntomas no aparecen hasta que el


tóxico penetre en el organismo tras estar varios días expuesto al
mismo.

- INTOXICACIÓN CRÓNICA: es la exposición por períodos largos de


tiempo al tóxico a poca concentración.

2.1.1. Símbolos:
Cada uno de los productos químicos existentes en el hospital posee un sím-
bolo propio para facilitar su identificación. Dicho símbolo variará depen-
diendo de las características de dicho producto químico: tóxico, radioacti-
vo,....

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2.1.2. Productos químicos más comunes en el medio


sanitario:

A) ÓXIDO DE ETILENO:

El óxido de etileno es un gas que se utiliza como esterilizante en el hospital


por su capacidad antimicrobiana; por tanto, lo podremos encontrar en el
servicio de esterilización.

Es fácilmente inflamable ante oxígeno o aire, estando por tanto completa-


mente prohibido fumar o encender una llama en su proximidad, y pasa de
líquido a temperatura ambiente a gas, dando una reacción explosiva en
algunas ocasiones.

Este tóxico puede producir alteraciones varias en el organismo de los pro-


fesionales sanitarios expuestos a este gas por su trabajo, siendo algunas de
las más comunes alteraciones gastrointestinales, alteraciones respiratorias,
alteraciones neurológicas, alteraciones hematológicas y alteraciones elec-
trocardiográficas; puede producir también alergias, cataratas, conjuntivitis y
múltiples cosas más. A dosis altas puede llegar incluso a provocar la muer-
te. Las medidas de protección más adecuadas contra su toxicidad son:

- Ventilación adecuada con un sistema de extracción de gases.

- Área de esterilización aislada.

- Aparatos adecuados y con alarma (su revisión periódica).

- Formación del personal expuesto.

- Uso de mascarillas, gafas, batas y guantes desechables.

B) CITOSTÁTICOS:

Los citostáticos son fármacos que se usan principalmente para el trata-


miento del cáncer, por lo que es fácil encontrarlos en el hospital. Se consi-
deran tóxicos pues su función es matar células de reproducción rápida, algo
característico de las células cancerosas pero que también es aplicable a
otro tipo de células del cuerpo, como las células epiteliales.

Es por ello que en un trabajador expuesto a este tipo de sustancias los citos-
táticos pueden ocasionar diversas alteraciones, como dermatitis, mucositis,
quemaduras, alergias, náuseas, vómitos, alopecia, cefaleas, prurito, nefro-

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Funciones del celador en quirófano

toxicidad, hepatotoxicidad y cardiotoxicidad, además de ser teratogénicas.


Conviene recordar que no todos los citostáticos provocan estos efectos, si
no que dependiendo del tipo de fármaco así será el efecto que provoque.

Las medidas de protección básicas a adoptar contra este tipo de tóxicos


han de ser:

1. Medidas Ambientales:

- Manipulación del fármaco en cabina de flujo laminar vertical, con


extracción de aire al exterior. De este modo evitaremos el vernos
expuestos al tóxico.

- Cambios de filtro de modo frecuente.

- Personal cualificado en el manejo de los citostáticos.

- Tener neutralizantes e inactivadores del fármaco en el servicio


donde se prepare.

2. Medidas Personales (Del trabajador):

- Utilizar siempre prendas adecuadas, uso de guantes continuo


durante la manipulación, siendo también aconsejable el uso de
gafas y mascarilla.

- Realización de exámenes de salud periódicos (incluidos los de


detección de cáncer).

- Información de los riesgos que supone el trabajar con ese tipo de


sustancias.

- No comer, fumar, beber o maquillarse en la zona de preparación


de los citostáticos.

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3. Medidas de Manipulación, Preparación y Administración de los


citostáticos:

- Lavado de manos correcto y habitual.

- Atención a los pinchazos accidentales.

- Etiquetar correctamente los preparados para evitar confusiones.

- Protocolos establecidos para casos de vertidos accidentales.

4. Medidas de Manipulación de los Residuos:

- Los residuos en forma de excretas del paciente tratado con citos-


táticos, serán tratados con las mismas medidas de protección
antes mencionadas; hay que tener en cuenta que, aunque el fár-

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Funciones del celador en quirófano

maco haya sido utilizado en el paciente, la cantidad de fármaco


que elimina su organismo aún sigue siendo lo bastante activa
como para resultar tóxica.

- Los residuos de citostáticos en forma de frascos o demás tipo de


objetos contaminados serán recogidos por una empresa especia-
lizada para que procedan a su eliminación de modo correcto.

5. Medidas a tomar si se produce una contaminación accidental:

- En primer lugar, neutralizar el producto lo más rápidamente posi-


ble para minimizar la exposición al tóxico.

- En segundo lugar, deberemos lavar las manos con agua abun-


dante por si ha habido contacto.

- En tercer lugar, se recogerán los restos del tóxico vertido con


paños absorbentes y se procederá a lavar la zona con agua y
detergente.

C) GASES ANESTÉSICOS:

Los gases anestésicos son fármacos utilizados en quirófano por el aneste-


sista para conseguir la inducción y en el mantenimiento de la anestesia
general, lo cual consiguen gracias a su capacidad de deprimir el SNC.

Hoy por hoy no está demostrado su poder carcinogénico, pero sí se ha


comprobado que pueden provocar alteraciones celulares, malformaciones
congénitas en el feto, abortos, alteraciones de la conducta, problemas de
psicomotricidad y alteraciones hepáticas y renales.

Las medidas de protección para evitar la exposición del trabajador a este


riesgo laboral irán dirigidas hacia:

1. La fuente de administración de gases anestésicos:

- Usar extractores y revisar periódicamente los aparatos de aneste-


sia para detectar posibles fugas.

- Usar aparatos de anestesia con sistemas antipolución de quirófa-


nos.

- Instalar sistemas de eliminación de gases residuales.

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- Controles ambientales para evaluar la concentración de los anes-


tésicos residuales.

2. El medio ambiente que rodea al trabajador:

- Sistemas de ventilación de los quirófanos, de manera que permi-


tan la renovación del aire ambiental unas 15 veces cada hora.

3. El personal que trabaja con gases anestésicos:

- Reconocimientos médicos frecuentes, para detectar anomalías de


manera precoz.

- Formación adecuada para evitar una mala manipulación de los


gases anestésicos.

D) FORMALDEHIDO:

A dosis altas, este producto químico es tóxico, y se sospecha que incluso


puede ser cancerígeno. Su uso es mayoritariamente industrial (ej: tintes,
detergentes, maquillajes...). En el hospital lo podemos encontrar como con-
servante utilizado en el servicio de Anatomía Patológica y como producto
desinfectante de los aparatos hemodializadores en la unidad de Diálisis.

Por tanto, el formaldehido afecta a la salud de los trabajadores, pudiendo

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Funciones del celador en quirófano

causar irritación de las vías respiratorias superiores, manifestada por la pre-


sencia de tos y disnea, y puede provocar dermatopatías. Las medidas de
protección contra este producto se clasificarán según afecten a:

1. La fuente de exposición:

- Deberemos sustituir el formaldehido por otro producto de caracte-


rísticas de aplicación similares, pero menos nocivo para el traba-
jador, cuando sea posible.

- Los recipientes contenedores de formaldehido deberán estar


correctamente tapados para evitar fugas.

2. El ambiente de trabajo:

- Adecuada ventilación con campanas de eliminación o sistema de


flujo laminar, para tener la correcta renovación del aire en cada
momento y para poder realizar una ventilación de emergencia en
caso de fuga.

- Control ambiental frecuente de los niveles de formaldehido en el


aire de la zona de trabajo con este producto.

3. El personal expuesto:

- Uso de prendas protectoras adecuadas al producto (gafas, guan-


tes...).

- Reducir los tiempos de exposición al mínimo imprescindible.

- Formación adecuada e información del trabajador para evitar una


manipulación indebida.

- Reconocimientos médicos periódicos.

2.2. Riesgos físicos:

A) CALOR:

La elevación de la temperatura causa alteraciones cutáneas, deshidrata-


ción, déficit salino, síncope de calor y fatiga. Este riesgo es característico del
personal que trabaja en la cocina, en la lavandería y en las calderas aunque

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es muy ocasional que llegue a producir efectos secundarios. De cualquier


modo, hay que procurar que la temperatura ambiente sea adecuada al lugar
de trabajo, según el tipo de esfuerzo físico que haya que realizar, para evi-
tar complicaciones.

B) RUIDO:

Su efecto principal es una sordera de escasa intensidad, pero con una


exposición intensa y prolongada se puede dar la muerte celular. El ruido
causa además un aumento de la TA y de frecuencia respiratoria, con una
pérdida de la concentración y de la atención. Tambien ocasionará irritabili-
dad, estrés, falta de concentración, e insomnio, aunque lo principal es la
hipoacusia.

Se debe prevenir o reducir el origen del ruido y su transmisión para evitar


los problemas enumerados anteriormente, por lo que aquellos trabajadores
expuestos a un ruido excesivo deberá usar cascos, auriculares o tapones,
para mitigar el ruido.

C) VIBRACIONES:

Es un riesgo presente en el hospital por el manejo de sillas de ruedas y tras-


lado de camas y camillas. Puede causar desde alucinaciones visuales hasta
alteraciones neuromusculares y osteoarticulares. Es importante una pre-
vención técnica y médica sin olvidarnos de la protección del personal (ej:
usando guantes antivibratorios).

D) RADIACIONES IONIZANTES:

El personal que va a presentar una exposición más importante a las radia-


ciones ionizantes es el que trabaja en los servicios de radioterapia, medici-
na nuclear, radiodiagnóstico o laboratorio.

La acumulación de radiaciones ionizantes en el organismo del trabajador


puede conllevar efectos carcinogénicos, mutágenos y teratógenos, pudien-
do ser sus efectos tanto somáticos (cuando aparecen en el individuo) como
hereditarios (cuando afectan a los descendientes del individuo expuesto).
Como medidas de protección ante estas radiaciones se encuentran:

- El uso de dosímetros, para poder medir a qué cantidad de radia-


ciones ionizantes está expuesto el trabajador.

- El limitar las dosis radiológicas a las mínimas imprescindibles.

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Funciones del celador en quirófano

- Formación e información adecuada al personal, para evitar mani-


pulaciones inadecuadas.

- Uso de señales indicativas de irradiación.

- Prendas de protección contra las radiaciones ionizantes, como


mandiles y guantes plomados.

- Exámenes médicos previos a la entrada del trabajador en el servi-


cio y periódicos tras el inicio de su actividad laboral.

E) RADIACIONES NO IONIZANTES:

El riesgo que presentan las radiaciones ionizantes de producir efectos


secundarios es bajo. Para una mejor comprensión, clasificaremos las radia-
ciones ionizantes en los siguientes grupos:

- Radiofrecuencias y microondas: se usan en fisioterapia y reha-


bilitación. Su principal efecto se debe al calor que producen.
Como medidas de prevención se encuentran el control ambiental,
la formación e información del personal y los exáme-nes
médicos periódicos.

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- Radiación infrarroja: causa quemaduras y cataratas debidas al


calentamiento de la zona expuesta.

- Radiación ultravioleta: se usan principalmente en lámparas de


fototerapia para el tratamiento de la hiperbilirrubinemia infantil y
para tratamientos de problemas de la piel. Los efectos pueden
ser:
1. Inmediatos: oscurecimiento de la piel, conjuntivitis y afecta-
ción de la córnea.
2. Latentes: hay un envejecimiento progresivo de la piel que
puede incluso llegar hasta producir cáncer.

Las medidas preventivas de los efectos provocados por las radiaciones


ultravioletas se basan, como en los demás casos, en el uso de unas insta-
laciones adecuadas y ventiladas, en la formación e información de los tra-
bajadores y en los exámenes médicos periódicos del personal expuesto.

- Rayos láser: el ojo es el órgano más sensible a ellos. Se usan en


dermatología, cirugía, odontología y técnicas diagnósticas. Para
su prevención se debe aislar el local, colocar señales de aviso,
proteger al personal (además de su formación e información) y
exámenes médicos periódicos.

- Ultrasonidos: utilizados en fisioterapia y rehabilitación, su exposi-


ción puede ser por contacto directo o por vía aérea. Sus efectos
nocivos no están suficientemente demostrados en humanos.

2.3. Riesgos biológicos:


Los riesgos biológicos son los más frecuentes en el medio laboral sanitario,
en el cual la exposición a material biológico conlleva el riesgo de adquisi-
ción de múltiples enfermedades infecciosas siendo destacables por su
importancia las Hepatitis B y C, el VIH y la Tuberculosis, y pudiendo incluir
todo un abanico de enfermedades menos perniciosas como pueden ser
infecciones urinarias y enfermedades exantemáticas (sarampión, varice-
la,...)

Los microorganismos patógenos pueden llegar hasta el trabajador por


diversas vías de transmisión:

- Contacto directo con la zona infectada (cualquier tipo de infec-


ción localizada).

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Funciones del celador en quirófano

- Vía respiratoria: mediante la inhalación de aerosoles y de las goti-


tas de Pflugge y los núcleos goticulares de Wells que elimina el
paciente al respirar (tuberculosis, gripe, sarampión,...).

- Vía sanguínea o por piel y mucosas: pinchazos, cortes, heridas...


(VIH, Hepatitis B y C).

- Vía fecal - oral, por el mecanismo de "manos sucias" (Hepatitis A,


cólera,...).

Mientras el pinchazo es el accidente laboral biológico más frecuente, la san-


gre y sus derivados son los materiales más implicados y más susceptibles
de provocar una infección al trabajador.

Hay profilaxis (vacunas, gammaglobulina, quimioprofilaxis) para algunas


enfermedades, por lo que a los trabajadores expuestos se les suele facilitar
la opción de vacunarse para evitar estos riesgos; para otro tipo de riesgos
biológicos sólo son útiles las medidas físicas o químicas y los equipos de
protección.

Según el trabajo que desarrolle el personal del hospital, existe más riesgo
que en otros departamentos, y también se producen distintos tipos de acci-
dentes:

2.3.1. Infecciones más importantes transmitidas por sangre


y fluidos corporales.
A) SIDA (VIH):

El VIH (virus de inmunodeficiencia humana), entra en las células de defen-

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sa del organismo, siendo su objetivo principal los linfocitos T4, y normal-


mente permanece latente ("dormido") durante años, hasta que es activado,
por distintos motivos aún en estudio, e inicia su multiplicación dentro de la
célula (los linfocitos T4) y la destrucción de la misma una vez multiplicado,
ocasionando una brutal caída de las defensas del organismo, lo que provo-
ca un aumento de la aparición de enfermedades; en este momento empe-
zamos a hablar de SIDA (síndrome de la inmunodeficiencia adquirida).

Es conveniente diferenciar muy bien el VIH del SIDA, ya que por SIDA enten-
demos la presencia de una o varias enfermedades debidas a la inmunode-
ficiencia producida por el VIH. Su transmisión puede producirse en tres
direcciones:

- De personal sanitario a paciente.

- De paciente a personal sanitario.

- De paciente a paciente por un fómite contaminado.

La sangre (fluido causante de un 85% de la transmisión del VIH en el medio


sanitario), el semen, las secreciones vaginales, el líquido cefalorraquídeo, el
líquido pleural, el líquido sinovial, el líquido amniótico, el líquido pericárdico,
el líquido peritoneal, los órganos y los tejidos donados y leche materna son
fluidos transmisores del VIH. Las lágrimas, el sudor, la orina, las heces, el
esputo, el sudor y los vómitos sólo transmiten el VIH si contienen sangre.

Cuando se produce una exposición accidental del trabajador a sangre u


otros fluidos biológicos contaminados por el VIH, deberán seguirse toda
una serie de medidas de aplicación general:

- Tras el incidente, lavar la zona de piel afectada con agua y anti-


séptico; si el accidente afectara a mucosas, en vez de antiséptico
se usaría suero fisiológico (el antiséptico irritaría las mucosas y
sería contraproducente, pues aumentaría la absorción de la zona).

- Si el accidente es producido por un pinchazo, corte... se retirará


el objeto causante del pinchazo y se limpiará la herida con
agua dejando salir la sangre unos 3 minutos y posteriormente, se
desinfectará la herida con un antiséptico y se cubrirá con un apó-
sito.

- Nunca se debe apretar la zona para que aumente la salida de


sangre, pues lo único que conseguiremos será que llegue más
sangre a la zona y que, por tanto, la absorción de la sangre o líqui-

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Funciones del celador en quirófano

do inoculado a través del objeto punzante sea mayor. Por el


mismo motivo, no se debe de utilizar un desinfectante no anti-
séptico como la lejía, pues lo único que conseguiremos será
quemar la zona y aumentar la absorción de los tejidos dañados.

- Comunicar inmediatamente el accidente al supervisor al


mando, quien deberá dar el aviso al servicio designado (general-
mente al servicio de Medicina Preventiva), donde se aplicará el
protocolo adecuado, que variará según el hospital.

- Si hay sospecha de infección VIH se solicitará al paciente la rea-


lización de la prueba de serología VIH para comprobar la pre-
sencia de marcadores que confirmen la infección. Al accidentado
también le será realizada dicha prueba en el momento del pin-
chazo o días después, según protocolo, y un seguimiento clínico
frecuente, sobre todo si el resultado del paciente ha sido positivo.

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- Se valorará por parte del servicio de Medicina Preventiva la admi-


nistración de antirretrovirales (zidovudina-ZDV).

B) HEPATITIS B (VHB):

La Hepatitis B es una de las enfermedades más frecuentes en el perso-


nal sanitario. La forma más frecuente de transmisión es mediante la expo-
sición de piel y mucosas del trabajador a sangre y fluidos contaminados,
siendo los accidentes más habituales los pinchazos con agujas (general-
mente al tratar de reencapucharlas).

En condiciones normales, si se produce una exposición perinatal, sexual y/o


percutánea, el tratamiento es con inmunoglobulina hiperinmune y vacuna-
ción. Para el personal sanitario expuesto se aconseja, por tanto, la vacuna-
ción como medida preventiva, dada la alta incidencia que presenta el con-
tagio por esta enfermedad en el ámbito hospitalario, y la administración de
inmunoglobulina ANTI-HB en caso de que existiese contacto con el virus.

C) HEPATITIS C (VHC):

El riesgo de Hepatitis C es menor que el de Hepatitis B y su incidencia no


es elevada, aunque existe la posibilidad de que muchos casos pasen desa-
percibidos. El diagnóstico se efectúa con la técnica ELISA o RIBA. Una
infección por VHC causa una hepatitis aguda, que frecuentemente no pre-
senta sintomatología. El tratamiento tras una exposición accidental es varia-
ble, pudiendo usarse gammaglobulinas.

2.3.2. Otras infecciones bacterianas y virales:


El sarampión, la varicela zoster, el herpes simple, la parotiditis, la hepatitis
A, la brucelosis, la rubeola y la infección meningocócica en el personal sani-
tario tienen una frecuencia escasa, aunque pueden llegar a presentarse. La
tuberculosis, el tétanos y la gripe son las enfermedades que con mayor fre-
cuencia afectan al personal sanitario, es decir, tienen mayor presencia que
las anteriormente citadas.

A) TUBERCULOSIS (TBC):

El mycobacterium tuberculosis es la bacteria causante de esta enferme-


dad. Se transmite por el aire, mediante la inhalación de las gotitas que que-
dan suspendidas en el ambiente cuando la persona con TBC habla, estor-
nuda o tose. Su transmisión, por tanto, será mayor en lugares cerrados y
con mala ventilación.

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Funciones del celador en quirófano

Es primordial la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento adecua-


do de todos los casos de TBC, siendo conveniente recordar que en la actua-
lidad se está viviendo un nuevo brote de TBC, debido a que las personas
VIH positivas tienen mayor prevalencia de esta enfermedad, al tener bajas
las defensas.

Existen una serie de medidas preventivas contra la TBC que deberán ser
realizadas para evitar su rápida propagación:

- Realizar la prueba de la Tuberculina (Mantoux) al personal sani-


tario de modo periódico; mediante esta prueba podremos saber si
el personal ya ha estado expuesto al bacilo de la tuberculosis. Hay
que tener en cuenta que esta prueba no es válida si la persona en
cuestión ha sido vacunada contra la TBC.

- Si hay sospecha de TBC, realizar una baciloscopia, es decir, se


deberá realizar una prueba para comprobar la presencia del baci-
lo de la tuberculosis en el moco de la persona enferma.

- Empleo de las precauciones universales estándar para tener un


contacto mínimo con el paciente afectado de tuberculosis.

- En paciente con TBC, habitación individual y puerta siempre


cerrada. De este modo evitaremos la diseminación de las gotitas
que expulsa el paciente al hablar, toser y respirar por toda la plan-
ta.

- Ante paciente enfermo de TBC, las visitas estarán restringidas,


debiendo ser muy estrictos en el cumplimiento de este punto.

- Cuando haya que entrar en la habitación del paciente afectado de


TBC, será obligatorio el uso de mascarilla.

- Se colgará en la puerta del paciente un cartel con las precaucio-


nes a tomar ante las enfermedades de transmisión por vía
aérea, para todo aquel que tenga que entrar en la habitación, o en
su defecto, se colocará un cartel de acceso restringi-do y de paso
por el control de enfermería antes de la entrada en la habitación.

- Vacunación con BCG a jóvenes y personal sanitario en contacto


prolongado con paciente con TBC.

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B) GRIPE:

La gripe es una enfermedad viral muy frecuente en los centros hospitalarios


y es causa de un gran absentismo laboral. Para evitar todos los trastornos
que ocasiona esta enfermedad, lo principal es su prevención mediante la
vacunación anual de la población de riesgo, para minimizar sus efectos y
evitar también los picos de ingresos que provoca la estación de la gripe. Por
tanto, serán susceptibles de vacunación:

- Trabajadores sanitarios.

- Personas de 65 años en adelante.

- Personas con enfermedades crónicas.

- Personas tratadas con inmunosupresores.

C) TÉTANOS:

Esta enfermedad tiene una incidencia baja y cada vez menor. Su aparición
suele verse facilitada en presencia de lesiones externas profundas, fracturas
óseas abiertas, úlceras, quemaduras, inyecciones, mordeduras y arañazos
de animales tanto domésticos como en libertad, uso de material invasivo
contaminado (fómites) por el agente causal del tétanos y extracciones den-
tales con presencia de infección (flemón).

La mejor defensa contra el tétanos es la profilaxis, la cual se realiza median-


te la vacunación antitetánica y la inmunización pasiva. La vacunación se
basa en la administración de toxoide tetánico, el cual protege aproximada-
mente unos 10 años (a partir de los 10 años, se considera que la persona
ha perdido su capacidad de defensa contra el tétanos, por lo que hay que
volver a vacunar) mientras que la inmunización pasiva emplea inmunoglo-
bulina humana antitetánica.

Normalmente, la inmunización contra el tétanos ya se realiza en la infancia,


pues está incluída en el calendario vacunal de los niños, pero tras la última
dosis, administrada a los 15 años, hay que renovar la vacunación cada 10
años para que siga siendo efectiva; a esto se le denomina "dosis de recuer-
do".

Según el tipo de herida ante la que nos encontremos, y las dosis de vacu-
na que le han sido administradas al individuo afectado, podemos usar vacu-
na y/o inmunoglobulina (ver tabla).

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Funciones del celador en quirófano

Pautas de vacunación frente a tétanos y difteria

Dósis de recuerdo con vacuna Td en adultos

Pautas de actuación para la profilaxis antitetánica en heridasa

aEn caso de inmunodeprimidos y usuarios de drogas por vía parenteral, se administrará una dosis de inmunoglobina en
caso de heridas tetanígenas, independientemente del estado de vacunación
bIGT: inmunoglobina antitetánica. Se administrará en lugar separado de la vacuna. En general se administran 250 UI. Si han
transcurrido más de 24 horas, en personas con más de 90 kg. de peso, en heridas con alto riesgo de contaminación o en caso
de quemaduras, fracturas o heridas infectadas, se administrará una dosis de 500 UI.
1Heridas tetanigenas: heridas o quemaduras con un importante grado de tejido desvitalizado, herida punzante (particularmen-
te donde ha habido contacto con suelo o estiércol), las contaminadas con cuerpo extraño, fracturas con herida, mordeduras,
congelación, aquellas que requieran intervención quirúrgica y que ésta se retrase más de 6 horas, y aquellas que se presenten
en pacientes que tienen sepsis sistémica.
2Aquellas heridas tetanigenas contaminadas con gran cantidad de material que puede contener esporas y/o que presente gran-
des zonas de tejido desvitalizado (heridas de alto riesgo), recibirán una dosis de inmunoglobina.

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2.3.3. Precauciones universales:


Cuando hablamos de precauciones universales nos referimos a una serie
de medidas que todo trabajador tiene que tomar ante cualquier tipo de
paciente. Debemos recordar que cualquier persona puede padecer cual-
quier enfermedad. Los principios estándar englobados dentro de este blo-
que son:

1. Consideraremos siempre la sangre y los fluidos orgánicos de


cualquier persona como potencialmente contaminados e infec-
ciosos, y por tanto susceptibles de transmitir VIH, VHB, VHC y
cualquier otra enfermedad cuya transmisión sea por vía de las
secreciones del paciente.

2. Todo personal sanitario será vacunado de hepatitis B, para mini-


mizar así el riesgo de contraer dicha enfermedad.

3. Todas las heridas que presente el trabajador deberán de estar


cubiertas con apósitos impermeables durante la jornada laboral;
si se producen en las manos, se procederá al uso de guan
tes.

4. LAVADO DE MANOS, ANTES Y DESPUÉS DE ATENDER A CADA


PACIENTE, y con una duración de 20 segundos de fricción con
agua y jabón antiséptico. Si el lavado de manos es el primero de
la jornada laboral, deberá durar al menos un minuto.

5. Uso de barreras protectoras cuando estemos en contacto con el


paciente:

- Uso de guantes: los guantes deben ser una constante en nuestro


trabajo, ya que reducen un 50% el volumen de sangre inoculable
en un pinchazo accidental con una aguja o un fómite, e impide el
contacto directo con las manos con las secreciones del paciente.

- Los guantes deberán cambiarse tras el contacto con cada


paciente; conviene recordar que el mecanismo de "manos sucias"
provoca la gran mayoría de infecciones nosocomiales.

- Si los guantes se perforan en cualquier punto, deberemos quitár-


noslos y lavarnos las manos antes de ponernos otro par.

- Los guantes se usarán como norma general cuando existan lesio-


nes en las manos del trabajador, cuando se maneje sangre, fluidos

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Funciones del celador en quirófano

con sangre y objetos contaminados con sangre o fluidos orgáni-


cos.

- Las mascarillas se utilizarán cuando vaya a haber salpicadu-


ras y en pacientes con tuberculosis o cualquier otra enferme-
dad respiratoria; si el trabajador padece o ha padecido de
modo reciente una enfermedad respiratoria (p.ej, una gripe), y
trabaja en zonas de alto riesgo como pueden ser quirófanos o
UCI, deberá también utilizar mascarilla para evitar la propagación
de dicha enfermedad. También se utilizarán mascarillas en aque-
llos servicios que así lo exijan para el trabajo rutinario (quirófanos).

- La protección ocular se utilizará en previsión de grandes salpica-


duras de fluídos orgá nicos o de sangre a la mucosa ocular, co-
mo puede ocurrir en un parto con la rotura de la bolsa amniótica.

- Las batas deberán ser utilizadas cuando se produzcan grandes


salpicaduras y cuando así lo indiquen las medidas de seguridad
en aquellos pacientes con restricción de entrada a la habitación
por enfermedad contagiosa.

6. Debemos manejar cuidadosamente agujas e instrumentos cor-


tantes; NUNCA REENCAPUCHAR AGUJAS, conllevan un alto ries-
go de pinchazo accidental. La eliminación de estos materiales
contaminados deberá hacerse en contenedores rígidos y no
dejarlos nunca sobre ninguna superficie, para evitar pinchazos
accidentales a nuestros compañeros.

7. El personal responsable de la planta deberá valorar la necesidad


de aislamiento del paciente en caso de enfermedad infecciosa.

8. Los residuos no cortantes (por ejemplo, gasas, pañuelos des-


echables,...) se eliminarán en bolsas plásticas resistentes.

9. Los objetos que estén en contacto con sangre, tejidos, ropas, etc,
se considerarán contaminados y serán de un solo uso; si esto no
es posible, se esterilizarán tras su uso, previa eliminación de los
restos orgánicos que pueda presentar.

2.4. Riesgos psíquicos:


Cuando hablamos de riesgos psíquicos, debemos pensar que los principa-
les riesgos ante los que nos podemos encontrar son la carga mental y el

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estrés psicosocial que puede padecer el trabajador durante la jornada


laboral.

La carga mental depende de la cantidad de información que recibe el tra-


bajador durante su jornada laboral, la cual deberá procesar y dar una res-
puesta correcta para evitar un daño sobre el paciente. Para evitar una sobre-
carga provocada por exceso de información, el ritmo de trabajo debe ser
adecuado, nunca sobresaturado, y la información recibida deberá ser clara
y concisa. Una sobrecarga ocasiona una fatiga psicológica, que interferirá
en el trabajo del individuo.

El estrés psicosocial produce una tensión en el individuo que altera su


equilibrio interno, causando efectos psicológicos y fisiológicos, que pueden
llegar incluso a ocasionar problemas de absentismo laboral, a causa de
bajada de defensas y facilidad para enfermar o el caso más común, una
subida excesiva de la tensión arterial.

Por todo lo que acabamos de comentar sobre los riesgos psíquicos, enten-
demos que estamos ante un problema de importancia, y que por tanto será
importante prevenirlo y controlarlo mediante una serie de medidas, como
las que siguen a continuación:

- Horario flexible: flexibilidad de turnos, facilitando la realización de


los turnos denominados "antiestrés", que se basan en que pasen
24h entre un turno y otro. Esta medida evita la sensación de que
"no salgo del trabajo".

- Aumento de la autonomía y participación de los trabajadores:


un trabajador que se siente cómodo en su trabajo rinde más y
sufre menos riesgos psicológicos.

- El aprendizaje de técnicas de relajación, como ejercicios de res-


piración profunda y de sugestión, sirven para tratar las conse-
cuencias fisiológicas del estrés en el organismo.

- Las emociones negativas (depresión, ira, insatisfacción...) impi-


den que respondamos adecuadamente a las demandas del medio
social y por ello, deben ser eliminadas.

- Uso de técnicas de resolución de problemas.

- El aprendizaje de técnicas de comunicación favorecerá la expre-


sión de sentimientos y facilitará la comunicación con los demás.

Escuela de Gestión Sanitaria 69


Funciones del celador en quirófano

2.5. Riesgos sociales:


Llamamos riesgos sociales a aquellos que aparecen ante una situación de
frustración por parte, del paciente y sobre todo de sus familiares, que aca-
ban por desarrollar una actividad agresiva hacia el trabajador. Esta agresi-
vidad puede enfocarse a tres tipos diferentes:

- Agresión verbal: es la más frecuente, y se basa en toda una serie


de insultos y amenazas al trabajador, tanto de acciones legales
como de daño físico.

- Agresión física: donde se ve más frecuentemente este tipo de


agresión es en el servicio de Urgencias.

- Agresión legal: a través de demandas legales hacia el trabajador.

Una respuesta agresiva de un paciente con alguna enfermedad mental es


menos peligrosa que la causada por una persona sana, ya que de ésta últi-
ma no se espera una agresión, por lo que no se han tomado las precau-
ciones necesarias.

70 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

2.6. Resumen de los principales riesgos laborales):

Escuela de Gestión Sanitaria 71


TEMA 4

E L P E R S O N A L D E L B LO Q U E Q U I R Ú R G I C O
Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

E L P E R S O N A L D E L B LO Q U E
QUIRÚRGICO

1. Introducción:

El paso por el quirófano es una de las situaciones más estresantes que sufre
el paciente en su estancia hospitalaria; es por ello que debemos ser cons-
cientes de sus temores, y actuar de modo tranquilizador para él, de modo
que se sienta escuchado, comprendido en sus miedos y que note la profe-
sionalidad del personal que está en quirófano.

Para conseguir que el paciente se sienta confortable y relativamente segu-


ro, todo el personal ha de trabajar de forma rápida y eficaz, comportándose
como si fuesen uno sólo. Esto implica la necesidad de pautar y seguir una
serie de normas para el trabajo dentro del bloque quirúrgico, además de
tener una enorme capacidad de trabajo en equipo.

Entre el personal del bloque quirúrgico diferenciaremos los miembros del


equipo quirúrgico del resto de personal que trabaja en la estructura del qui-
rófano (por ejemplo, personal de limpieza y personal de esterilización).

2. El equipo quirúrgico:

Dentro del equipo quirúrgico hemos de englobar a todos aquellos profesio-


nales que son necesarios en un momento dado en el interior de un quirófa-
no; para su mejor estudio los dividiremos en función de las tareas que ten-
gan asignadas y el grado de asepsia que tengan que cumplir, en equipo
estéril y equipo no estéril:

a) Equipo estéril:
Los miembros de este grupo se caracterizan por tener que realizar el
denominado lavado de manos quirúrgico, para una posterior colocación
de la bata, mascarilla y guantes estériles.

Escuela de Gestión Sanitaria 75


Funciones del celador en quirófano

Son los que tendrán acceso al campo estéril que está en contacto con el
paciente para realizar su intervención. Han de mantener una asepsia
total y absoluta durante la intervención. A este grupo pertenecerán:
o CIRUJANO
o CIRUJANO DE APOYO
o ENFERMERO INSTRUMENTISTA

b) Equipo no estéril:
Pertenecerán a este grupo los miembros del equipo quirúrgico que no
van a estar en contacto con el campo quirúrgico, pero que están dentro
del quirófano, tanto de forma permanente como en un momento puntual
en el que sea necesaria su presencia.

Se moverán por fuera del campo quirúrgico y a su alrededor, y su misión


será controlar el estado general del paciente y asistir a los miembros del
equipo estéril en aquello que necesiten, además de estar preparados
para actuar ante cualquier eventualidad que se presente durante el trans-
curso de la operación. Serán profesionales de este grupo:
o ANESTESISTA
o ENFERMERO CIRCULANTE
o OTROS: Todos aquellos profesionales cuya presencia sea reque-
rida durante el transcurso de la operación (auxiliares, celadores,
personal especializado en técnicas o instrumentales comple-
jos,...).

3. Tareas del personal del equipo estéril:

a) Cirujano:
De todos conocida el trabajo del cirujano: aportar conocimientos y habi-
lidades para la exitosa resolución de la operación; pues además de esto
último, el cirujano es el responsable del diagnóstico de la patología pre-
vio a la operación, es decir, es quien decide si es preciso operar o no al
paciente y el tipo de operación al que debe de ser sometido, y también
ha de hacerse responsable de la evolución del paciente durante el post-
operatorio.

76 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

Se podría decir que es el responsable de la atención integral del pacien-


te desde que es puesto bajo su custodia hasta el momento en el que le
da el alta. Por ser el responsable del paciente, también ha de asumir los
resultados acaecidos en el paciente tras su actuación médica, tanto los
positivos como los negativos.

b) Cirujano de apoyo:
Esta figura aparecerá de forma obligatoria en aquellas operaciones que
por sus características particulares revistan un cierto grado de compleji-
dad, algo que será definido no tanto por la dificultad que pueda entrañar
la técnica con la que se está operando, si no que dependerá del estado
de gravedad del paciente que ha de ser intervenido.

c) El enfermero instrumentista:
También llamado enfermero estéril, es la responsable de conservar la
integridad y eficacia del campo quirúrgico estéril en el transcurso de la
operación. Ha de tener amplios conocimientos de técnicas de asepsia y
experiencia sobre la técnica estéril, y se encargará de disponer los ins-
trumentos y suministros precisos durante la operación, además de asis-
tir al resto del personal del equipo estéril.

Esto hace que deba mantener un exhaustivo control del campo estéril, a
fin de ser capaz de planificar y prever qué instrumentos o suministros
precisará el cirujano en el transcurso de la operación; en operaciones
complejas pueden participar dos enfermeros instrumentistas: uno se
encargará de pasar el instrumental que sea preciso y el otro se encar-
gará de su preparación y de pedir aquellos suministros que sean preci-
sos.

4. Tareas del personal del equipo no estéril:

a) Anestesista:
El anestesista es un médico especializado en la administración de medi-
cación anestésica con el fin de conseguir los diversos estados de anes-
tesia en el paciente; es decir, será el encargado de inducir la anestesia,
procurar su mantenimiento en el nivel necesario el tiempo preciso y solu-
cionar toda aquella reacción adversa surgida como consecuencia de la

Escuela de Gestión Sanitaria 77


Funciones del celador en quirófano

administración de fármacos anestésicos en el transcurso de la opera-


ción.

Los anestesistas o anestesiólogos no se limitarán al quirófano, aunque


su principal campo de acción sean las intervenciones quirúrgicas, si no
que es el responsable de pautar el tratamiento contra el dolor o moles-
tias tras la intervención; debe proporcionar al cirujano unas adecuadas
condiciones durante la operación y supervisar la sala de despertar, a
donde se lleva al paciente tras la intervención, a fin de mantener un con-
trol sobre el mismo hasta que haya recobrado la normalidad en sus
constantes vitales.

b) Enfermero circulante:
La misión principal del enfermero circulante es facilitar lo necesario
antes, durante y después de la operación, además de encargarse de las
actividades de fuera de la sala de operaciones. Por tanto, el enfermero
circulante realiza un trabajo muy importante, en el que serán puntos a
destacar:
o Conseguir y mantener un ambiente de trabajo cómodo para el
paciente y el equipo.
o Respetar y encargarse que el resto de equipo respete las normas
básicas de asepsia.
o Deberá considerar al quirófano como un todo, percatándose de
cualquier fallo de la técnica estéril, tanto propio como de otro
miembro del equipo. Al estar más alejada del campo estéril
que los demás, le es más fácil observar el campo y detectar cual-
quier irregularidad que no haya sido captada por los demás.
o Proporcionar ayuda a cualquier miembro del equipo quirúrgico
que lo necesite, tanto del equipo estéril como del equipo no esté-
ril.
o Conocer cómo se va a organizar el trabajo durante la operación,
para así poder anticiparse a las necesidades del equipo estéril.
o Estar pendiente de las necesidades del equipo estéril y verificar
que se le proporciona todo aquel material que precise durante la
intervención.
o Establecer comunicación entre lo que ocurre dentro del campo
estéril y la parte externa al mismo.

78 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

c) Técnico en cuidados auxiliares de enfermería:


Su misión es la de llevar a cabo una serie de actividades indirectas con
respecto al equipo quirúrgico y al enfermo. Sus obligaciones principales
son:

o Ayudar al traslado, movilización y acomodación de los pacientes;


como miembro del equipo no estéril, participará activamente en la
colocación del paciente en la postura adecuada para la interven-
ción.

o Limpiar, colocar y guardar instrumental quirúrgico y equipos que


sean precisos o que se hayan usado durante la intervención.

o Conservar el área de trabajo limpia y ordenada.

d) Celador o ayudante sanitario:


Son múltiples las tareas propias por parte del celador, pero dependien-
do del lugar donde estén desempeñando su trabajo, pueden tener otras
tareas propias del puesto.

En aquellas tareas derivadas de la actividad que se lleva a cabo en el qui-


rófano, podemos decir que son tan importantes o más que aquellas que
tienen designadas como propias. Por tanto, el celador que trabaje en
quirófano, además de cumplir con las funciones que le marca el estatu-
to, debe tener muy presentes las siguientes:

o Respetará rigurosamente todas las normas internas del Servicio


de Quirófano generales para todo personal de la unidad, sobre-
manera aquellas referidas a la higiene personal y a la especial
asepsia que ha de observarse dentro de un quirófano.

o Deberá conocer las intervenciones programadas para el día


(parte quirúrgico), y el quirófano correspondiente para las mismas,
si tiene que atender las necesidades de más de un quirófano.

o Se informará sobre la posición en la que tendrá que colocarse


el paciente, y los accesorios que van a ser necesarios para la
mesa quirúrgica.

o Deberá conocer qué tipo de aparataje especial se prevé que va a


ser preciso (aparato de Rx, aparataje de isquemia, ecógrafo,...) y
trasladarlo al interior del quirófano.

Escuela de Gestión Sanitaria 79


Funciones del celador en quirófano

o Informará al enfermero circulante sobre aquellos mensajes que,


de forma verbal o escrita, le hayan comunicado en la planta de
hospitalización de donde viene el paciente. Esta información
puede ser trascendental para el paciente.
o A su cargo estará el traslado de los pacientes desde la unidad
correspondiente hasta los quirófanos, y una vez intervenido, tam-
bién se encargará de su traslado desde el quirófano a la sala de
reanimación o a aquel lugar donde le indiquen.
o Cuando traslada a un paciente, deberá asegurarse de llevar toda
la documentación clínica precisa, la cual le será proporcionada
por el enfermero de la unidad de procedencia correspondiente,
responsable del paciente.
o Dentro del quirófano, formará parte del equipo no estéril y auxi-
liará en todas aquellas tareas que le son propias, así como en
las que le sean ordenadas por médicos/as, supervisor/a o enfer-
mería.
o Ayudarán, a requerimiento de la persona responsable, a la movi-
lización y sujeción de aquellos pacientes que así lo requieran.
o Una vez que el enfermero circulante y enfermero instrumentista
hayan recogido el material utilizado en la intervención en sus
cajas correspondientes, deberá ocuparse de su traslado hasta la
sala de esterilización.
o Trasladarán a los servicios correspondientes los objetos, mues-
tras (muestras de laboratorio y anatomías patológicas, entre otros)
y documentos que le sean confiados por sus superiores.
o Entregarán y recogerán todos los pedidos hechos al almacén y
a la farmacia.
o Darán cuenta a sus inmediatos superiores ante cualquier defecto
o anomalía que perciban en referencia a la limpieza de la zona
quirúrgica y a su mantenimiento (cualquier pequeña grieta puede
ser un foco de entrada de microorganismos en un área que es de
alto riesgo para el paciente), y también en lo referido a la conser-
vación de los aparatos utilizados en el quirófano.
o Cumplirá con los servicios de guardia que le corresponda den-
tro de los turnos establecidos, permaneciendo atentos en todo
momento al funcionamiento de los quirófanos.

80 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

o Esperará el cambio de turno, con el fin de que siempre haya en


quirófano un celador para lo que fuera necesario.

o Controlará el acceso de personas al área quirúrgica, para evitar


el paso de aquellos que no estén autorizados.

o Deberán acudir a cursos de formación continuada para mejorar


la calidad de asistencia al paciente dentro de su servicio.

o En orden a su relación con el paciente y sus familiares, facilitará


aquella información que les sea necesaria y que sea de su
competencia; si no es de su competencia la informa-ción que
demandan, sabrá remitirlos a otra figura del quirófano para que
resuelvan sus dudas.

o También serán tareas del celador todas aquellas funciones simila-


res a las anteriores que no hayan quedado específicamente seña-
ladas.

El celador de quirófano, además de conocer cuáles son sus funciones, ha


de poseer unas características concretas para poder ejercer bien su trabajo
en un servicio tan complejo como el bloque quirúrgico. Por ello, debería
poseer una gran capacidad para el trabajo en equipo, además de otras
dotes personales como pueden ser la facilidad de palabra, paciencia, ama-
bilidad, comprensión y adaptación al entorno, es decir, deberá tener don de
gentes.

Como resumen de todo este tema, es fundamental que cada miembro del
quirófano conozca, acepte y entienda sus propias funciones y responsabili-
dades; el departamento al cual esté adscrito el quirófano tiene la responsa-
bilidad de proporcionarle al profesional una descripción de las funciones
que le corresponden y precisar los métodos a seguir para cumplir dichas
funciones.

Además, se encargará de marcar una serie de objetivos a cumplir a lo largo


de un período de tiempo para cada categoría que realice su trabajo dentro
del bloque quirúrgico, y especificará ante quién es responsable cada per-
sona. A ningún empleado se le podrá obligar a asumir responsabilidades no
precisadas en la descripción de sus funciones.

Escuela de Gestión Sanitaria 81


TEMA 5

PR IN CIP IO S DE M E C ÁN I CA C O RP ORA L
Y AR COS DE MOVI MIENT O
Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

PRI NCI PIOS DE ME CÁN ICA


C ORP ORAL Y ARCO S DE MOVIMI ENTO

1. Introducción:

Por mecánica corporal entendemos la manera con que cada persona utiliza
su propio cuerpo. Una adecuada mecánica corporal evita lesiones y permi-
te usar correctamente la fuerza evitando o reduciendo así la fatiga.

El celador o ayudante sanitario es quien se encarga de realizar las tareas


pesadas con respecto a movimiento de pacientes o muebles dentro de su
lugar de trabajo, por lo que debe conocer y aplicar los principios de la
mecánica corporal y postural para conseguir las mejoras que ofrece tanto
para el enfermo como para él mismo.

Pero antes de explicar los principios básicos de mecánica corporal debe-


mos conocer una serie de términos que nos serán útiles al hablar de la
movilización.

Escuela de Gestión Sanitaria 85


Funciones del celador en quirófano

2. Terminología:

El rango normal de movimiento también se conoce como arco natural de


movimiento, y lo definimos como el MOVIMIENTO MÁXIMO POSIBLE DE
CADA ARTICULACIÓN.

El rango de movimiento se mide con un goniómetro, y normalmente lo


hace el fisioterapeuta. Estas mediciones se realizan para planear objetivos
de movilidad y para hacer comparaciones futuras, pudiendo de este modo
observar el cambio experimentado por el paciente tras la aplicación de los
ejercicios.

Hay una serie de términos que se usan al hablar de los arcos naturales de
movimiento, y que es necesario tener muy claros para poder comprender
después las definiciones de mecánica corporal; los más comunes e
importantes son:

 ABDUCCIÓN: acción de separación de la línea media del cuerpo


(por ejemplo, abrir las piernas).

 ADUCCIÓN: acción de aproximación hacia la línea media del cuerpo


(por ejemplo, cerrar las piernas).

 ANQUILOSIS: inmovilización de una articulación por causa de una


lesión, enfermedad o cirugía.

 ATONÍA: falta de tono muscular.

 ATROFIA: desgaste o delgadez excesiva del músculo.

86 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

 CIRCUNDUCCIÓN: acción constituida por la flexión, extensión,


abducción y aducción de una extremidad.

 DEPRESIÓN: movimiento de una parte del cuerpo hacia abajo.

 DORSIFLEXIÓN: doblamiento hacia atrás de la mano o del pie.

 ELEVACIÓN: movimiento hacia arriba de una parte del cuerpo.

 EXTENSIÓN: movimiento que aumenta el ángulo formado por las


superficies de los huesos que se articulan.

 EVERSIÓN: movimiento de la planta del pie hacia fuera.

 FLEXIÓN: movimiento contrario al de extensión que disminuye el


ángulo de una articulación.

 FLEXIÓN PALMAR: acción de flexionar la mano en dirección de la


palma.

 FLEXIÓN PLANTAR: acción de flexionar el pie en dirección de la


planta.

 HIPEREXTENSIÓN: extensión exagerada, más allá de la posición


anatómica.

 INVERSIÓN: movimiento de la planta del pie hacia dentro.

Escuela de Gestión Sanitaria 87


Funciones del celador en quirófano

 PRONACIÓN: rotación del antebrazo donde la palma de la mano


queda hacia abajo.

 PROTACIÓN: movimiento de la mandíbula o del hombro hacia delan-


te, en un plano paralelo al del suelo.

 RETRACCIÓN: movimiento de una parte protraída del cuerpo hacia


su posición original, siguiendo un plano paralelo al suelo.

 ROTACIÓN: giro de una parte alrededor de su eje.

 ROTACIÓN INTERNA: giro en dirección al centro.

 ROTACIÓN EXTERNA: giro hacia fuera, alejándose del centro.

 SUPINACIÓN: rotación del antebrazo donde la palma de la mano


queda hacia arriba.

3. Rango normal de movimiento


en las distintas articulaciones:
 Columna vertebral cervical:

- Extensión.

- Hiperextensión.

- Rotación izquierda y derecha.

- Flexión lateral izquierda y derecha.

 Hombro:

- Flexión hacia delante.

- Extensión hacia atrás.

- Hiperextensión.

- Abducción y aducción.

- Circunducción.

- Rotación interna y externa.

88 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

 Codo:

- Flexión y extensión.

 Antebrazo:

- Supinación y pronación.

 Mano y dedos:

- Aducción y abducción de dedos.

- Oposición del dedo pulgar.

- Flexión de manos y dedos.

- Extensión e hiperextensión de dedos.

 Muñeca:

- Extensión.

- Hiperextensión.

- Desviación cubital (hacia dentro o aducción)

- Desviación radial (hacia fuera o abducción).

- Dorsiflexión.

- Flexión palmar.

- Circunducción.

 Cadera:

- Aducción y abducción.

- Rotación interna y externa.

- Flexión y extensión.

- Hiperextensión.

 Rodilla:

- Extensión y flexión.

Escuela de Gestión Sanitaria 89


Funciones del celador en quirófano

 Tobillo:
- Dorsiflexión y flexión plantar.

 Pie y dedos del pie:


- Extensión y flexión.

- Eversión e inversión.

- Aducción y abducción.

4. Principios básicos de mecánica corporal:

1. Los grandes músculos se fatigan con menor rapidez que los


pequeños:
Por ejemplo, si levantamos un objeto pesado flexionando las rodillas,
estaremos utilizando los músculos glúteos y los músculos femorales,
ambos músculos grandes, mientras que si doblamos la cintura, esta-
remos utilizando músculos pequeños, como los músculos sacroespi-
nales, sobrecargándolos y realizando un trabajo muscular de manera
errónea. Al aplicar este principio básico nos ahorraremos muchas
molestias en la zona de la espalda.

2. Los músculos se encuentran siempre en una ligera contracción:


La ligera contracción en la que se encuentran siempre los músculos se
llama tono muscular, y es la que se encarga de mantener la posición
del cuerpo, pero antes de cualquier tipo de esfuerzo, debemos "avisar"
al músculo de que va a trabajar realizando un pequeño calentamiento,
para de este modo proteger los músculos de posibles lesiones debi-
das a un excesivo esfuerzo.

3. La estabilidad de un objeto es mayor cuando éste tiene una amplia


base de sustentación, un centro de gravedad bajo y cuando la
línea de gravedad cae perpendicularmente al suelo, dentro de la
base de sustentación:
Por lo tanto, al realizar cualquier movimiento con un objeto pesado, los
pies deberán estar separados unos 20 centímetros y las rodillas dobla-
das (¡nunca doblar la cintura!). Así, la línea del centro de gravedad se
conserva dentro de la base de apoyo consiguiendo mayor estabilidad
en el objeto y menos esfuerzo en el movimiento.

90 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

4. El esfuerzo que se necesita para mover un cuerpo depende de la


resistencia del cuerpo y de la fuerza de la gravedad:
Como ejemplo de este principio básico, aplicado a nuestra actividad
diaria,deberemos bajar la cama al incorporar al enfermo, ya que así tra-
bajamos a favor de la gravedad y no actuamos contra ella, realizando
por tanto un esfuerzo menor.

5. La fuerza requerida para mantener el equilibrio corporal es mayor


cuando la línea de gravedad está más lejos del punto de apoyo:
Para evitar sobrecargas, y siguiendo este principio de mecánica cor-
poral, convendremos que será mucho menos fatigoso el sujetar un
objeto cerca del cuerpo que lejos de él. Por tanto, deberemos acercar
a nosotros cualquier objeto pesado que debamos transportar.

6. Los cambios de posición y de actividad ayudan a conservar el tono


muscular y evitar la fatiga:
Si nos vemos obligados a realizar un mismo movimiento durante un
período de tiempo largo, es fácil que el músculo se fatigue rápidamen-
te. Es por ello se aconsejan períodos de descanso en un trabajo mus-
cular rutinario, y si esto no es posible, un cambio de actividad de
manera frecuente, alternando esfuerzos musculares más o menos
importantes con esfuerzos más ligeros.

7. La fricción entre un objeto y la superficie sobre la que se mueve


influye en la cantidad de trabajo necesario para moverlo:
La fricción es una fuerza opuesta al movimiento que se está realizan-
do, cuando la superficie del objeto que estmos moviendo se tiene que
deslizar por encima de otra superficie de contacto, por ejemplo, el
suelo.
Aplicando este conocimiento sobre la fricción al paciente, debemos
saber que al moverlo sobre una cama o en una silla o sillón, éste está
sufriendo la fricción que provoca el movimiento contra la superficie
sobre la cual se está moviendo, y que esta fricción está poniendo en
peligro la integridad de la piel del paciente, pudiendo favorecer la apa-
rición de úlceras por presión.
Por tanto, al mover al enfermo en la cama o el sillón, deberemos ase-
gurarnos las sábanas estarán bien estiradas, e intentar que la fricción
que sufra la piel del paciente sea la mínima imprescindible. Es por esta
cuestión que existen las sábanas conocidas como entremetidas, que
asisten a la movilización del paciente sin tener que arrastrarlo sobre
una superficie.

Escuela de Gestión Sanitaria 91


Funciones del celador en quirófano

8. Deslizar o empujar un objeto necesita menor esfuerzo que levan-


tarlo:
Al levantar un objeto, lo estamos moviendo en contra de la gravedad,
mientras que cuando lo deslizamos o empujamos, aparece una fuerza
conocida como inercia que nos asistirá en el movimiento, facilitándolo
una vez que éste se haya iniciado.

9. Usar el propiopeso para contrarestaral del paciente requiere


menor energía en el movimiento:
Al usar el propio peso para empujar a un paciente se aumenta la fuer-
za que aplicamos al movimiento sin tener que forzar más de lo debido
a nuestra musculatura; simplemente, nos aprovechamos de nuestro
propio peso para realizar el movimiento.

5. Normas de mecánica corporal para celadores:

Dentro del servicio de quirófano, la mayor carga de trabajo de los celadores


está dirigida al transporte y movilización de los pacientes quirúrgicos y del
material necesario para la intervención (tanto para colocarlo dentro del qui-
rófano antes de que empiece la operación como para introducirlo durante la
misma si es necesaria su utilización); por tanto, deberán tener muy claros y
aplicar de modo riguroso los principios de mecánica corporal. A continua-
ción, enumeramos una serie de recomendaciones que servirán de ayuda en
el trabajo diario en quirófano a un celador:

1- Mantener siempre una base de apoyo amplia, con los pies separados
y uno ligeramente más adelantado que el otro.

2- Acercar la carga al cuerpo lo máximo posible.

3- Proteger la espalda:

- Arrodillarse al recoger un objeto del suelo y no doblar la cintura.

- Pedir ayuda al trasladar objetos pesados y hacerlo con la espal-


da recta.

- Repartir las cargas entre ambas manos para equilibrar el peso.

92 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

4- Utilizar siempre el mayor número de músculos.

5- Contraer los músculos del abdomen y los glúteos para estabilizar la


pelvis antes de mover un objeto o un paciente.

6- Pedir ayuda o usar un medio mecánico (grúa, sábana de arrastre ...)


cuando la carga sea difícil o pesada.

7- Poner el pie en dirección hacia donde se hará el giro para no girar


la columna.

8- Levantar la carga suavemente para evitar lesiones.

9- Utilizar el propio cuerpo para contrarrestar el peso del paciente.

10- Trabajar a una altura adecuada, ya que si se trabaja muy alto se da


hipertensión en la columna y si es muy bajo se dobla la espalda.

11- Al empujar un objeto de frente:

- Apoyar las manos en el objeto.

Escuela de Gestión Sanitaria 93


Funciones del celador en quirófano

- Pies separados y uno más adelantado (buena base de apoyo).

- Espalda recta.

- Músculos del abdomen contraidos (barriga hacia dentro).

- Rodillas ligeramente flexionadas.

12- Al empujar un objeto de espaldas:

- Apoyar la espalda en el objeto.

- Pies separados.

- Rodillas ligeramente flexionadas.

- Músculos del abdomen contraidos (barriga hacia dentro).

13- Al levantar un objeto del suelo:

- Colocarse de cuclillas cerca del objeto.

- Coger el objeto con los brazos.

- Acercar el objeto al cuerpo.

- Espalda recta.

- Levantarse con los músculos de las piernas.

94 Escuela de Gestión Sanitaria


TEMA 6

P R E PA R A C I Ó N P R E O P E R AT O R I A
Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

P R E PA R A C I Ó N P R E O P E R A T O R I A

1. Introducción:

Cuando el paciente entra en la zona del antequirófano, es recibido por algún


miembro del personal de quirófano, generalmente un enfermero/a, que se
encarga de hablar con el paciente y tranquilizarlo, al tiempo que realiza una
serie de comprobaciones, como que se le han retirado las joyas, la denta-
dura postiza o si ha sido rasurado de modo correcto.

El paciente quirúrgico es trasladado hasta el antequirófano en la cama que


ocupa en el servicio o en una camilla; a ambos muebles deberemos lim-
piarles las ruedas con un paño con alcohol u otro tipo de desinfectante
antes de entrar en el servicio quirúrgico, para así evitar que entren gérme-
nes de los suelos del hospital en el quirófano. Habitualmente al paciente se
le colocará un camisón corto, con la parte trasera abierta, que deberemos
dejar sin atar para facilitar el trabajo del equipo del quirófano. El cabello del
paciente se recogerá con un gorro quirúrgico para evitar que los gérmenes
que lleve en el cabello puedan contaminar el campo quirúrgico.

Este momento que pasa el paciente en el antequirófano, anterior a la inter-


vención quirúrgica, suelen suponer instantes de angustia y nerviosismo
para el paciente; por ello, es fundamental que el personal que esté en con-
tacto con él le ofrezca un trato amable para dar mayor confianza al pacien-
te, explicándole lo que le vamos a hacer para proporcionarle mayor sereni-
dad.

La comunicación de celador con paciente es básica para el estado emocio-


nal de éste último, puesto que los celadores son los encargados del trasla-
do del paciente dentro del área quirúrgica, además de asistir a su coloca-
ción en la mesa quirúrgica bajo la supervisión de los miembros del equipo
quirúrgico.

Escuela de Gestión Sanitaria 97


Funciones del celador en quirófano

2. Valoración del paciente quirúrgico:

El paciente deberá ser valorado continuamente durante todo el proceso pre-


operatorio, intraoperatorio y postoperatorio:

- Dentro de la valoración en el postoperatorio encontramos dos


fases, el postoperatorio inmediato, en el cual el celador va a tener
mucha presencia y por tanto, al que dedicamos el tema 8 y el post-
operatorio tardío, en el cual la presencia del celador es menor, reca-
yendo la mayor parte de la responsabilidad en el personal de enfer-
mería.

- En la valoración intraoperatoria, la actividad operatoria y cualquiera


de las fases por las que atraviesa el paciente son básicas y de suma
importancia; cualquier variación mínima en el estado del paciente
puede suponer una grave alteración que requie-re una atención inme-
diata.

- Pero para realizar una valoración intraoperatoria y postoperatoria


correcta se necesita la valoración preoperatoria a fin de poder com-
parar el estado del paciente de modo general antes de la intervención
a su respuesta durante y tras la intervención.

Por tanto, de la valoración que nos vamos a ocupar en este apartado es de


la valoración preoperatoria, cuyo objetivo principal es preparar al pacien-
te lo mejor posible para la intervención y así facilitar este proceso y evitar
complicaciones posteriores; aunque el celador no participa de manera
directa en esta valoración preoperatoria, que suele hacerse en la planta hos-
pitalaria a no ser que la intervención tenga el carácter de urgente, sí que es
importante que conozca la existencia de la misma y cómo se realiza para
poder proporcionar al paciente una mayor calidad en nuestra atención
como celador.

La valoración preoperatoria se efectúa mediante los parámetros que


indicamos a continuación:

 Observación del paciente.

 Exploración Físico-Psíquica del paciente.

 Entrevista personal con el paciente.

 Revisión de la historia clínica.

98 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

A) OBSERVACIÓN DEL PACIENTE:


Con la observación del paciente pretendemos conseguir, con un simple
barrido visual de apenas unos segundos, datos básicos y simples sobre
el estado general del individuo.
Generalmente, nos fijaremos en el lenguaje verbal y no verbal del pacien-
te (lo que podría definirse como su estado general, expresión facial,
expresión corporal y tipo de conversación). Para conseguir una mayor
efectividad en este punto, deberemos entrenar nuestra vista para que se
fije, sin que lo note el paciente, en ciertos aspectos fundamentales, como
pueden ser:
- Grado de aseo del paciente: sobre todo en las intervenciones urgen-
tes, nos podemos encontrar con diversas situaciones que puedan
precisar una higiene previa, básica y rápida del paciente antes de
entrar a quirófano, aparte del ya mencionado rasurado de la zona a
intervenir.
- Presencia/ausencia de dolor: un paciente que presente facies de
do-lor y que adopte posturas antiálgicas estará sufriendo dolor aun-
que no lo manifieste verbalmente; hemos de recordar que no todo el
mundo representa igual el dolor, puesto que incluso factores cultura-
les pueden influir en su manifestación.
- Grado de estrés del paciente: la perspectiva de intervención quirúr-
gica suele ser bastante estresante en el paciente, por lo que se con-
sidera normal la presencia de cierto grado de estrés en el paciente
prequirúrgico; hemos de valorar mediante la observación del pacien-
te que el estrés que presente nuestro paciente está encuadrado den-
tro del rango normal.

Escuela de Gestión Sanitaria 99


Funciones del celador en quirófano

B) EXPLORACIÓN FÍSICO-PSÍQUICA DEL PACIENTE:


La valoración preoperatoria mediante la exploración física del paciente
nos proporciona datos clínicos que resultarán muy útiles para su com-
paración con los que se obtendrán posteriormente durante la interven-
ción quirúrgica. Además, otro punto a tener en cuenta es la posible apa-
rición de datos anormales durante esta valoración, puesto que se podría
tener que anular la intervención por ser esa anomalía una posible causa
de aumento del riesgo quirúrgico (por ejemplo, la aparición de hiperten-
sión). Una valoración básica exploratoria debería incluir una evaluación
de los diversos sistemas:

 VALORACIÓN PERSONAL:

- Peso y talla.

- Edad.

- Sexo.

 VALORACIÓN CARDIORRESPIRATORIA:

- TA.

- Patrón respiratorio (frecuencia, profundidad y ritmo de las respi-


raciones).

- Temperatura.

- Enfermedades pulmonares.

- Problemas cardíacos.

- Antecedentes de tabaquismo, alcoholismo o de ingesta de


sustancias tóxicas.

 VALORACIÓN DE LA ELIMINACIÓN:

- Hábito intestinal del paciente: (cuántas veces va al baño, si pade-


ce estreñimiento o diarrea....).

- Función renal.

 VALORACIÓN NUTRICIONAL:

- Desnutrición.

100 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

- Obesidad.

- Ingestión de alimentos líquidos o sólidos en las horas previas a la


intervención (muy importante en cirugía de urgencia).

 VALORACIÓN DE LA MOVILIDAD:

- Capacidad del paciente para caminar o necesidad de ayudas


(personales o mecánicas).

- Grado de autonomía para la realización de las actividades de la


vida diaria.

 VALORACIÓN DE REPOSO Y SUEÑO:

- Alteraciones en el sueño (insomnio, sonambulismo,...).

- Ansiedad prequirúrgica.

 VALORACIÓN DE LA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE Y DE COMU-


NICACIÓN:

- Estado cognitivo del paciente.

- Nivel de conocimiento.

- Capacidades de comunicación.

- Grado de autonomía.

- Nivel de dependencia.

 VALORACIÓN DE PIEL Y MUCOSAS:

- Coloración (pálida, cianótica, normal).

- Alteraciones de la integridad de la piel: presencia de edemas, heri-


das...

- Nivel de hidratación.

 VALORACIÓN PSICOLÓGICA DEL PACIENTE:

- Nivel de ansiedad y temor.

- Estilo de vida.

Escuela de Gestión Sanitaria 101


Funciones del celador en quirófano

- Capacidad para hacer frente a los problemas.

- Estado mental.

- Situación familiar.

- Creencias religiosas.

C) ENTREVISTA PERSONAL CON EL PACIENTE:


De la entrevista personal con el paciente se pueden obtener múltiples
datos, importantes todos ellos de conocer, por lo que a todo paciente
que entre en el hospital deberá entrevistársele en las primeras 24h de
estancia. Cada hospital tiene un protocolo de preguntas a seguir con res-
pecto a la entrevista, aunque en todos ellos debería constar como datos
básicos a obtener:

 ANTERIORES INTERVENCIONES QUIRÚRGICAS: la experiencia


quirúrgica previa puede orientarnos de cómo se va a desarrollar la
intervención quirúrgica actual.

 ENFERMEDADES ACTUALES: nos interesa conocer qué enfermeda-


des padece, pues pueden interferir en el desarrollo normal de la
intervención.

 MEDICACIÓN ACTUAL: aunque a la intervención quirúrgica se debe


ir en ayunas, existen ciertos tratamientos medicamentosos que deben
ser administrados antes de la intervención.

 ALERGIAS MEDICAMENTOSAS: es importantísimo conocer si el


paciente es alérgico a algún medicamento, pues una reacción alérgi-
ca a un medica mento, como por ejemplo, a la penicilina, puede
suponer graves alteraciones al paciente, incluso la muerte.

D) REVISIÓN DE LA HISTORIA CLÍNICA:


Previo a la intervención, el servicio donde está ingresado el paciente
debe poseer su historial clínico, para que el personal de planta pueda
comprobar que el paciente tiene listos todos los papeles necesarios para
ser intervenido, como pueden ser el consentimiento informado, la entre-
vista con el anestesista, un análisis previo a la intervención y el papel de
banco de sangre, conforme tiene sangre reservada, en caso de que en
la intervención a realizar se prevea su posible utilización.

102 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

3. Protocolos prequirúrgicos:

Los protocolos de actuación prequirúrgica que tienen establecidos los ser-


vicios de quirófano, deberán ser efectuados de forma conjunta por el per-
sonal que forma el equipo de quirófano y variarán dependiendo de una serie
de parámetros:

- Tipo de intervención.

- Técnica quirúrgica.

- Tipo de anestesia.

- Patología que hace necesaria la intervención.

- Posibles complicaciones.

Además, los protocolos prequirúrgicos podemos clasificarlos según cómo


va a ser la intervención quirúrgica en:

- Diagnósticos: incluirán las pruebas diagnósticas y funcionales


necesarias a utilizar durante el transcurso de la intervención.

- Preanestésicos: en función del tipo de anestesia que se va a


emplear.

- De preparación quirúrgica: con los preparativos básicos.

El plan de cuidados quirúrgico general comprende una serie de normas que


el paciente debe cumplir antes de entrar en un quirófano, para así minimi-
zar los riesgos presentes durante la intervención:

- El paciente debe respetar un mínimo de 8 horas de ayuno abso-


luto antes de la intervención. Cuando se trata de una operación
abdominal, el tiempo necesario de dieta absoluta nunca será infe-
rior a las 12 horas. Una excepción a esta norma serán las inter-
venciones de urgencia, en las que el riesgo que implica la presen-
cia de comida en el estómago es menor que el riesgo de no ope-
rar.

- Restricción de líquidos las 6 horas anteriores a la operación, si


no se ha respetado las 8 horas de ayuno absoluto.

- Prohibido fumar previo a la intervención; es primordial tanto en

Escuela de Gestión Sanitaria 103


Funciones del celador en quirófano

el preoperatorio como en el postoperatorio, pues el tabaco dismi-


nuye la capacidad ventilatoria y aumenta la mucosidad, pudiendo
incluso provocar un mayor acúmulo de lo aconsejable de los
medicamentos anestésicos.

- Retirada de prótesis dentales u oculares previo a la entrada a


quirófano; la dentadura postiza impide la correcta intubación del
paciente y las prótesis oculares pueden causar confusión al valo-
rar la reacción pupilar.

- Retirar anillos, pulseras, relojes, cadenas y todo aquel objeto que


pueda llevar contaminación al quirófano.

- Las uñas estarán limpias y sin esmalte, para poder detectar con
mayor facilidad la aparición de cianosis y evitar la contaminación;
además, el pulsioxímetro no funciona en presencia de esmalte de
uñas.

104 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

- Administrar un enema de limpieza la noche anterior a la inter-


vención a los pacientes que van a ser operados de cirugía abdo-
minal, pélvica, perineal o perianal. También se emplea en cirugías
urgentes. Así evitaremos le defecación involuntaria y las regurgita-
ciones que se podrían producir al relajarse la musculatura duran-
te la anestesia. Esta administración debe de estar marcada por
protocolo según la intervención a la que el paciente vaya a ser
sometido, o en su defecto, debe ordenarlo el médico, pues exis-
ten casos de cirugía abdominal, como puede ser una apendicec-
tomía, en la que dicha administración está contraindicada.

- Preparación de la piel del paciente mediante una ducha y la


posterior aplicación de povidona yodada jabonosa. Luego será
necesario el rasurado de la zona quirúrgica y la siguiente aplica-
ción de povidona yodada en dicha zona, con su recubrimiento con
un paño estéril.

Las pruebas prequirúrgicas que con mayor frecuencia se realizan al pacien-


te son fundamentalmente las que se enumeran a continuación, teniendo en
cuenta que cada hospital puede encargar, además de éstas, aquéllas que
tenga establecidas por protocolo:

- Analítica de orina: será un vaso con tapa, y su manejo debe ser


escrupuloso, pues se puede encontrar orina por los laterales debi-
do a la recogida.

- Analítica de sangre: compuesta por tres tubos, de modo habitual:


tapón rojo (bioquí mica), tapón violeta (hemograma) y tapón
azul (coagulación)

- Electrocardiograma o ecocardiograma: se tramitará habitual-


mente con una petición de interconsulta a cardiología, pues lo que
se solicita es la valoración de dicho ECG por un cardiólogo.

- Radiografía de tórax: prueba habitual para adultos y sobre todo,


ancianos. Es poco probable su realización como prueba preope-
ratoria en niños.

- Pruebas funcionales respiratorias: en presencia de patología


respiratoria; la más común es la espirometría.

El resto de pruebas diagnósticas, como pueden ser las ecografías, TAC,


endoscopias, etc. dependerán del procedimiento quirúrgico que se vaya a
realizar y de la necesidad de precisar con mayor nitidez la zona a intervenir.

Escuela de Gestión Sanitaria 105


Funciones del celador en quirófano

4. Documentación necesaria:

Una vez que el paciente se encuentra en la zona del antequirófano, el enfer-


mero/a encargado de dicho paciente deberá revisar los informes que se
encuentran en la historia clínica para detectar cualquier anomalía y com-
probar que no falta ningún documento.

La documentación necesaria para poder realizar una intervención quirúrgi-


ca puede variar ligeramente según el centro hospitalario, pero normalmen-
te suele ser obligatorio que esté presente la siguiente documentación:

 Consentimiento informado.

 Medicación preoperatoria prescrita.

 Última medicación administrada.

 Historia clínica.

 Grupo sanguíneo.

 Factor Rh.

 Electrocardiograma o ecocardiograma.

 Radiografía de tórax.

 Analítica sanguínea.

 Posibles alergias, sobre todo medicamentosas.

 Valoración preanestésica.

 Nota de ingreso firmada por el cirujano.

106 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

5. El consentimiento informado:

El consentimiento informado es un documento de vital importancia a la hora


de realizar una intervención quirúrgica, pues con su firma el paciente indica
que ha entendido el procedimiento a realizar, los riesgos que éste presenta
y que consiente, por tanto, en ser intervenido. Para su correcta y válida rea-
lización, el médico deberá informar al paciente de:

 El problema que presenta y el por qué de una intervención


quirúrgica para solucionarlo.

 El procedimiento médico-quirúrgico más aconsejable.

 Las posibles alternativas al tratamiento quirúrgico con sus


ventajas y desventajas.

 Las posibles complicaciones que pueden surgir durante y tras


la intervención.

 Los procedimientos adicionales.

El lenguaje que deberá utilizar el facultativo cuando se dirija al paciente será


claro, sencillo, comprensible y adecuado al nivel cultural del paciente, de
manera que se asegure que el paciente ha comprendido lo que se le está
explicando.

Para que este documento tenga validez, deberá ser firmado por el propio
paciente, por el cirujano y a ser posible por algún testigo. Si el paciente es
menor de edad, será firmado por sus padres o por un tutor legal. Si esto no
ocurriera, se entenderá que el paciente no ha consentido su intervención,
que no ha llegado a comprender el alcance de la misma, y por tanto, podrá
reclamar en presencia de complicaciones.

Escuela de Gestión Sanitaria 107


Funciones del celador en quirófano

6. Atención psicológica a la familia:

Los familiares que acompañan al enfermo durante la intervención también


experimentan una situación de ansiedad y miedo. El trato del personal sani-
tario con ellos es fundamental para mitigar sus temores y disminuir su ansie-
dad, así como informarles de la duración estimada de la intervención y de a
dónde llevarán a su familiar al salir del quirófano, y también a quién deben
dirigirse para reclamar información. Indicaremos a los familiares que per-
manezcan en la sala de espera de la zona quirúrgica, donde una vez aca-
bada la intervención serán informados por el cirujano.

Los familiares suelen mostrarse con mayor preocupación ante la ausencia


prolongada del paciente. Se debe aclarar que el tiempo que transcurre no
se corresponde con la duración de la intervención quirúrgica, ya que la pre-
paración quirúrgica y el postoperatorio inmediato en las unidades de reani-
mación suponen un tiempo de estancia prolongado.

108 Escuela de Gestión Sanitaria


TEMA 7

P O S I C I O N E S D E L PA C I E N T E E N L A M E S A
Q U I R Ú R G I C A : E L I N T R A O P E R AT O R I O
Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

P O S I C I O N E S D E L PA C I E N T E
EN LA M ESA QU IRÚ RG ICA :
E L I N T R A O P E R AT O R I O

1. Introducción:

La posición adecuada del paciente en la mesa quirúrgica dependiendo de


la operación, la va a decidir el cirujano; la función de guiar la colocación del
enfermo en la posición correcta corresponde a la enfermera circulante, y la
movilización del paciente será tarea del celador, quien procurará mover al
paciente siempre de un modo lento y con mucha precaución.

En algunas ocasiones, el enfermo ya está anestesiado cuando se procede


a su colocación, por lo que no nos puede decir si se encuentra incómodo o
si nota que está en alguna postura antinatural. Deberemos tener en cuenta
cuando lo coloquemos, por tanto, que la postura que adopta no va a traer
como consecuencia dolores musculares tras la operación.

La posición a adoptar por el enfermo dependerá de una serie de paráme-


tros:

o Tipo de intervención quirúrgica.

o Vía de acceso.

o Tipo de anestesia.

o Edad, talla y peso.

o Estado general del paciente.

El momento adecuado para la movilización del enfermo lo va a decidir el


anestesista atendiendo a las siguientes premisas:

- Tipo de anestesia que se le va a colocar; si la anestesia es raquí-


dea, suele colocarse al paciente antes de anestesiarlo. En anes-
tesia general, normalmente se coloca al paciente en la posición
correcta una vez que el anestesista lo haya estabilizado.

- Si el paciente sufre mucho dolor cuando se le moviliza, como

Escuela de Gestión Sanitaria 111


Funciones del celador en quirófano

en el caso del enfermo traumatológico, puede decidirse anestesiar


al paciente antes de movilizarlo, a fin de que no le resulte tan desa-
gradable al enfermo la movilización.

- Según la talla y edad del paciente, convendrá anestesiarlo antes


o después de colocarlo en la posición correcta. Por ejemplo, a un
niño pequeño se le puede dormir en un sitio donde esté más cal-
mado y luego trasladarlo a la mesa de operaciones,mientras que
en personas muy obesas puede ser conveniente colocarlas en la
posición correcta antes de la anestesia.

112 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

2. Recomendaciones prácticas y
medidas de seguridad:

En el traslado del paciente y en su colocación sobre la mesa quirúrgica


hemos de tener siempre presentes una serie de premisas que deberán ser
cumplimentadas antes del inicio de la operación, de modo rutinario:

- El enfermo debe ser adecuadamente identificado, de modo que


sepamos con certeza que la persona a operar se corresponde al
enfermo que tenemos en el antequirófano.

- En todo momento, deberemos respetar la intimidad del pacien-


te, evitando que se sienta violento por la situación, y velar por sus
necesidades.

- Tanto la mesa quirúrgica como la cama en la que el paciente ha


sido trasladado han de estar perfectamente frenadas y asegura-
das al realizar el cambio de cama

- El anestesista será el responsable de que la cabeza del paciente


esté protegida durante este cambio de cama; otro médico se
ocupará de sostener la parte afectada, por ejemplo, si es una frac-
tura que hay que reducir.

- Los accesorios precisos para la operación han de estar dentro


del quirófano antes de que el paciente sea anestesiado.

- Ancianos, niños y pacientes ya anestesiados tienen que ser movi-


dos con suavidad al colocarlos en la posición pertinente.

- El paciente colocado en decúbito supino no debe tener las pier-


nas cruzadas, pues esta posición origina presión en vasos san-
guíneos y nervios.

- El paciente colocado en decúbito lateral ha de tener colocado


un dispositivo entre las piernas para evitar la presión de vasos
sanguíneos y nervios.

- El paciente colocado en decúbito prono no debe tener ningún


tipo de presión en el tórax para así facilitar la respiración.

Escuela de Gestión Sanitaria 113


Funciones del celador en quirófano

- El paciente deberá mantener una alineación corporal correcta


en cualquiera de las posiciones que adopte.

- Evitaremos cualquier tipo de presión sobre arterias y venas


mediante la colocación de dispositivos para facilitar la circulación.

- Protegeremos las prominencias óseas, con el fin de evitar una


presión que puede acabar originando una úlcera por presión.

- Vigilaremos que al colocar al paciente no hay riesgo de compre-


sión y/o estiramiento de ningún plexo nervioso, lo que podría
originar desde dolor al paciente en el postoperatorio hasta una
parálisis de la zona.

- Para facilitar la oxigenación del paciente, nos aseguraremos que la


expansión torácica es la adecuada, es decir, que no hay nada
que limite el movimiento normal del tórax y con ello la capacidad
ventilatoria.

- Habrá una vigilancia constante del enfermo para evitar caídas y


deberán utilizarse todos los medios humanos necesarios para la
movilización del mismo; es decir, si el paciente ha de ser moviliza-
do por cuatro personas, no deberá ser movilizado sólo por dos
personas.

- Toda aquella posición que adopte el paciente sobre la mesa qui-


rúrgica no puede en ningún caso obstruir cualquier tipo de sis-
tema que le haya sido colocado (sonda urinaria, drenajes,...).

- No moveremos a un paciente anestesiado sin el previo con-


sentimiento del anestesista.

- La posición en la que ha de ser colocado el paciente ha de ser


previa a la intervención, por si hubiera algún error o existiesen
dudas sobre el modo de lograr la postura.

114 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

3. La mesa quirúrgica o de operaciones:

3.1. Definición:

Cuando hablamos de mesa quirúrgica nos referimos a una camilla especial


donde colocaremos al paciente para ser operado. Son muchos los tipos de
mesas existentes para ser utilizadas en quirófanos, todas ellas con una serie
de ajustes especiales que conviene dominar.

La mayoría de las mesas quirúrgicas constan de una tabla metálica de


forma rectangular, cuya base la forma una plataforma hidráulica o eléctrica.
La tabla metálica de la mesa ha de poder dividirse en un mínimo de tres sec-
ciones, todas ellas articuladas entre sí, que corresponderían a cabeza, tron-
co y miembros inferiores. Cada sección de la mesa quirúrgica contará con
un "túnel" que permite la entrada del aparato de radiografías para poder rea-
lizar las placas de Rayos x durante el transcurso de la intervención.

Existen quirófanos para intervenciones más específicas, (por ejemplo, el


quirófano de traumatología), donde podremos encontrar la tabla metálica
de la mesa quirúrgica dividida en más secciones que las tres habituales,
pero siempre manteniendo la disposición antes comentada: cabeza, tronco
y miembros inferiores; por ejemplo, la parte de los miembros inferiores
puede dividirse de modo que cada sección sostenga una pierna.

También el quirófano de traumatología se considera como una de las espe-


cialidades con más complicaciones tanto a la hora de trasladar al paciente
a la mesa quirúrgica, como en la colocación de la posición del paciente para
ser intervenido; esto se debe a que los pacientes de esta especialidad,
muchas veces están provistos de tracciones para alinear fracturas, yesos,
vendajes etc, con el fin de inmovilizar fracturas o luxaciones que además
mitigan el dolor de la lesión, combaten el espasmo muscular y evitan defor-
midades.

Además de lo comentado anteriormente, las mesas quirúrgicas para trau-


matología suelen tener muchos otros accesorios, propios tanto de la mesa
como de la especialidad. Suelen tener un tablero base con un dispositivo
que nos ofrece la posibilidad de bascular la mesa por medio de un motor;
además, tiene montado en el mando de colocación una corredera que per-
mite la fijación de dispositivos varios para poder acoplarlos según el tipo de
intervención.

Escuela de Gestión Sanitaria 115


Funciones del celador en quirófano

El colchón de la mesa quirúrgica, de al menos unos 8 cm de grosor, suele


estar cubierto de caucho conductor, de modo que separa al paciente del
tablero metálico, y además toda mesa quirúrgica contará con una toma de
tierra para evitar la trasmisión de corriente eléctrica al paciente y al equipo
quirúrgico.

La mesa quirúrgica suele ser una mesa versátil, adaptable a todas las posi-
ciones requeridas en cualquier tipo de operación, que permite variar la altu-
ra y la inclinación con el fin de conseguir la posición deseada.

Algunas mesas se movilizan gracias a un sistema electrónico (manual o por


control remoto); otras constan de un sistema de palancas que activan un
sistema electrohidráulico; sea cual sea el sistema de movilización que pre-
senta la mesa quirúrgica, como pieza fundamental toda mesa ha de contar
con un buen sistema de frenado para así poder estabilizarla en cualquier
posición que se adopte.

El mantenimiento de la mesa quirúrgica es muy importante para un buen


funcionamiento. Por esto mismo, la mesa de operaciones debe permanecer
siempre limpia y desinfectada, tanto en lo relativo al tablero metálico como
a la colchoneta y los accesorios que se le acoplan. Para ello, es preciso lim-
piar bien todo con una solución de lejía y detergente después de cada ope-
ración. Por supuesto, tanto la mesa como sus accesorios son de fácil lim-
pieza y desinfección.

Para un celador que trabaje asiduamente en quirófano, la mesa quirúrgica


no ha de tener secretos, es decir, debe conocer perfectamente el funciona-
miento de la mesa quirúrgica y los accesorios de la misma, pues de este
modo facilitará la colocación correcta del paciente y evitará retrasos en la
intervención.

3.2. Tipos de mesa quirúrgica:


Una vez conocidas las características generales de la mesa quirúrgica,
hemos de ser conscientes de que el avance de las técnicas quirúrgicas
demanda a su vez el avance de la tecnología en general, incluyendo en este
lote a las mesas quirúrgicas, para que faciliten y agilicen el proceso de las
intervenciones quirúrgicas. Por todo esto, diferenciaremos el tipo de mesa y
sus accesorios según las necesidades de las especialidades más comunes:

a) CIRUGÍA, GINECOLOGÍA, ORL Y CIRUGÍA AMBULATORIA:

Todas estas especialidades tienen por característica que pueden ser rea-

116 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

lizadas sobre una mesa quirúrgica tradicional o estándar, pues requieren


acciones básicas de movilización mediante sistema eléctrico, hidráulico
o manual, como pueden ser:
- Movilización en todas las posiciones y alturas.
- Separación de miembros inferiores.
- Extracción o flexión total de la parte inferior de la mesa correspon-
diente a extremidades inferiores.
 Accesorios necesarios: Perneras, arcos, apoya brazos, rodillos
para sujeción postural. Todos ellos se colocarán por medio de
soportes estándar, que una vez enganchados a la mesa quirúrgi-
ca, permiten la fijación de cualquiera de estos accesorios.

b) TRAUMATOLOGÍA:

Por su especial complejidad, los quirófanos de traumatología requieren


una mesa quirúrgica mucho más sofisticada, para de este modo facilitar
el abordaje quirúrgico y la seguridad del paciente, dadas las complica-
das posiciones quirúrgicas de esta cirugía. A continuación, iremos expli-
cando por medio de fotografías el tipo de mesa quirúrgica y los acceso-
rios apropiados según el tipo de posición quirúrgica a adoptar, para
lograr así una mejor comprensión de los mismos.

c) MESA DE NEUROCIRUGÍA:

Sus características son muy similares a las de las mesas traumatológi-


cas.

d) UROLOGÍA:

Las mesas quirúrgicas de los quirófanos de urología son muy similares


a las que hay en los quirófanos de cirugía, pero presentan mecanis-
mos automatizados más sofisticados, que permiten corregir las postu-
ras quirúrgicas durante la intervención; por ejemplo, en cirugía de riñón,
conseguimos variar de la flexión a la extensión de la parte superior e infe-
rior del cuerpo, manteniendo siempre al paciente en posición de decú-
bito lateral.

 Accesorios necesarios: al igual que las mesas de cirugía, cons-


tarán de soportes estándar para fijar toda una serie de accesorios
como pueden ser perneras, arcos, apoya brazos, rodillas, bandas
de sujeción, etc.

Escuela de Gestión Sanitaria 117


Funciones del celador en quirófano

e) OFTALMOLOGÍA:

En el quirófano de oftalmología, las mesas quirúrgicas suelen ser mucho


más anchas que las normales, y no suelen estar segmentadas. Lo más
importante en este tipo de cirugía es el apoyacabezas, que debe ser
cómodo, y debe fijar bien la cabeza del paciente, para evitar movimien-
tos involuntarios durante la intervención; también debe permitir movi-
mientos de elevación, de descenso, trendelenbourg y antitrendelem-
bourg.

Como en este tipo de intervenciones hay que taparle la cara al paciente,


es muy común que éste sufra sensación de angustia, pues no es nece-
sario intervenir con anestesia general, y por tanto el paciente está cons-
ciente; como la angustia aumenta el consumo de oxígeno, el anestesis-
ta puede indicar la colocación de gafas de oxígeno o la colocación de un
arco de separación con respecto a la zona intervenida. Este arco de
separación ha de ser flexible, con extremidades rígidas conectables al
oxígeno y la barra superior provista de orificios para permitir la salida del
mismo y así administrar la oxigenoterapia al paciente.

4. Aparataje utilizado en
intervenciones quirúrgicas

Toda intervención quirúrgica, aparte del instrumental de intervención sobre


el paciente precisa una serie de aparataje que será tanto más específico
cuanto más compleja y tecnificada sea la intervención.

Aunque algunas especialidades quirúrgicas utilizan quirófanos adaptados


ya al tipo de cirugía que realizan (por ejemplo, en cirugías a pacientes con
obesidad mórbida se necesita un quirófano adaptado, sobre todo en cuan-
to a su mesa quirúrgica, que ha de soportar un peso mayor al habitual), es
decir, están equipados para realizar un tipo de intervenciones muy concre-
tas, lo más habitual es encontrar quirófanos de uso multidisciplinar, comu-
nes a todas las especialidades, en las que nos encontraremos con una serie
de aparataje complejo móvil que variará según el tipo de intervención que
se vaya a realizar. Los elementos más comunes de este tipo que nos pode-
mos encontrar en un quirófano los describiremos a continuación, junto con
su ubicación más común y su uso habitual:

118 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

 APARATO DE RAYOS X:

Aparato utilizado sobre todo en quirófano de traumatología. Es de gran


tamaño y tecnología delicada. No conviene trasladarlo a menudo y
mucho menos en distancias largas y complicadas (ascensores, suelos
irregulares, etc), por lo que prácticamente siempre estará dentro del
quirófano.

 MICROSCOPIO:

Utilizado en especialidades como O.R.L. y oftalmología; en los primeros,


no suelen estar dentro del quirófano, ya que se utiliza puntualmente en
cirugía de oído y laringe, por lo que los encontraremos en el almacén,
ante quirófano u otro lugar elegido por el servicio de quirófano.

Los microscopios del quirófano de oftalmología, por el contrario, se


encuentran dentro del quirófano para esta especialidad, ya que como
hemos comentado, la mesa quirúrgica es especial y es prácticamente el
arma de trabajo de los oftalmólogos. Pueden ir conectados a un monitor
de televisión, donde se visualiza la intervención. Ni que decir tiene que
estos microscopios se encontrarán dentro del quirófano.

 LÁSER Y CRIOTERAPIA:

Estos dos instrumentos serán utilizados en el quirófano de oftalmología


para la realización de intervenciones de humor vítreo. Los encontrare-
mos siempre ubicados dentro del quirófano de la especialidad.

 BALAS DE GASES ESPECÍFICOS:

Su uso fundamental es en la cirugía oftálmica; Los encontraremos situa-


dos fuera de quirófano (almacén), y se utilizan a demanda del cirujano.

 BALAS DE NITROSO:

Las balas de óxido nitroso son utilizadas en el quirófano de traumatolo-


gía. Las encontremos situadas una dentro de quirófano y otra fuera, en
el almacén, por si fuera preciso cambiarla durante la intervención.

Se utilizan para activar ciertos motores de esta especialidad, y no están


estériles, por lo que deben protegerse con una sábana limpia o un paño
estéril. Están colocadas sobre un soporte con ruedas para su fácil movi-
lización, al tiempo que seguro para evitar caídas accidentales

Escuela de Gestión Sanitaria 119


Funciones del celador en quirófano

 TORRE DE LAPAROSCOPIA:

Utilizada en cirugía, traumatología, ginecología, urología, es decir, en


todas las especialidades que trabajen con endoscopio. Gracias a esta
técnica se evita la cirugía a "cielo abierto".

Consta de un monitor de televisión, un vídeo, una fuente de luz, una


cámara y un insuflador de gas, este ultimo indispensable en cirugía
abdominal. Aquí se conectará todo el material quirúrgico estéril que nos
proporcionará la instrumentista. Su ubicación más común es el almacén.

 FUENTE DE LUZ:

Independientemente de la luz de la torre de laparoscopia, existen otras


fuentes de luz utilizadas sobre todo en el quirófano de urología, en a-
quellas intervenciones mediante el método de endoscopia (resecciones
transuretrales y cistoscopias sobre todo), y que conectadas a la lente y
al resector sólo permite ver la intervención al cirujano. En O.R.L. se utili-
zará para el funcionamiento de la lámpara de clarck, que veremos a
continuación.

120 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

 LÁMPARA DE CLARCK:

Se utiliza en intervenciones de garganta (amigdalectomías, vegetacio-


nes, etc). Es la lámpara frontal que también se utiliza para exploraciones
en consultas externas. Se ubica en almacén o en el antequirófano.

 LITOTRICTOR:

Este aparato se utiliza en urología, mediante cirugía endoscópica, para


extracción de grandes cálculos que no puede expulsar el paciente por sí
mismo. Su ubicación será el almacén, ya que su uso es para cirugía
concreta.

 MATERIAL DE YESOS:

Se considerará como material de yesos a todo aquel que se utiliza para


extraer un yeso ya colocado o bien para adaptar sus bordes o abrir "ven-
tanas" (por ejemplo, para curar heridas) cuando se coloca un yeso. Los
podremos encontrar en el antequirófano, y consisten principalmente en
una sierra circular, pinzas de pico de pato, tijeras fuertes y separadores
de bordes.

 CARRO DE YESOS:

Está compuesto en su parte superior de dos jofainas y una balda exten-


sible, que se utiliza para la preparación de yesos y férulas, mientras que
en su parte inferior encontraremos cajones para vendas de algodón, ven-
das de papel y vendas elásticas de hilo o yeso. Su ubicación será el
almacén.

 TABURETES CON Y SIN RUEDAS:

En algunas intervenciones, el cirujano necesita sentarse para que el


campo quirúrgico sea el adecuado (por ejemplo, en ginecología, urolo-
gía u oftalmología), por lo tanto dentro del quirófano suele haber dos
taburetes. Si se precisasen más taburetes, los encontraremos en el ante-
quirófano; algunos son de altura especial (más altos), sobre todo para el
quirófano de oftalmología.

 SILLAS DE OFTALMOLOGÍA:

Son sillas eléctricas, conectadas a la red mediante enchufe, que se pue-


den subir o bajar accionándolas con los pies; además, tienen apoyabra-
zos para facilitar la cirugía. Se encuentran siempre dentro del quirófano
de oftalmología, a la cabecera de la mesa de operaciones.

Escuela de Gestión Sanitaria 121


Funciones del celador en quirófano

 APARATOS DE ISQUEMIA:

Los aparatos de isquemia se utilizan en la cirugía de miembros superio-


res e inferiores, para evitar hemorragias durante la intervención. Consta
de un manguito parecido al del tensímetro, pero de diferentes medidas
según el miembro a intervenir, que se conecta a un insuflador, enchufa-
do a su vez a la red eléctrica que nos va a mantener la presión necesa-
ria. En el mismo aparato suele haber vendas de Smarch, o sea, vendas
de goma para realizar el vaciado de la sangre de miembro antes de la
insuflación del manguito. Los encontraremos guardados en el almacén
del quirófano.

 BOMBAS DE PERFUSIÓN:

Se utilizan para la perfusión intravenosa de medicación en anestesia; se


guardan fuera de quirófano (almacén) y se utilizan a demanda del anes-
tesista. Tienen como particularidad que son fáciles de trasladar, y que
constan de un sistema que permiten un fácil enganche en el palo del por-
tasueros.

5. Complementos para la colocación del paciente:

Los complementos que se utilizan en la colocación del paciente tienen por


objetivo lograr una estabilidad del mismo sobre la mesa de operaciones una
vez colocado en la posición deseada, facilitando con ello un mejor acceso
a la zona a intervenir.

Todos los complementos que van a entrar en contacto con la piel del
paciente deberán estar bien acolchados con un protector de caucho, y al
mismo tiempo ser buenos conductores. Con estas medidas trataremos de
evitar cualquier tipo de traumatismos. Son estos complementos de la mesa
quirúrgica:

 CINTURÓN DE SEGURIDAD:

Es una correa ancha y de un material no elástico, de manera que su fun-


ción será limitar los movimientos de las piernas del paciente para evitar
que se caiga de la mesa quirúrgica.

122 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

 CORREAS PARA LOS BRAZOS O MUÑECAS:

Como su nombre indica, se colocarán alrededor de las muñecas para así


asegurar los miembros superiores al soporte lateral de la mesa. Esto es
importante sobre todo en el brazo en el cual esté la vía venosa para el
paso de sueroterapia y medicación.

 SOPORTE PARA EL BRAZO O APOYA-BRAZOS

Se utiliza para sujetar el brazo elegido para la administración de solucio-


nes intravenosas, cuando el brazo es la zona a operar o cuando ha de
retirarse dicho brazo por que interfiere en la zona de intervención.

 ARCO O PANTALLA DE ANESTESIA:

Recibe este nombre una barra de metal que es colocada en la zona de


la cabeza del paciente, y que tiene por misión sostener la sábana estéril
que lo cubre, a fin de que la cabeza del paciente sea visible para el anes-
tesista, y así ser utilizada como referencia de su función respiratoria en
todo momento. Se coloca después de la inducción a la anestesia y de la
colocación del paciente en la mesa de operaciones.

 SOPORTES PARA LOS PIES O APOYA-PIES:

Serán unas piezas de metal acolchadas que se colocarán en los pies del
paciente, cuyo objetivo será evitar que se deslice de la mesa quirúrgica

Escuela de Gestión Sanitaria 123


Funciones del celador en quirófano

en el transcurso de operaciones que exijan una postura en la que la


cabeza esté más elevada que los pies.

 SOPORTES PARA LOS HOMBROS:

Son piezas de metal acolchadas que se colocan en los hombros y que


evitan que el paciente se deslice de la mesa quirúrgica al estar colocado
en una posición en la que los pies están más altos que la cabeza.

 ESTRIBOS O PERNERAS PARA LA COLOCACIÓN DE LOS PIES:

Barras de metal acolchadas que en su parte superior forman una conca-


vidad para colocar las piernas; muy utilizadas en intervenciones
ginecológicas y en el paritorio.

 DISPOSITIVOS PARA EXTENSIÓN:

Son unos largueros de tracción extensibles, que se suelen utilizar en


intervenciones traumatológicas, para poder separar bien los miembros
que se están interviniendo.

 ALMOHADAS, CILINDROS Y RODILLOS DE SOPORTES:

Se utilizarán en la colocación del paciente en la mesa a fin de que la ope-


ración sea más segura y confortable. Hemos de recordar que el pacien-
te no se puede quejar, por lo que hemos de intuir cuál es el mejor punto
de colocación de estos dispositivos, de modo que no sean presionados
vasos sanguíneos ni grupos nerviosos.

 APOYO GLÚTEOS:

Su uso se limita a aquellas intervenciones en las que por razón de posi-


ción, el tercio inferior de la mesa quirúrgica se ha retirado pero es preci-
so que la zona de los glúteos del paciente quede sobre un soporte rígi-
do (sobre todo para que no tire por el resto del cuerpo).

 SOPORTE ESTERNAL:

En intervenciones que tengan lugar en la zona posterior del cuerpo, hay


veces que, porque ha de hacerse algún tipo de presión en la zona, sea
necesario un apoyo rígido para la zona del pecho pero que libere el
tórax; para ello se usará el soporte esternal, que cuyo nombre indica, se
encargará de sostener esta parte del tórax, punto de unión de las costi-
llas.

124 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

Hay un largo número de accesorios aparte de los ya mencionados, ya


que cada centro hospitalario puede tener un modelo de mesa quirúrgica
diferente, e incluso algunas mesas son específicas para un tipo de inter-
vención concreta, como puede ser, por ejemplo, una intervención de
columna.

Los celadores que vayan a trabajar en el servicio de quirófano deben


conocer las mesas de las distintas especialidades con las que va a tra-
bajar, así como los accesorios según intervención y la diferente manipu-
lación de los mismos. De este modo, asistirá con gran eficacia al equipo
quirúrgico y no quirúrgico, y será una pieza fundamental del proceso
intraoperatorio.

6. Colocación del paciente quirúrgico


en la mesa de operaciones

a) Decúbito supino o dorsal:


La posición de decúbito supino o dorsal es la utilizada en quirófano para la
inducción a la anestesia general y para cirugía abdominal y procedimientos
que involucren cara, cuello, tórax, hombros y extremidades inferiores; se uti-
liza también en cirugía vascular, y puede emplearse en procedimientos orto-
pédicos cuando brinda una exposición adecuada de la zona a intervenir.
Siendo un poco más explícitos, generalmente se suele utilizar en los tipos
de cirugías que enumeramos a continuación:

- Cirugía general: se utilizará esta posición en la mayoría de las inter-


venciones abdominales como pueden ser apendicitis, hernias, colos-
tomías, laparotomías...

Escuela de Gestión Sanitaria 125


Funciones del celador en quirófano

- Cirugía urológica: en intervenciones de próstata y vejiga, sobre todo.

- Cirugía ginecológica: en quistes de ovario, histerectomías, cesá-


reas.

- Cirugía de ORL: podremos utilizarla en intervenciones de nariz, sep-


toplastias, amigdalectomías y laringectomías, entre otras

- Cirugía traumatológica: se intervendrán en esta postura brazos,


manos, pies y piernas.

- Cirugía oftalmológica: en operaciones de cataratas, glaucomas,


desprendimiento de retina

- Cirugía dermatológica: para la extirpación de melanomas, sobre


todo.

Podremos utilizar esta posición tanto con anestesia general como con anes-
tesia raquídea o locorregional y con anestesia local.

En la posición que estamos describiendo, el paciente se encuentra boca


arriba, sobre la espalda, con los brazos ligeramente separados del cuerpo
y asegurados a los lados, con las palmas hacia abajo o mirando hacia el
cuerpo y con las piernas un poco separadas.

Colocaremos el cinturón de seguridad sobre las rodillas, y pequeñas almo-


hadas bajo la cabeza y la curvatura lumbar. Podemos encontrar varias modi-
ficaciones de esta posición básica, a fin de facilitar la intervención, como:

 POSICIÓN DE ROSER: es la de elección en la realización de procedi-


mientos que impliquen cara y cuello. El cuello se colocará en hipe-
rextensión, normalmente colocando un cojín bajo los hombros, o bien
bajando la sección superior de la mesa quirúrgica.

Hemos de procurar que el resto del cuerpo no quede en una posición


forzada que pueda provocar posteriores molestias al paciente, y vigi-
lar que no están siendo presionados paquetes vasculares o nerviosos
esenciales del paciente, almohadillando las zonas conflictivas: hueco
poplíteo, caderas, talones,...

 DECÚBITO SUPINO ANTEROLATERAL: en esta posición colocaremos


al paciente una pequeña almohada bajo el lado a intervenir a fin de
lograr una pequeña elevación del mismo con respecto al otro lado.

126 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

La rodilla del lado afectado deberá ser ligeramente flexionada, para


así evitar una distensión de los músculos abdominales, y podremos
inclinar ligeramente la mesa hacia el lado de la cabecera a fin de me-
jorar el intercambio gaseoso. Se utilizará en cirugía torácica y abdo-
minal

 POSICIÓN DE RANA: se utiliza en operaciones de la zona de la ingle


o parte interna de la extremidad inferior; en esta posición, el paciente
tiene las rodillas ligeramente flexionadas, con la planta de los pies
mirando hacia dentro y los muslos en rotación externa.

Para mantener esta postura se colocarán almohadas bajo las rodillas


y a nivel de los tobillos, para evitar lesiones de los pies del paciente
por el roce con la mesa quirúrgica

 EXTENSIÓN BRAQUIAL: como su nombre indica, el paciente en posi-


ción de decúbito supino simple colocará el brazo del lado a operar
sobre un soporte que lo mantendrá extendido- en ángulo recto con
respecto al pecho, evitando la hiperextensión del brazo en todo
momento para así evitar daños en nervios del plexo braquial o en la
arteria axilar.

Esta posición se utilizará en operaciones de mama para facilitar la


visibilidad de la parte lateral del tórax, y en intervenciones de axila,
mano o brazo, pues así se aísla la zona con la que se quiere trabajar.

b) Litotomía dorsal o posición ginecológica modificada:


Esta posición, además de ser la adecuada para el parto, será la de elección
en aquellas operaciones en las que se requiera un acceso a la zona peri-
neal. De modo general, nos encontraremos esta posición en las siguientes
cirugías:

- Cirugía ginecológica: en esta posición se realizarán legrados, inter-


venciones de vías bajas,...

- Cirugía urológica: será la posición de elección en cistoscopias, biop-


sia de próstata, y demás intervenciones que se dirijan a observar lo
que sucede en el tracto urológico.

Escuela de Gestión Sanitaria 127


Funciones del celador en quirófano

- Cirugía general: se utilizará en la realización de hemorroidectomías,


abscesos perineales, fisuras anales,...

El paciente es anestesiado en posición de decúbito supino, teniendo


la precaución de colocar los glúteos cerca de la separación de la sec-
ción del tronco y la de los miembros inferiores.

A indicación del anestesista, se levantan las piernas del paciente por


encima de las nalgas (se precisará una persona para cada pierna) y
se colocan en los estribos previamente acojinados, los cuales han de
colocarse a la misma altura y con el mismo ángulo de rotación, de un
modo siempre adecuado a la longitud de las piernas del sujeto.
Hemos de tener la precaución de asegurarnos que el hueco poplíteo
no está presionado en ningún momento, para evitar lesiones en esta
zona.

Se retirará o se doblará la sección de la mesa de operaciones corres-


pondiente a las extremidades inferiores, de modo que los glúteos
queden justo en el borde. Con esto conseguiremos, aparte de un
mejor acceso a la zona a intervenir, que el peso del cuerpo no se des-
place hacia la parte baja del dorso, dificultando la intervención.

128 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

Al volver a colocar la sección de la mesa una vez terminada la inter-


vención, deberemos vigilar los dedos de las manos por si coinciden
con la articulación de la mesa, sobre todo si el paciente está dormi-
do, pues corremos el riesgo de pillárselos al realizar este movimien-
to.

c) Trendelemburg:
Suele usarse en cirugía de órganos pélvicos, puesto que en esta posición
los intestinos se colocan en la parte superior de la cavidad abdominal faci-
litando el acceso a la zona pelviana, y también es una posición adecuada
para operaciones de las extremidades inferiores.

Colocaremos al paciente en posición de decúbito supino, inclinando luego


la mesa de operaciones de modo que la cabeza del paciente esté más baja
que los pies. Para facilitar esta postura, podremos utilizar soportes acojina-
dos para los hombros a fin de evitar que el paciente se deslice hacia la
cabecera de la mesa de operaciones, o doblar la sección superior de la
mesa haciendo un TRENDELEMBURG REGULAR (cabeza y hombros rec-
tos y el resto del cuerpo inclinado, sin llegar a flexionar la cadera), aunque
esta última variante puede interferir en la respiración del paciente al no per-
mitir una correcta expansión torácica.

En general, no se aconseja tener al sujeto en esta posición más tiempo que


el imprescindible, pues se comprime el diafragma con las vísceras abdomi-
nales y con ello se disminuye la expansión pulmonar, y con ello disminuye
la oxigenación del paciente.

d) Anti-Trendelemburg o posición Morestin (Trendelemburg in-


vertido):
En esta posición, el paciente se encuentra en decúbito supino pero con la
cabeza elevada y los pies en un plano inferior. Se utiliza en operaciones que
implican la parte superior del abdomen, cuello o la cara. También se puede
utilizar esta postura en cirugía abdominal de la zona superior, en aquellos
casos que por la posición de la víscera sea más aconsejable que el paque-
te abdominal se coloque en la zona baja del abdomen

Para evitar que el paciente se deslice sobre la mesa de operaciones, se


colocará un tablero acojinado que actúe de soporte de los pies, y pequeñas
almohadas bajo las rodillas y la curvatura lumbar. Su ventaja radica en que
facilita la respiración y en que disminuye la irrigación de la zona a intervenir.

Escuela de Gestión Sanitaria 129


Funciones del celador en quirófano

e) Fowler:
En esta posición, el paciente estará en inicio en decúbito supino para luego
elevar tronco y cabeza a una altura de 45º, o a 30º (SEMI-FOWLER).
Hemos de colocar cuidadosamente al paciente sobre las diferentes seccio-
nes de la mesa de operaciones, pues elevaremos el tórax con la primera
sección de la mesa de operaciones, y deberemos colocar un tablero para
soporte de los pies o elevaremos un poco los pies de la mesa de operacio-
nes, flexionando las rodillas para sostener con más facilidad las piernas del
paciente y evitar que se deslice sobre la mesa durante la intervención.

Colocaremos una almohada bajo cada brazo, de modo que miren al frente
con las palmas de las manos hacia abajo, y otra almohada bajo las rodillas
si queremos que estén flexionadas.

La posición de la espalda también es muy importante, y por ello hemos de


conseguir que los hombros permanezcan rectos. Colocaremos el cinturón
de seguridad a la altura de las rodillas para evitar que el paciente pierda
esta postura. Se empleará en intervenciones craneales, en las que además
deberemos colocar la cabeza en un soporte especial.

Una variante de esta posición es el FOWLER ELEVADO O POSICIÓN DE


SEDESTACIÓN, en el que la elevación de tronco y cabeza es de ángulo

130 Escuela de Gestión Sanitaria


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recto (90º), utilizada tanto en procesos neurológicos como en procedimien-


tos de otorrinolaringología.

La actuación será la misma que el caso anterior: acojinar los puntos de pre-
sión (brazos, sacro, talones) y evitar que el paciente resbale sobre la mesa
quirúrgica. El cinturón se le colocará sujetando el tórax, pero de manera que
no lo presione para evitar que comprometa la función respiratoria.

f) Decúbito prono o ventral:


Esta posición de boca abajo se utilizará con aquellos pacientes que han de
someterse a cualquier tipo de operación de la parte posterior del cuerpo. La
inducción a la anestesia se hará con la persona en decúbito supino, para
colocarlo cuando indique el anestesista en decúbito prono, movilizando al
paciente con cuidado. Esta posición es utilizada sobre todo en:

- Cirugía traumatológica: es la postura necesaria en operaciones de


columna vertebral.

- Cirugía dermatológica: cuando la zona de piel a extirpar se encuen-


tre en la parte de la espalda.

- Cirugía ambulatoria: como puede ser la intervención de un absceso


perianal.

Escuela de Gestión Sanitaria 131


Funciones del celador en quirófano

La cabeza del paciente en la posición de decúbito prono ha de reposar


sobre el colchón y debe de estar girada hacia un lado, para aliviar la dis-
tensión de la columna y conservar cuello y columna al mismo nivel, y se
colocará una pequeña almohada por encima del nivel de las mamas y otra
por debajo de ambas axilas, para facilitar la expansión torácica.

También deberemos colocar una almohada bajo las piernas, para así relajar
los músculos, puesto que los músculos de los pies y las piernas extendidos
son causa de tensión muscular. Los brazos pueden colocarse en tableros
acojinados que hagan de soporte, y que permitirán extender los hacia fuera
y hacia arriba, en la misma dirección que la cabeza, con las palmas de las
manos hacia abajo. Podemos encontrar diversas variables dentro de esta
posición, como:

 DECÚBITO PRONO MODIFICADO: utilizada en ciertas operaciones


de la columna vertebral, su intención es conseguir que la zona qui-
rúrgica quede horizontal, para lo cual se colocan las caderas sobre la
mesa quirúrgica de modo que coincidan con una de sus secciones,
colocando un almohadón bajo el abdomen para disminuir la presión.

La sección de la mesa inferior se dobla, quedando las piernas y cade-


ras hacia abajo y el resto del tórax recto sobre la mesa de operacio-
nes. Con esto conseguiremos enderezar las curvaturas naturales de
la espalda.

 DECÚBITO PRONO CEFÁLICO: posición utilizada en intervenciones


de neurocirugía. Recibe este nombre porque se colocará la cabeza
sobre un soporte de modo que el hueso occipital del cráneo quede
accesible, al igual que las primeras vértebras cervicales.

Como todo el peso de esta zona descansará sobre mejillas y frente


del paciente, hemos de tener la precaución de movilizar la cara cada
cierto tiempo a fin de evitar que se necrosen por exceso de presión.
Los ojos han de estar protegidos de igual modo, para lo cual procu-
raremos que estén siempre cerrados.

132 Escuela de Gestión Sanitaria


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 POSICIÓN DE NAVAJA BARBERA (TAMBIÉN LLAMADA DE KRASKE O


DE JACKNIFE): colocaremos al paciente de tal modo que sus caderas
queden encima de la sección central de la mesa, mientras acojina-
mos sus hombros y colocamos la siempre presente almohada bajo el
tórax para aliviar la presión y favorecer la expansión torácica, y con
ello la respiración.

También almohadillaremos la zona de los pies, evitando que queden


en hiperextensión y que hagan un exceso de presión sobre la mesa.
Colocaremos un cinturón de seguridad a nivel de la pantorrilla y otros
sujetando los brazos si los consideramos oportunos; giraremos la
cabeza hacia un lado y colocaremos los brazos sobre la cabeza o en
unos apoyabrazos.

A continuación bajaremos la parte inferior de la mesa hasta la angu-


lación que nos parezca apropiada, y lo mismo haremos con la parte
superior, de modo que sea la zona de las caderas la que quede más
alta con respecto al resto del cuerpo.

Esta posición se utiliza en operaciones de la zona sacra, en hemo-


rroidectomías y en extirpaciones de quistes sacros. Es un detalle fun-
damental en esta posición el que el paciente sea devuelto muy lenta-
mente a la posición horizontal.

 POSICIÓN GENUPECTORAL: se podría definir como variante de la


posición en navaja barbera, siendo sus aplicaciones, además de las
comentadas en la anterior posición, la realización de sigmoidosco-
pias y culdoscopias.

Con el paciente en decúbito prono, acojinados tórax y brazos, se


inclina ligeramente la cama de modo que la cabeza quede más baja
que los pies. Luego se doblan las rodillas en ángulo recto, quedando
de esta forma las caderas más altas que el resto del cuerpo.

g) Decúbito lateral:
Al igual que en las anteriores posiciones, el paciente será anestesiado en
decúbito supino, para luego, con autorización del anestesista, colocarlo len-
tamente en decúbito lateral. Son las cirugías en las que más se utiliza esta
posción:

- Cirugía renal: suele utilizarse esta posición en necesidad de extirpa-


ción de alguno de los riñones de manera total o parcial.

Escuela de Gestión Sanitaria 133


Funciones del celador en quirófano

- Cirugía torácica: se utilizará el decúbito lateral en las intervenciones


sobre los pulmones, y también para la realización de alguna técnica
como la colocación de un drenaje torácico.

- Cirugía traumatológica: la cirugía de cadera es la principal repre-


sentante de este grupo.

Para conseguir que el paciente mantenga esta posición se le puede colocar


en la espalda almohadas y sacos de arena. Flexionaremos la pierna que
esté en contacto con la mesa de operaciones, y la separaremos de la pier-
na superior, sólo ligeramente flexionada, utilizando almohadas, para evitar
con ello una excesiva presión sobre la pierna inferior.

En cuanto a las extremidades superiores, el brazo que está en contacto con


la mesa de operaciones se colocará sobre un tablero, y el superior sobre un
soporte especial colocado por encima de la cabeza. También colocaremos
una almohada bajo la cabeza del paciente, para que así cabeza, cuello y
cuerpo estén bien alineados. Como variaciones de esta posición podemos
encontrar:

 POSICIÓN DE SIMS: o posición lateral modificada; el enfermo se halla


acostado sobre uno de los lados, con la pierna que queda en la parte
inferior flexionada en 90º con cadera y rodilla, y con la pierna supe-
rior totalmente estirada.

El brazo que quede en la parte de abajo se extenderá tras la espalda


del paciente, mientras que el otro brazo descansará flexionado sobre
la mesa. Sus usos serán los exámenes endoscópicos anales en
pacientes con obesidad mórbida y en ancianos.

 POSICIÓN DE LUMBOTOMÍA: es la posición ideal para realizar una


intervención renal. Anestesiado el paciente en decúbito supino, gira-
remos al paciente sobre el lado no afectado, colocando la espalda
cerca del borde de la mesa quirúrgica.

La rodilla del lado que no va a ser intervenido se flexiona, mientras


que la otra queda recta (igual que en la posición de Sims), por lo que
hemos de colocar una almohada entre las piernas para evitar una
excesiva presión entre ellas. Para conservar esta posición sobre la
mesa, podemos colocar un soporte acojinado a nivel de la espalda y
otro enfrente del paciente, evitando así que el paciente pueda rodar
hacia un lado en el transcurso de la operación.

Otra condición indispensable es que la columna cervical se manten-

134 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

ga alineada en el transcurso de la intervención; para ello colocaremos


una al-mohada a nivel de hombros y nuca del paciente, para evitar
una hiperextensión de cuello y de los nervios del brazo.

 POSICIÓN FETAL: se utiliza en anestesia raquídea y punción lumbar,


y consiste en colocar al paciente en decúbito lateral, con las piernas
flexionadas sobre el pecho, de modo que quede arqueada la espal-
da, siendo por tanto mucho más fácil localizar la zona de punción
intervertebral.

Escuela de Gestión Sanitaria 135


Funciones del celador en quirófano

7. La anestesia: Conceptos básicos:

La historia de la lucha del hombre contra el dolor es poco más o menos la


historia de la anestesiología. Etimológicamente, anestesia significa falta de
sensación; en general, todo lo que se entiende por anestesia, lleva implíci-
ta la idea de pérdida de sensibilidad total o parcial inducida por un anesté-
sico, así como la pérdida de la idea de conciencia. Esta última es la anes-
tesia general, en contraposición a la anestesia local, que se limita a una
parte del organismo.

Durante muchos años no se le dio la importancia que merecía, pues se con-


sideraba como la aplicación de fármacos y conocimientos para mantener al
paciente dormido y quieto, con lo que el cirujano podía trabajar en paz.

El administrar los vapores anestésicos era una labor artesana, que realiza-
ba casi siempre el mozo de quirófano o la enfermera que atendía al mismo,
y en otras ocasiones lo hacía el último estudiante de medicina que llegaba
al quirófano.

Como no se valoraba el estado del enfermo antes de la intervención, ni la


cantidad de anestésico que se tenía que utilizar, llegaron a ser frecuentes las
frases: "No aguanto la anestesia", o "lo que más miedo me da es la aneste-
sia", lo que reflejaba el temor a una dosificación errónea y a no despertar.

136 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

Actualmente, gracias al desarrollo de la fisiología y la farmacología, la anes-


tesia ha dejado de ser un arte para convertirse en una ciencia, lo cual per-
mite que la cirugía actual se realice con éxito en intervenciones hasta hace
poco impensables, como en órganos vitales como el corazón y el cerebro.

El anestesista reanimador no sólo dormirá y dejará insensible al paciente


ante el trauma físico y psíquico de la intervención, sino que también deberá
mantener sus funciones vitales, y se encargará de despertarlo para que ini-
cie el postoperatorio con normalidad.

Hoy en día, el paciente que va a ser sometido a una intervención quirúrgica


para reparar, corregir o alinear un problema físico, es el centro de atención
de la actividad dentro de un quirófano.

Las operaciones suelen ser una experiencia única en la vida de una perso-
na, por lo que el paciente debe saber que estará protegido en todo momen-
to. Además, durante el período que dura la inducción a la anestesia, revis-
ten gran interés las reacciones psicológicas que experimenta el paciente,
pues pueden alterar la actuación de los fármacos anestésicos; a modo de
ejemplo, cuanto más ansioso o estresado se muestre el paciente en este
período, más potente será el efecto de la anestesia.

MEDIDAS PREVIAS A CUALQUIER ANESTESIA:


- Para cualquier intervención en la que se precise anestesia será casi
obligatorio (excepto situaciones de urgencia) que el paciente esté en
ayunas al menos desde las 6h antes de la intervención.
- El paciente deberá ser bajado o llegar al quirófano antes de la hora
programada para la intervención, para que de este modo la aneste-
sia no se tenga que realizar de forma apresurada.
- El transporte cuidadoso del enfermo al quirófano es esencial y el tras-
lado de la camilla a la mesa de operaciones se facilitará, cuidando
que el enfermo no haga movimientos ni esfuerzos inútiles, prestando
especial atención a los ancianos y a aquellos pacientes con altera-
ciones de aparato circulatorio (por riesgo de compromiso vascular
por el esfuerzo) y tracciones traumatológicas.
- Es necesario proteger adecuadamente los sistemas de goteo (para
no realizar una extracción accidental de la vía venosa), las sondas
que pueda presentar el paciente y los aparatos de tracción, si existe
alguna fractura desplazada (en ningún caso deberá dejar de ejercer-
se la tracción en la zona, excepto órdenes médicas).

Escuela de Gestión Sanitaria 137


Funciones del celador en quirófano

- Con respecto a la mesa quirúrgica, aparte de la sabanilla que debe


cubrir el colchón deberá estar preparada con una sabana entremeti-
da y un salvacamas que coincida con la zona del campo quirúrgico,
para ayu dar a mantener limpio y seco al paciente así como a la sába-
na en el traslado de la mesa quirúrgica a la cama, una vez finalizada
la intervención.

TIPOS DE ANESTESIA:
Con el uso de la anestesia se consigue la pérdida de sensaciones, sobre
todo dolorosas por parte del paciente. Esta pérdida de sensaciones se
puede inducir en una parte del organismo o en todo el cuerpo, por lo tanto,
clasificaremos los tipos de anestesia según cuál sea la pérdida de sensibili-
dad que produzcan en:

1. Anestesia General

2. Anestesia Regional

3. Anestesia general + espinal

4. Anestesia Local

1. ANESTESIA GENERAL:
Por anestesia general se entiende un estado de inconsciencia total induci-
do por fármacos y caracterizado por la pérdida de la sensibilidad, de las res-
puestas reflejas y de la motilidad en el organismo del paciente. Según la vía
que se utilice para administrar el anestésico podemos inducir la anestesia
general con gases anestésicos (vía inhalatoria) o con fármacos anestésicos
intravenosos (vía intravenosa).

 Períodos de la anestesia general


La anestesia general consta de una serie de períodos en los que el
paciente va perdiendo poco a poco la consciencia hasta que los reflejos
dolorosos y musculares han desaparecido, momento en el cual se
puede iniciar la intervención quirúrgica.

- PRIMER PERÍODO - Analgesia: Abarca desde el comienzo de la


inducción hasta el inicio de la pérdida de conciencia. El paciente per-
manece quieto, respondiendo cada vez más débilmente a las pre-
guntas que se le hacen. La respiración es tranquila, y a veces irregu-
lar.

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- SEGUNDO PERÍODO - Excitación o Delirio: Abarca desde la fase


anterior hasta el comienzo de la anestesia quirúrgica. Hay una pérdi-
da total de la conciencia. El enfermo se puede mover, sus reflejos
están exaltados y puede tener vómitos; puede hablar, pero no es
consciente de lo que dice. En este período se produce un estado de
relajación muscular, pero no se puede operar todavía.

- TERCER PERÍODO - Anestesia quirúrgica: El paciente se encuentra


inconsciente, habiendo una pérdida de reflejos y una inhibición de
sus funciones vitales. Hay que intubar al enfermo para mantener su
respiración, y en este período se mantendrá al paciente durante la
operación.

- CUARTO PERÍODO - Sobredosis: Se ha administrado medicación


anestésica en exceso, ocasionando una depresión grave de la respi-
ración y de la frecuencia cardíaca. Hay riesgo de muerte del paciente.

 Colaboración del celador en la anestesia general:


La colaboración del celador en una intervención con anestesia general
abarcará todos aquellos aspectos que impliquen la movilización de a los
pacientes, tanto en el preoperatorio como en el postoperatorio, e inclu-
so durante el acto quirúrgico si fuese preciso.

En cuanto a la colocación del paciente para la anestesia general, hemos


de saber que debe colocarse en la mesa quirúrgica en posición supina
con una pequeña almohada bajo la cabeza, siempre que la anestesista
no indique alguna otra modificación en la postura, procurando mantener
la alineación corporal en todo momento.

Escuela de Gestión Sanitaria 139


Funciones del celador en quirófano

El brazo que lleve la vía venosa (en general será el izquierdo), deberá repo-
sar en hiperextensión sobre una superficie acolchada (apoyabrazos), en un
ángulo de 90º con relación al cuerpo. El otro brazo irá extendido a lo largo
del cuerpo del paciente, cuidando en fijarlo para que no caiga de la camilla
y provoque complicaciones durante la intervención.

2. ANESTESIA REGIONAL:
La anestesia regional, también conocida como anestesia por conducción o
bloqueo nervioso, es la supresión reversible de la conducción nerviosa cen-
trípeta o dolorosa, de modo que el paciente ha perdido la sensibilidad dolo-
rosa en una parte del cuerpo pero no ha perdido la conciencia. Esta técni-
ca es muy utilizada en el quirófano por varios motivos:

- Su sencillez, en referencia a que los agentes utilizados no son explo-


sivos, el equipo necesario es pequeño y su coste general es bajo.

- Su efecto sobre el paciente, al no tener los efectos desagradables


de la anestesia general.

- Su idoneidad para la realización de intervenciones cortas y superfi-


ciales en aquellos pacientes en los que por una serie de condicio-
nantes no está indicado el uso de anestesia general, como pueden
ser:

 Pacientes ambulatorios (operación de cataratas).

 Pacientes que han ingerido recientemente alimento, lo que impli-


ca un peligro de vomito, de regurgitación y de aspiración del con-
tenido gástrico hacia los pulmones, con una consecuente agrava-
ción de su estado general, si le fuese aplicada una anestesia
general.

 Pacientes en los que por patologías o reacciones adversas previas


no sea conveniente administrarles anestesia general.

Podemos clasificar a la anestesia regional en dos grupos, de los cuales


explicaremos los más importantes o más utilizados en la actualidad:

A. Anestesia regional:

1. Epidural, extradural o peridural.

2. Intradural, raquídea o espinal.

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B. Anestesia regional periférica:


1. Intravenosa
2. Troncular
3. Plexo
4. Ramas periféricas

Como hemos comentado antes, recibe el nombre de anestesia regional


aquella consistente en la pérdida de la sensación de dolor en una zona
determinada del cuerpo, sin que el paciente llegue a perder la conciencia.
Para ello, puede bloquear un grupo determinado de nervios o bloquear la
médula espinal a cierta altura, y con ello la región que está por debajo de la
zona donde se inyectó el medicamento anestésico Este tipo de bloqueo
medular es el más utilizado, siendo sus dos modalidades la anestesia espi-
nal y la anestesia epidural.

La anestesia espinal consiste en la inyección de la anestesia regional en


una zona de la médula espinal, consiguiendo un bloqueo nervioso desde el
punto donde se introdujo la anestesia, y por tanto la analgesia del cuerpo
desde el lugar de la punción hacia abajo, sin sobrepasar el diafragma, y sin
que el paciente pierda la conciencia.

Pueden aparecer complicaciones con este tipo de anestesia, siendo la más


peligrosa el que ascienda el nivel de anestesia accidentalmente hasta cere-
bro, implicando límites en que se comprometa la respiración del paciente, y
la más común la presencia de cefalea, hipotensión, vómitos y náuseas.

Escuela de Gestión Sanitaria 141


Funciones del celador en quirófano

En cuanto a la anestesia epidural o extradural, es un método semejante


a la anestesia espinal, siendo su principal diferencia que el medicamento
anestésico se aplica en una parte más externa de la médula. Su ventaja
sobre la anestesia raquídea es que no provoca cefaleas.

Aunque las indicaciones son semejantes a las de la raquianestesia, una de


sus aplicaciones principales es la técnica de la anestesia epidural continua
para mitigar los dolores del parto, pues además de su ventaja analgésica,
este tipo de anestesia no interfiere en la motilidad uterina, ni tiene nocivos
sobre el feto, teniendo por tanto una gran aceptación en este campo.

 Colocación del paciente para anestesia regional:


Ya bien sea para anestesia intradural o extradural, la posición preferente
para su realización es la de punción lumbar, en sus dos variantes:
o Posición de punción lumbar con el paciente acostado:
1. Colocar al paciente decúbito lateral, con el dorso lo más cerca
posible al borde de la mesa de quirófano y paralelo a ésta.
2. Inclinar la cabeza hacia delante y las rodillas hacia el mentón. Un
ayudante se colocará delante del paciente, poniendo una mano a
nivel del occipital y otra detrás de las rodillas, para facilitar el man-
tenimiento de esta postura.
o Posición sentado:
1. El paciente se sentará al borde de la mesa quirúrgica, piernas col-
gando y pies apoyados en un taburete.
2. Flexionará la cabeza hacia el esternón para facilitar la visualización
de la columna vertebral.

142 Escuela de Gestión Sanitaria


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3. ANESTESIA COMBINADA: GENERAL + ESPINAL:


La anestesia combinada (combinación de a.general y a.espinal) se aplica
cuando el anestesista prevé que el postoperatorio va a ser doloroso, para
paliar o evitar un dolor importante al paciente.

Según la preferencia del anestesista, se puede practicar primero la a.raquí-


dea, implantándole un catéter en el espacio raquídeo medular, para de este
modo introducir fármacos anestésicos/analgésicos, y que se fijará desde el
punto de inserción siguiendo la columna hasta el hombro con esparadrapo,
y de modo posterior aplicará la anestesia general. En este caso, en la movi-
lización del paciente de la posición de punción lumbar a la de decúbito supi-
no sólo tendremos en cuenta el catéter colocado en la espalda.

Si se realiza primero la anestesia general, deberemos tener cuidado en la


movilización del paciente hacia la posición de punción lumbar, pues el
paciente ya está dormido, por lo que tendrá colocados ya un tubo endotra-
queal para controlar su respiración, electrodos de EKG para control de su
estado cardíaco, maguito de tensión arterial para vigilancia de su estado
cardiocirculatorio, un pulsioxímetro para conocer la saturación de oxígeno
presente en sangre, contando además con que está inconsciente, lo que
significa que no nos puede ayudar en la maniobra. El celador de quirófano,
por tanto, necesitará la ayuda de otro compañero o del técnico en cuidados
auxiliares de enfermería correspondiente, y por supuesto de la enfermera
circulante, que debe asistir en esta maniobra, para lograr una correcta movi-
lización.

4. ANESTESIA LOCAL:
Por anestesia local entendemos el conseguir con fármacos la pérdida de
sensibilidad en una zona pequeña del cuerpo, tanto que su aplicación será
justo sobre la zona (lo que la diferencia de la anestesia regional, que tiene
que relajar todo un plexo nervioso, y con ello sus estructuras, aunque sólo
intervenga en una pequeña parte).

Es una anestesia superficial, no sistémica, y tiene por ventaja que el pacien-


te puede irse para su domicilio tras la realización de la intervención, pues
los efectos secundarios que puede presentar son mínimos y normalmente
están referidos a problemas alérgicos, que si son graves tienen lugar en bre-
ves momentos tras la aplicación el anestésico y tendrán lugar en el hospi-
tal. Fuera de estos primeros instantes, el riesgo de un efecto secundario
grave es mínimo o nulo.

Escuela de Gestión Sanitaria 143


Funciones del celador en quirófano

Este tipo de anestesia es la de elección para la llamada "cirugía ambulato-


ria", que como cuyo nombre indica, es aquella en la que el paciente viene
de su domicilio, es intervenido, y vuelve a su casa tras el proceso quirúrgi-
co, con una serie de recomendaciones según el tipo de intervención que se
le haya realizado.

Según la aplicación del anestésico local, podemos encontrarnos varios for-


matos, cada cual adaptado al tipo de cirugía que se aplique:

 ANESTÉSICO EN GOTAS: utilizado en oftalmología para intervenciones


leves (cataratas) en pacientes que no presenten problemas de salud que
puedan alterar su respuesta orgánica a la operación (como cardiópatas
o broncópatas).

 ANESTESIA TÓPICA: utilizada para anestesiar piel y mucosas, suelen


aplicarse como pomadas. Un ejemplo de esta anestesia lo tenemos en
el cloruro de etilo anestésico que actúa por frío y se aplica a distancia y
a presión, semejando una pequeña congelación de corta duración que
insensibiliza la zona donde se aplica. Suele utilizarse para dilatar absce-
sos, y su aplicación inicial puede ser dolorosa.

144 Escuela de Gestión Sanitaria


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 ANESTESIA POR INFILTRACIÓN: la lidocaína o scandicaín al 1 o 2% es


el agente anestésico más frecuentemente utilizado en cirugía menor y
dermatología; con ella se extraen quistes e incluso pueden reconstruirse
pequeñas heridas en cirugía plástica. Su administración la hará el propio
cirujano, debiendo colaborar el celador con él si es preciso ayudar al
paciente a adoptar una postura antinatural para la realización de la ciru-
gía.

La colaboración del celador en este tipo de anestesia dependerá de la zona


quirúrgica a intervenir y de la demanda del personal de enfermería o per-
sonal facultativo.

8. Operaciones quirúrgicas más frecuentes:

Debido a las múltiples intervenciones que se pueden realizar hoy en día,


sólo hemos querido destacar aquéllas que por su frecuencia y complejidad
un celador debe conocer antes de entrar en el quirófano.

Siempre debemos tener en consideración que según el tipo de cirugía o de


patología a la que se dedique el hospital donde estemos trabajando, algu-
nas de estas intervenciones que nombramos igual no tienen sentido, mien-
tras que otras que no hemos nombrado son mucho más comunes, pero
nuestra intención es realizar un compendio de aquellas que hemos visto
que más dudas suscitan.

Por supuesto, como observaremos en las siguientes indicaciones, lo habi-


tual es que el paciente sea anestesiado en decúbito supino, y una vez que
está inconsciente, que sea colocado en la postura que el cirujano desea o
la operación precisa. También es cierto que en ciertos pacientes, por su
condición física, y en ciertas operaciones de posturas muy complejas, hay
que pedir al paciente su colaboración antes de la inducción anestésica,
pero son las menos.

Otro comentario a añadir antes del desarrollo de este punto es el hecho


referente a que un número importante de intervenciones se hacen ya en
postura de decúbito supino, con apenas variantes como un trendelemburg
o un antitrendelemburg para apartar el paquete intestinal con ayuda de la
gravedad, según parte de abdomen que se quiera intervenir, pero con los
medios de los que disponemos actualmente, esto es algo que se realiza con
la propia camilla quirúrgica, debiendo el celador colocar únicamente los
"topes" para evitar que se deslice el paciente.

Escuela de Gestión Sanitaria 145


Funciones del celador en quirófano

Aclarado este punto, a continuación desarrollamos toda una serie de inter-


venciones importantes en cuanto a la colocación del paciente:

A) Cirugía columna vertebral:


Este tipo de cirugía precisa una colaboración importante por parte del
celador, porque la movilización de este tipo de pacientes suele ser muy
delicada. Además, la postura de elección para este tipo de intervención
será el Decúbito Prono.

Una vez anestesiado y monitorizado el paciente, procedemos a la movi-


lización del mismo, teniendo en cuenta factores como el peso del
paciente y la movilización de los accesorios necesarios para valorar el
número de personas que hacen falta para ello; generalmente se suelen
precisar:
- Dos celadores.
- Uno o dos enfermeros.
- Un auxiliar.
- Un anestesista.
- Uno o dos cirujanos traumatólogos.

La movilización la dirigirá siempre el anestesista y deberá ser realizada a


la vez por todo el equipo antes nombrado; una mala movilización puede
provocar graves daños en el paciente. Son pasos básicos a seguir
durante esta movilización:

1. Colocaremos al paciente a la orilla de la mesa, moviéndolo siem-


pre en bloque para mantener la correcta alineación corporal.

2. Giraremos con un cuidando especial la cabeza y el brazo donde está


colocada la vía venosa para el paso de los sueros.

3. Se acomodan las diferentes partes del cuerpo del paciente: colo-


caremos en la cabeza las protecciones necesarias (coronas,
paños,...) que necesite el anestesista, y procuraremos que el tubo
endotraqueal quede colocado adecuadamente. Los brazos se colo-
carán hacia delante y se podrán apoyar en los apoya-brazos com-
probando bien los puntos de presión y los ángulos de flexión.

4. Se colocará un rodillo blando (puede ser de goma-espuma o "case-


ro", fabricado con una sábana o con empapadores) a la altura del

146 Escuela de Gestión Sanitaria


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pecho, por debajo de ambas axilas, para proteger el plexo


bronquial y facilitar la expansión torácica.

5. Se procederá al cambio de la parte inferior de la mesa quirúrgica;


colocaremos las rodillas, protegiendo el hueco poplíteo mediante
rodillos y los pies deberán quedar en posición anatómica, evi-
tando la hiperextensión, y protegidos si fuera necesario, para evitar
malas posturas.

B) Cirugía superficial de espalda/glúteo:


Englobamos en esta categoría los quistes o fístulas sacras, habituales en
la cirugía general y la cirugía dermatológica referida a esta zona; la anes-
tesia para este tipo de intervención puede ser general o raquídea. La
anestesia raquídea nos facilita el adoptar la posición adecuada, ya que
el paciente puede colaborar con los brazos en su movilización (si es
necesario), teniendo precaución con las vías venosas o demás aparata-
je que tenga colocado.

En cualquier caso, la posición a adoptar será el decúbito prono, por lo


que seguiremos la misma técnica descrita en la intervención de colum-
na, pero sin tener que variar nada de la mesa quirúrgica. Por tanto, el
paciente quedará en decúbito prono con las piernas extendidas, cuidan-
do expresamente la colocación de los pies para evitar su hiperextensión,
colocando una almohada bajo el empeine.

C) Cirugía ambulatoria:
Por cirugía ambulatoria entendemos toda aquella que se realiza sin que
sea necesario el ingreso en el hospital; serán pacientes que lleguen por
su propio pie, habiendo cumplido una serie de indicaciones médicas en
su domicilio (ayuno previo, toma de ciertas medicaciones,…), y a las
cuales el celador deberá asistir para introducirlos en el quirófano y acom-
pañar hasta que estén de nuevo con los suyos. Son intervenciones de
este tipo las dermatológicas simples, las oftálmicas en las que se prevé
que no habrá ningún riesgo para el paciente y por ejemplo, las vasecto-
mías.

Como son pacientes en sus plenas facultades, y la anestesia que se les


va a suministrar es local, colaborarán en su colocación para la interven-
ción, movimientos en los que serán asistidos por el celador el cual,
siguiendo las instrucciones del cirujano, los ayudará a adoptar la postu-
ra más adecuada.

Escuela de Gestión Sanitaria 147


Funciones del celador en quirófano

D) Cirugía laparoscópica abdominal:


Se realiza con el paciente bajo anestesia general, y en cualquier cirugía
abdominal que permita esta técnica, mucho menos invasiva que la tradi-
cional, que implicaba cortar toda la pared abdominal. El paciente estará
en posición de decúbito supino y las piernas se colocarán según indica-
ción del cirujano:

- Separadas en el mismo plano horizontal: el último segmento de la


mesa estará separado en dos, uno para cada pierna. Permite sepa-
rarlas, bajarlas o quitarlas para colocación de perneras.

- Separadas con perneras: se colocan las perneras pero rectificadas,


es decir, más bajas que en la posición de litotomía.

E) Prótesis de rodilla:
La anestesia a utilizar puede ser raquídea o general, según quiera el
paciente, lo permita su estado o lo decida el anestesista. La posición a
adoptar será la de decúbito para la inducción.
1. Una vez anestesiado, cuando ordene el cirujano, se flexionará la pier-
na lesionada, que es la que va a ser intervenida.
2. Se apoyará el pie correspondiente al lado de la lesión sobre una cuña
o calza, debiendo fijarlo para evitar cualquier movimiento brusco.
3. La otra pierna quedará estirada, evitando la compresión del hueco
poplíteo y manteniendo una posición anatómica, al igual que el resto
del cuerpo

F) Osteoporósis de fémur:
Se aplica la técnica de osteosíntesis a aquellas fracturas óseas que
requieran la utilización de materiales metálicos (clavos, placas, tornillos,
etc...) para fijar los segmentos óseos, en aquellas situaciones en las que
el hueso haya roto por tantos puntos que sea imposible una fijación por
sí mismo con el uso de un vendaje rígido o escayola. Para esta interven-
ción utilizaremos anestesiaraquídea o general, según lo permita la situa-
ción. Serán pasos a seguir

1. Adaptaremos la mesa quirúrgica, colocando las extensiones ortopé-


dicas de la mesa quirúrgica, y adaptándolas perfectamente a la parte
inferior de la mesa; su función será permitir la reducción de la fractu-
ra y mantener la tracción hasta terminar la intervención.

148 Escuela de Gestión Sanitaria


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2. Colocaremos al paciente en decúbito supino, con el miembro inferior


fracturado extendido, fijando el pie correspondiente a la bota acol-
chada de sujeción de la extensión, para evitar movimientos involun-
tarios.

3. La pierna contraria se flexionará sobre una pernera, debiendo evitar


en todo momento la comprensión del hueco poplíteo, y se colocará
de modo que no estorbe sobre la zona de intervención.

4. Se protegerá el periné con un acolchado, para evitar lesiones, y se


colocará rodillo de protección entre ambas piernas para mantener la
posición anatómica, pues en fractura de fémur, el cruzar o juntar las
piernas implica una posible lesión y futura cojera (por salida de la
cabeza del fémur del acetábulo de la cadera), y también evitando la
hiperextensión, que forzaría la musculatura de la zona.

G) Artroscopia de rodilla:
Esta intervención puede realizarse con anestesia raquídea o general, y
consiste en la intervención por técnica laparoscópica de la articulación
de la rodilla; en primer lugar, colocaremos al paciente en decúbito supi-
no, con ambas piernas colgando por debajo del nivel del paciente, pues
de este modo se hace más visible la articulación; son sus pasos:

1. La pierna sana se protegerá previamente con un vendaje elástico; de


este modo, evitamos el éxtasis venoso y la posible formación de trom-
bos, y con ello futuras complicaciones.

Escuela de Gestión Sanitaria 149


Funciones del celador en quirófano

2. La pierna lesionada se colocará de igual modo que la sana, sólo que


deberemos esperar la orden del cirujano pues necesitará la coloca-
ción de unas abrazaderas que sujeten el muslo para evitar movi-
mientos involuntarios.

H) Artroscopia de hombro:
Se utilizará la misma técnica laparoscópica que en la intervención ante-
rior, sólo que esta vez la articulación a inter venir es la del hombro, por
lo que las acciones a realizar difieren un poco; en inicio, varían porque
en ella se usará anestesia general, y su posición será decúbito supino
normal, continuando con:

1. Colocación de tracción cutánea en el brazo lesionado, para de esta


manera mantener dicho brazo en extensión, elevado e inmovilizado,
tarea de la que se encargará el cirujano, debiendo colaborar el cela-
dor en aquello que se le indique.

2. Como tarea básica, deberán tener los elementos de la mesa dis-


puestos para la tracción. Deberán tener dispuestos, de igual modo,
algún saco de arena, almohadillas y demás elementos de colocación
varios por si fueran necesarios para un adecuado manejo e inmovili-
zación.

I) Prótesis de cadera:
En esta intervención, a realizar con anestesia general, la posición a
adoptar será la de decúbito lateral, siendo izquierdo o derecho según la
cadera que se vaya a intervenir. Por supuesto, se anestesiará en decúbi-
to supino.

1. Colocaremos al paciente en la mesa quirúrgica de modo que permi-


ta el giro sobre la cadera sana para exponer la cadera lesionada, y
que no implique en ningún caso una posible pérdida de equilibrio,
que significaría la caída del paciente de la mesa de operaciones.

2. Se girará al paciente hacia el lado indicado, exponiendo las vías veno-


sas (no deben quedar bajo el cuerpo del paciente) y pondremos un
rodillo bajo la axila que quede en el lado de la camilla, para proteger
plexo bronquial. El brazo de la vía se colocará en un soporte (apoya-
brazos) a la altura del mismo hombro para evitar una hiperextensión

150 Escuela de Gestión Sanitaria


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que pueda dañar plexos nerviosos. El brazo contrario se colocará


estirado paralelamente a la camilla, y lo situaremos también a la altu-
ra del hombro correspondiente.

3. Se colocarán soportes de sujeción a la altura de abdomen y de la


región lumbar. Si es preciso, se utilizarán correas de seguridad y cin-
turones varios para evitar cualquier vencimiento del cuerpo del
paciente hacia un lado.

4. El miembro inferior que quede situado en el lado de la camilla (corres-


pondiente al lado sano), se flexionará, y colocaremos una almohada
entre ambas piernas para facilitar una apertura de caderas que facili-
te el trabajo al cirujano y que a su vez evite la presión de una pierna
sobre otra; hay que recordar que en pacientes con mal estado gene-
ral, cualquier mínima presión les puede ocasionar una pérdida de la
solución de continuidad de la piel (una úlcera por presión).

5. La pierna lesionada quedará libre para poder ser movilizada por el


traumatólogo, a quien asistiremos para su colocación.

9. Pruebas de antes, durante y


después de la intervención:

La exploración médica consiste en un examen o reconocimiento físico, que


se utiliza en distintas consultas y especialidades médicas como parte impor-
tante de una anamnesis. Hay muchas razones para llevar a cabo una explo-
ración médica:

- Reconocimiento Laboral.

- Rendimiento físico y examen de aptitudes para acceder a


determinadas funciones.

- Exámenes rutinarios de control.

- Diagnóstico de una enfermedad.

- Programas de prevención de determinadas patologías.

Escuela de Gestión Sanitaria 151


Funciones del celador en quirófano

Dentro de las pruebas que se realizan para una intervención quirúrgica


están:

- Análisis de sangre, orina, heces, esputos.

- Pruebas de sangre para transfusiones (Banco de sangre).

- Radiografías.

- Ecografía.

- E.C.G.

Todo esto forma parte de la documentación o historia clínica, que deberá


acompañar al paciente al quirófano, sobre todo cuando es una intervención
programada, pues contendrá documentos importantes incluso para el desa-
rrollo correcto de la operación (sirva como ejemplo, las urografías en una
intervención de litotricia). Durante el período perioperatorio, por tanto, es
frecuente que se realicen pruebas de diferentes tipos:

- Analíticas de sangre.

- Peticiones de Banco de Sangre.

- Muestras de exudados.

- Anatomía patológica.

- Amputaciones de miembros.

- Radiografías.

A) ANÁLISIS DE SANGRE:
1. TUBO DE HEMOGRAMA:

- Color del tapón: morado.

- Puede ser pedida de modo urgente u ordinario.

- No es necesario que el paciente esté en ayunas para la rea-


lización de la analítica, porque nos indica la cantidad de he-
matíes presentes en sangre, aparte de otras cosas.

- Puede y debe moverse el tubo para que se mezcle bien la


sangre del paciente con el contenido el tubo.

152 Escuela de Gestión Sanitaria


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2. TUBO DE BIOQUÍMICA:

- Color del tapón: teja.

- Cuando se pide una analítica urgente, la cantidad de sangre


que se extrae es de 5cc, cuando es analítica ordinaria puede
ser de 10cc.

- No se debe agitar nunca, ya que puede causar la hemólisis


(rotura) de los hematíes.

- Si se realiza de modo urgente, el paciente no necesita estar


en ayunas; sin embargo, si es ordinaria, sí que hace falta.

3. TUBO DE BANCO DE SANGRE:

- Color del tapón: marrón.

- No se puede mover.

- No necesita ayunas para la extracción de sangre.

4. TUBO DE COAGULACIÓN:

- Color del tapón: azul.

- Se puede mover.

- El paciente debe estar en ayunas si la petición no es urgen-


te.

5. GASOMETRÍA:

- Se utiliza una jeringa heparinizada.

- Con esta prueba medimos la concentración de oxígeno


(O2), anhídrido carbónico (CO2) y el pH en sangre.

- Debe llevarse a analizar en hielo.

- Se analiza sangre arterial

- Se puede mover.

- El resultado lo dan en el momento si es urgente.

Escuela de Gestión Sanitaria 153


Funciones del celador en quirófano

6. GLUCEMIA:

- Sirve para medir la concentración de azúcar en sangre capi-


lar.

- Se puede realizar en planta antes de la intervención, para


comunicarlo a anestesia, así como si se le ha administrado
insulina o no.

- Se realiza también en el quirófano, pero no es necesario


transportarla, ya que se consigue mediante una máquina
(gluco-card) que lee el resultado instantáneamente.

Todas las muestras de sangre antes mencionadas deberán ir identificadas


con etiqueta del paciente y acompañadas de petición médica.

También deberemos tener en cuenta que el color de los tubos de laborato-


rio puede variar según el hospital donde trabajemos.

B) BANCO DE SANGRE:
El banco de sangre se encarga de la administración de concentrados
de hematíes, de plasma o de cualquier otro componente sanguíneo
que precise el paciente; es habitual que cuando hay una intervención
programada, el paciente tenga sangre reservada en este servicio. El
celador deberá encargarse llevar la orden médica para su reserva y
administración en el caso de que sea preciso.

En condiciones normales, la enfermera de banco de sangre tomará


una muestra al paciente para cruzar la sangre, y de esta manera reser-
var aquellas bolsas que se considera que pueden ser necesarias;
cuando es una situación de urgencia, el celador deberá llevar la orden
médica y la muestra de sangre para la realización de pruebas cruza-
das, que en este caso la realizará la enfermera del propio servicio
donde está ingresado este paciente.

C) MUESTRAS DE EXUDADOS:
Tras las intervenciones quirúrgicas, durante el postoperatorio, a veces
es necesario tomar muestras de exudados para diferenciar el germen
que ha provocado una infección, para que una vez identificado se
pueda proporcionar el tratamiento antibiótico adecuado al mismo.
Otros tipos de toma de muestra serán los llamados "frotis" o recogida

154 Escuela de Gestión Sanitaria


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de células para examen microscópico de tipo faríngeo, conjuntival,


nasal o de heridas. Para estas tomas de muestras se pueden utilizar:

 Jeringas: las jeringas suelen llevar una cantidad de líquido pro-


cedente de la zona de exudado (se obtiene la muestra de exuda-
do por succión); deberán ir tapadas con la aguja en su capucha
para evitar pinchazos, identificadas correctamente con el nombre
del paciente y dentro de un guante no estéril o bolsa de esterili-
zación. Acompañará a la muestra la petición médica.

 Hisopo estéril con conservante: los hisopos son unos bastonci-


llos largos con una torunda en el extremo y un tubo con una sus-
tancia conservante para facilitar la identificación del germen cau-
sante de la infección. Para la recogida del exudado, se toma la
muestra directamente con la torunda y se mete en el tubo con-
servante. Se identifica con el nombre del paciente y se traslada de
igual modo que la jeringa antes comentada.

Estas muestras deben enviarse antes de 2 h al servicio de laboratorio


sección de microbiología. Generalmente el traslado se hace de inme-
diato y el laboratorio está dotado de estufas que lo mantengan a la
temperatura adecuada, en este caso ambiente, hasta que se procesa
para la obtención de la causa de la infección.

Escuela de Gestión Sanitaria 155


Funciones del celador en quirófano

D) ANATOMÍA PATOLÓGICA:
Al servicio de anatomía patológica se envían aquellas muestras que
han sido extraídas durante la intervención, siendo las más comunes:

- Biopsias.

- Resecciones de órganos (intestino, estómago, etc.).

- Amputaciones de mama u órganos internos (excepto miem-


bros).

Su fin principal es diagnóstico, y este diagnóstico puede ser


de dos tipos:

 Intraoperatorio: las muestras intraoperatorias se realizan durante


la intervención y se trasladan inmediatamente a anatomía patoló-
gica; se espera el resultado para decidir si se continúa con la
intervención o si se finaliza con la misma. Por ejemplo, en una
intervención de mama por congelación, se extrae una muestra y
se envía a anatomía patológica, allí mediante un proceso de con-
gelación se analiza y según el resultado hay que continuar la in-
tervención para realizar una mastectomía radical o se cierra la
herida y se finaliza la intervención.

 Extraoperatorios: Las muestras extraoperatorias, se trasladarán a


anatomía patológica a lo largo de la mañana. Se introducen en
formol todas las muestras, excepto los ganglios que se envían en
suero fisiológico o muestras especiales que se enviarán según
protocolo o indicación del servicio de anatomía patológica.

E) RADIOGRAFÍAS:
Algunas intervenciones, sobre todo de vías biliares, necesitan realizar
radiografías durante su proceso; el celador deberá tener preparado
previamente el aparato portátil de Rx. Una vez que el paciente esté pre-
parado y haya comenzado la intervención, deberá tener listo dicho
aparato portátil en el antequirófano.

Cuando el cirujano dé la orden, se avisará al servicio de Rx y al cela-


dor para preparar el aparato portátil. El personal técnico de radiología
se encargará de prepararlo y disparar la radiación; la placa la traslada-
rá inmediatamente el celador al servicio de Rx para su revelado y la
subirá con la mayor rapidez posible, ya que el equipo quirúrgico y el

156 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

paciente estarán esperando por el resultado de la radiografía para


poder continuar con la intervención.

Se suelen realizar un mínimo de dos placas durante este tipo de inter-


venciones si no aparecen problemas; si la intervención complica, no se
retirará el aparato portátil del antequirófano por si es necesaria la rea-
lización de más placas de modo posterior. Todas las muestras de Rx
deberán ir acompañadas de:

- Volante médico correspondiente.

- Datos del enfermo (etiqueta).

- Fecha y hora de la toma de la placa.

- Servicio al que corresponde.

El servicio de radiología estará avisado la víspera de que se va a reali-


zar una intervención de vía biliar o que van a ser necesarios sus servi-
cios, por lo que no habrá que llevar volante con todas las placas.

El servicio de traumatología no necesita Rx, ya que la imagen se con-


sigue por el intensificador, donde quedan grabados. Algunos de estos
aparatos están equipados para emitir incluso las radiografías.

F) AMPUTACIONES DE MIEMBROS:
El celador tendrá prevista esta intervención, por lo que deberá tener
preparada una caja de madera, especial para el miembro amputado,
martillo y punta para cerrarlo.

Deberá permanecer en el antequirófano para durante la intervención y


deberá tenerla preparada la/s bolsa/s para recoger el miembro previa-
mente a ser introducido en la caja preparada a tal fin.

Una vez que el miembro ha sido amputado, la enfermera instrumentis-


ta lo coloca sobre un paño y lo retira de la mesa a la bolsa, que ya ten-
drá abierta el celador. Éste retira el miembro del quirófano y se asegu-
ra de que no hay ninguna pinza sujetando el paño; en caso de ser así,
la retirará y se las dará a la enfermera circulante. Pondrá el miembro
dentro de la caja, lo cerrará y lo trasladará al depósito. Para ello debe-
rá ir acompañado de documentación:

- Hoja de éxitus que tendrá que ir firmada por el médico.

Escuela de Gestión Sanitaria 157


Funciones del celador en quirófano

- Hoja de éxitus que deberá dejar en el servicio de admisión


que la firmará la enfermera. Sirve para poder trasladar el
miembro para su entierro. Por supuesto, el miembro ampu-
tado siempre irá debidamente identificado con el nombre
del paciente.

158 Escuela de Gestión Sanitaria


TEMA 8

E L P O S T O P E R AT O R I O I N M E D I A T O
Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

E L P O S T O P E R AT O R I O I N M E D I AT O

1. Introducción:

Denominamos postoperatorio inmediato a aquel período que abarca desde


el momento en que finaliza la operación hasta que el paciente es recibido
en la sala de reanimación o la planta correspondiente, donde recibirá los
cuidados necesarios a su estado tras el paso por el quirófano.

Este período es extremadamente delicado, puesto que la mínima variación


del estado del paciente implica su desestabilización, por lo que el celador,
encargado de su traslado desde quirófano hasta el punto correspondiente,
tiene una importante tarea de observación y alerta durante el postoperato-
rio inmediato.

De modo general, a no ser que se nos indique lo contrario, y basándonos


en la premisa de mínima movilización del paciente, pasaremos al mismo
directamente de la mesa quirúrgica a la cama postoperatoria, evitando así
el paso de mesa quirúrgica a camilla, y de modo posterior a cama en el ser-
vicio correspondiente.

La cama postoperatoria la tendrá el auxiliar de clínica convenientemente


preparada en el antequirófano, con las sábanas dispuestas en abanico para
facilitar la entrada del paciente y con una manta, puesto que debido a la pér-
dida de sangre durante el acto quirúrgico, el paciente sufre una ligera hipo-
termia en condiciones normales, manifestando sensación de frío.

El paso de mesa quirúrgica a cama será guiado por la enfermera circulante


y el anestesista, quienes indicarán la mejor postura para su traslado, que
por lo regular será decúbito supino con la cabeza ligeramente ladeada por
si el paciente presenta vómitos, evitar una broncoaspiración.

Retiraremos la almohada y colocaremos la cama en posición horizontal, y


junto con el paciente llevaremos la historia clínica y todos aquellos informes
que nos proporcione el equipo quirúrgico, así como las órdenes verbales
que nos transmitan para mejorar la recepción del paciente en el servicio
correspondiente.

Hemos de tener en cuenta que la situación ideal para un postoperatorio


inmediato es aquella en la que el trayecto a la sala de reanimación, que hoy
por hoy es la sala específica existente para los pacientes postquirúrgicos

Escuela de Gestión Sanitaria 161


Funciones del celador en quirófano

inmediatos, es el más breve posible, por lo que dicha sala debería estar
dentro del área quirúrgica.

Como la idea de la sala de reanimación es un término de aplicación recien-


te en términos quirúrgicos, no todos los hospitales han podido adaptar sus
estructuras, con lo que en nuestra trayectoria profesional podemos encon-
trarnos con salas de reanimación alejadas de los quirófanos, o con que
dicha sala no existe y el paciente ha de ser trasladado a una planta de hos-
pitalización.

En vista de estos inconvenientes, el celador encargado del traslado del


paciente en el período del postoperatorio inmediato deberá saber hacer una
pequeña valoración del paciente durante este tiempo, para así poder ofre-
cer una atención de calidad.

Aunque la valoración que vamos a explicar a continuación puede ser apli-


cable a cualquier tipo de traslado de paciente, es especialmente importan-
te su rigurosa aplicación en el postoperatorio inmediato, pues es en este
período cuando el paciente sufre un mayor riesgo de desestabilización, y
por tanto cuando cualquier mínimo detalle tiene una importancia vital.

2. Valoración durante el postoperatorio inmediato:

1. VIGILANCIA DE LA COLORACIÓN DE PIEL Y MUCOSAS:

Una vez que el paciente es intervenido, consideramos como normal


una coloración pálida de la piel y de las mucosas, que está ocasiona-
da por la pérdida de sangre sufrida durante la intervención y por todos
los fármacos intraoperatorios administrados, que pueden ser vaso-
constrictores, con lo que se reduce el aflujo de sangre a la piel, causa
principal de dicha palidez.

Siendo la palidez normal, como hemos comentado, sin embargo con-


sideraremos como signo de alarma la aparición de cianosis en labios,
uñas y/o dedos (las partes más visibles que tendremos del paciente),
puesto que serán un indicativo de mala oxigenación.

En presencia de cianosis, por tanto, avisaremos inmediatamente al


personal médico o de enfermería, puesto que puede ser indicativo de
un próximo paro cardíaco, de una depresión del centro de la respira-
ción por causa de los fármacos anestésicos o del inicio de alguna com-

162 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

plicación severa (derrame pleural), que deberá ser atendido de mane-


ra inmediata.

2. VIGILANCIA EN PRESENCIA DE VENDAJES:

Los vendajes del paciente los veremos en el momento de pasarlo de la


mesa quirúrgica a la cama o camilla en la cual será trasladado. Es
importante verificar en este momento que los apósitos estén limpios,
es decir, que no presenten manchas de sangre que indiquen que el
enfermo está sangrando por la incisión.

Para no confundirnos con otras sustancias que puedan manchar los


apósitos, diferenciaremos que es un sangrado si dicha mancha tiene
un color rojizo tirando a rojo intenso (será un sangrado arterio-venoso,
habitualmente) y su diámetro aumenta de modo paulatino.

Si existe sangrado, lo podremos confirmar con una simple mirada al


aspecto del apósito durante la movilización del paciente, y por supues-
to, ante la mínima duda, deberemos avisar inmediatamente al personal
médico o de enfermería para que confirme nuestra apreciación y actúe
en consecuencia.

Escuela de Gestión Sanitaria 163


Funciones del celador en quirófano

3. VIGILANCIA DE LAS PERFUSIONES ENDOVENOSAS:

Todo paciente que sale de quirófano lo hace con vía venosa y perfu-
sión de sueroterapia, incluso podemos encontrarnos con una perfu-
sión medicamentosa en gotero o por bomba de infusión; tendremos,
por tanto, que vigilar que esta perfusión funciona de un modo correc-
to durante la movilización del paciente y durante su traslado desde el
quirófano hasta el lugar correspondiente; para facilitar esta vigilancia,
son puntos que deberemos tener presentes:

- Al movilizar al paciente en el paso de la mesa quirúrgica a la cami-


lla o cama hay que vigilar que el suero no se salga de la vía, es
decir, que no haya una extracción accidental del catéter por un tirón
al realizar la movilización.

- El ritmo de perfusión del gotero ha de ser lento pero constante,


a no ser que se nos indique lo contrario, es decir, a no ser que el
equipo quirúrgico nos comunique que la perfusión tiene que ir a
chorro o que tiene que ir cerrada hasta la llegada al servicio corres-
pondiente.

- La botella de la perfusión tiene que estar a una altura adecuada,


que será aquella en la cual el ritmo de perfusión sea el adecuado y
que no haya reflujo de sangre a través del catéter. Este reflujo de
sangre es un hecho que ocurre cuando la fuerza que hay dentro de
las venas es mayor que la fuerza con la que el líquido que se per-
funde entra en las mismas gracias a la gravedad. El problema que
presenta este reflujo es que puede obstruir el catéter impidiendo el
paso de la perfusión, con lo cual esta vía deberá ser desobstruida
o el catéter venoso cambiado por parte del personal de enfermería
correspondiente.

- Si el sistema de perfusión se vacía, no existe riesgo de que entre


aire al paciente a través del catéter venoso, por lo que no hace
falta que tomemos ninguna medida, o simplemente cerraremos la
vía de paso del gotero para que no haya que purgar el equipo de
suero para continuar con la perfusión.

- Si evidenciamos pérdida de líquido procedente del sistema de


perfusión, verificaremos que está correctamente conectado al caté-
ter venoso, y que la llave de 3 vías está sólo abierta para el paso de
líquido hacia el paciente. En caso de duda, avisaremos al personal
de enfermería para que solucione el problema.

164 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

- Una vez que sale del quirófano, sobre todo aquel paciente que ha
sido intervenido con anestesiageneral, podemos encontrarnos con
cuadros de desorientación, en los cuales el paciente puede intentar
arrancarse el catéter venoso colocado y demás aparatos que lleve.
En esta situación, deberemos evitar que el paciente se haga
daño, sujetándolo firmemente y con seguridad.

4. VIGILANCIA DE LOS SONDAJES:

Cuando el paciente sale de quirófano podemos encontrarnos con que


porta dos tipos de sondas: sonda urinaria y sonda nasogástrica. Tanto
con una como con la otra deberemos tener una vigilancia sobre ellas,
para evitar lesiones en el paciente durante el traslado. No es ningún
tipo de vigilancia especial, es exactamente la misma vigilancia que
deberíamos tener en el traslado de cualquier paciente con las mismas
características.

Son consideraciones a tener en cuenta cuando trasladamos a un


paciente portador de sonda urinaria:

- La bolsa de diuresis, encargada de la recolección de la orina y que


está conectada directamente a la sonda urinaria, deberá estar
siempre por debajo del nivel de la vejiga para evitar el reflujo de
orina hacia la vejiga del paciente. Últimamente, la mayoría de las
bolsas urinarias tienen un sistema de antirreflujo, pero teniendo en
cuenta que la mayoría de las infecciones nosocomiales son urina-
rias (un 45% aprox.), toda precaución para evitar una infección del
paciente es válida, sobremanera si es un paciente postquirúrgico.

- Con el mismo fin de evitar una infección urinaria, hemos de evitar


en la medida de lo posible las desconexiones entre sonda uri-
naria y bolsa o colector de orina. Si hemos de desconectar, lo
haremos siempre con guantes y previo lavado de manos, siendo
preferible que esta maniobra la realice personal de enfermería.

- Deberá evitarse que la sonda urinaria esté tensa, pues esto impli-
ca un roce en el meato urinario que va a provocar una irritación de
la zona o una herida, siendo muy doloroso para el paciente. Para
evitar este problema, no debemos tirar o dar tirones de la sonda,
procurando llevarla suelta.

- Comprobaremos que la sonda urinaria se encuentra siempre por


encima de la pierna, y que nunca esté atrapada por debajo, para

Escuela de Gestión Sanitaria 165


Funciones del celador en quirófano

evitar de este modo que la sonda se obstruya y le dé dolor al pa-


ciente.

- La sonda vesical puede ser molesta, por lo que un paciente des-


orientado tras la intervención puede tratar de arrancarla, y con ello
hacerse mucho daño, puesto que la gran mayoría de las sondas uri-
narias van sujetas al interior de la vejiga por un globo hinchado con
suero, o sujetas con un punto de sutura.

- En condiciones normales, la coloración de la orina es amarillo


pajizo; si observamos hematuria deberemos avisar al equipo qui-
rúrgico o al personal de enfermería, puesto que evidencia un san-
grado. Como excepción, en cirugía urológica la orina será habitual-
mente hematúrica.

La sonda nasogástrica la encontraremos de manera frecuente tras


intervenciones del aparato digestivo, esto es, tras cirugía digestiva.
Cuando el paciente porta una sonda nasogástrica, también tendremos
que tomar una serie de precauciones para mejorar la asistencia del
paciente:

- Normalmente, la sonda nasogástrica va conectada a una bolsa


colectora para la recogida del líquido drenado. Esta bolsa pode-
mos trasladarla sobre la cama, y se colocará en un nivel inferior que
el paciente una vez que estemos en la planta correspondiente.

- Al igual que la sonda urinaria, debemos evitar que la sonda naso-


gástrica vaya tirante, puesto que lesionaríamos la mucosa nasal
del paciente, provocándole dolor.

- La coloración habitual del líquido drenado a través de la sonda


nasogástrica es negro-verduzco. Si evidenciamos una coloración
rojiza, como una hematemesis, avisaremos de modo inmediato al
equipo quirúrgico o al personal de enfermería, pues puede indicar
un sangrado importante del paciente.

- En pacientes desorientados a causa de la anestesia, procurare-


mos poner la sonda nasogástrica fuera del alcance del pacien-
te, pues la sujeción de esta sonda es a la nariz, y por tanto es fácil
que haga una extracción accidental por desorientación.

166 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

5. VIGILANCIA DE LOS DRENAJES:

Por drenaje entendemos un sistema que permite la extracción de líqui-


dos del interior de una cavidad corporal o una herida. Por ejemplo,
cuando se extrae un tumor o un órgano como puede ser el bazo, hay
veces que queda un hueco grande en su lugar, que puede llenarse de
líquido como resultado del sangrado postintervención o por el exuda-
do de los tejidos que lo rodean.

Para evitar el acúmulo de este líquido en la cavidad vacía, es preciso


colocar un sistema que lo lleve al exterior, de manera que se pueda
cerrar poco a poco la cavidad y que podamos evidenciar si el sangra-
do de la zona intervenida se puede considerar como normal o hay pre-
sencia de una hemorragia interna que exige una reintervención.

Con relación a un drenaje, nuestra función de vigilancia principal será


el visualizar el líquido o exudado recogido por este drenaje, sabiendo
que será anómalo un excesivo drenaje de líquido, y siendo nuestro
deber el informar de este dato, es decir, que la cantidad de líquido acu-
mulado en el drenaje desde que recogimos al paciente en el quirófano
ha aumentado de forma muy notoria y alarmante en el trayecto hasta
la planta de destino.

Los drenajes que nos podemos encontrar cuando trasladamos a un


paciente desde el quirófano son de dos tipos: Abiertos y cerrados.

1.- DRENAJES ABIERTOS:

Llamamos drenajes abiertos a aquellos que ponen en contacto directo


la cavidad que quiere ser drenada con el exterior. Existen varios tipos:

 PENROSE: tubo hueco, ancho y acanalado que consigue drenar


por capilaridad, es decir, atrae el exudado de la zona al exterior.
Normalmente no los veremos, porque suelen taparse con gasas
para que empapen el exudado, por lo que la vigilancia del vendaje
es una buena manera de controlar el funcionamiento de este dre-
naje. También nos lo podremos encontrar introducido dentro de
una bolsa colectora de orina infantil, en cuyo caso la cantidad de
líquido drenado es el parámetro que deberemos vigilar.

 KHER O TUBO EN T: este drenaje es muy importante, pues drena


la bilis de hígado y vesícula biliar tras una intervención a nivel de
aparato digestivo. Irá conectado a una bolsa de orina.

Escuela de Gestión Sanitaria 167


Funciones del celador en quirófano

 TUBO SILICONADO: es el drenaje abierto más utilizado en la ac-


tualidad en el quirófano. Consta de un tubo siliconado que se co-
necta a una bolsa de orina, y cuyo contenido suele ser hemático.

 TEJADILLO Y CIGARRILLO: el tejadillo es un drenaje abierto simi-


lar al penrose, pues drena por capilaridad. Se diferencia en que el
penrose es un tubo y el tejadillo una lámina acanalada por ambas
caras. En cuanto al cigarrillo, es un penrose rellenado con gasas.
Se manejan de igual modo que el penrose.

2.- DRENAJES CERRADOS:

Los drenajes cerrados evitan el contacto de la cavidad con el exterior,


y normalmente ejercen algún tipo de succión o presión sobre la zona
para facilitar el drenado del exudado. Son los más comunes:

 REDÓN: el drenaje cerrado tipo redón consta de una botella gra-


duada con vacío que aplica una succión al interior de la cavidad y
facilita la salida del exudado. Al estar graduado, permite la medición
de un modo más simple de la cantidad drenada.

 PLEUR-EVAC O DRENAJE TORÁCICO: es el drenaje apropiado


para la cavidad torácica, y es un sistema de drenado que consta de
3 cámaras, una para aplicar vacío si se precisa, un sello de agua
para evitar que entre aire del medio ambiente al pulmón y una ter-
cera que se encarga de recoger el líquido o aire que se pretende
quitar en el pulmón. Este tipo de drenaje es el único que puede dre-
nar aire en caso de neumotórax, y también es el más delicado de
todos los drenajes que nos podemos encontrar. Por tanto, además
de controlar la cantidad de líquido que drena (lógicamente, no
podremos contabilizar la cantidad de aire que pierde), deberemos
vigilar que este aparato está en todo momento por debajo del nivel
de inserción en el paciente, para evitar que lo drenado vuelva otra
vez a la cavidad pulmonar.

6. VIGILANCIA DE LOS VÓMITOS:

El vómito es la salida de contenido gástrico por boca, y es una reac-


ción bastante habitual en pacientes anestesiados con anestesia gene-
ral y con anestesia raquídea, siendo esta causa de que deban estar en
ayunas cuando son intervenidos. A pesar de esta precaución, hay cier-
tos casos en que van a aparecer náuseas y vómitos tras una interven-
ción, como puede ser tras una intervención de urgencia.

168 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

El peligro de los vómitos lo representa el riesgo de aspiración de con-


tenido gástrico a vías respiratorias, pues el paciente, al haber sido
anestesiado, tiene anulados los reflejos más simples, como puede ser
el reflejo de la tos o el cierre de la glotis a la hora de tragar alimentos.

Por tanto, nuestra actuación en caso de que un paciente recién inter-


venido comience a vomitar será el colocarle la cabeza ladeada, pues
de este modo se evita la broncoaspiración y se consigue mantener
abiertas las vías respiratorias. Si no es posible ladearle la cabeza al
paciente, algo que puede ocurrir en caso de intervenciones de colum-
na, ladearemos al paciente moviéndolo en bloque y pediremos ayuda.
En ambos casos, comunicaremos lo sucedido al personal de enferme-
ría de quirófano o al de la sala donde hemos trasladado al paciente.

7. VALORACIÓN DEL ESTADO DE CONSCIENCIA:

Una vez finalizada la intervención quirúrgica, el paciente estará aún


bajo los efectos de la anestesia, con lo que nos podremos encontrar
con pacientes aún totalmente anestesiados, y por tanto, inconscientes,
y otros que están en un estado de semiinconsciencia, es decir, obnu-
bilados, que responden muy lentamente a estímulos como el llamarlos
por su nombre o preguntarles si tienen dolor.

Tenemos que tener en cuenta que existen otros tipos de anestesia


aparte de la general, como pueden ser la raquídea o la localizada, en
la cual el paciente está consciente pero tiene disminuida la sensibilidad
y la movilidad de la zona que se ha anestesiado, en el caso de la anes-
tesia raquídea, miembros inferiores y zona inferior del tronco, y en el
caso de la anestesia localizada, aquella zona que haya sido interveni-
da: un brazo, una mano, un pie,...

Durante el traslado del paciente a la sala correspondiente, sólo podre-


mos valorar de un modo relativo la consciencia del paciente, puesto
que como ya hemos comentado, está alterada a causa de la anestesia
general. Sí que podremos valorar a aquellos pacientes que hayan sido
intervenidos con anestesia raquídea o local, en los cuales deberemos
estar atentos a variaciones de la actitud del paciente, como delirios,
desorientaciones o silencios súbitos, que pueden indicar alteraciones
graves, y de las cuales deberemos avisar al equipo de enfermería.

Tenemos que tener en cuenta durante el traslado, que un paciente


anestesiado tiene disminuida la sensibilidad y la movilidad de todo el
cuerpo (en anestesia general) o de partes concretas (en el caso de

Escuela de Gestión Sanitaria 169


Funciones del celador en quirófano

anestesia raquídea y local), por lo que no puede saber si la postura


que tiene es cómoda o le provoca malestar o dolor, pero si permane-
ce mucho tiempo en una postura inadecuada, podemos ocasionarle
alteraciones que variarán desde dolor en la zona en el postoperatorio
tardío hasta problemas vasculares y nerviosos graves de la zona (falta
de fuerza en extremidades, necrosis de zonas concretas,...).

Para evitar este tipo de problemas, en el traslado del paciente nos ase-
guraremos de que la postura sea adecuada vigilando los siguientes
puntos:

- Las piernas del paciente nunca pueden ir cruzadas, pues disminui-


ríamos la circulación sanguínea de la zona; la posición ideal será
estiradas sobre la cama, a no ser que el anestesista o la enfermera
nos indiquen otra posición.

- Los brazos del paciente deben ir siempre encima de la cama, nunca


colgando a los lados, para evitar golpes en los mismos.

- La cabeza no puede ir colgando hacia atrás, deberá ir sobre una


almohada o sin almohada en posición correcta. En intervenciones
en las que se ha utilizado anestesia raquídea suelen dejar al pacien-
te sin almohada, para evitar la aparición de un efecto secundario
común en este tipo de anestesias: el dolor de cabeza por flexión del
cuello.

- Por la misma razón que en el apartado anterior, a este tipo de


pacientes deberemos llevarlos siempre en decúbito supino, y nun-
ca colocarlos en posición de Fowler en este primer traslado.

- Procurar que la ropa de cama esté holgada en los pies, para evitar
una excesiva presión en la zona.

Algunas veces tendremos que participar en el traslado de pacientes


intubados y con diverso aparataje por el que se le estará administran-
do medicación para mantener sus funciones vitales. Como es lógico,
en el traslado de este paciente tiene que acompañarnos, como míni-
mo, la enfermera de quirófano, y a ser posible, también el anestesista,
para un control más estricto del estado general del paciente y una
intervención rápida en caso de situación de urgencia.

170 Escuela de Gestión Sanitaria


TEMA 9

LA COMU NICACIÓ N D EL C E L A D OR
C O N E L PA C I E N T E QU IR ÚRG I CO
Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

L A C OMU NIC AC IÓN DE L CE LA DOR


C O N E L PA C I E N T E Q U I R Ú R G I C O

1. Introducción:

Por comunicación entendemos el intercambio de información o de senti-


mientos entre dos o más personas. Los profesionales del medio sanitario
establecen una relación de empatía con el paciente a través de la comuni-
cación. Y para ello es necesario saber escuchar y ser escuchado.

Existen dos tipos de comunicación: comunicación verbal y comunicación


no verbal. La comunicación verbal es la palabra, con la cual transmitimos
al otro una información, al tiempo que expresamos nuestros sentimientos
según el tipo de entonación que le imprimamos a nuestra conversación. La
comunicación no verbal es el lenguaje gestual; según cuál sea la expre-
sión corporal de la persona con la que estamos hablando sabremos inter-
pretar mejor el mensaje que nos envía.

2. Elementos de la comunicación:

Para que pueda tener lugar una comunicación, son imprescindibles una
serie de elementos: emisor, receptor, código, mensaje, canal y contexto.

 EMISOR:

- Definiremos emisor como la persona o grupo de personas que


quieren transmitir una información.

- Para poder transmitir la información se necesitan unos signos


concretos llamados códigos, los cuales deberán ser conocidos
por el receptor para que se pueda producir la comunicación; por
ejemplo, un código por todos utilizado es el idioma.

 RECEPTOR:

- Definiremos receptor como la persona a la cual va dirigida la


información que emite el emisor, y que presta atención a la infor-
mación que produce el emisor.

Escuela de Gestión Sanitaria 173


Funciones del celador en quirófano

- La función del receptor es descodificar el mensaje, es decir, el


mensaje recibido se relaciona con los conocimientos del receptor
y así, descifra el significado del mensaje.

 CÓDIGO:

- Por código entendemos el modo en que el emisor manda la infor-


mación al receptor; para que la comunicación sea posible,
ambos deben conocer el mismo código.

- El número de códigos existentes es infinito; será cualquier con-


junto de signos, con la condición de que deben ser comunes al
emisor y al receptor.Como ejemplo, un código es el lenguaje cas-
tellano (lenguaje verbal), y otro código también es el lenguaje de
las banderas (lenguaje no verbal).

 MENSAJE:

- Será mensaje la información que el emisor quiere enviar al recep-


tor a través de un código.

- Los mensajes se pueden enviar por escrito, de modo oral o por


ejemplo, mediante una obra de arte.

 CANAL:

- El canal es el medio por el cual viaja el mensaje codificado entre


el emisor y el receptor; por tanto, son canales utilizados habitual-
mente el papel (en el lenguaje escrito; por ejemplo, un periódico
o una nota informativa), el aire (transmite la voz), o el cable del
teléfono (en el lenguaje oral).

- Puede usarse un solo canal o varios de ellos a la vez, como se


hace, por ejemplo, en los aeropuertos, en los cuales nos avisan
con la voz de la salida de un vuelo, a la vez que lo podemos leer
escrito en una pantalla. Como es lógico, el canal siempre deberá
estar adecuado a cada mensaje.

 CONTEXTO:

- Es el entorno concreto donde se genera el mensaje: en la calle,


en tu trabajo, en casa,...

Con estos elementos podemos describir el proceso de la comunica-

174 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

ción, que siempre seguirá el esquema que mostramos a continuación,


con su explicación detallada:

- En primer lugar, el emisor organiza la información que quiere


transmitir, creando el mensaje en su cerebro.

- Una vez que el mensaje está preparado, el emisor lo codificará


antes de enviárselo al receptor.

- El receptor recibe el mensaje, pero para poder comprenderlo


antes deberá descodificarlo. Si la descodificación es incorrecta,
el receptor no entenderá el mensaje y no se producirá la comuni-
cación. Esto sucede, por ejemplo, cuando se intentan comunicar
dos personas con un idioma diferente.

- Una vez descodificada la información, el receptor puede mandar


otro mensaje al emisor; a este gesto se le conoce como retroali-
mentación. Gracias a la retroalimentación se comprueba si el
receptor ha descodificado el mensaje de un modo correcto y si se
ha producido la comunicación de un modo correcto.

- En una comunicación cualquiera pueden aparecer ruidos. Los


ruidos son interferencias que dificultan que el mensaje sea per-
cibido por el receptor. Los ruidos pueden ser físicos (como las
voces de las personas que están a nuestro alrededor, o el sonido
de un martillo hidráulico si estamos en la calle) o psíquicos (como
el grado de interés que muestra el receptor; sirva de ejemplo
cuando un niño está viendo la televisión su programa favorito y le
hablamos; no nos oirá porque no nos está prestando atención).

Escuela de Gestión Sanitaria 175


Funciones del celador en quirófano

- Hay veces que el mensaje puede no ser comprendido correcta-


mente porque el emisor utiliza palabras con varios significados y
el receptor descodifica un significado distinto al que quería comu-
nicar el emisor con su mensaje. Esto se evita colocando la pala-
bra que puede causar el error en un contexto que la defina mejor.
Un ejemplo es la palabra "banco" que puede referirse a un con-
junto de peces (banco de peces), una sucursal donde guardamos
nuestros ahorros, o al objeto destinado a sentarse. En este caso,
indicaremos por ejemplo que "me voy a sentar en este banco".

176 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

3. Tipos de comunicaciones:

Existen diferentes maneras de comunicarnos con los demás; para poder


explicarlas todas deberemos realizar una clasificación de las mismas según
los elementos de la comunicación que se utilicen para enviar el mensaje del
emisor al receptor:

1- SEGÚN EL CÓDIGO UTILIZADO:


o Oral: el más utilizado. El mensaje se transmite mediante la pala-
bra hablada.
o Escrita: se emplea la escritura para comunicarnos con el recep-
tor.
o Por símbolos: mediante la utilización de de símbolos (como el
código de banderas usado en navegación).
o Por gestos: se basa en movimientos de la cara, brazos y manos
principalmente (por ejemplo, el lenguaje de los sordomudos).
Aquí es importante, además de la expresión facial, el contacto físi-
co que tengamos con la otra persona.

2- SEGÚN LA LOCALIZACIÓN DEL EMISOR Y RECEPTOR:


o Ausentes: el emisor y el receptor están separados por una dis-
tancia importante. Suele usarse el teléfono.
o Presentes: estas personas están cerca una de la otra.

3- SEGÚN EL TIEMPO QUE TARDA EN LLEGAR EL MENSAJE AL RE-


CEPTOR:
o Inmediatos: el tiempo es mínimo (ej: una conversación telefóni-
ca).
o Diferidas: el tiempo que tarda el mensaje en llegar es considera-
ble (ej: un telegrama o una carta).

4- SEGÚN LOS SENTIDOS USADOS PARA CAPTAR EL MENSAJE:


o Visuales: se capta mediante la vista (ej: una carta).
o Auditiva: se percibe por el oído (ej: conversación por teléfono).
o Audiovisual: una combinación de las dos anteriores (ej: la televi-
sión).

Escuela de Gestión Sanitaria 177


Funciones del celador en quirófano

5- SEGÚN LA DIRECCIÓN QUE TENGA LA COMUNICACIÓN:

o Unidireccional: el emisor manda un mensaje y el receptor lo reci-


be, sin que el emisor espere respuesta. (por ejemplo, un profesor
dando clase).

o Bidireccional: el emisor y el receptor también serán receptor y


emisor respectivamente (por ejemplo: conversación entre dos
personas).

o Multidireccional: hay varias personas y cada una de ellas actúa


de emisor y de receptor (por ejemplo, una conversación en grupo
o un debate).

6- SEGÚN LA RELACIÓN ENTRE EL EMISOR Y EL RECEPTOR:

o Interna: emisor y receptor tienen una característica que les une


(por ejemplo: madre e hija).

o Externa: no hay relación entre emisor y receptor.

7- SEGÚN EL INTERÉS DEL MENSAJE:

o Público: el mensaje interesa a todas las personas o a un grupo


concreto de ellas.

o Privado: el mensaje sólo interesa al receptor.

178 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

4. Factores que facilitan la comunicación


con el paciente y su familia:

Existen una serie de factores que influyen en que la comunicación sea ade-
cuada entre el personal sanitario y el paciente y su familia. Son principal-
mente los que enumeramos a continuación:

- La utilización de un lenguaje adecuado al nivel cultural del pacien-


te; si el paciente entiende la información que recibe nos ofrece
más confianza, además de disminuir su nivel de estrés.

- Evitar siempre que sea posible los términos científicos y médicos,


puesto que suelen ser desconocidos por los pacientes.

- Hablar con claridad, despacio, pronunciando correctamente, repi-


tiendo el mensaje si es necesario y sin realizar comentarios inne-
cesarios.

- Crear un ambiente relajado y de confianza; para ello deberemos


evitar los ambientes ruidosos, ya que dificultan la audición y la
comunicación, pudiendo distorsionar el mensaje.

- Mostrar interés por la situación del paciente y por lo que nos rela-
ta, animándole a que hable con nosotros y nos cuente sus preo-
cupaciones y sus dudas.

- Estar en silencio cuando se escucha al paciente, de modo que


sienta que su mensaje está siendo recibido.

- Mostrar siempre respeto al paciente, refiriéndonos a él por su


nombre y no por un número de habitación, entre otras muchas
cosas.

- Planificar el tiempo que podemos dedicar a hablar con el pacien-


te.

Escuela de Gestión Sanitaria 179


Funciones del celador en quirófano

5. Factores que dificultan la comunicación


con el paciente y su familia:

Puesto que existen modos de comunicarnos mejor con el paciente, también


nos podemos encontrar con situaciones, tanto causadas por nuestra parte
como causadas por parte del paciente, que pueden entorpecer la comuni-
cación con él, creando desconfianzas y aumentando su estrés; entre las
más comunes cabe destacar las siguientes:

- Uso un lenguaje que el paciente no comprende, con presencia de


muchos términos médicos.

- Ausencia o deficiencia en la información; si no conocemos la


información que nos pide el paciente, deberemos remitirlo a
alguien que sí le pueda informar.

- Presencia de discrepancias entre los mensajes verbales y los no


verbales; por ejemplo, estar mirando el reloj mientras fingimos que
nos interesa lo que nos está diciendo el paciente.

- Hablar demasiado rápido en momentos que el paciente tiene


dolor, sueño...

- La falta de interés o de atención por el paciente que quiere comu-


nicarse con nosotros.

- Los impedimentos físicos que pueda presentar el paciente: una


persona ciega, o sorda, o una persona tartamuda, un paciente con
traqueotomía... tiene de por sí posibles dificultades en establecer
una adecuada comunicación. Además, si la persona tiene una
edad avanzada, la comunicación está dificultada por la pérdida
sensorial y el deterioro intelectual que presentará dicho paciente.
Con este tipo de pacientes es necesario ser muy pacientes y
demostrarles que estamos consiguiendo su comunicación.

- Los pacientes que presentan problemas psicológicos pueden


hacer dificultosa una comunicación con ellos, ya que a estos
pacientes les cuesta expresar sus pensamientos y sentimientos.
En estos casos, el lenguaje no verbal suele ser bastante útil para
establecer una comunicación.

180 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

6. Relación de ayuda del celador


al paciente y su familia:

Cuando un celador se comunica con un paciente puede que éste solicite


algún tipo de ayuda ante algún problema o duda que tenga. Al presentarse
esta demanda de ayuda, el celador debe de adoptar una actitud:

 POSITIVA: animando al paciente a que describa sus sentimientos,


ya que es la forma más fácil de poder ayudarle satisfactoriamente.

 DE RESPETO: el celador comprenderá la situación del paciente y


no realizará ningún juicio de valor sobre ella.

 DE EMPATÍA: seremos capaces de ponernos en la situación del


paciente para así poder comprender lo mejor.

 DE CONFIANZA: crearemos un ambiente donde el paciente con-


fíe en el celador, porque sabe que puede hablar con él.

 DE SINCERIDAD: la sinceridad aumenta la confianza del pacien-


te en el celador y favorece la expresión de sus sentimientos.
Nunca deberemos engañar a un paciente, porque perderíamos su
confianza.

Adoptar estas actitudes frente al paciente es importante, aunque lo principal


es escuchar de forma activa al paciente, es decir, usar todos los sentidos y
no solamente el oído. Se prestará atención al mensaje verbal y también al
no verbal. Escuchar con interés ayuda a que el paciente y también su fami-
lia se animen a continuar hablando.

Escuela de Gestión Sanitaria 181


G LO S A R I O
Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

A
E ASÉPTICO: AUSENCIA TOTAL DE MICROORGANISMOS
SOBRE UNA SUPERFICIE.

E APENDICECTOMÍA: EXTRACCIÓN QUIRÚRGICA DEL


APÉNDICE VERMIFORME, SITUADO EN EL INTESTINO
GRUESO.

E AYUNO ABSOLUTO: ESTADO DIETÉTICO EN EL QUE EL


PACIENTE NO PUEDE INGERIR ABSOLUTAMENTE NADA
POR BOCA.

E ANAMNESIS: PARTE DEL EXAMEN CLÍNICO QUE REÚNE


TODOS LOS DATOS PERSONALES, HEREDITARIOS Y FAMI-
LIARES DEL ENFERMO, ANTERIORES A LA ENFERMEDAD.

E ACETÁBULO: ES LA CONCAVIDAD FORMADA POR EL


HUESO DE LA PELVIS PARA QUE SE INTRODUZCA EN ELLA
LA CABEZA DEL FÉMUR.

B
E BRONCOASPIRACIÓN: PASO DE LÍQUIDOS O SÓLIDOS A
LAS VÍAS RESPIRATORIAS, LO QUE PUEDE OCASIONAR
ASFIXIA O INFECCIÓN.

E BOLSA AMNIÓTICA: LA BOLSA DE PARED DELGADA QUE


CONTIENE EN SU INTERIOR TANTO AL FETO COMO AL
LÍQUIDO AMNIÓTICO DURANTE TODO EL EMBARAZO.

C
E CARDIOTÓNICO: MEDICAMENTO QUE POSEE PROPIEDA-
DES ESTIMULANTES SOBRE EL CORAZÓN.

E COLOSTOMÍA: ES UNA INCISIÓN EFECTUADA EN EL COLON


PARA CREAR UNA ABERTURA HACIA EL EXTERIOR Y ASÍ

Escuela de Gestión Sanitaria 185


Funciones del celador en quirófano

PODER ELIMINAR LOS PRODUCTOS DE DESECHO QUE SE


EXPULSARÍAN POR EL ANO.

E CIANOSIS: COLORACIÓN AZULADA DE LA PIEL POR UN


DÉFICIT DE OXIGENACIÓN DE LA SANGRE.

D
E DELIRIO: ES UN TRASTORNO MENTAL CARACTERIZADO
POR LA PRESENCIA DE CREENCIAS FALSAS.

E
E EDEMA: ACUMULACIÓN DE LÍQUIDOS DE FORMA EXCESIVA
O ANORMAL EN UNA ZONA DETERMINADA.

E ECOGRAFÍA: ES UN SISTEMA DE XPLORACIÓN DONDE SE


ANALIZA EL EFECTO DEL SONIDO AL REBOTAR EN LAS
PAREDES DEL ORGANISMO.

E ENDOSCOPIA: TÉCNICA EMPLEADA PARA VISUALIZAR LAS


CAVIDADES Y CONDUCTOS DEL ORGANISMO.

E EXANTEMA: LITERALMENTE SE DEFINE COMO ERUPCIÓN Y


SE UTILIZA PARA CARACTERIZAR ALGÚN PROCESO (UNA
ENFERMEDAD EXANTEMÁTICA CURSA CON ERUPCIONES
EN LA PIEL).

F
E FOMITE: OBJETO (AGUA, AIRE, TOALLA, ETC.) QUE CON-
TIENE ELEMENTOS INFECTANTES Y PASIVAMENTE PUEDE
SER VEHÍCULO MECÁNICO EN SU TRANSMISIÓN INDIREC-
TA.

186 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

G
E GAMMAGLOBULINA: PROTEÍNA QUE ESTÁ PRESENTE EN
LA SANGRE Y QUE FORMA PARTE DE LOS ANTICUERPOS.

E GERMEN: SON MICROORGANISMOS PATÓGENOS RESPON-


SABLES DE LAS ENFERMEDADES.

E GLAUCOMA: ES UNA ENFERMEDAD DEGENERATIVA OCU-


LAR DONDE LA TENSIÓN OCULAR AUMENTA Y PUEDE DES-
EMBOCAR EN UNA CEGUERA.

E GOTAS DE PFLUGGE: PEQUEÑAS GOTAS EXPULSADAS


POR LA BOCA CUANDO HABLAMOS, TOSEMOS O ESTOR-
NUDAMOS Y PUEDEN TRASMITIR ENFERMEDADES CONTA-
GIOSAS DE UN INDIVIDUO A OTRO.

H
E HEMATURIA: EMISIÓN POR LA URETRA DE SANGRE PURA O
MEZCLADA CON ORINA QUE SE PRODUCEN POR ENFER-
MEDADES DEL APARATO GENITOURINARIO O RENAL.

E HEMORROIDECTOMÍA: EXTIRPACIÓN DE LAS HEMORROI-


DES (VARICES DE LAS VENAS HEMORROIDALES DEL ANO)
MEDIANTE TÉCNICA QUIRÚRGICA.

E HISTERECTOMÍA: ES LA EXTIRPACIÓN DEL ÚTERO, IMPOSI-


BILITANDO QUEDARSE EMBARAZADA.

I
E INTUBACIÓN ENDOTRAQUEAL: TÉCNICA QUE CONSISTE E
COLOCAR UN TUBO ENDOTRAQUEAL ENTRE LAS CUERDAS
VOCALES PARA CONSEGUIR UNA CORRECTA
OXIGENACIÓN.

Escuela de Gestión Sanitaria 187


Funciones del celador en quirófano

E ISQUEMIA: FALTA DE CIRCULACIÓN SANGUÍNEA QUE SI


SE MANTIENE EN EL TIEMPO CORRE RIESGO DE NECRO-
SIS DE LA ZONA AFECTADA.

L
E LAPAROSCOPÍA: TÉCNICA PARA VISUALIZAR LA CAVIDAD
ABDOMINAL CON UNA MÍNIMA INCISIÓN (POR DONDE SE
INTRODUCEN LOS APARATOS ÓPTICOS).

E LAPAROTOMÍA: OPERACIÓN QUIRÚRGICA QUE PRETEN-


DE PRODUCIR UNA APERTURA TANTO A NIVEL DEL PERI-
TONEO COMO DE LAS PAREDES ABDOMINALES.

E LARINGUECTOMÍA: EXTIRPACIÓN QUIRÚRGICA DE LA


LARINGE.

M
E MELANOMA: CÁNCER DE PIEL MALIGNO CUYO PRIMER
SÍNTOMA SUELE SE UNA ESPECIE DE LUNAR.

E MICROORGANISMO: NOMBRE DE ORGANISMOS QUE NO


SON PERCEPTIBLES A SIMPLE VISTA, QUE PUEDEN SER
BENEFICIOSOS O PERJUDICIALES.

N
E NECROSIS: ES LA MUERTE CELULAR DEBIDA A UNA ISQUE-
MIA MANTENIDA DEMASIDO TIEMPO.

E NEUMOTÓRAX: ES LA PRESENCIA ANORMAL DE AIRE EN LA


CAVIDAD TORÁCICA.

E NEUROCIRUGÍA: CIRUGÍA DEL CEREBRO, MÉDULA ESPI-


NAL Y NERVIOS PERIFÉRICOS.

188 Escuela de Gestión Sanitaria


Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

O
E ORL: RAMA DE LA MEDICINA QUE SE OCUPA DEL ESTUDIO,
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LAS ENFERMEDADES
DE LOS OÍDOS, NARIZ Y GARGANTA Y DE LAS ESTRUCTU-
RAS ADYACENTES A ÉSTOS.

P
E PERINEAL: RELATIVO AL PERINEO (PERINÉ), ES DECIR, LA
ZONA QUE ABARCA DESDE EL ANO AL ÁREA GENITAL.
E PERIANAL: ZONA QUE RODEA AL ANO.

E PROFILAXIS: ACTIVIDADES ENCAMINADAS A LA


PREVENCIÓN DE PROBLEMAS O ENFERMEDADES.

E PULSIOXÍMETRO: APARATO QUE MIDE LA SATURACIÓN DE


OXÍGENO DE LA HEMOGLOBINA SANGUÍNEA.

S
E SERVICIO ADSCRITO: AQUEL SERVICIO QUE, NO PERTENE-
CIENTE A UN BLOQUE CONCRETO, SE AGREGA AL MISMO
POR AFINIDAD DE TAREAS.

E SEPTOPLASTIA: LA TÉCNICA PARA LA CORRECCIÓN DE LA


DESVIACIÓN SEPTAL.

E SIGMOIDOSCOPIA: TÉCNICA UTILIZADA PARA EXIMINAR LA


LUZ DEL COLON.

T
E TAC: SON LAS INICIALES DE TOMOGRAFÍA AXIAL COMPU-
TERIZADA QUE SE EMPLEA PARA OBTENER IMÁGENES DEL
INTERIOR DEL CUERPO Y DE ÓRGANOS CON GRAN
PRECISIÓN LO QUE FACILITA EL DIAGNÓSTICO.

Escuela de Gestión Sanitaria 189


Funciones del celador en quirófano

E TERATOGÉNICO: PROCESO QUE PRODUCE MALFORMA-


CIONES EN EL FETO, NORMALMENTE POR LA EXPOSICIÓN
A MEDICAMENTOS Y/O PRODUCTOS QUÍMICOS.

U
E UROGRAFÍA:UNA TÉCNICA RADIOLÓGICA PARA EXPLO-
RAR EL APARATO URINARIO DESPUÉS DE LA INYECCIÓN
INTRAVENOSA DE UN MEDIO DE CONTRASTE.

V
E VASOCONSTRICTOR: ES LA DISMINUCIÓN DEL CALIBRE
DE LOS VASOS SANGUÍNEOS.

190 Escuela de Gestión Sanitaria


BIBLIOGRAFÍA
Ana Nieto Jácome // Emma Rodríguez Corte

BIBLIOGRAFÍA

c Cuidados pre y posquirúrgicos en enfermería, editorial


Doyma.

c Diccionario de medicina, editorial Océano-Mosby.

c Enfermería medico quirúrgica, editorial Interamericana.

c Interrelación del personal de enfermería con el paciente,


editorial Doyma.

c Manual de problemas esenciales de enfermería, editorial


Mosby.

c Normas para el cuidado de pacientes, editorial Doyma.

c Principios de anatomía y psicología, editorial Mosby.

c Técnicas básicas de enfermería clínica, editorial Editex.

c Técnicas de quirófano, editorial Interamericana.

c Técnicas modernas de asepsia en cirugía, editorial


Científico - Médica.

c Tratado de enfermería practica, editorial Interamericana.

Escuela de Gestión Sanitaria 193

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