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Política y religión en
Fernando Pessoa
Juan David Arias Calle1
La religión pagana (…) está, así, de acuerdo con el principio esencial de la civiliza-
ción que es la síntesis, en una nación, de todas las posibles influencias de todas las
demás naciones –criterio del sólo se apartan los criterios estrechamente nacionalis-
tas, que son el provincianismo de la cultura, y los criterios imperialistas, que perte-
necen a la decadencia. Nunca se ha visto a una nación fuerte ser conservadora, ni a
una nación sana ser imperialista. Quiere imponerse quien no puede ya transformar-
se. Quiere dar quien ya no puede recibir. Pero quien no puede transformarse se ha
paralizado en verdad; y quien no puede recibir se ha paralizado también
Fernando Pessoa – Antonio Mora2
Resumen:
El presente trabajo trata de las polémicas implicaciones políticas de las teorías reli-
giosas de Fernando Pessoa acerca de la cultura, del problema del imperio y de la re-
lación que éste guarda con las profecías que rodearon la vida literaria del gran poeta
lusitano. Presenta las profecías del Supra-Camoens y del Sebastianismo Ibérico; los
presupuestos religiosos del Neopaganismo Portugués; las teorías religiosas del heteró-
nimo Antonio Mora; y finaliza con la descripción de la noción unificadora del Quinto
Imperio en la obra ortónima de Fernando Pessoa.
Summary:
The present work deals with the controversial political implications of Fernando Pes-
soa ‘s religious theories regarding the culture, the problem of the empire and the
relationship the latter keeps concerning the prophecies surrounding the literary life of
the great Lusitanian poet. It presents the prophecies of Supra-Camoens and Iberian Se-
bastianism; religious presuppositions of Portuguese Neopaganism; religious theories
of heteronym Antonio Mora; and it ends with the description of the unifying notion of
the Fifth Empire in Fernando Pessoa’s ortonym work.
Introducción
Entre las últimas décadas que transitan el siglo diecinueve y las primeras del veinte
surge una serie de extraños y fascinantes escritores, entre ellos el poeta portugués
Fernando Pessoa (1888-1935), a quienes habría que llamar posrománticos a fin de
rescatarlos del vanguardismo de la época, y en cuyas obras el terror, los cuentos tra-
dicionales populares, el ocultismo y la literatura fantástica constituyen los principales
elementos de una crítica al ya más que consolidado racionalismo moderno3.
3. Esta vertiente oscura, hija del simbolismo pero que representa más una extensión del romanticismo,
parece estar integrada, entre otros, por el poeta Irlandés W.B. Yeats (1865-1939), miembro de la sociedad
secreta The Golden Down y encarnación del espíritu de su patria, el poderoso mago Aleister Crowley
(1875-1947) quien tuvo tratos con Pessoa y con el diablo, el inventor del terror metafísico y extraterrestre
Howard Philiphs Lovecraft (1890-1937), y por el poeta Venezolano José Antonio Ramos Sucre (1890-1930)
para quien nuestros héroes son verdaderos mensajeros de los dioses. Para la historia de la literatura la obra
de estos escritores representa un profundo anhelo por transformar la sensibilidad moderna, devolvernos la
inocencia de los tiempos paganos, y dejar fijada en los muros de la historia una protesta contra quienes,
hasta ahora, parecen ser los bárbaros vencedores.
I. El método profético
Todo comienza, o puede hacerse comenzar por la profecía del supra-Camoens, anun-
ciada por el mismo poeta, y que encuentra puntos de coincidencia con otra profecía,
la del Sebastianismo Ibérico –este sí un verdadero mito incrustado en el fondo místico
4. De Fernando Pessoa dijo Octavio Paz, quien prácticamente lo dio a conocer en Latinoamérica, que su
misterio estaba en su nombre: bien, la pessoa (persona en portugués) es la máscara (la voz española viene
del latín persona, máscara de los actores) de modo que la heteronimia, el juego de las máscaras, sería a
su vez la práctica acorde a la heteronomía. La palabra heteronimia puede hacerse venir del griego heteros
(eteroς): otro, desigual, distinto, y onoma (onomα): nombre, renombre, fama; literalmente otros nombres
no está vinculada a la pseudonimia y no se trata de una mera aplicación conceptual de la fragmentación
sufrida en la persona del escritor, sino de la captación de un principio de la naturaleza: la pluralidad del
universo, para el que se trata de encontrar diferentes lenguajes y diferentes expresiones que correspondan
a las diversas metafísicas de determinadas horas. La heteronimia es entonces la heteronomía llevada a la
práctica (heteros y nomos nomoς uso, ley, costumbre, norma) y se presenta como una verdadera opción
ética frente a la autonomía (auto, autoς, por sí mismo y nomos), pues al sujeto no poder dirigirse absolu-
tamente en forma autónoma asiste a su propia despersonalización, logrando así una libertad que aparece
una vez se ha liberado de la culpa.
del alma del pueblo portugués. Estas profecías van a expresarse completamente en el
intrincado lenguaje de los símbolos y alegorías ocultistas desde el comienzo mismo
de su carrera como escritor, y especialmente como escritor portugués
5. Estos artículos fueron publicados entre Abril y Diciembre de 1912. Véase Crítica: ensayos, artículos y
entrevistas. Barcelona. El Acantilado. 2003.
6. Citado por Crespo en: Con Fernando Pessoa. Madrid. Huerga y Fierro. 1995. p. 240
7. La diferencia que establece Pessoa entre cristianismo y cristismo es amplia en matices. Habría, según la
tradición de los gnósticos ocultos de la cristiandad de los que él mismo se considera parte, un Cristianismo
verdadero y que sería incluso anterior a la figura de Jesús; cristianismo sería así la gran religión derivada
del judaísmo favorecida por la filosofía platónica y neoplatónica, gnosticista y despreciadora del cuerpo.
La forma más abominable del cristismo, un mero ismo. es la iglesia de Roma y las iglesias derivadas de ésta
en las varias formas de protestantismo.
a Inglaterra, pero llamado así para hacer hincapié en que se superaría la figura hasta
superior de Camoens) que cantará el momento esplendoroso en que la conciencia
religiosa de la humanidad se confundirá con el principio civilizacional portugués, y
se establecerá el Quinto Imperio después de Grecia, Roma, Europa o cristianismo, e
Inglaterra; es el momento propiamente dicho de la fundación de la obra pesoana en
el sentido de primer movimiento en el juego de crear mitos.
8. Bandarra, impulsado por un sentimiento patriótico en el que se veía involucrada la villa en que vivía,
y por uno místico y mesiánico, compone unos versos que anuncian la futura llegada de un deseado que
resarciría el herido orgullo de Portugal, luego de que el territorio de Troncoso fuera donado como regalo
de bodas del Rey Giovanni III de Portugal a su cuñado el infante Don Fernando, aunque el descontento
y la muerte de Infante no permitieron que esto sucediese. Los versos circulaban manuscritos o a voces, y
aparentemente no tuvieron grandes repercusiones; sin embargo, y dada su popularidad, cobraron la forma
de la leyenda, al punto que se confundió el espectro del joven rey muerto en las cruzadas, Don Sebastián,
con aquel deseado, así como se creyó haberlo visto en varias ocasiones preso en España.
el que se considera el mayor prosista portugués del siglo XVII, el padre António Vieira,
quien verá en aquellos versos la profecía del Quinto Imperio, no como imperialismo
sino como ejemplo universal de reconciliación entre judíos y cristianos. Pessoa am-
plía este significado del Imperio en sentido espiritual, diciendo que será la aproxima-
ción del lado izquierdo de la sabiduría, o sea la ciencia, el raciocinio, la especulación
intelectual; y su lado derecho, el conocimiento oculto, la intuición, la especulación
mística y cabalística.
En el análisis bastante conocido de una de las estrofas se dice: “En el Tercer
Cuerpo de sus Profecías, Bandarra anuncia el regreso de don Sebastián (poco importa
ahora lo que entiende por este ‘regreso’) para uno de los años comprendidos entre
1878 y 1888. Ahora bien, en este último año sucedió en Portugal el acontecimiento
más importante de su vida nacional desde los Descubrimientos; a pesar de lo cual,
debido a la misma naturaleza del acontecimiento, pasó y tenía que pasar inadvertido”.
En ese 1888 citado por Pessoa tuvo lugar su propio nacimiento. Entonces, ¿por
qué este regreso tendría que ver con él? ¿Acaso él mismo es una encarnación del rey?
La respuesta debe más bien buscarse en la coincidencia de este regreso con la reforma
de la sensibilidad encarnada en la gran obra, a la que Pessoa encarga insistentemente
una misión.
9. El proyecto que originalmente se había trazado Pessoa en 1917 incluía Poemas de Alberto Caeiro; Odas
y Nuevas Odas de Ricardo Reis; El regreso de los dioses, Introducción general al Neopaganismo Portugués
y Los fundamentos del paganismo-Teoría del dualismo objetivista de Antonio Mora; y El paganismo superior
de Fernando Pessoa, que siempre estuvo en duda de si era o no incluido en el corpus que el propio poeta
llamó “Neopaganismo Portugués”.
(…) No procurará, sin embargo, reducir a una metafísica sus ideas filosóficas por-
que admite todas las metafísicas como aceptables, exactamente como el pagano
aceptaba a todos los dioses en la amplia capacidad de su panteón y porque lo que
el neopagano pretende es realizar poéticamente su sentimiento de la Naturaleza
y según la intensidad de ese sentimiento, una u otra debe ser la metafísica en que
se funde. Ciertas horas de la Naturaleza piden una metafísica distinta de la que
exigen otras. Ello justifica el que cada uno de los grandes heterónimos profese una
fe pagana distinta de las de los demás, si bien íntimamente relacionada con ellas.
Pessoa no sólo caracteriza estas distintas creencias en los textos poéticos de cada
heterónimo, sino que también las discute teóricamente en sus notas en prosa 10.
10. Crespo A. Con Fernando Pessoa. Madrid: Huerga y Fierro: 1995. p.72
11. Pessoa, Fernando. El regreso de los dioses. Seix Barral, Barcelona, 1986. p 188
el definitivo, cuya composición inicia en 1913 aunque sólo se publicará hasta 1934;
y la redacción de Erostratus, tratado sobre la fama y el genio que data de 1925. Y
aunque en estos años escribió mucho, y de todo, son estos los principales hitos en su
obra que nos muestran una visión del sueño de reconstrucción del paganismo en una
civilización que dominaría ideológicamente el pueblo portugués, momento en el que
Portugal se fundiría con el principio civilizacional de la humanidad.
Los dioses no han muerto: lo que ha muerto ha sido nuestra visión de ellos. No se
han ido: hemos dejado de verlos. O hemos cerrado los ojos o una niebla cualquiera
se ha interpuesto entre ellos y nosotros. Continúan existiendo, viven como han vivi-
do, con la misma divinidad y la misma calma
Antonio Mora
13. Pessoa, Fernando. El regreso de los dioses. Seix Barral, Barcelona, 1986. p 26
14. Ibíd., p. 74
la civilización, de la misma manera en que todas las naciones quieren ser imperios, la
vida requiere que la religión tenga en sí los elementos que la sustenten y la conserven,
que la alienten a evolucionar; es decir, la vida requiere de una ilusión para evolucio-
nar, y esa ilusión lo es de la libertad, de un ideal liberador, pues si no, no sería ideal.
La libertad es una ilusión porque todo está determinado. El determinismo natural
resulta ser un determinismo fatal; por lo que la vida necesita entonces de un ideal, y
este ideal es un acto de razón –como en Spinoza- que nos permita creer que la ac-
ción es libre y actuemos así en sentido preciso, y no padezcamos ese determinismo
natural. Este determinismo natural es sustituido en la religión por un determinismo
suprafísico y así pasa a hacer que la vida humana se asiente sobre una base aparen-
temente natural; esta necesidad ideal y liberadora nos aleja de cierto nihilismo fatal
natural, pues aunque la libertad es una ilusión es necesario creer que la acción es libre
de modo que se pueda actuar en el sentido propio del determinismo. La frase la reli-
gión es una teoría científica para que dure el universo se explica entonces así: (...) “La
religión tiene también una base científica. El “libre pensamiento”, tan característico
de las épocas de decadencia, señala la quiebra del apoyo en el determinismo supra-
físico, en el determinismo ideal. Non nisi parendo vincitur...(Roger Bacon) Sólo en la
creación de un determinismo extranatural es donde reside la única posible liberación
humana.”15
Este determinismo extranatural no es otro que la teoría del Quinto Imperio que
esbozaremos a continuación.
En cualquier sociedad, y en cualquier época, hay tres sociedades y tres épocas. Hay,
en primer lugar, y subyaciéndolo todo, la humanidad y ese tiempo indefinido de su
duración que nuestra lengua contingente ha llamado eternidad. Hay después, y por
sobre ello, la civilización a la que esa sociedad y ese tiempo pertenecen. Hay, por
último, las pequeñas cosas particulares de aquí y ahora
Fernando Pessoa, Eróstrato.17
Fernando Pessoa, que fue criado en un confín africano del Gran Imperio Británi-
co, y sintió siempre nostalgia por el gran imperio marítimo perdido de los portugue-
ses, deseó para su patria un destino elevado, soñó ser la voz poética de un imperio
ideológico, espiritual, y en el camino de interpretar la historia literaria de su país se
encontró la profecía del supra-Camoens, la revelación del paganismo y el mito sebas-
tianista. En palabras de Eduardo Lourenço, Pessoa “(…) como el Marinero, su doble,
deseó construir por el simple poder del sueño una patria desde siempre perdida. En
ninguna parte la construyó, pues su poesía es por esencia la no-morada o la morada
abierta a todos los vientos de la inquietud o de la ilusión de sí misma consciente”18.
Al comprender el alma portuguesa como plural, y al identificar su propia alma
como plural, pudo ver bien Pessoa que el mayor obstáculo a la vida, a la vida humana
en marcha social hacia la civilización, hacia la ciencia, es todo aquello que aleje al
hombre del ámbito de la naturaleza, es decir, la religión (que es la disciplina de las
sociedades) que base sus principios en lo extrahumano: es decir, la religión monoteís-
ta y principalmente el cristismo.
El Imperio
Según Pessoa hay tres clases de imperialismo: el imperialismo de dominio, el de
expansión y el de cultura. A esta última clase pertenece el Quinto Imperio.
19. Pessoa, Fernando. Contra la democracia. Antologia de escritos políticos. México. Universidad Autó-
noma Latinoamericana. 1985. p. 132
padecen), es porque en realidad quiere algo viejo”20. Aquello pues que es viejo, que
es un mito, y que al mismo tiempo es sincrético y pagano, y que servirá para la recon-
ciliación universal de la humanidad, es según Pessoa, la expresión de la necesidad de
realizar el Quinto Imperio, que explicaremos a continuación.
El Quinto Imperio
La interpretación clásica de los cinco imperios se basa en el sueño de Nabucodo-
nosor revelado por el profeta Daniel, y es la vía del Quinto Imperio concebido por el
padre Vieria. Desde esa perspectiva, existen cuatro grandes imperios: el primero es el
de los Asirios o Babilonios, seguido por el de los Persas, el tercero es el de los Griegos,
al que seguirá el de los Romanos. El Quinto Imperio, futuro y último, verá nacer sus
raíces de las cenizas del Imperio Romano después de su división y cristianización. El
Quinto Imperio es un Imperio espiritual, porque se basa en la fe en Jesucristo, y tam-
bién es temporal porque será un rey de Portugal el instrumento de Dios para la con-
sumación de este imperio universal; según Vieria O Reino do Cristo era deste Mundo
e de todos os Mundos.
La visión, aunque conocida, debe ser recordada: En el año doce de su reinado,
tuvo Nabucodonosor, rey de Babilonia un sueño que, como ocurre a menudo, olvidó
al despertar; aquel sueño lo perturbó tanto, pues intuía la importancia de lo que reve-
laba, que mandó llamar astrólogos, magos y encantadores caldeos para que le expli-
casen su sueño; al ser interrogados, los adivinos sólo acertaban a decir que si el rey les
contara su sueño podrían ellos ofrecer una interpretación, de lo contrario no habría
hombre alguno capaz de revelar el misterio; enfurecido, Nabucodonosor mandó ma-
tar a todos los sabios de Babilonia, pero sucedió que Dios, para proteger a Daniel y
a sus compañeros le reveló a este en visión nocturna el sueño del rey. Dice Daniel:
He aquí tu sueño y la visión que has tenido en tu lecho: En tu lecho, ¡Oh rey!, te
vinieron pensamientos de lo que vendrá después de este tiempo, y el que revela los
secretos te dio a conocer lo que sucederá. (…)Tú, ¡oh rey!, mirabas y estabas viendo
una gran estatua. Era muy grande la estatua y de un brillo extraordinario. Estaba
en pie ante ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de la estatua era de oro puro; su
pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus caderas, de bronce; sus piernas, de
hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de barro. Tú estuviste mirando, hasta que
una piedra desprendida, no lanzada por la mano, hirió a la estatua en los pies de
hierro y de barro, destrozándola. Entonces el hierro, el barro, el bronce, la plata y
Finalmente, si hay alguna conclusión, no podría ser mejor expresada que en estas
palabras del propio poeta:
Referencias
Crespo, Ángel. Con Fernando Pessoa. Madrid: Huerga y Fierro: 1995. p.72
Garavito, Pardo, Edgar. Autonomía y heteronomía del discurso excluido.
En: Magazin dominical, El Espectador, #821, Bogotá, febrero 7 de 1999
Gil, José. Qu’est-ce que voir. En: Acts du Colloque de Cerisy. Pessoa: Uni-
té, diversité, obliquité. Cristian Bourgois editeur, textes réunis par Pascal
Dethurens et Maria Alzira Seixo, Centre culturel international de Cerisy-la
salle, 2000.
22. Pessoa, Fernando. Contra la democracia. Antologia de escritos políticos. México. Universidad Autó-
noma Latinoamericana. 1985. p. 133