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DOCUMENTACION

2018
INDICE
5 Razones fundamentando a Pedro como roca

1-Arameo el idioma hablado en aquel tiempo

Vamos a esquematizarlo así:

1) Jesús llamó a este Apóstol en arameo “Kephas” (Juan 1,42)

2) En arameo hay solo dos palabras para Roca o


piedra, Kephas =Roca y Evna=Piedra

3) Sabemos que Jesús hablaba arameo, y el propio evangelista Marcos se


encargo de escribir aquellas palabras exactas que salieron de su boca
(Marcos 5,41; 7,34; 14,36; 15,34).

Él necesariamente tuvo que usar la palabra Kephas dos veces ya que era
la única palabra para Roca en arameo, en la primer parte para nombrar al
apóstol "Tu eres Kephas" (como era su nombre), y la segunda para
referirse a el objeto Roca "Sobre esta Kephas". La palabra Kephas
repetida dos veces se puede observar en la traducción de los evangelios a
lengua aramea llamada Diatessarón del año 170 DC usada por muchas
comunidades cristianas de ese tiempo y posteriormente en la Biblia
Peshitta (una traducción al arameo de los evangelios más moderna del
año 435 DC, mire más abajo)

4) El pasaje desde el arameo con los dos Kephas podría haber sido
traducido así "Tu eres Petra y sobre esta Petra edificaré mi Iglesia", así
entonces se usaba una sola palabra igual que sucede en el arameo con
Kephas y dejaba mas claro el juego de palabras que quiso decir nuestro
Señor, pero hay un problema.

5) En el arameo no hay genero pero en el griego si, por ser un idioma un


poco mas evolucionado.

El traductor al griego decide cambiar el género a la primera parte de la


frase, para que no haya una contradicción de genero. "Tu eres Petra"
sería una frase aplicada extrañamente en griego, siendo el Sujeto, el
Apóstol, un hombre. El sustantivo Petra es convertido en un nombre
propio masculino, Petros.
Jesús, fuera de este versículo de Mateo, llamaba a este Apóstol Kephas,
usándolo como nombre propio (Juan 1,42) también lo hizo Pablo
(1Corintios 1,12; 3,22; 9,5; 15,5; Galatas 2,9).

“Petros” y “Petra” en el griego antiguo (llamado Griego Koiné) eran


sinónimos, luego empezaron a tener diferencia posteriormente como
afirman todos los expertos bíblicos protestantes (Oscar Cullman,
Herman Ridderbos, Craig, etc.)

6) El traductor mantiene el sustantivo en su forma original "Petra" en la


segunda parte de la frase, "Sobre esta Petra edificaré mi Iglesia" no tiene
el problema de género de la primera parte, por lo que poner en la
segunda parte "Sobre este Petros" no era necesario, además en este
tiempo la palabra Petros era un nombre no una cosa, no se usaba para un
objeto. (Como lo demostraremos en el punto 3).

La biblia aramea
Peshitta, Año 435)

2- “Y sobre esta misma piedra edificare…”

La frase en griego dice "epi tautee tee petra". "Tautee" es adjetivo


demostrativo femenino, sin el otro "tee", seria así "sobre esta piedra
edificaré".
"Tautee" + "Tee" entonces viene a significar "esta misma". Con eso,
resulta que Jesús le dice tu eres piedra, y sobre ESTA MISMA piedra
edificaré. El mensaje que deja el Tautee Tee es que Petros y Petra se
refiere a la misma Piedra, y no a piedras distintas, o una a piedra y la otra
a una peña o algo por el estilo. Si Jesús hubiera hecho una distinción
entre las "dos piedras", lo hubiera aclarado y no habría dicho “Tee”.

3- ¿Qué es Lithon o Lithos? ¿Qué es Petros?

Haciendo una búsqueda en varias versiones de la biblia, encontré un sólo


pasaje donde hacen referencia a una roca o peña y a una piedra reales y
no en sentido figurado. Este pasaje está en Marcos 15:46 y lo transcribo
en las diferentes versiones:

Reina - Valera Antigua (año 1602):


"...un sepulcro que estaba cavado en una peña, y revolvió una piedra á la
puerta del sepulcro."

Reina - Valera Revisada (año 1995):


"...en un sepulcro que estaba cavado en una peña e hizo rodar
una piedra a la entrada del sepulcro."

De Jerusalén:
"...en un sepulcro cavado en la roca. Después, hizo rodar una piedra a la
entrada del sepulcro."

Y el texto griego (año 1550) dice:


"...εν μνημειω ο ην λελατομημενον εκ πετρα και προσεκυλισεν λιθον επι
την θυραν του μνημειου."

Este es el mismo texto griego en caracteres latinos:


"...en mnēmeiō o ēn lelatomēmenon ek petra kai prosekylisen lithon epi
tēn thyran tou mnēmeiou."
Aquí podemos ver que al referirse a una roca, peña o "piedrotota" en la
biblia se usa la palabra griega petra, mientras que al referirse a una
piedra más pequeña se usa lithon o lithos.
En otros pasajes podemos ver lo mismo, por ejemplo en 1 Pedro 2:8 y en
Romanos 9:33 dice en español "piedra de tropiezo" (la versión griega dice
"lithosproskommatos" y "lithon proskommatos" respectivamente) y "roca
de escándalo" (versión griega: "petra skandalou" y "petran skandalou"
respectivamente). (Lithos)

Además, en 1 Pedro 2:6, "piedra del ángulo" lo tiene la versión griega


como "lithonakrogōniaion".

Cristo mismo es llamado Piedra-Lithos en 1Pedro 2,4.


Petros
Por otro lado, la palabra "petros" sólo se utiliza en la biblia para referirse
solo a Simón-Pedro-Cefas. No se puede encontrar en todo el nuevo
testamento a la palabra Petros designando otra cosa que no sea a el
mismo apóstol Pedro, jamás encontraremos por ejemplo “y caminando
pateó una “petros” o algo similar, solo hay dos
palabras Petra=Roca y Lithos=Piedra.

“Petros” es solo un nombre, una transformación, masculinización de


Petra dado por el evangelista para el apóstol, en aquel tiempo no tenía un
significado en si la palabra “Petros”, sino como “masculinización” de
Petra.

El griego usado en ese tiempo es el antiguo koiné, en el cual la


palabra Petros significaba lo mismo que Petra, Petros era la
masculinización de petra.

En 1Pedro 2,5 dice así “También ustedes como piedras vivas


edifíquense….”

En griego, en este versículo refiriéndose a los apóstoles o discípulos como


piedras de la construcción dice LITHOS (palabra para piedra
pequeñísima). Pedro uso la palabra LITHOS para hablar de los
apóstoles como piedras pequeñas de la gran construcción.

Por lo tanto en Mateo 16,18, Si Cristo hubiera querido referirse a Pedro


como una simple piedra de la gran construcción o desprendida de Petra,
la frase hubiera sido “Tú eres Lithos y sobre esta Petra edificare mi
iglesia”

Muchos dicen que Petros es “una piedra para arrojar”, esto no nos dice ni
el Vox ni mucho menos el griego del tiempo de Jesús (antiguo koiné). En
el antiguo griego se usaba la palabra lithos para significar “una piedrita o
una piedra para arrojar” como podemos ver en el caso de la mujer
adultera (Jn 8,6-7) o el de Jesús (Jn 8, 59).

En griego “lapidación o lapidar” se decía “lithoboleo”

No podemos encontrar la palabra Petros en el antiguo griego, en la misma


biblia, refiriéndose a una piedrita o a algún objeto, sino que era un
nombre, una masculinización de Petra.
Basándonos entonces en la biblia y en el griego antiguo (koiné), no
tenemos bases para decir que “petros” significa "piedra pequeña" porque
para esto, la Biblia utiliza otra palabra (lithos o lithon).

4- Orden semántico

“Yo tengo un carro y un camión, y éste es azul"


¿Cuál es azul?

El camión, porque es el sustantivo más cercano al pronombre "éste”.

“Y sobre esta piedra”, como sustantivo su pronombre más cerca es


Pedro no la declaración que se hizo versículos atrás”

5- Lo que la Iglesia Católica cree.

La base de nuestra fe se funda “sobre la roca de esta fe, confesada por


Pedro”. (CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA, 424)

Por eso debemos diferenciar aquella metáfora que se entiende en un


contexto como la “Roca” de la fe, es decir, la creencia más importante y
que es el corazón del Cristianismo (“TU ERES EL MESIAS, EL HIJO DEL
DIOS VIVO”) donde se apoyan las demás verdades o doctrinas. “Nadie
puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo mismo.” (1Corintios 3:11)

Este el fundamento del cristiano (1Corintios 3,10), es el fundamento del


templo que es cada uno y el único fundamento de la
predicación (1Corintios 3,12-17).

De aquella metáfora de “Roca”, que en contexto de Mateo, se refiere a


la entrega de un ministerio sobre el cual Cristo fundó su iglesia para que
“Confirme a sus hermanos” y la “Proteja de los ataques de
satanas” (Lucas 22,31-32), Disponga las doctrinas que deben seguirse Y
las que no (Mateo 16,17).

Para que “los hombres de Dios hablen (y enseñen) inspirados por el


Espíritu Santo”(2Pedro 1,20-21) y no se enseñe cualquier doctrina
errónea.

Y así “no haya divisiones” y entonces”tener un mismo modo de pensar y


un mismo parecer.”(1Corintios 1,10).

Manteniendo “Un solo cuerpo y un mismo espíritu…. Un solo Señor, una


sola fe, unsolo bautismo” (Efesios 4,3-5) y una cabeza que es
“Cristo” (Efes 5,23), (Colos 1,18)

Pedro es aquel servidor el cual Cristo confía “La Casa de David” a


semejanza de Yahvé y Eliaquim (Isaías 22,20-22) y les dio
las “llaves” para “abrir” y “cerrar”,“atar” y “desatar” (Isaías 22,22) y
(Mateo 16,19)

Pedro es aquel pastor, el cual responde a “El jefe de los Pastores” (1Pedro
5,2-4)
Es el portero dejado por el dueño de la casa, y le pide que este vigilante
(Marcos 13.34-37), le pedir a él y a los demás que no se duerman.
Comparar con (Marcos 14,37)

Solo lo reprende a él por haberse dormido, al “portero” (Marcos 14,37)


(Esta reprimenda nos muestra aquel papel que debe cumplir como
portero, debe estar vigilante de los demás hermanos).

El Señor reafirma la fe de Pedro, reafirmando su amor por él,


preguntándole ¿Me amas más que estos? Para terminar con las
negaciones (Marcos 14,66-72), pero además incesantemente le
pide: “Cuida y pastorea mis ovejas” (Juan 21,15-17)

La Biblia usa distintas metáforas que significar distinto según el


contexto. Veamos:

En un momento se habla de que somos “sepultados para muerte en el


bautismo”(Romanos 6,4) En este contexto, se está refiriendo al bautismo
que conocemos y en otro lado Jesús dice: “con el bautismo con que yo
soy bautizado seréis bautizados” (Marcos 10,39) Se está refiriendo, en
este contexto, a su Pasión y muerte.

No se debe aplicar el mismo sentido a todas las metáforas:

- Ejemplo si voy a un campo donde hay rebaños y le digo a él que está


cuidando las ovejas “Que buen pastor eres”, el va a entender
inevitablemente que se refiere a su oficio de cuidar ovejas, si voy a una
iglesia y le digo a la persona que preside “Que buen pastor eres” va a
entender que se refiere a lo bueno que es conduciendo y llevando
adelante a la comunidad. Misma palabra que en circunstancias y
contextos diferentes refieren a otra cosa totalmente distinta

Metáforas bíblicas similares, mismas palabras, sentido totalmente distinto

Algunas veces Cristo es visto como el pastor (Juan 10,11) y otras como la
puerta del corral (Juan 10,7).

Algunas veces se ve como edificador (Mateo 16:18) y otras veces


como fundamento (1Corintios 3,10-11).

Algunas veces se ve como roca base (1Corintios 3,11) y otra veces


como piedra angular (1Pedro 2,6) - (Efesios 2,20-21)

Los cristianos también:

Jesucristo es el único juez supremo (Mateo 25,31-46) pero los


cristianos también serán jueces (Mateo 19,28; 1Corintios 6,2-3)
Jesucristo es el único Pastor (Juan 10,16; Hebreos 13,20) pero
también establece pastores (Juan 21,15-17).

Jesús es el único Rey (Apocalipsis 19,16) pero reinaremos con


el (Apocalipsis 2,26-29; 4,10)

Jesús es el Santo de Dios (Lucas 4,34), pero también somos


santos (Apocalipsis 18,20)

Cristo dice “yo soy la luz del mundo” (Juan 8, 12) y otras veces
dice “ustedes son la luz del mundo” (Mateo 5, 14).

Cristo es visto como piedra (1Pedro 2,4) y a veces como roca (1Corintios
10,4)

En (1Pedro 2,4-5) hace referencia Cristo como piedra y dice que también
los apóstoles pueden ser piedras y no hay contradicción en ello.

No hay nada de malo en entender que Cristo es “la Roca de nuestra fe”
(Catecismo 424) y a su vez la “Piedra del Angulo” como Pablo da
entender en muchos pasajes (1 Corintios 3,11; 1Corintios 10,4) y Pedro
sea la roca en que Cristo mismo edifico la iglesia, en el sentido, No que
pedro sea nuestra fe sino que es el Portero, un pastor. ¿Acaso nos
bautizamos en el nombre de Pedro? (1Corintios 10,11-13)

Comparación entre el viejo y el nuevo testamento

-Dios bendice a Abraham con increíbles bendiciones, Comparar (Génesis


17,5-8) y (Mateo 16,18-19), Le cambia el nombre a Abram por
Abraham (Génesis 17,5)

Jesús le cambia el nombre a Simón por Pedro (Mateo 16,18)

-Yahvé dijo “Yo mismo apacentare mis ovejas” (Ezequiel 34,15) pero
después dice que suscitare un pastor para ellas, que las
apacentara, David (Ezequiel 34,23).

Jesús dijo “Yo soy el buen Pastor” (Juan 10,11) pero después de
resucitar designa a Pedro pastor enfrente de los demás apóstoles (Juan
21,15-17)

- Yahvé le entrega las llaves para abrir y cerrar a Eliaquim (Isaías 22,20-
22)

Jesús designa a Pedro, su “Eliaquim”, su “Portero” (Marcos 13.34-


37), entregándole las llaves para atar y desatar o abrir y cerrar (Mateo
16,19).
- Jacob llamo a sus 12 hijos (Las doce tribus de Israel que van a ser Tipo
de los 12 Apóstoles) a todos les dijo cosas pero solo a uno (Juda) le
dijo:

“A ti Judá, te alabarán tus hermanos;

Tu mano estará sobre el cuello de tus enemigos;

Los hijos de tu padre se inclinarán a ti.

Cachorro de león, Judá;

De la presa subiste, hijo mío.

Se encorvó, se echó como león,

Como león viejo: ¿quién lo despertará?

No será quitado el cetro de Judá

Ni el bastón de mando de entre sus pies,

Hasta que venga “Aquel” al que le pertenece y al cual se congregarán las


naciones”. (Génesis 49,8-11).

Y sobre él siguió la línea del pueblo de Dios, el remanente "Yahvé se airó


en gran manera contra Israel y los apartó de su rostro, quedando
solamente la tribu de Judá" (2Reyes 17:18; Oseas 1; Jueces 1,1-
2). (Juda=Judaísmo: de ahí viene el nombre)

A su vez cuando llego “Aquel” (Jesucristo), llamo a 12 Apóstoles (Marcos


3,13-19) pero solo a uno se le dijo: “Y yo a mi vez te digo que tú eres
Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no
prevalecerán contra ella.

A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra
quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará
desatado en los cielos.” (Mateo 16,18-19)

Y sobre él y sobre su “Tribu” permanece el pueblo de Dios, el Remanente.

-La relación entre Cristo y Pedro fui predicha por Zacarías (6,12-13)

Declaración de Cristo a el Portero


Al llegar Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus
discípulos, diciendo:

“¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?” (Cristo, el Gran
Maestro, el que sondea los corazones y conoce a los hombres presenta el
“primer conflicto doctrinal” de la iglesia para que Pedro reconozca su
función posterior)

Ellos dijeron:

Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los


profetas.

(Cada uno de los discípulos con buena voluntad intenta dar respuesta
según lo que les parece, según lo que les dicta su razón o lo que “creen
que es así”).

Él les preguntó:

Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Respondiendo Simón Pedro, dijo:

“Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Surgió la inspiración por
medio del Espíritu, Cristo logro realizar en Pedro lo que buscaba, que
cayera en esta “trampa de amor” que lo iba a encerrar en un ministerio)

Entonces le respondió Jesús:

“Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló


carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” (Esto vino del
Padre, Dios mismo anticipadamente le hizo “practicar” lo que
posteriormente sería su ministerio como portero de la iglesia)

“Y yo a mi vez te digo que Tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificare mi


iglesia.

(¡Bien Pedro!, tú según la función que ahora vas a recibir y por medio del
Espíritu Santo, has resuelto “el primero conflicto doctrinal de la iglesia” y
así como has revelado mi identidad, como quería que hicieras, ahora yo
te digo quien serás, te llamo “Pedro”, “piedro”, “Roco” o “Rocky” porque
serás la piedra o roca de la iglesia, el portero Marcos 14,37).

Te daré las llaves del reino de los cielos y lo que ates en la tierra será
atado en los cielos y lo que desates en la tierra será desatado en los
cielos” (Así como ahora, en esta “practica” has atado la primer verdad de
fe [Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo] por revelación divina, esto
será atado en el cielo, confirmado en el cielo.
Y a su vez esta verdad de fe que acabas de confirmar no era revelación
tuya, ni idea tuya, sino que ya fue previamente “atada” por Dios y ahora
fue confirmada a los hombres.

Así ocurrirá con los próximos conflictos doctrinales, lo que ates,


confirmes, será y habrá sido atado por Cristo en el cielo)

El Señor tendría que haber elegido a alguien con fe más fuerte, no a


Simón (que quiere decir, caña quebradiza, fe endeble)

Personalmente hubiera elegido a Aarón para que hablara ante Faraón


pero “el que ha dado la boca al hombre, y quien hace que el hombre
vea...” (Éxodo 4,11-13) eligió a Moisés, así mismo hubiera elegido a Juan
(el discípulo amado) en vez de al de “poca fé”, pero Dios “a elegido lo que
el mundo considera necio para avergonzar a los sabios, y ha tomado lo
que es débil para confundir lo que es fuerte” (1Corintios 1,27)]. Esta Roca
hecha por Cristo protegerá esta fe (“TU ERES EL MESIAS, EL HIJO DEL
DIOS VIVO”).

Confirmara a sus hermanos (Lucas 22,32), ante al peligro y la locura del


mundo apacentara, confortara y reforzara en sus hermanos la fe sobre
Jesús (Juan 21,15-17)

Su fe serán protegidas por Jesús para que no desfallezca y mantenga


firme a la iglesia (Lc 22:32).

Así como Cristo no permitirá que las puertas del Hades prevalezcan sobre
ella(Mateo 16,18).

Pedro es aquella roca puesta por Cristo, la cual sostendrá a la iglesia y a


la piedra angular de nuestra fe (“Jesús es el Mesías, el hijo del Dios
vivo”), sobre sus hermanos. (Efesios 2,20-21)
15 COSAS QUE LOS MORMONES NO ESTAN DISPUESTOS
A DECIRTE:

(por Miles Christi)


Enfrentándose con los Misioneros Mormones: Las 15 cosas que no están
dispuestos a decirte
Hoy día el número de misioneros de tiempo completo enviados por la
iglesia mormona suman miles. La mayoría son hombres jóvenes en su
adolescencia tardía o en el inicio de los veinte años, pero la iglesia
mormona también tiene en sus filas mujeres jóvenes y personas jubiladas
sirviendo como misioneros de tiempo completo. Los misioneros Mormones
son fáciles de identificar por sus camisas blancas y su escarapela que los
identifica como Anciano o Hermana de la iglesia SUD (Elder o Sister en
inglés).
La meta principal del misionero Mormón es encontrar a individuos para
bautizar en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
(SUD). Utilizando una presentación sutil y parcialmente memorizada, los
misioneros tratarán de convencerle que la iglesia está equivocada y que
necesita aceptar lo que ellos llaman ―el evangelio restaurado‖
Puesto que los misioneros son autorizados para representar su iglesia,
muchos cometen el error de asumir que son muy entendidos y capaces de
contestar cualquier pregunta acerca de la historia o doctrina SUD. Esto es
poco cierto. Mientras son, por la mayor parte, muy fervorosos en sus
esfuerzos de compartir lo que ellos afirman es la verdad, hemos
encontrado que muchos de ellos son ignorantes respeto a varios aspectos
de su propia fe. Hemos conocido a muchos misioneros que niegan
firmemente muchas de las enseñanzas de sus líderes. En la mayoría de
los casos, no creemos que estén mintiendo a propósito; más bien son
genuinamente ignorantes de lo que en el pasado se ha enseñado por
parte de la SUD.
Existen muchos asuntos que los misioneros Mormones no están
dispuestos a discutir; por lo tanto, quizás quiera preguntarles de
antemano si usted tiene la libertad de hacer cualquier pregunta acerca de
su fe. Probablemente dirán que sí porque no querrán aparentar que están
ocultando algo del público. A continuación, sugerimos algunas preguntas
que usted puede proponerles.
1) Pueden ser renuentes a decirle que creen en el Bautismo de los
muertos usarán términos con los que los cristianos están familiarizados
pero que la iglesia SUD lo define de manera muy distinta.
Según Joseph Smith, ―La responsabilidad más grande en este mundo que
Dios ha puesto sobre nosotros es buscar después de que nuestros
muertos‖ ( Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 356). El décimo
presidente Joseph Fielding Smith explicó: ―Desde el requisito de la
obediencia a las ordenanzas del Evangelio está hecha de todos los
hombres, y ya que no pueden entrar en el reino sin cumplir con la ley que
el Señor ha dado, una obra debe hacerse en nombre de aquellos que han
muerto sin el conocimiento del Evangelio y de sus necesidades, y que
nunca tuvo la oportunidad de arrepentimiento y el perdón de los pecados
―( El Camino a la Perfección, p. 152). Y decimoquinto presidente Gordon
B. Hinckley dijo: ―A través de parientes vivos que se interesan en nombre
de los muertos, las mismas ordenanzas están disponibles para aquellos
que han pasado de la mortalidad. En el mundo de los espíritus que luego
son libres de aceptar o rechazar estas leyes terrenales realizados por
ellos, incluyendo el bautismo, el matrimonio y el sellamiento de las
relaciones familiares. Debe haber coacción en la obra del Señor, pero
debe haber oportunidad ―( sé ejemplo , p. 131). Una serie de personajes
famosos fallecidos han había realizado bautismos en los templos,Benito
Juarez, Benjamin franklin y un larguisimo etcetera.
La comunidad judía ha expresado a menudo su indignación por los
bautismos vicarios de las víctimas del Holocausto. A pesar de numerosas
disculpas y promesas de los líderes mormones a la comunidad judía,los
bautismos de poder para las víctimas del Holocausto siguen. ―A través de
los años, han debidamente celebrado ceremonias de bautismo por
alrededor de 650.000 víctimas del Holocausto, junto con un sinnúmero de
celebridades finales, incluyendo a John Lennon, y Albert Einstein. Gracias
a su importancia, se cree que la Anna Frank ha sido bautizada, al menos,
nueve veces . Bueno incluso por Hitler (dictador alemán), que fue
bautizado y dotado por poderes el 10 de diciembre de 1993 y selló a sus
padres (Alois Hitler y Klara Poelzl) el 12 de marzo de 1994; todo lo cual
se llevó a cabo en el templo de Londres LDS.
Aunque San Pablo menciona una práctica conocida como el bautismo por
los muertos en 1 Corintios 15,29,de hecho San Pablo parece cuestionar
esa practica , no esta ordenandola, poco se sabe realmente sobre el tema
que no sea al parecer excluirse a sí mismo de tal práctica mediante el uso
de la palabra que usa en la carta a los Corintios . La interpretación
Mormóna es rechazada como son todas las ideas de una salvación post
mortem. Hebreos 9,27 muestra claramente ―que está establecido á los
hombres que mueran una vez, pero después de esto el juicio.‖ y dice la
escritura ―Un solo Señor ,una sola fe, UN SOLO BAUTISMO,un solo Dios y
Padre de todos ―.Ef 4,4-6.
Pregunteles ¿Acaso bautizar a un muerto significa que se salvará? ¿ Puede
uno bautizar un difunto no importando la fe que tuviera y las obras que
hiciera en vida?
2) Pueden ser renuentes a decirle que la iglesia los ha instruido para que
no se sientan obligados a contestar las objeciones que usted pueda tener
en cuanto a la fe Mormona.
Según la página 113 del manual de los misioneros del 2004, Predicad mi
evangelio; ―Nuestra tarea principal es declarar el Evangelio con eficacia.
No tenemos la obligación de responder a toda objeción que se nos
presente.‖ El mismo manual declara, ―Cuando enseñe esta doctrina (la
caída de Adán) por primera vez, no enseñe todo lo que sepa en cuanto a
ella‖ (pág.50).
PREGÚNTELES: ¿Las respuestas que me darán serán la opinión oficial de
su iglesia? Si no, ¿Dónde puedo encontrar las enseñanzas oficiales que
me darán un entendimiento más profundo de su iglesia?
3) Pueden ser renuentes a decirle que el fundador de su iglesia, José
Smith, enseñaba que Dios fue un hombre y esto implica, naturalmente,
que no siempre fue Dios.
José Smith enseñaba, ―Hemos imaginado y supuesto que Dios fue Dios
desde toda la eternidad. Yo rechazaré esa idea y quitaré el velo para que
usted pueda ver‖. En el mismo mensaje él dice, ―Dios mismo, fue antes lo
que ahora somos, y ahora es un hombre exaltado ¡y está en su trono en
los cielos!‖ (Las enseñanzas del profeta José Smith, pág.345.)
En su libro comisionado por la Primera Presidencia SUD, el Apóstol
Mormón James Talmage escribió,
―A pesar de la oposición de las sectas, frente a las acusaciones directas de
blasfemia, la Iglesia proclama la eterna verdad: ‗Como es el hombre, Dios
antes fue; como es Dios, el hombre puede ser‘‖ (James E. Talmage,
Artículos de la fe, 1984, pág.390; pág. 430 en la edición misionera).
PREGÚNTELES: ¿Cómo pueden reconciliarse a tal enseñanza cuando el
salmo 90:2 dice, ―…desde el siglo hasta el siglo, tú eres Dios‖? ¿Por qué
una persona diría que esta enseñanza es blasfemia? Si es necesario ser
hombre antes de llegar a ser un Dios, entonces ¿de dónde vino el Dios
Mormón?‖
4) Pueden ser remisos a decirle que cuando los líderes SUD se refieren a
Jesús como el hijo unigénito de Dios según la carne, es decir que Dios el
Padre preñó físicamente a María.
En la edición 2013 de diciembre de la revista SUD Liahoma, aparece lo
siguiente:
―A nuestro Salvador Jesucristo se lo llama el Hijo Unigénito porque es la
única persona en la tierra que nació de una madre mortal y de un Padre
inmortal…Los profetas modernos han testificado: ―[Jesucristo] fue… el
Hijo Unigénito en la carne, el Redentor del mundo‖ (―La misión divina de
Jesucristo: El Hijo Unigénito,‖ Liahoma, pág. 7. Parentesis y elipses en el
original. También vea Principios del Evangelio, pág.53).
En un manual oficial de la iglesia SUD, cita al sexto Presidente José F.
Smith quien dijo,
―..¿Cómo son engendrados los hijos? Respondo que justo como fue
engendrado Jesucristo de su padre. La diferencia entre Jesucristo y otros
hombres es esto: Nuestros padres en la carne son mortales, bajo sujeción
de la muerte pero el Padre de Jesucristo en la carne es el Dios en el cielo‖
(Manual de noche de familia, 1972, pág.125).
PREGÚNTELES: Si todos somos literalmente los hijos de Dios, ¿no sería
María una de sus Hijas? Si Cristo fue engendrado de la misma manera
que los mortales, ¿no quiere decir esto que Dios es culpable de cometer
incesto?
5) Pueden ser renuentes a decirle que Jesús y Lucifer son considerados
hermanos espirituales.
El Presidente Mormón 12, Spencer W. Kimball declaró,
―Mucho antes de que usted naciera, se desarrolló un programa por sus
creadores. …Los personajes principales en este drama fueron un Padre
Elohim, perfecto en sabiduría, juicio, y persona, y dos hijos, Lucifer y
Jehovah‖ (Las Enseñanzas de Spencer W. Kimball, pág.32,33. Elipses
mía).
En el Manual del Sacerdocio del Melquisedec, Miembro de los Setenta
Milton R. Hunter escribió,
―El nombramiento de Jesús como Salvador del mundo fue disputado por
otro hijo de Dios. Él fue llamado Lucifer, hijo de la mañana. Arrogante,
ambicioso y codicioso del poder y gloria, este hermano espiritual de Jesús
intentó desesperadamente ser el Salvador de la humanidad‖ (El evangelio
a través de los siglos, pág.15).
PREGÚNTELES: ¿Cómo puede Jesús ser el hermano de algo que Él mismo
creó? Juan 1:1-3; Colosenses 1:16; y Hebreos 1:1-2 nos dejan muy claro
que fue por medio de Cristo que todas las cosas fueron creadas,
incluyendo a Lucifer.
6) Pueden ser renuentes a decirle que los líderes SUD han admitido
públicamente que los Mormones no alaban al mismo Jesús de como lo
profesan otros cristianos.
Hablando en la conferencia general de abril del 2002, el Presidente 15
Gordon B. Hinckley declaró,
―Como iglesia, tenemos muchos críticos. Dicen que no creemos en el
Cristo tradicional del Cristianismo. Lo que ellos dicen, en parte es verdad‖
(―Miramos hacia Cristo,‖ Liahoma (Edición de Conferencia), Mayo de
2002, pág.90).
―Virtualmente todos los millones del cristianismo apóstata se han
degradado ante el trono mítico de un Cristo mítico que ellos vanamente
han supuesto ser en esencia un espíritu que es incorpóreo, no creado,
inmaterial, y tres-en-uno con el Padre y el Espíritu Santo‖ (Apóstle Bruce
R. McConkie, Mormon Doctrine, 1966, pág.269).
PREGÚNTELES: ¿Por qué motivo dirían estas cosas los líderes si en
realidad el Jesús del Mormonismo es el mismo Jesús a quien alaban los
cristianos históricamente?
7) Pueden ser renuentes a decirle que el segundo profeta de la iglesia,
Brigham Young, enseñaba que Adán era Dios, y el único Dios con quien
nosotros tenemos que ver.
En un mensaje de conferencia del 2 de abril de 1852, Brigham Young
declaró, ―Oíd ahora, O habitantes de la tierra, Judío y Gentil, Santo y
Pecador: Cuando nuestro padre Adán vino al Jardín de Edén, vino con un
cuerpo celestial, y trajo a Eva, una de sus esposas. Ayudó a hacer y a
organizar este mundo. Él es MIGUEL, el arcángel, el ANCIANO DE DÍAS;
concerniente al cual muchos hombres santos han escrito y hablado. Él es
nuestro Padre y nuestro Dios, y el único Dios con quien NOSOTROS
tenemos que ver.‖ (Journal of Discourses 1:50).
En el mismo sermón Young dijo, ―… ¡Qué idea más sabia! Jesús, nuestro
hermano mayor, fue engendrado en la carne por el mismo individuo que
estaba en el Jardín de Edén y el cual es nuestro Padre Celestial. Ahora,
los que oyen esta doctrina haced una pausa antes de tomarla a la ligera y
tratarla con indiferencia pues de ella dependerá su salvación o su
condenación.‖
PREGÚNTELES: ¿Era esto una doctrina verdadera cuando Brigham Young
la enseñaba? En caso de que sí, entonces ¿por qué no la enseña hoy día
su iglesia? Si esto no es una enseñanza verdadera, entonces ¿quiere decir
esto que Brigham Young era un profeta falso que engañaba a los
creyentes? recuerden que Brigham Young es junto con Jose Smith
considerado uno de los profetas de su religión.
8) Pueden ser renuentes a decirle que José Smith no era solo un polígamo
con alrededor de 33 esposas, pero que por lo menos 10 de ellas tenían
marido con vida (la poliandria).
El historiador Mormón estimado, Richard L. Bushman, nota:
―En total, diez de las esposas de José estaban casadas con otro hombre.
Todas ellas siguieron viviendo con sus maridos después de casarse con el
profeta. La razón por haber elegido a mujeres casadas se puede inferir
solamente. No todas ellas tenían marido no-Mormón: seis de los diez
esposos eran Santos de los Últimos Días activos. En la mayoría de los
casos, los esposos sabían acerca del matrimonio plural y dieron su
aprobación‖ (Joseph Smith—Rough Stone Rolling, pág.439).
En una sesión de preguntas y respuestas llevada a cabo en Stockholm,
Sweden el 28 de noviembre del 2010, Historiador de la Iglesia y Miembro
de los Setenta, Marlin K. Jensen dijo,
―La poligamia es cuando un hombre tiene esposas múltiples, la poliandria
es cuando un hombre se casa con la mujer de otro hombre. José Smith
hizo las dos cosas…‖ En la misma reunión, Richard E. Turley, Jr.,
Historiador Asistente de la Iglesia, dijo, ―¿Practicó José Smith el
matrimonio plural? Sí. Muchos miembros de la iglesia no lo saben pero la
respuesta es sí. ¿Practicó José Smith la poliandria? La respuesta es sí.‖
PREGÚNTELES: ¿Dónde en las escrituras Mormonas se permite la
poliandria? ¿Pueden nombrar una sociedad civilizada que permite tal
práctica? ¿Dónde en la Biblia se permite esta práctica?
9) Pueden ser renuentes a decirle que el matrimonio plural aún tiene algo
de importancia dentro del Mormonismo. Aunque en el presente no se
permite tener a más de una esposa con vida, no hay nada en el
Mormonismo que prohíba que un hombre sea sellado ―por tiempo y
eternidad‖ con más de una mujer, mientras las mujeres sean difuntas y
no selladas con otro hombre. La poligamia es algo que ciertamente será
practicado en el más allá.
Según el Manual 1: Presidentes de estaca y obispos, 2010, ―Si el hombre
y la mujer han sido sellados y la mujer muere, él puede ser sellado con
otra mujer que no sea sellada con otro hombre‖ (pág.20).
En una charla que se llevó a cabo en la Universidad de Brigham Young el
29 de enero del 2002, el Apóstol Mormón Dallin H. Oaks confirmó que él
anticipa pasar la eternidad con Kristen M. McCain, con quien él fue sellado
en el Templo de Salt Lake el 25 de agosto del 2000. La primera esposa de
Oaks, June Dixon Oaks, fue sellada con él en matrimonio el 24 de julio de
1952. Ella murió en 1998. Oaks dijo, ―Cuando tenía 66, mi esposa June
murió de cáncer. Dos años más tarde, me casé con Kristen McMain, la
compañera eterna que está ahora a mi lado.‖
PREGÚNTELES: Si algunos hombres Mormones esperan ser casado con
más de una mujer por la eternidad, ¿por qué la iglesia SUD da la
impresión de que la poligamia no es enseñada dentro del Mormonismo?
10) Pueden ser renuentes a decirle que el Libro de Mormón no contiene
ninguna de las enseñanzas que distingue claramente el Mormonismo del
Cristianismo.
José Smith dijo, ―Declaré a los hermanos que el Libro de Mormón era el
más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra
religión; y que un hombre se acercaría más a Dios al seguir sus preceptos
que los de cualquier otro libro‖ (José Smith, Historia de la Iglesia 4:461.
Vea también Las enseñanzas del profeta, pág.194).
PREGÚNTELES: ¿Dónde enseña en el Libro de Mormón estos preceptos
necesarios? ¿Dónde enseña en el Libro de Mormón que los hombres
puedan llegar a ser dioses? ¿Y que Dios antes fue hombre? ¿Qué Dios
está casado? ¿Qué Jesús y Lucifer son hermanos? ¿Qué es necesario
diezmar para ser exaltado? ¿Qué el matrimonio es necesario para ser
exaltado o que la poligamia es permitida por Dios?
11) Pueden ser renuentes a hablarle acerca de las ceremonias secretas
del templo en las que, hasta abril de 1990, retrataban a los ministros
cristianos como jornaleros de Satanás.
PREGÚNTELES: ¿Qué hacen exactamente en la ceremonia del templo? Si
dudan en contestar, o afirman no poder hablar de la ceremonia porque es
‗sagrada, pero no secreta‘ entonces pregúnteles si consideran el Libro de
Mormón, el sacramento, o el matrimonio como sagrados también. Si es
que sí, entonces ¿por qué pueden hablar de estas cosas? Si es incorrecto
hablar de lo que toma lugar en los templos, ¿por qué la biblia da tantos
detalles acerca de lo que se hacía en el templo del antiguo Jerusalén?
12) Pueden ser renuentes a decirle que los líderes SUD enseñaban que la
Biblia ha sido corrompida a través de los siglos y no se puede confiar solo
en ella.
José Smith afirmó, ―En la Biblia, tal como la leemos por la mano de los
escritores originales, creo que los traductores ignorantes, los
transcriptores descuidados, o de los sacerdotes corruptos, han cometido
muchos errores‖ (Las enseñanzas del profeta José Smith, pág.327).
PREGÚNTELES: ¿Cuáles porciones son erróneas? ¿Qué evidencia textual
pueden producir que muestra que un pasaje haya sido traducido
incorrectamente? ¿Algún experto del griego o del hebreo apoya esta
opinión?
13) Pueden ser renuentes a decirle que para obtener entrada al nivel más
alto del cielo Mormón, el reino celestial, tiene que tener el permiso de
José Smith. La fe sola en Jesús le forzará a pasar una eternidad en un
nivel más bajo del cielo.
Presidente 10 SUD Joseph Fielding Smith dijo que ―no hay salvación sin
aceptar a José Smith‖ (Doctrinas de la salvación 1:189-190).
Un manual de la Iglesia SUD cita a Brigham Young que declaró, ―Desde el
día en el que el Sacerdocio fue llevado de la tierra hasta la última escena
de la humanidad, cada hombre y mujer debe tener el certificado de José
Smith, junior, como pasaporte a la entrada de la mansión donde Dios y
Cristo están – yo con vosotros y vosotros conmigo. No puedo ir allá sin su
consentimiento‖ (Search These Commandments, 1984, pág.133. Vea
también Diario de discursos 7:289).
PREGÚNTELES: ¿Dónde en el Nuevo Testamento enseña que debemos
poner nuestra fe en alguien fuera de Jesús mismo?
14) Pueden ser renuentes a decirle que al hacerse miembro(a) de su
iglesia, se esperaría que usted diera lealtad total a su profeta vivo y a
varios más de sus líderes. Criticar a tales líderes se considera como acta
de apostasía.
José Smith afirmó, ―El hombre que se levanta para condenar a los demás
y encontrar defectos a la iglesia, afirmando que no están en el camino
mientras él es justo, reconoced pues, que ese hombre está en camino a la
apostasía; y si no se arrepiente, tan seguro que vive Dios, ese hombre se
apostatará‖ (Las enseñanzas del profeta José Smith, pág. 156-57).‖
Sexto Presidente SUD Joseph F. Smith dijo, ―En el momento en el que un
hombre declare no someterse a la autoridad legal de la Iglesia, sea
maestro, obispo, miembro del sumo consejo, del quórum, o la Primera
Presidencia; si él, de corazón lo confirma y lo lleva a cabo, en ese
momento se corta de los privilegios y de las bendiciones del Sacerdocio y
de la iglesia, y así mismo se separa de la gente de Dios, puesto que
ignora la autoridad que El Señor ha instituido en su Iglesia‖ (José F.
Smith, Las enseñanzas de la Iglesia: Joseph F. Smith, pág.365).
El Presidente 13 SUD Ezra Taft Benson advirtió, ―En cuanto al profeta y a
la presidencia – el Profeta vivo y su Primera Presidencia – seguidlos y
sean bendecidos, rechazadlos y sufrid‖ (Las of Ezra Taft Benson, p. 330).
PREGÚNTELES: ¿Sería necesario que yo obedeciera a los líderes presentes
SUD aun cuando enseñen algo que contradice la biblia?
15) Pueden ser renuentes a decirle que para el mormonismo No hay
Infierno,rechaza que la gente vaya al cielo o al infierno.
La escritura Mormona enseña, Hugh Brown, miembro de la Primera
Presidencia, dijo: ―Rechazamos la doctrina bíblica de que hay dos lugares
o estados de existencia eterna – el cielo y el infierno – y que todos los
hombres a iran a uno u otro‖ ( Informes de Conferencias , abril de 1965,
43). Según su apóstol Bruce R. McConkie, ―La parte del mundo de los
espíritus habitada por espíritus malvados que están en espera de la
eventual día de su resurrección … el Infierno tendrá un fin … Después de
su resurrección, la gran mayoría de los que están sufriendo en el infierno
pasarán al reino celestial; el equilibrio,los maldecidos como los hijos de
perdición, serán consignados a participar de infinitas penas con el diablo y
sus ángeles ―( Mormon Doctrine, 349-350).
En la Biblia, el infierno es un lugar de castigo eterno. Jesús usó el fuego
perpetuo de basurero de Jerusalén en el Valle de Hinnom (Gehenna)
como un ejemplo claro de lo que llamó ―fuego del infierno‖ (Mateo 10:28;
18: 9; 23:33; Marcos 09:23).
La Biblia es contundente respecto a esto:
Mt 5,22: …y quien dijere a su hermano ―insensato‖, será reo de la gehena
del fuego.
Mt 10,28: No temáis a los que matan el cuerpo… temed más bien a los
que pueden arruinar el cuerpo y el alma en el fuego eterno.
Mc 9,43-48: …más te vale entrar manco al Cielo, que entrar con las dos
manos a la gehena, al fuego inextinguible.
Mt 13,50: …y los echarán al horno de fuego; allí llorarán y les rechinarán
los dientes.
Mt 25,41: Apartaos de mi malditos al fuego eterno.
Mt 22,13: …atadlo y echadlo fuera a las tinieblas, donde habrá llanto y
crujir de dientes.
Mt 25,30: …y el siervo inútil será arrojado a las tinieblas.
Lc16,28: …para que no vengan también ellos a este lugar de tormento…
Mt 25,46: …e irán estos al tormento eterno.
PREGÚNTELES: ¿Porqué Jesús dice reiteradamente que habrá un castigo
en el infierno en la Biblia? ¿Si no hay infierno tiene sentido cumplir los
mandamientos o cualquier cosa? ¿Acaso no es Dios un juez justo, como
se dara premio y castigo a las personas?
¿Qué nos enseña la Biblia acerca de la reencarnación?
Reflexiones sencillas entorno a la reencarnación, desde una perspectiva
bíblica.

Tomado de Apologetica.org

Por P. Ariel Alvarez Valdés

Más de los que parecían

Una conocida actriz, hace no mucho tiempo, declaraba en el reportaje


concedido a una revista: “Yo soy católica, pero creo en la reencarnación.
Ya averigüé que ésta es mi tercera vida. Primero fui una princesa egipcia.
Luego, una matrona del Imperio Romano. Y ahora me reencarné en
actriz”.

Resulta, en verdad, asombroso comprobar cómo cada vez es mayor el


número de los que, aún siendo católicos, aceptan la reencarnación. Una
encuesta realizada en la Argentina por la empresaGallup reveló que el
33% de los encuestados cree en ella. En Europa, el 40% de la población
se adhiere gustoso a esa creencia. Y en el Brasil, nada menos que el 70%
de sus habitantes sonreencarnacionistas.

Por su parte, el 34% de los católicos, el 29% de los protestantes, y el


20% de los no creyentes, hoy en día la profesan.

La fe en la reencarnación, pues, constituye un fenómeno mundial. Y por


tratarse de un artículo de excelente consumo, tanto la radio como la
televisión, los diarios, las revistas, y últimamente el cine, se encargan
permanentemente de tenerlo entra sus ofertas. Pero ¿por qué esta
doctrina seduce a la gente?

Qué es la reencarnación

La reencarnación es la creencia según la cual, al morir una persona, su


alma se separa momentáneamente del cuerpo, y después de algún
tiempo toma otro cuerpo diferente para volver a nacer en la tierra. Por lo
tanto, los hombres pasarían par muchas vidas en este mundo.

¿Y por qué el alma necesita reencarnarse? Porque en una nueva


existencia debe pagar los pecados cometidos en la presente vida, o
recoger el premio de haber tenido una conducta honesta. El alma está,
dicen, en continua evolución. Y las sucesivas reencarnaciones
le permite progresar hasta alcanzar la perfección. Entonces se convierte
en un espíritu puro, ya no necesita más reencarnaciones, y se sumerge
para siempre en el infinito de la eternidad.

Esta ley ciega, que obliga a reencarnarse en un destino inevitable, es


llamada la ley del “karma” (=acto).

Para esta doctrina, el cuerpo no sería más que una túnica caduca
y descartable que el alma inmortal teje por necesidad, y que una vez
gastada deja de lado para tejer otra.

Existe una forma aún más escalofriante de reencarnacionismo, llamada


“metempsicosis”, según la cual si uno ha sido muy pecador su alma puede
llegar a reencarnarse en un animal, ¡y hasta en una planta!

Las ventajas que brinda

Quienes creen en la reencarnación piensan que ésta ofrece ventajas. En


primer lugar, nos concede una segunda (o tercera, o cuarta) oportunidad.
Sería injusto arriesgar todo nuestro futuro de una sola vez. Además,
angustiaría tener que conformarnos con una sola existencia, a veces
mayormente triste y dolorosa. La reencarnación, en cambio, permite
empezar de nuevo.

Por otra parte, el tiempo de una sola vida humana no es suficiente para
lograr la perfección necesaria. Esta exige un largo aprendizaje, que se va
adquiriendo poco a poco. Ni los mejores hombres se encuentran, al
momento de morir, en tal estado de perfección. La reencarnación, en
cambio, permite alcanzar esa perfección en otros cuerpos.

Finalmente, la reencarnación ayuda a explicar ciertos hechos


incomprensibles, como por ejemplo que algunas personas sean más
inteligentes que otras, que el dolor esté tan desigualmente repartido
entre los hombres, las simpatías o antipatías entre las personas, que
algunos matrimonios sean desdichados, o la muerte precoz de los niños.
Todo esto se entiende mejor si ellos están pagando deudas o cosechando
méritos de vidas anteriores.

Cuando aún no existía

La reencarnación, pues, es una doctrina seductora y atrapante, porque


pretende “resolver” cuestiones intrincadas de la vida humana. Además,
porque resulta apasionante para la curiosidad del común de la gente
descubrir qué personaje famoso fue uno mismo en la antigüedad. Esta
expectativa ayuda, de algún modo, a olvidar nuestra vida intrascendente,
y a evadirnos de la existencia gris y rutinaria en la que estamos a veces
sumergidos. Pero ¿cómo nació la creencia en la reencarnación?

Las más antiguas civilizaciones que existieron, como la sumeria, egipcia,


china y persa, no la conocieron. El enorme esfuerzo que dedicaron a la
edificación de pirámides, tumbas y demás construcciones funerarias,
demuestra que creían en una sola existencia terrestre. Si hubieran
pensado que el difunto volvería a reencarnarse en otro, no habrían hecho
el colosal derroche de templos y otros objetos decorativos con que lo
preparaban para su vida en el más allá.

Por qué apareció

La primera vez que aparece la idea de la reencarnación es en la India, en


el siglo VII a.C. Aquellos hombres primitivos, muy ligados aún a la
mentalidad agrícola, veían que todas las cosas en la naturaleza, luego de
cumplir su ciclo, retornaban. Así, el sol salía par la mañana, se ponía en la
tarde, y luego volvía a salir. La luna llena decrecía, pero regresaba
siempre a su plena redondez. Las estrellas repetían las mismas fases y
etapas cada año. Las estaciones del verano y el invierno se iban y volvían
puntualmente. Los campos, las flores, las inundaciones, todo tenía un
movimiento circular, de eterno retorno. La vida entera parecía hecha de
ciclos que se repetían eternamente.

Esta constatación llevó a pensar que también el hombre, al morir, debía


otra vez regresar a la tierra. Pero como veían que el cuerpo del difundo se
descomponía, imaginaron que era el alma la que volvía a tomar un nuevo
cuerpo para seguir viviendo.

Con el tiempo, aprovecharon esta creencia para aclarar también ciertas


cuestiones vitales (como las desigualdades humanas, antes
mencionadas), que de otro modo les resultaban inexplicables para la
incipiente y precaria mentalidad de aquella época.

Cuando apareció el Budismo en la India, en el siglo V a.C., adoptó la


creencia en la reencarnación. Y por él se extendió en la China, Japón,
el Tíbet, y más tarde en Grecia y Roma. Y así, penetró también en otras
religiones, que la asumieron entre los elementos básicos de su fe.

Ya Job no lo creía

Pero los judíos jamás quisieron aceptar la idea de una reencarnación, y en


sus escritos la rechazaron absolutamente. Por ejemplo, el Salmo 39, que
es una meditación sobre la brevedad de la vida, dice: “Señor, no me
mires con enojo, para que pueda alegrarme, antes de que me vaya y ya
no exista más” (v.14).

También el pobre Job, en medio de su terrible enfermedad, le suplica a


Dios, a quien creía culpable de su sufrimiento: “Apártate de mí. Así podré
sonreír un poco, antes de que me vaya para no volver, a la región de las
tinieblas y de las sombras” (10,21.22).

Y un libro más moderno, el de la Sabiduría, enseña : “El hombre, en su


maldad, puede quitar la vida, es cierto; pero no puede hacer volver al
espíritu que se fue, ni liberar el alma arrebatada por la muerte’’ (16,14).

Tampoco el rey David

La creencia de que nacemos una sola vez, aparece igualmente en dos


episodios de la vida del rey David. El primero, cuando una mujer, en una
audiencia concedida, le hace reflexionar: “Todos tenemos que morir, y
seremos como agua derramada que ya no puede recogerse”
(2 Sm 14,14).

El segundo, cuando al morir el hijo del monarca exclama: “Mientras el


niño vivía, yo ayunaba y lloraba. Pero ahora que está muerto ¿para qué
voy a ayunar? ¿Acaso podré hacerlo volver? Yo iré hacia él, pero él no
volverá hacia mí” (2 Sm 12,22.23).

Vemos, entonces, que en el Antiguo Testamento, y aún cuando no se


conocía la idea de la resurrección, ya se sabía al menos que de la muerte
no se vuelve nunca más a la tierra.

La irrupción de la novedad

Pero fue en el año 200 a. C. cuando se iluminó para siempre el tema del
más allá. En esa época entró en el pueblo judío la fe en la resurrección, y
quedó definitivamente descartada la posibilidad de la reencarnación.

Según esta novedosa creencia, al morir una persona, recupera la vida


inmediatamente. Pero no en la tierra, sino en otra dimensión llamada “la
eternidad”. Y comienza a vivir una vida distinta, sin límites de tiempo ni
espacio. Una vida que ya no puede morir más. Es la denominada Vida
Eterna.

Esta enseñanza aparece por primera vez, en la Biblia, en el libro de


Daniel. Allí, un ángel le revela este gran secreto: “La multitud de los que
duermen en la tumba se despertarán, unos para la vida eterna, y otros
para la vergüenza y el horror eterno” (12,2). Por lo tanto, queda claro
que el paso que sigue inmediatamente a la muerte es la Vida Eterna, la
cual será dichosa para los buenos y dolorosa para los pecadores. Pero
será eterna.

La segunda vez que la encontramos, es en un relato en el que el


rey Antíoco IV de Siria tortura a siete hermanos judíos para obligarlos a
abandonar su fe. Mientras moría el segundo, dijo al rey: “Tú nos privas de
la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros nos resucitará a una
vida eterna” (2 Mac 7,9). Y al morir el séptimo exclamó: “Mis hermanos,
después de haber soportado una corta pena, gozan ahora de la vida
eterna” (2 Mac 7,36).

Para el Antiguo Testamento, pues, resulta imposible volver a la vida


terrena después de morir. Por más breve y dolorosa que haya sido la
existencia humana, luego de la muerte comienza la resurrección.

Ahora lo dice Jesús

Jesucristo, con su autoridad de Hijo de Dios, confirmó oficialmente esta


doctrina. Con la parábola del rico Epulón (Lc 16,19.31), contó cómo al
morir un pobre mendigo llamado Lázaro los ángeles lo llevaron
inmediatamente al cielo. Por aquellos días murió también un hombre rico
e insensible, y fue llevado al infierno para ser atormentado por el fuego
de las llamas.

No dijo Jesús que a este hombre rico le correspondiera reencarnarse para


purgar sus numerosos pecados en la tierra. Al contrario, la parábola
explica que por haber utilizado injustamente los muchos bienes que había
recibido en la tierra, debía “ahora” (es decir, en el más allá, en la vida
eterna, y no en la tierra) pagar sus culpas (v.25). El rico, desesperado,
suplica que le permitan a Lázaro volver a la tierra (o sea, que se
reencarne) porque tiene cinco hermanos tan pecadores como él, a fin de
advertirles lo que les espera si no cambian de vida (v.27.28). Pero le
contestan que no es posible, porque entre este mundo y el otro hay un
abismo que nadie puede atravesar (v.26).

La angustia del rico condenado le viene, justamente, al confirmar que sus


hermanos también tienen una sola vida para vivir, una única posibilidad,
una única oportunidad para darle sentido a la existencia.

La suerte del buen ladrón

Cuando Jesús moría en la cruz, cuenta el Evangelio que uno de los


ladrones crucificado a su lado le pidió: “Jesús, acuérdate de mí cuando
vayas a tu reino”. Si Jesús hubiera admitido la posibilidad de la
reencarnación, tendría que haberle dicho: “Ten paciencia, tus crímenes
son muchos; debes pasar por varias reencarna-ciones hasta purificarte
completamente”. Pero su respuesta fue: “Te aseguro que hoy estarás
conmigo en el Paraíso” (Lc 23,43).

Si “hoy” iba a estar en el Paraíso, es porque nunca más podía volver a


nacer en este mundo. San Pablo también rechaza la reencarnación. En
efecto, al escribir a los filipenses les dice: “Me siento apremiado por los
dos lados. Por una parte, quisiera morir para estar ya con Cristo. Pero por
otra, es más necesario para ustedes que yo me quede aún en este
mundo” (1,23.24). Si hubiera creído posible la reencarnación, inútiles
habrían sido sus deseos de morir, ya que volvería a encontrarse con la
frustración de una nueva vida terrenal. Una total incoherencia

Y explicando a los corintios lo que sucede el día de nuestra muerte, les


dice: “En la resurrección de los muertos, se entierra un cuerpo corruptible
y resucita uno incorruptible, se entierra un cuerpo humillado y resucita
uno glorioso, se entierra un cuerpo débil y resucita uno fuerte, se entierra
un cuerpo material y resucita uno espiritual (1 Cor 15,42.44).

¿Puede, entonces, un cristiano creer en la reencarnación? Queda claro


que no. La idea de tomar otro cuerpo y regresar a la tierra después de la
muerte es absolutamente incompatible con las enseñanzas de la Biblia. La
afirmación bíblica más contundente y lapidaria de que la reencarnación es
insostenible, la trae la carta a los Hebreos: “Está establecido que los
hombres mueren una sola vez, y después viene el juicio” (9,27).

Invitación a la irresponsabilidad

Pero no sólo las Sagradas Escrituras impiden creer en la reencarnación,


sino también el sentido común. En efecto, que ella explique las simpatías
y antipatías entre las personas, los desentendimientos de los
matrimonios, las desigualdades en la inteligencia de la gente, o las
muertes precoces, ya no es aceptado seriamente por nadie. La
moderna sicología ha ayudado a aclarar, de manera científica y
concluyente, el porqué de éstas y otras manifestaciones extrañas de la
personalidad humana, sin imponer a nadie la creencia en la
reencarnación.

La reencarnación, por lo tanto, es una doctrina estéril, incompatible con


la fe cristiana, propia de una mentalidad primitiva, destructora de la
esperanza en la otra vida, inútil para dar respuestas a los enigmas de la
vida, y lo que es peor, peligrosa por ser una invitación a la
irresponsabilidad. En efecto, si uno cree que va a tener varias vidas más,
además de ésta, no se hará mucho problema sobre la vida presente, ni
pondrá gran empeño en lo que hace, ni le importará demasiado su obrar.
Total, siempre pensará que le aguardan otras reencarnaciones para
mejorar la desidia de ésta.

Solamente una vez

Pero si uno sabe que el milagro de existir no se repetirá, que tiene sólo
esta vida para cumplir sus sueños, sólo estos años para realizarse, sólo
estos días y estas noches para ser feliz con las personas que ama,
entonces se cuidará muy bien de maltratar el tiempo, de perderlo en
trivialidades, de desperdiciar las oportunidades. Vivirá cada minuto con
intensidad, pondrá lo mejor de sí en cada encuentro, y no permitirá que
se le escape ninguna coyuntura que la vida le ofrezca. Sabe que no
retornarán.

El hombre, a lo largo de su vida, trabaja un promedio de 136.000 horas;


duerme otras 210.000; come 3.360 kilos de pan, 24.360 huevos y 8.900
kilos de verdura; usa 507 tubos de dentífrico; se somete a 3
intervenciones quirúrgicas; se afeita 18.250 veces; se lava las manos
otras 89.000; se suena la nariz 14.080 veces; se anuda la corbata en
52.000 oportunidades, y respira unos 500 millones de veces.

Pero absolutamente todo hombre, creyente o no, muere una vez y sólo
una vez. Antes de que caiga el telón de la vida, Dios nos regala el único
tiempo que tendremos, para llenarlo con las mejores obras de amor de
cada día.
Conversando con amigos evangélicos sobre el bautismo
de niños y el bautismo por inmersión

Por José Miguel Arráiz

Continuo con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de


apologética, les comparto un nuevo diálogo ficticio en donde
reflexionamos sobre la necesidad del bautismo de niños, bautismo
infantil, bautismo de bebes, o como se le prefiera llamar. Como de
costumbre los argumentos los he recogido de conversaciones que he
tenido de este tema a lo largo de los años. Los nombres de quien
participan no son reales.

Marta: Ok, José, ahora estoy lista para que comparemos la Iglesia
Católica y la Bautista con la Iglesia que Cristo instituyó. La que se
concuerde con la Iglesia en organización y doctrina, ésta es la Iglesia que
fundada por Él, y ésta es la Iglesia que tiene el derecho de administrar las
ordenanzas, y quiero tomar como punto de partida la Iglesia de Jerusalén,
notemos sus características y las comparamos con las características de
los bautistas y los católicos.

José: Adelante, como antes le he comentado a mis amigos Miguel y


Marcela, salvo los naturalesdesarrollos de la doctrina cristiana, la Iglesia
Católica siempre será sustancialmente la misma.

Marta: Pues bien, una de las características de esta Iglesia verdadera es


que era UNA CON EL ESPÍRITU SANTO. Dice la Biblia: “Y como se
cumplieron los días de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos; y de
repente vino un estruendo del cielo y fueron todos llenos del Espíritu
Santo…Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados: y fueron
añadidas a ellos aquel día como tres mil personas” (Hechos 2, 1-4, 41).

La Iglesia de Jerusalén era una iglesia que dependía del Espíritu Santo
para preparar personas para ser miembros de ella. Es lo mismo en una
Iglesia Bautista. En una Iglesia Bautista debe haber una experiencia de
religión en el corazón, a través de la obra del Espíritu Santo. En la Iglesia
Católica los miembros son admitidos en su infancia y confirmados cuando
han llegado a la edad de responsabilidad.
José: ¿Y tú crees que un niño no puede recibir el Espíritu Santo, ni ser
admitido en la Iglesia hasta que no llega lo que llamas, “la edad de la
responsabilidad”?

Marta: No, observa que la Biblia dice que primero creyeron, y luego
recibieron el Espíritu Santo.

José: Pero si tu revisas otros pasajes de la misma Biblia verás que los
niños si pueden recibir el Espíritu Santo. Esto estaba profetizado desde
épocas antiguas: “Sucederá después de esto que yo derramaré mi
Espíritu en TODA CARNE. Vuestros HIJOS y vuestras HIJAS profetizarán,
vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones”
(Jeremías 31,31-34), promesa que se cumplió precisamente el día de
Pentecostés que mencionas.

¿Recuerdas como Juan el bautista, ya en el seno de su madre saltaba de


júbilo al escuchar la voz de María y estar cerca su Señor? (Lucas 1,41),
¿No crees que estaba ya entonces ungido por el Espíritu Santo?. Recuerda
además lo que Jesús le responde a los fariseos cuando ven que los niños
le alaban: “Mas los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros
que había hecho y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosanna al
Hijo de David!», se indignaron y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen éstos?»
«Sí - les dice Jesús -. ¿No habéis leído nunca que «De la boca de los niños
y de los que aún maman te preparaste alabanza»?” (Mateo 21,15-16)

Y si un niño puede recibir el Espíritu Santo, no veo por qué negar que
pueda recibir el bautismo. San Pedro dejó este principio meridianamente
claro cuando afirmó: “¿Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a
éstos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?” (Hechos 10,47)

Marta: Pedro estaba hablando allí a adultos.

José: Si, pero la razón por la que no les puede negar el bautismo, es
porque ellos también recibieron Espíritu Santo. Si los niños también
pueden hacerlo, no veo razón para negárselo.

Marta: Es es que la Biblia es muy clara - y he aquí otra característica que


permite identificar la verdadera Iglesia- en que la Iglesia está formada
por SOLAMENTE CREYENTES y solamente ellos SON BAUTIZADOS[1].
Recuerda “Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados”
(Hechos 2,41). No se registra aquí, ni en ningún otro lugar de la Biblia,
dónde fuese el bautismo administrado a alguien que no fuese creyente.
Felipe dijo al eunuco, “Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?”
y él respondió “Si crees de todo corazón, bien puedes”. Jesús cuando
ordena bautizar dice: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
toda criatura. El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no
crea, será condenado” (Marcos 16,15-16). ¿Lo ves? creer y LUEGO
bautizarse, lo que significa que primero tiene que recibir la enseñanza.

Y hay más textos bíblicos que confirman esta enseñanza, por ejemplo en
Hechos 2,38 el apóstol Pedro dijo: “Pedro les dijo: «Arrepentíos y
bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón
de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo»” ¿vez?, dice
CONVIERTANSE, ¿Cómo se va a convertir un bebe si aún no tiene uso de
razón?. Además, un bebe no se hace bautizar, sino que lo hacen bautizar
que no es lo mismo.

Asimismo es con la Iglesia Bautista. La Iglesia Católica está constituida


todavía por casi todos los que fueron bautizados en su infancia, para cuya
práctica no hay base escritural.

José: Te diré mi opinión respecto a esos pasajes, pero antes me parece


necesario que revisemos otros textos que también hablan del bautismo y
que nos pueden dar una comprensión más amplia del contexto.

Marta: Adelante…

José: Vamos por ejemplo a Mateo 28,19-20 donde Jesús ordena a los
apóstoles: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Observa que
aquí se menciona un orden distinto, primero el bautismo, y LUEGO la
enseñanza.

Marta: ¿Quieres decir que crees que la Biblia se contradice?

José: Claro que no, sino que esos textos hacen referencia a momentos
distintos de la predicación. Los primeros explican como fue el comienzo
del cristianismo, donde lógicamente se tenía que comenzar por los
adultos.

Pongámonos en lugar de los apóstoles: imaginemos que llegamos a


predicar a un pueblo pagano que nunca ha escuchado la buena nueva, ¿a
quién predicamos? ¿a los adultos o a los niños?

Marta: A los adultos.


José: Y ¿Bautizarías a alguien que no cree? o mejor dicho ¿tú crees que
un adulto que no cree y no sabe ni si quiera lo que es el bautismo se deje
bautizar?

Marta: Por supuesto que no.

José: Ese es el caso de los primeros textos que mencionaste, la primera


predicación dirigida a los adultos paganos, ¿y cuál es la condición para
que un adulto sea bautizado?, que crea y que el mismo pida el bautismo,
como lo hizo el etíope. Pero ahora viene la pregunta, ¿qué pasaba con los
hijos de los adultos que creían y se bautizaban?

Marta: Lógicamente esperaban ellos también a creer para decidir ellos


mismos si querían bautizarse.

José: Pero eso no es lo que dice la Biblia. Leamos: “Le respondieron:


«Ten fe en el Señor Jesús yTE SALVARÁS TU Y TU FAMILIA[2].» Y le
anunciaron la Palabra del Señor a él y a todos los de su familia. En
aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó
las heridas; inmediatamente RECIBIO EL BAUTISMO ÉL Y TODOS LOS
SUYOS.” (Hechos 16,31-33). Crispo, el jefe de una sinagoga cuando se
convierte se bautiza él y su familia: “Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó
en el Señor con toda su familia; y otros muchos corintios al oír a Pablo
creyeron y recibieron el bautismo.” (Hechos 18,8). También se menciona
el caso de Lydia: “Una de ellas, llamada Lidia, vendedora de púrpura,
natural de la ciudad de Tiatira, y que adoraba a Dios, nos escuchaba. El
Señor le abrió el corazón para que se adhiriese a las palabras de Pablo.
Cuando ELLA Y LOS DE SU FAMILIA RECIBIERON EL BAUTISMO” (Hechos
16,14-15)[3]. San Pablo recuerda además que bautizó a la familia de
Estefanás (1 Corintios 1,16).

Cuando en Mateo 28,19-20 se habla primero de bautizar y luego de


enseñar, se hace referencia ya de esta etapa de la predicación, donde
familias enteras se han aceptado el evangelio. Allí habría que enseñar a
los que naciendo en familias cristianas tendrían que formarse en la fe.
Entendido así, ambos textos armonizan perfectamente.

Marta: Pero no puedes estar seguro de que en esas familias hubiese


niños. Por el contrario, en esos textos se dice que escucharon primero la
predicación y luego se bautizaron.

José: Como te he dicho, escucharon la predicación los adultos, pero


cuando estos creyeron se bautizó toda la familia, incluyendo niños si los
tenían. Los mismos pasajes que me diste al principio lo confirman si los
examinamos con más detalle. Volvamos sobre Hechos 2,38-39: “Pedro les
contestó: «Convertíos y QUE CADA UNO SE HAGA BAUTIZAR en el
nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo; pues LA PROMESA ES PARA VOSOTROS Y PARA
VUESTROS HIJOS, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el
Señor Dios nuestro.»”. No pases por alto el detalle de que San Pedro así
como manda bautizar aclara que la Promesa es para ELLOS y para SUS
HIJOS.

Hay otros textos de los que se puede sacar la misma conclusión, allí
tienes que San Pablo escribió: “Pues el marido no creyente queda
santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el
marido creyente. De otro modo, vuestros hijos serían impuros, MAS
AHORA SON SANTOS” (1 Corintios 7,14). ¿Te das cuenta?. cuando uno de
los padres era creyente, ya sus hijos por esa fe eran considerados por el
apóstol “santos”, un término que solo se usa en la Biblia para señalar
miembros de la Iglesia, por lo que se entiende que habla de niños
bautizados[4].

Marta: Espera un momento, volvamos a Hechos 2,38-39. Dice así:


“Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno se haga bautizar en el
nombre de Jesucristo, PARA REMISIÓN DE VUESTROS PECADOS; y
recibiréis el don del Espíritu Santo; pues LA PROMESA ES PARA
VOSOTROS Y PARA VUESTROS HIJOS.»”. Observa que allí la promesa de
la que habla el apóstol, dice que se bauticen para el perdón de los
pecados, ¿qué pecados puede tener un niño? Un niño no roba, no mata,
ni siquiera tiene malos pensamientos. Yo entiendo entonces que esa
promesa es para sus hijos, pero cuando ellos tengan pecados que le
puedan ser perdonados, o lo que es lo mismo, cuando lleguen al uso de
razón.

José: Creo que no estás distinguiendo. Es cierto que un niño no tiene


pecados personales…

Marta: Ni personales ni ningún otro.

José: Me refiero al pecado original[5] que cometieron nuestros primeros


padres y nosotros hemos contraído. Cuando el Rey David reconoce “He
aquí, en maldad he sido formado, y EN PECADO ME CONCIBIÓ MI
MADRE” (Salmo 51,5) está haciendo referencia a este pecado, así como
también San Pablo cuando escribe: “así como por la desobediencia de un
solo hombre, TODOS FUERON CONSTITUIDOS PECADORES, así también
por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos” (Romanos
5,19). Pues bien, si todos, incluidos los niños, fueron concebidos en
pecado y constituidos pecadores, también necesitan el bautismo para que
se le perdonen los pecados.

Marta: Sigue sin convencerme. El hecho de bautizar un niño sin uso de


razón, ¿no es violentar su libertad? ¿no es mejor esperar a que él mismo
tenga edad de decidir si se quiere bautizar o no?

José: Recuerda, que es voluntad de Dios y parte del orden natural que ha
instituido, que los padres decidan por sus hijos hasta que ellos tengan
capacidad de hacerlo por sí mismos. Si tu hijo se enferma y no quiere ir al
médico, ¿lo llevas o no?… O si no quiere ir a la escuela ¿qué haces?

Marta: Lo llevo por supuesto.

José: Y nadie dice que estás violentando su libertad. En la vida espiritual


ocurre igual. ¿recuerdas como se pasaba a formar parte del pueblo de
Dios antes de la era cristiana?

Marta: Por medio de la circuncisión.

José: Exacto. Fue Dios mismo quien la ordenó: “Esta es mi alianza que
habéis de guardar entre yo y vosotros - también tu posteridad -: Todos
vuestros varones serán circuncidados. Os circuncidaréis la carne del
prepucio, y eso será la señal de la alianza entre yo y vosotros. A LOS
OCHO DIAS SERÁ CIRCUNCIDADO entre vosotros todo varón, de
generación en generación” (Génesis 17,10-12). Observa que los niños
eran circuncidados al octavo día de nacido, y nadie (incluyendo a Dios)
parece haber pensado que se estaba violentando su libertad de elección.

Cuando Dios pacta con un pueblo, lo hace con todos incluyendo sus niños:
“Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros
seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda
la tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas
son las palabras que has de decir a los hijos de Israel… Todo el pueblo a
una respondió diciendo: «Haremos todo cuanto ha dicho Yahveh»” (Éxodo
19,5-6.18). ¿Te parece lógico pensar que la Nueva Alianza sea más
limitada que la Antigua y que deje por fuera a los niños?. Los textos que
anuncian la Nueva Alianza señalan más bien lo contrario: “He aquí que
días vienen - oráculo de Yahveh - en que yo pactaré con la casa de Israel
(y con la casa de Judá) una nueva alianza; no como la alianza que pacté
con sus padres, cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que
ellos rompieron mi alianza, y yo hice estrago en ellos - oráculo de Yahveh
-. Sino que esta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel,
después de aquellos días - oráculo de Yahveh -: pondré mi Ley en su
interior y sobre sus corazones la escribiré, y YO SERÉ SU DIOS Y ELLOS
SERÁN MI PUEBLO. Ya no tendrán que adoctrinar más el uno a su prójimo
y el otro a su hermano, diciendo: «Conoced a Yahveh», pues todos ellos
me conocerán DEL MAS CHICO AL MÁS GRANDE - - oráculo de Yahveh -
cuando perdone su culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme.”
(Jeremías 31,31-34)

Marta: Es un argumento interesante. Pero de ser así, ¿por qué esta


práctica no está confirmada en la historia desde los orígenes de la Iglesia?
Porque tengo entendido que en los primeros siglos del cristianismo solo se
bautizaron adultos y fue ya en siglos posteriores donde se comenzaron a
bautizar niños.

José: Si investigar los testimonios de la Iglesia primitiva verás que eso


no es cierto. En los escritos más antiguos de los primeros cristianos se
encuentran evidencia de que esta ya bautizaba niños desde tiempos
apostólicos. Orígenes, por ejemplo, que vivió en el siglo II escribió: “La
Iglesia HA RECIBIDO DE LOS APÓSTOLES la costumbre de administrar el
bautismo incluso a los niños. Pues aquellos a quienes fueron confiados los
secretos de los misterios divinos sabían muy bien que todos llevan la
mancha del pecado original, que debe ser lavado por el agua y el
espíritu”[6]. También hay testimonios de San Ireneo de Lyon (siglo II),
San Hipólito de Roma (siglo II), San Cipriano de Cartago (siglo III) y
muchos otros[7].

Marta: ¿Cipriano de Cartago?. Había leído que fue precisamente Cipriano


de Cartago quien se opuso al obispo de Roma por decía que era necesario
rebautizar a los adultos, como lo hacemos los bautistas.

José: La disputa que tuvo San Cipriano con el Papa fue por una cuestión
enteramente distinta. El si defendía la necesidad de bautizar niños
inclusive antes del octavo día de nacido[8]. Lo que decía realmente es
que quienes se bautizaban fuera de la Iglesia Católica, en una comunidad
cismática o herética, no eran bautizados válidamente y tenían que volver
a ser bautizados, pero su opinión personal en este asunto -que nada tenía
que oponer al bautismo de niños- no prevaleció en la Iglesia.

Marta: ¿Pero y qué me dices de la forma de bautizar?, porque otra de las


características de la Iglesia verdadera según la Biblia, es que bautizaba
por inmersión, que es lo que significa la palabra bautismo, “sumergirse”,
y no rociar unos chorritos de agua como lo hace la Iglesia Católica.
Es más, luego de nuestra última conversación, pude investigar un poco, y
me encontré que incluso reconocidas obras de la Iglesia Católica
reconocen que ellos han cambiado la forma de bautizar. Por ejemplo,
James Gibbons, que era un cardenal católico romano, escribió un libro
titulado The Faith of our Fathers (La Fe de Nuestros Padres), con
aprobación eclesiástica lo siguiente: “Por varios siglos después del
establecimiento del cristianismo EL BAUTISMO ERA USUALMENTE
CONFERIDO POR INMERSIÓN. Pero desde la décima segunda centuria el
bautismo por aspersión prevalece en la Iglesia Católica. El bautismo es el
medio esencial establecido para lavar la mancha del pecado original, y la
puerta por el cual somos admitidos en la iglesia. De aquí que el bautismo
es esencial tanto para el infante como para el adulto. Los infantes no
bautizados son excluidos del reino de los cielos. El bautismo nos hace
herederos del cielo y co-herederos con Jesucristo”[9]

José: Allí el cardenal no está diciendo que la Iglesia cambió la forma de


bautizar, sino que una era más usual que otra, lo que es natural
dependiendo de las circunstancias. Pero vayamos por partes; es cierto
que bautizar significa “sumergir”, pero si estudias el contexto verás que
se refiere a sumergir en el Espíritu Santo, el agua es solo un símbolo.

El bautismo por inmersión puede simbolizar ciertamente muy bien lo que


sucede con el cristiano en el bautismo, al ser sepultado con Cristo para
resucitar a una vida nueva (Colosenses 2,12) pero no siempre es posible
bautizar de esta manera y eso no puede ser un impedimento para
recibirlo.

Un ejemplo lo encontramos en el libro de los hechos de los apóstoles, en


donde se nos narra cuando en Jerusalén se bautizaron tres mil personas:
“los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron
unas 3.000 almas” (Hechos 2,41). En Jerusalén no hay ningún rio y es
difícil de creer que pudieron haberse sumergido en un pozo público de
donde se sacaba el agua para tomar. El propio San Pablo fue bautizado en
una casa y de pie: “Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo
y lava tus pecados invocando su nombre.” (Hechos 22,16), lo mismo el
carcelero que aceptó el evangelio y fue bautizado de noche (Hechos
16,33). Y a ver vamos, en la Biblia no se especifica ninguna forma
específica de bautizar, solo que hay que hacerlo en nombre de la
Santísima Trinidad. El escrito más antiguo de la Iglesia primitiva con
información de las formas de bautizar es la Didaché, datado en el año 60
d.C. y reconoce como válido el bautismo por aspersión[10].
Marta: Me parece muy interesante lo que me has dicho y quiero tomarme
el tiempo de verificarlo.

José: Por supuesto Marta, solo una última reflexión.

Recuerda que Jesús es quien nos ha pedido “Dejad que los niños vengan
a mí y no se lo impidáis; porque de los que son como éstos es el Reino de
Dios” (Lucas 18,16). Si por medio del bautismo nacemos a una vida
nueva, nos unirnos al cuerpo de Cristo que es la Iglesia, recibimos el
perdón de los pecados y el Espíritu Santo, ¿negar el bautismo a nuestros
niños, no es precisamente impedirles ir a Jesús?

Es para pensarlo…

Marta: De verdad que sí.

NOTAS

[1] El reformador protestante Juan Calvino rechaza este argumento de los


anabaptistas en su obra Institución de la Religión Cristiana, IV, XVI:, 19.
7: “Los niños no pueden tener fe. ¿Cómo, dicen, puede ser esto, si, como
asegura san Pablo, «la fe es por el oir» (Rom. 10, 17), y los niños son
incapaces de discernir el bien del mal? Pero ellos no consideran que san
Pablo habla aquí solamente de la manera ordinaria que usa el Señor para
infundir la fe a los suyos; no que no pueda usar otra, como ciertamente lo
hace con muchos, a los cuales, sin jamás hacerles oír la Palabra, los ha
tocado interiormente para .llamarlos a su conocimiento. Y como les
parece que esto repugna a la naturaleza de los niños, los cuales, como
dice Moisés, «no saben lo bueno ni lo malo» (Dt. 1,39), les pregunto por
qué quieren restringir la potencia de Dios, como si no supiese hacer con
los niños lo que poco después hace perfectamente con ellos. Porque si la
plenitud de la vida consiste en conocer perfectamente a Dios, como quiera
que el Señor salva a algunos que mueren aún niños, es cierto que Dios se
les ha manifestado enteramente. Y como ellos han de tener este perfecto
conocimiento en la otra vida, ¿por qué no pueden tener mientras viven
aquí un destello del mismo, principalmente cuando no decimos que Dios
les quite esta ignorancia hasta que los saque de la prisión del cuerpo? No
que yo quiera temerariamente afirmar que los niños tengan una fe cual la
que nosotros tenemos; nuestra intención es solamente mostrar la
temeridad y presunción de los que siguiendo su loca fantasía afirman y
niegan cuanto se les antoja, sin tener en cuenta la razón para hacerlo
así”.
[2] Muchas traducciones, tanto católicas como protestantes, traducen la
palabra griega οῖκος como “casa” en vez de “familia", pero el sentido es el
mismo: hacen referencia a la familia de la persona.

[3] Los reformadores protestantes también entendieron que los textos


que hablan del bautismo de una persona y toda su casa, incluía
naturalmente a los niños. La obra ya citada del reformador Juan Calvino
escribe “[dicen los anabaptistas] Los apóstoles no bautizan a los niños.
[responde Calvino] Después quieren probar todo esto por la práctica que
se siguió en tiempo de los apóstoles, en el cual ninguno era bautizado
antes de hacer profesión de su fe y su penitencia. Porque san Pedro,
dicen, preguntado por los que se querían convertir al Señor, qué era lo
que debían hacer, les responde que se arrepientan y que se bauticen para
remisión de sus pecados (Hch. 2, 37-38). Asimismo, cuando el eunuco
pregunta a Felipe si debía bautizarse, le responde: “Si crees de todo
corazón, bien puedes” (Hch. 8, 37). De esto concluyen que el bautismo no
está mandado más que a aquellos que tienen fe y penitencia; y que el
que carece .de esto no debe ser bautizado.

Si esta razón vale, se ve por el primer texto alegado que solamente


bastaría la penitencia, pues no se hace en él mención alguna de la fe; y, a
su vez, por el segundo, que solamente bastaría la fe, pues no se exige la
penitencia. Dirán que un texto y otro se completan, y hay que unirlos
para poder entenderlos bien. Del mismo modo decimos nosotros también
que para dar cohesión a todo hay que unir todos los demás pasajes que
pueden ayudar a resolver esta dificultad, pues el verdadero sentido de la
Escritura depende muchas veces del contexto.

Vemos, pues, que las personas que preguntan qué es lo que deben hacer
para salvarse son personas que están ya en el uso de la razón. De éstos
decimos que no deben ser bautizados sin que primeramente den
testimonio de su fe y penitencia en cuanto se puede tener entre hombres.
Mas los niños engendrados de padres cristianos no se han de contar en
este número. Que esto sea así, y no una invención nuestra, se ve por los
textos de la Escritura que confirman esta diferencia. Así vemos que si
alguno antiguamente se hacía miembro del pueblo de Dios era preciso
que antes de ser circuncidado fuese instruido en la Ley de Dios y en el
pacto que se confirmaba con el sacramento de la circuncisión.” (Ibid., 23.
10°)

[4] San Pablo utilizaba la palabra “santos” a lo largo de todas sus cartas
para referirse a los creyentes. Si tomamos solamente la carta a los
efesios como muestra podremos ver que Pablo utiliza la palabra santos en
este sentido por lo menos 9 veces: Efesios 1,1.15.18; 2,19; 3,5; 3,8;
4,12; 5,3; 6,18; Lo mismo hace San Lucas en el libro de los Hechos:
3,21; 9,13.32.41; 26,10; Al igual que estos, los demás libros del Nuevo
Testamento.

[5] La doctrina del pecado original no es uniforme dentro del


protestantismo. Los reformadores Lutero y Calvino aceptaron y
defendieron esta doctrina (consulte por ejemplo: Juan Calvino, Institución
de la Religión Cristiana, Libro II, Capítulo 1), pero entre las
denominaciones que rechazan el bautismo de niños se pueden encontrar
algunas que niegan el pecado original. En el caso de los bautistas, la
mayoría parece aceptarla.

[6] Orígenes, In Rom. Com. 5,9: EH 249


Johannes Quasten, Patrología I, Biblioteca de Autores Cristianos 206,
Quinta Edición, Madrid 1995, pág. 395

[7] Para obtener una referencia más completa de estos textos patrísticos
puede consultar mi libroCompendio de Apologética Católica.

[8] San Cipriano defiende el bautismo de niños de manera tajante ante


quienes querían esperar hasta el octavo día de nacido haciendo un
paralelo con la circuncisión:
“Pero en relación con el caso de los niños, en el cual dices que no deben
ser bautizados en el segundo o tercer día después de su nacimiento, y
que la antigua ley de la circuncisión debe considerarse, por lo cual piensas
que alguien que acaba de nacer debe no ser bautizado y santificado
dentro de los ocho días, TODOS NOSOTROS PENSAMOS DE MANERA MUY
DIFERENTE en nuestro Concilio. Porque en este curso que pensabas
tomar, nadie está de acuerdo, sino que todos juzgamos que la
misericordia y gracia de Dios no debe ser negada a ningún nacido de
hombre…

Por otra parte, la fe en la Escritura divina nos declara que todos, ya sean
niños o mayores, tenemos la misma igualdad en los divinos dones…

Razón por la cual creemos que nadie debe ser impedido de obtener la
gracia de la ley, por la ley en la que fue ordenado, y que la circuncisión
espiritual no debe ser obstaculizada por la circuncisión carnal, sino que
absolutamente todos los hombres tiene que ser admitidos a la gracia de
Cristo, ya que también Pedro en los Hechos de los Apóstoles, habla y
dice: «El Señor me ha dicho que yo no debería llamar a ningún hombre
común o inmundo.» Pero si nada podría obstaculizar la obtención de la
gracia a los hombres, y el más atroz de los pecados y no puede poner
obstáculos a los que son mayores. Pero si hasta a los más grandes
pecadores, y los que habían pecado en contra de Dios, cuando creen, se
les concede la remisión de los pecados y nadie se ve impedido del
bautismo y de la gracia, ¿CUÁNTO MÁS DEBERÍAMOS OBSTACULIZAR UN
BEBE?, ¿que, siendo recién nacido, no ha pecado, salvo en que, habiendo
nacido de la carne de Adán, ha contraído el contagio de la muerte antigua
en su nacimiento? …

Y por lo tanto, querido hermano, esta era nuestra opinión en el Concilio,


que por nosotros, nadie debe impedirse el bautismo y la gracia de Dios,
que es misericordioso y amable y cariñoso para con todos. Que, puesto
que es lo observado y mantenido respecto a todos, nos parece que debe
respetarse aún más en el caso de los lactantes…”

Cipriano de Cartago, A Fido sobre el bautismo de infantes, Carta 58


Early Church Fathers, http://www.ccel.org/print/schaff/anf05/iv.iv.lviii
New Advent
Encyclopedia, http://www.newadvent.org/fathers/050658.htm

[9] Esta cita del cardenal Gibbons la utiliza el pastor bautista M.L. Moser,
Jr en su libro El bautismo extraño para intentar demostrar que la Iglesia
cambió la forma de bautizar de inmersión a aspersión, pero aún fuera de
contexto falla, porque se lee que lo que afirma es que dicho bautismo era
usualmente conferido por inmersión, más no era la única manera. El
Cardenal incluso lo aclara más adelante en la misma cita que el pastor no
reproduce completa y que dice: “Para probar que el bautismo por infusión
o por aspersión es tan legítimo como por inmersión, sólo es necesario
observar que, a pesar de la inmersión fue la práctica más común en la
Iglesia primitiva, el sacramento fue administrado también con frecuencia,
incluso por infusión y aspersión”. (James Cardinal Gibbons, The Faith of
Our Fathers, Capítulo 19)

[10] “Acerca del bautismo, bautizad de esta manera: en el nombre del


Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva. Si no tienes agua viva,
bautiza con otra agua; si no puedes hacerlo con agua fria, hazlo con
caliente. SI NO TUVIESES NI UNA NI OTRA, DERRAMA AGUA SOBRE LA
CABEZA TRES VECES en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo”

Didaché VII, traducción de Daniel Ruiz Bueno, Padres Apostólicos, BAC


65, Madrid 1985, p. 84
Cómo explicar el Purgatorio a los protestantes
Por Jimmy Akin

Tomado de http://www.apologetica.org

Un ex cristiano-evangélico explica la realidad del Purgatorio

Supongamos que un amigo o compañero de trabajo viene y le dice:

"La Iglesia Católica tiene esta extensa doctrina del purgatorio, inventada
en la Edad Media. La Iglesia incluso solía vender indulgencias para acortar
el tiempo que uno pasaría en el purgatorio en un número fijo de días.
Esta doctrina se basa en libros que no pertenecen a la Biblia. No hay lugar
o región en el más allá para los salvados, excepto el cielo. No hay dolor
en el más allá, y en el mismo minuto en que morimos vamos al cielo,
como dice Pablo, 'Estar ausente del cuerpo es estar presente con Cristo',
orar por las personas en el purgatorio no tiene sentido. Peor aún,
contradice la suficiencia de la obra de Cristo. Es completamente
antibíblica. Ningún protestante podría creer en ella."

¿Qué diría usted?

Bueno, lo primero que debería decir es "¡Epa! ¡Tranquilo! Un argumento


por vez, ¿de acuerdo?" Entonces considere con él sus argumentos en
forma individual...

1. "LA IGLESIA CATÓLICA TIENE ESTA EXTENSA DOCTRINA DEL


PURGATORIO".

Esto es bien falso. Como ilustración, la sección acerca del purgatorio en el


Catecismo de la Iglesia Católica consta de sólo tres párrafos (CIC 1030-
1032). En esencia, hay sólo tres puntos acerca del tema, sobre los cuales
insiste la Iglesia Católica: (1) que hay una purificación después de la
muerte, (2) que esta purificación involucra algún tipo de dolor o
incomodidad, y (3) que Dios asiste a los que atraviesan esta purificación,
en respuesta a las acciones de los que están vivos. Entra las cosas acerca
de las cuales la Iglesia no insiste están las ideas de que el purgatorio es
un lugar o que dura tiempo, como veremos más abajo.

2. "INVENTADA EN LA EDAD MEDIA".

La idea de que el purgatorio es una invención tardía es similarmente


falsa. De hecho, ha sido parte de la religión verdadera desde el tiempo de
Cristo. Se atestigua acerca de ella no sólo en 2 Macabeos, que da
testimonio directamente de la creencia (ver más abajo), sino en otros
libros judíos precristianos, como La Vida de Adán y Eva, que dice que
Adán será liberado del purgatorio en el Ultimo Día.

Era también parte de la verdadera religión en tiempos de Jesús, como


muestran los escritos del Nuevo Testamento. Y ha sido parte de la
verdadera religión siempre desde los tiempos de Cristo, como también
muestran los escritos de los Padres de la Iglesia (ver el tema "El
Purgatorio en la Iglesia Primitiva y los Padres de la Iglesia").

No sólo los católicos creen en esta purificación final, sino que también lo
hacen los ortodoxos orientales (aunque frecuentemente no usan el
término "purgatorio" para referirse a ella), al igual que los judíos
ortodoxos. De hecho, hoy en día, cuando muere un ser querido de una
persona judía, ésta reza una oración conocida como el Qaddish del
apenado, durante los once meses siguientes a la muerte, por la
purificación de la persona amada.

Como la doctrina del purgatorio fue sostenida por judíos precristianos,


judíos postcristianos, católicos y ortodoxos orientales, nadie pensó en
negarla hasta la reforma protestante, y es así que sólo los protestantes la
niegan hoy en día.

3. "LA IGLESIA INCLUSO SOLÍA VENDER INDULGENCIAS PARA ACORTAR


EL TIEMPO QUE UNO PASARÍA EN EL PURGATORIO EN UN NÚMERO FIJO
DE DÍAS".

Acerca de este argumento, primero señale que en realidad trata acerca de


las indulgencias, que es un tema separado (ver mi artículo, "Introducción
a las Indulgencias"). Si alguien desea realmente escuchar lo que los
católicos tienen para decir acerca de sí mismos, se debe tratar con un
tema por vez, no varios a la vez en una especie de enfoque "a
quemarropa" de la apologética.

En segundo lugar, las indulgencias nunca fueron vendidas. En


determinado tiempo, durante un período de quizás doscientos años, era
posible dar una donación caritativa a determinada causa, como un fondo
para construir un orfanato o un templo, como una de las maneras en las
que una indulgencia podría ser obtenida. No es diferente de lo que hacen
los ministerios protestantes que ofrecen algo a cambio de una
contribución caritativa u "ofrenda de amor" a una causa meritoria. Sin
embargo, a causa del escándalo que los protestantes produjeron, hace
más de cuatrocientos años (poco después del Concilio de Trento) la
Iglesia prohibió la donación caritativa como medio de obtener
indulgencias.

En tercer lugar, los protestantes suelen confundirse acerca del número de


"días" que solían estar asociados a las indulgencias. No tienen nada que
ver con el tiempo en el purgatorio. Las indulgencias originariamente
surgieron como una manera de acortar el período de penitencia en la
tierra. El número de "días" asociado a las indulgencias no era entendido
como acortando el tiempo en el purgatorio, sino facilitando la purificación
luego de la muerte de una manera análoga a la reducción del período
penitencial terrenal durante el número de días indicado.

En cuarto lugar, como algunas personas se confundían pensando que el


purgatorio era reducido en un número dado de días mediante una
indulgencia, la Iglesia abolió el número de "días" asociado a las
indulgencias, específicamente para eliminar esta confusión.

En quinto lugar, la razón por la cual los "días" nunca fueron entendidos
literalmente como días de descuento del purgatorio, es que los teólogos
medievales, tales como Santo Tomás de Aquino, que vivían precisamente
en el período en el que estos "días" se asociaban a las indulgencias,
fueron muy claros acerca del hecho de que el tiempo no funciona de la
misma manera en el más allá, que como lo hace aquí. De hecho, tenían
un término especial para él, y contrastaban tres diferentes modalidades
temporales- el curso ordinario de eventos que experimentamos aquí en la
tierra, llamado "tiempo"; el presente perpetuo que experimenta Dios,
llamado "eternidad"; y el estado intermedio, no tan bien entendido,
experimentado por los que están en el más allá, conocido como
"eviternidad".

De modo que la Iglesia nunca ha dicho que el purgatorio involucre el


mismo tipo de tiempo que experimentamos aquí en la tierra, o incluso
cualquier tiempo en absoluto. Por eso el cardenal Joseph Ratzinger, que
no es ningún teólogo liberal, escribe que el purgatorio puede involucrar
duración "existencial" más bien que "temporal" (ver el libro "Escatología",
de Ratzinger). Puede ser algo que uno experimenta, pero que lo
experimenta en un momento, en lugar de algo que uno atraviesa a través
del tiempo.

4. "ESTA DOCTRINA SE BASA EN LIBROS QUE NO PERTENECEN A LA


BIBLIA".

Cuando un protestante dice esto, tiene en mente 2 Macabeos 12, donde


Judas Macabeo y sus hombres oran por sus camaradas caídos que "se
habían dormido en la justicia", de modo que pudieran ser "librados de sus
pecados" en el más allá, y que era un "santo y piadoso pensamiento" que
hicieran esto.

Por lo tanto 2 Macabeos apoya la oración por los muertos para que éstos
puedan ser librados de las consecuencias de sus pecados (ya que lo que
tenían en mente necesariamente eran las consecuencias del pecado, ya
que no se peca en el más allá). Como no es placentero estar sujeto a las
consecuencias de los pecados de uno, podemos inferir algún tipo de dolor
o incomodidad, y por lo tanto la doctrina completa del purgatorio-una
purificación (liberación) luego de la muerte, que involucra algún tipo de
dolor o incomodidad, y que puede ser asistida por las oraciones de los
vivos.

Sin embargo, si bien 2 Macabeos 12 ciertamente enseña la doctrina del


purgatorio, la doctrina de ninguna manera está "basada en" ese pasaje.
Esta doctrina puede ser sostenida por numerosos pasajes en el Nuevo
Testamento, pero más fundamentalmente (y esto es lo que usted debería
señalar a los protestantes), puede ser deducida de los principios de la
teología protestante por sí sola.

Vea, los protestantes son muy firmes (de hecho, insistentes) acerca del
hecho de que continuamos pecando hasta el fin de esta vida a causa de
nuestra naturaleza corrompida. Sin embargo, son igualmente insistentes
(si los presiona) acerca del hecho de que no pecaremos en el cielo porque
ya no tendremos una naturaleza corrompida. Por lo tanto entre la muerte
y la gloria tiene que haber una santificación-una purificación-de nuestra
naturaleza.

Esta purificación quizás no transcurra en el tiempo, pero como hemos


visto, esto no es obstáculo para la doctrina del purgatorio. Permanece el
hecho de que entre la muerte y la gloria debe haber una purificación, y
eso es por definición el purgatorio-la purificación final o, para decirlo en
términos más protestantes, "la santificación final" o "el último tramo de la
santificación".

5. "NO HAY LUGAR O REGIÓN EN EL MÁS ALLÁ PARA LOS SALVADOS,


EXCEPTO EL CIELO."

Bueno, quizás esto sea verdad. La Iglesia enseña que el purgatorio es la


purificación final, pero no que tenga lugar en alguna región especial del
más allá. Así como no sabemos cómo funciona el tiempo en el más allá-lo
que significa que el purgatorio quizás no lleve tiempo- tampoco sabemos
cómo funciona el espacio en el más allá, especialmente para las almas
desencarnadas-lo que significa que el purgatorio podría no ocurrir en un
lugar en especial.

La purificación final puede tener lugar en la presencia inmediata de Dios


(hasta donde la presencia de Dios pueda ser descripta en términos
espaciales). De hecho, en su libro acerca de la escatología, el cardenal
Joseph Ratzinger describe el purgatorio como un ardiente y transformador
encuentro con Cristo y su amor:

"El purgatorio no es, como pensaba Tertuliano, una especia de campo de


concentración supramundano donde uno es forzado a sobrellevar castigos
de una manera más o menos arbitraria. Más bien es el proceso de
transformación internamente necesario, por el cual una persona se vuelve
capaz de Cristo, capaz de Dios [es decir, capaz de la unión total con
Cristo y Dios], y por lo tanto capaz de unidad con toda la comunión de los
santos. El simple hecho de considerar a las personas con cierto grado de
realismo, es darse cuenta de la necesidad de un proceso así. No
reemplaza la gracia por las obras, pero permite a la primera lograr su
victoria total precisamente como gracia. Lo que de hecho salva es el
consentimiento pleno de la fe. Pero en la mayoría de nosotros, esa opción
básica está enterrada bajo una gran cantidad de madera, heno y paja.
Sólo con dificultad puede salir desde abajo del entramado de un egoísmo
que somos incapaces de demoler con nuestras propias manos. El hombre
es el receptor de la divina misericordia, pero esto no lo libera de la
necesidad de ser transformado. El encuentro con el Señor es esta
transformación. Es el fuego que consume nuestra escoria y nos
transforma para ser vasos de eterno gozo".

Por lo tanto, de acuerdo con la manera en que Ratzinger explica la


doctrina, somos sacados de esta vida, a la unión directa con Jesús, su
ardiente amor y santidad consume toda la escoria e impurezas de
nuestras almas y nos hace aptos para la vida en la gloriosa e insuperable
luz de la presencia y santidad de Dios.

6. "NO HAY DOLOR EN EL MAS ALLÁ".

Este argumento es bien falso. No es cierto que no haya dolor en el más


allá, ni siquiera para los salvados. Se nos dice que un día, en el orden
eterno, "El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni
queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó"." (Apocalipsis 21, 4) - pero
note cuándo ocurre esto: en el orden eterno, luego del descenso de la
Nueva Jerusalén y de la terminación de los actuales cielos y tierra.
Antes de ese tiempo, la Escritura no nos da ninguna promesa de que
estaremos libres de todo dolor. De hecho, indica justo lo opuesto. Pablo
nos dice:

"en definitiva, sea que vivamos en este cuerpo o fuera de él, nuestro
único deseo es agradarlo. Porque todos debemos comparecer ante el
tribunal de Cristo, para que cada uno reciba, de acuerdo con sus obras
buenas o malas, lo que mereció durante su vida mortal. Por lo tanto,
compenetrados del temor del Señor, tratamos de persuadir a los
hombres". (2 Corintios 5, 9-11)

Pablo afirma que por temor del Señor, trata de agradar a Dios porque
todos compareceremos delante de Dios para ser juzgados acerca de si lo
que hemos hecho es bueno o malo. Por lo tanto la perspectiva de
aparecer delante del tribunal de Cristo es algo temible, aun para los
cristianos.

Esto es algo que reconocen incluso los protestantes. Por ejemplo, en su


serie A Través de la Biblia (sobre Romanos 14 en este caso), el predicador
protestante J. Vernon McGee comentaba que no estaba ansioso por llegar
al tribunal de Cristo, porque en su tribunal Jesucristo iba a tomar aparte a
J. Vernon McGee, que es ciertamente algo que Cristo apoya, diciendo a
sus discípulos (los cristianos):

"Sobre él se puede edificar con oro, plata, piedras preciosas, madera,


pasto o paja: la obra de cada uno aparecerá tal como es, porque el día
del Juicio, que se revelará por medio del fuego, la pondrá de manifiesto; y
el fuego probará la calidad de la obra de cada uno. Si la obra construida
sobre el fundamento resiste la prueba, el que la hizo recibirá la
recompensa; si la obra es consumida, se perderá. Sin embargo, su autor
se salvará, como quien se libra del fuego". (1 Corintios 3, 12-15)

Esto claramente se aplica a los salvados, ya que Pablo lo dice ("su autor
se salvará"), pero no indica que este examen de la vida sea algo
divertido, ya que como Pablo también dice, la obra de la persona en
cuestión "es consumida" y que "se perderá" y aunque él se salvará, será
"como quien se libra del fuego". Ni falta que hace decir que ver que la
obra de la vida de uno se consume en llamas, que se pierde cuando uno
esperaba "recibir una recompensa", y escapar a través de las llamas, no
es algo divertido.

Por lo tanto el día en que recibimos nuestro juicio particular al fin de la


vida no será divertido en tanto que nuestras obras no sean buenas. Esto
claramente muestra la realidad del dolor y la incomodidad luego de la
muerte pero antes de la inauguración del orden eterno.

Ahora bien, algunos protestantes intentan una estratagema para dar un


rodeo a este pasaje, diciendo que son nuestras obras las que son
probadas. Es cierto que superficialmente, en este pasaje Pablo dice que
nuestras obras serán probadas por medio del fuego. Pero esto no cambia
nada, ya que sentiremos existencialmente cómo nuestras obras son
probadas y consumidas. Es por esto que Pablo dice que aquel cuyas obras
resistan "recibirá la recompensa"-algo que sentirá-y que aquel cuyas
obras sean consumidas sufrirá su pérdida-nuevamente, algo que sentirá.

Por eso Pablo corona el pasaje diciendo que el salvado que sufra esa
pérdida, se salvará solamente "como quien se libra del fuego"-la imagen
de un hombre escapando de un edificio en llamas, que es precisamente a
lo que Pablo se refería-la iglesia local como un edificio construido por
hombres, ya sea con materiales a prueba de fuego o con materiales que
serán consumidos (ver el contexto previo). Por lo tanto la imagen de un
hombre que ha construido su propia iglesia local incorrectamente, y luego
ve su obra-el edificio que ha construido-consumida por el fuego, de modo
que tiene que huir de él entre las llamas para escapar.

Por lo, si bien Pablo dice que nuestras obras (el edificio que construimos)
serán probadas en el fuego, visualiza las llamas tocándonos a nosotros
mismos si nuestro edificio se incendia y estamos obligados a huir de él.
Por lo tanto, bajo esta metáfora en Pablo, nuestras obras son probadas,
nosotros mismos sentimos las consecuencias de este examen de la
manera más dolorosa posible, ya que no es divertido tener que escapar
de un edificio en llamas mientras el trabajo de su vida se desploma
alrededor de usted.

7. "DICE PABLO, 'ESTAR AUSENTE DEL CUERPO ES ESTAR PRESENTE


CON CRISTO'."

Este es virtualmente el mantra de algunas personalidades protestantes de


la radio. Sin embargo, es total y completamente falso. Pablo no dijo
"Estar ausente del cuerpo es estar presente con Cristo". Lo que en
realidad dijo fue:

"[6] Por eso, nos sentimos plenamente seguros, sabiendo que habitar en
este cuerpo es vivir en el exilio, lejos del Señor; [7] porque nosotros
caminamos en la fe y todavía no vemos claramente. [8] Sí, nos sentimos
plenamente seguros, y por eso, preferimos dejar este cuerpo para estar
junto al Señor; en definitiva, sea que vivamos en este cuerpo o fuera de
él, nuestro único deseo es agradarlo. [10] Porque todos debemos
comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba, de
acuerdo con sus obras buenas o malas, lo que mereció durante su vida
mortal. [11] Por lo tanto, compenetrados del temor del Señor, tratamos
de persuadir a los hombres. Dios ya nos conoce plenamente, y espero que
también ustedes nos conozcan de la misma manera." (2 Corintios 5, 6-
11)

Obsérvese que Pablo está hablando de sí mismo mediante el plural


"nosotros" en este pasaje, como lo muestra en el versículo 11,
mencionando su ministerio evangelizador, y contrastando el "nosotros"
que trata de persuadir a los hombres, con la esperanza de que "ustedes"
también tengan el mismo conocimiento. Sus palabras claramente tienen
aplicación para otras personas en general, pero está hablando
primariamente de sí mismo.

Por lo tanto lo que Pablo dice aquí (v. 6) es que él sabe que mientras está
en el cuerpo está lejos del Señor, lo que es ciertamente algo verdadero y
que ningún católico negaría. No estamos en la presencia inmediata,
desenmascarada, visible, de Cristo en esta vida. De modo que a este
versículo, un católico puede responder simplemente, "¿Y qué? ¿Quién no
sabe eso?"

Pablo entonces afirma (v. 8) que preferiría estar fuera del cuerpo y junto
al Señor. Esto es lo que las personalidades radiales protestantes hacen
pasar como "estar fuera del cuerpo es estar junto a Cristo". Esto no es lo
que Pablo dijo.

Primero que nada, está hablando acerca suyo, recordemos, no acerca de


las personas en general. Hay unos cuantos cristianos, y para ser francos,
la mayoría de ellos, que preferirían mucho más estar presentes en el
cuerpo que morir e ir a estar con Jesús. La preferencia de Pablo de morir
para estar con Jesús en lugar de vivir para permanecer en el cuerpo no es
para nada un sentimiento universal entre los cristianos.

En segundo lugar, está expresando un deseo. Desea que algo pase. Pero
hay una gran diferencia entre decir que uno desea que algo pase, y decir
que pasará infaliblemente.

En tercer lugar, hay una diferencia aún mayor entre decir que uno desea
que dos cosas pasen y decir que cuando una ocurra la otra ocurrirá
instantáneamente. Por ejemplo, si yo como persona no casada dijera
"Quiero ir a casa y cenar", no querría decir que en el instante en que
llegue a casa estaré cenando. Como no estoy casado, antes de que pueda
cenar tendré que preparar la cena. Hay obviamente cierto diferimento
temporal entre mi llegada a casa y mi cena. Lo mismo podría decirse en
el caso de una persona que dice "Quiero ir a casa y ver mi programa
favorito". Cuando uno llega a casa, no significa que uno está
instantáneamente mirando su programa favorito. De hecho, pueden pasar
horas antes de que se emita su programa favorito.

Y obsérvese que en la parábola de Lázaro y el hombre rico, Jesús muestra


al alma del fallecido siendo llevada por los ángeles a su lugar de descanso
(Lucas 16, 22). Obviamente, bajo esta imagen, se describe cierto tiempo
de transporte.

En cuarto lugar, tampoco se deduce, aún si una cosa automáticamente


sigue a la otra, que las dos son idénticas. Si B se sigue de A, no garantiza
la afirmación de que A sea B; sin embargo ésta es precisamente la
manera en que las personalidades radiales protestantes retuercen el
lenguaje de Pablo cuando declaran, "Pablo dice, 'Estar ausente del cuerpo
es estar presente con el Señor'." Ellos lo dicen de tal modo que parece
una cita directa, no un resumen, y como mucha gente nunca busca el
versículo para ver qué dice Pablo realmente, nunca se dan cuenta de que
no es una cita directa, y son guiados erróneamente a pensar que la
Escritura dice algo que no dice.

Por eso este (inexacto) resumen del lenguaje de Pablo ha pasado al


ámbito de los mitos. Es uno de esos versículos míticos que la gente ha
oído tantas veces que piensan que la Biblia lo dice aunque en realidad no
es así (por ejemplo, "Escatimar la vara y arruinar al chico", "El león se
acostará con el cordero", entre los pentecostales: "Hablar en lenguas es
la evidencia del bautismo en el Espíritu Santo", y el rey de todos los
versículos míticos: "El ayuda a quienes se ayudan a sí mismos"). Las
personalidades radiales protestantes por lo tanto contribuyen no sólo a la
ignorancia bíblica de la sociedad al decir esto, sino a las afirmaciones
bíblicas erróneas.

En quinto lugar, es especialmente irónico que este pasaje sea usado para
desaprobar el purgatorio ya que habla (v. 9, 10, 11) de la necesidad de
agradar al Señor en esta vida porque cuando estemos ausentes del
cuerpo y presentes con el Señor tendremos que "comparecer ante el
tribunal de Cristo" para rendir cuentas de todo lo que hemos hecho en
nuestra vida en el cuerpo, lo que Pablo dice que lo motiva ya que es
alguien "compenetrado del temor del Señor". De modo que uno puede
decir: "¿Quiere usted estar ausente del cuerpo e instantáneamente
presente con Cristo? ¡Magnífico1 ¡Bien por usted! Pero lo que va a pasar
cuando usted esté ausente del cuerpo y presente con Cristo-como
muestra este pasaje-es el juicio particular, en el cual usted rendirá cuenta
de cada uno de sus hechos y sus obras serán probadas en el fuego".

En cualquier caso, la primera cosa que usted debería señalar a un


protestante que recurre al "ausente del cuerpo/presente con Jesús" es
"Eso no es lo que Pablo dijo. Lo que él realmente dijo es que él 'preferiría
estar fuera del cuerpo y presente con el Señor'. Pero hay una gran
distancia entre la afirmación 'Deseo A y B' y la afirmación 'Todo el que
hace A instantáneamente hará B', y más aún 'A es B'!"

La segunda cosa que usted debería señalar es: "¡Eh! Recuerde: el


purgatorio puede ser instantáneo. De modo que si estuviéramos
instantáneamente en la presencia de Cristo luego de la muerte
(contrariamente a la ilustración de Cristo de ser llevados por ángeles a
nuestro destino), ¿qué hay con eso? Esto no hace diferencia alguna en la
posición católica, ya que el tiempo no funciona de la misma manera en el
más allá, y el purgatorio podría ser simplemente una transformación
instantánea "en un abrir y cerrar de ojos".

8. "ORAR POR LAS PERSONAS EN EL PURGATORIO NO TIENE SENTIDO".

Una de las cosas que los protestantes encuentran difíciles de entender,


especialmente si están conscientes del hecho de que el purgatorio puede
no transcurrir en el tiempo, es la práctica de orar por los que están siendo
santificados. Preguntarán: "Si uno ha muerto y el tiempo de hallar el
perdón ha pasado, ¿cómo puede la oración hacer alguna diferencia? Y si
la purificación no transcurre en el tiempo, ¿cómo puede usted orar por
ella luego de que ha ocurrido?"

En respuesta a la primera pregunta, recuerde lo que es el purgatorio: La


etapa final de santificación. Ahora bien, la santificación puede ser
dolorosa o no dolorosa (usualmente lo primero), incluyendo su etapa
final. Por lo tanto, así como podemos orar por otros en esta vida para que
sean hechos santos más rápidamente o de manera no dolorosa, del
mismo modo podemos orar por los que están en la etapa final de
santificación para que sean hechos santos más rápidamente o de manera
no dolorosa.

Considere una analogía: Supongamos que usted tiene un amigo que


ingresa al ejército y está en el campo de entrenamiento. Ahora bien,
(teóricamente) todo el que ingresa al ejército debe ser llevado a un cierto
nivel de excelencia física, que es el propósito del campo de
entrenamiento. No importa desde dónde empezó, el propósito del
entrenamiento es llevarlo a ese nivel de excelencia física.

Esto es lo que hace el purgatorio. El purgatorio es el campo de


entrenamiento del cielo. El propósito del purgatorio es llevarlo a usted al
nivel de excelencia espiritual necesaria para experimentar toda la fuerza
de la presencia de Dios. No importa desde dónde empezó, no habrá
pecado en el cielo y usted tiene que ser llevado a ese nivel durante la
santificación final, antes de ser glorificado con Dios en el cielo.

Ahora bien, cuando usted tiene un amigo en el campo de entrenamiento,


ya sea el entrenamiento físico aquí en la tierra o el entrenamiento
espiritual en el más allá, usted puede orar por él para que el
entrenamiento le resulte fácil, para que sea llevado al nivel de excelencia
que necesita en la manera menos dolorosa posible. Puede o no acortar su
tiempo en el campo (de hecho, en los Estados Unidos el campo de
entrenamiento del ejército tiene una duración fija), pero usted puede
igualmente orar para que le resulte más fácil mientras es llevado al nivel
en que necesita estar.

Con respecto a la segunda pregunta, acerca de cómo podemos orar por


alguien si su purificación fue instantánea, no hay ninguna diferencia con
orar por cualquier evento pasado. Dios está fuera del tiempo y por lo
tanto conoce su pedido desde toda la eternidad, lo que significa que
puede aplicar su pedido a cualquier período de tiempo en que éste sea
relevante.

Por eso muchos ministros protestantes, pensando en alguien que acaba


de morir y cuya profesión de fe fue dudosa, dirán: "¡Oh, Señor, si es tu
voluntad, que haya puesto su fe en tu Hijo antes de morir!"

Similarmente, muchos laicos protestantes, cuando corren


angustiosamente a casa porque un terrible accidente ha ocurrido y tienen
miedo de que, por ejemplo, su hija esté muerta, orarán: "¡Oh señor,
cuando llegue allí, que no esté muerta! ¡Que no esté muerte, oh Señor!"
Por supuesto, o está o no está. Ya ha muerto o no ha muerto. Pero como
Dios está fuera del tiempo y oye todos nuestros pedidos
simultáneamente, sigue siendo racional pedirle que no haya permitido
que algo le ocurriera mientras estábamos ausentes.

C.S.Lewis, el conocido autor protestante, habla acerca de la oración por


eventos pasados, bastante extensamente en sus escritos, y puntualiza
que la única vez en que es irracional orar por un evento pasado es cuando
uno sabe que no fue la voluntad de Dios responder a la oración, porque
uno ya sabe cómo sucedió el hecho. Por eso sería irracional orar para que
Abraham Lincoln no sea asesinado, pues ya sabemos que lo fue, o sería
irracional orar para que los nazis perdieran determinada batalla en la
segunda guerra mundial si uno ya sabe que ganaron esa batalla. En esos
casos es irracional orar porque uno ya sabe la voluntad de Dios en esa
materia y sabe que no fue la voluntad de uno. Pero en tanto y en cuanto
uno no conozca cuál es la voluntad de Dios con respecto a algo, sea
pasado, presente o futuro, sigue siendo racional orar.

Por lo tanto, si llega a ser que el purgatorio es instantáneo en el momento


de la muerte, sigue siendo racional orar para que esa santificación final
haya sido más fácil para los que la experimentaron, de la misma manera
en que es racional que un ministro protestante presente en un funeral,
ore así en su corazón, "¡Oh Señor, que este hombre haya puesto su
confianza en tu Hijo!"

9. "CONTRADICE LA SUFICIENCIA DE LA OBRA DE CRISTO".

Bien. La idea aquí es que ya que el purgatorio involucra sufrimiento, debe


de alguna manera contradecir los sufrimientos de Cristo e implicar que
éstos no fueron suficientes.

¡No es así!

Recuerde: el purgatorio es simplemente la etapa final de la santificación.


La santificación en esta vida involucra el dolor, "porque el Señor corrige al
que ama y castiga a todo aquel que recibe por hijo" [y] "toda corrección,
en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría"
(Hebreos 12, 6.11), sin embargo nadie dice que ese sufrimiento
contradiga los sufrimientos de Cristo. De la misma manera, el sufrimiento
durante la santificación final de ninguna manera contradice los
sufrimientos de Cristo ni implica que sean insuficientes.

¡Muy por el contrario! El hecho es que el sufrimiento que experimentamos


en la santificación en esta vida, es algo que recibimos a causa del
sacrificio de Cristo por nosotros. Sus sufrimientos pagaron el precio para
que nosotros fuéramos santificados, y sus sufrimientos pagaron el precio
para toda nuestra santificación-tanto la parte inicial como la final. ¡Por
eso, en primer lugar, es a causa del sacrificio de Cristo que recibamos la
santificación final! Si él no hubiera sufrido, no se nos daría la santificación
final (ni la glorificación a la que lleva), sino que iríamos directamente al
infierno. Por lo tanto, el purgatorio no implica que los sufrimientos de
Cristo fueron insuficientes; ¡más bien el hecho de que se nos dé la
santificación final del purgatorio es a causa de los sufrimientos de Cristo!
10. "ES COMPLETAMENTE ANTIBÍBLICA".

Lo que hemos dicho hasta ahora debería revelar la falsedad de este


cargo. El purgatorio no es de ninguna manera una doctrina antibíblica.
Más bien, es completamente bíblica con fundamentos tanto implícitos
como explícitos. Implícitamente, puede ser derivada de los principios
bíblicos de que seguimos pecando hasta la muerte pero no habrá pecado
en la gloria. Por lo tanto entre la muerte y la gloria debe haber una
purificación.

Explícitamente, no solamente tenemos el testimonio de pasajes como el


de 2 Macabeos 12, sino también el testimonio de pasajes que describen
nuestra responsabilidad ante Cristo en el juicio particular, incluyendo la
descripción especialmente vívida de alguien escapando a través de las
llamas en 1 Corintios 3, 11-15.

El mismo Jesús agrega a esto cuando habla en Mateo 12, 32 acerca de un


pecado que no será perdonado en esta vida ni en la venidera, implicando
que algunos pecados (los pecados veniales de los que no nos hayamos
arrepentido antes de nuestra muerte) serán perdonados cuando nos
arrepintamos en el primer instante de nuestra vida de ultratumba.

Más aún, en Mateo 5, 25-26, Jesús nos dice: "Trata de llegar en seguida a
un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que
el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último
centavo".

En esta parábola Dios es el juez, y si no nos hemos reconciliado con


nuestro prójimo antes de ver a Dios, Dios nos pedirá cuentas por el mal
que les hicimos. Esto es lo que la Biblia quiere decir cuando dice que Dios
tomará venganza por nosotros, por lo que no debemos tomarla nosotros
mismos, porque Dios defenderá la causa de los pobres y de las viudas.
Cada vez que una persona pobre o una viuda (o cualquier otra persona)
es oprimida o se le hace injusticia, Dios pedirá cuentas al opresor por lo
que hizo-a menos que la persona oprimida libremente elija perdonar al
ofensor. En ese caso, Dios no pedirá cuentas al ofensor por el mal que
hizo a nivel humano (es decir, contra el ser humano con el que fue
injusto), pero a menos que hayamos obtenido el perdón de Dios por el
mal que hicimos contra Dios, seguirá pidiéndonos cuenta por eso.

Por eso en nuestros pecados contra otros hay dos dimensiones-la


humana, por la cual pecamos contra nuestro prójimo en ese acto, y la
divina, por la cual pecamos contra Dios en ese acto. Por eso el robo es un
pecado contra nuestro prójimo de quien robamos, y un pecado contra
Dios, cuya ley violamos. Debemos obtener el perdón de Dios por el
aspecto divino de nuestro pecado, pero, como Jesús nos dice en Mateo 5,
25-26, debemos obtener perdón por el aspecto humano de nuestro
pecado, del ser humano contra el cual pecamos. Si no lo hacemos, Dios
nos pedirá cuentas.

Por supuesto, como los humanos son seres finitos, nuestros pecados
contra ellos sólo pueden merecer un castigo finito (comparado con
nuestros pecados contra Dios, que es un ser infinito, de modo que
nuestros pecados contra él pueden merecer un castigo infinito). Como
este castigo es finito, tiene que ser temporario (ya que un castigo eterno
es infinito ya que involucra la recepción de dolor durante un período
infinito de tiempo). Pero si este castigo que recibiremos cuando seamos
juzgados por Dios (según la parábola de Jesús) es temporario, entonces
es el purgatorio. Por eso Jesús dice "No saldrás de allí hasta que hayas
pagado el último centavo", porque llegará un momento en que se termine
el castigo finito debido a la dimensión humana y finita de sus pecados.

En cualquier caso, se ha dicho más que suficiente para mostrar la


inexactitud del cargo de que el purgatorio es una doctrina antibíblica. En
realidad, está firmemente enraizada en la Escritura.

11. "NINGÚN PROTESTANTE PODRÍA CREER EN ELLA".

Lo siento, pero esto también es falso. Hay protestantes que creen en el


purgatorio. Uno que fue muy explícito acerca de él fue C.S.Lewis. En sus
Cartas a Malcom, escribió:

"Claro que oro por los muertos. La acción es tan espontánea, tan
inevitable, que sólo el caso teológico más compulsivo contra ella podría
detenerme. Y apenas sé cómo podría sobrevivir el resto de mis oraciones
si las que son por los muertos fueran prohibidas. A nuestra edad, la
mayoría de los que más amamos están muertos. ¿Qué clase de relación
podría tener con Dios si no pudiera mencionarle lo que más amo?"

"Yo creo en el purgatorio... Nuestras almas demandan el purgatorio, ¿o


no? ¿Acaso no nos partiría el corazón si Dios nos dijera, 'Es cierto, hijo,
que tienes mal aliento y que tus harapos chorrean barro y limo, pero aquí
somos caritativos y nadie te molestará por estas cosas, ni se apartará de
ti. Entra al gozo'? Acaso no le responderíamos, 'Con todo respeto, señor,
y si no hay objeción, yo preferiría ser limpiado primero'? "Sabes que
puede ser doloroso'-"Aún así, señor'."
"Supongo que el proceso de purificación normalmente involucrará
sufrimiento. En parte por tradición; en parte porque la mayoría de lo que
se me ha hecho de verdaderamente bueno, lo ha involucrado. Pero no
pienso que el sufrimiento sea el propósito de la purificación. Puedo creer
bien que personas no mucho peores ni mucho mejores que yo sufrirán
menos o más que yo... el tratamiento dado será el que sea necesario, sea
que duela poco o mucho".

"Mi imagen favorita en esta materia viene de la silla del dentista. Espero
que cuando me sea extraído el diente de la vida y esté 'recobrándome',
una voz dirá 'Enjuáguese la boca con esto'. Esto será el purgatorio. El
enjuague puede durar más tiempo de lo que ahora me imagino. Su gusto
puede ser más ardiente y astringente de lo que mi sensibilidad actual
podría soportar. Pero... [no] será asqueroso ni impío".

Pero más allá de protestantes como Lewis, que abiertamente admiten su


creencia en el purgatorio, puede decirse que los protestantes en general
creen en el purgatorio, y simplemente no lo llaman así. Ya que todo
protestante histórico admitirá que nuestro continuo pecar en esta vida no
continúa en el cielo. De hecho, insistirán bastante en que aunque nuestra
santificación no es completa en esta vida, será completada
(instantáneamente, dicen) tan pronto como esta vida termine. ¡Pero eso
es lo que es el purgatorio!-la santificación final, la purificación. Por lo
tanto es permisible decir que muchos protestantes creen en el purgatorio
sin darse cuenta.

UN MOVIMIENTO POSITIVO

Todas estas reflexiones ayudan a que entendamos como responder a los


desafíos que un protestante puede hacer a la doctrina del purgatorio. Sin
embargo, ya que son refutaciones, no constituyen en sí mismos una
explicación positiva de la doctrina para los protestantes. Si uno quiere
hacer eso-hacer una explicación de la doctrina más bien que explicar por
qué fallan las objeciones a ella, entonces se deberían anudar las
reflexiones anteriores y decir algo como esto:

"El purgatorio es el nombre que los católicos dan a la purificación final


que ocurre al final de la vida. Como aún pecamos en esta vida, pero no
pecaremos cuando estemos en la gloria, entre la muerte y la glorificación
debe haber una purificación. Esto es algo que incluso los protestantes
admiten. El purgatorio es entonces la etapa final de nuestra santificación.
Es nuestra transición a la gloria. A través de toda la vida cristiana Dios
está purificando nuestros corazones, dándonos mayor santidad, pero este
proceso santificador no está completo (ni nada que se le parezca) hasta el
final de nuestra vida. Por eso lo que Dios no quiso darnos en esta vida,
quiere dárnoslo una vez que morimos.

"El único punto adicional en el cual la Iglesia Católica insiste con respecto
a la purificación final es que, como la santificación en esta vida, puede
involucrar dolor o incomodidad, y que, al igual que cuando alguien está
siendo santificado en esta vida, podemos orar por alguien que esté siendo
santificado en el purgatorio. La Iglesia no enseña que el purgatorio ocurra
en una región especial del más allá, ni siquiera que ocurra a través del
tiempo, ya que tenemos muy poca idea de cómo funciona el tiempo en el
más allá, y el purgatorio puede ser instantáneo desde nuestro punto de
vista".

Puede entonces respaldar esto con los versículos bíblicos y otro material
que hemos discutido. En general, debería usar el término "santificación"
en lugar de "purificación" o "purga", porque "santificación" es un término
que los protestantes entienden y con el cual están cómodos. Expresando
la doctrina en términos de santificación se les hace más comprensible y
derriba muchas de sus objeciones clave (por ejemplo, la idea de que el
purgatorio implica que los sufrimientos de Cristo fueron insuficientes).

Por eso es útil hablar acerca de las almas siendo santificadas en el


purgatorio y describir el purgatorio como la etapa final de la santificación.
Si hace esto, hará la conversación mucho más fluida, hablando en el
idioma de la persona con quien está hablando, en lugar de insistir en que
él se avenga a usar el idioma de usted, cuando apenas está familiarizado
(y muy escéptico, si es que no altamente hostil) con la idea que usted
está expresando.

Adicionalmente, hay un par de puntos adicionales que usted debería hacer


en su explicación, ya que muchos protestantes están confundidos acerca
de ellos.

¡EL PURGATORIO NO ES UN DESTINO INTERMEDIO!

Primero, debería explicar que el purgatorio no es un estado intermedio


entre el cielo y el infierno. Esto favorece que los protestantes piensen
acerca de él no sólo como un lugar distinto en el más allá (¡algo que la
Iglesia no enseña!) sino, aún peor, que el purgatorio es un destino
intermedio entre el cielo y el infierno. Esto es totalmente falso, y debería
enfatizarles muy fuertemente a los protestantes que todo el que va al
purgatorio va al cielo. De hecho, la razón por la que uno va al purgatorio
es para que pueda ser adaptado para la vida en el cielo. El purgatorio
entonces constituye el salón de belleza del cielo, el lugar donde uno va
para ser acicalado antes de ser conducido al Salón del Trono.

Por esta razón, debería evitar totalmente cualquier expresión como "El
purgatorio es donde va uno cuando no es tan malo como para el infierno
pero no tan bueno como para el cielo". Este lenguaje, además de sonar
legalista, también hará que un protestante piense que el purgatorio es
algún tipo de destino intermedio en lugar de un fenómeno temporario. En
su lugar, use el lenguaje que usa la Iglesia:

"Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero


imperfectamente purificados, aunque estén seguros de su eterna
salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener
la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo." (Catecismo de la
Iglesia Católica, 1030)

Así, se debe poner el énfasis donde corresponde, en la purificación


incompleta de la persona, más bien que decir "no suficientemente bueno",
lo que implica (al menos para los oídos protestantes) un modo legalista
de ganar el cielo.

LOS GOZOS DEL PURGATORIO

Para mejor romper las barreras protestantes a la comprensión de la


doctrina, señale que la Iglesia de ninguna manera enseña que el
purgatorio sea exclusivamente dolor. De hecho, algunos de los más
grandes santos y teólogos han enfatizado que, ya que el alma está en
mayor unión con Dios que aquí en la tierra, experimenta
consecuentemente mayores gozos. Por eso Santa Catalina de Siena
escribió:

"Dios inspira al alma en el purgatorio un movimiento tan ardiente de


amor devoto que sería suficiente para aniquilarla si no fuera inmortal.
Iluminada e inflamada por esta pura caridad, cuando más ama a Dios,
más detesta la menor mancha que le desagrade, el menor defecto que
impide su unión con él".

También escribió:

"Fuera de la felicidad de los santos en el cielo, pienso que no hay gozo


comparable con el de las almas en el purgatorio. Una incesante
comunicación con Dios hace que su felicidad sea cada día más intensa, y
esta unión con Dios crece más y más íntimamente, a medida que los
impedimentos a esa unión, que existen en el alma, son consumidos. Estos
obstáculos... son, por decirlo así, como el óxido y los restos del pecado; y
el fuego continúa consumiéndolos, y así el alma gradualmente se expande
bajo la influencia divina. Así, a medida que el óxido disminuye y el alma
yace al descubierto bajo los rayos divinos, la felicidad aumenta. Uno
aumenta y el otro disminuye hasta que el tiempo de tribulación termina...
Con respecto a la voluntad de estas almas, nunca pueden decir que estos
dolores sean dolores, tan grande es su conformidad con la voluntad de
Dios, con la que sus voluntades están unidas en perfecta caridad".

De hecho, las almas en el purgatorio tienen un gran número de motivos


para el gozo: (a) libertad del hecho de cometer pecados, (b) libertad del
deseo de pecar, (c) mayor unión con Dios y Cristo, (d) certeza de la
salvación final de una manera no posible en esta vida, (e) una apreciación
final y completa de cuán misericordioso Dios ha sido con uno, (f) una
apreciación final y completa de cuánto Dios lo ama a uno, (g) el amor
puro y libre al fin, que sentiremos por Dios y por otros, (h) recompensas
parciales que pueden ser dadas en anticipación de la entrada en la gloria
total del cielo al final del purgatorio.

Lo que es más, no hay ninguna enseñanza de que los dolores del


purgatorio sobrepasen los gozos del purgatorio. Como dice Santa
Catalina, "nunca pueden decir que estos dolores sean dolores, tan grande
es su conformidad con la voluntad de Dios, con la que sus voluntades
están unidas en perfecta caridad". Puede ser (y en mi opinión, es muy
probable) que el dolor de ver alguna de nuestras obras convertirse en
humo sea más que balanceado por el gozo de ver algunas de ellas
permanecer y oír internamente, "Bien hecho, buen y fiel siervo", de parte
de la siempre amante e infinitamente buena Fuente de nuestra redención,
nuestra vida, y nuestra misma existencia.

MANTENGA LA DOCTRINA EN PERSPECTIVA

Finalmente, encarezca a su hermano o hermana protestante a mantener


la doctrina del purgatorio en perspectiva. Los protestantes
frecuentemente sienten (como yo lo sé, ya que yo fui uno de ellos) que
los católicos ponen mucho énfasis en determinadas doctrinas, como lo
hace la literatura protestante anticatólica. Así, por ejemplo, cuando un
protestante piensa en un católico, más frecuentemente piensa acerca de
él como alguien que cree en el purgatorio y no como alguien que cree en
la Trinidad, y puede erróneamente pasar a pensar que el purgatorio es
una doctrina más importante para un católico, que la Trinidad.
Por eso, como las polémicas protestantes anticatólicas se enfocan en
áreas de (real o aparente) desacuerdo con los católicos, estas áreas
asumen una mayor prominencia en la mente protestante y la llevan a una
visión distorsionada de qué tan importantes determinadas doctrinas son
para los católicos. Así, los protestantes frecuentemente imaginan que el
catolicismo es una religión de nada más que santos y estatuas y cuentas
del Rosario y obras y penitencias y purgatorio y sufrimiento y un montón
de cosas menores.

Al hacer esto, están colando mosquitos pero tragándose camellos,


perdiéndose "las cosas más pesadas" de la fe católica y lo que es más
importante para los católicos. El catolicismo es en realidad una religión de
Dios y Cristo y la Trinidad y redención y perdón y fe y gracia y gozo,
como es ilustrado por el hecho de que si usted va a Misa y simplemente
escucha las oraciones oficiales de la Iglesia, usted oye mucho más acerca
de Dios y Cristo y gracia y gozo que lo que oye acerca de santos y
estatuas y cuentas y purgatorio.

Esto debería ser señalado, fuerte y repetidamente, a un hermano


protestante, para que tenga una mejor comprensión de la esencia de la
enseñanza católica y la vida católica, en lugar de suponer que la discusión
que oye en el tratamiento protestante del tema es representativa del
énfasis que los católicos mismos ponen en esas materias.

A tal fin, sería beneficioso mostrarle realmente la sección acerca del


purgatorio en el Catecismo de la Iglesia Católica, ya que son sólo tres
párrafos de 750 páginas que explican de qué se trata la fe. Para esto,
cerremos simplemente mirando las sección sobre el purgatorio en el
Catecismo y dejando que la Iglesia hable por sí misma:

LA PURIFICACIÓN FINAL, O PURGATORIO

1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero


imperfectamente purificados, aunque estén seguros de su eterna
salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener
la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.

1031 La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos


que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia
ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los
Concilios de Florencia (cf DS 1304) y de Trento (cf DS 1820; 1580). La
tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura
(por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador:
"Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio,
existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad,
al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu
Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12,
31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser
perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro" (San Gregorio
Magno, dial. 4, 39).

1032 Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por


los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por esto mandó [Judas
Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para
que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros
tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido
sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf DS 856),
para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios.
La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras
de penitencia en favor de los difuntos:

"Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job


fueron purificados por el sacrificio de su padre (cf Jb 1, 5), ¿por qué
habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven
un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido
y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. In 1
Cor. 41, 5).
Conversando con amigos evangélicos sobre el Canon
Bíblico (Parte 1)
Por José Miguel Arráiz

Continuando con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de


apologética, les comparto un diálogo ficticio que aborda las diferencias
entre la Biblia que utilizamos los católicos y nuestros hermanos cristianos
de otras denominaciones. Como de costumbre los argumentos los he
recogido de algunas conversaciones con algunos amigos evangélicos. Los
nombres de quien participan no son reales.

Miguel: En nuestra conversación mencionabas un texto del libro de los


Macabeos para justificar la conveniencia de la oración por los difuntos. He
investigado un poco y ya sé por qué no se encuentra en nuestras Biblias.
Lo que sucede es que es un libro apócrifo que no pertenecía al canon
judío del Antiguo Testamento y por ende, tampoco debe pertenecer a la
Biblia.

José: Antes que nada una aclaración: nosotros no les llamamos


apócrifos, porque así les llamamos a otros escritos que si quedaron fuera
del Canon bíblico, les llamamos ―deuterocanónicosˮ[1], por ser libros cuya
canonicidad fue puesta en duda en diversas ocasiones, incluso mucho
más que el resto de los libros sagrados que llamamos ―protocanónicosˮ.
Pero dejemos a un lado la terminología para centrarnos en lo importante.

Miguel: De acuerdo. Llamémosles ―deuterocanónicosˮ por esta ocasión


para utilizar una terminología en común.

José: Gracias. Ahora bien, lo que sucede es que inclusive entre los judíos
había un doble canon: el que se suele llamar el canon palestino, que
seguían los judíos palestinenses y que solamente contaba con los libros
protocanónicos[2], y el canon alejandrino, que seguían aquellos judíos
que habían sido deportados y vivían en el extranjero[3]. Ellos utilizaban
una traducción en la Biblia, que fue mandada a hacer por el emperador
Tolomeo para la biblioteca de Alejandría, conocida como la
Septuaginta[4]. Esta traducción de la Biblia llamada así porque fue hecha
por aproximadamente 70 eruditos judíos, si contaba con todos los
deuterocanónicos. Esta por cierto, era la Biblia que utilizaron Jesús y sus
discípulos.
Miguel: ¿Cómo lo sabes?

José: Porque de unas 350 citas del Antiguo Testamento que aparecen en
el Nuevo, unas 300 concuerdan con el texto de los Setenta[5]. Es un
hecho aceptado fue el texto utilizado por no solo por las comunidades
judías de todo el mundo antiguo más allá de Judea, sino por la iglesia
cristiana primitiva, de habla y cultura griega[6].

Miguel: Está bien, pero que los judíos y los cristianos hicieran uso de esa
versión no quiere decir necesariamente que aceptaran la canonicidad de
todos esos libros. Observa por ejemplo, que los judíos actualmente no los
aceptan, e incluso en la antigüedad tenemos dos testimonios importantes
de parte del judaísmo: 1) Flavio Josefo[7], el gran historiador judío,
testifica que los libros que llamas deuterocanónicos no se hallaban en el
canon judío, y Filón, el gran filósofo judío de Alejandría y la comunidad
judía alejandrina de habla griega, que solía usar la versión de los Setenta,
no los llegó a citar nunca.

José: No te niego que los judíos finalmente terminaron por rechazar los
libros deuterocanónicos, y ya llegaremos a analizar las causas de eso.
Respecto a Josefo no hay que perder de vista el hecho de que él escribe
en un momento histórico donde este rechazo comenzaba a verse más
marcado y que se hizo definitivo en el sínodo de Jamnia, a finales del
siglo I, comienzos del II. Ahora bien, en cuanto a Filón de Alejandría, si
bien es cierto que no cita los deuterocanónicos, también es cierto que
tampoco cita algunos protocanónicos que si están en las Biblias
protestantes. En las obras que han sobrevivido de Filón no se encuentran
citas tampoco de Ruth, Cantar de los cantares, Lamentaciones, Ezequiel y
Daniel[8]. El que haya omitido citar de algún libro no demostraría que
rechazara su canonicidad, simplemente que no consideró relevante
comentar algo en sus textos.

Miguel: Pero si es un hecho que los judíos los terminaron rechazando,


¿no implica eso que deberían estar fuera del canon? Después de todo el
propio apóstol Pablo reconoce que a los judíos ―les fueron confiados los
oráculos de Dios‖ (Romanos 3,2). Ellos en lo referente al Antiguo
Testamento tenían la autoridad de decidir.

José: No creo que haya que sobredimensionar ese pasaje para hacerle
decir algo que no dice. Los judíos, como el pueblo escogido por Dios, se
les confió inicialmente la Revelación, pero luego fue confiada a la Iglesia,
quien en última instancia podría discernir de manera autorizada y
definitiva sobre el canon.
Miguel: Entiendo que la Iglesia Cristiana recibió la autoridad de parte de
Dios luego de que los judíos no creyeran en el Mesías, pero en lo
referente al Antiguo Testamento, que fue escrito antes de la era de la
Iglesia, ellos si tenían la autoridad de decidir.

José: El problema es que estás dividiendo los libros de la Escritura en


base a una división humana y organizativa. Antiguo Testamento y Nuevo
Testamento son títulos que les damos para agrupar aquellos libros que
fueron escritos antes y después de la venida de Cristo, pero todos y cada
uno son parte de una misma Revelación progresiva. Respecto al
discernimiento definitivo de que libros formarían parte del canon
correspondía a la Iglesia por ser la portadora de las llaves del Reino de los
cielos (Mateo 16,19). ¿O es que en alguna parte de la Biblia se menciona
esta subdivisión y se dice cuando se terminaría de definir el canon?[9]

No podemos colocar la palabra del judaísmo, que en su mayoría terminó


por rechazar al Mesías, sobre la del cristianismo en esto. Sobre todo
porque se sabe que las principales razones por las cuales ellos terminaron
de rechazar esos libros, es porque los apologistas cristianos los utilizaban
para demostrarles que Jesús era el Mesías.

Miguel: ¿Que apologistas?

José: Está el testimonio de Justino Mártir, el más célebre apologeta del


Siglo II, del cual se conserva un debate con un judío de la época, en el
cuál le reclama a su oponente, Trifón, que los judíos habían rechazado la
versión de los Setenta por esta causa[10]. La razón es bastante obvia
porque hay unos textos tan claros respecto al Mesías en los
deuterocanónicos que movían a muchos judíos a hacerse cristianos.

Miguel: ¿Recuerdas alguno de esos textos?

José: Mira el siguiente texto en el libro de la Sabiduría:

―TENDAMOS LAZOS AL JUSTO, que nos fastidia, se enfrenta a nuestro


modo de obrar, nos echa en cara faltas contra la Ley y nos culpa de faltas
contra nuestra educación. Se gloría de tener el conocimiento de Dios y SE
LLAMA A SÍ MISMO HIJO DEL SEÑOR. Es un reproche de nuestros
criterios, su sola presencia nos es insufrible, lleva una vida distinta de
todas y sus caminos son extraños. Nos tiene por bastardos, se aparta de
nuestros caminos como de impurezas; proclama dichosa la suerte final de
los justos y SE UFANA DE TENER A DIOS POR PADRE. Veamos si sus
palabras son verdaderas, examinemos lo que pasará en su tránsito. PUES
SI EL JUSTO ES HIJO DE DIOS, ÉL LE ASISTIRÁ y le librará de las manos
de sus enemigos. Sometámosle al ultraje y al tormento para conocer su
temple y probar su entereza. CONDENÉMOSLE A UNA MUERTE
AFRENTOSA, PUES, SEGÚN ÉL, DIOS LE VISITARÁ‖ (Sabiduría 2,12-20)

La similitud con lo que le ocurriría a Jesús, el ―justo‖ por excelencia es tan


asombrosa que difícilmente puede ser tenida por coincidencia. Observa
que allí se habla de un justo que se hace llamar a sí mismo ―hijo de Dios‖,
que era precisamente una de las razones por las cuales los judíos querían
matarle: ―Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle,
porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio
Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios.‖ (Juan 5,18). Planean además
someterlo al ultraje y a una muerte afrentosa y burlarse de él
precisamente como se burlaron de Jesús en la cruz: ―Ha puesto su
confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya
que dijo: Soy Hijo de Dios‖ (Mateo 27,43; Marcos 15,32)

Miguel: Definitivamente el pasaje parece profetizar lo que le sucedería a


Jesús.

José: Y lamentablemente no está en sus Biblias.

Miguel: Está bien, podemos estar de acuerdo en que el criterio de los


judíos no puede ser colocado sobre el de la Iglesia Cristiana, pero
también he podido averiguar que muchos padres de la Iglesia también
rechazaron los libros que llamas deuterocanónicos, y cuando digo
muchos, es que eran MUCHOS.

José: Como te decía al comienzo, los deuterocanónicos han estado


sometidos en diversas ocasiones a dudas sobre su inspiración y
canonicidad, cosa que también ha pasado en menor medida con los
protocanónicos. Para ponerte un ejemplo: del Canon del Nuevo
Testamento el catálogo más antiguo que ha sobrevivido es el Fragmento
de Muratori, datado a finales del siglo II. Allí no son nombradas las
epístolas a los Hebreos, Santiago y la 2 Pedro, pero hoy día todos,
católicos y evangélicos las aceptamos como parte de la Biblia. Esto
demuestra que incluso en una época así de tardía la cuestión del canon no
estaba totalmente definida[11].

Si uno estudia la historia del Canon, verá que el acuerdo se fue


produciendo paulatinamente, pero este ni siquiera era definido en base a
opiniones particulares, sino a decisiones autorizadas en la Iglesia. Allí está
el caso de dos ilustres padres de la Iglesia de la talla de San Jerónimo y
San Agustín. El primero inicialmente rechazó los deuterocanónicos y el
segundo en cambio los defendía. El rechazo inicial del primero cedió ante
la solicitud del Papa que los incluyera en la Biblia que utilizó desde aquella
época la Iglesia Católica: La Vúlgata latina.

Las primeras decisiones autorizadas del Canon se encuentran en dos


documentos. Uno de ellos es el llamado Decretales de Gelasio, cuya parte
esencial se atribuye hoy día a un Concilio convocado por el Papa Dámaso
en el año 382 d.C. El otro es el canon del Papa Inocencio I, enviado en
405 d.C. a un obispo gálico como respuesta a una solicitud de
información. Ambos documentos contienen a todos los deuterocanónicos,
sin distinción alguna, y son idénticos al catálogo del Concilio de Trento.

Por eso, más que basarnos en opiniones particulares, que eran


perfectamente respetables y comprensibles cuando el tema no estaba
zanjado, en la Iglesia nos hemos acogido a decisiones autorizadas. Y no
es casualidad que en absolutamente TODOS los Concilios que se han
realizado en la Iglesia para definir el Canon (ya sea locales o ecuménicos)
siempre se incluyó los deuterocanónicos, tal como sucedió en el Concilio
de Hipona (año 393 d.C.) y los tres de Cartago (años 393,397 y 419 d.C.)
hasta que fue definido formalmente de manera definitiva en el Concilio de
Trento (año 1546 d.C.)

Y no podemos rechazar libros que estuvieron en la Biblia que tuvo la


Iglesia durante 16 siglos[12]solo porque en pleno siglo XVI a Martín
Lutero se le ocurrió rechazarlos. En su caso, al igual que los judíos,
porque le incomodaba lo que decían estos libros, al contradecir su
doctrina de la Salvación por la Sola Fe, las oraciones por los difuntos, el
purgatorio, etc.

De hecho, aunque muchas personas no lo saben, Lutero intentó sin éxito


excluir del Canon del Nuevo Testamento también cuatro libros: Hebreos,
Santiago, Judas y Apocalipsis[13].

Miguel: No lo sabía, pero no veo por qué razón habría de hacerlo.

José: Si tuviera que suponer, diría que porque en Hebreos se menciona


la posibilidad de perder la salvación (Hebreos 2,3; 5,9), en Santiago se
dice que el hombre se justifica por las obras y no por la fe solamente
(Santiago 2,24), en Judas se dice que los que crean divisiones en la
Iglesia son impíos que carecen del Espíritu Santo (Judas 1,18-19), y en
Apocalipsis porque dice que todos serán juzgados de acuerdo a sus obras
(Apocalipsis 20,13), todas enseñanzas incompatibles con su doctrina.

Miguel: Muy interesante la conversación, pero quedaron algunos puntos


en el tintero que quisiera que conversáramos en una próxima ocasión.
José: Con mucho gusto.

——————————————————————————–

NOTAS

[1] Los libros ―deuterocanónicos‖ fueron excluidos de las Biblias


protestantes y son: Tobías, Judit, Ester, I Macabeos, II Macabeos,
Sabiduría, Eclesiástico, (también llamado ―Sirac‖) y Baruc.

[2] Aunque se discute si incluso los judíos de palestina habían excluido


definitivamente los deuterocanónicos.

[3] La Diáspora es un término utilizado para referirse a las poblaciones


judías expulsadas de su tierra y dispersas a raíz de diversas guerras. El
primer exilio ocurrió en el año 586 a. C., cuando el rey de los babilonios,
Nabucodonosor II, conquistó el Reino de Judá, destruyendo el primer
templo y trasladando a los líderes judíos a Babilonia. Setenta años más
tarde, el rey persa Ciro II el Grande permitió a los judíos retornar a la
Tierra de Israel tras haber conquistado a los babilonios, sin embargo no
todos retornaron. El segundo exilio se produjo en el año 70 d. C. cuando
el general romano Tito, futuro emperador, derrotó una revuelta judía y
destruyó el segundo templo.

Un mayor número de judíos fue expulsado después de que fuera


aplastada la rebelión de Bar Kojba en el año 135 d. C. Desde entonces los
judíos se dispersaron por todo el Imperio romano y posteriormente por el
mundo, encontrándose en casi todos los países.

[4] La traducción de la Septuaginta o versión de los Setenta se inició a


finales del siglo III (año 280 a.C.) y culminó a finales del siglo II.

[5] Cf. R. Cornely, Introductio generalis: CSS (París 1894) n.31;

H. H. Swete-R. R. Ottley, An Introduction to the Old Testament in


Greek (Cambridge 1914) 381-405.

[6] Norman Davidson; Early Christian Doctrines, Continuum; Londres,


Inglaterra, 1958, p. 53

[7] Flavio Josefo fue un importante historiador judío fariseo nacido


aproximadamente en el año 37 d.C. y fallecido en el 101 d.C. Hecho
prisionero y trasladado a Roma, llegó a ser favorito de la familia imperial
Flavia. En Roma escribió, en griego, sus obras más conocidas: La guerra
de los judíos, Antigüedades judías y Contra Apión gracias a las cuales se
cuenta hoy con importante información histórica de la época. Fue
considerado como un traidor a la causa judía.

[8] Herbert Edward Ryle, D.D., Philo and the Holy Scripture, Londres:
Macmillan and Co. 1895

[9] Jesús y los apóstoles normalmente se refieren al Antiguo Testamento


como ―La ley y los profetas‖, pero nunca indican que libros eran canónicos
ni que había sido definitivamente definido en algún momento antes de la
venida de Jesús.

[10] En su Diálogo con Trifón en el n° 71 escribe: ―A quien no presto fe


alguna es a vuestros maestros, que no admiten esté bien hecha la
traducción de vuestros setenta ancianos que estuvieron con Ptolomeo…,y
quiero además que sepáis que ellos han suprimido totalmente muchos
pasajes de la versión de los Setenta ancianos que estuvieron con el rey
Ptolomeo, por los que se demuestra que este mismo Jesús crucificado fue
en términos expresos predicado como Dios y hombre…Como sé que los de
vuestra raza los rechazan, no me detengo a discutirlos, sino que paso a
las pruebas tomadas de los que todavía admitís‖ (Daniel Ruiz Bueno,
Padres Apologetas Griegos, BAC, Madrid MCMXCVI, p. 431). También
escribe en el n° 120: ―No voy a discutir con vosotros sobre una frasecilla,
al modo que tampoco he tenido empeño en fundar mi demostración de
Jesucristo sobre Escrituras no reconocidas de vosotros, como los pasajes,
que os cité, del profeta Jeremías, Esdras y de David, sino sobre las que
hasta ahora reconocéis‖ (Ibid., p. 512)

[11] A pesar de que todos los libros de la Biblia fueron escritos antes de
finalizar el siglo I, el discernimiento y definición del canon, fue lo que llevó
tiempo.

[12] Las Biblias que utilizó la Iglesia Cristiana durante los primeros 16
siglos fueron la Septuaginta y al Vulgata Latina.

[13] Para Lutero, el Nuevo Testamento estaba constituido principalmente


por el Evangelio de San Juan y por las cartas de San Pablo y San Pedro,
en cambio, los tres evangelios sinópticos no le merecían mucho aprecio.
En el prólogo de una de sus ediciones del Nuevo Testamento escribe:
―Hay que distinguir entre libros y libros. Los mejores son el evangelio de
S. Juan y las epístolas de S. Pablo, especialmente la de los Romanos, los
Gálatas y los Efesios, y la 1ª epístola de S. Pedro, estos son los libros que
te manifiestan a Cristo y te enseñan todo lo que necesitas para la
salvación; aunque no conozcas ningún otro libro. La epístola de Santiago,
delante de éstas, no es más que paja, pues no presenta ningún carácter
evangélico‖( Prólogo del Nuevo Testamento de 1546, Bibel VI, 10). Por
otra parte, niega que la epístola de los Hebreos pertenezca a San Pablo; y
de la epístola de San Judas, dice que es un extracto de la de San Pedro, y
que, por lo tanto, es innecesaria. Respecto al Apocalipsis, expresará su
rechazo, pues le disgusta que Cristo actúe como un severo Juez: ―Yo no
encuentro en este libro nada que sea apostólico ni profético‖ (Bibel VII,
404). En cuanto a los libros del Antiguo Testamento utilizó el mismo
procedimiento de aceptarlos o rechazarlos, según coincidieran o no, con
sus propias interpretaciones teológicas.
Conversando con amigos evangélicos sobre el pecado
Por José Miguel Arráiz

Continuando con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de


apologética, les comparto un diálogo ficticio sobre el pecado y su
distinción entre el pecado venial y el pecado mortal cuya noción es
generalmente rechazada en el protestantismo. Como de costumbre me ha
basado en algunas conversaciones con algunos amigos evangélicos. Los
nombres de quien participan en la conversación, por supuesto, no son
reales.

Miguel: Ok José, me quedé con la intriga de por qué los católicos creen
que no todos los pecados son iguales. ¿Podrías explicarlo?

Marlene: Si, a mí también me interesa, porque si algo deja la Biblia claro


es que “la paga del pecado es muerte”(Romanos 6,23) y no hace
distinción entre los tipos de pecado, como si uno fuera más grave que
otro. Siempre he entendido que el pecado es el pecado, sin más.

José: Ok, lo que sucede es que para entiendas esto voy a tener que
explicarte primero algunos conceptos teológicos católicos.

Marlene: Mientras estén soportados por la Biblia no hay problema.

José: Pues sí, aunque no de manera explícita sino más bien implícita[1].

Marlene, Miguel, Carlos: Ok, adelante.

José: En primer lugar han de saber que cada acto que puede hacer una
persona libremente puede ser bueno o malo, y a esto lo llamamos acto
moral. Ahora bien, hay tres factores que determinan si un acto es bueno
o malo...

Marlene: Yo lo veo simple. Si haces una obra que está aprobada por la
Biblia es un acto bueno, sino no lo es.

José: No es tan simple, porque tu puedes estar haciendo una obra que
según la Biblia es buena, como dar limosna a una persona necesitada, y
hacerlo por los motivos equivocados, por ejemplo, que te vean y te
consideren una buena persona. Eso hacían los fariseos, y su obra que era
buena, por su intención viciada se hacía mala (Mateo 6,2). Lo mismo
aplica incluso para la oración, pues a los fariseos que oraban en las calles
para que los alabaran por ser justos Jesús los considera hipócritas (Mateo
6,5).

Miguel: Tienes razón.

José: Por esto es que decimos que la moralidad de un acto humano se


juzga por tres elementos: 1) el objeto: que es la acción en sí mismo,
como robar, mentir, dar limosna, orar, etc.; 2) la intención: que es la
motivación que te lleva a hacerlo; y 3) las circunstancias: que es el
contexto donde se desenvuelve el acto[2].

Es por esto que un acto cuyo objeto es el mismo (como orar),


dependiendo de la intención con la que es hecho (adorar a Dios o recibir
alabanzas humanas) puede terminar resultando bueno o malo. Incluso un
mismo acto dependiendo de las circunstancias puede ser incluso más
grave que otro.

Marlene: Pero eso no explica por qué ustedes creen que hay pecados más
graves que otros.

José: Ok, pero déjame que te lo explique con un ejemplo


práctico. Imagina que luego de darte un hijo tu esposa luego del parto
queda bastante pasada de peso. Ella al verse preocupada te pregunta: “Mi
amor, ¿me veo muy gorda?” y tú le respondes “No mi vida, para nada”.
¿Es pecado o no es pecado?

Marlene: Bueno, si realmente estaba pasada de peso era pecado porque


la Biblia enseña que mentir es pecado.

José: Y nosotros creemos que la mentira es uno de los actos que son
intrínsecamente desordenados[3], esto es, que no importa de qué
intención o circunstancias estén rodeados, el acto moral siempre será
pecado[4]. No solo la mentira es intrínsecamente desordenada, también
lo está por ejemplo, el aborto directo, el blasfemar, etc.

Marlene: Bueno, ¿entonces reconoces que fue pecado?.

José: Efectivamente, pero ¿qué crees que sea más grave?, ¿Esa mentira,
o otra donde yo calumnie y difame una persona públicamente acusándola
de ser una ladrona, asesina, prostituta, etc. sin ser cierto?

Marlene: Ambos son pecado.

José: Si, pero ambos pecados no son igual de graves ante Dios. ¿o acaso
sería igual que asesinar o violar un niño o efectuar un genocidio?
Marlene: Te acepto que no sean igual de graves, pero lo que yo digo es
que como la paga del pecado es la condenación, no importa si es leve o
grave, todos somos reos de muerte por ello.

José: Si, pero por la misma Biblia también sabemos que no todos los
pecados tienen la misma gravedad ni el mismo castigo. En el evangelio de
Mateo por ejemplo, Jesús dice: “Pues yo os digo: Todo aquel que se
encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame
a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame
"renegado", será reo de la gehenna de fuego” (Mateo 5,22). Observa
como allí Jesús habla de tres tipos de ofensas, una más grave que otra, y
como llevan distintas sanciones. Si todos los pecados fueran de igual
gravedad no tendría sentido hacer la distinción, todos serían reos de la
gehena (el infierno) y punto.

En el evangelio de Juan vemos como Jesús le dice a Pilatos: “No tendrías


contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el
que me ha entregado a ti tiene MAYOR PECADO”. Allí tienes al propio
Jesús diciendo que un pecado es mayor que otro.

Ejemplos hay todavía muchos más, por ejemplo, escandalizar y perder a


un niño es tan grave que Jesús dice “Pero al que escandalice a uno de
estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello
una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo
profundo del mar” (Mateo 18,6). El pecado de Judas fue tan grave que
según el propio Jesús “más le valdría no haber nacido” (Mateo 26,24;
Marcos 14,21).

Miguel: Pero entonces ¿Cómo entendemos el texto que hemos indicado


donde se dice que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6,23)? Allí
no se ve que se haga distinción alguna.

José: El apóstol lo que quiere decir es que todos hemos sido afectados por
el pecado original y sin la gracia de Dios no podríamos salvarnos. Pero no
quiere decir que luego de que el creyente justificado por la fe está en
gracia de Dios, cualquier pecado le haga caer del estado de gracia, en
cuyo caso no se salvaría nadie.

Miguel: ¿Por qué?

José: Porque difícilmente te sorprenderá la muerte sin haber cometido


una falta aunque sea muy pequeña. Recuerda que en nuestra
conversación pasada decíamos que el justo peca siete veces al día
(Proverbios 24,16). El apóstol Juan reconoce como un hecho que los
justos siguen pecando: “Si decimos: «No hemos pecado», le hacemos
mentiroso y su Palabra no está en nosotros” (1 Juan 1,10)

Marlene: Pero para eso vale la justicia de Cristo que murió por nosotros, y
nos concederá el perdón de los pecados.

José: Espera un momento. Recuerda que en nuestra conversación pasada


aceptamos que alguien por el solo hecho de haber creído no asegura su
salvación. Si alguien luego de creer se vuelca en una vida de corrupción y
pecado y muere sin arrepentirse, ¿cómo va a salvarse?

Miguel: No, estamos de acuerdo en que se condena.

José: Razonando como tú, lo mismo aplicaría para el que vive una vida
recta pero ha cometido pequeñas faltas, ¿ves la diferencia?

Marlene: Pero pensando así entonces para que evitar el pecado, pues si
unos pecados son menos graves, pues cometamos los menos graves y no
habrá problema.

José: Yo no he dicho que los pecados incluso veniales (con esto me


refiero a los que no son mortales) no tengan consecuencias, luego
podemos conversar un tema muy relacionado a esto. Lo que he dicho es
que no todo pecado es de muerte, lo dice el mismo apóstol San Juan en la
Biblia: “Toda iniquidad es pecado, pero HAY PECADO QUE NO ES DE
MUERTE” (1 Juan 5,17).

Si recuerdas, yo te decía que la moralidad de los actos humanos se


determinan por tres factores, el objeto, la intención, y las circunstancias.
Hemos visto como la intención puede influir en la moralidad de un acto,
ahora te voy a poner un ejemplo de cómo las circunstancias pueden influir
también ya sea al aminorar o agravar la culpa, o responsabilidad moral
del sujeto.

Jesús en el evangelio dice: “Aquel siervo que, conociendo la voluntad de


su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad,
recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de
azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y
a quien se confió mucho, se le pedirá más”. (Lucas 12,47-48). Observa
como la circunstancia (el conocimiento de unos respecto a otros) agrava
la responsabilidad de cada uno y les hace más o menos culpables. La
desobediencia de unos en ese caso se juzgará más grave que la de los
otros, cosa que no tendría sentido si los pecados tuvieran todos la misma
gravedad.
Por esto precisamente es que San Pablo se toma la molestia de identificar
algunos pecados que son tan graves que cortan la relación con Dios y que
en caso de morir sin un verdadero arrepentimiento y habiendo obtenido el
perdón nos acarrean la condenación:“¿No sabéis acaso que los injustos no
heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los
idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los
ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces
heredarán el Reino de Dios ” (1 Corintios 6,9).

Con esta explicación espero que entiendan por que en la Iglesia Católica
distinguimos entre pecados mortales y veniales. Por todos
ellos, damos gracias a Dios de que nos ha dejado elsacramento de la
penitencia

NOTAS

[1] En la Biblia hay verdades que aunque no aparecen como una


definición formal (explícita), si pueden ser deducidas de lo que la Biblia
enseña (implícita). Por ejemplo, la Trinidad, el misterio de la encarnación,
etc.

[2] Si se determina la moralidad del acto humano en base a las


consecuencias se comete el error de caer en consecuencialismo. La Iglesia
siempre ha rechazado que el fin justifique los medios (no es lícito por
ejemplo, asesinar a una persona para quitarle los órganos y salvar con
ellos cuatro personas más, como tampoco robar a los ricos para dar a los
pobres). Para más información respecto a esto se sugiere leer la encíclica
del Papa Juan Pablo II Veritatis Splendor.

[3] Hay actos que por su objeto no son intrínsecamente desordenados, y


su moralidad si puede ser buena o mala dependiendo de la intención o las
circunstancias. Así, por ejemplo es lícito matar en defensa propia y
defender la propia vida de un agresor injusto. La mentira en cambio
siempre es pecado, aunque “la gravedad de la mentira se mide según la
naturaleza de la verdad que deforma, según las circunstancias, las
intenciones del que la comete, y los daños padecidos por los que resultan
perjudicados. Si la mentira en sí sólo constituye un pecado venial, sin
embargo llega a ser mortal cuando lesiona gravemente las virtudes de la
justicia y la caridad” (CEC 2484). Pero aunque nunca es lícito mentir, si lo
es ocultar una verdad a la que el otro no tiene derecho. Santo Tomás a la
objeción de que es lícito mentir para salvar una vida responde: “La
mentira no sólo es pecado por el daño que causa al prójimo, sino por lo
que tiene de desorden, como acabamos de decir (en la solución). Pero no
se debe usar de un medio desordenado e ilícito para impedir el daño y
faltas de los demás; lo mismo que no es lícito robar para dar limosna (a
no ser en caso de necesidad, en que todo es común). Por tanto, no es
lícito mentir para librar de cualquier peligro a otro. Se puede, no
obstante, ocultar prudentemente la verdad con cierto disimulo, como dice
San Agustín en Contra mendacium” Suma teológica - Parte II-IIae - q 110
- Art. 3

[4] Por supuesto, es siempre lícito callar información a la que el otro no


tiene derecho, lo cual es distinto a mentir.
Conversando con amigos evangélicos sobre el purgatorio
Por José Miguel Arráiz

Continuando con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de


apologética, les comparto un diálogo ficticio sobre el controvertido tema
del Purgatorio, cuya noción es generalmente rechazada en el
protestantismo por ser vista como una segunda oportunidad para salvarse
después de la muerte, o como una contradicción con el sacrificio de Cristo
en la cruz. Como de costumbre los argumentos los he recogido de algunas
conversaciones con algunos amigos evangélicos. Los nombres de quien
participan en la conversación, por supuesto, no son reales.

Miguel: Me gustaría que por favor nos explicaras su creencia sobre


el purgatorio. ¿podrías profundizar algo más sobre esto?, porque yo tengo
bien claro que la Biblia habla del cielo, para los salvos, y el infierno, para
los condenados, pero en ningún lugar hay nada que mencione ningún
purgatorio.

Marlene: Yo, si también creo que el purgatorio no existe y no hay ni


rastro de él en la Biblia.

José: Ok, me parece muy oportuno tratar este tema porque ya hemos
aclarado algunos puntos sin los cuales no se podría explicar que
entendemos los católicos por el purgatorio.

Miguel: Adelante.

José: ¿Recuerdan que acabamos de hablar de que no todos los pecados


son de igual gravedad? ¿Que nosotros los católicos creemos que hay
pecados veniales y pecados mortales?

Miguel, Marlene: Lo recordamos.

José: ¿Recuerdan además que en otra conversación hablamos del tema


de la salvación y decíamos que aunque el hombre se justifica por la fe,
luego también debe obrar conforme a la voluntad de Dios y cumplir los
mandamientos para salvarse, no como una moneda de pago por la
salvación que es gracia, pero si como un requisito para alcanzarla?.

Miguel, Marlene: Si.


José: ¿Que sucede entonces si una persona que ya está justificada por la
fe muere, pero aun conserva imperfecciones y ha cometido algunos
pecados que no son solo veniales?

Marlene: Va al cielo en virtud de los méritos de Cristo. Cristo ha pagado


por nuestros pecados y no queda nada que pagar.

Miguel: Según tu propia forma de razonar, sé que me dirás que como no


eran pecados mortales, se salvarán de todas maneras.

José: En este caso, nosotros no creemos que así mismo como estén
entrarán directamente a la presencia de Dios, pues dice la Biblia que
―nada manchado entrará en ella‖ (Apocalipsis 21,27), creemos que antes
tendrán que purificarse. ¿Recuerdan cuando en la Biblia el apóstol exige:
―Procurad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor‖
(Hebreos 12,14)

Miguel: Yo sí.

José: Observen en primer lugar que allí se está hablando a creyentes.


Ellos ya están en estado de gracia de Dios, ya han sido justificados por la
fe, pero aún así deben procurar la santidad[1] y la paz con todos, antes
de poder ver al Señor.

Recalco y enfatizo de nuevo esto porque es importante. Si se habla aquí


de la santidad que se ―procura‖ entonces no solo se refiere a aquella
santidad inicial producto de la justificación por la fe que ya poseen.
Recuerden como comienza el texto: ―PROCURAD‖. Pero es común que un
creyente al momento de su muerte no la haya alcanzado todavía, tal
como reconocía San Pablo: ―No que lo tenga ya conseguido o que sea ya
perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo
sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús.‖ (Filipenses 3,12). Si con esas
imperfecciones no puede gozar de la visión de Dios, como dice el apóstol,
y tampoco son pecados de muerte, se entiende por qué tienen que
purificarse, y a ese proceso de purificación previa a la visión beatífica, es
a lo que llamamos purgatorio.

Marlene: Entiendo, tu supones que porque al morir no han alcanzado la


perfección y no son completamente santos, tienen que purificarse y lo
hacen en ese lugar que llamas purgatorio. ¿Pero no se trata solo de una
suposición?, pues esos textos no dicen que se purifican en un lugar como
ese.
José: Yo no te he dicho que el purgatorio sea propiamente un lugar, y ya
llegaremos a eso, lo que trato de decir es que el purgatorio es otra de las
doctrinas que se encuentran en la Biblia pero de forma implícita. No
encontrarás la palabra purgatorio, así como tampoco encontrarás la
palabra Trinidad, pero eso no significa que no tengan sustento bíblico.
Pero volvamos ahora sobre el tema de los pecados. Ya hemos visto que
para la doctrina católica hay pecados mortales y veniales, y que si alguien
muere en estado de gracia con solo pecados veniales se salva, ¿no?

Miguel: Si.

José: ¿Podrían esos pecados ser perdonados en la vida venidera?

Marlene: Yo solo he visto en la Biblia que solo se pueden perdonar


pecados mientras estemos con vida. Después ya no hay oportunidad.

José: Pero observa que Jesús cuando habla con los fariseos y les advierte
sobre el pecado contra el Espíritu Santo les dice: ―Y al que diga una
palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que la diga
contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este vida ni en la
siguiente‖ (Mateo 12,32)

Marlene: ¿Y qué?

José: Pues que aunque el pecado contra el Espíritu Santo no se


perdonará en esta vida ni en la siguiente, deja implícito que hay OTROS
pecados que si se pueden perdonar, ya sea en esta vida, o en la
SUGUIENTE. De lo contrario hubiera bastado decir que no se le
perdonará, o que no se le perdonará en esta vida. Ahora, en el cielo no
podrían perdonarse pecados, porque allí ya no habrá. Ve como aquí tienes
otra vez implícita la figura del purgatorio, como un estado previo de
purificación de la vida venidera donde se podrán perdonar algunos
pecados veniales, antes de comenzar a gozar del cielo .

Marlene: Es una posible interpretación de ese texto, pero no recuerdo


que existan otros textos que confirmen esa interpretación.

José: Te coloco otros ejemplos. Anteriormente comentábamos un texto


donde Jesús habla de que hay quienes de acuerdo a su conocimiento de la
verdad, tendrán más responsabilidad que otros: ―Aquel siervo que,
conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado
conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y
hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se
le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.‖ (Lucas
12,47-48). Observa que allí no se habla de un castigo sin fin (que sería el
castigo de los condenados). Lo mismo se ve en otros textos similares:
―Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el
camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia,
y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no
hayas pagado el último céntimo.‖ (Mateo 5,5-26, también en Lucas
12,58-59). Allí se ilustra personas que sufrirán un castigo por sus
acciones pero que podrían salir luego de haber pagado toda su deuda
―hasta el último céntimo‖, lo cual no sería una figura muy apropiada si
Jesús hubiese querido indicar que nunca saldrían de allí (el caso de los
condenados).

Miguel: Pero no olvides que bajo esa forma de interpretar la Biblia, tu


asumes que es cada quien el que paga por sus propios pecados, en
cambio sabemos que ha sido Cristo quien ha pagado por ellos. Cristo, en
la cruz ha sufrido el castigo por ellos y nos ha librado de sufrirlo nosotros.

José: Lo que sucede es que hay que distinguir entre el perdón del pecado
y la consecuencia, que nosotros en teología llamamos reato de la pena.
Cristo nos ha conseguido el perdón de los pecados, pero el reato de
nuestro pecado permanece.

Miguel: Explícate.

José: En el pecado, como explica Santo Tomás, se pueden considerar dos


cosas, a saber: el acto culpable y la mancha consiguiente. Cuando
nosotros cometemos el pecado, incluso una vez perdonado perdura lo que
llamamos reato, pues el acto pecaminoso le hace a uno reo de pena, en
cuanto que traspasa el orden de la justicia divina, al cual no vuelve sino
por cierta compensación de la pena, que restablece la igualdad de la
justicia.

Marlene: Es algo confuso, explícamelo por favor con la Biblia.

José: La existencia del reato del pecado las vemos a diario, e incluso la
padecemos. Observa por ejemplo que aunque Cristo ha muerto por
nosotros y ha cancelado la deuda incluso del pecado original, todavía
sufrimos enfermedades, tenemos que morir, sufrimos la concupiscencia
de la carne, tenemos que ganar el pan con el sudor de nuestra frente, e
incluso las mujeres siguen dando a luz con dolores de parto. Todas esas
son consecuencias del pecado original que permanecen (Génesis 3,15-
19). ¿Qué Cristo no ha muerto por nosotros y pagado por el pecado?. Eso
no quita que todavía tengamos que padecer sus consecuencias…
Te pongo otro ejemplo tomado también de la Biblia. ¿Recuerdas cuando el
Rey David comete un pecado grave ante Dios al cometer adulterio con la
esposa de Urías el hitita y luego causa su muerte mandándolo a una
misión suicida?.

Miguel: Si.

José: Pues bien, él a pesar de pedir perdón a Dios, y que este le perdona,
todavía tiene que pagar la consecuencia de su pecado (reato): ―¿Por qué
has menospreciado a Yahveh haciendo lo malo a sus ojos, matando a
espada a Urías el hitita, tomando a su mujer por mujer tuya y matándole
por la espada de los ammonitas? Pues bien, nunca se apartará la espada
de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado la mujer de Urías el
hitita para mujer tuya. Así habla Yahveh: Haré que de tu propia casa se
alce el mal contra ti. Tomaré tus mujeres ante tus ojos y se las daré a
otro que se acostará con tus mujeres a la luz de este sol. Pues tú has
obrado en lo oculto, pero yo cumpliré esta palabra ante todo Israel y a la
luz del sol.» David dijo a Natán: «He pecado contra Yahveh.» Respondió
Natán a David: «También Yahveh perdona tu pecado; no morirás. Pero
por haber ultrajado a Yahveh con ese hecho, el hijo que te ha nacido
morirá sin remedio.» Y Natán se fue a su casa. Hirió Yahveh al niño que
había engendrado a David la mujer de Urías y enfermó gravemente‖ (2
Samuel 12,9-15). Observa como el profeta dice que efectivamente Dios
ha perdonado a David y no se condena, igualmente sufre la pena
temporal como consecuencia de su pecado.

Otro ejemplo lo tenemos cuando Moisés peca contra Dios al


desobedecerle y aunque Dios le perdona, le castiga negándole la entrada
a él a la tierra prometida: ―Dijo Yahveh a Moisés y Aarón: «Por no haber
confiado en mí, honrándome ante los israelitas, os aseguro que no
guiaréis a esta asamblea hasta la tierra que les he dado.»‖ (Números
20,12).

Miguel: Entiendo lo de la consecuencia del pecado, o reato, pero me


gustaría ver un texto en la Biblia que hable del purgatorio.

José: Ahora si podemos ir a ello. Leamos con cuidado este texto:

―Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo. Y si


uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas,
madera, heno, paja, la obra de cada cual quedará al descubierto; la
manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la
obra de cada cual, la probará el fuego. Aquél, cuya obra, construida sobre
el cimiento, resista, recibirá la recompensa. Mas aquél, cuya obra quede
abrasada, sufrirá el daño. ÉL, NO OBSTENTE, QUEDARÁ A SALVO, PERO
COMO QUIEN PASA A TRAVÉS DEL FUEGO.‖ (1 Corintios 3,11-15)

Allí San Pablo habla de cómo los creyentes edificamos el reino de Dios con
nuestras obras, y al final la naturaleza de esas obras quedará al
descubierto por el juicio de Dios. Cada una de nuestras obras será
examinada, y habrá algunas que pasarán la prueba, pero otras que no
fueron buenas no lo harán, pero ahora detengámonos en lo que dice
después: algunos de esos creyentes aún así se salvarán, pero ―como
quien pasa a través del fuego‖. Es precisamente en esta figura donde
nosotros vemos la purificación de aquel que aun salvándose se limpia de
las manchas restantes de sus pecados e imperfecciones. Tu le puedes
llamar de cualquier modo, nosotros le llamamos purgatorio.

Miguel: ¿Pero entonces el purgatorio es para ustedes como una especie


de segunda oportunidad donde los justos obtienen el perdón de los
pecados menos graves y se purifican de sus restantes imperfecciones?

José: No, no es una segunda oportunidad, porque independientemente


de que el purgatorio sea un lugar, o un estado, el que se purifica ya está
salvado. El no necesita ninguna oportunidad porque ya ha vencido, y le
espera la gloria del cielo. Tampoco puede allí rectificar nada de lo que en
vida no pudo hacer, y ese sufrimiento, le purifica.

Hay una anécdota de un querido sacerdote[2] que me ayudó mejor a


entender la doctrina del purgatorio. El estaba viajando en jeep al desierto
para orar, y llevaba dos mantas porque sabía que en el desierto de noche
hace mucho frío. De camino encontró un habitante de uno de los pueblos
donde hacía escala temblando, por lo que sintió el impulso de darle una
de las mantas. Sabría qué con solo una manta pasaría frío el también,
pero que valía la pena por un hermano. Al final se distrajo de la idea y
siguió su camino para acampar debajo de una gran roca. Al recordar el
hecho el remordimiento no le permitió usar ambas mantas, y la otra la
dejó enrollada cerca de su alcance antes de acostarse a dormir. De pronto
sintió que despertó y vio que la gran roca se le había venido encima y lo
había aplastado del pecho para abajo. Sintió todos sus huesos aplastados
pero no sintió ningún dolor. Allí tuvo la visión del hermano sufriendo por
la inclemencia del frío a punto de morir, y trató de agarrar la manta
restante para dársela, pero la piedra que lo tenía aprisionado se lo
impedía. Por más que intentaba no lograba alcanzarla. Fue allí que
despertó del sueño y entendió que tipo de purificación sufren aquellos que
están en el purgatorio. Pueden contemplar su vida y ver todo el bien que
pudieron hacer y no hicieron, y aunque ahora desean hacerlo, ya es
tarde, el tiempo ha pasado y su oportunidad la han perdido[3]. ese
sufrimiento producto del amor, y en el amor, les purifica y les transforma.

Y esto es en esencia lo mismo que dice San Pablo, respecto al creyente


que ve como algunas de sus obras no pasan la prueba y son consumidas.
Para él, aunque salvado, es como un pasar a través del fuego.

Miguel: Entiendo, pero ¿por qué entonces en la Iglesia Católica se


representa a aquellos que están en el purgatorio sufriendo tormento de
manera parecida a quienes están condenados? ¿Es o no es un lugar?
José: No sabemos si es exactamente un lugar como lo conocemos, o si
ellos incluso se purifican inmediatamente en la presencia de Dios pero sin
gozar de la visión beatífica, lo que enseña la Iglesia es que aquellos que
mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente
purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después
de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para
entrar en la alegría del cielo[4].

Las distintas obras de arte intentan solo representar que aquellos que se
purifican experimentan algún sufrimiento, lo que es natural. Recuerda que
―es necesario que todos nosotros seamos puestos al descubierto ante el
tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo
durante su vida mortal, el bien o el mal‖ (2 Corintios 5,10). Además, está
el sufrimiento del que sabe que pudo haber amado más, dado más,
servido más, aprovechado más, y no lo hizo. El tiempo de merecer pasó y
luego solo se desea que hubiera sido mejor aprovechado pero no es
posible.

Imaginen finalizar su vida y contemplar todas las veces que hicieron sufrir
a los demás, cuando las hirieron y lastimaron, cuantas veces ni siquiera
se dieron cuenta y andaban como dice la canción: ciegos, sordos y
mudos. ¿No sufrirían al darse cuenta de todo ello y saber que no pueden
repararlo? Allí estará nuestro purgatorio, y de allí la importancia de
aprovechar todo el tiempo que tengamos en vida para amar y hacer el
bien, para permitir que la gracia de Dios fluya a través de nosotros hacia
nuestros hermanos y ser testimonio vivo de la presencia de Dios. Como
dice el Señor, es ahora que podemos ser sal de la tierra y luz del mundo.

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NOTAS

[1] El proceso que sigue a la justificación y donde el creyente justificado


con ayuda de la gracia se purifica y se acerca a la perfección y a la
santidad completa lo llamamos SANTIFICACION.

[2] Me refiero al padre Carlos Carreto, al cual aunque nunca conocí le


guardo un enorme cariño y agradecimiento por lo mucho que aprendí a
través de sus libros de espiritualidad católica.

[3] La anécdota completa se puede encontrar en su libro Cartas del


desierto, Editorial San Pablo, p. 13-17.

[4] Catecismo de la Iglesia Católica, 1030


Conversando con mis amigos evangélicos sobre la
oración por los difuntos
Por José Miguel Arráiz

Continuando con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de


apologética, les comparto un diálogo ficticio sobre la necesidad de orar
por el descanso eterno de los difuntos relacionado con la plática anterior
sobre el purgatorio. Como de costumbre los argumentos los he recogido
de algunas conversaciones con algunos amigos evangélicos. Los nombres
de quien participan no son reales.

Miguel: En nuestra conversación pasada hablabas del purgatorio. Y


puedo entender en base a que textos bíblicos se basan para creer en ello,
pero todavía no entiendo por qué hay que orar por los difuntos. Pues si se
condenaron sabemos que no hay nada más que hacer pues su situación
es irrevocable, y si se salvaron y solo les resta purificarse, no habría
tampoco necesidad de hacerlo.

José: Si, pero como también te decía anteriormente, aquellos que


murieron en gracia de Dios pero imperfectamente purificados, al
purificarse sufren. Recuerda que ellos también son parte de la Iglesia, que
“es el cuerpo de Cristo” (Romanos 12,5; 1 Corintios 12,27; Efesios 4,12),
y “Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él” (1 Corintios
12,26). Es pues, una obra de caridad, orar por ellos, para que ese
sufrimiento pase pronto y puedan gozar más prontamente de la visión y
presencia de Dios.

Miguel: ¿Pero cómo sabes que el orar por ellos puede beneficiarles o
aminorar su sufrimiento?

José: Hay un texto en las Biblias Católicas, que no tienen ustedes en sus
Biblias protestantes (luego podemos hablar de eso), en donde se ve que
orar por los difuntos es algo bueno y agradable a Dios.

Miguel: ¿Qué texto?

José: Se encuentra en el libro de los Macabeos, y narra el siguiente


acontecimiento:

“Judas, después de reorganizar el ejército, se dirigió hacia la ciudad de


Odolam. Al llegar el día séptimo, se purificaron según la costumbre y
celebraron allí el sábado. Al día siguiente, fueron en busca de Judas
(cuando se hacía ya necesario), para recoger los cadáveres de los que
habían caído y depositarlos con sus parientes en los sepulcros de sus
padres. Entonces encontraron bajo las túnicas de cada uno de los muertos
objetos consagrados a los ídolos de Yamnia, que la Ley prohíbe a los
judíos. Fue entonces evidente para todos por qué motivo habían
sucumbido aquellos hombres. Bendijeron, pues, todos las obras del
Señor, juez justo, que manifiesta las cosas ocultas, y pasaron a la súplica,
rogando que quedara completamente borrado el pecado cometido. El
valeroso Judas recomendó a la multitud que se mantuvieran limpios de
pecado, a la vista de lo sucedido por el pecado de los que habían
sucumbido. Después de haber reunido entre sus hombres cerca de 2.000
dracmas, las mandó a Jerusalén para ofrecer un sacrificio por el pecado,
obrando muy hermosa y noblemente, pensando en la resurrección. Pues
de no esperar que los soldados caídos resucitarían, habría sido superfluo y
necio rogar por los muertos; mas si consideraba que una magnífica
recompensa está reservada a los que duermen piadosamente, era un
pensamiento santo y piadoso. Por eso mandó hacer este sacrificio
expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del
pecado.” 2 Macabeos 12,38

Observa como Judas se da cuenta que unos compatriotas murieron y


entre sus pertenencias tenían ídolos, y atribuye esta la causa de que
hubiesen perecido en batalla. Ya en ese entonces estaba revelado que los
muertos resucitarían, por lo que el líder macabeo manda a ofrecer
sacrificios por el perdón de sus pecados, y el texto lo describe como “un
pensamiento santo y piadoso”.

Miguel: Pero espera un momento. Si en verdad ellos murieron


cometiendo pecado de idolatría, ¿no es eso lo que ustedes llaman un
pecado mortal? ¿no decías que el que muere en pecado mortal se
condena? ¿qué sentido tendría orar por alguien que ya se ha condenado?

José: Lo que sucede es que Judas no está al tanto de saber si realmente


murieron en pecado mortal. No sabemos si antes de morir, algunos, o
inclusive todos, se arrepintieron de corazón y al hacer un acto de
contrición perfecta Dios les perdonó. De allí que Judas prefiere
piadosamente como un acto de caridad hacer sacrificios por el perdón de
sus pecados.

Incluso en los casos donde todo puede apuntar a que alguien ha muerto
en pecado grave no hay que darlo por sentado, porque la última palabra
siempre la tiene Dios. Solo Él conoce, la intención, las circunstancias cada
quien, y sólo él sabe que pasó durante los últimos instantes de su vida.
Hasta en el caso de los suicidas, donde no parece haber habido tiempo
para arrepentirse, no podemos estar seguros de su condenación.

Por otro lado, no hay que olvidar que Dios es omnisciente y lo sabe todo,
incluso antes de que ocurra. Es muy posible que Él, viendo la oración de
sus hijos desde la eternidad, pudo en virtud de ellas, haber derramado
gracias que les movieran a la conversión antes de morir.

Miguel: Pero nunca podrás saber si alguien ha salido del purgatorio, por
lo cual, nunca sabrás si ha llegado el momento en que incluso esas
oraciones sean inútiles.

José: Aunque no lo sabemos, sigue siendo una obra de caridad y un acto


piadoso orar por ellos, porque es mejor orar por alguien sin que lo
necesite, que el que lo necesite y que no se ore por él.

Por supuesto, en el texto de Macabeos no encontramos un fundamento


explícito para la doctrina del purgatorio, pero si nos revela que las
oraciones por el eterno descanso de los difuntos, no solo son agradables a
Dios, sino que pueden ayudarles, y como tú has dicho: si ya están en el
cielo no necesitarían ayuda, y si se condenaron no habría como ayudarles.
Allí tienes, otro texto bíblico que alude de manera implícita la doctrina del
purgatorio.
Diálogo sobre la Santísima Trinidad
Por Daniel Iglesias Grèzes

Tomado de Feyrazon.org

Nota previa: Este diálogo está basado en un debate real sostenido en un


foro de Internet, del cual participé. Si bien soy responsable de la forma
definitiva del escrito, debo agradecer a quienes participaron en ese
debate (principalmente a Felix y Palermo), porque sus opiniones
inspiraron buena parte de este diálogo. Además agradezco los valiosos
aportes del Lic. Néstor Martínez y del Pbro. Dr. Miguel Barriola, que
enriquecieron notablemente este escrito.

Tabla de contenidos.

I. El dogma trinitario no es irracional.

II. El dogma trinitario no es antibíblico.

III. El dogma trinitario pertenece a la Divina Revelación.

I. El dogma trinitario no es irracional

Felipe y Pablo se han encontrado para debatir sobre el dogma de la


Santísima Trinidad. Felipe es testigo de Jehová y Pablo es católico. Ambos
se han preparado para este encuentro.

Felipe: Tengo tres grandes objeciones contra el dogma católico de la


Trinidad:

La primera es que es irracional, porque es absurdo pensar que tres seres


son un solo ser. Es obvio que tres es distinto de uno.

La segunda es que hay muchos textos bíblicos que lo contradicen, como


veremos luego.

La tercera es que es una doctrina meramente humana, sin fundamento


bíblico. Ningún texto de la Biblia dice que el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo son un solo Dios.

Pablo: Consideremos tus tres objeciones una a una, comenzando por la


primera. Tu acusación de irracionalidad contra el dogma de la Santísima
Trinidad se basa en una grave incomprensión. El dogma trinitario sería
efectivamente irracional si dijera que tres seres distintos son un mismo
ser, o que tres es igual a uno; pero no dice eso, sino que hay una única
substancia, esencia o naturaleza divina (un solo Dios) y tres
subsistencias, hipóstasis o personas divinas (el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo). Si "esencia divina" fuera sinónimo de "persona divina", tendrías
razón; pero como no lo es, estás equivocado.

Felipe: ¿Cuál es entonces, según la doctrina católica, la diferencia entre


"esencia divina" y "persona divina"?

Pablo: El concepto de "esencia divina" responde a la pregunta "¿Qué es


Dios?" Dios es el Ser absoluto, necesario, infinito, perfectísimo,
simplicísimo... Estos atributos y otros semejantes pertenecen a la única
esencia divina.

En cambio el concepto de "persona divina" responde a la pregunta


"¿Quién es Dios?" El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Dios, pero no
son tres dioses, sino un solo Dios. Las tres personas divinas son lo mismo
(Dios), pero lo son de tal modo que no son el mismo: El Padre no es el
Hijo ni el Espíritu Santo, el Hijo no es el Padre ni el Espíritu Santo, el
Espíritu Santo no es ni el Hijo ni el Padre.

La única sustancia divina subsiste en tres distintas "subsistencias". Con


una expresión un poco audaz, pero en el fondo justificable, podríamos
decir que subsiste "de tres maneras distintas", como Padre, como Hijo y
como Espíritu Santo. Las tres personas divinas tienen todo en común,
salvo sus relaciones de origen (o de oposición):

Paternidad: El Padre engendra eternamente al Hijo.

Filiación: El Hijo es engendrado eternamente por el Padre.

Espiración activa: El Padre y el Hijo espiran eternamente el Espíritu


Santo.

Espiración pasiva: El Espíritu Santo es espirado eternamente por el Padre


y el Hijo.

Estas relaciones de origen (salvo la espiración activa, que corresponde a


dos personas) constituyen las tres personas divinas. De acuerdo con esto,
el Padre se caracteriza también por ser el origen sin origen de las otras
dos personas divinas.

La vida íntima de la Trinidad es una incesante danza de amor infinito. El


Padre entrega eternamente al Hijo toda su sustancia divina. El Hijo le
responde entregándole a su vez todo su ser divino (igual al del Padre). El
amor del Padre y del Hijo es fecundo; es la persona-don, el Espíritu
Santo.

Es importante notar que el concepto de "persona", aplicado a las personas


divinas y a las personas humanas, tiene un sentido analógico, no unívoco.
Si pensáramos que en el dogma trinitario la palabra "persona" tiene
exactamente el mismo sentido que en el lenguaje moderno, afirmaríamos
la existencia de tres individuos divinos, cada uno con su conciencia, su
inteligencia y su voluntad separadas y así caeríamos en el absurdo del
triteísmo. Por eso hoy es más necesario que nunca que los cristianos no
nos limitemos a repetir las formulaciones tradicionales del dogma
trinitario, sino que intentemos explicarlas, manteniendo su sentido.

Felipe: Entonces reformularé mi primera objeción. La doctrina que has


expuesto contradice el principio de "identidad comparada": Si A es C y B
es C, entonces A es B. Si el Padre es Dios y el Hijo es Dios, entonces el
Padre es el Hijo y el dogma trinitario es falso.

Pablo: Esta nueva versión de tu primera objeción es más sutil que la


anterior, pero también es errónea.

Hay tres clases de identidad:

identidad real pero no conceptual, como entre "un hombre" y "mi padre";

identidad conceptual pero no real, como entre "triángulo" y "polígono con


tres lados";

identidad real y conceptual, como entre "hombre" y "animal racional".

Es evidente que el principio de identidad comparada tiene validez general


cuando las tres identidades consideradas son identidades reales y
conceptuales y también cuando las tres son sólo conceptuales. En
particular el primer caso se presenta cuando A, B y C son tres realidades
absolutas. Tu refutación sería correcta si las frases "el Padre es Dios", "el
Hijo es Dios" etc. plantearan identidades entre dos realidades absolutas;
pero no es así, porque en Dios hay una única realidad absoluta (la
sustancia divina) y tres realidades relativas (las personas divinas,
constituidas por sus relaciones opuestas). Si consideráramos a las
personas divinas como realidades absolutas, afirmaríamos la existencia,
no de la Trinidad, sino de una herética "cuaternidad" en Dios.

Por la revelación sabemos que entre cada una de las personas divinas y la
sustancia divina existe identidad real y distinción conceptual y que entre
las personas divinas existe distinción real y conceptual (más aún,
oposición conceptual).

Ahora bien, no es cierto que el principio de identidad comparada tenga


validez general cuando las identidades entre A y C y entre B y C son
reales pero no conceptuales. Podemos dar el siguiente contraejemplo
tomado de la filosofía aristotélica: Sea A la acción, B la pasión y C el
movimiento. Entre A y C y entre B y C hay identidad real pero no
conceptual; pero entre A y B hay distinción real y oposición conceptual.

Por consiguiente no es posible demostrar que el principio de identidad


comparada es válido en el caso en cuestión.

Felipe: Todo lo que has dicho es muy interesante, pero incomprensible.

Pablo: Es que estamos hablando nada menos que del sublime misterio de
Dios. Y Dios es el misterio absoluto, en última instancia incomprensible.
Pero después de lo dicho debes reconocer que tu objeción no es
concluyente. El dogma trinitario (al igual que todos los demás dogmas
cristianos) no contiene ni implica ninguna irracionalidad, ninguna
contradicción. No obstante este dogma sí es suprarracional, porque no
puede ser comprendido plenamente por nuestras inteligencias finitas. Si
no fuera así, no se trataría del misterio de Dios.

Felipe: Todavía debes responder mis otras dos objeciones y cualquiera de


ellas es letal para el dogma trinitario.

Pablo: Antes de pasar a responder tu segunda objeción, quisiera explicar


un poco más qué dice la doctrina cristiana sobre la Trinidad,
comparándola con los tres principales errores teológicos en esta materia:

Un error muy burdo consiste en considerar que las tres personas divinas
son tres sustancias divinas diferentes, o sea tres dioses. Este triteísmo es
evidentemente contrario a la razón filosófica (que demuestra la unicidad
de Dios) y al monoteísmo bíblico. El cristianismo es una religión tan
monoteísta como el judaísmo y el islamismo, pero con una noción de Dios
mucho más rica. Actualmente el error triteísta se da en la religión de los
mormones.

Otro error consiste en considerar que sólo el Padre es Dios, mientras que
el Hijo y el Espíritu Santo son criaturas excelsas, pero no divinas en
sentido propio. Este subordinacionismo fue sostenido en el siglo IV por
herejes como Arrio y Macedonio y se da actualmente en cierto modo en la
religión de los testigos de Jehová.
Un error más sutil consiste en considerar que el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo son tres modos de manifestación de Dios en la historia de
salvación, pero que al interior de Dios existe una sola persona, el Padre.
Este modalismo fue sostenido en el siglo III por Sabelio y otros herejes.

Estos tres grandes errores tienen un origen común: El intento de dominar


racionalmente el misterio de Dios lleva a aceptar algunos de sus aspectos
y a rechazar otros. Así la teología se vuelve más comprensible, pero se
traiciona el misterio de Dios revelado por Cristo.

II. El dogma trinitario no es antibíblico.

Felipe: Ahora me queda más claro qué es lo


que la doctrina católica dice y qué es lo que
no dice. Pero, pasando a mi segunda
objeción, te demostraré que la verdad
acerca de Dios está en la línea de lo que
llamas "subordinacionismo".

Me bastará citar dos textos bíblicos:

1 Corintios 8,6: "Para nosotros no hay más


que un solo Dios, el Padre, del cual
proceden todas las cosas y para el cual
somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el
cual somos nosotros."

Por lo tanto sólo el Padre es Dios. No existe Dios Hijo ni Dios Espíritu
Santo. Jesucristo es simplemente "Señor", alguien superior a nosotros, a
quien debemos obedecer, pero distinto de Dios.

Efesios 1,17: "Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la


gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo
perfectamente."

De este texto se deduce que el Padre es el Dios de Jesús, que Él controla


al Espíritu Santo y que la finalidad del don del Espíritu es conocer
perfectamente sólo al Padre.

Pablo: Permíteme dar un rodeo introductorio antes de responder


directamente tu segunda objeción. Dios es el Ser infinito e inmutable y
por lo tanto el misterio de Dios revelado por Cristo es una verdad infinita
e inmutable. Sin embargo los hombres, destinatarios de la Divina
Revelación, somos seres finitos y mutables, que se desarrollan en la
historia. Teniendo esto en cuenta, fácilmente se comprenden estas dos
cosas:

Que la autorrevelación de Dios a los hombres en la historia ha debido


ocurrir a través de un largo proceso histórico, gradual y progresivo;

y que, incluso después que la historia de la revelación alcanzó su plenitud


objetiva en Cristo, todavía ha de darse en la Iglesia una historia de la
comprensión subjetiva de la revelación, un desarrollo de la doctrina
cristiana.

Por lo tanto no ha de sorprendernos que en la Tradición de la Iglesia e


incluso dentro de la propia Sagrada Escritura podamos comprobar una
evolución del dogma y de la teología. Esto representa el cumplimiento de
una promesa hecha por Jesús en la Última Cena: El mismo Espíritu Santo
recuerda las palabras de Jesús a sus discípulos congregados en la Iglesia,
les enseña su verdadero sentido y los guía hasta la verdad completa (cf.
Juan 14,26; 16,13).

Teniendo en cuenta esta introducción podremos comprender el hecho de


que en el Nuevo Testamento la palabra "Dios" designa generalmente
(aunque no siempre) al Padre y que, sin embargo, esto no implica en
modo alguno negar la divinidad del Hijo y del Espíritu Santo. Como
veremos en la respuesta a tu tercera objeción, hay muchas excelentes
razones para afirmar que la doctrina trinitaria está contenida
implícitamente en la Divina Revelación transmitida por escrito en la Biblia
y que por lo tanto la formulación explícita del dogma trinitario no es una
corrupción sino un desarrollo auténtico de la doctrina cristiana. En este
punto me basta mostrar que tu argumento no es concluyente.

En 1 Corintios 8,6 (como en muchísimos otros pasajes del Nuevo


Testamento) Jesucristo es llamado "Señor", un título que indica
claramente su carácter divino. El equivalente hebreo del griego "Kyrios"
(Señor) es "Adonai", la palabra que utilizaban los judíos, al leer las
Escrituras, para sustituir el tetragrama sagrado (YHWH), el
impronunciable nombre de Dios.

Felipe: Si crees que Jesús es Dios porque la Biblia lo llama "Señor",


entonces deberías creer que David es Dios, ya que en 2 Samuel 16,9
Abisay llama a David "mi señor". En realidad la palabra "señor" es
aplicada en la Biblia no sólo a Dios, sino también a reyes, caudillos, etc.
Pablo: Por ahora no estoy intentando demostrar la divinidad de Jesús,
sino sólo de mostrar la ineficacia de tu razonamiento. En este punto me
basta con establecer la posibilidad de que "Señor" sea una forma de
dirigirse a Dios, cosa que tú mismo admites.

De todos modos subrayo que nuestro texto designa a Jesús como el único
Señor, dando a entender que su señorío no es el de un "señor"
cualquiera, sino la ilimitada soberanía del único Dios. Esta interpretación,
que resulta obligatoria cuando se considera el Nuevo Testamento en su
conjunto, es reforzada aquí por el paralelismo planteado entre la relación
del Padre con el mundo y los hombres y la relación del Hijo con el mundo
y los hombres.

En cuanto a Efesios 1,17, el dogma de la Encarnación permite sostener


que, aunque el Padre sea el Dios de Jesucristo (el Hijo de Dios
encarnado), el Hijo es Dios como el Padre (consustancial al Padre). Por
otra parte, tus afirmaciones sobre el Espíritu Santo no se pueden inferir
con certeza a partir de este texto.

Felipe: Ya que aún no te he convencido, te citaré varios textos bíblicos


más que prueban que que el Hijo no es Dios:

Proverbios 8,22: "Yahveh me creó, primicia de su camino, antes que sus


obras más antiguas."

Quien habla aquí es la Sabiduría de Dios. Según 1 Corintios 1,24 Cristo es


la Sabiduría de Dios. Por lo tanto Cristo fue creado y no puede ser Dios.

1 Corintios 15,28: "Cuando hayan sido sometidas a él todas las cosas,


entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a él todas
las cosas, para que Dios sea todo en todo."

Según Salmos 110,1 el que somete al Mesías todas las cosas es Yahveh.
Por lo tanto el Hijo se somete a Yahveh. Esto implica que el Hijo no es
Dios.

Colosenses 1,16: "Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los


cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las
Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y
para él"

Este texto dice que todas las cosas fueron hechas por medio de Cristo.
Por lo tanto Cristo fue el último ser creado directamente por Dios.
Apocalipsis 3,12:

"Al vencedor le pondré de columna en el Santuario de mi Dios, y no saldrá


fuera ya más; y grabaré en él el nombre de mi Dios, y el nombre de la
Ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que baja del cielo enviada por mi
Dios, y mi nombre nuevo."

Quien habla aquí es Jesús. Por lo tanto Jesús no es Dios.

Apocalipsis 3,14:

"Al Ángel de la Iglesia de Laodicea escribe: Así habla el Amén, el Testigo


fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios."

Aquí Jesús dice que él fue el primer ser creado. Por lo tanto Jesús no es
Dios.

Pablo: Consideremos en primer lugar tu cita del libro de los Proverbios. Lo


que hemos dicho acerca del carácter gradual y progresivo de la revelación
nos permite comprender el hecho de que en el Antiguo Testamento no
haya una abierta revelación del misterio de Dios uno y trino sino nada
más que indicios de dicho misterio, que sólo pueden ser apreciados como
tales a la luz del Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento presenta a
Dios como el misterio absoluto, que sin embargo se automanifiesta por
medio de su "Palabra" y de su "Espíritu". La revelación del Nuevo
Testamento nos permite identificar estas dos "mediaciones" con las
personas divinas del Hijo y del Espíritu Santo, respectivamente.

La "Sabiduría" es otro de los atributos divinos que en algunos pasajes del


Antiguo Testamente aparecen personificados, insinuando la doctrina de la
Trinidad. Así ocurre por ejemplo en Proverbios 8,22. Sin embargo, no es
correcto utilizar en forma anacrónica y acomodaticia este versículo como
prueba decisiva de que el Hijo de Dios es una criatura. Con igual (falta
de) derecho se podría usar otros dos versículos del mismo capítulo
(Proverbios 8,24-25) para demostrar que el Hijo fue engendrado, no
creado. El sentido literal de estos textos no se refiere a la procesión de la
segunda persona de la Trinidad.

Pasando ahora a tus citas del Nuevo Testamento, haré dos comentarios
de orden general.

En primer lugar, tus argumentos están basados en textos en los cuales


Dios aparece como el Dios de Jesús. En este sentido podrías haber
reforzado tu posición mencionando que Jesús oraba a su Padre Dios. La
refutación de estos argumentos es relativamente simple si se toma en
cuenta el dogma de la Encarnación. Tus objeciones serían válidas si
estuvieras discutiendo con monofisitas (herejes que negaban la
naturaleza humana de Cristo y creían que Él tenía una sola naturaleza, la
naturaleza divina). Pero los católicos (y todos los verdaderos cristianos)
creemos que Cristo es una sola persona (el Hijo, segunda persona de la
Santísima Trinidad, persona divina) con dos naturalezas reales y
completas, humana y divina, sin mezcla ni confusión, sin división ni
separación (como dice la fórmula dogmática del Concilio de Calcedonia,
del año 451). Es decir que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero
hombre. En la Encarnación el Hijo se hace hombre sin dejar de ser Dios. A
la única persona que recibe los nombres de Jesús, Cristo, Hijo de Dios,
Señor etc. se le pueden aplicar tanto las propiedades que corresponden a
su naturaleza divina como las que corresponden a su naturaleza humana.
Esto se denomina en el lenguaje teológico "comunicación de idiomas"
(hoy se podría hablar de "comunión de propiedades"). Por esto podemos
decir por ejemplo que el hombre Jesús hizo milagros (algo que sólo Dios
puede hacer) o que, en Cristo, Dios murió en la cruz (algo que sólo le
puede pasar al hombre); también por esto podemos decir, con el Concilio
de Éfeso (del año 431), que María es la Madre de Dios, puesto que es la
Madre (según la generación humana) de Uno que es personalmente Dios.

Todo esto permite comprender que haya en el Nuevo Testamento algunos


textos que aparentemente sugieren una subordinación del Hijo al Padre,
mientras que otros manifiestan la igualdad del Padre y el Hijo. En unos
casos se considera el punto de vista de la humanidad de Jesús y en otros
casos se considera el punto de vista de su divinidad. Ambos enfoques son
complementarios, no contradictorios.

En segundo lugar, el hecho de que las tres personas divinas posean en


común todos los atributos de la divinidad y reciban una misma adoración
y gloria no implica que ellas sean intercambiables, por así decir. De lo que
hemos dicho sobre las relaciones de origen surge que hay un orden en la
Trinidad: El Hijo procede del Padre por generación y el Espíritu Santo
procede del Padre y del Hijo por espiración. Así pues, el Padre es la
primera persona de la Trinidad, el Hijo la segunda y el Espíritu Santo la
tercera. Según la fe cristiana, el don de Dios en la historia de la salvación
viene del Padre por el Hijo en el Espíritu Santo y conduce en el Espíritu
Santo por Cristo al Padre.

Volviendo ahora a 1 Corintios 15,28, vemos que el Hijo sale del Padre y
vuelve al Padre, pero vuelve trayendo consigo la humanidad redimida,
habiendo cumplido su misión de reconciliar al mundo con Dios.
Felipe: Tu réplica está basada en el dogma de la Encarnación, pero no has
demostrado que ese dogma sea verdadero.

Pablo: Eso es cierto, pero también es cierto que no necesito demostrarlo,


porque aquí sólo intento probar que tus argumentos bíblicos no son
concluyentes. Tú eres quien debería probar que el dogma de la
Encarnación es falso, para que tus objeciones contra la Trinidad fueran
eficaces.

Felipe: No creo que logres fundamentar tu fe en la Encarnación. Pero me


queda una duda sobre la doctrina católica: ¿Dices que hay dos Jesús, uno
de naturaleza humana y otro de naturaleza divina?

Pablo: No. La división de Jesús en dos sujetos o personas, una de


naturaleza humana y otra de naturaleza divina, es la herejía llamada
"nestorianismo" (enseñada por Nestorio en el siglo V). El dogma católico
de la Encarnación establece que Jesucristo es una sola persona (divina)
con dos naturalezas (humana y divina).

Además, los católicos creemos que la encarnación del Hijo de Dios no fue
provisional. Él asumió la naturaleza humana para siempre. Jesucristo no
sólo fue verdadero Dios y verdadero hombre durante su vida terrena sino
que lo es también hoy. En su resurrección, Cristo no dejó de ser hombre y
se convirtió en ángel; sigue siendo un hombre (con cuerpo y alma), pero
ahora es un hombre exaltado, que vive unido al Padre en el seno de la
Trinidad. Ahora mismo Jesús, un hombre verdadero, reina glorificado en
el abrazo del Padre, en la perfecta felicidad del cielo.

III. El dogma trinitario no es antibíblico.

Felipe: Sigue en pie mi tercera objeción.


Ningún texto de la Biblia enseña el dogma
trinitario, de lo cual deduzco que éste es
una mera invención humana.

Pablo: Antes de pasar a refutar tu tercera


objeción, por favor explícame qué creen
los testigos de Jehová acerca de la
naturaleza del Hijo y del Espíritu Santo.

Felipe: Los testigos de Jehová creemos


que el Hijo es un ser divino, pero no es
Dios, sino el arcángel San Miguel, la
principal creatura de Dios. Y también creemos que el Espíritu Santo no es
una persona, sino la fuerza activa de Dios.

Pablo: Mi respuesta a tu tercera objeción mostrará que tus afirmaciones


sobre el Hijo y el Espíritu Santo son contrarias a la revelación. Pero antes
quiero destacar que ambas afirmaciones son también contrarias a la
razón:

Si el Hijo es verdaderamente un ser divino, entonces su esencia es la


esencia divina y por lo tanto es Dios. La idea de un "ser divino distinto de
Dios" es autocontradictoria.

Si el Espíritu Santo es verdaderamente el Espíritu de Dios, entonces no


puede ser una fuerza impersonal. Toda persona es espíritu y todo espíritu
es persona. La idea de un "espíritu impersonal" es autocontradictoria.

Felipe: En lugar de responder a esos argumentos, escucharé ahora lo que


tengas que decir a favor de la credibilidad del dogma trinitario.

Pablo: Bien. Procederé de la siguiente manera:

Daré por supuestas las siguientes verdades, ya que tú también las


aceptas: La verdad de la Biblia en general y las de la unicidad de Dios y la
divinidad del Padre en particular.

Demostraré con base en la Sagrada Escritura que Dios se manifiesta en la


historia de salvación como Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Concluiré que Dios es en sí mismo Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Felipe: De acuerdo. Intenta pues mostrarme que Dios se manifiesta en la


Biblia como Trinidad.

Pablo: Habría muchísimo para decir sobre esto, pero en bien de la


brevedad me limitaré en un primer momento a señalar que el Nuevo
Testamento contiene bastantes fórmulas trinitarias, y haré hincapié
particularmente en dos de ellas:

Mateo 28,19: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes


bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

2 Corintios 13,13: "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la


comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros."

Felipe: La Biblia no contiene fórmulas trinitarias trinitarias. El hecho de


que aparezcan las palabras "Padre", "Hijo" y "Espíritu Santo" en una sola
frase no significa que sean un solo Dios. De lo contrario los tres hijos de
Noé serían una trinidad, puesto que sus nombres figuran en Génesis 5,32.

Pablo: El primer texto que cité es precisamente el final del Evangelio de


Mateo. Cristo resucitado manda a sus discípulos ir por todo el mundo,
predicar el evangelio a todos los pueblos y bautizarlos "en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Es inconcebible que en este final
solemne, en esta fórmula que enseguida empezó a ser utilizada en la
liturgia bautismal, se haya asociado a Dios con dos simples creaturas
(como si dijéramos, en el nombre de Dios, de San Pedro y de San Pablo).
Es claro que esta fórmula bautismal ubica al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo en el mismo nivel. Los tres (evidentemente distintos entre sí)
pertenecen igualmente a la realidad de Dios.

El segundo texto que cité es precisamente el final de 2 Corintios. Este


solemne saludo paulino es semejante al texto anterior, puesto que sitúa
en un mismo nivel (dentro de la realidad de Dios) los dones de las tres
personas divinas: Dios (el Padre), el Señor Jesucristo (Dios Hijo) y el
Espíritu Santo. Destaco que esta hermosa oración a la Trinidad es rezada
en cada Santa Misa por el celebrante.

Felipe: Este argumento me parece una pura especulación. Nos has


demostrado que la Biblia diga explícitamente que el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo son un solo Dios.

Pablo: Es cierto que en la Biblia no figura explícitamente esa proposición.


La cita que suelen aducir algunos grupos protestantes fundamentalistas
(1 Juan 5,7-8) no corresponde al texto auténtico, puesto que la mención
de la Trinidad proviene de una interpolación tardía.

Pero también es cierto que esa proposición está contenida implícitamente


en la Biblia. Hemos visto ya que en la revelación bíblica aparecen tres
"personas" vinculadas a la realidad de Dios. No cabe ninguna duda de que
el Padre es Dios. Probaremos ahora a partir del Nuevo Testamento que el
Hijo es Dios y más adelante que el Espíritu Santo es Dios.

Con respecto a la divinidad de Jesucristo, hay muchas formas de mostrar


que está implícita en todo el Nuevo Testamento:

Un enfoque muy eficiente, que no necesito desarrollar aquí, surge de


considerar que la resurrección de Jesús confirmó con testimonio divino su
pretensión, corroborada también por sus obras y palabras, de ser el
portador absoluto de la salvación (o "Reino de Dios") y de ser igual a
Dios.
Otro enfoque importante es el centrado en los milagros de Jesús:
También éstos proporcionan una perspectiva privilegiada para reconocer
su divinidad.

Felipe: Si crees que Jesús es Dios porque hizo milagros, también deberías
creer que Eliseo es Dios. Eliseo, al igual que Jesús, resucitó a un muerto,
multiplicó panes y curó a un leproso (2 Reyes 4-5).

Pablo: El caso de Jesús es diferente al de Eliseo, pero no necesitamos


introducirnos en esa discusión ahora. Ya que aceptas la inerrancia de la
Biblia, seguiré el camino más simple, el de la prueba escriturística directa:
Si la Biblia enseña siempre la verdad y si enseña que el Hijo es Dios,
entonces verdaderamente el Hijo es Dios.

Para no extenderme demasiado, mencionaré sólo siete textos que


explicitan claramente que el Hijo es Dios:

Juan 1,1: "En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios y
la Palabra era Dios."

Juan 20,28: "Tomás le contestó: `Señor mío y Dios mío´."

Romanos 9,5: "y los patriarcas; de los cuales también procede Cristo
según la carne, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito
por los siglos. Amén."

Filipenses 2,5-11: "Tened entre vosotros los mismos sentimientos que


Cristo: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser
igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo, tomando condición de
siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte
como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y
muerte de cruz. Por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre que está
sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en
los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que
Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios Padre."

Tito 2,13: "aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria


del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo".

Hebreos 1,8: "Pero del Hijo: `Tu trono, ¡oh Dios!, por los siglos de los
siglos´"

Apocalipsis 1,8: "Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, Aquel que
es, que era y que va a venir´, el Todopoderoso."
Felipe: Ninguno de esos siete textos prueba que el Hijo sea Dios.
Veámoslos uno a uno.

Juan 1,1: "la Palabra era Dios" es una mala traducción. La traducción
correcta es "la Palabra era divina" o "la Palabra era un ser divino".

Juan 20,28: "Señor mío" se refiere a Jesús y "Dios mío" se refiere a Dios
(el Padre).

Romanos 9,5: "Dios bendito por los siglos" no se refiere a Cristo, sino a
Dios (el Padre).

Filipenses 2,5-11: Este texto dice que Jesús tenía "forma" de Dios, no que
fuera Dios.

Tito 2,13: La expresión "del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo" es


una mala traducción. La traducción correcta, según Pablo Bessom, es:
"del gran Dios y del Salvador nuestro, Jesucristo". Hay aquí (como en Tito
1,4 y otros textos bíblicos) una distinción entre "Dios" y "el Salvador".

Hebreos 1,8: La expresión "Tu trono, ¡oh Dios!" es una mala traducción.
La traducción correcta, según Wescott, es "Tu trono está en Dios". Hay
aquí (como en Hebreos 1,9 y otros textos bíblicos) una distinción entre
"Dios" y "el Hijo".

Apocalipsis 1,8: Quien habla aquí no es Jesús sino, como dice el mismo
texto, "el Señor Dios" (Yahveh, es decir el Padre).

Pablo: En tres de los siete casos propones una nueva traducción y en los
restantes cuatro casos propones una nueva interpretación del texto
sagrado.

En lo que respecta a las traducciones, hay un amplio consenso entre los


expertos acerca de que la versión de la Biblia utilizada por los Testigos de
Jehová (la llamada "Traducción del Nuevo Mundo") ha introducido
numerosas adulteraciones y tergiversaciones del texto bíblico, para tratar
de ocultar las discordancias entre éste y la doctrina de la secta.

En cuanto a la exégesis, cabe subrayar que los Testigos de Jehová


interpretan la Biblia fuera de toda la Sagrada Tradición de la Iglesia,
guiados únicamente por las autoridades de la secta, las cuales desde
Charles Russell en adelante se han considerado a sí mismas (sin ningún
fundamento) como únicos intérpretes autorizados de la Palabra de Dios.

Podríamos proseguir la discusión acerca de los siete textos, pero para no


alargar demasiado este debate te propongo concentrarnos en un
problema de traducción (el texto de Juan 1, la afirmación más directa de
la divinidad del Hijo) y un problema de exégesis (el texto de Filipenses, el
más expresivo acerca de nuestro tema). Estos dos textos bastan y sobran
para probar la divinidad del Hijo.

Felipe: De acuerdo.

Pablo: Veamos primero Filipenses 2,5-11. Este texto magnífico, que


sintetiza todo el misterio de Cristo, contiene un himno que muy
probablemente es anterior a la obra escrita de San Pablo. Aquí se
enuncian claramente, además de la preexistencia y la encarnación del
Hijo, las siguientes afirmaciones:

1) Que Cristo es de condición divina (es decir, que es Dios).

2) Que Cristo es igual a Dios (el Padre); por lo tanto Cristo es Dios como
el Padre (no otro Dios sino el mismo Dios).

3) Que Dios (el Padre) concedió a Cristo "el Nombre que está sobre todo
nombre" (el santo e inefable nombre de Dios); por ende, Cristo es Dios.

4) Que toda rodilla se debe doblar ante Cristo y toda lengua debe
confesar que Él es el Señor (Dios). Las alusiones a Isaías 45,23 ("toda
rodilla se doble", "y toda lengua confiese"), donde lo mismo se dice de
Yahveh), subrayan aún más el carácter divino (de por sí evidente en este
contexto) del título "Señor".

Felipe: Daré respuesta a tus cuatro argumentos:

El texto que citaste prueba que Jesucristo tiene naturaleza divina, pero no
que es Dios. Según 2 Pedro 1,4, cuando nosotros aprendemos de Dios
también nos hacemos "partícipes de la naturaleza divina". Si nosotros,
que no somos Dios, tenemos naturaleza divina, el hecho de que Jesús
tenga naturaleza divina no prueba que sea Dios.

Si Jesús era igual a Dios, entonces ¿por qué dice el texto bíblico que su
forma de Dios no era algo de lo quisiera apoderarse? Si Jesús era Dios,
entonces nunca siquiera debió querer serlo, porque ya lo era.

Filipenses 2,9 dice "Por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre que
está sobre todo nombre".Si Jesús es Dios, entonces ¿por qué necesita que
lo exalten? Dios lo exaltó, pero por debajo de Sí mismo. Aunque Dios dio
a Jesús un nombre que está sobre todo otro nombre, no se dice que este
nombre esté sobre el nombre de Dios.
Todos los títulos aplicados por la Biblia a Jesucristo también se aplican a
otras personas que no son Dios. Por ejemplo, a Nabucodonosor se le
llamó "rey de reyes" (Daniel 2,37) y aunque este título es muy
importante, Nabucodonosor no es Dios. Lo mismo vale para el título
"Señor".

Pablo: He aquí mis réplicas a tus débiles objeciones:

2 Pedro 1,4 y la subsiguiente teología cristiana utilizan el concepto de


"participación" en el sentido preciso que este término tenía en la antigua
filosofía griega. Por ello es necesario distinguir entre "ser" de naturaleza
divina y "participar" de la naturaleza divina. Ser de naturaleza divina es
idéntico a ser Dios. En cambio, decir que el cristiano "participa" de la
naturaleza divina significa que, por un don libérrimo y gratuito de Dios, de
un modo oculto ya en la tierra y de un modo manifiesto en el cielo, él
puede conocer y amar como Dios conoce y ama, sin dejar de ser una
creatura de Dios. En la óptica cristiana (muy distinta de la panteísta) la
unión mística del ser humano con Dios no anula la infinita diferencia
existente entre ambos.

Filipenses 2,6 dice que Cristo, "siendo de condición divina, no retuvo


ávidamente el ser igual a Dios". Es decir que, a pesar de ser de
naturaleza divina (o sea, de ser Dios), el Hijo renunció a manifestar
visiblemente su igualdad con Dios al asumir la naturaleza humana en la
Encarnación.

Obviamente Filipenses 2,9 no dice que el Nombre de Jesús está sobre el


Nombre de Dios. Esto sería totalmente absurdo. Lo que dice es que Dios
"le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre". Es evidente que este
Nombre es el Nombre de Dios, no un nombre por encima del Nombre de
Dios. Tú dices que "el Nombre que está sobre todo nombre" está debajo
del nombre de Dios, pero eso es exactamente lo contrario de lo que dice
el texto bíblico.

No respondes a mi argumento, que consiste en interpretar aquí "Señor"


como "Dios", con claro fundamento bíblico.

Felipe: Según los eruditos, la traducción correcta de Juan 1,1 es: "En el
principio era la Palabra y la Palabra era hacia el Dios y la Palabra era un
ser divino".

El "Dios" con quien está la Palabra es "tòn Theón" ("el Dios", con
artículo).
El "dios" que es la Palabra es "theòs" ("dios", sin artículo).

Como este último "theòs" no tiene artículo determinado, entonces resulta


que el "Logos" (la Palabra) no es "Theòs", sino que tiene cualidades de
"theòs". Es un ser divino, pero no es Dios. Si quieres una explicación
erudita, lee el Journal of Biblical Literature, volumen 92.

Pablo: Mi respuesta tendrá tres momentos:

En primer lugar no puedo admitir que apoyes tu tesis en la autoridad de


"los eruditos". La inmensa mayoría de los eruditos, a lo largo de dos
milenios, a pesar de sus diversas tendencias religiosas y filosóficas, ha
apoyado la traducción tradicional, que es una clara afirmación de la
divinidad de Jesucristo, Hijo de Dios Padre; de modo que no te refieres en
realidad a "los eruditos", sino a los eruditos de tu tendencia "unitaria"
(antitrinitaria).

En segundo lugar quiero destacar que nuestro versículo no presenta


ningún problema de crítica textual, por lo cual nuestra discusión se reduce
estrictamente a un simple problema de traducción.

Entre los miles de manuscritos antiguos del Nuevo Testamento que se


conservan no figura ninguna variante del texto griego de Juan 1,1. Esto
se puede comprobar en cualquier buscador de Internet utilizando las
palabras clave "Greek New Testament Critical Edition" u otras
semejantes, lo cual da como resultado un material abundantísimo.

En tercer lugar, pasaré a refutar tu tesis. Dado que mis conocimientos de


griego bíblico son muy escasos, me limitaré a:

mostrar que las traducciones del prólogo del Evangelio de Juan de los
Testigos de Jehová no son coherentes con tu tesis;

dar un argumento de tipo histórico-teológico;

consultar a un experto en griego bíblico.

Consideremos la coherencia interna de tu tesis. Es importante notar que


dentro del mismo prólogo del Evangelio de Juan (1,1-18) se nombra a
Dios sin artículo otras cuatro veces (1):

1,6: "Hubo un hombre, enviado de Dios, de nombre Juan": "ápestalménos


parà Theoû".
1,12: "A los que lo recibieron, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios":
"tékna Theoû genésthai".

1,13: "Sino de Dios, son nacidos": "ek Theoû égennéthesan".

1,18: "A Dios nadie lo vio nunca": "Theòn oúdeìs èóraken pópote".

Ahora bien, las ediciones del Nuevo Testamento de los Testigos de Jehová
emplean en estas cuatro ocasiones la palabra "Dios", lo cual es correcto
pero incompatible con tu tesis. Es pues evidente que el principio de
traducción en que te basas es una invención ad hoc para acomodar el
texto de Juan 1,1 a la doctrina de los Testigos de Jehová.

Consideremos ahora un segundo argumento. El prólogo del Evangelio de


Juan termina en Juan 1,18: "A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único,
que está en el seno del Padre, él lo ha contado." Sin embargo en la
tradición de los manuscritos antiguos existe una variante: En algunos
manuscritos se lee "un Dios Hijo único" en lugar de "el Hijo único". Pues
he aquí que el texto griego que indiqué concuerda con esa versión
minoritaria: Allí se lee, en el versículo 18, "monogenès Theòs". Ahora
bien, ¿cuál de estas dos explicaciones de esta variante parece más
plausible?:

En el seno de la primitiva comunidad cristiana, compuesta por


prototestigos de Jehová, había unos pocos católicos que ya desde
entonces se dedicaban a adulterar los textos bíblicos para hacerlos
compatibles con su herejía trinitaria.

Los dos textos expresan con distintas palabras una de las creencias
básicas de la comunidad cristiana primitiva.

Consideremos finalmente la opinión de un Doctor en Sagrada Escritura.


En estos apuntes que te dejo para que los estudies detenidamente queda
demostrada la falsedad de la traducción de Juan 1,1 que tú utilizas (2).

En conclusión: Si bien es cierto que por lo común la palabra "Theòs" en el


Nuevo Testamento designa al Padre, es también claro que Juan 1,1 es
una de las excepciones. Evidentemente Juan 1,1 no puede significar que
el Hijo es el Padre, sino que el Hijo es Dios como el Padre (un mismo
Dios, no un segundo Dios).

Felipe: Aunque tu traducción fuera correcta, no demostraría la divinidad


del Hijo. En Salmo 82,6 el mismo Yahveh llama "dioses" a los hombres
que son "hijos del Altísimo". Aunque a estos hombres se les llame dioses,
ninguno de ellos es Yahveh. Lo mismo vale para Jesús.
Pablo: No es serio comparar ese texto, en el cual el salmista equipara a
los príncipes y jueces de Israel con los miembros de la corte celestial, con
un texto como Juan 1,1, que identifica de la manera más formal posible a
la Palabra (el Hijo) con Dios.

Pasando ahora al tema del Espíritu Santo, te diré que:

Su divinidad se manifiesta por ejemplo en 1 Corintios 2,10: "el Espíritu


todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios" (esto es algo que sólo
Dios puede hacer).

Su personalidad se manifiesta por ejemplo en Hechos 15,28: "Que hemos


decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas
indispensables" (los entes impersonales no pueden tomar decisiones).

Él es el "otro Paráclito" enviado por el Padre (cf. Juan 14,16). Si el primer


Paráclito (el Hijo) es una persona divina, como hemos demostrado, el
segundo también lo es.

En conclusión: Dios se manifiesta en la historia de salvación como Padre,


Hijo y Espíritu Santo (tres personas divinas y un solo Dios vivo y
verdadero). Esto implica necesariamente que Dios es en Sí mismo Padre,
Hijo y Espíritu Santo, porque de lo contrario no habría verdadera
autorrevelación y autocomunicación de Dios al hombre. Inversamente, si
Dios, que es eternamente Padre, Hijo y Espíritu Santo, decide libremente
manifestarse en la historia, necesariamente debe manifestarse como lo
que Él es en Sí mismo: El Dios unitrino.

El dogma de la Santísima Trinidad pertenece a la revelación de Dios en


Cristo. Si alguien no cree en la Trinidad (ni en la Encarnación) no es
cristiano (objetivamente).

Notas:

(1) Por razones prácticas cito aquí el texto griego en caracteres latinos.
Los lectores pueden cotejar estas citas con el verdadero texto griego (en
caracteres griegos) haciendo click sobre el link indicado más arriba.

(2) Reproduzco aquí una nota del Pbro. Dr. Miguel A. Barriola, de fecha
27/02/2003:

Estimado amigo:
Se ve que los "Testigos", fuera de toda tradición, lo único que persiguen
es mantener, cueste lo que cueste, sus propios modos de interpretar.
Porque, en anteriores presentaciones de "su" Biblia traducían "La Palabra
era «un» Dios" , con tal de escapar a la versión más obvia: "era Dios".

Querían fundamentarla científicamente, basados en el (supuesto) uso de


la lengua griega. Decían que, faltando el artículo para el sustantivo
"Theós" (cosa que no acontecía en la primera vez: "prós ton Theón" (el
Verbo se dirigía hacia el Dios), interpretan esa omisión como una
variación en el segundo empleo del término (Theós).

Ahora, en esta nueva traducción llegan a adjetivizar un claro sustantivo


en el texto original (la Palabra era divina).

Pero el hecho es que el Lógos no es llamado "théios" ( = divino), con un


adjetivo, ni "Théos tis" (=un dios), en sentido helenístico, sino: Dios,
simplemente, un sustantivo.

Se ha de aclarar que el predicado, por lo general, no va acompañado de


artículo. Si se dice: "Simón es pescador", se quiere expresar que el sujeto
pertenece a la categoría de los que ejercen ese oficio. Él no lo agota ni
acapara. En cambio, si se desea dar énfasis, expresando, por ejemplo:
"Juan es hoTheólogos" (= "el" teólogo), el atributo articulado indica algo
especial, descollante en el género. Se trata de un "teólogo por
excelencia". Así la pregunta de Pilato: "¿tú eres rey? (Jn 18,37) está
indagando sobre la condición que Jesús diría compartir con otros
monarcas. En cambio, en Jn 19,19: "Jesús ho nazaráios, ho basiléus ton
ioudáion" (= el nazareno, el rey de los judíos), los artículos que preceden
a los atributos están señalando que se trata de un personaje bien
determinado y único.

En el mismo Prólogo tenemos un atributo con artículo, pero que,


justamente destaca la singularidad total, fuera de serie, inigualable del
sujeto al que se le endosa: (1, 9): Én tó fós tó alethinón (=
era la luz, la verdadera"); no cualquier tipo de luz, sino la única auténtica.
(Por otra parte, en igual sentido, sólo que con una negación, el v. 8°
había descartado que el Bautista fuera "la" luz).

En 1, 1, la omisión del artículo ante el sustantivo "Theós", por


consiguiente, quiere decir que la Palabra pertenece a la categoría de Dios,
es Dios. Lo cual, evidentemente no hay que entenderlo al modo de
"género - individuo", porque otros lugares bíblicos aportan las precisiones
sobre el único Dios, con el cual, sin embargo, se identifican tres personas
distintas, que ni lo dividen ni lo multiplican en un politeísmo.
Por lo demás (como señala H. Hébert, Los testigos de Jehová - Su historia
y su doctrina, Madrid 1977, p.- 173), el mismo contexto se opone a
comprender "Theós" sin artículo bajo una luz diferente, pues, según un
procedimiento muy semítico, la segunda y tercera proposiciones del
versículo comienzan por la palabra última de la frase precedente:

"En el principio era el Lógos

y el Lógos estaba dirigido a Dios

y Dios (atributo) era el Lógos".

Esa repetición de la palabra final implica la utilización del mismo sentido


las dos veces. De lo contrario el autor (sin avisar nada de cambios de
sentido a su lector) sembraría la confusión.

Esperando haber aportado algo útil a su discusión, queda a sus órdenes:

M.A. Barriola
1
Biblioteca de artículos – Sección Escatología

¿El alma es inmortal?


Por José Miguel Arráiz

La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente


creada por Dios -no es “producida” por los padres-, y que es
inmortal: no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte,
y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final.

A pesar de que la doctrina de la inmortalidad del alma está


claramente revelada en las Escrituras, existen sectas y
denominaciones protestantes (testigos de Jehová, adventistas,
etc.) que apegándose a una interpretación errada de la Biblia
se obstinan en rechazarla. He aquí un resumen de sus argumentos.

¿Cuáles son los argumentos de las sectas


para negar la inmortalidad del alma?

Un resumen de los argumentos que utilizan los testigos de


Jehová para negar la inmortalidad del alma lo he tomado de su
revista Despertad, del 22 de octubre de 1982.

“Los testigos de Jehová… creen que el alma humana es


mortal, que los muertos no sienten nada en absoluto. ¿A
qué se debe que crean esto? …los escritores de las
Escrituras Hebreas (Antiguo Testamento) jamás, ni una
sola vez, añadieron a las palabras “néphesh” (palabra
hebrea para “alma”) ni “rúahh” (palabra hebrea para
“espíritu”) la calificación de “inmortal.” Más bien, enseñaron que el alma
humana muere: “El alma que pecare, ésa es la que morirá.” (Ezequiel 18:4,
20, Versión Moderna; vea también Salmo 22:29; 78:50.) Se dice que los
muertos están inconscientes: “Porque los vivos saben que han de morir,
pero los muertos no saben nada, y no hay ya paga para ellos... Cualquier
cosa que esté a tu alcance el hacerla, hazla según tus fuerzas, porque no
existirá obra ni razones ni ciencia ni sabiduría en el seol [sepulcro común de

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2
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la humanidad] a donde te encaminas.”—Eclesiastés 9:5, 10 Biblia de


Jerusalén.

Las Escrituras Griegas (Nuevo Testamento) dan el mismo punto de vista


acerca del alma y la muerte. Jesús dijo que Dios “puede destruir tanto el
alma como el cuerpo.” De modo que, si el alma puede ser destruida, no
puede ser inmortal. (Mateo 10:28) Respecto a Jesús, el apóstol Pedro
declaró: “Cualquier alma que no escuche a ese Profeta será completamente
destruida.” (Hechos 3:23) Jesús también mostró que los muertos están
inconscientes, porque asemejó la muerte a ‘un sueño que da descanso.’
(Juan 11:11-14) Esto está en armonía con lo que fácilmente puede discernir
cualquier persona que asista a un funeral donde pueda verse el cuerpo del
difunto.

Según el relato de la creación registrado en Génesis 2:7, Adán fue formado


del polvo del suelo y “el hombre vino a ser alma viviente.” Por lo tanto, a
menudo la Biblia usa la expresión “su alma” para referirse a la persona
“misma”1

Partiendo de este breve resumen, podemos desglosar sus argumentos para


estudiarlos uno por uno.

Argumento 1: Los muertos no


tienen conciencia de nada

“Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada,
y no hay ya paga para ellos, pues se perdió su memoria. Tanto su amor,
como su odio, como sus celos, ha tiempo que pereció, y no tomarán parte
nunca jamás en todo lo que pasa bajo el sol”2

Los testigos de Jehová han tomado literalmente y fuera de contexto este texto bíblico
para afirmar que la persona cuando muere no tiene conciencia de nada, por tanto no
hay un alma inmortal que la sobreviva. Para ellos cuando una persona muere deja de
existir y solo queda “en la memoria de Jehová”. Pero para entender por qué los
1
Despertad 1982 (g82 22/10 25-27)
2
Eclesiastés 9,5-6.

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3
Biblioteca de artículos – Sección Escatología

testigos de Jehová han llegado a esta conclusión, hay que comprender su forma de
ver las Escrituras.

Su principal dificultad reside quizá en no comprender que la revelación divina ha


sido progresiva. No debería sorprendernos no encontrar ninguna referencia a la
resurrección en todo el pentateuco, (las primeras menciones a la resurrección las
encontramos en Isaías 26,19 y Daniel 12, e incluso en tiempos de Jesús los saduceos
la rechazaban), y mucho menos el reconocer que la razón es que para ese entonces
no había sido revelada. La revelación misma del Mesías como Hijo de Dios y Dios no
es igual de clara en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Muchos ejemplos se
podrían citar, pero seguramente cualquier lector cuidadoso podrá notar sin mucha
dificultad este desarrollo de la revelación a medida que avanza leyendo las páginas
de la Biblia, lo cual implica que hubo momentos de la historia donde el conocimiento
de ciertas verdades era parcial y limitado y fue aumentando a medida que fue
avanzando la transmisión de la revelación al pueblo de Dios.

Lo mismo sucede a la comprensión del pueblo de Dios respecto a su conocimiento


del más allá y sobre todo respecto a la recompensa o sanción de cada uno. Es así que
para el autor del Eclesiastés, como a los autores de los libros sagrados anteriores, no
hay un conocimiento claro de premio o castigo a excepción de los bienes y los males
de la vida presente. Parece si, vislumbrar que Dios juzgará las acciones del justo y del
malvado3 pero sin conocer la naturaleza de la recompensa.

Es simple así comprender que no es que el autor ponga en duda la inmortalidad del
alma y la retribución futura, sino que las ignora, y por eso compara la condición de
los vivos con la de los muertos conforme a sus concepciones respecto del seol (lugar
donde antes de la resurrección de Cristo descansaban las almas, y en el cual no
tomaban parte ya del mundo de los vivos).

Se pueden encontrar a lo largo de todo el libro textos que confirman esto: “¿Quién
sabe si el aliento de vida de los humanos asciende hacia arriba y si el aliento de vida
de la bestia desciende hacia abajo, a la tierra?”4. El mismo autor reconoce aquí no
saber que sucede con el aliento de vida de los humanos y si se diferencia del de las
bestias.

En otra parte escribe: “Porque el hombre y la bestia tienen la misma suerte: muere el
uno como la otra; y ambos tienen el mismo aliento de vida. En nada aventaja el

3
Eclesiastés 3,17; 11,9; 12,14
4
Eclesiastés 3,21

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hombre a la bestia…”5, textos que dan a entender que el autor habla desde lo que
conoce y lo que hasta ese momento había sido revelado. Sin embargo los testigos de
Jehová sostienen toda su doctrina en textos del Antiguo Testamento cuando la
revelación estaba en pleno progreso, y se ven obligados a torcer todos los textos
claros del Nuevo Testamento que se oponen a su interpretación.

Lo más contradictorio de su teología es que al interpretar Eclesiastés 9,5-6 como lo


hacen, deberían concluir que tampoco hay recompensa futura, ya que el texto afirma
que para los muertos “no hay ya paga para ellos” , aunque sabemos que “el Hijo del
hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a
cada uno según su conducta”6.

Argumento 2: El alma que peque morirá

“Mías son las almas todas; lo mismo la del padre que la del hijo, mías son,
y el alma que peca, ésa perecerá”7

De alguna manera los testigos de Jehová han optado por interpretar que este texto
se refiere la aniquilación o destrucción del alma. Quizá la principal dificultad aquí sea
su falta de comprensión respecto al significado de la palabra muerte en la Biblia, la
cual en unos casos hace referencia a la separación del alma y del cuerpo (muerte
física), pero en otros casos a la separación del hombre de Dios por causa del pecado
(muerte espiritual).

Algunos textos donde la muerte referencia a la separación del alma y del cuerpo:

“Y al exhalar el alma, pues estaba moribunda, le llamó Ben-‘oní; pero su


padre le llamó Benjamín”8

“Pues para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si el vivir en


la carne significa para mí trabajo fecundo, no sé qué escoger... Me siento
apremiado por las dos partes: por una parte, deseo partir y estar con

5
Eclesiastés 3,19
6
Mateo 16,27
7
Ezequiel 18,4
8
Génesis 35,18

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Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor; mas, por otra


parte, quedarme en la carne es más necesario para vosotros”9

En el texto anterior San Pablo está consciente de que al morir partirá de su cuerpo
para estar con Cristo, prefiere sin embargo, permanecer todavía en carne, pero por
causa de la evangelización. El siguiente texto es aún más explícito:

“Así pues, siempre llenos de buen ánimo, sabiendo que, mientras


habitamos en el cuerpo, vivimos lejos del Señor, pues caminamos en la fe y
no en la visión... Estamos, pues, llenos de buen ánimo y preferimos salir de
este cuerpo para vivir con el Señor. Por eso, bien en nuestro cuerpo, bien
fuera de él, nos afanamos por agradarle”10

Basta este solo texto para desarmar toda la teología de testigos de Jehová y
adventistas, pues explícitamente habla de cómo se puede vivir en el cuerpo y fuera
de él, y que en ambos estados podemos afanarnos por agradar a Dios.

Algunos textos donde la muerte referencia a la separación del hombre de Dios por el
pecado:

“Y a vosotros que estabais muertos en vuestros delitos y pecados”11

“…estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente


con Cristo - por gracia habéis sido salvados”12

“Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y en vuestra carne


incircuncisa, os vivificó juntamente con él y nos perdonó todos nuestros
delitos”13

Es por eso que no es coherente interpretar Ezequiel 18,4 como una aniquilación de la
existencia del alma, sino por el contrario, lo que realmente significa: un estado donde
esta queda apartada de Dios por toda la eternidad.

9
Filipenses 1,21-24
10
2 Corintios 5,6-9
11
Efesios 2,1
12
Efesios 2,5
13
Colosenses 2,13

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“Porque es propio de la justicia de Dios el pagar con tribulación a los que os


atribulan, y a vosotros, los atribulados, con el descanso junto con nosotros,
cuando el Señor Jesús se revele desde el cielo con sus poderosos ángeles, en
medio de una llama de fuego, y tome venganza de los que no conocen a
Dios y de los que no obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesús. Estos
sufrirán la pena de una ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y
de la gloria de su poder”14

“«Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac


y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os
echan fuera”15

Otras referencias a la muerte del alma, no como una aniquilación definitiva, sino
como una separación del hombre de Dios, la tenemos en el apocalipsis, donde se
habla de la muerte segunda:

“Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la


mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, mientras que los
hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y
el rechinar de dientes»”16

“El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: el vencedor no
sufrirá daño de la muerte segunda”17

“Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los
impuros, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su
parte en el lago que arde con fuego y azufre: que es la muerte segunda”18

“Y el Diablo, su seductor, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde


están también la Bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y
noche por los siglos de los siglos”19

14
2 Tesalonicenses 1,6-9
15
Lucas 13,28
16
Mateo 8,12
17
Apocalipsis 2,11
18
Apocalipsis 21,8
19
Apocalipsis 20,10

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Al leer cuidadosamente estos textos es posible darse cuenta de que la muerte


segunda (se le llama así precisamente porque es la muerte del alma) que sufrirán los
condenados junto con el Diablo, la Bestia y el falso profeta, implicará no solo verse
apartados de Dios por toda la eternidad (pena de daño), sino una especie de
tormento eterno (pena de sentido).

“Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos


para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno”20

En absolutamente todos los textos que hablan del destino final de los condenados21
tenemos lo mismo: La muerte del alma es un estado de separación definitiva de Dios,
y nunca se habla de una destrucción o cese de la existencia.

Nota: Los testigos de Jehová afirman que solo resucitarán los justos. Bajo su forma de
ver las cosas es lógico, dado que no tendría sentido que los injustos resucitaran solo
para volver a ser destruidos, pero observe que eso contradice lo que el profeta Daniel
ya había profetizado en el texto que se acaba de citar22.

Argumento 3: Jesús dijo que Dios


“puede destruir tanto el alma como el cuerpo”.
De modo que, si el alma puede ser destruida, no puede ser inmortal23.

Aquí el error de los testigos es nuevamente interpretar esta muerte del alma como
una aniquilación. Su argumento es que el texto griego utiliza allí ἀπόλλυμι (apólumi),
que traducen e interpretan literalmente como destruir. El diccionario de griego
Strong nos da el siguiente significado:

G622
ἀπόλλυμι (apólumi)
de G575 y la base de G3639; destruir completamente (reflexivamente
perecer, o perder), literalmente o figurativamente:-destruir, matar, morir,
perder, perdido, perecedero, perecer.

20
Daniel 12,2
21
Mateo 8,12; 13,42; 24,51; 25,30; Lucas 13,28
22
Daniel 12,2
23
Mateo 10,28

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No hay razón alguna, para interpretar en ese texto la palabra apólumi como una
aniquilación o destrucción literal del alma. El contexto del mismo texto no solamente
rechaza esta idea sino que sirve para refutarla.

“«Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma;
temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la
gehenna”24

Dado que los adventistas y testigos de Jehová no creen en la inmortalidad del alma,
¿Cómo podría algo matar solo el cuerpo y no matar el alma? Recuerde que ellos
afirman que no existe alma que sobreviva al cuerpo, y que al morir el cuerpo muere
el alma. Sin embargo, no es eso lo que Jesús dice allí, sino todo lo contrario. Un
accidente o cualquier evento natural puede matar el cuerpo sin matar el alma, por lo
cual Jesús nos exhorta a no temerle a eso, sino aquello que si puede matar ambos.
Así, el contexto de muerte o destrucción del alma de la que se habla allí no es una
aniquilación, sino un estado de muerte espiritual definitiva.

Evidencias bíblicas a favor de la inmortalidad del alma

Evidencia 1: La promesa hecha al buen ladrón

Seguramente todos recordamos lo sucedido con el


buen ladrón cuando Jesús fue crucificado:

“Y uno de los malhechores que estaban colgados,


le injuriaba, diciendo: «Si tú eres el Cristo, sálvate
a ti mismo y a nosotros.». Y respondiendo el otro,
le reprendió, diciendo: «¿Ni aun tú temes a Dios,
estando en la misma condenación? Y nosotros, a
la verdad, justamente padecemos; porque
recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo». Y
dijo a Jesús: «Señor, acuérdate de mí cuando vinieres en tu Reino». Entonces
Jesús le dijo: «De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso»”25

24
Mateo 10,28
25
Lucas 23,39-43

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Lo interesante de ese suceso es que Jesús le promete al buen ladrón estar ese día con
El en el paraíso, pero ¿Cómo podría ocurrir eso si el alma no sobrevive al cuerpo?.
Dado que este simple texto desmoronaría instantáneamente toda la teología de los
testigos y adventistas, se han inventado un argumento bastante original para
justificarse, y consiste en alegar que como en dicha época no existían los signos de
puntuación, lo que Jesús quiso decir fue: “Yo te aseguro hoy, estarás conmigo en el
paraíso” (note donde colocan la coma) o lo que es lo mismo: “Yo te aseguro hoy, que
algún día estarás conmigo en el paraíso” (la posición de una coma puede cambiar
todo el sentido de una frase)

El problema de este argumento es que dicha forma de expresarse era


completamente ajena a la forma de hablar de Jesús recogida en todo el Nuevo
Testamento. Cuando Jesús utilizaba la expresión “de cierto te digo” (otras
traducciones traducen “en verdad te digo”, “yo te aseguro” , etc.) nunca la utilizaba
de esa manera. Ejemplos hay por docenas, algunos de los cuales podemos
mencionar:

“De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más mozo, te ceñías, é ibas
donde querías; mas cuando ya fueres viejo, extenderás tus manos, y te
ceñirá otro, y te llevará á donde no quieras”26

“De cierto te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último
cuadrante”27

“Respondió Jesús, y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no


naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios”28

“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de


agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”29

“De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos
visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio”30

26
Juan 21,18
27
Mateo 5,26
28
Juan 3,3
29
Juan 3,5
30
Juan 3,11

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“Le respondió Jesús: ¿Tu alma pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo:
No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces”31

En todas estas ocasiones Jesús jamás dice “De cierto de digo HOY”, sino solamente y
de manera muy solemne “de cierto te digo”.

En las únicas ocasiones donde Jesús utilizó la palabra “hoy” en ese tipo de
expresiones fue para afirmar que ese suceso sucedería ese mismo día.

“Y le dice Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el
gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces”32

Aquí a ningún adventista ni testigo de Jehová se le ocurriría decir que Cristo estaba
diciendo que Cristo estaba diciendo “HOY” que algún día Pedro le negaría, pues
sabemos que Cristo se refería a que Pedro le negaría ESE DIA.

Otros ejemplos donde Jesús utilizó este tipo de formas de expresarse sin jamás
utilizar “HOY” para reafirmar su promesa o enseñanza los podemos encontrar a lo
largo de todo el evangelio33.

Los testigos de Jehová y adventistas sostienen también que el buen ladrón no pudo
haber estado con Jesús ese día en el paraíso, porque Jesús subió al Padre solo
después de la resurrección:

“Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete
donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y
vuestro Dios»”34

A esta aparente contradicción comenta Santo Tomás de Aquino en Suma de Teología,


Parte III, c.52.a.4.:

“Cristo, para asumir en sí mismo nuestras penas, quiso que su cuerpo fuera
puesto en el sepulcro, así también quiso que su alma descendiese al
infierno. Pero su cuerpo permaneció en el sepulcro un día entero y dos
3131
Juan 13,38
32
Marcos 14,30
33
Mateo 3,9; 5,22.28.32.34.39.44; 12,36; 19,9; 21,27; Lucas 4,25; 9,27; 11,9; 12;44; 16,9; 19,26; Juan 16,7
34
Juan 20,17

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noches para que se comprobase la verdad de su muerte. Por lo que es de


creer que también su alma estuviese otro tanto en el infierno, a fin de que
salieran a la vez su alma del infierno y su cuerpo del sepulcro”

Más adelante continua:

“Cristo, al bajar al infierno, libró a los santos que


estaban allí, no sacándolos al instante del lugar
del infierno, sino iluminándolos con la luz de su
gloria en el mismo infierno. Y, no obstante, fue
conveniente que su alma permaneciese en el
infierno todo el tiempo que su cuerpo estuviese
en el sepulcro”

“Esas palabras del Señor deben entenderse, no


del paraíso terrenal corpóreo, sino del paraíso espiritual, en el que se dice
que viven los que gozan de la vida divina. Por lo cual, el ladrón descendió
localmente con Cristo al infierno, para estar con Él, puesto que le dijo:
estarás conmigo en el paraíso; pero, por razón del premio, estuvo en el
paraíso porque allí gozaba de la divinidad, como los demás santos”.

Evidencia 2: La parábola de Lázaro y el rico

“Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días
espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado
Lázaro, que, echado junto a su portal,
cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo
que caía de la mesa del rico... pero hasta
los perros venían y le lamían las llagas.
Sucedió, pues, que murió el pobre y fue
llevado por los ángeles al seno de
Abraham. Murió también el rico y fue
sepultado. Estando en el Hades entre
tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos
a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: «Padre Abraham, ten
compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y
refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.» Pero
Abraham le dijo: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y

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Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú


atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran
abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan;
ni de ahí puedan pasar donde nosotros.» Replicó: «Con todo, te ruego,
padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos,
para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de
tormento.» Díjole Abraham: «Tienen a Moisés y a los profetas; que les
oigan.» El dijo: «No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los
muertos va donde ellos, se convertirán.» Le contestó: «Si no oyen a Moisés y
a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite»”35

Aquí tenemos, de la boca del propio Jesús, una parábola donde partiendo de
personajes ficticios nos explica una situación real aplicable a cada uno de nosotros: La
recompensa o castigo que recibiremos de acuerdo a nuestras obras.

No debería creerse como creen las sectas que por ser una parábola no se encierra allí
una enseñanza real. Sería bastante curioso que Jesús colocara una parábola que haga
alusión a la inmortalidad del alma si realmente fuera una doctrina pagana. Ya que si
el alma fuera mortal, nada más inapropiado que utilizar una parábola cuya
interpretación reforzaría la concepción judía de la inmortalidad del alma, cuando
Jesús perfectamente pudo haber cambiado un poco la parábola, indicando que el rico
simplemente no existiría ya luego de su muerte, mientras que Lázaro era
recompensado resucitando el último día.

Evidencia 3: La transfiguración

“Seis días después, toma Jesús consigo a


Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos
solos, aparte, a un monte alto. Y se
transfiguró delante de ellos, y sus vestidos
se volvieron resplandecientes, muy
blancos, tanto que ningún batanero en la
tierra sería capaz de blanquearlos de ese
modo. Se les aparecieron Elías y Moisés, y
conversaban con Jesús”36

35
Lucas 16,19-31
36
Marcos 9,2-4

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Otro evento que derrumba la teología de las sectas, ya que si el alma no sobrevive al
cuerpo no se explica cómo pudieron conversar Moisés y Elías con Jesús. Es oportuno
recordar que muerte de Moisés está claramente registrada en las Escrituras37.

Adicionalmente a la transfiguración, tenemos el hecho de que Samuel fue evocado


por la bruja de Endor , donde Samuel después de muerto es evocado por orden de
Saúl38.

Tanto en el caso de Samuel, como el de Elías y Moisés no se puede alegar que se


trata de parábolas, tampoco de alucinaciones, y mucho menos, como me comento
alguien de creencias adventistas en una ocasión: Que Samuel era un demonio y
Moisés resucitó.

En el caso de Samuel la Escritura es la que claramente le identifica:

“La mujer dijo: «¿A quién debo invocar para ti? »


Respondió: «Evócame a Samuel». Vio entonces la
mujer a Samuel y lanzó un gran grito. Dijo la mujer a
Saúl: «¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl!». El
rey le dijo: «No temas, pero ¿qué has visto? » La
mujer respondió a Saúl: «Veo un espectro que sube de
la tierra». Saúl le preguntó: «¿Qué aspecto tiene? »
Ella respondió: «Es un hombre anciano que sube
envuelto en su manto». Comprendió Saúl que era
Samuel y cayendo rostro en tierra se postró. Samuel
dijo a Saúl: «¿Por qué me perturbas evocándome?»
Respondió Saúl: «Estoy en grande angustia; los
filisteos mueven guerra contra mí, Dios se ha apartado de mí y ya no me
responde ni por los profetas ni en sueños. Te he llamado para que me
indiques lo que debo hacer». Dijo Samuel: «¿Para qué me consultas si
Yahveh se ha separado de ti y se ha pasado a otro? Yahveh te ha cumplido
lo que dijo por mi boca: ha arrancado Yahveh el reino de tu mano y se lo ha
dado a otro, a David»”39

Obsérvese que en dicho texto es la Escritura la que identifica a la aparición con


Samuel reiteradamente identificándole: “Comprendió Saúl que era Samuel”, “Samuel

37
Deuteronomio 34,5-6
38
1 Samuel 28,6-20
39
1 Samuel 28,11-17

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dijo a Saúl”, “Dijo Samuel”. En ningún momento se señala que la aparición no era
quien decía ser y al narrar el hecho se le identifica como Samuel. Asignar a esta
aparición la identidad de un demonio no pasa de ser una mera suposición que va más
allá del texto y que aceptan los adventistas y testigos de Jehová en base a prejuicios
en su teología.

Tampoco hay en la Escritura ninguna alusión a la resurrección de Moisés. Los


adventistas en su favor citan el siguiente texto bíblico para justificar su postura:

“En cambio el arcángel Miguel, cuando altercaba con el diablo


disputándose el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar contra él
juicio injurioso, sino que dijo: "Que te castigue el Señor”40

De dicho texto concluyen que San Miguel disputaba con Satanás el cuerpo de Moisés
porque deseaba resucitarlo a pesar de que en ninguna parte se menciona la razón de
la disputa.

Hay distintas tradiciones que presentan múltiples explicaciones a ese hecho. Una
tradición referida por Ecumenio41 narra que el diablo se oponía a una sepultura
honorable de Moisés por considerarlo asesino, ya que había matado a un egipcio.
Otra posible explicación es que Satanás quería utilizar el cuerpo de Moisés para
mover al pueblo a la idolatría. En cualquier caso como no hay mención alguna de que
San Miguel disputara el cuerpo de Moisés para resucitarlo, no tenemos sino que toda
su argumentación se basa en meras suposiciones.

Evidencia 4: Cristo predica a espíritus encarcelados

“Pues también Cristo, para llevarnos a Dios, murió una sola vez por los pecados,
el justo por los injustos, muerto en la carne, vivificado en el espíritu. En el
espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados, en otro tiempo
incrédulos, cuando les esperaba la paciencia de Dios, en los días en que Noé
construía el Arca, en la que unos pocos, es decir ocho personas, fueron salvados
a través del agua”42

40
Judas 1,9
41
Jn epist. ludae: PG 119:713
42
1 Pedro 3,18-20

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Este texto hace alusión al descenso de Cristo a los infiernos (el Seol para los hebreos)
luego de su muerte en la cruz, donde predica a todos aquellos justos que estaban
retenidos de espera de que Cristo con su muerte y resurrección abriera el camino
para entrar en el cielo43. No hace falta decir que en este evento se encuentra otra
prueba palpable de la inmortalidad del alma, dado que la predicación de Cristo va
dirigida a difuntos.

Hay que descartar los argumentos poco convincentes de las sectas que sugieren que
dicha predicación fue un mero acto de presencia ante los demonios o un acto
condenatorio. Esto, porque el sentido del verbo griego κηρύςςειν (predicar), es
indicado por el contexto general, que trata de la misericordia de Dios y de los efectos
de la redención. La predicación tuvo que ser, por lo tanto, el anuncio de una buena
nueva, lo que estaría en armonía con las palabras de Pedro casi inmediatamente
después:

“Por eso hasta a los muertos se ha anunciado la Buena Nueva, para que,
condenados en carne según los hombres, vivan en espíritu según Dios”44

La hipótesis de una predicación condenatoria estaría en contra del espíritu del


pasaje. Adicionalmente hay que resaltar que κηρύςςειv, en el Nuevo Testamento, se
emplea siempre para designar la predicación de una buena nueva.

Tampoco hay cabida a la suposición de que eran demonios, porque se hace


referencia a personas incrédulas que vivían en tiempos de Noé.

Hay que hacer notar sin embargo, que si bien el apóstol distingue especialmente a los
contemporáneos de Noé, no quiere decir esto que excluya al resto de los justos, sino
que resalta la eficacia redentora de Cristo, la cual alcanzó incluso a aquellos que en
otro tiempo fueron considerados como grandes pecadores y provocaron el mayor
castigo de Dios sobre el mundo. Serían así aquellos que en tiempos de Noé habían
sido incrédulos a sus exhortaciones al arrepentimiento pero luego al desencadenarse
el diluvio se arrepintieron, y antes de morir pidieron a Dios perdón.

43
Hebreos 2,10; 9,8.15; 10,19-20; 1 Pedro 3,19
44
1 Pedro 4,6

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Evidencia 5: La Biblia muestra a


los salvados en presencia de Dios

En el capítulo 11 de hebreos se
mencionan a todos los patriarcas y santos
de la antigüedad como testigos en torno
nuestro.

“Por tanto, también nosotros,


teniendo en torno nuestro tan gran
nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y
corramos con fortaleza la prueba que se nos propone”45

El autor de la epístola a los hebreos se sirve así de una metáfora tomada de los
juegos públicos, a los que era aficionada la sociedad greco-romana. Se imagina que al
igual que en aquellos juegos hay toda una nube de testigos observando, lo mismo los
cristianos estamos rodeados de toda una “nube de testigos” contemplando nuestro
esfuerzo. Estos testigos por su puesto, son los antepasados que acaba de mencionar,
y quienes están en la ciudad del Dios vivo, en la asamblea de los primogénitos
inscritos en el reino de los cielos, por ser los espíritus de los justos llegados a su
consumación.

“Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios


vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y
asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez
universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación”46

Se habla aquí de los espíritus de los justos. Estos justos no han sido todavía
resucitados, cosa que queda clara en primer lugar porque se les llama espíritus, y en
segundo porque la resurrección será el último día47.

Otro texto donde se ve claramente las almas de los justos conscientes y en presencia
de Dios antes de la resurrección la tenemos en el apocalipsis:

45
Hebreos 12,1
46
Hebreos 12,22-23
47
Juan 6,39

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“Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los
degollados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que
mantuvieron. Se pusieron a gritar con fuerte voz: «¿Hasta cuándo, Dueño
santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por
nuestra sangre de los habitantes de la tierra?»”48

Cuando Esteban (el primer mártir cristiano) es martirizado, antes de morir ve como el
cielo se abre para recibir su espíritu:

“Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de
Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios; y dijo: «Estoy viendo
los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de
Dios.» Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se
precipitaron todos a una sobre él; le echaron fuera de la ciudad y
empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un
joven llamado Saulo. Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta
invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Después dobló las rodillas y
dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y diciendo
esto, se durmió”49

Las evidencias a favor de la inmortalidad del alma son muchas. Y de hecho, no


solamente los cristianos sino también los judíos que solo reconocen el Antiguo
Testamento creen en ella. Son solo las sectas que precisamente llevan la delantera en
cuanto a profecías fallidas (adventistas y testigos de Jehová) las que se obstinan en
negarla y prefieren torcer cada texto bíblico que les reprocha su error.

48
Apocalipsis 6,9-11
49
Hechos 7,55-60

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Décimo capítulo del libro Biblia y Testigos de Jehová

Los Adventistas, de quienes depende en sus orígenes


Charles Taze Russell, el fundador de los testigos de Jehová, habían
anunciado el fin del mundo para 1843, y después para 1844.-

Russell lo anunció para 1874 y después para 1914. Escribe:

El gran día de Jehová empezó en 1874 y continuará 40 años, y terminará


con la expiración de los tiempos de los gentiles en el destronamiento del
dominio mundano y satánico en la tierra y la investidura plena del
Emmanuel -Cristo Jesús- y sus santos... Los tiempos de los gentiles se
acabarán de manera definitiva en el año 1914 y... en aquel tiempo serán
derribados y el Reino de Cristo será plenamente establecido. (Estudios en
las Escrituras, pág. 170 y 250).

La Biblia se refiere al tiempo en que vivimos como "Los últimos días" o


"el tiempo del fin" (2 Tim. 3, 1; Dan 11, 40). La realidad muestra que
ése es un tiempo limitado que tiene un principio definido y un fin
definido. Comenzó en 1914 cuando Jesucristo fue entronizado como rey
en los cielos. Terminará cuando Dios destruya al inicuo sistema de cosas
actual... ¿Falta mucho para eso? El propio Hijo de Dios, Jesucristo, da la
respuesta. Después de llamar la atención a las muchas cosas que marcan
el período detiempo desde 1914 en adelante como "el tiempo del fin",
Jesús dijo: "De ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan
estas cosas " (Mt 24, 33). Personas nacidas hace cincuenta años
atrás (Este libro es de 1968) no podrían ver "todas estas cosas". Vinieron
a la escena después que los acontecimientos predichos ya habían
comenzado. Pero todavía viven personas que estaban vivas en 1914 y
vieron lo que estaba sucediendo y que, por tener suficiente edad
entonces, todavía recuerdan aquellos acontecimientos. Esta generación
está envejeciendo ahora. Una gran cantidad de personas de esta
generación ya ha muerto. Sin embargo, Jesús dijo bien directamente,
"De ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas
cosas ". Algunas de estas personas todavía estarán vivas cuando venga
el fin de este sistema inicuo y lo verán. Eso significa que sólo queda muy
poco tiempo antes de que venga el fin. De modo que ahora es el tiempo
para tomar acción urgente si usted no quiere ser barrido con este sistema
inicuo. (La Verdad que lleva a vida eterna, pág. 94-95).

¿Por qué el principio de ese tiempo limitado es el año 1914? ¿En qué
consistió esa entronización de Jesucristo en 1914?

Los que nacieron en 1914 han cumplido ya, o están para cumplir, los
setenta y cinco años, en este año de gracia de 1989 [al hacerse esta
edición on line esa gente han cumplido ya o están para cumplir ochenta y
tres... y sigue la cuenta!]

La Biblia nos ofrece el dato cierto que de el mundo tendrá fin; pero las
circunstancias del "cuándo" y del "cómo" quedan ocultas en el tiempo de
este acontecimiento.

Dos pasajes fundamentales abordan el tema directamente:

-El discurso escatológico de Jesús (Mt 24 = Mc 13 y Lc 21).

-Cartas de Pablo a los Tesalonicenses.

1. Discurso escatológico

Se le llama "escatológico" porque habla del fin de Jerusalén y del mundo;


también se le llama "apocalipsis sinóptico".

En el discurso se entrecruzan dos temas: la destrucción de Jerusalén y el


fin del mundo. Al principio del discurso (Mt 24, l-3), Jesús habla de las
construcciones del templo y su próxima destrucción.

Los discípulos le preguntan: "¿Cuándo será todo esto y cuál la señal de


tu venida y de la consumación del mundo? ".

Habrá muchas desgracias precursoras. Pero esto no es todavía el fin.

La destrucción de Jerusalén se convierte en tipo o figura del fin del


mundo. Por eso es difícil agrupar las frases que se refieren a una cosa o
a otra. Incluso la gran convulsión cósmica de que se habla: "el sol se
oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas se caerán del cielo" no es
seguro que haya que referirlo al fin del mundo. Se trata de imágenes
apocalípticas tomadas de los profetas que hablan de la caída de los
imperios:

-Is 13, 9-10: caída de Babilonia;


-Jer 4, 23-26: invasión de Judá por los reinos del Norte; -Ez 32, 7-8:
destrucción de Egipto;

-Am 8, 9: un castigo misterioso, que no se concreta.

Cuando dice Jesús "no pasará esta generación hasta que todo esto
suceda" se refiere a la destrucción de Jerusalén, ocurrida en el año 70,
que fue símbolo de la destrucción del mundo.

2. Cartas a los Tesalonicenses

En las dos cartas a los Tesalonicenses son frecuentes las alusiones a la


"venida de Cristo". La expresión nos lleva a pensar en la última venida
gloriosa de Cristo, al fin de los tiempos. Pero estas frases parece que no
todas ellas se refieren tan clara y unánimemente a la última venida, sino
que en ocasiones hablan de la venida de Cristo, del encuentro con él, en
el momento de la muerte de cada uno. Pueden entenderse en este
sentido:

-l Tes 1, 10; 2, 19; 3, 13; 5, 23.

En este mismo sentido se expresa San Pablo en:

-2 Cor 5, 1-10; Flp 1, 20-26; 2 Tim 4,6-8.

Para este encuentro personal con Cristo, en la muerte de cada uno,


hemos de preparamos. En este mismo sentido hay que entender la
exhortación a la vigilancia con que acaba Mt 24. Es realmente inminente
el fin de nuestro curso mortal. Entonces daremos cuenta a Dios de
nuestras obras.

Otros textos hablan de la manifestación de Cristo contra la persecución


judía, que acabará con la destrucción de Jerusalén todavía no ocurrida
cuando Pablo -allá por los años 50- escribe estas cartas a los
Tesalonicenses. Pablo ha sufrido esta persecución judía precisamente en
Tesalónica con especial virulencia (Hechos 16 y 17). Veamos:

-2 Tes 1, 1-1 2; 2, 1-12.

Este último texto es de los más oscuros y de difícil interpretación.

Entre las verdades fundamentales del cristianismo, Pablo enumera, con


la fe y el bautismo, "la resurrección de los muertos y el juicio
final". "Cristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos" (2 Tim4,
l). Esta fórmula expresa la universalidad del juicio final. Es claro a este
respecto el texto de 1 Tes 4, 13-18:
Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos, para que
no os aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús
ha muerto y resucitado, del mismo modo a los que han muerto en Jesús,
Dios los llevará con él.

Esto es lo que os decimos como Palabra del Señor: nosotros, los que
vivimos y quedamos para su venida, no aventajaremos a los
difuntos. Pues él mismo, el Señor, a la voz del arcángel y al son de la
trompeta divina, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán
en primer lugar. Después nosotros, los que aún vivimos, seremos
arrebatados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire. Y así
estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con
estas palabras.

Los tesalonicenses estaban preocupados por la suerte de los


muertos. Pensaban que no podrían salir al encuentro de Cristo en su
venida. Pablo les consuela diciendo que los que han muerto en el Señor
resucitarán primero, para recibir el premio merecido. Pablo se coloca
hipotéticamente entre los que vivan en la venida del Señor. Esto ha dado
pie a pensar que Pablo esperaba inminente esta venida de Cristo. Se
trata simplemente de un recurso literario: Pablo, para dialogar con sus
interlocutores, habla en primera persona; lo mismo encontramos
repetidas veces en el capítulo siguiente:

-no pertenecemos a la noche (v 5);

-no durmamos como los demás (v 6);

-pertenecemos al día (v 8);

-despiertes o dormidos, vivamos con él (v 10).

3. ¿Cuándo ocurrirá todo esto?

En todos los tiempos -ya San Agustín hace alusión a esto- se ha querido
señalar con todo detalle fechas concretas inminentes del fin del
mundo. Todas las predicciones hechas públicas han fracasado. Basta
leer los siguientes textos:

Mt 24, 36:

De aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo,
sino sólo el Padre.

Mt 24,42-44:
Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo
bien: si el dueño de la casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el
ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadaran la casa. Por eso,
también vosotros estad preparados, porque en el momento que no
penséis, vendrá el Hijo del Hombre.

l Tes 5, 1-3:

En lo que se refiere al tiempo y al momento, hermanos, no tenéis


necesidad de que os escriba. Vosotros mismos sabéis perfectamente que
el Día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche. Cuando digan
"paz y seguridad", entonces mismo, de repente, vendrá sobre ellos la
ruina, como los dolores de parto a la que está encinta; y no escaparán.

Bastarían estos textos que acabamos de señalar para deducir que


cualquier intento de anunciar el fin del mundo está totalmente en contra
del Evangelio y de San Pablo, que dicen explícitamente que no se revela
esta fecha.
1
Biblioteca de artículos – Sección Escatología

El infierno en la Biblia y
los Padres de la Iglesia
Por José Miguel Arráiz

Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma

Es frecuente escuchar negar la existencia del infierno a miembros de sectas como los
testigos de Jehová o adventistas del séptimo día. Para los católicos sin embargo, el
infierno es dogma de fe.

A este respecto enseña el Catecismo de la Iglesia


Católica:

1033 Salvo que elijamos libremente amarle no


podemos estar unidos con Dios. Pero no
podemos amar a Dios si pecamos gravemente
contra El, contra nuestro prójimo o contra
nosotros mismos: «Quien no ama permanece en
la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es
un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene
vida eterna permanente en él» (1 Jn 3, 15).
Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de El si no omitimos
socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus
hermanos (cf. Mt 25, 31-46). Morir en pecado mortal sin estar arrepentido
ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados
de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de
autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados
es lo que se designa con la palabra «infierno»

1035 La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su


eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal
descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí
sufren las penas del infierno, “el fuego eterno” (cf. DS 76; 409; 411; 801;
858; 1002; 1351; 1575; SPF 12). La pena principal del infierno consiste en la
separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la
vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira.

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2
Biblioteca de artículos – Sección Escatología

Fundamento bíblico del infierno

Al igual que con la doctrina de la inmortalidad del alma, la


revelación de la existencia del infierno al pueblo de Dios
ha sido progresiva.

Durante los ocho primeros siglos de redacción de la Biblia,


el término hebreo sheol designa la morada de las personas
que han muerto, buenos y malos por igual, pero en sus
libros más recientes se encuentra ya una clara diferencia
entre el castigo de los impíos en contraposición con la
recompensa de los justos, tal como señala el libro de Daniel en su capítulo 12.

“Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos


para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno. Los
doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a la
multitud la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad”1

“Y en saliendo, verán los cadáveres de aquellos que se rebelaron contra


mí; su gusano no morirá su fuego no se apagará, y serán el asco de todo
el mundo”2

“Después serán cadáveres despreciables, objeto de ultraje entre los muertos


para siempre. Porque el Señor los quebrará lanzándolos de cabeza, sin
habla, los sacudirá de sus cimientos; quedarán totalmente asolados,
sumidos en el dolor, y su recuerdo se perderá. Al tiempo de dar cuenta de
sus pecados irán acobardados, y sus iniquidades se les enfrentarán
acusándoles”3.

Ya en el Nuevo Testamento la doctrina del infierno es mucho más clara,


especialmente en la predicación de Jesús, quien amenaza a los pecadores con el
castigo del infierno utilizando la figura de la gehenna.

1
Daniel 12,2-3
2
Isaías 66,24
3
Sabiduría 4,19-20

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3
Biblioteca de artículos – Sección Escatología

“Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti;


más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu
cuerpo sea arrojado a la gehenna”4

“Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el


alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y
cuerpo en la gehena”5

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra


para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de
condenación el doble que vosotros!”6

“¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación de la


gehenna?”7

“Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en


la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Donde su gusano
no muere y el fuego no se apaga. Y si tu ojo te es ocasión de pecado,
sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con
los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el
fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego”8

Abundan también el uso de expresiones como “fuego que no se apaga”, “horno de


fuego”, “suplicio eterno", “ser arrojados a las tinieblas de afuera”, “rechinar de
dientes” para referirse a las penas del infierno.

“En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el


granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga”9

“…mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera;
allí será el llanto y el rechinar de dientes”10

4
Mateo 5,29
5
Mateo 10,28
6
Mateo 23,15
7
Mateo 23,33
8
Marcos 9,45-49
9
Mateo 3,12
10
Mateo 8,12

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“y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de


dientes…. y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar
de dientes”11

“Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadle de pies y manos, y echadle a


las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes”12

“Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al


fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”13

“Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres


manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no
se apaga”14

“Porque es propio de la justicia de Dios el pagar con tribulación a los que os


atribulan, y a vosotros, los atribulados, con el descanso junto con nosotros,
cuando el Señor Jesús se revele desde el cielo con sus poderosos ángeles, en
medio de una llama de fuego, y tome venganza de los que no conocen a
Dios y de los que no obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesús. Éstos
sufrirán la pena de una ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y
de la gloria de su poder”15

“Porque si voluntariamente pecamos después de haber recibido el


conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por los pecados, sino la
terrible espera del juicio y el fuego ardiente pronto a devorar a los
rebeldes”16

“Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los
impuros, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su
parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”17

11
Mateo 13,42.50
12
Mateo 22,13
13
Mateo 25,41
14
Marcos 9,43
15
2 Tesalonicenses 1,6-9
16
Hebreos 10,26-27
17
Apocalipsis 21,8

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“Y el diablo, su seductor, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde están


también la Bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por
los siglos de los siglos”18

La parábola de Lázaro y el rico19 enseña como aquellos que han sido reprobados
sufrirán tormento de forma eterna e irrevocable.

Las penas del infierno


Pena de daño y de sentido

El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que “la pena principal del infierno consiste
en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y
la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira”. Esta separación eterna de
Dios o suplicio de privación es causada por el apartamiento voluntario de Dios que se
realiza por la muerte en pecado mortal y se llama “pena de daño”.

Es la pena principal del infierno porque implica la pérdida definitiva de la visión


beatífica. Los condenados están irrevocablemente separados de Dios, y a esta
separación es a la que hacen referencias textos como Mateo 25,41 “Apartaos de mí
malditos…”, o 2 Tesalonicenses 1,9 “Éstos sufrirán la pena de una ruina eterna,
alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder”

La pena de sentido se refiere en cambio al tormento de los condenados causado


externamente por medios sensibles. A este tormento se refieren textos bíblicos como
Apocalipsis 20,10 “serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” . o “allí
será el llanto y el rechinar de dientes”. La Iglesia enseña que este suplicio sensible
atormenta ahora a los demonios y a las almas de los condenados y atormentará
también a los cuerpos de los condenados luego de la resurrección sin consumirlos.

18
Apocalipsis 20,10
19
Lucas 16

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El infierno en la enseñanza de los padres de la Iglesia

La Iglesia primitiva y los padres


de la Iglesia creían no solo en
la doctrina de la inmortalidad
del alma, sino en la
condenación eterna de los
condenados (A excepción de
Orígenes y algunos de sus
seguidores que erraron al
pensar que las penas del
infierno eran temporales y de
algunos herejes gnósticos que afirmaban que los que no se salvaran serian
aniquilados, curiosamente lo que hoy creen testigos de Jehová y adventistas).

Ya los primeros símbolos de fe afirmaban la existencia de la condenación eterna,


como el Símbolo de Atanasio, también llamado Quicumque, en el que se dice “los que
obraron bien, irán a la vida eterna, los que mal, al fuego eterno”20.

Apocalipsis de Pedro

Un fragmento griego importante del apocalipsis fue


hallado en Akhmin en 1886-1887 y su contenido describe
visiones que incluyen la belleza del cielo, el horror del
infierno y los castigos a los que son sometidos los
condenados: “Y había un gran lago, lleno de cieno
ardiente, donde se encontraban algunos hombres que se
habían apartado de la justicia; y los ángeles encargados de
atormentarles estaban encima de ellos”

20
Dz 40/76

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Ignacio de Antioquía (? - 107 d.C.)

San Ignacio habla de cómo aquellos que mueran en la


impureza irán al fuego inextinguible:

“No os hagáis ilusiones, hermanos míos. Los que


corrompen una familia no heredarán el Reino de
Dios. Ahora bien, si los que cometen ese pecado
según la carne merecen la muerte, ¡cuánto más el
que corrompa, con su mala doctrina, la fe de Dios,
por la que Jesucristo fue crucificado! Ese tal,
convertido en un impuro, irá al fuego
inextinguible y, lo mismo que él, quienquiera lo
escuchare. La causa, justamente, porque el Señor consintió recibir ungüento
sobre su cabeza, fue para infundir incorrupción a la Iglesia. No os dejéis
ungir del pestilente ungüento de la doctrina del príncipe de este mundo, no
sea que os lleve cautivos lejos de la vida que nos ha sido propuesta como
galardón. Mas ¿cómo es que no nos volvemos todos prudentes, después de
haber recibido el conocimiento de Dios, que es Jesucristo? ¿Por qué
neciamente perecemos, por desconocer la dádiva de la gracia que nos ha
enviado verdaderamente el Señor?”21

Justino Mártir (100 – 168 d.C.)

Mártir de la fe cristiana hacia el año 165 (decapitado), es


considerado el mayor apologeta del Siglo II.

“Porque entre nosotros, el príncipe de los malos


demonios se llama serpiente y Satanás y diablo o
calumniador, como os podéis enterar, si queréis
averiguarlo, por nuestras escrituras; y que él y todo su
ejército juntamente con los hombres que le siguen haya

21
Ignacio de Antioquía, Carta a los efesios 16-17
Daniel Ruiz Bueno, Padres Apostólicos, Biblioteca de Autores Cristianos 65, Quinta Edición, Madrid 1985, pág. 456-457

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de ser enviado al fuego para ser castigado por eternidad sin término, cosa
es que de antemano fue anunciada por Cristo”22

“Y no se nos objete lo que suelen decir los que se tienen por filósofos, que
no son más que ruido y espantajos lo que nosotros afirmamos sobre el
castigo que los inicuos han de sufrir en el fuego eterno”23

Martirio de Policarpo (155 d.C.)

Es una carta de la Iglesia de Esmirna a la comunidad de


Filomenio donde se narra el martirio de San Policarpo,
discípulo directo del apóstol San Juan y obispo de Esmirna.

“Y sostenidos por la gracia de Cristo, despreciaban los


tormentos terrenos, pues por el sufrimiento de una sola
hora se compraban la vida eterna. El mismo fuego de
los inhumanos atormentadores les resultaba
refrigerante, pues tenían ante los ojos el huir el eterno
y que jamás se extingue, y con los ojos del corazón
contemplaban ya los bienes reservados a los que
valerosamente resisten”24

Discurso a Diogneto

Es un breve tratado apologético dirigido a alguien llamado Diogneto quien al parecer


había preguntado algunas cosas que le llamaban la atención sobre las creencias y
modo de vida de los cristianos: Es de autor desconocido y se estima fue compuesto a
finales del siglo II

22
Justino Mártir, Apología I, 28,1
Daniel Ruiz Bueno, Padres Apologetas Griegos, Biblioteca de Autores Cristianos 116, Tercera Edición, Madrid 1996, pág.
211-212
23
Justino Mártir, Apología II, 9,1
Ibid., pág. 271
24
Martirio de Policarpo 2, 3-4
Daniel Ruiz Bueno, Padres Apostólicos, Biblioteca de Autores Cristianos 65, Quinta Edición, Madrid 1985, pág. 673-674

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“Entonces, estando en la tierra, contemplarás que Dios ejerce su gobierno


en los cielos; entonces comenzarás a hablar de los misterios de Dios;
entonces amarás y admirarás a los que son torturados por no querer negar
a Dios; entonces condenarás el engaño y el error del mundo, cuando
conozcas la vida verdadera del cielo, cuando desprecies lo que aquí parece
ser la muerte, cuando temas la verdadera muerte reservada a los
condenados al fuego eterno, castigo definitivo de quienes sean
entregados. Entonces admirarás y considerarás bienaventurados a quienes
soportan el fuego terreno por causa de la justicia, cuando conozcas aquel
fuego…”25

Atenágoras de Atenas (Siglo II)

“Porque si creyéramos que no hemos de vivir más


que la vida presente, cabría sospechar que
pecáramos sometidos a la servidumbre de la carne y
de la sangre, o dominados por el lucro y el deseo;
pero sabiendo como sabemos que Dios vigila
nuestros pensamientos y nuestras palabras de
noche como de día, y que El es todo luz y mira aun
dentro de nuestro corazón; creemos que, salidos de
esta vida, viviremos otra mejor, a condición de que
permanezcamos con Dios y por Dios inquebrantables
y superiores a las pasiones, con alma no carnal, aun
en la carne, sino con espíritu celeste; o cayendo con los demás nos espera
vida peor en el fuego (porque Dios no nos creó como rebaños o bestias de
carga, de paso, y sólo para morir y desaparecer); con esta fe, decimos, no es
lógico que nos entregamos voluntariamente al mal y nos arrojemos a
nosotros mismos en manos del gran juez para ser castigados”26

25
Discurso a Diogneto, 10,7-8
Guillermo Pons, El más allá en los padres de la Iglesia, Editorial Ciudad Nueva, Madrid 2001, pág. 109
26
Atenágoras, Legación a favor de los cristianos, 31
Daniel Ruiz Bueno, Padres Apologetas Griegos, Biblioteca de Autores Cristianos 116, Tercera Edición, Madrid 1996, pág.
701-702

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Ireneo de Lyon (130 – 202 d.C.)

“En el Nuevo Testamento creció la fe de los seres


humanos en Dios, al recibir al Hijo de Dios como un
bien añadido a fin de que el hombre participara de
Dios. De modo semejante se incrementó la
perfección de la conducta humana, pues se nos
manda abstenernos no sólo de las malas obras,
sino también de los malos pensamientos, de las
palabras ociosas, de las expresiones vanas y de los
discursos licenciosos: de esta manera se amplió
también el castigo de aquellos que no creen en la
Palabra de Dios, que desprecian su venida y se
vuelven atrás, pues ya no será temporal sino eterno. A tales personas el
Señor dirá: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno», y serán para
siempre condenados. Pero también dirá a otros: «Venid, benditos de mi
Padre, recibid en herencia el reino preparado para vosotros desde
siempre», y éstos recibirán el Reino en el que tendrán un perpetuo progreso.
Esto muestra que uno y el mismo es Dios Padre, y que su Verbo siempre está
al lado del género humano, con diversas Economías, realizando diversas
obras, salvando a quienes se han salvado desde el principio -es decir, a
aquellos que aman a Dios y según su capacidad siguen a su Palabra-, y
juzgando a quienes se condenan, o sea a quienes se olvidan de Dios,
blasfeman y transgreden su Palabra”27

Tertuliano (160d.C - 220 d.C.)

Cuando escribe De paenitentia (aproximadamente en el año


203 d.C. siendo todavía católico) habla aquí de una segunda
penitencia que Dios “ha colocado en el vestíbulo para abrir la
puerta a los que llamen, pero solamente una vez, porque ésta
es ya la segunda”, pero para quienes rechazan esta
penitencia describe la condenación eterna en el infierno, castigo de quienes no
quisieron arrepentirse y confesar sus pecados.
27
Ireneo de Lyon, Contra las herejías IV,28,2

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Biblioteca de artículos – Sección Escatología

“Si rehúsas la penitencia pública, medita en tu corazón acerca de la gehena


que para ti ha de ser extinguida mediante la penitencia. Imagínate ante
todo la gravedad de la pena, a fin de que no vaciles en asumir el remedio.
¿Cómo debemos considerar esta caverna del fuego eterno, cuando a través
de algunas de sus chimeneas se producen tales erupciones de vigorosas
llamas, que han hecho desaparecer las ciudades cercanas o están a la
espera de que esto les ocurra cualquier día? Montes altísimos saltan hechos
pedazos a causa del fuego que encierran, y resulta para nosotros un indicio
de la perpetuidad de este fuego el hecho de que, por más que estas
erupciones quebranten y destrocen las montañas, nunca cesa esta
actividad. ¿Quién ante estas conmociones de los montes podrá dejar de
considerarlas como un indicio del amenazante juicio? ¿Quién podrá pensar
que tales llamaradas no sean una especie de armas arrojadizas que
provienen de un fuego colosal e indescriptible?”28

Cipriano de Cartago (200 – 258 d.C.)

“Que gloria para los fieles habrá entonces, qué castigo para los no
creyentes, qué dolor para los infieles no haber querido creer en otro tiempo
en este mundo y no poder volverse ahora atrás y creer. La gehena siempre
en llamas y un fuego devorador abrasará a los que allí vayan, y no tendrán
descanso sus tormentos ni fin en ningún momento. Serán conservadas las
almas con los cuerpos para sufrir con inacabables suplicios. Allí veremos
siempre al que aquí nos miró por un tiempo, y el breve placer que tuvieron
los ojos crueles en las persecuciones será contrapesado por el espectáculo
sin fin, según el testimonio de la Sagrada Escritura, cuando dice: Su gusano
no morirá, y su fuego no se extinguirá, y servirán de espectáculo a todos los
hombres. Entonces será baldío el arrepentimiento, vanos los gemidos y sin
eficacia los ruegos. Tarde creen en la pena eterna los que no quisieron creer
en la vida eterna”29

28
Tertuliano, De la penitencia 12
Migne, Patrologia series latina, París 1848ss, 1,1247
Guillermo Pons, El más allá en los padres de la Iglesia, Editorial Ciudad Nueva, Madrid 2001, pág. 110-111
29
Cipriano, A Demetriano 24
Julio Campos, Obras de San Cipriano. Tratados. Cartas, Biblioteca de Autores Cristianos 241, Madrid 1964, pág. 292-293

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Basilio de Cesarea (329 – 379 d.C.)

“Es evidente que las obras son la causa de que uno acabe
por ser condenado al suplicio, puesto que somos nosotros
mismos los que nos disponemos para ser merecedores de
la combustión, de modo que los vicios del alma son como
chispas de fuego que producimos para encender las
llamas de la gehena, como en el caso de aquel rico que se
quemaba en el fuego de sus propios placeres que lo
abrasaban.

En efecto, la intensidad del fuego devorador será mayor o


menor, según sean los dardos lanzados sobre cada uno
por el maligno”30

“…no está presente en el infierno quien alabe, ni en el sepulcro quien se


acuerde de Dios, porque tampoco está presente el auxilio del Espírito.
¿Cómo se puede, pues, pensar que el juicio se efectúa sin el Espíritu Santo,
siendo así que la Palabra muestra que él mismo será también la
recompensa de los justos cuando, en vez de las arras, se entregue a la
totalidad, y que será la primera condenación de los pecadores cuando se les
despoje de lo mismo que parecían tener?”31

Gregorio Nacianceno (329 – 390 d.C.)

“Conozco el temblor, la agitación, la inquietud y el quebranto del corazón, la


vacilación de las rodillas y otras penas semejantes con que son castigados
los impíos. Voy a decir, en efecto, que los impíos son entregados a los
tribunales de la otra vida por la justicia parsimoniosa de este mundo, de
modo que resulta preferible ser castigados y purificados ahora, que ser

30
Basilio de Cesárea, Comentario a Isaías 1,64
Migne, Patrologia series graeca, 161 vols., Paris 1875ss, 30,229
Guillermo Pons, El más allá en los padres de la Iglesia, Editorial Ciudad Nueva, Madrid 2001, pág. 112
31
Basilio de Cesárea, El Espíritu Santo, 16,40
G. Azzali-Argimiro Velasco, Basilio de Cesarea, El Espíritu Santo, Biblioteca de Patrística 32, Ciudad Nueva, Madrid 1996,
pág.175-176

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remitidos a los suplicios del más allá, cuando sea ya el tiempo del castigo y
no de la purificación”32

Gregorio de Nisa (331 – 394 d.C.)

Gregorio de Nisa también habla repetidas veces del “fuego


inextinguible” y de la inmortalidad del “gusano”.

“Y la vida dolorosa de los pecadores tampoco tiene


comparación con las sensaciones de los que sufren acá.
Pero incluso en el caso de que se aplique a algún
castigo de allá el nombre con que se le conoce acá, la
diferencia no es pequeña.

Efectivamente, al escuchar la palabra fuego, has


aprendido a pensar algo distinto del fuego de acá, porque en él se
encuentra una cualidad que no hay en éste: aquel, efectivamente, no se
extingue, mientras que éste de acá puede ser extinguido por los múltiples
medio que enseña la experiencia, y la diferencia es grande entre un fuego
que se extingue y otro que es inextinguible.

Por tanto, es otro, y no el mismo que el de acá. Y también cuando uno oye la
palabra gusano, que por la semejanza del nombre no se deje arrastrar a
pensar que este animalito terrestre, porque la añadidura del calificativo
«eterno» supone que se ha de pensar en otra naturaleza diferente de la que
conocemos”33

32
Gregorio Nacianceno, Discursos 16,7
Migne, Patrologia series graeca, 161 vols., Paris 1875ss, 35,944
Guillermo Pons, El más allá en los padres de la Iglesia, Editorial Ciudad Nueva, Madrid 2001, pág. 112-113
33
Gregorio de Nisa, La Gran Catequesis 40, 7-8
M. Naldini-Argimiro Velasco, Gregorio de Nisa, La gran catequesis, Biblioteca de Patrística, Ciudad Nueva, Madrid 1993,
pág. 139

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Jerónimo (340 - 420 d.C)

“Son muchos los que dicen que en el futuro no habrá


suplicios por los pecados ni se les aplicarán castigos
que vengan del exterior, sino que la pena consistirá en
el pecado mismo, y en el tener conciencia del delito,
no muriendo el gusano en el corazón y ardiendo el
fuego en el alma, de un modo semejante a la fiebre,
que no atormenta al enfermo desde fuera, sino que,
apoderándose de los cuerpos, castiga sin emplear
ningún instrumento externo de tortura. Estas
persuasiones son lazos fraudulentos, palabras vacuas
y sin valor, que deleitan como flores a los pecadores,
pero que les infunden una confianza que les conduce
a los suplicios eternos”34

Juan Crisóstomo (347 - 407 d.C.)

San Juan Crisóstomo da una explicación detallada de la


diferencia entre la pena de daño y de sentido, y de cómo la
primera es la principal pena del infierno por implicar la
separación definitiva de Dios.

“La doble pena del infierno: El fuego y la privación de


Dios
Aparentemente no hay aquí más que un solo castigo,
que es el ser quemado por el fuego; sin embargo, si
cuidadosamente lo examinamos, veremos que son dos, porque el que es
quemado es juntamente desterrado para siempre del reino de Dios. Y este
castigo es más grave que el primero. Ya sé que muchos sólo temen al fuego
del infierno, pero yo no vacilo en afirmar que la pérdida de la gloria eterna
es más amarga que el fuego mismo. Ahora, que eso no lo podamos
expresar con palabras, nada tiene de extraño, pues tampoco sabemos la

34
Jerónimo, Comentario a la Carta a los efesios 3,5,6
Migne, Patrologia series latina, París 1848ss, 26, 522

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naturaleza de los bienes eternos para podernos dar cabal cuenta de la


desgracia que es vernos privados de ellos….Cierto, insufrible es el infierno y
el castigo que allí se padece. Sin embargo, aun cuando me pongas mil
infiernos delante, nada me dirás comparable con la perdida de aquella
gloria bienaventurada, con la desgracia de ser aborrecido de Cristo, de
tener que oír de su boca «no te conozco». De que nos acuse de que le
vimos hambriento y no le dimos de comer. Mas valiera que mil rayos nos
abrazaran, que no ver aquel manso rostro que nos rechaza, y que aquellos
ojos serenos no pueden soportar mirarnos”35

Agustín de Hipona (354 – 430 d.C.)

“Habéis oído, pues, en el Evangelio que hay dos vidas:


una presente, otra futura. La presente la poseemos; en la
futura creemos. Nos encontramos en la presente; a la
futura aún no hemos llegado. Mientras vivimos la
presente, hagamos méritos para adquirir la futura, pues
aún no hemos muerto. ¿Acaso se lee el Evangelio en los
infiernos? Si de hecho fuera así, en vano le oiría el rico
aquel, porque no podría haber ya penitencia fructuosa. A
nosotros se nos lee aquí y aquí lo oímos, donde,
mientras vivimos, podemos ser corregidos para no
llegar a aquellos tormentos”36

“Por esto que sucede aquí, pudiera el entendimiento del hombre hacerse
una idea de lo que nos está reservado en lo por venir. Sin embargo, ¡qué
gran desproporción! Vive, no quiere morir; de ahí el amor a la vida
inacabable, al querer vivir, al no querer morir nunca. Con todo eso, los que
hayan de ir a las torturadoras penas del infierno han de querer morir y no
podrán”37

35
Juan Crisóstomo, Homilías sobre Mateo 23,8
Daniel Ruiz Bueno, Obras de San Juan Crisóstomo, Tomo I, Biblioteca de Autores Cristianos 141, Segunda Edición
(reimpresión), Madrid 2007, pág. 489-491
36
Agustín de Hipona, Sermón, 113-A, 3:
Obras Completas de San Agustín, Tomo X, Biblioteca de Autores Cristianos 441, Madrid 1983, pág. 829
37
Agustín de Hipona, Sermón 127, 2: Biblioteca de Autores Cristianos 443, 106-107

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Biblioteca de artículos – Sección Escatología

Gregorio I Magno (540 – 604 d.C.)

“Si a los buenos les va mal y a los malos


bien, quizá se deba a que los buenos, si
pecaron en algo, reciben aquí el castigo
para ser plenamente librados de la condena
eterna, mientras que los malos encuentran
aquí la recompensa por el bien hecho en
esta vida a fin de que en la futura sólo
sufran tormentos”38

Definiciones del Magisterio de la Iglesia

En el Concilio Lateranense IV (año 1215) se define la existencia del infierno y la


eternidad de las penas. Lo mismo en los Concilios de Lyon II (año 1274), y Florencia
(año 1439) en donde se declara que la condenación eterna comienza
inmediatamente después de la muerte.

En la Bula Benedictus Deus (año 1336) leemos “Definimos que, según la disposición
general de Dios, las almas de los que mueren en pecado mortal actual descienden,
después de su muerte, al infierno, donde son atormentados con penas infernales”

El Magisterio reciente ha confirmado la doctrina de la Iglesia sobre el infierno


expresamente en el Concilio Vaticano II en su Constitución Dogmática sobre la Iglesia,
nos exhorta a velar para entrar en la vida y apartarnos del castigo eterno: “Y como no
sabemos ni el día ni la hora, por aviso del Señor, debemos vigilar constantemente
para que, terminado el único plazo de nuestra vida terrena (cf. Hb 9,27), si queremos
entrar con El a las nupcias merezcamos ser contados entre los escogidos (cf. Mt
25,31-46); no sea que, como aquellos siervos malos y perezosos (cf. Mt 25,26),
seamos arrojados al fuego eterno (cf. Mt 25,41), a las tinieblas exteriores en donde
“habrá llanto y rechinar de dientes” (Mt 22,13-25,30).

38
Gregorio Magno, Libros morales, V
J. Rico, Gregorio Magno, Libros Morales/1, Biblioteca de Patrística 42, Ciudad Nueva, Madrid 1998, pág. 300

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Lo mismo el Papa Pablo VI: “los que los rechazaron (el amor y la piedad de Dios) hasta
el final, serán destinados al fuego que nunca cesará”39.

39
Pablo VI, Profesión de fe, Acta Apostolicae Sedis 60 (1968) 444

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¿El Purgatorio en la Biblia?
Análisis de textos bíblicos en sus contextos

P. Daniel Gagnon / Redimir

Fuego irá delante de Dios, y abrasará


a sus enemigos alrededor (Sal 97, 3)

Fuerte es como la muerte el amor... sus brasas,


brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas
no podrán apagar el amor (Cnt 8, 6-7)

(El fuego ardiente del amor es una llama divina. Dios Habla Hoy)

"Las doctrinas romanas tocantes al purgatorio, la absolución, el culto, y la


adoración, tanto de imágenes como de reliquias, y también la invocación
de los santos, no sólo son supersticiones, vanas invenciones sin ningún
fundamento en las Escrituras, sino antes bien, son repugnantes a la
Palabra de Dios". (Art 24 de la Constitución de la Iglesia Metodista de
México. Es el artículo 14 en Disciplina de la Iglesia Metodista de México,
1991, p. 53).

En el folleto evangélico Mensajes del amor de Dios, dice, "la Palabra de


Dios nos asegura que no hay ningún purgatorio" (No.749).

Cuando leemos los argumentos en contra del purgatorio, vemos que los
autores no entienden la doctrina.

Primero tenemos que aclarar ciertos malentendidos sobre la enseñanza


católica.

1) La obra de nuestra redención por la Cruz está terminada. Está absoluta


y totalmente cumplida.

2) La aplicación de esta obra redentora de Cristo por el Espíritu Santo no


está terminada, en nuestras vidas Dios manifiesta la obra de redención
por la Cruz. Esta aplicación de los méritos que Jesús ganó por nosotros es
igualmente esencial, no porque haga falta la obra de redención en la
Cruz.

3) El purgatorio no da otro oportunidad a las personas después de morir.


No es una segunda oportunidad. Los que van al purgatorio murieron en
un estado de gracia, Son salvos. Los que mueran en estado de pecado
mortal, un pecado de muerte (1 Jn 5, 16), son enemigos de Dios: no
pueden hacer nada después de morir.

¿Qué es el Purgatorio según la Biblia?

Estamos acostumbrados a pensar que el purgatorio es un lugar de fuego.


Pero esto es un símbolo. A través de la historia varios teólogos han dicho
que el fuego simboliza el amor de Dios y el dolor que sufre alguien
cuando se convierte completamente al Señor: ¿Y quién podrá soportar el
tiempo de su venida? ¿O quién podrá estar en pie cuando él se
manifieste? Porque él es como fuego purificador... (Mal 3, 2)

Este fuego del amor de Dios nos purifica de toda impureza cuando le
permitimos acercarse a nosotros. Esta purificación es difícil. Es decir que
cuando dejamos nuestro egoísmo nos cuesta y nos duele; cada uno de
nosotros estamos acostumbrados a controlar algo de nuestra vida. Pero
Dios quiere toda nuestra voluntad, quiere que seamos perfectos.

Ahora, esta conversión es una lucha que nos cuesta, porque es dejar a
Jesús ocupar el primer lugar. Y siempre hay un lugar en nuestro corazón
que no queremos dar a Dios. Y mientras falte algo en nuestra conversión
el amor de Dios no nos puede llenar completamente. El proceso de
entregar todo al Señor es exigente. Ésta es la purificación de nuestro ser.
Lo debemos hacer aquí en la Tierra como dice el Señor: Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame (Mt
16, 24). El que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de
mí (Mt 10, 38). De cierto. de cierto os digo, que si el grano de trigo no
cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere lleva mucho fruto (Jn
12, 24). Hablando de su relación con Jesús, Juan el Bautista dijo: Es
necesario que él crezca, pero que yo mengüe (Jn 3, 30). Ver Mt 5, 48 y 1
P 1, 15-16).

Acercarse completamente a Dios con toda su infinita gloria y majestad no


es fácil. Isaías, uno de los hombres más justos, cuando experimentó la
Santidad y grandeza de Dios exclamó: ¡Ay de mi! que soy muerto; porque
siendo hombre inmundo de labios... han visto is ojos al Rey, Jehová... y
voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón
encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi
boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y
limpio tu pecado. Isaías fue purificado y limpiado por el fuego llevado del
altar celestial.

Dios es santo y nadie que muera con algo no santo en su corazón está
listo para dejar su egoísmo y ver a Dios. Este sufrimiento por el fuego de
amor, esta purificación del "yo" es dura: He aquí viene el día ardiente
como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán
estopa; aquel día que vendrá los abrasará (Mal 4, 1).

Si morimos con egoísmo, aunque somos perdonados e iremos al cielo, no


estamos listos todavía para aceptar completamente la voluntad y el amor
de Dios. La purificación que se requiere para "negarse a sí mismo" y
entregarnos completamente a Dios, nos cuesta; es un Purgatorio. Puede
ser en un instante, cuando aparecemos frente al fuego del amor de Dios o
puede tomar tiempo si resistimos.

Recuerda al joven rico del que la Biblia dice cumplió todo. Aun así cuando
Jesús le pidió (un poco) más si quieres llegar a la perfección... (Mt 19, 21)
el joven no lo podía dar. Todavía no podía entregar todo al Señor. Le faltó
algo: purificarse de la atracción a las cosas que tenía para ser santo. La
purificación está simbolizada por "el fuego" del Purgatorio: nuestro Dios
es fuego consumidor (Heb 29). ¡Quiere consumirnos! Y se sentó un
Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su
cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del
mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía de él (Dn 7, 9-
11). Vendrá nuestro Dios, y no callará; Fuego consumirá delante de
él (Sal 50, 3). Y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea
Dios (1 R 18, 24). Elías fue llevado al cielo por medio del fuego dice Eclo
48, 1-10.

Solamente los puros sin mancha pueden entrar en el cielo según el libro
del Apocalipsis (21, 27). Pablo dice que Dios: habita en luz inaccesible (1
Ti 6, 16). Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el
agravio (Hab 1, 13). En la carta a los hebreos leemos: Seguid la paz con
todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor (Heb 12, 14).
Tenemos que llegar a ser perfectos como Dios es perfecto (Mt 5, 48). No
es fácil. La puerta es estrecha (Mt 7, 13). El rey David dijo que sólo los
puros de corazón pueden subir al monte del Señor (Sal 24, 3-4). Este
monte prefigura el cielo (Heb 12, 18-20 y Ap 14, 1). No estoy diciendo
que Dios es inaccesible. No. Jesús mismo se encarnó para estar con
nosotros, pero lo que Él quiere es una entrega, un compromiso
total. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para
Dios... son sin mancha delante del trono de Dios (Ap 14, 5). Son
intachables (Dios Habla Hoy).

Dios es fuego
El autor de la Carta a los Hebreos hace este vínculo con el monte Horeb
con todo su fuego el cielo: Porque no os habéis acercado al monte que se
podía palpar y que ardia en fuego....Os habéis acercado al monte Sión, a
la ciudad del Dios, Jerusalén la celestial (Heb 12, 18-22).

Pablo dice: la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará....si la obra
de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo,
aunque así como por fuego (1 Co 3, 13-15.). Todos los que han edificado
en Cristo van a salvarse. Son purificados para tener una obra perfecta.
Pero algunos tendrán que ser más purificados. Algunos expertos bíblicos
dicen que 1 Co 3 trata de la purificación en la resurrección en el fin del
mundo y no necesariamente del Purgatorio; puede ser. Pero la Iglesia
siempre ha dicho que cuando una persona muere, también pasa por un
juicio que anticipa el juicio y resurrección final. Al fin y al cabo
necesitamos pasar por una purificación (por eso no puede ser ni cielo ni
infierno): Porque todos serán salvados con fuego, y todo sacrificio será
salado con sal (Mr 9, 49). Es un sacrificio. El grano de trigo tiene que
morir dijo Jesús. He aquí que Jehová vendrá con fuego (Is 66, 15).

A continuación citamos del libro Home Sweet Rome (Roma Dulce


Hogar)(1) de un matrimonio presbiteriano (ambos teólogos) que se
convirtieron a la Iglesia católica. Hablan del Purgatorio en que llegaron a
creer:

"La Biblia muestra cuantas veces Dios se reveló a su pueblo por medio de
fuego para renovar su Pacto con ellos: como horno humeando, y una
antorcha de fuego (Gn 15, 1); en la zarza que ardía en fuego con Moisés
(Ex 3, 2); en una columna de fuego para los Israelitas (Ex 13, 21-22);
en el fuego celestial que consumió los sacrificios de David (1 Cr 21,
26), Salomón (2 Cr 7, 1) yElías (1 R 18, 38)(2) ; y las "lenguas de fuego"
en Pentecostés. Cuando Hebreos 12, 29 describe a Dios como "fuego
consumidor" no está necesariamente hablando de su rabia. Existe un
fuego del infierno, pero existe un fuego infinitamente más fuerte en el
Cielo: es Dios mismo. Entonces "fuego" se refiere al amor infinito de Dios
más que a su rabia. Su naturaleza es como un horno de amor. Por eso las
Escrituras se refieren a los ángeles que están más cerca a Dios como
Serafines, que literalmente quiere decir LOS QUE ARDEN en Hebreo. Y por
eso Pablo describe en 1 Co 3, 13 que todos los santos tienen que pasar
por el juicio de fuego cuando la obra de cada uno se hará manifiesta;
porque el día la declara, pues por el fuego será revelada. Obviamente no
está hablando del fuego del infierno porque son los santos que son
juzgados. Él está hablando de un fuego que les prepara para vida eterna
con Dios en el Cielo; entonces el propósito de Dios es manifestar: revelar
si las obras son puras ("oro y plata") o impuras ("madero, heno,
hojarasca"). El versículo 15 demuestra que algunos santos, quienes irán
al Cielo, pasarán por fuego y sufrirán: si la obra de alguno se quemare, él
sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque es así como por
fuego. El fuego es para purificar "purgar" a los santos. Es un fuego
purgatorial; uno que purifica y prepara a los santos para ser envueltos en
el fuego consumidor del amor de Dios para toda la eternidad".

En Levítico 19, 2 Dios manda a los hijos de Israel de ser Santos porque Él
es santo. No hay opción. Luego les dice lo que implica ser santo (sin
pecado): no hurtar, no engañar, no mentir, no jurar falsamente, no
profanar su nombre, no oprimir al prójimo, no robar, no retener el salario
del jornalero, no maldecir, no hacer injusticia, no chismear, no atentar
contra la vida de otro, no odiar, no vengarse, no guardar rencor sino
"amar al prójimo como a ti mismo" (vv. 11-18). ¿Fácil?

¿Quién puede cumplir todo esto para ser Santo? Si no llegamos a ser
Santos completamente en esta vida, Dios nos seguirá ayudando con el
fuego de purificación en la otra para "ser Santos COMO Dios es Santo".

En el día de Pentecostés los Apóstoles, quienes tenían mucho miedo


(aunque habían estado con Jesús tres años), fueron purificados de este
miedo con lenguas repartidas, como de fuego. Tenemos la esperanza de
que el orar, leer la Biblia, el amar, nos hace limpios, puros y apartados
del mundo. Pero si morimos con algo que es obstáculo para recibir
plenamente el amor de Dios, Él nos da otra oportunidad.

El sufrimiento

Jesucristo nos pidió ayunar. En el Sermón del monte toma por supuesto
que el cristiano haría esto, no dice "si ayunan", sino cuando ayunéis (Mt
6, 16-17). ¿Por qué hacer este sacrificio de ayunar si la obra en la Cruz
está completa?

¿Por qué necesitamos padecer? No es que falte algo en la obra redentora


de Cristo sino es para "cumplir" lo que otros deben hacer, porque el amor
lo exige: El amor es sufrido... Todo lo sufre (1 Co 13, 4 y 7). Ahora me
gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta
de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia (Col 1, 24).
Parte de nuestras obras para otros es orar: Si alguno viere a su hermano
cometer pecado que no sea de muerte pedirá, y Dios le dará vida (1 Jn 5,
16. Ver adelante: "indulgencias".)
Otra razón para sufrir es por nosotros mismos cuando el pecado: reine en
nuestro cuerpo (Ro 6, 12). Este sufrir es morir a las cosas de la carne, y
duele. Las obras malas que hacemos, o las buenas que hubiéramos tenido
que hacer, pero por flojera, indiferencia, rencor, orgullo no las hicimos,
llevan al sufrimiento:

Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también


armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne
terminó con el pecado (1 P 4, 1).

Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con


Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con
él seamos glorificados (Ro 8, 17). Seremos probados por el fuego: la obra
de cada uno será manifiesta; porque el día la declarará. pues por el fuego
será revelada. La obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará (1 Co 3,
13. Ver 2 Ti 2, 11-13).

Si yo destruyo tu automóvil y luego te pido perdón me vas a perdonar por


ser cristiano. Pero no quiere decir que, aunque perdonado, no tendré que
reparar el daño (en este caso reemplazar el coche). De hecho, si de verás
estoy arrepentido, voy a querer hacerlo por ser esto lo justo. Y tal vez me
vaya a costar mucho trabajo.

Dios nos perdona, pero tenemos que sufrir para hacer reparación en esta
tierra: De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último
cuadrante (Mt 5, 26). Dios nos quiere, nos quiere demasiado para
dejarnos inmaduros y tibios. El sufrimiento nos ayuda a crecer. A nadie le
gusta reconocer esto. Es más difícil para los evangélicos que predican el
evangelio de la prosperidad: el cristiano nunca sufre sino siempre
prospera en salud y dinero.

¿Habla la biblia de otro lugar además del cielo y del infierno?

En el libro del Apocalipsis (20, 4-5 y 11) encontramos dos tipos de


muertos. En el versículo 4 leemos: Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos
los que recibieron facultad de juzgar(3); y vi las almas de los decapitados
por causa del testimonio de Jesús (los mártires)... y vivieron y reinaron
con Cristo por mil años. Esto es la primera resurrección, de los que fueron
directamente al Cielo por derramar su sangre por Cristo. Después
leemos: Pero los muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil
años. Esta es la primera resurrección (v. 5). Estos no tienen vida (Dios es
vida), es decir no están en el Cielo con Él. Y vi un gran trono blanco y al
que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo,
y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y
pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue
abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por
las cosas que estaban escritas en los libros según sus obras.... y al Hades
entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno
según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago del
fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro
de la vida fue lanzado al lago de fuego (vv. 11-15). Vemos dos tipos de
personas que son juzgadas según sus obras. No pueden ser los de vv 4-5
porque ellos ya están en el Cielo. Su "obra" era dar su vida por Cristo. No
hay necesidad de juzgarles. Estos dos tipos que estaban en Hades (vv.
11-15). Además de significar el Infierno, Hades también es la palabra
griega para el SHEOL del AT, y el Sheol no es infierno sino otro lugar(4).

Ambos tipos de personas que salieron de Hades en Apocalipsis 20 son


juzgados. Los del segundo lugar que tienen su nombre en el Libro de la
vida. Van al Cielo porque sus obras fueron buenas. Los otros van al lago
del fuego, que es el Infierno.

Unos piensan que si Dios nos perdona quiere decir que no puede haber
satisfacción (penitencia) después de morir. Pero el perdonar no excluye
necesariamente que haya satisfacción después. A veces la justicia, y el
deseo de que la persona que cometió el error madure, la justifican. La
Biblia misma nos muestra ejemplos: Aunque Dios había perdonado a
Adán, le dio un castigo de padecer y morir (Gn 3, 17-19). Dios perdonó a
los israelitas, pero tuvieron que recibir el castigo de no ver la Tierra
Prometida (Nm 14, 20-2 y 20, 12). Moisés fue castigado por su pecado
aunque fue perdonado por Dios: No pudo entrar en la Tierra Prometida.

Jesús habló de un pecado que no es perdonado ni en este mundo ni en el


venidero (Mt 12, 32 Dios Habla Hoy). Sugiere que hay otro lugar y que la
expiación puede suceder después de la muerte.Hemos visto que Mateo
dice: de cierto te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último
cuadrante (5, 26). Esta "prisión" no puede ser el infierno porque nadie
sale del infierno, tiene que ser otro lugar.

Jesús nos da una parábola del hombre rico y el pobre (Lc 16, 22-26). El
rico no está en el infierno, porque él pide misericordia para sus hermanos
(vv. 27-28), y no hay amor así en el infierno. Tampoco podría hablar con
Abraham si estuviera en el infierno porque no hay comunicación entre las
almas del infierno y las del cielo. Si así fuera, las almas en el infierno
tendrían un poquito de consolación al poder relacionarse con los Santos y
con Dios. En el Infierno no hay este consuelo.
El Purgatorio es el lugar al que fue Jesús a predicar a los espíritus
encarcelados como el rey David, Isaac, y el profeta Jeremías (1 P 3, 19).

Dios nos ama demasiado para dejarnos inmaduros. Un ejemplo de esta


doctrina se puede entender con el año escolar: Hay alumnos que cumplen
su tarea y pueden graduarse directamente en la universidad. Pero hay
otros que no cumplen y, entonces, en el "calor" del verano deben sufrir,
preparando las materias para cumplir los requisitos de la universidad
antes de graduarse. Así es el purgatorio, un tiempo para cumplir lo que
faltó en la vida

He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de


aflicción (Is 48, 10. Ver Job 15, 34). Amados, no os sorprendáis del fuego
de prueba que os ha sobrevenido, ... sino gozaos por cuanto sois
participantes de los padecimientos de Cristo... (1 P 4, 12-13). ¿Por qué
sufrir, si el sufrimiento de Jesús fue completo en la Cruz? Sí lo fue. Es
exactamente porque padeció Jesús en la Cruz que tenemos que sufrir.
Somos imitadores de Cristo. Revivimos la vida de Jesús en la Tierra. Esto
incluye sus sufrimientos: me gozo en lo que padezco por vosotros,
cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo
que es la iglesia (Col 1, 24). No es porque Cristo no sufrió bastante, sino
porque su vida está en nosotros. Y si no padecemos por amor en esta
tierra, tendremos que padecer en la próxima: Quien ha padecido en la
carne, terminó con el pecado (1 P 4, 1). Los evangélicos piensan que la
doctrina del purgatorio disminuye la gracia salvadora de Cristo. Pero no
es cierto. El enfoque no está tanto en el poder salvador de Dios, sino en
nuestra respuesta a Él como seres libres.

Hebreos 9 y 10, que citan los hermanos, no tienen nada que ver con
refutar la doctrina del purgatorio. Estos textos tratan de que en el AT, el
sacerdote judío entraba en el santísimo una vez al año. Estos sacerdotes
tenían que volver a ofrecer cada año para renovar el sacrificio. Jesús
entró en el Santuario (el cielo) de una vez para siempre para ofrecerse
perpetuamente a sí mismo al Padre. Nada más. De hecho, estos textos
prueban que la Misa Católica participa en este sacrificio celestial donde
Jesús no muere pero sí se sacrifica(5).

Leyendo a los Padres de la Iglesia Primitiva ( por ejemplo, Tertuliano) se


ve que los cristianos han creído en esta doctrina desde el principio. Es
algo que recibieron de los Apóstoles.

La creencia del Purgatorio está relacionada con lo que vimos en el capítulo


18, que el Cristiano no solamente está declarado limpio externamente en
forma legal. ¿Cómo podrían entrar en el Cielo los protestantes si adentro
queda lo impuro? Aunque la ropa limpia cubre el cuerpo sucio, no lava el
cuerpo.

Es mejor creer en la Biblia. Con la ayuda del Señor tenemos que "purgar"
todo lo que no es de Dios y negarnos a nosotros mismos, aquí en la tierra
muriendo a nuestro egoísmo o después de morir, en el Purgatorio.

Indulgencias: ofrecer oraciones para las ánimas benditas(6).

Vimos que Dios pide algo de nosotros aunque nos ha perdonado. Pablo
indica que los cristianos tienen que enfrentar algún tipo de juicio aunque
son justificados(7). Después de nuestra justificación Dios puede enojarse
por los pecados que cometemos. Estaba enojado con los santos aunque
ya se habían reconciliado con Dios(8). Y no fue sólo antes de que Cristo
muriera en la Cruz, porque murió desde la fundación del mundo (Ap 13,
8).

Aunque somos perdonados por Dios, quedan cosas qué reparar. Cuando
Natán el profeta enfrenta a David por cometer adulterio leemos: Entonces
dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También
Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Mas por cuanto con este
asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha
nacido ciertamente morirá (2 S 12, 13-14). Dios indica que había
perdonado a David, pero tendría que sufrir la perdida de su hijo entre
otras calamidades (2 S 12, 18). Otro ejemplo de pagar la multa aún
después de morir es la muerte misma: Aún las personas que han sido
perdonadas mueren por causa del pecado original.

En la segunda carta de Pablo a Timoteo encontramos el siguiente deseo


del Apóstol en cuanto a un hombre llamado Onesíforo: Tenga el Señor
misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó, y
no se avergonzó de mis cadenas, sino que cuando estuvo en Roma, me
buscó solícitamente y me halló. Concédale el Señor que halle misericordia
cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes
mejor (2 Ti 1, 16-18). Luego Pablo termina la carta diciendo: Saluda a
Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo (2 Ti 4, 19).

Pablo habla de Onesíforo en tiempo pasado como si hubiera muerto. Los


comentarios bíblicos lo ven a sí. Además Pablo distingue entre él y su
casa y saluda solamente a su casa en 4, 19 mientras saluda a personas
particulares (Prisca y Aquila). Esto significa que Pablo cree en la eficacia
de las oraciones por los difuntos y que Onesíforo se encuentra en el
Purgatorio.
Los indulgencias son oraciones y sacrificios que hacemos para nosotros o
para otros, para que los méritos de Cristo se apliquen a las almas y
disminuyan su sufrimiento (tiempo de purificación en el Purgatorio). Los
miembros del Cuerpo de Cristo, se preocupen los unos por los otros (1 Co
12, 26). (Desde v. 12 Pablo habla del cuerpo místico de Cristo que es la
Iglesia). La misa es la oración más importante donde se aplican los
méritos que Cristo ganó en la Cruz para otras personas.

Entre los ejemplos bíblicos de personas que por sus oraciones disminuyen
el castigo de otros se encuentra el caso de Salomón que se desvió del
Señor y Dios prometió quitarle su reino. Pero mira lo que dijo Dios: Y dijo
Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi
pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo
entregaré a tu siervo. Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a
David tu padre... no romperé todo el reino, sino que daré una tribu a tu
hijo, por amor a David mi siervo (1 R 11, 11-13). Dios disminuyó su
castigo temporal en dos maneras: pospone quitarle el reino hasta
después cuando castiga a sus hijos, y deja una tribu, la de Benjamín, bajo
el control de Judá. Es claro el por qué Dios lo hace: No es por Salomón
sino por su padre David.

Otros ejemplos incluyen Gn 18, 16-33, cuando Dios prometió a Abraham


que no destruiría la ciudad de Sodoma si encontraba cierto número de
justos. En Romanos 11 Pablo habla del lugar especial que ocupan los
judíos por razón de los Patriarcas (Ro 11, 28-29). La teología judía habla
de "los méritos de los antepasados".

La Iglesia nunca enseñó la venta de indulgencias. Es cierto que en el


tiempo de Martín Lutero había individuos que sí las vendían (como el
dominico Johann Tetzal (1465-1519), pero en esto actuaban en contra de
la Iglesia. El cardenal Cayetano (1469-1534) condenó a personas que
actuaban "en el nombre de la Iglesia sin seguir sus enseñanzas".

Hemos visto en el capítulo 6 que los hermanos no tienen la Biblia


completa. Faltan a la Revelación de Dios. En 2 Macabeos leemos que
Judas Macabeos: hizo ofrecer ese sacrificio por los muertos, para que Dios
les perdonara (2 Mac 12, 45-46).

En las catacumbas, los cristianos durante las persecuciones de los


primeros tres siglos, escribieron oraciones para los difuntos.

Algunos epitafios de las catacumbas:

"80. De Agacio, subdiácono pecador, ten misericordia, Dios.


81. Flavia Prima Amevania, hija de Aurelio Semnio. El Señor refrigere tu
espíritu".

En resumen: No tenemos que ir al Purgatorio. Cristo nos da la gracia


necesaria para ir directamente al cielo si "sufrimos" aquí en esta tierra al
no dejar que el pecado domine en nuestra vida. No añadimos nada a la
obra de Cristo en la Cruz. Esta obra es manifestada en nosotros por el
Espíritu Santo, que por su fuego nos purifica de todo mal, haciéndonos
santos (santificándonos). En Levítico 19, 2 Dios manda a los hijos de
Israel ser santos porque Él es Santo. No hay opción. Luego les dice qué
implica ser santo (sin pecado): no hurtar, no engañar, no mentir...y amar
al prójimo como a si mismo" (vv. 11-18). ¿Quién puede cumplir la Ley
moral para llegar a ser perfectos como el Padre y yo somos perfectos sin
la gracia de Dios y nuestra respuesta a ella que no fácilmente es una
entrega total y completa?

Si los hermanos pueden aceptar que, además de la obra de Cristo se


necesita fe para salvarnos, deben poder entender la posición católica
sobre el Purgatorio.

¿Qué dice la Iglesia Primitiva?

El Purgatorio

Abercio (180 d.C.): Epitafio de Abercio.


Tertuliano (211): La Corona, 3:3 y Monogamia, 10:1-2 (esto después del
año 213).
Lactancio (304-310): Instituciones divinas, 7:21:6.
Cirilo de Jerusalén (350): Lecturas Catequistas, 23; Mistagógica 5:9

NOTAS

1. Scott & Kimberly Hahn. Ignatius Press. San Francisco Ca., 1993. pp
126-127.

2. Ver Eclo 48,1

3. Los Santos tienen autoridad celestial.

4. En el Credo decimos que "Cristo descendió al infierno (Hades)" pero en


esta ocasión Hades está mal traducida. Cristo no fue al infierno donde
está el diablo.
5. Cuando por e. j. el sacerdote invita a la comunidad reunida en la misa
con las palabras, "levantemos el corazón", participamos en esta liturgia
en el Cielo. Es interesante que el libro del Apocalipsis describa esta
celebración celestial en el templo celestial mencionado en Ez 1, 26 y 40-
48, Hebreos (8, 4-5 y 9, 23-24) y Hechos (7, 44). Lo que Juan vio en
domingo, el día del Señor (Apoc 1, 10) es más parecido al culto católico
que al de los protestantes. La misa es copia de lo celestial. Encontramos
un altar (Ap 6, 9 y 8 ,3), las vestiduras que llevan los
ancianos/presbíteros (6, 11 y 7, 13), el uso del incienso (8 ,3-5),
oraciones repetidas como en la misa: Santo, Santo, Santo (4, 8) y por los
siglos de los siglos, Amen (7, 12), etc. Moisés también fue mandado a
copiar lo que vio para el culto judío.

6. Gracias al artículo Fatally flawed thinking por James Akin (This Rock,
"Catholic Answers", July 1993, pp. 7-13:9) por las ideas de este apartado.

7. Ro 14, 10 y 12; 1 Co 11, 32; 2 Co 5, 9-10 y Ef 5, 6-7.

8. Dt 3, 26 y 4, 21; 1 R 11, 9 y 1 Cr 19, 2-3.


¿En que consiste la resurrección?
Tomado de El Teólogo Responde

Responde el P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.

Hola Padre:
Mi deseo es conocer en qué consiste la resurrección

Estimado:
La resurrección consiste en la re-unión del alma individual con el cuerpo
que animó cuando estaba en vida la persona.

Dice José Antonio Sayés:

La Iglesia, al hacer una afirmación de la resurrección de los cuerpos, se


apoya fundamentalmente en la resurrección de Cristo, vencedor de la
muerte, como pudo comprobarlo en sus apariciones, como dirá Pablo.
Jesús mismo tuvo que defender la doctrina de la resurrección ante los
saduceos (cf Mt 22,23-33).

La resurrección de los muertos tendrá lugar al final de la historia, con la


venida del Señor en la parusía. Así lo ha confesado la Iglesia en toda su
historia desde el símbolo Quiumque hasta el Credo del pueblo de Dios y el
Catecismo de la Iglesia católica: «En el último día», en el acontecimiento
de la parusía del Señor (CEC 1001).

Según la fe de la Iglesia, resucitaremos con los mismos cuerpos que


ahora tenemos, pero transfigurados en gloria: «Cristo resucitó con su
propio cuerpo: "Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo" (Lc 24,39);
pero él no volvió a una vida terrena. Del mismo modo, en él, "todos
resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora" (concilio
de Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo será "transfigurado en cuerpo de
gloria" (Flp 3,21), en "cuerpo espiritual" (1Cor 15,44)» (CEC 999).

Este realismo de la fe cristiana es el que hacía decir a san Ireneo: «Que


nos digan los que afirman lo contrario, es decir, los que contradicen a su
salvación: ¿en qué cuerpo resucitaron la hija muerta del gran sacerdote y
el hijo de la viuda al que llevaban muerto cerca de la puerta de la ciudad
y Lázaro que había estado ya en la tumba cuatro días? Evidentemente, en
aquellos mismos cuerpos en que habían muerto; porque si no hubiera
sido en aquellos mismos, no habrían sido ya estos muertos los mismos
que resucitaron».

Y esta es también la Fides Damasi: «Creemos que el último día hemos de


ser resucitados por él en esa misma carne en que ahora vivimos» (DS 70)
y la confesión de León IX: «Creo también en la verdadera resurrección de
la misma carne que ahora llevo» (DS 684). Y la profesión de fe prescrita a
los valdenses: «Creemos en la resurrección de esta carne que llevamos y
no de otra» (DS 797).

Solía decir san Agustín que, en la polémica contra el cristianismo, nada


era más rechazado por los paganos que la doctrina de la resurrección de
los cuerpos, a lo que respondían los padres de la Iglesia:

-Dios, que creó al hombre de la nada, tiene poder para resucitarlo: él


sabe cómo y de dónde resucitarlo;

-Dios puede resucitar nuestros cuerpos corrompidos, como es capaz de


hacer milagros por encima de las leyes de la naturaleza;

-recurren a imágenes, como la de la semilla, expuesta por Pablo, siempre


resulta esclarecedora. Esta imagen sirve para explicar la continuidad y la
transformación que supone la resurrección de nuestros cuerpos.
¿En qué estado están los que ya han muerto antes de la
resurrección final?
Tomado de El Teólogo Responde

Por P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.

Si uno cuando muere se queda en descanso hasta la venida del Señor,


¿se quedan todos en descanso, o algunos sí y otros no? La pregunta es
por los santos que mueren y pasan a estar directamente con el Señor,
¿los que no son santos se quedan esperando la venida del Señor? Gracias
anticipadas.

Estimado José Oscar:

La doctrina de la Iglesia está resumida claramente en la Constitución


Benedictus Deus, de 29 de enero de 1330, del Papa BENEDICTO XII,
1334-1342, sobre la visión beatífica de Dios y de los novísimos;
especialmente en el párrafo que dice:

"Por esta constitución que ha de valer para siempre, por autoridad


apostólica definimos que, según la común ordenación de Dios, las almas
de todos los santos que salieron de este mundo antes de la pasión de
nuestro Señor Jesucristo, así como las de los santos Apóstoles, mártires,
confesores, vírgenes, y de los otros fieles muertos después de recibir el
bautismo de Cristo, en los que no había nada que purgar al salir de este
mundo, ni habrá cuando salgan igualmente en lo futuro, o si entonces lo
hubo o habrá luego algo purgable en ellos, cuando después de su muerte
se hubieren purgado; y que las almas de los niños renacidos por el mismo
bautismo de Cristo o de los que han de ser bautizados, cuando hubieren
sido bautizados, que mueren antes del uso del libre albedrío,
inmediatamente después de su muerte o de la dicha purgación los que
necesitaren de ella, aun antes de la reasunción de sus cuerpos y del juicio
universal, después de la ascensión del Salvador Señor nuestro Jesucristo
al cielo, estuvieron, están y estarán en el cielo, en el reino de los cielos y
paraíso celeste con Cristo, agregadas a la compañía de los santos
ángeles, y después de la muerte y pasión de nuestro Señor Jesucristo
vieron y ven la divina esencia con visión intuitiva y también cara a cara,
sin mediación de criatura alguna que tenga razón de objeto visto, sino por
mostrárseles la divina esencia de modo inmediato y desnudo, clara y
patentemente, y que viéndola así gozan de la misma divina esencia y
que, por tal visión y fruición, las almas de los que salieron de este mundo
son verdaderamente bienaventuradas y tienen vida y descanso eterno, y
también las de aquellos que después saldrán de este mundo, verán la
misma divina esencia y gozarán de ella antes del juicio universal; y que
esta visión de la divina esencia y la fruición de ella suprime en ellos los
actos de fe y esperanza, en cuanto la fe y la esperanza son propias
virtudes teológicas; y que una vez hubiere sido o será iniciada esta visión
intuitiva y cara a cara y la fruición en ellos, la misma visión y fruición es
continua sin intermisión alguna de dicha visión y fruición, y se continuará
hasta el juicio final y desde entonces hasta la eternidad.

Definimos además que, según la común ordenación de Dios, las almas de


los que salen del mundo con pecado mortal actual, inmediatamente
después de su muerte bajan al infierno donde son atormentados con
penas infernales, y que no obstante en el día del juicio todos los hombres
comparecerán con sus cuerpos ante el tribunal de Cristo, para dar cuenta
de sus propios actos, a fin de que cada uno reciba lo propio de su cuerpo,
tal como se portó, bien o mal [2 Cor. 5, 10]".
¿Es la Iglesia indefectible?

A una persona del grupo evidentemente le incomodó el artículo, intuyo


que porque ponía en evidencia que ya para el siglo I uno de los cristianos
más celebres enseñaba doctrinas católicas. Ante eso intentó sugerir la
posibilidad de que ya para ese entonces estuviese corrompido:

“Pero los Gálatas eran discípulos de san Pablo y miren que paso, lean
Gálatas capítulo 1
Y Pablo quedo anonadado dice: “¡Estoy maravillado de que TAN PRONTO
os hayáis alejado...!!! ¡TAN PRONTO! Imaginen si yo hubiera confiado en
los gálatas porque fueron discípulos directos de Pablo. Sin duda tenían
imposición manos y todo.
Me hubiera llenado del evangelio pero torcido, distorsionado, pervertido.”

En otro comentario agregó:

“El hecho de que "los padres apostólicos" hayan estado cerca de los
apóstoles no se debe suponer que ellos no se equivocaron y
malinterpretaron los dichos de los apóstoles. La persona más cercana a
los apóstoles podía cometer la más grande mala interpretación, así como
una persona dos mil años después, comprende el mensaje apostólico
correctamente. El punto es qué dice la Escritura. Pablo advierte: “Por
tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os
ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó
por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida se lobos
rapaces entrarán en medio de vosotros que no perdonarán al rebaño. Y
de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas
para arrastrar a los discípulos tras ellos” (Hechos 20: 28-30)

La tesis del argumento es básicamente esta: la Biblia habla de cómo ya al


comienzo de la Iglesia hubo personas que malinterpretaron la Revelación
(herejes). Luego parte de allí para introducir la posibilidad de que San
Ignacio e inclusive toda la Iglesia pudo haberse corrompido, después de
todo, piensa él, si se corrompe una parte se puede corromper el conjunto.

¿Cuál es el problema de este argumento?


Si bien es cierto que dichos textos sirven para probar que dentro de la
Iglesia saldrían personas que objetivamente intentarían corromper la
doctrina cristiana, no permiten probar que dicha corrupción se extendería
a toda la Iglesia. El mismo ejemplo que menciona nuestro amigo, el de
los gálatas, sirve para desmontar su tesis, porque también sabemos que
volvieron a la ortodoxia tras las amonestaciones de San Pablo, por lo
tanto, la corrupción en ese caso concreto no se extendió.
En el texto del libro de los hechos que también cita, dice que estos
hombres que identifica como “perversos” intentarían arrastrar discípulos
tras de sí, no que arrastrarían a todos, y para evitar esto es que se
establecieron los obispos, cuyo deber es proteger a los fieles. Por
supuesto, si se lee el texto aislado del contexto y se extrapola a un
contexto más amplio se puede llegar a conclusiones falaces.

De la misma manera si vamos a cada texto donde se habla de los herejes,


vemos que el problema es precisamente el que ya en ese entonces estaba
presente el germen protestante: querer interpretar la Revelación por
cuenta propia, de manera individualista y separados del cuerpo eclesial.
San Pablo y los apóstoles no dijeron que ellos prevalecerían, pero si
advirtieron sobre ellos:

"Al sectario, después de una y otra amonestación, rehúyele; ya sabes que


ése está pervertido y peca, condenado por su propia sentencia." (Tito
3,10-11)

“Esta es la recomendación, hijo mío Timoteo, que yo te hago, de acuerdo


con las profecías pronunciadas sobre ti anteriormente. Combate,
penetrado de ellas, el buen combate, conservando la fe y la conciencia
recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe; entre éstos
están Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que
aprendiesen a no blasfemar.” (1 Timoteo 1,18-19)

“Evita las palabrerías profanas, pues los que a ellas se dan crecerán cada
vez más en impiedad, y su palabra irá cundiendo como
gangrena. Himeneo y Fileto son de éstos: se han desviado de la verdad al
afirmar que la resurrección ya ha sucedido; y pervierten la fe de algunos.”
(2 Timoteo 2,16-18)

¿Actuaban con malicia estos primeros herejes o era sólo ignorancia? Sólo
Dios conoce cada caso particular, pero no por eso San Pedro dejó de
advertir del peligro de interpretar las Sagradas Escrituras por propia
cuenta:
“En las Escrituras hay cosas difíciles de entender, que los ignorantes y los
débiles interpretan torcidamente para su propia perdición.” (2 Pedro 3,16)

“Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura


puede interpretarse por cuenta propia; porque nunca profecía alguna ha
venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu
Santo, han hablado de parte de Dios.” (2 Pedro 1,20-21)

En varios de estos textos San Pablo escribe a Timoteo, quien fue uno de
los primeros obispos puestos por él al frente de una iglesia del primer
siglo. Es una constante verle advertirle de las herejías, pero nunca dice
que la Iglesia sucumbiría a ellas. Vayamos a otro ejemplo:

“Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina


sana, sino que, arrastrados por su propias pasiones, se harán con un
montón de maestros por el prurito de oír novedades, apartarán sus oídos
de la verdad y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4,3-4)

Otra vez dice que habrán personas que se desviarán: ¿serán todas o
serán siquiera cristianos?, ni lo afirma ni el contexto parece apuntar en
este sentido, porque a ese respecto su recomendación es una exhortación
para que cuando llegue ese momento se puedan mantener firmes en la
verdad:

“Tú, en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos,


realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu
ministerio.” (2 Timoteo 4,5)

Por otro lado, no debe pasar desapercibido que San Pablo identifica a
estos hombres infieles con quienes enseñarán “novedades”. ¿Se adaptará
esto más esta descripción de los primeros padres de la Iglesia o a las
denominaciones protestantes de hoy, cuyas doctrinas difieren no sólo de
las de la Iglesia primitiva sino entre sí? Los propios reformadores
protestantes admitían que su doctrina era rechazada por toda la Tradición
cristiana anterior, de allí que tuvieron que quedarse sólo con la Biblia
interpretada a su manera.

Pero así como los apóstoles no sólo no dicen que estos herejes tendrían
éxito, lo que dice es más bien lo contrario: que no lo tendrían y que
terminarían saliendo del seno de la Iglesia (cismáticos):

“Hijos míos, es la última hora. Habéis oído que iba a venir un Anticristo;
pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos
cuenta que es ya la última hora. Salieron de entre nosotros; pero no eran
de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido
con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son
de los nuestros.” (1 Juan 2,18-19)

Entre las razones por las que siempre he visto incoherente esta tesis
protestante, es porque las mismas Sagradas Escrituras dejan evidencias
de que esto no podría ocurrir:

Pues la Biblia nos dice que Cristo fundó una Iglesia que es columna y
fundamento de la verdad (1 Timoteo 3,15)

Sobre la cual las fuerzas del mal no prevalecerían (Mateo 16,18-19)

Que sería guiada por el Espíritu Santo a la verdad completa (Juan 16,13)

Y que gracias a esto podría llegar al evangelio a todo el mundo y cumplir


con la gran comisión de hacer discípulos a todas las naciones
bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo
28,19)

Una Iglesia ya corrupta en pleno siglo I no podría lograr tal fin, y menos
una que tuviera que esperar dieciséis siglos hasta la llegada de un Lutero
o un Calvino.

Nuestro amigo, en cambio, prefiere creer en una especie de Cristo


incompetente, que funda una Iglesia que corre a corromperse en tiempos
de San Ignacio, sólo porque lo que él escribe permite identificar la Iglesia
del siglo I con la Iglesia Católica. A quien piensa de este modo, no es
casualidad que los textos de San Ignacio les produzcan urticaria.

Consecuencias de la infalibilidad de la Iglesia

Más adelante en el mismo debate, la misma persona escribe:

“Hay un problema lógico con el principio del consenso universal de los


padres, en realidad sí es posible que todos los padres estuvieran
equivocados en determinada doctrina de consenso unánime. Después de
todo tanto católicos, como no católicos, no creen que sus escritos sean
divinamente inspirados e infalibles. Pero si ellos son falibles es
lógicamente posible que todos ellos pudieran estar equivocados en
determinado punto. De tal manera que inclusive el consenso universal
podría ser nada más que un consenso en el error.”
Ahora nos encontramos con un argumento ingenioso pero falaz. Nuestro
amigo sabe que ningún católico piensa que San Ignacio o los padres de la
Iglesia hayan sido infalibles individualmente. Y de allí supone que si uno
no lo fue, la suma de ellos tampoco podría serlo. Por supuesto, esta forma
de razonar revela un sin fin de contradicciones que veremos a
continuación:

Primero: Que cada cristiano individualmente pueda ser falible no implica


que el consenso de los padres sobre alguna doctrina de fe deba serlo
también. Cristo prometió a su Iglesia guiarla a la verdad completa, no a
cada cristiano de forma separada.

Segundo: Supongamos por un momento que es cierto y toda la Iglesia


cristiana, incluso cuando define verdades de fe y dogmas, puede
equivocarse. En ese caso nuestro amigo se quedaría con una Biblia que
cree infalible, pero que cuenta con unos libros seleccionados por una
Iglesia falible.

Después de todo, fueron esos mismos cristianos en Concilio Ecuménico


quienes definieron cuales eran los libros que hoy pertenecen a la Biblia.
¿Es razonable creer que pueden equivocarse en todo menos en eso en
concreto? Si va a ser coherente debe también admitir que también la
Biblia es una colección de documentos falibles, o por lo menos
seleccionados faliblemente. Nuestro amigo habrá ganado pero habrá
cortado la rama sobre la que él está parado.

Ejemplo de esto es que cuando planteé esto a nuestro amigo respondió:

“Esas cosas aunque no han sido definidas infaliblemente, sin embargo se


puede tener suficiente certeza y eso basta.”

Helo aquí que después de haber “serruchado” su propia rama no le queda


otra que afirmar que la Biblia es una colección de documentos
seleccionados “faliblemente”, de los que se puede tener “suficiente
certeza” y para él “eso basta”.

Tercero: Siguiendo en la misma línea de pensamiento en la que


admitimos sin conceder que toda la Iglesia incluso cuando define dogmas
de fe puede equivocarse, ¿por qué no admite la misma posibilidad para
ellos?

Porque lo que vale para unos, vale para otros. Si la Iglesia en Concilio
Ecuménico puede equivocarse, entonces el protestantismo entero dividido
exponencialmente en denominaciones con mucha mayor probabilidad. Es
muy curioso ver muchos protestantes inconscientemente profesar una
infalibilidad personal pero a la vez negarla a la Iglesia. Lutero por ejemplo
decía:

“Los Santos Padres, los doctores, los concilios, la misma Virgen María y
San José y todos los santos juntos pueden equivocarse” (Martín
Lutero, Weimarer Ausgabe17,2)

Pero respecto a él mismo pensaba:

”Estoy seguro de que mis dogmas los he recibido del cielo. Mis dogmas
permanecerán y el papa sucumbirá” (Martín Lutero, Weimarer
Ausgabe 10,2)

Por lo que aunque los primeros padres no eran infalibles individualmente,


¿no serán así aun más confiables y próximos al cristianismo más puro y
auténtico que un Lutero o Calvino que no recibieron el evangelio ni de los
apóstoles o alguno de sus discípulos directos, sino dieciséis siglos después
de manos de la Iglesia Católica?

Resolución de conflictos doctrinales en la Iglesia

Para seguir intentando probar que el consenso de los padres puede


equivocarse añadió:

“Como bien se sabe, la verdad no se determina por la mayoría ni aun por


el voto unánime.”

Y en cierto sentido tiene razón: si hoy por ejemplo hacen una encuesta y
la mayoría de las personas votan a favor de legalizar el aborto, por el
mero hecho de que sean mayoría no demuestra que están en lo correcto.
Muchas veces a lo largo de la historia, las mayorías han tomado
decisiones que han estado equivocadas.

Lo que garantiza la infalibilidad de la Iglesia no son las mayorías sino la


promesa de Cristo guiarla a la verdad completa con el auxilio del Espíritu
Santo. Si realmente nos regimos por la Biblia, como dice mi amigo que lo
hace, debe entonces ver como allí se resolvían los problemas doctrinales.
Cuando ocurrió por ejemplo el primer gran problema en la Iglesia
primitiva con el tema de la circuncisión, los apóstoles resolvieron el
asunto reuniéndose en el Concilio de Jerusalén. No participaron allí todos
los cristianos, pero sí aquellos que ostentaban una autoridad auténtica
dentro de la Iglesia, y aunque al principio no todos estaban de acuerdo, lo
que decidieron fue recibido como la decisión “de ellos y del Espíritu Santo”
(Hechos 15,28).

A diferencia de esto el protestantismo queda impotente a la hora de


resolver sus conflictos, porque al final cada quien podrá aferrarse a su
interpretación privada de la Biblia, principio mismo que ellos han
establecido. De allí que cuando históricamente han intentado hacer algo
similar a un concilio siempre han fracasado y terminado dividiéndose.

Que más crudo ejemplo que ver al propio Lutero, ya de avanzada edad y
cerca de la muerte, terminando sus días maldiciendo y condenando otros
líderes de la Reforma que no pensaban como él, a pesar de que había
intentado anteriormente ponerse de acuerdo en numerosas ocasiones
comenzando con el “Coloquio de Marburgo”:

“Esa boca blasfema no estará nunca conmigo, Dios mediante; no le


dirigiré una sola palabra; no quiero hablar con él, ni verlo, ni oírlo. Que él
o su maldita pandilla de fanáticos zuinglianos y otros semejantes me
alaben o censuren, me importa lo mismo que si me alabasen o
censurasen los judíos, los turcos, el papa o el mismo demonio. Y, pues
me hallo a un paso de la muerte, quiero dar este testimonio de mi fe
delante del tribunal de mi Señor y Salvador Jesucristo, declarando que a
los fanáticos y enemigos del sacramento, a Karlstadt, Zwingli,
Ecolampadio, Schwenckfeld y a sus discípulos de Zurich, o de donde sean,
los he condenado con toda severidad y los he evitado, conforme al
mandato del Apóstol: Al hombre herético, tras la primera y segunda
amonestación, evítalo” (Martín Lutero, Kurzes Bekenntnis vom heiligen
Sakrament: WA 54.141-67).

En el Sínodo de Dort los calvinistas y arminianos tampoco pudieron nunca


ponerse de acuerdo, terminando los líderes arminianos ejecutados o
desterrados, más no por eso dejaron de aferrarse a su interpretación
privada distinta a la de los calvinistas, y sus diferencias doctrinales
perduran el día de hoy.

En todos esos casos, cada uno piensa como nuestro amigo: la Iglesia no
tiene porqué tener la razón, la debo tener YO. Por eso, una vez los
reformadores se separaron de la Cristiandad entera intentaron no sólo
ocultar sus divisiones, de las que se avergonzaban, sino impedir que otros
utilizaran el mismo principio que ellos habían establecido, por medio de
persecuciones y torturas.

Véase a este respecto: Origen, causas y consecuencias de la doctrina de


la Sola Escritura en la Reforma Protestante.
La alternativa que propone, simplemente no funciona.

Conclusiones

Aunque ya se que he dado mi opinión, queda la pregunta en el aire: ¿por


qué esa reacción ante los textos de uno de los primeros padres
apostólicos, de tratar de demostrar que ya para ese entonces la Iglesia se
había corrompido? ¿Cuáles serían las consecuencias reales si eso fuera
cierto? ¿Podríamos creer que una Iglesia corrupta y falible hizo una
selección infalible de los libros de la Biblia? ¿Qué probabilidades habría de
que ellos, con un origen tan alejados de la era apostólica, malinterpretan
inclusive mejor el mensaje cristiano y no se han corrompido también?
Estudiando el tema de la Sola Scriptura
Tomado de un foro cristiano con el permiso del autor
Por Francisco Javier Gutierrez

Introducción

A continuación trataré de explicar un punto que causa muchos conflictos y


divisiones entre el pueblo de Dios. Este es la libre interpretación,
defendida por la doctrina "Sola Scriptura".

¿Es bíblica la postura de la libre interpretación de la Biblia?

Es necesario confrontar la doctrina de “Sola Scriptura” con la Biblia,


realizar un análisis de la fuente que origina el escándalo en cuanto a la
diferencia de doctrinas que se pueden observar en el cristianismo.

Como buenos cristianos debemos analizar cada punto de nuestra fe a la


luz de la misma Escritura, la tradición la dejo de lado de momento para
no favorecer de entrada, una discusión sin haber asentado bien un marco
conceptual bien delimitado.

Veamos algunos conceptos citados en libros:

"Para los evangélicos la Escritura es nuestra única regla de fe y


práctica" (DEIROS Y MRAIDA, Latinoamérica en llamas, Caribe, USA,
1994, p. 188).

"La realidad de que la Biblia es la máxima autoridad para los


cristianos..." (ERDELY JORGE, Pastores que abusan, Ministerios Bíblicos
de Restauración, México, 1994 p. 103).

"Por supuesto que afirmamos la suficiencia de las Escrituras " y cita 2 Ti


3. 15-16 y 2 P 1.18-21 (Ibid.. p. 224).

"La enseñanza bíblica es nuestra única regla de fe y práctica" (Ibid.. p.


232).

"Los protestantes creen que la Biblia es su única guía para la fe y la vida


(II Timoteo 3: 16,17, Deuteronomio 12:32)". (RIDENOUR, FRITZ, ¿Cuál
es la Diferencia?, CLIE, España, 1967. p. 49).

"La Biblia es el modelo que norma nuestras decisiones y que nos ayuda a
formarnos opiniones acerca de todos los aspectos de la vida ... (II
Timoteo 3:16,17) ... es la única autoridad verdadera con qué contamos".
Estos conceptos son claros, y en apariencia no deberían provocar tantas
divisiones doctrinales como las hay en la actualidad. En efecto; existe una
enorme confusión acerca de la sana doctrina porque hay numerosas
interpretaciones que se basan en algunos pasajes, pasando por alto
muchos otros.

Uno de los primeros puntos que me gustaría tratar es el del ministerio de


la interpretación de las Escrituras, que viene expresado desde el Antiguo
Testamento:

"Abrió, pues, Esdras el libro... Y los levitas Jesúa, Bani... HACÍAN


ENTENDER AL PUEBLO LA LEY...Y LEÍAN EN EL LIBRO DE LA LEY DE DIOS
CLARAMENTE, Y PONÍAN EL SENTIDO, DE MODO QUE ENTENDIESEN LA
LECTURA" (Neh 8, 5-8).

El pueblo de Dios tenía intérpretes oficiales de las Escrituras entre los


levitas mejor preparados. Estos levitas mejor preparados coincidían en
sus criterios, y eran dirigidos en lo humano por el sumo sacerdote, y el
mismo Dios los guiaba en su ministerio.

En el AT, cuando Dios estableció el Pacto con el pueblo de Israel, Él


garantizó una autoridad viviente y continua con el sacerdocio de Moisés;
este ministerio se conoce como la "catedra de Moisés":

"A este fin Amarías, VUESTRO SUMO SACERDOTE, PRESIDIRÁ EN TODO


AQUELLO QUE CONCIERNE A DIOS... TENÉIS TAMBIÉN ENTRE VOSOTROS
LOS LEVITAS, LOS CUALES OS SERVIRÁN DE MAESTROS; cobrad ánimo y
cumplid exactamente vuestros deberes, que el Señor os colmará de
bienes".(2 Cr 19, 11)

"PORQUE EN LOS LABIOS DEL SACERDOTE HA DE ESTAR EL DEPÓSITO


DE LA CIENCIA, Y DE SU BOCA SE HA DE APRENDER LA LEY; PUESTO
QUE ÉL ES EL ÁNGEL DEL SEÑOR DE LOS EJÉRCITOS. "(Mal 2, 7).

¿SE HABRÁ OLVIDADO EL SEÑOR DE DEJAR UNA AUTORIDAD SEMEJANTE


EN EL NUEVO PACTO, Y RESULTA MEJOR EL ANTIGUO PACTO EN ESTE
SENTIDO?

El nuevo pacto se realizó con y en el sacrificio de Cristo en la cruz y el


derramamiento de su sangre, sangre de la alianza nueva y eterna. Dios
es respetuoso de sus mismas normas por regla general. Jesús, antes de
iniciar el nuevo pacto, reconoce la autoridad de la "cátedra de
Moisés" para enseñar, a cargo de los escribas y fariseos:

"Entonces, dirigiendo Jesús su palabra al pueblo y a sus discípulos, les


dijo: Los escribas, o doctores de la ley, y los fariseos, ESTÁN SENTADOS
EN LA CÁTEDRA DE MOISÉS: PRACTICAD, PUES, Y HACED TODO LO QUE
OS DIJEREN; pero no arregléis vuestra conducta por la suya, porque ellos
dicen lo que se debe hacer, y no lo hacen.” (Mt 23, 1-3).

Esta cátedra (asiento) no era solamente una metáfora para hablar del
poder. Verdaderamente había un asiento de piedra frente a la sinagoga
donde el líder con la autoridad (generalmente un escriba) hacia juicios
sobre asuntos doctrinales y legales. Como dice la Mishná Abote
(comentario judío), los judíos entendían que la revelación que Moisés
recibió de Dios fue transmitida por sucesión ininterrumpida desde Josué
pasando por los ancianos, profetas y el Sanedrín.

"Porque en cuanto a Moisés, YA DE TIEMPOS ANTIGUOS TIENE EN CADA


CIUDAD QUIEN PREDICA SU DOCTRINA EN LAS SINAGOGAS, donde se
lee todos los sábados." (Hch 15, 21).

Puesto que Jesús reconoció la autoridad del magisterio de los fariseos


para interpretar las Sagradas Escrituras cuando hablaban "desde la
cátedra", los católicos reconocemos el magisterio de la Iglesia que habla,
no más con la autoridad de Moisés, sino la de Jesús mismo.

"EL QUE A VOSOTROS RECIBE, A MÍ ME RECIBE" (Mt 10, 40).

"EL QUE A VOSOTROS OYE, A MÍ ME OYE" (Lc 10, 16).

"Y TODO LO QUE ATARES EN LA TIERRA SERÁ ATADO EN LOS


CIELOS" (Mt 16, 19).

Por medio de este don de Dios, se asegura que la fe recibida de Jesús


será preservada. La analogía resulta muy clara, y uno de los hechos que a
cualquier observador imparcial inquieta es la diversidad existente en
interpretaciones "oficiales" dentro del protestantismo.

¿O acaso pueden llegar a ponerse de acuerdo los partidarios de "Sola


Scriptura" en puntos básicos doctrinales?

Cuando uno analiza la "Sana Doctrina" que se proclama en este foro, no


puede menos que confundirse uno.

¿Acaso puede haber división generada por el Espíritu Santo dentro de las
mismas filas del resto fiel de Israel?.

Hay que reconocer que existen muchos errores claros en "Iglesias"


cristianas. Este epígrafe es un intento de hacer crecer la sana
comunicación para tratar de discernir en el amor cual es la SANA
DOCTRINA. Resulta claro que hay un solo Señor Jesús. Este dijo a Pedro:
"Tú eres Pedro, y que sobre esta piedra EDIFICARÉ MI IGLESIA; y las
puertas o poder del infierno no prevalecerán contra ella." (Mt 16,18)

Es importante resaltar que JESÚS HABLA DE UNA IGLESIA, EDIFICARÉ MI


IGLESIA. ES SINGULAR. ES LA ÚNICA IGLESIA QUE EXISTÍA EN ESE
TIEMPO. JESÚS NO DIJO "EDIFICARÉ MIS IGLESIAS,” tampoco digo
a “Santiago agrupa a los bautistas, Pedro a los católicos, Mateo porque
no edifica a los nazarenos y Juan a los mormones..." Hay miles de iglesias
hoy día.

En el AT se pone en claro que hay un templo y un lugar donde se adora al


Dios verdadero, cuando Jesús pone en claro cual es el lugar y quienes
conocen e interpretan bien el AT.

"Le dijo la mujer: Señor, yo veo que tú eres un profeta. NUESTROS


PADRES ADORARON A DIOS EN ESTE MONTE, Y VOSOTROS LOS JUDÍOS
DECÍS QUE EN JERUSALÉN ESTÁ EL LUGAR DONDE SE DEBE ADORAR. Le
respondió Jesús: Mujer, créeme a mí, ya llega el tiempo en que NI
PRECISAMENTE EN ESTE MONTE, NI EN JERUSALÉN ADORARÉIS AL
PADRE. Vosotros adoráis lo que no conocéis, pues sabéis poco de Dios;
PERO NOSOTROS (LOS JUDÍOS) ADORAMOS LO QUE CONOCEMOS,
PORQUE EL SALVADOR PROCEDE DE LOS JUDÍOS. PERO YA LLEGA
TIEMPO, YA ESTAMOS EN ÉL, CUANDO LOS VERDADEROS ADORADORES
ADORARÁN AL PADRE EN ESPÍRITU Y EN VERDAD. PORQUE TALES SON
LOS ADORADORES QUE EL PADRE BUSCA. DIOS ES ESPÍRITU, Y
VERDAD; Y POR LO MISMO LOS QUE LE ADORAN EN ESPÍRITU Y VERDAD
DEBEN ADORARLE." Jn. 4, 19-24.

Ahora, es importante captar el verdadero sentido de estas palabras de


Jesús. Jesús afirma que no hay templo físico visible, que si soy católico o
evangelista en lo externo, esto no me asegura salvación alguna, solo si lo
adoro en Espíritu y verdad. Por cierto que esto no es excluyente en forma
alguna de una iglesia física, ya que los apóstoles y fieles se reunían a
compartir su fé en la fracción del pan, y sentían con un solo corazón. Es
importante recordar que los cristianos eran considerados judíos por los
romanos y sectarios por los judíos, lo que indica claramente la unión que
existía entre ellos, evidente en numerosísimos pasajes de la Biblia.

Ahora, ciertamente hay un templo físico. Los judíos le preguntaron a


Jesús cuando expulsó a los vendedores del templo:

"¿Qué señal nos das de tu autoridad para hacer estas cosas?. Les
respondió Jesús: DESTRUID ESTE TEMPLO, Y YO EN TRES DÍAS LO
REEDIFICARÉ." Jn. 2, 18b-19.

EL VERDADERO TEMPLO ES EL CUERPO DE JESÚS. Los Judíos destruyeron


ese templo, y Jesús lo reconstruyo; es decir, los judíos crucificaron a
Jesús, y Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día. EL CUERPO DE
JESÚS ES LA IGLESIA, DE LA CUAL ES CABEZA.

La iglesia de Jesús y Jesús son uno. Esto quedó claro para Pablo. Cuando
se dirigía a Damasco para matar a todos los cristianos que pudiera
escuchó la voz del Señor:

"¡Saulo, Saulo!, ¿POR QUÉ ME PERSIGUES?. Y él respondió: ¿Quién eres


tú, Señor? Y el Señor le dijo: YO SOY JESÚS, A QUIEN TÚ
PERSIGUES" (Hch. 9, 4-5).

De aquí salió la revelación de Pablo: La iglesia forma el cuerpo místico de


Jesús, Jesús no solo es Espíritu y verdad, también es carne y hueso
glorificado y se puede palpar, ver y meter nuestras manos en sus llagas,
esto queda claro cuando dice a Tomás:

"METE AQUÍ TU DEDO, Y REGISTRA MIS MANOS, Y TRAE TU MANO Y


MÉTELA EN MI COSTADO, Y NO SEÁIS INCRÉDULO, SINO FIEL. Respondió
Tomás, y le dijo: ¡SEÑOR MÍO, Y DIOS MÍO!. Le dijo Jesús: TÚ HAS
CREÍDO, ¡OH TOMÁS!, PORQUE ME HAS VISTO: BIENAVENTURADOS
AQUELLOS QUE SIN HABERME VISTO HAN CREÍDO." (Jn. 20, 27-29).

Hoy día, siendo que Jesús está vivo, hay quienes como Tomás, hemos
creído.

Desde Martín Lutero, los hermanos no católicos enseñan lo que se


llama Sola Scriptura (solamente la Biblia), el creer que no hay ninguna
revelación ni autoridad fuera de la Biblia. Si algo no está explícitamente
dicho en la Biblia, no es de Dios. Las Escrituras son suficientes para el
cristiano para ser su Regula Fidei (regla de fe). Las Escrituras mismas se
autentifican, se auto interpretan y no apuntan a ninguna otra norma.

Esta es una mentira de tipo diabólico, las mentiras de tipo diabólico


apuntan una verdad y añaden una mentira:

"Dijo entonces la serpiente a la mujer: ¡Oh! ciertamente que NO


MORIRÉIS. (Esta es la mentira). Sabe, Dios que en cualquier tiempo que
comiereis de él, se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses,
CONOCEDORES DE TODO, DEL BIEN Y DEL MAL.(Esta es la
verdad)." (Gen. 3, 4-5)

Mis amadísimos hermanos; para salir del error y entrar a la verdad plena
es necesario poner en el tapiz de la Biblia las creencias y acatar el
mensaje Divino implícito EN LA TOTALIDAD DEL MENSAJE BÍBLICO. Por
eso es que sugiero de entrada revisar UTILIZANDO SOLO LA BIBLIA los
mismos enunciados protestantes.
La Iglesia católica distingue entre la suficiencia material y la suficiencia
formal de las Escrituras. Enseña la primera: que todo lo que necesitamos
para la Fe está explícita o implícitamente en la Biblia. Pero la Iglesia
condena la segunda -la suficiencia formal- de la Biblia que dice que la
interpretación de las Escrituras es tan claro para cada aspecto religioso
que ni la Tradición ni la Iglesia es necesaria para entenderla.

Esta es la mentira diabólica, y está rebatida en la misma Biblia. En su


segunda carta, Pedro afirmó la posición católica sobre la suficiencia formal
cuando advirtió de que las profecías no son de interpretación particular:

"Pero tenemos todavía el testimonio más firme que el nuestro que es el


de los profetas, al cual hacéis bien en mirar atentamente, como a una
antorcha que luce en un lugar oscuro, hasta tanto que amanezca el día, y
la estrella de la mañana nazca en vuestros corazones, bien entendido,
ante todas cosas, QUE NINGUNA PROFECÍA DE LA ESCRITURA SE
DECLARA POR INTERPRETACIÓN PRIVADA; PORQUE NO TRAEN SU
ORIGEN LAS PROFECÍAS DE LA VOLUNTAD DE LOS HOMBRES, SINO QUE
LOS VARONES SANTOS DE DIOS HABLARON, SIENDO INSPIRADOS DEL
ESPÍRITU SANTO." (2Pe. 1, 19-21).

Amadísimo hermano, ¿Cuál crees que es la interpretación privada de que


se habla en este pasaje?.

MIRA QUE CUALQUIERA QUE SEA TU RESPUESTA, QUEDAN MILES DE


IGLESIAS CON UNA INTERPRETACIÓN PRIVADA, MIENTRAS QUE LO QUE
TU CREES, PIENSAS QUE ES LA SANA DOCTRINA, MIRA LA ENORME
DIVERSIDAD DE CREENCIAS EXISTENTE ENTRE LOS NO CATÓLICOS Y SE
HONESTO.

La historia de tantas divisiones entre los protestantes durante su historia


demuestra que la suficiencia formal es errónea. Bueno regresemos a la
Biblia después de este comentario.

¿Que significa "Palabra de Dios" en la Biblia?

"En el principio era el Verbo y el Verbo estaba en Dios, y EL VERBO ERA


DIOS. El estaba en el principio en Dios." (Jn. 1, 1-2)

El concepto Verbo implica conjugación, es decir acción, pero también


implica palabra, por lo que se puede asegurar sin temor a errar que Jesús
es Dios y la palabra del Padre hecha carne. Jesús es la Palabra de Dios y
es Dios. Por eso es que sus palabras tienen preeminencia sobre toda la
Biblia, ya que en la Biblia hablan los apóstoles y profetas inspirados por el
Espíritu Santo, PERO CUANDO ES JESÚS EN LOS EVANGELIOS, ES DIOS
MISMO QUIEN HABLA, SIN INTERMEDIARIOS NI INTÉRPRETES. Por eso
es que en sus palabras se encuentra la base de una interpretación segura,
y en sus deseos y gestos, deben ser los deseos y los gestos de los
verdaderos cristianos.

Esta palabra es trasmitida por los apóstoles y por los padres de la iglesia:
"sino que habiendo sido antes maltratados y afrentados, o azotados con
varas (como no ignoráis) en Filipos, puesta en nuestro Dios la confianza,
PASAMOS ANIMOSAMENTE A PREDICAROS LA BUENA NUEVA DE DIOS EN
MEDIO DE MUCHOS OBSTÁCULOS. PORQUE NO OS HEMOS PREDICADO
NINGUNA DOCTRINA DE ERROR, NI DE INMUNDICIA, NI CON EL
DESIGNIO DE ENGAÑAROS; SINO QUE DEL MISMO MODO QUE FUIMOS
APROBADOS DE DIOS PARA QUE SE NOS CONFIASE SU BUENA NUEVA,
ASÍ HABLAMOS O PREDICAMOS, Y NO COMO PARA AGRADAR A LOS
HOMBRES, SINO A DIOS, QUE SONDEA NUESTROS CORAZONES.". Mis
amadísimos hermanos, ¿Han pensado donde se encuentra depositada
esta doctrina que no es de error ni de inmundicia? Jesús, el Emmanuel
prometió estar con su iglesia todos los días hasta su retorno, y Jesús no
miente; ¿cuál crees tu que sea la SOLA FE, EL SOLO BAUTISMO, EL SOLO
SEÑOR deseada por Dios y manifestada en Ef. 4,4? ¿Cuántas formas de
bautizar hay en el protestantismo? ¿Cuántas veces has sido bautizado
tu?.

La palabra de Dios, Jesús ha sido fielmente trasmitido hasta la actualidad.


¿Quién es este siervo fiel y prudente, según tu, mi amadísimo hermano,
que trasmite a Jesús hoy día? ¿Dónde quedan las demás iglesias que se
proclaman cristianas? ¿El Espíritu Santo favorece la división y confusión
en el resto fiel de Israel? ¿Es posible que la sana doctrina, que es una
sola, pueda estar contenida en tantas creencias diversas y aún opuestas
entre si?.

Desde el fiero anclamiento y sincera investigación de cristianos puritanos,


principalmente luteranos y calvinistas, hasta los que han perdido su
identidad cristiana por interpretaciones evidentemente erróneas, como
mormones y testigos de Jehová, la diversidad es enorme y contradictoria.

¿Piensas que el Espíritu Santo es un espíritu de confusión y error?

¡Y TODAS ESTAS DENOMINACIONES NACIERON DE SOLA SCRIPTURA!

La palabra de Dios es Jesús, y también son bendiciones:

"Y al modo que la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá,
sino que empapan la tierra, y la penetran, y la fecundan, a fin de que dé
simiente que sembrar y pan que comer, ASÍ SERÁ DE MI PALABRA UNA
VEZ SALIDA DE MI BOCA; NO VOLVERÁ A MÍ VACÍA O SIN FRUTO, SINO
QUE OBRARÁ TODO AQUELLO QUE YO QUIERO, Y EJECUTARÁ
FELIZMENTE AQUELLAS COSAS A QUE YO LA ENVIÉ. POR TANTO
SALDRÉIS CON GOZO DE LA ESCLAVITUD, Y HARÉIS EN PAZ VUESTRO
VIAJE A JERUSALÉN; los montes y los collados resonarán a vuestra vista
en cánticos de alabanza, y los árboles todos del país os aplaudirán
meciendo sus ramas. En vez de la pequeña planta del nardo se alzará el
robusto abeto, y en lugar de la ortiga se verá crecer el arrayán; Y EL
SEÑOR TENDRÁ DESDE ENTONCES UN NOMBRE Y UNA SEÑAL ETERNA
QUE JAMÁS DESAPARECERÁ." (Is. 55, 10-13).

Amén, amén y amén.

Jesús descendió del cielo como la lluvia, y regresó a su trono celestial


después de empapar con su sangre la tierra, de sembrar el Pan
Eucarístico para nuestra fortificación después de salir del Padre. Regresó
con la muerte y el demonio derrotados, tras descender al infierno y
rescatar a los que murieron por Dios antes de que en Jesús revelara su
Santo Nombre, por eso es que ante el nombre de Jesús se dobla toda
rodilla, porque es el supremo vencedor. Cumplió todos los deseos del
Padre que lo envió para nuestro rescate. Por su preciosa sangre, y en los
infinitos méritos de su pasión y muerte somos rescatados de la esclavitud,
y en su resurrección se nos abre la puerta de la vida eterna a nosotros,
que por nuestros pecados estábamos perdidos, y que por la infinita
misericordia de Dios somos rescatados al creer en el Santo Nombre de
Jesús. Gracias a Él podemos llamar a Dios por su nombre: PAPÁ.

La Jerusalén que esperamos no está en la tierra, descenderá del cielo y


moraremos por ella por toda la eternidad, aún los montes y los collados
alabarán y cantarán a Dios junto con nosotros, pero: ¿DÓNDE SE
ENCUENTRA EL IMPONENTE ABETO QUE HA SURGIDO DEL PEQUEÑO Y
FRAGANTE NARDO?. EL NOMBRE DEL SEÑOR ES, SIN DUDA ALGUNA
JESÚS, PERO ¿CUÁL ES LA SEÑAL ETERNA QUE JAMÁS DESAPARECERA?

En la Biblia hay mencionado un baluarte de la verdad, y una iglesia que


no desaparecerá aunque la fuerzas del infierno se desencadenen contra
ella. ¿A quien se refieren, según vuestras interpretaciones? Esta es la
señal que jamás desaparecerá, pero ¿Cuál es la iglesia del Señor?.
¿Dónde quedan entonces las demás iglesias? ¿Jesús quiere desunión o un
solo rebaño? ¿Porqué será que dice que hay ovejas en otros rebaños?
¿Eres tu una oveja de Jesús? ¿Estás en el rebaño de Jesús, o eres oveja
de Jesús y está en otro rebaño?

Un punto para meditar. La iglesia católica declara que es intérprete fiel de


la Biblia y que testifica de ella, y reconoce que no tiene autoridad sobre
ella.

Otro punto a meditar: Revisa la cronología de los escritos bíblicos y te


darás cuenta que hay un vacío entre la gloriosa resurrección del Señor y
la escritura de los evangelios. ¿Qué existió entre estas fechas?; mas aún,
¿Qué era o como se trasmitía a Jesús antes de que se determinara el
canon Bíblico? (el que tu aceptas).

Otro punto muy relacionado: ¿Tenían más autoridad los judíos,


depositarios de la antigua alianza, que los cristianos, depositarios de la
alianza nueva y eterna para determinar el canon del antiguo testamento?
¿Qué opinan los Judíos del nuevo testamento? Si ellos consideran una
gran mentira al cristianismo, depositario de la nueva alianza y guiado por
el Espíritu del Resucitado, ¿Por qué creer que tienen la razón al
determinar los libros inspirados del antiguo testamento?

Un punto final para meditar. Si el canon Bíblico fue determinado después


de una supuesta apostasía universal, ¿Cómo es que se puede confiar en el
fruto de una iglesia podrida y apóstata? ¿Dónde se ubica entonces la
supuesta apostasía universal de la que tanto se habla?.

Nada, mas de lo mismo.Dios les bendiga+


Estudio sobre la palabra griega “Postrar”:

G4098 τω pípto; forma redupl. y contr. de τω péto; (que ocurre


solo como alt. en ciertos tiempos); mediante la idea de aligerar;
caer (lit. o fig.):—perecer, POSTRAR, frustrar, CAER, DERRUMBAR.

Dicha palabra aparece 92 veces en el nuevo testamento:

29 veces en tiempo aoristo, indicativo, activo, 3 persona, SINGULAR:

1.- Mt 7, 25 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los


vientos y sacudieron la casa; pero esta no se DERRUMBÓ porque estaba
construida sobre roca.
2.- Mt 7, 27 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los
vientos y sacudieron la casa: esta se DERRUMBÓ, y su ruina fue grande».
3- Mt 13, 4 Al esparcir las semillas, algunas CAYERON al borde del camino
y los pájaros las comieron.
4.- Mt 13, 5 Otras CAYERON en terreno pedregoso, donde no había
mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda.
5.- Mt 13, 7 Otras CAYERON entre espinas, y estas, al crecer, las
ahogaron.
6.- Mt 13, 8 Otras CAYERON en tierra buena y dieron fruto: unas cien,
otras sesenta, otras treinta.
7.- Mt 26, 39 Y adelantándose un poco, CAYÓ con el rostro en tierra,
orando así: «Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz,
pero no se haga mi voluntad, sino la tuya».
8.- Mc 4, 4 Mientras sembraba, parte de la semilla CAYÓ al borde del
camino, y vinieron los pájaros y se la comieron.
9.- Mc 4, 5 Otra parte CAYÓ en terreno rocoso, donde no tenía mucha
tierra, y brotó en seguida porque la tierra era poco profunda.
10.- Mc 4, 7 Otra CAYÓ entre las espinas; estas crecieron, la sofocaron, y
no dio fruto.
11.- Mc 4, 8 Otros granos CAYERON en buena tierra y dieron fruto: fueron
creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el
ciento por uno».
12.- Lc 8, 5 «El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una
parte de la semilla CAYÓ al borde del camino, donde fue pisoteada y se la
comieron los pájaros del cielo.
13.- Lc 8, 7 Otra CAYÓ entre las espinas, y estas, brotando al mismo
tiempo, la ahogaron.
14.- Lc 8, 8 Otra parte CAYÓ en tierra fértil, brotó y produjo fruto al
ciento por uno». Y una vez que dijo esto, exclamó: «¡El que tenga oídos
para oír, que oiga!».
15.- Lc 13, 4 ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando
se DESPLOMÓ la torre de Siloé, eran más culpables que los demás
habitantes de Jerusalén?
16.- Lc 17, 16 y se ARROJÓ a los pies de Jesús con el rostro en tierra,
dándole gracias. Era un samaritano.
17.- Jn 11, 32 María llegó a donde estaba Jesús y, al verlo, se POSTRÓ a
sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría
muerto».
18..- Hch 1, 26 Echaron suertes, y la elección CAYÓ sobre Matías, que fue
agregado a los once Apóstoles.
19.- Hch 5, 10 En ese mismo momento, ella CAYÓ muerta a sus pies; los
jóvenes, al entrar, la encontraron muerta, la llevaron y la enterraron
junto a su marido.
20.- Hch 13, 11 Ahora la mano del Señor va a CAER sobre ti: quedarás
ciego y privado por un tiempo de la luz del sol». En ese mismo momento,
se vio envuelto en oscuridad y tinieblas, y andaba a tientas buscando a
alguien que le tendiera la mano.
21.- Hch 20, 9 Un muchacho llamado Eutico, que se había sentado en el
borde de la ventana, tenía mucho sueño y se dormía mientras Pablo
hablaba, hasta que, vencido por el sueño, se CAYÓ desde el tercer piso.
Cuando lo levantaron, estaba muerto.
22.- Heb 3, 17 ¿Y contra quiénes se irritó Dios durante cuarenta años?
¿No fue contra los que habían pecado y cuyos cadáveres quedaron
TENDIDOS en el desierto?
23.- Ap 8, 10 Cuando el tercer Ángel tocó la trompeta, un astro enorme
que ardía como una antorcha CAYÓ del cielo sobre la tercera parte de los
ríos y de los manantiales.
24.- Ap 11, 13 En ese momento se produjo un violento temblor de tierra
que DERRUMBÓ la décima parte de la Ciudad, y el terremoto ocasionó la
muerte de siete mil personas: los sobrevivientes quedaron atemorizados
y alabaron al Dios del cielo.
25.- Ap 14, 8 Un segundo Ángel lo siguió, anunciando: «Ha CAÍDO, ha
CAÍDO la gran Babilonia, la que ha dado de beber a todas las naciones el
vino embriagante de su prostitución».
26.- Ap 18, 2 Y gritó con voz potente: «¡Ha CAÍDO, ha CAÍDO Babilonia,
la grande! Se ha convertido en refugio de demonios, en guarida de toda
clase de espíritus impuros y en nido de aves impuras y repugnantes.

13 Veces en Aoristo, Participio, Activo, nominativo, masculino, SINGULAR.


1.- Mt 4, 9 y le dijo: «Te daré todo esto, si te POSTRAS para adorarme».
2.- Mt 18, 26 El servidor se ARROJÓ a sus pies, diciéndole: "Señor, dame
un plazo y te pagaré todo".
3.- Mt 18, 29 El otro se ARROJÓ a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y
te pagaré la deuda".
4.- Mt 21, 44 En cuanto a la piedra, el que CAIGA sobre ella, se estrellará,
y a quien la piedra le caiga encima, lo aplastará (ALGUNAS VERSIONES
OMITEN ESTE VERSO)
5.- Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió
violentamente al niño, que CAYÓ al suelo y se revolcaba, echando
espuma por la boca.
6.- Lc 5, 12 Mientras Jesús estaba en una ciudad, se presentó un hombre
cubierto de lepra. Al ver a Jesús, se POSTRÓ ante él y le rogó: «Señor, si
quieres, puedes purificarme».
7.- Lc 8, 41 De pronto, se presentó un hombre llamado Jairo, que era jefe
de la sinagoga, y CAYENDO a los pies de Jesús, le suplicó que fuera a su
casa.
8.- Lc 20, 18 El que CAIGA sobre esta piedra quedará destrozado, y aquel
sobre quien ella caiga, será aplastado».
9.- Jn 12, 24 Les aseguro que si el grano de trigo que CAE en la tierra no
muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.
10.- Hch 5, 5 Al oír estas palabras, Ananías CAYÓ muerto. Un gran temor
se apoderó de todos los que se enteraron de lo sucedido.
11.- Hch 9, 4 Y CAYENDO en tierra, oyó una voz que le decía: «Saulo,
Saulo, ¿por qué me persigues?».
12.- Hch Cuando Pedro entró, Cornelio fue a su encuentro y se POSTRÓ a
sus pies.
13.- 1 Cor 14, 25 Así quedarán manifiestos los secretos de su corazón, y
él, CAYENDO de rodillas, adorará a Dios y proclamará que Dios está
realmente entre ustedes.

12 Veces en Aoristo, Indicativo, Activo, 3ra persona, PLURAL.


1.- Mt 17, 6 Al oír esto, los discípulos CAYERON con el rostro en tierra,
llenos de temor.
2.- Jn 18, 6 Cuando Jesús les dijo: «Soy yo», ellos retrocedieron y
CAYERON en tierra.
3.- 1 Cor 10, 8 No forniquemos, como algunos de ellos, y por eso, en
castigo, MURIERON veintitrés mil en un solo día.
4.- Heb 11, 30 Por la fe, CAYERON los muros de Jericó, después que el
pueblo, durante siete días, dio vueltas alrededor de ellos.
5.- Ap 5, 8 Cuando tomó el libro, los cuatro Seres Vivientes y los
veinticuatro Ancianos se POSTRARON ante el Cordero. Cada uno tenía un
arpa, y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los
Santos.
6.- Ap 5, 14 Los cuatro Seres Vivientes decían: «¡Amén!», y los Ancianos
se POSTRARON en actitud de adoración.
7.- Ap 6, 13 Los astros del cielo CAYERON sobre la tierra, como caen los
higos verdes cuando la higuera es sacudida por un fuerte viento.
8.- Ap 7, 11 Y todos los Ángeles que estaban alrededor del trono, de los
Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se POSTRARON con el rostro en
tierra delante del trono, y adoraron a Dios,
9.- Ap 11, 16 Y los veinticuatro Ancianos que estaban sentados en sus
tronos, delante de Dios, se POSTRARON para adorarlo, diciendo:
10.- Ap 16, 19 La gran Ciudad se partió en tres y las ciudades paganas se
DERRUMBARON. Dios se acordó de la gran Babilonia y le dio de beber la
copa donde fermenta el vino de su ira.
11.- Ap 17, 10 También simbolizan a siete reyes: cinco de ellos han
CAÍDO, uno vive y el otro todavía no ha llegado, pero cuando llegue,
durará poco tiempo.
12.- Ap 19, 4 Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro Seres
Vivientes se POSTRARON para adorar a Dios, que está sentado en el
trono, y exclamaban: «¡Amén, aleluya!».

5 Veces en Presente, Indicativo, Activo, 3ra persona, SINGULAR.


1.- Mt 17, 15 le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y
está muy mal: frecuentemente CAE en el fuego y también en el agua.
2.- Mc 5,22 Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo,
y al verlo, se ARROJÓ a sus pies,
3.- Lc 11, 17 Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «Un reino
donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas CAEN una sobre otra.
4.- Rom 14, 4 ¿Quién eres tú para criticar al servidor de otro? Si él se
mantiene firme o CAE, es cosa que incumbe a su dueño, pero se
mantendrá firme porque el Señor es poderoso para sostenerlo.
5.- 1 Cor 13, 8 El amor no PASARÁ jamás. Las profecías acabarán, el don
de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá;

5 Veces en Aoristo, Subjuntivo, Activo, 3ra persona, SINGULAR


1.- Mt 21, 44 En cuanto a la piedra, el que CAIGA sobre ella, se estrellará,
y a quien la piedra le caiga encima, lo aplastará (ALGUNAS VERSIONES
OMITEN ESTE VERSO)
2.- Lc 20, 18 El que CAIGA sobre esta piedra quedará destrozado, y aquel
sobre quien ella caiga, será aplastado».
3.- 1 Cor 10, 12 Por eso, el que se cree muy seguro, ¡cuídese de no
CAER!
4.- Heb 4, 11 Esforcémonos, entonces, por entrar en ese Reposo, a fin de
que nadie CAIGA imitando aquel ejemplo de desobediencia.
5.- Ap 7, 16 nunca más padecerán hambre ni sed, ni serán AGOBIADOS
por el sol o el calor.

4 Veces Aoristo, Indicativo, Activo, 1ra persona, SINGULAR.


1- Hch 22, 7 CAÍ en tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por
qué me persigues?".
2.- Ap 1, 17 Al ver esto, CAÍ a sus pies, como muerto, pero él, tocándome
con su mano derecha, me dijo: «No temas: yo soy el Primero y el Último,
el Viviente.
3.- Ap 19, 10 Entonces yo CAÍ a sus pies para adorarlo, pero él me
advirtió: «¡Cuidado! No lo hagas, porque yo soy tu compañero de servicio
y el de tus hermanos que poseen el testimonio de Jesús. El testimonio de
Jesús es el espíritu profético. ¡Es a Dios a quien debes adorar!».
4.- Ap 22, 8 Soy yo, Juan, el que ha visto y escuchado todo esto. Y
cuando terminé de oír y de ver, me POSTRÉ a los pies del Ángel que me
había mostrado todo eso, para adorarlo.

4 Veces en FUTURO, indicativo, pasivo, 3ra persona, PLURAL.


1.- Mt 15, 14 Déjenlos: son ciegos que guían a otros ciegos. Pero si un
ciego guía a otro, los dos CAERÁN en un pozo».
2.- Mt 24, 29 Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días,
el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas CAERÁN del
cielo y los astros se conmoverán.
3.- Lc 21, 24 CAERÁN al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas
las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el
tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.
4.- Ap 24, 10 Los veinticuatro Ancianos se POSTRABAN ante él para
adorarlo, y ponían sus coronas delante del trono, diciendo:

2 Veces en FUTURO, indicativo, medio, 3ra persona, SINGULAR


1.- Mt 10, 29 ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas?
Sin embargo, ni uno solo de ellos CAE en tierra, sin el consentimiento del
Padre que está en el cielo.
2.- Lc 14, 5 Y volviéndose hacia ellos, les dijo: «Si a alguno de ustedes se
le CAE en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida,
aunque sea sábado?».

2 Veces en Aoristo, IMPERATIVO, activo, 2da persona, PLURAL


1.- Lc 23,30 Entonces se dirá a las montañas: ¡CAIGAN sobre nosotros!, y
a los cerros: ¡Sepúltennos!
2.- Ap 6, 16 Y decían a las montañas y a las rocas: «CAIGAN sobre
nosotros, y ocúltennos de la mirada de aquel que está sentado en el trono
y de la ira del Cordero».

2 Veces en PRESENTE, participio, activo, Genitivo, neutral, PLURAL


1.- Lc 16, 21 Que ansiaba saciarse con lo que CAÍA de la mesa del rico; y
hasta los perros iban a lamer sus llagas.
2.- Mt 15, 27 Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros
comen las migas que CAEN de la mesa de sus dueños!»

1 Vez en Imperfecto, indicativo, activo, 3ra persona, SINGULAR


1.- Mc 14, 35 Y adelantándose un poco, se POSTRÓ en tierra y rogaba
que, de ser posible, no tuviera que pasar por esa hora.
1 Vez en Perfecto, indicativo, activo, 2da persona, SINGULAR
1.- Ap 2, 5 Fíjate bien desde dónde has CAÍDO, conviértete y observa tu
conducta anterior. Si no te arrepientes, vendré hacia ti y sacaré tu
candelabro de su lugar preeminente.

1 Vez en Perfecto, participio, activo, acusativo, masculino, SINGULAR


1.- Ap 9, 1 Cuando el quinto Ángel tocó la trompeta, vi una estrella que
había CAÍDO del cielo a la tierra. La estrella recibió la llave del pozo del
Abismo.

1 Vez en Perfecto, participio, activo, acusativo, femenino, SINGULAR


1.- Hch 15, 16 Después de esto, yo volveré y levantaré la choza
DERRUIDA de David; restauraré sus ruinas y la reconstruiré.

1 Vez en Aoristo, Subjuntivo, Activo, 2da persona, PLURAL


1.- St 5, 12 Pero ante todo, hermanos, no juren ni por el cielo, ni por la
tierra, ni de ninguna manera: que cuando digan «sí», sea sí; y cuando
digan «no», sea no, para no ser CONDENADOS.

1 Vez en Aoristo, infinitivo, activo


1.- Lc 16, 17 Es más fácil que dejen de existir el cielo y la tierra, antes
que DESAPAREZCA una coma de la Ley.

1 Vez en Aoristo, subjuntivo, activo, 3ra persona, PLURAL


1.- Rom 11, 11 Yo me pregunto entonces: ¿El tropiezo de Israel
significará su caída definitiva? De ninguna manera. Por el contrario, a raíz
de su CAÍDA, la salvación llegó a los paganos, a fin de provocar los celos
de Israel.

1 Vez en Aoristo, participio, activo, nominativo, neutro, SINGULAR


1.- Lc 8, 14 Lo que CAYÓ entre espinas son los que escuchan, pero con
las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, se van dejando
ahogar poco a poco, y no llegan a madurar.

1 Vez en Aoristo, participio, activo, acusativo, masculino, SINGULAR


1.- Lc 10, 18 Él les dijo: «Yo veía a Satanás CAER del cielo como un rayo.

1 Vez en Perfecto, indicativo, activo, 2da persona, SINGULAR


1.- Ap 2, 5 Fíjate bien desde dónde has CAÍDO, conviértete y observa tu
conducta anterior. Si no te arrepientes, vendré hacia ti y sacaré tu
candelabro de su lugar preeminente.

1 Vez en Aoristo, participio, activo, acusativo, masculino, PLURAL


1.- Rom 11, 22 Considera tanto la bondad cuanto la severidad de Dios: él
es severo para con los que CAYERON y es bueno contigo, siempre y
cuando seas fiel a su bondad; de lo contrario, también tú serás
arrancado.

1 Vez Aoristo, participio, activo, nominativo, masculino, PLURAL


1.- Mt 2, 11 Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y,
POSTRÁNDOSE, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron
dones de oro, incienso y mirra.

1 Vez en presente, participio, activo, nominativo, masculino, PLURAL


1.- Mc 13, 25 Las estrellas irán CAYENDO del cielo, y las fuerzas que
están en los cielos serán sacudidas.

1 Vez en Aoristo, indicativo, activo, 3ra persona, singular


1.- Lc 6, 49 Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es
semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos,
contra la que rompió el torrente y al instante se DESPLOMÓ y fue grande
la ruina de aquella casa.»

Como podemos observar, dicha palabra se traduce en una variedad de


formas, y siempre se muestra diferente a ADORAR, pues cuando alguien
se postra en el sentido de ADORAR, ES CUANDO ES REPRENDIDO, pues la
ADORACIÓN ES SOLO A DIOS, analicen todos los versos, PODEMOS
CONCLUIR QUE POSTRAR ES SOLO UNA POSICIÓN CORPORAL O UN
EVENTO PUNTUAL RELACIONADO CON CAER, DERRUMBAR O DERRIBAR Y
NO UN SIGNO DE ADORACIÓN EN SI MISMO, siempre se hace la
aclaración en los textos.

Espero sea de utilidad para fines de refutación, PUEDE SER COMPARTIDO


Y USADO SIN NINGUNA RESTRICCIÓN, aún sin citar al autor.
¿Existe vida después de la muerte?
Del cuarto capítulo del libro Las sectas frente a la Biblia

(Lo que el autor en su libro ha escrito en forma de nota al pie de página,


en esta edición digital se encuentra entre [ ])

NOTA SOBRE LAS VERSIONES DEL TEXTO SAGRADO: A lo largo de la


obra he utilizado con preferencia mi propia traducción directa del griego
para el Nuevo Testamento, y del hebreo y arameo para el Antiguo. En el
primer caso me he valido del Greek-English New Testament, de Nestlé y
Aland, Editio XXVI, Stuttgart 1981, y en el segundo de la Biblia Hebraica
Stuttgartensia, Editio Minor, Stuttgart 1984. Cito también de las versiones
prestigiosas de la Biblia comunes en el mundo de habla hispana y de las
propias ediciones de las sectas. Las siglas siguientes son las utilizadas en
relación con las diversas traducciones de la Biblia: VNM: Versión del
Nuevo Mundo o Biblia de los Testigos de Jehová; EP: La Santa Biblia, de
Ediciones Paulinas; BJ: Biblia de Jerusalén; NC: Nácar Colunga;VP:
Versión Popular; VM: Versión Moderna; NBE: Nueva Biblia Española; RV:
Reina-Valera. Cuando no se indica referencia, la traducción es mía.

No hace mucho asistí a la proyección de una película altamente sugestiva,


que se titulaba Jesús de Montreal. La cinta, discutible, pero sin duda de lo
más genial que se produjo en los años ochenta, narraba la historia de un
pequeño grupo de actores que escriben un "vía crucis" (un tanto
heterodoxo, dicho sea de paso) y lo representan en el recinto de un
santuario católico. Progresivamente irán viendo cómo el contacto con la
persona de Jesús cambia sus vidas. Ahora bien, en medio de las
inquietudes de aquellos hombres y mujeres surge el interrogante de la
muerte como algo innato al ser humano; y, frente a él, la esperanza que
proporciona Jesús de que con la muerte no concluye todo.

En buen número de casos, esa intuición grabada en el interior del hombre


(que lleva en su corazón el anhelo de eternidad según el autor de Qo 3,1
l) ["Anhelo de infinito" ha traducido, muy acertadamente a nuestro juicio,
la Biblia de Ediciones Paulinas. La expresión hebrea olam(eternidad) ha
sido, sin embargo, traducida en la versión del Nuevo Mundo por "tiempo
indefinido".] aparece vinculada a la certeza de que no sólo nuestra vida
prosigue tras la muerte física, sino que además existe una remuneración
para el bien y el mal, consecuencia de un juicio divino. Quizá uno de los
ejemplos paradigmáticos de cómo llegar a esta conclusión se halle en la
filosofía de Kant, que, en su Crítica de la razón práctica formulaba la
necesidad imperativa de que el alma fuera inmortal y de que se produjera
un juicio retributivo tras esta vida.

Pues bien, este cúmulo de anhelos y certidumbres milenarios que


aparecen, nos atrevemos a decir, en el propio inconsciente colectivo de
los pueblos, es negado obstinadamente por las sectas. En ellas existe una
testarudez absoluta en negar la posibilidad de un castigo del mal, bien
porque se afirma que el tal no existe (Adventistas del Séptimo Día y
Testigos de Jehová), bien porque se difiere eternamente (caso de las
sectas que enseñan la reencarnación). En el caso de adventistas y
testigos se rechaza además la idea de un juicio de los inicuos. [Como ya
he señalado anteriormente, los Testigos de Jehová (mal que les pese) no
son nada originales en sus planteamientos, pues se limitan a copiar de
manera directa la teología de los adventistas sobre el tema (cf. CÉSAR
VIDAL MANZANARES, El infierno de los sectas, pp. 65ss; J. VAN
BAALEN, El caos de las sectas, p. 239, y E. C. GRUSS, Apostles of
denial, p. 55). Otro tanto podría señalarse de la Iglesia del Dios universal,
creación del "profeta" recientemente fallecido Herbert Armstrong.]

Intentaremos, pues, mostrar primero qué enseñan las sectas citadas


sobre la vida después de la muerte, y posteriormente lo que la Biblia
indica realmente al respecto.

1. Los argumentos de las sectas para negar la supervivencia tras la


muerte, así como la existencia del infierno

Las sectas dicen: "La Biblia enseña que con la muerte acaba todo, puesto
que el alma es mortal"; la enseñanza de adventistas y testigos insiste en
que el alma es mortal y que no se produce consciencia tras la muerte.
Examinemos, pues, los supuestos argumentos al respecto.

- Ezequiel 18,4: "Miren. Todas las almas... a mí me pertenecen. Como el


alma del padre, así igualmente el alma del hijo... a mí me pertenecen. El
alma que peca.... ella misma morirá" (VNM).

De este texto (dotado, por cierto, de una sintaxis horripilante en la


versión de los testigos) deducen las sectas que el alma es mortal y, por lo
tanto, que todo concluye con la muerte física. Tal tesis se basa en una
ignorancia bíblica de considerable calibre.

Los sectarios no han sabido distinguir (como lo hace la Biblia) entre


muerte espiritual y muerte corporal. La muerte implica en la Biblia
fundamentalmente la idea de separación. La muerte corporal no es sino la
separación entre el cuerpo y el alma. Repetidos pasajes de la Biblia hacen
referencia a una concepción que indica que la muerte está marcada por la
salida del alma del interior del cuerpo (cf Gén 35,18).

La idea de la muerte espiritual o muerte del alma arranca del mismo


concepto de separación. Cuando se habla de un alma muerta, se hace
referencia en la Biblia a la separación que opera el pecado entre ésta y
Dios, pero no se implica en absoluto que el alma sea mortal o que en el
momento de la muerte el ser humano como tal deje de existir. Es cierto
que el pecado significa la muerte del alma; pero éste es un término
simbólico que no indica ni inconsciencia ni mortalidad real. Un ejemplo
claro de que esto es así lo hallamos por ejemplo en Ef 2,1, donde leemos:
"Además, a ustedes (Dios los vivificó), aunque estaban muertos en sus
ofensas y pecados" (TNM).

Cualquier adventista o testigo sabe que Pablo habla en este pasaje de


muerte en sentido espiritual y, por lo tanto, simbólico. No está diciendo
que aquella gente pecadora estuviera literal y físicamente muerta, sin
sentir ni padecer. No. Lo que Pablo dice es que sus pecados les habían
producido una muerte espiritual, una separación de Dios, una alienación
del creador, si bien, no cabe la menor duda, habían seguido vivos y
sintiendo en medio de esa muerte espiritual, puesto que posteriormente
escucharon la predicación del apóstol y la aceptaron como mensaje de
salvación.

En el mismo sentido dice Sant 5,20 (otro de los textos preferidos por
estas sectas) que el que hace que un pecador se arrepienta salva su alma
de la muerte. La exégesis es sencilla: aquel que hace que un pecador se
vuelva de su estado pecaminoso, está logrando que se salve de un estado
de muerte del alma; no porque no se sienta ni se sufra, sino porque hasta
entonces ha habido una separación absoluta entre él y Dios.

El sentido de los textos en que se habla de "muerte del alma" es tan


palpable que estamos seguros de que si no fuera por las anteojeras que
coloca la secta a sus adeptos, éstos lo verían con toda su claridad. Y es
que la Biblia lo enseña con transparencia meridiana. Vayamos, por
ejemplo, a Apocalipsis (Revelación en la denominación groseramente
anglosajona de los testigos) 6,9-11: "Y cuando abrió el quinto sello, vi
debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la
palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. Y
clamaban con voz fuerte, y decían: ¿Hasta cuándo, Señor soberano santo
y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los
que moran en la tierra? Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa
blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta
que se completara también el número de sus coesclavos y de sus
hermanos, que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo
habían sido".

No parece que el texto ofrezca la menor duda acerca de lo que sucede


con las almas de los muertos (justos en este caso). No sólo no han
muerto y han dejado de sentir, sino que además claman ante Dios,
pueden esperar (¿nos imaginamos esperando a algo o alguien que
carezca de vida?) y pronuncian frases completas. Para estar muertas,
estas almas parecen muy poco coherentes... a menos que las doctrinas
de testigos y adventistas al respecto sean erróneas.

-Qohélet 9,5: Dice así en la Versión del Nuevo Mundo: "Porque los vivos
tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no
tienen conciencia de nada en absoluto, ni tienen ya más salario, porque el
recuerdo de ellos se ha olvidado".

De acuerdo con la muy peculiar exégesis de adventistas y testigos, aquí


se nos enseña que los muertos están inconscientes, de lo que se
desprende que no hay vida tras la muerte. Antes de pasar a contestar a
esa objeción desearía hacer algunas puntualizaciones. En primer lugar
hay que tener en cuenta el contexto que proporciona el libro de Qohélet.
En éste, hasta llegar al capítulo 12, el autor reproduce lo que el hombre
carnal ve "debajo del sol"; de tejas para abajo, que diríamos nosotros. No
pretende sino hacerse eco de lo que pensaría uno que no contara con lo
que hay "arriba del sol". Teniendo esto en cuenta, se explica el tono de
cierto epicureísmo despreocupado y de una innegable amargura que
rezuman algunas de sus expresiones. Por ello, intentar basar una doctrina
en frases aisladas del Qohélet es mala teología y peor exégesis. No
obstante lo anterior, hay que señalar que el pasaje de Qo 9,5 no enseña
que los muertos estén inconscientes, sino que ignoran algunas
circunstancias. La expresión hebrea que la VNM traduce por "no tienen
conciencia de nada en absoluto" es "'ynm yodtsym m'umh", literalmente
traducido: "no saben nada". Ahora bien, el no saber, el ignorar, no es lo
mismo (como pretenden adventistas y testigos) que estar inconscientes,
sin sentir ni padecer. Millones de personas en este planeta ignoran o no
saben, pero viven, sufren y sienten.

A los muertos se les olvida generalmente con el tiempo y ya no reciben


nada de los vivos, y además ignoran en términos generales qué sucede
"debajo del sol"; pero de eso no se desprende que no sientan. Pretender
dar ese contenido al texto implica un prejuicio interpretativo injustificable
en un lector imparcial y honesto del texto sagrado. Esta cuestión la
examinaremos más atentamente en el apartado siguiente de este
capítulo.

- Salmo 146,4: Dice así en la VNM: "Sale su espíritu, él vuelve a su suelo;


en ese día de veras perecen sus pensamientos".
La exégesis de testigos y adventistas interpreta el pasaje como una clara
referencia a que tras la muerte el ser humano deja de pensar y, por lo
tanto, queda inconsciente, aniquilado. Pero el texto no está hablando para
nada de actividad mental o psicológica. La palabra hebrea que se traduce
aquí por "pensamientos" es 'stnio, es decir, "sus proyectos" [Así, por citar
sólo unos ejemplos, la versión latinoamericana traduce "proyectos", la
versión de Ediciones Paulinas vierte "proyectos" y la Biblia de Jerusalén
"proyectos".]. Lo que el salmista está diciendo no es que el hombre queda
deshecho con la muerte (como la doctrina de adventistas y testigos
enseña), sino que no confiemos en los hombres poderosos (v. 3); y esto
por una razón muy simple: se mueren, y todos los proyectos que tenían
desaparecen con ellos (v. 4) Nuestra esperanza, por el contrario, debe
descansar en Dios (v. 5ss). Mucho nos tememos que adventistas y
testigos, que han puesto su confianza en seres humanos poderosos que
les enseñaban que no había nada tras la muerte, pueden llevarse una
sorpresa; y no es para menos si consideramos que su punto de vista se
basa en un desconocimiento de lo que significa la muerte del alma en la
Biblia y en un par de pasajes descontextuados.

Como hemos tenido ocasión de ver, y seguiremos contemplando en las


siguientes páginas, la Biblia enseña que el ser humano sigue viviendo tras
la muerte y que afronta un juicio por aquello que haya sido su vida.

Las sectas dicen: "La Biblia enseña que el infierno es un lugar de


inconsciencia y destrucción".

El siguiente punto que pretende demostrar la teología de testigos y


adventistas es que el infierno no es una enseñanza bíblica. La palabra
española "infierno" (según pretenden ellos) traduce el hebreo sheol en el
Antiguo Testamento y su equivalente hades del Nuevo Testamento, así
como la expresión gehenna. Según ambas sectas, ninguno de estos
términos significa ni un lugar en que se tenga consciencia tras la muerte,
ni mucho menos un sitio donde se reciba un
castigo. Sheol y hades equivaldrían entonces a "sepulcro", y gehenna a
un quemadero o basurero asentado a las afueras de Jerusalén, que
simbolizaría, por tanto, la destrucción eterna de los inicuos, pero no un
lugar de castigo o tormento. Dado el encono con que los adeptos de
ambas sectas defienden tales interpretaciones, presuntamente basadas
en el hebreo y el griego, el profano en la materia puede llegar a pensar
que algo de razón tendrán. Lo más triste es que sólo están repitiendo los
disparates que les han enseñado sus dirigentes y que ellos han tragado
sin el menor juicio crítico.

En primer lugar, hay que dejar bien sentado que


ni sheol ni hades significan sepulcro o tumba, como pretenden estas
sectas. El hebreo tiene una palabra específica para sepulcro, que es qbr, y
como tal es utilizada en el Antiguo Testamento; v.g.: Gén 23,4. En cuanto
al griego, también cuenta con una expresión muy concreta para decir
sepulcro, que es mnemeion; v.g., Lc 24,2. De esta manera una de las
primeras presuposiciones de ambas sectas se revela falsa de arriba abajo.

En segundo lugar hay que señalar que la Biblia no indica que tanto en
el sheol como en su equivalente griego hades haya ausencia de
consciencia. En el Antiguo Testamento, por el contrario, hay diversos
ejemplos de que los seres que lo pueblan actúan, comprenden y hablan.
Citemos algunos de estos casos, que serán más elocuentes que mis
explicaciones:

"Aun el sheol debajo se ha agitado a causa de ti a fin de venir a tu


llegada. A causa de ti ha despertado a los que están impotentes en la
muerte, a todos los caudillos de la tierra semejantes a cabras. Ha hecho
que todos los reyes de las naciones se levanten de sus tronos. Todos ellos
se expresan y dicen: ¿A ti mismo también se te ha hecho débil como
nosotros? ¿A nosotros se te ha hecho comparable?" (Is 14,910) (VNM).

El pasaje no puede ser más evidente. El rey de Babilonia desciende


al sheol (que, como puede verse, no es el sepulcro); y aquello provoca
una viva reacción entre las gentes, especialmente los dirigentes, que
habían llegado al mismo con anterioridad. Y no sólo eso, sino que además
gritan y preguntan al rey de Babilonia. Desde luego, no deja de ser una
conducta curiosa para sujetos que, de aceptar la tesis de adventistas y
testigos, no tienen consciencia, ni sufren ni padecen. El profeta Isaías,
como podemos ver en su libro, sustenta una tesis diametralmente
opuesta a la de estas sectas.

Veamos un ejemplo más: "Los hombres de nota de los poderosos


hablarán aún a él, con sus ayudantes, de en medio del sheol" (Ez 32,21).

El pasaje (traducido del inglés a un castellano pésimo) una vez más


expresa una tesis similar a la de Isaías. En este caso se anuncia el
descenso al sheol del faraón de Egipto. Pues bien, el profeta indica sin
lugar a dudas que cuando descienda al mismo el monarca egipcio, de en
medio del sheol se alzarán voces que le hablen a él y a sus ayudantes.
Pero ¿cómo va a hablar nadie si ni sienten ni padecen, según las doctrinas
jehovistas y adventistas? Y ¿cómo hablan si las almas del faraón y de sus
ayudantes, de ser cierta la teología jehovista y adventista, no podrían oír,
porque son mortales y no están conscientes? El texto no deja lugar a
dudas: una vez más un profeta de Dios sostiene una doctrina contraria a
los "profetas", Ellen White y Russell. Los muertos están conscientes en un
lugar y desde su interior se dirigen unos a otros.

Y es que ambas sectas desconocen lo que significa el sheol en el Antiguo


Testamento. Aquél no es, como hemos tenido ocasión de ver, un lugar en
que se está inconsciente, ni tampoco es el sepulcro, sino una manera de
designar el estado posterior a la muerte física, pero sin implicar en
absoluto inconsciencia.

Por eso no es de extrañar que Jacob o Job en momentos de tremenda


desesperación ansiaran ir al sheol o, dicho en lenguaje vulgar, quisieran
morirse y salir de la tristeza de este mundo. No esperaban dejar de existir
(poco consuelo era ése), sino pasar a un plano diferente en el que ya no
padecerían los sufrimientos de este mundo, pero en el que tampoco todo
sería inconsciencia.

Pasemos ahora al significado del término gehenna. Argumentan testigos y


adventistas que el mismo sólo es un símbolo de destrucción, que arrancó
de un basurero situado a las afueras de Jerusalén. ¿Es esto cierto? Es
cierto que el nombre gehenna o gehinnon deriva del valle del Hinnon, que
era un basurero ya mucho antes de la época de Jesús, pero no lo es que
simbolizara un lugar de aniquilación. Todo lo contrario. El significado que
le han dado siempre los judíos ha sido el de un lugar de castigo
consciente para los malvados [Para un estudio más amplio del
pensamiento del rabinismo judío sobre el gehenna y su significado de
castigo consciente de los malvados después de esta vida, cf A.
COHEN, Everyman's Talmud, New York 1975, pp. 376ss; A.
EDERSHEIM, The life and times of Jesus the Messiah, vol. II, Grand
Rapids 1976, 79lss.].

La idea del gehenna (denominado gehinnon o valle del Hinnon en algunas


de las fuentes judías) como lugar de tormento consciente viene en buena
parte de los rabinos judíos anteriores y contemporáneos a Jesús, del
estudio del texto de Dan 12,2, donde se dice: "Y habrá muchos de los que
están dormidos en el suelo de polvo que despertarán, éstos a vida de
duración indefinida y aquéllos a oprobios (y) a aborrecimiento de duración
indefinida" (VNM). El destino de la humanidad queda claro: para unos es
vida eterna y para otros oprobio eterno.

Así en Eccles. R. III, 9 enseñaban los rabinos: "En el más allá los inicuos
serán sentenciados a la gehenna y murmurarán contra el Santo, bendito
sea, diciendo: 'Buscamos tu salvación y nos ha caído esta desgracia'. Pero
él les contesta '¿Cuando estabais en la tierra no luchabais y peleabais y
cometíais toda clase de mal?"'

El texto rabínico es elocuente: los malos son destinados


al gehenna o gehinnon; y éste es un lugar de castigo consciente, y no un
lugar de aniquilación total, como pretenden jehovistas y adventistas.

No es menos clara una obra atribuida al historiador judío Flavio Josefo,


casi contemporáneo de los apóstoles, titulada el Discurso a los griegos
acerca del hades. En ella Josefo intenta explicar a los no-judíos lo que el
pueblo de Israel entendía por hades y por gehenna, y dice así:

"El hades es un lugar donde están retenidas las almas de los justos y los
injustos... En esta región hay un cierto lugar aparte, como un lago de
fuego inextinguible... Los injustos y aquellos que han sido desobedientes
a Dios y han honrado a los ídolos, como lo han sido las vanas invenciones
de los hombres, serán enviados por el juicio de Dios a este castigo
eterno" [Hemos traducido del texto griego publicado en
Josephus, Complete Works, Grand Rapids 1978.]5.

Desde luego queda patente que cuando Josefo mostró a los no-judíos lo
que pensaban sus correligionarios acerca del hades y la existencia de
ultratumba, ni lejanamente hizo referencia a algo que se pareciera a las
doctrinas de adventistas o testigos.

Lo primero que uno debe hacer cuando estudia una cultura es aprender lo
que significan los distintos términos en la lengua hablada por la misma. Si
los "profetas" jehovistas y adventistas hubieran sido más honestos y
prudentes, habrían consultado las fuentes judías, bíblicas y extrabíblicas
para saber qué entendían éstas por términos como sheol y gehenna. Así
se hubieran ahorrado la formulación de despropósitos como los de
enseñar que el sheol es el sepulcro, que el gehenna es la destrucción y
que no hay consciencia (mucho menos un castigo consciente) tras la
muerte. Y se lo hubieran ahorrado, porque las fuentes de que disponemos
son claras al respecto.

Pero es que, por si esto fuera poco, el Nuevo Testamento enseña


claramente la doctrina de un castigo eterno. Podrá gustar o no gustar,
podrá resultar más o menos atrayente; pero lo que no se puede negar es
que la enseñaron Jesús y los apóstoles. Brevemente vamos a acercarnos
a la misma.

Jesús enseñó acerca de un castigo para los malos, en el que habría


tinieblas, llanto y crujir de dientes. Veamos algún ejemplo: "Los hijos del
reino serán echados a la oscuridad de afuera. Allí es donde será su llanto
y el crujir de (sus) dientes" (Mt 8,12) (VNM). "Y los arrojarán en el horno
de fuego. Allí es donde será (su) llanto y el crujir de (sus) dientes" (Mt
13,42) (VNM). "Y lo castigará con la mayor severidad y le asignará su
parte con los hipócritas. Allí es donde será (su) llanto y el crujir de (sus)
dientes" (Mt 24,51) (VNM). Otros textos similares: Mt 25,30 y Lc 13,28.

Contra lo que puedan pensar testigos y adventistas, el castigo no es un


estado de inconsciencia. Es llanto y crujir de dientes. Mucho nos tememos
que, salvo que esas acciones pueda desarrollarlas un ser insensible e
inconsciente, la doctrina de estas sectas no es la misma que la que
enseñó Jesús.

Jesús simbolizó este castigo de los injustos por medio del fuego: "Mejor
es entrar en la vida manco y cojo, que con dos manos o dos pies ser
echado al fuego eterno" (Mt 18,8) (VNM). "Mejor te es entrar con un solo
ojo en el reino de Dios que con dos ojos ser arrojado al gehena, donde su
cresa no muere y el fuego no se apaga" (Mc 9,47-48) (VNM) "...el rico
murió y fue sepultado. Y en el hades alzó los ojos, mientras existía en
tormentos, y vio de lejos a Abrahán y a Lázaro en (la posición del) seno
con él. De modo que llamó y dijo: Padre Abrahán, ten misericordia de mí
y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque
mi lengua, porque estoy en angustia en este fuego llameante" (Lc 16,
2lb-24) (VNM). Otros textos similares en Mt 3,12; 5,29-30, y Mc 9,43.

Desearía detenerme un poco más en este último pasaje. Aunque


admitamos que puede existir en el mismo un cierto colorismo hiperbólico
propio del entorno semita de Jesús, lo cierto es que enseña que tras la
muerte los seres humanos son separados en salvados y condenados, y
mientras los primeros reciben un premio, los segundos ven recaer sobre
ellos su justo castigo. Adventistas y Testigos de Jehová aducen que el
pasaje es una parábola, y por tanto lo que dice no puede tomarse como
muestra del pensamiento de Jesús sobre el tema. Tal afirmación, aparte
de ser totalmente gratuita, sólo denota un desconocimiento absoluto de lo
que es una parábola. Ésta, que en hebreo recibe el nombre de mashal, es
un relato absolutamente verosímil y tomado de la vida cotidiana, con un
significado didáctico adicional. Así, en la parábola del sembrador no se
nos dice que el sembrador arrojaba simiente de trigo y crecían melones,
sino que se nos narra un hecho real: hay simiente que se pierde y otra
que da fruto. En la parábola de la red tampoco se nos dice que recogían
del mar dragones, sino peces, que luego se separaban de manera lógica.
No hay una sola parábola de Jesús que no relate hechos lógicos, naturales
y verosímilmente reales; y cuesta creer que la del hombre rico y Lázaro
fuera a ser una excepción simplemente porque así les complace a
adventistas y testigos.

En esta parábola (que, por supuesto, tiene también un significado más


profundo) se narra algo que, como hemos visto, todo judío
contemporáneo de Jesús sabía: que Dios juzga tras la muerte; que
mientras unos son salvos, otros se ven condenados, y que esa condena
implica tormento y angustia.

Pero es que, además, la parábola resultaba tan clara en su enseñanza (en


contra del enrevesamiento de adventistas y testigos), que los discípulos
de Jesús no tuvieron que preguntarle por su significado, como sucedió en
otros casos. ¿No lo hubieran hecho de ver que Jesús no sólo les daba una
enseñanza extraña sino que además lo hacía contradiciendo las ideas
bíblicas acerca del infierno y la supervivencia tras la muerte, como
pretenden adventistas y testigos? Indudablemente que sí; sólo que para
los discípulos, como para los que lo oían, lo que hubiera resultado
antibíblico no era la enseñanza de Jesús sobre el castigo de ultratumba,
sino una semejante a la de jehovistas y adventistas.

Jesús enseñó que el castigo de los malvados era eterno. Ya ha quedado


esto apuntado en algunos de los textos que hemos visto, pero vamos a
observarlo en uno más. Se trata de Mt 25,46: "E irán éstos al castigo
eterno y los justos a la vida eterna".

El texto no puede ser más claro: en el juicio en el que todo ser humano
se enfrentará ante Dios habrá dos clases de personas: los justos, que
tendrán vida eterna, y los injustos, que tendrán un castigo también
eterno. El texto es tan revelador que los dirigentes de la Wachtower no
han tenido el menor reparo en falsearlo de la siguiente manera: "Y éstos
partirán al cortamiento eterno" (VNM).

Ahora bien, la palabra que se traduce por "castigo" o "tormento" en todas


las versiones es el término griego kólasis, que sólo vuelve a aparecer en
el Nuevo Testamento en 1Jn 4,18, y que no puede traducirse por
"cortamiento" bajo ningún concepto (como, de hecho, no lo hacen los
testigos en este último caso). Su forma verbal (koladso) aparece en He
4,21 y 2Pe 2,9. Curiosamente, en el primer caso la Wachtower traduce
correctamente por "castigar" (traducir que los sumos sacerdotes
amenazaron a los apóstoles con "cortarlos" hubiera sido excesivo hasta
para la Wachtower), pero en el segundo vuelve a repetir el despropósito
de "cortar". La idea, sin embargo, queda clara en el idioma griego del
original, como se revela en He 4,21. La palabra significa "castigo", y el
"castigo eterno" ya hemos visto que va unido a ideas como las de fuego,
angustia, llanto, crujir de dientes, etc.

Jesús enseñó que había diversos grados en el castigo. Si la tesis de


adventistas y testigos fuera cierta, no cabría esperar que nadie recibiera
un castigo mayor que otro. A fin de cuentas, todos los injustos recibirían
una destrucción similar Pero como la Biblia no enseña tal doctrina y
además Dios es justo, lo que Jesús dejó bien claro en multitud de
ocasiones es que el castigo varía en intensidad de unos a otros. Veamos
algún ejemplo: "Les será más soportable en el día del juicio a Tiro y a
Sidón que a ustedes" (Mt 11,22) (VNM). "Ellos son los que devoran las
casas de las viudas y por pretexto hacen largas oraciones; éstos recibirán
juicio más pesado" (Mc 12,40) (VNM). Ver en el mismo sentido Lc 20,47 y
1Ped 2,20.

Lo cierto es que el sentido común hace que uno espere que el ladrón
irredento reciba menos castigo, por ejemplo, que el asesino voluntario y
no arrepentido de millones de personas. Así mismo parece evidente que
no se puede juzgar igual el pecado del que recibió luz (como algunos
fariseos de la época de Jesús) y, además, so capa de religión quebrantó la
ley de Dios, que el de la persona que no recibió el mismo grado de luz.
Tan evidente es esto que no nos extraña que así lo enseñara Jesús. Pues
bien, la señora White y los testigos no lo consideraron así. No sólo se
permitieron negar el castigo consciente de los condenados, sino que
además igualaron las suertes de los seres humanos sin contar con que
hasta entre los injustos hay diferencias no despreciables.

Guste o no a los adventistas o testigos, sus tesis carecen de la más


mínima base histórica, lingüística y exegética; y, lo que es peor, incurren
en ocultar al hombre su estado de perdición y las consecuencias terribles
del mismo. Sobre este aspecto volveremos más adelante.

Las sectas dicen: "La Biblia enseña que sólo resucitarán los justos". Como
triste colofón de las tesis adventistas y jehovistas sobre el estado de los
muertos aparece la afirmación de que sólo resucitarán los justos. En
cierta medida, y visto desde su óptica, es lógico: ¿qué finalidad tiene
resucitar a unos seres inconscientes para volverlos a deshacer
eternamente? Mejor que se queden como están, sin sentir ni padecer.

El problema es que esta enseñanza colisiona frontalmente con la


enseñanza de la Biblia. Ya hemos visto antes cómo Dan 12,2 indica que al
final de los tiempos resucitará la humanidad o para recibir vida eterna o
para ver cómo recae encima de ella el castigo del oprobio eterno.

En armonía con esta enseñanza del Antiguo Testamento, tanto Jesús


como los apóstoles enseñaron que habría resurrección de justos e
injustos, de buenos y malos, y no sólo de los primeros. Veámoslo: "No se
maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en
las tumbas conmemorativas oirán su voz, y saldrán los que hicieron cosas
buenas a una resurrección de vida; los que practicaron cosas viles, a una
resurrección de juicio" (Jn 5,2829) (VNM). "Tengo esperanza en cuanto a
Dios, esperanza que estos mismos también abrigan, de que va a haber
resurrección, así de justos como de injustos" (He 24,15) (VNM). "Y el mar
entregó a los muertos que había en él y la muerte y el hades entregaron
los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según
sus hechos" (Ap 20,13).

Precisamente esta negación de la doctrina bíblica de una resurrección


universal hace que adventistas y jehovistas puedan negar con una
aparente seguridad la doctrina también escrituras de un castigo eterno.
Un ejemplo de ello se encuentra en su exégesis viciada de Ap 20. En este
capítulo se nos dice en primer lugar lo siguiente: "El diablo que los estaba
extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde (ya estaban)
tanto la bestia salvaje como el falso profeta, y serán atormentados día y
noche para siempre jamás" (Ap 20,10) (VNM).

A cualquiera que sepa leer el pasaje le resulta evidente: el diablo fue


arrojado al lago de fuego y de azufre, que, como ya hemos visto en el
judío Josefo, es el nombre que se le daba al lugar de castigo de los
injustos, y en él será atormentado eternamente junto al anticristo y el
falso profeta.

Sólo unos versículos más abajo se señala que éste es el destino que
espera también a la humanidad no redimida: "Y la muerte y el hades
fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el
lago de fuego" (Ap 20,14).

La idea es clara: la muerte (los cuerpos de los muertos injustos) y el


hades (los espíritus de los muertos injustos) fueron arrojados a la muerte
segunda [Es evidente que nos hallamos aquí ante una figura literaria,
consistente en expresar el continente por el contenido. Así nosotros
hablamos de bebernos un vaso, cuando en realidad lo que bebemos es el
vino que hay dentro. De la misma manera decimos que Gran Bretaña
declaró la guerra a Francia, cuando en realidad son los habitantes de Gran
Bretaña (y no sus ríos o sus montañas) los que entran en guerra con los
de Francia. Esta misma figura es la empleada aquí por el autor de
Apocalipsis: la muerte (los cuerpos) y el hades (los espíritus) fueron
arrojados al tormento eterno.]. Ahora bien, puede preguntarse el lector:
¿Qué es la muerte segunda? La respuesta es fulminante: el lago de fuego,
es decir, el lugar en que, según el versículo 14 de este mismo capítulo,
serán atormentados eternamente los réprobos.

Los adeptos adventistas y jehovistas se sienten muy orgullosos de lo que


entienden como una comprensión correcta sobre el estado del hombre
tras la muerte y su destino eterno. Resulta patético ver hasta qué punto
tales ilusiones no se corresponden en absoluto con lo que enseña la
Biblia.

2. La esperanza del creyente en la Biblia

Puede que algún lector sienta un cierto regusto amargo tras leer las
páginas precedentes. Es comprensible. Conceptos como los de pecado,
responsabilidad personal, juicio final e infierno no resultan agradables
para los oídos del hombre moderno; pero si creemos lo que cuenta Lucas
en los Hechos de los Apóstoles en relación con el romano Félix (He
24,25), ése no ha sido nunca tema grato para oídos poco dispuestos al
arrepentimiento.

La enseñanza de la Biblia es clara y contundente: el hombre se ha


separado de Dios por su propio pecado y nada puede hacer por sí mismo
para reparar esa situación. El amor de Dios se ha manifestado
precisamente en el hecho de enviar a su Hijo a morir en nuestro lugar en
la cruz para darnos vida eterna (Jn 3,16). No es de poco de lo que nos
salva el amor de Dios, sino de un castigo de dimensiones posiblemente
inconcebibles para nosotros; y ser conscientes de ello resulta
indispensable para comprender, aunque sea en mínima parte, el amor de
Dios.

La esperanza del creyente es precisamente el estar unido, de una manera


que no podemos imaginar siquiera, con el Dios de amor que se encarnó
para morir por nosotros. Veamos lo que enseña a este respecto el Nuevo
Testamento:
El creyente tiene su esperanza en el cielo. Quizá uno de los aspectos más
peregrinos de la teología de los testigos sea el de afirmar que sólo
144.000 personas irán al cielo, mientras que la inmensa mayoría de los
salvos, la denominada "gran muchedumbre", quedará en un paraíso en la
tierra. He de señalar que tal doctrina es relativamente reciente en el
jehovismo, que inicialmente sostenía la enseñanza bíblica al respecto [Ver
al respecto CÉSAR VIDAL MANZANARES, El infierno de las sectas, Bilbao
1989, 65ss]. No obstante, es defendida de una manera tan fervorosa por
los jehovistas y resulta a la vez tan fácil de refutar, que, antes de entrar
en el tema propiamente dicho, merece la pena que nos refiramos a esto.

Para ello vamos a ir al texto de Ap 7,9ss, donde se habla de la "gran


muchedumbre", y veremos si se dice que está en un paraíso "made in
Wachtower".

"Después de estas cosas vi, y miren, una gran muchedumbre, que ningún
hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas,
de pie delante del trono y delante del cordero" (Ap 7,9) (VNM).

Mal que les pese a los testigos, este texto no dice que la "gran
muchedumbre" esté en un paraíso en la tierra, sino que está en el cielo,
delante del trono de Dios. Que esto es así queda aún más evidentemente
expuesto unos versículos más abajo, cuando se explica quién es esta gran
muchedumbre: "Éstos son los que salen de la gran tribulación y han
lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del
cordero. Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo
servicio sagrado día y noche en su templo; y el que está sentado en el
trono extenderá su tienda sobre ellos" (Ap 7,14b-15) (VNM).

Si los jehovistas leyeran con un poco de atención la Biblia, en lugar de


permitir que sus dirigentes los teledirijan con las publicaciones de la
Wachtower, verían lo que es evidente en este texto: el premio de los
creyentes que han lavado sus pecados en la sangre de Cristo es estar
ante el trono de Dios sirviéndolo en el cielo.

Que el Apocalipsis señale eso no tiene, por otro lado, nada de particular,
porque ésa es la enseñanza evidente del Nuevo Testamento.

"Regocíjense y salten de gozo, puesto que grande es su galardón en los


cielos" (Mt 5,12) (VNM). "Porque sabemos que si nuestra casa terrestre,
esta tienda, fuera disuelta, hemos de tener un edificio procedente de
Dios, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. "(2Cor 5,1)
(VNM). "A causa de la esperanza que está reservada para ustedes en los
cielos" (Col 1,5) (VNM). Otros textos similares: Mt 6,1920; 19,21; Lc
12,33; Ef 1,3.

Generalmente, los jehovistas suelen argumentar que estos pasajes se


refieren no a la "gran muchedumbre", sino a los 144.000. Tal división de
la Escritura en dos clases de fieles, de manera que el 90 por 100 de lo
escrito en ella no tenga virtualidad para la inmensa mayoría, es algo que
repugna no sólo al sentido común, sino al mismo espíritu cristiano; pero
es que, además, como hemos visto, la "gran muchedumbre" tiene un
destino en el cielo, ante el trono de Dios, y no en el paraíso hechura de la
Wachtower. La Biblia es mucho más coherente en esto que la teología de
cualquier secta.

El creyente espera estar con Cristo. Quizá uno de los aspectos que
resultan más chocantes en la conversación con estos adeptos es la
tremenda ansia que manifiestan de recibir una parcela en el paraíso y lo
poco que les importa la presencia de Cristo. Recuerdo hace años que mi
padre acompañó a una conocida a hablar con unos Testigos de Jehová.
Cuando en el curso de la conversación nuestra amiga preguntó por el
interés que pudieran sentir los jehovistas por estar con Cristo, la
respuesta que recibió fue contundente: "Yo lo que deseo es estar en un
paraíso, y lo demás es secundario". Por increíble y desagradable que
pueda resultar esto para un espíritu medianamente sensible, lo cierto es
que yo he tenido ocasión de atravesar por experiencias similares en
multitud de ocasiones. Ahora bien, ésa no era la esperanza anhelada por
los primeros cristianos. Veamos lo que al respecto señala el Nuevo
Testamento: "Padre, en cuanto a los que me has dado, deseo que, donde
yo esté, ellos estén también" (Jn 17,24) (VNM). Desgraciadamente, si
creemos a las doctrinas de los testigos, el Padre no ha escuchado la
oración de Jesús...

"Porque si nuestra fe es que Jesús murió y volvió a levantarse, así,


también, a los que se han dormido (en la muerte) mediante Jesús, Dios
los traerá con él... Después nosotros los vivientes que sobrevivamos
seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del
Señor en el aire, y así siempre estaremos con (el) Señor" (1Tes 4,14-17)
(VNM).

En buena medida, esta ansia de estar con Dios es algo que tiene sus
precedentes en el Antiguo Testamento. En él se nos habla de cómo Dios
se llevó a Henoc (Gén 5,22-24), a Elías (2Re 2,10), y que esta esperanza
era esperada por muchos creyentes (Sal 49,16, v. 15 en la versión del
Nuevo Mundo). Aunque testigos y adventistas han insistido en que ni el
arrebatamiento de Elías ni el de Henoc significa que murieran, lo cierto es
que el término hebreo lch, que se usa en estos pasajes que he citado, no
deja lugar a dudas. Se trata de un "arrebatamiento" que Dios hace recaer
sobre una persona para tenerlo con él.

No hay nada disparatado en esto. Para aquel que haya sentido, aunque
sólo sea por unos instantes, la cercanía de Dios, queda claro que no se
puede desear nada mejor que ésta, y que la posesión del mejor "paraíso"
no tiene punto de comparación con ella. Ser creyente implica un idilio
continuado con Dios. Es un idilio en el que nuestra flaqueza humana
provoca que se produzcan altibajos; pero también es un idilio que no
puede ser canjeado por ningún paraíso de los pregonados por las sectas
por muy maravilloso que pueda parecer.

El creyente espera estar con Cristo desde el momento de su muerte. Por


eso la afirmación de que ese estar con Cristo comienza desde el momento
de la muerte sólo puede provocar gratitud en el alma del creyente. Los
testimonios del Nuevo Testamento son al respecto terminantes: "Porque
en mi caso el vivir es Cristo y el morir ganancia ... ; pero lo que sí deseo
es la liberación y el estar con Cristo" (Flp 1,21-23) (VNM). Las palabras
del apóstol son claras. Tras su muerte no esperaba una inconsciencia de
siglos. Tenía la certeza de que si moría, inmediatamente estaría con
Cristo.

"Y siguieron arrojándole piedras a Esteban, mientras él hacía petición y


decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu" (He 7,59) (VNM). La esperanza de
Esteban en el momento de su martirio no era la de pasar a la
inconsciencia por siglos. No; era la que ha animado a tantos mártires de
la fe a lo largo de siglos de historia del cristianismo: que su espíritu
consciente fuera recibido en el momento de la muerte por Jesús. La idea
de cambiar esto por una parcela de terreno no puede sino parecernos
penosa [Es posible que el lector se pregunte si el "paraíso" a que hace
referencia Jesús es del tipo terrenal preconizado por los testigos. La
respuesta es negativa. El mismo apóstol Pablo nos dice que fue
arrebatado místicamente a ese paraíso... que es el tercer cielo, y no el
conjunto de parcelas que pretende la Wachtower (2Cor 12,1-4).].

De hecho tal esperanza arranca de palabras como las que Jesús dijo al
ladrón arrepentido en el momento de su muerte: "Y le contestó: Te
aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc 23,43).

Vamos a detenernos en este texto con algo más de atención. El ladrón,


que comenzó injuriando a Jesús, lo ha venido observando durante horas y
ha descubierto que es el mesías. Arrepentido, le suplica a Jesús que se
acuerde de él. Entonces Jesús le declara solemnemente que ese mismo
día estará con él en el paraíso. La afirmación es tan clara que en su
grandiosa sencillez contiene todo un compendio de teología del más allá.
Con la muerte el creyente no entra en un estado de inconsciencia, sino
que pasa a la presencia de Dios. Tan evidente es esto, que adventistas y
testigos han insistido en que la frase está mal puntuada en las
traducciones de la Biblia, y los últimos han tenido el descaro de pervertir
el pasaje en su biblia de la siguiente manera: "Y él le dijo:
Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el paraíso" (VNM).

No hace falta decir que no hay un solo manuscrito griego del Nuevo
Testamento que puntúe de esa manera el pasaje; y la razón es obvia:
una frase de ese tipo es un puro disparate gramatical; resulta impensable
en griego. Éste dice: "En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el
paraíso".

Una vez más, como es costumbre en adventistas y testigos, a la mala


teología y peor exégesis se ha unido el desconocimiento de las lenguas
bíblicas [A semejanza de los Testigos de Jehová, la versión Valera del 90
ha falseado también el texto de Lc 23,43. Existen más que fundadas
razones para pensar que esta revisión de la Biblia obedece a intereses de
la secta adventista.].

3. Conclusión

Hace unos quince años me encontraba visitando a unos conocidos en un


pueblo de Cataluña. En el curso de la conversación alguien mencionó a los
Testigos de Jehová; y uno de los presentes (no especialmente piadoso,
todo hay que decirlo) comentó que le gustaría que las doctrinas de
aquéllos fueran verdad, porque podría permitirse hacer lo que quisiera en
esta vida sin temor a ningún juicio posterior en el que tuviera que rendir
cuenta a Dios de sus actos. Tal conclusión está, desde nuestro punto de
vista, preñada de lógica.

La enseñanza de adventistas y testigos de Jehová sobre el más allá priva


al que la cree de una perspectiva real sobre cuál es la situación del
hombre ante Dios; pero es que, además, tampoco le indica el costo de la
salvación ni la maravillosa esperanza del creyente. Todo eso lo sustituye
por una oferta de parcelas en una especie de urbanización colosal. De no
ser tan dramático, casi se podría decir que es cómico.

Y lo peor es que tal enseñanza no libera al hombre de ningún temor. Por


el contrario, debo decir que no he conocido a ningún católico ni
protestante tan angustiado por su situación futura como a los adventistas
o a los testigos. Ese pánico irracional que experimentan los adeptos de
estas sectas a ser destruidos si las abandonan no admite prácticamente
parangón con ninguna otra clase de miedo cerval. Y es que, en el fondo,
es una manifestación patética del miedo propio de los esclavos. En ellos
no existe esa confianza de Esteban en el momento de su muerte; ni la
esperanza gozosa de Pablo, que sabe que el morir es una ganancia; ni la
tranquilidad del ladrón arrepentido, que descansaba en la promesa de
Jesús de que estaría con él en el paraíso ese mismo día. No; lo que hay
es la horrorosa expectativa de la nada si abandonan el yugo de sus
dirigentes, o la grosera ansia dirigida hacia un paraíso que, desde luego,
si va a ser como el interior de estas sectas hoy en día, se nos antoja, más
que tentador, repelente. Demos gracias a Dios de que afortunadamente
no existe el más mínimo parecido entre lo que enseña la Biblia y lo que
predican estas sectas.
Historia del Canon del Antiguo Testamento
Tomado de Apologetica.org

En este artículo:

El Cánon del Antiguo Testamento entre los judíos:

1. Libros protocanónicos

2. ¿Fue Esdras el autor del cánon judío?

3. Los libros deuterocanónico

El Cánon del Antiguo Testamento entre los cristianos:

1. Cristo y los apóstoles

2. La Iglesia primitiva

3. Período de dudas acerca de los deuterocanónicos (s. III-V)

4. Retorno a la unanimidad (s. VI y posteriores)

5. Decisiones de la Iglesia respecto al Cánon bíblico

6. El Cánon del Antiguo Testamento en las otras Iglesias cristianas.

Nota de la versión digital: hemos simplificado grandemente las


abundantes notas del libro. Para una referencia precisa y una bibliografía
exuberante, ver la versión original.

No sabemos con certeza cuándo comenzaron los judíos a reunir los


Libros Sagrados en colecciones. Pero sí sabemos con plena seguridad que
los judíos poseían libros que consideraban como sagrados y los rodeaban
de gran veneración. El canon judío de los Libros Sagrados ignoramos
cuándo fue definitivamente cerrado. Para unos sería en tiempo de Esdras
y Nehemías (s. V a.C.); para otros, en la época de los Macabeos (s. II
a.C.). Lo cierto es que los judíos tenían en el siglo I de nuestra era una
colección de libros Sagrados, que consideraban como inspirados por Dios,
y contenían la revelación de la voluntad divina hecha a los hombre. En
este sentido tenemos testimonios clarísimos de Josefo Flavio1, del cuarto
libro de Edras2 y del Talmud3.

Jesucristo, los apóstoles y la Iglesia primitiva recibieron de los


judíos el canon del Antiguo Testamento. Por consiguiente, parece
conveniente estudiar los testimonios históricos que han llegado hasta
nosotros acerca dela formación del canon del Antiguo Testamento.

I. EL CANON DEL ANTIGUO TESTAMENTO ENTRE LOS JUDÍOS.

1. LOS LIBROS PROTOCANÓNICOS.- Primeramente hablaremos de


la formación del canon de los libros protocanónicos del Antiguo
Testamento, que eran aceptados por todos los judíos. Ateniéndonos a los
testimonios bíblicos, parece que la formación del canon tuvo la siguiente
evolución.

Antes del destierro existen muchos lugares en la Sagrada Escritura


que demuestran que los hebreos tuvieron especial cuidado en conservar
ciertos libros escritos por Moisés, Josué, Samuel y otros grandes hombres
del pueblo israelítico. En diversas ocasiones Dios manda a Moisés que
ponga por escrito las leyes, tanto civiles como cultuales (cf. Ex 17,14;
34,27; Núm 33,2; Deut 31,9-14). También escribió el libro de la alianza
(Ex 24,4; Deut 27,8; cf. Ex 20,22-23,19). La Ley mosaica, dada por el
gran legislador al pueblo elegido, fue posteriormente aumentada con
n8evas leyes y adaptada a las necesidades del os tiempos. Esta Ley,
designada por los hebreos con el nombre de “Torah”, gozó siempre de
gran autoridad entre ellos. Josué, el sucesor de Moisés, añadió nuevas
leyes y ordenaciones, “escribiéndolas en el libro de la Ley de Dios” (Jos
24,25). Samuel, profeta, “escribió el derecho real en un libro, que
depositó ante Yahvé” (1 Sam 10,25). Ezequías, rey, mandó coleccionar
las sentencias de Salomón (Prov 25,1).

Pero es sobre todo en la época de Josías, rey (640-608 a.C.),


cuando se comienza a hacer recurso a la autoridad de un texto escrito,
cuyo carácter de código sagrado parece que había sido reconocido
oficialmente. Antes del reinado de Josías no consta que la Ley mosaica
haya gozado de una autoridad “canónica” universalmente reconocida.
Según el testimonio de la Sagrada Escritura, antes de la reforma de Josías
existían muchas prácticas de culto que no eran conformes con las
prescripciones del Levítico (cf. 2 Re 23,4-15). Sin embargo, después que
el sumo sacerdote Helcías encontró en el templo de Yahvé “el libro de la
Ley” (cf. 2 Re 22-23; 2 Crón 34,35), las cosas cambiaron radicalmente.
No se sabe si el libro encontrado ha de ser identificado con el Pentateuco
entero, o más bien con sólo el Deuteronomio. Pero el hecho es que, a
partir de este momento, “el libro de la Ley” fue considerado como algo
muy sagrado y como la colección de las leyes dadas por Dios a Israel. En
los libros de los Reyes encontramos ya las primeras citas explícitas de “la
Ley de Moisés” (cf. 1 Re 2,3 = Deut 29,8; 2 Re 14,6 = Deut 24,26).

Los profetas Isaías (Is 30,8; 34,16) y Jeremías (Jer 36, 2-4.27-32)
escribieron sus profecías. Y la obra del profeta Jeremías está inspirada
indudablemente en el espíritu de la reforma de Josías. Este mismo profeta
tiene citaciones de profetas anteriores (Jer 26,18s; 49,14-16 = Miq 3,12;
Abd 1.4), lo cual parece indicar que ya existían colecciones de profecías.

Después del destierro tenemos testimonios escriturísticos


importantes, de los cuales podemos deducir que casi todos los libros
protocanónicos estaban ya reunidos en colecciones y eran considerados
como canónicos. Los textos bíblicos de esta época nos dan a conocer tres
clases de Libros Sagrados: la Ley (Torah), los Profetas (Nebi’im) y los
Escritos o Hagiógrafa (Ketubim).

El primer testimonio en este sentido es el del libro de Nehemías (c.


8-9). En él se narra que Esdras, sacerdote y escriba, leyó y explicó la Ley
de Moisés delante del pueblo (444 a.C.). Y, después de escuchar su
lectura, el pueblo prometió con juramento observarla, lo cual parece
indicar que reconocían autoridad canónica al Pentateuco.

El profeta Daniel afirma que “estaba estudiando en los libros el


número de los setenta años... que dijo Yahvé a Jeremías profeta” (Dan
9,2; cf. Jer 25,11; 29,10). Esto demuestra con bastante claridad que en
aquel tiempo ya existía una colección de Libros Sagrados.

El libro del Eclesiástico, escrito en hebreo en Palestina hacia el año


180 a.C. por Jesús, hijo de Sirac, y traducido al griego por su nieto hacia
el año 130 a.C., contiene un prólogo añadido por el traductor que es de la
máxima importancia para la historia del canon. En él el nieto de Jesús ben
Sirac habla de su abuelo, el cual “se dio mucho a la lección de la Ley,
de los Profetas y de los otros libros patrios” (Eclo prólogo; el traductor
emplea por tres veces la misma expresión en el prólogo). De aquí
podemos deducir que la Biblia ya estaba dividida por aquel entonces en
tres grupos. Dos de los cuales, la Ley y los Profetas, es muy posible que
ya estuvieran definitivamente completos y cerrados. El tercero, en
cambio, designado con un término indefinido, los otros libros, parece
como insinuar que aún estaba en etapa de formación y que todavía no
había alcanzado la meta final. Además, Jesús ben Sirac, en el himno de
alabanza a los padres (Eclo c. 44-49), sigue ordinariamente el orden de
los escritos bíblicos, probando de esta manera que conocía todos los libros
que los hebreos colocaban bajo el título de profetas anteriores y
posteriores. Por otra parte, de las citas que tiene de otros libros del
Antiguo Testamento se puede concluir que conocía casi todos los libros
del canon hebreo. De los únicos que parece no hacer referencia alguna
son el Cantar de los Cantares, Daniel, Ester, Tobías, Baruc, Sabiduría.

En el libro segundo de los Macabeos, escrito en griego hacia el año


120 a.C., se encuentra una carta de los judíos de Jerusalén, escrita poco
después del 164 a.C., dirigida a Aristóbulo y a los judíos de Egipto (cf. 2
Mac 1,10-2,19). En ella se habla de unejemplar de la Ley, que el profeta
Jeremías habría entregado a los deportados (2 Mac 2,1). También se hace
referencia a los escritos sagrados que Nehemías había reunido en su
biblioteca, y a los que Judas Macabeo –siguiendo su ejemplo- había
juntado, después de haber sido desperdigados por la guerra (2 Mac 2,13-
15). Los libros que reunieron tanto Nehemías como Judas Macabeo se
designan bajo los títulos generales de “libros de los reyes”, “libros de los
profetas”, “libros de David” y “las cartas de los reyes sobre las ofrendas”
(2 Mac 2,13).

El libro primero de los Macabeos habla de Daniel y de sus tres


amigos: Ananás, Azarías y Misael, que por su inocencia y su gran fe
fueron librados de la boca de los leones y del horno de fuego (1 Mac
2,59s). Esto nos demuestra que el libro de Daniel ya formaba parte del
canon de las Sagradas Escrituras hacia el fin del siglo II (cf. 1 Mac 12,9).

Siglo I de nuestra era.- En este tiempo se nos da ya claramente


el número de los Libros sagrados y su triple división: Ley, Profetas y
Hagiógrafos. Sin embargo, en algunos ambientes judíos existían ciertas
dudas sobre la canonicidad del Cant, Eclo, Prov, Ez y Est. Para unos
debían ser excluidos de la colección de los Libros Sagrados y de la lección
pública de la sinagoga; para otros tenían la misma autoridad que los
demás Libros Santos. Esto supone que ya por aquel entonces habían sido
recibidos en la canon del Antiguo Testamento.

Filón (+38 d.C.), el filósofo judío alejandrino, no trata ex


professo del canon del Antiguo Testamento, pero cita el Pentateuco –al
que atribuye mayor grado de inspiración-, Jos, Jue, Re, Is, Jer, los
Profetas Menores, Salmos, Prov, Job, Esd4.

El Nuevo Testamento contiene innumerables citas del Antiguo


Testamento, aunque no nombra explícitamente los libros. Parece que no
se alude a los libros de Rut, Esd-Neh, Est, Ecl, Cant, Abd, Nah y a los
deuterocanónicos del Antiguo Testamento. Pero es indudable que los
autores del Nuevo Testamento admitían y usaban los libros canónicos
recibidos por los judíos.

Josefo Flavio (a. 38-100 d.C.), en su libro Contra Apión (1,7-8),


compuesto hacia el año 97-98 d.C., escribe que los judíos no tenían
millares de libros en desacuerdo y contradicción entre sí, como sucedía
entre los griegos, sino sólo veintidós5, que eran justamente considerados
como divinos y contenían la historia del pasado. Los 22 libros los
distribuye de la siguiente manera: cinco de Moisés, trece de los
profetas6 y otros cuatrolibros que contenían himnos de alabanza a Dios y
preceptos de vida para los hombres7. Este texto de Josefo Flavio es de
gran importancia, aunque no nos dé los nombre de los libros.

El cuarto libro de Esdras, escrito hacia el final del siglo I d.C., afirma
que el número de los libros sagrados es de veinticuatro8. El autor de este
libro de Esdras nos da una descripción de tipo legendario sobre la manera
como Edras, escriba y sacerdote, logró rehacer los libros sagrados
destruidos por Nabucodonosor. Movido por el espíritu profético, estuvo
dictando a cuatro escribas, durante carente días consecutivos, noventa y
cuatro libros. De éstos, veinticuatro debían ser leídos por los dignos y los
indignos, y los otros setenta había que entregarlos a los hombres
instruidos (4 Esd 14,44s). El número de veinticuatro libros corrobora
evidentemente la cifra de 22 libros que nos da Josefo Flavio, y que se
consigue juntando Rut con Jueces y las Lamentaciones con Jeremías. En
consecuencia, la pequeña diferencia de veinticuatro y de veintidós es sólo
aparente y depende del cálculo que se siga.

Siglo II después de Cristo.- El Talmud9 babilónico nos da finalmente


el canon completo del Antiguo Testamento. Enumera 24 libros según el
orden y da los nombres de los autores. El número coincide, pues, con el
que nos da el 4 Esd y Josefo Flavio. Lo cual nos indica que en aquel
tiempo ya se encontraba cerrado el canon de los judíos. Este hecho
parece que tuvo lugar, según la tradición rabínica, en el sínodo de Yamnia
(hacia el año 100 d.C.). Después de la destrucción de Jerusalén, los judíos
doctos se consagraron con gran ahínco a conservar lo que aún subsistía
del pasado, en modo especial las Sagradas Escrituras. A partir del sínodo
de Yamnia, que fijó definitivamente el canon ya admitido desde hacía dos
siglos, la gran preocupación de los rabinos fue la conservación del texto
sagrado. Los trabajos de los Masoretas no perseguían más que este fin.

El testimonio del Talmud babilónico está contenido en


una Baraita10 del ensayo titulado Baba Bathra (la “última puerta”). El
texto es posterior al siglo II d.C., pero recoge una tradición de época
bastante anterior. Dice así: “Nuestros doctores nos transmitieron la
enseñanza siguiente: El orden de los Profetas es éste: Jos, Jue, Sam, Re,
Jer, Ez, Is y los Doce (Profetas Menores)... El orden de los hagiógrafos es
el que sigue: Rut, Sal, Job, Prov, Ecl, Cant, Lam, Dan, Est, Esd y Crón. ¿Y
quién fue el que los escribió? Moisés escribió su libro y la sección de
Balaam11 y Job. Josué escribió su libro y los ocho últimos versículos de la
Ley12. Samuel escribió su libro, el de los Jueces y Rut. David escribió su
libro por medio de los diez ancianos: Adán, Melquisedec, Abrahán, Moisés,
Hemán, Jedutun, Asaf y los tres hijos de Coré. Jeremías escribió su libro,
el libro de los Reyes y las Lamentaciones. Ezequías y sus asociados
escribieron los libros de Isaías, Proverbios, Cantar de los Cantares y
Eclesiastés. Los miembros de la Gran Sinagoga escribieron Ezequiel, los
Doce (Profetas Menores), Daniel y Ester. Esdras escribió su libro y las
genealogías de las Crónicas hasta su época, y Nehemías las completó”13.

En este catálogo no se dice nada de los siete


libros deuterocanónicos: Tobías, Judit, Baruc, Eclo, 1 y 2 Macabeos y
Sabiduría.

De lo dicho podemos concluir que el canon judío fue formado


sucesivamente. Que contenía los libros protocanónicos, siguiendo el
canon palestinense. Sin embargo, es muy posible que los libros
deuterocanónicos no estuvieran absolutamente excluidos del canon judío
palestinense, pues, como veremos después, algunos deuterocanónicos
eran usados por los judíos de Palestina. El canon, fijado definitivamente
en el sínodo de Yamnia, debía de estar ya terminado muy probablemente
en el siglo II a.C., como nos lo demuestra la versión del os Setenta,
empezada en el siglo III y terminada a fines del siglo II a.C.

2. ¿FUE ESDRAS EL AUTOR DEL CANON JUDÍO?.- Son bastantes los


autores antiguos que atribuyen el canon de 24 libros del Antiguo
Testamento a Esdras14. Por eso se le suele llamar canon esdrino. Esta
opinión fue de nuevo resucitada en el siglo XVI por el judíos Elías Levita
(+1549), el cual afirmó que Esdras había sido ayudado en su labor por los
“miembros de la Gran Sinagoga”15. A Elías Levita siguieron muchos
protestantes y católicos, de tal forma que se convirtió en la opinión
común hasta nuestros días. Hoy, sin embargo, ha sido abandonada por
todos los autores. Para los protestantes, Esdras habría cerrado de modo
definitivo el canon, de tal manera que en lo futuro no se permitió añadir
más libros; para los católicos, en cambio, la compilación canónica de
Esdras no había sido definitiva. Por eso, los judíos alejandrinos pudieron
añadir más tarde los libros deuterocanónicos.
Varios eran los argumentos en que se apoyaba esta opinión. En
primer lugar, el celo de Esdras por la Ley16. El 2 Mac 2,13 afirma que
Nehemías hizo una biblioteca para recoger los Libros Sagrados. Josefo
Flavio17 atribuye la formación del canon al tiempo de Artajerjes I
Longímano (a. 465-425 a.C.), es decir, al período en que tuvo lugar la
actividad religiosa de Esdras y Nehemías. Y el relato del 4 Esd 14,18-47
demuestra que era creencia común entre los judíos que el canon había
sido determinado por Esdras.

Sin embargo, las dificultades que se opone a esta teoría son muy
fuertes. Si Esdras fue el que cerró el canon de los libros protocanónicos,
no se explicarían las dudas que surgieron más tarde a propósito de ciertos
libros protocanónicos. Además, los libros de las Crónicas y de Esdras no
fueron escritos hasta el tiempo de los griegos, es decir, bastante después
de la muerte de Esdras; y, sin embargo, son enumerados entre los Libros
Sagrados del canon esdrino. Por otra parte, ¡cómo nos explicaríamos la
introducción posterior de los libros deuterocanónicos en le canon de los
judíos alejandrinos? En cuanto a los testimonios de 2 Mac 2,13-14, de
Josefo Flavio, del 4 Esdras y del Talmud, tan sólo demuestran que en
tiempo de fueron coleccionados los libros protocanónicos y desde
entonces se los trató con gran veneración. La afirmación de un grupo de
Padres que atribuyen a Esdras la formación del canon del Antiguo
Testamento no tiene valor probativo, ya que se apoya en la leyenda del 4
Esd, a la que aluden frecuentemente.

Los judíos palestinenses admitían, en tiempo de Cristo, todos los


libros protocanónicos como sagrados. Esto parece estar fuera de toda
duda. Existen incluso algunos indicios que parecen indicar que los mismo
judíos palestinenses conocían y usaban algunos de los libros
deuterocanónicos. En Qumrán se han encontrado algunos fragmentos de
tres libros deuterocanónicos: del Eclesiástico (gruta 2), de Tobías (gruta
4) y de Baruc (gruta 7)18.

Los judíos alejandrino, en cambio, consideraban como canónicos no


solamente los libros protocanónicos, sino también los deuterocanónicos,
tal como se encontraban en la versión de los Setenta. De aquí ha nacido
la división del canon en palestinense y alejandrino, como veremos a
continuación.

3. LOS LIBROS DEUTEROCANÓNICOS.- La versión griega de los


Setenta, ejecutada en Egipto entre el 300-130 a.C., contenía, además de
los libros protocanónicos, recibidos por todos los judíos, otros siete libros
llamados deuterocanónicos: Tobías, Judit, Baruc, Eclesiástico, 1 y 2
Macabeos, Sabiduría y fragmentos de Ester (10,4-16,24) y Daniel (3,24-
90; 13; 14).

La Iglesia cristiana, ya desde los tiempos apostólicos, recibió, entre los


Libros Sagrados, los deuterocanónicos, sin hacer distinción alguna entre
libros protocanónicos y deuterocanónicos. De este modo, el canon de los
judíos alejandrino se convirtió en el canon de la Iglesia católica.

Pero podemos preguntarnos, ¿qué autoridad tenían los libros


deuterocanónicos entre los judíos palestinenses y helenistas? ¡Eran
recibidos también como sagrados por los judíos de Palestina?

Opiniones:

a) Según la sentencia de varios autores, el canon judío habría


sido único para todos los judíos. Y sería el canon breve, que no abarcaría
los libros deuterocanónicos. Este modo de pensar es muy común entre los
protestantes, y también es seguido por algunos católicos. Pero éstos
suponen que no es necesario que la Iglesia haya recibido el canon de los
judíos. Basta que lo haya recibido de los apóstoles y éstos de Cristo, el
cual habría dado instrucciones particulares a sus discípulos respecto de la
inspiración de los deuterocanónicos. Propuesta de esta forma la hipótesis,
es totalmente ortodoxa; pero no parece apoyarse en los datos históricos,
como veremos después.

b) Para otros autores, el canon del Antiguo Testamento habría


sido único tanto para los judíos palestinenses como para los alejandrinos.
Ente canon único contendría todos los libros protocanónicos y
deuterocanónicos. Solamente en tiempo posterior (s. I-II d.C.), los
fariseos habrían rechazado los deuterocanónicos por motivos particulares.
Los judíos helenistas, por el contrario, los habrían conservado.

c) Una tercera opinión, que nos parece la más probable, sostiene


que entre los judíos existió un doble canon. El canon breve de los judíos
de Palestina, que no contenía los libros deuterocanónicos, y el
canon amplio de los judíos alejandrinos, que comprendía los libros
deuterocanónicos.

Esta divergencia entre los judíos palestinenses y alejandrinos se


explica fácilmente si tenemos en cuenta el ambiente en que cada grupo
vivía. Los judíos alejandrinos tenían un concepto más amplio de la
inspiración bíblica que los palestinenses. Estaban convencidos que
poseían la sabiduría divina, y ésta, derramándose a través de las edades
en las almas santas, puede suscitar dondequiera y cuandoquiera amigos
de Dios y profetas19. Por otra parte, esta divergencia era provocada en
cierto sentido por la gran estima y reverencia que algunos grupos de
judíos palestinenses tenían por ciertos libros deuterocanónicos20.

Es indudable que la versión griega alejandrina, llamada de los


Setenta, contenía losdeuterocanónicos. El lugar que ocupan en los
Setenta no es al final, como si fueran un apéndice o de un género inferior,
sino que están mezclados con los libros protocanónicos. Lo cual parece
ser un indicio claro de que se les reconocía la misma autoridad y dignidad
y se les atribuía el mismo valor21.

Hay, además, testimonios que nos demuestran que la mayor parte


de los deuterocanónicos del Antiguo Testamento eran leídos y venerados
por los judíos palestinenses y de la diáspora.

El Eclesiástico fue escrito en hebreo y conservado durante mucho


tiempo en esta lengua22. Es alabado por el Talmud con frecuencia23 y
citado muchas veces por los rabinos hasta el siglo X d.C. En algunos
lugares incluso se le cita como escritura canónica24. De donde parece
deducirse que en la antigüedad el Eclesiástico fue tenido como canónico,
al menos por ciertos círculos de judíos.

Tobías y Judit eran muy leídos por los judíos, como se ve por
los Midrashim, en donde se les comenta25. En tiempo de San Jerónimo,
todavía se usaba el texto arameo o el hebreo26.

Baruc era leído públicamente por los judíos, aun en el siglo IV, en el
día de la Expiación, según el testimonio de las Constitutiones
apostolicae27. Además, la versión griega de Bar fue hecha por el mismo
autor que hizo la de Jer 29-41. En consecuencia, Bar paree que ya estaba
unido a Jer cuando hicieron la versión griega de este último.

El 1 de los Macabeos, según el testimonio del Talmud babilónico28,


era leído entero en la fiesta de las Encenias o de la dedicación del templo
(Hanukkah)29. También es citado por Josefo Flavio30, y en tiempo de
Orígenes31 y de San Jerónimo se conservaba aún el texto hebreo del 1
Mac32.

El 2 de los Macabeos fue escrito originariamente en lengua griega,


por cuyo motivo es menos citado por los escritores judío-palestinenses.

El libro de la Sabiduría, cuya lengua original también fue el griego,


es citado varias veces en el Nuevo Testamento33, lo cual supone que era
conocido de los judíos. San Epifanio nos informa que los judíos de su
tiempo (s. IV) disputaban acerca del libro de la Sabiduría34. Lo que
parece indicar que algunos admitían su canonicidad, como se deduce de
las palabras de San Eustacio de Antioquía35.

Las partes deuterocanónicas de Ester (10,4-16,24) pertenecen


probablemente al texto original. Esto parece confirmado por el hecho de
que en los Setenta los fragmentos deuterocanónicos no están formando
un apéndice a la parte protocanónica, como en la Vulgata, sino mezclados
con ella. Son usados por Josefo Flavio.

Los fragmentos deuterocanónicos de Daniel (3,24-90; 13; 14),


escritos en lengua hebrea o aramea, también debieron de formar parte
del texto original. Es de suma importancia el que estas partes
deuterocanónicas se encuentren en la versión de Teodoción (finales del s.
II d.C.), hecha directamente del he reo. San Jerónimo tomó estos
fragmentos deuterocanónicos de Daniel de la versión de Teodoción y los
incorporó a su versión latina hecha sobre el original hebreo. Es también
probable que la historia de Susana36 se encontrara en la versión de
Símaco.

De lo dicho podemos concluir que muchos de los deuterocanónicos


del Antiguo Testamento gozaban de gran autoridad entre los judíos
palestinenses. Esto no quiere decir, sin embargo, que los considerasen
como canónicos. Lo más verosímil parece ser que los libros
deuterocanónicos fueron recibidos en el canon de las Sagradas Escrituras
por los judíos helenistas, independientemente de los judíos palestinenses.
Más tarde la Iglesia, guiada por la autoridad de Jesucristo y de los
apóstoles, aprobó este canon y lo hizo suyo, como veremos en su lugar.
De este modo, el canon más amplio de los judíos alejandrinos se vino a
convertir en patrimonio de la Iglesia de Cristo. La Iglesia en su elección
no se dejó guiar por el espíritu particularista de los fariseos, sino por el
espíritu universalista de Jesucristo y de los apóstoles.

II. EL CANON DEL ANTIGUO TESTAMENTO ENTRE LOS


CRISTIANOS.

1. CRISTO Y LOS APÓSTOLES.- En tiempo de Cristo, como ya hemos


visto, existía ciertamente entre los judíos una colección de Libros
Sagrados del Antiguo Testamento, a la que se atribuía la máxima
autoridad normativa. Jesucristo y los apóstoles recibieron también esta
colección de libros con suma reverencia y la aprobaron, considerándola
como sagrada y normativa. Esto se deduce de la manera de proceder de
Cristo y de sus discípulos. Con frecuencia recurren al testimonio de las
Sagradas Escrituras, considerándolas como palabra de Dios37.

La colección de Libros Sagrados aceptada por Cristo contenía sin


duda alguna todos los libros protocanónicos admitidos entonces por los
judíos. Entre éstos hay que incluir también siete libros protocanónicos
(Rut, Esd-Neh, Est, Ecl, Cant, Abd, Nah) que no son citados en ningún
lugar del Nuevo Testamento. Cristo y los a apóstoles se conformaron en
esto indudablemente a la opinión que era común entonces entre los judíos
palestinenses. Y si bien a veces son citados sin ir precedidos de la fórmula
introductoria que indicaba el carácter divino del libro38, esto no quiere
decir que negasen ese carácter divino a los libros así citados39.

Por lo que se refiere a los deuterocanónicos, es más difícil


determinar si eran admitidos por Cristo y sus discípulos como canónicos.
Porque si bien los autores del Nuevo Testamento conocían los libros
deuterocanónicos, sin embargo nunca los citan con la fórmula “está
escrito”. De aquí que no podamos concluir con absoluta certeza que los
escritores neotestamentarios los consideraban como inspirados y
canónicos. No obstante, podemos demostrar de un modo indirecto que los
apóstoles los consideraban como de origen divino. En efecto, el texto
sagrado usado por los apóstoles fue la versión de los Setenta, como se
desprende del hecho de que de unas 350 citas del Antiguo Testamento
que aparecen en el Nuevo, unas 300 concuerdan con el texto de los
Setenta40. Esto demuestra que los apóstoles se servían del texto griego
de los Setenta como del texto sagrado por excelencia. Lo cual indica que
era aprobado por los mismos apóstoles, como afirma San Agustín41. Y,
por consiguiente, admitían como canónicos e inspirados todos los libros
en ella contenidos, incluso los deuterocanónicos, que formaban parte de
dicha versión. Como los apóstoles eran los custodios del depósito de la fe,
cuya fuente es la Sagrada Escritura, si no hubieran considerado los libros
deuterocanónicos como inspirados, tendrían obligación estricta de
advertirlo a los fieles. Tanto más cuanto que los deuterocanónicos
estaban mezclados con los protocanónicos en la versión de los Setenta.
Ahora bien, en ningún documento antiguo encontramos la mínima huella
de una tal advertencia. Todo lo contrario, los testimonios antiguos
afirman que la Iglesia recibió la colección completa de los libros del
Antiguo Testamento de los apóstoles, como vamos a ver en seguida.

No se dan en el Nuevo Testamento citas explícitas de los libros


deuterocanónicos. Pero se encuentran frecuentes alusiones que
demuestran que los autores neotestamentarios conocían los
deuterocanónicos del Antiguo Testamento. Basten los siguientes
ejemplos:

Eclo 5,13 - Sant 1,19

Eclo 24,17 (23) - Jn 15, 1

Eclo 24,25 - Mt 11,28s

Eclo 28,2 - Mt 6,14

Eclo 51,1 - Mt 11,25-27

Eclo 51,23s - Mt 11, 28s

2 Mac 6,18-7,42 - Heb 11,35

Sab 2,13.18-20 - Mt 27,43

Sab 3,8 - 1 Cor 6,2

Sab 5,18-21 - Ef 6,13-17

Sab 6,18 - Rom 13,9s

Sab 7,25 - Heb 1,3

Sab 12,12 - Rom 9,20

Sab 13-15 - Rom 1,19-32

Sab 17,1 - Rom 11,33

2. LA IGLESIA PRIMITIVA (S. I-II).- Nadie pone en duda que la Iglesia


primitiva haya recibido como libros canónicos e inspirados- siguiendo el
ejemplo de Jesucristo y de los apóstoles- todos los protocanónicos del
Antiguo Testamento. En cambio, no sucede lo mismo con los libros
deuterocanónicos. A propósito de éstos se han dado ciertas discusiones
en la edad patrística.

Primeramente hubo un período de unanimidad (s.I-II), durante el cual no


aparece ninguna duda acerca de la autoridad y la inspiración de los libros
deuterocanónicos. Al menos no ha llegado hasta nosotros ningún rastro
de dudas en los escritos de los Padres. Los escritores cristianos antiguos
citan los libros proto y deuterocanónicos sin hacer ninguna distinción.
Tenemos testimonios muy importantes de los Padres de los siglos I-II.
Los Padres apostólicos, aunque no afirman explícitamente que los
deuterocanónicos son inspirados, citan, sin embargo, sus palabras con las
mismas fórmulas que las demás Escrituras.

La Didajé (hacia 90-100) 4,5 alude claramente al Eclo 4,31 (36).


También Didajé 5,2 se refiere a Sab 12,7, y Didajé 10,3 a Sab 1,4.

San Clemente Romano (+101) aduce el ejemplo de Judit y la fe de


Ester42. También alude al libro de la Sab y al Eclo43.

La Epístola de Bernabé (hacia 93-97 d.C.) parece aludir en 6,7 a Sab


2,12, y en 19,9 a Eclo 4,36.

San Policarpo (+ 156) cita, aunque no expresamente, en la Epistola ad


Pililippenses 10,2 a Tob 4,11, o bien 12,944.

San Ignacio de Antioquía (+ 109) alude al libro de Judit 16,14 en


su Epistola ad Ephes. 15,1.

El Pastor de Hermas (hacia 140-154) tiene bastantes alusiones a diversos


libros deuterocanónicos: al Eclo, a Tobías, al 2 Mac y a la Sab45.

Cuando comenzaron en el Oriente las disputas de los cristianos con los


judíos, losapologistas se vieron obligados a servirse únicamente de los
libros protocanónicos, porque los judíos no admitían la canonicidad de los
deuterocanónicos. Así nos lo dice expresamente San Justino46.

San Justino (+ 165), en su Apología 1,46, alude a las partes


deuterocanónicas de Dan 3. Y en el Diálogo con Trifón 71 acusa a los
judíos de rechazar de la versión griega de los Setenta las Escrituras que
testificaban en favor de Cristo.

Atenágoras (hacia 177), en su obra Legatio pro Christianis 9 cita


explícitamente a Bar 3,36, considerándolo como uno de los profetas.

San Ireneo (+ 202) cita a Baruc bajo el nombre de Jeremías47. Aduce los
capítulos 13 y 14 de Daniel, atribuyéndolos a este profeta48. También se
sirve frecuentemente del libro de la Sabiduría49.

Clemente Alejandrino (+ 215) conoce todos los libros y pasajes


deuterocanónicos, si exceptuamos el 1 y 2 Mac, y los considera como
sagrados y canónicos50.

Orígenes (+ 254) se sirve con frecuencia de todos los libros deute-


rocanónicos, que él considera como inspirados, siguiendo en esto -como
él mismo confiesa- la autoridad de la Iglesia51: “Ausi sumus uti in hoc
loco Danielis exemplo, non ignorantes, quoniam in hebraeo positum non
est, sed quoniam in Ecclesiis tenetur” (“...sabemos que este ejemplo de la
vida de Daniel no está en el texto hebreo, pero lo usamos porque es
aceptado en las Iglesias”).

Tertuliano (+ hacia 225) cita todos los libros deuterocanónicos, excepto


Tob y las partes deuterocanónicas de Est. Acusa, además, a los judíos de
rechazar muchas cosas de los Libros Sagrados que eran favorables a
Cristo52

San Cipriano (+ 258) coloca entre las Escrituras canónicas todos los libros
deuterocanónicos, a excepción de Judit53.

San Hipólito Romano (+ 235) admite todos los deuterocanónicos,


exceptuando Judit y las partes deuterocanónicas de Ester54.

Esta tradición unánime acerca de los libros deuterocanónicos del Antiguo


Testamento es confirmada por el testimonio de los monumentos, de las
pinturas y esculturas, con las cuales se adornaban los cementerios
cristianos de los primeros siglos. En las pinturas, sobre todo, se
representan hechos y personajes de los cuales nos hablan los libros
deuterocanónicos. Se han encontrado tres pinturas y dos esculturas
de Tobías. Se representa a los tres jóvenes del libro de Daniel en el horno
con los brazos levantados en ademán de orar55. De esta escena se nos
han conservado 17 pinturas y 25 esculturas. Se muestra también
a Susana entre los dos viejos en 6 pinturas y 7 esculturas, y a Daniel en
actitud de pronunciar la sentencia contra los dos viejos malvados (dos
pinturas y una escultura). También se ve con frecuencia a Daniel en
el lago de los leones (39 pinturas Y 30 esculturas)56.

Esto nos demuestra que los cristianos a partir del siglo II d.C.57 se
servían tanto de los libros protocanónicos como de los deuterocanónicos.
Y les atribuían igual autoridad que a los protocanónicos.

La unanimidad de la tradición cristiana acerca de los libros


deuterocanónicos en los dos primeros siglos de nuestra era es admirable.
Y esta unanimidad aún resalta más si tenemos en cuenta que la Iglesia
todavía no había dado ninguna decisión oficial sobre el canon de las
Sagradas Escrituras.

3. PERÍODO DE DUDAS ACERCA DE LOS DEUTEROCANÓNICOS (S. III-


V).- Al final del siglo II y comienzos del III empiezan a manifestarse las
primeras dudas sobre la inspiración de los deuterocanónicos. Estas dudas,
más bien de tipo teórico, perdurarán hasta finales del siglo V. Las
llamamos de tipo teórico porque los autores que dudan de la autoridad
divina de los deuterocanónicos, en la práctica continúan citando y sirvién-
dose de ellos al lado de los protocanónicos como escritura sagrada.

Las causas que originaron estas dudas debieron de ser varias. En primer
lugar, las disputas con los judíos. Como éstos negaban la autoridad de los
deuterocanónicos, los apologistas, al disputar con ellos, se veían
obligados a servirse sólo de los libros protocanónicos. Esto debió de influir
sobre ciertos escritores que comenzaron a dudar de la autoridad divina de
los deuterocanónicos. Y estas dudas se fueron extendiendo más y más en
diversas regiones. Los primeros testimonios son:

San Melitón de Sardes (hacia el año 170 d.C.), después de un viaje a


Palestina para conocer exactamente los lugares en que tuvieron lugar los
hechos narrados en el Antiguo Testamento y para saber cuáles y cuántos
eran los libros de la antigua economía, manda la lista de ellos al obispo
Onésimo. En esta lista solamente están presentes los libros
protocanónicos, excepto Ester, seguramente porque en aquel tiempo
algunos judíos dudaban de la autoridad divina de Ester58.

Orígenes (+ 254) refiere -hacia el año 231- que muchos cristianos


dudaban de la inspiración de ciertos libros del Antiguo Testamento59. El
mismo, escribiendo al diácono Ambrosio, no juzga suficiente apoyar sus
razones con argumentos tomados de dos libros deuterocanónicos. Lo cual
indica que en aquel tiempo había bastantes cristianos que dudaban de los
deuterocanónicos o los rechazaban. En el comentario al salmo 1 da la lista
de 22 libros, es decir, la de los protocanónicos60. Y en su obra De
Principiis 4,3 afirma que el libro de la Sabiduría es escritura, pero no
canónica, porque “no todos le reconocen autoridad”. En la práctica, sin
embargo, Orígenes emplea con frecuencia los deuterocanónicos sin hacer
distinción alguna con los protocanónicos61.

En el siglo III encontramos otra causa que debió de influir poderosamente


sobre el ánimo de muchos escritores de aquella época: los
libros apócrifos. Estos se divulgaban amparados en nombres de gran
autoridad que, sin embargo, nada tenían que ver con dichos libros. De
aquí surgieron mayores dudas aún acerca de los deuterocanónicos, de los
que ya se dudaba.

En el siglo IV, muchos Padres griegos admiten solamente los libros


protocanónicos y atribuyen a los deuterocanónicos menor autoridad, al
menos teóricamente. Sin embargo, en la práctica no hacen apenas
distinción entre los proto y deuterocanónicos.
San Atanasio (+ 373) enumera solamente 22 libros del Antiguo
Testamento, es decir, los protocanónicos. Además, omite Ester, pero
añade Baruc con la carta de Jeremías. Después cita otros libros no
canónicos (gr: “ou kanonizómena”), compuestos por los Padres, que han
de ser leídos a los catecúmenos: la Sabiduría, Eclo, Est, Jdt, Tob, Didajé,
Pastor de Hermas62. De éstos han de ser distinguidos los apócrifos, que
no deben ser leídos. En la práctica parece que también San Atanasio usa
los deuterocanónicos como inspirados, sin distinguirlos de los
protocanónicos63.

San Cirilo de Jerusalén (+ 386) admite solamente los 22 libros


protocanónicos, incluyendo entre ellos a Baruc y la carta de Jeremías.
También conoce los libros apócrifos y aquellos “de los cuales se duda” (gr.
“amfiballómena”), probablemente los deuterocanónicos, los cuales son
casi todos citados en su Catequesis como inspirados64. San Cirilo prohíbe
a los catecúmenos leer tanto los libros apócrifos como los inciertos o
deuterocanónicos65. Sin embargo, esta prohibición no le impide usar los
deuterocanónicos como Libros Sagrados con fuerza probativa.

SAN EPIFANIO (+ 403), de igual manera, nos da la lista de los libros


protocanónicos del Antiguo Testamento, que, según él, son 22, conforme
a las letras del alefato hebreo. Entre los protocanónicos enumera a Est,
Bar y la carta de Jer. Respecto del libro de la Sabiduría y del Eclesiástico
afirma que son dudosos (gr. “en amfilekto”). Los demás los considera
como apócrifos (enapókryfa)66. En la práctica también cita los
deuterocanónicos con frecuencia, y a veces con la fórmula: “movido por el
Espíritu Santo”, o “dicho del Espíritu Santo”67.

San Gregorio Nacianceno (+ 389) sólo admite 22 libros del Antiguo


Testamento, de entre los cuales falta Ester. No alude para nada a libros
de otras categorías. En sus obras, sin embargo, usa con cierta frecuencia
muchos de los deuterocanónicos68.

San Anpiloquio (+ después de 394) habla de tres, categorías de libros: los


ciertos (gr. “asfaléis”), que son los protocanónicos, menos Ester. Todos
los demás son pseudónimos(gr. “pseudónymoi”). Pero entre éstos hay
dos grupos: “los intermedios y próximos a la verdadera doctrina”, que tal
vez sean los deuterocanónicos, y los “apócrifos”, que son falsos y
seductores69. Pero, a semejanza de los anteriores Padres, cita también
los deuterocanónicos70.

Durante el siglo V las dudas acerca de los deuterocanónicos van


disminuyendo bastante sensiblemente. Sólo encontramos algún que otro
testimonio de escritores orientales que todavía rechazan los
deuterocanónicos[71]. Sin embargo, las dudas de los Padres orientales
fueron penetrando en Occidente, logrando influir sobre ciertos Padres
latinos, que llegaron a dudar o rechazar la inspiración de los libros
deuterocanónicos. Así piensan, entre otros:

San Hilario de Poitiers (+ 366), que admite solamente los 22 libros


protocanónicos, según las letras hebreas. Pero él mismo advierte que
algunos añaden Tobías y Judit, con lo que obtienen el número 24 de las
letras griegas72. En la práctica, empero, usa casi todos los libros
deuterocanónicos73, considerándolos corno Escritura sagrada o profecía.

Rufino (+ 410) distingue tres clases de libros: los que fueron recibidos por
los Padres en el canon, es decir, los protocanónicos, de los que enumera
22; los eclesiásticos, que han de ser leídos en la iglesia, pero que no
pueden ser aducidos como autoridad para confirmar la fe. Estos son: Sab,
Eclo, Tob, Jdt, 1-2 Mac. Y, finalmente, los apócrifos, que no pueden ser
leídos en la iglesia74. Sin embargo, también él cita los deuterocanónicos,
y a veces como Escritura sagrada75. Por otra parte, es de Rufino la
siguiente afirmación: “Id pro vero solum habendum est in Scripturis
divinis, quod LXX interpretes transtulerunt: quoniam id solum est quod
auctoritate apostolica confirmatum est” (“debemos considerar como
verdadero en las Escrituras divinas sólo aquello que los traductores de la
versión de los LXX nos transmitieron, ya que sólo eso ha sido confirmado
por la autoridad apostólica”)76. Ahora bien, la versión griega de los LXX
contenía también los libros deuterocanónicos; luego parece que Rufino
admitía de algún modo la autoridad canónica de dichos libros.

San Jerónimo (+ 420) parece que en un principio consideró todos los


deuterocanónicos como sagrados y canónicos, pues seguía la versión de
los LXX, que los contenía todos. Sin embargo, a partir del año 390 en que
empezó su versión directa del hebreo, influido, según parece, por sus
maestros judíos, sólo admite los libros contenidos en la Biblia hebrea. En
este sentido nos dice en el Prólogo galeato: “Hic prologus Scripturarum,
quasi galeatum principium, omnibus libris, quos de hebraeo vertimus in
latinum, convenire potest, ut scire valeamus, quidquid extra hos est, inter
apocrypha esse ponendum. Igitur, Sapientia quae vulgo Salomonis
inscribitur, et lesu filii Sirac liber (Eclo) et Iudith et Tobias et Pastor non
sunt in canone. Machabaeorum primum librum hebraicum
repperi. Secundus graecus est” (“este prólogo de las Escrituras, como
inicio galeato, lo encuentro oportuno en este lugar, donde traducimos los
libros del hebreo al latín, de modo que sea a todos conocido que lo que no
se encuentra entre estos libros debe ser considerado entre los apócrifos. Y
así, la Sabiduría que popularmente se atribuye a Salomón, y el
Eclesiástico o libro del Ben Sirach, y Judit y Tobías y el Pastor no están en
el canon. El primer libro de los Macabeos lo encontré en hebreo, el
segundo en griego”)77. Hacia el año 397 confirma su pensamiento
negando a los deuterocanónicos todo valor probativo en materia
dogmática: “Sicut ergo Iudith et Tobi et Machabaeorum libros legit
quidem Ecclesia, sed inter canonicas scripturas non recipit: sic et haec
duo volumina (Eclo y Sab) legat ad aedificationem plebis, non ad
auctoritatem ecclesiaticorum dogmatum confirmandam” (“Y así como la
Iglesia lee sin duda los libros de Judit, Tobías y Macabeos, pero no los
recibe en las Escrituras canónicas, del mismo modo estos dos volúmenes
-Eclesiástico y Sabiduría- los lea la Iglesia para la edificación de los fieles,
pero no para confirmar la autoridad de los dogmas eclesiásticos”)78. En el
año 403, en una carta a Leta, en la que le da instrucciones para la
educación cristiana de su hija, después de proponer el canon de los
hebreos, añade esta advertencia: “Caveat omnia apocrypha. Et si quando
ea non ad dogmatum veritatem, sed ad signorum reverentiam legere
voluerit, sciat... multa his admixta vitiosa” (“Tenga cuidado con todos los
apócrifos. Y si de todos modos quisiera leerlos, no para fundamentar la
verdad de los dogmas, sino por la reverencia de lo que representan, sepa
que… en ellos hay mucho de defectuoso”)79. Rechaza las partes
deuterocanónicas de Ester y de Daniel (en los prefacios a ambos
libros)80, lo mismo que Baruc y la carta de Jeremías, porque los hebreos
no los consideran como sagrados y canónicos81.

En otros lugares de sus obras no se muestra tan tajante respecto de los


deuterocanónicos. De ahí que traduzca hacia 390-391 el libro de Tobías a
instancias de algunos amigos. Advierte, sin embargo, que los hebreos lo
consideraban como apócrifo; pero justifica su decisión de traducirlo
diciendo: “melius esse iudicans pharisaeorum displicere iudicio et
episcoporum iussionibus deservire” (“es mejor oponerse al juicio de los
fariseos y obedecer las ordenanzas de los obispos”)82. De igual modo tra-
duce Judit, después que varios amigos se lo hablan pedido, pero protesta
que los hebreos lo tenían por apócrifo, y afirma que su “auctoritas ad
roboranda illa quae in contentionem veniunt, minus idonea iudicatur” (“la
autoridad de estos libros para fundamentar aquellas verdades que se
ponen en discusión es tenida por menos idónea”)83. En el año 394 dice
refiriéndose a Judit: “Legimus in Iudith, si cui tamen placet volumen
recipere” (“Leemos en el libro de Judit –si se quiere aceptar este libro-
que…”)84; en 397 pone el libro de Judit al lado de Rut y Ester: “Rut et
Esther et Iudith tantae gloriae sunt, ut sacris voluminibus nomina
indiderint” (“Rut, Ester y Judit son nombres de tanta gloria que llegaron a
dar sus nombres a los libros santos”)85.Y hacia 405, hablando del mismo
libro de Judit, escribe: “Hunc librum synodus nicaena in numero
sanctarum Scripturarum legitur computasse” (“el concilio de Nicea
consideró que este libro forma parte de las Sagradas Escrituras”)86. De
Tobías dice también en otra ocasión: “Liber... Tobiae, licet non habeatur
in canone, tamen usurpatur ab ecclesiasticis viris” (“El libro de Tobías, si
bien no está en el canon, sin embargo lo usan frecuentemente los
hombres de iglesia”)87.

El santo Doctor cita también frecuentemente los deuterocanónicos,


considerándolos como Escritura sagrada88. Han sido contadas alrededor
de unas doscientas citaciones de los libros deuterocanónicos en San
Jerónimo89.

Sin embargo, es hoy opinión bastante común que San jerónimo, después
del año 390, negó la inspiración de los deuterocanónicos del Antiguo
Testamento y los excluyó del canon. Téngase en cuenta que ésta era una
opinión suya personal y privada, que nada tenía que ver con la doctrina y
la enseñanza de la Iglesia, como veremos.

Se debe advertir, sin embargo, que la opinión que rechazaba los


deuterocanónicos o les atribuía menor autoridad fue patrimonio de una
minoría de Padres. La mayor parte de los Padres griegos y latinos de los
siglos IV y V consideran los deuterocanónicos como sagrados e
inspirados90. Entre estos podemos contar a San Basilio Magno (+379)91,
San Gregorio Niseno (+395)92, San Ambrosio (+396)93, San Juan
Crisóstomo (+407)94, Orosio (+ hacia 417)95, San Agustín (+430)96,
San Círilo Alejandrino (+444)97, Teodoreto de Ciro (+458)98, San León
Magno (+461), San Isidoro de Sevilla (+636) y los Padres de la Iglesia
siríaca, Afraates y San Efrén99.

Los Padres citados, y otros más que pudiéramos citar, consideran los
deuterocanónicos como Libros Sagrados. Pero no todos citan el catálogo
completo de los libros deuterocanónicos, porque se sirven de ellos de
ordinario de una manera ocasional. Basta que citen alguno de los
deuterocanónicos como Escritura sagrada para que se salve el principio de
que los deuterocanónicos tienen la misma autoridad que los
protocanónicos.

Los códices griegos de los siglos IV y V que han llegado hasta nosotros
confirman la tradición patrística, pues contienen los deuterocanónicos.
Pero éstos no están puestos al final, como en apéndice, sino en su lugar
determinado. Así nos los presentan los códices principales Sinaítico (S),
Vaticano (B) y Alejandrino (A).

Otra prueba fuerte de la canonicidad de los deuterocanónicos nos la dan


los concilios provinciales africanos de Hipona (año 393 d.C.) y el III y IV
de Cartago (años 397 y 419), que nos presentan el catálogo completo de
los Libros Sagrados, incluyendo también los deuterocanónicos. El papa S.
Inocencio I, en una carta al obispo de Tolosa, Exuperio, del año 405, da
también el catálogo completo de los libros canónicos100.

4. RETORNO A LA UNANIMIDAD.- (s. VI y posteriores).- A partir de fines


del siglo V las dudas acerca de los deuterocanónicos van desapareciendo.
De este modo se restablece en el siglo VI la unanimidad, que no es
oscurecida por algunas voces discordantes, las cuales todavía dudan de la
inspiración de los deuterocanónicos. Estas son bastante raras en Oriente;
menos raras en Occidente, en donde la autoridad de San Jerónimo ejerció
un gran influjo, haciendo que algunos dudasen hasta la época del concilio
Tridentino. Sin embargo, ya en el siglo VII, San Isidoro de Sevilla
expresaba muy bien el sentir de la Iglesia con estas palabras: “Quos
(deuterocanonicos libros) licet Hebraei inter apocrypha separent, Ecclesia
Christi tamen inter divinos libros et honorat et praedicat” (“aunque los
hebreos cuenten a estos libros –los deuterocanónicos- entre los apócrifos,
sin embargo la Iglesia de Cristo los honora y predica como libros
divinos”)101.

Entre los griegos todavía no admiten el canon completo los siguientes


Padres: Teodoro de Mopsuestia (+428)102, Leoncio Bizantino (+
543)103, San Juan Damasceno (+ hacia 754)104 y Nicéforo
Constantinopolitano (+829)105. Entre los latinos dudan aún de la
canonicidad e inspiración de los deuterocanónicos: Yunilio Africano (+
hacia 550)106, San Gregorio Magno (+604)107, Walafrido Estrabón
(+849)108, Roberto de Deutz (+1135)109, Hugo de San Víctor
(+1141)110, Hugo de San Caro (+1263)111, Nicolás de Lira (+1340)112,
Alfonso Tostado (+1455 )113, San Antonino de Florencia (+1459)114,
Dionisio Cartujano (+1471)115 y el cardenal Tomás de Vío Cayetano
(+1534)116.

Santo Tomás de Aquino (+1274) equipara los deuterocanónicos a los


demás libros de la Sagrada Escritura, como se ve claramente por un
discurso académico del 1252, descubierto en 1912 por el P. Salvatore117,
en el cual menciona todos los libros de la Biblia tanto los proto como los
deuterocanónicos. Por eso, las dudas expresadas con anterioridad por
algunos autores respecto del pensamiento de Santo Tomás 219, no tienen
apoyo alguno.

5. DECISIONES DE LA IGLESIA RESPECTO DEL CANON BÍBLICO.- La


Iglesia cristiana ha considerado siempre los libros deuterocanónicos del
Antiguo Testamento como inspirados, y los ha recibido con la misma
reverencia y veneración que los protocanónicos. Esta fue la causa de que
dichos libros fueran leídos en las asambleas litúrgicas ya desde los
primeros siglos de la Iglesia.

Las primeras decisiones oficiales de la Iglesia de nosotros conocidas son


del siglo IV. El concilio Hiponense (año 393) establece, en efecto, que
“praeter Scripturas canonicas nihil in Ecclesia legatur sub nomine
divinarum Scripturarum” (“en la Iglesia no se lea con el nombre de
Escrituras divinas nada sino sólo las Escrituras canónicas”), y a
continuación da el catálogo completo de los Libros Sagrados118. Este
mismo canon es propuesto por los concilios III y IV de Cartago,
celebrados los años 397 y 419 respectivamente119, y por el papa San
Inocencio I en una carta suya al obispo tolosano Exuperio (año 405)210.

Los griegos recibieron el canon completo del concilio IV de Cartago en el


concilio Trulano II (año 692)121. Y lo mismo hizo Focio (+891)122. Hay
ciertos autores que afirman que el sínodo Niceno (año 325) ya había
determinado el canon de los Libros Sagrados; sin embargo, parece más
verosímil negar esto, ya que en los cánones conciliares que han llegado
hasta nosotros nada se dice del canon de los Libros Sagrados. En cuanto
al canon 60 del concilio Laodicense (hacia 360), que enumera del Antiguo
Testamento solamente los libros protocanónicos, incluyendo Baruc, se
sabe hoy que no es auténtico, sino una adición antigua hecha a los
cánones de dicho concilio123.

El Decreto Gelasiano da el canon completo de las Sagradas Escrituras124.


Este decreto es atribuido también a San Dámaso I (366-384) y a San
Hormisdas (514-523). Sin embargo, hoy día los críticos suelen negar su
autenticidad. No se trataría de un documento proveniente de una
autoridad pública, como un concilio, o un papa, sino de una obra privada
compuesta por un clérigo en la Galia meridional o en la Italia septen-
trional a principios del Siglo VI. Otros críticos, en cambio, defienden su
autenticidad.

También son testimonios de la tradición eclesiástica de esta época


los catálogos de los Libros Sagrados que se encuentran en algunos
antiguos códices de la Sagrada Escritura. El códiceClaromontano (DP),
compuesto en el siglo V-VI, contiene el canon del siglo III-IV, con los
libros deuterocanónicos125. El Canon Mommseniano, del siglo IV,
también nos presenta el canon completo126.

La enseñanza tradicional sobre el canon fue confirmada solemnemente


por el concilio Florentino, el cual en el decreto pro Iacobitis (4 febrero
1441), da el canon completo de los Libros Sagrados del Antiguo y Nuevo
Testamento, incluyendo todos los deuterocanónicos127. “(La Iglesia)
profesa-afirma el concilio-que el mismo y único Dios es el autor M Antiguo
y del Nuevo Testamento.... ya que bajo la inspiración del mismo Espíritu
Santo hablaron los santos de uno y otro Testamento, cuyos libros recibe y
venera ...”128.

Y, finalmente, el concilio Tridentino, para salir al paso de los protestantes,


que negaban los deuterocanónicos del Antiguo Testamento, define
solemnemente el canon de las Sagradas Escrituras. En la sesión 4ta., del
8 de abril de 1546, se promulga el solemne decreto, que dice: “El
sacrosanto ecuménico y general concilio Tridentino... admite y venera con
el mismo piadoso afecto y reverencia todos los libros, tanto del Antiguo
como del Nuevo Testamento... Y si alguien no recibiera como sagrados y
canónicos estos libros íntegros con todas sus partes, como ha sido
costumbre leerlos en la Iglesia católica, y se contienen en la antigua
versión Vulgata latina, o si despreciare a ciencia y conciencia las
predichas tradiciones, sea anaterna”129.

El concilio Vaticano I, con el propósito de disipar algunas dudas aisladas,


que aún subsistían en algún que otro autor católico acerca de la autoridad
de los libros deuterocanónicos, renovó y confirmó el decreto del concilio
Tridentino. Y declaró solemnemente: “Si alguno no recibiere como
sagrados y canónicos los libros de la Sagrada Escritura íntegros, con
todas sus partes, como los describió el santo sínodo Tridentino, o negase
que son divinamente inspirados, sea anatema”130.

Finalmente, el concilio Vaticano II vuelve a repetir y confirmar la doctrina


de los dos precedentes concilios, con estas palabras: “La santa madre
Iglesia, fiel a la fe de los Apóstoles, reconoce que todos los libros del
Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y
canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu Santo,
tienen a Dios por autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia”
(Const. dogmática Dei Verbum c.3 n.11).

6. El canon del Antiguo Testamento en las otras iglesias cristianas.-


a) La Iglesia siríaca: Entre los sirios ha existido una tradición bastante
parecida a la de la Iglesia católica, en lo que se refiere a los libros
deuterocanónicos del Antiguo Testamento. La mayor parte de sus
escritores los consideran como inspirados y canónicos. El monofisita
Jacobo Edeseno (+ 708) admite Bar, Est, Jdt, Sab, Eclo. Gregorio
Barhebreo (+ 1286) comenta en sus escritos Dan 3 y 13, Sab, Eclo y
también cita Bar y Mac. El escritor nestoriano Iso'dad (+852) presenta un
canon de 22 libros; Pero Ebed Jesu (+1318) enumera en su catálogo la
mayoría de los deuterocanónicos, lo mismo que Ibn Chaldun (+ 1406). La
antigua Iglesia siríaca también admitía los deuterocanónicos, como nos lo
prueba el catálogo de los Libros Sagrados del siglo IV que ha llegado
hasta nosotros131.

b) La Iglesia etiópica también admite el canon completo del Antiguo


Testamento, al cual ha incorporado algunos libros apócrifos, como el 4
Esd, 3 Mac, Henoc132.

c) La Iglesia copta y la armena admiten el canon completo del Antiguo


Testamento. Pero, a semejanza de los etíopes, admiten ciertos libros
apócrifos. Los coptos añaden el salmo 151 y el 3 Mac133, y los armenos
incluyen el 3 Esd, 3 Mac, Testamento de los XII patriarcas, etc.

d) Griegos ortodoxos. La Iglesia griega admitió el canon completo del


Antiguo Testamento desde el concilio de Trulo (año 692) hasta el siglo
XVII. Focio mismo, autor del cisma, admitió los deuterocanónicos134. Sin
embargo, en el siglo XVII, bajo la influencia de los protestantes,
comenzaron a aparecer ciertas dudas acerca de dichos libros. Fue
principalmente Cirilo Lucaris (+ 1638), patriarca de Constantinopla, el
cual, contagiado de calvinismo, rechazó los deuterocanónicos con-
siderándolos como apócrifos135. Empero, el sínodo de Constantinopla
celebrado el año 1638 bajo el sucesor de Cirilo Lucaris, Cirilo Contar¡, y
los sínodos de Yassi (año 1642) y de Jerusalén (1672), condenaron la
sentencia de Cirilo Lucaris y aceptaron el canon completo de los Libros
Sagrados, incluyendo los deuterocanónicos.

A mediados del siglo XVIII, bajo la influencia de la Iglesia rusa,


comenzaron a reaparecer las dudas sobre los deuterocanónicos, que
encontraron eco en bastantes teólogos griegos. Hoy la canonicidad de
estos libros es rechazada por muchos. Y como no ha habido todavía una
decisión oficial de la Iglesia griega a este respecto, la admisión o la
negación de los deuterocanónicos es en la actualidad una opinión libre.
e) La Iglesia rusa hasta el siglo XVII aceptó el canon completo del Antiguo
Testamento. Pero a finales del siglo XVII el emperador Pedro el Grande
(1689-1725), por razones nacionalistas, separó la Iglesia rusa de la
griega ortodoxa y suprimió el patriarcado, instituyendo en su lugar el
Santo Sínodo. En esta obra fue ayudado eficazmente por el obispo
Teófanes Prokopowitcz, el cual, entre otras cosas, negaba la canonicidad
de los deuterocanónicos del Antiguo Testamento136. Esta opinión fue
aceptada por muchos teólogos, e incluso llegó a ser aprobada por el
Santo Sínodo137. De ahí que hoy día sean muchos los que rechazan la
canonicidad de los deuterocanónicoS 251.

f) Los protestantes, por el hecho de negar la autoridad de la Iglesia, se


vieron obligados a determinar el canon apoyándose en testimonios
históricos o en criterios internos y subjetivos. Por esta razón, los
protestantes conservadores, siguiendo la autoridad de San Jerónimo,
rechazan todos los deuterocanónicos del Antiguo Testamento,
considerándolos como apócrifos138. El primero en negar la canonicidad
de los deuterocanónicos fue Carlostadio, en 1520, cuyo nombre verdadero
era Andrés Bodenstein139. Por eso, la Biblia de Zurich de 1529 los coloca
en apéndice. Pronto le siguió Lutero, el cual, en su primera traducción
alemana de la Biblia (año 1534), los coloca en apéndice bajo el título de
apócrifos140. En 1540 también Calvino rechazó los deuterocanónicos.

Las diversas confesiones protestantes rechazaron igualmente la


canonicidad de los deuterocanónicos. No obstante, la Confesión galicana
(1559)141, la Confesión anglicana (1562), la Confesión belga (1562) y la
II Confesión helvética (1564) aún los conservan en apéndice al final de la
Biblia. En el sínodo de Dordrecht (Holanda), año 1618, algunos teólogos
calvinistas pidieron que los libros apócrifos142, es decir, los
deuterocanónicos, fueran eliminados de las Biblias. El sínodo decidió
seguir un camino medio, ordenando que en adelante se imprimieran en
caracteres más pequeños. Esta costumbre la han seguido en general los
luteranos hasta hoy día. Entre los años 1825-1827, y de nuevo en los
años 1850-1853, tuvieron lugar en Inglaterra duras controversias acerca
de la recepción en la Biblia de los deuterocanónicos. Esto llevó a la
Sociedad Bíblica Inglesa a la determinación (3 mayo 1826) de no imprimir
en adelante los libros deuterocanónicos junto con el resto de la Sagrada
Escritura. Los protestantes liberales modernos, como niegan el orden
sobrenatural, también niegan el concepto de inspiración y de canonicidad.
Para éstos, todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento son
escritos meramente humanos, y el canon se ha ido formando bajo el
influjo de causas fortuitas, como puede suceder en cualquier otra
literatura profana143.

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NOTAS

[1] Contra Apion 1,8.

[2] 4 Esdr 14,37-48.

[3] Talmud de Babilonia (Baba bathra 14b-15a)

[4] Cf. H. E. Ryle, Philo and Holy Scripture (Londres 1895).

[5] El número 22 corresponde a las letras del alefato hebraico. Esta


misma cifra de 22 libros es corroborada por Melitón de Sardes
(Eusebio, Histo Eccl 4,26), Orígenes (Expos. in Ps. I), San Atanasio (Epist.
Fest. 39), San Cirilo de Jerusalén (Catech. 4,33,35I, San Gregorio
Nacianceno (Carm. 1,12), Rufino (In symb. 37), San Jerónimo (Prol.
gal.), San Epifanio (Mens. et pond. 4s.22.)San Isidoro de Sevilla
(Etim.. 16,10).

[6] Los 13 libros de los profetas son: Jos, Jue-Rut, Samuel, Re, Crón,
Esdras-Nehemías, los 12 profetas menores, Is, Jer-Lam, Ez, Dan, Job,
Est.

[7] Esos otros cuatro libros deben de ser: Salmos, Prov, Cant, Ecl. Cf. W.
Fell, Der Bibelkanon des Josephus: BZ (1909) 1-16. 113-122. 235-244)

[8] El número 24 proviene probablemente del alfabeto griego. Esta


enumeración reúne de dos en dos los libros de Sam, los dos de los Re, los
dos de las Crónicas y los de Esd y Neh; los 12 profetas menores forman
también una sola unidad.
[9] Talmud significa “enseñanza, doctrina”, porque recoge la enseñanza
de los rabino. Consta el Talmud de dos partes: la Mishna y la Guemara.
La Mishna fue compilada a finales del siglo II d.C., en Tiberíades, por el
rabino Judá han-Nasi, en la que se mencionan cerca de 150 rabinos, que
ordinariamente se llaman Tannaítas. La Guemara es como el
complemento del Talmud por los rabinos posteriores, llamados Amoraim,
que expusieron la Mishna en Palestina desde el año 219 al 359, y en
Babilonia desde el 219 al 500 d.C. Por eso, la primera es conocida como
la revisión palestinense, y la segunda como revisión babilónica.

[10] Baraita = “externo”, indica el material que ha sido transmitido por


los rabinos, pero que no ha sido incorporado a la Mishna.

[11] Núm 23-24.

[12] Se refiere a Deut 34,5-12: muerte de Moisés.

[13] Baba Bathra 14b-15a. Cf. H. Strack – P. Billerbeck, Kommentar zum


N.T. aus Talmud und Midrasch IV p. 424s.

[14] Así San Ireneo, Clemente de Alejandrino, Orígenes, Tertuliano, San


Juan Crisóstomo.

[15] Ch. D. Ginsburg, The Massoreth hammasoreth (Londres 1867) p.


111.

[16] Esd 7,6.11; Neh 8-10.

[17] Contra Apión 1,8.

[18] Cf. J. T. Milik, Dieci anni di scoperte nel deserto di Giuda (Turín
1957) p. 23.

[19] Cf. Sab 7,27.

[20] Por los documentos de Qumrán sabemos que éstos leían y usaban
algunos de los deuterocanónicos. Cf. J. T. Milik, Dieci anni di scoperte nel
deserto de Giuda (Turín 1957) p. 23.

[21] Este es el orden que tienen en el códice Vaticano (B): Gén, Ex, Lev,
Num, Deut, Los, Jue, Rut, 1-2 Sam, 1-2 Re, 1-2 Crón, Esd-Neh, Sal, Prov,
Ecl, Cant, Job, Sap, Eclo, Est, Jdt, Tob, Os, Am, Miq, Jl, Abd, Jon, Nah,
Hab, Sof, Ag, Zac, Mal, Is, Jer, Bar, Lam, Carta de Jer (=Bar 6), Dan.
Faltan 1-2 Mac, pero se encuentran en el Sinaítico y en el Alejandrino. El
B reproduce el orden de manuscritos antiguos griegos.
[22] En la Geniza de una Antigua sinagoga de El Cairo se ha encontrado
una gran parte del texto hebreo del Eclo, entre los años 1896-1900.

[23] Cf. Chagiga 2,1; Sanhedrin 10b. Ver S. Schechter, The Quotations
from Ecclesiasticus in Rabbinic Literature, Jewish Quarterly Review (1891)
687-706.

[24] Talmud babilónico, Erubin 65a; ibid. baba kama 92b.

[25] Los Midrashim son una exposición libre y a veces arbitraria del texto
bíblico.

[26] Praef. In Tob.

[27] Const. Apost. 5,20.

[28] Yoma 29a.

[29] Hanukkah significa “consagración”. Ver 1 Mac 4.

[30] Contra Apión 1,1.

[31] En Eusebio, Hist. Ecl. 6,25.

[32] San Jerónimo, Prol. gal.

[33] Sab 2,13.18 = Mt 27,43; Sab 3,8 = 1 Cor 6,2; Sab 4,10 = Heb 11,5;
Sab 5,18-21 = Ef 6,14.16s; Sab 6,4.8 = Rom 2,11; 13,1; Sab 12,24-
15.19 = Rom 1,19-32.

[34] San Epifanio, Haer. 8,6.

[35] C. Orig. 18.

[36] Dan 13.

[37] Mc 7,13; Rom 3,2.

[38] Est formula era: “está escrito”, “se halla escrito”, y otras
semejantes.

[39] Cristo y los apóstoles atribuyen a la Sagrada Escritura una autoridad


absoluta. De ahí que todo lo que esté escrito en ella ha de verificarse (Mt
21,42; 26,24.31.54.56; Lc 4,21; 18,31; Jn 5,34-39, etc.). El motIVo por
el cual Jesucristo y los apóstoles atribuyen a las Escrituras tan gran
autoridad es por su origen dIVino. Este origen dIVino se expresa en el N.
T. con dIVersas fórmulas: «Predijo el Espíritu Santo por boca de David,
(Act 1,16; 3,18.21); «Dios, que por sus profetas había prometido en las
santas Escrituras» (Rom 1,2); «bien habló el Espíritu Santo por el profeta
Isaías» (Act 28,25).

[40] Cf. R. CORNELY, Introductio generalis: CSS (París 1894) n.31; H. H.


SWETE-R. R. OTTLEY, An Introduction to the Old Testament in
Greek (Cambridge 1914) 381-405.

[41] Cf. Epist 82 ad Hieron. 5,35. Dice literalmente que dicha traducción
grieta (LXX) era “ab Apostolis approbata”.

[42] Cf. Epist. 1 ad Cor 22,4-6.

[43] Cf. Epist. 1 ad Cor 27,5 (=Sap 11,22; 12,12); 59,3 (=Eclo 16,18s).

[44] Cf. Epist. ad Philip. 10,2.

[45] Cf. Sim 5,3,8 (=Eclo 18,30); Mand. 5,2,3 (=Tob 4,19); Mand. 1,1
(=2 Mac 7,28); Mand. 1,1 (=Sab 1,14).

[46] Cf. Diálogo con Trifón 120.

[47] Cf. Adv. Haer. 5,31,1.

[48] Cf. Adv. Haer. 4,5,2; 4,26,3.

[49] Cf. Adv. Haer. 4,38,3.

[50] Aduce Jdt 8,27 en Strom. 2,7,35: MG 8,969; Tob 4,16 en Strom.
2,23: MG 8,1089; cita el libro de la Sab 25 veces, el de Bar 24 veces y el
del Eclo 50 veces, especialmente en el Pedagogo. También alude a las
partes deuterocanónicas de Dan y Est en Strom. 1,21; MG 8,852s. Es
probable que también aluda al 2 Mac 1,10 en Strom. 5,14: MG 9,145.

[51] In Matth. Comm., serm. N. 61. Cita unas 40 veces la Sab y unas 70
veces el Eclo, y los llama “palabra divina” (Conra Celso 3,72; 8,50). Tob y
Jdt, Dan y Est son considerados como sagrados y recibidos por la Iglesia
(Ep. Ad Africanum n. 2.4.9,13). También aduce 2 Mac 7,28 en De
Princ. 2,1,5, y bar 3,9-13 en Hom. In Jer. 7,3).

[52] Cf. De cultu fem. 1,3.

[53] Cf. ML 4,651-780.

[54] Cf. MG 10,677-807.

[55] Cf. Dan 3,24ss mejor que Dan 3,19.


[56] Cf.G. Wilpert, Pitture delle catacombe romane (Rorna 1903) pp .39,
52, 112, 265, 307-316, 327-337; C. Kaufmann, Handbuch der christlichen
Archeologie (Paderborn 1922) 316ss; F. Grossa-Gondi, I monumenti
crisitiani iconografici e architettonici dei sei primi secoli (Roma 1923) 12-
14; O. Marucchi, Manuale de Archeologia cristiana (Roma 1933) pp. 312-
314; G. Wilpert, La fede della Chiesa nascente (Cittá del Vaticano 1938)
pp. 121ss.

[57] Las pinturas de las catacumbas romanas van desde el siglo II hasta
el V.

[58] Cf. Eusebio, Hist. Eccl. 4,26,12-14.

[59] Cf. De Or. 14,4.

[60] Cf. Comm. In Protocanónicos. 1 en Eusebio, Hist. Ecl. 6,25,1s.

[61] Cf. A. Merk, Origenes und der Kanon des A. T.: Bi (1925) 200-205;
J. Ruwet, Les «antilegomena» dans les oeuvres d'Origéne: Bi 23 (1942)
18-42; 24 (1943) 18-53; idem, Les apocryphes dans les oeuvres
d'Origéne: Bi 25 (1944) 143-166.311-344.

[62] Cf. Epist. Fest.. 39.

[63] Cf. J. Ruwet, Le canon alexandrin des Écrittires. S. Athanase.


Appendice: Le canon alexandrin d'aprés S. Athanase: Bi 33 (1952) 1-29.

[64] Cita el Eclo en Catech. 2,15; 9,6; 11,19: MG 33,404.644.716; la Sab


en Catech. 9,2: MG33,640, y Dan en ibid., 2,15s; 14,25; 16,31: MG
33,421.639.857.961.

[65] Cf. Catech. 4,33-36.

[66] Cf. Haer. 8,6; 76,5; De mens. et pond.4 y 22s.

[67] Cf. Haer. 24,6; 30,25.

[68] Cita el libro de la Sab en Or. 28,8: MG 36,34; el Eclo en Or. 37,6,18:
MG 36,290.304; el libro de Bar en Or. 30,13: MG 36,121; el de Dan 3,14
en Carm. praecept, ad virg. 177-184: MG 37,592s, y Dan 13, en Or.
36,7; MG 36,273;Carm. 1,12: De veris Scripturae libris: MG 37,472

[69] Cf. Carm. ad Seleucum 251-324.

[70] Cf. Or. 2,4; 1,2.


[71] Cf. Cánones apostólicos (hacia 400): cf. F. X. Funk, Didascalia,et
constitutiones apostolorum (Paderbom 1905) p. 590s. El Pseudo-
Atanasio, en su obra Synopsis Scripturae Sacrae 1,2.3.39.41s, da 22
libros.

[72] Cf. Prol. in Ps. 15.

[73] Cf. In Ps. 52,19: ML 9,335; In Ps. 66,9: MI- 9,441; In Ps. 78,9: ML
9,482; Trin. 4,42: ML 10,127; In Ps. 118,2.8; 127,9; 135,11: ML
9,514.708.775; In Ps. 125,6: ML 9,688.

[74] Cf. Comm. in symb. apost. 36-38.

[75] Cf. Comm. in symb. apost. 5 y 46: ML 21,344.385; Bened.


Ioseph 3; Bened. Beniamin 2: ML 21,332s; Apol. 2,32-37: ML 21,611-
616.

[76] Cf. Interpretatio historiae Eusebianae 6,23, en Rufini vita 17,2: ML


21,270. Cf. M. Stenzel, Der Bibelkanon des Rufin von Aquileia: Bi 23
(1942) 43-61.

[77] Cf. Prol. in libr. Samuelis et Malachim.

[78] Cf. Praef. in libr. Salomonis.

[79] Cf. Epist. 107 ad Laetam, 12.

[80] Rufino se escandalizaba de que San Jerónimo rechazase las partes


deuterocanónicas de Daniel y las defiende valientemente contra el monje
de Belén (cf. Rufino, Apol. 2,32-35).

[81] Cf. Prol. comm. in Ier. A propósito de San Jerónimo se pueden


consultar los siguientes trabajos: L. Sanders,Études sur Saint
Jéróme (Bruselas-Paris 1903) p.196-267; P. Gaucher, St. Jéróme et
l’inspiration des livres deutérocanoniques: Science catholique 18(1904)
193-210-334-359.539-555.703-726; L. Schade, Die Inspirationslehre des
Heiligen Hieronymus: BS 15,4-5 (1910) 163-211; L. H.
Cottineau, Chronologie des versions bibliques de St. Jéróme: Miscellanea
Geronimiana (Roma 1920) 43-68; F. Cavallera, St. Jéróme: Sa vie et son
oeuvre (París 1922) 23-63.153-165; A. Penna, Principi e carattere
del’esegesí di S. Gerolamo (Roma 1950); H. H. Howort, The Influence
of St. Jerome on the Canon of the Western Church: JTS (1909) 481-496;
(1910) 231-247; (1912) 1-8 (véase Bi, 1920, 554.561).

[82] Cf. Prol. in Tob y Prol. in Io.


[83] Praef. in libr. Iudith

[84] Cf. Epist. 54 ad Furiam, 16.

[85] Cf. Epist. 65 ad Principiam 1-2.

[86] Cf. Praef. in libr. Iudith

[87] Cf. Prol. in Io.

[88] En 406 cita Sab, diciendo: “Scriptum est, si cui tamen placet librum
recipere” (“Está escrito –si se quiere aceptar este libro- que…”),
en Comm. in Zach. 8,4; el Eclo es aducido con la fórmula: “dicente
Scriptura Sancta” (“como dice la Escritura Santa”), en Comm. in Is 3,12
y Epist. 118 ad Iulian. 1; Judit es citado anteponiendo la expresión
“legimus in Scripturis” (“leemos en las Escrituras”), en Comm. in Matth.
5,13; de Tobias habla en elComm in Ecl 8.

[89] Cf. J. Ruwet, De Canone, en Institutiones Biblicae 1, p. 113 n. 31.

[90] Los textos de los Padres en que hablan de los deuterocanónicos


como inspirados y canónicos se pueden ver en S. M. Zarb, De historia
canonis... p.151ss.

[91] Este Padre cita todos los deuterocanónicos. Véase S. M. Zarb, o.c.,
p.16s.

[92] También San Gregorio emplea todos los deuterocanónicos: S. M.


Zarb, o.c., p. 168s.

[93] Usa igualmente todos estos libros. Cf. J. Balestri, Biblica


introductionis generalis elementa (Roma 1932) n. 284; S. M. Zarb, o. c.,
p. 175s.

[94] Este gran comentarista emplea también todos los


deuterocanónicos. Cf. S. M. Zarb, o. c., p. 157-160; L. Dennefeld, Der alt.
Kanon der antiochenischen Schule: BS 14,4 (1909) 29-38; Ch. Baur, Der
Kanon des Hl. Johan. Chrysostomus: ThQ (1924) 258-271.

[95] Cita la mayor parte de los deuterocanónicos: S. M. Zarb, o. c., p.


190.

[96] Da el catálogo de los Libros Sagrados, entre los cuales


están todos los deuterocanónicos (Doct. Christ. 2,8,13: ML 34,41). Cf. C.
J. Costello, St. Augustine's Doctrine on the Inspiration and Canonicity of
Scripture(Washington 1930) p. 65-97.
[97] Cf. A. Kerrigan, St. Cyril of Alexandria Interpreter of the 0. T. (Roma
1952) p. 17ss.

[98] Usa la mayor parte de los deuterocanónicos: S. M. Zarb, o. c., p.


164s.

[99] 199 Cf. T. J. Lamy: RB 2 (1893) 13-17; J. Holzmann, Die Peschitta


zum Buche der Weisheit (Friburgo 1903) 10.

[100] Cf. EB n. 16-21.

[101] Etymologiae 6,1,9.

[102] Teodoro de Mopsuestia, apoyándose en razones de crítica interna,


no sólo rechazó los deuterocanónicos, sino también ciertos libros
protocanónicos, como Job, Cantar de los Cantares, Esdras-Nehemías,
Ester y Paralipómenos. Pero sus opiniones fueron condenadas por el
concilio II de Constantinopla (a1o 553). Cf. L. Pirot,L'oeuvre exégétique
de Théodore de Mopsueste (Roma 1913); J. M. Vosté, L'oeuvre
exégétique de Théodore de Mopsueste au II concile de Constantinopla, RB
38 (1929) 382-395.542-554.

[103] Da el catálogo de sólo 22 libros. En la práctica, sin embargo, cita


Bar, Eclo y Sab (De sectis act. 2,1-4: MG 86,1200-4).

[104] Cita 22 libros y advierte que Sab y Eclo no pertenecen al canon


(De fide orthod. 4,17: MG 94,1176-80).

[105] Cf. MG 100, 1056-60.

[106] Cf. De part. div. legis 1,3.

[107] No considera los libros de los Mac como canónicos


(Moralia 19,21,34: ML 76,119).

[108] Duda de Bar y de la carta de Jer (Glossa ordin. in Bar: ML 114,63s)

[109] Tiene alguna duda sobre Sab: ML 169,1379; 170,331s.

[110] Hace distinción entre los libros canónicos, que son 22, y los libros
de lectura (De Scripturis et scriptoribus sacris 6: MI- 175,15s).

[111] También distingue entre libros canónicos (son 22) y libros de


edificación. Sin embargo, en sus Postiliaecomenta tanto los proto como
los euterocanónicos.

[112] Tiene la misma división que Hugo de San Caro.


[113] No parece muy claro su pensamiento. Cf. E. Martín Nieto, Los
libros deuterocanónicos del A. T. según el Tostado: EstAbulenses (1953)
107.

[114] Cf. Chron. 1,3,5.9; Summa Theol. 3,18,6.

[115] Niega la canonicidad de los deuterocanónicos, siguiendo a San


Jerónimo.

[116] Cayetano escribió: “Iudith, Tobiae et Machabacorum libri a divo


Hieronymo extra canonicos libros supputantur et inter apocrypha
locantur, cum libro Sapientiae et Eccieslastico... Nec turberis, novitie, si
alicubi repereris libros istos inter canonicos supputari vel in sacris Conciliis
vel in sacris Doctoribus. Nam ad Hieronymi limam reducenda sunt tam
verba Conciliorum quam Doctorum ...” (“Los libros de ”), en In omnes
authenticos V. T. libros comm., Paris 1546, 481s. Cf. A. Colunga, El Card.
Cayetano y los problemas de introducción bíblica:CT (1918) 26-30; J. M.
Vosté, Thomas de Vio Card. Caietanus sacrae paginae magister (Roma
1935) 9-12.

[117] Cf. F. Salvatore, Due Sermoni inediti di S. Tommaso


d'Aquino (Roma 1912) 17-20.

[118] Cf. Mansi, Sacrorum Conciliorum nova et ampl. collectio (Florencia


1759) 3.924.

[119] Cf. EB n.19; Denz. 92.

[120] Cf. EB n.21. Cf. C. H. Turner, Latin Lists of the Canonical


Books.III: From Pope Innocent's Epistle to Exuperius of Toulouse: JTS 12
(1911s) 77-82.

[121] Se puede ver el texto en S. M. Zarb, De historia... p. 193-7.

[122] Cf. MG 104, 589-592.

[123] Cf. EB n. 12.

[124] Cf. EB n. 26.

[125] Se puede ver el texto en J. Ruwet, De Canone, en Instituciones


Bibl. I (Roma 1951) 228ss.

[126] Cf. W. Sanday, The Cheltenham List of the Canonical Books of the
O. and N. T. and of the Writinqs of Cyprian: Studia biblica et ecclesiastica
3 (1891) 217-303.
[127] Cf. EB n.47; Denz. 706.

[128] «(Ecclesia) unum atque eumdem Deum veteris et novi testamenti...


profitetur auctorem, quoniam eodem Spiritu sancto inspirante utriusque
testamenti sancti locuti sunt, quorum libros suscipit et veneratur» (EB .
47).

[129] Sacrosancta oecumenica et generalis Tridentina synodus, omnes


libros tam veteris quam novi testamenti... pari pietatis affectu ac
reverentia suscipit ac veneratur... Si quis autem libros ipsos integros cum
omnibus suis partibus, prout in ecelesia catholica legi consueverunt et in
veteri vulgata latina editione habentur, pro sacris et canonicis non
susceperit, et traditiones praedictas sciens et prudens contempserit,
anathema sit» (EB n.57.6o).

[130] “Si quis sacrae Scripturae libros integros cum omnibus suis
partibus, prout illos sancta Tridentina Synodus recensuit, pro sacris et
canonicis non susceperit, aut eos divinitus inspiratos esse negaverit:
anathema sit” (EB n. 79; Denz. 1787).

[131] Cf. A. S. Lewis, Catalogue of the Syriac Mss... : Studia Sinaitica I


(Londres 1894) 11-14.

[132] Cf. A. Baumstark, Der äthiopische Bibelkanon: Oriens Christianus 5


(1905) 162-173; M. Chaine, Le canon des livres saints dans l’église
éthiopienne: RSR 5 (1914) 22-39.

[133] Cf. I. Guidi, Il canone biblico della chiesa copta: RB 10 (1901) 161-
174.

[134] Cf. Focio, Syntagma canonum 3: MG 104,589-592.

[135] En su obra Orientalis Confessio christianae fidei (Ginebra 1629),


afirma que acepta el canon del sínodo de Laodicea que no contiene los
deuterocanónicos, excepto Bar.

[136] Cf. T. Prokopowitcz, Christiana orthodoxa theologia (Leipzig 1792).

[137] Para los rusos es, pues, casi un dogma de fe la negación de la


canonicidad de los deuterocanónicos.

[138] Cf. W. H. Daubney, The Use of the Apocripha in the Christian


Church (Londres 1900); H. H. Howort, The Origin and Authority of the
Biblical Canon in the Anglican Church: JTS, 8 (1906s) 1-40.231-265; 9
(1907s) 188-230; 10 (1908s) 182-232.
[139] Karlstadt, De canonicis scripturis libellus (Wittenberg l520).

[140] A este propósito dice: “Apócrifos, es decir, libros que no han de ser
estimados de igual modo que la Sagrada Escritura, pero que son buenos y
se pueden leer útilmente”.

[141] En la Confesión de 1559 se lee: “Utiles non sunt tamen eiusmodi,


ut ex iis constitui possit articulus fidei” (“son útiles pero no de tal modo
que la fe pueda basarse en ellos”).

[142] Sabido es que los protestantes llaman apócrifos a los


deuterocanónicos del Antiguo Testamento; y a los libros propiamente
apócrifos del A. T. los designan con el apelativo de pseudoepigrafos.

[143] E. Von Dobschutz, The Abandonment of the Canonical Idea: The


American Journal of Theology 19 (1915) 416-429.
LA APOSTASIA

II Tesalonicenses 2

“2 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra


reunión con él, os rogamos, hermanos, 2 que no os dejéis mover
fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni
por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el
día del Señor está cerca. 3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque
no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de
pecado, el hijo de perdición”
San Pablo en II de Tesalonicenses le da un dato crucial a esta comunidad,
antes del fin habrá una Apostasía. Siempre ha habido Apostatas pero en
ninguna otra época anterior ha habido medios de comunicación capaces
de extender esta apostasía a nivel mundial y al alcance de todos.
Anteriormente las apostasías habían sido locales y de poco alcance. Hoy
es a nivel mundial.

Que cosa es apostasía? El término apostasía viene del término griego


apostasía (“ἀποστασία”) que significa salida, defección, revuelta o rebelión
De acuerdo con el Profesor B.J. Oropeza, Ph.D. las causas de la Apostasía
pueden ser:

Tentaciones:: idolatría, inmoralidad sexual, codicia, etc


Engaños: cristianos que encuentran herejías y falsas enseñanzas
difundidas por falsos maestros y profetas que amenazaban con seducirlos
fuera de su devoción pura a Cristo.
Persecuciones: cristianos que fueron perseguidos por los poderes
gobernantes de la época por su lealtad a Cristo.

Estas tres condiciones están presentes en la vida de la sociedad de hoy.


Estas tres condiciones están afectando al cristiano promedio que se ve
sometido a presiones personales y bombardeos mediáticos.
La Apostasía es el abandono de la verdadera Fe para pasar a la militancia
activa en contra de la fe dejada detrás. No es un cambio de Iglesia, es
una guerrilla desatada a la fe que abundante, a esto se le llama el
“Síndrome del Divorciado”. Una persona conscientemente culpable del
fracaso del matrimonio pero que no es honesta comienza a poner toda la
culpa de su fracaso en la otra parte para auto justificarse. Así lo apostatas
que interiormente se siente culpables del abandono de su fe por presiones
internas o externas comienzan por echar la culpa de su apostasía a los
errores de la Iglesia. Estos se hacen militantemente agresivos y ácidos en
contraste con quien ecuentra una verdad que lo hace tolerante hacia el
equivocado. Estas personas “Apostatas agresivos” no quieren convencer,
quieren herir, quieren denigrar, quieren ofender a quienes su
subconsciente les dice que están manteniendo una actitud digna, es un
problema espiritual y emocional.
El Apostata no oye, el apostata no quiere entender, el apostata no quiere
dialogar, el apostata quiere destruir lo que para él es un reproche interno
de su fracaso.

No solo San Pablo nos habla de Apostasía, el mismo Señor nos alertó ante
este hecho:

San Mateo 24
11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo

San Mateo 24

24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes


señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a
los escogidos. 25 Ya os lo he dicho antes. 26 Así que, si os dijeren: Mirad,
está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo
creáis.

Tengamos en cuenta para cuando El Señor y San Pablo sitúan esta


apostasía.
San Pablo cuando habla a los Tesalonicenses dice claramente que ocurrirá
AL FINAL DE LOS TIEMPOS. Tengamos claro la Apostasía será signo de los
finales, porque hago énfasis en esto? Las Sectas neo cristianas acusan a
la Iglesia Católica de ser la Apostata, esto es imposible!! Porque? Me
explico:

Si tenemos en cuenta de que la apostasía es el abandono de la verdadera


fe y Doctrina y que esta ocurrirá al final de los tiempos no aplica a
nuestra Iglesia pues nuestra Iglesia tiene la misma Fe desde el siglo I y
nunca la ha abandonado. El abandono de la Fe tiene que ser para que se
cumpla el signo un hecho reciente.
Dado esto me atrevo a plantear que hay dos Apostasía. La pequeña
apostasía que da paso a la Gran Apostasía.

La pequeña apostasía. Esta apostasía mundial propagada por los medios


de comunicación ya comenzó desde el florecimiento del Internet donde las
Sectas surgidas del tele angelismo de los años 70 invadieran los medios
con sus fieros ataques dirigidos solamente a la Iglesia Católica, haciendo
que una marea de “Católicos-a-mi-manera” totalmente ignorantes de su
Fe la abandonaran en masa incrementando las mal llamadas “Iglesias
cristianas” que no son más que sectas fieramente anticatólicas las cuales
basan su actividad no en predicar a Jesus sino a atacar a la Iglesia con un
odio nunca visto anteriormente. Ya esto lo hemos visto, ya esta pequeña
apostasía está establecida.

La Gran Apostasía. La Gran Apostasía apunta a mayores. Esta Apostasía


será dentro de la misma Iglesia. Ya la pequeña apostasía lo es y no es
signo del final de los Tiempos. Ahora viene la grande y está entre
nosotros.

San Pablo en II Tesalonicenses también nos lo explica, como será esta


Apostasía interna?
En 2 de Tesalonicenses 2: 4… el cual se opone y se levanta contra todo lo
que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo
de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.
Esta apostasía que llevara al Hombre de iniquidad se opondrá a todo lo
que viene de Dios y tiene relación con el culto de Dios.
En estos tiempos extraños en que estamos viviendo estamos viendo día a
día como en la Iglesia aparecen, Obispos, Sacerdotes, Diáconos, teólogos
y laicos cuya misión es desmontar la fe de los Apóstoles, negando la Sana
Doctrina, negando lo escrito en la Santa Palaba, desnudando de poder a
Dios, negando los Dogmas de Fe, contaminando el culto en base a
experiencias personales muchas veces llenas de una soberbia increíble y
descalificando la Fe bimilenria de la Iglesia para implantar su propia
doctrina como objeto de verdad. Este extraño ejército está dentro de la
Iglesia actuando con nuevas y falsas doctrinas y no nos debe de extrañar.
Esta profetizado para que nadie se pierda. El Apóstol nos lo repite:
1 de Timoteo 4:1
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de
demonios.

San Juan nos lo da a conocer


I San Juan, 4, Queridos míos, no crean a cualquiera que se considere
inspirado: pongan a prueba su inspiración, para ver si procede de Dios,
porque han aparecido en el mundo muchos falsos profetas.
II San Juan 1, 9 Todo el que se aventura más allá de la doctrina de Cristo
y no permanece en ella, no está unido a Dios. En cambio, el que
permanece en su doctrina está unido al Padre y también al Hijo. 10 Si
alguien se presenta ante ustedes y no trae esta misma doctrina, no lo
reciban en su casa ni lo saluden. 11 Porque el que lo saluda se hace
cómplice de sus malas obras.

San Juan nos da el Remedio:


24 En cuanto a ustedes, permanezcan fieles a lo que oyeron desde el
principio: de esa manera, permanecerán también en el Hijo y en el Padre.

San Pedro nos alerta: II Pedro, 2, 1 En el pueblo de Israel hubo también


falsos profetas. De la misma manera, habrá entre ustedes falsos maestros
que introducirán solapadamente desviaciones perniciosas, y renegarán del
Señor que los redimió, atrayendo sobre sí mismos una inminente
perdición.2 Muchos imitarán su desenfreno, y por causa de ellos, el
camino de la verdad será objeto de blasfemias.3 Llevados por la
ambición, y valiéndose de palabras engañosas, ellos se aprovecharán de
ustedes. Pero hace mucho que el juicio los amenaza y la perdición los
acecha.
La Apostasía trabaja en tres formas:

1: En contra de la Escritura, desmontando la continuidad de lo escrito que


es base de la Fe, basándose en falsas ciencias y opiniones “nuevas” y
personales. Sobre esto el Concilio de Trento que fue inspirado por el
Espíritu Santo Y NO PASA de moda dijo:

“Decreta además, con el fin de contener los ingenios insolentes, que


ninguno fiado en su propia sabiduría, se atreva a interpretar la misma
sagrada Escritura en cosas pertenecientes a la fe, y a las costumbres que
miran a la propagación de la doctrina cristiana, violentando la sagrada
Escritura para apoyar sus dictámenes, contra el sentido que le ha dado y
da la santa madre Iglesia, a la que privativamente toca determinar el
verdadero sentido, e interpretación de las sagradas letras; ni tampoco
contra el unánime consentimiento de los santos Padres, aunque en ningún
tiempo se hayan de dar a luz estas interpretaciones.

El Concilio Vaticano II expresa en la Constitución Dei Verbun:


11. Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la
Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo. la
santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos
los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes,
porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como
autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia. Pero en la
redacción de los libros sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando
de sus propias facultades y medios, de forma que obrando El en ellos y
por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que El
quería.

Pues, como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman,


debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que
los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la
verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra
salvación. Así, pues, “toda la Escritura es divinamente inspirada y útil
para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin
de que el hombre de Dios sea perfecto y equipado para toda obra buena”
(2 Tim., 3,16-17).

A continuación la Dei Verbun habla de los métodos de estudios de la


Escritura pero para su profundización NO PARA SU NEGACION
Que dice la Dei Verbun sobre los Evangelios:
Origen apostólico de los Evangelios

18. Nadie ignora que entre todas las Escrituras, incluso del Nuevo
Testamento, los Evangelios ocupan, con razón, el lugar preeminente,
puesto que son el testimonio principal de la vida y doctrina del Verbo
Encarnado, nuestro Salvador.

La Iglesia siempre ha defendido y defiende que los cuatro Evangelios


tienen origen apostólico. Pues lo que los Apóstoles predicaron por
mandato de Cristo, luego, bajo la inspiración del Espíritu Santo, ellos y los
varones apostólicos nos lo transmitieron por escrito, fundamento de la fe,
es decir, el Evangelio en cuatro redacciones, según Mateo, Marcos, Lucas
y Juan.

Su Santidad Benedicto XVI dejo claro la línea de la Iglesia, en 2009, el en


la homilía de la misa al inicio de los trabajos de la Comisión Teológica
Internacional, donde hizo público el marco que había utilizado para
juzgar, la heterodoxia o la herejía teológica. El Santo Padre declaro que
hay “grandes especialistas que pueden decir dónde nace el Mesías” pero
“no se sienten invitados a ir” y esa noticia “no toca su vida, permanecen
fuera. Pueden dar información pero la información no se convierte en
formación para la propia vida”. Añadió que existe “un modo de usar la
razón que es autónomo, que se pone por encima de Dios, en toda la
gama de las ciencias, comenzando por las ciencias naturales donde un
método que se adopta para la investigación de la materia debe ser
universalizado: en este método, Dios no entra, por lo tanto, Dios no
existe”.

Siguió diciendo:

“hay teólogos que dejan a un lado “lo divino” y pescan “en las aguas de la
Sagrada Escritura con una red que permite sólo una cierta medida para
los peces, y todo aquello que está más allá de esta medida no entra en la
red y, por lo tanto, no puede existir. Y así, el gran misterio de Jesús, del
Hijo hecho hombre, se reduce a un Jesús histórico, realmente una figura
trágica, un fantasma sin carne y hueso, uno que ha quedado en el
sepulcro, está corrompido, es realmente un muerto”. Se trata, dijo, de un
método que “sabe pescar ciertos peces pero excluye el gran misterio,
porque el hombre se hace él mismo la medida y tiene esta soberbia que,
al mismo tiempo, es una gran necedad, que absolutiza ciertos métodos
que no son aptos para las grandes realidades […] Es la especialización
que ve todos los detalles pero ya no ve la totalidad”.
Uno de los grandes problemas que tenemos en la apostasía es el
“desnudamiento” de Dios en base a una falsa ciencia mundana enraizada
en algunos teólogos modernos, la Teológica Mundial declaró en “La
Teología Hoy: Perspectivas, Principios y Criterios”
“14. «Lo mismo que hubo en el pueblo falsos profetas, también habrá
entre vosotros falsos maestros que propondrán herejías de perdición» (2
Pe 2,1)[16]. El Nuevo Testamento muestra sobradamente que, desde los
comienzos de la Iglesia, ciertas personas han propuesto una
interpretación «herética» de la fe mantenida en común, una
interpretación opuesta a la Tradición apostólica. En la primera Carta de
Juan, la separación de la comunión del amor es un indicador de las falsas
enseñanzas (1 Jn 2,18s). La herejía, por lo tanto, no solo distorsiona el
Evangelio, sino que también daña la comunión eclesial. La herejía es «la
negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha
de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la
misma»[17]. Aquellos que son culpables de dicha obstinación en contra
de la enseñanza de la Iglesia sustituyen la obediencia a la palabra de
Dios, la fides qua (el motivo formal de la fe), por su propio juicio. La
herejía sirve como un recordatorio de que la comunión de la Iglesia puede
solo asegurarse sobre la base de la fe católica en su integridad, e induce a
la Iglesia a una búsqueda aún más profunda de la verdad en la comunión.

15. Es criterio de teología católica tomar la fe de la Iglesia como su


fuente, contexto y norma. La teología mantiene la fides qua y la fides
quae juntas. Expone la enseñanza de los apóstoles, la buena nueva sobre
Jesucristo «según las Escrituras» (1 Cor 15,3s), como norma y estímulo
de la fe de la Iglesia.

Los teólogos deberían reconocer la contribución de las declaraciones


magisteriales al progreso teológico y deberían colaborar, aceptando
dichas declaraciones. Las intervenciones magisteriales pueden por sí
mismas estimular la reflexión teológica, y los teólogos deberían mostrar
cómo sus propias contribuciones son conformes con declaraciones
doctrinales previas del magisterio y las desarrollan. Hay en la Iglesia, de
hecho, un cierto «magisterio» de los teólogos[60], pero no hay sitio para
magisterios paralelos, opuestos o alternativos[61], o para visiones que
podrían separar a la teología del Magisterio de la Iglesia.

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/cti_documents/r
c_cti_doc_20111129_teologia-oggi_sp.html

Dice la Encíclica Fide et Ratio:

13. De todos modos no hay que olvidar que la Revelación está llena de
misterio. Es verdad que con toda su vida, Jesús revela el rostro del Padre,
ya que ha venido para explicar los secretos de Dios; 13 sin embargo, el
conocimiento que nosotros tenemos de ese rostro se caracteriza por el
aspecto fragmentario y por el límite de nuestro entendimiento. Sólo la fe
permite penetrar en el misterio, favoreciendo su comprensión coherente.

El Concilio enseña que « cuando Dios revela, el hombre tiene que


someterse con la fe ».14 Con esta afirmación breve pero densa, se indica
una verdad fundamental del cristianismo. Se dice, ante todo, que la fe es
la respuesta de obediencia a Dios. Ello conlleva reconocerle en su
divinidad, trascendencia y libertad suprema. El Dios, que se da a conocer
desde la autoridad de su absoluta trascendencia, lleva consigo la
credibilidad de aquello que revela. Desde la fe el hombre da su
asentimiento a ese testimonio divino. Ello quiere decir que reconoce plena
e integralmente la verdad de lo revelado, porque Dios mismo es su
garante.
54. También en nuestro siglo el Magisterio ha vuelto sobre el tema en
varias ocasiones llamando la atención contra la tentación racionalista. En
este marco se deben situar las intervenciones del Papa san Pío X, que
puso de relieve cómo en la base del modernismo se hallan aserciones
filosóficas de orientación fenoménica, agnóstica e inmanentista.66
Tampoco se puede olvidar la importancia que tuvo el rechazo católico de
la filosofía marxista y del comunismo ateo.67

Posteriormente el Papa Pío XII hizo oír su voz cuando, en la Encíclica


Humani generis, llamó la atención sobre las interpretaciones erróneas
relacionadas con las tesis del evolucionismo, del existencialismo y del
historicismo. Precisaba que estas tesis habían sido elaboradas y eran
propuestas no por teólogos, sino que tenían su origen « fuera del redil de
Cristo »; 68 así mismo, añadía que estas desviaciones debían ser no sólo
rechazadas, sino además examinadas críticamente: « Ahora bien, a los
teólogos y filósofos católicos, a quienes incumbe el grave cargo de
defender la verdad divina y humana y sembrarla en las almas de los
hombres, no les es lícito ni ignorar ni descuidar esas opiniones que se
apartan más o menos del recto camino. Más aún, es menester que las
conozcan a fondo, primero porque no se curan bien las enfermedades si
no son de antemano debidamente conocidas; luego, porque alguna vez en
esos mismos falsos sistemas se esconde algo de verdad; y, finalmente,
porque estimulan la mente a investigar y ponderar con más diligencia
algunas verdades filosóficas y teológicas ».69

Por último, también la Congregación para la Doctrina de la Fe, en


cumplimiento de su específica tarea al servicio del magisterio universal
del Romano Pontífice,70 ha debido intervenir para señalar el peligro que
comporta asumir acríticamente, por parte de algunos teólogos de la
liberación, tesis y metodologías derivadas del marxismo.71

Así pues, en el pasado el Magisterio ha ejercido repetidamente y bajo


diversas modalidades el discernimiento en materia filosófica. Todo lo que
mis Venerados Predecesores han enseñado es una preciosa contribución
que no se puede olvidar.
En la teología misma vuelven a aparecer las tentaciones del pasado. Por
ejemplo, en algunas teologías contemporáneas se abre camino
nuevamente un cierto racionalismo, sobre todo cuando se toman como
norma para la investigación filosófica afirmaciones consideradas
filosóficamente fundadas. Esto sucede principalmente cuando el teólogo,
por falta de competencia filosófica, se deja condicionar de forma acrítica
por afirmaciones que han entrado ya en el lenguaje y en la cultura
corriente, pero que no tienen suficiente base racional.72

La Teología no está para confundir a los creyentes, negar el Magisterio o


ensenar doctrinas nuevas, esta para llevar al creyente a Dios.Asi lo
entendió san Buenaventura, en su “Itinerarium mentis in Deum” “ no es
suficiente la lectura sin el arrepentimiento, el conocimiento sin la
devoción, la búsqueda sin el impulso de la sorpresa, la prudencia sin la
capacidad de abandonarse a la alegría, la actividad disociada de la
religiosidad, el saber separado de la caridad, la inteligencia sin la
humildad, el estudio no sostenido por la divina gracia, la reflexión sin la
sabiduría inspirada por Dios”
2) En contra del Culto. Cuando el Señor llamo a Moisés para ir a hablar a
Faraón le dijo:
Éxodo 3
18 Ellos te escucharán, y tú irás a presentarte ante el rey de Egipto, junto
con los ancianos de Israel. Entonces le dirás: «El Señor, el Dios de los
hebreos, vino a nuestro encuentro. Y ahora tenemos que realizar una
marcha de tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios al Señor,
nuestro Dios».
El Señor quiso que su pueblo se separara de la idolatría y fuera al
Desierto a “ofrecer Sacrificio” o sea a ADORAR, a partir de ese momento
la función del Pueblo de Dios en el Antiguo Pacto será la adoración,
también en el Nuevo. El Señor Jesus nos dio una sola orden “haced Esto”,
haced el Sacrificio Memorial, el Sacrificio que le recuerda a Dios que él
tiene un pacto con nosotros por medio de su Hijo Jesucristo. Somos el
pueblo que adora entre los pueblos idolatra. La Adoración es dictada por
Dios y nadie tiene potestad de cambiarla a gusto propio, el Señor en
Levítico dio las leyes de la Adoración y el Templo la guardo. En estos
tiempos observamos una actividad de apostasía en el culto. Como se
manifiesta?? En no seguir las normas de la Iglesia, en dejar que nuestra
adoración sea “católica”para hacer una adoración “personal a mi estilo”
NADIE TIENE PODER PARA ALTERAR LA ADORACION LITURGICA DE LA
IGLESIA!

El Concilio de Trento fue claro:

CAN. VI. Si alguno dijere, que el Cánon de la Misa contiene errores, y que
por esta causa se debe abrogar; sea excomulgado.
NADIE TIENE PODER PARA ALTERAR EL CANON LITURGICO

La importante carta Redemptionis Sacramentun nos dice:

[4.] «No hay duda de que la reforma litúrgica del Concilio ha tenido
grandes ventajas para una participación más consciente, activa y
fructuosa de los fieles en el santo Sacrificio del altar».[10] Sin embargo,
«no faltan sombras».[11] Así, no se puede callar ante los abusos, incluso
gravísimos, contra la naturaleza de la Liturgia y de los sacramentos,
también contra la tradición y autoridad de la Iglesia, que en nuestros
tiempos, no raramente, dañan las celebraciones litúrgicas en diversos
ámbitos eclesiales. En algunos lugares, los abusos litúrgicos se han
convertido en una costumbre, lo cual no se puede admitir y debe
terminarse
Se vale de todo lo que funcione con tal de lograr el “éxito”. Se acepta a
cualquier persona sin importar a que iglesia o secta herética pertenezca.
No importa lo que crea doctrinalmente. Lo que importa es la “experiencia
espiritual”, que sientan a Dios. La doctrina no tiene ningún valor para
estos promotores de falacias.
6.] Los abusos, sin embargo, «contribuyen a oscurecer la recta fe y la
doctrina católica sobre este admirable Sacramento».[14] De esta forma,
también se impide que puedan «los fieles revivir de algún modo la
experiencia de los dos discípulos de Emaús: Entonces se les abrieron los
ojos y lo reconocieron».[15] Conviene que todos los fieles tengan y
realicen aquellos sentimientos que han recibido por la pasión salvadora
del Hijo Unigénito, que manifiesta la majestad de Dios, ya que están ante
la fuerza, la divinidad y el esplendor de la bondad de Dios[16],
especialmente presente en el sacramento de la Eucaristía.[17]

[7.] No es extraño que los abusos tengan su origen en un falso concepto


de libertad. Pero Dios nos ha concedido, en Cristo, no una falsa libertad
para hacer lo que queramos, sino la libertad para que podamos realizar lo
que es digno y justo.[18] Esto es válido no sólo para los preceptos que
provienen directamente de Dios, sino también, según la valoración
conveniente de cada norma, para las leyes promulgadas por la Iglesia.
Por ello, todos deben ajustarse a las disposiciones establecidas por la
legítima autoridad eclesiástica.

[8.] Además, se advierte con gran tristeza la existencia de «iniciativas


ecuménicas que, aun siendo generosas en su intención, transigen con
prácticas eucarísticas contrarias a la disciplina con la cual la Iglesia
expresa su fe». Sin embargo, «la Eucaristía es un don demasiado grande
para admitir ambigüedades y reducciones». Por lo que conviene corregir
algunas cosas y definirlas con precisión, para que también en esto «la
Eucaristía siga resplandeciendo con todo el esplendor de su misterio».[19]
[9.] Finalmente, los abusos se fundamentan con frecuencia en la
ignorancia, ya que casi siempre se rechaza aquello de lo que no se
comprende su sentido más profundo y su antigüedad. Por eso, con su raíz
en la misma Sagrada Escritura, «las preces, oraciones e himnos litúrgicos
están penetrados de su espíritu, y de ella reciben su significado las
acciones y los signos».[20] Por lo que se refiere a los signos visibles «que
usa la sagrada Liturgia, han sido escogidos por Cristo o por la Iglesia para
significar las realidades divinas invisibles».[21] Justamente, la estructura
y la forma de las celebraciones sagradas según cada uno de los Ritos, sea
de la tradición de Oriente sea de la de Occidente, concuerdan con la
Iglesia Universal y con las costumbres universalmente aceptadas por la
constante tradición apostólica,[22] que la Iglesia entrega, con solicitud y
fidelidad, a las generaciones futuras. Todo esto es sabiamente custodiado
y protegido por las normas litúrgicas.

[10.] La misma Iglesia no tiene ninguna potestad sobre aquello que ha


sido establecido por Cristo, y que constituye la parte inmutable de la
Liturgia.[23] Pero si se rompiera este vínculo que los sacramentos tienen
con el mismo Cristo, que los ha instituido, y con los acontecimientos en
los que la Iglesia ha sido fundada,[24] nada aprovecharía a los fieles, sino
que podría dañarles gravemente. De hecho, la sagrada Liturgia está
estrechamente ligada con los principios doctrinales,[25] por lo que el uso
de textos y ritos que no han sido aprobados lleva a que disminuya o
desaparezca el nexo necesario entre la lex orandi y la lex credend
.] El Misterio de la Eucaristía es demasiado grande «para que alguien
pueda permitirse tratarlo a su arbitrio personal, lo que no respetaría ni su
carácter sagrado ni su dimensión universal».[27] Quien actúa contra esto,
cediendo a sus propias inspiraciones, aunque sea sacerdote, atenta contra
la unidad substancial del Rito romano, que se debe cuidar con
decisión,[28] y realiza acciones que de ningún modo corresponden con el
hambre y la sed del Dios vivo, que el pueblo de nuestros tiempos
experimenta, ni a un auténtico celo pastoral, ni sirve a la adecuada
renovación litúrgica, sino que más bien defrauda el patrimonio y la
herencia de los fieles. Los actos arbitrarios no benefician la verdadera
renovación,[29] sino que lesionan el verdadero derecho de los fieles a la
acción litúrgica, que es expresión de la vida de la Iglesia, según su
tradición y disciplina. Además, introducen en la misma celebración de la
Eucaristía elementos de discordia y la deforman, cuando ella tiende, por
su propia naturaleza y de forma eminente, a significar y realizar
admirablemente la comunión con la vida divina y la unidad del pueblo de
Dios.[30] De estos actos arbitrarios se deriva incertidumbre en la
doctrina, duda y escándalo para el pueblo de Dios y, casi inevitablemente,
una violenta repugnancia que confunde y aflige con fuerza a muchos
fieles en nuestros tiempos, en que frecuentemente la vida cristiana sufre
el ambiente, muy difícil, de la «secularización».[31]
QUEJAS POR ABUSOS EN MATERIA LITÚRGICA
[183.] De forma muy especial, todos procuren, según sus medios, que el
santísimo sacramento de la Eucaristía sea defendido de toda irreverencia
y deformación, y todos los abusos sean completamente corregidos. Esto,
por lo tanto, es una tarea gravísima para todos y cada uno, y, excluida
toda acepción de personas, todos están obligados a cumplir esta labor.

[184.] Cualquier católico, sea sacerdote, sea diácono, sea fiel laico, tiene
derecho a exponer una queja por un abuso litúrgico, ante el Obispo
diocesano o el Ordinario competente que se le equipara en derecho, o
ante la Sede Apostólica, en virtud del primado del Romano Pontífice.[290]
Conviene, sin embargo, que, en cuanto sea posible, la reclamación o
queja sea expuesta primero al Obispo diocesano. Pero esto se haga
siempre con veracidad y caridad.

Entre la apostasía en el culto hay que estar alertas a los abusos litúrgicos
introducidos por parroquias o por Presbíteros, cuidado a la banalización
del culto, cuidado a hacer de la Santa Liturgia un show de
entretenimiento, de introducir elementos ajenos a ella, de hacer de la
Adoración un mero culto religioso como los protestantes.
Prueba triste de esta banalización es la falta de sacralidad de nuestras
Iglesias donde el Pueblo de Dios se comporta como en un estadio de
futbol o una feria ganadera, no como en la presencia del Misterio de Dios
.

Somos el único pueblo que adora, si nuestra adoración es mala, hemos


fallado en nuestro cometido y Dios no se adorado, cosa que es lo que
satanás busca.
La apostasía Litúrgica también se manifiesta en la contaminación del culto
y del alma del creyente con paganismos e orientalismos que tratan de
suprimir la Obra del Espíritu Santo en el creyente, haciendo de este el
centro de poder, sanación y salvación.

Dice la Dominus Iesus:


6. Es, por lo tanto, contraria a la fe de la Iglesia la tesis del carácter
limitado, incompleto e imperfecto de la revelación de Jesucristo, que sería
complementaria a la presente en las otras religiones. La razón que está a
la base de esta aserción pretendería fundarse sobre el hecho de que la
verdad acerca de Dios no podría ser acogida y manifestada en su
globalidad y plenitud por ninguna religión histórica, por lo tanto, tampoco
por el cristianismo ni por Jesucristo.

A ellas, sin embargo no se les puede atribuir un origen divino ni una


eficacia salvífica ex opere operato, que es propia de los sacramentos
cristianos.88 Por otro lado, no se puede ignorar que otros ritos no
cristianos, en cuanto dependen de supersticiones o de otros errores (cf. 1
Co 10,20-21), constituyen más bien un obstáculo para la salvación.
3) la Apostasía Moral. El Libro del Génesis nos muestra que el juicio divino
que cayó sobre Adán no solamente resultó en su muerte física, sino
también en su muerte espiritual. Adán se relacionó a todo tipo de
estímulo corrupto, humano, , pero quedo no solo insensible sino hostil a
voluntad de Dios. Adan fue avisado por el Señor de las conciencia de
obviar a Dios en la toma de decisiones y ocupar su lugar como Señor de
la Conciencia Éxodo 2,17 17 “exceptuando únicamente el árbol del
conocimiento del bien y del mal. De él no deberás comer, porque el día
que lo hagas quedarás sujeto a la muerte”.

La Iglesia tienen la obligación de decir al hombre la verdad sobre sí


mismo, la Iglesia es la conciencia del creyente. Una Iglesia de moral laxa
engendra apostasía Moral, sin guía el hombre ira por su propia voluntad al
Árbol del bien y del mal y comerá haciendo como dios y quedando sujeto
a la muerte espiritual.

Jesus dijo a sus creyentes que somos la Sal de la tierra. San Mateo 5:13
13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida,
¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser
echada fuera y pisoteada por los hombres.
La apostasía en Moral ha entrado a la iglesia en enseñanzas relativistas
en cuanto al bien y al mal. Se puede decir que el hombre sin la guía moral
de la Iglesia tiene una voluntad “libre”, pero no tiene una voluntad
“buena.” Y por este motivo escoge estar en oposición a la voluntad de
Dios.
Si la Iglesia no habla del pecado el hombre pierde la conciencia del bien y
del mal y esta es la Apostasía moral.
El argumento principal de los relativistas, es el de la tolerancia. La
tolerancia conlleva a la condenación del alma. Jesus no fue tolerante,
Jesus fue radical y bien que lo expresa en el Sermón del Monte “Si tu ojo
te escandaliza, sácatelo”. El relativismo moral no es evangélico y es una
falta de caridad a la Iglesia y al hombre que busca como ser bueno y
agradar a Dios.

San Pedro nos da cuenta clara de este hecho:


2 Pedro 2:20-22

20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del


mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose
otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el
primero. 21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino
de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo
mandamiento que les fue dado. 22 Pero les ha acontecido lo del
verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a
revolcarse en el cieno.

La Apostasía Moral Borra el sentido del pecado; la noción del bien y del
mal; suprime la ley natural; quita valor a la enseñanza Evangélica.
Hay que tener cuidado con una pastoral que imponga no hablar sobre el
mal, renunciando a la conversión del pecador y aceptando que es mejor
que el hombre permanezca como esta, en base a una FALSA
MISERICORDIA.
Jesus es misericordioso y así lo deja saber en el Evangelio de la Adultera
“yo tampoco te condeno” pero Jesus NO deja así a la mujer en falta, eso
sería una falta de Misericordia, Jesus le da el remedio “vete y NO lo hagas
más”. Sin el segundo consejo del Señor la misericordia se convierte en
justificación del mal. La Iglesia está llamada a decir como su Señor “No lo
hagas más”.

La Apostasía Moral se manifiesta:


1) en cubrir el pecado bajo una falsa misericordia que no sana, solo
acepta el mal sin dar remedio alguno.
2) En disminuir la importancia de la Confesión y la Dirección Espiritual
3) En aconsejar mal en estas despreciando la enseñanza de la Iglesia
sobre el pecado y su consecuencia
4) En seguir los dictámenes morales del mundo en contra de la enseñanza
de la Iglesia y del Evangelio
5) En hacer de la Iglesia y del confesionario una consulta psiquiátrica y no
un examen del espíritu
6) El hacer nulo en la mente del hombre la acción de satanás, obviándolo
o eliminándolo y haciendo a la mente humana la fuente de todo mal.
1Timoteo 4:1
“Habrá un período en que [los cristianos] no soportarán la enseñanza
saludable, sino que, de acuerdo con sus propios deseos, acumularán para
sí mismos maestros para que les regalen los oídos; y apartarán sus oídos
de la verdad, puesto que serán desviados a cuentos falsos.”
En el Decreto Conciliar sobre la Formación Sacerdotal se lee: «Téngase
especial cuidado en perfeccionar la teología moral, cuya exposición
científica, nutrida con mayor intensidad por la doctrina de la Sagrada
Escritura, deberá mostrar la excelencia de la vocación de los fieles en
Cristo y su obligación de producir frutos en la caridad para la vida del
mundo»
SS San Juan Pablo II dijo:

«Entre los medios que el amor redentor de Cristo ha dispuesto para evitar
este peligro de error [hace referencia a la conciencia venciblemente
errónea], se encuentra el Magisterio de la Iglesia: en su nombre, posee
una verdadera y propia autoridad de enseñanza. Por tanto, no se puede
decir que un fiel ha realizado una diligente búsqueda de la verdad, si no
tiene en cuenta lo que el Magisterio enseña; si, equiparándolo a cualquier
otra fuente de conocimiento, él se constituye en su juez; si, en la duda,
sigue más bien su propia opinión o la de los teólogos, prefiriéndola a la
enseñanza cierta del Magisterio”
Esto es serio pues con un pecado mortal cometido deliberadamente, el
hombre ofende a Dios que ha dado la ley y, por tanto, se hace culpable
frente a toda la ley (Sant 2, 8-11); a pesar de conservar la fe, pierde la
«gracia santificante», la «caridad» y la «bienaventuranza eterna». «La
gracia de la justificación que se ha recibido –enseña el Concilio de Trento–
no sólo se pierde por la infidelidad, por la cual se pierde incluso la fe, sino
por cualquier otro pecado mortal» (Conc. Trento, Sesión VI, cap. XV).

Queridos hermanos estamos en tiempo de apostasía y esta apostasía,


como vimos será en la Iglesia Apostólica de Jesus y en ninguna otra.
Estemos atentos a estos signos y no nos callemos.
A menudo las personas me escriben con quejas de cosas que sus pastores
hacen, yo las escucho pero no puedo hacer nada. Es necesario que los
Católicos aprendamos a hablar donde tenemos que hablar. Si en tu grupo
se está hablando palabras apostatas habla con el Párroco, si tu Párroco
está hablando en apostasía, habla con tu Obispo, escríbele, llámalo!
Si no te hacen caso escribe al Discaterio de la Congregacion de la FE:
SER Cardenal Gerhard Ludwig Müller
Piazza del S. Uffizio, 11, 00193 Roma, Italy
Telephone: 06.69.89.59.11
Fax: 06.69.88.34.09
No nos quedemos callados.

Termino recordando las palabras del Santo Padre Beato Pablo VI en su


discurso de la audiencia del Pablo
“como hemos llegado a esto? Pareciera que el humo de satanás ha
entrado en el Templo de Dios”
http://w2.vatican.va/content/paul-vi/it/homilies/1972/documents/hf_p-
vi_hom_19720629.html

Esta profetizado, pasara y pasara en nuestra Iglesia, es más ya está


pasando. Que podemos hacer? Tenemos que predicar a tiempo y
destiempo pues si es cierto que esto tiene que suceder también es cierto
que tenemos que tratar de que la menor cantidad posible de cristianos
caigan en ella.

La Buena Noticia???/ Nosotros tenemos la Promesa de que”las puertas del


infierno NO prevalecerán!”
En un día de diciembre de 1884 o de enero de 1885, en el Vaticano, en la
capilla privada de León XIIII. Después de haber celebrado la misa, el
Papa, según su costumbre, asistió a una segunda misa. Hacia el final, se
le vio levantar la cabeza de repente y mirar fijamente hacia el altar,
encima del tabernáculo. El rostro del Papa palideció y sus rasgos se
tensaron. Acabada la misa, León XIII se levantó y, todavía bajo los
efectos de una intensa emoción, se dirigió hacia su estudio. Un prelado de
los que le rodeaban le preguntó: “Santo Padre, ¿Se siente fatigado?
¿Necesita algo?”. “No, respondió León XIII, no necesito nada… “
El Papa se encerró en su estudio. Media hora más tarde, hizo llamar al
secretario de la Congregación de Ritos. Le dio una hoja, y le pidió que la
hiciera imprimir y la enviara a los obispos de todo el mundo.

¿Cuál era el contenido de esta hoja? Era una oración al arcángel San
Miguel, compuesta por el mismo León XIII. Una oración que los
sacerdotes recitarían después de cada misa rezada, al pie del altar,
después del Salve Regina ya prescrito por Pío IX:

Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra


la adversidad y las asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos
suplicantes. Y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno, con el
divino poder, a Satanás y a los otros malos espíritus que andan dispersos
por el mundo para la perdición de las almas.

León XIII confió más tarde a uno de sus secretarios, Mons. Rinaldo
Angeh, que durante la misa había visto una nube de demonios que se
lanzaban contra la Ciudad Eterna para atacarla. De ahí su decisión de
movilizar a San Miguel Arcángel y a las milicias del cielo para defender a
la Iglesia contra Satanás y sus ejércitos.

Con muestra acción y la ayuda de San Miguel Arcangel se cumplirá la


Palabra del Senor en San Mateo 24 “ Mas el que persevere hasta el fin,
éste será salvo”
LA DIVISIÓN DE LA IGLESIA

“ Que todos sean uno como tu, Padre estás en mi y yo en ti. Sean
también uno en nosotros; así el mundo creerá que tu me has
enviado.”
Juan 17,21

Desde aquel día memorable de la Pascua,en que Jesús dijo estas palabras
de unidad, la batalla del enemigo de Dios comenzó. El terreno es la
unidad de los cristianos. Esta unidad es la señal para que los hombres
crean en Jesús , por eso desde los primeros tiempos comenzó la lucha
hasta el lastimoso estado de la cristiandad hoy, no solo dividida sino
militante en unos contra otros y todos bajo el nombre de cristianos.

Tenemos que dejar bien claro que quien divide es el demonio y quien se
ocupa de dividir hace la obra del maligno, esa es la labor del enemigo de
Dios
“dividir, destruir, robar”

Nuestra Iglesia Católica tiene dos mil años de historia. Cuándo


comenzó la división de la Iglesia?
Generalmente se cree que en el siglo XI con el cisma entre el Oriente y el
Occidente, pero relamente comenzó mucho antes. Ignacio de Antioquia,
Obispo de esta ciudad escribía en el año 107 de nuestra era a la
comunidad cristiana de Trales:

“ Los herejes entretejen a Jesucristo con sus propias


especulaciones, presentándose como dignos de todo crédito,
cuando son en realidad como quienes brindan un veneno
mortífero ligado con miel.”

También a la comunidad de Esmirna, en su camino al martirio decía


respecto a los herejes:

Se apartan de la Eucaristía y de la oración, porque no confiesan


que la Eucaristía es la carne de nuestro Salvador, la misma que
padeció por nuestros pecados. Asi, pues, los que contradicen el
don de Dios,mueren y perecen entre sus discusiones. Cuanto más
les fuera celebrar la Eucaristía a fin de que resuciten”

Vemos claramente como a 74 años de la muerte del Salvador ya la


división había entrado en el cuerpo de Cristo, aunque estas herejías
nunca llegaron a dividir grandemente la Iglesia, fueron precursoras de
nuestros tiempos de disputas y contiendas.
PRIMERAS DIVIONES EN LA IGLESIA DE CRISTO

Judaizantes-Sin duda ninguna la gran primera gran división en la Iglesia


fue la controversia contra los “judaizantes”. Quienes eran estos? Eran
judios convertidos al Evangelio que predicaban que un no judío se tenía
que someter
a las leyes de la Torah Judía al igual que a la circuncisión y al sábado.
Todos los primeros capítulos de Hechos de los Apóstoles nos hablan de
esta contienda, al igual que las Epístolas de Pablo, especialmente la Carta
a los Gálatas que es colofón de la libertad de los miembros del Nuevo
Pacto en relación con la Antigua Alianza. Hoy en día esta división ha
surgido de nuevo en grupos de cristianos con características mesiánicas-
apocalípticas y en algunos grupos entre los llamados Judios por Jesús.

Ebionitas- Grupo de judios que sostenian que Jesús era un hombre


común con dones proféticos, aunque algunos creian en el nacimiento
virginal de Jesús, otros creian que este era hijo natural de Jose y María,
que en el bautismo “el Cristo” había descendido en forma de paloma
sobre Jesús. Según ellos antes de la crucificción “el Cristo” se alejó para
no sufrir y fue Jesús quien padecio en la cruz. Sobrevivieron hasta el siglo
IV.

Gnosticismo- Herejía del primer y segundo siglo que amenazó la


Iglesia sobre todo en la cultura griega. Fue una combinación de
religiones mistéricas u ocultistas, conceptos paganos griegos, conceptos
esotéricos egipcios y magia persa entre otros, todo esto combinado con
conceptos y fórmulas cristianas.
Los gnósticos creian en la “gnosis” que era (según ellos) un conocimiento
revelado y transmitido solamente a un pequeño grupo de “iniciados”. Esta
seudo religión aceptaba cualquier tipo de concepto religioso.
La salvación (según el concepto agnóstico) se realizaba por medio de la
enseñanza que se revelaba de forma misteriosa, reclamaban tener
enseñanzas de Jesús que no habían sido escritas en los Evangelios,
presentaban una serie de definiciones de Cristo todas ellas erradas y
confusas. No tenian una organizacion definida muchos de ellos seguian
perteneciendo a congregaciones cristianas y trataban de permear la
doctrina con sus enseñanzas. Querian formar una religión universal. Son
antecesores y padres de la Nueva Era.

Marcionismo- Su fundador Marcion fue hijo de un Obispo del Ponto


sobre el año 138 DC ingresó a la Iglesia de Roma donde se hizo de varios
seguidores, abandonándola más tarde y fundando Iglesia aparte.
Su doctrina consistía en proclamar que la Iglesia habia contaminado el
Evangelio al querer asimilarlo al judaismo. Marcion enseñaba que el Dios
del Antiguo Testamento y estas Escrituras era malo y llegaba a la
conclusión que en un mundo donde se veian tantos sufrimientos tenia que
ser la obra de un dios malo, a ese dios se le llamó “demiurgo” y es el
creador del mundo y de los hombres. Frente a este dios malo, estaba un
dios bueno que permanecó escondido por siglos y se manifesto en Cristo,
este era un dios amoroso y bueno y que trató de salvar al hombre del
“dios malo” y que por lo tanto este dios “pareció” hombre, sin serlo.
Marcion proclamaba que PABLO entendió y proclamó a este dios en
contraste al dios del A.T.. Hoy en dia existen sectas salidas de los grupos
pentecostales liberales que tienen una doctrina semejante. En Miami
tenemos estos grupos.

Montanismo - Fue un movimiento que dividió la Iglesia por más de dos


siglos. Su fundador Montano nació en Frigia (Asia Manor). Ellos llamaban
a los cristianos a un “avivamiento” de estilo profético de la primera
Iglesia, esperaban el inminente fin del mundo y la venida de Jesús
estableciéndose a continuación una ciudad ideal en la Nueva Jerusalen por
mil años. Montano experimentó “el don de lenguas” y comenzó a predicar
que el Paraclito prometido en el Evangelio se había manifestado en él, se
hacía acompañar por dos mujeres que decian que eran su “boca”, se
afianzaban en el Apocalipsis de Juan . Es antecesor de algunos
movimientos Pentecostales.

Controversia sobre la Pascua - Aunque no tuvo errores doctrinales


esta controversia dividió la Iglesia en el siglo II. La pregunta
era: Qué dia se debe celebrar la Pascua? Las Iglesia del Asia (sobre
todo Asia Menor) la celenbraban coincidiendo con la Pascua Judia (que
cae durante cualquier dia de la semana) Otras Iglesias, incluyendo la
Iglesia de Roma la celebraba fija en el dia del domingo. El PapaVictor,
Obispo de Roma puso fin con su autoridad a esta controversia en la última
década del segundo siglo.

Novacianos y Donatistas- Este cisma surge en el tercer siglo y el


segundo en el cuarto y aunque llevan nombres diferentes el origen fue el
mismo: el descontento por la relajación de las prácticas morales de los
cristianos y por el tratamiento que se le daba a los que negaban la fe en
tiempos de persecución. Los que por debilidad apostataban de la fe en
tiempos de persecución eran readmitidos a la comunión después de hacer
largos tiempos de penitencias o consiguiendo una carta que se pedía a
una persona que iba a ser martirizada por su fe en Jesús, el penitente iba
y le pedía esta carta y la asamblea en atención a los sufrimientos de este
mártir aceptaba al penitente
(con el tiempo esto dio lugar a la oracion de petición a los santos).
A mediados del siglo tercero y en plena persecución de Decio, Novaciano,
presbitero de la Iglesia de Roma fue elejido obispo para enfrentarlo al
verdadero Obispo de Roma (el Papa Cornelio) que apoyaba el perdón al
pecador después del Bautismo (esto fue precedente del sacramento de la
confesion). Novaciano dividió la Iglesia en plena persecución,
ordenó Obispos y levantó Iglesias.
El Donatismo surgió después de la despiadada persecución de Diocleciano
y tuvo su centro en Africa del Norte, en el año 311 la Iglesia de Cartago
eligió como legítimo Obispo a uno de quien se sospechaba apostacia
durante la gran persecución, sus oponentes escogieron a un Obispo que
fue sucedido por Donato, estos se consideraban la “verdadera Iglesia
Católica” y proponian que después del bautismo no había perdón para los
pecados. Como conclusión de esto se le agregó al credo de la Iglesia de
Roma “creo en el perdón de los pecados”

Monarquianismo- Fue un esfuerzo por realzar el monoteismo del


Cristianismo y recalcar que Jesús no es un segundo Dios, no crearon un
movimiento aparte y crecieron en la Iglesia, aunque algunos fueron
expulsados por herejía, en resumen creian que Jesús era un hombre
nacido milagrosamente de la Virgen y que en él había un poder que venía
de Dios.

Sabelianismo- Es la herejia Monarauiana predicada por Sabelio su


mayor exponente y que proponía que el Padre nació como Jesús y
murió en la cruz, este predicaba que el Padre, Jesus y el Espiritu Santo
son tres aspecto de Dios., fue excomulgado por el Papa Calixto en el siglo
III.

Arrianismo- Arrio in the era un Presbítero de la Iglesia de Alejandría.


Profundamente religioso y un gran predicador en sus catequecis
comenzó a atacar a el Obispo del lugar por su postura “sabelianista” que
según él se resumía en “ Dios siempre es, el Hijo siempre es” en
oposición Arrio comenzó a predicar con su elocuencia que “el Hijo tuvo
principio en contraste con Dios que no tiene principio y que éste no es
una parte de Dios”
En conclusión que Jesús NO era Dios. El concilio de Nicea condenó esta
herejía en el año 325 y declaró en el credo que aún constituye la
declaración formal de la Fe de la Igelsia Católica que Cristo es “Hijo único
de Dios, engendrado, no creado de la misma naturaleza que el Padre,
Dios de Dios”, o sea que se declaró formalmente la fe de que Jesús es
Dios y Señor. Esta herejía se ha manifestado en los últimos tiempos en
los Testigos de Jehovah.

Nestorianismo- Nestorio, Obispo de Constantinopla fue un implacable


conbatiente contra la herejía Arriana, pero no utilizaba el término antiguo
con que se proclamaba a María, “Theotokos” (Madre de Dios) en
refutación a que Jesús era humano solamente; este concilio con este
titulo quizo reafirmar que María dió a luz verdaderamente a Dios, no a un
hombre especial llamado Jesús. Nestorio prefería utilizar el término “
Christotoko” o madre de Cristo, Nestorio y uno de sus principales
oponentes Cirilo, Obispo de Alejandria apelaron al Papa Celestino (año
430) y éste falló en contra de Nestorio . La doctrina (aún disputada de si
fue en realidad originada por Nestorio) proclamaba que en Jesús hay dos
naturalezas la humana y la divina separadas entre si y que Jesús era un
hombre que “llevaba Dios”. El concilio de Efeso condenó esta herejía y se
le agregó al Credo Niceno “verdadero Dios y Verdadero Hombre”. Esta
herejía ha subsistido aunque muy diesmada hasta el dia de hoy en Asia.
En su tiempo dividió grandemente a la Iglesia.

Monofisismo- Una herejía surgida en la parte Oriental de la Iglesia (hoy


paises Arabes) donde se le daba mayor énfasis a la naturaleza divina de
Cristo, llegando a decir que en Jesús todo era divino, o sea que lo divino
saturaba tanto la humanidad de Jesús que se podía decir que no había
humanidad en El. Como verán todo lo contrario de lo que profesaban los
arrianos. Esta fue una de las grandes divisiones de la Iglesia y aun
subsiste
hasta el dia de hoy, sobre todo en algunas de las Iglesias Coptas en
Egipto, Etiopia y Siria ( Esto ocurrínew a en el siglo V)

Pelagianismo - No creo una verdadera división en la Iglesia, sino mas


bien una controversia. Los Pelagianos (Pelagio, Monje britanico) negaban
que el pecado original se podia transmitir de generación en
generación…negaban este concepto del Pecado Original.
Hasta el momento, lo que hemos visto en la historia de la formacion del
Cristianismo más que división (en algunos casos lo fueron) fueron
controvercias de una doctrina nueva que se formaba lentamente o
problemas de disciplina, la verdadera y dolorosa gran división de la
Iglesia comienza con la disputa con la Iglesia Oriental. Hasta el dia de hoy
la Iglesia Católica se compone de dos grandes alas la Occidental y la
Oriental, una gran parte de esta última se separó hasta el día de hoy y
constituyó el primer gran desgarramiento en el cuerpo de Cristo, su
Iglesia.

LA CUESTION ORTODOXA.

En la separación de esta Iglesia del cuerpo bajo la autoridad del Obispo


de Roma interactuan varios factores, siendo los más importantes el
político y el de costumbres.
La causa política. Con la fundación de Constantinopla en el estrecho del
Bósforo,( 326 dc) comienza una etapa nueva en el Imperio Romano, con
el tiempo esta nueva ciudad pasó a ser la capital del Imperio , pasó a ser
la ciudad Santa y cristiana, en contraposición Roma cada vez se hundía
en el provincianismo y la pobreza. Desde un comienzo los emperadores
Bizantinos trataron de trasladar la cabeza de la Iglesia de Roma, ciudad
de segundo orden, a Bisancio (Constantinopla) la brillante ciudad capital
del Imperio, los Papas se negaron a abandonar la ciudad del martirio
de Pedro y Pablo y con el tiempo el Patriarca de Constantinopla llegó a
tener el segundo lugar en poderío después del Obispo de Roma y muchas
veces trató de sobrepasarlo.
En costumbres, ambas iglesias diferian un poco en costumbres tales como
tener un clero que no se afeitaba en constraste con el clero de Roma que
no llevaba barbas, el celibato solo era guardado por los monjes, el clero
parroquial contraia matrimonio, el celibato en cambio era obligatorio para
todos los presbíteros en occidente, el uso de pan con levadura en el
oriente y pan sin levadura en el occidente en la Eucaristia, el canto del
aleluya en pascua en occidente y en todo el tiempo cuaresmal en el
oriente, asi como algunos ritos en la liturgia y en los ornamentos
sacerdotales fueron separando ambas iglesias, sin embargo la comunión
se mantuvo precariamente hasta el año 1350.
Sin embargo el punto visible fue la llamada “ Cuestion del Filioque”.
La Iglesia latina desde tiempos después del Concilio de Nicea comenzó a
agregar al Credo Niceno la palabra FILIOQUE, referente a la procedencia
del Espíritu Santo. EL credo Niceno decia que el Espíritu Santo procede
del Padre, al agregarse la Palabra “filioque” decia que “procede del Padre
y del Hijo” La Iglesia latina hizo esta adición en su lucha con los
elementos heréticos que decian que Jesús era criatura y no Dios. La
Iglesia Bizantina no aceptó esta adición y esto fue a lo largo el tema de la
ruptura llamándose ellos los “Católicos Ortodoxos” o sea los
que mantuvieron el Credo de Nicea en su forma pura.
En 1043 el Patriarca de Constantinopla Miguel Cerulario al ser elegido
Obispo de esta sede no notificó al Papa Benedicto IX su elección y no
nombró en el canon de la Misa la oración por el Romano Pontifice, al
tiempo que cerraba monasterios e iglesias latinas en su juridicción
aún . A la muerte de Bendicto IX, el nuevo Papa Leon IX envió una
delegación a Constantinopla con la intención de convencer al Patriarca,
ante la negativa de este a entrevistarse con los enviados papales el dia 16
de Julio de 1054 los legados papales depositaron sobre el altar de Santa
Sofia el acta de excomunión del Patriarca, el mismo Cerulario unos dias
después excomulgó a los legados.
La brecha quedaba abierta, tras algunos intentos después del siglo XIV la
ruptura fue defitiva hasta el día de hoy. El cuerpo de Cristo quedaba
dividido en dos, si embargo tenemos que notar que las diferencias de
ambas Iglesias eran en lo organizativo y de obediencia. Ambas Iglesias
comparten los mismos sacramentos, la misma teologia, la misma liturgia,
los mismo ministerios , la gran diferencia y el gran obstáculo hoy en dia
es la función del Obispo de Roma. La Iglesia Ortodoxa reconoce al Obispo
de Roma su descendencia del Apostol Pedro y le reconocen un puesto de
honor y lo llaman “Primo inter pares” “el primero entre iguales” pero no le
reconocen jurisdiccion en disciplina, fe,costumbre y moral.

IGLESIAS QUE SE SEPARARON DE LA COMUNION CON ROMA Y


MANTIENEN EL MISMO CULTO, LOS MISMO SACRAMENTOS Y EL
ORDEN APOSTOLICO.

Iglesia Ortodoxa Griega


Iglesia Ortodoxa Rusa
Iglesia Armenia
Iglesia Copta
Iglesia Caldea

Los Valdenses

Esta separación de la Iglesia ocurre en el occidente en el siglo XII y toma


su nombre de su fundador Pedro Valdo. Pedro Valdo, rico comerciante de
Lyons influenciado por el mandamiento evangélico de “vende lo que tiene
y dáselo a los pobres” en 1176 se despojó de sus numerosos bienes,
probeyó para su mujer y sus hijos y donó el resto a los pobres saliendo a
predicar a los caminos, pronto se le unieron un grupo de seguidores que
se autollamaron “Los pobres de Lyons”, ante la resistencia de algunos
Obispos de que predicaran en sus diocesis apelaron al Papa que les
permitió predicar con consentimento de Obispo Diocesano; pero pronto
desecharon esta disciplina y en el 1184 fueron excomulgados. Pronto se
alejaron de la ortodoxia católica y a medida que se separaban de la
Iglesia comenzaron a enseñar que las mujeres podian predicar, negaban
a Roma la primacia de la Iglesia, negaban la Misa y las oraciones por los
difuntos, declaraban nulos los sacramentos impartidos por sacerdotes u
Obispos corruptos y decian que un laico podia oir confesiones al igual que
un sacerdote, pensaban también que la Eucaristía la podía presidir un
laicoy aceptaban como única oración el Padre Nuestro y la bendición de la
mesa, esta organizacion se dividió por luchas internas y muchos
regresaron a la Iglesia Católica, subsisten hasta el día de hoy algunas
Iglesias, muchas en la misma Roma.

Los Albigenses

Este grupo toma su nombre de la localidad de Albi, en el sur de Francia


aunque su verdadero nombre son los “Catahros” cuyo nombre proviene
de “Cathari” o “los puros”, se extendieron en la Iglesia en el siglo XII
sobre todo en el norte de España, sur de Francia y norte de Italia. Los
Catharos creian que habian dos fuerzas eternas, una buena y otra mala,
el mundo visible estaba en poder de la fuerza mala y que el mundo
espiritual era obra de la fuerza buena (lo cual olia a maniqueismo).
Algunos de ellos rechazaban el Antiguo Testamento, creyendo salido del
diablo y le daban única importancia al Nuevo Testamento, especialmente
al Evangelio de Juan. Creian que Dios tenia dos hijos, uno Jesús el
redentor y otro satán, que se reveló ( de aquí toma parte la doctrina
Mormona), por lo que creian que habian dos Iglesias, una buena (ellos) y
otra mala (Roma)….rechazaban la reproducción como obra del
maligno…predicaban que ya que la carne es mala, Cristo no debía haber
tenido cuerpo físico, ni podía haber muerto realmente.
LA REFORMA PROTESTANTE

Sin embargo no fue hasta el siglo XVI que la Iglesia sufre su herida más
grande, herida que sangra hasta el día de hoy, su autor: Martin Lutero.

Grandes factores que influyeron en el desarrollo de la Reforma:


El Nacionalismo Alemán, el humanismo, la aparición de la clase media,
La invención de la Imprenta, la codicia de los príncipes alemanes, la
riqueza y la corrupción de parte del clero católico, las corrientes pre
reformistas de los Valdenses y Husitas.
Sinembargo es Martin Lutero quien le va a dar forma y vida a esta
revolución, más que reforma dentro de la Iglesia.

Martin Lutero nace en Eisleben el 10 de Novienbre de 1483, de una


familia católica rural de Alemania. Según cuenta en sus memorias
caminando un dia por un bosque en medio de una tempestad de rayos
prometió hacerse monje si salia con vida de esta aventura,sin ningún
gusto,ni vocación por la vida monástica entra en los Agustinos en la
ciudad de Erfurt. En 1507 fue ordenado sacerdote, fue un prebitero lleno
de miedos a la condenación y a su indignidad al celebrar la Eucaristía, un
alma atomentada por el miedo a un Dios justiciero e inmisericorde..se
infligía grandes penitencias y ayunos tratando de apaciguar la idea de
Dios que se habia forjado. Mirando esta etapa de Lutero tenemos que
encontrar en esta actitud timorata y angustiada un reflejo de su falsa
vocación y su terquedad de carácter, pues un vistaso a los escritos de
Santa Catalina de Siena, a los libros del fundador de su orden, San
Agustin (sus famosas Confesiones), San Bernardo, San Benito, Santo
Tomas de Aquino, San Francisco..entre tantos miles de predecesores y
contenporaneos le hubiera dado una idea de que esta angustia no venia
de la Iglesia a la cual pertencía, ya que tantos otros encontraron alegria y
paz en ella, sino de su propio espíritu falto de paz. Mas tarde se le
asignó la cátedra de Teología y Sagradas Escrituras en la ciudad de
Wittemberg.
Entre los años 1516-1517 la frase de la Epistola a los Romanos, que el
como cura católico estudiaba y enseñaba (por lo que el estudio de la
Biblia NO ESTABA PROHIBIDO EN LA IGLESIA) “el justo vivirá por la
fe” el trajo la iluminación de la cual iba a depender de ahora en adelante.
El tema de la justificación por la fe, SOLA FIDSES, no por las obras
(ayunos, oraciones, penitencias que el hacia) iba a ser el lema de el y del
movimiento protestante. Santa Teresa unos años mas tarde entendió y
experimentó lo mismo y sinembargo no dividió la Iglesia, pero estamos
hablando de otro tipo de ser humano. Tenemos que aclarar que al añadir
la palabra SOLA, Lutero añadió algo a la Biblia que en ningún lugar
proclama la SOLA FIDE, el hizo primero lo que mas tarde achacó a la
Iglesia Catolica.
El gran conflicto se desencadena con motivo de la predicación de la
Indulgencia, aunque esto fue solo un motivo vanal de un mal que venia
caminando.
Las indulgencias NO eran vendidas en la Iglesia, eran gracias que el Papa
dispensaba en las grandes festividades y sobre todo en los Años Santos y
que dispensaban las penas temporales causadas por el pecado (no el
pecado, como se cree erroneamente). En 1517 la Basílica erigida por el
emperador Constantino sobre la Tumba de San Pedro habia sido
derumbada en su totalidad y el Vaticano se encontró sin fondos para
continuar su construcción, el Año Santo se acercaba y no había Basílica,
el Papa dispensó el ganar las indulgencias por medios de peregrinaciones
o de oraciones y las cambio por donaciones para la terminación de la
Basílica de San Pedro (el edificio actual).
La familia dominante de los Hohenzollern permitió la predicación de este
cambio en el procedimiento de las indulgencias en su territorio solo si se
le daba una parte;este trasiego con las cosas santas indignó a Lutero que
la emprendió contra esta práctica verdaderamente discutible, muchos
otros católicos también lo hicieron. El dia 31 de Octubre de 1517 este
clavó en la puerta de la Iglesia de Wittemberg noventa y cinco tesis que
el había preparado en contra de la Iglesia y con esto comienza la Reforma
Protestante.
Al principio esto se vio como una disputa escolástica de frailes y Lutero
nunca pensó en separarse de la Iglesia; pero la intervención de los
Príncipes Alemanes ávidos de apropiarse de las riquezas de las Igelsias y
de las tierras de los monasterios logró el resto. Lutero paso del dominio
del papado al dominio de los príncipes alemanes de los cuales vivió y de
los que nunca se pudo separar hasta su muerte. Así comienza la gran
división de la Iglesia.

El Luteranismo
El Luteranismo en su comienzo y hasta hoy ha sido una especie de
Catolicismo “reformado”. Lutero introdujo cambios e innovaciones en el
cristianismo, pero en comparación con los movimientos actuales
protestantes el se mantuvo más cerca del catolicismo que de estos
movimientos y sectas.
Si Lutero apareciera hoy en nuestro milenio que comienza el primer
domingo asistiría a una Iglesia Católica y nunca reconoceria como
seguidores de su reforma algunas de las Iglesias llamadas protestantes o
evangélicas.
Lutero introdujo en su reforma a la Iglesia la “sola Scriptura” o sea que
desechaba la tradición y solo aceptaba como fuente de fe las Sagradas
Escrituras (vea La Iglesia o la Biblia en nuestra seccion de Apologética).
Lutero introdujo el concepto de “sola Fide” o “fe sola” donde proclamaba
que solo la fe era necesaria para la salvación y desechaba las buenas
obras como otro medio.
Se separó totalmente de la comunión con la Iglesia de Roma e implantó la
incompetencia del Papa para toda la Iglesia.
Erradicó el culto a los Santos y los Mártires, así como las misas a los
difuntos.
Propuso que se extendiera a los 30 años la entrada a los monasterios.
Introdujo la comunión bajo las dos especies
Eliminó el celibato sacerdotal
Introdujo la libre interpretación de las Escrituras.
No creia en el carácter sacrificial de la Misa.

Puntos “católicos” de Lutero.


Lutero a diferencia de la mayoría de los actuales protestantes creía en la
presencia física de Jesús en la Eucaristía, no la llamaba Tansubstanciación
sino Consubstanciación. En las propias palabras de Lutero “ en el altar
están la carne verdadera y la sangre verdadera de Cristo”
Mantuvo el culto Luterano muy parecido a la Eucaristia Católica, los
ornamentos litúrgicos, el tiempo litúrgico. Decía Lutero sobre la misa:
La misa es una promesa de la remisión de los pecados que Dios nos ha
hecho..y ha sido confirmada por la muerte del Hijo de Dios”. Lutero dijo:
“La misa no es un sacrificio, ni ofrenda a Dios, es un don de Dios que
debe ser recibido con fe y hacimiento de gracias”
Lutero daba gran importancia al Bautismo y creia necesario ministrárselo
a los niños aunque lo ordenaba por inmersión total. Lutero reconocía
como sacramentos solo la Eucaristía y el Bautismo, Sin embargo creia en
la confesión de los pecados aunque no necesariamente con un sacerdote,
según él se podía ministrar por un laico también, reconocía la
Confirmación como un acto de fe, al igual que el matrimonio, también
mantuvo, aunque no como sacramento la ordenación presbiteral, también
recimendaba la Extrema Unción. Lutero aprobaba el uso del crucifijo,
velas y cuadros aunque esto no debian ser especialmente reverenciados.
Lutero mantuvo hasta el final de su vida una especial atracción hacia la
Virgen Mar=a. Mantuvo el orden Presbiteral y el Episcopal.
Antes de las Tesis de Winttenberg habia UNA sola Iglesia dividida en su
ala oriental y la Occidental, diez años después habian 400 iglesias
divididas unas de otras, el mismo Lutero se separó horrorizado de algunos
reformadores que proclamaban la destrucción de las Iglesias católicas, de
las imagenes y la matanza de fieles y rogó a los principes alemanes que
detuvieran este genocidio, fue demasiado tarde.
La Iglesia Luterana hoy está divida en varias Iglesias diferentes, aún en
Estados Unidos hay varias ramas…casi todas matienen …….sacramentos.

Iglesias Reformadas

Como hablamos anteriormente el movimiento comenzado por Martin


Lutero no mantuvo la unidad por mucho tiempo y comenzó a
descomponerse en discusiones y rivalidades hasta el día de hoy, una
especie de Torre de Babel donde nadie se entendía. Uno de los primeros
en separase y dar origen a la nueva Iglesia Reformada fue Ulrico Zuinglio
(1481-1531) Sacerdote católico del área de Suiza. Poco después de
Lutero este sacerdote se enfrentó a la Iglesia Católica y al Luteranismo.
En 1523 Zuinglio se separo de prácticas católicas tales como los votos
monásticos, el purgatorio, el culto de los Santos, el celibato sacerdotal y
el carácter sacrificial de la Misa, al igual que Lutero predicó la salvación
por fe solamente. En su territorio se estableció la unión del estado y la
Iglesia como nunca antes. La gran separación de Lutero y Zuinglio fue por
la Eucaristía, Lutero creia firmemente en la Presencia Real del Señor en el
Pan y el Vino, Zuinglio se separó a agregó una nueva división al Cuerpo
de Cristo, Zuinglio predicó que la presencia de Jesús era espiritual y no
física, tal como piensan la mayoría de las Iglesias protestantes de hoy en
día. Zuinglio perecióen una guerra intercantonal atacando a sus vecinos
católicos por medio de las armas en 1531.

EL Calvinismo-

Toma su nombre de Juan Calvino, oriundo de la Picardia francesa, sobre


los 19 años Calvino tubo una conversión religiosa de la que no
dejó constancia, despu130s de varias peripecias se refugió en Basilea,
importante centro protestante. Su libro mas impactante fue “Los
Institutos de la Religión Cristiana” en el cual siguió el orden del Credo de
Nicea, confesión de fe aceptada por él. Calvino estuvo en total desacuerdo
con la Iglesia Católica; pero también con Lutero y Zuinglio y toda la
escuela protestante (ver como se van separando). La doctrina de Calvino
se diferenció de la de Zuinglio en cuanto a el pecado y la gracia. Calvino
pensaba que el pecado original empañó la imagen de Dios en el hombre y
lo corrompió,por lo que el hombre no puede hacer por sí ninguna obra
buena a no ser que sea ayudado por una gracia especial de Dios, esta
gracia se da solo a unos escogidos solamente estableciendo asi la
doctrina de la PREDESTINACION, donde unos hombres nacen
destinados por Dios a la salvación y otros a la perdición.
Enseñó que la Iglesia Católica es invisible y conocida solo por Cristo,
por lo tanto no tiene jerarquía ni cabeza visible. Calvino reconocía dos
Sacramentos, el Bautismo y la Cena del Señor, donde al igual que
Zuinglio pensaba que Jesús estaba presente pero de modo espiritual,
acercándose más a Lutero que a Zuinglio. Calvino murió en Ginebra en el
1564. Calvino persiguió violentamente a sus oponentes, ejemplo de ello
fue la quema de Miguel Serveto, descubridor de la circulación de la sangre
en la hoguera por desavenencias doctrinales con Calvino.

PREBISTERIANISMO

El fundador de esta denominacion cristiana tan extendida en el mundo


actual fue Jhon Knox. Nacido en 1505 en una ciudad cercana a Edimburgo
y fue ordenado al sacerdocio Católico. Entre los años 1555 y 1556 Knox
predicó la reforma en el sur del pais, Knox persiguió violentamente a los
católicos y a sus adversarios; la hoguera funcionó activamente en Escocia
donde en un período de diez años fueron quemadas 1000 mujeres
acusadas de “brujas”. En 1561 Escocia se unióoficialmente a la Reforma
aceptando el parlamento una profeción de fe redactada por Knox con un
amplio sabor a Calvinismo. Se prohibió la Misa. En 1662 Andres Melville le
dió a la Iglesia de Escocia una organización presbiteral. La Iglesia era
dirigida por un grupo de presbíteros que asumían la función del Obispo.
Esta Iglesia mantiene dos sacramentos, el Bautismo y la Cena del Señor,
teniendo esta última un sentido espiritual al estilo calvinista. Actualmente
algunas Iglesias Presbiterianas mantienen una liturgia más elaborada que
la idea de austeridad inicial.

LOS ANABAPTISTAS

Con los Anabaptistas surge un Protestantismo más radical que el iniciado


por los primeros reformadores, el movimiento protestante inicial era en
cierta medida una continuación de la Iglesia Católica. Los Lureranos
rechazaron solo algunos aspectos del Catolicismo, Las
Iglesias Reformadas solo mantuvieron del catolicismo los rasgos que ellos
creian aprobados por las Escrituras, asi vemos que todos aceptaron el
Bautismo infantil. Con los Anabaptista surge un protestantismo más
radical donde se va a rechazar todo aquello que según ellos no aparezca
explícitamente en las Escrituras. Rechazaron tanto a la Iglesia Católica
como a las Iglesias de la Reforma. Creian que eran miembros de
la Iglesia solo los que habian experimentado “el nuevo nacimiento” y
predicaban que el Bautismo era válido solo en aquellos que tenian
consciencia de este, por lo tanto rechazaron el Bautismo infantil por lo
que les fue dado el nombre de “anabaptistas” ( los bautizados por
segunda vez). Ellos rehusaban la cooperación con el estado y nunca
participaban en la guerra, su culto era de extrema sencillez, esperaban la
inminente llegada de Cristo, fueron violentamente perseguidos por las
Iglesias reformadas que los masacraron, de este movimiento van a salir
los Bautistas y los Cuaqueros. Su iniciador fue Conrado Grebel quien era
seguidor de Zuinglio .

LOS MENONITAS

Menno Simoni (1496-1561) fue un anabaptista que sobrevivió a la


persecucion reformista, este nació en los paises bajos y también fue
consagrado sacerdote Católico. En 1536 Menno renunció al sacerdocio y
fue bautizado en la congregación anabaptista y ordenado ministro, por
esta causa fue condenado a muerte y escapó a Dinamarca, este es uno de
los tipos de anabaptismo que ha subsistido hasta hoy. LA
persecución reformista hizo que un gran grupo se asentara en
Pensilvania. Los anabaptistas fueron una especie de monjes al estilo
de vida de las ordenes monásticas católicas, pero con la diferencia
doctrinal protestante y casados.

EL ANGLICANISMO
La Iglesia de Inglaterra o ANGLICANISMO surge de un divorcio. Enrrique
VIII casado con la viuda de su hermano, Catalina de Aragón (con quien
este no consumósu matrimonio antes de morir) y enamorado de una de
sus damas de honor, Ana Bolena, pide la anulación matrimonial a Roma
para casarse con ésta alegando que los vínculos de parentescos con
Catalina hacian nulo el matrimonio, Roma contestó con una negativa.
Enrrique deseoso de cumplir su deseo logró que un panel de Obispos
ingleses declarara nulo este matrimonio y contrajo nupcias con Ana. Este
fue el comienzo de la separación de la Iglesia de Inglaterra de Roma; más
tarde a esto se le unieron las ideas de Lutero y hombres como Tomas
Cramer (nombrado mas tarde Arzobispo) mas la necesidad de acrecentar
el tesoro con los bienes de monasterios y del clero terminaron por dar con
la separación definitiva de Roma y con el nacimiento de lo que hoy
conocemos como la Iglesia Anglicana.
Bajo Enrique solo separó la Iglesia de la Isla de la comunión con Roma;
pero no realizó cambios drásticos en la liturgia ni en la fe.
La Iglesia Anglicana tiene una cabeza visible que es el Rey, el Arzobispo
de Canterbory gobierna unido a un sínodo de Obispo de dicha
confesión,quien se reune periódicamente. Mantienen dos Sacramentos: El
Bautismo y la Eucaristía manteniendo en la celebración de esta una gran
similitud con la liturgia católica, estan adscritos a los credos de Nicea, de
San Atanacio y de los Apostoles. Aunque tienen rituales para la
ordenación Presbiteral y Episcopal y para la Confirmación y el Matrimonio
no le dan a estos categoria de Sacramentos como la Iglesia Católica.
Diferencia con el Catolicismo:
a) No consideran la Misa un Sacrificio, si no solamente como una Acción
de Gracias, Eucaristía.
b) Los Presbíteros y Obispos pueden contraer matrimonio.
c) Ultimamente ordenan mujeres a ambos ministerios
d) Aunque honran a la Virgen María de forma especial, no recomiendan su
interseción ante Jesús al igual que la interseción de los Santos.
e) Niegan el Purgatorio
f) Niegan el papel del Obispo de Roma como cabeza de la Iglesia
Universal
g) No oran por los difuntos
h) Mantienen el dogma protestante de “Sola Fides”, la salvación por
medio de la fe solamente.
I) Aunque creen en la Presencia Real de Jesús en el pan y en el vino,
niegan la doctrina católica de la Transubstanciacion.
j) Niegan la confesión privada y mantienen una general.

A pesar de todas estas diferencias y a partir de un movimiento de


acercamiento a Roma del Siglo XIX llamado “El movimiento de Oxford”
después de la Iglesia Ortodoxa, la Anglicana es la más cercana al
Catolicismo de todas las Iglesias de la Reforma y actualmente hay
diálogos intensos para lograr la plena comunión.
METODISMO

El creador de este movimiento y más tarde Iglesia fue Juan Wesley


(1703-1791) junto a su hermano Carlos y a George Whitefiel. Juan fue
ordenado presbítero de la Iglesia Anglicana en 1728. En 1735 predicó un
sermón sobre “La Circuncición del Corazón: que fue el inicio de este
movimiento. En 1735 navegaron a Georgia, Estados Unidos, como
misioneros de la” Sociedad para la Propagación de la Fe” . En este estado
fue fuertemente impactado por la vida y fe de los Moravos y tras luchas y
problemas regresó a Inglaterra en 1737. Después de una experiencia
espiritual en una reunión Anglicana comenzó a predicar a modo moravo
“la conversión instantania y el gozo de una salvación consciente”. Su
predicación produjo un gran tumulto en la Alta Iglesia Anglicana y gran
rechazo. Sin separarse del Anglicanismo a la muerte de Wesley este
movimiento tenía ya 17,688 miembros. Gradualmente este movimiento se
separó del Anglicanismo. Wesley nunca fue “metodista” murió Anglicano y
su deseo era llevar este avivamiento a esta Iglesia .
Desde un inicio Wesley consideró que los Presbíteros y los Obispos tenian
el mismo rango y por lo tanto un presbítero podía ordenar presbíteros,
esto unido a la imposiblilidad de encontrar quienes ministraran los
sacramentos al movimiento entre el clero anglicano originó que Wesley
ordenara en 1784 a dos presbíteros para Estados Unidos. En 1791 la
Confederación Metodista Wesleyana quedó constituida. Los Metodistas
tienen un culto más simplificado que la Iglesia Anglicana, pero aún
mantienen una Liturgia ordenada. Solo conservaron dos sacramentos el
Bautismo (aun de Niños) y la Cena del Señor. En la Santa Cena son de
línea Calvinista (presencia solo espiritual, pero sacramental)??????
Averiguar mas.

EVANGELICOS

Este movimiento surge como un desprendimiento de la Iglesia Anglicana


en epocas de Wesley.
El avivamiento producido por la prédica de Wesley y sus compañeros
despertaron el sentir protestante dentro de la Alta Iglesia de Inglaterra.
Estas personas que se fueron separando para seguir el patrón de la
Reforma y eliminar las “raices” católicas del Anglicanismo fueron llamados
“Evangélicos”. Uno de los miembros más prominentes de este movimiento
fue Juan Newton el cual después de una vida desordenada de trata de
esclavos africanos se convirtió y fue uno de los grandes propulsores de
este movimiento mas tarde iglesia.

EPISCOPALES

Después de la independencia de las Trece Colonias de Inglaterra la Reina


de Inglaterra obviamente no era considerada apta para ser cabeza de la
Iglesia Episcopal Americana. Así en 1789 surge la Iglesia Episcopal con la
misma fe de la Iglesia Anglicana pero dirigida por un Sínodo de Obispos e
independiente de la antigua metrópoli.

BAUTISTAS

Los Bautistas surgen como una rama separada de los Anabaptistas,


aunque su formación se atribuye a John Smith (1612) expastor de la
Iglesia de Inglaterra que huyóa Holanda para escapar a la persecución de
la Iglesia oficial Inglesa, en Holanda conoció a los Menonitas de los cuales
tomó algunas de sus doctrinas. Han existido diferentes tipos de Bautistas,
unos creian en la Predestinación, otros creian que Cristo solo había
muerto por los elegidos, otros que había muerto por todos, otros
celebraban el sábado en vez del domingo….
Los bautistas al igual que sus predecesores los Anabaptistas solo
bautizaban a adultos y el Bautismo para ellos no era un Sacramento sino
un acto Público de Fe, tenian un culto muy simple de predicación
combinada con cánticos y no conservaron ningún sacramento, para ellos
la Santa Cena es un acto púramente simbólico.
La Iglesia Bautista Americana, la más poderosa del mundo, tiene orígenes
independientes de su homónima Inglesa. La Iglesia Norte Americana fue
establecida por Roger Willians, ministro Episcopal quien se desligó de sus
votos y emigró a Boston en 1631 ministrando en el poblado de Salem,
Massachusetts mas tarde perseguido por su renuencia a ponerse bajo el
poder civil formó colonia aparte y fundó la ciudad de Providence donde
fue re-bautizado por un miembro de la Iglesia de Salem que a su vez fue
re-bautizado por Willian (?) constituyendo la primera Iglesia Bautista en
el Nuevo Mundo.

CRISTIANOS

En las primeras décadas del siglo XIX surge un fenómeno llamado


“avivamieno” en los Estado Unidos. Predicadores ambulantes marchaban
de pueblo en pueblo realizando grandes concentraciones en lugares
públicos donde se cantaba himnos, se predicaba y centenares de gentes
caían al suelo entre convulsiones y desmayos. Muchas de estas asambleas
juntos a sus predicadores se organizaron en denominaciones nuevas,
ellos se llamaron “cristianos” y quisieron salirse del ambiente de división
denominacional que existía entre los protestantes y sin proponérselo
aumentaron aún más la división y la confusión en el Cristianismo. Ellos
tenian el ideal de ser como la Iglesia Primitiva (tenian una idea
totalmente errónea de cómo fue el culto y la organización de la
Iglesia; basta leer a los Padres de los primeros siglos) De estos grupos
entre otras salió la hoy llamada “IGLESIA DE CRISTO” y todas las
Iglesias sin denominación. La mayoría de ellas no tienen sacramentos,
tienen un culto muy simple de predicación y cánticos, casi todas difieren
en doctrina entre sí y sobre todo casi todas no tienen ningún tipo de
supervisión su período u orden gerálquico, el Pastor es el jefe supremo de
la Iglesia y el da la interpretación Bíblica que entiende (muchas veces sin
estudios Bíblicos previos) si un fiel está en desacuerdo con ésta
interpretación se marcha a otra Iglesia o funda la suya propia. Este tipo
de estructura da origen a numerosas sectas y errores. (es un tipo de
cristianismo propio de Estados Unidos y del ambiente de extrema libertad
que se practica en el país)

CUAQUEROS

Entre la división del cristianismo los Cuaqueros (de quake= temblar)


tienen una característica particular. También son llamados “Sociedad de
los Amigos”. Su fundador fue Jorge Fox (1624-1691) a los 19 años
dejó su casa y salió en búsqueda de la verdadera religión; durante varios
años sufrió de una gran depresión. En 1647 llegó a la conclusión que no
hacia falta de los Pastores Episcopales y que Dios podia hablar al corazón
del hombre y éste a Dios directamente. Creó un movimiento en que se
predicaba la sencillez de costumbres y del vestir, la no participación en
ninguna guerra, aversión a todo tipo de formalismo en el culto, planteaba
que los gobiernos existen en y para beneficio del pueblo , le permitió a las
mujeres predicar, el tuteo en toda conversación, la abolición de clases. No
tenían ningún sacramento ni culto litúrgico y una de las características era
el temblor en el cuerpo con que se manifestaba la presencia del Espíritu
Santo en sus reuniones. Se atrajeron numerosas persecuciones y
encarcelaciones

IGLESIA CONGREGACIONAL

Una forma de cristianismo que surgió fundamentalmente en Nueva


Inglaterra bajo el concepto de “iglesias asociadas” que se componían de
miembros que habian pasado una experiencia de conversión. En esta
Iglesia se daba gran importancia al clero educado. Esta rama se
suscribió a la Confesión de Westminter y a la doctrina de la
Predestinación, al mismo tiempo predicaban el arrepentimiento de los
pecados creando asi una gran confusión doctrinal

PENTECOSTALES

A finales del Siglo XIX y principios del XX surge en muchas Iglesias


Protestantes Americanas la idea de que para ser fieles a la llamada de
Dios es necesario una experiencia similar a la experimentada por los
discípulos en su primera predicación, los cristianos, seg?n ellos,debian
buscar una experiencia de postconversion o “Bautismo en el Espiritu”
donde se recibirian los Dones Carismáticos de la Primera iglesia.
El origen de este movimiento es posterior a la guerra civil americana.
Muchas personas que lo habian perdido todo no se sentian bien acogidas
en las Iglesias tradicionales de gentes de clase media o rica y comenzaron
a tener reuniones en graneros, mucha de esta influencia vino del “Betel
Colluege” en Topeka, Kansas allápor el año 1900 bajo la inspiración de
Charles Fox, aunque la gran expanción Pentecostal comenzó en Los
Angeles en la misión Apostolic Faith Gospel Mission en Azuza Street en el
año 1906 y bajo el liderato de Willian Seymour, predicador de color que
hacía énfasis en los “caminos de Santidad” doctrina muy de moda en
aquellas épocas. Las denominaciones tradicionales le hicieron una gran
guerra y pareció que esta modalidad de Cristianismo desaparecería
pero en los años 1960 predicadores tales como: Aimee Semple, Oral
Roberts, Jimmy Swaggart, Pat Roberson y otros la hicieron revivir y
ponerse de moda.
Las Iglesias Pentecostales no componen una sola denominacion, se
subdividen en grupos y grupos , algunos, los más antiguos se llaman
“carismáticos” entre ellos: La Asamblea de Dios, La Iglesia de Dios en
Cristo, La Iglesia del Evangelio Cuadrangular, la Conferencia Mundial
Pentecostal etc…
Estas Iglesias dieron paso a los llamados “Cristianos sin denominación” un
fenómeno de finales del Siglo XX, que estudiaremos a continuación.

Al no ser un movimiento uniforme el Pentecostalismo no se puede


determinar doctrina, culto o sacramentos pues varían de acuerdo con el
fundador de la Iglesia. Algunas van desde dos sacramentos hasta
ninguno, hasta la negación del Bautismo y de la Santa Cena. Toda una
gama de confusiones.
LA INQUISICIÓN Y LA REFORMA PROTESTANTE
MITO Y REALIDAD

La historia según algunos es una dama demasiado voluble, solo expresa


las opiniones de los vencedores. Si esta opinión es en contra de una
realidad espiritual marcada con el signo del Cristianismo, y si esta
realidad pertenece concretamente a la Iglesia Católica vemos que la
historia de voluble se torna parcial y agresiva…los historiadores, los
antiguos y los modernos, y aún los comunicadores de
prensa contemporáneos pierden la perspectiva histórica y la objetividad
tan diariamente cacareada.
Pocos de los historiadores marcados por el anticlericalismo, en este
tiempo de la objetividad periodística, se dan cuenta de todo lo que la
Iglesia Católica le dio en este mismo tiempo al mundo conocido de la
época; la Iglesia le dio al mundo civilizado un Código Moral y ético a la
vez que un gobierno internacional capaz de servir de árbitro en las
disputas entre naciones y gobernantes, le dio la lengua latina enseñada
en las escuelas católicas, esta lengua sirvió como medio de unificación a
los eruditos, los literatos, los científicos, y los filósofos de diferentes
culturas y los vínculo entre sí; la liturgia y la Fe católica le dieron
uniformidad religiosa a Europa, sirvió como tribunal internacional ante los
gobernantes y estados responsables, fue la Iglesia quien construyó las
Universidades, centros del saber de la época, casi todo el arte europeo
fue inspirado y patrocinado por la Iglesia, ligó a los individuos en una
tremenda relación personal con un Dios hasta el momento casi cósmico, a
través de los monasterios femeninos y de la veneración de la Virgen María
le dio un lugar digno a la mujer, los monasterios enseñaron y
modernizaron la agricultura,, alimentaban a los pobres desamparados,
educaban a los niños, daban alojamiento a los viajeros, cuidaban a los
enfermos en hospitales…preservaron la cultura y copiaron miles de
manuscritos para que no se perdieran…un ejemplo de como la Iglesia
valerosamente se ocupaba del hombre lo tenemos durante la gran Peste
Negra de 1348, mientras los médicos abandonaban la lucha por no
conocer remedio efectivo, la Iglesia le hizo frente y un dato de la época
nos da la medida: De veintiocho Cardenales, nueve murieron, de sesenta
y cuatro Arzobispos, veinticinco murieron, de trecientos setenta y cinco
Obispos, doscientos murieron junto a millares de sacerdotes en el
cumplimiento de su deber, de esto no se habla… .Y así pudiéramos seguir
por páginas y páginas…
Es por esto que tenemos que comenzar este artículo sobre la Inquisición y
lo hacemos con una profesión de Fe:

LA VIDA DEL HOMBRE ES SAGRADA Y NADIE TIENE DERECHO EN BASE A


NINGUN LIBRO O IDEA O CREDO RELIGIOSO, NI AUN EN BASE AL
EVANGELIO Y AL CRISTIANISMO, A DESTRUIR ESTA VIDA IMAGEN DE
DIOS. UNA SOLA VIDA PERDIDA POR LA INTOLERANCIA CLAMA AL CIELO
COMO LA SANGRE DE ABEL.
Esa es nuestra forma de pensar y este artículo no es para condonar la
pérdida de vidas en los años tumultuosos de la Reforma, ni los desmanes
de la Inquisición Católica, por los cuales ya el Santo Padre Juan Pablo II
pidió perdón al mundo en el marco del Jubileo de la Encarnación del año
2000. Este artículo es para poner las cosas en su debida perspectiva y
hacer un pequeño estudio de la sociedad de la época y su forma de
pensar, también tiene el propósito de presentar la verdad de que la
Inquisición Católica NO es lo que se ha presentado y que la Reforma
Protestante también eliminó muchas vidas de las cuales no se menciona
en casi ningún historiador objetivo, dando la impresión de que la Iglesia
Católica fue la gran asesina de sus pacíficos adversarios teológicos, NO
FUE ASI. Nos encontramos frente a una época muy difícil con una
sociedad que despreciaba la vida y que vivía en una cultura de poco valor
del sufrimiento.

REALIDAD DE LA SOCIEDAD EN LOS SIGLOS XIII, XIV, XV Y XVI,


METODOS CRIMINALES

En nuestro mundo moderno se han cambiado los valores y la forma de


pensar drásticamente y es por eso que no se puede hacer un estudio
objetivo y menos lanzar un juicio si no nos empapamos antes de la
realidad que juzgamos, hacer un juicio desde nuestra perspectiva
histórica sería de una injusticia imperdonable.
En nuestro mundo hoy se castiga a los que difieren en materia de política
o en materias económicas, pero resulta paradójico pensar en que se
castigue a alguien por una diferencia teológica. Hace cuatro siglos no era
así. En esos siglos y siglos anteriores un ataque a la teología oficial era
considerado un ataque al sistema social imperante y diferencias en
Teologías sumieron a países como Francia y Alemania en siglos de luchas
y centenares de miles de muertos, muchos más de los achacados a la
Inquisición.
En la Edad Media era firme credo popular y de los gobernantes que
cuando se suprimía una persona que difería de la Teología Oficial (hereje)
se estaba salvando del infierno a sus posibles conversos y a la misma
persona.
También tenemos que tener en cuenta que estos siglos fueron siglos
donde sin ningún tipo de analgésico de los que hoy conocemos, los
dolores ocupaban un lugar diario en la vida del ciudadano, si sumamos a
esto las operaciones sin anestesia, las extracciones de muelas por
barberos, el bajo índice de vida y todas una serie de factores para
nosotros extraños era una cultura hecha a la indiferencia ante el dolor.
Los procedimientos de la Inquisición nos llaman la atención ahora después
de más de doscientos años, pero en su momento no fueron
extraordinariamente llamativos y el hecho que miles de personas se
congregaran para ver los autos de Fe dan la medida de lo común del
caso. La forma procesal de la Inquisición fue la misma del estado y de la
época, como un caso curioso para dar una idea de la mentalidad de los
hombres y mujeres de estos siglos incomprensibles para nosotros, entre
tantos casos escojo el castigo de los hermanos D’aumaile amantes de las
nueras de Felipe el Hermoso (Rey Francés). Estos jóvenes de 17 y 19
años después de torturas increíbles fueron atados a la rueda y se les
destrozó los huesos uno a uno, se les arrancó la piel con tenazas, se le
cortaron los testículos, se descuartizaron por tracción de cuatro caballos y
finalmente se les decapitó, lo más terrible es que desde cuatro días antes
miles de ciudadanos de todas las clases acamparon en los alrededores
para ver el espectáculo y según los cronistas de la época el ambiente “era
de feria”, esta conducta reprobable para nosotros era lo común en esos
momentos y la nuestra será juzgada igual dentro de tres o cuatro siglos.

La unidad del estado era realmente una necesidad, la religión era lo único
que podía unir estados tan dispares como los reinos de la naciente
España, un atentado a la religión era un atentado al estado y los reyes de
la época así lo entendieron y vieron. Como mencioné, la guerra de religión
de Francia por teologías causó 90% más muertes que todas las
Inquisiciones juntas y debilitó un estado que podía haber sido más
próspero, igual ocurrió en Alemania. España salió prácticamente ilesa de
esta plaga por la Inquisición y es precisamente la Inquisición Española la
más atacada y mal presentado. Toda esta leyenda negra sobre la
Inquisición Española surge del Señor Juan Antonio Llorente español
afrancesado, colaborador de la ocupación francesa y asalariado de José
Bonaparte quien salió de España acompañando a las tropas Napoleónicas
y se instaló en Paris a comienzo del Siglo XIX y en 1817 editó un libro
partidista y Polٌítico en contra de los Reyes Españoles y de esos lodos
tenemos estos fangos.

QUE EN REALIDAD FUE LA INQUISICIÓN ESPANOLA?


Mito y realidad

La Inquisición Española ha sido la más duramente atacada al ser España


baluarte del Catolicismo y al mismo tiempo enemiga comercial y política
de la Inglaterra protestante.
Veamos la opinión de dos eruditos en el tema: A.S. Turberville en su Libro
“La Inquisición Española, pág. 61 y 62 dice:

“EL Santo Oficio pretendía ser el Tribunal más clemente de todos porque
sus fines no eran la administración de una justicia rígida y automática,
sino la reconciliación del delincuente.
Confesarse culpable con el Santo Oficio era obtener el perdón. ¿De qué
otro tribunal se puede decir esto? El Inquisidor era tanto Padre Confesor
como juez, que pretendía no una condenación, sino acabar con
un extravío y devolver al rebaño la oveja descarriada.
Por eso se instaba constantemente al acusado a que recordase la
diferencia fundamental entre la Inquisición y los tribunales ordinarios y
que su finalidad no era el castigo del cuerpo, sino la salvación del alma y
por lo mismo se le imprecaba a que tratara de salvarse por medio de la
Confesión”

En otras palabras, para el lector moderno… imaginemos que no te


detienes en una luz de un semáforo y el policía te lleva detenido, tú vas
delante del juez y confiesas que realmente te arrepientes de no haberte
detenido en la luz roja y pides perdón, entonces el Juez te absuelve con
una reconvención. Así actuaba el Tribunal de la Inquisición, su objetivo no
era condenar, era salvar y de los famosos autos de Fe muchas de las
gentes era reconciliada con la Iglesia después de llevar un hábito llamado
“san Benito”: por la similitud del hábito de esta orden por varios
domingos ante la Iglesia, después de esto eran aceptados de nuevo en la
Comunión, ejemplo de esto fue el Abuelo de Santa Teresa de Ávila, quien
llevó San Benito por judaizante y se reconcilió con la Iglesia y nos dio tal
Santa.
Los que no se arrepentían y se demostraba su culpa de herejía eran
entregados a la justica del Rey, la Iglesia no podía hacer nada más, esto
caía en al campo político y podía hacer tambalear la seguridad del reino.

Otro punto a tener en cuenta era que estos tribunales no actuaban bajo la
autoridad de la Iglesia Católica y del Papa, La Inquisición terminó por ser
un poder en manos del Rey y muchas veces en contra de Roma como
veremos en los ejemplos que daremos más tarde. Veamos la opinión de
Fernando Ayllon en su libro “El Tribunal de la Inquisición de la Leyenda a
la Historia” Pág. 578 y 579.Dice así:

“La Inquisición española estuvo desde sus orígenes supeditada a la


voluntad real lo cual la llevó inclusive a enfrentarse en algunas
oportunidades contra el poder del propio Pontífice. Diversos ejemplos de
ello son los roces de los primeros inquisidores con los Papas Sixto IV o
Inocencio VIII; la causa contra el Arzobispo de Toledo, Primado de
España Bartolomé Carranza; las dificultades ocasionadas por la
Inquisición a la admisión de bulas pontificias etc. Cierto es que en
ocasiones se convirtió en instrumento político en poder de los reyes para
fines diversos, por su característica dualidad, estatal-eclesiástica. Sin
embargo debemos recordar también que no existía ningún tribunal que no
estuviera sujeto a dicha presión y utilización por el poder político, no solo
en España sin en todo el mundo.
El Santo Oficio fue el símbolo de la etapa en la cual se estableció y
desarrolló. La alta religiosidad de la época motivó el surgimiento de una
institución que se encargara de la fe, la moral, el mantenimiento del
orden público y la paz social. La Inquisición, más allá de cualquier
humana desviación de sus objetivos, cumplió ese rol. Fue muy importante
para el estado y para la formación de la unidad nacional española,
defendiéndola contra los graves peligros que la amenazaban.
El Tribunal no fue una traba para el progreso intelectual de España como
lo demuestra el hecho contundente, ampliamente documentado y fuera
de toda discusión, de que la época de su mayor acción coincidió con la del
apogeo hispano.”
No podemos negar que la Inquisición cometió abusos y que algunos de
sus miembros fueron crueles (como en toda institución de poder), pero
estos errores no deben marcar la historia como costumbre generalizada,
la historia de la Inquisición ha sido desfigurada por historiadores
masones y anticlericales y no fue hasta el siglo XIX y XX que la verdad
comenzó a brillar en este tema. R.Cappa ha dicho: “ Aunque la
Inquisición veía que declarando ella al acusado reo de tal delito se le
había de seguir con la pérdida de la vida, ella , no obstante, no era la
causa de tal pérdida: era eso o el delito (que la Inquisición no había
cometido) y la Ley Civil (que ella no había hecho).Para evitarlo tenía
establecido el perdón para todo el que se arrepintiera , con tal que este
arrepentimiento tuviese lugar mientras el reo estuviera bajo su
jurisdicción incluso hasta el último momento antes. Por otra parte
el relajamiento al brazo secular (entrega a la justicia) tuvo lugar en
relativamente pocos casos en que no existieran además graves delitos.
Así el número de quemados en España fue muy exiguo constituyendo otro
grave error histórico el de las supuestas hecatombes, de las que ya se
burló el historiador Hefele al decir que “de una parte se ha imaginado un
brasero inmenso, una caldera colosal y de la otra a los españoles reunidos
en inmensa muchedumbre, como una tropa de caníbales con los ojos
brillantes prontos a devorar centenares de víctimas.”
La Inquisición fue mucho más benigna que los tribunales de la época
pues:
1) conmutó la pena de muerte por penitencias Canónicas cuando el reo se
arrepentía...cosa que no ocurría NI OCURRE en los tribunales civiles.
2) Abolió la pena de azotes para las mujeres y los fugados de las cárceles
3) Suprimió la argolla para las mujeres
4) Limitó a cinco años la pena a galeras imponiéndola siempre dentro de
un marco aceptable de edad (la pena a galera era perpetua en lo civil)
5) Suavizó el tormento y lo abolió mucho antes que los tribunales civiles
Mucho más sangrientas fueron y en ESTE SIGLO las Inquisiciones
mejicanas de la revolución y la Rusa de la era Estaliniana!

La Inquisición española comenzó bajo la Orden Dominica pero después de


1483 toda su estructura se hallaba bajo una institución gubernamental
llamada “La Suprema”, esta jurisdicción de la Inquisición se extendía solo
a los Cristianos de España, no eran de su incumbencia los judíos de
religión ni los mahometanos, sus poderes se encaminaban a los
convertidos al cristianismo que recaían o no abjuraban de sus prácticas.
La Inquisición española funcionaba de esta forma:
Antes de establecer el tribunal en una ciudad o pueblo se leía en las
Parroquias un “edicto de Fe” donde se pedía que todo el que supiera de
una herejía la revelara a los inquisidores y se daba un plazo de gracia a
cualquiera persona que se sintiera culpable de herejía, si esta persona se
presentaba y confesaba se le imponía una multa y se le requería una
penitencia y se reintegraba después de esta a la vida diaria. La Inquisición
no tomaba a la ligera las acusaciones y examinaba con cuidado las
pruebas reunidas, cuando estaba firmemente y unánimemente
convencida de la culpabilidad de un individuo emitía un mandato de
arresto y se incomunicaba a la persona, el proceso era privado y se le
instaba a confesar, si el acusado se negaba se le permitía escoger un
abogado. En el proceso se podía dar tortura al acusado para que
confesara, es de notar que la tortura no fue inventada por la Inquisición y
era el procedimiento legal propio de la época en todo tribunal civil y
militar, la tortura se anunciaba o se aplicaba con la esperanza de que el
acusado confesara y recibiera una condena menor que la de muerte .La
Inquisición prohibía la tortura a mujeres que estaban criando, a personas
de corazón débil, y a los acusados de herejías menores, esta tortura era
en mucho, más benigna que la de los tribunales de la época. Un ejemplo
fue la tortura aplicada a los amantes de las nueras de Felipe el hermoso
(Rey Francés) de 18 y 19 años respectivamente, los huesos de estos
fueron triturados con mandarria, fueron desollados vivos, se le cortaron
los genitales y se le introdujeron en la boca, se le sacaron y quemaron las
entrañas y después fueron descuartizados, esto frente a miles de
jubilosos espectadores de todas las clases sociales que inundaron la Plaza
de la sentencia el día antes…esto era el tribunal civil, esto no ocurría en
la Inquisición, la tortura principal de la Inquisición era una cárcel
prolongada. En muchos casos como dice Will Durant en su libro sobre el
tema, era misericordioso y perdonaba penas a causa de la edad,
ignorancia, pobreza, embriaguez o por la buena reputación del acusado,
la pena más suave era una reprimenda.
El código de derecho civil español marcaba la muerte en hoguera para la
herejía posible causante de la desintegración de la Nación y de la
seguridad nacional, antes de que se procediera a aplicar la pena de
muerte se le daba oportunidad a la Iglesia por medio de la Inquisición de
que la persona confesara, se arrepintiera y se reintegrara a la sociedad y
a esto estaba encaminada la actividad de la Inquisición, y no tenía
jurisdicción a la pena de muerte, cuando se agotaban los medios y la
persona no se arrepentía la Inquisición terminaba su trabajo y entregaba
al reo a las autoridades civiles que eran los que entonces aplicaban la
pena de muerte, contrariamente a lo que se cree los Autos de Fe no
eran aplicación de la sentencia de muerte, era la culminación del proceso
eclesiástico donde la Iglesia declaraba que había intentado reconciliar a la
persona sin resultados y la persona era entregada a la autoridades que la
llevaban al lugar de la sentencia y la ejecutaban, los Autos de Fe eran
ceremonias religiosas destinadas a impresionar a las personas e intimidar
a futuros detractores .Hasta el último minuto se podía salvar la vida
haciendo pública declaración de arrepentimiento.
Los Inquisidores eran nombrados por los reyes y NUNCA por el Papa.
Tenemos el ejemplo histórico de la alarma del Papa Alejandro VI por la
severidad de la Inquisición Española y en 1494 nombró un obispo que
supervisara las sentencias, los reyes pasaron por encima de esta
disposición, otros muchos Papas movidos por sentimientos humanitarios
intentaron frenar sus excesos y darle protección a las víctimas, así en
1482 el Papa Sixto IV promulgó una bula para terminar la Inquisición en
Aragón, se quejaba de que “los inquisidores mostraban más codicia de
oro que celo por la religión, que habían encarcelado y torturado a
cristianos por dudosos indicios y ordenaba que en adelante ningún
inquisidor actuase sin la presencia de un representante del Obispo local,
que los presos fueran confinados en cárceles dependientes del Obispo
local, que se le diera los nombres de los delatores a los acusados y que se
les permitiera a los acusados apelar a la Santa Sede y que se
suspendiera toda actuación hasta haber resuelto la apelación; se exigía
que todas las personas convictas de herejía fuesen absueltas si se
arrepentían sin consecuencias algunas” El rey Fernando prescindió del
decreto y nunca se publicó en Aragón. Otro ejemplo fue la orden de
enjuiciamiento dada por el Papa Julio II al gran inquisidor Lucero por
conducta irregular y la excomunión de los inquisidores de Toledo, otra
prueba es que muchos de los judíos expulsados de España fueron
acogidos en Roma (para escándalo de los reyes Españoles) por el Papa
Alejandro VI quien en una acogida en la Plaza de San Pedro les dio un
sermón sobre el cristianismo y los dejó en libertad y así tenemos que la
Sinagoga más antigua de Europa está en Roma, otra prueba de que no
era la Iglesia quien estaba detrás de la Inquisición española es el caso del
Arzobispo Carranza, primado de España, quien fue acusado de herejía por
la Inquisición y languideció en las cárceles españolas por diez años
mientras el Papa clamaba que se le entregara para juzgarlo en Roma, al
clamor del Papa no se le escuchó en la Corte Española.
En resumen que la Inquisición Española fue un arma política a la vez que
de saneamiento social de la época, que no utilizó ningún instrumento que
no fuera lo común de la época en procesos judiciales ni se ensañó (como
nos la pintan) con la población en un ataque desmedido y repudiado de la
misma. También como vimos muchos de los Papas de la época no la
apoyaron y esta hizo caso omiso a los llamados papales de moderación y
misericordia al no ser el objetivo de la Inquisición el ser objeto de
represión política.

LA INQUISICION PROTESTANTE

Otro punto del que no se ha hablado es que los protestantes también


tuvieron una Inquisición totalmente sometida al poder político de la
Época. Los historiadores solo tienen dedos para señalar la Inquisición
católica guardando un silencio hipócrita sobre lo acaecido en los territorios
protestantes.
Los primeros protestantes no se distinguieron por ser los campeones de la
“libertad de opinión” como nos lo han hecho creer… ellos que clamaban
por libertad religiosa en los países católicos en sus territorios la primera
medida que tomaban era la suspensión total de la Misa y el obligar a los
ciudadanos por ley a asistir obligatoriamente a los cultos reformados, la
destrucción de Iglesias católicas, de imágenes junto al asesinato de
Obispos, Sacerdotes y religiosas marcaron estos territorios mucho más
que lo que ocurría en su contraparte católica. Para citar solo algunos
ejemplos (ya que todas las fuentes investigadas solo hablan de la
Inquisición Católica y ni una de la Protestante)
- se recuerda la masacre de los monjes de la Abadía de San Bernardo de
Bremen cuyos monjes fueron asesinados, desollados y se les hecho sal en
la carne viva siendo después colgados del campanario por turbas
protestantes en el siglo XVI.
- El ahorcamiento de seis monjes cartujos y del Obispo de Rochester en la
Inglaterra Protestante en 1535.
-La quema de miles de católicos y anabaptistas por Enrique VIII en el
siglo XVI siendo su hija católica María la que heredó el título de “María la
sanguinaria”
-La quema en la hoguera de Juan Server, el descubridor de la circulación
de la sangre, en Ginebra por orden de Calvino, sin embargo solo se
recuerda el “caso Galileo” que no fue ajusticiado.
-Cuando Enrique VIII comenzó la persecución católica en Irlanda
existían mas de 1,000 monjes Dominicos, de los cuales
solo DOS sobrevivieron la persecución.
- En la época de la protestante Isabel alrededor de 800 católicos eran
asesinados por año.
- El historiador protestante Henry Hallam dice “la tortura y la ejecución de
los Jesuitas en el reinado de Isabel Tudor fue caracterizado por el
salvajismo y el prejuicio”
- Un acto del Parlamento Inglés decretó en 1652 que “cada sacerdote
romano debe ser colgado, decapitado y desmembrado y después
quemado y sus cabezas expuestas en un poste en lugar público”
- En la Alemania Luterana los Anabaptistas era cosidos en sacos y
echados en ríos
-En la Escocia Presbiteriana de Juan Knox en un periodo de seis años se
quemaron más de 1000 mujeres acusadas de hechicería.
- En las ciudades tomadas por el Protestantismos, los católicos tenían que
abandonarlas dejando en ellas todas sus posesiones o convertirse al
Protestantismo, si se les descubría celebrando la misa eran castigados con
la muerte.
Es un mito que la táctica de la tortura fue un arma católica de la
Inquisición. Janssen un escritor de esta época cita a un testigo el cual dice
“el teólogo protestante Meyfart describe la tortura que él personalmente
presenció...: Un español y un Italiano fueron los que sufrieron esta
bestialidad y brutalidad. En los países católicos no se condena a un
asesino, a un incestuoso o a un adúltero a más de una hora de tortura,
pero en Alemania la tortura se mantiene por todo un día y una noche y
hasta por dos días….algunas veces hasta por cuatro dias después de los
cuales se comienza de nuevo…es una historia exacta y horrible que no
pude presenciar sin aún estremecerme”
- El mismo Janssen nos da este dato “ en Augsburg en el año 1528 cerca
de 170 Anabaptistas de ambos sexos fueron puestos en prisión por orden
del ayuntamiento, muchos de ellos fueron quemados vivos, otros fueron
marcados con hierros candentes en la mejilla o sus lenguas fueron
cortadas.
- en Aubsburg el 18 de enero de 1537 el consejo municipal publicó un
decreto donde se prohibía el culto católico y se les daba 8 días para que
los católicos abandonaran la ciudad, pasado ese término se envió a los
soldados a perseguir a los que no aceptaron la nueva fe; se tomaron las
Iglesias y monasterios se destruyeron las estatuas y los altares. Frankfor
emitió una ley parecida y la total suspensión del culto católico se extendió
a todos los estados alemanes y después se tacha a la Iglesia Católica de
intransigente!
- En 1530 en sus comentarios al Salmo 80 Lutero aconsejaba a los
gobiernos que aplicaran la pena de muerte a todos los herejes.
-En el distrito de Thorgau (Suiza) un misionero Zuingliano al frente de
una turba protestante saqueó, masacró y destruyó el monasterio local. El
mismo Erasmo se aterró de ver a piadosos fieles excitados por sus
predicadores protestantes “salir de la Iglesia como posesos con la ira y la
rabia pintadas en el rostro, como guerreros animados por un general”. El
mismo Eramos le comenta en una carta a Pirkheimer lo siguiente “Los
herreros y obreros quitaron las pinturas de las Iglesias y lanzaron tales
insultos a las imágenes de los santos y al mismo crucifijo que es harto
sorprendente que no hubiese un milagro. No quedó ni una estatua en
Iglesias ni monasterios... todo lo que podía arder fue arrojado al fuego y
el resto reducido a fragmentos, nada se salvó”
-En la Zurich Protestante se ordenó quitar todas las imágenes religiosas,
reliquias y adornos de las Iglesias y hasta el órgano fue desterrado, la
catedral quedó desnuda como lo está hasta hoy. A los católicos se les
inhabilitó para ocupar cargos públicos, la asistencia a Misa se castigaba
con una multa la primera vez y penas más severas a los reincidentes,
- En Leiphein el 4 de Abril de 1525 3000 campesinos guiados por un ex
sacerdote tomaron la ciudad, saquearon la Iglesia, asesinaron católicos e
hicieron sacrilegios en el altar con profanación de los sacramentos.
-
- Un hecho que totalmente pareciera que nunca hubiera ocurrido si no
estuviera bien documentado fue el Saqueo de Roma, ni siquiera los
católicos saben que este hecho ocurrió. ¿Qué fue el Saqueo de Roma?

LA OPINION DE LOS GRANDES REFORMADORES PROTESTANTES SOBRE


EL USO DE LA VIOLENCIA.
Una de las bases de la Reforma Protestante, las Indulgencias, si se hace
un estudio sincero e imparcial se dará cuenta de que eran mal
interpretadas por los Reformadores o por el pueblo sin preparación
religiosa. En 2l 1518 el Papa León X emitió una Bula Pontificia donde
aclaraba las indulgencias y su uso. En esta se rechazaba mucho de los
méritos atribuidos a éstas; las Indulgencias NO perdonaban los pecados
ni las culpas, sino solo las penitencias terrenales que la Iglesia (no un
gobernante secular) había impuesto; en cuanto a librar las almas del
Purgatorio, el poder del Papa se limitaba a las plegarias en que suplicaba
a Dios que aplicara al alma de un difunto el excedente del mérito de
Cristo y los Santos. (La Reforma en Alemania, Will Durante)
De nada sirvió, la Reforma siguió su curso. La forma de pensar de los
Reformadores fue extremada violenta y muchas veces fue un llamado al
crimen, así vemos que Lutero en el 1520 escribía en su “Epitome”

“ Si Roma así lo cree y enseña, a sabiendas de papas y cardenales,


declaro francamente que el verdadero Anticristo esta entronizado en el
templo de Dios y reina en Roma (la empurpurada Babilonia) y que la
Curia es la Sinagoga de Satanás…..Si la furia de los romanistas no cesa,
no quedará otro remedio sino que los emperadores, reyes y príncipes
rodeados de fuerza y armas, ataquen a esa plaga del mundo y resuelvan
el asunto no ya con palabras, sino con la espada……Si castigamos a los
ladrones con la horca, a los
Salteadores con la espada, A LOS HEREJES CON LA HOGUERA Porque,
con mayor razón, no atacamos con las armas a estos maestros de
perdición, a esos cardenales, a esos papas, a toda esa cima de la Sodoma
romana, que ha corrompido perpetuamente a la
Iglesia de Dios y nos lavamos las manos en su sangre?”

En un folleto llamado Contra el falsamente llamado orden espiritual del


Papa y los Obispos” en Julio de 1522 dijo:

“Sería mejor que se asesinase a todos los Obispos y arrásese a todas


las fundaciones y claustros que no se destruyese un alma sola, para no
hablar ya de que todas las almas se perdiesen para salvar sus indignos
fraudes e idolatrías. ¿Qué utilidad tiene los que así viven en la Lujuria,
alimentándose con el sudor y la sangre de los demás?..”

En su folleto “Contra la horda de campesinos que roban y asesinan”


Lutero decía a los príncipes:

“Empuñad rápidamente la espada. Pues un príncipe o señor debe recordar


en este caso que es el ministro de Dios y servidor de su ira (Romanos
XIII) a quien se entregó la espada para emplearla contra tales
hombres….Si puede castigar y no lo hace (aunque el castigo consista
en privar de la vida y derramar sangre) es culpable de todos los
asesinatos y todo el mal que esos hombres cometan “

Lutero escribía en Julio de 1525 en su “Carta abierta sobre el libro duro


contra los campesinos”

“Si creen que esta respuesta es demasiado dura y que su solo fin es
hacerles callar por la violencia, respondo que esto es verdad. Un rebelde
no merece que se le conteste con razones, porque no las acepta. La
respuesta adecuada es tal boca es un puño que haga sangrar la nariz. Los
campesinos no quieren escuchar….hay que abrirles los oídos
con balas hasta que salten sus cabezas. El que no quiere escuchar la
Palabra de Dios cuando se le dice con bondad ha de escuchar al verdugo
cuando este llega con su hacha. No quiero oír ni saber nada de
misericordia”

Sobre los judíos decía en sus famosas “Charlas de sobremesa”

“Arrójeles quienquiera que pueda azufre y alquitrán, si uno pudiera


echarles fuego del infierno tanto mejor….y esto debe hacerse en honor a
Nuestro Señor y del cristianismo. Sean sus casas astilladas y
destruidas…Séanles quitados sus libros de oraciones y Talmudes y
también toda su Biblia; prohíbase a sus rabinos la enseñanza, so pena de
muerte, de ahora en adelante. Y si todo esto fuera poco, sean expulsados
del país como perros rabiosos”

Y aún se acusa a la Iglesia católica de antisemitismo y se tacha las


palabras de perdón del Papa de flojas. Quién de la Iglesia Luterana ha
pedido perdón a los judios?

Willibald Pirkheimer dijo en 1529 sobre la Reforma:

“No niego que al principio todos los actos de Lutero no parecían ser
vanos, pues a ningún hombre podían complacer todos aquellos errores e
imposturas que se habían acumulado gradualmente en el cristianismo.
Por ellos esperaba yo, junto con otros, que pudiera aplicarse algún
remedio a tan grandes males; pero fui cruelmente engañado. Pues antes
que se extirparan los errores anteriores, se introdujeron otros muchos
más intolerables, comparados con los cuales los otros parecen juegos de
niños….Las cosas han llegado a tal punto que los bribones papistas
parecen virtuosos al lado de los evangélicos. Lutero con su lengua
desvergonzada e ingobernable, debe de haber vuelto loco o estar
inspirado por un espíritu maligno”

Pensamiento y obra de otros padres de la Reforma


Tampoco Calvino fue un dechado de caridad, vemos que en sus
“institutos”
“Personas que persisten en las supersticiones del anticristo romano deben
ser reprimidas por la espada”

En 1547 James Gruet se atrevió a poner una nota criticando a Calvino y


fue arrestado, torturado en el potro dos veces al día por un mes y
finalmente sentenciado a muerte por blasfemia, se le clavaron los pies a
una estaca y se le cortó la cabeza.
Los hermanos Comparet en 1555 fueron acusados de libertinos y fueron
ejecutados y desmembrados para exhibir sus partes en diferentes sitios
de Ginebra.

Melanchton, el Teólogo de la Reforma aceptó ser el presidente de la


Inquisición Protestante que persiguió a los Anabaptistas. Como
justificación dijo “¿Porque tenemos que tener con esa gentes más piedad
que Dios?” esto lo dijo convencido de que los Anabaptistas arderían en el
infierno. La Inquisición Luterana se implantó con sede en Saxon, con
Melanchton como presidente. Al final de 1530 este presentó un
documento donde defendía el derecho a reprimir por la espada a los
Anabaptistas, Lutero escribió de su mano una nota que decía “esto es de
mi agrado”

Zuinglio, en 1525 comenzó la persecución de los Anabaptistas en Zurich,


las penas iban desde ahogamiento en el lago o en los ríos hasta la
hoguera.

John Knox, padre del Presbiterianismo como dijimos quemó en la hoguera


a mil mujeres acusadas de brujas en Escocia.

Rosseau dijo de la Reforma “la Reforma fue intolerante desde su cuna y


sus autores se cuentan entre los grandes represores de la humanidad.”
En sus “Filosofía Positiva” decía “La intolerancia del Protestantismo con
certeza no fue menor que la del catolicismo y ciertamente más
reproblable”

La violencia no solo se ejerció con los católicos, los Reformadores fueron


entre si enormemente violentos, veamos la opinión que se merecían entre
sí:

- Lutero dijo de “Oecolampaius y Calvino y otros herejes similares tiene


demonios sobre demonios, corrompido el corazón y la boca mentirosa”

Lutero a la muerte de Zwinglio (1531) dijo “Está bien que Zwinglio haya
muerto en el campo de batalla, que clase de triunfo y que bien Dios lleva
sus negocios!” También dijo “Zwinglio está muerto y condenado y se lo
merece por ladrón y rebelde y por llevar a otros a seguir sus errores”
Zwinglio no se quedó atrás y decía de Lutero “el demonio se ha adueñado
de Lutero a tal grado que hasta nos hace creer que lo tiene en total
posesión, cuando se le ve entre sus seguidores totalmente parece que
una legión lo ha poseído”

SUSPENCION SISTEMATICA DEL CATOLICISMO EN AREAS


PROTESTANTES

En Zurich la presencia en sermones católicos conllevaba penas y castigos


físicos. Aún fuera de los perímetros de la ciudad a los sacerdotes se les
prohibía celebrar la Misa y bajo orden de “severas penas” se prohibía
tener cuadros religiosos e imágenes en las casas particulares.
En Zurich la Misa fue proscrita en 1525, esto fue seguido de quema de
Monasterios y destrucciones masivas de Iglesias, los Obispos de
Constanza, Basilea, Lausana y Ginebra fueron obligados a abandonar sus
ciudades y el territorio. Un observador, Willian Farel dejó escrito “el
Sermón de Calvino en la antigua iglesia de San Pedro fue seguido de
desórdenes donde se destruyeron imágenes, cuadros y tesoros antiguos
de las Iglesias”

Strasburgo, en 1529 el Consejo de la Ciudad ordenó la destrucción de los


altares, imágenes y cruces, además de las Iglesias y conventos. Igual
sucedió en Franfurt. En la Convención de Hamburgo, en Abril de 1535 los
Concilios de los pueblos de Lubeck, Bremen, Hamburgo, Luneburgo,
Stralsund, Rostock y Wismar votaron por que se ahorcaran a los
Anabaptistas, se azotaran a los Católicos y a los Zwinglianos.

Escocia, John Knox, padre del Presbiterianismo prohibió la Misa con penas
de confiscación de bienes y azotes públicos, la segunda vez que se
cometiera, la pena era la muerte del individuo.

Mucho se podría seguir hablando, mucho es el material existente, pero


creo que basta esta muestra para demostrar que la Reforma Protestante
no fue pacifista, ni los reformadores víctimas inocentes, la intolerancia y
la violencia primaron en sus vidas y yo les pregunto a quienes lean estas
humildes páginas y que han oído sermones de Iglesias Evangélicas en
este Siglo XXI, o conocen familiares que se han ido a ellas: Si estas
gentes tuvieran el poder total hoy en día que hicieran de los Católicos y
de la Iglesia?

Mala cosa es el fanatismo, es solo Fe sin amor.


LA NAVIDAD, ¿ES PAGANA O ES CRISTIANA?

En estas fechas más que nunca estas palabras recobran fortaleza, Bendita
Virgen Madre de Cristo, y es que nos acercamos al momento de la
Natividad de Nuestro Señor según la carne, el día elegido por Dios, para
que su hijo naciera de mujer (Gálatas 4:4). Sin embargo existen muchos
mitos y falsas creencias sobre la Natividad que me gustaría desterrar de
una vez por todas en los verdaderos cristianos, y es que muchas sectas
afirman que ellos no celebran la Navidad porque esto es algo pagano. Yo
les respondo: Yo tampoco celebro la Navidad, celebro la NATIVIDAD que
es muy diferente.

La palabra NATIVIDAD viene del latín Nativitas, significa NACIMIENTO.


Esto es lo que los verdaderos cristianos celebramos el Nacimiento del Hijo
de Dios. El nace en nuestros corazones, para traernos paz amor, y
acercarnos cada día más a la santidad tan ansiosamente buscada por
todos nosotros.

Una vez aclarado esto, pasaré a responder las principales objeciones que
se presentan sobre la Natividad:

1.-La biblia no dice debemos celebrar la Natividad. No existe


ningún versículo bíblico que ordene celebrar este acontecimiento.
Por lo tanto si creemos en la Biblia no tenemos por qué celebrar
esta fiesta. Jesús nació una sola vez en Belén, no nace todos los
años.

RESPUESTA:

Ciertamente no existe un versículo bíblico que ordene celebrar la


Natividad del Señor, ahora siendo justos con las Escrituras nosotros
hemos sido llamados a predicar la buena nueva de Jesús:

En aquel tiempo se apareció Jesús y les dijo: Id por todo el mundo y


proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea
bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Marcos 16:15

Es decir, debemos predicar por todo el mundo la Buena Nueva, y a todo el


mundo. Esta es la misión Dios dejó a su Iglesia, y precisamente eso es lo
que la Iglesia realiza en estas fechas, proclama la Buena Nueva del
Nacimiento del Hijo de Dios. Porque el Nacimiento del Hijo de Dios, es
Evangelio, es buena nueva, es palabra hecha carne (Juan 1:14).

Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias


de la noche sobre su rebaño.
9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los
rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.
10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de
gran gozo, que será para todo el pueblo: Lucas 2:8-10

El ángel del Señor les dio a los pastores la BUENA NUEVA, nuevas de gran
gozo, que el Salvador había nacido. Es decir la Natividad es parte del
Evangelio de Cristo. Si somos auténticos cristianos no tenemos suprimir
esta celebración, sino aprovecharla para dar testimonio vivo con nuestra
vida de este gran acontecimiento que cambió el mundo.

Como dice el ángel, la Natividad es tiempo de "gozo". Para nosotros los


católicos también representan un gran gozo el celebrar el Nacimiento de
Cristo.

En conclusión: Si bien es cierto no existe orden expresa en las Sagradas


Escrituras de celebrar la Natividad, vemos como la Natividad es buena
nueva, evangelio, y como tal estamos llamados a proclamar el evangelio,
y la proclamación del evangelio debe ser a lo largo de nuestras vidas no
un solo día, por eso año tras año recordamos este momento, para
proclamar al Mundo que hace 2000 años un niño nació en Belén de Judá,
ese niño es, era y será siempre Dios.

2.- La fecha de la Navidad es de origen pagana. El 25 de diciembre


era la fiesta del "Sol Invictus" festividad pagana y las saturnales
en el Imperio Romano. La Iglesia pagana romana, adquirió esta
fecha tras Constantino, pero eso no significa que Cristo naciera
ese día, sino que los paganos católicos cogieron la fecha de la
festividad pagana SOL INVICTUS.

RESPUESTA:

Pero entre las muchas cuestiones relacionadas con el nacimiento de Jesús


y que han sido objeto de debate, está la de la fiesta del "Sol invictus" y la
tesis según la cual el 25 de diciembre fue elegido por los cristianos para
sobreponer la fiesta del nacimiento del Señor a una celebración pagana.

Michel Loconsole, un erudito presidente de ENEC, la asociación para las


relaciones con el Oriente Próximo. Loconsole tiene UN libro recientemente
publicado por la editorial San Paolo titulado “Quando è nato Gesù?”
(¿Cuando nació Jesús? N. del T y dice así:

Estudiando las fuentes de la época, parece en cambio que haya ocurrido


exactamente lo contrario. De hecho, parece que ha sido la fiesta pagana
del 'Sol invictus' la que fue pospuesta al 25 de diciembre, tratando de
hacer sombra o de sobreponerla a la cristiana de la Natividad del Señor".
Antes del 354 d. C., durante el reino de Licinio, la fiesta se celebraba en
Roma el 19 de diciembre. Y se puede decir que esa fiesta astronómica,
muy antigua, se celebraba en Roma y en todas partes en diversos
momentos del año, entre los cuales a menudo los días entre el 19 y el 22
de octubre. La fuente más antigua que habla de la Navidad fijada el 25 de
diciembre es Ippolito de Roma, que en el 204 hacía referencia a la fiesta
celebrada por los cristianos. El culto al dios Sol fue introducido en Roma
por el emperador Eliogabalo, entre el 218 y el 222, y se hizo oficial en el
274 con el emperador Aureliano, que el 25 de diciembre de ese año
consagró el templo dedicado al culto del Sol Invictus. Y como los paganos
no celebraban únicamente la fiesta del "Sol invictus" el 25 de diciembre, y
esa fecha se impuso sobre las otras sólo en la segunda mitad del siglo IV,
¿no surge la duda legítima de que la fecha del 'Sol invictus' en el
calendario del Imperio Romano correspondiera a la legítima voluntad, por
parte del establishment de suplantar o por lo menos de hacer sombra a la
fiesta cristiana de la Navidad, celebrada ciertamente en Roma el 25 de
diciembre con una anterioridad de por lo menos 70 años?"

Veamos entonces la cita de Hipólito Romano:

La tradición romana es atestiguada desde el año 204 en el Comentario a


Daniel de Hipólito Romano, en el que afirma que:

“la primera venida de nuestro Señor, la que tuvo lugar en la carne, según
la cual Él nació en Belén, tuvo lugar ocho días antes de las calendas de
Enero (1 de Enero), el miércoles, el año 42 del reino de
Augusto” (Commentario su Daniele IV,23,3)

O sea el 25 de Diciembre. Y esta fecha coincide con la que atestigua


Sexto Julio Africano, en el año 221 de que el 25 de Marzo se celebraba la
Anunciación (como es evidente la Anunciación es el momento de la
concepción del Niño y debe ser 9 meses antes del nacimiento). Conviene
recordar, como hace el Crisóstomo, que los archivos hoy perdidos del
Imperio se conservaban en Roma, y entre ellos se conservaba el censo de
María y José en tiempos de Augusto y los documentos sobre el nacimiento
de Jesús. Este no es el menor de los motivos por el que la tradición
romana tiene tanta importancia.

Por otra parte, la primitiva Iglesia de Oriente desde el principio ha


celebrado la fiesta del anuncio del Ángel a Zacarías el 23 de Septiembre y
consecuentemente la fiesta de San Juan Bautista 9 meses después, el 24
de Junio. Si tenemos en cuenta que el evangelio de Lucas dice que la
Anunciación se produjo “al sexto mes” (Lc 1,26) del anuncio a Zacarías,
cualquiera puede deducir que las fechas apropiadas para la Anunciación y
la Navidad son el 25 de Marzo y el 25 de Diciembre y así lo hicieron los
Padres. ¿Hay algún dato histórico que pueda confirmar esta fecha?
En el 302 en Nicomedia, una de las regiones donde la persecución contra
el cristianismo tuvo mayor intensidad, una gran cantidad de creyentes fue
encerrada dentro de la iglesia en su reunión de Navidad, y fueron
quemados vivos.

Las Constituciones Apostólicas que son una colección de cánones


cristianos tempranos, mismas que fueron compiladas entre el 375 y el
380 d. C., demandan que los cristianos celebren la Navidad.

El culto pagano al sol invicto

Así las cosas, la hipótesis de que la fecha de la Navidad cristiana fue


establecida por la Iglesia para reemplazar el culto al Sol Invicto ya no es
la más probable. Los estudiosos aducen tres razones contra esta teoría:

1.- Cuando en el siglo IV los Padres fijan la fecha de la Navidad el 25 de


Diciembre no realizan ninguna referencia al sol invicto: esto significa que
no hay prueba documental que sostenga esa hipótesis.

2.- Como todos sabemos el Solsticio de Invierno no es el día 25 sino el


día 21. Las celebraciones paganas en el mediterráneo en torno al sol
invicto se celebraban en esa fecha o antes de ella, pero no el día 25.

3.- En Roma la importación del culto al sol invicto comienza en el año


218, con Heliogábalo, y la hace oficial el emperador Aureliano en el año
274. Pero todavía con Licinio, (308- 324) el día del nacimiento del sol
invicto se celebraba el día 19 y no el 25. El primer documento que
atestigua el día 25 como día de esa fiesta es el Cronógrafo del año 354.
Todos estos hechos son posteriores al 204, cuando Hipólito ya dice que
Cristo nació el 25 de Diciembre.ConclusiónEn definitiva, hoy muchos
estudiosos afirman que la fecha mas probable del nacimiento de Jesús es
el 25 de Diciembre. Así lo entendieron, por razones de tradición interna,
los padres de la Iglesia. Si alguien cambio la fecha de la celebración fue la
autoridad imperial pagana, que en el siglo III-IV, transfiere la fecha del
culto al sol invicto del 21 de Diciembre (fecha del solsticio de Invierno) al
25, para intentar detener el imparable crecimiento de la fiesta cristiana de
la Navidad."

3.- Pero aun cuando no sea pagana, no existe ninguna mención en


la biblia de que Cristo naciera un 25 de diciembre, por tanto es
una fecha incierta y como tal no debemos celebrarla.

RESPUESTA:
Si bien es cierto existen grandes posibilidades de que Cristo naciera un 25
de diciembre, no es dogma de fe creer esto. Los últimos descubrimientos
y estudios bíblicos indican que así fue, pero nadie puede asegurar una
certeza al 100 % de esta fecha. Ahora como se piden evidencias bíblicas
que relacionen el 25 de diciembre con el nacimiento de Cristo, me
gustaría dar dos:

2 Macabeos 1, 18: "Ya que vamos a celebrar la purificación del Templo


el veinticinco del mes de Casleu, pensamos que es bueno avisarles para
que ustedes también celebren la fiesta de las Tiendas y del Fuego que
apareció cuando Nehemías ofreció sacrificios después de haber
reconstruido el Santuario y el altar."

El día de Navidad también coincide con una festividad bíblica: la


conmemoración de la purificación e iluminación del templo por obra de los
Macabeos, que es exactamente el 25 del noveno mes del calendario judío
(Kisleu). A esa fiesta se le llama "Hannuká". Cristo es la luz que ilumina a
todo hombre (Juan 1:9), el mismo se llama Templo de Dios (Juan 2:19).
Es pues evidente el templo puro de Dios, debía nacer en esta fecha.

Ageo 2:18-19
Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el
día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del
templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón.
19 ¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el
granado, ni el árbol de olivo han florecido todavía; mas desde este día os
bendeciré.

Si nos atenemos a que el mes de Nisán, llamado en la Biblia “el mes


primero”, Éxodo 12,2, que corresponde al Abril de nosotros, entonces el
mes noveno sería el Kislev que para nosotros sería el mes de diciembre,
luego si Jesús es la Piedra angular según Hechos 4,11 y por tanto el
cimiento principal del Nuevo Templo, entonces el profeta Ageo pareciera
haber profetizado la fecha exacta de su nacimiento y el comienzo de las
bendiciones.

A continuación copio un extracto tomado de Ratzinger, Joseph


(Benedicto XVI); La bendición de la Navidad. Meditaciones;
Herder, Barcelona, 2007 y Burgueño, José Manuel; El libro de la
Navidad; Luna Books, (sin lugar de edición), 2008:

Pero he aquí un descubrimiento asombroso, del que nos da noticia


Benedicto XVI en la obra anteriormente citada: el exegeta Bo Reicke,
hace ya bastantes años, demostró que San Lucas establece una relación
directa entre los relatos del nacimiento de San Juan Bautista y el del
Nacimiento del Niño Dios, y que de ello se obtendría el importante dato
de que el evangelista determinaba la venida al mundo de Cristo el 25 de
diciembre. Esto cobra un sentido pleno si tenemos en cuenta que el 25 de
diciembre el pueblo judío celebraba (hoy día también) la fiesta de la
Hanukkah o fiesta de las luces, en la cual se rememoraba la Purificación
del Templo por parte de Judas Macabeo, que el 25 de diciembre del 165
a.C. eliminó del Templo la estatua de Zeus que se había hecho erigir el
Rey sirio Antíoco (quien quiso recibir culto como Zeus), también un 25 del
mismo mes. Por tanto, la venida del Mesías al mundo, sería la auténtica
Purificación del Templo, del Templo de la creación, la venida de la Luz al
mundo... Ya en el 100 a.C., nos señala providencialmente Ratzinger (aún
no era Papa cuando escribió estos textos que compones La bendición de
la Navidad), el pueblo elegido esperaba la llegada del Redentor ese
mismo día. Por tanto, podemos concluir que independientemente de que
ése fuera el auténtico día en que nació nuestro Salvador, el
establecimiento del 25 de diciembre como el día de la Navidad no fue
nada arbitrario. ¡Bendito sea nuestro Redentor, verdadero Sol Invicto!
Que Él ilumine con su Nacimiento nuestras vidas, y las llene del amor y la
humildad que nos mostró y nos muestra día a día. ¡Feliz Navidad a todos!

4.-Y en esa región había pastores en el campo, cuidando sus


rebaños por la noche [Lucas 2: 8]. Luego entonces no pudo nacer
en diciembre ya que en esa fecha y en esa región hace demasiado
frio para pasar la noche con el rebaño.

RESPUESTA:

Esta objeción me parece absurda, el clima de Belén no es excesivamente


fuerte como para afirmar que hubiera nieves y heladas en esas fechas. Su
clima se caracteriza por no tener inviernos excesivamente fríos y el mes
más frio es el de Enero no Diciembre.

De acuerdo con el Resumen Estación Meteorológica Internacional


Climático (ISMCS,) la temperatura promedio en Belén es de 49 grados
Fahrenheit . La baja es decir, media durante la noche es de 43 grados
Fahrenheit Por lo tanto se trata de un invierno suave, y no un gélido
invierno, que se produce en Belén durante el mes de diciembre. 43
grados Fahrenheit equivalen a 6 grados Centígrados, temperatura no
demasiado fría, y mucho menos como para ocasionar nieves.

De todas formas la propia biblia es clara y demuestra que los pastores


estaban acostumbrados al frio y los rebaños también:

Así envió Isaac a Jacob, el cual fue a Padanaram, a Labán, hijo de Bethuel
Arameo, hermano de Rebeca, madre de Jacob y de Esaú." (Gen 28: 5)
Estos veinte años he estado contigo: tus ovejas y tus cabras nunca
abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas. 39 Nunca te traje lo
arrebatado por las fieras; yo pagaba el daño; lo hurtado así de día como
de noche, de mi mano lo requerías. 40 De día me consumía el calor, y de
noche la helada, y el sueño se huía de mis ojos." (Gen 31:38- 40)

Jacob declara en Gen 31:40, que cuando lo consumía la helada, aun así él
cuidaba el ganado en el campo. Si, Jacob pudo, porque no los
pastores????

La razón por la que los pastores deben permanecer en guardia,


independientemente de la temporada es debida a los peligros que sus
ovejas y cabras podrían encontrar:

1 Sam. 17: 34-35 Entonces David le dijo a Saúl: Tu siervo era cuidar de
las ovejas de su padre, y cuando un león o un oso vinieron para llevarse
una oveja del rebaño, (35) me iría tras ella y atacarla y rescatar a la
presa de su boca. Si me atacó, me gustaría aprovecharla por la
mandíbula, la golpee, y matarlo.

Isaías 31: 4 Así ha dicho Jehová a mí: Como un león o un cachorro de


león gruñendo sobre su presa, con una banda de pastores reunidos en
contra de ella, no es ni asustado por los gritos ni perturbado por el ruido,
así Jehová de los ejércitos bajar a la guerra en la montaña y colina de
Sión.

Jeremías 5: 6 Por tanto, los leones de la selva los matará, lobos del
desierto les asolan, leopardos mantener reloj alrededor de sus ciudades:
todos los que salen son despedazado por sus muchos crímenes y sus
numerosas rebeliones.

Amós 3:12 Así ha dicho Jehová: Como el pastor arrebata de la boca del
león dos piernas, o la punta de una oreja de sus ovejas, así que los hijos
de Israel que moran en Samaria escapará con la esquina de un sofá o una
pedazo de una cuna.

Así que el verdadero peligro son los animales como el lobo, leopardos
etc. pero no el frio.

5.- En Lucas 1:5 se nos dice Zacarías pertenece a la clase


sacerdotal Abias y en1cronicas 24:7-18 se establece la clase
sacerdotal como la octava en entrar al Templo. El año hebreo
empieza en Abril, por tanto a Zacarías le tocaría servir en el
Templo la primera semana de Junio por tanto el Nacimiento de
Jesús no pudo ser en diciembre sino 15 meses después en
Septiembre. Esto demuestra claramente la fecha de Navidad es
invento y falsa.

RESPUESTA:
Algunos han hecho un reclamo más elaborado basado en el hecho de que
Zacarías (el padre de Juan el Bautista) fue un sacerdote de la orden de
Abías (Lucas 1: 5). 1 Crónicas 24:10 declara que el orden de Abías sería
la octava división para servir en el Templo. Como tal, se puede calcular
cuando Zacarías servía. A partir de esto, se supone que su esposa Isabel
concibió inmediatamente después de su tiempo de servicio, que María
concibió exactamente seis meses después, y que tenía un embarazo de
longitud normal.
En realidad, ninguna de estas cosas puede ser conocida con certeza. No
podemos saber exactamente cuando el orden de Abías sirvió en ese
momento. El templo estaba fuera de servicio desde hace
aproximadamente 70 años, durante la cautividad de Babilonia y otra vez
durante algunos años debido a la profanación de Antíoco IV
Epífanes. Además, cuando los Judíos regresaron después de su cautiverio,
que no tenían todas las divisiones de los sacerdotes de inmediato. En
Esdras y Nehemías, se dan varias listas de estas divisiones.
Y pusieron a los sacerdotes en sus repartimientos, y a los levitas en sus
divisiones, sobre la obra de Dios que está en Jerusalén, conforme a lo
escrito en el libro de Moisés. Esdras 6:18
Esto se produce hacia el 3 de Febrero del año 516 a.C. No podemos
suponer que durante más de 500 años no se haya interrumpido nunca el
ciclo sacerdotal en el templo. Por lo que partir de esta fecha no me parece
muy lógico. Tendríamos recurrir a otros datos más cercanos a la fecha de
Jesús y que nos puedan decir cuando sirvió Zacarías en el templo.

Usaré dos hipótesis:

1) El primer libro de las Crónicas nos cuenta como David junto a


Sadoc, dividieron en clases sacerdotales a los “hijos de Aarón” y los
distribuyeron por turnos para entrar en la Casa del Señor (1Cro 24,1-
6.19)

Estas “clases” tenían que prestar servicio litúrgico una vez por semana,
de “sábado a sábado” dos veces al año. Las 24 clases sacerdotales son
(1Cro 24,7-18):

1. Iehoiarib; 2. Iedaías; 3. Jarím; 4.Seorím; 5.Malaquías; 6. Miamím; 7.


Hacós; 8. Abías; 9. Iesúa; 10. Secanías; 11. Eliasib; 12. Iaquím; 13.
Jupá; 14. Iesebab; 15. Bilgá; 16. Imer; 17. Jezir; 18. Hapisés 19. Petías;
20. Ezequiel; 21. Iaquím;22. Gamul; 23. Delaías; 24. Maazías.
Zacarías formaba parte de la clase de Abías, perteneciente al octavo
turno. Cuando san Lucas escribe esto, el templo estaba aún en actividad,
y por tanto cualquiera podía conocer sus funciones. Esto nos presenta dos
problemas. El primero es que san Lucas no dice cuando estaba en
ejercicio el turno de esta clase sacerdotal. Y el segundo problema es que
el evangelista no dice en cuál de los dos momentos del año -en que la
clase sacerdotal de Abías ejercía su actividad- Zacarías recibió el anuncio
del Arcángel.

La fecha del turno de Abías

Según nos cuenta Tommaso Federici en su libro “30 giorni”, en 1953 la


especialista francesa Annie Jaubet, estudió el calendario del “Libro de los
Jubileos” (1), un escrito apócrifo hebreo bastante importante, que data de
finales del siglo II antes de Cristo. Numerosos fragmentos de texto del
citado calendario encontrados en las grutas de Qumrán, demuestran no
solo que este había sido hecho por los Esenios que vivían allí, sino
también que este estaba aún en uso. Este calendario es solar, y no da
nombres a los meses, pero los llama con el número de sucesión.

También el especialista Shemarjahu Talmon, de la Universidad Hebrea de


Jerusalén, trabajó en los documentos de Qumrán y en el calendario de los
Jubileos (2). Este logró precisar la actividad semanal del orden de los 24
turnos sacerdotales en el templo, entonces en función. Se trata de un
estudio muy minucioso e importante, tomado en cuenta por Annie
Jaubert. La lista que el profesor Talmon reconstruye indica que el “turno
de Abías”, prescrito dos veces al año, se realizaba durante las siguientes
fechas: 1. la primera vez, desde el 8 al 14 del tercer mes del calendario, y
2. la segunda vez, desde el 24 al 30 del octavo mes del calendario. Ahora,
según el calendario solar (no lunar, como el actual calendario hebreo),
esta segunda vez corresponde aproximadamente a los últimos diez días
del mes de septiembre. Con estos datos, podemos dar por fecha histórica
cierta, la que el rito bizantino ha conservado para conmemorar el anuncio
a Zacarías, el día 23 de septiembre.

Tomando en cuenta los datos históricos reunidos, más los datos que nos
aporta san Lucas, podemos suponer que san Juan Bautista fue concebido
aproximadamente un día 24 de septiembre, y por tanto situar su
nacimiento al día 24 de junio (Lc 1,57). Estas conclusiones son
fundamentales para proceder a comprender la fecha del nacimiento de
Cristo.

San Lucas nos cuenta que el Arcángel Gabriel visitó a la Santísima Virgen
seis meses después de la concepción de san Juan bautista:
“En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un
hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la
virgen era María”. Lucas 1,26-27.

Por lo que podemos situar la fecha de la Concepción del Señor,


aproximadamente un día 24 de marzo. Con esto podemos dar por
sentado que el 25 de diciembre como nacimiento de Cristo se trata más
bien de una fecha histórica y no simbólica.

2) Segunda hipótesis basada en la destrucción del templo de Jerusalén


en el año 70 d.C:
Al igual que la primera destrucción, la segunda destrucción también se
produjo en julio (28) y de nuevo, según Josefo, Joiarib estaba de
servicio. A pesar de las interrupciones y la creación de nuevas divisiones,
si suponemos que cada división al menos mantuvo su lugar similar en el
orden en todo este tiempo, podemos utilizar este método, para encontrar
al menos ocho semanas durante todo el año cuando Abías habría sido
servir. No son incluso intervalos de ocho semanas, debido al hecho de que
Abías hubiera estado sirviendo en las principales fiestas, además de los
intervalos regulares.
Las cosas buenas que suceden en un día auspicioso, y cosas malas en un
día de mala suerte. Se informa que el día en que el Primer Templo fue
destruido era la víspera de la novena de Ab, un domingo, y en el año
siguiente a la año sabático, y el Mishmar [división] de la familia
de Joiarib estaban de guardia y los levitas cantaban los Salmos de pie
en su Duchan (plataforma) Y lo que el Salmo qué se recitan -? [El Salmo]
que contiene el verso, `Y Él ha traído sobre ellos su iniquidad, y se
destruirá en su propia maldad. “Y apenas si habían momento de decir, 'El
Señor nuestro Dios los cortará', cuando los paganos vinieron y los
capturaron ". El mismo también sucedió en el Segundo
Templo. (Ta'anith 29a)

"Se dice, El día en que el primer templo fue destruido fue el noveno de
Ab, y fue en la de salir del sábado, y el final de la séptima [sabático]
años. El [sacerdotal] guardia era la de Joiarib, los sacerdotes y levitas
estaban de pie en la plataforma cantando la canción. ¿Qué canción fue?
`Y él ha efectuado sobre ellos su iniquidad, y se destruirá en su
maldad." No tenían tiempo para completar `El Señor nuestro Dios
cortarlos," antes de que los enemigos iban y les abrumados. Lo mismo
sucedió la segunda vez”. (Arakin 11b).

Teniendo en cuenta el templo fue destruido en julio del año 70 d.C y


sumándole ocho semanas, estaría la clase Abias atendiendo el templo a
fines de septiembre o primeros de octubre. Lo cual pone el Nacimiento del
Mesías a finales de diciembre.

6.- Que me dices de los pesebres, animalitos como buey, asno,


burro o mula, los camellos de los reyes, el árbol de Navidad,
villancicos, todo eso no es bíblico ni cristiano.

RESPUESTA:

Pasamos a probar cada una de las objeciones con la propia escritura:

*Animales en el pesebre:
El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no
entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. Isaías 1:3

¿Querrá el búfalo servirte a ti, O quedar en tu pesebre? Job 39:9

*Camellos:

Isaías 60,6: Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de


Medián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro y
proclamando las alabanzas del Señor

*Árbol de Navidad:

Vendrá a ti el orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto y el pino, para


adornar el lugar de mi santuario y ennoblecer mi estrado (Is 60,13).

Bajo los árboles sagrados se celebraban reuniones, juicios y asambleas


del pueblo (Jue 4,5; 1 Sam 14,2; 22,6)

*Villancicos:

Los primeros en cantar los villancicos fueron los ángeles:

13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes


celestiales, que alababan a Dios, y decían:
14!!Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para
con los hombres!
Lucas 2:13-14

7.-El 25 de diciembre fecha de nacimiento de los principales


dioses paganos: Osiris, Horus, Dionisio.

HORUS:
El calendario egipcio estaba divido en 3 estaciones de 4 meses, el mes en
30 días y cada mes estaba dividida en 10 semanas de 10 días, dejando 5
días sueltos, llamados “epagómenos” (aniversario de los nacimientos de
los dioses Osiris, Isis, Seth y Meftis). Es por eso el desfase de tiempo con
el paso de los años. El Calendario Egipcio

Sobre las celebraciones de dicho calendario, podemos tener una luz


viendo la página del Instituto de Estudios de Egiptologia

Cuando habla de los templos de Karnak, allí hay nombradas dos fiestas,
que son “La fiesta del toro puro en su campo” (día del nacimiento de
Osiris, que se celebraba el primero de los cinco días epagómenos del año)
y “El día de la fiesta de Renenutet”, día del nacimiento de Horus niño
(celebrado el primer día del mes Pachons); además de éstas, se sabe que
existían otras de carácter osiriano celebradas durante el mes Choiak.

Ese día, "El día de la fiesta de Renenutet" según el calendario de


celebraciones corresponde al Cuarto de Peret 27 Marzo - 25 Abril
(http://www.digitalegypt.ucl.ac.uk/chronology/calendar.html).

Al menos, según los Templos de Karnak, el nacimeinto de Horus se


celebraba entre el 27 de marzo y el 25 de abril.

Lo curioso es que dicha fecha no es constante.

Según la página Egiptología.org, estas son las fiestas de Horus:

“Sus fiestas se celebraban el día 22 del mes de Meshir, junto con Ptah; el
día 23 del mes de Famenoth; el día 1 del mes de Pajon, junto a sus
Compañeros; y su festival era el día 1 del mes de Paini..”

Ninguna corresponde al 25 de diciembre, según esa página.

Haciendo honor a la verdad, después de investigar sobre este punto se ve


claramente que el calendario egipcio resulta contradictorio
constantemente o es que aún no se ponen de acuerdo los eruditos
a la hora de interpretarlo, por lo cual, algunas páginas colocan el
nacimiento de Horus el 25 de diciembre, equivalente al 10 de
Mechir. Mientras los egiptólogos no se pongan de acuerdo nadie
puede afirmar nada con rotundidad.

Lo anterior nos lleva a la conclusión, que por el momento, no hay una


seguridad del 100% de cuando los egipcios celebraban el nacimiento de
Horus, lo contrario, las fechas son contradictorias, por lo que es
imposible admitir que Horus nació el 25 de diciembre y que el
cristianismo tomó de ahí esa fecha…tomando en cuenta los casi dos
mil años que hubo desde esas antiguas celebraciones hasta la institución
de la fecha de la Navidad, sin el auxilio de ciencias actuales como la
egiptología.

DIONISIO (DIOS GRIEGO DEL VINO):

El Dictionary of Greek and Roman Biography and


Mythology por William Smith nos dice:

La historia común, lo hace hijo Semele y de Zeus, y es la siguiente: Hera,


celosa de Semele, la visitó disfrazada de una amiga, o una anciana, y la
persuadió que le pidiera a Zeus que se le apareciera a ella en la misma
gloria y majestad en la que estaba acostumbrado a aproximarse a su
propia esposa Hera. Cuando todos los ruegos que largamente hizo Zeus
para que desistiera de esa petición fueron infructuosos, Zeus cumplió y se
le apareció entre truenos y relámpagos. Semele, aterrorizado y dominada
por la visión, fue fulminada por los rayos y el fuego por el fuego, por lo
que dio nacimiento prematuro a un niño. Zeus, o según otros, Hermes
(Apollon. Rhod. Iv. 1137) salvó al niño de las llamas: cosiéndolo en el
muslo de Zeus, hasta que llegó a la madurez.

Eurípides, Las Bacantes 1 y ss:

"Dionisio: Yo, el hijo de Zeus, he venido a esta tierra de Tebas - Dionisio,


a quien una vez Semele, hija de Cadmos, parió, al sucumbir por la luz
flameante de un rayo... Veo la tumba de mi madre, fulminada por un
trueno por aquí cerca del palacio, y los restos de su casa, todavía latentes
con la llama viva de Zeus; el fuego por el eterno odio de Hera contra mi
madre. Elogio a Cadmos, que ha hecho de este un lugar sagrado, el
santuario de su hija; y lo he cubierto todo alrededor con racimos y hojas
de la vid "

Eurípides, Las Bacantes 90 y ss:

"En la compulsión de los dolores de su nacimiento, el trueno de Zeus


volando sobre ella, su madre [Semele] lo arrojó desde su vientre, dejando
su vida por el golpe del rayo. Zeus Cronida inmediatamente lo recibió en
una cámara apta para su nacimiento, y habiéndolo cubierto en su muslo,
lo encerró con broches de oro, escondido de Hera. Y lo sacó, cuando la
Moira (Parcas) le había perfeccionado..."

Eurípides, Las Bacantes 245 y ss:

"Dionisos es un dios... Una vez cosido en el muslo de Zeus - Dionisos, su


madre, fue quemada por el fuego de los rayos."
Pseudo-Apolodoro, Biblioteca 3. 26 - 29:

"Cadmos [y Harmonia] tuvieron como hijas a Autonoe, Ino, Semele y


Agaue... Zeus se enamoró de Semele y yacía con ella, prometiéndole
cualquier cosa que ella deseara y escondiéndolo todo de Hera. Pero
Semele fue engañada por Hera la cual la animó a que pidiera a Zeus que
durante su cortejo, llegara a ella [Semele] de la misma forma como lo
hacía con Hera. Entonces Zeus, incapaz de negarse, llegó a su cámara
nupcial en un carro con rayos y truenos, y envió un rayo hacia ella.
Semele murió de miedo, y Zeus agarró entre el fuego al bebé de seis
meses, y lo cosió en su muslo. Después de la muerte de Semele las
restantes hijas de Cadmos circularon la historia que ella había dormido
con un mortal, a partir de entonces acusando a Zeus, y por ello fueron
muertas por un rayo.

En el momento adecuado Zeus aflojado los puntos dio a luz a Dionisos, a


quien encomendó a Hermes. Hermes lo llevó a Ino y Atamas, y las
persuadió que lo cuidaran como si fuera una niña".

Pausanias, Descripción de Grecia 3. 24. 24. 3 - 4 : 3 - 4:

"Los habitantes [de Brasiae en Lakedaimonia] tienen una historia que no


se encuentra en ningún otro lugar en Grecia, que Semele, después de dar
a luz al hijo de Zeus, fue descubierta por Cadmos con Dionisos y los puso
a ambos en un cofre, el cual fue lavado por las olas en su país. Semele,
que ya no se encuentra entre los vivos, recibió un espléndido funeral..

Ninguna de estas obras nos dice que Dionisio haya nacido un 25 de


diciembre. En el caso de que fuera una fecha clara, estaría escrita y
establecida por los especialistas pero ya hemos visto que no. Luego
podemos concluir que esa fecha no es correcta para el nacimiento de
Dionisio y no hay evidencia histórica que avale su nacimiento el día 25 de
diciembre.

8.-LOS MAGOS DE ORIENTE ERAN EN REALIZADAS HECHICEROS.


LA IGLESIA CATÓLICA INTENTA ENGAÑAR A LOS FIELES DANDO
CULTO A LOS HECHICEROS.

Para comenzar, es de notar que los magos venían del Oriente. La palabra
persa que en griego fue traducida como Μαγοι es mejooseean, la cual
significa: "adorador del fuego"; de ahí paso al griego como Μαγοι, de
donde proviene hasta nuestra lengua como "mago".

Los antiguos persas eran adoradores del fuego, y solo de esa manera
honraban a imagen de su deidad; y viendo la inusual aparición de una luz
en el cielo, podrían haberlo considerado como el signo de que el dios que
ellos adoraban estaba realmente en el mundo. De ahí se explica la
afirmación hecha por ellos a Herodes: "Hemos visto su estrella en el
Oriente y venimos a adorarle".

Pero la traducción "hombres sabios" también puede aplicar en este caso,


ya que hay evidencias que los griegos formaron su palabra Μαγοι a partir
del persa mogh, y moghan, los cuales eran hombres muy sabios y
eminentes en Persia y Caldea, y adoradores del fuego.

Notamos que hay relación entre las palabras mejooseean, mogh,


y moghan, todas formando parte del origen de la griega Μαγοι, las que
en ningún caso significa "hechicero".

Herodoto habla al respecto, y nos dice que entre los persas había una
casta sacerdotal, los Magi. En Daniel 1, 4 se habla sobre esta casta, y el
mismo Daniel fue puesto a la cabeza de ese grupo (Dan 2, 48).

Pero tanto las evidencias arqueológicas, históricas y etimológicas de la


palabra, dan la idea que un "mago", no es un hechicero, sino una especie
de sacerdote sabio.

De ahí que la traducción "mago", y la "hombres sabios" sean correctas.

Finalmente la Enciclopedia Católica nos ayudará a ver claramente este


significado de casta sacerdotal, o sabios:

Podemos conjeturar la evidencia no-bíblica a partir de un significado


probable de la palabra magoi. Herodoto (I, ci) es nuestra autoridad para
suponer que los Magos eran de la casta sagrada de los Medos. Proveían
de sacerdotes para Persia y, dejando de lado vicisitudes dinásticas,
siempre mantuvieron sobre sus dominios influencia religiosa. Al jefe de
esta casta, Nergal Sharezan, Jeremías da el título de Rab-Mag, «Mago-
Jefe» (Jeremías 39, 3; 39, 13, en el hebreo original -las traducciones de
los Setenta y de la Vulgata son aquí erróneas)
(Enciclopedia Católica)

Ad majoreim dei Gloria.


La Resurrección y la Vida Eterna según el catecismo y la
Biblia

Introducción

Una parte importante del credo de la Iglesia Católica es la resurrección y


la vida eterna. No se puede ser cristiano y profesarla ya que ésta es la
culminación de la obra redentora de Cristo en donde ha vencido a la
muerte por medio de su sacrificio.

La esperanza de La Resurrección

Dice el catecismo de la Iglesia Católica:

Catecismo 989 Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del


mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los
muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos después de
su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado y que El los
resucitará en el último día Como la suya, nuestra resurrección será
obra de la Santísima Trinidad:

Juan 6,39-40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda


nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque
esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea
en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.»

I Tesalonicenses 4,14 Porque si creemos que Jesús murió y que


resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes
murieron en Jesús.

I Corintios 6,14 Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará


también a nosotros mediante su poder.

II Corintios 4,14 sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús, también


nos resucitará con Jesús y nos presentará ante él juntamente con
vosotros.

Filipenses 3,10-11 y conocerle a él, el poder de su resurrección y la


comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su
muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos.

El significado de la resurrección de la carne

Por eso continúa el Catecismo:


Catecismo 990 El término "carne" designa al hombre en su condición de
debilidad y de mortalidad. La "resurrección de la carne" significa
que, después de la muerte, no habrá solamente vida del alma
inmortal, sino que también nuestros "cuerpos mortales" volverán
a tener vida.

En la Biblia encontramos más sobre el termino “carne”

Génesis 6,3 Entonces dijo Yahveh: «No permanecerá para siempre mi


espíritu en el hombre, porque no es más que carne; que sus días
sean 120 años.»

Salmo 56,5 En Dios, cuya palabra alabo, en Dios confío y ya no temo,


¿qué puede hacerme un ser de carne?

Isaías 40,6 Una voz dice: «¡Grita!» Y digo: «¿Qué he de gritar?» - «Toda
carne es hierba y todo su esplendor como flor del campo.

Pero cuando la carne resucite, nuestros cuerpos tendrán vida:

Romanos 8,11 Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los


muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los
muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su
Espíritu que habita en vosotros.

Importancia de la resurrección en la fe cristiana

El catecismo continúa:

Catecismo 991 Creer en la resurrección de los muertos ha sido


desde sus comienzos un elemento esencial de la fe cristiana. "La
resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos
cristianos por creer en ella"

I Corintios 15,12-20 Ahora bien, si se predica que Cristo ha


resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos
entre vosotros que no hay resurrección de los muertos? Si no hay
resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó
Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe. Y somos
convictos de falsos testigos de Dios porque hemos atestiguado contra
Dios que resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si es que los muertos no
resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo
resucitó. Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: estáis todavía
en vuestros pecados. Por tanto, también los que durmieron en Cristo
perecieron. Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra
esperanza en Cristo, ¡somos los más dignos de compasión de todos los
hombres! ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como
primicias de los que durmieron.

Catecismo 992 La resurrección de los muertos fue revelada


progresivamente por Dios a su Pueblo. La esperanza en la
resurrección corporal de los muertos se impuso como una
consecuencia intrínseca de la fe en un Dios creador del hombre
todo entero, alma y cuerpo. El creador del cielo y de la tierra es
también Aquél que mantiene fielmente su Alianza con Abraham y su
descendencia. En esta doble perspectiva comienza a expresarse la fe en la
resurrección. En sus pruebas, los mártires Macabeos confiesan:

II Macabeos 7,9 Al llegar a su último suspiro dijo: «Tú, criminal, nos


privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros que
morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna.»

Que dijo Jesús a aquellos que no creían en la resurrección

Catecismo 993 Los fariseos y muchos contemporáneos del Señor


esperaban la resurrección. Jesús la enseña firmemente. A los saduceos
que la niegan responde:

Marcos 12,24 Jesús les contestó: «¿No estáis en un error


precisamente por esto, por no entender las Escrituras ni el
poder de Dios?

Marcos 12,26-27 Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis


leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: = Yo soy
el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? = No es un
Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error.»

Jesús relaciona la resurrección con le fe en Él

Catecismo 994 Pero hay más: Jesús liga la fe en la resurrección a la


fe en su propia persona:

Juan 11,25 Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en


mí, aunque muera, vivirá;

Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a quienes hayan


creído en él:

Juan 5,24 En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y


cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en
juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
Y hayan comido su cuerpo y bebido su sangre:

Juan 6,54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida


eterna, y yo le resucitaré el último día.

En su vida pública ofrece ya un signo y una prenda de la


resurrección devolviendo la vida a algunos muertos, anunciando así
su propia Resurrección que, no obstante, será de otro orden. De este
acontecimiento único,El habla como del "signo de Jonás", del signo
del Templo: anuncia su Resurrección al tercer día después de su
muerte.

Mateo 12,39-40 Mas él les respondió: «¡Generación malvada y adúltera!


Una señal pide, y no se le dará otra señal que la señal del profeta
Jonás Porque de la misma manera que Jonás = estuvo en el
vientre del cetáceo tres días y tres noches, = así también el Hijo
del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches.

Juan 2,19-22 Jesús les respondió: «Destruid este Santuario y en tres


días lo levantaré.» Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años
se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar
en tres días?» Pero él hablaba del Santuario de su cuerpo. Cuando
resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que
había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había
dicho Jesús.

Marcos 10,33-34 Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre


será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas;
le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, y se burlarán
de él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los tres días
resucitará.»

Ser testigo de Cristo es ser testigo de su resurrección

Catecismo 995 Ser testigo de Cristo es ser "testigo de su


Resurrección" (Hch 1, 22; cf. 4, 33), "haber comido y bebido con El
después de su Resurrección de entre los muertos" (Hch 10, 41). La
esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los
encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como El, con El,
por El.

Hechos 1,21-22 Conviene, pues, que de entre los hombres que


anduvieron con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió con
nosotros, a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue
llevado, uno de ellos sea constituido testigo con nosotros de su
resurrección.»

Hechos 4,33 Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la


resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía.

La resurrección siempre ha sido incomprendida por muchas personas

Catecismo 995 Desde el principio, la fe cristiana en la resurrección ha


encontrado incomprensiones y oposiciones. "En ningún punto la fe
cristiana encuentra más contradicción que en la resurrección de la carne"
(San Agustín, psal. 88, 2, 5). Se acepta muy comúnmente que, después
de la muerte, la vida de la persona humana continúa de una forma
espiritual. Pero ¿cómo creer que este cuerpo tan manifiestamente mortal
pueda resucitar a la vida eterna?

Hechos 17,32 Al oír la resurrección de los muertos, unos se


burlaron y otros dijeron: «Sobre esto ya te oiremos otra vez.»

¿Qué es resucitar?

Catecismo 997 ¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del


alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción,
mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de
reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará
definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a
nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.

¿Quiénes resucitarán?

Catecismo 998 ¿Quién resucitará? Todos los hombres que han


muerto:"los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que
hayan hecho el mal, para la condenación" (Jn 5, 29; cf. Dn 12, 2).

Daniel 12,1-3 «En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que
defiende a los hijos de tu pueblo. Será aquél un tiempo de angustia como
no habrá habido hasta entonces otro desde que existen las naciones. En
aquel tiempo se salvará tu pueblo: todos los que se encuentren inscritos
en el Libro. Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se
despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para
el horror eterno. Los doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y
los que enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas, por toda la
eternidad.
Juan 5,29 y saldrán los que hayan hecho el bien para una
resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una
resurrección de juicio.

¿Como resucitarán?

Catecismo 999 ¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo:

Lucas 24,39-40 Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme
y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo
tengo.» Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies.

Pero El no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en El "todos


resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora" (Cc de Letrán IV: DS
801), pero este cuerpo será "transfigurado en cuerpo de gloria, en
"cuerpo espiritual"

Filipenses 3,20-21 Pero nosotros somos ciudadanos del cielo, de


donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo, el cual
transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso
como el suyo, en virtud del poder que tiene de someter a sí todas las
cosas.

I Corintios 15,42-44 Así también en la resurrección de los muertos:


se siembra corrupción, resucita incorrupción; se siembra vileza,
resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza; se
siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Pues si
hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual.

Catecismo 1000 Este "cómo" sobrepasa nuestra imaginación y


nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. Pero
nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la
transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo: Así como el pan que viene
de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no es pan
ordinario, sino Eucaristía, constituida por dos cosas, una terrena y otra
celestial, así nuestros cuerpos que participan en la eucaristía ya no son
corruptibles, ya que tienen la esperanza de la resurrección
(San Ireneo de Lyon, haer. 4, 18, 4-5).

¿Cuando resucitarán?

Catecismo 1001 ¿Cuándo? Sin duda en el "último día" (Juan 6:39-


40,44, 54; 11:24); "al fin del mundo". En efecto, la resurrección de los
muertos está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo: El Señor
mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de
Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer
lugar:

I Tesalonicenses 4,16 El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un


arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron
en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que
vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto
con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos
siempre con el Señor.

Morir con Cristo

Catecismo 1005 Para resucitar con Cristo, es necesario morir con


Cristo, es necesario "dejar este cuerpo para ir a morar cerca del
Señor". En esta "partida" que es la muerte, el alma se separa del cuerpo.
Se reunirá con su cuerpo el día de la resurrección de los muertos.

II Corintios 5,8 Estamos, pues, llenos de buen ánimo y preferimos salir


de este cuerpo para vivir con el Señor.

Filipenses ,:23 Me siento apremiado por las dos partes: por una
parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con
mucho lo mejor;

Conclusión

Catecismo 1015 "Caro salutis est cardo" ("La carne es soporte de la


salvación") (Tertuliano, res., 8, 2). Creemos en Dios que es el creador de
la carne; creemos en el Verbo hecho carne para rescatar la carne;
creemos en la resurrección de la carne, perfección de la creación y de la
redención de la carne.

Catecismo 1016 Por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero


en la resurrección Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo
transformado reuniéndolo con nuestra alma. Así como Cristo ha
resucitado y vive para siempre, todos nosotros resucitaremos en el último
día.

Catecismo 1017 "Creemos en la verdadera resurrección de esta


carne que poseemos ahora" (DS 854). No obstante, se siembra en el
sepulcro un cuerpo corruptible, resucita un cuerpo incorruptible (Corintios
15:42), un "cuerpo espiritual" (1 Corintios 15:44).
Catecismo 1018 Como consecuencia del pecado original, el hombre
debe sufrir "la muerte corporal, de la que el hombre se habría liberado, si
no hubiera pecado" (GS 18).

Catecismo 1019 Jesús, el Hijo de Dios, sufrió libremente la muerte


por nosotros en una sumisión total y libre a la voluntad de Dios, su Padre.
Por su muerte venció a la muerte, abriendo así a todos los hombres la
posibilidad de la salvación.

Bibliografía:

Catecismo de la Iglesia Católica

Biblia traducción de Jerusalén


Los Deuterocanónicos
Razones basadas en su contenido por las que los protestantes los
rechazan.

Por José Miguel Arráiz

Introducción

Recientemente navegando en Internet me encontré con un estudio


anónimo que comentaba entre otras cosas, algunas razones por las cuales
los libros deuterocanónicos no podían ser inspirados basadas en su
conetenido. Luego de investigar la fuente del estudio pude averiguar
gracias a un buen amigo que estaba basado en el libro "La Biblia como se
convirtió en Libro" de Terry Hall, donde hay un apéndice escrito por
Roberto Lloyd que se llama "Porque no aceptamos los libros apócrifos".
Luego de leer con atención el estudio he querido hacer algunos
comentarios al respecto..

Argumento 1: Los deuterocanónicos no pueden ser inspirados


porque no afirman serlo

Este argumento era presentado en el estudio de la siguiente manera:

…Es dentro de los propios libros donde vemos que carecen de una de la
principales fuentes para entender que algo es inspirado por Dios, pues no
aparece ninguna de estas frases: "Así dice Jehová", "Vino a mí palabra de
Jehová", "Habló Jehová a..." y por el contrario expresan su inspiración
humana, tal y como aparece en 2ª de Macabeos 15.37-38 "...Y yo
termino aquí mi narración. Si está bien escrita y ordenada, esto fue lo que
me propuse. Si es mediocre y sin valor, solo eso fue lo que pude hacer ".
Claramente expresa que es de propia creación, pues no habla para nada
de inspiración divina.

Y luego continúa:

Asimismo, en el prólogo del libro Eclesiástico, habla el nieto del escritor


en estos términos: "... Los que leen las Escrituras tienen el deber no
solamente de adquirir ellos mismos muchos conocimientos, sino que
deben ser capaces de ayudar, tanto de palabra como por escrito, a
quienes no han recibido esta instrucción. Así lo hizo mi abuelo Jesús. En
primer lugar se dedicó de lleno a la lectura de la ley y los profetas, y de
los demás libros recibidos de nuestros antepasados, y alcanzó un
conocimiento muy grande de ellos; y luego él mismo se sintió movido a
escribir un libro sobre la instrucción y la sabiduría, para que, practicando
sus enseñanzas, las personas deseosas de aprender puedan hacer
mayores progresos viviendo de acuerdo con la ley". Expresa claramente
que su abuelo quiso realizar un libro didáctico, para ayudar al
conocimiento de la Ley, pero no expresa para nada algún tipo de
revelación, sino que es escrito basándose en el conocimiento adquirido,
por su experiencia, de la primera.

Lo primero que viene a la mente ante este argumento son las siguientes
interrogantes fundamentales.

1) ¿Piensa el autor que para que un libro sea inspirado debe afirmar que
lo es?

2) ¿Piensa el autor que por el hecho de que un libro afirme ser inspirado
entonces lo es?

Comencemos con la primera:

1) ¿Piensa el autor que para que un libro sea inspirado debe afirmar que
lo es?

Si el autor piensa que la respuesta es SI entonces está equivocado. De


hecho muy pocos libros de la Biblia afirman ser inspirados y muchos de
los libros que los protestantes si aceptan en su canon no afirman ser de
inspiración divina y de ser cierto este criterio tendrían, siguiendo su línea
e pensamiento, que desecharlos también.

El libro de Rut por ejemplo (que aceptan los protestantes) no dice por
ninguna parte "Así dice Jehová", "Vino a mí palabra de Jehová", "Habló
Jehová a..."

Otro ejemplo lo vemos en el comienzo del evangelio de Lucas:

“Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que
se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que
desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he
decidido yo también, después de haber investigado
diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden,
ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has
recibido.” Lucas 1,1-4

Tenemos nada menos al evangelista afirmando que él había decidido


luego de INVESTIGAR todo diligentemente, narrar los hechos para que
Teófilo conociera las enseñanzas que ha recibido. Se puede ver
claramente que:

1.1) No se ve que el estaba conciente de estar escribiendo un libro


inspirado por Dios

1.2) No se ve que estuviera conciente de que su escrito fuera destinado a


pertenecer a la Biblia (De hecho era dirigido a Teófilo)

1.3) Tampoco afirma "Vino a mí palabra de Jehová", "Habló Jehová


a..." requisito que parece exigir el autor protestante a un libro para que
según él sea inspirado, sino que el mismo autor reconoce que es un
compendio de su “investigación diligente”.

Por tanto, el mismo criterio que utiliza el protestante para descalificar el


Eclesiástico y el de Macabeos descalifica también el evangelio de Lucas,
pero ellos si aceptan este, lo cual demuestra un doble criterio aplicado
selectivamente cuando creen convenirle.

Otro ejemplo lo vemos en el libro del Eclesiastés también aceptado por


protestantes, que comienza diciendo:

"Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén” Eclesiastés 1,1

Y no solo eso, en su libro afirma desconocimiento de ciertos hechos que


Dios ciertamente si conoce:

“¿Quién sabe si el aliento de vida de los humanos asciende hacia arriba y


si el aliento de vida de la bestia desciende hacia abajo, a la tierra? Veo
que no hay para el hombre nada mejor que gozarse en sus obras, pues
esa es su paga. Pero ¿quién le guiará a contemplar lo que ha de suceder
después de él?” Eclesiastés 3,21-22

Si se lee con atención el libro completo podrá ver que se repiten muchas
expresiones similares (Eclesiastés 3,19 por ejemplo).

En resumen tenemos a Cohelet diciendo:

1.1) Que el libro es “palabra suya”

1.2) Afirmando desconocer hechos que Dios conoce.

¿Por qué entonces siguiendo ese mismo criterio los protestantes no


desconocen este libro? Sencillamente porque la respuesta a la pregunta 1
es NO, y que para que un libro sea inspirado NO DEBE afirmar que lo es.

Pasemos a la segunda interrogante fundamental:


2) ¿Piensa el autor que por el hecho de que un libro afirme ser
inspirado, entonces lo es?

Si la respuesta del autor a esta pregunta es SI ¡¡entonces tendría que


reconocer hasta el Corán!!, ya que el Corán afirma ser Palabra de Dios, y
no solo el Corán, sino cientos de escritos más y no están en la Biblia
protestante.

Si analizamos las respuestas a estas dos interrogantes tenemos que:

Para que un libro sea inspirado NO TIENE que decir que lo es, y
que un libro diga por sí mismo ser inspirado NO ES PRUEBA de que de
hecho lo es. Por tanto, todo este argumento protestante es insuficiente.

Argumento 2: El libro de Tobías (uno de los deuterocanónicos) no


puede ser inspirado porque afirma que Dios puede perdonar
pecados gracias a la limosna.

El argumento es planteado de la siguiente manera:

Tobit 12.9 "Dar limosna salva de la muerte y purifica de todo pecado. Los
que dan limosna gozarán de larga vida". El perdón de los pecados gracias
a las limosnas.

Aquí el autor está cometiendo varios errores al descalificar este libro


simplemente porque que la Biblia dice algo que no acepta la doctrina de
su denominación, y por eso el hecho de que un pasaje mencione que Dios
puede otorgar misericordia a quien obra en caridad no es para él
aceptable. La pregunta de rigor sería ¿Descalificará también el autor la
carta del apóstol Pedro?

“Y sobre todo, tened entre vosotros ferviente caridad; porque la caridad


cubrirá multitud de pecados” 1 Pedro 4,8

Aquí el problema es que bajo la óptica protestante basada en la “Sola


Fides” no hay un entendimiento claro de la doctrina del mérito, la cual es
interpretada por ellos con una vía donde los católicos “compramos” el
perdón de los pecados por medio de obras. Realmente no es así, los
católicos creemos que la salvación es “gracia”, pero también que Dios nos
ha dado la “gracia” de recompensar nuestro SI hacia él. Si quiere
profundizar más en este tema consulte el estudio “El mérito, por Charles
Journet”, pero por lo pronto, nos limitamos a comentar que la idea de que
Dios recompensando nuestros méritos corone sus dones, está
ampliamente enseñada en todo el evangelio.
“Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán
misericordia. Mateo 5,7

“Para que sea tu limosna en secreto: y tu Padre que ve en secreto, él te


recompensará en público. Mateo 6,4

“Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde


ladrones no minan ni hurtan” Mateo 6,20

“Sepa que el que hubiere hecho convertir al pecador del error de su


camino, salvará un alma de muerte, y cubrirá multitud de pecados.”
Santiago 5,20

“Y cualquiera que diere á uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría


solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su
recompensa” Mateo 10,42

“Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno
recibirá su recompensa conforme á su labor” 1 Corintios 3,8

“Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá


recompensa” 1 Corintios 3,14

Argumento 3: El Eclesiástico (uno de los deuterocanónicos) no


puede ser inspirado porque afirma que Dios aborrece a los
malvados y les dará su castigo y pide dar al bueno y no al
malvado.

Este argumento es planteado de la siguiente manera:

Eclesiástico 12.6-7 "También Dios aborrece a los malvados y les dará su


castigo. Debes dar al bueno, pero no al malvado; da alivio al afligido, pero
no des nada al orgulloso". Contradice claramente el mandato divino de
amar a nuestros enemigos y no tiene en cuenta la misericordia divina. A
nosotros no nos es permitido juzgar si una persona es buena o no, todo el
juicio le pertenece a Dios.

Aquí nuestro autor protestante nuevamente se equivoca por no


comprender que la Biblia es una revelación progresiva donde Dios poco a
poco se va revelando a los hombres hasta llegar a la plenitud de la
revelación que es en sí mismo Cristo. No podemos desechar como
inspirados todos los libros donde la revelación no había llegado a su
plenitud y donde Cristo no le había dado su toque definitivo. Recordemos
también que en la Biblia Dios es el autor principal y el hombre es el
instrumento o autor secundario, y debemos por tanto entender que la
cultura de su época influya en sus escritos como el lápiz en la intensidad
de la línea sobre el papel, y no por esto dejen de tener el “sello divino”.
Por eso la importancia de interpretar la Biblia en su contexto.

Pero el problema al que se enfrenta el autor es que dicho argumento


también se vuelve contra él mismo cuando en otros libros si aceptados
por protestantes también se observa exactamente lo mismo. Unos
ejemplos:

“Y perseguiréis á vuestros enemigos, y caerán á cuchillo delante


de vosotros: Y cinco de vosotros perseguirán á ciento, y ciento de
vosotros perseguirán á diez mil, y vuestros enemigos caerán á cuchillo
delante de vosotros.” Levítico 26,7-8

“El volverá el mal á mis enemigos: Córtalos por tu verdad”. Salmo


54,5 Biblia Reina-Valera (Salmo 54,7 Biblia de Jerusalén)

Sea su mesa delante de ellos por lazo, Y lo que es para bien por tropiezo.
Sean oscurecidos sus ojos para ver, Y haz siempre titubear sus
lomos. Derrama sobre ellos tu ira, Y el furor de tu enojo los
alcance. Sea su palacio asolado: En sus tiendas no haya morador.
Porque persiguieron al que tú heriste; Y cuentan del dolor de los que tú
llagaste. Pon maldad sobre su maldad, Y no entren en tu justicia. Salmo
69,22-28 Biblia Reina-Valera (Salmo 69,23-29 Biblia de Jerusalén)

“Perseguido he mis enemigos, y alcancélos, Y no volví hasta acabarlos.


Helos herido, y no podrán levantarse: Cayeron debajo de mis pies. Pues
me ceñiste de fortaleza para la pelea; Has agobiado mis enemigos debajo
de mí. Y dísteme la cerviz de mis enemigos, Y destruí á los que me
aborrecían. Clamaron, y no hubo quien salvase: Aun á Jehová, mas
no los oyó. Y molílos como polvo delante del viento; Esparcílos
como lodo de las calles”. Salmo 18,37-42 Biblia Reina-Valera (Salmo
18,38-43 Biblia de Jerusalén)

Pasajes como estos abundan en casi todo el Antiguo Testamento, más con
estos es suficiente para lo que nos aboca.

Vemos allí que el Salmista pide que sus enemigos “sean cortados”, que
Dios “derrame su ira sobre ellos”, que “ponga maldad sobre su maldad y
que no se salven”, que “sean acabados” y que aunque clamaron Dios “no
los oyó”. Si comparamos esto con la revelación de Cristo cuando clamó en
la cruz: “Padre, perdónalos que no saben lo que hacen” (Lucas 23,43) y el
corazón del evangelio que no enseña a “amar a los que nos odian” (Mateo
5,44-45) evidentemente encontraremos un desarrollo enorme en la
revelación y de aquello que Dios quiere para nosotros, más no por eso
quiere decir que esos escritos no hayan pertenecido a libros inspirados
por Dios, sino que ha sido Dios quien por Cristo ha traído la revelación
definitiva y por eso Cristo mismo enseña:

“«Habéis oído que se dijo: = Amarás a tu prójimo = y odiarás a tu


enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que
os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir
su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.” Mateo
5,43-45

Volviendo a nuestro punto, y tratando de escapar de las dificultades que


podemos tener para entender esos duros pasajes del Antiguo Testamento,
lo cierto es que si los protestantes van a rechazar el libro del Eclesiástico
por la razón de que en un pasaje no enseña el amor a los enemigos,
entonces mejor sería que rechazaran medio Antiguo Testamento de plano
y así no demostrar un doble criterio.

Argumento 4: El libro de Judit (uno de los deuterocanónicos) no


puede ser inspirado porque Dios no justifica la mentira y menos la
inspira y Judit pide a Dios poder para engañar.

Este argumento es planteado de la siguiente manera:

Judit 9.13 "Dame palabras para poder engañarlos y causarles el desastre


y la muerte, pues tienen planes perversos contra tu alianza, contra el
templo consagrado a ti, contra el monte Sión y contra la ciudad que es
hogar y propiedad de tus hijos".

Dios es la verdad, nunca justifica la mentira y menos la inspira, por lo que


este texto enseña algo contrario a la Palabra de Dios.

Pero si descalificamos el libro de Judit porque ella pide engañar a los


enemigos de su pueblo, también tendríamos que descalificar otros libros
que los protestantes aceptan. Un caso lo tenemos en el libro de Josué,
donde una prostituta fue justificada cuando escondió a los espías del
pueblo de Israel y MINTIO a quienes les perseguían para que no les
capturaran.

“Josué, hijo de Nun, envió secretamente desde Sittim dos espías con esta
orden: «Id y explorad el país y Jericó.» Fueron y entraron en casa de una
prostituta, llamada Rajab, y durmieron allí. Se le dijo al rey de Jericó:
«Mira que unos hombres israelitas han entrado aquí por la ncohe para
explorar el país.» Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rajab: «Haz
salir a los hombres que han entrado donde ti - que han entrado a tu casa
- porque han venido para explorar todo el país.» Pero la mujer tomó a
los dos hombres y los escondió. Luego respondió: «Es verdad que
esos hombres han venido a mi casa, pero yo no sabía de dónde
eran. Cuando se iba a cerrar la puerta por la noche, esos hombres
salieron y no sé adónde han ido. Perseguidles aprisa, que los
alcanzaréis.» Pero ella los había hecho subir al terrado y los había
escondido entre unos haces de lino que tenía amontanados en el terrado”
Josué 2,1-6

Incluso si leemos la carta del apóstol Santiago vemos nada menos que el
apóstol afirma que por esta acción de Rajab ella fue justificada.

“Del mismo modo Rajab, la prostituta, ¿no quedó justificada por las
obras dando hospedaje a los mensajeros y haciéndoles marchar
por otro camino?” Santiago 2,25

Argumento 5: El libro de Sabiduría (uno de los deuterocanónicos)


no puede ser inspirado porque según el Génesis Dios crea al
mundo de la nada y allí se afirma que lo creó de la materia sin
forma.

Este argumento es planteado de la siguiente manera:

Sabiduría 11.17 "Tu mano omnipotente, que de la materia sin forma creó
el mundo". Según el Génesis Dios crea el mundo de la nada, sólo con su
Palabra.

Aquí el autor del escrito ve contradicciones donde no las hay, ya que ¿No
creó Dios la materia sin forma de la nada acaso?

En el mismo Génesis vemos que Dios creó al hombre “del polvo de la


tierra” y a la mujer de la “costilla del hombre”, no “de la nada” y no por
eso se contradice el Génesis a sí mismo.

Argumento 6: El libro de Macabeos (deuterocanónico) no puede


ser inspirado porque justifica el orar por los muertos.

Este argumento es planteado de la siguiente manera:

2ª de Macabeos 12.45 "Si él no hubiera creído en la resurrección de los


soldados muertos, hubiera sido innecesario e inútil orar por ellos. Pero,
como tenía en cuenta que a los que morían piadosamente los aguardaba
una gran recompensa, su intención era santa y piadosa. Por esto hizo
ofrecer ese sacrificio por los muertos, para que Dios les perdonara su
pecado". Justifica el orar por los muertos.

Tenemos aquí que la razón es nada menos que como el libro enseña que
es piadoso orar por el descanso eterno de los difuntos, ya es razón de que
el libro no sea inspirado. Lo cierto es que el hecho de que este pasaje
contradiga la doctrina protestante NO QUIERE DECIR que no sea
inspirado. De hecho, sino va a ser inspirado aquello que contradiga la
doctrina protestante, entonces media Biblia no lo es.

Cuando Lutero intentó eliminar del Canon los libros deuterocanónicos,


trató de eliminar también del Nuevo Testamento Hebreos, Santiago,
Judas y el Apocalipsis por la misma razón. El libro de Macabeos
contradecía explícitamente su enseñanza ya que él había negado la
doctrina del purgatorio. Hebreos era también una piedra de tropiezo ya
que contradecía varias de sus doctrinas. Primeramente refutaba
tajantemente la doctrina de que el hombre no puede perder su salvación
(Hebreos 2,1-3) y no solo eso, sino que ¡citaba un hecho que solamente
estaba mencionado en el libro de Macabeos que él ya había rechazado!.

El suceso en cuestión es narrado en 2 Macabeos 7 cuando durante la


persecución de los Macabeos fueron apresados siete hermanos y su
madre. El rey los torturó para que comieran alimentos impuros prohibidos
por la Ley. Uno tras uno murieron afirmando esperar la resurrección para
la vida eterna. (2 Mac 7, 1.5-9). Este hecho es claramente citado en
Hebreos 11,35 donde nada menos que el autor de la epístola menciona
todos aquellos hechos heroicos que narran las Escrituras sobre nuestros
antepasados (¡Hecho que no es narrado en ninguno de los libros
protocanónicos!).

No es posible negar la canonicidad de un libro porque contradiga la


interpretación de cierta denominación y cuya interpretación es diferente a
la de la Iglesia entera durante la história.

Argumento 7: El libro de Judit y el de Baruc (deuterocanónicos) no


puede ser inspirado porque contienen imprecisiones históricas

Este argumento es planteado de la siguiente manera:

Judit 1.1 “Cuando Nabucodonosor estaba en el año doce de su reinado


sobre los asirios en Nínive, su capital”. Está demostrado y documentado
que Nabucodonosor nunca fue rey de Asiria sino de Babilonia, aunque
conquistó este reino nunca trasladó su capital a Nínive.
Baruc 1.1-2 “Este es el libro que Baruc, hijo de Nerías y descendiente de
Maaseías, Sedequías, Hasadías e Hilquías, escribió en Babilonia el día
siete del mes del año quinto después que los caldeos se apoderaron de
Jerusalén y la incendiaron.”. Crea contradicción con el libro de Jeremías,
que afirma claramente que Baruc no estaba en Babilonia, sino en Egipto:
“Por el contrario, Johanán y todos los jefes militares reunieron a la poca
gente de Judá que aún quedaba … incluyendo a Jeremías y a Baruc. Sin
hacer caso de la orden del Señor, todos ellos se fueron a Egipto y llegaron
hasta la ciudad de Tafnes.” (Jeremías 43.4-7)

El hecho de que algún libro de la Biblia tenga imprecisiones históricas NO


LE DESCALIFICA como inspirado. De hecho, muchos libros protocanónicos
(que también aceptan los protestantes como inspirados) las tienen y no
por eso ellos los descalifican.

Lo importante es entender que las Sagradas Escrituras por ser Palabra de


Dios contienen la verdad en orden de nuestra salvación. En la Biblia
puede haber imprecisiones geográficas o históricas, pues no es un libro
científico ni tampoco es un libro hecho con los criterios modernos para
escribir historia. (Eso no era esencial para los antiguos). Lo fundamental
es que la Biblia es un libro religioso y que está dirigido principalmente a
revelarnos lo que Dios ha dispuesto para nuestra salvación. Los autores
de la Biblia escribían los hechos según la tradición que habían recibido
oralmente y no tuvieron intención de hacer unos libros científicos sobre el
origen del mundo o sobre la historia de Israel. Lo que sus autores querían
era transmitirnos, con mirada de fe, el sentido y la importancia viva y
actual de lo que Dios había hecho en favor de su pueblo y del mensaje
que había proclamado por sus profetas y el mismo Jesús.

Así mismo no nos debería sorprender:

7.1) Que en los libros de Samuel se recojan dos tradiciones diferentes de


la muerte de Saul:

Dijo Saúl a su escudero: «Saca tu espada y traspásame, no sea que


lleguen esos incircuncisos y hagan mofa de mí », pero el escudero no
quiso pues estaba lleno de temor. Entonces Saúl tomó la espada y se
arrojó sobre ella. Viendo el escudero que Saúl había muerto, se arrojó
también sobre su espada y murió con él. 1 Samuel 31,4-5

Dijo David al joven que le daba la noticia ": «¿Cómo sabes que han
muerto Saúl y su hijo Jonatán?» Respondió el joven que daba la noticia:
«Yo estaba casualmente en el monte Gelboé; Saúl se apoyaba en su
lanza, mientras los carros y sus guerreros le acosaban. Se volvió y al
verme me llamó y contesté: "Aquí estoy." Me dijo: "¿Quién eres tú?" Le
respondí: "Soy un amalecita." Me dijo: [Saul] "Acércate a mí y mátame,
porque me ha acometido un vértigo aunque tengo aún toda la vida en
mí." Me acerqué a él y le maté, pues sabía que no podría vivir después de
su caída; luego tomé la diadema que tenía en su cabeza y el brazalete
que tenía en el brazo y se los he traído aquí a mi señor.» 2 Samuel 5,1-
10

En la primera tradición que recopila la muerte de Saúl el mismo se mata.


En la segunda tradición es un amalecita quien le mata. A pesar de ser dos
tradiciones diferentes, el profeta recopila AMBAS.

¿Quiere decir esto que los libros de Samuel no son inspirados? ¿Por qué
no desecha también el autor estos libros con la excusa de que hay
imprecisiones históricas?

7.2) La muerte de Judas es recogida de dos tradiciones diferentes:

“Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado, fue
acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a
los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: «Pequé entregando
sangre inocente.» Ellos dijeron: «A nosotros, ¿qué? Tú verás.» El tiró las
monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó.” Mateo
27,3-5

«Hermanos, era preciso que se cumpliera la Escritura en la que el Espíritu


Santo, por boca de David, había hablado ya acerca de Judas, el que fue
guía de los que prendieron a Jesús. Porque él era uno de los nuestros y
obtuvo un puesto en este ministerio. Este, pues, compró un campo con el
precio de su iniquidad, y cayendo de cabeza, se reventó por medio y se
derramaron todas sus entrañas. – Hechos 1,16-18

La primera tradición recopila que Judas devolvió las monedas, la segunda


que con ellas compró un campo, la primera que se ahorcó, la segunda
que se cayó de cabeza y se derramaron sus entrañas.

Eso sin mencionar que científicamente se ha comprobado que el hombre


tiene por mucho más de 6000 años sobre la tierra.

La verdad es que el mismo argumento que utiliza nuestro amigo para


descalificar los deuterocanónicos, lo utilizan los ateos para descalificar la
Biblia entera, y todo eso por no entender realmente cual es la finalidad de
la Biblia: Darnos el mensaje de salvación y no una explicación de cómo
Dios unió átomos en moléculas, moléculas en partículas, partículas en
polvo, polvo en hombres, y todo esto explicado en cuando al donde,
cuando como y donde.

Argumento 8: El libro de Macabeos (deuterocanónico) no puede


ser inspirado porque apoya la intercesión de los santos.

Este argumento es planteado de la siguiente manera:

2ª de Macabeos 15.12-16 "La visión era esta:... se trataba de un


personaje de la más alta autoridad. Onías tomó la palabra, y dijo: "Este
es Jeremías, el profeta de Dios, el amigo de sus hermanos, que ora
mucho por el pueblo y por la ciudad santa." Jeremías extendió la mano
derecha, le dio a Judas una espada de oro y le dijo: "Toma esta espada
santa, que Dios te da; con ella destrozarás a los enemigos."". Aquí vemos
otra creencia religiosa católica y es que los muertos (pues Jeremías
estaba en el Cielo), pueden interceder por los vivos, justificando así la
oración a los "Santos".

Lo dicho en el argumento 6 es válido también para este argumento. Nada


menos que la negación de la inspiración de un libro porque enseñe una
doctrina contraria a la doctrina protestante ¿Entienden porqué Lutero no
quería que permanecieran en el canon?. ¡Nada menos que un libro escrito
mucho antes de Cristo enseña doctrinas católicas! ¿Cómo entonces
podrían los protestantes afirmar que la intercesión de los santos fue
inventada luego del reinado de Constantino muchos siglos después?

El hecho de que nuestros hermanos protestantes no logren entender que


en Cristo tenemos vida y vida en abundancia y que luego de morir en
santidad podemos estar con Cristo, lo cual ciertamente es lo mejor
(Filipenses 1,23) y que precisamente cuando estamos en su presencia no
perdemos la capacidad de pedir e interceder EN CRISTO por nuestros
hermanos, todos un mismo cuerpo y un mismo espíritu con Cristo como
cabeza, tal como lo hacemos en vida, no quiere decir que dicho libro no
sea inspirado.

¿No es curiosa esta doctrina protestante que afirma que una vez con
Cristo y EN Cristo no podamos pedir? ¿No se ve a los santos clamando en
el cielo acaso? (Apocalipsis 6,9-11).

Argumento 9: El libro de Tobías (deuterocanónico) no puede ser


inspirado porque apoya practicas de curanderos.

Este argumento es planteado de la siguiente manera:


Tobit 6.4-9 "El ángel le dijo: Ábrelo y sácale la hiel, el corazón y el
hígado, y guárdalos. Son un remedio muy útil. ... Entonces el muchacho
preguntó al ángel: Amigo Azarías, ¿para qué sirven de remedio la hiel, el
corazón y el hígado del pescado? Él contestó: Cuando una persona es
atacada por un demonio o espíritu malo, si se queman delante de esa
persona el corazón y el hígado del pescado, cesa el ataque y no se repite
jamás. Y cuando una persona tiene nubes en los ojos, si se untan con la
hiel y se sopla en ellos, queda sana". Apoya aquí la práctica de los
curanderos.

Este argumento tampoco puede utilizarse para descalificar el libro de


Tobías, ante todo porque el hecho de que el autor se sirve de las
opiniones populares de su tiempo sobre la virtud curativa de la hiel, del
corazón y del hígado, y las incorpora en el relato, no implica a que esté
apoyando las prácticas de los curanderos. Tomemos en cuenta también
que en la cultura judía muchas enfermedades eran atribuidas a demonios.
Bien pudo haber sido un remedio natural. De hecho algunos expositores
creen que sería el pez llamado luccio que en griego significa “pez lobo” y
cuya especia abunda mucho en el río Trigris (Bochard observa que su hiel,
mezclada con miel, se aplica para remedio de varias enfermedades de los
ojos). En el caso de la historia narrada en el libro de Tobías, el remedio
vendría a representar una especie de colirio.

Ahora, de insistir interpretarlo literalmente ¿lo que cura es un trozo de


carne o un acto de obediencia a quien representa a Dios? ¿Dios no mandó
al ángel? ¿El ángel representa y habla a nombre de Dios? ¿No podía hacer
el ángel que el corazón y el hígado del pez fueran remedios útiles? Ahora
bien, ¿qué es más difícil? ¿Que Dios se haga hombre en el seno de una
Virgen por orden del ángel Gabriel que representa a Dios (Lucas 1,26-38)
o que el corazón y el hígado de un pez curaran a un hombre ciego (Tobías
6,4-9)? ¿Habrá que pensar también que hay superstición en Cristo que
unta lodo en los ojos del ciego en vez de darle simplemente la orden de
ver (Juan 9,6)?

Argumento 10: El libro de Tobías (deuterocanónico) no puede ser


inspirado porque apoya prácticas de brujería

Este argumento es planteado de la siguiente manera:

Tobit 8.1-3 "Cuando terminaron de cenar, decidieron ir a acostarse.


Llevaron al muchacho a la habitación. Tobías se acordó entonces de lo
que le había dicho Rafael. Sacó de su bolsa el hígado y el corazón del
pescado, y los puso sobre las brasas en las que se quemaba incienso. El
olor del pescado no dejó acercar al demonio, y este salió huyendo por el
aire hasta la parte más lejana de Egipto. Rafael fue y lo encadenó allá, y
volvió inmediatamente". Otra práctica pagana y de brujería.

Nuevamente se equivoca el autor interpretando que aquí se estimulan


prácticas de brujería, y habría que preguntarse más que una obediencia
específica a las instrucciones que él ángel le da y de hecho la primera
cosa que hizo Tobías al entrar en la pieza matrimonial fue poner en
práctica lo que él le aconsejó. El hecho de que el olor del pez aleje al
demonio no puede ser interpretado en su sentido literal, como si el
demonio huyera del mal olor, (como hacen los insectos al oler un
insecticida), sino en sentido simbólico y espiritual: el bien vence al mal.
Con esta victoria de Rafael sobre Asmodeo se cumple una parte principal
del plan de Dios sobre Sara: su curación, encomendada por Dios al ángel
Rafael y la lección más que una promoción de prácticas brujeriles, es
enseñar que para quien ama a Dios, la obediencia al Señor y la oración en
familia espantan todos los males (Tobías 6,18; 8,5);

Y cuando vayas a unirte a ella, levantaos primero los dos y haced oración
y suplicad al Señor del Cielo que se apiade de vosotros y os salve. Y no
tengas miedo, porque para ti está destinada desde el principio; tú la
salvarás; ella se vendrá contigo y te aseguro que te dará hijos que serán
para ti como hermanos. No te preocupes.» Tobías 6,18

Todo esto da unificación al relato donde la figura de un pez es el


instrumento que Dios elige para sanar y liberar. Dios, cuando y como le
parece, hace que las más mínimas cosas sirvan de instrumentos para sus
milagros. Así como el Señor Jesucristo con un poco de barro mezclada con
saliva curó a un ciego de nacimiento (Juan 9,6), el agua del bautismo (1
Pedro 3,21) es el elemento visible que Dios ha elegido para regenerarnos
por medio del Espíritu Santo, Dios obraba por medio de los mandiles y
pañuelos de Pablo también milagros (Hechos 19,12), y para que se curara
Naamán el sirio se le requirió bañarse en las aguas del Jordán (2 Reyes
5,9), lo mismo Dios puede utilizar un pez, un hígado de Mamut o un
apéndice de brontosauro si le place. Más no quiere decir que quien haya
sanado en todos los casos anteriores haya sido ni el mandil, ni el agua del
Jordán, ni el barro, y por ende: ¿¿Hemos de interpretar que entonces
quien ahuyentó al demonio fue el pedazo de carne??

Argumento 11: El libro de Macabeos (deuterocanónico) no puede


ser inspirado porque no condena el suicidio de Judas

El argumento es presentado de la siguiente manera:


2ª de Macabeos 14.41-42 "Las tropas estaban ya a punto de tomar la
torre donde se encontraba Razís, y trataban de forzar la puerta de fuera,
habiendo recibido órdenes de prender fuego y quemar las puertas,
cuando Razís, acosado por todas partes, volvió su espada contra sí
mismo, prefiriendo morir noblemente antes que caer en manos de
aquellos criminales y sufrir injurias indignamente". Da validez al suicidio,
no condenándolo.

Esto es un sofisma que nuevamente de ser cierto, excluiría también otros


libros canónicos que los protestantes si aceptan, donde aparecen suicidios
no condenados por la Biblia, como es el caso del suicidio de Sansón:

“Sansón invocó a Yahveh y exclamó: «Señor Yahveh, dígnate acordarte


de mí, hazme fuerte nada más que esta vez, oh Dios, para que de un
golpe me vengue de los filisteos por mis dos ojos.» Y Sansón palpó las
dos columnas centrales sobre las que descansaba la casa, se apoyó contra
ellas, en una con su brazo derecho, en la otra con el izquierdo, y gritó:
«¡Muera yo con los filisteos!» Apretó con todas sus fuerzas y la casa se
derrumbó sobre los tiranos y sobre toda la gente allí reunida. Los muertos
que mató al morir fueron más que los que había matado en vida. Sus
hermanos y toda la casa de su padre bajaron y se lo llevaron. Lo subieron
y sepultaron entre Sorá y Estaol, en el sepulcro de su padre Manóaj.
Había juzgado a Israel por espacio de veinte años.” Jueces 16,29-31

En el pasaje anterior Sansón pide ayuda a Dios para que le de fuerzas y


pueda derrumbar las columnas de la casa ¡Causándose la muerte a él y a
los filisteos que estaban en la casa! ¡¡Y Dios se la da!!

La pregunta sería ¿¿Excluirán los protestantes el libro de Jueces basados


en este argumento?? ¿Por qué no lo han excluido de sus Biblias entonces?
¿Lo que vale para uno no vale para el otro?

Lo mismo sucede con el suicidio de Saúl (1 Samuel 31,4) tampoco


condenado por la Biblia. ¿Excluirán el de Samuel?

Conclusión

Ninguno de los cuestionamientos que el autor ha planteado para


cuestionar la inspiración de los libros canónicos es válido. De hecho, algo
es canónico no porque alguien crea o no crea ver en el contradicciones,
tampoco que no logre entender ciertos pasajes, tampoco que no carezca
de alguna imprecisión histórica, que el autor esté plenamente conciencia
de su inspiración y mucho menos que no concuerde con las doctrinas
personales de su denominación. Sino que es la "Tradición apostólica la
que hizo discernir a la Iglesia qué libros constituyen la lista de los libros
santos" (Dei Verbum 8,3; Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, No.
120). Como dice dice la Dei Verbum en el No. 9: "La Escritura es la
Palabra de Dios puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo.
La tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el
Espíritu Santo a los Apóstoles, y la transmite íntegramente a sus
sucesores, para que ellos, iluminados pro el Espíritu de la verdad, con su
predicación la conserven fielmente, la expongan y la difundan. Por eso, la
Iglesia no saca exclusivamente de la sola sagrada Escritura la certeza de
todo lo revelado. Así se han de respectar con el mismo espíritu de
devoción".

El hecho de que los protestantes acepten el canon del Nuevo Testamento


establecido por la Iglesia en los concilios de Concilio de Hipo, en el año
393 A.D. y el Concilio de Cartago, en el año 397 y 419 A.D, ambos en el
norte de África, y no acepten dicha decisión acerca del canon Alejandrino
(con 46 libros para el Antiguo Testamento) es también una incoherencia,
ya que está demostrado que antes de esta fecha no había unanimidad en
cuanto a los escritos del Nuevo Testamento. Y si para esta época ellos
manejan la tesis protestante de que la Iglesia ya se había corrompido
(Luego de Constantino) ¿Qué garantía tienen que los libros seleccionados
por una Iglesia que ya ellos consideraban apostata pueda dar un juicio
real y verdadero sobre la inspiración de su Biblia?

“A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra
quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará
desatado en los cielos.»” Mateo 16,19
Los católicos ¿enseñan que María no necesitó salvación?

Pregunta:
¿Cómo es que los Católicos dicen que María nunca pecó si en Lucas dice
“Bendito sea el Señor que me salva?
Respuesta:
Esta objeción, a veces suele estar relacionada con el dogma de la
inmaculada concepción de María. Algunos protestantes piensan que la
Iglesia, al afirmar que María fue concebida sin pecado original, está
enseñando que ella no fue salvada. Y ciertamente que no es así. Lo que
enseña la teología católica, es que María fue redimida (salvada) por
anticipación, por aplicación anticipada de los méritos de su futuro Hijo. En
este sentido, Ella fue la primera redimida.
La Encíclica “Fulgens corona”, del Papa Pío XII, dice: “Cristo el Señor ha
redimido verdaderamente a su divina Madre de una manera más perfecta
al preservarla Dios de toda mancha hereditaria de pecado en previsión de
los méritos de Él”[1].
No es, pues, doctrina católica, el enseñar que María sea una excepción a
la redención universal de Cristo.

[1] DS, 3909.


¿Qué es la muerte?
Tomado de Apologetica.org

1. Definición de "muerte"

Con el término "muerte" (lat. mors, gr. thánatos, hebr. máveth) se


entiende, según la usanza bíblica, el "detenerse de la vida", de modo que
"muerte" representa el contrario de "vida" (lat. vita, gr. zoé, hebr.
hayyim).

a) En la literatura bíblica se habla de "vida" de tres modos diversos: la


vida física del hombre, ser compuesto de alma y cuerpo, la
vida espiritual del alma santificada con la presencia de Dios, y la vida
eterna, que es la visión de Dios cara a cara en los cielos. Por ello, en
contraposición, se dan también tres tipos de muerte, a saber:

1. la muerte física, es decir, la separación del compuesto alma-cuerpo;

2. la muerte moral del alma, como consecuencia del pecado original, o


del pecado mortal (en este sentido podemos decir que el pecado es la
"muerte del alma";

3. la "muerte eterna" de la condenación, que el apóstol San Juan


llama, en contraposición a los dos primero tipos de muerte, "muerte
segunda" (lat. mors secunda, gr. déuteros zánathos). Cfr. Ap 2,11;
20,6.14; 21,8). Esta "muerte segunda" es idéntica a lo que San Pablo
llama "destrucción eterna" (2 Tes 1,9), "corrupción" (Gal 6,8), "perdición"
(Fil 3,19).

La distinción entre estas tres "muertes" no nos impide, por otra lado,
reconocer el nexo profundo entre todas ellas: todo género de muerte es
consecuencia del pecado. De todos modos, tanto la muerte del alma (con
el pecado mortal, o bien "pecado que lleva a la muerte", según 1 Jn 5,16)
como la muerte eterna (el infierno) se llaman "muerte" no en sentido
literal, sino en sentido figurado.

b) En sentido estricto se usa la palabra "muerte" para indicar la muerte


física, que no es otra cosa que "la separación del alma y del cuerpo". Así
hablaba ya San Agustín (De Civitate Dei, XIII, 6), San Clemente de
Alejandría (Strom. 7). Las indicaciones bíblicas de la muerte física son tan
numerosas como elocuentes:
· Con respecto a la manifestación de la corrupción física de los
agonizantes o lo ya difuntos, se habla a veces de "disolución" (Fil 1,23; 2
Tim 4,6), a veces de "final" (Mt 10,22), a veces de "salida" (Heb 13,7), a
veces de "regreso al polvo" (Gen 3,19).

· Cuando se quiere asociar la muerte al pecado como a su causa, se


la llama "obra del diablo" (Jn 8,44), el "enemigo de Cristo" (1 Cor 15,26),
algo que "Dios no hizo" (Sab 1,13), etc.

· Teniendo en cuenta la idea de inmortalidad, se habla de la muerte


como de un "dormir" (Dt 31,16; Job 3,13; Salmo 12, 4; Mt 9,24; etc), un
"derrumbarse de la tienda terrena" (2 Cor 5,1; 2 Pe 1,14), un "reunirse
con sus antepasados" (Gen 15,15), "descanso" (Ap 14,13), "retorno a
Dios" (Prov 12,7), etc.

El modo de hablar del tercer punto es el más importante, ya que


establece la idea de la inmortalidad del alma: mientras que el cuerpo se
corrompe hasta llegar a ser cenizas, el alma es incorruptible e
imperecedera. El libro del Apocalipsis nos enseña que la separación alma-
cuerpo que implica la muerte física es una situación pasajera, ya que en
la resurrección de los muertos, el alma se volverá a unir a su propio
cuerpo (ver Ap 20; para la resurrección del propio cuerpo, se puede ver
por ejemplo 1 Cor 15,53; 2 Mac 7,11). La situación de las almas
separadas de sus cuerpos no debe pensarse como una existencia
"inconsciente" o "semiconsciente" como piensan algunos, sino como una
supervivencia espiritual con plena conciencia.

2. Doctrina de la Escritura sobre la muerte

La Revelación de Dios nos enseña, con respecto a la muerte, tres cosas


fundamentales:

a) la muerte es ley para todos los hombres;


b) la muerte es, en el actual plan de salvación, castigo y consecuencia del
pecado;
c) con la muerte termina el tiempo de merecer o de desmerecer ante
Dios.

a) La Escritura nos habla de la universalidad de la muerte. Así Rom


5,12: "la muerte pasó a todos los hombres"; Jos 23,14 y 1 Re 2,2 hablan
de la muerte como del "camino de todo lo terreno". Heb 9,27: "está
establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio". Esta
es una ley de experiencia: la mortalidad está en las misma constitución
humana: los hombres mueren por enfermedad (o por violenta disolución,
como por ejemplo en un accidente automovilístico) o por vejez.

Sin embargo, cabe preguntarse si de hecho todos murieron o todos


morirán, o si por el contrario, por el poder y privilegio divino, algunos no
hayan muerto o no morirán. Tenemos algunos ejemplos que hacen surgir
la duda.

1. Enoc y Elías. Sobre Enoc la Biblia nos dice que "fue trasladado para
que no viera la muerte" (Heb 11,5; también Gen 5,24; Sir 44,16; 49,16).
De Elías leemos que "aparecióun carro de fuego y caballos de fuego que
separó a los dos [a Elías de Eliseo]. Y Elías subió al cielo en un torbellino".
No podemos dudar, pues, que ambos fueron llevados por Dios con sus
cuerpos, preservados de la muerte. San Agustín decía sobre ellos: "Vivunt
Henoch et Elias; translati sunt; ubicumque sunt, vivunt" ("Enoc y Elías
viven; fueron llevados, de modo que donde sea que estén, viven";
Sermón 29,11). Sin embargo, esto no significa necesariamente que
ninguno de ellos deba jamás morir; en efecto, desde Tertuliano en
adelante, el sentir del pueblo cristiano ha creído que los "dos testigos" de
Ap 11,3ss serán precisamente Enoc y Elías, que vendrán al fin de los
tiempos como predicadores de conversión, y que ofrecerán sus vidas
como mártires en la lucha contra el Anticristo. De todos modos, esta
opinión no es compartida por todos los Padres de la Iglesia (así por
ejemplo San Jerónimo).

2. Los "sobrevivientes". Se trata de los justos que vivirán al momento


de la segunda venida del Señor. La Escritura parece enseñar que estos
adquirirán la cualidad de los resucitados in-mediatamente, es decir, sin
pasar por la muerte. De las cartas de San Pablo mencionaremos dos
pasajes. En el primero (1 Cor 15,51) leemos: "no todos nos dormiremos,
pero todos seremos transformados". El segundo testimonio (1 Tes 4,14ss)
es aún más claro: "Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así
también Dios traerá con Él a los que durmieron en Jesús ... nosotros los
que estemos vivos y que permanezcamos hasta la venida del Señor, no
precederemos a los que durmieron ... y los muertos en Cristo se
levantarán primero; entonces nosotros, los que estemos vivos y que
permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes
al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre".
Estos textos de San Pablo han suscitado, desde la antigüedad, opiniones
diversas. San Juan Crisóstomo y San Jerónimo, por una parte, piensan
que los cuerpos de los justos que aún vivan serán inmediatamente
transformados, sin tener que pasar por la muerte; esta es la doctrina más
común en la Iglesia. Por otra parte San Ambrosio y San Agustín piensan
que la última generación deberá pasar por uncierto "dormir" antes de ir al
encuentro del Señor: de este modo se salvaría la ley universal de la
muerte, a la que están sujetos "todos los hombres", como hemos visto.
En otras palabras, "no todos dormiremos" se interpretaría como "no todos
dormiremos el largo sueño que la mayoría de los muertos duermen", sino
que seremos muertos e inmediatamente resucitados. Finalmente, algunos
prefieren decir que cuando Pablo dice "nosotros los que vivimos" debe
tomarse en el sentido condicional, permitido por la gramática de la
oración griega: "si nosotros vivimos para ese entonces..."

Estamos pues delante de una cuestión cuya explicación no ha


alcanzado unanimidad, al menos hasta el momento. De cualquier modo
que se interprete el texto, queda claro el principio, a saber, por
naturaleza todos los hombres deben someterse a la ley de la muerte; esto
no impide que algunos, por designio divino, no deban de hecho atravesar
la muerte para estar con el Señor.

En este contexto podemos agregar también el caso de María, la Madre


de Jesús. No sabemos si murió o no; sabemos que fue llevada a los cielos
en cuerpo y alma. ¿La preservó el Señor de la muerte, o la resucitó? Si
bien Dios, en su infinita omnipotencia y sabiduría, podía hacer de una u
otra manera, la doctrina más común es que María realmente murió, como
Jesús, y fue luego resucitada. Su "dormir" fue "muy breve". ¿Tal vez una
imagen del "breve dormir" de los justos de la última generación, de la que
hablaba San Agustín?

b) La Escritura nos enseña que la muerte es castigo-consecuencia del


pecado. Esta es una doctrina claramente enseñada por la Iglesia ya en los
primeros siglos: nuestros primeros padres, en la situación paradisíaca,
estaban dotados de inmortalidad física; la muerte les fue dada como
castigo por el pecado cometido. (Se puede ver Denzinger-Shönmetzer
222 y 372; también 1512 y 1521).

Así aparece claramente en las Escrituras. Dios advirtió a nuestros


primeros padres que, de transgredir ellos el mandato que les había dado,
morirían (ver Gen 2,17 y 3,19). "Dios no creó la muerte" (Sab 1,13), sino
que esta entró en el mundo "por la envidia del diablo" (Sab 2,24). Dado
que el pecado de nuestros primeros padres implicó a todo el género
humano, por ello pudo decir San Pablo que "por un hombre entró el
pecado en el mundo, y por el pecado, la muerte" (Rom 5,12). Por ello "el
salario del pecado es la muerte" (Rom 6,23). En otras palabras, "en Adán
todos murieron" (1 Cor 15,22).
Los Padres de la Iglesia son unánimes en predicar la relación causa-
efecto que existe entre el pecado y la muerte. Buen ejemplo es San
Agustín en su trabajo contra Juliano, en el cual resume la posición de los
Padres anteriores a él.

¿Qué decir de la Salvación que nos trajo Cristo? Por cierto que la obra
salvadora de Cristo produce, para el que cree, la cancelación de la muerte
ética del alma, es decir, del pecado, y en consecuencia conlleva también
la cancelación de la "muerte segunda", es decir, de la condenación
eterna. Pero Cristo no devolvió al género humano el don preternatural
(del que gozaban nuestros primeros padres antes de la caída) de la
inmortalidad física (ver Rom 5,17ss). Por el Bautismo, sin embargo, la
muerte pierde su valor de castigo, ya que en los justificados no queda
nada que merezca la condenación. El Concilio de Trento lo enseña de este
modo:

"Dios por cierto nada aborrece en los que han renacido; pues cesa
absolutamente la condenación respecto de aquellos, que sepultados en
realidad por el bautismo con Jesucristo en la muerte (Rom 6,4), no viven
según la carne (Rom 8,1), sino que despojados del hombre viejo, y
vestidos del nuevo, que está creado según Dios (Ef 4,22ss; Col 3,9s),
pasan a ser inocentes, sin mancha, puros, sin culpa, y amigos de Dios,
sus herederos y partícipes con Jesucristo de la herencia de Dios (Rom
8,17)." (Denzinger-Shönmetzer 1515)

Pablo proclama: "No hay condenación alguna para los que están en
Cristo Jesús" (Rom 8,1)

¡Pero los justificados en Cristo Jesús también mueren! Si, pero la


muerte en ellos no es el castigo de sus pecados, sino que adquiere el
carácter de "consecuencia" de la situación actual de pecado: Dios no los
libra de la muerte física por un sabio designio de su voluntad para prueba
y purificación de sus elegidos. Solo en Cristo y María la muerte no tuvo ni
el carácter de castigo por el pecado ni tampoco fue una consecuencia del
mismo.

c) La Escritura nos enseña que con la muerte termina definitivamente


para el tiempo de merecer o de desmerecer. La situación de los que
mueren es ya definitiva: ellos han llegado al fin de sus carreras. Y esto es
así por la naturaleza misma del ser humano: mientras vivimos en el
cuerpo, podemos elegir, arrepentirnos, volver atrás. No así cuando el
espíritu se separa del cuerpo, ya que entonces el espíritu se decide de
modo irreversible a favor o en contra de Dios. El espíritu humano
continúa usando de su libertad, pero la nueva condición le permite que
sus decisiones sen irrevocablemente perdurables, de modo similar como
sucede con los ángeles: ellos "decidieron" por Dios o contra Dios (estos
últimos se convirtieron en demonios) y esta decisión, tanto para unos
como para otros, es irreversible, aunque mantengan ambos su libre
voluntad.

A esta enseñanza se oponen los sostenedores de la doctrina de


la reencarnación (o metempsicosis) y de la doctrina de
la apocatástasis (conversión final de todos los demonios y condenados).

La reencarnación de las almas es una doctrina que proviene,


probablemente, del Hinduismo, pasando por Grecia (Pitágoras, Platón,
neoplatónicos...). Según esta doctrina, el alma emigraría, después de la
muerte, hacia otro cuerpo, sea éste de la misma raza o de otra raza, de
un animal o de una planta, de nivel alto o bajo en la escala de seres
vivos, cuerpo sano o enfermo, dependiendo siempre de los méritos (buen
comportamiento) que haya adquirido en la vida anterior. Este proceso
continuaría hasta que, totalmente purificada, el alma alcanzaría la libertad
con respecto a toda corporalidad y sería de este modo completamente
feliz. Hoy en día esta doctrina es mantenida también por el Budismo y por
otras corrientes, generalizadas con el nombre de New Age.

La apocatástasis (del griego = restauración, reparación) fue


mantenida, muy probablemente, por Orígenes. Según esta
enseñanza, todos los espíritus, almas y demonios, purificados en el más
allá, terminarían contemplando a Dios en la gloria del Paraíso. Esta
doctrina, subrayada sobre todo por los seguidores de Orígenes, no
encuentra sostenedores entre los demás Padres.

La Iglesia condenó la enseñanza de la apocatástasis o salvación


universal ya en el sínodo de Constantinopla del 543 (Denzinger-
Schönmetzer 411). En muchas otras ocasiones la Iglesia confirmó en su
enseñanza oficial la eternidad, sea del premio ("cielo") sea del castigo
("infierno").

La Sagrada Escritura, usando de serias y repetidas advertencias,


exhorta a usar el tiempo presente para hacer lo que es bueno y recto. Así
en el Antiguo Testamento como en el Nuevo (ver particularmente Mt
24,42-46; 25,13ss; Mc 13,35ss; Lc 12,40; comparar estos textos con Ap
16,15). En la parábola de Lázaro y el rico (Lc 16,19) se proclama que,
luego de la vida en esta tierra, la distancia entre los que están "en el seno
de Abraham" y los que están en el "los tormentos" es una distancia
"infranqueable", es decir, no hay posibilidad de "conversión" (Abraham le
recuerda el rico en tormentos: "hay un gran abismo puesto entre nosotros
y vosotros, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros no
puedan, y tampoco nadie pueda cruzar de allá a nosotros"). Pablo enseña
a los Corintios (2 Cor 5,10) que cada uno recibirá del Señor la
recompensa "por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que
hizo, sea bueno o sea malo".

Queda pues claro que "mientras estamos en el cuerpo" merecemos o


desmerecemos. ¿Existe alguna posibilidad de re-encarnarnos en otros
seres antes de llegar a nuestro destino definitivo? No, "pues está
decretado que los hombres mueran una sola vez y después el juicio" (Heb
9,27).

El Catecismo de la Iglesia Católica trae los siguientes textos cuando


nos enseña sobre la muerte; queremos terminar este pequeño trabajo
con sus mismas palabras (números 1005-1014):

MORIR EN CRISTO JESÚS

Para resucitar con Cristo, es necesario morir con Cristo, es necesario


“dejar este cuerpo para ir a morar cerca del Señor” (2 Cor 5, 8). En esta
“partida” (Flp 1, 23) que es la muerte, el alma se separa del cuerpo. Se
reunirá con su cuerpo el día de la resurrección de los muertos.

La muerte

“Frente a la muerte, el enigma de la condición humana alcanza su


cumbre”. En un sentido, la muerte corporal es natural, pero por la fe
sabemos que realmente es “salario del pecado” (Rom 6, 23) . Y para los
que mueren en la gracia de Cristo, es una participación en la muerte del
Señor para poder participar también en su Resurrección.

La muerte es el final de la vida terrena. Nuestras vidas están medidas


por el tiempo, en el curso del cual cambiamos, envejecemos y como en
todos los seres vivos de la tierra, al final aparece la muerte como el
desenlace normal de la vida. Este aspecto de la muerte da urgencia a
nuestras vidas: el recuerdo de nuestra mortalidad sirve también para
hacernos pensar que no contamos más que con un tiempo limitado para
llevar a término nuestra vida: "Acuérdate de tu Creador en tus días
mozos..., mientras no vuelva el polvo a la tierra, a lo que era, y el espíritu
vuelva a Dios que es quien lo dio" (Qo 12, 1.7).
La muerte es consecuencia del pecado. Intérprete auténtico de las
afirmaciones de la Sagrada Escritura y de la Tradición, el Magisterio de la
Iglesia enseña que la muerte entró en el mundo a causa del pecado del
hombre. Aunque el hombre poseyera una naturaleza mortal, Dios lo
destinaba a no morir. Por tanto, la muerte fue contraria a los designios de
Dios Creador, y entró en el mundo como consecuencia del pecado. “La
muerte temporal de la cual el hombre se habría liberado si no hubiera
pecado”, es así “el último enemigo” del hombre que debe ser vencido.

La muerte fue transformada por Cristo. Jesús, el Hijo de Dios, sufrió


también la muerte, propia de la condición humana. Pero, a pesar de su
angustia frente a ella, la asumió en un acto de sometimiento total y libre
a la voluntad del Padre. La obediencia de Jesús transformó la maldición
de la muerte en bendición.

El sentido de la muerte cristiana

Gracias a Cristo, la muerte cristiana tiene un sentido positivo. “Para mí,


la vida es Cristo y morir una ganancia” (Flp 1, 21). “Es cierta esta
afirmación: si hemos muerto con él, también viviremos con él” (2 Tim 2,
11). La novedad esencial de la muerte cristiana está ahí: por el Bautismo,
el cristiano está ya sacramentalmente “muerto con Cristo”, para vivir una
vida nueva; y si morimos en la gracia de Cristo, la muerte física consuma
este “morir con Cristo” y perfecciona así nuestra incorporación a El en su
acto redentor:

"Para mí es mejor morir en (“eis”) Cristo Jesús que reinar de un


extremo a otro de la tierra. Lo busco a El, que ha muerto por nosotros; lo
quiero a El, que ha resucitado por nosotros. Mi parto se aproxima...
Dejadme recibir la luz pura; cuando yo llegue allí, seré un hombre". (San
Ignacio de Antioquía, Carta a los Romanos, 6,1-2)

En la muerte, Dios llama al hombre hacia sí. Por eso, el cristiano puede
experimentar hacia la muerte un deseo semejante al de san Pablo:
“Deseo partir y estar con Cristo” (Flp 1, 23); y puede transformar su
propia muerte en un acto de obediencia y de amor hacia el Padre, a
ejemplo de Cristo:

"Mi deseo terreno ha sido crucificado...; hay en mí un agua viva que


murmura y que dice desde dentro de mí “ven al Padre”. (San Ignacio de
Antioquia, Carta a los Romanos, 7,2)

"Yo quiero ver a Dios y para verlo es necesario morir. Yo no muero,


entro en la vida." (Santa Teresa de Jesús, Vida, 1)
La visión cristiana de la muerte (ver 1 Tes 4,13-14) se expresa de
modo privilegiado en la liturgia de la Iglesia:

"La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y,


al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna
en el cielo". (Misal Romano, Prefacio de la Misa de Difuntos).

La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo


de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida
terrena según el designio divino y para decidir su último destino. Cuando
ha tenido fin “el único curso de nuestra vida terrena” (Concilio Vaticano
II, Lumen Gentium 48), ya no volveremos a otras vidas terrenas. “Está
establecido que los hombres mueran una sola vez” (Heb 9, 27). No hay
“reencarnación” después de la muerte.

La Iglesia nos anima a prepararnos para la hora de nuestra muerte


(“De la muerte repentina e imprevista, líbranos Señor”: antiguas Letanías
de los santos), a pedir a la Madre de Dios que interceda por nosotros “en
la hora de nuestra muerte” (Avemaría), y a confiarnos a san José,
patrono de la buena muerte:

"Habrías de ordenarte en toda cosa como si luego hubieses de morir. Si


tuvieses buena conciencia no temerías mucho la muerte. Mejor sería huir
de los pecados que de la muerte. Si hoy no estás aparejado, ¿cómo lo
estarás mañana?" (Imitación de Cristo, I,23,1)

"Y por la hermana muerte, ¡loado mi Señor!


Ningún viviente escapa de su persecución;
¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!
¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!"
(San Francisco de Asís, Cántico de las Criaturas).
Refutación a las 10 objeciones contra la estancia de San Pedro en Roma

Por Anwar Tapias Lakatt


Colaboración de Jesús Urones

Gracias a un hermano que nos compartió un artículo evangélico titulado: ¿El Apóstol Pedro estuvo en Roma, mito o
realidad?, nos pusimos en la tarea de revisarlo, y comprobamos que los 10 argumentos que presentaba para
rechazar que Pedro nunca estuviera en Roma, realmente giraban en torno a probar que Pedro no estuvo en cierto
momento o que Pablo debía responder o mencionarlo en ciertos momentos también. ¿Son realmente estos
argumentos, pruebas bíblicas que demuestran que Pedro jamás pisó Roma?

El artículo con los 10 argumentos, empiezan citando un extracto de la Enciclopedia Católica:


“… en cuanto a la duración de su actividad Apostólica en la capital romana, la continuidad o no de su residencia allí,
los detalles y éxito de sus trabajos, y la cronología de su arribo y de su muerte, todas esas cuestiones son inciertas, y
sólo pueden resolverse solamente mediante hipótesis más o menos bien fundadas…”
A pie seguido escribe:
Es misterioso el punto de que ellos (los católicos) aseguran de que Pedro estuvo en Roma, pero no saben lo mas
importante que fue el “supuesto” trabajo que hizo él ahí, ¿interesante…no?
Si analizamos bien, lo que no se puede precisar es detalles de su trabajo en Roma, pues Pedro no tenía un San
Lucas como San Pablo, para narrar esos detalles. Al Igual que de San Pedro, tampoco de San Pablo sabemos su
muerte, ni la narra ninguno en los Evangelios. Hasta del mismo San Pablo, tampoco San Lucas narró viajes luego de
su primera instancia en Roma, y la información histórica adicional es casi que escasa.

San Pedro no estuvo todo el tiempo en Roma, y es algo que no se sabe con precisión, como tampoco sabemos qué
decía la carta de San Pablo a los de Laodicea. Pero así como lo único que sabemos es que hubo una carta, lo que
sabemos también es que Pedro estuvo en Roma ejerciendo su apostolado. Pero, ¿cuál es la insistencia de los
protestantes en negar esto? Pues suponen que si no estuvo en Roma, no hubo Papado. Cuan errados están en
creer que el Primado petrino depende de su estancia en Roma. Es algo que nunca hemos sostenido.

Adicionalmente, el autor remata ahora mencionando que los autores cristianos primitivos reafirman que Pedro no
ejerció nada en Roma:
El hecho es que muchos autores del segundo siglo DC, entre ellos Justino Mártir, niegan, por su información, el
obispado romano de Pedro. Esto es admitido por casi todos los estudiosos – a excepción de los autores católicos
conservadores. Pero, aún algo más importante que esto es lo que dicen los registros de la verdadera iglesia de Dios
– los escritos del Nuevo Testamento -, los cuales refutan categóricamente la aseveración católica de la primacía de
Pedro en Roma.
Ya es hora de que el mundo abra sus ojos a la verdad sobre este asunto – la verdad revelada por la Palabra de Dios.

Varias preguntas obligatorias surgen:

 ¿En qué obra de Justino se menciona eso?


 ¿Quiénes son casi todos los estudiosos?

El autor es notorio que desconoce las obras del cristianismo que reafirman la estancia de Pedro en Roma, pero sólo
para equiparar que mencione a Justino Martir, en el siglo II, mencionemos a San Ireneo de Lyon, del siglo III:

Pero como sería demasiado largo enumerar las sucesiones de todas las Iglesias en este volumen, indicaremos sobre
todo las de las más antiguas y de todos conocidas, la de la Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos
gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, la que desde los Apóstoles conserva la Tradición y la fe anunciada a los
hombres por los sucesores de los Apóstoles que llegan hasta nosotros1

Entonces, vemos que es completamente falso que el cristianismo primitivo rechace a Pedro en Roma. Un estudio
sobre el soporte cristiano de la estancia de Pedro en Roma, se hará más adelante.

Pasemos entonces a los 10 argumentos presentados como prueba de que Pedro jamás estuvo en Roma.

PRUEBA UNO:
En honor a la verdad, antes de aparecer Pedro en escena, ya que era un celote judío y perseguidor de la iglesia
cristiana, los discípulos del Señor se habían limitado a predicarle a los judíos y samaritanos, pero no a los gentiles.
Sólo después de la experiencia de Pedro con Cornelio –centurión romano- (Hechos 10), se comenzó la predicación a
los gentiles.
El mismo autor reconoce que la predicación a los gentiles la inició San Pedro, pero no lo profundiza, así que pasa
desapercibido. Con esto, ya se prueba que sí llegó a predicarle a los gentiles y el argumento presentado pierde
fuerza.

1
Contra los Herejes, Libro III, 1.3.1
Luego del Concilio de Jerusalén se hizo más evidente la capacidad natural de Pablo para la predicación a los
gentiles, ya que había nacido y educado fuera de Israel y conocía las costumbres e idiomas gentiles. Aparte de lo
anteriormente expuesto, Pablo tenía presente lo que el Señor le había comunicado en visión poco después de su
conversión: que sería enviado lejos a los gentiles (Hechos 22:21).
El autor busca inclinar la argumentación contra la estancia de Pedro, aludiendo el llamado de Pablo de predicar a
los gentiles, pero una cosa no quita la otra. ¿Acaso el que Pablo predique a los gentiles, atenta contra la estancia de
Pedro en Roma?
Hay que conocer la historia y saber que la sede del Papa por muchos años fue en Avignon (Francia) y no en Roma,
por lo que en nada se disminuyó el ministerio petrino en esos años2

Pedro fue comisionado ha convertirse en el ministro principal para los CIRCUNCISOS, no para los no-circuncidados
gentiles. Pablo escribe:
“Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión [gentiles],
COMO A PEDRO EL DE LA CIRCUNCISIÓN [judíos]” Gálatas 2:7,8
Veamos, así como tajantemente saca esta cita de San Pablo para excluir a San Pedro de predicar a los gentiles,
¿hará lo mismo entonces con San Pablo predicando a los judíos?
¿No será más bien el ver que, si San Pablo se llama así mismo el encargado de predicar a los gentiles, y aun así le
predicó a judíos, el raciocinio contra San Pedro queda sin fundamento?

¿Por qué San Pablo le predica a judíos si supuestamente está llamado a predicar a gentiles? Es cierto que San Pablo
visitó muchos lugares en donde había judíos, pero el libro de Hechos retrata muchos enfrentamientos en donde
San Pablo le predica o discute directamente con los judíos. Veamos:
 Discute con los judíos en Tesalónica (Hch 17, 2)
 Le predica a los judíos de Berea (Hch 17, 11)
 Discute con los judíos en Atenas (Hch 17, 17)
 Le predicaba a los judíos de Corinto (Hch 18, 4)
 Dialogó con los judíos en Efeso (Hch 18, 19)
 Refutó a los judíos en Corinto nuevamente (Hch 18, 28)
 Le predicó por dos años a los judíos de Efeso (Hch 19, 19)
Y no sólo eso; el mismo Dios cuando anuncia a Ananías la misión de Pablo expresa:
El Señor le respondió: "Ve a buscarlo, porque es un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre a todas las
naciones, a los reyes y al pueblo de Israel. (Hch 9, 15)
Es decir, aun siendo el apóstol de los gentiles predicó a Israel. ¿Por qué entonces usan ese argumento contra Pedro
para decir que no predicaba a gentiles, cuando ya vimos que fue el primero en hacerlo?

2
El Papado se ejerció desde Avignon, Francia entre el año 1309 – 1377. Ver
http://infocatolica.com/blog/historiaiglesia.php/1205210113-cuando-los-obispos-de-roma-se
Como se ve, en el más claro de los lenguajes, fue Pablo, NO PEDRO, quien fue comisionado a ser el Apóstol jefe a los
gentiles. Y, a propósito, ¿quién fue el que escribió la Epístola a los Romanos? Ciertamente no fue Pedro, sino Pablo.

San Pablo escribe la carta a los Romanos, pero es interesante comentar varias cosas:
 Nunca se menciona que San Pablo funde la comunidad de Roma
 Cuando escribe su carta a los Romanos, San Pablo se expresa así:
"A todos los pueblos paganos, entre los cuales se encuentran también ustedes, que han sido llamados por
Jesucristo. A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos, llegue la gracia y la paz, que
proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo" (Rom 1, 5b-7)
Es claro que San Pablo le escribe a una comunidad, de la que no se precia de haber fundado. ¿Cómo es posible que
si San Pablo le predica a los gentiles, ya haya encontrado una comunidad en Roma?

Sigamos con Pablo en Gálatas:


“Y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo [énfasis mío], Cefas [PEDRO] y Juan, que eran
considerados como columnas. Nos dieron a mi y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros
fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión” Gálatas 2:9
Pablo, en otra Epístola, menciona su cargo especial como Apóstol de los Gentiles:
“Del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles” 2 Timoteo 1:11
¡EN NINGUNA PARTE Pedro es llamado apóstol de los gentiles!
El autor quiere introducir una distinción entre ser llamado Apóstol de los gentiles y no haber predicado a los
gentiles. El mismo Apóstol Pedro afirma algo que tumba la argumentación del autor:
"Al cabo de una prolongada discusión, Pedro se levantó y dijo: "Hermanos, ustedes saben que Dios, desde los
primeros días, me eligió entre todos ustedes para anunciar a los paganos la palabra del Evangelio, a fin de que
ellos abracen la fe" (Hch 15, 7)
Lo interesante es que este discurso lo hace Pedro delante de San Pablo. Estamos aproximadamente en el año 50
d.C y San Pedro reconoce que ha sido llamado a predicar a los paganos. ¿Por qué si el escogido para los paganos
era San Pablo?
En el Concilio estaba presente San Pablo; algo que deducimos de esto:
Algunas personas venidas de Judea enseñaban a los hermanos que si no se hacían circuncidar según el rito
establecido por Moisés, no podían salvarse. A raíz de esto, se produjo una agitación: Pablo y Bernabé discutieron
vivamente con ellos, y por fin, se decidió que AMBOS, junto con algunos otros, SUBIERAN A JERUSALEN para tratar
esta cuestión con los APOSTOLES y los presbíteros. (Hch 15, 1-2)
Es decir, delante de San Pablo, San Pedro afirma que fue escogido para predicar a los paganos. Incluso, vayamos a
la carta a los Gálatas que es la que da origen al rechazo por parte de los nos católicos:
"Al contrario, aceptaron que me había sido confiado el anuncio del Evangelio a los paganos, así como fue confiado a
Pedro el anuncio a los judíos. Porque el que constituyó a Pedro Apóstol de los judíos, me hizo también a mí Apóstol
de los paganos. (Gal 2, 7-8)
Y aquí tenemos que preguntarnos: ¿Esto concluye que Pedro no pudo estar en Roma? ¿Que le impedía a Pedro ir
a Roma?
Igualmente, hay que saber analizar el mensaje central. San Pablo afirma ser escogido como Apóstol de los paganos,
pero veamos qué le dice Dios a Ananaías cuando lo envía a Pablo:
El Señor le respondió: "Ve a buscarlo, porque es un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre a todas las
naciones, a los reyes Y AL PUEBLO DE ISRAEL. (Hch 9, 15)
¿Es decir, que Dios se contradijo o se confundió? ¿Cómo es que Dios MISMO diga que lo ha escogido para llevar su
nombre al pueblo de Israel, pero San Pablo diga que Dios lo escogió para anuncio a los paganos, teniendo claro en
decir que fue San Pedro el Apóstol de los judíos?

Y lo seguiremos viendo cuando leemos:


"Desde ese momento, empezó a convivir con los discípulos en Jerusalén y predicaba decididamente en el nombre
del Señor. Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte.
(Hch 9, 28-29)
Así vemos a Pablo predicando a judíos y vemos a Pedro visitando paganos:
Pedro, en una gira por todas las ciudades, visitó también a los santos que vivían en Lida. (Hch 9, 32)

Incluso, cuando Pablo afirma que Pedro siendo el "apóstol de los judíos" vemos que se traslada a Antioquía:
"Pero cuando Cefas llegó a Antioquía, yo le hice frente porque su conducta era reprensible" (Gal 2, 11). San Pedro
visitaba comunidades fuera de Israel.
Concluimos que con estas citas JAMAS se podría alegar que Pedro no estuvo en Roma.

PRUEBA DOS:
Pablo le dijo específicamente a los Romanos que EL había sido escogido para ser el Apóstol de ellos, no Pedro.
“Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que de Dios me
es dada, para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean
ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo” Romanos 15:16
Pablo tuvo el encargo directo de Jesucristo en este asunto. El además relata en Romanos 15:18, que fue Cristo quien
lo había escogido a él para “la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras”

Como ya vimos en el argumento 1, el mismo Dios menciona que San Pablo predicará al pueblo de Israel, y vemos
que lo hace:
"Desde ese momento, empezó a convivir con los discípulos en Jerusalén y predicaba decididamente en el nombre del
Señor. Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte. (Hch 9,
28-29)
De la misma forma, cuando le predica a los gentiles no vemos que San Pablo hable de un llamado puntual a una
comunidad, sino que su misión es llevar el mensaje a otros pueblos.
En ningún momento, lo que afirma el autor es verdad:
Pablo le dijo específicamente a los Romanos que EL había sido escogido para ser el Apóstol de ellos, no Pedro
Cuando leemos bien a San Pablo leemos otra cosa:
 "En primer lugar, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo, a causa de todos ustedes, porque su fe es
alabada en el mundo entero” (Rom 1, 8)
Es decir, la fe de los romanos es alabada en el mundo entero.
Es curioso que justo en la comunidad de Roma, que Pablo no fundó, que encuentra ya formada, sea esa comunidad
la de cuya fe sea alabada en EL MUNDO ENTERO. ¿Será acaso por ser la comunidad donde trabajaba San Pedro,
siendo él el Príncipe de los Apóstoles?

 "Dios, a quien tributo un culto espiritual anunciando la Buena Noticia de su Hijo, es testigo de que yo los
recuerdo constantemente, pidiendo siempre en mis oraciones que pueda encontrar, si Dios quiere, la
ocasión favorable para ir a visitarlos. Porque tengo un gran deseo de verlos, a fin de comunicarles algún don
del Espíritu que los fortalezca, mejor dicho, a fin de que nos reconfortemos unos a otros, por la fe que
tenemos en común.” (Rom 1, 9-12)
Pablo desea visitarlos para comunicar un don del Espíritu y reconfortarse MUTUAMENTE.
Es importante ver que no es que Pablo le diga a los Romanos que él fue escogido en específico para ellos, pues
Pablo ni siquiera había ido. Tenía el deseo de ir. ¿Cómo podría ser escogido específicamente para ellos pero sin
haber ido?
Además, vemos que Pablo quiere reconfortarse mutuamente. Es decir, quiere también RECIBIR de esa comunidad
cuya fe ya es alabada en TODO el mundo.

 Hermanos, quiero que sepan que muchas veces intenté visitarlos para recoger algún fruto también entre
ustedes, como lo he recogido en otros pueblos paganos; pero hasta ahora no he podido hacerlo. Yo me
debo tanto a los griegos como a los que no lo son, a los sabios como a los ignorantes. De ahí mi ardiente
deseo de anunciarles la Buena Noticia también a ustedes, los que habitan en Roma (Rom 1, 13-15)
Pablo entonces no ha ido a Roma cuando escribe la carta, por lo que no puede el autor afirmar que Pablo se siente
escogido para ellos.
Sin embargo, San Pablo elogia lo que ya tienen los romanos. Cuando el autor coloca el texto de (Rom 15, 6) deja
por fuera todo el contexto de la cita. Veamos:
 Por mi parte, hermanos, estoy convencido de que ustedes están llenos de buenas disposiciones y colmados
del don de la ciencia, y también de que son capaces de aconsejarse mutuamente. (Rom 15, 14)
Esto que San Pablo elogia en los Romanos cómo lo aprendieron?
 Sin embargo, les he escrito, en algunos pasajes con una cierta audacia, para recordarles lo que ya saben,
correspondiendo así a la gracia que Dios me ha dado: la de ser ministro de Jesucristo entre los paganos,
ejerciendo el oficio sagrado de anunciar la Buena Noticia de Dios, a fin de que los paganos lleguen a ser una
ofrenda agradable a Dios, santificada por el Espíritu Santo. (Rom 15, 16)
Pablo viene a RECORDAR. ¿Quién le enseñó a los romanos lo que él quiere recordar?
Ser ministro para los paganos no se niega, es el pulmón del ministerio de Pablo, pero querer desechar que por ello
Pedro no pudiera estar en Roma es muy infantil.

 ¡Yo tengo de qué gloriarme en Cristo Jesús, en lo que se refiere al servicio de Dios! Porque no me atrevería a
hablar sino de aquello que hizo Cristo por mi intermedio, para conducir a los paganos a la obediencia,
mediante la palabra y la acción, por el poder de signos y prodigios y por la fuerza del Espíritu de Dios. Desde
Jerusalén y sus alrededores hasta Iliria, he llevado a su pleno cumplimiento la Buena Noticia de Cristo (Rom
15, 17-19)
¿Realmente donde le habla a los romanos, como comunidad elegida por Dios para que sea él quien los dirija?
Ya vimos que Pablo no ha podido ir a Roma, ha querido ir pero la intención de su viaje es comunicarles un don,
anunciarles la Buena Nueva pero a la vez reconfortarse mutuamente, con la comunidad de cuya fe todo el mundo
entero alaba.
No veo como este argumento pueda probar que Pedro no pudo estar en Roma, al contrario, deja fuertes bases para
asociar a Pedro una comunidad como esta que ya está formada, crecida y con una fe reconocida.

PRUEBA TRES:
Pablo mismo –no Pedro- nos dice que él iba a confirmar oficialmente la iglesia romana:
“Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis CONFIRMADOS” Romanos 1:11
Según el Diccionario de La Lengua Española, una de las acepciones de confirmar es el de asegurar, dar a una
persona o cosa mayor firmeza o seguridad.
¡Sorprendente! La iglesia de Roma no tenía establecida aún la verdad completa por los años de 55 o 56 DC,
estando Pedro en Roma, según los católicos.
En la argumentación del autor ahora resulta que Pablo quiere ir a verlos porque no tenían establecida la verdad
completa. Es sencillamente ridículo. Ya vimos en el punto dos que San Pablo al contrario de lo que supone el autor:
 Reconoce que la fe de los romanos es alabada en TODO EL MUNDO (Rom 1, 8). Como complementa Jesús
Manuel Urones: esto demuestra que San Pedro ya les habría catequizado. Es conocida en todo el mundo. La
Iglesia de Roma ya empieza a destacar. Recordemos la carta de San Ignacio a los Romanos: "libres de todo
tinte extraño en su fe" palabras muy similares a estas de Pablo”
 Quiere ir a recordarles cosas que ya saben (Rom 15, 16)
 Reconoce que están colmados con el don de ciencia (Rom 15, 14). Jesús Urones al respecto: eso significa el
Espíritu Santo ya había actuado en Roma. Algún Apóstol tuvo que llevarlo obligatoriamente
Quiere ir para reconfortarse mutuamente ( Rom 1, 12) ¿Con quienes supuestamente no tienen la verdad completa?
Jesús Urones al respecto: Quiere ir para reconfortarse mutuamente pues sabe esa Iglesia, es la madre de todas, y es
la que a él le puede reconfortar, tal como en Galatas 1 cuando va a visitar a San Pedro para que él le dé su visto
bueno y le reconforte a seguir predicando, aquí San Pablo quiere que los Romanos le reconforten en su fe antes de
seguir su viaje hacia España. (Rom 15,24)

¿Podemos visualizar el tremendo error del autor sobre la fe de los romanos?


Incluso, lo mismo hace San Pablo con la comunidad de Tesalónica. Revisemos si eso da a pensar que tampoco esa
comunidad tenía la verdad completa:
Por eso, no pudiendo soportar más, resolvimos quedarnos en Atenas y enviarles a Timoteo, hermano nuestro y
colaborador de Dios en el anuncio de la Buena Noticia de Cristo. Lo hicimos para afianzarlos y confortarlos en la fe
(1 Tes 3, 1)
Pero aun viendo que San Pablo le envía a Timoteo a la comunidad para afianzarlos y confirmarlos, veamos qué ha
dicho San Pablo sobre ellos antes:
"¿Quién sino ustedes, son nuestra esperanza, nuestro gozo y la corona de la que estaremos orgullosos delante de
nuestro Señor Jesús, el Día de su Venida? ¡Sí, ustedes son nuestra gloria y nuestro gozo"! (1 Tes 2, 19-20)
¿Cómo podríamos pensar que una comunidad de la que San Pablo se expresa en estos términos, si les manda a
Timoteo a afianzar y confortarlos en la fe implica que no tenían la verdad establecida?

Es increíble como al autor sí se le ocurre semejante argumento, teniendo ya por sentado lo que San Pablo reconoce
en la comunidad de Roma.

Otro argumento que puede explicar el por qué San Pedro no estaría cuando San Pablo escribe su carta, nos lo da
Jesús Urones citando un comentario de la Nacar Colunga, sobre el libro de Hechos3:
Lucas no excluye que para la lapidación de Esteban hubiera una sentencia formal del sanedrín. En ese caso, surge
enseguida la dificultad de cómo se iba a atrever el sanedrín a ejecutar una sentencia de muerte sin haber sido
confirmada por el procurador romano. Sería el mismo caso que el de Jesucristo (cf. Mc 14:64; Jn 18:31), y aquí por
ninguna parte aparece la intervención del procurador. Quizás la explicación pudiera estar en que se hallase
entonces vacante el cargo de procurador, como lo sería, por ejemplo, durante el tiempo comprendido entre la
destitución de Pilato, a principios del año 36, y la llegada de su sucesor Marcelo. En efecto, sabemos que en el año
62, durante una vacancia semejante, en el intervalo entre la muerte del procurador Festo y la llegada de su sucesor
Albino, el sanedrín ordenó la lapidación de Santiago, obispo de Jerusalén
Continúa la explicación de Jesús:
Luego si Esteban murió en el año 36 d.C. y Pablo se convierte poco después, podemos poner la conversión de San
Pablo en el año 36 d.C. Conforme a Gálatas 1:18 Tres años después fue a ver a Pedro a Jerusalén esto sitúa a San
Pedro en Jerusalén en el año 39 d.C. Y más adelante dice San Pablo: Al cabo de catorce años, subí nuevamente a

3
http://www.holytrinitymission.org/books/spanish/biblia_comentada_turrado_6a.htm
Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo a Tito. Lo hice en virtud de una revelación divina, y les expuse el Evangelio
que predico entre los paganos, en particular a los dirigentes, para asegurarme que no corría o no había corrido en
vano.
Galatas 2,1: Por lo tanto tenemos a San Pablo en Jerusalén otra vez en el año 53 d.C. Posteriormente a eso tenemos
el incidente de Antioquia, eso significa que Pedro estaba allí después del año 53 d.C., lo que lo sitúa fuera de Roma 3
años antes de escribirse la carta
Que haya vuelto a Roma inmediatamente después de esto es poco probable, por lo que es más lógico que volvió al
final de sus días haya por los años 60 d.C.

PRUEBA CUATRO:
Encontramos que Pablo no sólo está queriendo confirmar la Iglesia en Roma, sino que él enfáticamente nos dice que
su política fue la de NUNCA construir sobre lo que otro hombre había establecido:
“Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar
sobre fundamento ajeno” Romanos 15:20
Si Pedro hubiese “fundado” la Iglesia romana unos diez (10) años antes de esta afirmación, ésta representaría una
afrenta a Pedro, puesto que prácticamente la iglesia de Roma era una iglesia con fundamentos muy débiles,
prácticamente no establecida, aún y cuando Pedro supuéstamente estaba en Roma. La verdad es que ni Pedro ni
Pablo fundaron la iglesia de Roma, sino que el mensaje cristiano llegó a esas tierras antes que ellos, por medio de
gente judía o gentil cristianizada que se desplazaban libremente a lo largo y ancho del imperio romano, tal como
ocurrió con la iglesia de Antioquia, la cual no fue fundada por los apóstoles (ver Hechos11:19,20)
Nuevamente debemos analizar lo que trata el autor de negar, porque tratando de desestimar la estancia de Pedro
en Roma, con este argumento da a entender que en Roma estaban tan mal que no había verdad, ni comunidad,
pues si él quería ir era porque no había fundamento puesto por ninguno, sino no hubiera decidido ir.
Al respecto hay varias cosas que plantear:
Veamos el texto completo en donde San Pablo afirma no predicar sobre fundamento ajeno:
"Por el poder de signos y prodigios y por la fuerza del Espíritu de Dios. Desde Jerusalén y sus alrededores hasta Iliria,
he llevado a su pleno cumplimiento la Buena Noticia de Cristo, haciendo cuestión de honor no predicar la Buena
Noticia allí donde el nombre de Cristo ya había sido invocado, para no edificar sobre un fundamento puesto por
otros.
Así dice la Escritura: Lo verán aquellos a los que no se les había anunciado y comprenderán aquellos que no habían
oído hablar de él.
Por eso en todo este tiempo no he podido ir a verlos.
Pero como ya he terminado mi trabajo en esas regiones y desde hace varios años tengo un gran deseo de visitarlos,
espero verlos de paso cuando vaya a España, y que me ayuden a proseguir mi viaje a ese país, una vez que haya
disfrutado, aunque sea un poco, de la compañía de ustedes" (Rom 15, 19-24)
San Pablo está manifestando que su misión evangelizadora de pueblos paganos no obedece a un capricho personal,
sino que es un mandato recibido. Importante ver que menciona JERUSALEN, es decir, menciona a Israel, algo que
entraría en choque con la postura del autor de suponer exclusiones territoriales entre Pablo y Pedro.
Pero lo más importante a analizar es cuando dice:
"Por eso en todo este tiempo no he podido ir a verlos"
Eso es la respuesta a algo. ¿Pero a qué? San Pablo ha realizado visitas a varios lugares, ha fundado varias
comunidades, lugares donde NO HABIA FUNDAMENTO AJENO: Efeso, Corinto, Tesalónica, son ejemplos de este
tipo de comunidades. Sin embargo, Roma no aplica ahí. San Pablo no está dando a entender que en Roma no
hubiera fundamento, sino que él no los ha visitado porque se ha dedicado a predicar en lugares donde nadie ha
predicado. Menciona “..hasta Iliria”, lo que cubre la península balcánica.

Ahora que San Pablo ha terminado esos viajes, desea ir a visitarlos. Lo desea hace varios años, más sin embargo
San Pablo se dedica a ir a las comunidades que él ha fundado, donde no había otro fundamento. Sería extraño que
San Pablo deseara desde hace años ir a Roma, saber que no hay fundamento y no hacerlo. Y encima, alabar la fe de
los romanos, reconocida en todo el mundo.
Pablo tiene un DESEO, menciona que será un viaje de paso cuando vaya a España. Es decir, ni siquiera Roma es un
destino necesario para San Pablo, sino que es más una VISITA. Incluso, San Pablo dirá:
"Una vez que haya disfrutado, aunque sea un poco, de la compañía de ustedes"
¿Da esto para pensar que en Roma no hay fundamento? ¿Una comunidad sin fundamento es mencionada por
San Pablo en estos términos?

Respecto a la supuesta afrenta que sería para San Pedro, la intención de San Pablo, ¿dónde se deduce tal afrenta?
¿Es posible pensar en una afrenta para quien tiene un deseo que de paso a España, pase a visitarlos, y disfrutar
de su compañía? Es obvio que San Pablo quiera compartir la Buena Nueva, pero de ahí a deducir que San Pedro no
pudiera haber estado nunca en Roma hay un trecho inmenso.
Cuando el autor afirma:
"fundamentos muy débiles, prácticamente no establecida, aún y cuando Pedro supuestamente estaba en Roma"
¿Realmente eso es lo que San Pablo piensa de los romanos? Vemos que no.

Eusebio en su Crónica, indica que San Pedro estuvo presidiendo de la sede de Roma luego de colocar a Evodio
como Obispo, sin indicar que signifique que estuvo siempre en Roma4. Como sabemos él estuvo en Jerusalén hacia
el 50 D.C y antes había estado en Antioquía donde también había establecido a Evodio como Obispo5.
La llegada de San Pedro a Roma, debió iniciar hacia el 42 D.C aproximadamente. Esto debe estar acorde a lo
indicado en Hechos:
"Y saliendo de allí, se fue a otro lugar" (Hch 12, 17). Ese otro lugar debió ser Roma. Sin embargo, según otras
fuentes su llegada pudo ser en el 44 D.C.

En el debate se debe cuidar entre que Pedro haya fundado la comunidad de Roma a que Pedro no haya estado en
Roma. El autor menciona:

4
http://www.orthodoxchristianity.net/forum/index.php?topic=14723.135;wap2
5
http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=9723
"La verdad es que ni Pedro ni Pablo fundaron la iglesia de Roma, sino que el mensaje cristiano llegó a esas tierras
antes que ellos, por medio de gente judía o gentil cristianizada"
Sabemos que cuando San Pablo se encuentra con Aquila:
Allí encontró a un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer Priscila,
romanos a raíz de un edicto de Claudio que obligaba a todos los judíos a salir de Roma (Hch 18, 2)
Hay muchas investigaciones al respecto de cuando fueron expulsados. Suetonio lo menciona, pero no se data la
fecha. Sin embargo, los estudios adelantados6 pueden concluir que la expulsión ocurrió hacia el año 49 D.C, por lo
que se supone que ya habían cristianos en Roma, que al tener disputas con los judíos, hizo que Claudio los
decidiera expulsar, sin pensar que hayan sido todos, pues eran casi 40.000 judíos.
Jesús Urones nos presenta una explicación de la Biblia Haydock para la cita de Rom 15, 207:
Pablo no quiere decir, que nunca predicó donde antes se había anunciado el evangelio; esto no hubiera sido así,
porque él predicó en Damasco, donde ya eran cristianos, a los que antes deseaba tener en cadenas a Jerusalén; y
de nuevo en esta epístola que anuncia las verdades del Evangelio a los Romanos ya convertidos por la predicación
de San Pedro. Pero que quiere decir, que en estas ocasiones no actúa como un apóstol, cuyo oficio es predicar a los
infieles; pero a medida que las aguas, confirma, comodidades, como dice en el comienzo de esta epístola: y esto lo
hizo cuando la ocasión se ofreció, como los versos posteriores muestre, donde nos cuenta su diseño para pedir a los
romanos, en su viaje a España.
Importante la analogía dada con Damasco, lo que demuestra y confirma que es falso suponer que a todo lugar
donde llegaba San Pablo, era porque no había fundamento.

Otro aporte que nos trae Jesús Urones, de la Biblia Nacar Colunga8 es:
No gustaba Pablo de edificar sobre fundamentos ajenos, sino de trabajar en terrenos vírgenes, donde el nombre de
Cristo no hubiera sido todavía anunciado (cf. Rom 15:20; 2 Cor 10:13-16). Según este principio, nada hubiera tenido
que hacer en Roma, cuya iglesia llevaba ya varios años de existencia y no había sido fundada por él. Sin embargo,
el caso de Roma era singular. No obstante el anterior principio, expresamente dice a los Romanos que "muchas
veces se había propuesto ir a verlos" (1:13). También dice qué era lo que le impelía a ello: "recoger algún fruto
también entre vosotros, como entre los demás gentiles" (1:13) o, como delicadamente había dicho poco antes,
"consolarme con vosotros por la mutua comunicación de nuestra común fe" (1:12). Y es que Roma, por su condición
de capital del Imperio, era eminentemente cosmopolita, en la que Pablo mismo tenía muchos conocidos (cf. 16:3-
16), y desde donde, como cuartel general, la doctrina de Cristo podía más fácilmente extenderse hasta las más
remotas provincias. La iglesia de Roma no podía, pues, serle indiferente a él, el Apóstol de los "gentiles" (cf. 1:5.14;
11:13; 15.16).

De todos modos, aun con estas justificaciones, no parece que Pablo tuviera nunca intención de detenerse a ejercer
el apostolado en Roma. Su intención debió de ser siempre más bien la de una estadia breve, de paso hacia otras
regiones cercanas como es el caso de la Península Ibérica, las Galias. De hecho, así quiere que sea la visita que
ahora anuncia a los Romanos: "Desde Jerusalén hasta la Iliria y en todas direcciones he predicado cumplidamente el
evangelio de Cristo: sobre todo me he hecho un honor de predicar el evangelio donde Cristo no era conocido, para

6
Al respecto leer el ensayo titulado: El edicto de Claudio y la comunidad judía de Roma.
7
http://haydock1859.tripod.com/id159.html (Versión en inglés)
8
http://www.mercaba.org/Biblia/Comentada/Romanos.htm
no edificar sobre fundamentos ajenos..; pero ahora, no teniendo ya campo en estas regiones y deseando ir a veros
desde hace bastantes años, espero veros al pasar, cuando vaya a España, y ser allá encaminado por vosotros,
después de haber gozado un poco de vuestra conversación" (15:19-24). He aquí claramente indicada la ocasión de
esta carta: anunciar a los Romanos su visita, de paso para España.

De todo esto podemos concluir que no hay problema si cuando Pedro llegó a Roma ya habían cristianos, pero es
claro que la llegada de Pedro, lograría la consolidación y estructuración de esta comunidad. La fecha dada por
Eusebio coincide con la fecha en que San Lucas menciona que partió a otro lugar, y sobre todo que San Pablo los
quiere visitar de paso a España y no para formar una comunidad o afirmar a una comunidad débil.

PRUEBA CINCO:
Al final de la carta de Pablo a los Romanos, él saluda a no menos de 28 individuos, pero NUNCA menciona ni una
sola vez a Pedro. Lea todo el capítulo 16 del libro de Romanos.
Recuerda, Pablo saludó a toda esa gente en el año 55 o 56 DC. ¿Por qué no mencionó a Pedro? Simplemente porque
Pedro no estaba allí.

Este argumento tiene su base de fundamentación es que San Pablo no menciona a San Pedro en su carta a los
Romanos.
¿Es realmente esto una prueba contundente? ¿Que podría realmente probar?
El argumento 5 gira en torno a los saludos a quienes están en Roma. Pero ¿a quienes están cuando? A los que están
cuando la carta llega. La carta es enviada con la diaconisa Febe (Rom 16, 1). Por tanto, la carta no indica quienes
han pasado por Roma, quienes han evangelizado en Roma, sino quienes de los que están en Roma han tenido un
servicio con San Pablo.

La forma en que San Pablo va mencionando a las personas y los saludos que Pablo envía, siempre los pide en plural:
"saluden", demuestra que son personas cercanas a Pablo y que tienen algún vínculo de experiencia con él, pero
es muy genérico el mandato del saludo. ¿Quién se encargará de darlo? Es muy importante detenerse que Pablo no
indica a quien se le va a entregar la carta.

Los que recibirán el saludo tienen en su mayoría un vínculo cercano pero a la vez, seguramente personas que no ve
en mucho tiempo.
 Prisca y a Aquila = colaboradores en Cristo Jesús.
 Epéneto = amigo, primero que se convirtió a Cristo en Asia Menor.
 Andrónico y a Junia = parientes y compañeros de cárcel
 Ampliato = amigo querido en el Señor
 Urbano = "nuestro" colaborador en Cristo
 Estaquis = querido amigo.
 Herodión = pariente
 Trifena y a Trifosa = que tanto se esfuerzan por el Señor
 Persis = que también ha trabajado mucho por el Señor.
 Rufo = elegido del Señor, y a su madre, que lo es también mía.
 Asíncrito, a Flegonte, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos.
 Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, así como también a Olimpia, y a todos los santos que viven con
ellos.
Si observamos, los saludos de San Pablo no mencionan a ningún presbítero, ni a ninguno por ser líder de la
comunidad. Es decir, por estos saludos, no logramos identificar los cargos de quienes sirven en esta comunidad. Es
un saludo fraterno; la misma forma del saludo en donde sin saber a quien le pide que envíe los saludos (tal vez a los
líderes o presbíteros de la comunidad), muestra que los saludos van son a la comunidad de creyentes como tal.

Cuando analizamos los saludos finales que San Pablo da en todas sus cartas, podremos ver una gran diferencia
frente al resto, que al ser comunidades fundadas por Pablo, los saludos directos son muy escasos, pues conoce de
primera mano a la comunidad.
Veamos:
 1 Corintios: No envía saludo directo a nadie ni menciona ningún presbítero.
 2 Corintios: No envía saludo directo a nadie ni menciona ningún presbítero
 Gálatas: No envía saludo directo a nadie ni menciona ningún presbítero
 Efesios: No envía saludo directo a nadie ni menciona ningún presbítero
 Filipenses: No envía saludo directo a nadie ni menciona ningún presbítero. Menciona a dos mujeres pero
para que se pongan de acuerdo: Evodia y Síntique (Fil 4, 2)
 Colosenses. El saludo directo que envía lo hace a la comunidad de Laodicea: Ninfas (Col 4, 15). Curioso que
a la Iglesia de Filipos no envíe ningún saludo directo, siendo que les escribe a ellos. (Esta comunidad no fue
fundada por San Pablo)
 1 Tesalonicenses: No envía saludo directo a nadie ni menciona ningún presbítero
 2 Tesalonicenses: No envía saludo directo a nadie ni menciona ningún presbítero

De esta forma, la carta a los Romanos marca la diferencia del resto de cartas. ¿Supondríamos que en el resto de
comunidades fundadas por Pablo en las que no menciona ningún líder o encargado era porque no había?
En la carta a los Romanos, San Pablo menciona personas que ha conocido en el camino y con quien ha tenido algún
vínculo especial.
Siendo San Pedro el líder de toda la cristiandad, ¿tendría que saludarlo de la misma forma? No porque sea el líder,
sino porque su vínculo con San Pablo es diferente. Siendo que se ha encontrado con San Pedro dos veces en
Jerusalén y han interactuado, si hasta lo exhortó por su conducta, lo saludaría al mismo nivel de Urbano o Prisca?
Creo que el vínculo de San Pablo y San Pedro se maneja a otro nivel. San Pedro no es simplemente un colaborador
o compañero de cárcel, y San Pablo lo sabe.
Además, ¿si San Pedro no hubiera estado en Roma, cosa que no sería extraña cuando San Pablo escribe la carta
(año 57/58 D.C), si San Pablo supiera que San Pedro estuviera en otro territorio, algo que no es descabellado, por el
nivel en la Iglesia de ambos, sería extraño que no lo mencionara?
Como lo reafirma Jesús Urones:
Que Pedro no este en Roma en el año 55 o 56 no significa no haya estado antes ni vaya a estar después. Es
simplemente insignificante eso pues como primer obispo de Roma él viajaba mucho de un lado para otro, eso no
significa no fuera Obispo de Roma. El ser Obispo nada tiene que ver con el lugar donde estés en una fecha en
concreto .Todo apunta a que Pedro llegaría a Roma en el año 62 D.C aproximadamente.
Así, como expresaba Eusebio en su Crónica9:
“Pedro, el corifeo, después de haber primero fundado la Iglesia en Antioquía, fue a la lejana Roma predicando el
Evangelio, y él también, después de la Iglesia de Antioquía presidió sobre Roma hasta su muerte”
Pedro presidió en Roma, pero no significa que siempre estuviera ahí.

PRUEBA SEIS:
Unos cuatro años después que Pablo le escribiera a los romanos, fue llevado como prisionero a Roma a fin de ser
sometido a juicio ante César. Cuando la comunidad cristiana en Roma supo del arribo de Pablo, todos fueron a
saludarlo:
“de donde, oyendo de nosotros los hermanos salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio…” Romanos 15:20
Una vez más, no hay una sola mención de Pedro entre los que estaban en Roma. Esto hubiera sido un hecho
importante que reseñar por parte de Lucas –escritor de Hechos de los Apóstoles-, puesto que Lucas siempre
menciona por nombre a los Apóstoles importantes en su narración de los Hechos. Pero, el hecho es que no dice nada
del encuentro de Pedro con Pablo.
¿Por qué? ¡Porque simplemente Pedro no estaba en Roma!

En este argumento hay que hacerle una corrección a la cita, pues es (Hch 28, 15). El argumento gira a que cuando
Pablo llegó a Roma, Pedro no fue a recibirlo, y por tanto no estaba.

Realmente los puntos argumentados se empiezan a volver giratorios y buscan extrapolar momentos. Es decir, si
pruebo que en un momento X, Pedro no estaba en Roma significa que nunca lo estuvo.
Lo malo de intentar esta estrategia es que generaliza más allá de lo posible y se vuelve ambigua y especulativa,
principalmente porque nunca hemos sostenido que Pedro estuvo siempre en Roma sin ausentarse, lo que ya
diera para derribar varios puntos presentados.
Respecto a la cita vamos a analizarla:
"Los hermanos de esta ciudad, informados de nuestra llegada, nos salieron al encuentro y nos alcanzaron a la altura
del "Foro de Apio" y en las "Tres Tabernas". Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y se sintió reconfortado" (Hch 28, 15)

Curiosamente el autor menciona:

9
[Crónica, 44 A.D. PG 19:539] http://www.orthodoxchristianity.net/forum/index.php?topic=14723.135;wap2
"Cuando la comunidad cristiana en Roma supo del arribo de Pablo, todos fueron a saludarlo:"

¿TODOS? No lo dice el texto. Adicionalmente, ¿sabemos donde estaba el Foro Apio y las Tres tabernas?
Esos lugares estaban a 69 y 53 kilómetros de Roma10. Es decir, NO eran lugares dentro de Roma sino a las afueras.
Los hermanos de Roma se adelantaron a esperar a Pablo. ¿Pensamos que TODA la comunidad de Roma se movilizó
casi 70 kilómetros a esperar a Pablo, y además que Pedro tendría con la edad avanzada que moverse esa distancia
sólo para recibir a Pedro? Y ojo, no afirmamos que Pedro estuviera en ese momento, pero aun estando en Roma,
de verdad piensa el autor que se movería 70 kilómetros para ir a esperarlo?

Ahora, según el autor del argumento:


"Esto hubiera sido un hecho importante que reseñar por parte de Lucas"
Es extraño que San Pablo salude a tantas personas directas al final de su carta a los Romanos, pero San Lucas no
diga nada de nadie que recibiera a San Pablo. Es decir, el texto dice:
"Cuando llegamos a Roma, recibió autorización para alojarse en una casa particular con un soldado que lo
custodiara" (Rom 28, 16)
No hay mención de NADIE. Curioso que no se mencione a nadie, ni a Prisca, ni a Rufo, ni a Urbano, ni a Apeles ni a
ninguno. Debemos suponer y afirmar que de todos los que mencionó en Rom 16, acá ninguno estaba en Roma,
pues como no los menciona San Lucas y esto es el argumento del autor de la refutación, para negar la estadía de
Pedro en Roma.

Ahora, cuando por ejemplo revisamos cómo fue la acogida del regreso de Pablo a Jerusalén en un viaje anterior
vemos:
Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría" (Hch 21, 17). Es igual, no mencionan a más
nadie recibiendo a San Pablo. Si bien a versículo seguido hablan de un encuentro con Santiago el día siguiente, ni
Santiago es mencionado yéndolo a recibir a su llegada a Jerusalén.

Entonces, para el caso de Roma, si el autor cuestiona que Pedro no lo recibiera, no tiene sentido. Si busca mostrar
que Pedro no estaba en ese momento, es algo que no atenta con que Pedro haya estado antes o después en
Roma, sino que simplemente en ese momento no estaba.
Pero analicemos algo, San Lucas que escribe Hechos, menciona a San Pedro en el capítulo 12 cuando parte a otro
lugar, y luego en el Concilio de Jerusalén. ¿Qué deducimos? Que San Lucas no conoce ni recorre el itinerario de
San Pedro sino el de San Pablo. Quiere decir, que si no lo menciona nuevamente no es porque nunca estuvo en
Roma, sino porque su escrito expresa todos los viajes misioneros de San Pablo. Aunque incluso, no dice nada de
sus viajes posteriores mencionados en las cartas a Timoteo y Tito.
San Lucas dice que San Pablo vivió 2 años más en Roma y: "recibiendo a todos los que querían verlo". Pero San
Lucas no menciona a quienes recibió.

PRUEBA SIETE:

10
http://www.es.josemariaescriva.info/articulo/la-memoria-de-pablo
Cuando Pablo llegó finalmente a Roma, la primera cosa que hizo fue convocar a “los principales de los judíos”
Hechos 28:17, a quienes les “declaraba y les testificaba el reino de Dios” (v.23)
Pero lo que es más sorprendente, es que esos líderes judíos ancianos le dijeron a Pablo que ellos sabían muy poco,
aún de las enseñanzas básicas de Cristo:
“Entonces ellos les dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los
hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti. Pero querríamos oír de ti lo que piensas; porque de esta
secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella” Romanos 15:21,22
Ahora, ¿qué significa todo esto? Significa que si Pedro, quien era un cristiano judío de lo más elocuente y
vehemente, hubiese estado predicando constantemente en Roma por 14 largos años antes de este episodio, y,
según, TODAVÍA ESTABA ALLI… ¿Cómo es que estos líderes judíos sabían tan poco del cristianismo, si lo primero que
hacían los cristianos judíos era predicar en las sinagogas del lugar?

Los argumentos dados hasta ahora giran en dos frentes, probar que Pedro no estuvo en un momento X, y mostrar
evidencias de las consecuencias de una comunidad donde no hubiera estado Pedro. Ninguna de las dos, prueban
que nunca estuvo ni que no lideró la comunidad. Esto porque para lo primero jamás hemos sostenido que nunca se
movió de Roma, y segundo porque las posibles consecuencias de su ausencia se basan en supuestos erróneos como
hemos visto en los puntos anteriores.

Esta vez, el argumento que niega su estancia es la ignorancia de los principales judíos. Pero primero veamos el
contexto de todo:
"Tres días después convocó a los judíos principales, y cuando se reunieron les dijo: "Hermanos, sin haber hecho nada
contra el pueblo ni contra las costumbres de nuestros padres, fui arrestado en Jerusalén y puesto en manos de los
romanos.
Después de interrogarme, quisieron dejarme en libertad, porque no encontraban en mí nada que mereciera la
muerte; pero ante la oposición de los judíos, me vi obligado a apelar al Emperador, sin querer por esto acusar en
nada a mi pueblo. Por eso he querido verlos y hablarles, ya que a causa de la esperanza de Israel llevo estas
cadenas".
Ellos le respondieron: "Nosotros no hemos recibido de Judea ninguna carta referente a ti, y ninguno de los hermanos
que vinieron nos han contado nada que te sea desfavorable.
Pero ahora quisiéramos oírte exponer lo que piensas, porque sabemos que esta secta encuentra oposición en todas
partes". (Hch 28, 17-22)

De la respuesta de los judíos podemos deducir varias cosas:


 Los judíos de Roma desconocen lo sucedido en Jerusalén
 Los judíos que venían a Roma tampoco han contado nada de ese incidente
 San Pablo tendrá oportunidad de exponer su fe
El argumento es ¿cómo es posible que si Pedro estaba ahí no conocieran de Cristo o escuchado hablar de él?
Para analizar este argumento requerimos comprender que la comunidad de Roma llevaba por lo menos casi dos
décadas de existencia. Entonces, ¿Si diéramos por cierto que Pedro jamás pisó Roma, entonces ¿de quién es la
responsabilidad que estos líderes judíos no conozcan de Cristo? El asunto entonces del argumento es buscar
culpable si es que Pedro estuvo, pero si no estuvo nunca, a quién responsabiliza el autor del argumento?
Veamos lo sucedido en contexto de la respuesta de los judíos:
 Nosotros no hemos recibido de Judea ninguna carta referente a ti: Esto significa que los judíos de Jerusalén
no notificaron a los de Roma, de lo sucedido y narrado en (Hch 21, 27 - 23, 22), cuando lo apresaron y
juzgaron.
 Ninguno de los hermanos que vinieron nos han contado nada que te sea desfavorable: Significa que
tampoco llevaron noticias de lo sucedido. ¿Por qué? Tal vez como sabían que Pablo era judío y a la vez
ciudadano romano, prefirieron no alborotar lo sucedido, pues sabían que los judíos habían hecho azotar a
un ciudadano romano (Hch 22, 29) y que el tribuno conocía el plan de los judíos para matarlo (Hch 23, 20-
22)
 Pero ahora quisiéramos oírte exponer lo que piensas, porque sabemos que esta secta encuentra oposición
en todas partes. Este punto es crucial y nos deja comprender varias cosas:

1. Los judíos sí han escuchado hablar de los cristianos (si no, no dirían que saben que esta secta tiene
problemas en todos lados)
2. Los judíos quieren escuchar de boca de Pablo su postura, pues líneas antes, Pablo les ha dicho:
"Hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres de nuestros padres,
fui arrestado en Jerusalén y puesto en manos de los romanos.
Después de interrogarme, quisieron dejarme en libertad, porque no encontraban en mí nada que
mereciera la muerte; pero ante la oposición de los judíos, me vi obligado a apelar al Emperador, sin
querer por esto acusar en nada a mi pueblo.
Por eso he querido verlos y hablarles, ya que a causa de la esperanza de Israel llevo estas cadenas"
(Hch 28, 17b-19)
Entonces, podemos comprender qué motiva a los judíos a escuchar a Pablo. Hay muchos
argumentos de peso dados por Pablo, en donde cita textualmente que ha sido acusado por judíos,
sin que él atente contra su raza. No es sólo un tema de evangelización, sino también de explicación
de lo sucedido entre Pablo y su raza.
¿Está significando esta respuesta de los judíos que nadie les había intentado evangelizar? Es algo absurdo y
forzado, porque debemos tener claridad primero que el emperador Claudio había hecho expulsar a los judíos de
Roma (Hch 18, 2), y este decreto estuvo en vigor hasta la muerte de Claudio en el año 54. Es decir, sólo a partir del
54 los judíos estarían volviendo a Roma, por lo que es falaz aducir que Pedro estaría predicando en sinagogas
judías por 14 años.

PRUEBA OCHO:
Después del rechazo de los líderes judíos, Pablo permaneció en su propia casa alquilada por dos años. Durante ese
tiempo el escribió las Epístolas a los Efesios, a los Filipenses, a los Colosenses, a los Hebreos y a Filemón, siempre
mencionando a otros que estaban en Roma durante ese periodo, y como cosa curiosa… Pablo NUNCA menciona a
Pedro. La razón obvia es que el Apóstol Pedro nunca estuvo allí en Roma.

Este es de los más flojos, seguro ya no había más de donde exprimir argumentos. El argumento más o menos estila
en que Pablo dirigiendo cartas a las comunidades que él fundó: Filipenses, y Efesios, (Hebreos no es escrita por
Pablo y Colosenses no la fundó Pablo), debió mencionarlo, por el simple hecho que las escribió desde Roma.

Este argumento creo que no amerita nada, pues de por sí es un despropósito plantearlo solamente.
Dichas cartas son de San Pablo y dirigidas a SUS comunidades. ¿Por qué tendría que mencionar a San Pedro? ¿Si
San Pedro hubiera estado viajando, lo hubiera citado San Pablo?

¿Podría el autor del argumento mostrarnos en estas cartas dirigidas a comunidades, en donde San Pablo
menciona a algún miembro de la comunidad de Roma? ¿Diremos que como no menciona a ninguno, no había
cristianos en Roma? Si definiéramos quien estaba en Roma, basados en a quien menciona San Pablo en las cartas
que escribió desde Roma dejamos esa comunidad sin fieles.

Sencillamente, no hay nada más que decir.

PRUEBA NUEVE:
Después de pasar dos años encarcelado en su casa alquilada, Pablo fue liberado. Pero cuatro años más tarde (cerca
del 65 DC), fue enviado de vuelta a Roma como prisionero. Esta vez él tuvo que comparecer ante el trono de César,
para luego ser sentenciado a morir. Pablo describe estas circunstancias casi al detalle en la Segunda Carta a
Timoteo. Leemos en el capítulo 4, versículo 16 de ese libro algo muy triste que le ocurrió a Pablo:
“En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon…”
Esto significa que, de ser cierto la premisa católica de que Pedro estaba en Roma, entonces Pedro abandonó a
Pablo, ya que ellos nos dicen que Pedro estuvo muy presente en Roma durante ese periodo. Pedro una vez negó a
Cristo, pero eso fue antes de ser confirmado en la verdad por Cristo mismo (Juan 21:15-19). Por eso, creer que Pedro
estuvo en Roma es una vez más… ¡insostenible!

Este argumento nuevamente da como supuesto algo que no hemos sostenido, y es que Pedro estuviera en Roma
en todo momento. Así, encontrar un momento de la historia en donde no estuvo no significa que nunca fue. Para
eso tenemos otras fuentes históricas del mismo período.

Al respecto de lo indicado por San Pablo, ninguno estuvo a su lado en su primera defensa. El autor remarca que si
Pedro estuvo lo abandonó, y si no estuvo es porque nunca estuvo, ¿Qué hacer con argumentaciones de este
estilo?

Veamos, ¿Cuándo Pablo dice TODOS me abandonaron se refiere a quienes? ¿A Toda la comunidad de cristianos
de Roma?
Si vemos bien la 2 Carta de Timoteo, en donde Pablo menciona esto, resulta:
"Ven a verme lo más pronto posible, porque Demas me ha abandonado por amor a este mundo. Él se fue a
Tesalónica, Crescente emprendió viaje a Galacia, y Tito, a Dalmacia.
Solamente Lucas se ha quedado conmigo. Trae contigo a Marcos, porque me prestará buenos servicios.
A Tíquico lo envié a Éfeso. Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en la casa de Carpo, y también los
libros, sobre todo, los rollos de pergamino.
Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho daño: el Señor le pagará conforme a sus obras. Ten cuidado de él, porque
se ha opuesto encarnizadamente a nuestra enseñanza.
Cuando hice mi primera defensa, nadie me acompañó, sino que todos me abandonaron. ¡Ojalá que no les sea tenido
en cuenta!
Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara
a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león". (2 Tim 6, 9-17)

En esta parte, San Pablo menciona a los que lo abandonaron: Demas, Crescente y Tito. De estos tres, Demas que es
mencionado al final de la carta a Colosenses, y que estaba en Roma, se fue abandonando su misión.
Datar cuando fue La primera defensa de Pablo es complejo pues la fecha de su muerte se oscila entre el 63 - 67 D.C,
pero lo cierto es que sería al final de los dos años que menciona San Lucas en Hechos. Tomaremos como llegada a
Roma el año 60 D.C.
Lo grave de este argumento es que si Pedro hubiera estado no lo habría abandonado, Es decir ¿si todos lo
abandonaron significa que no había nadie en Roma? ¿A quien tiene en mente Pablo cuando expresa esto en su
segunda carta a Timoteo?
Los detalles del juicio de Pablo en Roma no se podrían saber con base en el NT, es más, San Lucas en Hechos no
mencionada nada e incluso omite las evangelizaciones posteriores de San Pablo que hace: a Efeso (1 Tim 1, 3); a
Creta (Tit 1, 3), estancia en Tróade (2 Tim 4, 13), donde pudo haber sido arrestado, lo que no menciona ningún
texto del NT. También Pablo es abandonado en Asia (2 Tim 1, 15)
¿Por qué San Lucas omitiría estos viajes de San Pablo luego de su llegada a Roma? ¿Realmente afirmar que si en
Hechos, cuando se narra la estancia de Pablo en Roma, no se menciona a Pedro es algo categórico?, sería extraño
ver que el mismo autor omite importantes viajes y acontecimientos de la vida de Pablo.

Pedro volvería a Roma al final de sus años, desde donde escribiría sus cartas. Es posible incluso que Pedro haya
regresado a Roma después del primer juicio a Pablo.
Cuando datamos las fechas de composición de las cartas de Pedro, siempre se sitúan hacia el año 64, fecha del
incendio de Roma. Por tanto es posible que Pedro regresara a Roma luego del primer juicio de Pablo y por tanto no
estuviera ahí.

Al respecto hay varias cosas por agregar:


La carta a los Colosenses la escribe estando en Roma, y en esa carta menciona:
"Aristarco, mi compañero de prisión, los saluda; lo mismo que Marcos, el primo de Bernabé, acerca del cual ya
recibieron instrucciones: si él va a verlos, recíbanlo bien"(Col 4, 10).
Marcos primo de Bernabé, el mismo que dio motivo de discordia entre Pablo y Bernabé por haberlos abandonado.
Lo interesante es que eso es mencionado, posteriormente a que diga que Pedro se fue a otro lugar.
¿Por qué lo mencionamos? Porque San Pedro en su primera carta menciona a Marcos:
"La Iglesia de Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos" (1 Pe 5, 13)
Es decir, Marcos está en Roma cuando San Pablo escribe la carta a los Colosenses, y San Pedro menciona a Marcos,
cuando escribe su primera carta. Lo más probable es que Pedro estaba en Roma en ese momento. Y
adicionalmente, en la segunda carta a Timoteo, que escribe desde la cautividad menciona:
Trae contigo a Marcos porque me prestará buenos servicios. (2 Tim 4, 11)
Marcos está cuando escribe Colosenses, y luego regresará por pedido de San Pablo. Pero cuando San Pedro escribe
su carta, ya Marcos está con él.
Conclusión: Pedro ya está en Roma, a quien se conocía en esa época como la Babilonia, mención que hace Pedro en
su primera carta:
"La Iglesia de Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda" (1 Pe 5, 13)
Será absurdo suponer que se refiera realmente a la comunidad babilónica que quedó del Exilio, pues Marcos
estuvo en Roma con Pablo y luego pide a Timoteo que lo regrese y Timoteo está en esos momentos en Éfeso.

PRUEBA DIEZ:
Pablo claramente nos informa que Pedro no estaba en Roma en el 65 DC, cuando él estaba preso. Veamos:
“Sólo Lucas está conmigo ..” 2ª. Timoteo 4:11
La verdad se hace cada vez más clara. PABLO estuvo en Roma; y escribió al menos seis (6) cartas o Epístolas DESDE
Roma; y no solo él NUNCA menciona a Pedro, sino que al final tristemente dice: “Sólo Lucas está conmigo”.
¡Pedro, por lo tanto, nunca estuvo en Roma!

Parece increíble que esto sea un argumento.


 San Pablo menciona quienes estaban con él, no quienes estaban en Roma.
 Las cartas las dirige a sus comunidades o colaboradores, no a los dirigentes en Roma
¿Cómo sabe San Pablo si está preso, quien está o quien no está en Roma?
 San Pablo pide a Marcos para que venga con Timoteo a Roma, y cuando Pedro escribe su carta ya está
Marcos con Pedro.
Por tanto, es absurdo tomar esto como argumento, aunque aplicaría igual todo lo expresado en el argumento 9.

De todos modos, el autor de estos argumentos luego da una serie cronológica de la estancia de Pedro y entre eso
menciona lo siguiente:
Más tarde en el 66 DC, lo encontramos en la región de Babilonia o Mesopotamia entre los judíos de allá (I Pedro
5:13). Es conveniente recordar que Pedro era el Apóstol de los circuncidados. Pero ¿Por qué estaba en la región de
Babilonia?.
Porque la historia enseña que luego de la deportación de los judíos del reino de Judá (2ª Reyes 25:8-21), en el año
547 AC, por parte del rey Nabucodonosor, se constituyó una comunidad muy grande de judíos en Mesopotamia.
Cuando, setenta años después, pero ahora bajo el mandato persa, se le permitió a los judíos regresar a su tierra,
sólo menos del 10% de la población retornó al territorio de Judá. Esto equivale a afirmar que para la época de los
apóstoles, la comunidad judía de Babilonia era más numerosa y de igual importancia que la comunidad de Judá. Fue
tanta la importancia ejercida por los judíos babilónicos que crearon una de las más grandes obras del judaísmo: El
Talmud Babilónico (entre el tercer y sexto siglo DC).
El día de Pentecostés (50 días después de la Pascua judía), se encontraban en Jerusalén, judíos de diversas
procedencias. Veamos: “Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en MESOPOTAMIA [énfasis mío], en Judea, en
Capadocia…” Hechos 2:9.
Así que no es de extrañar el hecho de que a Pedro lo encontremos en el Oriente. Quizás sea ésta la razón por la que
los estudiosos digan que los escritos de Pedro tienen un fuerte sabor arameo –el tipo de dialecto arameo hablado en
Babilonia. Cuando los judíos regresaron a la tierra de Israel a finales de la década de 1940 y principio de la de 1950,
había muchos judíos, llamados “Bavli”, provenientes de Irak, quienes podían trazar sus ancestros hasta el Exilio
Babilónico de tiempos de Nabucodonosor.
Favor leer ¿Por qué permanecieron los judíos allí tanto tiempo?; porque durante el dominio de los babilonios, luego
los persas, y después los otomanos, respetaron las costumbres y religión hebrea, convirtiéndose en refugio,
especialmente durante la época del arrase y genocidio de las Cruzadas católicas en Tierra Santa –el verdadero
cristianismo no enseña eso.
No obstante, los doctores católicos y muchos protestantes igualmente, insisten obstinadamente en afirmar que la
Babilonia mencionada en 1 Pedro 5:13 se refiere a Roma, por lo del significado de “confusión” y por lo de la ciudad
alegorizada en Apocalipsis 17. Recordemos que el libro del Apocalipsis se escribió después de morir Pablo y Pedro,
por lo que aplicar a Roma la Babilonia en 1ª Pedro 5:13 es una extrapolación temeraria, sino absurda.
Como se puede inferir, la Biblia es clara en afirmar que Pedro no se encontraba en Roma, sino que estuvo en otra
parte. La evidencia es abundante y concluyente.
Al prestarle atención a las Santas Escrituras de Dios, nadie necesita ser engañado. ¡Pedro NUNCA fue obispo de
Roma, ni tampoco estuvo allí!… o será que Pedro fue un mal cristiano que evitó todo contacto con Pablo en Roma,
abandonándolo a su suerte, producto del resquemor y la envidia, por haber sido tildado de hipócrita por Pablo
delante los gentiles en Antioquia (Gálatas2:11-21).
Lo más sensato es lo primero: San Pedro nunca estuvo en Roma. Así dice Jehová. Punto.

Es conocida la forma de los protestantes, de buscarle explicación al término Babilonia en la primera carta de Pedro.
Sin embargo, es la primera vez que la conexión veo que la hacen con los deportados a Babilonia durante el
destierro en el siglo VI A.C.
El autor rechaza que la Roma imperial pueda ser llamada "Babilonia" porque Apocalipsis se escribe después de la
muerte de Pablo y Pedro. Realmente no veo que una cosa esté sujeta a la otra. A Roma no se le llamaba Babilonia
porque lo dijera Apocalipsis, sino que Apocalipsis recoge el nombre dado a la Roma Imperial, por las
características similares de ambos contra los cristianos.

Pedro escribe su carta aproximadamente para la fecha del incendio en Roma por Nerón, quien termina culpando a
los cristianos y dando orden de enjuiciarlos y matarlos. De ahí se ha concluido que surge el martirio de Pedro y
Pablo por lo que significaban en Roma.
Luego de Nerón, llega otra persecución contra los cristianos dirigida por Domiciano hacia el año 95 D.C, por lo que
nos muestra lo que representaba Roma para los cristianos, lo mismo que Babilonia para los judíos. ¿Es extraño
entonces que tanto Pedro cercano a la persecución de Nerón, como San Juan, víctima de la persecución de
Domiciano, llamen "Babilonia" a la Roma imperial?
En caso de ser cierto, que San Pedro estuviera con Marcos en Babilonia, ¿cómo es posible que San Pablo le pida a
Timoteo que le traiga a Marcos, si Marcos estaba lejos de Timoteo?

Pero más interesante aun sería saber ¿qué otras fuentes podría citar el autor para suponer que Pedro sí estaba en
Babilonia? ¿Qué se sabe por otras fuentes de dicha comunidad? En tiempos de Jesucristo, Babilonia no existía
como tal, la ciudad había sido destruida y abandonada, incluso Bagdad actualmente es reciente, fundada en el año
762 DC. por el califa Al-Mansur.11

El autor para justificar su punto menciona la predicación de Pentecostés, pero si ese fuera el problema, la misma
cita de Hechos que usa como prueba nos sirve también a nosotros:
"Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y
en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma (Hch 2, 9-10)

Es decir, también venían peregrinos de Roma, ¿entonces? ¿Por qué debemos suponer que el punto de referencia
sean los de Mesopotamia?
Incluso, podría el autor probar que Babilonia está sobre siete colinas?
La literatura primitiva sí asociaba a Roma con Babilonia. Aquí cito a José Miguel Arriaz12, que escribe:
"Evidencias extrabíblicas adicionales que demuestran que para los primeros cristianos era común designar a la
Roma pagana simbólicamente como “Babilonia” que apoyan esta interpretación los tenemos en Oráculos Sibilinos
(5,159f), el Apocalipsis de Baruc (2,1), 4 Esdras (3,1). También tenemos evidencia de esto es “La Crónica,
(compuesta alrededor del 303 d.C) donde se advierte "Se dice que la primera epístola de Pedro, en la cual hace
mención a Marcos, fue compuesta en la misma Roma; y que él mismo indica esto, refiriéndose figurativamente a la
ciudad como Babilonia".
Si analizamos el lenguaje de la carta, el que el autor mencione su estilo hebreo, no sería producto de que Pedro
estuviera en Babilonia, sino que siendo hebreo, y hablando arameo lo podía escribir incluso desde Roma.
Jesús Urones comparte un aporte bibliográfico sobre un artículo que desmiente el paganismo del Papado, el cual
expresa13:
1Pedro 5,13 dice así: "La que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, os saluda, y también mi hijo
Marcos". Varios autores, como Marsilio de Padua toman el versículo al pie de la letra sin caer en la cuenta de que
no se trata de la capital de Assiria, sino de la capital del imperio Romano, la ciudad de las 7 colinas como consta por
Ap 17,9: desde tiempos del historiador Varrón, Roma se torna en la ciudad de las siete colinas (Ap 17,5; 18,2.10). Se
la identifica con Roma por el hecho de la destrucción del templo: el año 587 lo realizó Babilonia, el año 70 fue Roma.
Por este motivo de la destrucción del templo a Roma se la designa Babilonia. Además, de Ap 16-18, se puede
verificar que a Roma se la designaba "Babilonia" en los Oráculos sibilinos 1,V, V 155-160; San Agustín De Civitate
Dei 1, XVIII, c. II,2; PL XLI, col. 561. Asimismo, a esas alturas de la historia, la antigua capital caldea de Babilonia no
contaba con cristianos.

11
http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php/35004-Cual-es-la-iglesia-de-babilonia
12
http://www.apologeticacatolica.org/Primado/PrimadoN02.htm
13
http://www.es.catholic.net/sectasapologeticayconversos/574/2546/articulo.php?id=24774
El hecho definitivo del martirio de Pedro en Roma está confirmado tan antiguamente y por tantos testimonios, que
no queda ninguna posibilidad de negarlo.
Otro aporte de Jesús Urones al respecto es:
La declaración de Pablo de que "sólo Lucas está conmigo" no es una declaración de que no había otros cristianos en
Roma - de hecho había una comunidad cristiana floreciente en ese momento, o de lo contrario no habría sido una
carta escrita para ellos (Rom 1, 5-11 y Hch 28, 30-31).
Ciertamente que quería decir "sólo Lucas está conmigo" a su lado, en la cárcel, o en su arresto domiciliario. San
Juan Crisóstomo le llamó: «Incansable en el trabajo, ansioso de saber y sufrir, Lucas no acertaba a separarse de
Pablo»14. Eso significa, que era el ÚNICO de los que ayudaban a Pablo en su ministerio. NO SIGNIFICA FUERA EL
ÚNICO CRISTIANO JUNTO CON PABLO EN ROMA.
La declaración de Pablo también que en su juicio "todo desierta mí" (2 Tim 4, 16) igualmente no implica que "todos"
de la Iglesia, o San Pedro específicamente, lo abandonó, o no se encontraban en Roma en absoluto. Ciertamente
había una Iglesia sustancial en Roma, como la historia registra las primeras persecuciones sangrientas de un gran
número de cristianos bajo Nerón alrededor de ese tiempo, durante el cual tanto Pablo como Pedro encontraron su
martirio. En el contexto de esta declaración, San Pablo claramente no está refiriendo a su deserción por los líderes
de la Iglesia, sino por hombres de alto rango o influencia con los que había se familiarizan cuyo testimonio podría
haber hecho una diferencia en su juicio.

Por tanto, ninguno de los 10 argumentos logra probar que Pedro jamás estuvo en Roma. Si acaso mostrar que en
algunos momentos no estuvo.

14
http://www.corazones.org/santos/lucas.htm
¿SABES DEFENDER TU FE?

Tema: Tradición, ¿Tradición, Biblia o Ambos?

Cuestión:

"¿POR QUÉ LOS CATÓLICOS ENSEÑAN COSAS QUE NO ESTÁN EN LA


BIBLIA?".

Respuesta:

No todo lo que Dios quiso que creamos está totalmente escrito en la


Biblia. Por ejemplo: la palabra “Trinidad” no aparece en ella. Es también
éste el caso en otras verdades de fe.

“Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una
por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros
que se escribieran.”

(Jn 21, 25)

A pesar de que una enseñanza no esté plenamente en la Biblia, nada que


la Iglesia Católica enseña la contradice.

Citas relacionadas:

Jn 14, 16-26. 16, 13 ; 1 Tm 3, 15

Tema: Bautismo, El Bautismo en los bebés

Cuestión:

"UN BEBÉ ES INCAPAZ DE OPTAR POR JESÚS. ENTONCES ¿CÓMO PUEDE


SER BAUTIZADO?".

Respuesta:

La Biblia se refiere muchas veces sobre el bautismo de familias enteras:

" Cuando ella y los de su casa recibieron el bautismo, suplicó: „Si juzgáis
que soy fiel al Señor, venid y quedaos en mi casa‟. Y nos obligó a ir "

(Hch. 16, 15)

En ninguna parte dice: “excepto los bebés”

Citas relacionadas:
Hch. 2, 38-41 ; Hch, 16, 36 ; Hch, 18, 8 ; Lc. 18, 15 ; Col 2, 11-12 ; 1
Cor. 1, 16

Tema: Bautismo, ¿Es un símbolo o realmente santifica?

Cuestión:

"ES LA FE LA QUE NOS SALVA, NO EL AGUA".

Respuesta:

Jesús nos salva a través de símbolos que son recibidos en la fe, como el
bautismo:

"El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.”

(Marcos 16, 16)

Es la gracia de Dios la que nos salva y la que requiere de una respuesta


libre de nuestra parte para hacerlo. Esa respuesta es la fe y la recepción
del bautismo.

Citas relacionadas:

Hch. 2, 38-39 ; Hch, 18, 18 ; Hch, 18, 8 ; Lc. 18, 15

Tema: Bautismo, ¿Nacemos de nuevo?

Cuestión:

"Los católicos creen que nacieron de nuevo".

Respuesta:

Sí. Nacimos de nuevo por el Bautismo. Jesús dijo que el Bautismo es la


manera de "nacer de nuevo".

"Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de


agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios".

Juan 3, 5

El Bautismo es la manera por la que los cristianos nos convertimos en


miembros de la familia de Dios.

Citas relacionadas:

Hch 2. 37-38 ; Rom 6, 3-4 ; Mt 28, 19-20 ; Rom 6, 3-4 ; Mt 28, 19-20
Tema: Confesión, Hipocresía

Cuestión:

"LOS CATÓLICOS PIENSAN: YO PUEDO PECAR HOY DÍA PORQUE PUEDO


CONFESARME MAÑANA".

Respuesta:

Si un católico piensa así, está tan equivocado como un protestante


cristiano que dice: “Yo puedo pecar porque estoy salvado”. Nosotros
debemos siempre...

“exhortaos mutuamente cada día mientras dures este hoy, para que
ninguno de vosotros se endurezca seducido por el pecado. ”

(Hb 3, 13)

Tanto católicos como protestantes deben estar alerta del auto engaño y la
auto decepción.

Citas relacionadas:

Mt 24, 42-44 ; 1 Ts 5, 1-11 ; 2 P 3, 10-18

Tema: Estatuas y objetos sagrados, ADORACIÓN DE ÍDOLOS

Cuestión:

"EL LIBRO DEL ÉXODO 20, 4 PROHIBE HACER ESCULTURA O IMAGEN


ALGUNA TANTO DE LO QUE HAY EN EL CIELO COMO DE LO QUE HAY EN
LA TIERRA".

Respuesta:

Dios prohibe hacer imágenes para adorarlas. No prohibe las imágenes en


general. De hecho las imágenes son usadas en Su Templo.

“Grabó sobre las tablas querubines, leones y palmeras... y volutas


alrededor ”

(1 R 7, 36)

Si Dios hubiese prohibido todas las imágenes, no se podría esculpir


figuras o dibujar representaciones de aves, peces o cualquier otra cosa.
Citas relacionadas:

1 R 6, 23-29 ; Ex 25, 18-19 ; Nm 21, 8-9

Tema: Eucaristía/Misa, La Misa como Sacrificio

Cuestión:

"EN CADA MISA JESÚS ES SACRIFICADO UNA Y OTRA VEZ. ¿CÓMO


PUEDE JESÚS MORIR MÁS DE UNA VEZ?".

Respuesta:

Jesús no muere “otra vez” en la Misa. Es su único sacrificio el que se


actualiza durante la Misa a través del pan y el vino.

“Pues desde el sol levante hasta el poniente, grande es mi Nombre entre


las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi Nombre un sacrificio de
incienso y una oblación pura. Pues grande es mi Nombre entre las
naciones, dice Yahveh Sebaot.”
(Malaquías 1, 11)

Los sacerdotes católicos dan sentido pleno a esta profecía al celebrar y


actualizar todos los Domingos y todos los días el único Sacrificio hecho
por el Salvador hace más de dos mil años para salvar a toda la
humanidad.

Citas relacionadas:

1 Cor. 10, 10-17 ; 1 Cor. 11, 26 ; Lc 22,19

Tema: Eucaristía/Misa, Transubstanciación

Cuestión:

"JESÚS NUNCA DIJO QUE COMIÉRAMOS SU CUERPO".

Respuesta:

Sí. Seguro que lo dijo. Sus palabras son tan claras como el cristal. En la
Última Cena Jesús dijo a sus discípulos: “Tomad y comed todos de él;
porque éste es mi cuerpo....”
También dijo:

“En verdad, en verdad os digo: Si no coméis la carne del Hijo del hombre,
y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le
resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi
sangre verdadera bebida.”

(Jn 6, 53-55)
Durante la Misa recibimos la carne y sangre reales de Cristo, presentados
bajo la apariencia de pan y vino.

Citas relacionadas:

Mt 26, 26-28 ; Lc. 22, 19 ; Hch 2, 42-46

Tema: Eucaristía/Misa, Transubstanciación

Cuestión:

"JESÚS NO PUEDE HABERSE REFERIDO LITERALMENTE A QUE „COMEMOS


SU CARNE‟".

Respuesta:

“Después de haberlo oído, muchos de sus discípulos dijeron: "Dura es


esta doctrina: ¿Quién puede escucharla?" Desde aquel momento muchos
de sus discípulos volvieron atrás y dejaron de andar con Él.”

(Juan 6, 60.66)

Jesús pudo haber dicho que esto era sólo un símbolo, pero no lo hizo
porque lo que decía tenía un significado literal.

Citas relacionadas:

1 Cor 10, 12 ; Jn 1, 29 ; Ex 12, 8.46

Tema: Iglesia, Autoridad

Cuestión:

"¿Cómo nos habla Jesús hoy en día? Sólo por la Biblia.".

Respuesta:

Eso no es correcto. Conoce lo que Jesús dijo a sus discípulos sobre este
tema:

" Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os


rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me
ha ".

(Lc. 10,16)

Jesús nos habla hoy en día a través de la Biblia y de la Iglesia Católica


que Él mismo estableció.
Citas relacionadas:

Mt. 18, 17-18 , 28, 18-20 ; Jn 14, 16-26 ; Tes. 2, 15

Tema: Iglesia, Autoridad

Cuestión:

"Yo no necesito de ninguna iglesia que me diga en qué creer. Para eso,
puedo leer yo mismo la Biblia y decidir por mi cuenta.".

Respuesta:

Jesús pidió a los Apostóles "enseñar" la Palabra de Dios, no dar una Biblia
a las personas y dejar que ellas decidan cómo interpretarla.

"Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el


nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a
guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo."

Mateo 28, 19-20

Citas relacionadas:

Jn 16, 13 ; 2 P 3, 15-16 ; Mt 18, 17-18 ; 1Ti 3, 15

Tema: Iglesia, Iglesia verdadera

Cuestión:

"LOS CATÓLICOS CREEN QUE SU IGLESIA ES LA ÚNICA VERDADERA


IGLESIA".

Respuesta:

Jesús creó sólo una Iglesia cuando dijo:


“... y habrá un sólo rebaño, un sólo pastor”
(Jn 10, 16)

La historia confirma que la Iglesia Católica fue la primera Iglesia cristiana.


Fue también la primera Iglesia que recopiló y preservó el Nuevo
Testamento.

Citas relacionadas:

Ef 4, 4 – 6 ; Rm 16, 17 ; Jn 17,11 ; 1 Cor 1-10 ; Mt18, 17 – 18


Tema: María, El Rosario

Cuestión:

"El Rosario va en contra de la Biblia porque Mateo dice en su Evangelio


que no se debe rezar haciendo vanas repeticiones".

Respuesta:

Efectivamente, Jesús está en contra de las "vanas" o las no sinceras


repeticiones en la oración, pero no se refiere a todas las repeticiones, es
más bien una cuestión de intención; no se trata de orar por cumplir sino
que la oración debe ser de corazón. También Jesús usó repeticiones:

"Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas
palabras."
(Mt. 26, 44)

Jesús nos dice, también en el Evangelio de Mateo, que debemos rezar en


secreto, pero eso no significa que no podamos rezar juntos en la Iglesia o
frente al Santísimo Sacramento.

Citas relacionadas:

Mt. 6, 6; Mt.15, 8-9; Ap.4, 8

Tema: María, Intercesión

Cuestión:

"¿Por qué pedir la intercesión de María si uno puede rezarle directamente


a Jesús?".

Respuesta:

Todas las madres rezan por sus hijos. Especialmente, María reza por
todos nosotros, sus hijos porque Jesús la hizo nuestra Madre al decir:

" „Mujer, ahí tienes a tu hijo‟. Luego dice al discípulo: „Ahí tienes a tu
madre‟ ".

(Jn. 19, 26-27)

Recuerda que el primer milagro lo realizó Jesús en las Bodas de Caná por
pedido de su madre, María. ¡Ella puede interceder por nosotros ante su
hijo!

Citas relacionadas:
Jn. 2, 1-11 ; 1Tm, 2, 1-6 ; Col 4, 2-3 ; 1 Tes. 5,25 ; Rom 15, 30 ; Ap. 5,
8 ; Tb 12, 12

Tema: María, Madre de Dios

Cuestión:

"¿Por qué llamas a María 'Madre de Dios'? Ella sólo es la madre de Jesús
en su naturaleza humana".

Respuesta:

Jesús es una persona pero tiene dos naturalezas: humana y divina.


Ambas naturalezas no pueden ser separadas. María dio a luz al Señor
Jesús, "verdadero Dios y verdadero hombre". Recordemos lo que Isabel
dijo a María en el pasaje de la Visitación (Lc. 1-43):

"Y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas
llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.
¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de
parte del Señor!"
Lucas 1, 43-45)

¡Aquélla que fue creada... dio a luz al Creador!

Citas relacionadas:

Lc 1, 28-33 ; Mt 1, 22-23 ; Is 7,14 ; Gal 4, 4-5

Tema: María, Reina del Cielo

Cuestión:

"No existe ninguna reina del cielo. Ciertamente, no es María.".

Respuesta:

Recuerda la visión que tuvo San Juan de la mujer en el cielo:

" Una gran señal apareció en el cielo: Una Mujer, vestida del sol, con la
luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza".

(Ap. 12, 1)

El Rey Salomón en el Antiguo Testamento rinde honores a la reina madre,


Bathsheba. Jesús, el Rey, nos revela a su madre como la Reina Madre en
el libro del Apocalipsis.
Citas relacionadas:

1 Reyes, 2, 19 ; Jer 13, 18

Tema: María, ¿Culto o Veneración?

Cuestión:

"Los católicos adoran a María.".

Respuesta:

Adorar a María sería un pecado grave. La adoración está reservada sólo


para Dios. Los Diez Mandamientos nos dicen:

"No habrá para ti otros dioses delante de mí".


Ex 20, 3

Los católicos veneran u honran a María con oraciones y cantos. Algunas


personas se equivocan al pensar que esto es una adoración, porque no es
así. La Misa es nuestra adoración y en ella sólo adoramos a Dios.

Citas relacionadas:

Lc 1, 28-30; 1, 43; 1, 48; I Re 2, 19; Prov 31, 9; Sal 45,10

Tema: María, ¿Fue Jesús hijo único?

Cuestión:

"Mateo 13, 55-56 prueba que Jesús tuvo hermanos y hermanas. Entonces
María no fue siempre virgen.".

Respuesta:

Las Escrituras generalmente se refieren a los parientes muy cercanos


como “hermanos y hermanas”. Por ejemplo, Abraham y Lot fueron
llamados “hermanos”, pero Abraham fue realmente el tío de Lot:

" Y he aquí que desde ahora me felicitarán todas las generaciones;


porque en mí obró grandezas el Poderoso".

(Gn. 13, 11)

“Eligió, pues, Lot para sí toda la vega del Jordán, y se trasladó al Oriente;
así se apartaron un hermano del otro.”

Los llamados “hermanos y hermanas” de Jesús fueron sus parientes


cercanos, no los hijos de su madre María.
Citas relacionadas:

Lc 1, 28 ; 1, 42 ; 1, 45 ; Mat.1, 22-23

Tema: Órdenes sagradas, Celibato

Cuestión:

"LOS SACERDOTES ESTÁN PROHIBIDOS DE CASARSE Y ESO


CONTRADICE A LA BIBLIA".

Respuesta:

Como San Pablo, algunos hombres se ofrecen voluntariamente a


mantenerse solteros y castos para servir mejor al reino de Dios.

“Yo os quisiera libres de preocupaciones. El no casado se preocupa de las


cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado se preocupa de las
cosas del mundo de cómo agradar a su mujer; está por tanto dividido”

(1 Co 7, 32-34)

El catolicismo requiere que los sacerdotes permanezcan solteros, pero no


obliga a ninguna persona a convertirse en sacerdote. Este es un acto
voluntario de algunos hombres.

Citas relacionadas:

Mt 19, 11-12 ; Lc. 14, 20 ; 1 Co. 7, 8

Tema: Órdenes sagradas, Llamar “padre” al sacerdote...

Cuestión:

"EN MATEO 23, 9 DICE : “ Y TAMPOCO LLAMÉIS PADRE A NINGUNO DE


VOSOTROS SOBRE LA TIERRA, PORQUE UNO SOLO ES VUESTRO PADRE:
EL DEL CIELO".

Respuesta:

El texto se refiere a que no se debe honrar a ningún hombre más de lo


que se honra a Dios... Dios debe ocupar el primer lugar de nuestras
atenciones. Además, Jesús no menciona que no se puede llamar al padre
biológico o al sacerdote “padre”. Sobre este tema San Pablo escribió...

“Pues aunque hayáis tenido 10.000 pedagogos en Cristo, no habéis tenido


muchos padres. He sido yo quien, por el Evangelio, os engendré en Cristo
Jesús”.
(I Corintios: 4, 15)

La Iglesia considera a sus sacerdotes como otros San Pablo: “Padres


espirituales” bajo la autoridad de un sólo Padre Celestial.

Citas relacionadas:

Hch 7, 2-5 ; Rom 4, 16 . 9, 10 ; 1 Tim 1,2 ; Tt 1,4 ; Flm 1, 10

Tema: Papado, Pedro

Cuestión:

"JESÚS DIJO A PEDRO EN MATEO 16,23: „ALÉJATE DE MÍ SATÁN‟.


ENTONCES ¿CÓMO PUEDE SER PEDRO LA ROCA DE LA IGLESIA?".

Respuesta:

Jesús amonestó a pedro por su pecado. Después de la resurrección, Jesús


lo confirmó como cabeza de la Iglesia.

“Después de haber comido dice Jesús a Simón Pedro: „ Simón de Juan


¿me amas más que éstos?‟ Le dice él: „Sí, Señor tú sabes que te quiero‟.
Le dice Jesús: „Apacienta mis corderos‟. Vuelve a decirle por segunda vez:
„ Simón de Juan ¿me amas ?‟ Le dice él: „Sí, Señor tú sabes que te
quiero‟. Le dice Jesús: „Apacienta mis ovejas‟. Le dice por tercera vez:
„Simón de Juan, ¿me quieres?‟ Se entristeció Pedro de que le preguntase
por tercera vez: „¿Me quieres?‟ y le dijo: „Señor , tú lo sabes todo, tú
sabes que te quiero‟. Le dice Jesús: „Apacienta mis ovejas‟. ”

(Jn 21, 15-17)

Los Papas, como Pedro, pueden pecar porque como nosotros, son
humanos, y como tales no son perfectos. A pesar de su pecado, los Papas
siguen teniendo la autoridad para liderar la Iglesia.

Citas relacionadas:

Mt 16, 16-17 ; Lc. 22, 32 ; Hch 1, 13-26. 2,4

Tema: Purgatorio, Existencia de

Cuestión:

"SAN PABLO DICE EN SU SEGUNDA EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS 5,8 QUE


SALIMOS DE ESTE CUERPO PARA VIVIR CON EL SEÑOR. LOS
CRISTIANOS VAN DIRECTAMENTE HACIA EL SEÑOR LUEGO DE MORIR.
NO EXISTE EL PURGATORIO".

Respuesta:

El verso no afirma eso. El texto dice literalmente lo siguiente:

“Estamos, pues, llenos de buen ánimo y preferimos salir de este cuerpo


para vivir con el Señor”

(2 Cor 5, 8)

Todos los buenos cristianos “preferimos estar” con Jesús que en este
complicado mundo. Las palabras “preferimos estar” no significan que
estaremos inmediatamente con Jesús.

Citas relacionadas:

Mt 12, 32 ; Lc. 12, 59 ; Hb 12,14 ; 1 Co. 3, 15 ; 2 M 12, 44-46

Tema: Salvación, Seguridad de vida eterna

Cuestión:

"EN 1 JUAN 5, 13 DICE QUE NOSOTROS PODEMOS SABER SI VAMOS A


TENER VIDA ETERNA".

Respuesta:

Sí. Pero el libro completo de San Juan recalca que nosotros podemos
saber que tendremos vida eterna sólo si seguimos los mandamientos de
Dios.

“En esto sabemos que le conocemos, en que guardamos sus


mandamientos”

(1 Juan 2, 3)

No es posible proclamar a Jesús como el Señor y no obedecerle. La


obediencia es necesaria para la salvación.

Citas relacionadas:

Mt 7, 21. 24,13 ; Rm 11, 22 ; 2 Tm 2, 11-13

Tema: Santos, Intercesión de los Santos


Cuestión:

"¿POR QUÉ LOS CATÓLICOS LE REZAN A LOS MUERTOS?".

Respuesta:

Los Santos en el cielo no están muertos. Jesús dice...

“Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído aquellas


palabras de Dios cuando os dice: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de
Isaac y el Dios de Jacob? No es un Dios de muertos, sino de vivos.”

(Mateo 22: 31-32)

Aquellos que mueren en Cristo estarán también vivos en Cristo en el


cielo.

Citas relacionadas:

Lc 23, 43 ; Mc 9, 4 ; Ap 6, 9-11 ; 1 Cor 12,12-27 ; Hb 12,1. 12, 22-24

Tema: Santos, Objetos santos o benditos

Cuestión:

"¿POR QUÉ LA GENTE USA MEDALLAS DE SANTOS Y EL ESCAPULARIO?


ESO ES SUPERSTICIÓN.".

Respuesta:

Dios también puede obrar a través de objetos físicos.

“Dios obraba por medio de Pablo milagros no comunes, de forma que


bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos o mandiles que había usado y
se alejaban de ellos las enfermedades y los espíritus malos”

(Hch 19, 11-12)

La Gracia que se recibe de objetos santos o benditos, no se debe a los


objetos en si mismos, sino a la Gracias de Dios que actúa a través de
ellos.

Citas relacionadas:

Hch 5, 15-16 ; 2 R 13, 21 ; Mc 5, 25-29

Tema: Santos, Reliquias


Cuestión:

"LOS CATÓLICOS CREEN QUE LOS HUESOS Y/O RELIQUIAS DE LOS


SANTOS FALLECIDOS PUEDEN CURAR A LAS PERSONAS".

Respuesta:

Los huesos de Eliseo resucitaron a un hombre muerto...

“Estaban unos sepultando un hombre cuando vieron la banda y, arrojando


al hombre en el sepulcro de Eliseo, se fueron. Tocó el hombre los huesos
de Eliseo, cobró vida y se puso en pie”.

(II Reyes: 13, 21)

Dios puede utilizar las cosas naturales del mundo para realizar hechos
sobrenaturales.

Citas relacionadas:

Hch 5, 15-16.19,11-12 ; Mc. 5, 25-29 ; Tb 11, 7-15


Sobre la Segunda Venida de Jesús
¿Se equivocó Jesús sobre el momento de su segunda venida (Mateo 24)?

Tomado de El Teólogo responde

Pregunta el lector:

La Iglesia y devotos vive esperando desde hace 2000 años la


inminente segunda llegada de Jesucristo; para afirmar esta idea, se
separan unas cuantas frases en las cuales Jesús advierte sobre su
próxima venida para que todos estemos preparados. Sin embargo en
textos bíblicos proclama sobre palabras de Jesús que cualquiera diría que
Jesús (o sea Dios encarnado) se equivocó. Seguramente esto hay que
“culparle” a la urgencia apocalíptica de Mateo el evangelista que puso
palabras equivocadas, mal interpretó o inclusive puede ser que eso es
justamente lo que escucho decir de boca de Jesús.

Mire entonces este pequeño discurso apocalíptico “de” Jesús,


tomado íntegramente sin violar su contexto: (MATEO 24,1-34): “Y salido
Jesús, íbase del templo; y se llegaron sus discípulos, para mostrarle los
edificios del templo. Y respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? de cierto
os digo, que no será dejada aquí piedra sobre piedra, que no sea
destruida. Y sentándose él en el monte de las Olivas, se llegaron á él los
discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal
habrá de tu venida, y del fin del mundo? Y respondiendo Jesús, les dijo:...
De cierto os digo, que no pasará esta generación, que todas estas cosas
no acontezcan” (transcribo sólo vv. 1-4 y 34).

Se ve claramente que ese ¿supuesto? “pequeño error” de la


segunda Persona de la Santísima Trinidad (considerando todos los
atributos que posee Dios, entre ellas la omnisciencia). Seguramente las
personas allí presentes (entre ellas lo evangelistas) estaban
completamente convencido de que la generación que lo escuchaba iban a
presenciar el “fin del mundo”. Por el ¿error? muchas generaciones
esperaron en vano la venida del Salvador, por que no se cumplió la
“profecía de Jesús”. ¿ACASO JESUS SE EQUIVOCO? ¿EL EVANGELISTA SE
EQUIVOCO? o ¿NADIE SE EQUIVOCO?

Muchísima gracias por responder a mis preguntas, esperaré su


respuesta con ansias.

Un saludo grande.
Ariel Bangher

Responde el P. Miguel Ángel Fuentes, V.E.

Estimado:

La objeción que Usted pone fue ya presentada en el siglo XIX por


la llamada escuela de la “Teoría escatológica”, o “Tesis de la escatología
consecuente”, de origen protestante liberal. Entre sus mentores hay que
citar a los racionalistas W. Baldensperger, J. Weiss, W. Wrede,
A. Schweitzer y A. Loisy. Puede leer, si le interesa, la argumentación y
refutación de la misma en el clásico libro de Albert Lang, “Teología
fundamental”, Rialp, Madrid 1975, tomo I, p. 70 y siguientes.

Un excelente análisis de estos textos, desde el punto de


vista escriturístico y apologético puede encontrarlo en L.
de Grandmaison, Jesucristo, Editorial Litúrgica Española, Barcelona 1941,
pp. 430-461 (se trata éste de uno de los libros más importantes que se
han escrito sobre la persona y pensamiento de Jesucristo; ha sido
publicado nuevamente este año 2000).

Si Usted lee bien los textos, Jesucristo responde a dos preguntas:


cuándo ocurrirá la destrucción del Templo (que profetiza en Mt 24,2) y su
Segunda Venida. Las dos cosas no tienen lugar en el mismo momento,
pero según el conocimiento profético una es “tipo” (typós, figura) de la
otra (antitypo). Jesucristo, pues, responde mezclando, como todos los
profetas, ambas respuestas. Por eso, así como se refiere a dos
acontecimientos distintos, así hay dos respuestas distintas, aunque
unidas.

1) No pasará esta generación: la destrucción de Jerusalén y del


Templo tuvo lugar durante la vida de la generación a la que Jesús
hablaba. De hecho, según cuenta Eusebio de Cesarea, recordando estas
palabras de Cristo, los cristianos de Jerusalén al escuchar hablar del
avance romano cerca del año 70, huyeron a los montes y se salvaron (y
extendieron la fe cristiana); en cambio, los judíos confiaron que podrían
resistir y sucumbieron en el monstruoso asedio de Jerusalén o quedaron
esclavizados después de él.

2) Parte de las palabras de este discurso se refiere al fin del


mundo. De este dice claramente Jesús que nadie sabe ni el día ni la hora
en que ocurrirá, ni siquiera los ángeles ni siquiera “el Hijo” (expresión
ésta que significa que el Hijo no puede tomar la iniciativa de manifestarlo,
como indica el término “conocer” que tiene un sentido práctico). Para más
detalles puede ver el detallado comentario de Manuel de Tuya, “Biblia
Comentada”, B.A.C., Madrid, 1974; tomo II, págs. 514-536.

Le transcribo parte del comentario del teólogo que en Argentina


más estudió el tema escatológico: “Cristo juntó la Primera con la Segunda
Profecía –y esto es una gravísima dificultad de este paso del Evangelio– o
mejor dicho, hizo de la Primera el typooemblema de la Segunda. Los
Apóstoles le preguntaron todo junto; y El respondió todo junto. „Dinos
cuándo serán todas esas cosas y qué señales habrá de tu Venida y la
consumación del siglo...‟. „Todas estas cosas‟ eran para ellos la
destrucción de Jerusalén –a la cual había aludido Cristo mirando al
Templo– y el fin del mundo; pues creían erróneamente que el Templo
habría de durar hasta el fin del mundo. Hubiese sido muy cómodo para
nosotros que Cristo respondiera: „Estáis equivocados; primero sucederá la
destrucción de Jerusalén y después de un largo intersticio el fin del
mundo; ahora voy a daros las señales del fin de Jerusalén y después las
del fin del mundo.‟ Pero Cristo no lo hizo así; comenzó un largo discurso
en que dio conjuntamente los signos precursores de los dos grandes
Sucesos, de los cuales el uno es figura del otro; y terminó su discurso con
estas dificultosísimas palabras:

„Palabra de honor os digo que no pasará esta generación

Sin que todas estas cosas se cumplan...

Pero de aquel día y de aquella hora nadie sabe.

Ni siquiera los Ángeles del Cielo. Sino solamente el Padre.‟

La impiedad contemporánea –siguiendo a la


llamada escuela esjatológica, fundada por Johann Weis en 1900– saca de
estas palabras una objeción contra Cristo, negando en virtud de ellas que
Cristo fuese Dios y ni siquiera un Profeta medianejo: porque „se
equivocó‟: creía que el fin del mundo estaba próximo, en el espacio de su
generación, „a unos 40 años de distancia‟. Según Johann Weisy sus
discípulos, el fondo y médula de toda la prédica de Cristo fue esa idea de
que el mundo estaba cercano a la Catástrofe Final, predicha por el Profeta
Daniel; después de la cual vendría una especie de restauración divina,
llamada el Reino de Dios; y que Cristo fue un interesante visionario judío;
pero tan Dios, tan Mesías, y tan Profeta como yo y usted.

El único argumento que tienen para barrer con todo el resto del
Evangelio –donde con toda evidencia Cristo supone el intersticio entre su
muerte y el fin del mundo, tanto en la fundación de su Iglesia, como en
varias parábolas– son esas palabras; „no pasará esta generación sin que
todo esto se cumpla‟, las cuales se cumplieron efectivamente con la
destrucción de Jerusalén.

–Pero no vino el fin del mundo.

–Del fin del mundo, añadió Cristo que no sabemos ni sabremos


jamás el día ni la hora.

–Pero ¿por qué no separó Cristo los dos sucesos, si es que


conocía el futuro, como Dios y como Profeta?

–Por alguna razón que Él tuvo, y que es muy buena aunque ni


usted ni yo la sepamos. Y justamente quizá por esa misma razón de que
fue profeta: puesto que así es el estilo profético.

–¿Cuál? ¿Hacer confusión?

–No; ver en un suceso próximo, llamado typo, otro suceso más


remoto y arcano llamado antitypo; y así Cristo vio por transparencia en la
ruina de Jerusalén el fin del „siglo‟; y si no reveló más de lo que aquí está,
es porque no se puede revelar, o no nos conviene.

La otra dificultad grave que hay en este discurso es que por un


lado se nos dice que no sabremos jamás „el día ni la hora‟ del Gran
Derrumbe, el cual será repentino „como el relámpago‟; y por otro lado se
pone Cristo muy solícito a dar señales y signos para marcarlo, cargando a
los suyos de que anden ojos abiertos y sepan conocer los „signos de los
tiempos‟, como conocen que viene el verano cuando reverdece la higuera.
¿En qué quedamos? Si no se puede saber ¿para qué dar señales?

No podremos conocer nunca con exactitud la fecha de la Parusía,


pero podremos conocer su inminencia y su proximidad. Y así los primeros
cristianos, residentes en Jerusalén hacia el año 70, conocieron que se
verificaban las señales de Cristo, y siguiendo su palabra: „Entonces, los
que estén en Judea huyan a los montes; y eso sin detenerse un momento‟
se refugiaron en la aldea montañosa de Pella y salvaron, de la horripilante
masacre que hicieron de Sión las tropas de Vespasiano y Tito, el núcleo
de la primera Iglesia...” (Leonardo Castellani, “El Evangelio de
Jesucristo”).
¿Son aniquiladas las almas de los impíos?

Pregunta:
Pregunto ¿por qué los católicos no hacen mención de ningún versículo
bíblico cuando se habla de inmortalidad del alma? Conozco bien el
pensamiento de Sócrates, Platón, etc., pero quiero saber qué dice un
teólogo a los pies de la Escritura.
La duda que tengo es en qué lugar de la Biblia sale que el alma es
inmortal; a mí unos amigos me dicen que eso es un invento de los
católicos para hablar del infierno, pero que en la Biblia no está. Que todos
vamos a morir, y los malos van a ser destruidos totalmente. ¿Es así?

Respuesta:
La posibilidad de la aniquilación del alma (es decir, su destrucción total),
no es una enseñanza ni cristiana, ni aceptable en cualquier filosofía
realista que acepte el verdadero concepto de “espíritu”. De ahí que la
enseñanza de lo que algunos han dado en llamar “aniquilacionismo”, sea
una enseñanza no-cristiana. En el mundo de las sectas, probablemente
fue introducida por los Adventistas del Séptimo Día, de ellos los tomó
Rusell, fundador de los Testigos de Jehová, quien perteneció inicialmente
al adventismo, y en la actualidad es profesada también por miembros
particulares de otras sectas y denominaciones cristianas (y en general por
los que no aceptan la idea de un “castigo eterno”, es decir, del Infierno,
pues las dos doctrinas están muy relacionadas).
Los adventistas sostienen, de hecho, que el alma no es de por sí inmortal,
y en el sepulcro queda en un estado de inconsciencia. En la resurrección
se premiará a los justos con la inmortalidad, mientras que a los malos les
será negada, siendo sus almas, en consecuencia, aniquiladas[1]. La
existencia del infierno es, para los adventistas, una creencia popular
inventada por la Iglesia Católica a la que se relaciona la de la inmortalidad
del alma. Hellen Gould White, la auténtica fundadora (o re-fundadora) del
Adventismo del Séptimo Día, escribe al respecto: “Cuán repugnante a
toda emoción de amor y misericordia, y aun a nuestro sentido de justicia,
es la doctrina de que los muertos inicuos son atormentados con fuego y
azufre en un infierno eternamente incendiado; que por los pecados de
una breve vida terrenal vayan a ser torturados mientras Dios viva”[2].
Considera, así una herejía de males incalculables la enseñanza de un
tormento eterno: “Está más allá del poder de la mente humana el calcular
el mal que ha traído la herejía del tormento eterno”[3]. Y también: “La
teoría del tormento eterno es una de las falsas doctrinas que constituyen
el vino de la abominación de Babilonia, del cual ella hace que todas las
naciones beban… Lo recibieron de Roma… Si nos alejamos del testimonio
de la Palabra de Dios, y aceptamos falsas doctrinas porque nuestros
padres las enseñaron, caemos bajo la condenación pronunciada sobre
Babilonia; estamos bebiendo el vino de su abominación”[4].
Los Testigos de Jehová sostienen algo similar al decir, bajo el título
“Enseñanzas inspiradas por el Diablo”: “El infierno no podría ser un lugar
de tormento porque una idea así nunca vino a la mente ni al corazón de
Dios. Además, porque atormentar a una persona eternamente porque
hizo mal en la tierra por unos pocos años es contrario a la justicia”[5]. E
igualmente respecto del alma: “Fue el diablo quien dijo a Eva:
„Positivamente no morirán‟ (Génesis 3,4; Revelación 12,9). Pero
ella sí murió; ninguna parte de ella siguió viviendo. El que el alma siga
viviendo después de la muerte es una mentira cuyo originador fue el
Diablo”[6].
Lo mismo se lee en el libro “De Paraíso perdido a Paraíso recobrado”: “Las
personas que recibirán la „resurrección de vida‟ serán las que „hicieron
cosas buenas‟”[7]. ¿Y los malos? “A dichas personas inicuas no se les
hará volver para ser juzgadas, porque ya han sido juzgadas dignas de ser
destruidas”[8]. “Puesto que el „infierno‟ de la Biblia es el sepulcro común,
dejará de existir el infierno cuando salga el último del sepulcro común.
Por eso el „infierno‟ así como también la muerte procedente de Adán
serán arrojados en la muerte segunda, de la cual no hay cosa alguna que
pueda volver”[9].
Se podría seguir abundando en textos y testimonios de sus muchos libros
de divulgación, pero son de tenor semejante. Puede verse la síntesis que
proponen ellos mismos en su sitio web oficial, al enumerar sus creencias y
el fundamento bíblico que presumen tener[10]:

 “Los malvados serán aniquilados para siempre” (fundamentos


bíblicos: Mateo 25,41-46; y 2 Tes 1, 6-9).

 “El alma humana deja de existir en el momento de la muerte”


(fundamentos: Eze. 18,4; Ecl. 9,10; Sal. 6,5; 146,4; Juan 11,11-
14)

 “El infierno es la sepultura común de la humanidad” (fundamentos:


Job 14,13, Scío; Rev. [Apoc.] 20,13, 14, RV, 1909).

Enseñanzas semejantes, pueden verse en autores aniquilacionistas como


Clark Pinnock, quien afirma: “Nuestro Señor habló claramente del juicio
de Dios como la aniquilación de los inicuos, cuando advirtió de la
capacidad de Dios para destruir al cuerpo y el alma en el infierno (Mt.
10,28)”[11]. Esta doctrina, ha ido extendiéndose cada vez más en los
últimos años dentro del campo evangélico (por ejemplo, la defienden F. F.
Bruce, Philip Edgecumbre Huges, el anglicano John R. W. Stott). Un
escritor evangélico contrario a ella, reconocía preocupado que “nunca la
había visto tan diseminada como en estos últimos tiempos, en New York y
en Boston”.
Entre los teólogos protestantes más serios, se ha ido también
introduciendo la negación de la inmortalidad del alma (aunque aceptando
una pervivencia posterior a la resurrección, al menos para los justos). Se
conoce como punto de partida de esta doctrina, entre los teólogos
reformados, las tesis de C. Stange –expresada en la década del ‟20 en
siglo XX– de la muerte total (todo el ser del hombre perece en la
muerte); la resurrección es, pues, como nueva creación (re-creación)
total del hombre[12]. De ahí que un teólogo protestante de gran
resonancia como Oscar Cullman, publicara en 1956 una obra
titulada: ¿Inmortalidad del alma o resurrección de los muertos? La teoría
de Cullman es que sólo la resurrección de los muertos es una enseñanza
del Nuevo Testamento; la inmortalidad, en cambio, sería una doctrina
filosófica griega e incompatible con la enseñanza neotestamentaria.
Volviendo especialmente a las afirmaciones de los Adventistas y Testigos
de Jehová, como hemos notado, hay dos negaciones unidas
estrechamente (en lo que a nosotros nos interesa en este libro), que son
la negación de la inmortalidad y la negación de la pena eterna del
infierno. Las dos son tachadas como contrarias a la revelación bíblica. No
voy a entrar en la discusión de fondo de estos dos problemas, pues lo he
abordado en otros lugares[13], sino que pretendo solamente hacer notar
su base bíblica (que es lo que niegan las sectas antedichas).
Sobre la inmortalidad del alma en la Sagrada Escritura, podemos
plantearnos el problema de la siguiente manera (la única científica):
¿existe en la Escritura la idea de una pervivencia, después de la muerte,
de un elemento antropológico distinto del cadáver? La pregunta encierra
la respuesta indirecta, pero implicada, a la concepción bíblica del hombre;
pues si la concepción es monista (una sola y única realidad), es lógico que
todo perece al morir el hombre; si se trata en cambio de una
antropología dualista (uso aquí la expresión sólo en el sentido de
aceptación de dos elementos distintos, no en el sentido que tendrá entre
los gnósticos), se puede pasar a preguntarse si uno de los dos
elementos pervive tras la muerte y tras la resurrección de los muertos
(recuérdese que algunas sectas dicen que queda el alma dormida o en un
estado de sueño y son resucitadas sólo las almas de los buenos, mientras
que son definitivamente destruidas las de los malos al fin de los tiempos).
Desde el punto de vista exegético, el argumento más fuerte a favor de
una visión bíblica unitaria del hombre, es la utilización de los
términos basar y nefes, los cuales –ciertamente– no hacen referencia a
dos principios diferentes en el hombre (equivalentes a nuestras
categorías alma-cuerpo), sino al hombre entero en cuanto que es débil
(basar) y al hombre entero en cuanto viviente (nefes)[14]. No se duda de
esto; pero sería falso pensar que la Sagrada Escritura sólo utiliza este
lenguaje al hablar de los hombres. Por el contrario, hay que hacer dos
observaciones importantes: la primera es que, si bien en los textos más
antiguos, nefes significa la persona entera en cuanto viviente (no su alma
–psiché en griego[15]– como la entendemos hoy), sin embargo poco a
poco, en la misma Escritura, su uso va pasando a significar el alma
espiritual como distinta del cuerpo; esto puede verse ya en los llamados
Salmos místicos y, de modo plenamente desarrollado, en el libro de la
Sabiduría. Así, por ejemplo, el Salmo 49,16 dice así: Pero Dios rescatará
mi alma del sheol, puesto que me recogerá (el término que se utiliza aquí
es el de nefes, pero ahora nefes cobra un sentido de mayor sustantividad
e individualidad; se habla de mi alma, acentuando la relación de intimidad
con Dios, de ahí que un autor de peso en cuestiones bíblicas como
Coppens, sostenga que el autor bíblico afirma claramente la subsistencia
del alma separada más allá de la muerte). En el Salmo 16,10 se
dice: Pues no abandonarás mi alma en el sheol, ni dejarás que tu siervo
contemple la corrupción, subrayando a continuación la felicidad del alma
con Dios; el justo es liberado ya del sheol y llevado junto a Dios, de modo
que el sheol queda reservado ya para los impíos (cuando, en un primer
momento, en el sheol habitaban unos y otros aunque a diferente nivel);
por tanto, en el sheol hay una pervivencia no sometida a la corrupción;
de nuevo la esperanza en la resurrección del sepulcro implica que en el
sheol hay un alma (identificable ahora con la psiché) con una mayor
sustancialidad e individualidad. El libro de la Sabiduría se hace testigo de
la inmortalidad del alma, con toda claridad (el que no lo acepten los
protestantes es otro problema que se tratará al hablar del canon). Escrito
para consolar a los judíos piadosos, y sobre todo, para los perseguidos a
causa de la fe, se les recuerda que el justo, enseguida después de la
muerte, no queda destruido, pues entra en posesión de la inmortalidad. El
sujeto de esta inmortalidad es la psiché-alma: Pues las almas de los
justos están en manos de Dios y no les tocará tormento alguno (Sab 3,1;
se puede ver también 2,22; y todo el resto del libro). Las de los impíos,
en cambio, sí conocerán el tormento (“tendrán la pena que sus
pensamientos merecen”: 3,10; véase también el capítulo 5). Cuando se
habla de su “suerte aventada”, de su “esperanza defraudada”, de
“desvanecerse como humo”, etc., siempre se refiere a la suerte de los
impíos “en este mundo”; nunca se habla de una aniquilación post-
mortem.
Lo segundo que debemos decir, es que existe también otra terminología
en la misma Biblia, que se usa cuando se habla del hombre muerto y que
es muy antigua, y que implica la afirmación de un núcleo personal que
pervive tras la muerte, distinto del cadáver. En efecto, se habla
repetidamente en la Escritura de los refaim (se refiere a un núcelo vital
que permanece, aunque con una existencia disminuida) que van al sheol,
mientras que los cadáveres (nebeletan) sólo descienden al sepulcro. De
ahí que se hable de la resurrección como una vuelta de los refaim a la
vida, e incluso como asunción del cadáver del sepulcro. Hay textos que
hacen referencia a la vuelta a la vida de los refaim como Dan 12,1; y
otros que en esa vuelta incluyen el cadáver, como Is 26,19: Todos los
muertos vivirán, los cadáveres (nebeletan) se levantarán; despertarán y
exultarán los habitantes del polvo, porque tu rocío es rocío de luces y la
tierra echará fuera las sombras (refaim)[16].
El texto del Nuevo Testamento más importante al respecto es Mateo
10,28, donde Cristo dice: No temáis a los que pueden matar el cuerpo,
pero no pueden matar el alma (psiché); temed más bien a los que pueden
echar cuerpo y alma a la gehenna. G. Dautzenberg ha demostrado que
aquí el término de psiché hay que tomarlo como alma y no como
vida[17]. El cuerpo puede ser matado, pero el alma, no; lo cual
corresponde a la dualidad cuerpo-alma. Decir por ello que aquí alma
significa la persona entera (o la vida) es inaceptable, toda vez que va
unida al cuerpo como partes que se distinguen y contraponen. Para eludir
este claro testimonio, los aniquilacionistas suelen traducir el texto como
“destruir el alma y el cuerpo en el infierno”, a la vez que entienden
“destruir” como “dejar de existir, desaparecer”. Pero el verbo griego
usado en el texto de Mateo 10,28 es “apolésai” (de “apóllumi” y
“apolluô”) que tiene sentido de “quitar del medio, perder, destinar a
ruina”. Se trata de arruinar no la existencia, sino la situación de bienestar
(así se usa también para indicar la oveja perdida para el pastor –Lc 15,4–
, el hijo pródigo perdido para el padre –Lc 15,24–, etc.). El sentido
de aniquilación total (pérdida del ser, volver a la nada), no está indicado
ni por los términos empleados, ni por el contexto. Es, pues, una
afirmación gratuita.
En cuanto a la cuestión del infierno eterno, negado por los Adventistas y
Testigos de Jehová, hay que decir que está explícitamente afirmado como
eterno (además de los textos que se encontrarán en la bibliografía
indicada al final del artículo) por Nuestro Señor, en particular en el texto
de Mt 25,41.46: Apartáos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado
para el diablo y sus ángeles… E irán al suplicio eterno, y los justos a la
vida eterna. El texto de la Neo Vulgata traduce los tres términos por la
misma
palabra: aeternum (ignem), aeternum (supplicium), aeternam (vitam). Y
el texto griego de Mateo “tó pûr tó aiônion”, “eis kólasin aiônion”, “eis
zoên aiônion”. También se puede ver el texto de 2Tes 1,9: Éstos sufrirán
la pena de una ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y de la
gloria de su poder, cuando venga en aquel Día a ser glorificado en sus
santos. Nuevamente tenemos una expresión equivalente: “ólethron
aiônion” (“ólethros” significa destrucción, perdición; y aparece en varios
lugares como 1Tes 5,3; 1Tim 6,9; 1Co 5,5). El término griego “aiônios”
aparece en otros lugares del Nuevo Testamento como 2Tes 2,16
(hablando de la consolación eterna) o Hb 9,12 (sobre la
redención eterna), significa –como puede verse en el Lexicon Graecum de
Zorell–: lo que es desde la eternidad (como se usa en 2Tes 1,9; Tito 1,2),
o lo que dura para siempre (como 2Pe 1,11; Mt 19,16; 25,46); y en
sentido más estricto es lo que no tiene ni inicio ni fin (como se usa en Ro
16,26, Hb 9,14; 1Pe 5,10). Sólo puede entenderse la expresión en uno de
estos tres sentidos; el último es exclusivo atributo de Dios; el primero
implicaría la existencia del infierno desde toda la eternidad, lo cual no
hace sentido aquí; queda pues que se debe referir a la perduración del
mismo por toda la eternidad, es decir, sin fin.
Ésta puede no gustar, como todas las verdades amargas, pero no deja de
ser verdad porque choque nuestra sensibilidad.
P. Miguel A. Fuentes, IVE.

Bibliografía:
Miguel A. Fuentes, El Teólogo Responde, vol. 1, Ediciones Verbo
Encarnado, San Rafael 2001, pp. 183-188.
Carlos Buela, Un infierno “light”, en “Diálogo” 15 (1996), 119-156.
Miguel A. Fuentes, Las Verdades Robadas, capítulo III, San Rafael 2005.
C. Pozo, Teología del más allá, BAC, Madrid 1980; Id., Problemática de la
teología católica en: AA.VV., Resurrexit. Actes du sympósium
international sur la resurrection de Jésus -Roma 1970-, Vaticano 1974.
[1] Pueden verse estas doctrinas explicadas en el libro de Mariano Aboín
Pintó, El Adventismo del Séptimo Día, Fe Católica Ediciones, Madrid 1974.
[2] Hellen G. White, The Great Controversy Between Christ and Satan,
Pacific Press Publishing Association, 1950, p. 535.
[3] Hellen G. White, The Great Controversy…, p. 536.
[4] Hellen G. White, The Great Controversy…, pp. 536 y 537.
[5] Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra, Watch
Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 1989, p. 89
[6] Ibid.
[7] De Paraíso perdido a Paraíso recobrado, Watch Tower Bible and Tract
Society of New York, 1959, cap. 28, 6, p. 228.
[8] Ibid., 28, 11, p. 229.
[9] Ibid., 28, 29, p. 234.
[10] www.watchtower.org/languages/espanol/library/jt/article_03.htm.
[11] Stange, C., Die Unsterblichkeit der Seele, Gutersloh 1925
[12] Clark Pinnock, Four Views on Hell, Zondervan Publishing House,
Grand Rapids, MI 1992, p. 146.
[13] Puede verse, si se quiere, para el tema de la existencia del
infierno: El infierno, ¿cuál es el concepto católico?, en: Miguel A.
Fuentes, El Teólogo Responde, vol. 1, Ediciones Verbo Encarnado, San
Rafael 2001, pp. 183-188. También se puede sacar mucho provecho del
artículo de Carlos Buela, Un infierno “light”, Rev. “Diálogo” 15 (1996),
119-156. Respecto del alma y su inmortalidad, he tocado el tema en: La
verdad robada sobre el alma. Tenemos un alma espiritual e inmortal, en:
Miguel A. Fuentes, Las Verdades Robadas, capítulo III, San Rafael 2005.
[14] Sigo en todo esto a C. Pozo, Teología del más allá, BAC, Madrid
1980, 214 ss.
[15] En consonancia con las reglas de trascripción que hemos dado al
comienzo del libro, deberíamos decir “psujé” y no “psiché”, pero en este
caso me acomodo al uso más extendido de este término.
[16] Cf. C. Pozo, Problemática de la teología católica en:
AA.VV., Resurrexit. Actes du sympósium international sur la resurrection
de Jésus -Roma 1970-, Vaticano 1974.
[17] Cf. G. Dautzenberg, Sein Leben bewahren. Psiché in den
Herrenworten der Evangelien, München 1966, p. 153.
¿TODO ESTA EN LA BIBLIA?

por Martin Zavala

Yo pienso que lo más preocupante en la separación doctrinal entre


católicos y protestantes se encuentra en la pregunta del título: ¿Todo
estará en la Biblia? A esta pregunta, los protestantes responden que sí,
usando la misma Biblia que usamos los católicos para decir que no. ¿Por
qué hay una gran diferencia en una pregunta tan sencilla?

Para entender esto, lo importante es analizar lo siguiente: Los


protestantes dicen que todo está en la Biblia. De ser así, la Biblia debería
decirlo y autoresponder cuestiones que están contenidas en ella. Si es
como decimos los católicos: que no todo está allí; la misma Biblia debería
decirlo, y saber que otra cosa hay aparte de la Biblia.

Argumentos protestantes

Ø Sólo la Biblia contiene la verdad de Dios

Ø Todo está en la Biblia para ser salvo

¿En que se basan para decir esto? Obviamente, que cuando le pregunto a
un protestante sobre la doctrina de “La Sola Biblia” me responden con
citas que “supuestamente” argumentan esto.

Antes que nada quiero dejar claro que los católicos SI CREEMOS en la
Biblia, y sabemos que es inspirada por Dios; porque a veces nos
recriminan como si dudáramos de su inspiración.

El himno nacional de los protestantes para argüir sobre la sola Biblia es


esta:

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para


redarguir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre
de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda obra buena” (II-
Tim 3, 16-17) Versión Valera 1960.

Analicemos esta cita por partes.


La primera parte dice: toda la Escritura es inspirada por Dios. Es triste
que un protestante diga que la Biblia sea la Palabra de Dios basándose en
ella misma; si vemos el Corán, también dice que es palabra de Dios, y sin
embargo un protestante no seguirá a Alá por eso. Los católicos creemos
que la Biblia es Palabra de Dios porque sabemos por la historia que Jesús
fundó una Iglesia visible, y que está Iglesia determinó qué libros debían
considerarse como Palabra de Dios y cuáles no, y esto lo corroboramos
con lo que ella dice, no como hacen los protestantes, que como la Biblia
dice entonces ellos creen. Lo importante de esta parte de la cita es que se
le da la autoría de la Biblia a Dios; no dice nada sobre que esta Palabra
sea la única regla de fe y contenga todo. Lo segundo mostrado es que: es
útil para varias cosas. El pasaje no dice que SOLO la Escritura es útil
para…., que tal vez sí nos haría pensar que en ella está todo. Un
evangélico convertido al catolicismo, James Akin, escribía una reflexión
sobre este pasaje, comparándolo con un martillo. Él decía: un martillo es
útil para poner clavos pero no quiere decir que todos los clavos deban ser
puestos por martillos. Con la Palabra es igual. Es útil para varias cosas
pero no quiere decir que todas las cosas deben saberse por la Biblia.

La Palabra es una excelente herramienta dada por Dios al hombre para


que lo conozcamos mejor, pero hay que darle su correcta interpretación.
Con respecto a esto, cito al Cardenal John Newman, un sacerdote que
había sido anglicano y que se convirtió al catolicismo a finales del siglo
XIX. El nos llevaba a reflexionar todo el pasaje de Timoteo, no sólo los
versos 16-17. Pablo le dice a Timoteo:

“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de


quien has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas
Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe en
Cristo Jesús” (II Tim 3, 14-15)

Entremos en historia: Timoteo fue Obispo de Efeso muy joven. ¿Qué


Escrituras habrá conocido de niño? De seguro que sólo fueron las del
Antiguo Testamento, pues a la edad de Timoteo no existía Nuevo
Testamento. Entonces, bajo la mentalidad protestante de querer
demostrar con esta cita que todo está en la Biblia, dejaríamos por fuera
los Evangelios, las Cartas o el Apocalipsis pues esto se consideró como
parte de la Biblia mucho después. Obviamente, al ver esto un
protestante, tiene que sacudir su cabeza y reflexionar; esta cita no abarca
la totalidad de sus 66 libros como prueba que sea lo único necesario como
regla de fe. De esta manera el Cardenal Newman nos hacia ver que este
texto de Timoteo no logra asegurar que las Escrituras sean lo único
necesario como regla de fe.
Otro texto usado por los protestantes para demostrar la suficiencia de la
Biblia es:

“Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos,


las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para
que creais que Jesús es el Cristo, y para que creyendo, tengais vida en su
nombre” (Jn 20, 30-31)

Los protestantes dan a entender, que aunque Jesús hizo muchas cosas,
solo las que están en la Biblia son necesarias. Esto es completamente
falso. De entrada, nos estaríamos refiriendo sólo al evangelio de Juan;
dejaríamos por fuera cosas como el Padre Nuestro (Mateo y Lucas), la
infancia de Jesús (Mateo y Lucas), La Ultima Cena con pan y vino (Mateo,
Marcos y Lucas), etc. Este texto no está indicando que lo que esté allí nos
sirva para hacer tratados doctrinales sobre religión, sino solamente
mostrarles a los judíos que Jesús es el Mesías; y saber esto no nos dará la
salvación, pues hasta los demonios saben que Jesús es el Mesías (Mc 5).

Si analizamos, las otras cosas que hizo Jesús y no están en la Biblia, la


enseñaban los Apóstoles oralmente en sus predicaciones. ¿Acaso esto no
era importante para las primeras comunidades cristianas? ¿O cuando se
escribieron estos libros despreciaron la enseñanza por la lectura? ¿Y si
leían estos textos, no eran los apóstoles quienes la explicaban?

Un texto más, que usan poco pero lo he oído:

“Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros parece que en ellas tenéis la


vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn 5, 39) Como
muy bien dice el texto, son los judíos y NO JESUS, quienes creen que en
la Biblia encontrarán la vida eterna. Jesús se adapta a la mentalidad de su
pueblo; no busca escandalizarlo sino hacerle ver las cosas. Jesús sabe
que los judíos creen encontrar la vida eterna en el Antiguo testamento, y
por eso los invita a que vean que aun en esas Escrituras se da testimonio
de que Él es el Mesías. Nuevamente, si somos literales como los
protestantes, dejaríamos por fuera el Nuevo Testamento. Y así, cualquier
cita que quieran buscar para justificar a Lutero será un cuchillo contra
ellos mismos, pues nunca se referirá al total de la Biblia completa.

La Escritura usa en muchos pasajes la palabra “Evangelio”; nosotros lo


entendemos como si se refiriera a uno de los cuatro que están en la
Biblia, pero la verdad es que se refiere a TODO el mensaje de Jesús que
era predicado por los apóstoles. Pablo nos lo ilustra muy bien en su carta
a los Gálatas:
“Les recordaré, hermanos, que el Evangelio con el que los he
evangelizado no es doctrina de hombres” (Gal 1, 11) Al Evangelio
(hablando en singular) que Pablo se refiere no es otro que el mensaje que
recibió del Señor. Además, Pablo nos confirma que sus cartas no
contienen las verdades únicas; muy claro dice que ya los ha evangelizado
antes (debió ser oralmente), y ahora en la Escritura sólo se los
RECUERDA, no dice que los evangelice con la carta. Que los protestantes
se detengan aquí y analicen bien esto.

Leyendo un texto como (Col 3, 16) que habla de la Palabra de Cristo, nos
hace pensar que si hasta entonces no había evangelios, esa Palabra era la
tradición transmitida de generación en generación.

Cuando surgió la película Estigma, se rodó un mensaje que la Iglesia tenía


libros ocultos como el Evangelio de Tomás; esto sólo hizo darle rating a la
película, nada mas. La verdad es que estos libros se venden en cualquier
librería católica, y hasta yo los leí cuando estudiaba en la Universidad.
Pero surge una pregunta: ¿Por qué no fueron reconocidos como parte del
Nuevo Testamento? Cuando en el siglo II se intentó mostrar que la
revelación de Dios se seguía dando después del Apocalipsis, surgieron
libros como: el evangelio de Pedro, de Tomas, el protoevangelio de
Santiago, etc. Estos libros no fueron acogidos por la Iglesia. ¿Si hasta ese
momento no había un Nuevo Testamento, como supieron que no debían
considerarse estos libros? ¿Dónde estaba la Biblia como regla de fe para
excluirlos? Fue la Iglesia con la autoridad que tenía de Cristo de atar y
desatar la que determinó que estos libros no iban de acuerdo con LA
ENSEÑANZA de los apóstoles, o sea, con la Iglesia en ese momento; no
dijeron que iba contra la Escritura de ese momento. Analicen el por qué la
Iglesia tenía autoridad para ordenar la Biblia.

Lo que dice la Biblia

Una vez que ya hemos hecho ver que las citas que les enseñan a los
protestantes para encerrarlos en la “sola Biblia” están mal interpretadas,
entremos a mirar como la Biblia expresa que lo escrito no es lo único.

Comencemos en la época apostólica. Sabemos que Pablo fue el primero


en escribir, y sabemos que en su carta a los Corintios habla de la Última
Cena. ¿Cómo aprendió de esto, si él no estuvo ahí? De seguro no lo leyó
en ninguna parte, pues hasta ese entonces no existía ningún libro del
Nuevo testamento. Alguna predicación de los apóstoles fue lo que lo llevó
a aprender este misterio. Quiere decir que la enseñanza oral era la que
primaba en las primeras comunidades cristianas.
San Juan en su segunda Carta expresa:

“Tengo muchas otras cosas que escribiros pero no he querido hacerlo por
medio de tinta y papel, pues espero ir a vosotros y hablar cara a cara,
para que nuestro gozo sea cumplido” (2 Jn 1, 12) Juan no está diciendo
que quiere ir a explicarles la carta; para él es más importante la
enseñanza que les pueda dar oralmente que lo que ellos lean de sus
cartas. Juan sabe que al ir a predicarles oralmente, el gozo del pueblo
será completo. Además, Jesús los mandó fue a predicar no a escribir (Mt
28, 20), de aquí que sólo cinco discípulos se decidieran a escribir: Pedro,
Juan, Santiago el menor, Judas y Mateo, mientras que TODOS los doce
predicaban sin papel.

La razón por la que se empezaron a escribir las Cartas fue por la


imposibilidad de los Apóstoles, de llegar a todos los pueblos. Ante esta
situación, las cartas se usaban para hacerles algunas recomendaciones y
exhortaciones PERO NUNCA REEMPLAZARON la enseñanza oral. Si leemos
las Cartas, hay muchas cosas que las comunidades deben saber para que
los autores sólo les hagan recomendaciones sobre esto. Ellos no
extienden sus cartas a enseñarles cosas nuevas.

Ø En la carta a los Corintios, Pablo no les enseña como hacer la fracción


del pan, mas bien los regaña por la forma de celebrarla. (1 Cor 11)

Ø En la carta a los Hebreos, no les repite las primeras enseñanzas sobre


Cristo; las da por sabidas (Heb 6, 1-3)

Si leemos la Carta a los Gálatas dice:

“Quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy
perplejo en cuanto a vosotros” (Gal 4, 20). Pablo es consciente de que un
pueblo debe estar escuchando la predicación adecuada para cada
circunstancia. Por eso se menciona “cambiar de tono”. Con la simple
Escritura esto no era posible, y por esa razón Pablo desearía ir a Galacia
para hacerles ver las cosas con un tono de voz apropiado. Si por ejemplo,
alguien le dejara una nota a otra persona sobre algo; el que llega no
sabrá mejor en que tono le dijo que si la otra persona se lo hubiera dicho
personalmente; mas cuando se trata de llevar el Evangelio de Cristo.

Nos puede quedar claro como la misma Escritura no busca ser


autosuficiente, sino una herramienta mas de Dios para comunicarse al
hombre. No es que esté por debajo de la predicación apostólica pero si
está sujeta a esta.
En la Biblia falta algo importante…

Comencemos con una pregunta sencilla: ¿Si todo está en la Biblia, en qué
cita se menciona que el Nuevo Testamento deba contener 27 libros y
cuales sean estos libros? Ningún protestante la encontrará. ¿Quién decidió
esto? Por lo general, los protestantes se hacen los distraídos con esto. Y
lo digo porque les he hecho esta pregunta y la respuesta más normal es:
“lo reveló el Señor por el Espíritu Santo”. Ahh, eso lo reveló el Espíritu,
pero cuando nosotros hablamos de lo que la Iglesia enseña y no está en
la Biblia, y decimos que lo reveló el Espíritu, eso no. Un cristiano no se
acomoda al árbol que dé mas sombra.

¿Qué decimos los católicos?

Decimos que existe una sola Revelación dada por el Espíritu Santo; y que
esta revelación está contenida en la Sagrada Escritura y en la Sagrada
Tradición. Ambas proceden de la misma fuente sólo difiere la forma en
que se manifiesta.

Entonces, vemos que para los católicos existe algo aparte de la Biblia: La
Tradición.

Con respecto a la Tradición, los protestantes han buscado hacerla ver


como cosa de hombres y no como revelación de Dios. Primero mostraré
las citas que ellos usan para atacar la Tradición:

Cabe decir antes que para ellos, en cualquier cita que aparezca la palabra
“tradición” ya se refiere a lo que decimos los católicos, pero esto es falso.

“Así habeis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición” (Mt


15, 6) En este pasaje, Jesús condena a los fariseos porque dan mas
importancia a una tradición judía como “lavarse las manos” que cumplir el
mandato de Dios. Este pasaje no va contra la Sagrada Tradición que
enseña la Iglesia, ya que esta Tradición está basada en la enseñanza de
Jesús que se transmitió oralmente, no sobre tradiciones judías. De todos
modos analicemos algo: la palabra griega para “tradición” se traduce
como paradosis. Y es la misma palabra usada en Tesalonicenses:

“Así, que hermanos, estad firmes y retened la doctrina que habeis


aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra” (2 Tes 2, 15) Lo raro es
que los evangélicos, hayan puesto esta palabra y la hayan traducido por
“doctrina”, que tiene otra palabra en griego, didaskaleo. De todos modos,
se pudiera usar doctrina o tradición pero ¿Por qué cuando se refiere a los
hombres colocan “tradición”, y cuando se refiere a la enseñanza
apostólica usan “doctrina”? Esto suena raro, ¿por qué no dejar en ambos
casos “tradición” si así va mas acorde al texto griego? Esto es lo que los
seguidores protestantes no saben sobre como sus líderes juegan con la
Biblia, haciendo creer que los Testigos de Jehová son los únicos que la
alteran. De todos modos, la cita anterior nos hace ver que los mismos
apóstoles apoyaban cualquiera de las dos formas de enseñanza: oral y
escrita.

Otro pasaje alterado es 1 Cor 11, 2 cambian la palabra tradiciones por


“instrucciones” que tiene otro significado en griego paideia¸ nunca
paradosis. Es triste ver a un protestante vanagloriarse de la “sola Biblia”
siendo que hasta eso lo tiene alterado. (Si los protestantes no llegan a
creer lo anterior pueden corroborarlo en una traducción interlineal español
– griego editada por eruditos serios.)

Otra cita usada por los protestantes es:

“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas,


según las tradiciones de los hombres” (Col 2, 8) Nuevamente esta cita es
usada sólo porque aparece la palabra “tradiciones”. Si entendemos el por
qué de la carta a los Colosenses podremos ver que este pueblo estaba
siendo invadido por nuevas ideologías que no correspondían con la
enseñanza apostólica, y por tal motivo, Pablo los advierte que no se dejen
llevar por esto. Estas corrientes iban contra lo que ORALMENTE
enseñaban los apóstoles, no iba contra la Escritura ¿Cómo entender que
esto no es lo que la Iglesia llama Tradición? San Pablo mismo nos
responderá esta pregunta en su carta a Timoteo:

“Lo que haz oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres
fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” (2 Tim 2, 2) Si
leemos bien, aquí se mencionan cuatro generaciones consecutivas: 1
(Pablo), 2 (Timoteo), 3 (Hombres escogidos por Timoteo) y 4 (Estos
hombres enseñen a otros). Esto es lo que la Iglesia católica llama
Sagrada Tradición: la enseñanza de los apóstoles que se transmite de
generación en generación bajo el sello del Espíritu Santo; esta enseñanza
no está literal en la Biblia, pero si se soporta en ella y nunca la
contradice. Podrían refutar ¿Cómo saber que esta enseñanza se ha
mantenido sin intromisión humana? Partamos de la base: Jesús. Nadie
pone por duda que lo que enseñó Jesús a sus apóstoles fuera diferente a
lo que ellos predicaban. ¿Cómo pudieron ellos entender estas cosas?
Muchas veces a los apóstoles se les hacia difícil entender el mensaje de
Jesús (Mt 15, 16; 16, 9;) pero llega un momento en que ellos podrán
entender TODO:

“Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las


Sagradas Escrituras” (Lc 24, 45) Desde este instante, los apóstoles
entenderían todos los misterios contenidos en el Antiguo testamento, y
así mismo PODRÍAN DISCERNIR qué libros debería contener el Nuevo
Testamento. ¿Quedo solo para ellos este conocimiento? No, Jesús les dijo
que les enviaría al Espíritu Santo:

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, el os guiará a toda verdad… y


os hará saber las cosas que han de venir” (Jn 16, 13) O sea que el
Espíritu enseñaría cosas nuevas. Esta presencia trascendería la muerte de
los apóstoles, por eso ellos transmitieron su conocimiento a una nueva
generación bajo la acción del Espíritu. El libro de los Hechos nos muestra
como fueron escogidos los siete diáconos:

“Buscad, pues hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen


testimonio, llenos del Espíritu Santo” (Hch 6, 3) Mas adelante se verá que
este servicio se otorgaba imponiéndoles las manos a los diáconos (Hch 6,
6) ¿Qué se lograba con esto? Se lograba que la enseñanza no se perdiera
sino que fuera testificada por el Espíritu, igual que le sucedió a Timoteo
en (1 Tim 4, 14). Si seguimos leyendo los Hechos, veremos que estos
diáconos poseían la sabiduría para conocer los misterios del Antiguo
testamento. Por ejemplo, Esteban (Hch 7), Felipe (Hch 8, 26-39) siendo
simples diáconos tenían la misma sabiduría que los apóstoles. Esto no se
puede explicar por otra razón que la acción del Espíritu Santo por
mantener la unidad de la Iglesia en una sola fe. Ellos no leyeron las
Escrituras como única forma de hallar vida eterna. Fue la Tradición de la
Iglesia la que los llevó a profesar su fe, fe que siempre estuvo acorde con
las Escrituras de hasta entonces.

Tratar de entender la Escritura sin la Tradición llevó a que se gestaran


muchas herejías como las de Arrio. El pensaba que Jesús si era hijo de
Dios pero que hacia referencia solo al lenguaje; pero interpretando a su
modo el pasaje de Col 1, 15 llegó a decir que Cristo era una creación de
Dios, lo que iba en contra de lo que la Iglesia Católica enseñaba sobre la
Divinidad de Cristo. Esta es una muestra de que sólo los delegados por
Cristo pueden interpretar correctamente la Palabra de Dios, pues ellos
fueron los depositarios de la fe. Pablo le dice a Timoteo al respecto:

“Guarda el mandato, presérvalo de todo lo que lo pueda manchar o


adulterar hasta la venida gloriosa de Cristo Jesús Señor nuestro.” (1 Tim
6, 14). Esto es lo que ha hecho el Magisterio de la Iglesia: tratar de
preservar el mensaje de Cristo tal cual como Él lo predicó, por eso yo reto
a que busquen en todos los dos mil años de la Iglesia a ver si encuentran
con fundamento un cambio de doctrinas sobre algún punto.

El impacto que tiene en la inteligencia de un protestante esta doctrina de


la “Sola Biblia” los lleva a querer justificar todo allí, pero no son
coherentes. Hay una pregunta que les hago para analizar este fenómeno:
¿Crees en el purgatorio? No, claro que no, eso no está en la Biblia. Ante
esta respuesta les vuelvo a preguntar: ¿Qué no está? ¿La palabra
purgatorio o lo que significa? Muchos callan porque ni siquiera saben lo
que es el purgatorio realmente, no lo sabían cuando “supuestamente”
eran católicos, menos ahora. Por lo general los protestantes tiene
distorsionadas nuestras doctrinas, razón por la cual se hacen reacios a
entenderlas. De todos modos, la palabra purgatorio no aparece en la
Biblia pero su contenido está implícitamente. Yo les vuelvo a preguntar a
los protestantes: ¿Por qué crees en la Trinidad si no aparece en la Biblia?
Ellos me dicen: ¡Claro que está, está implícita! Yo les respondo: el
purgatorio también está implícito aunque no aparezca la palabra. Ellos
callan y se van. Realmente no entiendo por qué un cuestionamiento como
este no les hace sacudirse y quitarse la venda que le ponen en su Iglesia,
tienen la verdad a medias, y mal interpretada.

De todos modos reflexionemos algo. Mientras se dejó que la Sagrada


Tradición imperara como regla de fe junto a la Sagrada Escritura durante
quince siglos, no hubo debilitamiento dentro de la unidad de la fe. Apenas
a Martín Lutero se le ocurre, para justificar sus doctrinas, renunciar a la
Tradición de la Iglesia, para quedarse sólo con la Biblia, han surgido miles
de sectas diferentes bajo la denominación protestante: Luteranos,
Calvinistas, Pentecostales, Evangélicos, Testigos de Jehová, Mormones,
Adventistas, la Iglesia de Moon, etc., y no terminaría de contarlos; todos
ellos creyéndose como únicos dueños de la verdad. Si hacemos un
examen sobre las ventajas que ha tenido inventar esta doctrina hace seis
siglos, veremos que es lo peor que le ha pasado al Cristianismo: es una
muestra de que era doctrinas de hombres. La Tradición, aunque ha sido
mantenido por hombres, los sucesores de Pedro en la silla apostólica, no
ha tenido nunca errores doctrinales. Jesucristo preservó a Pedro de su fe,
dando a entender que con respecto a doctrina siempre tendría la verdad,
pero no lo hizo con respecto a su comportamiento humano; la prueba es
que negó a Jesús, dio mal ejemplo cuando Pablo lo regaña, pues su
comportamiento no iba de acuerdo a sus enseñanzas. Así, aunque
muchos argumenten contra Papas y cosas que han hecho, estos actos son
erróneos en su comportamiento, mas nunca en puntos doctrinales. De
todos modos, la verdad es una: no todo está en la Biblia; Dios se nos
manifestó en la Escritura y la Tradición, en lo que se escribió y lo que se
predicó.
TRADICION VERSUS ESCRITURA

Desde la reforma Luterana, entre los diferentes temas que han dividido la
iglesia se encuentra el tema de la " Tradición ". Mientras que la iglesia
católica (tanto la rama romana como la Ortodoxa) insiste en proclamar
que la Palabra Escrita (Biblia) y la Palabra transmitida oralmente
(Tradición), las iglesias Protestantes claman que solo la Biblia tiene
autoridad como única fuente de la Palabra de Dios o "Sola Escritura "
como la llamó Lutero. Quién tiene la razón?.

Primeramente tenemos que hacer la diferenciación entre Tradición y


tradiciones, Veamos:

La iglesia Católica nos dice en el punto 83 del Nuevo Catecismo:

La Tradición, como T es la que viene de los Apóstoles

Y de lo que estos recibieron de la enseñanza y del

Ejemplo de Jesús y lo que reveló el Espíritu Santo.

En efecto, la primera generación de cristianos no tenía aún

El Nuevo Testamento escrito, y el Nuevo Testamento mismo

Atestigua el proceso de la Tradición viva.

Es preciso distinguir de ella las tradiciones teológicas


disciplinares,

Litúrgicas o devociones nacidas en el transcurso del tiempo

En las iglesias locales.

Solo a la luz de la gran Tradición aquellas pueden ser mantenidas

Modificadas o también abandonadas bajo la guía del Magisterio

De la Iglesia.

O sea, la Tradición proviene de los Apóstoles y estos la escucharon


de JESÚS y parte de el se reflejó más tarde en los Evangelios escritos o "
Canónicos". La "tradición " es un conjunto de costumbres eclesiales
influidas por culturas o expresiones locales y puede ser cambiada o
abandonadas según lo exija los tiempos y lo decida la Iglesia.
La doctrina que la Iglesia Católica recibió de los Apóstoles que la Palabra
de DIOS está contenida en la Escritura y en la Tradición Apostólica
teniéndose la Iglesia como depositaria y custodia de ambas.

Tanto los judíos como musulmanes son llamados los "Pueblos del
Libro ", pues ambos se basan en la Biblia y el caso de los musulmanes en
el Corán y solo en ellos. Nosotros los Cristianos NO somos el Pueblo del
Libro, somos el Pueblo de la Palabra, viva y eficaz que es contenida en la
Biblia y en la Tradición.

Veamos al pueblo Hebreo, al cual hemos llamado" pueblo del libro". Este
pueblo tuvo la Palabra de DIOS en forma escrita y en forma oral o
Tradición. El Pentateuco o Toah (cinco primeros libros del Antiguo
Testamento) fue por siglos Tradición oral. El período comprendido entre
Moisés y David fue el período por excelencia de la Tradición oral, aunque
según el erudito Bernahard W. Abderson, Profesor de teologías del
seminario Protestante de "Princeton", aún después de Davidla Tradición
religiosa de Israel continuó en sus cánticos, cultura y oráculos proféticos.
Algunos ejemplos de la Tradición oral aceptada como parte de la
revelación por el Templo la encontramos en:

NÚMEROS 21, 14

" Por eso dice en el Libro de las guerras de YAVEH"

Este " Libro de las guerras " no es un libro inspirado según el canon más
exacto del Antiguo Testamento, pero en este el hecho de lo
que YAVEH dice a Moisés como Palabra de DIOSen el Libro del Éxodo.

JOSUÉ 10,13

Y el sol se detuvo y la luna se paró hasta que

El pueblo hubo tomado desquite de sus enemigos. Así está

Escrito en el Libro del Justo.

Todo el famoso episodio de Gabaon aparentemente es narrado en el Libro


del Justo, el cual era parte de la Tradición de Israel. El Libro de Josué
recoge como canónico este hecho. También en II de Samuel, 118 se toma
el cántico fúnebre para Saúl de este libro y se incluye en las Escrituras y
es Aceptado como Palabra de DIOS hasta el día de hoy.

Para los fariseos la tradición tenía casi tanta importancia como la


Escritura, más tarde el Talmud y la Mishna serán reverenciados y
estudiados tanto como la Escritura hasta el día de hoy.
EL NUEVO TESTAMENTO Y LA TRADICIÓN

En el nuevo Testamento no se encuentra ni un solo versículo donde se


afirma que lo que dijo JESÚS, se encuentra solamente en los Evangelios,
muy al contrario en San Juan 21,25 dice: "JESÚS hizo muchas otras
cosas. Si se escribieran todas, creo que no habría lugar en el mundo para
tantos libros". Por lo tanto, todo lo dicho por JESÚS no está en los
Evangelios. Esto es lo que la Iglesia llama Tradición, lo que por diversa
fuentes nos ha llegado de lo que dijo JESÚS y no se reflejo en las
Escrituras canónicas, estas fuentes son Los Padres de la Iglesia y la
misma historia de la Iglesia.

Veamos varios puntos prácticos para clarificar y sentar bases en esta


controversia.

1. JESÚS no ordenó escribir nada, ningún libro, ningún discurso. El


Señor manda a sus Apóstoles a predicar ( San Marcos 16,15 ).
2. De los 12 Apóstoles solo 2 escribieron Evangelios, los diez restante
no escribieron nada, si hubiera sido tan importante el Escribir todo
lo hubieran hecho. Sin embargo todos predicaron.
3. El evangelio antes de ser escritura fue tradición. El primer Evangelio
se cree fue el de Marcos y se escribió alrededor del año 60 de
nuestra era, por esto Pablo en Corintios 11,2 dice: "os alabo porque
en todas las cosas os acordáis de mi y conserváis la Tradiciones que
les he transmitido".
4. No se tiene Tradición cuando no hay Sucesión, pues no existe la
transmisión de los datos. La Iglesia Católica SI tiene sucesión y
transmisión, pues su existencia se remonta al mismo JESÚS. El
resto de las Iglesias surgen en el siglo XVI por lo tanto no tienen
tradición alguna y si la tuvieran sería la tradición de la Iglesia
Católica y este es el motivo de su rechazo pues aceptar la tradición
de la Iglesia seria aceptar su autoridad.

La palabra griega para definir "Tradición" es" Paradosis". En el Libro de


Concordancias sobre el Nuevo Testamento Griego-Español, compilado por
Jorge G., Parker y basado en la revisión de 1960 de la Reina- Valera,
editado por la editora protestante " Mundo Hispano " dice en su punto
3268 que la palabra Paradosis se utiliza en los siguientes pasajes:

1 Corintios 11,2

Os alabo porque en todas las cosas os acordáis de mi y conserváis

las Tradiciones (Paradosis) tal como os la he transmitido.


Como podemos ver, San Pablo está alabando a la comunidad de Corintios
no por guardar el Evangelio, sino por guardar las " Tradiciones", lo cual se
clarifica al saber que los Evangelios en esa época aún circulaban en las
comunidades cristiana y el conocimiento de JESÚS se comunicaba
oralmente, o sea en forma de Tradición.

Curiosamente la versión Reina-Valera editada por la sociedad Bíblica


Trinitaria y que es la mas utilizada en las Iglesias no católicas lee de esta
forma: y os alabo hermanos, que en todo os acordáis de mí, y retenéis las
INSTRUCCIONES de la manera que os enseñé"……. Qué ocurrió aquí? …..
Porque se ha cambiado la Palabra de Dios? ……..La palabra griega para
instrucciones es Paideia entre otras, pero esta nunca sustituye a la
palabra Tradición. Aquí se ha alterado la palabra de Dios lo cual
constituye un caso muy grave contra el Señor y su Iglesia.

En otras versiones protestantes la palabra Tradición es cambiada por "


Doctrina", pero resulta que la palabra doctrina se dice en Griego
Didescalia, didace, eterodidaskaleo, que tampoco sustituye a Tradición.

II Tesalonicenses 2,15

Así pues hermanos manteneos firme y conservad las Tradiciones

Que habéis recibido de nosotros.

Aquí de nuevo la versión Reina –Valera vuelve a cambiar la palabra


Paradosis incurriendo en un nuevo error. San Pablo insiste continuamente
en que se debe conservar todo lo recibido por él y que a su vez recibió de
los Apóstoles y esto es tradición.

Otro ejemplo de como se instituyó la tradición nos lo da Pablo en II


Timoteo 2,2 donde el Apóstol dice: "Y lo que as oído de mí, entre muchos
testigos, esto encárgolo a los hombres fieles que sean idóneos para
enseñar a otros". San Pablo enseña a Timoteo para que este enseñe a
otros… he aquí un magnifico ejemplo de tradición. Otro ejemplo de
tradición se encuentra en I Corintios, 11,23 donde dice el apóstol: "
porque yo recibí del SEÑOR lo que les he transmitido", esto hablando de
la Eucaristía, así pues el SEÑOR mismo le entrega a Pablo la Tradición,
pues Pablo no habla aquí de ningún libro escrito, sino de palabra
escuchada.

I Corintios 15,5

" Y se apareció a Cefas, y después a los doce"


Aquí San Pablo nos da un dato del cual no nos habla ningún
Evangelista…… El SEÑOR se le apareció primero a Pedro. De donde saca
Pablo este dato? De la tradición!.

Cuando en las Epístolas se utilizan las palabras “Palabra del Señor” o


“Palabra de Dios” casi siempre se refiere a la Predicación oral..al no
escribir Jesús nada toda su Doctrina fue oral lo que es la base de la
Tradición. Jesús JAMÁS condeno la Tradición Apostólica, es absurdo pues
esta no existía, en San Mateo 15, 3,6, 7, 8-9 y en el versículo 13 Jesús
condena las tradiciones FARISAICAS.

La palabra griega “paradidome” se usa con significado de “entregar la


Tradición Apostólica” y se utiliza en:

San Lucas I

1 Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que
se han verificado entre nosotros,
2 tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron
testigos oculares y servidores de la Palabra,

Romanos 6

17 Pero gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis
obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis
entregados,

I Corintios 11

23 Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor


Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,

La palabra griega “Paralambano” quiere decir “recibir” referente a la


Tradición y se utiliza en:

I Corintios
1 Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué, que
habéis recibido y en el cual permanecéis firmes,
2 por el cual también sois salvados, si lo guardáis tal como os lo
prediqué... Si no, ¡habríais creído en vano!

Gálatas 1

9.Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia


un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!
10 Porque ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O es
que intento agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los
hombres, ya no sería siervo de Cristo.
11 Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí,
no es de orden humano,
12 pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación
de Jesucristo.

I Tesalonicenses

13 De ahí que también por nuestra parte no cesemos de dar gracias a


Dios porque, al recibir la Palabra de Dios que os predicamos, la acogisteis,
no como palabra de hombre, sino cual es en verdad, como Palabra de
Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.

Como ven los conceptos de “palabra de Dios”, “Evangelio”, “Tradición”.


“Doctrina” son sinónimos y en todos esta el concepto oral, no escrito.
Podemos ver claramente estos conceptos entrelazados en II
Tesalonicenses 2, 15/ 3,6 y I Tesalonisences 2,9 y 13.

Concluyendo.Los Apóstoles y los primeros cristianos solo tuvieron


Tradición Apostólica en forma de predicación Evangélica, pues los
Apóstoles no se dedicaron a escribir, ni tenían mandato directo
del SEÑOR de escribir nada. Solamente muchos años después cuando la
Iglesia reconoció que la venida del SEÑOR no era inminente algunos
Apóstoles ( Mateo y Juan ) van a escribir sus recuerdos
del SEÑOR JESUS, Marcos y Lucas van a escribir uno lo que escuchó de
Pedro y otro lo que investigó de testigo oculares de la vida del SEÑOR.
Los otros diez Apóstoles NO ESCRIBIERON NADA y dejaron su legado en
forma de Tradición en la Iglesia.
En las primeras comunidades cristianas circularon muchos escritos que se
atribuyeron a los Apóstoles, pero que en realidad eran de contenido
herético o falso. En el año 397 los Obispos de la Iglesia Católica (era la
única que existía) y para que no quede duda, después de que Constantino
promulgó el edicto de Milán dando libertad al culto cristiano, se reunieron
en una ciudad del Norte de África llamada Cartago y en ella se dieron a la
tarea de definir cuales escrituras eran Apostólica y cuales no. Qué
concepto utilizaron para esta revisión? Pues sencillamente La tradición de
la Iglesia ya que los Evangelios no se definen solos, pues JESÚS no dejó
una lista de ellos. Ni JESÚS, ni los Apóstoles definieron el canon de la
Escrituras que todas la Iglesia utilizan hoy (hasta los Testigos de Jehová)
fueron sus sucesores, o sea Obispos de la Iglesia Católica los que lo
hicieron, es por esto que DUDAR DE LA IGLESIA ES DUDAR DE LAS
ESCRITURAS.

Eusebio, primer historiador de la Iglesia en los años 300 DC> las listas de
sucesión de varios Obispos y decía que estas listas de sucesión era
una SEGURIDAD DE QUE LOS Evangelios fueron conservados y
transmitidos sin error y que esto constituía la base de la Iglesia Católica
(KENET Scott Laturette, pag. 177, tomo 1 )

Algunos argumentan que San Pablo alertó contra las tradiciones, y


presentan versículos tales como Colosenses 2,3 pero si se lee el versículo
en su contexto se darán cuenta que Pablo se refiere a las Tradiciones
Judáicas que eran el camino a la ley, no a la Tradición de la Iglesia la cual
el recomendaba guardar.

1 Timoteo 3, 15

Y si no fuera tan presto, para que sepas cómo te

Conviene conversar en la casa del Dios que es

La Iglesia del Dios vivo

Columna y apoyo de la verdad

San Pablo en este versículo arroja gran claridad sobre el tema del cual
hablamos. Nosotros no somos el pueblo del libro, como el Hebreo. Somos
el pueblo de la Palabra. El SEÑOR no mandó a escribir, el Señor mandó a
predicar……. La Escrituras, surgieron como una necesidad de la iglesia de
conservar las palabras de JESÚS. Por qué la Iglesia definió las Escrituras?
… Lo dice Pablo, ella es columna y apoyo de la verdad y como ta ha
definido, conservado y custodiado la Palabra Escrita y la Tradición como
auténtica Palabra de DIOS. Si la Iglesia fue buena para definir la
Escritura también es buena para definir la Tradición, pues lo ha hecho con
la misma autoridad, si se acepta una hay que aceptar la otra, si se
desecha una hay que desechar la otra, sino es pura hipocresía o malicia. Y
esto no es de DIOS.

San Cipriano, Padre de la Iglesia, escribió hacia el año 255 D. C.


"JESÚS edificó la Iglesia sobre uno solo, y aunque después de la
resurrección les dio a todos los Apóstoles igual potestad, sin embargo
para manifestar la unidad dispuso con su autoridad que el origen de la
misma unidad se iniciara en uno solo, en Pedro".

También San Ignacio de Antioquia, otro de los Padres, el cual murió en el


año 106 D.C. escribe en su carta a los Tralianos " Donde no hay Obispos,
presbíteros, ni diáconos no hay Iglesia".

Quiero concluir con unas palabras del eminente teólogo protestante


Robert Brown: " cuando miramos a la Iglesia primitiva los signos apuntan
a Roma "……. A la Iglesia que es Pilar y base de Verdad. Amén
PORQUE CREO EN LA TRINIDAD

Introducción

Un tema que ha causado los más grandes debates teológicos, y centro de


controversias entre cristianos desde los comienzos hasta hoy en día, y no
con esto quiero decir que yo su servidor sea mejor teólogo que los
pasados, pues ni siquiera ostento el título, sino que simplemente repito lo
que la Iglesia ya ha dicho, pero en tono apologético y más apegado a
nuestra comprensión.

El tema es delicado solo por el hecho de tratarse del Ser que nos dio la
vida, delicado, solo por el hecho de tratarse del Ser que ha creado todo el
universo. También porque al tratar sobre ese Ser Supremo no podemos
cometer errores porque le ofenderíamos, y menos cometer errores a
propósito porque de lo contrario caeríamos en nuestra propia
condenación.

¿Cómo es Dios? es una pregunta que no vamos a resolver en este tema,


porque Dios se escapa de toda la sabiduría que pudiéramos tener y de
todos los libros de teología que pudieran escribirse en el mundo.

¿Comprender a Dios? tampoco es el propósito, y aunque fuera el


propósito de este tema no lo lograríamos, pues nunca vamos a
comprender a Dios, pero de lo que si estamos seguros, es de que Dios se
nos ha revelado a través de los tiempos y en el final de los tiempos nos
habló por medio de su Hijo Jesucristo (Hb 1,1-2) no para que lo
entendiéramos plenamente, pues sería intrascendente para Dios que unos
seres tan pequeños a su Grandeza llegáramos a conocerlo
completamente, sino para que nos encontráramos nosotros mismos, y
saber de quién hemos venido.

Casi todo en un testimonio de amor narrado en las escrituras, pues las


escrituras son algo que da testimonio entre Dios y los hombres, no un
mapa de Dios. La Biblia no es un recetario de doctrinas, tampoco una
constitución teológica cristiana, sino una carta de amor entre el Creador y
su creación.

Hoy nadie en absoluto duda que el Padre sea Dios, pero si hay dudas
sobre la divinidad de Jesucristo y el Espíritu Santo. Ahí es donde entra la
dificultad del tema pues todas las congregaciones que nos decimos
cristianas creemos que el Padre es Dios sin dudarlo ni poquito, pero su
Hijo, y su Espíritu causaron controversias en los primeros siglos, todo se
definió y se apaciguó, pero poco después de la reforma protestante y con
el surgimiento de las sectas protestantes, resurgieron las herejías que
condenaron los primeros cristianos.
¿Jesús es Dios?

Desde los comienzos del cristianismo, a la gente conversa, después de


entregársele el kerigma comenzaba su proceso de catequesis, y es de lo
más normal que llegara a crearse una búsqueda de la identidad de Jesús
más a su mentalidad según la cultura a la que pertenecía; si fueran judíos
de tierra santa, judíos de la diáspora, o bien, paganos griegos o romanos.

El kerigma es el mensaje central de la evangelización, es decir, es el


primer y principal mensaje de la buena nueva como lo hizo Pedro después
del Pentecostés, el kerigma es como dar una noticia, y la catequesis es
dar la explicación de todo lo ocurrido de la noticia.

Cada evangelista escribió para diferente tipo de cultura, aunque san Pablo
no escribió evangelio, escribió sus epístolas a diferentes culturas, vemos
en su doctrina una de las cristologías más completas y fundamentales de
todos los tiempos, inclusive, no podemos descartar por ningún motivo,
que las cartas de Pablo iban con mucha intención apologética con motivo
de las críticas que ya se comenzaban a recibir de los primeros herejes.

El evangelio de san Juan, uno de los más teológicos y espirituales, fue


escrito para la asamblea de Éfeso, en Éfeso por ser de cultura griega es
muy probable que ya hubiesen leído el evangelio de Lucas, el cual trae
muy pocos asuntos sobre la divinidad de Jesús. El propósito de Lucas no
era negar la divinidad del Cristo, sino más bien para dejar satisfechos a
los griegos que buscaban al hombre perfecto, el cual se veía cumplido en
Jesús. Es muy posible que Juan supiera de la poca argumentación que
tenían los griegos sobre la divinidad de Cristo, que aunque no se les
enseñaba herejías con respecto al “Hijo de Dios”, según su cultura era
muy difícil aceptar a Jesús como Dios verdadero, puesto que Jesús había
nacido como un hombre como nosotros; frágil y sensible. Es por eso que
Juan comienza su evangelio diciendo literalmente:

Jn 1,1-14. En el principio era el Verbo, El Verbo estaba junto a Dios, y


Dios era el Verbo. Este estaba con Dios en el principio, todo por él fue
hecho, y no fue hecho nada sin él… y el Verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros…

Así se encuentran los códices más antiguos del evangelio de Juan, en


algunas “Biblias” con el propósito de negar la divinidad de Cristo, han
traducido: El verbo era divino. El verbo venia de Dios O El verbo era un
dios. Pero los códices que se encuentran en los museos nadie los puede
cambiar, los cuales dicen: En arch hn o logos, kai o logos hn pros ton
qeon, kai qeon hn o logos. En principio era (el) Verbo, y (el) verbo estaba
(habitaba con) Dios, y Dios era (el) Verbo.
Este texto no deja duda alguna de la divinidad de Jesús, aquí deberíamos
terminar el tema con la conclusión: Jesús es Dios verdadero hecho
verdadero hombre. Pero hay textos poco entendibles en la biblia, pero no
hay uno solo contradictorio que diga: Jesús no es Dios.

Cuando Juan dice después de afirmar que el Verbo es Dios, dice que el
mismo Verbo se hizo carne, esto nos afirma si fuéramos de cultura griega
que: Jesús siendo Dios, se encarnó (Col 2,9… En él reside la plenitud de la
divinidad corporalmente…) y como todo hombre y se sujetó a las leyes
limitadas de este mundo, nació, tuvo una infancia como la de cualquier
otro niño, tuvo inquietudes de adolescente, y finalmente se dio a la tarea
de cumplir lo que tendría que cumplir: Nuestra redención.

Jesús como hombre auténtico (Dios totalmente hecho carne como


nosotros), tuvo que tomar decisiones como todo hombre normal, no
pensemos que por su divinidad tendría que prefabricar sus asuntos como
saber todo en trabajos de carpintería, o ir a tal o cual lado sabiendo lo
que se iba a encontrar, tener las respuestas ya pensadas a las preguntas
y difamaciones que le iban a hacer. Jesús siendo Dios lo sabe todo (Jn
21,17… Señor tú lo sabes todo…) (Jn 2,25) (Sal 94,11) (Jn 16,30), pero
como verdadero hombre, también tuvo que aprender la carpintería que le
enseñó José, su padre humano, inclusive tuvo que aceptar que hay cosas
que le correspondían sólo al Padre (Mt 24,36), y él mientras es
verdaderamente hombre tendría que estar sujeto a sus limitaciones
físicas, emocionales, y racionales aun siendo Dios y Señor de todo. Pues
lloró, sufrió, rió, gozó, se enojó, y tuvo tentaciones como cualquier
hombre (Mt 4,1-11). Jesús pudo haberse equivocado en sus labores, y
eso no quita nada de su condición divina. San Pablo argumenta que es en
todo parecido a nosotros menos en el pecado (Hb 4,15).

No vallamos a pensar que porque Jesús progresó en ciencia y conciencia,


tuvo un progresó en santidad, él es todo Santo desde su nacimiento
virginal, y como verdadero Dios es todo Santo desde la eternidad.

No podemos decir que Jesús siendo verdadero Dios sepa todo desde su
infancia cuando sabemos que temporalmente se sujetó a la carne
humana, pues siendo Dios, quiso mostrarse como es Dios siendo el más
humilde de los hombres.

Fil 2,5-7… haya pues en vosotros este sentir que hubo también en Cristo
Jesús, el que era como Dios, no se aferró a su condición divina, sino que
se despojó a sí mismo, tomó forma de siervo y se hizo semejante a los
hombres…

Es por eso que Cristo Jesús, siendo Dios con el Padre, se rebajó en todo y
se sometió al Padre, al Padre oraba, al Padre glorificaba, y a su voluntad
se somete, es por eso que dijo que el Padre es mayor que él, pues como
hombre tiene por fuerza la inferioridad con el cielo (Jn 14,28), de otra
manera si fuera el mas auto exaltado de los hombres pensaríamos que
Jesús no es Dios, pero a Jesús nunca lo vieron diciendo explícitamente: -
Yo Soy su Dios, adórenme y pregúntenme, que yo lo sé todo. De ser así
vuelvo a repetir: dudaríamos de la divinidad de Cristo.

La condición de Jesús aun en el cielo y en la tierra (1 Co 11,3), es la


misma, el Padre es el origen de todo, del Padre nació Jesús como Hijo, y
es claro que un Padre tiene autoridad y planeamientos sobre los Hijos
aunque sean de la misma sustancia y poder, un padre es mayor que los
hijos, pero los hijos son iguales a su padre en todo, tienen cinco dedos en
cada mano, una cabeza, dos pies etc. así es como sucede con Jesús y su
Padre, que en nada quita la autoridad del Padre a la igualdad divina de
Cristo.

Jesús siempre se evitó auto gloriarse, nunca hizo nada para su propia
gloria, sino que hizo todo para engrandecer al Padre, mostrándonos que
era el Padre a quien debían adorar y dar gloria mientras él estuviera en el
mundo (Jn 17,1-6) (Mc 12,28-29) de otra manera dudaríamos de la
divinidad de Jesucristo, pues sería un Dios ensalzado que hablaría de sí
mismo cuando lo que quiere mostrar a los hombres es como vivir en
humildad.

Aunque la gente adoraba a Jesús (Mt 2,11) (Mt 28,17) (Jn 9,38), no
vemos un caso de adoración pedida por Jesús. La Biblia habla
explícitamente de adoración a Jesús, la adoración es algo que se le debe
solo a Dios, si Jesús no fuera Dios, todos los mencionados serían unos
idólatras, el verbo escrito en griego, y que aparece en los códices más
antiguos del mundo es “proskyneo” (adorar) no honrar (1 Ped 2,17), pues
es la misma palabra utilizada para la adoración del Padre (Jn 4,24). La
Palabra proskyneo también tiene el significado de rendir homenaje, pero
en algunas “Biblias” usan a conveniencia los dos significados, rendir
homenaje para Cristo y adorar para el Padre, lo raro es que las escrituras
griegas no hacen ninguna separación y sería más positivo y cuidadoso
que los apóstoles hubieran escrito honrar para cualquier homenaje a
Jesucristo si hubiesen creído que Jesús no fuera Dios, por lo cual, es
innegable que Jesucristo también debe ser adorado (Hb 1,6).

En muchos textos apócrifos que pretenden narrar la vida oculta de Jesús,


narran absurdamente que Jesús cuando iba a tropezar, tenía a ángeles a
su alrededor para que lo tomaran y no cayera. Aunque son evangelios
muy piadosos, fueron el sustento de herejías como el docetismo que
llegaba a negar la humanidad de Jesús, o sea que Jesús según ellos fue
todo Dios y no hombre.
El propósito de Jesús al venir al mundo no es mostrar a un Dios nuevo y
cambiado, sino revelar a Dios en lenguaje humano, Dios se hizo hombre
para enseñar a los hombres a vivir como Dios (siempre Santo) es por eso
que se sometió a condición humana, sin dejar de ser Dios. En todo
parecido a nosotros menos en el pecado (Hb 4,15). Jesús es la
encarnación de Dios (Ba 3,38), Dios se hizo carne para darse a amar
más, Dios quiso hacerse como nosotros para estar muy cerca de
nosotros, sentir como nosotros, sufrir como nosotros sufrimos y
enseñarnos a amar como él ama, a perdonar como él perdona, a tener
misericordia como él es infinita misericordia.

Juan escribió su evangelio más por necesidad que por cualquier otra cosa,
la herejía Ebionita se comenzaba a propagar a finales del primer siglo, los
Ebionitas fueron judíos que aceptaban a Jesús como el Mesías, pero
negaban su parto virginal, y su divinidad. Por otro lado; la información
que daba Juan en su evangelio no era algo nuevo para los griegos, sino
una confirmación de su fe en Cristo, un respiro ante aquellas dudas que
comenzaba a meter el pensamiento griego sobre un hombre perfecto, ya
no solo quedaban adoctrinados en la fe hacia un hombre perfecto, sino en
un “Hijo de Dios” e “Hijo del Hombre”. Es decir: verdadero Dios y
verdadero Hombre.

Los Ebionitas eran judaizantes de la diáspora, muy posiblemente


descendientes de los judaizantes contra los que se luchó doctrinalmente
en los primeros años de la Iglesia, que querían guardar el sábado y toda
la ley de Moisés.

El evangelio de Mateo nos narra la vida de Jesús orientado hacia la


mentalidad Judía de Palestina, mientras que el evangelio de Marcos era
orientado hacia la comunidad Judía de la diáspora, precisamente a los
judíos de Roma. En estos evangelios no era necesario argumentar de
manera explícita sobre la divinidad del Cristo puesto que los judíos
estudiosos del antiguo testamento sabían perfectamente quien era el
Cristo que habría de venir.

Los judíos más ortodoxos y estudiosos de la ley, sabían que Dios tendría
que hacerse presente algún día en este mundo, era una súplica Judía (Is
64,1). En el antiguo testamento notamos con facilidad la divinidad del
Cristo, sobre todo en los profetas, los Judíos sabían que había un solo
Dios, por tanto, a quien esperaban era a su Rey, Dios de Israel.

Is 42,8… Yo Jehová, este es mi nombre, a ningún otro daré mi gloria, ni a


los dioses mi alabanza…

Es notable como el nuevo testamento confirma que Jesús tiene gloria de


Dios.
Mt 16,27… Porque el hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre…
Mt 25,31-46… cuando el Hijo del hombre venga en su gloria…
Mt 24,30… vendrá en las nubes con gran poder y gloria…
Jn 1,14… y el Verbo se hizo carne… y vimos su gloria como el unigénito
del Padre…
Jn 2,11… este principio de señales hizo Jesús… mostrando su gloria y
sus discípulos creyeron en él…
Jn 8,54… si yo me glorifico a mí mismo nada soy; mi Padre es el que
me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios…
Jn 17,5… glorifícame Padre… con la gloria que tuve contigo antes de
que existiera el mundo…
Rm 11,36… porque ¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O quien fue su
consejero? ¿Quién le dio a él primero para que fuese recompensado?
Porque de él, por él, y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por
los siglos de los siglos. Amén.
2 Co 4,6… la Gloria de Dios que está en la faz de Cristo…

¿Será que si Dios fuera sólo el Padre cambió de opinión y decidió darle
gloria a un hombre que se llamaba Jesús? ¿O a un ángel que se llamaba
Jesús como muchos piensan?[1] Está claro que Jesús es Dios, de lo
contrario Dios habría mentido diciendo que a nadie dará su gloria. La
gloria es solo de Dios, si Jesús tiene esta gloria ¿Qué más podríamos
pensar que es Jesús? Siguiendo con el antiguo testamento notamos que
después de Dios y antes de Dios no puede haber otro dios, o Dios.

Is 43,10…Yo soy Jehová… antes de mí no fue creado ningún dios, ni habrá


otro después de mi…

Si Jesús fuera “un dios” como lo afirman los testigos de Jehová,


estaríamos contradiciendo a la Biblia, Jesús no puede ser un dios creado,
sino Dios como lo afirma Juan (Jn 1,1), Jesús es el mismo que está
hablando en este texto de Isaías.

La creencia de que Jesús es un dios creado viene de los textos de Col


1,15 y Ap 3,14 donde se menciona a Jesús como el primogénito, y el
principio de la creación de Dios. No puede entenderse literalmente que
Jesús es el primogénito como el primero de muchos hijos creados iguales
a Jesús pues Jesús también es llamado unigénito (Jn 1,14), primogénito
es el consagrado, o sea que según el lenguaje Judío, Dios Padre consagró
la creación a Jesús, y Jesús consagró la creación al Padre, el primogénito
es el primer hijo que se consagraba a Dios sin importar que nacieran
otros. San Pablo mismo es quien afirma que no fue creado, sino nacido
del Padre Hb 1,5… en efecto ¿a cual de los ángeles dijo alguna vez: tú
eres mi hijo, yo te he engendrado hoy? Imposible pensar que Jesús es un
ángel superior, pues todos los ángeles, todos adoran a Jesús (Hb 1,6). Lo
primero que Dios creó fueron los ángeles, si Jesús es el unigénito
¿podríamos pensar que no hay otro ángel aparte de Jesús? Entonces, si
san Pablo dice que Jesús no es ángel, no puede ser una creación de Dios,
sino nacido de Dios.

Is 43,11… Yo soy Jehová, y fuera de mí, no hay quien salve…


Is 35,4… Jehová vendrá y nos salvará…

¿Quién fue el que vino y nos salvó? ¿Alguien que se llamaba Jehová o
Jesús? Está claro que Jesús es quien nos salvó.

Jn 4,42… pues nosotros hemos oído, y sabemos que


verdaderamente éste es el Salvador del mundo…
Lc 2,11… que nos ha nacido hoy… un Salvador, que es Cristo Jesús…
Ef 5,23… así como Cristo es la cabeza de la Iglesia, la cual es su cuerpo
y él es su Salvador…
Fil 3,20… nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también
esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo…
Tit 2,13… mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro gran Dios y
Salvador Jesucristo.
Jud 25… el único y gran Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad,
imperio y poder por los siglos de los siglos. Amén.

Por lo tanto indiscutiblemente Jesús es el salvador, y la salvación viene


sólo de Dios, entonces Dios fue el mismo que se entregó por nosotros,
porque fuera de Dios no hay salvador. Si Jesús no fuera Dios, la salvación
no viniera de Dios, sino de alguien a quien Dios mandó, entonces nuestro
salvador sería indirectamente Dios, algo que es incongruente. Si Jesús no
fuera Dios, nuestra salvación no le hubiera costado nada a Dios, y si no le
costó nuestra salvación ¿Entonces para qué esperaría tantos años
después de Adán y Eva para salvarnos? ¿Pensaríamos en un Dios que le
gusta hacernos sufrir con ataduras al pecado?

Is 25,8-11. El Señor Dios destruirá la muerte para siempre, enjugará las


lágrimas de todos los rostros y borrará de toda la tierra la afrenta de su
pueblo. Así ha dicho el Señor: en aquel día se dirá: Aquí está nuestro Dios
de quien esperábamos que nos salvara… pero Jehová se abajará su
altivez…

Dice san Pablo que Jesús es quien ha destruido la muerte (2 Tim 1,8-10).
Y en esta profecía se confirma que Dios se tenía que rebajar de su
condición divina y estar aquí entre los hombres, claramente es Jesucristo
quien se rebajó de su condición según el mismo Pablo (Fil 2,5-7) por lo
que notamos que Jesús es el Dios-Mesías que anuncia el profeta Isaías,
un Dios humilde.

Is 44,6… así dice Jehová, Rey de Israel, y su Redentor Jehová de los


ejércitos; Yo Soy el primero y el ultimo. Fuera de mí no hay Dios… (Is
49,7).
Es muy notable que Jesús tenga los mismos títulos del Jehová del antiguo
testamento; Jesús es nombrado Rey de Israel por Natanael (Jn 1,49),
Redentor por Pablo (Rm 3,24) (Ef 1,7) (Hb 9,12) (Col 1,14) y Alfa y
Omega por Jesús mismo:

Ap 1,8… Yo Soy el Alfa y el Omega, eso dice el Señor Dios.

Si Jesús en su revelación concedida por el Padre (Ap 1,1), dice que él es


el Alfa y el Omega, es una muestra de que es Dios, porque sólo Dios es
nombrado el primero y el último (el Eterno).

Platicando con un testigo de Jehová, decía que Ap 1,8 es al Padre a quien


se refiere, pero el principio del libro del Apocalipsis dice que es Jesucristo
quien está revelándose con el consentimiento del Padre. Inclusive un
versículo antes dice que vendrá entre las nubes y todo ojo lo verá, y es
Jesús quien vendrá de entre las nubes, no el Padre (Hch 1,11), y es
cuando continúa diciendo: yo soy el Alfa y el Omega. Inclusive en al final
del libro lo sigue sosteniendo: Ap 22,12-13… Vengo pronto y mi galardón
conmigo, para compensar a cada uno según sus obras, Yo Soy el Alfa y la
Omega. ¿Quién mas podría ser? Indiscutiblemente es Jesús el primero y
el último, este titulo va ligado con que Jesús es el principio de todas las
cosas, y es el que al final va a juzgar a la creación (Mt 25,31-34).

Siguiendo con el antiguo testamento dice:

Is 45,11… Así dice Jehová, el Santo de Israel…

Aquí vemos otro titulo de Dios, pues él es llamado el Santo con justa
razón, a los cristiano se nos llama “los santos” porque hemos sido
santificados por la sangre de Cristo, pero llama la atención como a Jesús
no solo le llaman Santo (Lc 1,35) sino el Santo de Dios por un demonio
(Lc 4,34), un titulo mas grande que ser nombrado Santo de Israel.

Algo que demuestra muy fuerte la divinidad del Cristo, son las profecías
de su nacimiento encontradas en Isaías:

Is 9,6… porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el


principado sobre su hombro. Se llamará su nombre “admirable
Consejero”, “Dios poderoso”, “Padre Eterno”, “Príncipe de Paz”.
Is 7,14… el Señor mismo va a daros una señal: Una virgen concebirá y
dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre “Dios con nosotros”…

Estos títulos claramente no son los nombres de Cristo sino lo que es el


Cristo pues tendría que ser llamado Jesús (Yeshuah = Dios salva), y es
nombrado Dios, Padre, Consejero y Príncipe.
Is 40,9-11… súbete al alto monte, alegre mensajero para Sión, clama con
voz poderosa, alegre mensajero de Jerusalén, clama sin miedo. Di a las
ciudades de Judá: Aquí está nuestro Dios, ahí viene el Señor Jehová
con poder, y su brazo lo sojuzga todo…

Esta profecía, hablando de Juan el Bautista como el mensajero de Sión


versículos atrás (Is 40,3) dice que Dios se va a hacer visible ante las
tribus Israel para que lo vean, y el que se hizo presente se llama Jesús,
por tanto Jesús es el Señor Jehová (Yahvé mejor dicho).

Ez 34,11-17. Así dice el Señor Jehová: aquí estoy yo. Yo mismo cuidaré
de mi rebaño y velaré por él como un pastor vela por su rebaño cuando
se encuentra en medio de sus ovejas dispersas… en cuanto a ti rebaño
mío, voy a juzgar entre oveja y oveja, entre ovejas y machos
cabríos… (Véase también Sal 95,7 comparado con Jn 10,4).

Esta profecía se cumple con lo dicho por Jesús: Mt 25,31-46… cuando el


Hijo del hombre venga en su gloria… serán congregadas delante de él
todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor
separa a las ovejas de los machos cabrios…

Que más podemos decir cuando sabemos que Dios había dicho: Yo mismo
cuidaré de mi rebaño, y: voy a juzgar entre oveja y oveja, entre ovejas y
machos cabríos… Jesús es el mismo Yahvé (Jehová). Veamos también
como el profeta Zacarías habla sobre la venida de Dios.

Zac 14,5… y vendrá Jehová mi Dios y todos sus santos con él…

Aquí solo nos vasta con comparar esta profecía con 1 Tes 3,13… en la
venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

Ez 37,12-14… así dice el Señor Jehová: voy a abrir vuestras tumbas: os


haré salir de vuestras tumbas pueblo mío, y los llevaré de nuevo al suelo
de Israel. Sabréis que yo soy Jehová cuando abra vuestras tumbas y os
haga salir de ellas, pueblo mío.

Jesús es quien hace salir de las tumbas a los muertos, cumpliéndose así,
una profecía más que nos habla sobre la divinidad de Jesús:

Jn 11,1-45… Le dice Jesús: quita la piedra… dicho esto, gritó fuerte:


¡Lázaro, sal fuera!...

Es notable como san Pablo dice que es Cristo la nube que menciona el
libro del Éxodo (1 Co 10,1-4) mientras que el libro del Éxodo menciona
que era Dios quien estaba en la nube (Ex 13,21… Jehová iba delante de
ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino…).
Inclusive en una profecía de Jeremías al mismo Cristo lo llama “Yahvé,
Justicia nuestra” (Jr 23,5-6).

Viendo las escrituras del antiguo testamento cumplidas en Jesús,


indiscutiblemente los judíos esperaban a su Dios. Lo que no esperaban
era que Dios se hiciera presente en un hombre simple, pues ellos
esperaban a un Ser milagroso, que resplandeciera de Luz, o que viniera
glorioso rodeado de humo y olor a incienso, que sus pasos cimbraran el
piso, con vestiduras blancas como las nubes, que fuera un ser poderoso a
simple vista o bien, que tuviera por lo menos algún aspecto como los
narrados en las escrituras antiguas. Pero Jesús vino a ser su decepción.
Inclusive cuando él se autonombraba igual que en la zarza que vio
Moisés, ellos se enojaban y querían matarlo, porque para ellos era una
blasfemia que un hombre de carne y Hueso se autonombrara Yo Soy (Ex
3,6-22).

Jn 8,58… Jesús les dijo: antes de que Abraham fuera, Yo Soy. Tomaron
entonces piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió del
templo…

También se autonombra Yo Soy seguido de una cualidad que sólo a Dios


puede atribuírsele:

 Yo Soy el Pan de Vida (Jn 6:35).


 Yo Soy la Luz del Mundo (Jn 8,12).
 Yo Soy la Puerta (Jn 10,7-9).
 Yo Soy el Buen Pastor (Jn 10,11).
 Yo Soy la Resurrección y la Vida (Jn 11,25).
 Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6).
 Yo Soy la Vid Verdadera (Jn 15,1).

También podemos observar las siguientes citas:

Jn 18,6… cuando Jesús dijo: Yo Soy, retrocedieron y cayeron en tierra…


Hch 9,5… Yo Soy Jesús, a quien sigues…

¿No será mucha casualidad que los Judíos cayeron en Tierra al escuchar el
Yo Soy de Jesús? Es un claro ejemplo de que habían quedado perplejos
por oír lo mismo que Moisés oyó en la zarza ardiente.

¿No es este el hijo de José? (Lc 4,22) decían los Judíos, adentrándonos en
la mentalidad del Judío que esperaba a su Mesías Dios, los judíos
definitivamente no esperaban a alguien como los profetas, de lo contrario
estos auto cuestionamientos serían absurdos pues los profetas son
hombres, ellos esperaban al rey de los profetas, al Emmanuel (Dios con
nosotros), que los libertara y que trajera la hegemonía sobre los pueblos
paganos. Por lo tanto, Jesús era una farsa para ellos, porque veían a un
simple hombre hijo de un carpintero, que trabajó y aprendió carpintería
para tener que comer, aun anunciado por el profeta Isaías (Is 25,11) les
costaba mucho trabajo creer en un Dios rebajado de su condición.

Jesús es la revelación total de Dios (Jn 14,7-10), él es la misma Imagen


de Dios Padre a quien nadie ha visto (Jn 1,18) (Col 1,15), si Dios nunca
hubiera pisado nuestra tierra, seguiríamos teniendo en estos momentos
un Dios mental que se comunica por medio de profetas (Jesús es también
un profeta) y por cartas (Las Escrituras), un Dios que no nos ama a tal
grado de no darse a entender en términos humanos y hacernos saber que
es lo que quiere de nosotros para que lo amemos a mayor grado.

Los judíos no dudaron de que el Mesías sea Dios, sino de que Dios sea
Jesús, por la misma razón fue condenado, Los judíos no mataron a Jesús
por haberlo considerado un profeta que hablaba de las cosas de Dios, no
lo mataron por haberlo considerado un ángel, lo mataron por haberse
puesto en el lugar de Dios.

Jn 5,18…por esto los judíos aun más intentaban matarlo: por que no solo
quebrantaba el sábado, sino que también decía que Dios era su Padre,
haciéndose igual a Dios…

Su manera de comportamiento con respecto a la ley, era de lo mas


blasfemo que podían oír los escribas y fariseos, pues solamente Dios tenía
una autoridad así sobre las escrituras, después de Dios, no había otro
mas grande que Moisés y Abraham, si había alguien mas grande que
ellos, ese mismo tenia que ser Dios, de lo contrario, al ser considerado
profeta falso o peor aun, ponerse en el lugar de Dios, iría a la muerte
segura por lapidación. Para la mentalidad Judía, ni siquiera los ángeles de
Dios pueden cambiar lo que Dios escribió con su dedo.

Jesús se decía a si mismo como el Hijo de Dios. Los judíos sabían que
Dios habría de venir, pero no soportaron a un Dios que les diera una
interpretación mas humana y divina de la ley, ellos decían: por buena
obra no te apedreamos, sino por la blasfemia, por que siendo tú un
hombre te haces Dios (Jn 10,33). Jesús les acababa de decir, que él y el
Padre, son Uno (Jn 10,30) Esto suena también de lo más incoherente
para aquellos hermanos separados que no creen en la divinidad de Cristo,
o que Cristo es un dios más chiquito que el Padre.

Los judíos, siendo una raza soberbia religiosamente hablando (sobre todo
en los tiempos de Jesús) por ser los únicos monoteístas del mundo, no
podían (y no pueden) ni siquiera imaginarse crucificado al único Dios
verdadero, eso era el peor escándalo para su religiosidad (Dt 21,23). Para
los griegos (generalmente los paganos) era un bocado muy difícil de
tragar, el solo hecho de predicársele un Dios sacrificado.
1 Co 1,18-23… nosotros predicamos a un Mesías crucificado, ciertamente
para los judíos es escándalo, para los griegos locura…

Dice san Pablo que Jesús es el nombre sobre todo nombre (Fil 2,8-9),
aquí ya no nos podemos hacer enredos con la pronunciación del nombre
de Dios, pues Jesucristo es el nombre sobre todo nombre incluyendo el
tetragrámaton YHWH (Fil 2,10) (Lc 24,47). También cuenta san Pablo que
la predicación le fue encomendada por Dios (Tit 1,4), y es Jesús quien le
encomienda la predicación, pues san Pablo se considera Apóstol (enviado)
de Jesucristo, no apóstol del Padre.

Vemos que san Pablo y san Juan hablan de que Jesucristo es el Rey de
reyes, y Señor de señores (1 Tim 6,15) (Ap 17,14), títulos que sólo Dios
podría recibir (Dn 2,47) (Sal 10,16), pues Dios no deja de ser celoso y
sería idolatría darle esos títulos a un hombre, o a un ángel.

Cuando san Pablo dice: creemos en un solo Dios, el Padre, en un solo


Señor (1 Co 8,4-6), no es hacerse él mismo una contradicción, o querer
negar la divinidad de Cristo, pues allí mismo se confirma a Cristo como
Creador de todo y de nuestra existencia, recordamos que Dios y Señor
con letras mayúsculas quiere decir lo mismo, pues nadie (religiosamente
hablando) conocía a un Señor que no fuera Dios, La palabra Adonaí
utilizada para Dios, fue transcrita al griego como Kyrios, que quiere decir,
el Señor, utilizada para nombrar a Jesucristo. ¿Será que Pablo se estaría
contradiciendo en el mismo texto al afirmar que Jesús no es Dios pero es
Creador y por él llegamos a existir? Volviendo al antiguo testamento
vemos que Yahvé no ocupó de nadie para crear todo.

Is 44,24… Yo, Jehová, extendí los cielos, yo asenté la tierra sin ayuda de
nadie.

Entonces Jesús es Yahvé, pues si no fuera Dios, entonces se estaría


contradiciendo el nuevo testamento cuando también Juan afirma que por
Jesús fueron hechas todas las cosas (Jn 1,3) Jesús tendría que ser Dios,
pues Dios no ocupó de nadie para crear las cosas.

El principio de la epístola a los Hebreos, no deja duda alguna de la


divinidad de Cristo, es una epístola con mucho sentido apologético escrita
por san Pablo a la asamblea de Jerusalén, donde frecuentaban los
judaizantes (Hb 1,1-6), ellos sabían las escrituras muy bien, y la liturgia
del templo, pero les costaba mucho trabajo creer en un Dios sacrificado
en lugar de los corderos del templo de Jerusalén (Hb 10,10), san Pablo
dice además en este texto que Jesús es imagen misma de su sustancia, la
sustancia de Dios, es Dios, por ejemplo, un animal de una especie solo
engendra animales de su misma especie, un humano solo engendra
humanos, así mismo, Dios solo puede engendrar a Dios, no puede
engendrar a otro dios porque entonces nuestra religión cristiana sería
politeísta y adoraríamos a varios dioses lo cual es imposible, solo puede
haber un Dios verdadero (Dt 6,4).

Una de las cualidades de Dios, es que es omnipresente, es decir, que está


en todas partes, y Jesús se atribuye a si mismo esta cualidad divina (Mt
18,20… porque donde están dos o mas reunidos en mi nombre, ahí estoy
yo en medio de ellos).

Es de notar lo que pasó con un endemoniado, Jesús le dijo: Vete a tu casa


y cuenta cuan grandes cosas ha hecho Dios contigo, y el que era
endemoniado se fue contando lo que Jesús había hecho con él. No
creemos que el sanado haya desobedecido a Jesús, sino mas bien que
sabía quien era Jesús; su Dios, el Hijo de Dios Altísimo (Lc 8,39).

Cuando se aparece Jesús resucitado, vemos que la exclamación de Tomas


tampoco deja lugar a dudas: Jn 20,28… ¡Señor mío y Dios mío!

Pedro al comenzar su segunda epístola menciona a Jesús como Dios (2


Ped 1,1. Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis
alcanzado por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo una fe
igualmente preciosa que la nuestra…).

Pero lo más sostenible de la divinidad de Cristo es la contundente


afirmación que él hace: El Padre y Yo somos una misma Cosa (Jn 10,30).
Así sea. Jesús y el Padre son una misma Cosa, ¿Qué cosa es el Padre? El
Padre es Dios, pero no podemos pensar en dos dioses, sino en uno solo,
muchas congregaciones creen que nuestra creencia en la divinidad de
Cristo e indudablemente del Padre, nos hace pensar en dos dioses que
forman un solo Dios, pero no es así, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
son un solo Dios Verdadero inalcanzable a nuestro intelecto.

¿El Espíritu Santo es Dios?

Poco se habla de la divinidad del Espíritu Santo en la Biblia, y es de


perfectos fundamentalistas afirmar que el Espíritu Santo no es Dios, por
que la Biblia no lo dice explícitamente. Para encontrar la divinidad del
Espíritu no hacen falta muchos versículos de la Biblia, sino usar el sentido
común.

El Espíritu Santo para muchos es la fuerza activa de Dios, para nosotros


es Dios mismo, la tercera persona de la Trinidad, es decir, una fuerza
personal, no impersonal.

Pedro habla de mentir al Espíritu Santo:


Hch 5,3-4… Ananías ¿Por qué te ha envalentonado Satanás a tratar con
engaño al Espíritu Santo?... no has tratado con engaño a los hombres
sino a Dios…

Notamos que una fuerza no se engaña, pues una fuerza activa no se


puede tratar de engañar si no fuera una persona, además de que añade
que es a Dios (el Espíritu Santo) a quien trató con engaño. El Espíritu
Santo es persona, porque:

 Se ofende: (Mt 12,31… toda ofensa contra el Espíritu Santo,


no será perdonada…) ¿Cómo una fuerza puede ofenderse?
Sabiendo que esta fuerza viene de Dios ¿Cómo pudiéramos
ofender las acciones de Dios? es como decir: con su ingenio,
Guillermo Gonzáles Camarena inventó la televisión a color
¿Cómo sería posible ofender el ingenio del inventor si el
ingenio no es una persona que piensa?
 Se entristece: (Ef 4,30… y no entristezcáis al Espíritu Santo
de Dios…) ¿Cómo podría ser posible que la fuerza de Dios se
entristeciera si no fuera una persona? Por ejemplo, la
electricidad que es una energía no se puede entristecer; la
fuerza del viento no se puede entristecer, solamente se
pueden entristecer aquellos seres que tienen conciencia,
como personas, ángeles, y Dios.
 Tiene pensamiento: (Hch 15,28… pues ha parecido bien al
Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna carga…)
si el Espíritu fuera una fuerza impersonal, no pudiera tener
puntos de vista (pareceres) sería totalmente ilógico.
 Intercede por nosotros: (Rm 8,26… pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles…) Si sólo el
Padre fuera Dios, y el Espíritu Santo fuera su fuerza, sería
imposible que intercediera por nosotros, pues una fuerza
que viniera del Padre no pudiera interceder ante él, porque
entonces no sería intercesión pues sería el mismo Padre que
intercediera por nosotros ante él, es como enviar dinero a
alguien para que me pague lo que me debe. Solamente un
ser puede interceder ante un ser, es la ley de la intercesión.
 Es Testigo: (Hch 5,32… de eso somos testigos nosotros y el
Espíritu Santo…) ¿una energía es testigo de un
acontecimiento? Pedro declara que el es testigo, y el
Espíritu es testigo, si Pedro es una persona, el Espíritu
Santo debería ir por la misma línea de testigos.

Para la mayoría de los negadores de la divinidad del Espíritu Santo les es


suficiente señalar el texto del Pentecostés (Hch 1-4) donde dice que el
Espíritu Santo se derrama, y se cuestionan o nos cuestionan: ¿Cómo
pudiera ser una persona el espíritu santo si llenó a unos 120 discípulos a
la misma vez? (Vivir para Siempre, 1982, Pág. 41, Publicación de los
Testigos de Jehová).

Una pregunta que ellos creen que es imposible responder, la misma


escritura la responde cuando afirma que Dios es Todopoderoso (Gn 17,1),
y si el Espíritu Santo es Dios puede llenar a 120 y hasta miles de millones
de personas al mismo tiempo. Mas bien la pregunta sería para ellos: ¿Por
qué cuestionar el poder de Dios con nuestra limitada imaginación? No es
que podamos pensar cualquier fábula sobre lo que pueda hacer Dios, pero
si Dios es el Espíritu Santo claro que lo puede hacer, y lo hace, pues el
Espíritu Santo se derrama en nosotros al momento de nuestro bautismo,
y han sido bautizadas millones de personas desde el siglo primero, en
diferentes tiempos y diferentes lugares y muchas al mismo tiempo
¿Dónde está lo imposible?

El Señor es el Espíritu afirma san Pablo (2 Co 3,16-17) y es del Espíritu


Santo de quien recibimos los carismas (1 Co 12,4-11). Notamos que el
mismo texto dice al final: el Espíritu distribuye a cada uno en particular
según su voluntad.

La energía no puede tener voluntad propia, solamente un ser puede tener


voluntad propia, si el Espíritu fuera manipulado a la voluntad del Padre
para repartir los carismas, entonces el Espíritu Santo no tendría voluntad
contradiciendo a lo que dice san Pablo.

¿Qué mas podría ser el Espíritu Santo sino Dios? no nos podemos tomar a
la ligera el ofenderle diciendo que es una energía, preferimos tomar las
escrituras con el sentido común, pues tampoco puede ser un ángel, o un
ser creado, pues Pablo nos afirma que el Espíritu es eterno (Hb 9,14).

Un Dios Trino

Si el Padre es Dios, Jesús es Dios, y el Espíritu Santo es Dios ¿Cuántos


dioses hay? La Biblia no miente cuando afirma que hay un solo Dios (Dt
6,4).

A principios del cristianismo, no había aparecido el término Trinidad para


referir que el Padre, el Hijo y el Espíritu eran un solo Dios, el término
Trinidad fue inventado hasta principios del siglo tercero. Debido a que la
palabra trinidad no existe en la Biblia, es común que se niegue esta
verdad. La palabra no existe en la Biblia, pero la Biblia no dice que
únicamente serán creídas las palabras que contenga pues la Biblia no es
un diccionario (porque a propósito de esto, la palabra Biblia no aparece en
la Biblia), y la Biblia no pretender que entendamos con nuestra sabiduría
a Dios (Is 55,8), pues la Biblia no es un mapa de Dios. Como muchos
términos bíblicos; la palabra Trinidad se utiliza para nombrar alguna
realidad que contienen las escrituras, como por ejemplo: el que la Iglesia
sea Católica es una realidad (Ga 3,28-29), sin embargo la palabra
Católico no viene en la Biblia, pero nadie puede negar esa realidad.

Lo que si existe en la Biblia es la idea de un Dios Trino, o que Dios se nos


presenta en tres personas distintas sin perder su unidad. Examinemos
algunos textos que nos muestran las tres divinas personas en unidad.

1 Co 12,4-6… hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo,


hay diversidad de ministerios pero el Señor es el mismo, y hay diversidad
de actividades pero un solo Dios es el que actúa…
2 Co 13,13… la gracia del Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la
comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes. (Véase también Jud
20-21)

Vemos que cuando Jesús fue bautizado, el Padre se manifestó en el cielo,


el Espíritu descendió con Jesús en forma de una paloma.

Mt 3,16-17… una vez bautizado Jesús, salió del agua, y en esto se


abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y
venia sobre él, y una voz que salía de los cielos decía: este es mi Hijo
amado en quien me complazco.

También Jesús ordenó que se bautizara en el nombre del Padre hijo y


Espíritu Santo, el Padre es un Ser, el Hijo es un Ser, y el Espíritu Santo es
un Ser, el Bautismo es un símbolo de unción en Dios, para ser
simbolizados a Dios tendríamos que ser unidos a la naturaleza de Dios, es
por eso que así debería ser la manera de bautizar que ordena Jesús, que
en estos momentos revela la sustancia trina de Dios.

Mt 28,19… vallan y bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo, y del


Espíritu Santo…

Nuestro conocimiento sobre un Dios Trino no fue revelado sino hasta la


venida de Cristo, san Pablo sigue afirmando que este misterio fue
revelado hasta la venida de Cristo (1 Co 2,7), aunque no alude a que
nuestro conocimiento deba de estar en un Dios Trino, pero lo que si es
cierto es que no se tuvo conocimiento sobre como era Dios sino hasta la
venida de Cristo, quien reveló la naturaleza de Dios y de muchas cosas
mas.

En el antiguo testamento también vemos la idea de la trinidad. En el


pasaje de la creación vemos como Dios crea por medio de su Espíritu, y
su Verbo (Palabra) (Gn 1,1-3).

En Gn 18,1-3 vemos como Yahvé se apareció a Abraham en tres


personas, y Abrám dijo Señor mío a los tres.
El Dios de los Cristianos

Es indispensable mostrar los escritos de los primeros cristianos con


respecto al Dios que les predicaron antes de que apareciera Constantino y
se convocaran los concilios de Nicea y Constantinopla, es común que las
sectas protestantes nieguen al Dios de las Iglesias cristianas, esto debido
a que Constantino convocó el concilio de Nicea donde se formuló la razón
de nuestra fe en Cristo, y en un Dios uno y Trino, y por consecuencia
piensan que Constantino fue el que originó que se creyera en la divinidad
de Cristo y del Espíritu Santo, pero estos testimonios de los cuales, la
mayoría se conservan en original, delatan que quien cree que Constantino
propuso la divinidad de Cristo y del Espíritu, está mintiendo o es un
ignorante.

San Dionisio, obispo de París, año 260 d.c. “II Epístola a los Triteistas”

Es necesario que el Verbo divino esté unido con el Dios del universo, y
que el Espíritu Santo habite y permanezca en Dios; y por consecuencia es
toda necesidad que la Trinidad se reúna y se recapitule en uno solo, es
decir, en el Dios Omnipotente del Universo…

San Ignacio de Antioquia, año 107 o 110 d.c. “Epístola a los de Esmirna”

Cáp. I. Yo glorifico a Jesucristo, Dios que hasta tal punto nos ha hecho
sabios…

“Epístola a los Efesios” Cáp. XVIII. La verdad es que Nuestro Dios Jesús,
fue hecho carne en el seno de María.

Eusebio de Cesárea, año 319 d.c. “Historia Eclesiástica I”

Eusebio nos narra la invocación de Policarpo antes de ser martirizado en


el siglo segundo: Te alabo y te glorifico, por medio del celestial y eterno
Sacerdote Jesucristo, tu Hijo amado, por el cual, juntamente con el
Espíritu Santo sea la gloria por los siglos de los siglos…

San Justino, mártir año 155 d.c. “Dialogo con Trifón”

Ni Abraham, ni Isaac, ni Jacob, ni hombre alguno han visto al que es


Padre y Señor absoluto de todas las cosas, y de Cristo mismo, sino que
vieron a este quien es Dios por voluntad del Padre… Cristo es Señor y
Dios.

Al principio antes de todas las cosas, engendró Dios una potencia racional
de si mismo, a la cual llamamos Espíritu Santo, Gloria del Señor, y a
veces también Hijo… a veces Dios.
Orígenes, año 240 d.c. “De Principiis”

Hasta ahora, no se ha hallado en las escrituras algo que sugiera que el


Espíritu Santo sea un ser creado… por lo tanto concluyo, que el espíritu
que se movía sobre las aguas, no es otro que el Espíritu Santo (Gn 1,1-
2).

“Fragm in Jonás”… Hay una cosa que turba a muchos que quisieran ser
piadosos: … confiesan que aquel, al menos de nombre, que llamamos
Hijo, es un hombre, y hay quienes niegan la divinidad del Hijo…
Cáp. XXXVII… El Espíritu sopla donde quiere, esto significa que es un ser
substancial no como algunos pretenden, una simple actividad de Dios. El
apóstol después de enumerar los dones del Espíritu, prosigue: y todo esto
procede de un mismo Espíritu que distribuye a cada uno según su
entendimiento (1 Co 12,11), por tanto, si actúa, quiere y distribuye, es un
ser substancial activo…

“Comentario en Romanos”… El Espíritu mismo está en la ley y en el


evangelio; él está eternamente con el Padre y el Hijo, y con el Padre y el
Hijo existe siempre, existió y existirá.

“Adversus Celso”… Aquel a quien tenemos por Dios e Hijo de Dios, y en


quien creímos como tal desde el principio, es el Verbo mismo y la
Sabiduría misma, y la misma Verdad.

Tertuliano, año 200 d.c. aprox., “Adversus Práxeas”

La herejía de Práxeas, piensa estar en la posición de la verdad, cuando


profesa que para defender la unicidad de Dios, hay que decir que el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son lo mismo. Como si no se pudiera
admitir que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean uno solo por el hecho
de que los tres proceden de Uno por unidad de sustancia, manteniendo el
misterio de la economía divina, que distribuye la unidad en tres… porque
no hay mas que un solo Dios.

San Ireneo, obispo de Lyón, año 180 d.c. “Adversus Haereses”

Cáp. IV… no hay mas que un solo Dios, que con su Verbo y su Sabiduría
ha creado y adornado todas las cosas…
Cáp. III… hemos mostrado a partir de las escrituras que ningún hijo de
Adán puede llamarse Dios o Señor en sentido propio, pero que Cristo al
contrario de todos los hombre que jamás existieron, es anunciado por
todos los profetas y apóstoles, y por el mismo Espíritu como Dios en
sentido propio. Y Señor, y Rey, Hijo único y Verbo encarnado, las
escrituras no hablarían de él, si fuera un hombre como los demás…

Conclusión
¿Quien ha podido entender a Dios? así viviéramos millones de años
estudiando teología no lo lograríamos, apenas podemos imaginarnos lo
que se nos ha revelado por medio de Jesucristo el Señor, y se ha
depositado en la Iglesia, que es pilar y base de la Verdad. Dios es
incomprensible, tan Grande y tan Santo que es imposible que una carne
pecadora y pequeña como la nuestra pueda llegar a comprenderle, solo
sabemos que hay un Dios, no puede haber muchos dioses o Dios y un
dios porque sería un desorden universal, eso si lo podemos entender,
tenerle fe y adorarle.
Un infierno "light"
Por P. Carlos Buela

Así como hay cerveza sin alcohol, café sin cafeína, sal sin sodio, azúcar
sin glucosa, tabaco sin nicotina, hombres sin sustancia y sin humanidad, o
sea, “sin fundamento, sin misión, sin fin último” 1; y estos son todos
productos “light”; así existen, también, cristianos “light” que son
partidarios de un infierno “light”.

Nos podemos preguntar, ¿qué es un infierno “light”? Es un “infierno”


carenciado. Es un infierno “liviano”: sin pena de daño, sin pena de
sentido, sin eternidad y/o sin habitantes. Sobre la base de estas cuatro
carencias las variantes son muchas y las hay para todos los gustos.
Algunos son plenamente “light” y sostienen las cuatro negaciones, otros
son más medidos y aceptan sólo algunas variantes “light” o les ponen
atenuantes.

En muchos textos de la Sagrada Escritura se fundamentan las verdades


reveladas acerca del infierno. Pero, para mi intento, son suficientes tan
sólo dos mitades de dos versículos. Se enseña la pena de daño, o sea, la
privación de la vista de Dios, en “Apartaos de mí, malditos,...” (Mt 25,
41); la pena de sentido, o sea, el sufrimiento que proviene de cosas
sensibles, en “ ...id al fuego...” (id); la eternidad de las penas, que no
terminarán jamás, en “...eterno.” (id); y acerca de sus habitantes: “Éstos
irán al castigo eterno...” (Mt 25, 46). Para los que tenemos el
convencimiento de que la Biblia es Palabra de Dios, no son necesarios
más textos. Serán los cuatro puntos de la primer parte de este artículo.

PRIMERA PARTE

1.La privación de la vista de Dios o pena de daño.

Ésta es la pena esencial del infierno. Si con la imaginación más tropical y


el corazón más calenturiento imaginásemos las torturas más refinadas e
increíbles, las penas de sentido más espantosas que jamás se hayan
pensado, y si aún dejásemos como nenes de pecho a la imaginería
barroca acerca del infierno, a la tortura china y a los modernos
torturadores con sus refinadas técnicas, si el infierno tuviese todos esos
tormentos sensibles incluso elevados a la enésima potencia, pero si no
hubiese pena de daño, el infierno no sería infierno sino más bien paraíso,
ya que se vería a Dios. Por el contrario, si en el infierno no hubiese pena
de sentido, pero sí privación de la vista de Dios, el infierno sería infierno y
tan insufrible como el que tuviese los más espantosos y horribles castigos
infligidos por las creaturas.

Lo más dramático del infierno no es lo que más asusta a la mayoría, a


saber, las penas sensibles. Lo que aterra del infierno es no ver a
Dios: “...no los conocerá aquel Dios a quien no quisieron conocer en la
vida” 2. Por eso decía sabiamente San Alfonso, Doctor de la
Iglesia: “todas las demás penas apenas si son penas comparadas con esta
pena” 3. Ni el “fuego inextinguible”4, ni el pestilencial olor, ni la compañía
insoportable de los demonios y de los otros condenados, ni el lugar
espantoso 5, ni el tormento de los sentidos corporales internos y
externos, ni el “gusano que no muere”6 roedor de la conciencia, ni “el
llanto y crujir de dientes” 7, ni “las tinieblas exteriores” 8, ni ninguna otra
de estas cosas, ni todas ellas juntas, forman el infierno, sino el haber
perdido a Dios.

Dicho de otra manera, ¿cuál es el bien que pierde el condenado? Pierde a


Dios que es un Bien infinito. El dolor y la pena son, por tanto, infinitos 9.
Lo formal del castigo es estar alejados de Dios. Así como el dolor
sustancial de la Pasión del Señor son los dolores interiores y no los
sensibles, así como en el temor de Dios es más importante el temor filial
y el temor servil debe conducirnos a ese 10, así como en la penitencia lo
esencial es el dolor interior por los pecados cometidos y la penitencia
externa es sólo fruto y acicate para la interna -y si no fuese así no serviría
para nada, pudiendo incluso ser pecado-11, así, de manera parecida, es
la pena de daño respecto de la pena de sentido.

Claro que esto al mundano no le llama la atención, ya que de hecho en


esta tierra vive como si Dios no existiese y esa futura lejanía de Dios ni le
preocupa, porque la imagina como una prolongación de la lejanía
placentera y actual de Dios. Claro que esto al pecador que vive
revolcándose en el retortero de innumerables pecados esto no le
preocupa, ya que de hecho vive ofendiendo siempre a Dios y esas ofensas
le parece que no le acarrean ningún castigo ahora, prolongando hacia el
futuro en su imaginación esa ausencia -aparente- de castigo. Claro que
esto no lo ve el que vive en las tinieblas de su casi invencible estupidez y
por su misma estupidez es incapaz de abrir los ojos. Claro que esto no lo
ven quienes viven sumergidos en la fugacidad del tiempo que pasa, en los
miles de productos de los supermercados que ansían y en el
ensimismamiento de su voluntad permisiva. El tiempo les impide ver la
eternidad, el tener les obstaculiza captar la primacía del ser y el creerse
los autores de su libertad a no notar la presente esclavitud, ni temer la
futura inexorable; su materialismo les impide considerar la posibilidad de
un castigo esencialmente espiritual. En última instancia, la pérdida del
sentido de Dios, los lleva a la pérdida del sentido del pecado, y ésta los
lleva a no percibir la realidad del justo castigo por el pecado.

Niegan el infierno los que primero han deformado o negado a Dios, en


algunas de sus características, como ser personal, espíritu puro, libre,
providente y trascendente. Cuando no hay Dios no hay forma de
trascender los horizontes de este mundo y el hombre queda encerrado en
la concreción de la inmanencia. La realidad del infierno es demasiado
clamorosa para quien ignora que tiene un verdadero Padre en los cielos.
En su libro “Discusión”, Jorge Luis Borges, sostiene “la blasfemia de decir
que todo el que cree en el infierno „es irreligioso‟, con lo que caen en la
Irreligión casi toda la Humanidad, menos Borges; e inclusive
Jesucristo...”12. Algunos, aparentemente, nunca encontraron la salida de
sus tortuosos laberintos interiores.

Lo espantoso de la pena de daño sólo lo comprenden aquí en la tierra las


almas santas y fervorosas. Los mundanos, los que viven en pecado, lo
comprenderán tarde, sólo se les abrirán los ojos cuando entiendan que,
por culpa propia, perdieron un Bien infinito.

I. El castigo infligido por las creaturas o pena de sentido.

No sólo es un dogma de fe definida la existencia y eternidad del infierno,


tal como fue declarada por el Concilio IV de Letrán: “...para que reciban
según sus obras, ya hayan sido buenas o malas, los unos con el diablo
pena perpetua, y los otros con Cristo gloria sempiterna”13; es también de
fe definida que los condenados padecen pena de daño, como se enseña
en la constitución “Benedictus Deus:” “...según común ordenación de
Dios, las almas de los que mueren en pecado mortal actual en seguida
después de su muerte descienden a los infiernos, donde son
atormentadas con penas infernales”14, es también de fe definida la
existencia y eternidad de la pena de sentido, como se enseña en el
Símbolo “Quicumque”: “...y los que hicieron bien, irán a la vida eterna;
los que hicieron mal, irán al fuego eterno. Ésta es la fe católica: a no ser
que uno la crea fiel y firmemente, no podrá salvarse”15.

En el Concilio Vaticano II, en la Constitución dogmática sobre la Iglesia,


Lumen gentium, 48, se enseña la necesidad de una constante vigilancia,
para que “no como a siervos malos y perezosos (cf. Mt 25, 26) se nos
mande apartarnos al fuego eterno (cf. Mt 25, 41), a las tinieblas
exteriores, donde habrá llanto y rechinar de dientes (Mt 22, 13 y 25,
30)”. Estas palabras se introdujeron en el texto para afirmar “la pena
eterna del infierno”. En efecto, dice la Comisión teológica: “Se
introdujeron en el texto las palabras de nuestro Señor acerca de la pena
eterna del infierno, como fue pedido explícitamente por muchos
Padres”16. (Más adelante indicaremos porqué las explicaciones de la
Comisión teológica constituyen la explicación oficial del texto). Asimismo,
donde se habla de “la resurrección de vida” y de “la resurrección de
condenación”, en el mismo número, estas palabras se conciben como
complemento de las otras palabras referidas al infierno que citamos
anteriormente. Dice la Comisión teológica: “tomando razón de la
precedente enmienda, por la lógica interna de la exposición y para más
satisfacer los deseos de los Padres, se introdujeron las palabras acerca de
la resurrección de vida o de juicio” 17.

La principal pena de sentido es el fuego, de ahí que diga el rico epulón:


“estoy atormentado por estas llamas” (Lc 16, 24). Como lo afirman los
Santos Padres y Doctores, y autores eclesiásticos antiguos, por ejemplo:

* San Ignacio de Antioquía: “No erréis, hermanos míos: los perturbadores


de las familias no heredarán el reino de Dios. Si, pues, aquellos que han
obrado estas cosas según la carne, están muertos, ¿cuánto más si alguno
corrompe, con prava doctrina, la fe de Dios, por la que Jesucristo fue
crucificado? Ese tal, estando manchado, irá al fuego inextinguible; de
modo semejante, el que le presta oído”18.

* El autor del “Martirio de San Policarpo”: “Y atendiendo a la gracia de


Cristo, [los mártires] despreciaban los tormentos mundanos, liberándose,
con la duración de una hora, de la pena eterna. Les parecía frío el fuego
de los crueles verdugos. Porque tenían ante los ojos el huir de aquel que
es eterno y nunca se extinguirá”19.

* El autor de la llamada 2da. carta a los Corintios: “Y los incrédulos verán


la gloria de él y su fuerza y se admirarán viendo el dominio del mundo en
Jesús, diciendo: Ay de nosotros, porque tú eras y ni lo supimos ni lo
creímos ni obedecimos a los presbíteros, que nos predicaban de nuestra
salvación; y el gusano de ellos no morirá y el fuego de ellos no se
extinguirá, y serán un espectáculo para toda carne...[los justos] verán
cómo son castigados con terribles tormentos y fuego inextinguible, los
que erraron y negaron a Jesús con palabras y obras darán gloria a su
Dios”20.
* San Justino: “...en ningún modo puede suceder que a Dios se le oculte
el maligno, o el avaro, o el insidioso, o el dotado de virtud, y que cada
uno va o a la pena eterna o a la salvación eterna según los méritos de sus
acciones. Porque si estas cosas fuesen conocidas por todos los hombres,
nadie elegiría el vicio para un breve tiempo, sabiendo que iría a la
condenación eterna del fuego; sino que se contendría totalmente y se
adornaría de virtud, ya para conseguir los bienes que están prometidos
por Dios, ya para huir los suplicios”21.

* San Ireneo: “la pena de aquellos que no creen al Verbo de Dios, y


desprecian su venida, y vuelven atrás, ha sido ampliada; haciéndose no
sólo temporal, sino eterna. Porque a todos aquellos a los que diga el
Señor: Apartaos de mí, malditos, al fuego perpetuo, esos serán siempre
condenados”22.

* Discurso a Diogneto: Los mártires se admirarán al ver el castigo de “la


muerte verdadera, que es reservada para aquellos que serán condenados
al fuego eterno, que será suplicio hasta el fin para los que le son
entregados”23.

* Tertuliano habla de: “fuego continuo”24, “fuego eterno”25, “fuego


perpetuo”26, “fuego eterno de la gehenna para la pena eterna”27.

* San Cipriano: “La gehenna siempre ardiente quemará a los que le son
entregados, y una pena voraz con llamas vivaces; ni hay posibilidad de
que los tormentos tengan alguna vez descanso o fin. Las almas con sus
cuerpos serán conservadas para infinitos tormentos de dolor ... Creerán
tarde en la pena eterna los que no quisieron creer en la vida eterna”28.

* San Agustín: “será un fuego corpóreo”29.

* San Juan Crisóstomo dice que todos los padecimientos de esta vida, por
grandes que se los suponga, son pálida imagen de las torturas del infierno
y ni llegan a ser sombra de aquellos suplicios30.

* San Gregorio Magno: “No dudo en afirmar... es corpóreo”31.

* Santo Tomás de Aquino: “Es preciso decir que el fuego que


atormentará a los cuerpos de los condenados es corpóreo”32.

* Santa Catalina de Siena: “Hija, la lengua no es capaz de hablar sobre


estas infelices almas y sus penas... El primero es verse privados de mí, lo
cual les es tan doloroso, que, si le fuera posible, antes que estar libres de
las penas y no verme, elegirían el fuego y atroces tormentos con tal de
verme... El cuarto tormento es el fuego, que arde y nunca se acaba. El
alma, por su propio ser, no se puede consumir, por no ser algo material,
sino incorpórea. Pero yo, por justicia divina, he permitido que la queme
sufriendo, que la aflija y no la consuma. La quema y hace sufrir con penas
grandísimas, de modos diversos según la diversidad de los pecados, a
unos más y a otros menos en conformidad con la gravedad de la
culpa”33.

* Santa Teresa de Jesús: “...como del dibujo a la verdad, el quemarse acá


es muy poco en comparación de este fuego de allá”34.

* San Alfonso de Ligorio: “Como el pez en el agua se halla rodeado de


agua por todas partes, así el condenado se halla por completo sumido en
el fuego”35.

* San Juan Bosco cuenta un sueño que tuvo del infierno donde fue
obligado a poner su mano en la pared y dice que al día siguiente “observé
que la mano estaba efectivamente hinchada; y la impresión imaginaria de
aquel fuego tuvo tal fuerza, que poco después la piel de la palma de la
mano se desprendió y cambió”36.

* La Virgen de Fátima el 13 de julio de 1917, en su tercera aparición,


según contó Lucía: “...abrió de nuevo sus manos. El haz de luz que de
ellas salía parecía penetrar la tierra, y vimos como un mar de fuego, y
mezclados en el fuego los demonios y las almas como si fuesen brasas
transparentes negras o bronceadas, con forma humana, que se movían
en el fuego llevadas por las llamas, que de ellas mismas salían,
juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos lados, así como
caen las chispas en los incendios, sin peso ni equilibrio, entre gemidos de
dolor y desesperación, que horrorizaban y hacían estremecer de pavor...
Aterrados, levantamos la mirada hacia Nuestra Señora, quien nos dijo con
bondad y tristeza: -Han visto el infierno a donde van a parar las almas de
los pobres pecadores. Cuando recen el Rosario, digan después de cada
misterio: -¡Oh Jesús mío! perdónanos nuestras culpas, presérvanos del
fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, y socorre
especialmente a las más necesitadas de tu misericordia”37.

Pablo VI en el “Credo del Pueblo de Dios” afirma que los que hayan
rechazado hasta el final el amor y la piedad de Dios: “serán destinados al
fuego que nunca cesará”38.

Por último, por el modo de hablar de los documentos y del magisterio


ordinario, que así se ha expresado durante tantos siglos, es de fe que la
pena de daño y la pena de sentido son realmente distintas y no se puede
reducir la pena de sentido a la mera aflicción psicológica producida por la
privación de la vista de Dios39.

Frente a esta nube de testigos, ¿se puede, cuerdamente, dudar de la


realidad de este “lugar de castigo” (cf. Lc 16, 28)? ¿No sería más cuerdo
vivir de manera de no ir a él?

Por tanto, teniendo en cuenta el sentir moralmente unánime de los


Santos Padres y teólogos, el magisterio ordinario de la Iglesia, etc.,
afirmamos con ellos que el fuego del infierno no es metafórico (no existe
tan sólo en la mente de los condenados 40), sino verdadero, real,
corpóreo (en cuanto es un agente material, que existe en su objetiva
realidad y que atormenta a los réprobos). Así como afirmamos su
corporeidad, afirmamos que no conocemos su materialidad porque es un
fuego especial, sui generis, ya que tiene propiedades diferentes al fuego
de la tierra. Es un fuego no extinguible, sino inextinguible (no necesita de
combustible para ser alimentado); no temporal, sino eterno; no para
confort de los cuerpos, sino para castigo de las almas y de los cuerpos; y
que atormenta a los réprobos sin destruirlos. Es un fuego que sin matar,
abrasa; sin consumir, quema; sin alumbrar, arde; y que, a pesar de sus
llamas, envuelve a los condenados en opacas tinieblas y noches
sempiternas.

Ni la más escabrosa y estrafalaria descripción de las penas de sentido, ni


siquiera la más truculenta y grotesca, podrán llegar a mostrar con
fidelidad, lo que esas penas son. Los que se horrorizan de esas pinturas o
de esas descripciones, más bien deberían apartarse de sus pecados que
les impiden ver, con toda su hondura, al fin al que se encaminan por
propia culpa.

Por eso, teniendo en cuenta la importancia de la pena de daño sobre la


pena de sentido, decía San Juan Crisóstomo: “Hay muchos hombres que,
juzgando absurdamente, desean ante todo evitar el fuego del infierno;
pero yo creo que incomparablemente mayor que la pena del fuego será la
pena de haber perdido para siempre aquella gloria; ni creo que sean más
dignos de llorarse los tormentos del infierno que la pérdida del reino de
los cielos; pues este tormento es el más acerbísimo de todos”41. En otro
lugar dice: “La pena del fuego del infierno es ciertamente intolerable.
Pero, aunque imaginemos mil infiernos de fuego, nada habríamos
adelantado para comprender lo que significa haber perdido la
bienaventuranza eterna, ser rechazado por Cristo, oír de él aquellas
palabras: No os conozco”42.
Es que la pena de sentido, por muy grande que sea, es finita, mientras
que la pena de daño es infinita. Enseña Santo Tomás: “La pena es
proporcionada al pecado. En el pecado hay que distinguir dos aspectos. El
primero es la aversión del bien imperecedero, que es infinito; y por este
motivo el pecado es también infinito. El segundo es la conversión
desordenada a un bien perecedero; y en este sentido el pecado es finito,
tanto por parte del objeto al que se convierte, que es finito, como por el
acto pecaminoso en sí mismo, ya que los actos de la creatura no pueden
ser infinitos. Por consiguiente, por parte de la aversión le corresponde al
pecado la pena de daño, que es infinita, ya que es la pérdida de un bien
infinito, como es el mismo Dios. Y por parte de la conversión desordenada
a la criatura, le corresponde la pena de sentido, que es finita” 43.

Por muy difícil que sea a la sensibilidad del hombre moderno, lo que está
revelado, revelado está. Y no hay forma cuerda de evadir esa realidad. Un
autor después de afirmar la existencia del fuego material y corpóreo -
aunque no como el nuestro- nada menos que ... ¡lo identifica con el
Espíritu Santo!: “¡El fuego del infierno es, de algún modo, el mismo Dios!
Es la misma llama de amor viva -que es el Espíritu Santo- que purifica en
esta vida y en el purgatorio y atormenta eternamente en el infierno”44.

II. La eternidad de las penas.

El tercer elemento que configura la realidad del infierno es que sus penas
son eternas. Si sus penas fuesen temporales estaríamos en presencia de
un falso purgatorio. Al respecto es curioso que muchos protestantes que
niegan la realidad del purgatorio, prácticamente lo aceptan al sostener
que las penas del infierno son temporales.

¿Por qué razón las penas del infierno son eternas? Dice Santo Tomás: “La
pena del pecado mortal es eterna, porque por él se peca contra Dios, que
es infinito. Y como la pena no puede ser infinita en su intensidad, puesto
que la criatura no es capaz de cualidad alguna infinita, se requiere que,
por lo menos, sea de duración infinita”45.

Los que niegan la eternidad del infierno lo suelen hacer por alguna de las
siguientes hipótesis:

- O porque el pecador repara sus faltas y se rehabilita, hipótesis


condenada por la Iglesia46 y totalmente absurda ya que, fuera del
tiempo, es imposible el cambio con relación al último fin.
- O porque Dios lo perdona sin que se arrepienta el condenado, lo cual
contradice a la justicia de Dios, a su infinita sabiduría y al amor mismo de
Dios.
- O porque Dios lo aniquila volviéndolo a la nada, lo cual también
contradice la sabiduría de Dios y a su justicia.

Esta última hipótesis parece ser la que sostiene el teólogo progresista


Eduardo Schillebeeckx, OP. Sostiene literalmente que: “No se sabe si hay
hombres que hagan el mal con voluntad definitiva, rechazando la gracia y
el perdón de Dios; pero si hay hombres -es una hipótesis- que no tienen
relación teologal con Dios, éstos no tienen ni siquiera el fundamento de la
vida eterna. El infierno es el final de quienes hacen el mal de forma
definitiva. Su muerte física es también su final absoluto. Por tanto, desde
el punto de vista escatológico, sólo existe el cielo.
Es una cosa totalmente distinta de la apocatástasis o recapitulación
general de Orígenes y otros. Repito: no sé si existirán hombres tan
perversos que rechacen la gracia y el perdón de Dios. Es posible que
todos los hombres estén destinados al cielo; pero, en todo caso, si
eventualmente existen hombres malvados, en el sentido de
definitivamente malvados, su muerte física sería el final de su existencia.
Existe sólo el cielo, y no junto a un infierno donde los hombres sufren el
fuego y las penas para toda la eternidad. Va contra la naturaleza de Dios,
que es Amor, el que los hombres sean castigados eternamente. Para mí,
como hombre de fe, es impensable que, mientras que la alegría inunda el
cielo, haya personas a dos pasos47, en medio de sufrimientos infernales y
eternos. No puede existir un infierno que sea el reverso de la alegría
eterna del Reino de Dios. No existe más que el Reino de Dios”48.

Una de las más grandes desgracias de los progresistas cristianos es que


se creen más buenos que Dios. Sostienen que va contra la naturaleza de
Dios, que “es Amor” (1Jn 4, 16), ¡lo que ha revelado el mismo Amor
encarnado! Pretenden enseñarle a la Sabiduría Infinita lo que pertenece o
no a su naturaleza. Le indican al Amor Subsistente cómo debe ser su
Amor. Da la impresión que nos consideran tan estúpidos que vamos a
hacerles caso a ellos, en contra de Jesucristo.

Continua hipotizando: “Cielo e infierno son posibilidades antropológicas


porque el hombre es finito, su libertad es finita, puede elegir el bien o el
mal de una forma definitiva. Es un dato antropológico. Si existen estos
hombres que optan por el mal, no lo sé. Pero aun admitiendo que existan,
el infierno no existe49. No hay una vida infernal”50. Por algo se la llama
muerte eterna. Pero eso no quiere decir que el infierno no exista. Mal que
le pese al dominico belga de lengua flamenca, es dogma de fe definido
que los demonios están condenados, ya, en el infierno, y, por tanto, éste
existe; y, asimismo, es dogma de fe definido que “el hombre que muere
en pecado grave tiene que vivir eternamente en el estado del infierno”51,
y, por tanto, éste existe.

A continuación, este teólogo “católico”, muy suelto de cuerpo, afirma la


vieja doctrina gnóstica de la aniquilación: “Si hay alguno que en su vida
es capaz de separarse totalmente y de forma definitiva de la comunión
con el Dios de la vida, éste está destinado a la aniquilación de su propio
ser”52. Schillebeeckx es peor que los nazis que mataban el cuerpo, pero
no podían matar el alma; él no solo desintegra los cuerpos, sino que
quiere que Dios desintegre las almas. ¡Qué poco respeto por la persona
humana! ¿Dónde queda la inmortalidad del hombre? En su cerrazón
quiere obligar a Dios que haga lo que Dios nunca hará. Ignora
Schillebeeckx que Santo Tomás, quien debería ser su maestro, enseña:
“Aunque por el hecho de que uno peca contra Dios, que es Autor del ser,
merece perder el mismo ser; considerado, sin embargo, el desorden de su
mismo acto, no debe perderlo: porque el ser se presupone para el mérito
o el demérito, ni tampoco por el desorden del pecado se quita o se
corrompe el ser. Y, por lo tanto, no puede ser adecuada pena de alguna
culpa la privación del ser mismo”53.

El Angélico Doctor sostiene que nada se aniquila y lo demuestra aún del


punto de vista natural: “Las naturalezas de las criaturas demuestran que
ninguna de ellas es aniquilada: porque o son inmateriales, donde no hay
potencia para no existir; o son materiales, y estas subsisten siempre, por
lo menos en cuanto a la materia, que es incorruptible como sujeto
existente de la generación y corrupción. Tampoco pertenece a la
manifestación de la gracia reducir algo a la nada, porque más se muestra
la omnipotencia y bondad de Dios en la conservación de las cosas en su
ser. Luego, debemos decir simplemente [simpliciter] que ninguna cosa se
aniquila”54.

Continua el “teólogo feliz” con expresiones semejantes a las que


utilizáramos antes y a las que ya hice referencia: “Algunos teólogos me
dicen: «Entonces no hay castigo para el mal que se comete». Respondo:
no se entiende lo que se quiere decir estar con Dios durante toda la
eternidad. Para los hombres no habría una vida de comunión con Dios...
Es terrible. Dios no tiene sentimientos de venganza. Para mí es imposible
esta coexistencia del cielo eterno para los buenos y el infierno para los
malos, que reciben un castigo eterno. El «éschaton» o cumplimiento
último es exclusivamente positivo: no existe un «éschaton» negativo. Es
el bien, no el mal, el que tiene la última palabra. Este es el mensaje y
esta la praxis de la vida de Jesús de Nazaret”55. El dominico de Nimega
ignora que Dios triunfa por su misericordia con los que se salvan y triunfa
por su justicia con los que se condenan, y que aún con éstos tiene
misericordia “en cuanto son castigados menos de lo que lo merecen”56. O
como decía Santa Catalina de Siena en una oración dirigida al Padre
celestial: “En el infierno resplandece tu gloria por la justicia que se
verifica en los condenados; más también obra con ellos la misericordia,
puesto que no tienen el castigo tan grande como habían merecido”57.

Schillebeeckx ignora que el mensaje y la vida de Jesús de Nazareth


incluye la clarísima enseñanza de que existe el infierno con su pena de
daño: “Apartaos de mí, malditos...”, con su pena de sentido: “...id al
fuego...”, con su eternidad: “...eterno...”, y con sus habitantes: “E irán
éstos a un castigo eterno”. No deben creer que “Jesucristo ha venido en
carne” (1Jn 4, 2) quienes niegan verdad, autoridad y utilidad a todas sus
palabras. Quienes creemos que Él es “el Verbo [que] se hizo carne” (Cf.
Jn 1, 14) confesamos, y por ello estamos dispuestos a dar la vida si fuese
necesario, a Cristo: “Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6, 68). Y
también son palabras de vida eterna sus palabras sobre el infierno.

Schillebeeckx sostiene que no hay simetría entre la noción de cielo y la de


infierno, y por tanto, la noción de infierno no puede hacer de contrapunto
a la del cielo, pero no se da cuenta que el más perfecto contrapunto del
cielo es el “infierno” que él propone, ya que contrapone al mismo Ser
Subsistente -que es el objeto de la visión y fruición del cielo-, el nihil -la
nada- en que terminan los condenados, en su teoría. Para Santo Tomás
no hay ningún contrapunto entre la predestinación y la reprobación. La
primera es toda obra de Dios correspondida por el hombre; la segunda,
comienza por la desviación de la criatura que prefiere la carencia a la
plenitud del ser. En la aniquilación de Schillebeeckx no hay lugar para
Dios; en el infierno revelado hay lugar para Dios que, naturalmente, está
por esencia, presencia y potencia, y en la conciencia de los condenados
que allí sí saben lo que perdieron por culpa propia. Tal vez en ningún otro
punto de doctrina se vé tanto la asimetría entre la fe católica y la fe
progresista, como en éste del infierno.

Por el contrario, la Iglesia Católica enseña, sin ir más lejos en mayo de


1979, con toda claridad que “Ella cree en el castigo eterno que espera al
pecador, que será privado de la visión de Dios, y en la repercusión de
esta pena en todo su ser... Esto es lo que entiende la Iglesia cuando
habla del infierno...”58. Nosotros debemos hacer caso a quien Jesucristo
prometió la indefectibilidad y no a los teólogos del disenso.
Me parece que la principal dificultad contra la doctrina católica del infierno
brota, justamente, de no conocer lo que es el amor: “¿quién puede
garantizar, sin destruir el mismo amor, que el amor realmente ofrecido no
puede convertirse en un amor libremente rehusado?”59. Genialmente el
Dante colocó en la entrada del infierno: “Los que entráis aquí, abandonad
toda esperanza”; y agregó:

“La Justicia movió a mi sublime Hacedor;


Soy la obra del Divino Poder,
de la Suprema Sabiduría y del Primer Amor”.

Comenta el P. Lacordaire: “Si fuese únicamente la justicia la que hubiese


abierto el abismo, aún tendría remedio; pero es también el amor, el
Primer Amor, quien lo ha hecho: he ahí lo que suprime toda esperanza.
Cuando uno es condenado por la justicia, puede recurrir al amor; pero
cuando es condenado por el amor, ¿a quién recurrirá? ... El amor no es un
juego. No se es amado impunemente por un Dios, no se es amado
impunemente hasta la muerte de cruz. No es la justicia la que carece de
misericordia; es el amor mismo el que condena al pecador. El amor -lo
hemos experimentado demasiado- es la vida o la muerte; y si se trata del
amor de Dios, es la vida eterna o la eterna muerte”60.

Por eso, sabiamente afirma Cornelio Fabro: “sin la eternidad de las penas
del infierno y sin infierno la existencia se convierte en una gira
campestre”61, en un pic-nic. Cita a Kierkegaard: “Una vez eliminado el
horror a la eternidad (o eterna felicidad o eterna condenación), el querer
imitar a Jesús se convierte en el fondo en una fantasía. Porque
únicamente la seriedad de la eternidad puede obligar, pero también
mover, a un hombre a cumplir y a justificar sus pasos”. Los progresistas
han eliminado el horror a la eternidad y sus predicaciones, sus acciones
pastorales, su evangelización ...¡son una fantasía! Sin eternidad el
seguimiento de Cristo ...¡es una fantasía! No quieren la seriedad de la
eternidad y por eso son incapaces de obligarse, moverse, cumplir y
justificar sus acciones. Sin la posibilidad concreta de la eterna
condenación, la eternidad del cielo es fútil, pueril, insignificante. La
pérdida de la seriedad de la eternidad, y no la supuesta falta de vocación,
está en la base de la claudicación de tantos sacerdotes y religiosas62.

Quien no está convencido de la seriedad de la eternidad, no convence a


nadie, sus palabras son aire que se lleva el viento y sus obras pesan lo
que tela de araña. ¿A quién puede convencer la frivolidad del infierno
gnóstico, producto de la cultura de la trivialización?
Todavía hay que decir más. Los que quieren extender en demasía la
misericordia, en el fondo, la acortan. Así es. Algunos se creen muy
misericordiosos, pero en el fondo son crueles, porque si se terminase el
castigo para los ángeles malos y los condenados, no se ve porqué motivo
no se terminaría la bienaventuranza para los ángeles y los santos. Enseña
Santo Tomás: “Así como los ángeles buenos son bienaventurados por su
conversión a Dios, del mismo modo los ángeles malos son reprobados por
su aversión a Dios. Por tanto, si la miseria de los ángeles malos alguna
vez hubiere de terminar, también la bienaventuranza de los buenos
tendría fin, lo cual es inadmisible”63. Y en otra parte explica porque este
error de Orígenes fue reprobado por la Iglesia: “porque, por una parte,
extendía demasiado la misericordia de Dios, y por otra la coartaba
demasiado. Pues la misma razón parece que hay para que los ángeles
buenos permanezcan en la bienaventuranza eterna y que los ángeles
malos sean castigados para siempre. De ahí que, así como afirmaba que
los demonios y las almas de los condenados en un tiempo serían librados
de las penas, así decía que los ángeles buenos y las almas de los
bienaventurados volverían de la bienaventuranza a las miserias de la
vida”64. Y aún: “Es totalmente irracional [pensar que terminará en algún
tiempo el castigo de los condenados]. Del mismo modo que los demonios
están obstinados en su malicia, y por eso estarán eternamente
castigados, así están también las almas de los hombres que mueren sin
caridad, dado que „la muerte es para los hombres lo que la caída para los
ángeles‟65 como dice San Juan Damasceno”66.

III. El infierno “vacío”.

Hoy día algunos pretenden que el infierno está deshabitado. Piensan que
no hay condenados de hecho. Los textos que hablan del infierno no serían
más que amenazas que nunca se realizarán. Orígenes admitía
condenados temporales, ahora se niega la existencia misma de
condenados.

En el Concilio Vaticano II un Padre pidió que se declarase que había, de


hecho, condenados en el infierno, porque si no, el infierno sería una mera
hipótesis67. La Comisión teológica juzgó que no era necesario introducir
esa declaración porque los textos neotestamentarios citados en el
documento conciliar tienen forma gramatical futura68; no son verbos en
forma hipotética o condicional, sino en forma futura. “Irán” supone, como
cae de maduro, que alguien irá69.

Las explicaciones de la Comisión teológica son el presupuesto de las


votaciones y constituyen la interpretación oficial del texto. Si algún Padre
no hubiese estado de acuerdo con la interpretación hubiese votado “non
placet”. De modo tal que estamos frente a la interpretación oficial de
cómo entiende el Concilio Vaticano II esos pasajes bíblicos y lo entiende
en el sentido de que hay y habrá condenados de hecho, excluyendo la
interpretación meramente hipotética del infierno.

Una vez más comprobamos que algunos que se creen los adalides del
Concilio Vaticano II son los que más ignoran sus textos y la interpretación
correcta de los mismos.

La fe católica afirma sin ambages que hay condenados en el infierno y


que no fue destruido por Jesucristo. Como dice el Catecismo de la Iglesia
Católica, citando enseñanzas anteriores del Magisterio de la Iglesia:
“Jesús no bajó a los infiernos para liberar de allí a los condenados70 ni
para destruir el infierno de la condenación71, sino para liberar a los justos
que le habían precedido”72. Por eso enseña Mons. José Capmany
Casamitjana, Obispo Director Nacional de las Obras Pontificias Misionales
de España: “Lo cierto es que el infierno existe y que allí hay y habrá
condenados”73,y los que tienen un mínimo de sentido común deducen: “Y
yo puedo ser uno de ellos. Pondré todos los medios para evitarlo”.

Ciertamente que la Iglesia no tiene poder para declarar quienes son los
que se han condenado. No existe una suerte de canonización al revés.
Más aún, la incapacidad que tiene la Iglesia para señalar quien está en el
infierno, es salvífica. En la Iglesia, nadie tiene poder para destruir, sino
sólo para construir: “...conforme al poder que me dio el Señor para
edificación nuestra y no para destruir” (cf. 2 Cor. 13,10).

Se cuenta de San Vicente Pallotti que un día el santo sacerdote


acompañaba al suplicio a un asesino del peor género, que rehusaba
obstinadamente arrepentirse, se mofaba de Dios y blasfemaba hasta en el
cadalso. El P. Palotti había agotado ya todos lo medios de conversión:
estaba en el tablado al lado de aquel miserable; bañado de lágrimas el
rostro, se había echado a sus pies, suplicándole que aceptase el perdón
de sus crímenes, mostrándole el anchuroso abismo en que iba a caer. A
todo esto, el criminal había respondido con un insulto y una blasfemia, y
su cabeza acababa de caer al golpe de la fatal cuchilla. En la exaltación de
su fe, de su dolor e indignación, y también para que aquel horrible
escándalo se trocase para la muchedumbre de los asistentes en saludable
lección, el piadoso eclesiástico se levanta, toma por los cabellos la
ensangrentada cabeza del ajusticiado y presentándola a la multitud:
“¡Mirad!, exclamó con voz atronadora; ¡mirad bien!; ¡he aquí la cara de
un condenado!” Se dice que este sólo hecho basto para retardar el
proceso de beatificación. ¡Hasta tal punto la Iglesia es misericordiosa!74.

Del Santo Cura de Ars solamente se cita un caso en el cual pareció temer
por la suerte eterna de un difunto. “Una persona recién llegada de París o
de sus alrededores -refiere Hipólito Pagés- le preguntó donde estaba el
alma de uno de sus parientes recientemente fallecido. Recibió esta
respuesta, sin comentario alguno: „No quiso confesarse a la hora de la
muerte‟. Desgraciadamente, era muy cierto: el moribundo había
rechazado al sacerdote. El Cura de Ars no podía saberlo de antemano”75.

Ni del mismo Judas se puede afirmar con seguridad, a pesar de que hay
varios textos bíblicos que parecieran abonar la hipótesis de su
condenación. De hecho, San Vicente Ferrer afirmaba que se había
salvado76.

En nombre de la misericordia divina.

Hacia el 420 San Agustín77 indica distintas teorías sobre el infierno,


actuales en aquel entonces:

1- Algunos creían que todos los pecados eran expiados en vida o después
de morir;
2- Otros sostenían que Dios no condenaría a nadie por la intercesión de
los santos;
3- Otros sostenían que ningún bautizado, ni aún los herejes, se
condenarían;
4- Había quienes limitaban la salvación a todos los bautizados en la
Iglesia católica, que aunque cayesen en idolatría y ateísmo no se
condenarían para siempre;
5- Otros decían que los que perseveraran en la fe, aunque cayesen en
pecados graves, se salvarían;
6- Algunos afirmaban que sólo se condenarían los despiadados.
Ideas todas que fueron defendidas en nombre de la misericordia divina,
como pasa ahora también. Todos los hombres y mujeres estarían
confirmados en gracia.

San Agustín refutó todas esas teorías: “Después del juicio final unos no
querrán y otros no podrán pecar... Los unos viven en la vida eterna una
vida verdaderamente feliz, los otros seguirán siendo desventurados en la
muerte eterna, sin poder morir: ni unos ni otros tendrán fin... La muerte
eterna de los condenados no tendrá fin y el castigo común a todos
consistirá en que no podrán pensar ni en el fin, ni en la tregua, ni en la
disminución de sus penas”78.
Ya hemos visto cómo en nombre de la misericordia divina Schillebeeckx
niega el infierno. Pero hay otros teólogos católicos, no “infernalistas”
como dice uno de ellos, que pareciera que, de hecho, creen que el infierno
está vacío, como Teilhard de Chardin, Rahner y von Balthasar79, que
consideran el infierno como una posibilidad real de desastre final pero, al
mismo tiempo, insisten en el deber de “esperar para todos”, según R.
Gibelli80. A primera vista pareciera que la postura de Schillebeeckx es
más grave, sin embargo, este último es más peligroso engaño.

Una eternidad sin nadie que, de hecho, se haya condenado ni se vaya a


condenar, es una eternidad frívola, no seria, es un infierno “light”. No vale
la pena luchar por evitarlo, si de hecho se evita; por tanto tampoco vale
la pena esforzarse por ganar la otra eternidad, que nos es dada sin
esfuerzo. La propuesta del infierno progresista es una propuesta
autoritaria y demagógica. Autoritaria, porque todos, aunque no quieran,
se salvan; demagógica, porque como los políticos actuales hacen
promesas fáciles de eterna salvación, que luego no cumplirán, muchos se
enterarán cuando ya sea tarde, y ¿a quién reclamarán?

Un infierno vacío no es un infierno salvífico; por el contrario, un infierno


habitado, sí, es salvífico. Por eso está revelado: “...irán...”, y como toda
revelación sobrenatural, es una revelación salvífica.

Negar el infierno -en alguno o en todos sus elementos- es una forma de


univocar el ser, de homogeneizarlo, lo cual es típico de todo sistema
gnóstico. El infierno “light” es, en el fondo, un infierno hegeliano, es decir,
una idea del infierno, no un infierno real, concreto, de hecho; es un
“flatus vocis”, no un acontecimiento. Digamos que a la pastoral del “flatus
vocis”, corresponde un infierno que es un “flatus vocis”. Los que afirman
que no hay condenados en el infierno, se inscriben en la misma línea
ideológica de los que niegan la transmisión por generación del pecado
original, o niegan la Encarnación verdadera y real de nuestro Señor, o su
resurrección corporal 81, o la integridad biológica de la Virgen María, o la
presencia física de Cristo en la Eucaristía. Algunos no niegan
descaradamente el infierno, ni el pecado original, ni la Encarnación del
Verbo, ni la resurrección, ni la virginidad de María, ni la Eucaristía; pero sí
niegan aquello que verifica, sustenta, a modo de preambula fidei la
realidad del infierno, del pecado original, de la Encarnación, de la
resurrección, de la virginidad, de la presencia real en la Eucaristía. Es
decir, imitan la actitud inconsciente de quien serrucha la rama donde está
sentado. Este infierno de ficción es una pamplinada más del progresismo.
Es un infierno vano y nimio, como repulgo de empanada.
¡Qué diferencia! Antes se decía que había un cartel en la entrada del
infierno: “Los que entráis aquí abandonad toda esperanza”; ahora
cambiaron la leyenda del cartel por: “Prohibido entrar”. Antes: “Aquí no
hay salvación”; ahora: “Se alquila. Desocupado”. Antes los malos iban al
infierno; ahora si hay infierno Dios es malo.

Mucho tiempo atrás ya advertía San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la


Iglesia, sobre los misericordiosistas: “Pero ¡Dios es tan misericordioso! Sí;
es misericordioso, pero no es tan estúpido que vaya a obrar
irracionalmente; ser misericordioso con quienes quieren continuar
ofendiéndole no sería bondad, sino estupidez de Dios. Dice el Señor: ¿Ha
de ser malo tu ojo porque yo soy bueno? (Mt 20,15) Y porque yo soy
bueno, ¿tú quieres ser malo? Dios es bueno, pero también es justo, y, por
tanto, nos exhorta a observar su santa ley si queremos salvarnos: Si
quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos (Mt 19,17). Si Dios
fuera misericordioso con todos los hombres, buenos y malos; si
concediera a todos la gracia de convertirse antes de morir, sería ocasión
de pecado hasta para los buenos; pero no, que cuando llega el término de
sus misericordias castiga y no perdona más. Y mis ojos no se
compadecerán de ti ni me apiadaré (Ez 7,4); por lo que nos avisa: Rogad
que vuestra fuga no sea en invierno ni en sábado (Mt 14,20). En el
invierno no se puede actuar por el frío ni en el sábado por la ley; lo que
significa que para los pecadores impenitentes vendrá tiempo en que
quisieran darse a Dios y se verán impedidos de hacerlo por sus malos
hábitos”82.

Sabias palabras que hay que sopesar atentamente:

- Dios es misericordioso, pero no estúpido;


- Dios es misericordioso, pero su misericordia es regulada por su
sabiduría83;
- Dios es Amor, pero no obra irracionalmente;
- Dios es bueno, pero no para que nosotros seamos malos; si Dios fuese
bueno para que nosotros seamos malos, Dios no sería bueno;
- Dios es bueno, pero es justo84;

- Si Dios salvase a todos, si quisiese con voluntad eficaz la salvación de


todos los hombres, sean buenos o sean malos, Dios sería ocasión de
pecado aún para los buenos, o sea, que si no castigase a los malos
induciría a los buenos a que se hiciesen malos, ya que sería lo mismo. Ese
absurdo, que en Dios no se da, sí se da en predicadores, catequistas o
formadores que niegan el infierno por el motivo que fuese -niegan la pena
de daño, o la de sentido, o la eternidad, o lo vacían-: ellos sí, de hecho,
son ocasión de pecado aún para los buenos. Dios quiere con voluntad
antecedente la salvación de todos los hombres, pero con voluntad
consecuente, luego del pecado no retractado, quiere castigar a algunos.
Sugiero que en nuestras Congregaciones religiosas se invite,
tempestivamente, a quienes nieguen cualquier aspecto del infierno, a que
salgan de nuestra familia religiosa. Que no nos pase, lo que ha pasado
con tantos otros. Tápense los oídos cuando alguien hable negando la
terrible realidad del infierno, esos son retoños del Maligno que trabajan
para él. Son lobos con piel de oveja.

Si Dios quisiese con voluntad eficaz la salvación de todos los hombres,


¿para qué la Encarnación de su Hijo?, ¿para qué la muerte en cruz?,
¿para qué la Iglesia?, ¿para qué el Papa, los obispos, los sacerdotes y
diáconos?, ¿para qué la nueva evangelización?, ¿para qué las
Conferencias Episcopales, las Curias, el CELAM y todos los demás
organismos?, ¿para qué los sacramentos?, ¿para qué la liturgia?, ¿para
qué la Palabra de Dios, la Biblia?, ¿para que la predicación?, ¿para qué
evangelizar la cultura?, ¿para qué la misión ad gentes?, ¿para qué tratar
“sobre la Iglesia en el mundo actual”?, ¿para qué el diálogo, con los otros
cristianos, con los que creen en Dios, con los que no creen en nada?,
¿para qué trabajar en el areópago de los medios de comunicación?, ¿para
qué...?

El infierno se puebla más con la “misericordia” que con la justicia. El


progresismo es antifrástico -como al gordo que le dicen flaco-: quieren un
infierno vacío y lo único que logran es poblarlo más. Son los colonizadores
del infierno. Un infierno deshabitado es un infierno fatal para los hombres.

Es también San Alfonso el que enseña: “Cierto autor indicaba que el


infierno se puebla más por la misericordia que no por la justicia divina; y
así es, porque, contando temerariamente con la misericordia, prosiguen
pecando y se condenan. Dios es misericordioso. ¿Pero, quién lo niega? Y,
a pesar de ello, ¡a cuántos manda hoy día la misericordia al infierno! Dios
es misericordioso, pero también justo, y por eso está obligado a castigar
a quien lo ofende. Él usa de misericordia con los pecadores, pero sólo con
quienes luego de ofenderle lo lamentan y temen ofenderlo otra vez: Su
misericordia por generaciones y generaciones para con aquellos que le
temen85, cantó la Madre de Dios. Con los que abusan de su misericordia
para despreciarlo, usa de justicia. El Señor perdona los pecados, pero no
puede perdonar la voluntad de pecar. Escribe San Agustín que quien peca
con esperanza de arrepentirse después de pecar, no es penitente, sino
que se burla de Dios86. El Apóstol nos advierte que de Dios no se burla
uno en vano: De Dios nadie se burla87. Sería burlarse de Dios ofenderlo
como y cuanto uno quiere y después ir al cielo”88.

Leí un artículo muy ambiguo: “Díme cómo es tu infierno y te diré quién es


tu Dios”89, lo cual vale también para saber cómo es la persona que opina
sobre el infierno. Si tu infierno está vacío, tu dios es estúpido y vos lo
mismo. Si tu infierno es “light”, tu dios es “light”, y vos sos un hombre
“light”.

Los infernovacantistas lo único que han dejado vacíos son los conventos,
los seminarios y los noviciados. Muchos se quejan de que no tienen
vocaciones, pero si no creen en la eternidad, ¿cómo podrán convencer a
los jóvenes que vale la pena entregarlo todo por Cristo? En toda decisión
vocacional a la vida consagrada está presente la dimensión escatológica.
Cuando ésta falta, falta la motivación para hacer algo que valga la pena.
Sin eternidad es imposible que haya vocaciones a la vida consagrada:
“...es constante la doctrina que la presenta como anticipación del Reino
futuro. El Concilio Vaticano II vuelve a proponer esta enseñanza cuando
afirma que la consagración „anuncia ya la resurrección futura y la gloria
del reino de los cielos‟90. Esto lo realiza sobre todo la opción por la
virginidad, entendida siempre por la tradición como una anticipación del
mundo definitivo, que ya desde ahora actúa y transforma al hombre en su
totalidad”91.

Los infernovacantistas disminuyen la grandeza del misterio pascual y


transforman la necesidad y urgencia de la nueva evangelización en una
suerte de nuevo proselitismo. Son los agoreros de “los cielos nuevos y la
tierra nueva” profetizados y prometidos (Is 65, 17 y cf. 66, 22; 2Pe 3,
13).

SEGUNDA PARTE

1. La pastoral acerca del infierno.

Vemos tres posturas principales en este tema:

1º Hay no-progresistas que predican un infierno en el cual pareciera que


lo más importante son las penas de sentido -lo cual es un error-; o
„envían‟ al infierno a los que les resultan antipáticos; o se alegran de
predicar, por modo de hábito, acerca del castigo eterno al que
inexorablemente irán sus oyentes.

2º Los progresistas que escamotean o niegan la realidad del infierno, se


avergüenzan de predicarlo o lo ocultan con subterfugios. No sólo por
pseudo razones misericordiosistas, sino, sobre todo, por estar inmersos
en lo temporal y genuflexos frente a lo que opina el mundo. De este
modo, rebajan la dignidad de Cristo al quitarle valor a sus palabras. La
verdad terrible del hecho real de hombres que se condenaron y que se
condenarán, les produce el efecto del “vinagre en los dientes, [y del ]
humo en los ojos” (cf. Pr 10, 26).

3º Hay una forma evangélica de predicar sobre la realidad del infierno y


es hacerlo a la manera de Dios.

a) Hay obligación de predicar sobre el infierno:


Enseñaba Pío XII: “No hay, pues, tiempo que perder en contrarrestar con
todas las fuerzas este resbalar de nuestras propias filas en la irreligiosidad
y para despertar el espíritu de oración y de penitencia. La predicación de
las primeras verdades de la fe y de los fines últimos no sólo no ha perdido
su oportunidad en nuestros tiempos, sino que ha venido a ser más
necesaria y urgente que nunca. Incluso la predicación sobre el infierno.
Sin duda alguna hay que tratar este asunto con dignidad y sabiduría. Pero
en cuanto la sustancia misma de esa verdad, la Iglesia tiene, ante Dios y
ante los hombres, el sagrado deber de anunciarla, de enseñarla sin
ninguna atenuación, como Cristo la ha revelado, y no existe ninguna
condición de tiempos que pueda hacer disminuir el rigor de esta
obligación. Esto obliga en conciencia a todo sacerdote a quien, en el
ministerio ordinario o extraordinario, se ha confiado el cuidado de
amaestrar, avisar y guiar a los fieles. Es verdad que el deseo del cielo es
un motivo en sí mismo más perfecto que el temor de la pena eterna; pero
de esto no se sigue que sea también para todos los hombres el motivo
más eficaz para tenerlos lejos del pecado y convertirlos a Dios”92.

Al respeto sostenía Garrigou-Lagrange: “Hoy se predica poco sobre este


asunto y se deja caer en el olvido una verdad tan saludable; no se
reflexiona bastante que el temor del infierno es el principio de la
prudencia y conduce a la conversión. En este sentido, se puede decir que
le infierno ha salvado muchas almas. Además circulan muchas objeciones
demasiado superficiales contra la existencia del infierno, que a algunos
creyentes les parece que responden a la verdad con mejores títulos que
las respuestas tradicionales. ¿Por qué? Porque no han profundizado ni han
querido desentrañar esas respuestas”93.

Y Juan Pablo II en la Exhortación apostólica post-sinodal “Reconciliatio et


paenitencia”: “La Iglesia tampoco puede omitir, sin grave mutilación de
su mensaje esencial, una constante catequesis sobre lo que el lenguaje
cristiano tradicional designa como los cuatro novísimos del hombre:
muerte, juicio (particular y universal), infierno y gloria. En una cultura,
que tiende a encerrar al hombre en su vicisitud terrena más o menos
lograda, se pide a los pastores de la Iglesia una catequesis que abra e
ilumine con la certeza de la fe el más allá de la vida presente; más allá de
las misteriosas puertas de la muerte se perfila una eternidad de gozo en
la comunión con Dios o de pena lejos de él. Solamente en esta visión
escatológica se puede tener una medida exacta del pecado y sentirse
impulsados decididamente a la penitencia y a la reconciliación”94.

b) Hay que predicar convencidos de la verdad revelada:


Al predicar sobre estos temas decía San Agustín: “¿Os aterro, hermanos?
Es porque estoy aterrado”95. De San Pablo de la Cruz se afirma que
cuando predicaba sobre el infierno daba la impresión de estar contando lo
que él mismo había visto -como había sucedido-: “Temblaba a veces de
pies a cabeza, haciendo que temblaran también cuántos le
escuchaban”96.

c) Hay que predicar de modo que los oyentes perciban que el predicador
no quiere que vayan al infierno sus oyentes, sino que lo hace como
forzado por deber de oficio y por razón de su amor sacerdotal:

Como hace Dios. Dios no nos amenaza con el infierno porque quiera
condenarnos, sino para que nos libremos de él, como enseñaba San Juan
Crisóstomo97.

San Bernardo decía: “Descendamos al infierno en vida [se entiende por la


meditación] para no descender después de muertos”98. Y lo mismo
aconsejaba Santo Tomás de Aquino: “Precisamente porque Cristo
descendió a los infiernos por nuestra salvación, nosotros debemos
preocuparnos por descender allí frecuentemente, considerando aquellas
penas, como lo hacía el santo rey Ezequías, quien decía: Yo dije: A la
mitad de mis días iré a las puertas del Infierno (Is. 38, 10). Porque quien,
durante su vida, descienda allí frecuentemente con el pensamiento, no
descenderá allí fácilmente al morir, ya que tal consideración lo aparta del
pecado”99.

El que predica el infierno debe tener las intenciones que tenía, en iguales
circunstancias, San Alfonso: “Convenceos, pues, amadísimos hermanos,
de que Dios os va a hacer oír en este día el sermón sobre el infierno con
el fin de libraros de él; os lo va a hacer oír para que abandonéis el
pecado, que es lo único que os puede condenar al infierno”100.

Es la actitud espiritual de tantos santos, por ejemplo, Santa Catalina, San


Antonio María Claret, el beato Don Luis Orione. En su “Autobiografía” dice
San Claret101: “La caridad me urge, me impele, me hace correr de una
población a otra, me obliga a gritar: ¡Hijo mío, pecador, mira que te vas a
caer en los infiernos! ¡Alto, no pases más adelante! ¡Ay!, cuántas veces
pido a Dios lo que pedía Santa Catalina de Siena: Dadme, Señor, el
ponerme por puertas del infierno y poder detener a cuantos van a entrar
allá y decir a cada uno: ¿Adónde vas infeliz? ¡Atrás, anda, haz una buena
confesión y salva tu alma y no vengas aquí a perderte por toda la
eternidad!102. Y Don Orione clama: “¡Ponme, oh Señor, en la boca del
infierno para que yo, con tu misericordia, lo cierre!”103.

Por si a alguien lo dicho le pareciese poco, Juan Pablo II en su libro


“Cruzando el umbral de la esperanza”104 se refiere a este tema en el
capítulo 28: Vida Eterna: ¿todavía existe? Lo citaremos en parte, pero
extensamente.

“Pregunta. [...] algunos consideran que esta Iglesia tan locuaz se calla
sobre lo esencial: la vida eterna.[...]

Respuesta. [...] Su pregunta... se refiere... al nexo entre la escatología y


la Iglesia sobre la tierra. A este respecto usted muestra que en la práctica
pastoral este planteamiento en cierta manera se ha perdido, y tengo que
reconocer que, en eso, tiene usted algo de razón.
Recordemos que, en tiempos aún no muy lejanos, en las prédicas de los
retiros o de las misiones, los Novísimos -muerte, juicio, infierno, gloria y
purgatorio- constituían siempre un tema fijo del programa de meditación,
y los predicadores sabían hablar de eso de una manera eficaz y sugestiva.
¡Cuántas personas fueron llevadas a la conversión y a la confesión por
estas prédicas y reflexiones sobre las cosas últimas!

Además, hay que reconocerlo, ese estilo pastoral era profundamente


personal: «Acuérdate de que al fin te presentarás ante Dios con toda tu
vida, que ante Su tribunal te harás responsable de todos tus actos, que
serás juzgado no sólo por tus actos y palabras, sino también por tus
pensamientos, incluso los más secretos.» Se puede decir que tales
prédicas, perfectamente adecuadas al contenido de la Revelación del
Antiguo y del Nuevo Testamento, penetraban profundamente en el mundo
íntimo del hombre. Sacudían su conciencia, le hacían caer de rodillas, le
llevaban al confesionario, producían en él una profunda acción salvífica.

El hombre es libre y, por eso, responsable. La suya es una


responsabilidad personal y social, es una responsabilidad ante Dios.
Responsabilidad en la que está su grandeza. Comprendo qué es lo que
teme quien llama la atención sobre la importancia de eso de lo que usted
se hace portavoz, teme que la pérdida de estos contenidos catequéticos,
homiléticos, constituya un peligro para esa fundamental grandeza del
hombre105. Cabe efectivamente que nos preguntemos si, sin ese
mensaje, la Iglesia sería capaz de despertar heroísmos, de generar
santos. No hablo tanto de esos «grandes» santos que son elevados al
honor de los altares, sino de los santos «cotidianos», según la acepción
del término en la primera literatura cristiana.

Es significativo que el Concilio nos recuerde también la llamada universal


a la santidad en la Iglesia. Esta vocación universal, se refiere a todo
bautizado, a todo cristiano. Y es siempre muy personal, está unida al
trabajo, a la profesión. Es un rendir cuentas del uso de los propios
talentos, de si el hombre ha hecho un buen o un mal uso de ellos. Y
sabemos que las palabras del Señor Jesús, dirigidas al hombre que había
enterrado el talento, son muy duras, amenazadoras (cf. Mt 25,25-30).

Se puede decir, que aun en la reciente tradición catequética y


kerygmática de la Iglesia, dominaba una escatología, que podríamos
calificar de individual, conforme a una dimensión, aunque profundamente
enraizada en la divina Revelación. La perspectiva que el Concilio desea
proponer es la de una escatología de la Iglesia y del mundo.

[...] Hay que admitir que esta visión de la escatología estaba sólo muy
débilmente presente en las predicaciones tradicionales. Y se trata de una
visión originaria, bíblica. Todo el pasaje conciliar, antes citado, está
realmente compuesto de textos sacados del Evangelio, de las Cartas
apostólicas y de los Hechos de los Apóstoles. La escatología tradicional,
que giraba en torno a los llamados Novísimos, está inscrita por el Concilio
en esta esencial visión bíblica. La escatología, como ya he mostrado, es
profundamente antropológica, pero a la luz del Nuevo Testamento está
sobre todo centrada en Cristo y en el Espíritu Santo, y es también, en
cierto sentido, cósmica.

Nos podemos preguntar si el hombre con su vida individual, con su


responsabilidad, su destino, con su personal futuro escatológico, su
paraíso o su infierno o purgatorio, no acabará por perderse en esa
dimensión cósmica. Reconociendo las buenas razones de su pregunta, hay
que responder honestamente: el hombre en una cierta medida está
perdido, se han perdido también los predicadores, los catequistas, los
educadores, porque han perdido el coraje de «amenazar con el infierno».
Y quizá hasta quien les escucha haya dejado de tenerle miedo.
De hecho, el hombre de la civilización actual se ha hecho poco sensible a
las «cosas últimas». Por un lado, a favor de tal insensibilidad actúan la
secularización y el secularismo, con la consiguiente actitud consumista,
orientada hacia el disfrute de los bienes terrenos. Por el otro lado, han
contribuido a ella en cierta medida los infiernos temporales, ocasionados
en este siglo que está acabando. Después de las experiencias de los
campos de concentración, los gulag, los bombardeos, sin hablar de las
catástrofes naturales, ¿puede el hombre esperar algo peor que el mundo,
un cúmulo aun mayor de humillaciones y de desprecios? ¿En una palabra,
puede esperar un infierno?

Así pues, la escatología se ha convertido, en cierto modo, en algo extraño


al hombre contemporáneo, especialmente en nuestra civilización. Esto,
sin embargo, no significa que se haya convertido en completamente
extraña la fe en Dios como Suprema Justicia; la espera de Alguien que, al
fin, diga la verdad sobre el bien y sobre el mal de los actos humanos, y
premie el bien y castigue el mal. Ningún otro, solamente Él, podrá
hacerlo. Los hombres siguen teniendo esta convicción. Los horrores de
nuestro siglo no han podido eliminarla: «Al hombre le es dado morir una
sola vez, y luego el juicio» (cf. Hb 9,27).

Esta convicción constituye además, en cierto sentido, un denominador


común de todas las religiones monoteístas, junto a otras. Si el Concilio
habla de la índole escatológica de la Iglesia peregrinante, se basa también
en este conocimiento. Dios, que es justo Juez, el Juez que premia el bien
y castiga el mal, es realmente el Dios de Abraham, de Isaac, de Moisés, y
también de Cristo, que es Su Hijo. Este Dios es en primer lugar Amor. No
solamente Misericordia, sino Amor. No solamente el padre del hijo
pródigo; es también el Padre que «da a Su Hijo para que el hombre no
muera sino que tenga la vida eterna» (cf. Jn 3,16)106 .

Continúa diciendo el Papa: [...] “En Cristo, Dios ha revelado al mundo que
quiere que «todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la
verdad» (1Tim 2,4). Esta frase de la Primera Carta a Timoteo tiene una
importancia fundamental para la visión y para el anuncio de las cosas
últimas. Si Dios desea esto, si Dios por esta causa entrega a Su Hijo, el
cual a su vez obra en la Iglesia mediante el Espíritu Santo, ¿puede el
hombre ser condenado, puede ser rechazado por Dios?

Desde siempre el problema del infierno ha turbado a los grandes


pensadores de la Iglesia desde los comienzos, desde Orígenes, hasta
nuestros días, hasta Michail Bulgakov y Hans Urs von Balthasar. En
verdad que los antiguos concilios rechazaron la teoría de la llamada
apocatástasis final, según la cual el mundo sería regenerado después de
la destrucción, y toda criatura se salvaría; una teoría que indirectamente
abolía el infierno. Pero el problema permanece. ¿Puede Dios, que ha
amado tanto al hombre, permitir que éste lo rechace hasta el punto de
querer ser condenado a perennes tormentos? Y, sin embargo, las palabras
de Cristo son unívocas. En Mateo habla claramente de los que irán al
suplicio eterno (cf. 25,46). ¿Quienes serán éstos? La Iglesia nunca se ha
pronunciado al respecto. Es un misterio verdaderamente inescrutable
entre la santidad de Dios y la conciencia del hombre. El silencio de la
Iglesia es, pues, la única posición oportuna del cristiano. También cuando
Jesús dice de Judas, el traidor, que «sería mejor para ese hombre no
haber nacido» (Mt 26,24), la afirmación no puede ser entendida con
seguridad de una eterna condenación.

Al mismo tiempo, sin embargo, hay algo en la misma conciencia moral del
hombre que reacciona ante la pérdida de una tal perspectiva: ¿El Dios
que es Amor no es también Justicia definitiva? ¿Puede Él admitir estos
terribles crímenes, pueden quedar impunes? ¿La pena definitiva no es en
cierto modo necesaria para obtener el equilibrio moral en la tan intrincada
historia de la humanidad? ¿Un infierno no es en cierto sentido «la última
tabla de salvación» para la conciencia moral del hombre? [...]

Quizá esto baste. Muchos teólogos, en Oriente y en Occidente, también


teólogos contemporáneos, han dedicado sus estudios a la escatología, a
los Novísimos. La Iglesia no ha cesado de mantener su conciencia
escatológica. Si cesara de ser escatológica, dejaría de ser fiel a la propia
vocación, a la Nueva Alianza, sellada con ella por Dios en Jesucristo”107.

EPÍLOGO

En fin, no nos alcanzará la vida presente, ni aún la eternidad, para dar


gracias a Jesucristo que “de Creador es venido a hacerse hombre, y de
vida eterna a muerte temporal, y así a morir por mis pecados”108.

Nunca agradeceremos suficientemente la paciencia de Dios con nosotros


que, por estar en vida, todavía tenemos la esperanza de conversión.
Podríamos haber terminado nuestra existencia en esta tierra estando en
pecado y Él no lo permitió.

Debemos seguir pidiendo, todos los días de nuestra vida, la gracia de las
gracias, la gracia de la perseverancia final, como lo hacemos en cada
Avemaría: “Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte”.

Y mucho más inteligente que proponer dudas acerca del infierno, las
cuales por otra parte hace siglos que han sido resueltas por los Santos
Padres y Doctores, vivamos de manera que no vayamos a ir a él. Que
siempre será verdad, “Que al final de la jornada/ el que se salva sabe/ y
el que no, no sabe nada”.

Nos guarde y proteja la Virgen María.

NOTAS

1 Cf. Dr. Mario Caponetto, La Kábala y el gnosticismo, AICA, nº 2063, 3


de julio de 1996, p. 21. Antes les decíamos “tilingos”.
2 San Agustín, Serm. 251, E.B. app.: “Ultra nescientur a Deo, qui Deum
scire noluerunt”.
3 Obras ascéticas, B.A.C., Madrid, t. II, p. 669.
4 Cf. Mc 9, 42; Lc 3, 17; etc.
5 Llamado abismo (Lc 8, 31; Ap 9, 11; 20, 1-3), horno de fuego (Mt 13,
42 y 50), estanque de fuego y azufre (Ap 19, 20; 20, 9.15; 21, 8), fuego
eterno (Mt 18, 8; 25, 41), perdición, destrucción (Mt 7, 13; Fil 3, 19;
1Tim 6, 9; 2Ts 1, 9), muerte segunda (Rm 6, 21; Ap 20, 6. 14; 21, 8),
tártaro (2Pe 2, 4), fuego inextinguible, tinieblas exteriores, etc.
6 Cf. Is 66, 24; Jdt 16, 21; Eclo. 7, 19 y Mc 9, 43 ss.
7 Cf. Mt 15, 50; etc.
8 Cf. Mt 8,12; 22, 13; 25, 30; etc.
9 Santo Tomás, S.Th.,1-2, 87, 4: “Poena damni est infinita, quia est
amissio boni infiniti”.
10 Cf. San Ignacio de Loyola, Exercicios Spirituales, [370].
11 Ibid., [82].
12 Leonardo Castellani, El Evangelio de Jesucristo, Dictio, Bs. As., 1977,
p. 489.
13 Dz. 429 [801].
14 Dz. 51 [1002].
15 Dz. 40 [76].
16 “Introducta sunt in texto verba Domini nostri circa poenam aeterna
inferni, sicut explicite a multis Patribus petitum est (E/2639 2675 2676 et
11 alii, E/ 2682 2695 2716 2720”. Textus emendatus Capitis VII
Schematis Constitutionis de Ecclesia, Relatio de nº 48, p. 181, lin 22
(Romae 1964), p. 13.
17 “Ratione habita praecedentis emendationis, ob internam logicam
expositionis et ut amplius desideriis Patrum satisfieret, introducta sunt
verba de resurrectione vitae vel iudicii (E/ 2788 2838 cum 13 aliis)”.
Ibid., nota 5, lin 26.
18 Ef 16, 1s.
19 Martirio de San Policarpo, 2, 3; cf. San Ireneo, Ad haer., 4, 39; San
Ambrosio, Comentario a San Lucas, 7, 20.
20 2Co 17, 5ss.
21 Apología, 1, 12.
22 Adversus haereses, 4, 28, 2.
23 10, 7s.; Funk, 1, 408-410.
24 Apologeticus,48; PL 1, 527.
25 Ibidem, PL 1, 528; y en De poenitentia, 12; PL 1, 1247.
26 De praescriptione haereticorum,13; PL 2, 845.
27 De resurrectione, 35.
28 Ad Demetrianum, 24; ML 4, 561s.
29 La ciudad de Dios, 21,10.
30 Ad Pop. Ant., Hom.49: “Haec omnia ludicra sunt et risus ad illa
supplicia. Pone ignem, pone ferrum, quid nisi umbra sunt ad illa
tormenta?”. (Todo esto son juegos y risas en comparación con aquellos
suplicios. Considera los tormentos del fuego y del hierro, ¿qué son sino
sombras en comparación con aquellos tormentos?).
31 Diál. IV, 29; PL 77, 368.
32 S. Th., Supl. 97, 5.
33 El diálogo, cap. XVIII, B.A.C., 1950, p. 256.
34 Libro de la Vida, cap. 32, 4. Describe la Santa Doctora una visión del
infierno que tuvo y dice que “fue una de las mayores mercedes que el
Señor me ha hecho” (ibid., 5).
35 Op. cit. p. 662.
36 Biografía y escritos, B.A.C., Madrid, 1955, p. 647.
37 Pbro. Julio Triviño, Teología, espiritualidad y profetismo del Mensaje de
Fátima, en Universitas, nº 41, setiembre 1976, p. 17.
38 Solemne Profesión de fe el 30 de junio de 1968, n. 12; comentario
teológico por Cándido Pozo, S.J., 2da. edición, B.A.C., Madrid, 1975, p.
21.
39 Cándido Pozo, S.J., Teología del más allá, B.A.C., Madrid, 1968, p.
197.
40 Como sostenía en la antiguedad Orígenes y en la actualidad, por
ejemplo, el Diccionario Teológico de Rahner (Herder, Barcelona, 1967, p.
514).
41 Ad Theodorum lapsum, I, 12; MG 47, 292.
42 In Mt., hom. 23, 8.
43 S.Th., I-II, 87,4.
44 Palabra de Comunión, 71 (texto policopiado); entiendo que el A. cae
en el error lógico de la suppositio terminorum que lo lleva a una fallacia
equivocationis, porque del fuego real y corpóreo, pasa a significar el fuego
del amor de Dios -¡El Espíritu Santo!-, lo cual es una falacia por tomar de
modo equívoco el mismo término en un mismo silogismo; también me
parece que se confunde por identificar el fuego del infierno con el del
purgatorio, entendiendo el fuego del purgatorio según la concepción de
los Padres griegos. (En una oportunidad, tomando como titular un
exámen de Escatología, el profesor vocal sostenía que “el fuego del
infierno podía ser un cancer”; como puede apreciarse si uno se maneja en
exégesis arbitrariamente, se le puede hacer decir a las palabras cualquier
cosa. Así “fuego” podría ser agua, viento, nube, dulce de leche, caramelo,
hojaldre, lavandina o cualquier cosa, lo cual es absurdo).
45 S.Th., Suppl. 99, 1.
46 Dz. 211.
47 “...a dos pasos...”, esto no es más que la imaginación del A. Si hiciese
más caso al Evangelio de Jesucristo se daría cuenta que “entre nosotros y
vosotros se interpone un gran abismo” (Lc 16, 26). El infierno no está a
dos pasos del cielo como pretende Schillebeeckx.
48 Soy un teólogo feliz, Entrevista con Francesco Strazzari, Soc.
Educación Atenas, Madrid, 1994, pp. 100-101.
49 Es claro que Schillebeeckx niega el infierno. Para él la lógica del bien,
tal como se expresa en la praxis del reino, lleva, sobre la base de la
promesa y de la gracia, al cumplimiento final de la felicidad eterna; la
lógica del mal no lleva, en cambio, a ninguna parte; y si hay alguno que
es capaz, en su vida, de separarse total y definitivamente de la comunión
con el Dios de la vida, este está destinado a la aniquilación de su propio
ser: “pero no hay ningún reino de sombras infernal junto al reino de Dios
de la felicidad eterna.[...] El éschaton, o sea, lo que es último, es
exclusivamente positivo. No hay ningún éschaton negativo. El bien, no el
mal, tiene la última palabra. Este es el mensaje y la característica de la
praxis humana de Jesús de Nazaret, a quien, por esto, los cristianos
confiesan como el Cristo” (E. Schillebeeckx, El hombre, imagen de Dios).
50 Ibid., nota 48.
51 Michael Schmaus, Teología Dogmática, Ed. RIALP, Madrid, 1965, t.
VII, p. 429.
52 Ibid., nota 48.
53 S. Th., Suppl., 99, 1, ad 6.
54 S. Th., I, q. 104, a. 4, c.
55 Ibid., nota 48.
56 S.Th., Suppl.,99, 2, ad 1.
57 Taurisano, Preghiere ed elevazioni de S. Caterina, Roma, 1932, p.
105.
58 Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta sobre algunas
cuestiones referentes a la escatología, del 17 de mayo de 1979, publicada
en Mundo Mejor del 4 de agosto de 1979.
59 Cf. Martelet, G., L‟audelà retrouvé, París, 1975, p. 182; citado por
Juan L. Ruiz de la Peña, La otra dimensión. Escatología cristiana, Ed. Sal
Terrae, Santander, 1986, p. 265.
60 Conferencias de Nuestra Señora de París, conf. 72 (año 1851). Cf.
Obras completas, traducción del P. Castaño, Madrid, 1926, t. 7, pp. 186-
187. (Citado por Antonio Royo Marín, O.P., Teología de la Salvación,
B.A.C., Madrid, 1965, p. 328).
61 La aventura de la teología progresista, Eunsa, Pamplona, 1976, p.
230.
62 Afirma Hans Küng: “...No es extraño que actualmente ni a los mismos
obispos les resulte fácil responder convincentemente a la pregunta de por
qué permanecer en la Iglesia o simplemente en el ministerio, cuando ya
no se puede amenazar con el infierno...” (Mantener la esperanza. Escritos
para la reforma de la Iglesia, Ed. Trotta, 1993, p. 18). En la actualidad
más de 900 sacerdotes abandonan el ministerio (cf. L‟Osservatore
Romano, del 27 de mayo 1994, p. 7); y según el CELAM en América
Latina cada 30 minutos 200 católicos dejan la Iglesia Católica para pasar
a las sectas (AICA, nº 2066, 24 de julio de 1996, p. 157).
63 IV Sent. d. 46, q. 2, a. 3 sc. praet.
64 IV Sent. d. 46, q. 2, a. 3, sol.1; cf. Suppl. 99, 2, c.
65 De fide orth. lib. 2, cap. 4.
66 IV Sent. d. 46, q. 4, sol. 2; cf. Suppl. 99, 3.
67 “Unus Pater vult aliquam sententiam introduci ex que appareat
reprobos de facto haberi (ne damnatio ut mera hypotesis maneat”.
Schema Constitutionis dogmaticae de Ecclesia, Modi VI, cap. 7, nº 40, p.
10.
68 “Ceterum in n. 48 Schematis citantur verba evangélica quibus
Dominus ipse in forma grammaticaliter futura de reprobis loquitur” (ibid.,
nota anterior).
69 Prescindimos en este trabajo de la cuestión si son muchos o pocos los
que se salvan. No entra dentro de nuestro intento ocuparnos de esa
cuestión.
70 Cf. Concilio de Roma, año 745: DS, 587: “...Clemens, qui per suam
stultitiam sanctorum Patrum statuta [scripta] respuit vel omnia synodalia
acta [parvipendit], /.../ insuper et dominum Iesum Christum
descendentem ad inferos omnes [!] pios et impios exinde praedicat [simul
inde] abstraxisse...” (“...Clemente, quien por su estulticia rechazó los
escritos de los Santos Padres o (tuvo en poco) las actas sinodales, /.../
dijo también que el Señor Jesucristo descendiendo a los infiernos extrajo
a todos los píos y a los ímpios”).
71 Cf. Benedicto XII, libelo Cum dudum: DS, 1011: (“ ...sed dicunt, quod
Christus propter salutem hominum est incarnatus et passus, quia per
suam passionem filii Adam, qui dictam passionem praecesserunt, fuerunt
liberati ab inferno, in quo erant non ratione originalis peccati quod in eis
esset, sed ratione gravitatis peccati personalis primerum parentum.
Credunt etiam, quod Christus propter salutem puerorum qui nati fuerunt
post eius passionem, incarnatus fuit et passus, quia per suam passionem
destruxit totaliter infernum...”. (“Pero ([los armenios] dicen que Cristo se
encarnó y padeció por la salvación de los hombres, porque por su pasión
los hijos de Adán que a dicha pasión precedieron fueron liberados del
infierno, en el cual estaban no en razón del pecado original que en ellos
había sino en razón de la gravedad del pecado personal de los primeros
padres. Creen también que Cristo se encarnó y padeció por la salud de los
niños que nacieron después de su pasión, porque por su pasión destruyó
totalmente el infierno”.); Clemente VI, c. Super quibusdam: DS, 1077:
“Quod Christus non destruxit descendendo ad inferos inferiorem
infernum” (“Cristo descendiendo a los infiernos no destruyó el infierno
inferior”).
72 Nº 633.
73 Gran Enciclopedia Rialp (GER), t. 12, p. 710.
74 Cf. Mons. de Segur, El Infierno, Iction, Buenos Aires, 1980, pp. 150-
151
75 La declaración consta en el Proceso del Ordinario, p. 449.
76 Cf. Henri Gheón, Vicente Ferrer y su tiempo.
77 La Ciudad de Dios, cap. 21, sec. 17, 22.
78 Enchiridion, cap. 29, sec. 111 y 113.
79 Por ejemplo, afirma: “Il Crocifisso non soffre semplicemente l‟inferno
meritato dai peccatori; egli soffre qualcosa che é al di lá e al di sotto de
essi: un abbandono da parte di Dio in pura obbedienza de amore, cui egli
soltanto é capace in quanto é il Figlio, e che abbraccia da sotto
qualitativamente ogni possibile inferno. Ció elimina in un modo ancora piú
radicale la simmetria giudiziaria veterotestamentaria” (TeoDrammatica.
L‟Ultimo Atto, V. 5, ed. Jaca Book, 1986, p. 237 ).
“Previamente si deve avvertire che tutte le parole del Signore indicanti la
possibilitá di una eterna dannazione sono prepasquali” (idem, p.238).
“Il Signore non é morto soltanto per i buoni che subito si aprono a lui, ma
anche por i cattivi e gli si negano. Egli ha tempo di aspettare fino a che
anche i dispersi figli de Dio siano raggiunti dalla sua luce. Giacché anche il
cattivo non é fuori dalla zona del suo potere, e la dispersione del Signore
abbraccia e supera anche la dispersione dei peccatori” (idem, p. 239).
“Nella passione egli deve soffrire per tutti coloro che senza di lui
avrebbero meritato l‟inferno. Cosí la tenebra dei peccati rimane recinta
dalla tenebra dell‟ amore, come la patisce il Figlio nell‟abbandono di Dio”
(idem, p. 241).
“Nell‟inferno rimarrebbe, come realtá dannata difinitiva il peccato staccato
dal peccatore mediante l‟opera della croce, una realtá non assolutamente
nulla a causa della forza in essa investita dall‟uomo. I peccati vengono
rimessi, divisi da noi, da noi distolti. Vengono rinciati lá dove é tutto ció
che Dio non vuole a che condanna: nell‟inferno. Questo é il loro luogo.
Che un luogo simile ci sia é, nella storia che va dal peccato originale alla
redenzione, molto piú importante che se non ci fosse, perché é la
permanente testimonianza della remissione dei peccati. In questo censo
l‟inferno é addirittura un regalo della grazia divina” (idem, p.269).
80 La teología de XX secolo, Queriniana, Brescia 1992, p. 368: “...lo
stesso Von Balthasar, che prospettano l‟inferno come una reale possibilita
del fallimento finale, ma insieme insistono sul dovere di „sperare per
tutti‟”.
81 Cf. mi artículo La resurrección, ¿mito o realidad?, Mikael, año 2, nº 6.
82 Obras Ascéticas, Sermón 34, De la impenitencia, t. II, B.A.C., 1954, p.
749.
83 Cf. S. Th., Suppl., 99, 2, ad 1.
84 Que Dios sea bueno nos da esperanza, que evita la desesperación; que
Dios sea justo nos infunde temor, que evita la presunción (cf.
SantoTomás, Ad Rom. 11, 22).
85 Lc 1, 50.
86 “Irrisor est, non poenitens” (Ad. Fr. in er., s. ), cit. en San Alfonso, ver
nota 87.
87 Gal 6, 7.
88 Sermón 32, Ilusiones del pecador, op. cit., pp. 731-732.
89 Boletín salesiano, agosto 1993, nº 510, p.10 y ss.
90 Constitución dogmática Lumen gentium, 42.
91 Exhortación apostólica post-sinodal Vita consecrata, nº 26.
92 Pío XII, Exhortación a los párrocos y a los predicadores en la
Cuaresma de 1949, AAS 41,5 (25 de abril 1949), p. 185.
93 Garrigou-Lagrange, La vida eterna y la profundidad del alma, Madrid,
p. 133.
94 Juan Pablo II, Exhortación Apostólica post-sinodal Reconciliatio et
Paenitentia, 26.
95 Cit. por Ubillos, Ejercicios Espirituales.
96 Carlos Almeras, San Pablo de la Cruz, Ed. Descleé, Bilbao, 1960, p.
135.
97 “Minatur Deus gehennam, ut a gehenna liberet, et ut firmi ac stabiles
evitemus minas” (De poenit., hom. 3).
98 Cit. por Ubillos, Ejercicios Espirituales.
99 Expos. symb. nº 932: “Nam Christus descendit ad inferus pro salute
nostra, et nos frecuenter debemus solliciti esse illuc descendere...”.
100 Op. cit., p. 660.
101 Escritos autobiográficos y espirituales, B.A.C., Madrid, 1959, nº 212,
p. 251.
102 B. Raimondo di Capua, La vita di S. Caterina da Siena, Volgarizzata
da Bernardino Pecci, Roma, 1866, Prólogo primo XV, p. 10: “Se, salva
l‟unione della tua caritá, io fosse posta sopra la bocca dell‟inferno, per
chiuderlo, talmente che niuno mai piú v‟entrasse, mi sarebbe gratissimo,
affinché in tal maniera tutti i mei prossimi si salvassero”.
103 Cartas selectas, Ed. Pío XII, Mar del Plata, 1952, p. 189 (Texto citado
en nuestra primeras Constituciones [356] en versión En Camino con Don
Orione, Ed. Pcia. Nuestra Señora de la Guardia, Argentina, t. II, p. 227).
104 Editado por Vittorio Messori, Ed. Plaza & Janés, Barcelona, 1994, pp.
181-186.
105 Decía Nicolas Berdiaev: “Afirmando sistemáticamente la personalidad
y la libertad, se llega a la posibilidad del infierno. No es difícil superar la
idea del infierno, pero automáticamente pierden fuerza los conceptos de
personalidad y de libertad” (Esprit e liberté, Essai de philosophie
chrétienne, París, Ed. Jesers 1933, p. 341; cit. por Charles Journet, El
Mal, Ediciones RIALP, Madrid, 1965, p. 176).
106 Cruzando el umbral de la esperanza, idem.
107 Ibidem, p. 188.
108 San Ignacio de Loyola, Exercicios Spirituales, [53].

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