You are on page 1of 13

Conversando con amigos evangélicos sobre el bautismo

de niños y el bautismo por inmersión

Por José Miguel Arráiz

Continuo con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de


apologética, les comparto un nuevo diálogo ficticio en donde
reflexionamos sobre la necesidad del bautismo de niños, bautismo
infantil, bautismo de bebes, o como se le prefiera llamar. Como de
costumbre los argumentos los he recogido de conversaciones que he
tenido de este tema a lo largo de los años. Los nombres de quien
participan no son reales.

Marta: Ok, José, ahora estoy lista para que comparemos la Iglesia
Católica y la Bautista con la Iglesia que Cristo instituyó. La que se
concuerde con la Iglesia en organización y doctrina, ésta es la Iglesia que
fundada por Él, y ésta es la Iglesia que tiene el derecho de administrar las
ordenanzas, y quiero tomar como punto de partida la Iglesia de Jerusalén,
notemos sus características y las comparamos con las características de
los bautistas y los católicos.

José: Adelante, como antes le he comentado a mis amigos Miguel y


Marcela, salvo los naturalesdesarrollos de la doctrina cristiana, la Iglesia
Católica siempre será sustancialmente la misma.

Marta: Pues bien, una de las características de esta Iglesia verdadera es


que era UNA CON EL ESPÍRITU SANTO. Dice la Biblia: “Y como se
cumplieron los días de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos; y de
repente vino un estruendo del cielo y fueron todos llenos del Espíritu
Santo…Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados: y fueron
añadidas a ellos aquel día como tres mil personas” (Hechos 2, 1-4, 41).

La Iglesia de Jerusalén era una iglesia que dependía del Espíritu Santo
para preparar personas para ser miembros de ella. Es lo mismo en una
Iglesia Bautista. En una Iglesia Bautista debe haber una experiencia de
religión en el corazón, a través de la obra del Espíritu Santo. En la Iglesia
Católica los miembros son admitidos en su infancia y confirmados cuando
han llegado a la edad de responsabilidad.
José: ¿Y tú crees que un niño no puede recibir el Espíritu Santo, ni ser
admitido en la Iglesia hasta que no llega lo que llamas, “la edad de la
responsabilidad”?

Marta: No, observa que la Biblia dice que primero creyeron, y luego
recibieron el Espíritu Santo.

José: Pero si tu revisas otros pasajes de la misma Biblia verás que los
niños si pueden recibir el Espíritu Santo. Esto estaba profetizado desde
épocas antiguas: “Sucederá después de esto que yo derramaré mi
Espíritu en TODA CARNE. Vuestros HIJOS y vuestras HIJAS profetizarán,
vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones”
(Jeremías 31,31-34), promesa que se cumplió precisamente el día de
Pentecostés que mencionas.

¿Recuerdas como Juan el bautista, ya en el seno de su madre saltaba de


júbilo al escuchar la voz de María y estar cerca su Señor? (Lucas 1,41),
¿No crees que estaba ya entonces ungido por el Espíritu Santo?. Recuerda
además lo que Jesús le responde a los fariseos cuando ven que los niños
le alaban: “Mas los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros
que había hecho y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosanna al
Hijo de David!», se indignaron y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen éstos?»
«Sí - les dice Jesús -. ¿No habéis leído nunca que «De la boca de los niños
y de los que aún maman te preparaste alabanza»?” (Mateo 21,15-16)

Y si un niño puede recibir el Espíritu Santo, no veo por qué negar que
pueda recibir el bautismo. San Pedro dejó este principio meridianamente
claro cuando afirmó: “¿Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a
éstos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?” (Hechos 10,47)

Marta: Pedro estaba hablando allí a adultos.

José: Si, pero la razón por la que no les puede negar el bautismo, es
porque ellos también recibieron Espíritu Santo. Si los niños también
pueden hacerlo, no veo razón para negárselo.

Marta: Es es que la Biblia es muy clara - y he aquí otra característica que


permite identificar la verdadera Iglesia- en que la Iglesia está formada
por SOLAMENTE CREYENTES y solamente ellos SON BAUTIZADOS[1].
Recuerda “Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados”
(Hechos 2,41). No se registra aquí, ni en ningún otro lugar de la Biblia,
dónde fuese el bautismo administrado a alguien que no fuese creyente.
Felipe dijo al eunuco, “Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?”
y él respondió “Si crees de todo corazón, bien puedes”. Jesús cuando
ordena bautizar dice: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
toda criatura. El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no
crea, será condenado” (Marcos 16,15-16). ¿Lo ves? creer y LUEGO
bautizarse, lo que significa que primero tiene que recibir la enseñanza.

Y hay más textos bíblicos que confirman esta enseñanza, por ejemplo en
Hechos 2,38 el apóstol Pedro dijo: “Pedro les dijo: «Arrepentíos y
bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón
de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo»” ¿vez?, dice
CONVIERTANSE, ¿Cómo se va a convertir un bebe si aún no tiene uso de
razón?. Además, un bebe no se hace bautizar, sino que lo hacen bautizar
que no es lo mismo.

Asimismo es con la Iglesia Bautista. La Iglesia Católica está constituida


todavía por casi todos los que fueron bautizados en su infancia, para cuya
práctica no hay base escritural.

José: Te diré mi opinión respecto a esos pasajes, pero antes me parece


necesario que revisemos otros textos que también hablan del bautismo y
que nos pueden dar una comprensión más amplia del contexto.

Marta: Adelante…

José: Vamos por ejemplo a Mateo 28,19-20 donde Jesús ordena a los
apóstoles: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Observa que
aquí se menciona un orden distinto, primero el bautismo, y LUEGO la
enseñanza.

Marta: ¿Quieres decir que crees que la Biblia se contradice?

José: Claro que no, sino que esos textos hacen referencia a momentos
distintos de la predicación. Los primeros explican como fue el comienzo
del cristianismo, donde lógicamente se tenía que comenzar por los
adultos.

Pongámonos en lugar de los apóstoles: imaginemos que llegamos a


predicar a un pueblo pagano que nunca ha escuchado la buena nueva, ¿a
quién predicamos? ¿a los adultos o a los niños?

Marta: A los adultos.


José: Y ¿Bautizarías a alguien que no cree? o mejor dicho ¿tú crees que
un adulto que no cree y no sabe ni si quiera lo que es el bautismo se deje
bautizar?

Marta: Por supuesto que no.

José: Ese es el caso de los primeros textos que mencionaste, la primera


predicación dirigida a los adultos paganos, ¿y cuál es la condición para
que un adulto sea bautizado?, que crea y que el mismo pida el bautismo,
como lo hizo el etíope. Pero ahora viene la pregunta, ¿qué pasaba con los
hijos de los adultos que creían y se bautizaban?

Marta: Lógicamente esperaban ellos también a creer para decidir ellos


mismos si querían bautizarse.

José: Pero eso no es lo que dice la Biblia. Leamos: “Le respondieron:


«Ten fe en el Señor Jesús yTE SALVARÁS TU Y TU FAMILIA[2].» Y le
anunciaron la Palabra del Señor a él y a todos los de su familia. En
aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó
las heridas; inmediatamente RECIBIO EL BAUTISMO ÉL Y TODOS LOS
SUYOS.” (Hechos 16,31-33). Crispo, el jefe de una sinagoga cuando se
convierte se bautiza él y su familia: “Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó
en el Señor con toda su familia; y otros muchos corintios al oír a Pablo
creyeron y recibieron el bautismo.” (Hechos 18,8). También se menciona
el caso de Lydia: “Una de ellas, llamada Lidia, vendedora de púrpura,
natural de la ciudad de Tiatira, y que adoraba a Dios, nos escuchaba. El
Señor le abrió el corazón para que se adhiriese a las palabras de Pablo.
Cuando ELLA Y LOS DE SU FAMILIA RECIBIERON EL BAUTISMO” (Hechos
16,14-15)[3]. San Pablo recuerda además que bautizó a la familia de
Estefanás (1 Corintios 1,16).

Cuando en Mateo 28,19-20 se habla primero de bautizar y luego de


enseñar, se hace referencia ya de esta etapa de la predicación, donde
familias enteras se han aceptado el evangelio. Allí habría que enseñar a
los que naciendo en familias cristianas tendrían que formarse en la fe.
Entendido así, ambos textos armonizan perfectamente.

Marta: Pero no puedes estar seguro de que en esas familias hubiese


niños. Por el contrario, en esos textos se dice que escucharon primero la
predicación y luego se bautizaron.

José: Como te he dicho, escucharon la predicación los adultos, pero


cuando estos creyeron se bautizó toda la familia, incluyendo niños si los
tenían. Los mismos pasajes que me diste al principio lo confirman si los
examinamos con más detalle. Volvamos sobre Hechos 2,38-39: “Pedro les
contestó: «Convertíos y QUE CADA UNO SE HAGA BAUTIZAR en el
nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo; pues LA PROMESA ES PARA VOSOTROS Y PARA
VUESTROS HIJOS, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el
Señor Dios nuestro.»”. No pases por alto el detalle de que San Pedro así
como manda bautizar aclara que la Promesa es para ELLOS y para SUS
HIJOS.

Hay otros textos de los que se puede sacar la misma conclusión, allí
tienes que San Pablo escribió: “Pues el marido no creyente queda
santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el
marido creyente. De otro modo, vuestros hijos serían impuros, MAS
AHORA SON SANTOS” (1 Corintios 7,14). ¿Te das cuenta?. cuando uno de
los padres era creyente, ya sus hijos por esa fe eran considerados por el
apóstol “santos”, un término que solo se usa en la Biblia para señalar
miembros de la Iglesia, por lo que se entiende que habla de niños
bautizados[4].

Marta: Espera un momento, volvamos a Hechos 2,38-39. Dice así:


“Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno se haga bautizar en el
nombre de Jesucristo, PARA REMISIÓN DE VUESTROS PECADOS; y
recibiréis el don del Espíritu Santo; pues LA PROMESA ES PARA
VOSOTROS Y PARA VUESTROS HIJOS.»”. Observa que allí la promesa de
la que habla el apóstol, dice que se bauticen para el perdón de los
pecados, ¿qué pecados puede tener un niño? Un niño no roba, no mata,
ni siquiera tiene malos pensamientos. Yo entiendo entonces que esa
promesa es para sus hijos, pero cuando ellos tengan pecados que le
puedan ser perdonados, o lo que es lo mismo, cuando lleguen al uso de
razón.

José: Creo que no estás distinguiendo. Es cierto que un niño no tiene


pecados personales…

Marta: Ni personales ni ningún otro.

José: Me refiero al pecado original[5] que cometieron nuestros primeros


padres y nosotros hemos contraído. Cuando el Rey David reconoce “He
aquí, en maldad he sido formado, y EN PECADO ME CONCIBIÓ MI
MADRE” (Salmo 51,5) está haciendo referencia a este pecado, así como
también San Pablo cuando escribe: “así como por la desobediencia de un
solo hombre, TODOS FUERON CONSTITUIDOS PECADORES, así también
por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos” (Romanos
5,19). Pues bien, si todos, incluidos los niños, fueron concebidos en
pecado y constituidos pecadores, también necesitan el bautismo para que
se le perdonen los pecados.

Marta: Sigue sin convencerme. El hecho de bautizar un niño sin uso de


razón, ¿no es violentar su libertad? ¿no es mejor esperar a que él mismo
tenga edad de decidir si se quiere bautizar o no?

José: Recuerda, que es voluntad de Dios y parte del orden natural que ha
instituido, que los padres decidan por sus hijos hasta que ellos tengan
capacidad de hacerlo por sí mismos. Si tu hijo se enferma y no quiere ir al
médico, ¿lo llevas o no?… O si no quiere ir a la escuela ¿qué haces?

Marta: Lo llevo por supuesto.

José: Y nadie dice que estás violentando su libertad. En la vida espiritual


ocurre igual. ¿recuerdas como se pasaba a formar parte del pueblo de
Dios antes de la era cristiana?

Marta: Por medio de la circuncisión.

José: Exacto. Fue Dios mismo quien la ordenó: “Esta es mi alianza que
habéis de guardar entre yo y vosotros - también tu posteridad -: Todos
vuestros varones serán circuncidados. Os circuncidaréis la carne del
prepucio, y eso será la señal de la alianza entre yo y vosotros. A LOS
OCHO DIAS SERÁ CIRCUNCIDADO entre vosotros todo varón, de
generación en generación” (Génesis 17,10-12). Observa que los niños
eran circuncidados al octavo día de nacido, y nadie (incluyendo a Dios)
parece haber pensado que se estaba violentando su libertad de elección.

Cuando Dios pacta con un pueblo, lo hace con todos incluyendo sus niños:
“Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros
seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda
la tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas
son las palabras que has de decir a los hijos de Israel… Todo el pueblo a
una respondió diciendo: «Haremos todo cuanto ha dicho Yahveh»” (Éxodo
19,5-6.18). ¿Te parece lógico pensar que la Nueva Alianza sea más
limitada que la Antigua y que deje por fuera a los niños?. Los textos que
anuncian la Nueva Alianza señalan más bien lo contrario: “He aquí que
días vienen - oráculo de Yahveh - en que yo pactaré con la casa de Israel
(y con la casa de Judá) una nueva alianza; no como la alianza que pacté
con sus padres, cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que
ellos rompieron mi alianza, y yo hice estrago en ellos - oráculo de Yahveh
-. Sino que esta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel,
después de aquellos días - oráculo de Yahveh -: pondré mi Ley en su
interior y sobre sus corazones la escribiré, y YO SERÉ SU DIOS Y ELLOS
SERÁN MI PUEBLO. Ya no tendrán que adoctrinar más el uno a su prójimo
y el otro a su hermano, diciendo: «Conoced a Yahveh», pues todos ellos
me conocerán DEL MAS CHICO AL MÁS GRANDE - - oráculo de Yahveh -
cuando perdone su culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme.”
(Jeremías 31,31-34)

Marta: Es un argumento interesante. Pero de ser así, ¿por qué esta


práctica no está confirmada en la historia desde los orígenes de la Iglesia?
Porque tengo entendido que en los primeros siglos del cristianismo solo se
bautizaron adultos y fue ya en siglos posteriores donde se comenzaron a
bautizar niños.

José: Si investigar los testimonios de la Iglesia primitiva verás que eso


no es cierto. En los escritos más antiguos de los primeros cristianos se
encuentran evidencia de que esta ya bautizaba niños desde tiempos
apostólicos. Orígenes, por ejemplo, que vivió en el siglo II escribió: “La
Iglesia HA RECIBIDO DE LOS APÓSTOLES la costumbre de administrar el
bautismo incluso a los niños. Pues aquellos a quienes fueron confiados los
secretos de los misterios divinos sabían muy bien que todos llevan la
mancha del pecado original, que debe ser lavado por el agua y el
espíritu”[6]. También hay testimonios de San Ireneo de Lyon (siglo II),
San Hipólito de Roma (siglo II), San Cipriano de Cartago (siglo III) y
muchos otros[7].

Marta: ¿Cipriano de Cartago?. Había leído que fue precisamente Cipriano


de Cartago quien se opuso al obispo de Roma por decía que era necesario
rebautizar a los adultos, como lo hacemos los bautistas.

José: La disputa que tuvo San Cipriano con el Papa fue por una cuestión
enteramente distinta. El si defendía la necesidad de bautizar niños
inclusive antes del octavo día de nacido[8]. Lo que decía realmente es
que quienes se bautizaban fuera de la Iglesia Católica, en una comunidad
cismática o herética, no eran bautizados válidamente y tenían que volver
a ser bautizados, pero su opinión personal en este asunto -que nada tenía
que oponer al bautismo de niños- no prevaleció en la Iglesia.

Marta: ¿Pero y qué me dices de la forma de bautizar?, porque otra de las


características de la Iglesia verdadera según la Biblia, es que bautizaba
por inmersión, que es lo que significa la palabra bautismo, “sumergirse”,
y no rociar unos chorritos de agua como lo hace la Iglesia Católica.
Es más, luego de nuestra última conversación, pude investigar un poco, y
me encontré que incluso reconocidas obras de la Iglesia Católica
reconocen que ellos han cambiado la forma de bautizar. Por ejemplo,
James Gibbons, que era un cardenal católico romano, escribió un libro
titulado The Faith of our Fathers (La Fe de Nuestros Padres), con
aprobación eclesiástica lo siguiente: “Por varios siglos después del
establecimiento del cristianismo EL BAUTISMO ERA USUALMENTE
CONFERIDO POR INMERSIÓN. Pero desde la décima segunda centuria el
bautismo por aspersión prevalece en la Iglesia Católica. El bautismo es el
medio esencial establecido para lavar la mancha del pecado original, y la
puerta por el cual somos admitidos en la iglesia. De aquí que el bautismo
es esencial tanto para el infante como para el adulto. Los infantes no
bautizados son excluidos del reino de los cielos. El bautismo nos hace
herederos del cielo y co-herederos con Jesucristo”[9]

José: Allí el cardenal no está diciendo que la Iglesia cambió la forma de


bautizar, sino que una era más usual que otra, lo que es natural
dependiendo de las circunstancias. Pero vayamos por partes; es cierto
que bautizar significa “sumergir”, pero si estudias el contexto verás que
se refiere a sumergir en el Espíritu Santo, el agua es solo un símbolo.

El bautismo por inmersión puede simbolizar ciertamente muy bien lo que


sucede con el cristiano en el bautismo, al ser sepultado con Cristo para
resucitar a una vida nueva (Colosenses 2,12) pero no siempre es posible
bautizar de esta manera y eso no puede ser un impedimento para
recibirlo.

Un ejemplo lo encontramos en el libro de los hechos de los apóstoles, en


donde se nos narra cuando en Jerusalén se bautizaron tres mil personas:
“los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron
unas 3.000 almas” (Hechos 2,41). En Jerusalén no hay ningún rio y es
difícil de creer que pudieron haberse sumergido en un pozo público de
donde se sacaba el agua para tomar. El propio San Pablo fue bautizado en
una casa y de pie: “Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo
y lava tus pecados invocando su nombre.” (Hechos 22,16), lo mismo el
carcelero que aceptó el evangelio y fue bautizado de noche (Hechos
16,33). Y a ver vamos, en la Biblia no se especifica ninguna forma
específica de bautizar, solo que hay que hacerlo en nombre de la
Santísima Trinidad. El escrito más antiguo de la Iglesia primitiva con
información de las formas de bautizar es la Didaché, datado en el año 60
d.C. y reconoce como válido el bautismo por aspersión[10].
Marta: Me parece muy interesante lo que me has dicho y quiero tomarme
el tiempo de verificarlo.

José: Por supuesto Marta, solo una última reflexión.

Recuerda que Jesús es quien nos ha pedido “Dejad que los niños vengan
a mí y no se lo impidáis; porque de los que son como éstos es el Reino de
Dios” (Lucas 18,16). Si por medio del bautismo nacemos a una vida
nueva, nos unirnos al cuerpo de Cristo que es la Iglesia, recibimos el
perdón de los pecados y el Espíritu Santo, ¿negar el bautismo a nuestros
niños, no es precisamente impedirles ir a Jesús?

Es para pensarlo…

Marta: De verdad que sí.

NOTAS

[1] El reformador protestante Juan Calvino rechaza este argumento de los


anabaptistas en su obra Institución de la Religión Cristiana, IV, XVI:, 19.
7: “Los niños no pueden tener fe. ¿Cómo, dicen, puede ser esto, si, como
asegura san Pablo, «la fe es por el oir» (Rom. 10, 17), y los niños son
incapaces de discernir el bien del mal? Pero ellos no consideran que san
Pablo habla aquí solamente de la manera ordinaria que usa el Señor para
infundir la fe a los suyos; no que no pueda usar otra, como ciertamente lo
hace con muchos, a los cuales, sin jamás hacerles oír la Palabra, los ha
tocado interiormente para .llamarlos a su conocimiento. Y como les
parece que esto repugna a la naturaleza de los niños, los cuales, como
dice Moisés, «no saben lo bueno ni lo malo» (Dt. 1,39), les pregunto por
qué quieren restringir la potencia de Dios, como si no supiese hacer con
los niños lo que poco después hace perfectamente con ellos. Porque si la
plenitud de la vida consiste en conocer perfectamente a Dios, como quiera
que el Señor salva a algunos que mueren aún niños, es cierto que Dios se
les ha manifestado enteramente. Y como ellos han de tener este perfecto
conocimiento en la otra vida, ¿por qué no pueden tener mientras viven
aquí un destello del mismo, principalmente cuando no decimos que Dios
les quite esta ignorancia hasta que los saque de la prisión del cuerpo? No
que yo quiera temerariamente afirmar que los niños tengan una fe cual la
que nosotros tenemos; nuestra intención es solamente mostrar la
temeridad y presunción de los que siguiendo su loca fantasía afirman y
niegan cuanto se les antoja, sin tener en cuenta la razón para hacerlo
así”.
[2] Muchas traducciones, tanto católicas como protestantes, traducen la
palabra griega οῖκος como “casa” en vez de “familia", pero el sentido es el
mismo: hacen referencia a la familia de la persona.

[3] Los reformadores protestantes también entendieron que los textos


que hablan del bautismo de una persona y toda su casa, incluía
naturalmente a los niños. La obra ya citada del reformador Juan Calvino
escribe “[dicen los anabaptistas] Los apóstoles no bautizan a los niños.
[responde Calvino] Después quieren probar todo esto por la práctica que
se siguió en tiempo de los apóstoles, en el cual ninguno era bautizado
antes de hacer profesión de su fe y su penitencia. Porque san Pedro,
dicen, preguntado por los que se querían convertir al Señor, qué era lo
que debían hacer, les responde que se arrepientan y que se bauticen para
remisión de sus pecados (Hch. 2, 37-38). Asimismo, cuando el eunuco
pregunta a Felipe si debía bautizarse, le responde: “Si crees de todo
corazón, bien puedes” (Hch. 8, 37). De esto concluyen que el bautismo no
está mandado más que a aquellos que tienen fe y penitencia; y que el
que carece .de esto no debe ser bautizado.

Si esta razón vale, se ve por el primer texto alegado que solamente


bastaría la penitencia, pues no se hace en él mención alguna de la fe; y, a
su vez, por el segundo, que solamente bastaría la fe, pues no se exige la
penitencia. Dirán que un texto y otro se completan, y hay que unirlos
para poder entenderlos bien. Del mismo modo decimos nosotros también
que para dar cohesión a todo hay que unir todos los demás pasajes que
pueden ayudar a resolver esta dificultad, pues el verdadero sentido de la
Escritura depende muchas veces del contexto.

Vemos, pues, que las personas que preguntan qué es lo que deben hacer
para salvarse son personas que están ya en el uso de la razón. De éstos
decimos que no deben ser bautizados sin que primeramente den
testimonio de su fe y penitencia en cuanto se puede tener entre hombres.
Mas los niños engendrados de padres cristianos no se han de contar en
este número. Que esto sea así, y no una invención nuestra, se ve por los
textos de la Escritura que confirman esta diferencia. Así vemos que si
alguno antiguamente se hacía miembro del pueblo de Dios era preciso
que antes de ser circuncidado fuese instruido en la Ley de Dios y en el
pacto que se confirmaba con el sacramento de la circuncisión.” (Ibid., 23.
10°)

[4] San Pablo utilizaba la palabra “santos” a lo largo de todas sus cartas
para referirse a los creyentes. Si tomamos solamente la carta a los
efesios como muestra podremos ver que Pablo utiliza la palabra santos en
este sentido por lo menos 9 veces: Efesios 1,1.15.18; 2,19; 3,5; 3,8;
4,12; 5,3; 6,18; Lo mismo hace San Lucas en el libro de los Hechos:
3,21; 9,13.32.41; 26,10; Al igual que estos, los demás libros del Nuevo
Testamento.

[5] La doctrina del pecado original no es uniforme dentro del


protestantismo. Los reformadores Lutero y Calvino aceptaron y
defendieron esta doctrina (consulte por ejemplo: Juan Calvino, Institución
de la Religión Cristiana, Libro II, Capítulo 1), pero entre las
denominaciones que rechazan el bautismo de niños se pueden encontrar
algunas que niegan el pecado original. En el caso de los bautistas, la
mayoría parece aceptarla.

[6] Orígenes, In Rom. Com. 5,9: EH 249


Johannes Quasten, Patrología I, Biblioteca de Autores Cristianos 206,
Quinta Edición, Madrid 1995, pág. 395

[7] Para obtener una referencia más completa de estos textos patrísticos
puede consultar mi libroCompendio de Apologética Católica.

[8] San Cipriano defiende el bautismo de niños de manera tajante ante


quienes querían esperar hasta el octavo día de nacido haciendo un
paralelo con la circuncisión:
“Pero en relación con el caso de los niños, en el cual dices que no deben
ser bautizados en el segundo o tercer día después de su nacimiento, y
que la antigua ley de la circuncisión debe considerarse, por lo cual piensas
que alguien que acaba de nacer debe no ser bautizado y santificado
dentro de los ocho días, TODOS NOSOTROS PENSAMOS DE MANERA MUY
DIFERENTE en nuestro Concilio. Porque en este curso que pensabas
tomar, nadie está de acuerdo, sino que todos juzgamos que la
misericordia y gracia de Dios no debe ser negada a ningún nacido de
hombre…

Por otra parte, la fe en la Escritura divina nos declara que todos, ya sean
niños o mayores, tenemos la misma igualdad en los divinos dones…

Razón por la cual creemos que nadie debe ser impedido de obtener la
gracia de la ley, por la ley en la que fue ordenado, y que la circuncisión
espiritual no debe ser obstaculizada por la circuncisión carnal, sino que
absolutamente todos los hombres tiene que ser admitidos a la gracia de
Cristo, ya que también Pedro en los Hechos de los Apóstoles, habla y
dice: «El Señor me ha dicho que yo no debería llamar a ningún hombre
común o inmundo.» Pero si nada podría obstaculizar la obtención de la
gracia a los hombres, y el más atroz de los pecados y no puede poner
obstáculos a los que son mayores. Pero si hasta a los más grandes
pecadores, y los que habían pecado en contra de Dios, cuando creen, se
les concede la remisión de los pecados y nadie se ve impedido del
bautismo y de la gracia, ¿CUÁNTO MÁS DEBERÍAMOS OBSTACULIZAR UN
BEBE?, ¿que, siendo recién nacido, no ha pecado, salvo en que, habiendo
nacido de la carne de Adán, ha contraído el contagio de la muerte antigua
en su nacimiento? …

Y por lo tanto, querido hermano, esta era nuestra opinión en el Concilio,


que por nosotros, nadie debe impedirse el bautismo y la gracia de Dios,
que es misericordioso y amable y cariñoso para con todos. Que, puesto
que es lo observado y mantenido respecto a todos, nos parece que debe
respetarse aún más en el caso de los lactantes…”

Cipriano de Cartago, A Fido sobre el bautismo de infantes, Carta 58


Early Church Fathers, http://www.ccel.org/print/schaff/anf05/iv.iv.lviii
New Advent
Encyclopedia, http://www.newadvent.org/fathers/050658.htm

[9] Esta cita del cardenal Gibbons la utiliza el pastor bautista M.L. Moser,
Jr en su libro El bautismo extraño para intentar demostrar que la Iglesia
cambió la forma de bautizar de inmersión a aspersión, pero aún fuera de
contexto falla, porque se lee que lo que afirma es que dicho bautismo era
usualmente conferido por inmersión, más no era la única manera. El
Cardenal incluso lo aclara más adelante en la misma cita que el pastor no
reproduce completa y que dice: “Para probar que el bautismo por infusión
o por aspersión es tan legítimo como por inmersión, sólo es necesario
observar que, a pesar de la inmersión fue la práctica más común en la
Iglesia primitiva, el sacramento fue administrado también con frecuencia,
incluso por infusión y aspersión”. (James Cardinal Gibbons, The Faith of
Our Fathers, Capítulo 19)

[10] “Acerca del bautismo, bautizad de esta manera: en el nombre del


Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva. Si no tienes agua viva,
bautiza con otra agua; si no puedes hacerlo con agua fria, hazlo con
caliente. SI NO TUVIESES NI UNA NI OTRA, DERRAMA AGUA SOBRE LA
CABEZA TRES VECES en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo”

Didaché VII, traducción de Daniel Ruiz Bueno, Padres Apostólicos, BAC


65, Madrid 1985, p. 84

You might also like