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70 años después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se decidió que cada 21 de

septiembre de cada año, se celebre el Día Internacional de la Paz, en todas las partes del Mundo,
como un día dedicado al fomento de los ideales de este hermoso valor en todos los pueblos de la
tierra.

La paz, palabra derivada del Latín “PAX”, ABSENTIA BELLI, definida por distintos diccionarios como
un estado de tranquilidad, sosiego o quietud, bien como una ausencia de disturbios o de agitación.

La paz es respeto, fraternidad, igualdad, tolerancia, justicia y el pleno cumplimiento de los


derechos humanos.

En la sociedad, la paz es el respeto de los derechos de todos por igual y la responsabilidad de


buscar el bien común.

En nuestra comunidad, la paz, es respetar al vecino y a todas las personas, ser tolerante para
poder vivir todos en armonía, resolviendo los conflictos de manera pacífica y sin violencia.

En nuestra familia, significa una convivencia saludable con respeto entre sus integrantes, afecto
entre sus miembros, practicando el diálogo y la comprensión. Por lo tanto, la paz en familia, es la
base para la paz en la sociedad.

Independientemente de su significado entonces, este valor es un estado que deseamos y


buscamos todos, una condición muy necesaria en nosotros, pero,

¿ realmente nosotros, los seres humanos, somos capaces de vivir en paz?

Día a día podemos observar diversos sucesos que pueden ser tanto de experiencia personal como
vivencias de otras personas. En la actualidad, el mundo pasa por muchos problemas que agobian a
las personas y que nos afectan directamente. Problemas que muchas veces no te llegan o vienen a
ti por circunstancias de la vida sino porque a veces lo buscamos.

Porque como dice nuestro Padre San Agustín: Señor, dame un corazón inquieto en la búsqueda de
tu verdad, y otra muy diferente es estar inquietos en la búsqueda de otras tantas aparentes
verdades del mundo, disfrazadas con el tema de la modernidad del siglo XXII, que no nos deja más
que agitación, rabia, tristeza, depresión, angustia, entre otros antivalores propios de ese mundo
superficial y sin sentido.

uno de los objetivos que nos unen como seres humanos y como sociedad es la búsqueda de la
paz. Esto implica entonces un entorno libre de toda violencia. Es poder buscar en nuestra propia
persona aquella armonía que muchas veces perdemos. Como bien lo dicen las siguientes fráses de
personajes célebres en la historia del mundo:

El mantenimiento de la paz comienza con la autosatisfacción de cada individuo. (Dalai Lama)

Una persona con fuertes convicciones y valores no puede querer la guerra.

La paz es un don de Dios y, al mismo tiempo una tarea de todos (juan Pablo II)
Por lo tanto, este valor como bien lo acabas de escuchar está en cada uno de nosotros, falta que lo
comiences a poner verdaderamente en práctica, ya que vivimos en una época en la que se habla
mucho de paz, pero pocos mencionan que una de las mejores maneras de alcanzarla es servir a los
demás. Este valor tan importante, es el fruto de saber escuchar realmente a los demás, de
entender las necesidades ajenas antes de las propias.

Como hacer entonces para cultivar este valor en nuestras vidas?

Sencillamente practicando una cultura de paz ya que es responsabilidad de cada uno de nosotros.

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