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Santiago-Chile
2012
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Evaluación Final
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Agradecimientos
…A mi madre, por haber decidido traerme a este plano terrenal, por su amor y cuidado.
…A las niñas y niños del Taller, por sus sonrisas, por destellar alegría, por permitirme
aprender y enseñar otras formas de relación…
…A mis compitas de vida del Taller, por el apoyo mutuo, la hermandad y la construcción
colectiva de emocionarnos frente a la resistencia del día a día…
…A mis amigas, compañeras y brujas de Huelga, por reconocer nuestros úteros rebeldes y
tener la convicción de liberación y placer como base de la existencia…
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…Al profe Alexis, por la pasión y rigurosidad que nos aportó en cada conversación. A
Priscilla, por su buena voluntad. A María Paz, por motivarme y mostrarme parte de lo
posible. A la profe Yanny, por su ayuda y confianza. Al profe Alejandro, por su apoyo y por
valorar nuestras ideas. A mi prima Caro, por compartir conmigo sus conocimientos y
lindas experiencias...
Deseo que el transcurso de las líneas plasmadas en esta tesis se convierta de una u otra
manera en una herramienta para subvertir cualquier tipo de orden…
MakAry
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Agradecimientos
- Al taller Alex Lemún, por su lealtad con la población y por el amor en cada acto de
creación rebelde. En especial y con mucho cariño a las niñas y niños del taller.
- A mi mamá, papá y hermana, pilares de mis sueños, por haber permanecido en todo
momento a mi lado, apoyándome en mis decisiones, alentándome a ser valiente y a
seguir luchando. Los amo y agradezco profundamente mi vida junto a ustedes.
¡¡¡Gracias por todo!!!
- A Elita, porque nuestra historia juntas fortalece un vínculo que me conecta con
nuestras raíces. Gracias por tu apoyo y por tu permanente presencia.
- A ti Isabel, porque tus tendidas de mano me sacaron tantas veces del paso, sin tu
ayuda todo habría sido más difícil.
A mi hija Ayelen…
¡¡Te amo!!
¡¡¡…Gracias a la vida por sus sarcásticos ires y venires, los que me alejaron de
equivocadas certezas…!!!
…Meche…
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Agrademos a cada uno de los hombres que entrevistamos
…por rebelarse,
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ÍNDICE
Portada……………………………………………………………….…................ Pág. 1
Evaluación………………………………………………………………............... Pág. 2
Agradecimientos……………………………………………………………........... Pág. 3
Índice…………………………………………………………………………...…. Pág. 7
Introducción………………………………………………………………….….... Pág. 11
3.6.- La socialización como sustento del dominio masculino: desarrollo evolutivo en las
fases del ciclo vital del hombre……………………………………………………. Pág. 87
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4.- MARCO METODOLÓGICO………………………………………………...Pág. 132
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Posteriormente, realizamos una recopilación teórico-bibliográfica de libros, textos,
ensayos, revistas y material de internet que han permitido configurar un planteamiento del
problema abordado y sus impactos en las sociedades mundiales occidentales, y
particularmente chilena. Luego, definimos los ejes metodológicos y sus matrices
paradigmáticas sobre los cuales se sustenta la investigación para dar paso a los análisis e
interpretación de los resultados, los cuales interrelacionan la bibliografía revisada con el
contenido de los discursos narrados por los entrevistados. Finalmente se desarrollan las
conclusiones, aportes y reflexiones, que más bien sitúan puntos de partida para seguir
profundizando, cuestionando y criticando de manera rigurosa y comprometida la
perspectiva de deconstrucción de la masculinidad hegemónica.
Planteamos una propuesta metodológica que se encause a abordar lo que origina las
relaciones de dominación y sus diversos componentes por medio de la facilitación de
acciones socioeducativas de los géneros; para evitar que se trabaje exclusivamente en los
efectos de la opresión y la violencia -ejercida principalmente en contra de mujeres y
niñas/os-, tal como lo han realizado iniciativas del sector privado y los aparatos públicos
nacionales e internacionales.
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1. PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA
DE INVESTIGACIÓN
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1.1. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
“…Se sigue considerando a la masculinidad como la única macro cultura posible, la única
creada para la humanidad, he allí su triunfo.”
Esta construcción de identidad genérica es transmitida tanto por hombres como por
mujeres, la cual se materializa a partir de modelos hegemónicos de femineidad y
masculinidad que se sostienen en el deber ser mujer y deber ser hombre que cada sociedad
establece como norma y que cada cual debe obedecer durante toda su vida.
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imperativa, donde la sociedad resguarda su cumplimiento, los obliga a actuar y a
comportarse, desafiándolos a “ser hombre”, lo que debe ser demostrado a través de pruebas,
deberes y ritos. Sin embargo, de acuerdo al conocimiento de experiencias socioeducativas y
a la recopilación bibliográfica ha sido posible constatar que existen varones que están
tensionando el ejercicio de los mandatos sociales tradicionales, oponiendo resistencias al
modelo hegemónico; toda vez que esta forma de ser hombres se ha instituido en “ley”;
donde cruzar los límites de lo permitido y prohibido los expone al rechazo de otros
hombres y de las mujeres (Olavarría, 2002).
De esta manera, así como el modelo les ordena responder a mandatos, les permite
gozar de ciertos privilegios que se han sustentado en el usufructo de poderes, tales como:
ser considerado el representante legítimo de autoridades morales, políticas, religiosas,
domésticas, parentales entre otras, cuya máxima expresión es que el hombre toma la
palabra en nombre de los dos sexos, en representación de una humanidad supuestamente
asexuada (Sánchez, 2005).
Los imaginarios sociales masculinos han situado al espacio público como territorio
histórico de los hombres lo que ha generado una sobre valoración social de la masculinidad
en la productividad, hiper-racionalidad y consecución de fines lo cual ha traído como
consecuencia la desvalorización del espacio doméstico, privado, de cuidado, afectivo e
íntimo, siendo considerado un sitio de sometimiento asociado exclusivamente a las
mujeres. Es por este motivo que el espacio emocional es el menos desarrollado en el
hombre, lo ve con recelo, porque las emociones lo hacen sentir vulnerable (Hernández,
2007: 31).
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desarrollo y la comunicación del dolor, del miedo y de la tristeza se limitan a la
manifestación de la rabia, principalmente (Pescador en Lomas, 2004).
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La sociedad y particularmente los varones -al haber sido socializados a través de la
mutilación afectiva-, (Badinter, 1993) presentan limitaciones en el desarrollo de
herramientas personales subjetivas que les permitan encontrar respuestas por sí solos. En
este sentido el quehacer profesional del Trabajo Social se presentaría como una alternativa
facilitadora frente a las diversas y complejas realidades entre las relaciones de género, así
como un acompañante de los hombres en un viaje de descubrimiento de sí mismos.
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1.2. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN
1.3. OBJETIVOS
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1.4. SUPUESTO
Es importante señalar que las mujeres de los estratos socioeconómicos más bajos,
han debido pagar el mayor costo de la colusión entre ambos sistemas, puesto que ha causa
de ello han sido doblemente explotadas: por la clase dominante y por el género masculino
(Michel, 1983).
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hombres. En este sentido el Trabajo Social presenta una deuda histórica referida a los
estudios de género en masculinidades, más aun considerando que la capacidad de
abstracción-concreción de la realidad y la naturaleza de nuestro quehacer nos permite
trabajar directamente con sujetas y sujetos; y a partir de dicho trabajo práctico, elaborar
conocimientos científicos.
Para dar respuestas a la otra cara del problema de desigualdad de género, -que desde
el feminismo en los años ’80 ya comenzaban a relatarse algunos estudios y experiencias-,
se conforma en Chile para el año 1998 la Red de Masculinidad, desde la cual emergen las
primeras publicaciones académicas que develan el estado crítico de los hombres, en cuanto
a la invisibilización social de la cual estaban siendo objeto. A partir de esto pasan a ser
sujeto de estudio: sus cuerpos, sus subjetividades, comportamientos y aquello denominado
“lo masculino” es observado científicamente, se comienza a de-construir la masculinidad, a
desnaturalizarla (Valdés, 2003 en Olavarría, 2003).
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Frente a esta situación y a nivel internacional, ya desde el año 1994 en la
Conferencia del Cairo, se reconoce el papel clave que tienen los hombres en el logro de la
igualdad entre los géneros, y se promueve a alentarlos a responsabilizarse por sus
comportamientos sexuales y reproductivos y a que asuman su función social y familiar.
Así también se establece que los gobiernos promuevan la participación del hombre y la
mujer en pie de igualdad en todas las esferas de la vida familiar y en las responsabilidades
domésticas, incluidas la paternidad comprometida, el comportamiento sexual y
reproductivo, la prevención de infecciones de transmisión sexual, la participación y la
contribución al ingreso familiar y al bienestar de niñas y niños (Naciones Unidas, 1995).
Cabe mencionar que los organismos internacionales así como incluyeron a las mujeres
dentro los parámetros de igualdad y democracia, también requieren readecuarse e
incorporar a los cambios de los varones con el fin de perpetuar el funcionamiento del orden
social patriarcal y neoliberal.
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A partir de este escenario de posibles tensiones, conflictos y resistencias cotidianas,
esta investigación intentará alcanzar una aproximación a este fenómeno social emergente y
a la realidad de los actores sociopolíticos que han iniciado un proceso de deconstrucción de
su identidad masculina, un acercamiento a esas masculinidades o expresiones subjetivas
disidentes del ser hombre, casi siempre clandestinas, minoritarias, condenadas y excluidas,
que develan hombres diversos que están haciendo posible que el modelo se fracture y entre
las fisuras se generen posibilidades de cambio, a través de las prácticas cotidianas y las
emociones, las que han de constituirse en puertas de entrada a la deconstrucción de la
masculinidad y por ende a una posible transformación social (Escuela Equinoccio, 2007).
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1.6. RELEVANCIA PARA EL TRABAJO SOCIAL
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partir de programas sociales enfocados hacia la paternidad, a la inclusión en el rol
doméstico, a los derechos sexuales reproductivos, participación en los partos, entre otros;
entre las cuales la producción de conocimientos desde el Trabajo Social, es escasa y la
existente es limitada a los impactos de las transformaciones socioculturales desde la mirada
de las mujeres, niñas y niños en el marco de ejercicio de derechos de ésta/os.
El presente estudio será también un insumo para las y los investigadoras/es del área
social y especialmente las/os Trabajadoras/es Sociales que ejerzan su accionar en la política
social y pública, puesto que genera elementos teóricos y metodológicos significativos para
elaborar, diseñar, ejecutar y evaluar la política de género, así como planes, programas y
proyectos, que sean más pertinentes a la realidad social actual.
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2. MARCO REFERENCIAL
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2.1.- ANTECEDENTES DESDE EL MOVIMIENTO FEMINISTA
Por tanto, fue posible dilucidar que la opresión de las mujeres en diversos ámbitos -
tanto de la vida doméstica como productiva-, se situaba como una problemática transversal
que movilizaba a mujeres de clase -tanto enriquecidas como populares (a pesar de sus
evidentes distinciones)- en una lucha común en los inicios del movimiento: la
emancipación femenina, que luego se vuelve ambivalente al momento en que las mujeres se
vinculan con los Movimientos Sociales en el mismo siglo XIX.
En la década de los ’80, en Estados Unidos, se denuncian por primera vez hechos de
violencia contra las mujeres; y la visibilización de que éstas siguen realizando las tres
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cuartas partes de las tareas familiares y del hogar, la doble jornada laboral: en la casa y en
el trabajo asalariado.
Durante el transcurso del siglo XIX y XX, las mujeres a lo largo de diferentes
contextos locales, plantearon diversas reivindicaciones que apuntaron a: el derecho de
sufragio, la incorporación de éstas a la educación primaria, secundaria y universitaria, la
discriminación positiva (mujeres en el parlamento), los derechos sexuales y reproductivos
(educación sexual, anticonceptivos, despenalización o legalización del aborto), la abolición
del matrimonio, el derecho de las mujeres a tener hijos/as fuera de él, la legislación social
protectora de las mujeres e hijas/os, el derecho de la mujer al placer fuera del matrimonio,
la emanación de leyes y sanciones contra el abandono de la paternidad, derechos laborales,
salarios justos, igualdad de oportunidades, acceso al diseño y ejecución de políticas
públicas relacionadas con la maternidad y postnatal. Reivindicaciones que en reiterados
procesos históricos se condicen con alcanzar mayores cuotas de igualdad para las mujeres
dentro del sistema político imperante.
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2.2.- ESTUDIOS DE GÉNERO
El aporte literario desarrollado por los Estudios de la Mujer sienta las bases para los
de Género, los cuales emergen en los años ochenta contenidos en una corriente abarcadora
e incluyente que intenta avanzar en las relaciones entre los varones y las mujeres. Dichos
estudios aspiran a ofrecer nuevas construcciones de sentido para percibir la masculinidad y
la feminidad y reconstruir los vínculos entre ambos en el intento de no continuar con la
reproducción de modelos opresivos y discriminatorios y en la búsqueda de valores más
equitativos para ambos (Burin, Meler, 1998).
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Como categoría de análisis el Género tiene ciertos rasgos que deben estar presentes:
1) es siempre relacional, 2) es una construcción histórica social y 3) no es un concepto
totalizador ni constituye en forma pura a los sujetos/as en la construcción de su
subjetividad, sino que se entrecruza con otras determinaciones como lo son la clase y etnia
(Burin, Meler, 1998, Montecino, 1996, Illanes, 2006).
En este escenario uno de los principales desafíos para los Estudios de Género en el
siglo que comienza es realizar una contribución para dejar en el pasado las concepciones
totalizantes de lo que es ser hombre y mujer y avanzar en la visibilidad de los diversos tipos
de femenidades y masculinidades e incluso en la desestructuración de los modelos de
género. Así mismo, ofrecer una lectura crítica y cuestionadora de la realidad social en la
cual vivimos actualmente, anulando la categorización hegemonizante de un género frente al
otro.
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2.3.- ESTUDIOS DE MASCULINIDADES: EN EL “PRIMER MUNDO”,
LATINOAMÉRICA Y CHILE.
En la década del ‘90, los estudios de Masculinidad hacen visible la diversidad en las
masculinidades, otorgando especial énfasis a un enfoque sobre los hombres homosexuales,
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promoviendo las “contradictorias experiencias de los hombres del poder” (Connell en
Coltrane, 1998: 13).
En América Latina los estudios de masculinidades emergen a fines de los años ‘80,
cuando investigadoras/es realizan los primeros aportes al estudio de los varones. El
surgimiento del tema como problemática de investigación se dio paralelo al desarrollo de
grupos de hombres motivados por transformar sus prácticas en las relaciones de género por
considerar que éstas eran fuente de opresión e insatisfacción no sólo para las mujeres, sino
también para ellos (Ochoa, 2007).
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en Latinoamérica, a partir de lo cual condensó seis perspectivas de los trabajos escritos
encontrados hasta ese momento (Ochoa, 2007: 2).
1.- Perspectiva Conservadora: reafirma los roles de género tradicionales, hombre proveedor
económico, protector y asegura que esto es parte de la “naturaleza masculina”.
3.- Derechos de los hombres: propone que los hombres son “víctimas” de una masculinidad
tradicional, se opone al feminismo porque no ha generado para los varones las mismas
opciones que ha logrado para las mujeres.
4.- Perspectiva Socialista: parte del planteamiento del capitalismo patriarcal. Define las
masculinidades asociándolas a distintos tipos de trabajo y al control de éste por parte de una
clase para dominar a otra.
Para el año 2003 Mara Viveros concluye que en Latinoamérica se requiere analizar
la relación de los hombres con el poder, tanto institucional como interpersonal, la relación
entre la construcción de la masculinidad, la violencia y la sexualidad, analizar cómo afecta
a los hombres la “feminización” actual de muchas labores desempeñadas tradicionalmente,
indagar en los efectos de la reestructuración económica y social en los proyectos y
experiencias de vidas masculinas, y por sobre todo, abordar la masculinidad no sólo como
una construcción histórica y cultural, sino también compuesta por subjetividades, el cuerpo
como un hecho cultural y psíquico y las implicaciones de la diferencia sexual (Hernández,
2007).
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este sentido el Trabajo Social tiene grandes desafíos en el desarrollo teórico y en el
quehacer profesional, puesto que si bien existen escasos aportes desde nuestra disciplina, la
mirada crítica en nuestro análisis no puede más que enriquecer el acervo teórico del
conflicto social presente a partir de los géneros, tema tan cercano a nuestra praxis.
A partir del conocimiento teórico divulgado por ambas redes entre otros esfuerzos
activistas, junto con ello la coordinación en función de la temática entre las/los
profesionales que las componen, ha permitido que el enfoque de masculinidades goce hoy
de una mayor visibilización y se avance en el reconocimiento de su desarrollo. A la vez ha
posibilitado que diversas universidades lo incorporen a sus mallas curriculares en estudios
de pregrado y/u otros de mayor especialización, a partir de lo cual se amplían los estudios
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emergentes y la creación de nuevos aportes al conocimiento respecto de las masculinidades
en Chile.
Las conferencias de México 1975, Copenhague 1980, Nairobi 1985, Beijing 1995,
convocadas por las Naciones Unidas, contribuyeron a situar la causa de la igualdad entre
los géneros en el centro del temario mundial (Mujer2000, 2000). La Conferencia Mundial
de Derechos Humanos (Viena, 1993) reafirmó que los derechos humanos de mujeres y
niñas son parte inalienable, integral e indivisible de los derechos humanos universales. La
Conferencia Mundial de población y desarrollo (Copenhague, 1994) reconoce el derecho a
la salud sexual y reproductiva, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belén Do Para, 1994), convino en que la violencia
contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos y las libertades
fundamentales, la Convención de Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW), dio una definición precisa de lo que debe entenderse por
violencia contra la mujer y amplió los ámbitos y maneras en que puede producirse. A partir
de estos hitos internacionales se obliga a los Estados a intervenir frente a las propuestas que
éstas plantean (Plan de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres, 2001).
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consecuencias en términos de aumentar los niveles de conciencia respecto a la
deslegitimación de la violencia de género, este proceso se ha visto atravesado
fundamentalmente por una acción normativa y coercitiva, ya que ha sido por medio de la
ley y por la aplicación de las medidas de protección a las mujeres, que hombres
denominados “agresores u hombres que ejercen violencia”, han iniciado un proceso de
erradicación o detención al ejercicio de su violencia. Es decir, por las medidas legislativas
hegemónicas que se han aplicado sobre sus cuerpos: la cárcel v/s el tratamiento psicológico
se han sometido a cambios; no así por un proceso individual de cuestionamiento producto
de una sensibilización sociocultural.
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cometida al amparo del ámbito privado y la Reforma Constitucional en 1999 que consagra
la igualdad entre Hombres y Mujeres (Plan de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y
Hombres, 2001).
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1) La comprensión de que el hombre ejerce violencia y no es un hombre agresor, puesto que
esta última categorización lo estigmatiza, además de comprender la violencia como una
conducta no modificable.
Las iniciativas estatales propuestas para disminuir las desigualdades de género son
ambiciosas y contradictorias, pues el Estado cree tener un papel decisivo en el cambio de
las relaciones de género en la sociedad, no obstante actúa como reproductor de las
desigualdades que existen en ella. Pues en términos de avanzar hacia la reducción de las
desigualdades de género y de transformar las relaciones patriarcales, este trabajo no es
suficiente, puesto que éstas se encuentran desplegadas en todas las estructuras de la
sociedad incluida la burocracia estatal.
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Sin embargo, existen trabajos de intervención-acción con varones, que se han
ejercido desde la tipificación de la Violencia Intrafamiliar (VIF); donde hay programas de
tratamiento y Centros de Atención para Hombres, iniciativas que son promulgadas por
organizaciones no gubernamentales (ONG’s), instituciones privadas, corporaciones y en el
último año por SERNAM, institución gubernamental.
b.- Programas de atención con fondos de apoyo a la gestión municipal del Ministerio
del Interior.
- PAHEV, Cerrillos.
- PRONOVIF, Cerro Navia.
- PRONOMAS, Oficina de la Mujer Municipalidad del Bosque.
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c.- Programas u organismos no gubernamentales.
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Según Bonino, para fines del siglo pasado, se podían diferenciar, de acuerdo a sus
diversas concepciones y abordajes respecto a la masculinidad, cinco movimientos de
varones (1999), los que se detallan a continuación.
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Cabe destacar, que la institucionalización de las demandas del movimiento de
hombres -al igual que el movimiento de mujeres y feminista-, trae como efectos la
valoración y negociación de principios socialdemócratas, tales como: democracia,
ciudadanía, igualdad de oportunidades; prácticas inclusivas a la hegemonía del modelo de
producción neoliberal.
Este movimiento surge en EEUU a fines de los años ’80. Tuvo un alto contenido
espiritualista y naturalista, coincidió con la época conservadora del presidente Ronald
Reagan y con la aparición de reacciones en rechazo al avance de los años ’70 de las
mujeres por la igualdad en la sociedad anglosajona (Bonino, 1999).
Estos varones responden a lo que ellos perciben como la erosión del patriarcado
doméstico, ante lo cual reivindican espacios naturales o “míticos” donde puedan ejercer su
poder, puesto que consideraban que ya no los podían ejercer en otras esferas (Bonino,
2003).
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2.5.3.- Movimiento de las Terapias de la Masculinidad
Este movimiento fue iniciado en los años ´80 por varones que alertados por la
“crisis de la masculinidad”, se organizan a fin de apoyar a los hombres en la redefinición
de su identidad dañada producto de los cambios sociales. Se estructura en base a múltiples
teorías y practicas psicológicas, que representan en la variante terapéutica al movimiento
antisexista y mitopoético, realzando el aislamiento y encierro emocional de los hombres
(Bonino, 1999).
Este movimiento comienza a agruparse a fines de los años ‘80, alertados por lo que
consideraban el aumento de situaciones sociales favorables a las mujeres y adversas hacia
ellos. En él se encuentran varones defensores de derechos patriarcales con varones
defensores de derechos igualitarios (Bonino, 1999).
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con el colectivo femenino. Estos grupos se encuentran quienes están a favor de las luchas y
avances de las mujeres (Bonino, 1999).
Uno de los grupos con mayor relevancia y presencia pública de este movimiento,
son quienes se organizan en función de sus derechos como padres. Lo conforman padres
divorciados o separados de parejas de hecho, que reclaman por los obstáculos legales que
restringen el ejercicio de su paternidad, principalmente en relación a la mayor
consideración de las leyes de familia para con la madre y el balance a favor de ellas en las
leyes de cuidado personal. En estos grupos hay tanto varones antifeministas como
profeministas. Es el movimiento que más se ha incrementado en los últimos años, así
como su activismo social, desplazando al mitopoético de principios de los ‘90 (Bonino,
1999).
Esta corriente está formada por hombres tradicionalistas que defienden e intentan
recuperar los lugares del varón como padre-autoridad y proveedor y el de la mujer como
madre/dueña de casa. Son grupos de "refundación conservadora", que se han interesado en
imponer el simbolismo de la complementariedad. Han desarrollado sus actividades
especialmente en EEUU y en algunos países europeos, incrementando su actividad en los
últimos años contra los avances de las mujeres, a través de la creación de grupos
espiritualistas antiabortistas o de "defensa del macho" (Bonino, 2003).
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2.6.- COLECTIVOS DE HOMBRES EN EL MUNDO OCCIDENTAL,
LATINOAMÉRICA Y CHILE
En esta dirección se han organizado diversas instancias de participación que han ido
configurando centros de estudios e investigación, revistas y publicaciones online,
organizaciones en contra la violencia machista, colectivos de hombres y redes sociales que
dan cierta coordinación y mayor visibilidad a estas iniciativas.
Para generar acciones de coordinación que les permitan alcanzar mayor impacto en
sus demandas los Colectivos de Hombres se han organizado en la Asociación de Hombres
por la Igualdad de Género de Málaga, una asamblea de hombres contra la violencia de
género de Madrid, Foro Hombres por la Igualdad de Roquetas de Mar, Red de Hombres
por la Igualdad del País Vasco, Heterodoxia: Red de Hombres por la Igualdad (Prometeo,
2008).
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Entre los colectivos de América Latina se encuentran los siguientes: Hombres
Nuevos de la Laguna, Hombres por la Equidad, Colectivo de Hombres por Relaciones
Igualitarias en México, Colectivo de varones Anti-patriarcales, Varones por la Equidad en
Argentina, Colectivo de Hombres y Masculinidad en Colombia, Hombres por la Igualdad
en El Salvador, Varones Opuestos al Machismo y la Violencia y Rompiendo Esquemas
Sociales de Puerto Rico.
Es preciso destacar que el Colectivo Manos, surge en el año 2008 tras un hito
importante que es la experiencia educativa ofrecida por la Escuela de Masculinidades
Equinoccio del Centro Bartolomé de Las casas de El Salvador, la que se orienta a la
prevención de la violencia de género y las acciones para la equidad (Equinoccio, 2007). En
este encuentro participaron hombres que a partir de esta experiencia se sintieron motivados
por dar continuidad a espacios de reflexión y de intimidad compartidos con otros hombres.
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Su principales banderas de lucha fueron crear y recrear constantemente nuevos
ideales genéricos para las masculinidades, basados en nuevas construcciones de varones
sensibles consigo mismos, ser varones empáticos con otros varones y a la vez,
cuestionadores de las relaciones de poder y de la violencia, entendiendo que éstas son
ejercidas mayoritariamente por varones, formando parte esencial y fundante de la
masculinidad hegemónica. De igual modo, buscan ser empáticos con las mujeres, con
sus sentimientos, sus deseos, sus intereses y opiniones (Cubillo, Navea, Valdés, 2010).
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género. Esta ultima compuesta por 400 ONG’s a nivel mundial, que centra su objetivo en
el trabajo en red para promover que se involucre a hombres y niños en el logro de la
equidad de género, promoviendo la salud de los hombres y reduciendo la violencia a nivel
global, incluyendo el cuestionamiento de las barreras estructurales para lograr la equidad de
género.
Por otra parte, podemos encontrar registros de la Red Entrelazando, del sitio online
EME (Masculinidades y Equidad de Género) y de la Organización Multidisciplinaria
Latinoamericana de Estudios de Masculinidades (OMLEM).
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3. MARCO TEÓRICO
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3.1. TEORÍAS DE LA DOMINACIÓN
“El hombre del que se nos habla y al que se nos invita a liberar, es ya en sí mismo el efecto
de una sujeción mucho más profunda que él mismo. Tiene un alma que lo habita y le da
existencia y que es en sí misma un factor del dominio que ejerce el poder sobre el
cuerpo…”
(Foucault, 1977)
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Según Castells, es mucho más efectivo moldear un espíritu que torturar un cuerpo.
El poder, por tanto, se incardina en los cuerpos, en las prácticas, en los gestos de los seres
humanos, pero también en los pensamientos, en las representaciones, en las
racionalizaciones y hasta en el propio reconocimiento de nosotros/as mismos/as. El poder a
su vez emerge en la vida cotidiana, no sólo reprime, sino que también produce, permite.
Categoriza al individuo, lo marca por su propia individualidad, guiando su capacidad de
conducta y poniendo en orden sus efectos posibles (Foucault, 1999).
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El género como una categoría macro-estructural (Pisano, 2004) histórica que ha
estado presente en las relaciones sociales en Occidente, ha contribuido al
desmantelamiento de la problemática del ejercicio del poder y la dominación desde el
sistema patriarcal, al interior de las relaciones intergenéricas de las/los sujetos que habitan,
se socializan y colectivizan en sociedades.
La intencionalidad del presente estudio es, por tanto, develar los ejercicios
conscientes e inconscientes que moldean las estructuras de pensamiento, las
emocionalidades, la corporalidad y sociabilidad, enmarcadas en el primer sistema de
dominación: el patriarcado; comprendiendo a la masculinidad hegemónica como tentáculo
de éste sistema que no sólo actúa a niveles externos, sino que también permea una red
sociocultural que construye cárceles invisibles al interior de la mente humana basadas en
representaciones sociales, sistemas de actitudes y comportamientos, ideas políticas,
jurídicas, morales, religiosas, estéticas y filosóficas de los hombres y mujeres en una
sociedad determinada (…) representaciones no científicas del mundo, sino llenas de
elementos imaginarios (Cooper, 2007).
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(Foucault, 1997) que estabilizan el “orden dado"; lo hacen certero, perpetúan y manutienen
desigualdades en todas las relaciones societales, específicamente en las de géneros.
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LOS ANILLOS CONSTRICTORES DE LA VIDA HUMANA*
“La Ley del Padre nos hace creer que es la ley de la vida”
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niñas/os. Así se construye su ser, su racionalidad y el triunfo de su palabra: la dominación
masculina.
Platón plantea que las mujeres serían la “Materia sin eidos” y “hombre imperfecto”
gobernadas por impulsos. Pitágoras sostiene que existe un principio bueno que ha creado el
orden, la luz y el hombre, y un principio malo que ha creado el caos, las tinieblas y la mujer
(De Beauvoir, 1949). Freud plantea que son “hombres incompletos” y Lacan sostiene a la
mujer como “no toda”. Aristóteles y Hegel subrayan “ en su condición de seres
domésticos ligados a la familia y a la reproducción; la universalidad que pueden alcanzar
las mujeres es “inmediata” los hombres en cambio, en tanto ciudadanos son
autoconscientes de su universalidad y pueden bifurcarse entre seres con apetencias
singularizadas y seres libres. Comte, cree en la inferioridad del sexo femenino, sin
capacidad de abstracción ni de contención de su inspiración pasional. Jean Jacques
Rousseau, asigna a las mujeres una tarea natural la de esposa y madre, y un espacio
adecuado, el doméstico. Mientras Nietzsche reclama la “desfeminización” de las mujeres
cuando exigen derechos jurídicos igualitarios (Sánchez, 2005).
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aparición del “Patriarca” ; quien más que ejercer un poder autoritario en virtud del uso de la
fuerza, es apreciado como un “vencedor”, un amo de la tiránica naturaleza (Adorno y
Hokheimer, 1997 en Sánchez, 2005).
55
La filosofía aristotélica supone una oposición binaria entre forma y materia, donde
la primera se le atribuye a lo masculino y lo segundo a lo femenino, dentro de lo cual la
matriz es el útero, y por tanto, existe una relación en la determinación de la reproducción.
La acción binaria produce un efecto ontologizador en la materia, en el cuerpo, en el sexo,
sobre el cual se niega su construcción y se asume su naturalización.
Según plantea Lucy Irigaray, desde esta cosmovisión binaria de “las cosas” se
sustenta el falogocentrismo, donde lo femenino es lo excluido, lo que se asume
naturalmente dado, la materia y la negación de tal oposición prescrita (Butler, 2002). Para
la autora “esta exclusión que moviliza el par forma/materia es la relación diferenciadora
entre lo masculino y lo femenino (Butler, 2002: 71).
Platón se refiere a tres naturalezas que hay que tener en cuenta: el proceso de
generación, la segunda, aquella que da lugar a la generación y la tercera, aquella de la cual
la cosa generada es una semejanza naturalmente producida (…) podemos “comparar el
principio receptor con una madre y la fuente o manantial con un padre y la naturaleza
intermedia con un niño (Hamilton, Huntington en Butler, 2002: 73).
De esta forma, a través del tiempo se ha ido naturalizando una construcción en base
a la voz de los únicos que tenían la validez y el poder de la palabra: los grandes filósofos,
poderosos de la razón, para establecer una construcción sociocultural que es el género,
como una verdad dada e irreversible que normaliza la relación dominio-sumisión y la
prolonga a todas las relaciones y el funcionamiento social.
56
materia no estuviese construida, no tuviese historia y careciese de valor. La concepción de
que la naturaleza ha estado siempre como una página en blanco carente de vida es
decididamente moderna y tal vez se vincule a los medios tecnológicos de dominación
(Butler, 2002: 22).
La construcción del poder, de los cuerpos, del sexo, del género, no sólo se realiza en
el tiempo, sino que es en sí misma un proceso temporal que opera a través de la reiteración
de normas; en el curso de esta reiteración el sexo se produce y a la vez se desestabiliza
57
(Butler, 2002: 29), donde el discurso produce los efectos que nombra, estableciendo
aproximaciones diferenciadas llamadas femeninas y masculinas.
Esas fisuras pretender ser controladas a través de un poder productivo que pretende
marcar, circunscribir y diferenciar a los cuerpos. Sin embargo, son las inestabilidades, las
posibilidades de re-materialización ( de re-hacerse, re-construirse) son abiertas por este
proceso las que marcan un espacio en el cual la fuerza de la ley reguladora puede volverse
contra sí misma y producir rearticulaciones que pongan en tela de juicio la fuerza
hegemónica de esas mismas leyes reguladoras (Butler, 2002: 18).
58
modelos, roles, formas de proceder, así como también define la frontera de lo que está fuera
de aquello.
Es así, como los efectos microfísicos del poder, es decir, su aplicación en el cuerpo,
nos hace vincular la construcción de la dominación con el primer sistema modelador y
constrictor del género: el patriarcado. Este se comprende como la “forma de organización
política, económica, religiosa y social basada en la idea de autoridad y liderazgo del varón,
en la que se da el predominio de los hombres sobre las mujeres; del marido sobre la esposa;
del padre sobre la madre, los hijos y las hijas; de los viejos sobre los jóvenes y de la línea
de descendencia paterna sobre la materna. El patriarcado ha surgido de la toma de poder
histórico por parte de los hombres, quienes se apropiaron de la sexualidad y reproducción
59
de las mujeres y de su producto, los hijos e hijas, creando al mismo tiempo un orden
simbólico a través de los mitos y la religión que lo perpetúan como única estructura posible
(Reguant, 1996 en Varela, 2005).
No sólo los hombres se han apropiado de él, sino que el patriarcado se enraíza en las
estructuras sociales y mentales de pensamiento, en la percepción de mujeres y hombres que
internalizan la dominación como parte intrínseca de las relaciones societales. El poder
patriarcal se sostiene en los grandes ejes de la masculinidad hegemónica, los cuales están
presentes en cada una y uno de quienes habitamos las sociedades occidentales mundiales.
60
No es casual por lo tanto, que se reprima el ejercicio de la maternidad y que éste se
exente de cualquier placer y por el contrario se naturalice a través del dolor. El dominio y
represión sistemática de la sexualidad humana en general, necesariamente tiene que
organizarse con una represión muy específica de la sexualidad femenina y de la
maternidad: por eso esta civilización es un patriarcado que se levanta sobre un matricidio
histórico. De esta forma, es preciso concluir que el primer tipo de dominación fue la del
hombre sobre la mujer, pues paralizar la sexualidad femenina fue, y es, la clave del
quebrantamiento de la sexualidad humana y de la dominación (Rodrigáñez, 2008: 26-27).
61
3.2.3.1. Plusvalía social no mercante (trabajo doméstico)
El siglo XIX se enmarca en un capitalismo industrial que se extiende por todas las
dimensiones del planeta, con el imperialismo y el colonialismo, donde el mercado se vuelve
mundial, pero en cada región se manifiesta de acuerdo a sus contextos locales. Así el
capitalismo no puede mantenerse más que añadiendo a la acumulación resultante de las
ganancias obtenidas sobre la producción comercial, una acumulación “permanente” que se
alimenta en la producción no mercantil (Michel, 1983: 71). Es por la producción doméstica
no mercante (plusvalía social) que las mujeres reproducen la fuerza de trabajo que sus
maridos e hijos pueden vender en el mercado del trabajo. Según lo plantearon feministas
radicales, este método de producción doméstica no mercante, sería la primera división
sexual del trabajo, la cual se ha sustentado en el orden mundial que gesta las desigualdades
previas al capitalismo: el patriarcado.
Seyla Benhabib, pensadora feminista que vinculó la teoría de género con la teoría
crítica, señala que la existencia socio-histórica de los géneros -que ella denomina sistema
sexo-género-, es el modo esencial en que la realidad social se organiza, se divide
simbólicamente y se vive empíricamente (Benhabib, Cornella, 1990: 125).
62
A lo largo de la historia de las sociedades y a partir de una diferenciación fisiológica
se construye una desigualdad social y política basada en la dominación de lo masculino y la
subordinación de lo femenino como estructura relacional naturalizadora y normalizadora
(Bourdieu, 2000).
Kate Millet fue quien sostuvo que la noción de los géneros como construcciones
culturales tiene una dimensión política que culmina en la idea de politizar un espacio
privado (aquello que el pensamiento social y político patriarcal había designado como
ámbito de la naturaleza), lo que se convirtió en la tarea política central del movimiento
feminista (Obando, 2008).
Se trata por lo tanto de que una problemática individual respecto al espacio íntimo,
personal y doméstico, también se posicionara como reivindicación pública colectiva: “lo
personal es político”.
De esta forma, se podía abordar la crítica del espacio privado (personal-íntimo) que
desde la ilustración se había dejado fuera de lo político. Incluso desde los planteamientos
foucaultianos se podría plantear una correlación respecto al poder, pues actúa de manera
63
microfísica. Así pues, el feminismo plantea el análisis de lo privado, la familia y la
sexualidad como ámbitos de poder y dominación.
Eso no quiere decir que no haya violencia en el patriarcado contra los hombres,
claro que la hay, pero diferenciando privilegios y sometimientos. Hay violencia contra los
hombres producto de un modelo económico y político que produce y reproduce violencia
social desde lo macro y lo micro. El patriarcado en complicidad con el neoliberalismo,
generan lo que desde el feminismo autónomo se denomina violencia estructural. Esta
tipología de violencia se ejerce particularmente sobre y en contra de los cuerpos de
mujeres, la cual no sólo se permea en la relación afectiva, amorosa, de pareja, de familia,
sino de todo un sistema que requiere violentar a las mujeres como una constante para
sostener su funcionamiento (Aldunate Victoria, 2010).
La violencia es el ejercicio del poder mediante el empleo de la fuerza (ya sea física,
psicológica, económica, política) e implica la existencia de un “arriba” y “un abajo”, reales
o simbólicos, que adoptan habitualmente la forma de roles complementarios: padres-hijos,
hombre-mujer, maestro-alumno, patrón – empleado, joven –viejo, etc. (Corsi: 1999: 23).
64
3.2.3.5.- Integración del cuerpo-espacio-tiempo-movimiento-memoria como
campos de acción y lucha
El cuerpo entendido como una forma del existir de cada ser humana/o, nos ubica en
el mundo de las relaciones sociales. Los cuerpos son sexuados y se interrelacionan con
categorías como amor, sexualidad, naturaleza, trascendencia, conocimiento, producción. En
él atraviesan la energética, biogenética, sensibilidad, erotismo, sentimientos, sensualidad y
creatividad (Paredes, Aldunate, 2009). En el cuerpo se sitúan tanto el dominio, el poder y la
resistencia, la represión y la libertad. Es por tanto, el primer campo de acción y lucha en
base a la existencia misma.
65
3.2.3.6.- La perspectiva antipatriarcal
Ser diferente se plantea como una categoría que denuncia abusos que han sido
acallados por el androcentrismo, la homofobia, el racismo y el clasismo, principalmente
desde la historia oficial y textos científicos, que ha escrito el género masculino, de raza
blanca, de preferencia heterosexual y de religión judeocristiana (Fonseca, Quintero, 2009).
66
Judith Butler plantea que el género es esencialmente identificación, que consiste en
una fantasía dentro de otra fantasía: la performatividad, es decir, la repetición e imitación
de ciertas conductas, aprendizajes, actitudes, asociadas a cada rol de género constituyen
significaciones de manera encarnada (Butler, 1990 en Fonseca, Quintero, 2009).
67
heteronormatividad opera para moldear cuestiones sexuales y políticas con el objeto de
circunscribir y contornear la materialidad del sexo, la cual se sostiene a través de normas
reguladoras (Butler, 2002) que sustentan la reproducción de la especie humana, la
instalación de la institución social del amor, el matrimonio, el patrimonio y la propiedad, y
la familia como núcleo fundamental de la sociedad patriarcal y capitalista en todas sus fases
de desarrollo productivo.
Así, los discursos de la sexualidad están cruzados por el saber y el poder, los cuales
no están al servicio de la prohibición del sexo, sino de su reglamentación. En términos
foucaultianos, el sexo pasa a ser un problema económico-político (población), una
preocupación médico-moral (onanismo) y una inquietud religiosa (control) (Díaz, 1995);
una sexualidad que se enuncia como la verdad del sujeto que se pretende regular, conocer,
controlar; se trata, por tanto, de relaciones de poder en el contexto de procesos político-
sociales y culturales.
68
En el caso particular de la temática en estudio, el poder se individualiza en el cuerpo
de los hombres. La objetivación y categorización del poder espera ciertos roles, conductas,
estatus y valores definidos, donde las y los sujetos son juzgados/as, condenados/as,
clasificados/as, obligados/as a cumplir tareas, destinados/as a cierta manera de vivir o a
cierta manera de morir, en función de discursos verdaderos que llevan consigo efectos
específicos de poder (Foucault, 1976: 33).
69
acto de penetrar, controlar y dominar, más que al vivir el placer en relación con las
emociones (Olavarría, 2001).
Los estudios académicos de masculinidades son más bien recientes, por lo cual es
complejo elaborar un análisis exhaustivo entre esta categoría de género y la de clase social.
Sin embargo, en base a teorizaciones que han interrelacionado estas categorías es posible
sostener lo siguiente: (Benería y Roldan, 1987 en Alatorre, 2006).
1) Ambos son dos sistemas de relación diferentes, pero los dos son necesarios para entender la
dominación masculina.
2) Una sola dimensión de diferenciación social es insuficiente para dar cuenta de la
organización jerarquizada de la sociedad.
3) Ambos sistemas son semiautónomos, es decir, cuentan con ciertos mecanismos y procesos
particulares que son irreductibles a sólo uno de esos sistemas de diferenciación social.
4) Interactúan de forma compleja en diversos planos.
70
comprender las causas que dan origen y han contribuido al mantenimiento de la
dominación masculina en la organización social de la cual somos parte.
En este sentido es fundamental abandonar los sesgos que analizan el género como
una categoría aislada de la clase, sino que por el contrario se debe estudiar la construcción
masculinidad considerando la dominación y subordinación social como un todo, en donde
participan los distintos planos de ordenación de las relaciones de género junto con las
relaciones de producción y explotación económicas (Benería y Roldán, 1987 en Alatorre,
2006). Ya que si bien los hombres por el sólo hecho de serlo acceden a mayores privilegios
sociales, éstos a su vez son objeto de subordinación cuando se trata de su ubicación en la
estratificación productiva del sistema capitalista.
71
este rol sin cuestionamiento significa también estar sometido en cierto grado a la
dominación social derivada de los modelos de género. En este sentido la dominación se
ejerce desde dos ámbitos; desde el modelo social de ser varón y de la posición en la
estructura económica.
Es importante señalar que los hombres de las clases sociales populares se sienten
gratificados al dar cumplimiento al mandato del trabajo, independiente de las condiciones
precarias y de explotación en las cuales éste se ejerce. Sin embargo, es necesario agregar
que su condición de subordinación frente a las clases dominantes genera tensiones en la
subjetividad masculina, puesto que constantemente están sujetos a condiciones precarias y
de explotación, inseguridad laboral, ingresos económicos mínimos o inferiores al sueldo
mínimo, lo cual crea un clima de inestabilidad y vulneración permanente (Tolson en
Leach, 1999).
72
entre distintas luchas y posiciones de sujeto, donde los agentes hegemónicos se sitúan al
interior de una relación (Mouffe, Lauclau, 2004).
73
mismo regular y, de tal modo, a constituir una nueva diferencia; formas de
sobredeterminación que concentran ya sea el poder, ya sea las diversas formas de
resistencia al mismo, ya sean acciones que accedan a las estructuras o también que se
construyan como fugas o fisuras que quebranten las lógicas hegemónicas, es decir:
prácticas contra-hegemonías, contrapoderes o resistencias múltiples. (Mouffe, Lauclau,
2004).
74
Los nuevos movimientos sociales ya no otorgan necesariamente legitimidad al
Estado, sino que muchos de ellos se plantean distantes de esta institucionalidad, toda vez
que emergen de organizaciones no formales, como un comportamiento colectivo no
institucional, expresivo de un conglomerado social orientado con cierta estabilidad
temporal, a resistir o promover determinadas transformaciones sociales en el sistema social
global del cual forman parte (Echeverría en Concha y Casety, 2009).
75
sustentable y auto-gestionada que se condice a la realidad local, que no despoje la
autonomía de los sujetos y que posibilite la autodeterminación individual y colectiva.
Desde dicha perspectiva es posible plantear que los conflictos sociales que dan
origen a la existencia de éstos, tenderían a resolverse por medio de un proyecto
contracultural legitimado por las acciones de sus actores. Un movimiento social es
simultáneamente un conflicto social y un proyecto cultural, ya que aspira siempre a la
realización de valores culturales y, al mismo tiempo, a obtener la victoria frente a un
adversario social (Touraine, 1985: 237).
Melucci plantea que estos nuevos movimientos sociales deben concebirse como
agencias de significación, que difunden nuevos significados en la sociedad a través de
formas de Acción Colectiva, en la cual es preciso considerar tres aspectos: (Melucci citado
por Cubillo, Navea y Valdés, 2010: 34):
3) Que la acción busca romper los límites del orden en que se produce, por lo cual se
considera básica la capacidad del Movimiento para provocar rupturas en las fronteras
del poder en el que se desarrolla su acción política; el propósito es diferenciar los
Movimientos de otros fenómenos que no tienen la intención de producir cambios en
dicho sistema de normas y relaciones sociales.
76
Otro aspecto relevante desde la mirada de este autor, es la capacidad de reflexividad
de estos movimientos sociales, lo que permitiría cuestionar y cuestionarse el estado de
legitimidad y sentido normativo de la cultura dominante, y que permitiría a la vez difundir
nuevos significados.
Los movimientos sociales se desarrollan, cada vez más, en torno a códigos culturales
y a valores. Existen movimientos sociales reivindicativos tradicionales, pero los
77
movimientos más visibles en las últimas décadas -medio ambiente, ecologismo, mujeres,
derechos humanos- son movimientos con potentes posicionamientos éticos, que dependen
sobretodo de la capacidad de comunicación y de llevar a cabo sensibilización de apoyos y
estímulos mediante la llamada a valores, principios e ideas. En este sentido, internet es
fundamental, ya que la transmisión instantánea de éstas en un marco muy amplio permite la
coalición en torno a valores. Internet permite la articulación de los proyectos alternativos
locales mediante protestas globales, que acaban aterrizando en algún lugar del planeta.
78
3.4. - CONSTRUCCIÓN DE LA MASCULINIDAD HEGEMÓNICA
Perspectivas esencialistas-biologicistas
b) Teorías Naturalistas: Se sustentan en que el criterio de clasificación entre los sexos son las
relaciones opuestas entre cultura y naturaleza. Estas asocian al género masculino con la
cultura, en tanto al género femenino con la naturaleza. La proximidad de la mujer con la
naturaleza se explica en tres niveles: el del cuerpo, y su función reproductora, a nivel de los
roles sociales femeninos, y a nivel del desarrollo de una estructura psíquica especial.
79
cazador jugó un papel de primer orden, en tanto la recolección, actividad asignada a la
mujer, ocupó un segundo plano.
Estas teorías llamadas esencialistas explican, por ejemplo, que los altos niveles de
testosterona en la sangre provocan la violencia en los hombres, así como también que éstos
tienen mayor facilidad para las matemáticas y no así habilidades verbales, como las
mujeres, debido a la hormona femenina, progesterona. De acuerdo a los planteamientos de
la psicología evolutiva éstas aseveraciones son inherentes a las diferencias anatómicas, al
igual que las estructuras mentales, cognitivas y conductuales individuales las cuales gestan
las relaciones de género (Gutierrez, 2006).
El sexo ha sido uno de los primeros componentes de los atributos del ser humano
sobre el cual se grabaron distinciones artificiales, convencionales y arbitrarias (Bauman,
80
2007). Estas distinciones fueron utilizadas desde una posición esencialista para generar una
dinámica relacional que atribuyó características esenciales a hombres y mujeres.
Partiendo de esta postura será posible identificar las diferencias que nacen desde la
condición sexual también construida. Sin embargo, la identidad genérica trasciende al sexo
y da un paso más adelante, se sitúa en la significación de éste, en los valores que hombres y
mujeres otorgan a la condición genérica.
81
desigualdades han llegado a construirse de esta forma y por lo mismo es posible plantear
expresiones y formas que puedan escapar a éstas y conformarse como alternativas.
En tercer lugar, el crecimiento de las ciudades que funcionaban como centro del
capital comercial, crearon una nueva forma de vida cotidiana que reforzó el individualismo,
una racionalidad calculadora, la acumulación de riquezas y la primera revolución industrial
permearon la cultura urbana. Con esto emergen nuevas formas de poder y de trabajo, en la
figura del mercado o el taller, se fortalece gradualmente la necesidad de tener una imagen
masculina y femenina (Connell, 2003).
82
Por último, las guerras religiosas del s. XVI y XVII, que derivaron en las guerras
dinásticas en el s. XVII y XVIII, perturbaron la legitimidad del orden de género. Las
guerras generaron el Estado centralizado lo que consolidó el orden patriarcal, con un
importante papel de los ejércitos que participaron en las guerras antes indicadas y en la
conquista imperial. En la Europa Medieval la valentía militar como una prueba de honor,
se trasforma en un elemento de la masculinidad (Connell, 2003).
Para Connell las vidas individuales están fuertemente influenciadas por los procesos
sociales: luchas geopolíticas, imperialismo, mercados globales, corporaciones
multinacionales, medios transnacionales de comunicación, etc. (Connell, 2006). Todo lo
cual implica que el contexto global, macro-estructural incide en los procesos íntimos,
afectivos, emocionales, sexuales; en los mundos de vida y construcción de subjetividades.
83
cartesiana. A partir de esta visión dual del individuo, se han generado divisiones simbólicas
en cuerpo y mente, público-privado, racional-emocional, producción-reproducción, arriba-
abajo, dejando un “tratamiento precario de la vida emocional en los varones, tanto en
relación con otros hombres, como con las mujeres” (Da Silva, 2009: 173).
José Bengoa observa un vínculo entre las relaciones de género y la formación del
Estado en la sociedad chilena, y por tanto, las transformaciones en el sistema sexo-género
repercutirán en las relaciones de poder de la vida social (Bengoa en Montesino, 1996).
84
Un evidente reflejo de la propagación del poder son elementos como la frase “por
la razón o la fuerza”, utilizada en la moneda nacional, en las fuerzas policiales y, en el siglo
XXI en el escudo patrio como símbolo del actual gobierno de derecha encabezado por
Sebastián Piñera. Es así que desde las instituciones macro-estructurales se instala la
dominación y la violencia como formas de interrelaciones.
Otro ejemplo, lo visualiza José Bengoa por medio de la figura del patrón en el
contexto de la hacienda. El patrón posee y es padre. El poseer connota ser dueño,
propietario y sexualmente poseedor: de las tierras y de las mujeres (Bengoa en Montesino,
1996).
En el último cuarto del siglo XX, cuando la dictadura militar de Pinochet impone la
nueva economía de mercado en Chile, instala a la vez una nueva forma de socializar,
anulando espacios sociales y organizaciones que habían permitido a muchos hombres
generar vínculos políticos, sociales y afectivos con otros varones, estos espacios de
homosociabilidad - tales como partidos políticos, sindicatos, federaciones de trabajadores,
federaciones de estudiantes, centros de estudiantes (Olavarría, 2004)-, se habían convertido
en instancias de debate, de discusión y diálogo, de construcción social que permitía a sus
integrantes compartir subjetividades y generar vínculos a partir de ideales políticos. La
persecución y prohibición de asociación que instala Pinochet elimina estos espacios de
homosociabilidad, la figura de organización es anulada, relegándose y limitándose muchos
de éstos hombres a la familia, el trabajo y los equipos de futbol.
85
por la línea paterna, la herencia y el linaje; en el honor, a través de la honra y el “buen
decir” que heredaron los españoles, así como en la virtud (que por lo demás tiene una
tradición aristotélica) y en la primogenitura, se materializan las dos características
anteriores.
86
noche a la mañana cambia sus alardes de virilidad, por rituales de sumisión, principalmente
en varones de la clase trabajadora (Oses en Montesino, 1996).
¿Un varón? ¿Cómo se puede definir un varón? Una persona que cuando fue niño jugó
con autitos y con pelota, que cuando fue adolescente se preocupó de mirar a las niñas y a
conversar cosas de hombre (…) y cuando ya pasó a ser un adulto, se preocupó de formar
una familia, de mirar todas las cosas con un grado de masculinidad, más o menos se
podría decir, o sea, de macho, así con ojos de macho…”
87
la cual los hombres son formados. En el proceso de socialización las diferencias biológicas
son valorizadas de tal manera que se constituyen en ejes que direccionan la ideología
masculina.
88
El padre en tanto, inculca en sus hijos los tres pilares de la ideología del esfuerzo:
excelencia, la responsabilidad y la solidaridad. En los sectores populares existirá un cuarto
pilar, en base a la agresividad, como el desarrollo de una habilidad que le permitirá
sobrevivir en la calle, espacio propio de los hombres, donde el honor se materializa en el
cuerpo. Será el padre también quien revelará los límites de la masculinidad. De esta
forma, la madre representante de lo femenino y el padre de lo masculino, transforman la
abstracción de ambas categorías en una práctica cotidiana e incuestionable (Abarca, 1995).
De esta manera el niño irá progresivamente construyendo una imagen modelo que le
permitirá atribuir significado a lo que es ser hombre y adquiriendo conciencia de que
forma parte de un prestigioso grupo, puesto que “ser varón en la sociedad patriarcal, es ser
importante (…) porque las mujeres no lo son; (…). Todo lo importante es definido como
masculino” (Marques, 1997: 17).
En este prestigioso grupo les será posible ejercer los aprendizajes internalizados de
la “pedagogía del privilegio” la cual transmite a los hombres, de manera explícita e
implícita, que son poseedores de cierto estatus en la sociedad. De esta manera los varones
internalizan una condición doble que da sentido a su privilegio, por lo cual puede gozar de
ciertos derechos, así como deberá asumir ciertos deberes (Abarca, 1995).
Para acceder a ese grupo de privilegiados no basta con haber nacido con un cuerpo
masculino, el niño deberá transitar por un camino que lo conducirá a experiencias o
pruebas (Olavarría, 1998), es decir que para convertirse en un hombre deberá superar
aquellos ritos que le otorgarán el grado que significa ser hombre adulto.
89
Ser hombre implica un trabajo, un esfuerzo que no parece exigirse a la mujer. Es
mucho más raro oír “sé mujer” a modo de invitación al orden, mientras que la exhortación
al niño, al adolescente e incluso al adulto es una fórmula corriente en la mayoría de las
sociedades (Gilmore en Badinter, 1993).
Es la etapa del “despertar sexual”, de la exploración auto - erótica, con lo cual se les
presenta el derecho al placer sexual, en la cual está socialmente aceptada la masturbación
como una práctica que corresponde a un periodo vital especifico de los hombres, anulando
la autoexploración de la sexualidad en la infancia y particularmente la auto-obtención del
placer en las mujeres (Rodrigañez, 2008, De la Parra, 2000).
90
pares. Es para ellos un rito a través del cual refuerzan su hombría expresada en la potencia
sexual, con lo cual logran ingresar al mundo de los hombres adultos. Es un símbolo de su
heterosexualidad, de la capacidad de atraer mujeres y de sentir placer a través de la
penetración (Olavarría, 2002). Donde no todos los varones gozan, dejando entrever la
contradicción que existe entre los discursos y las prácticas, respondiendo a un mandato
semental, experiencia sexual no siempre placentera.
Una vez que éstos llegan a la edad adulta y han cumplido con los mandatos de la
masculinidad hegemónica, se hacen merecedores de un logro, para sustentarlo requieren de
la aceptación de dos grupos fundamentales para ellos: por un lado se encuentran los otros
hombres adultos, con quienes debe identificarse e igualarse, practicar la
“homosociabilidad”, compartiendo espacios exclusivos y suprimiendo toda diversidad
genérica dentro del grupos, con los cuales debe a su vez competir. Por otro lado, se
encuentran las mujeres, de quienes deben diferenciarse y con quienes deben a su vez
confirmar su orientación sexual (Olavarría, Valdés, 1998).
El hombre desde antes de nacer es atribuido a ciertos valores, roles y funciones, los
cuales va potenciando a medida que va atravesando los distintos ciclos vitales, potenciados
por las instituciones, los imaginarios sociales, los contextos socioculturales, donde la
mujer, también asume un rol importante en la mantención y reproducción de la
diferenciación de los modelos de género. Por tanto, un desafío fundamental es promover
91
prácticas socializadoras que contribuyan a discontinuar el modelo hegemónico de
masculinidad.
92
La masculinidad hegemónica se puede definir también como la configuración de
prácticas genéricas que encarnan la respuesta corrientemente aceptada al problema de la
legitimidad del patriarcado, la que garantiza la posición dominante de los hombres y la
subordinación de las mujeres (Connell en Valdés, 1997: 39).
La masculinidad tiene su base más profunda en la creencia de que los hombres son
poseedores de privilegios de un secreto que les concede supremacía sobre las mujeres
(Fonseca, 2006). Es decir, acciones y omisiones que sustentan poder y dominación en el
ejercicio cotidiano de su identidad masculina, en relación con sí mismos y con otros/as
sujetos subordinados/as: mujeres, niñas/os y homosexuales.
1) son las relaciones de poder, eje principal en el sistema de género que se sustenta en la
subordinación general de las mujeres y en la dominación de los hombres,
2) en segundo lugar, se ubican las relaciones de producción, donde la división genérica
del trabajo se reconoce en distribución de roles
3) y finalmente, la cathexis en base a la cual se naturaliza el deseo sexual, el cual también
es producto del orden genérico.
93
Desde las ciencias sociales se han desarrollado estudios de la construcción de la
masculinidad, de los cuales se pueden abstraer conclusiones de Connell, que ha presentado
en seis hipótesis.
94
3.7.2. Ejes que sustentan la masculinidad hegemónica.
La identidad genérica del hombre se establece en distintos ámbitos, entre los cuales
destacan cuatro: el intrapersonal, el intergénerico, las entidades sociales de referencia y la
constitución del grupo familiar (Fierro, 2000).
El trabajo es percibido como una gran presión para los hombres, especialmente
aquellos que cuentan con menos recursos y tienen trabajos más precarios, lo que se agudiza
con la pérdida del trabajo y la cesantía, la cual es vivida como una profunda pérdida de
valor y provoca crisis en su autoestima que afectan al conjunto de sus vivencias (Olavarría,
2004:17).
95
En el contexto de los mercados globales y la instalación del neoliberalismo, el éxito,
la productividad y la competencia son valores que identifican a los hombres, quienes se
adaptan funcionalmente al modelo de producción económica imperante y a los mandatos de
la masculinidad, lo que pareciera ser parte constituyente de sus identidades de género y
clase (Aguayo, 2009:130).
Una consecuencia de ello, son los “trastornos” tales como la eyaculación precoz y la
disfunción eréctil (Marco Antonio de la Parra, 2000; Fonseca, 2006), categorizaciones de la
abyección que escapan a la norma de la masculinidad hegemónica y que por tanto se
construyen casi como enfermedad o patología, al no responder al mandato de la virilidad y
potencia sexual.
96
mandatos hegemónicos de la masculinidad, más se desestabiliza su esfera íntima (Lomas,
2003).
En Chile, por ejemplo, la misoginia se expresa a través de los equipos de fútbol más
reconocidos. Los adversarios de la Universidad de Chile les llaman “Madres” a los hinchas,
a quienes son del Colo-colo, les dicen “Zorras”, mientras a quienes adhieren a la
Universidad Católica, les denominan “Monjas”, como expresiones máximas de insultos a
los rivales, lo cual denota la humillación que significa para los varones -consciente e
inconscientemente-, ser mujer, en su rol como madre, prostituta y/o promiscua y como
mujer religiosa o santa.
97
Los cambios socioculturales en los cuales las mujeres han participado, dieron paso a
la emergencia de un nuevo modelo de familia y de paternidad, ya que al dedicar mayor
cantidad de horas al espacio productivo, disminuyeron las destinadas al cuidado de las/los
hijas/os, lo que genera el espacio para un mayor involucramiento de parte de algunos
padres en los cuidados de éstos. Sin embargo, sigue existiendo también la posibilidad de
que los padres no asuman estos cuidados y se continúen siendo padres ausentes.
98
obstáculos al padre para mantener relaciones parentales más involucrada con sus hijos/as,
lo que se agudiza en las relaciones de pareja que concluyen.
Otros escenarios son las exigencias laborales que el rol proveedor del padre le
impiden eludir, viéndose restringido el tiempo destinado para los/as hijas/os; la imagen
paterna limitada a la provisión material reforzada por los medios de comunicación, en
desmedro de los recursos económicos reales que éstos tienen (periodos de cesantía,
precarios salarios) y la sobre validación de las mujeres en el ejercicio de la maternidad en
instituciones legislativas, especialmente en aquellos casos de madre y padre separados,
donde Tribunales de Familia regula y restringe la relación de los últimos con sus hijos e
hijas, a quienes se les exige demostrar mayores garantías de protección a sus hijos/as que
las mujeres.
Virilidad: El hombre no sólo debe ser masculino, más aún debe parecerlo. La raíz
etimológica del varón proviene del latín vir: macho, hombre, pero también virtuoso
(Fonseca, 2006).
Honor: Se transmite culturalmente a través del buen decir y de la honra que heredaron los
españoles, así como la valentía militar exaltada por los ejércitos imperialistas. El honor en
Chile se ha fundamentado en la patrilinealidad y la primogenitura, ya que la historia
familiar pasa por el hombre, así como los bienes y la descendencia por la línea paterna, la
herencia y el linaje (De la Parra en Montesino, 1996).
99
Fuerza: Se relaciona con la fuerza física, ser controlado y reprimido emocionalmente. “Los
hombres no lloran” es la consigna que refleja el mandato de la temprana socialización.
Público-calle: Calles, canchas, clubs deportivos, bar, pubs, salón de pool, quintas de recreo,
juegos de azar, estadios, son los lugares de los hombres, mientras la casa es el lugar de las
mujeres y los/as niños/as (Olavarría, 2011).
Competitivo: Con otros varones, para demostrar sus capacidades físicas y si es posible,
derrotarlos/ganarles (Olavarría, 2001), este valor tiene su origen en el uso del espacio
público ya sea como cazador, guerrero, trabajador. Es a su vez asociado al exitismo, poder
económico, a la racionalidad instrumental, al contexto de los mercados globales y al
neoliberalismo.
100
3.7.3.- Neomachismo, machismo-leninismo y micromachismos: hábiles artes de
dominio
Los micromachismos, por su parte, son una forma de conceptualizar a las acciones y
prácticas cotidianas de ciertos varones que no están cerca de la violencia, dominio y control
más duro y explícito, sino que se agrupan dentro de expresiones de “baja intensidad” que se
han normalizado y legitimado, tendiéndose por ende, a la reproducción de su
invisibilización (Bonino, 2004).
Luis Bonino los define como comportamientos sexistas que están sustentados en la
deslegitimada autoridad que ciertos hombres se adjudican en su relación con las mujeres y
que aún no nos capaces de reconocer. Por lo tanto, se constituirían en obstáculos o
101
resistencias para profundizar en las transformaciones deconstructivas de la masculinidad
hegemónica.
Los micromachismos son hábiles artes de dominio y diversos modos de abusos que
han sido negados tanto por varones como por mujeres, ya que, producto de la
deslegitimidad social de la violencia y la dominación, los hombres probablemente estarían
utilizando trampas para perpetuar su autoridad de maneras sutiles y sus efectos atentan
contra la autonomía, libertad e integridad psicológica de la mujer, si es relación
heterosexual (Bonino, 2004).
Son por tanto, comodidades y derechos: a la libertad, a tener la razón, al uso del
tiempo y el espacio, a ser cuidado, a desimplicarse de lo doméstico, los que se ejercen por
medio de imposiciones que ayudan a la consecución de tales fines (Bonino, 2004).
102
mayor “poder” personal, o cuando se ve disminuido el del varón. Ejemplos son: el
hipercontrol, el pseudo-apoyo, el refugio en la crítica al “estilo femenino” o “darse tiempo”
para el cambio.
El autor sostiene además, que si bien las mujeres también utilizan estrategias
manipulativas para la consecución de fines, éstas en su mayoría son para romper una
situación de subordinación.
Los efectos del micromachismo se observan más bien al largo plazo, luego de ser
reiterados. Estos pueden ser: sobreesfuerzo psíquico, inhibición del “poder” personal y de
la lucidez mental, deterioro de la autoestima y de la autocredibilidad, malestar difuso,
disbalance en el ejercicio de poderes, relación asimétrica, culpabilidad y convivencia no
dialogante ni colaborativa (Bonino, 2004).
103
una profunda dependencia. De esta forma se identifica con este primer amor, y pasa a
adquirir la denominada protofeminidad o identidad femenina primaria (Badinter, 1993).
En una importante medida la subjetividad se forja sobre el eje del poder, porque ser
hombre es de entrada una posición que implica poder (Bourdieu, 1990 en Lomas, 2003).
Todo hombre por el sólo hecho de serlo posee más poder que cualquier mujer, cual sea su
clase, lo que se traduce en simples privilegios cotidianos. A su vez aquellos hombres que
ostentan mayores recursos económicos, se hacen acreedores de mayor poder en el contexto
del sistema capitalista: el hombre con poder económico y social estaría por sobre los
hombres en función de su clase y de las mujeres en función de su clase y género.
Producto del mismo sistema emerge otro rol que les ha asignado históricamente
superioridad por sobre las mujeres y que ha impactado e impacta en la subjetividad
masculina. Es el deber de proveer materialmente a la familia, lo que a pesar de ser un
mandato u exigencia, en el capitalismo se transforma en una ventaja, pues con él se ostenta
el poder del dinero, además de dar mayor autonomía y prestigio, pese a las condiciones de
explotación propias de la relación capital trabajo.
Sin embargo, desde que la mujer se incorpora masivamente al mundo laboral y las
políticas estatales apuntan a favorecer la inclusión de ésta al trabajo remunerado, este
prestigioso rol se ve amenazado, ya que se precarizan las oportunidades laborales para los
104
hombres, toda vez que deben compartir este espacio con las mujeres que se insertan en el
mundo laboral. Esto incide en la modificación de la subjetividad, de pasar a un modelo
tradicional a uno que permite mayor flexibilidad.
Por otro lado, las emociones que tienen una finalidad fundamental en nuestra vida
cotidiana, son generalmente reprimidas por los varones, principalmente aquellas emociones
afectivas, lo que genera por consecuencia la incapacidad de reconocer y de transmitir los
estados afectivos cálidos (Chodorow en Lomas, 2003).
Las emociones tienen múltiples funciones, entre ellas las siguientes (Fieldman,
2006):
a.- Nos preparan para la acción, ya que actúan como nexos entre los sucesos que
acontecen en nuestro entorno y las respuestas que podemos dar en base a nuestro mundo
interior.
105
b.- Modelan el comportamiento futuro, fomentando el aprendizaje que nos ayuda a
dar respuesta apropiada en el futuro. Las emociones placenteras actúan como un
reforzamiento positivo y por ende puede hacer que un individuo busque situaciones
similares en el futuro.
c.- Nos ayudan a interactuar de mejor forma con los y las demás, puesto que son
observables a través del lenguaje verbal y no verbal lo que actúa como señal para las/os
observadores y permite inferir en el futuro.
Cabe destacar que como parte del funcionamiento del orden social de la
dominación, las emociones más reprimidas y que a su vez son adaptadas al medio, son la
rabia y el placer. Por un lado, la dominación y la sumisión como estado normalizador, en
contraposición al placer, genera un malestar subjetivo que se inhibe a través de la negación
de la rabia, y se somatiza por medio de una coraza y/o ruptura psicosomática (Rodrigáñez,
2008).
106
A inicios del siglo XXI y en medio de una vorágine tecnológica, es posible dar
cuenta de cómo los usos y abusos de los medios tecnológicos han transformado la vida
cotidiana de las personas, así mismo, se han transnacionalizado las subjetividades de las
mismas.
Las tecnologías son medios que permiten franquear el tiempo y el espacio; anulan
las distancias, crean proximidades en la distancia y distancia en la proximidad (Olavarría,
2008). Los medios tecnológicos, en especial internet ha modificado profundamente la
forma de relacionarnos y de conceptualizar al/a otro/a.
Las complejas identidades masculinas que han surgido mediante una migración
diáspora y transnacional requieren nuevas formas de pensar las culturas corporales y las
vidas emocionales (Burin, en Lomas 2003). En un contexto donde la identidad de género
no sólo se forma con aquello que se encuentra en la cultura más inmediata, sino que hoy en
día es posible incorporar imágenes o modelos externos, que de alguna forma diversifican
rasgos tradicionales al interior del modelo. De esta forma las masculinidades –en cuanto
variedades- adquieren mayor presencia en el contexto global.
107
subjetivas disidentes y diferentes a las habituales, ya que en la medida que hombres y
mujeres son testigos de otras formas de construcción de masculinidad que escapan al
modelo tradicional, serán capaces de cuestionar con mayor atrevimiento lo conocido, pues
conocerán fisuras en los moldes que no responden exclusivamente a la frontera cultural,
sino que tendrán la posibilidad de conocer en base a este mismo proceso la diversidad
dentro del modelo.
“…La estructura caracteriológica del “hombre actual” (que está perpetuando una cultura
patriarcal y autoritaria hace 6 mil años) se caracteriza por un acorazamiento contra la
naturaleza dentro de sí mismo y contra la miseria social que le rodea. Este acorazamiento
del carácter es la base de la soledad, del desamparo, del insaciable deseo de autoridad, del
miedo, de la angustia mística, de la miseria sexual, de la rebelión impotente así como de
una resignación artificial patológica. Los/as seres humanos/as han adoptado una actitud
hostil a lo que está vivo dentro de sí mismos/as, de lo cual se han alejado. Esta
enajenación no tiene origen biológico, sino social y económico. No se encuentra en la
historia humana antes del desarrollo del orden social patriarcal (…)”
108
es difícil comprender y más aún explicar los procesos interiores y muchas veces
inconscientes.
109
Estamos tan desconectadas/os de nuestras propias pulsiones, tan acorazadas/os, que
no permitimos que el fluido amoroso nos traspase las defensas, la piel y nos alcance por
dentro. El origen del impedimento del derramamiento emocional se sustenta en la madre
socializada en un entorno represivo patriarcal, quien prolonga la desconexión interna a la
criatura, y por tanto ésta aprende el bloqueo y acorazamiento como parte de su
socialización. El fluir de la pulsión del deseo no sólo arranca el proceso fisiológico de la
nutrición, la protección inmunitaria o aporta sustancias necesarias al organismo en general,
también pone en marcha el estado de relajación para el movimiento in-formacional en
general entre los sistemas internos de la criatura y entre éstos y su madre (Rodrigáñez,
2008: 133 y 138).
110
varones estarían vivenciando posibles tensiones en el ejercicio de la masculinidad, donde la
represión de esta esfera produciría incomodidad en la subjetivación de sí mismos –procesos
que al formar parte de una construcción masculina hegemónica, son acaecidos tanto por
mujeres como por varones, no obstante, son vividos de forma particular por los hombres,
producto del distanciamiento racionalidad/emocionalidad-.
(Sinay, 2006)
En base a lo anterior es posible plantear que los varones están en crisis y su lugar y
sus definiciones se han vuelto frágiles. Estas afirmaciones son subrayadas para el caso de
los varones chilenos por los informes del PNUD (2002), los que denuncian que en la
actualidad nos encontramos con una masculinidad desafiada y aproblemada (Olavarría,
2000; Kaufman, 1997; Sinay, 2006 y Montesinos, 2002).
111
manifestando en una tendencia a la crisis de la masculinidad en el orden de género
moderno; donde los hombres han perdido supremacía sobre las mujeres, a causa de un
histórico colapso de legitimidad del patriarcado enmarcado en movimientos de mujeres,
feministas y algunos de diversidad sexual que han visibilizado las nefastas consecuencias
que este sistema ha tenido para la Humanidad y el planeta (Connell, 1997).
Los cuestionamientos a los roles de género emergen de las mujeres, quienes se han
transformado en las protagonistas de cambios socioculturales inclusivos al modelo de
producción económica neoliberal, pulido por las socialdemocracias y el Welfare State
(Estado de Bienestar), estos han sido:
112
j) la baja en las tasas de nupcialidad, provocado por el quiebre del modelo tradicional
del amor institucional: el matrimonio, lo que crea como alternativa la unión libre
k) el incremento de la familia monoparental, con jefatura de hogar femenina
113
año 1970 era del 30,3%, para el año 1982 el 53,1%, para llegar al año 1992 a comprender el
58% del total de las familias existentes (Reca en Olavarría, 1993).
Otro factor determinante en la crisis se genera a partir de los años ‘90, con el
término de la Dictadura Militar y el inicio de una etapa política en que la “democracia”
instala los valores morales que le dan sustento a su ideología; se propaga y refuerza la idea
de la “igualdad” (basada en las oportunidades) a partir de lo cual se revalorizan pautas
igualitarias de relación en nuestra sociedad a través de la Convención de Derechos
Humanos, implementación del enfoque de género en las políticas públicas, la Convención
de Ginebra, Convención de Beijing (Abarca, 1996).
A pesar de que se instalan nuevas formas de interacción más igualitarias, que hablan
de la modificación rólica de cada género, el deseo de hegemonía por parte de los hombres
puede permanecer intacto. Esto responde al peso de la cultura al cual se refería Freud, lo
que sugiere el enfrentamiento subjetivo entre la percepción individual y el imaginario
colectivo (Montesinos, inédito). En este sentido, las nuevas prácticas igualitarias cuentan
con resistencias que se podrían traducir en un doble discurso por parte de los hombres, que
públicamente valoran la igualdad en las relaciones y en el ámbito privado, pero no aceptan
la pérdida de hegemonía, lo cual denota una tensión entre el discurso políticamente correcto
y la práctica inequitativa.
1
Nos referimos sólo a hombres y no a lesbianas, porque desde la construcción de la identidad masculina el
homosexual es discriminado y oprimido por no responder al mandato de la masculinidad hegemónica: la
heterosexualidad.
114
Si bien la misoginia se sostiene a través del lenguaje y de los actos, no siempre se
expresa de forma consciente; las prácticas y los discursos develan la objetivación,
instrumentalización, discriminación y opresión de los cuerpos y comportamientos.
115
Estos mandatos al ser practicados de manera rígida generan condiciones de
peligrosidad que quedan de manifiesto en fenómenos tales como: la mayor accidentalidad
de los hombres y la superior mortalidad, ya que a cualquier edad es significativamente más
elevada que en las mujeres (Goldberg, 2005). Esto es posible observarlo en muertes
evitables producto de causas externas, donde la diferencia entre hombres y mujeres es de un
58.3% más en los primeros (OPS/MS-Universidad de Chile en Valenzuela, 2006). Estas
causas ocupan el tercer lugar de mayores impactos sobre los hombres. Entre las que se
encuentran el traumatismo y el envenenamiento, entre otras (INE, 2008).
Respecto a la tasa de mortalidad general en Chile, ésta afecta en mayor medida a los
hombres. Según cifras del año 2008, para mujeres de entre 20 y 64 años, la mortalidad era
de 8.827 por cada 100.000 habitantes, mientras que para los hombres, mismo tramo de
edad, es de 17.043 mismas cantidades de habitantes; lo que se traduce en un 48% de mayor
mortalidad en los hombres. A su vez, éstos son los principales protagonistas mortales en
accidentes de tránsito terrestres, representando el 79% del total de ellos; corresponden al
83% de los decesos provocados por VIH-SIDA y representan el 80% de los suicidios en
nuestro país (DEIS, 2010).
Otro mandato que actúa como factor de riesgo es el ser proveedor, ya que para dar
cumplimiento a éste los hombres son capaces de exponer su cuerpo a sometimientos que
afectan irreversiblemente su salud, utilizándolo como un mero instrumento para dar
cumplimiento al mandato (De Keijzer, 1998), y en caso de existir enfermedad la mayoría
son refractarios a recibir tratamiento (Goldberg, 2005).
Producto de esta rigidez de los estereotipos y de las actitudes, es que los hombres
chilenos presentan una serie de necesidades y vulnerabilidades preocupantes, ejemplo de
ello es que: (Aguayo, Correa y Cristi, 2011).
El 57% de los hombres reportan estrés por falta de ingresos. Es decir, que el rol proveedor,
a pesar de la fuerte entrada de las mujeres en el mercado laboral sigue teniendo un gran
peso para los hombres. Se identificó que este estrés está asociado al ejercicio de la
violencia y al uso de alcohol.
El 17% (1 de cada 5) de los hombres chilenos reporta haberse deprimido y un 8,8% reporta
haber tenido pensamientos suicidas en el último mes.
Los hombres chilenos declaran haber sufrido violencia de su padre y madre y fueron más
testigos de violencia en casa que los hombres de otros países latinoamericanos. Más de la
mitad de los hombres declaró haber sido víctima y/o haber ejercido violencia hacia sus
pares (bulliyng) en la escuela.
116
Esta crisis afecta individualmente a cada varón, los cuales reaccionan de diversas
maneras frente al cuestionamiento de su identidad hegemónica. Algunos exigen
reposicionar su autoridad histórica, otros se acomodan a las nuevas exigencias demandadas
por las mujeres y por el contexto moderno, mientras hay quienes han decidido cuestionar
profundamente cada unas de las acciones opresivas ejercidas por su género y han estado
dispuestos a dar un paso más allá, para modificar incluso sus prácticas cotidianas.
A los últimos no les acomoda el modelo hegemónico que tienen que cumplir,
mandatos como mostrarse siempre seguro o reprimir la emocionalidad los sitúa en un
mundo carente de emociones, corporalidad y limitante en el desarrollo afectivo. Son los
denominados hombres con grietas, quienes a partir de la desobediencia al mandato
hegemónico, pueden transformarse a sí mismos, deconstruir su identidad, deshaciéndose de
prácticas cotidianas cargadas de relaciones de dominio (Centro Bartolomé de Las Casas en
COSECH, 2009).
117
cosmovisión universalizante, occidental, moderna que sitúa su origen en las culturas
patriarcales.
118
ocupe otros espacios y sirva a objetivos políticos muy diferentes; lo que también repercutirá
en una pérdida de certeza epistemológica (Butler, 2002: 56-57).
Cuestionar el rol proveedor ejercido históricamente por los hombres, incorporado por las
mujeres, puesto que el trabajo asalariado es el sustento productivo del modelo capitalista
neoliberal y el sustento de la sociedad de clases lo cual contribuye a propiciar relaciones de
opresión que se agudizan aún más con las de género.
119
Keijzer, 1998), machismo leninismo (De Keijzer, 1998) y violencia simbólica (Bourdieu,
2000).
“…La esperanza sólo podrá tener el rostro de cada hombre que asuma la responsabilidad
de la transformación. Serán rostros anónimos. Serán los que fueren. Cuando lo hagan.
Mientras aún quede tiempo (…) Cada hombre que cambie una de sus conductas hará
cambiar el modelo. No será al revés…”
(Sinay, 2006)
120
a las mujeres-, sin que esto signifique la desaparición de expresiones de opresión, represión,
explotación y violencia.
En Chile se observa que todavía se está muy lejos de alcanzar la equidad de género
y aún más lejos de poder decir que el machismo tradicional ha muerto. Ejemplos de ello es
que casi la mitad de los hombres cree necesitar tener más sexo que las mujeres. Un 10% de
los hombres cree que hay ocasiones en que las mujeres deben ser golpeadas. Casi el 50%
declaran que nunca tendrían un amigo homosexual. Comparado con otros países los
hombres chilenos son considerados los más homofóbicos. Cerca del 70% de los hombres
declaran que si alguien lo insulta defendería su honor con la fuerza (Aguayo, Correa y
Cristi, 2011).
Consideran que las relaciones entre hombres y mujeres están basadas en la equidad y el
respeto, y que ambos géneros tienen iguales derechos.
Consideran que su responsabilidad en el hogar es más que proveer e incluye las tareas de
paternidad, cuidado y tareas domésticas.
121
Para efectos de esta investigación incorporaremos a aquellos hombres que se han
hecho parte de expresiones subjetivas críticas al modelo de masculinidad y que apuestan
por relaciones no opresivas. Estos varones tenderían a cuestionarse aquellas características
históricas que los han definido como hombres, tales como el ejercicio del poder en su vida
cotidiana, el uso u/o abuso de los privilegios sociales permitidos, la forma de vivir la
emocionalidad, ya sea disminuyendo o eliminando ciertos mandatos tradicionales que les
generen incomodidad (Fierro, 2000), reivindicando a la vez valores, significados y
representaciones sociales de cuestionamientos al modelo de ser hombre que da un paso
adelante a la hegemonía.
A pesar de ello no podemos afirmar que nos encontramos ante una nueva
masculinidad como tal, sino que más bien, estamos ante la coexistencia entre lo viejo y lo
nuevo, lo cual repercute en las nuevas prácticas y concepciones que se elaboran de la
masculinidad y paternidad (Carreño, Machuca, Verdugo, 2010: 151).
Hay una tendencia a un cambio en la identidad masculina en los sectores urbanos de nivel
socioeconómico bajo, en que hombre y mujer trabajan remuneradamente, sin embargo
ambos coinciden con que aún los hombres serían “algo machistas”.
Los cambios en la identidad masculina experimentados por los hombres se expresan en una
flexibilización del rol del hombre en la familia.
Se expresa con mayor fuerza en las familias urbanas en que la mujer trabaja
remuneradamente.
Hay una tendencia hacia la flexibilización de los roles de género, sin embargo, ésta es
mayor a nivel discursivo que en la práctica.
122
Considerando la flexibilización de los roles como elemento característico de las
“Nuevas Masculinidades”, se podría categorizar esta diversidad de aspectos a incluir en el
rol de los varones con el concepto de “proveedor integral”, el cual amplía la definición de
ser un mero proveedor tradicional de dinero, para transformarse en un proveedor de lo
afectivo, lo educativo-formativo, ser proveedor de valores, salud y bienestar psicológico.
Todo ello propiciando un espacio inclusivo de los roles paternos (Carreño, Machuca,
Verdugo, 2010).
Si bien la masculinidad hegemónica está compuesta por varios ejes, uno de los más
visiblemente desarrollados es la paternidad, puesto que está cruzada por las relaciones de
género, y por lo mismo, con los procesos de socialización de lo masculino. Al igual que
cuando hablamos de Masculinidades, es preciso referirnos a Paternidades, puesto que hay
diversas formas de ejercer la relación paterna con hijas e hijos (De Keijzer, 1995 en De
Keijzer, 1998: 216).
123
que están más favorables a desarrollar su vida afectiva, expresar sus emociones y a
establecer relaciones con mujeres sin ser intermediadas por un propósito sexual. Si bien las
personas que disiden la norma de la heterosexualidad reproducen patrones de dominación,
puesto que fueron socializados en contextos de familias patriarcales, éstas tratan de cruzar
la frontera entre lo masculino y femenino (Fonseca, inédito: 15).
En esta misma línea de análisis desde una perspectiva que trasciende los modelos de
género y con el fin de promover aperturas y flexibilidad en los roles, funciones atribuidas a
lo femenino y masculino, Janice Jackson, propone la de-generación de los roles, es decir,
desligar a las personas del género preasignado (UNICEF, 1995: 25 en De Keijzer, 1998:
231); lo que en consecuencia permitiría facilitar las transformaciones, es decir,
cuestionamientos y cambios en los modelos dominantes de género y ejercer prácticas libres,
comprometidas, responsables e igualitarias entre las diversas figuras significativas de niñas
y niños, ya sean éstas hombres o mujeres.
El Trabajo Social es una profesión moderna que ejerce un poder y saber en todos los
ámbitos donde acciona (Aguayo, 2006) predeterminado por ciertos valores y principios
ético-políticos, que luego de diversas discusiones teórica-epistemológicas, se han definido
como fundamentos básicos del accionar disciplinario. Estos son la justicia social, la
beneficencia y la autonomía (Aguayo, López, Quiroz, 2007).
124
aparece como el profesional de la coerción y del consenso, cuya acción recae en el campo
político (Iamamoto, 1997: 145).
125
El modelo de masculinidad se nutre de características que socialmente generan
diversas situaciones de conflicto, tales como: destrucción de la naturaleza con el
antropocentrismo, el maltrato infantil por su mirada androcéntrica y la violencia de género
desde su perspectiva misógina, problemáticas con las cuales el/la trabajador/a social se
encuentra en su práctica profesional.
Es menester situarnos desde una posición ética-política que abogue por un proceso
teórico-práctico, cotidiano y constante de deconstrucción de patrones y prácticas de
dominación sustentadas en el modelo imperante, ya que el paradigma de la masculinidad
hegemónica es incoherente con el ethos profesional, pues genera relaciones de dominación
que se contraponen con el ejercicio de la autonomía y de justicia social. Por tanto se
considera necesario que el Trabajo Social contribuya a la superación de estas tensiones y
contradicciones históricas para dar paso a posicionamientos críticos que aboguen hacia la
liberación de las y los sujetos.
126
El Trabajo Social con perspectiva crítica se ha basado en las desigualdades de clases
producto del modelo de producción capitalista, sin embargo a ello consideramos
imprescindible incorporar y transversalizar dicha categoría con la de género, ya que permite
comprender aristas más acabadas de las relaciones sociales complejas. Para ello es preciso
conectarnos con sujetos que han sido históricamente subyugados desde el sistema patriarcal
y el modelo neoliberal, y por tanto, vincularnos con problemáticas que están inmersas en
ellas y ellos: pobreza, vulneración, explotación y opresiones diversas de género, clase y
etnia. Entre las y los sujetos humanos/as de dominación encontramos a mujeres, niñas/os,
jóvenes, principalmente.
127
Que haya reconocido cómo se expresa la masculinidad hegemónica y arquetípica en
su vida.
Que haya iniciado cuestionamientos a las conductas-roles-actitudes basadas en la
virilidad, si es hombre, y en la femineidad si es mujer.
Que haya iniciado modificaciones a las pautas tradicionales propias de la
masculinidad tradicional, así como una revisión de sus vínculos significativos y
experiencias con el género masculino, si ha vivenciado algún tipo de violencia, y
preguntarse en qué medida ha roto con la socialización patriarcal aprendida.
Que explore desde lo vivencial y emocional y muestre apertura a nuevas
experiencias.
Que exista un ejercicio de despojo de los prejuicios de género.
Que reconozca que los estudios sobre masculinidad y el trabajo con hombres han
surgido y se han desarrollado desde la lucha de los movimientos de mujeres y
feministas.
Que esté dispuesto/a a escuchar.
Que tenga aceptación a las formas diversas, sobre las cuales se viven las
masculinidades (según etnia, preferencia sexual, grupo o edad, tipo de trabajo).
Haber revisado el manejo de las habilidades comunicativas.
La persona facilitadora debe ante todo, creer que el cambio es posible y que se
pueden crear prácticas de transformación con los hombres y mujeres con las cuales
trabajará, por lo tanto él/ella en sí mismo es un agente de cambio.
Desde el modelo Duluth creado por mujeres del movimiento feminista, se sugiere
que para trabajar la deconstrucción de la masculinidad hegemónica sea una dupla mixta
para que las/os participantes observen las relaciones simétricas e igualitarias entre mujer y
hombre y a partir de ello puedan transforman sus propias relaciones y ver a la mujer como
un par igual.
Este modelo confía en develar a partir del análisis de la propia vida, contextos,
entorno social y condición de género y tomar las medidas para cambiar la realidad. Es un
modelo que propicia la participación horizontal y creativa de cada participante,
promoviendo una metamorfosis paulatina de valores, actitudes y comportamiento en todos
los ámbitos de la vida.
129
Un monitoreo de procesos de cambio en hombres expuestos a participar en procesos
de reflexión sobre género y masculinidades permitió tipificar cambios que se producen en
hombres en las categorías cognitiva, afectiva y práctica cotidiana (Ochoa, 2004: 11,12).
A nivel cognitivo:
A nivel afectivo:
Mayor sensibilidad hacia injusticias sociales, en particular con mujeres y hacia la equidad
de género.
Mayor capacidad de autocrítica y apertura a recibir críticas de otras personas.
Mayor capacidad de expresar sentimientos, afecto hacia mujeres y hombres.
Menor temor a ser criticados por adoptar actitudes y conductas no tradicionales de
hombres.
Menor temor al contacto físico entre hombres.
Mayor comprensión de problemáticas de homosexuales y lesbianas.
En la práctica cotidiana:
130
calidad de vida de las mujeres y que los hombres sean parte de un proceso de desarrollo
integral y que mejore su calidad de vida (Ochoa, 2004).
Plantear una propuesta metodológica para el Trabajo Social que propicie una
apertura a una visión diferente de la masculinidad basada en el poder de dominio sino más
bien en una concepción de equidad de género, involucra contribuir a la desarticulación del
machismo y la construcción de propuestas de ser hombres basadas en principios de
equidad/igualdad de género, justicia y solidaridad, mediante el impulso de procesos de
reflexión entre hombres, orientada a varones y mujeres que no han tenido contacto previo
con la temática de género y masculinidades a fin de contribuir a una construcción
sistemática de conocimientos y habilidades, individuales y colectivas (Ochoa, 2004).
131
4. MARCO METODOLÓGICO
132
4.1.- CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS GENERALES
Histórica y famosísima ha sido entre los “científicos” la disputa entre las ciencias
naturales y las sociales por considerar a éstas últimas realmente científicas, lo que se genera
a causa de lo que entendemos por ciencia. Más aún lo anterior no debe remitir mayor
gravedad, pues ciencia como tal es solo un nombre, una denominación tal vez elegante o
pomposa pero en la práctica nada realmente definitivo o relevante cuando el propósito es
comprender la realidad social (Posada en Osorio, 2007).
El enfoque cuantitativo por su parte utiliza los datos para probar hipótesis, con base
en la medición numérica y el análisis estadístico, para establecer patrones de
comportamiento y probar teorías (Valenzuela, 2008) a diferencia del enfoque cualitativo, el
cual consiste en descripciones detalladas de situaciones, eventos, personas, interacciones y
comportamientos que son observables. Además, incorpora lo que los participantes dicen,
sus experiencias, actitudes, creencias, pensamientos y reflexiones, tal y como son
expresadas por ellos mismos (Serrano, 2004), a partir de la interpretación de los fenómenos
de acuerdo al significado que tiene para las personas implicadas (Denzin y Lincon, en
Rodríguez 1996).
133
4.2.- TIPO DE ESTUDIO
Los estudios de orden cualitativo tienden a comprender la realidad social como fruto
de un proceso histórico y sociocultural de construcción donde están presentes diversos
actores sociales, y por eso trabajan con la palabra, los relatos, las estructuras y lógicas de
pensamiento que guían las acciones sociales de los sujetos. En este intento comprensivo es
de vital relevancia visualizar la influencia de los cambios políticos, económicos, sociales y
culturales acontecidos en las últimas décadas y su relación con el inicio de un proceso de
cuestionamiento a la masculinidad hegemónica.
134
responde a las necesidades de un momento histórico de una sociedad que está en crisis
(Kisnerman, 2005).
Los investigadores cualitativos deben ser sensibles a lo que ellos mismos causan
sobre las personas que son objeto de su estudio.
El investigador cualitativo debe separar o apartar sus propias creencias, perspectivas
y predisposiciones.
Para el investigador cualitativo todas las perspectivas son valiosas.
135
Los métodos cualitativos son humanistas.
Los investigadores cualitativos dan énfasis a la validez de su investigación.
Para el investigador cualitativo todas las personas y escenarios son dignas de
estudio.
La investigación cualitativa es un arte.
El investigador intenta capturar los datos sobre la percepción de los actores desde
dentro, a través de un proceso de profunda atención, de comprensión empática y de
suspensión o ruptura de las preconcepciones.
La mayor parte de los análisis se realizan con palabras. Las palabras pueden unirse,
sub-agruparse, cortarse en segmentos semióticos. Se pueden organizar para permitir
al investigador contrastar, comparar, analizar y ofrecer modelos sobre ellas.
El enfoque del estudio a utilizar considerando el estado del arte de nuestro tema de
investigación será Exploratorio, ya que éstos “se efectúan, generalmente, cuando el
objetivo es examinar un tema o problema de investigación poco estudiado o que no ha sido
abordado antes” (Hernández, Fernández, Baptista, 2007: 60).
137
4.4. ENFOQUE EPISTEMOLÓGICO
La objetividad ontológica genera una dicotomía taxativa entre sujeto y objeto, entre
observador y sus observaciones, lo cual tiende a neutralizar un acto que en sí mismo está
impregnado de valoraciones subjetivas (Kisnerman, 2005); perpetuando la invisibilidad de
la intencionalidad política e ideológica persistente en la acción de conocer.
138
societales-, la cual no es externa, ajena o dada, por tanto no es ontológica, sino, por el
contrario, los criterios de verdad son obra nuestra, de relaciones, categorizaciones
cotidianas de la realidad y esto significa que los hemos construidos nosotros/as mismos/as
mediante nuestras prácticas colectivas (Ibáñez, 1992). La verdad humana es lo que mujeres
y hombres llegan a conocer, a construirla, formándola por sus acciones (Giambattista Vico
en Kisnerman, 2005).
139
una secuencia histórica o las certidumbres a las cuales estamos acostumbradas/os” (Derrida
en Kisnerman, 2005: 130).
140
4.4.2. Hermenéutica Crítica
Para ello se recoge a la hermenéutica crítica como un trabajo que emerge a partir de
la crítica a los actos del habla con pretensiones de univocidad represiva y su resguardo por
el sentido de un mundo hegemónico en modalidad emancipadora (Mendoza, 2003: 18).
141
El ejercicio interpretativo de la hermenéutica crítica devela las acciones
comunicativas de la praxis social tanto intencionales como las no intencionales, conscientes
como inconscientes. Tiene que dar cuenta que “la interpretación unívoca puede
homogenizar ciertos ámbitos particulares de la realidad pero no puede hacer desaparecer
sus efectos no intencionales, pues esta situación limita la riqueza vital de la interpretación”
(Mendoza, 2003: 2).
“Una hermenéutica crítica nos sirve para interpelar a la violencia del consenso que
es sorda a su coerción, a sus argumentos de hegemonía y a los discursos unívocos y
homogéneos” (Mendoza, 2003: 3). Es por tanto, visibilizar que el consenso esconde la
anulación de la diferencia y que existen formas no sólo aferradas al modelo de
masculinidad homogenizante y hegemonizante, sino que también persisten identidades y
expresiones subjetivas alternativas, disidentes, emergentes que cuestionan de alguna u otra
forma el orden establecido de esta identidad de género imperante.
142
El paradigma desarrollado permite también acceder a los discursos e interpretación
de las prácticas dominantes en el ejercicio subjetivo y cotidiano de cada individuo
entrevistado, la expresión de su pensamiento a través de la intencionalidad ideológica de su
lenguaje.
Para ello, a través del análisis del contenido de los discursos, el lenguaje y la
comunicación nos permiten descentrar y desfuncionalizar sus dominantes lógicas
instrumentales de acumulación y compatibilidad. La comunicación no pensada como
la extensión del lenguaje, ya que la primera se puede transmitir desde el silencio y
expresiones no verbales, mientras que el segundo, no es sólo el resultado de una
actividad voluntarista-racional, sino también una producción espontánea y sensible del
sujeto en la práctica arraigada de formas históricas. Éste contiene de manera inherente en
su estructura interna la visión propia del mundo que la ha generado (Mendoza, 2003: 10).
4.5.- UNIVERSO
143
A partir de ello, se determina que la población del estudio sean sujetos hombres
adultos, entre 20 y 59 años, de la Región Metropolitana y Valparaíso, que participen en
instituciones públicas, privadas, ONG’s, organizaciones, colectivos y/o grupos autónomos
de hombres auto-convocados que a través de su trabajo socioeducativo con sujetos varones
aborden individual y grupalmente el proceso de deconstrucción de la masculinidad
hegemónica.
2.- Orientación sexual: En ella se incluirán todas las orientaciones sexuales sobre las cual se
autodefinan los entrevistados sean estas heterosexuales, homosexuales, bisexuales,
transexuales, entre otras.
3.- Rango Etáreo: Será definida por Hombres adultos entre 20 a 59 años, puesto que en este
periodo del desarrollo vital han incorporado con mayor profundidad los mandatos
socioculturales. Las edades se subdividirán en los rangos etáreos: 20 a 29, 30 a 39, 40 a 49
y 50 a 59 años.
144
4.- Ubicación geográfica: En Regiones de Valparaíso y Metropolitana, porque es en los
territorios donde hemos visualizado que existen experiencias socioeducativas de trabajo con
hombres.
De esa manera, nuestra muestra estuvo compuesta por los siguientes actores
sociopolíticos*:
145
4.7.- TÉCNICAS DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN
Tres técnicas sobre recogida de datos destacan sobre todas las demás en los estudios
cualitativos: la Observación, la Entrevista semi-estructurada abierta, Focus-group y la
Lectura de textos.
Estas preguntas son realizadas a través de una conversación dinámica, la que tiene
como objetivo conducir a la persona estudiada a campos significativos de su experiencia
146
personal, capaces de implicarla en sentidos subjetivos asociados a los diferentes espacios y
experiencias que delimitan su subjetividad individual (González, 2007).
Por otro lado, hemos incorporado las fuentes primarias, conocidas como las
“fuentes de campo” y están constituidas por la información obtenida mediante la
observación directa de los hechos y por los contenidos aportados desde la entrevista
(Pastén, 2008). Éstas se realizan de manera directa a las personas involucradas en el tema a
investigar (González, 2007), que para esta investigación comprenden los contenidos en los
discursos originados por los actores sociopolíticos especificados en la población objeto.
El análisis de los datos extraídos de la fuente primaria se realizará una vez aplicadas
las entrevistas semi-estructuradas abiertas consideradas como fuente primordial para este
estudio, sobre lo cual el número de entrevistas se definirá en el proceso de la investigación,
de acuerdo a las técnicas de la muestra, bola de nieve y opinático.
Este análisis en los estudios cualitativos consiste, por tanto, en desentrañar las
estructuras de significación y en determinar su campo social y su alcance (Ruiz, 1996),
acentuando en la interpretación del flujo del discurso social.
147
en la investigación cualitativa a través de la interpretación, indagándose en los actores, su
personalidad, mensajes, preocupaciones y otros aspectos subjetivos.
148
tópico.
5. Construcción de categorías emergentes: En esta etapa se debe asociar los
tópicos en conglomerados mayores y de mayor nivel de abstracción y de
comprensión, otorgándole así una categoría común.
6. Integración Final: En este período, la tarea es superar el nivel descriptivo y
la síntesis de las ideas presentes, esbozando las primeras líneas interpretativas y
más conclusivas del análisis.
7. Análisis y resultados: Aquí, se recomienda partir con una presentación del
esquema matriz de categorías y tópicos, luego se exponen los resultados del
análisis.
“La herencia del positivismo decimonónico -emergido desde las ciencias duras- al
interior de las ciencias sociales, ha estado presente tanto en su epistemología como en sus
metodologías y técnicas, que sustentan la investigación cuantitativa. Ésta se basa en tres
conceptos fundamentales: la validez, la confiabilidad y la muestra” (Álvarez-Gayou, 2010:
31), las que devienen de análisis estadísticos, porcentuales y medibles coherentes a las
técnicas de recolección de datos.
Producto del cuestionamiento realizado por los paradigmas empiristas, tales como:
positivismo, neopositivismo, funcionalismo y estructuralismo a las perspectivas cualitativas
de investigación social -principalmente a las técnicas utilizadas en la recogida de
información y al procedimiento de análisis de ésta-, se han utilizado la Validez y la
Fiabilidad para otorgarle importancia y legitimidad al conocimiento generado desde la
subjetividad, esto con el fin de resguardar parámetros cientificistas, objetividad y supuesta
“neutralidad”, que no es más que intencionalidad ideológica.
Para Álvarez-Gayou estas técnicas persiguen cumplir con los requerimientos de los
paradigmas positivistas, lo cual no lo considera indispensable. Para ello, propone basarse en
149
la autenticidad más que en la validez. Esto significa que las personas logren realmente
expresar su sentir (2010).
La pertinencia teórica
El muestreo se detiene con la saturación teórica
Para que esta investigación sea fiable, es decir, que las respuestas proporcionadas
por los entrevistados sean independientes a las circunstancias accidentales de la
investigación (Serrano, 2004), se ha utilizado el tipo de Fiabilidad Sincrónica, la cual
refiere a semejanzas en las observaciones dentro del mismo periodo de tiempo. Raramente
implica observaciones idénticas, sino el hecho de que sean consistentes respecto a rasgos
relevantes (Pérez, 2004). De esta manera para esta investigación las entrevistas serán
aplicadas entre los meses Agosto y Septiembre del año 2011 a los actores sociopolíticos ya
especificados.
150
4.11.- TRIANGULACIÓN
3) Investigador externo: Los resultados del análisis realizado serán revisados por el
docente guía de esta tesis Sr. Alexis Valenzuela Mayorga, Trabajador Social, Magíster en
Salud Pública, a quien se le presentarán las entrevistas por escrito, a partir de lo cual éste
podrá realizar sus observaciones en base a una mayor imparcialidad en sus juicios.
151
A continuación se presenta un esquema guía para evitar la dispersión en la recogida de
la información, a través de la construcción de categorías, dimensiones y sub-dimensiones o
focos de interés.
152
6.1.4. Relación de Pareja
6.1.5. Contradicciones en los cambios
7. Nuevas 7.1. Participación 7.1.1. Espacios socioeducativos
Masculinidades y política-social activa 7.1.2. Metodología del trabajo
movimiento social. socioeducativo
7.2. Tensiones en la 7.2.1. Visibilidad pública
práctica sociopolítica 7.2.2. Dificultades para reunirse
7.2.3. Exceso de teorización
7.2.4. Instrumentalización del Género
7.2.5. Intencionalidad política
7.2.6. Masculinidades y política
pública
7.3. - 7.3.1. Movimiento social incipiente
Postura frente al
movimiento de 7.3.2. Cuestionamiento a las Nuevas
masculinidades Masculinidades
153
5. ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE
LOS RESULTADOS
154
Análisis e interpretación de resultados a partir de Datos primarios de la
Entrevista Semi-estructurada
Como hemos podido visualizar a través de las temáticas abordadas en los capítulos
anteriores, la deconstrucción de la masculinidad hegemónica es un proceso complejo que
tiene aspectos íntimos, personales, individuales, colectivos y relacionales que están
impregnados de tensiones, obstaculizadores y facilitadores, que a su vez permiten
cuestionar y generar cambios en diversos aspectos de los mundos subjetivos de cada varón.
155
socioeducativos en los cuales participan por lo cual se enunciará solamente si éste es un
Grupo autónomo, Colectivo, Institución privada u ONG o Institución pública; información
que se presenta a continuación:
156
Como características comunes de los varones entrevistados es posible señalar que
éstos son profesionales del área de las ciencias sociales, tales como trabajadores sociales,
psicólogos, antropólogos y filósofos; sus orientaciones sexuales actuales son del tipo
heterosexual; son padres, al menos de un hijo o hija y sus edades fluctúan entre 33 y 48
años, residen en distintas comunas de la Región Metropolitana y uno de ellos en la Región
de Valparaíso; lo que se detalla en los cuadros expuestos a continuación:
El ciclo vital de los hombres entrevistados para este estudio, a traviesan por la etapa
adulta temprana, la que comienza alrededor de los 20 años y dura hasta los 45 años
aproximadamente, edades que fluctúan entre tales varones. En este ciclo la mayoría de las
personas logran estabilizar su oficio u/o profesión y su matrimonio con hijos/as, lo que
constituye parte fundamental de su identidad (Feldman, 2005). En este mismo sentido se
sostiene que tanto el amor como el trabajo son los ejes de ésta edad (Gray, 2008).
157
El estado civil de los hombres entrevistados es en su mayoría casado. Cinco de los
siete entrevistados se encuentran viviendo con parejas mujeres con un vínculo matrimonial.
Uno de ellos es soltero y otro se encuentra separado.
158
Los siete entrevistados manifestaron sentirse identificados en la actualidad con una
orientación heterosexual, lo cual es coherente con la construcción del modelo hegemónico
de masculinidad.
Los siete sujetos entrevistados han cursado estudios de pre-grado, mientras cuatro
de ellos poseen posgrado de Magíster. Dos de los entrevistados han realizado Diplomado y
uno de ellos un Curso especializado de formación. Aquello indica que son profesionales y
por tanto tienen acceso al conocimiento académico-teórico y metodológico.
Gabriel X
Arnaldo X X X
Osvaldo X
Ricardo X X X
Cristian X X
Daniel X X
Miguel X X
Fuente: Ávalos M., Cuadra M., 2011
Datos primarios obtenidos a través de entrevistas semi-estructuradas
159
El espacio socioeducativo más reiterativo es el Colectivo, lo cual devela que es una
forma de organización legitimada por los hombres que cuestionan la masculinidad
hegemónica, debido posiblemente a la estructura de funcionamiento de carácter horizontal,
que se escapa a la lógica de la homosociabilidad e institucionalidad de otros espacios, tales
como: equipos de fútbol, partidos políticos, entre otros, basados en la jerarquización,
rigidez, militarización, competencia, entre otras características.
160
Análisis e interpretación de resultados a partir de Objetivos Específicos
“…O sea yo creo que es un proceso lento como de toma de conciencia que yo creo que
parte con ciertos malestares…” (Miguel, Colectivo de Hombres, 44 años)
161
“…Se evidencia en la capacidad de autocrítica. A cada rato te andas observando. Cómo lo
hago, cómo lo estoy haciendo, cómo lo estoy diciendo (…) te vas analizando, te vas a cada
minuto agrediendo tú mismo si tú quieres también…” (Gabriel, ONG, 33 años)
“…Largo, ha sido largo, un proceso largo de cuestionamiento, desde chico igual con mi
mamá, ayudando a cocinar y de repente vay tratando de tomar conciencia de la flojera, de
no haberme involucrado en tareas domésticas…”(Cristian, Colectivo de Hombres, 41
años)
“…Hay un par de episodios en que mi papá dijo oye, tú tení que ser el jefe de familia, a
partir de que, yo cuestionaba ciertos temas, estoy hablando adolescente, 18 años, ya no tan
adolescente, entonces yo cuestionaba ciertos temas, y me dijo tú tienes que ser el jefe y (…)
y me pasa que no me funcionaba en mi relación de pareja, no me funcionaba no en el
sentido de que yo trataba de ser el jefe, y que otro me boicoteaba o dinamitaba la, la…no
sé, no era mi forma, no era mi estilo, mi estilo es mucho más conversacional y me
cuestioné y al revés, yo creo que el género me alivió lo que venía cuestionando…”
(Ricardo, Institución privada, 40 años)
“…Y fue como ir dándome cuenta de a poco de eso y sintiendo que no quería, es que me
sentía como raro, que no quería hacer lo que me decían con este modelo de papá que
tampoco me hacía mucho sentido…” (Cristian, Colectivo de hombres, 41 años).
“…No puedes ser blandengue” esto me lo dijo mi papi, cuando tenía como 14 años, “yo no
sé cómo no ganas más plata con lo que sabes” me lo dice Sofía, mi señora, “los hombres
no son para la cocina” mi mamá, “lo único que tienes que hacer para ser feliz es hacerle
mucho el amor a tu mujer” un amigo (...) y esos son los malestares, son los malestares, yo
lo tengo ahí porque lo tenía pegado en la pared y en el fondo son como para tenerlos
siempre, siempre presente porque en el fondo ese soy tú, (…) el que te vay leyendo y no el
162
otro, porque en el fondo (…) hay procesiones… procesiones y hay complejidades que uno
no las ve o que no se dicen o uno se las guarda, es que uno no las dice (…) hay algo que
no encaja en la forma de ser varón…” (Miguel, Colectivo de hombres, 44 años)
“…Lo otro, en ser femenino, yo soy bastante femenino, soy bastante suave, soy bastante
delicado, soy bastante sensible, como toda esta cosa femenina, no de la mujer pero que es
femenina, yo creo que…muchas veces la he tenido que aparentar u ocultar o tener de
alguna forma…” (Arnaldo, Colectivo de hombres, 38 años)
“…Me genera harto drama porque no sé cómo hacerlo durante harto tiempo, años, no hice
nada, digamos en términos de sentir que el competir o pelear eso era, igual pelear una
cuota de poder en algo que no quería, entonces igual trataba de ignorar, pero la forma en
que lo he hecho no me he referido a nadie en concreto, sino que atacando ciertas
conductas, ciertas prácticas, entonces siento que en eso no, no genera nada…-a mi está
diciendo a mi- …Entonces no sé cómo hacerlo, porque es como entrar en una disputa
personal y siento que es como reproductor la historia, los hombres hacemos eso, estamos
siempre compitiendo, quien la tiene más grande, es como, no quiero hacer eso, y no sé
como cuestionar desde otro ámbito y ha sido como complicado…” (Osvaldo, Grupo
autónomo de hombres, 48 años)
163
pero hay aspectos que a mí me atraen, como que no tienen la identidad el trabajo, que hací
las weas cuando las necesitai, cuando necesitai comer…” (Osvaldo, Grupo autónomo de
hombres, 48 años)
“ …Tiene que ver con cosas que a mí me gustan, a mi me gusta el reconocimiento, ser
reconocido (…) N de personas me llaman, hoy dos o tres veces me han llamado y me
llaman de otros proyectos para tomar decisiones, eso me gusta, me encanta y eso puede ser
para sentirme importante, eso puede ser para sentirme importante, ser varón, ser
importante, eso me cuesta harto tengo un resto de narciso por ahí, trato de domesticarlo o
demostrarlo que está domesticado…” (Ricardo, Institución privada, 40 años)
A partir del discurso narrado es posible visibilizar que dar cumplimiento al mandato
sociocultural del saber le reporta reconocimiento que le otorga cierto placer, sin embargo
intenta controlarlo, lo que devela un cuestionamiento asociado a la característica masculina
de “ser importante”.
“…Pero creo que el trabajo es conocer las cosas desde adentro, no desde afuera y que
desde afuera son los otros y el problema X (…) ¿cómo he sido abusador, cuándo he sido
violento?, eso, eso me interesa, cuando soy malo también por eso en el fondo cuando yo me
hago esta pregunta ¿estaré con mi pareja siendo muy machista? (…) mi camino es mirar y
descubrir más cosas, respecto a eso y lograr un estado con honestidad conmigo mismo…”
(Arnaldo, Colectivo de hombres, 38 años)
La historia se vida se comprende como el trayecto del ciclo vital producido a través
de la socialización, la cual es posible enmarcar en sucesos, procesos, eventos o hitos
164
significativos de la primera infancia, la juventud, la adultez temprana, adultez media,
adultez tardía y la vejez.
“…Yo vengo de una tradición familiar de que mi mamá veía en la mesa, somos diez
hermanos, yo soy el mayor, entonces mi mamá veía a los hombres pa’ lavar los platos, la
tradición de que no nos cuesta nada lo doméstico y yo como mayor tengo todo este tema
del cuidado de los menores, puesto en mi formación por ser hermano mayor, por ser una
mamá que nos demandaba…” (Ricardo, Institución privada, 40 años)
“…Entonces el nacimiento de las hijas, pa’ mí fue un camino de mirar y a partir de eso
releer todas mis vivencias…” (Ricardo, Institución privada, 40 años)
“…Para mí ha sido súper importante la relación con mi hijo, ser papá, reparar mi
historia personal, de haber tenido un papá que era súper abandonador, me dejó
prácticamente botado, lo vine a conocer a los 13 años…(…) Entonces de la vida del
abandono hay algo que te moviliza, en la búsqueda de ciertos referentes masculinos. Que
uno busca, tiene este vacío…” (Arnaldo, Colectivo de hombres, 38 años)
En este ámbito las experiencias narradas por los entrevistados apuntan al haber
vivido episodios de violencia asociados a rasgos de la construcción de la masculinidad
hegemónica, particularmente a la agresividad por parte del padre lo que los trasforma en
víctimas de violencia física y/o psicológica cuando niños. Así como también el asumir
riesgos en el ejercicio de la vida política activa en periodo de Dictadura Militar por parte de
sus padres, se traduce en haber sufrido violencia política, ya sea a través de la prisión y
exilio de los mismos. Estas son experiencias que transversalizaron los contenidos de los
discursos, lo cual se puede evidenciar en los siguientes extractos:
165
“…Con un papá hiper machista y violento en más de algunas oportunidades y como las
ganas de no ser como mi papá un poco eso, tiene que ver con eso, sobre todo en los
momentos en que se ponía más violento, en más de algunas oportunidades nos agredió, nos
maltrato y mi papá cero aporte…” (Cristian, Colectivo de hombres, 41 años).
“…Yo vengo de una historia pa’ atrás…una familia de exiliado, mi papá estuvo preso,
entonces, yo tuve una historia con dolores, y cortes violentos, mi papá estuvo preso un año
y medio antes de que nos fuéramos exiliados…” (Ricardo, Institución privada, 40 años).
“…Entonces claro con la historia de mi papá (…), más la historia de mi familia, se fugó no
más (el padre), entonces lo agarran acá y cachan su historia (…) lo llevan preso y tampoco
podía volver (…) por lo mismo, porque ya estaba la dictadura allá, entonces ese cuento
digamos marca harto (…) y también tiene que ver con la masculinidad…” (Daniel,
Colectivo de hombres, 36 años).
“…Trabajar con mujeres víctimas de violencia para mí es una cosa súper importante que
me llegó a tener otra mirada, por ahí entré, por ahí entré, entré por ahí. Historias de
violencia, historias terribles, historias de infancia, ahí yo encontré un día que existe el
género, esta teoría y todo lo demás. Ahí yo empecé a cuestionarme cosas, que no fue en la
universidad y ahí pa’ atrás hay toda una revalorización de mi mamá, de mi papá, de mi
abuelos, de donde fui criado, de cómo lo viví, uno vive, obviamente yo viví experiencias de
masculinidad...ehh...de todo tipo de violencia, del fútbol, de andar en moto, de andar en
bici, de ser el que más toma, un montón de cosas…” (Arnaldo, Colectivo de hombres, 38
años).
166
“…Yo me metí al tema de las masculinidades trabajando con mujeres, yo trabajé en una
casa de acogida para la mujeres que viven violencia en una casa de acogida que atiende
mujeres (…) y conociendo y trabajando temas de género, violencia y me tocó también
eventualmente atender hombres, que eran las parejas de esas mujeres…pudiéramos tener
algunos acercamientos, entonces ahí me tocó conocer realidades de hombres que agreden
a sus parejas e igual eso fue re importante…” (Cristian, Colectivo de hombres, 41 años).
“…Yo creo que la gente que trabajamos el tema de violencia intrafamiliar…yo creo que
todos lo podemos hacer, no me creo el súper héroe tampoco. Pa’ nada… (…) Porque es un
tema que nos golpea a cada rato…” (Gabriel, ONG, 33 años)
Las motivaciones a los cuestionamientos dan origen a los cambios, por lo cual se
hace interesante conocer e interpretar desde dónde emergen las intenciones y voluntades
que tienen los varones para transformar un modelo de género que históricamente les ha
reportado mayores beneficios que a las mujeres. Dentro de los elementos que influyen en
dicho proceso nos encontramos con el ámbito emocional-afectivo y la resistencia cotidiana
a la dominación.
167
El proceso de revisión permanente, de auto-mirarse en estos varones, les permite
reconocer y realizar auto-cuestionamientos que vinculen la desconexión emocional con su
construcción sociocultural de ser hombres, lo cual incidiría en la motivación para cambiar
las prácticas relacionadas con la conexión de sus sentires, con lo que les sucede a sus
cuerpos, y más aún expresarlo y comunicarlo, lo que se refleja en los siguientes fragmentos
de las entrevistas:
“…Yo siento que me cuesta mucho mostrar mi afectividad. O sea que, más que mostrarla
es dejarla fluir…eh…ser tierno, me cuesta caleta, pero no siquiera es porque
racionalmente lo controle, sino porque no me surge ser tierno, y claramente es una
mentira, porque con mi gato yo soy tierno, es como con las personas, es como algo de que
el hombre no puede ser tierno y me duele su resto eso…me he encontrado en situaciones
como cuáticas, por ejemplo con este hermano que digo, puta, debería haber abrazado a
este weon, pero después, es como cuático…” (Osvaldo, grupo autónomo de hombres, 48
años).
“…Los varones no sabemos cuándo y cuánto nos estamos enojando, no sabemos lo que nos
pasa en el cuerpo, cuando nos enojamos y levantamos la voz…” (Miguel, Colectivo de
hombres, 44 años)
“…Como de a poco fui cachando que tenía que ver con eso, con que es necesario igual
hacer ahí el ejercicio, como el intento de como de ir reconociendo las cosas que te van
pasando (…) como que de repente tu estáy así como que no sabis que es lo que te pasa y no
es que seas mala onda y no quieras contarlas el tema es que, tenís algo como extraño y
como soy medio analfabeto emocional entonces no sabís leer lo que te pasa (…) bueno ahí
estoy como una permanente revisión del contacto con mis emociones como con los miedos,
que es difícil igual reconocer porque uno no tiene que tener miedo, si soy hombre no tenis
que tener miedo…” (Cristian, Colectivo de hombres, 41 años)
“…A mí me cuesta conectarme emocionalmente, menos ahora, mucho, mucho más antes,
me daba cuenta que estaba enojado una semana después, por ejemplo, que es distinto a los
hombres tradicionales que la rabia les sale más rápidamente a flote, y me daba cuenta, una
semana después que estaba enojado…” (Ricardo, Institución privada, 40 años)
168
5.2.1.2. Foco de interés: Resistencia a la dominación
“…Desde que hay malas intenciones, que este weon de acá del negocio te quiere cagar, la
Polar te quiere cagar, partamos de ahí, este otro te quiere cagar (refiriéndose a Sebastián
Piñera), este otro…te hicieron esta cuestión pa cagarte y pa ganar plata y se cagaron a
harta gente y los médicos, te cobraron tanto y te cagaron la vida y la tuya y la de tu hijo, y
ahora están felices tomándose una caipiriña en Brasil, mientras vos estay ahí…entonces
partamos por ahí, que hay malas intenciones…”(Arnaldo, Colectivo de hombres, 38 años)
“…Es que yo sentía que estaba en un equipo jerarquizado, donde alguien mandaba el resto
hacía, era como súper militarizado…” (Daniel, Colectivo de hombres, 36 años)
“…Tengo un estilo bastante más horizontal, no le temo a las relaciones más democráticas,
no creo en las ideas absolutas…” (Ricardo, Institución privada, 40 años)
169
permitieron, ayudaron, colaboraron, incitaron, incidieron en que las transformaciones
fueran posibles.
“…Una pareja que era feminista eh...que eso igual te da otro entorno, otro acceso, a libros
a cosas, a conversaciones, a…podría decir que para mí…eh…mi pareja fue un referente en
la vida, un referente que tú te encuentras en la vida y estás aquí, después cambié, ya no
eres la misma persona pasas a ser otra persona, igual yo para ella...fui un referente, no
eres la misma persona…” (Arnaldo, Colectivo de hombres, 38 años)
“…Varios de ellos estuvieran casados o sus parejas actuales son feministas, donde también
hubo una contaminación intima digamos del tema (…) al feminismo lo asumo como parte
de mi lucha…” (Daniel, Colectivo de hombres, 36 años)
170
“…Fue interesante, porque por ejemplo, el vínculo con las mujeres igual me hizo aprender
caleta…” (Osvaldo, Grupo autónomo de hombres, 48 años)
El estar o haber trabajado directamente con varones, ya sea desde el espacio laboral,
institucional, colectivo o poblacional, generó un proceso de empatía con las emociones,
temores, tristezas del otro varón, lo que ayudó a comprender al otro, así como a verse
reflejados en ellos, es decir verse a sí mismos; desde la sexualidad, compartir intimidad,
emocionalidad, desde ir haciendo consciente lo más profundo de su sentir. Desde allí
emerge la necesidad de cambiar y de desestabilizar el statu quo.
“…Ahí me tocó conocer realidades de hombres que agreden a sus parejas e igual eso fue
re importante (…) en más de alguna oportunidad de conversar con alguno de ellos, fui
sintiendo como él o de repente como empatizando como con algunas de sus emociones que
no se si en realidad eran tan consciente de sus emociones pero sentía yo que ellos tenían
mucho miedo, sentía yo y percibía que ellos tenían mucho miedo, mucho temor y mucha
tristeza y que claro la expresaban a través de la agresividad y de la rabia a través del
control, a través de la violencia…” (Cristian, Colectivo de hombres, 41 años)
“…A pesar de llevar como 15 años trabajando con pobladores cuando empezamos a
hablar de sexualidad cache que la wea era mucho más brígida que lo que yo me imaginaba
y sus relaciones de pareja y eso (…) como que nos sirve la visión del otro…” (Osvaldo,
grupo autónomo de hombre, 48 años)
“…Era una cosa mucho más desprejuiciada, no era una cosa como moral, tu podías
hablar de lo que querías, no sé, sexualidad, también no sé todo lo que tú has vivido y
pasado, entonces y como era un ambiente de puros hombres…y fue bonito ese trabajo…”
(Miguel, Colectivo de hombres, 44 años)
“…Ha ayudado fundamentalmente la experiencia del otro (…) donde yo aprendo desde el
otro y la experiencia de las personas con que yo trabajo...” (Gabriel, ONG, 33 años)
171
conocimiento teórico-académico acumulado y ejercido en los espacios de trabajo
remunerado; y junto a ello concretar cambios en las prácticas cotidianas.
“…Con esta mirada del (…) de contactarse con el cuerpo, con los sueños, con las
fantasías, pa’ mi es súper importante que ahí aparezcan los temas de género, ser madre,
padre, pareja, amigo, masculinidades, feminidades, hegemonías, en ese sentido mi trabajo
es un lugar importante…” (Arnaldo, Colectivo de hombres, 38 años)
“…Hemos estado haciendo cada uno, nos retroalimentamos en este espacio del colectivo y
cada uno ha salido a posicionar el tema en sus espacios laborales…” (Cristian, Colectivo
de hombres, 41 años)
172
“…Yo creo que esa experiencia traducida además en todo un conocimiento académico
técnico para poder intervenir, todo ese cúmulo de situaciones hacen que tú puedas mirar
tus relaciones personales de una forma distinta…” (Gabriel, ONG, 33 años)
“…Dentro de la investigación uno se empieza a cuestionar y a mirar las prácticas (…) hay
un tema de la investigación y de la academia que va a trasformando mi aparato cognitivo y
que me pasa después en el trabajo con…y que se traslada al trabajo con hombres, más
como el tema de la de-construcción, esa era como la idea…” (Ricardo, Institución privada,
40 años).
173
masculino. Se demanda a que el hombre reaccione frente a la belleza femenina, es decir, se
le exige ser galán, seductor, así como también encontramos la demanda hacia lo
heterosexual; lo que se observa en los siguientes discursos:
“…Sí he sentido muchas veces la demanda de lo masculino (…) ella también demanda
cosas de un hombre, entonces me he visto enfrentado con esas demandas masculinas pero
de ella (…) decía: -lo que pasa es que a veces siento que los roles están invertidos-…”
(Daniel, Colectivo de hombres, 36 años)
“…Una loca que no era feminista pero con algún nivel de formación y me dice – cuando
salgo de la casa y nadie me mira y nadie me dice nada, y hay días que nadie me dice nada,
pero cuando me dice algo yo me siento re-bien- y yo quedé como… ¡puta la wea
compleja!...” (Osvaldo, Grupo autónomo de hombres, 48 años)
“…La mujer que también está socializada en un modelo masculino hegemónico, también lo
quiere y también a lo mejor lo necesita, para ella poder funcionar…” (Gabriel, ONG, 33
años)
“…Yo también me reúno con mis compañeros, con este grupo pero ella siempre de repente
tiene esas sospechas de homosexualidad – no te vay a poner maricón con esta weva, mucho
abracito, mucho cariño, mucha cosa- o sea yo siento que son como los límites culturales
(… ) la Sofía me decía que nosotros los varones del colectivo teníamos que seguir fiel en
esa línea porque si dejábamos entrar a un homosexual como que la cosa cambiaba…”
(Miguel, Colectivo de hombres, 44 años)
“…Trabajar este tema es como ir contra la corriente, estoy yendo contra la corriente y de
repente igual es como raro, no puedes hablar con todo el mundo que estáy en un colectivo
de masculinidades…” (Cristian, Colectivo de hombres, 41 años)
“…Alguien de repente llegaba y decía -ah es que estuve peliando con mi mujer y le di dos
charchazos- y era como…todos nos reíamos y yo igual, y yo decía- yo no hago eso pero
ese no es mi problema (…), pero después me di cuenta que yo no podía hacer eso, o sea no
podía estar con el weon, (…) o cuando los locos empiezan a hablar de ¡oh fui al toples! Y
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weas así, como de qué estamos hablando y te empiezan a decir ¡hay pero pa que tanto, no
weis, no te pongay grave! Mmmm…o infidelidades de la pareja, como que no se qué
hacer, entonces siento que no puedo quedarme callado entonces cuestionado y me dicen
¡hay el weon pesado!...” (Osvaldo, Grupo autónomo de hombres, 48 años)
“…Yo cuando parto con el curso y cuando parto la unidad de masculinidades, algunos
dicen, pero qué hay que cuestionarse con las masculinidades…o, mis amigos del colegio
cuando yo les contaba que estaba en el colectivo de masculinidades -¿ qué wea, pa’ qué
entrai a un colectivo, acaso no estai contento con esto de ser hombre, querí probar otras
cuestiones…“(Miguel, Colectivo de hombres, 44 años)
“…Porque cada vez que invitamos a un amigo a participar de un colectivo, dice y qué es
esa wea de maricones (risas)…si no se trata de eso…” (Cristian, Colectivo de hombres, 41
años)
“…Un grupo de amigos de filosofía me dicen - ahí llegó Miguel con su grupo de ositos
cariñositos, los ositos cariñositos con sus weaitas que se empiezan a hacer cariñito-, y a
mí me resulta muy gráfico, porque es el resto de la visión de la gente, o que él la ridiculiza
o la reduce a la cosa sexual o sea…- cuando te hagan sacarte la ropa y ponerte en cuatro
patas ahí me avisai…” (Miguel, Colectivo de hombres, 44 años)
“…Ahí está la otra gran barrera que también está la aprobación social no sólo de otros
hombres, sino que también de otras mujeres, porque más duele que otro hombre, porque
uno se puede refigurar…que otro hombre te diga…ah, soy maricón, ay niñita…” (Daniel,
Colectivo de hombres, 36 años)
175
“...A mi hija mayor, le gustaba, ahora ya no, pero le gustaba jugar fútbol, entonces veía
que se ponía la ropa de la selección que le había regalado una hermana mía, entonces
igual, saltó los prejuicios…heterosexuales…” (Ricardo, Institución privada, 40 años)
“…El otro aspecto que me cuesta mucho que tiene que ver con la sexualidad
fundamentalmente, y es el rollo de…esto de asociar la homosexualidad con la penetración,
entonces, cuando lo hemos conversado ha sido súper diverso, yo diría que a la mayoría le
pasa, la mayoría engrupe con el asunto, yo he tratado de engrupir, entonces lo digo no más
po y es el rollo que los hombres asumen que es homosexual el que es penetrado, entonces
el ser penetrado por un hombre es como…ah…homosexual, pero la pregunta cuática es
bueno, y qué pasa si te penetra tu pareja, soy homosexual? Y otros dicen, no es que una
cosa es lo teórico, y otra cosa es la realidad (…) yo siento que eso ya no lo puedo superar,
a mí me cuesta caleta… yo siento que eso, son como nudos que uno tiene de un modelo que
cuesta desarmar…” (Osvaldo, Grupo autónomo de hombres, 48 años)
176
incomodidades o malestares que les genera el reproducir esta dinámica histórica en sus
vidas.
“…Yo creo que no he superado y que en algunas partes son fuentes de privilegio, una por
lo menos y que yo la he usado y he manipulado a través de eso toda mi vida y es el tema
que es como ser poseedor del saber, yo cacho que ahí me afirmé mi poder masculino,
porque yo soy chico, no era atractivo cuando era joven no era del modelo hegemónico que
es como musculoso y no sé qué, y este que es chico pero habla, coherente y sabe weas,
entonces ese era mi fuerte y yo manipulé a través de eso a cagar y habían otros hombres
que te podían pegar, pero yo sabía, los humillaba y no sé qué y en mis relaciones de pareja
pa’ que decir (… ) Eso es lo que siempre hice, como mi forma de dominar, entonces como
trato de renunciar a eso, no sé cómo hacerlo, pero no he rehusado totalmente, me cuesta
un montón (…) y es como si yo, no sé, no soy tan hombre, es cuático…” (Osvaldo, Grupo
autónomo de hombres, 48 años)
“…En otros lugares de personas significativas que también eran del saber y a la vez eran
distantes a mi me cuesta más o me ha costado más, cada vez menos, porque cada vez voy
siendo yo más viejo también, entonces ahí hay un tema inevitable que paso a ser más, de
mayor lugar y me he visto en reuniones decir cosas pesadas, cosas grandes que antes no
hubiera hablado, hubiera estado más bien observando, hubiera estado en conversaciones
más bilaterales que son las que me salen más cómodos, claro es que me he visto en
espacios de veinte personas con el director de SENAME y con gente de MIDEPLAN y toda
la cuestión y yo le he dicho, -no sabe yo creo que esto que están haciendo es pobre-…”
(Ricardo, Institución privada, 40 años)
“…Partamos reconozcamos que los seres humanos somos pencas, ¿cachay? Y somos
destructivos y somos autodestructivos y nos gusta dominar y nos gusta someter…o lo
177
hacemos no sé si nos gusta o no nos gusta, pero lo hacemos y es una tendencia y partamos
desde ahí…” (Arnaldo, Colectivo de hombres, 38 años)
“…Yo no diría malintencionadamente pero sí saqué ventaja pesado, por ejemplo, quien se
quedaba con el Manuel, porque mi reunión era más importante que la de la Isabel, porque
yo era dirigente y ella no tanto, entonces es más peligroso que vaya conmigo y eran puras
weas…” (Osvaldo, Grupo autónomo de hombres, 48 años)
“…Nadie podría plantearse hoy día y decir, hay que maltratarlas, las mujeres son de su
casa, nadie saldría diciendo eso, pero si tu vaí al hilo fino, te gustaría que tu esposa te
esperara con la comida caliente y los niñitos bañados, listos para acostarse y para
atenderte ¡fantástico! pero mi esposa no lo va a hacer…” (Gabriel, ONG, 33 años)
“…Yo no hago el aseo del baño de la casa que más allá de la cocina, porque la cocina no
es algo que yo domine, en él sigo siendo el que ocupa más espacios fuera de la casa que mi
señora…” (Ricardo, Institución privada, 40 años)
Los varones se cuestionan el uso que ellos han hecho o siguen haciendo de los
privilegios obtenidos por ser hombre, los cuales se han caracterizado por manifestarse en el
espacio doméstico, vinculado a la alimentación, a lo íntimo, a disfrutar de ser atendido y
frente a la práctica de micromachismos o expresiones más sutiles del patriarcado. Todo lo
cual es posible dilucidarlo a partir de los siguientes fragmentos:
178
me sirvo, yo me puedo servir, no necesitai pararte, termina de comer, yo no tengo los
dedos crespos, yo me puedo cocinar…” (Cristian, Colectivo de hombres, 41 años)
“…Hay ventajas, múltiples ventajas sí (…) Los derechos implícitos que tenemos, esto que
desde que llegas y te sirven el plato más grande, hasta que tienes otras facilidades en el
ámbito profesional por ejemplo (…) estos privilegios ganados por el solo hecho de ser
hombre (…) tú muchas veces sin quererlo o con quererlo te aprovechas de eso. Incluso
pasando de la casa de tu mamá y te sentai pa que te atiendan (…) Yo creo que esos
privilegios debe romperlos el hombre…” (Gabriel, ONG, 33 años).
179
5.6.1.1. Foco de interés: Conexión corporal
La conexión corporal que descubren los varones del estudio coincide con la mirada
no occidental vinculada a la racionalidad, lo que se manifiesta por medio de prácticas
ancestrales, del Medio Oriente y de los pueblos originarios de América Latina, puesto que
la conexión con el cuerpo y la satisfacción que les reporta ese sentir, genera la motivación
para cambiar la hiper-racionalidad y los aspectos asociados al modelo de masculinidad
dominante; lo que se evidencia en los siguientes discursos:
“…Yo empiezo a tratar de meterme y a intentar comprender otro tipo de cosas, que
siempre consideré tontas, entonces yo hago tai chi y weas, empecé a cachar que mi cuerpo
tiene memoria, weas que a las mujeres les da lo mismo, o sea lo hacen no más
po…”(Osvaldo, Grupo autónomo de hombres, 48 años)
“…Todos estamos acá, porque queremos compartir intimidad, queremos compartir temas,
cuerpos, sensaciones con otros varones, que en general no se permiten otras cosas…”
(Daniel, Colectivo de hombres, 36 años)
“…Yo creo que mi cambio se ha debido también mucho más a la terapia, individual, a la
terapia grupal a las cosas que me he metido de masajes, grupo de trabajo corporal, que
siempre he andado metido en eso...yo creo que por ahí…he conocido gente también que
está…que es menos hegemónica, pero que no habla de las masculinidades…chamanes o
terapeutas florales, yo creo que eso le debo más que las masculinidades…” (Arnaldo,
Colectivo de hombres, 38 años)
“…Me hicieron una relajación, una imaginería con la luz baja, y me tomaron del
suelo y me levantaron así y entre todos me empezaron a mecer, así a mecer y yo me
acuerdo que ahí me dio una pena y lloré y yo nunca lloro, nunca lloro pero esa vez fue tan
increíble, lloré …fue al final del encuentro entonces era como una sanación, era como una
cosa terapéutica, después me bajaron, me bajaron y cuando estaba más abajo me siguieron
meciendo, y ya estaba como contento, ya había pasado eso, después me puse de pié y ahí
180
bailamos, teníamos que hacer una danza, una danza indígena…” (Miguel, Colectivo de
hombres, 44 años)
“…Yo igual tenía responsabilidades domésticas en mi casa, como el tema del planchado
era mi pega, la costura también era mi pega, yo era el que remendaba, la ropa, los
piluchos, los calcetines y otras cosas las compartíamos, otras cosas eran pega de ella, el
aseo del baño era de ella, yo no me metía en el baño, compartíamos el aseo general de la
casa, he… las compras igual, las compras eso es bien masculino igual, en otras cosas igual
nos complementábamos y tratando de transmitir eso a mis chiquillos…” (Cristian,
Colectivo de hombres, 41 años)
“…He pasando desde las cosas más cotidianas, de colaborarle a mi esposa, ver temas
también de la casa (…), probablemente si tuviéramos una asimetría en las relaciones, si
ella no tuviera trabajo por ejemplo y yo sí, a lo mejor ella establecería diferencias, pero
cuando nos relacionamos de igual a igual, no, no tengo derechos ganados, con ella no
tengo derechos ganados…” (Gabriel, ONG, 33 años)
181
Los sujetos entrevistados pretenden romper la dinámica del padre ausente, violento,
autoritario y por el contrario, permitir la emocionalidad de las y los niños y la fluidez de los
sentimientos a través del ejercicio de la paternidad presente, lo cual repercutiría en la
creación de relaciones no opresivas de las/os hijas/os con su entorno.
“…Estábamos en la cocina y lo ví y dije: ¡ah ese weon que está mal!-, y me afloraron
sentimientos y no una wea racional y me fui pa la pieza y este weon estaba sentado y le
digo puta hijo la wea que mala onda y me surgió abrazarlo y este weon se puso a llorar y
me dio una pena y me puse a llorar… y cachay que la Isabel me cuenta que cachó que yo
no me iba a acostar y fue pa’ la pieza y cachó que habían dos weones llorando y pensó
que estaba la cagá…o sea, un weon llorando y más encima este, debe estar pero la
cagá…qué cagá quedó, una wea terrible, pero era tan simple que por primera vez
habíamos dejado que la wea fuera como es (… ) y de esa vez, fue como un nacimiento
súper cototo, porque de esa vez que empezamos a darnos besos, hola y cómo estái…y
somos súper cercanos (… ) yo creo que es lo más valioso tiene del cambio que yo he
tenido, si de algo me ha servido es pa’ eso…” (Osvaldo, Grupo autónomo de hombres, 48
años).
“ …Yo creo que tenemos un camino más avanzados en términos de la relación con
nuestros hijos, (…) la relación hacia los niños está más trabajada, por lo tanto hoy día las
relaciones que se establece con los niños son distintas, absolutamente distintas (…) el tema
de saber reconocer las emociones, de no combatir el tema de la emocionalidad con los
niños, que ellos puedan ser más libres, que se puedan establecer entre ellos relaciones más
libres (…) se van a poder relacionar desde lo no opresivo, de lo no dominante (…) si
logramos visualizar todas las vertientes del modelo van a poder tomar decisiones, y van a
decidir si quieren funcionar dentro de ese modelo…” (Gabriel, ONG, 33 años).
“…Yo he tratado con mi hijo que él me conozca, que él sepa cómo fue mi vida, cómo fue mi
infancia, todo lo que pasé, todo lo que viví, cómo era yo, quién soy yo, qué pienso, qué
siento, es conversar con él, que me conozca mis pinches, mis pololas, y todo…y vea que el
papá no es…es un weon no más po, que no es nada de perfecto y que es no es dejarle algo,
como una imagen sagrada de padre…”(Arnaldo, Colectivo de hombres, 38 años)
“…Yo siento que para mí como papá, ahí está el desafío como de construir con ellos una
masculinidad diversa, un nuevo modelo distinto, que también tiene que ver con la carne,
con la vida, con lo que tú le transmití, con esto del trabajo doméstico que hay que hacerlo,
que entre todos tenemos que hacerlo, que hay una señora que nos ayuda y todo, que
coyunturalmente se puede, pero es algo que tenemos que llevar en el cuerpo, lo de los
182
afectos, esto de la comunicación, esto de la emoción, yo siento que eso, pa mí como papá,
ese es como el desafío…” (Miguel, Colectivo de hombres, 44 años)
“…Mi esposa también trabaja, he tenemos una relación muy horizontal…no existe nada
que dependamos uno del otro, tan solo el cariño que nos tenemos entre los dos nada má,
entonces eso te hace tener una relación distinta con ella y por supuesto de ella conmigo…”
(Gabriel, ONG, 33 años)
“…Nosotros como pareja tenemos una relación muy especial, con roles a lo mejor no
tradicionales, la Silvana es muy líder, muy ejecutiva, muy organizadora, muy
administrativa, las platas, las normas y yo con los chiquillos soy como más afectivo…”
(Miguel, Colectivo de hombres, 44 años)
“…Yo decidí que no quería tener más hijos y yo me operé, yo me hice la vasectomía,
porque…no sólo porque era más barato, sino que para mí es una cosa absolutamente
menos invasiva, porque a la Soledad, en el caso de la operación de la mujer, no sólo sale
más cara, sino que es una intervención quirúrgica, con amarre, otras cosas mucho más
invasiva…entonces no sé, son pequeñas cosas en las que tú te vas haciendo cargo, como de
tu realidad masculina, tratando de enriquecerla más, tratando de vivirla de manera más
integral, mucho más comunicada, y que requiere un esfuerzo consciente, una cosa
emocional, una cosa de la comunicación, una cosa del cuerpo…” (Miguel, Colectivo de
Hombres, 44 años)
183
En este último fragmento se refleja el cambio en la pareja en cuanto el sujeto
entrevistado cuestiona la pareja hegemónica a la cual se le exigen multiplicidades de
funciones, asociadas a la dualidad complementaria y al amor romántico. Sostiene la
necesidad de re-plantearse las altas exigencias que se realizan a un solo vínculo, lo cual
denota un cambio en la forma actual de comprender y vivir el amor de una relación de
pareja, todo lo cual se observa a continuación:
“…La peor cárcel es la pareja (…) las instituciones de la pareja es como una locura, o sea
es una locura pedirle a una sola persona que sea tu amante sexual, tu mejor amiga, que
tomen los proyectos juntos de toda la vida ¿cierto? Que además con esta persona te tienes
que sentir una fusión, o sea son muchas exigencias para un vínculo…” (Arnaldo, Colectivo
de hombres, 38 años)
Los discursos de los entrevistados reflejan que si bien se están generando cambios
en las prácticas cotidianas, éstos se ven tensionados por expresiones vigentes del modelo
hegemónico que contradicen permanentemente estos intentos de avanzar hacia mayores
transformaciones que se des-enmarquen del referente del modelo tradicional.
“…Yo soy un ejemplo de hombre de las nuevas masculinidades….¡las pelotas! O sea busca
uno, no vay a encontrar uno, ¿por qué? Porque estamos performateados, abre un poco la
jaula y va a salir ¿cachay? Vas a tener los mismos sexismos, su deseo va a ser tirárselas a
todas…” (Arnaldo, Colectivo de hombres, 38 años)
“…Siento que es reformista, porque se está produciendo una adaptación de los hombres
para no perderla (la masculinidad) eso es como evidente, o sea, producto de que la mujer
cambia, el hombre tiene que cambiar, asume roles, y somos todos como re-políticamente
correctos, pero en el fondo seguimos manteniendo una granjería y yo cacho que la relación
de poder, sigue beneficiando al hombre durante harto rato y seguramente esta práctica de
avance en término de equidad o de derecho es pa’ mejor y eso lo encuentro reformista…”
(Osvaldo, Grupo autónomo de hombres, 48 años)
184
“…Sigue todavía muy instalado que los hombres haciendo muy poco son buenos padres y
las mujeres tienen que hacer muchísimo para ser buenas madres, (…) tú te juntas en el
asado de fin de año y los hombres son los que están en el asado y las mujeres en la
ensalada y seguimos con prácticas de todas maneras, tienen un lugar de mayor prestigio el
participar del mundo de los hijos pero no transforma las relaciones de poder, ni estar
conectado más emocionalmente o no, tu no sabes de qué forma están conectados los papás
cuando están en reunión, igual el celular está presente…” (Ricardo, Institución privada,
40 años)
185
viaje personal en un trabajo colectivo educativo de aprendizaje social basado en la
experiencia del otro, dirigido a desarrollar aspectos de la subjetividad de los varones no
visibilizados, descubrir relaciones, emocionalidad y corporalidades, así como compartir y
expandir tales vivencias con otros grupos, organizaciones y otros varones en general.
“…El espacio colectivo me permite también compartir con otros hombres (…)
hombres que buscaban otro tipo de vínculos con otros hombres, con otras mujeres, con los
niños, etc. Que no buscaba el vínculo tradicional de ser autoritario o con las mujeres
violento y que pueda tener intimidad con otros hombres…” (Daniel, Colectivo de hombres,
36 años)
“…Yo creo que eso es lo que nos pasa a nosotros, nos juntamos y era así como pa’ vender
la poma, así como ¡ha y nosotros también hacemos cosas y que! Pero empezamos a sentir y
a conocernos y a decir mira lo que te pasa y yo tengo el mismo problema y no sé qué
…estamos como en esa etapa de contarnos, de acogernos y estamos como en esa etapa, de
acogernos, no queremos hacer nada más que eso, de…y nos contamos cuestiones y hay
como ciertos cuestionamientos pero sin juicio…” (Osvaldo, Grupo autónomo de hombres,
48 años)
“…Lo que nosotros hicimos como colectivo fue seguir haciendo ese trabajo terapéutico
pero a la vez deconstructivo que hicimos en ese encuentro , yo creo que la experiencia del
colectivo pa mi era por lo menos yo veía que era continuar con ese trabajo terapéutico
deconstructivo de la masculinidad y comprender que detrás en el fondo, detrás del padre
de familia, detrás del machote, no sé …no po estaba el niño, el joven, el que explora, con
sus dudas de sexualidad no sé, todo o sea ir haciendo esas otras lecturas…” (Miguel,
Colectivo de hombres, 44 años)
186
“…Por más que uno tome conciencia de eso intelectualmente, cognitivamente los
mandatos igual pesan, no pero igual es más complicado si uno lo hace solo, entonces esa
era como la idea de generar como un espacio como más colectivo y ha sido re bueno para
nosotros…” (Cristian, Colectivo de hombres, 41 años)
“…El taller lo hice con otra persona, que era más bien con formación de educación
popular, lo pasamos re bien, hicimos talleres de máscaras, por ejemplo, ellos dibujaban en
la máscara cosas distintas, por ejemplo, poníamos cuatro tomos de colores, las principales
emociones y dónde lo podían identificar desde sus caras y hablábamos desde ahí…”
(Ricardo, Institución privada, 40 años)
“…Nosotros teníamos una cosa más, no con la academia, sino con la vivencia y la verdad
es que eso, yo creo que eso era lo que nos daba más fundamento, explorar nuestras
vivencias de varón, qué significa, qué queremos…” (Miguel, Colectivo de hombres, 44
años)
187
5.7.2. Subcategoría: Tensiones en la práctica sociopolítica
A través de los discursos narrados se interpreta que los varones cuestionan haber
presenciado y tomado el poder público, lo que es incompatible con el trabajo de reflexión
íntimo, puesto que en el primero se reproducen las lógicas históricas de la masculinidad
hegemónica, tales como: la competencia, la teorización, el poder, entre otras. Es por ello,
que los hombres, plantean la necesidad de volcarse hacia lo íntimo, mostrándose la
visibilidad pública como un espacio de tensión, ya que es una tendencia de los movimientos
sociales.
“…El colectivo suponía un trabajo que yo creo que no lo supimos armonizar bien, porque
yo tenía la sensación, que en los dos años que estuvimos trabajando fuerte en dos años y
medio hicimos hartas cosas, hacia afuera y hacia adentro, pero yo creía que en un primer
tiempo teníamos que dedicarnos más hacia adentro, hacia nosotros, hacer un trabajo más
de profundización nuestra, pero éramos constantemente demandados por las cosas de
afuera, actividades… pero a la vez hay tanta gente que quería conocer de esto que nos
llamaban pero al final eso nos destruyó un poco, eso nos atomizó (…) la política ha sido un
espacio tomado por los hombres públicamente, esa lógica es masculina y
hegemónica…entonces yo creo que ahora habría que volcarse hacia lo íntimo, hacia lo
interior…”(Miguel, Colectivo de hombres, 44 años)
“ …Pero igual es complejo, ser uno como persona, como colectivo ser una imagen, (…)
creo que ese cambio, para nosotros los hombres no se puede dar en cosas tan públicas, pa
la mujer si, ella tiene que hacer el camino de vuelta, ella tiene que salir a la calle, ir al
congreso, ocupar los espacios, la plaza ciudadana, salir y todo, pero yo creo que el
hombre tiene que hacer el otro camino, salir del faroleo e irse pa dentro, meterse en la
casa…” (Arnaldo, Colectivo de hombres, 38 años)
“…En términos generales los varones lo van a hacer en lo íntimo, o sea la pregunta es si
las mujeres lo hicieron en público, yo creo que eso va a ser en lo íntimo, no es una cosa
que lo vociferen a 4 voces, eh…entonces los varones que están en colectivos, que se
agrupan, por lo menos crean un nicho distinto (…) siempre está el peligro de que son
188
varones hablando, ser sujetos de privilegio en una sociedad y hablar de un tema que
históricamente le ha caído mucho más a las personas des-privilegiadas en términos
estructurales, entonces qué voz de legitimidad tiene uno, varón heterosexual y hablar de
esos temas, siendo que nunca ha sido sujeto de abuso en términos estructurales…”
(Daniel, Colectivo de hombres, 36 años).
“…Casi todos tienen trabajo, entonces es súper complejo para todos estar todos
reunidos…” (Daniel, Colectivo de hombres, 36 años)
“…Como todos trabajamos en nuestras pegas y todos con nuestros temas también
entonces no, eso al final nos terminó rompiendo porque al final uno no podía hacerlas
todas, la pega…al final eso nos terminó consumiendo…” (Miguel, Colectivo de hombres,
44 años)
“…Nos costaba harto también juntarnos. Y los que estaban, estaban como por allá…cosas
así como, estoy con mi hijo, mi pareja, el trabajo, algunos estabas sin lucas, entonces este
tema se fue como alargando, el tema de juntarse. Nos costaba juntarse y cuando nos
juntábamos era más una cosa íntima que social…” (Arnaldo, Colectivo de hombres, 38
años)
“…También igual se dan como cosas que pasaban en el grupo, como exceso de
teorización. Como de imposición de visiones o teorías, creo que también hubo algo de eso
(…) el tema de las masculinidades es muy académico…” (Arnaldo, Colectivo de hombres,
38 años).
189
“…Tengo la sensación de que los varones también, es un trampa, es una trampa pa’
nosotros, sobre todo pa’ los que nos movemos en el mundo académico, porque es como
quedarnos en la cuestión reflexiva, escribir artículos como lo dice esta autora Luce
Irigaray, el falogocentrismo que habitamos nuestras palabras, nuestras cosas, pero al final
que eso no es…es otra máscara, es otra máscara…” (Miguel, Colectivo de hombres, 44
años)
Los discursos narrados develan que existen aprehensiones al trabajo colectivo en red
de hombres, puesto que se están transformando en una instrumentalización del género y de
las temáticas de masculinidades para conseguir mayores accesos de poder económico y
político.
“…También la legitimidad tiene que ver con racionalizar la wea, o sea, si yo no gano nada
no voy, cachay o no, es como racionalizar todo el asunto más que ir por la voluntad o por
el ímpetu, porque me interesa o porque me inquieta, no si es que no gano, o sea, no, no,
no…” (Daniel, Colectivo de hombres, 36 años)
“…Lo llevay a una organización social a una red de hombres y es lo mismo, que los que
están ahí manejan más información, toman las decisiones, manejan la plata, deciden lo que
se hace con las platas, al final es la misma cuestión…” (Arnaldo, Colectivo de hombres, 38
años)
190
“…Yo creo que había una postura muy crítica, muy escéptica y muy de la idea en el fondo,
que este tema de las masculinidades es una tema que…fácilmente instrumentalizado por el
Estado, fácilmente ideologizado en el sentido de que no le interesa el tema de fondo, o sea
percibir este vínculo entre patriarcado y modelo hegemónico de la masculinidad, no le
interesa meterlo en la educación como para generar una sociedad de hombres más libres,
no le interesa, no visibiliza el vínculo que hay entre la sociedad de consumo con los
varones que son dominantes, que abusan, que violentan a sus parejas, no ven esos
vínculos, el Estado no ve esos vínculos, entonces desde luego todos tenemos una postura
muy crítica y por eso, una cosa fuerte en el colectivo fue, hacer denuncia política de cosas,
en la web, en redes sociales, o las denuncias de la violencia…” (Miguel, Colectivo de
hombres, 44 años)
A partir de los discursos narrados por los sujetos entrevistados es posible visibilizar
que no existe politización en los grupos y colectivos de hombres que se cuestionan el
modelo masculino hegemónico. Es posible interpretar que los hombres del estudio
manifiestan que no se presentan intenciones de tensionar, debatir y/o esclarecer los
lineamientos, acciones y/o principios básicos de los grupos y organizaciones de las
“Nuevas Masculinidades”.
Es posible visibilizar que dos de los sujetos plantean la nula conciencia de clase que
existe en las “Nuevas Masculinidades”, lo que tendería incluso a reproducir una dinámica
neoliberal desde la perspectiva transclasista o superación de las contradicciones y
desigualdades entre las clases dominantes y las clases pobres.
“…No hay una conciencia de clase así como varones, dentro de estos malestares de que
tenemos que y si nos agrupamos podemos generar un proceso más consciente. Solamente
está la conciencia del malestar y de que hay algo que no cuadra…” (Miguel, Colectivo de
hombres, 44 años)
“…Otra cosa que me hace ruido a mí digamos, pero marca una diferencia de lo que yo
veo de los procesos de mujeres es que esto lo veo muy despolitizado, súper despolitizado o
sea da lo mismo, es como tener un rollo, un discurso y da lo mismo… las prácticas de
masculinidades en las transnacionales, o sea estudia a los gerentes, entonces siento que es
re-poco político el tema, que es súper instrumental (…) es neoliberal en el fondo, es como
el fin de la historia, pa qué nos preocupamos, no hablemos de eso…no hay clases
191
entremedio, no, entonces en ese sentido apolítico…” (Osvaldo, Colectivo de hombres, 48
años).
Existen otros dos discursos que enfatizan sobre la dificultad presente en los varones
respecto a politizarse tanto en términos colectivos como íntimos, en relación a generar
procesos encauzados hacia la sociedad en su conjunto sin dejar de construir un espacio de
reflexión interno entre los mismos varones.
“…Hay que participar en colectivo para establecer este tema con otros hombres y a su vez
con la sociedad en su conjunto, pero como la gente no está ni ahí con la política y no sabe
que lo personal también es político y cree que se resuelve en cuatro paredes…” (Daniel,
Colectivo de hombres, 36 años)
Las posturas de los sujetos del estudio tienden a vincular las masculinidades más
equitativas/igualitarias con una demanda a las políticas públicas por parte del Estado, lo que
se traduce en propuestas que se relacionan con la paternidad, la inclusión de los varones en
la reproducción, en el parto, el diseño de planes, programas y proyectos dirigidos hacia el
tratamiento y reeducación de los hombres que ejercen violencia, hacia la enseñanza de
labores domésticas y la apertura de la violencia hacia la homosexualidad; todo lo cual es
posible observar a través de los siguientes fragmentos narrados:
“…Sí yo creo que sí (…) igual se está tratando de hacer algo, por el tema de paternidades,
reproductivo, agarrándose nuevamente de lo legítimo heterosexual instalado…eh…pero
queda mucho por hacer en violencia hacia homosexuales, depredación de la
homosexualidad, otras esferas que no están incluidas en la política pública…” (Daniel,
Colectivo de hombres, 36 años)
“…Nosotros postulamos de que el tratamiento de hombres debe ser dentro del tratamiento
de salud, nosotros creemos fielmente el tema de que el tratamiento de hombres, el trabajo
con hombres debe estar incluido como un problema de salud pública (…) el tratamiento
debe ser de salud pública y no de justicia…” (Gabriel, ONG, 33 años).
192
“…Hay que buscar que el hombre participe cuando vaya a ser papá, que se cuide, que use
preservativo, como cosa de política pública sí, que participen más en los partos, que se
agrande el post-natal pal hombre, que hayan Programas pa que los hombres aprendan a
ser las tareas domesticas, pa que el hombre se vuelque a estos espacios más íntimos…”
(Arnaldo, Colectivo de hombres, 38 años)
Existe posturas unánimes que plantean que en Chile no existe un movimiento social
por las Nuevas Masculinidades, tal como existe en otros países Latinoamericanos (Brasil,
México, Centro y Norteamérica) y Europa. Los sujetos entrevistados manifiestan que se
vislumbra un malestar respecto a la masculinidad, visible en organizaciones, colectivos y
redes de hombres que recién se están forjando, no obstante, faltan condiciones para que se
concreten como movimiento social, aunque ya observan elementos que tenderán hacia la
construcción de esto.
Así como hay tendencias que pueden gestar aquel movimiento también hay
elementos que podrían obstaculizarlo, tales como: procesos de conciencia incipiente que no
logran traducirse en acciones concretas, la vigencia de la misoginia y actos de poder en
ausencia de cuestionamientos sobre éstas prácticas, así como la tendencia a la
instrumentalización del género y las masculinidades, las políticas públicas, la propensión
academicista e intelectual de éstas, la existencia de recursos económicos financiados por
Redes internacionales; panorama que observan los sujetos del estudio respecto a las
“Nuevas Masculinidades” en la sociedad chilena.
193
México donde hay varones que se organizan (…) en Chile yo creo que lo que tiene más
conciencia, lo que ha surgido más son los malestares de la masculinidad…” (Miguel,
Colectivo de hombres, 44 años)
“…En Chile yo creo que no, en parte de Europa, Centro y Norteamérica tiene
característica de movimiento social embrionario, redes que funcionan con colectivos,
bueno, instituciones y colectivos, más hombres involucrados, eh…diría que la mayoría con
una tendencia a incidir en las políticas públicas, que no me gusta, pero es…o qué
movimiento social no se plantea eso, pero bueno…muy diverso, hay hombres que
derechamente se proclaman pro-feministas, otros que no, pero veo que hay una tendencia a
involucrarse en el tema organizadamente, aquí en Chile falta harto, pero yo creo que va a
pasar, es como inevitable que ocurra, porque hay plata…” (Osvaldo, Grupo autónomo de
hombres, 48 años)
“…Ni siquiera este “amor de papá” o el “papá por siempre”, ni siquiera eso, ambos
parten de una misoginia, tu escuchas a papás por siempre y hay confrontación y violencia
y hay gente que se ha retirado de amor de papá en parte por eso también, es una forma de
actoría, eso yo no veo mucha actoría de verdad (…) no veo que busquen ser más libres,
más conectados emocionalmente o ser más amorosos, más afectivos, cuestionando su lugar
de poder, al revés creo que podría ser hasta un acto de poder, yo he visto papás que están
en la lógica de demanda con sus parejas, en una lucha de poder por lo propio, por la
propiedad y los hijos son parte de la propiedad, (…) yo no veo ni un movimiento, el
movimiento gay por el matrimonio (…) se traduce de nuevo en la propiedad…” (Ricardo,
Institución privada, 40 años).
“…No, no, no, no pa na, si son unas organizaciones pichiruchi, pucha es que no tienen
nada y tendrían que venir, no sé cómo será en Brasil, pero yo creo que acá en Chile no,
bueno se está dando una red de violencia pero de repente son manejadas, a mi esta red
menengage, que es en inglés, y que lo financian de allá, un gringo, como que esto que las
cosas bajen noooo entonces (…) si me hablay de movimiento de las masculinidades
…no...” (Arnaldo, Colectivo de hombres, 38 años)
194
académico, eran puros Magíster, Doctorados, la volá de los intelectuales, y bueno ahí ha
quedado…” (Cristian, Colectivo de hombres, 41 años)
Los discursos narrados por los sujetos del estudio plantean no estar de acuerdo con
que los cambios que se están produciendo en la identidad masculina tradicional se
conceptualicen en “Nuevas Masculinidades”, puesto que ésta obedece a un modelo y tal
categorización tiende a excluir, marginar y subordinar a quienes se encuentran fuera de lo
definido y establecido como referencia a seguir.
“…El asunto partió por el modelo de masculinidad hegemónico está mal, entonces
construyamos una nueva masculinidad, después el cuestionamiento fue para qué vamos a
construir un nuevo modelo hegemónico, distinto al anterior, pero de nuevo uno, ah no,
muchos modelos, entonces son nuevas masculinidades. Ahora mi cuestionamiento es, pero
son nuevas masculinidades al fín y al cabo, digamos y en realidad lo que debería haber es
ni feminidades, ni masculinidades, ni nada…yo debiera ser yo (…) tú…y habrán weas que
195
a alguien le parecerán que se acercan más de lo que se espera una mujer y que hago yo,
pero qué con eso, debiera no tener un rótulo digamos, y ese es el drama que todos
aparezcamos y tengamos la receta de cómo tenemos que comportarnos, entonces, lo que
hay que eliminar son las recetas, sino va a aparecer y yo hago la wea que quiero digamos,
mi sexo no me determina lo que tengo que hacer (…), porque en realidad lo que hay que
cuestionar desde mi punto de vista es el género…” (Osvaldo, Grupo autónomo de
hombres, 48 años)
“…Yo creo que hay una cosa que es transversal que es patriarcal, que no tiene que ver ni
siquiera con la masculinidad, sino que tiene que ver con el uso de la dominación y del
poder, y que tiene que ver con que seas hombre, seas mujer, seas femenino o seas
masculino, estás súper presente (…) es que yo creo que...ojalá que no…uno se vaya
liberando de los modelos y sea más flexible (…) hay otro ahí que está y uno responde a ese
otro y a lo que uno mismo quiere, en una tema de la libertad, que tampoco vas a hacer todo
lo que el otro quiera, porque tení que ser libre…” (Arnaldo, Colectivo de hombres, 38
años)
196
6. CONCLUSIONES REFLEXIVAS
197
La presente investigación social cualitativa denominada “Actores sociopolíticos que
vivencian procesos de deconstrucción de la masculinidad hegemónica” surge a partir de la
siguiente interrogante:
198
6.1. CONCLUSIONES DESDE EL OBJETIVO GENERAL Y LOS OBJETIVOS
ESPECÍFICOS DE INVESTIGACIÓN
En la línea de los vínculos descendientes aparecen las y los hijas/os como un desafío
de reparación de la historia familiar, así como una forma de quebrar la reproducción
tradicional del modelo hegemónico.
199
En conclusión, la historia familiar es el primer espacio donde los varones
conocieron la reproducción de los modelos diferenciadores de género, lo cual permite el
posterior quiebre con tal hegemonía, cimentándose el camino de los cambios alternativos a
esta construcción unívoca.
Por otro lado, la violencia vivida es una constante en los varones entrevistados, lo
que se relaciona con la reproducción del modelo de masculinidad y con la socialización de
la dominación, teniendo ésta un carácter estructural que atraviesa todas las dinámicas de
relación: al interior de la familia, en la homosociabilidad, con otros hombres, con otras
mujeres, sexismo y misoginia, en el trabajo, en las instituciones societales (escuela,
religión, cárcel), en el espacio público, desde el Estado (aparatos policiales, dispositivos de
control, represión, vigilancia y prisión), en la intimidad y en el amor. Es decir, la violencia
actúa como red social (Foucault, 1999) manifestándose principalmente, a través de la
violencia política de sus padres (exilio y prisión) y siendo víctimas de violencia física y
psicológica de manera sistemática en el desarrollo de la infancia.
200
permanentemente tensionados en una dinámica disyuntiva entre el rechazo y la
reproducción del mismo. Si bien, a través del discurso los varones se presentan resistentes
al mandato, ellos están socializados y coexisten con el modelo de masculinidad
hegemónica, lo cual los empuja a ser funcionales, a pesar de su intento de fugarse ante
aquel imperativo.
De esta manera es posible develar que el motor para iniciar cambios en los varones
entrevistados tienen relación con descentrar lo que históricamente ha estado asociado al
género masculino: al poder y la razón y desarrollar, valorar, aquellas esferas de su ser que
han sido sometidas e invisibilizadas.
202
6.1.3. Facilitadores de deconstrucción: el feminismo y el trabajo con hombres:
desde la teoría hacia la confrontación de la práctica
Un elemento común entre todos los varones del estudio es la formación profesional
universitaria de pregrado y mayoritariamente de magíster, específicamente en el área de las
ciencias sociales. Cabe señalar que este resultado no fue intencionado, sino que producto de
la técnica de recolección de información utilizada: bola de nieve.
Un aporte relevante desde los postulados teóricos para estos varones, lo ha realizado
el Movimiento de Mujeres y Feminista. Los hombres entrevistados al haber o estar
relacionados con mujeres feministas, han tenido acceso a teorías, investigaciones que han
podido contrastar, confirmar y/o refutar en la práctica.
203
ocurrido con el género masculino, el cual se ha visto tensionado, y de cierta forma,
demandado a cambiar sus dinámicas y mandatos históricos.
Las transformaciones de los hombres del estudio han surgido producto de los
cambios que reivindicaban las mujeres feministas, quienes fueron las primeras que se han
rebelado frente al sistema patriarcal.
204
El elemento que trasciende a los discursos de los sujetos del estudio es la exigencia,
demanda y perpetuación a la heterosexualidad, ya sea desde los mandatos interiorizados en
ellos mismos, de mujeres o de otros hombres; lo cual la establece como norma, ya que la
heteronormatividad -característica común en las sociedades mundiales occidentales-,
aparece como única forma de relación legitimada. La posibilidad de no ser heterosexual
está impregnada de prejuicio morales y sociales, que se sostienen en el miedo que sienten
los hombres a ser considerados homosexuales (Butler, 2002), puesto que la masculinidad
hegemónica tradicional niega las expresiones subjetivas de género que estén fuera de aquel
modelo, ya que éstas no da cumplimiento a la identidad dominante, lo que por tanto, los
hace sentir excluidos, marginados y abyectos.
205
6.1.5. Privilegios Masculinos: el poder, el saber y la desvinculación con lo
privado- doméstico
Por otro lado, el privilegio al cual más les cuesta renunciar a los hombres del
estudio es a la desvinculación del espacio doméstico-privado, primero, porque es el lugar
donde la distribución de roles asignados a lo femenino y a lo masculino es más visible y
determinante, y segundo, no han sido educados para ser parte activa de él. En base a lo
anterior, es posible presumir que los hombres se sientan cómodos en tal asignación
jerárquica, por lo tanto, no es extraño que quieran mantener su posición de privilegio y que
saquen provecho de ello.
206
Es por esto que se considera favorable que los hombres del estudio se cuestionen la
ostentación de los privilegios fundados en el poder y sea visibilizado, puesto que aquello
permite transformar las relaciones con las mujeres, otros hombres y niñas/os.
207
Estas expresiones subjetivas disidentes muestran una alternativa posible distinta al
modelo de identidad dominante, que incluso trascienden a la categorización de modelo, por
ello se clasificaron en expresiones subjetivas, ya que no proponen formas unidireccionales,
únicas u homogéneas de referencia, sino que son apuestas que implican desarrollar y
proponer acciones que en gran parte no se realizan en un territorio de certezas, puesto que
son dimensiones desconocidas para el mundo de los hombres, por lo cual los desafíos y
aprendizajes son constantes.
Esto significa que la identidad de género dominante si bien está en constante tensión
y cuestionamiento, existe un entorno social y una historia de socialización de la humanidad
producto de la acumulación sociocultural del patriarcado, que exige cumplir determinados
modelos, lo que se plasma en todo lo que conforma a una cultura: en los medios de
comunicación masiva, en los patrones estéticos de belleza corporal, en las metodologías de
las escuelas y universidades, en los modelos de desarrollo económico, en los sistemas
políticos y particularmente en las relaciones de poder intersubjetivas, entre hombres y
mujeres y de hombres con otros hombres, donde es más invisibilizado su cuestionamiento.
208
6.1.7. Nuevas Masculinidades y movimiento social
Una de las tensiones evidentes y conscientes de los sujetos del estudio, es el dilema
que provoca la participación política social-activa en espacios de visibilidad pública, ya que
una necesidad de deconstrucción de la masculinidad hegemónica que se materialice en un
cambio concreto es el vínculo de los hombres del estudio en espacios privados-domésticos
lo cual los lleva a volcarse hacia lo íntimo, puesto que su identidad de varones ha sido
históricamente situada en lo público. Sin embargo, como ha emanado en los entrevistados
la necesidad de organizarse a través de colectivos y espacios socioeducativos que se
vinculan de una u otra forma al movimiento social, se plantean la urgencia de abrir tales
reivindicaciones hacia la sociedad civil, ciudadanía o población en general, con el fin de
sensibilizar y propagar la denuncia hacia el género. Pero por otro lado, está la necesidad de
conectarse con las emociones y sentimientos, crear vínculos intersubjetivos con otros
hombres, de auto-mirarse, mirarse en el otro y reflexionar introspectivamente.
Otro de los motivos de los varones para alejarse del espacio público es el factor
tiempo, ya que a pesar de estar vivenciando procesos de deconstrucción, no abandonan el
rol de proveedor, por lo tanto, esto implica destinar tiempo al espacio laboral, sumado a que
desean incorporarse al espacio íntimo-privado-doméstico, cuentan con escaso tiempo para
disponer a lo público.
209
sea preciso deshabitarlo, sino que emana la urgencia de desprenderlo de hegemonías, sin
perder el encuentro con lo íntimo y dejar de asociar tanto lo público como lo íntimo a las
disputas de poder, competencia y dominación propias de lo asignado a lo masculino.
210
planteamientos en las contradicciones del capital-trabajo, de hecho se posicionan desde una
perspectiva trans-clasista (superación o exclusión de la categoría de clase), 5) sus demandas
se dirigen hacia una matriz estado-céntrica.
211
forman parte de las clases económicas y políticas más poderosas de Chile y del mundo, un
ejemplo concreto de ello es la Fundación Ford.
213
Estos procesos de auto-cuestionamientos reflejan la dimensión integral individual -
colectiva, con énfasis en la primera, puesto que aquellas reflexiones intrapersonales
respecto al sentir del modelo en sus cuerpos y en sus modos de pensamiento, genera
incomodidades y malestares en distintos espacios de su vida íntima, personal, privada-
doméstica, laboral y pública; se sienten desencajados en el molde de género masculino.
215
6.2. HALLAZGOS TEÓRICOS DE LA INVESTIGACIÓN
“…La deconstrucción es una promesa del acontecimiento que está por llegar (…) abogar
por un porvenir invencionista, mantenerse siempre a la expectativa de algo imprevisible,
algo nuevo…”
“La deconstrucción no se subyuga con veneración ante lo que está presente, pues lo
presente es lo que precisamente exige análisis, crítica y deconstrucción sin fin (...) la
deconstrucción afirma lo que está por venir (…) que es de lo cual se trata la deconstrucción
del presente y de los valores del presente” (Caputo en Derrida,1997: 55).
216
moralizador, disciplinador, así como la normalización y naturalización de la violencia, el
control y la represión en el ejercicio cotidiano de sus relaciones.
218
En base a lo anterior podemos concluir que la deconstrucción de la masculinidad
hegemónica no es un proceso único, homogéneo, rígido, unidireccional, sino que es
dinámico, fluctuante, infinito, donde cada experiencia individual y colectiva tiene
particularidades. Es por ello que es preciso referirnos a prácticas constantes de
deconstrucciones de la masculinidad hegemónica, y no a deconstrucción como fenómeno
singular, sino que diverso y expansivo que posee múltiples puntos de partida e infinitos
finales posibles.
219
6.3. CONCLUSIONES DESDE Y PARA EL TRABAJO SOCIAL
El sustento del Trabajo Social se ha caracterizado por la ayuda, por un lado, para
mantener el control del Estado y por otro lado, para beneficiar a los/as sujetos/as con los/as
cuales acciona e interviene. Esta toma de decisiones ha puesto en constante tensión los
valores y principios de la profesión, dentro de las cuales influyen la perspectiva ética-
política del/la profesional, los lineamientos institucionales al interior de la cual acciona, así
como la ideología del gobierno de turno plasmada en el Estado (Aguayo, Quiroz, López,
2007).
Aquellos principios están regidos por distintas normas éticas que van tensionando
interrelaciones que existen entre nuestro quehacer al interior de las instituciones, nuestra
vocación como profesionales de lo social y nuestros valores personales.
El Trabajo Social como disciplina del área de las ciencias sociales, al accionar
profesionalmente con sujetos y en la realidad social concreta, la cual es cambiante y
dinámica, requiere estar permanentemente deconstruyéndose, es decir, cuestionándose los
paradigmas y matrices teóricas sobre las cuales se basa para vertir su quehacer, así como
sus principios y valores y lo que ha constituido el thelos o fin último del Trabajo Social.
220
ella, o bien visibilizar las desigualdades, contribuyendo a la reflexión crítica y a la
transformación de la realidad social.
Desde las perspectivas de la teoría crítica o neomarxista, que adquiere sus mayores
expresiones en la Escuela de Frankfurt, se ha planteado que el Trabajo Social al poner en
práctica la acción comunicativa, es decir, que al dialogar con sujetos posee una herramienta
discursiva e intersubjetiva que escapa a la estructura funcionalista del capitalismo y sus
instituciones sociales, lo cual permite generar transformaciones al interior de estas últimas
y con las/os sujetos, al ejercer su accionar ético-político profesional con perspectiva crítica
(Habermas, 1987).
221
En base a lo anterior, es posible concluir que el Trabajador/a Social producto de su
formación profesional crítica y su accionar ético-político puede analizar, interpretar y
cuestionar las relaciones de poder, así como también puede promover acciones de
resistencia, contra-hegemónicas, que susciten procesos subjetivos de transformación y en
definitiva se libere en cierta medida de la complicidad a las estructuras de dominación.
“…La sociedad que anhelamos y sus muchas posibilidades habita en y entre nosotros…”
La acción socioeducativa del Trabajo Social puede hacer consciente los procesos de
socialización que conllevan a incorporar una identidad genérica determinada y de esta
forma proporcionar herramientas para visibilizar que la masculinidad puede ser vivida de
manera diferente.
222
normas incorporadas en la socialización. La re-educación reconoce el rol protagónico del
educador y educando en una relación horizontal, de mutua influencia.
223
que al estar socializada en el modelo masculino hegemónico ellas también encuentran
sentido en la definición de aquellos roles femeninos, por lo cual es esencial que éstas
decidan modificar los roles/funciones que les han sido impuestos, desligándose de tareas
domésticas y serviles, delegando y/o promoviendo decisiones colectivas frente a las
distintas tareas.
Con esto se puede concluir que en la medida que los varones realizan
cuestionamientos en la identidad de género hegemónica, las futuras generaciones se podrían
beneficiar en tanto conocerán y aprenderán posibilidades reales y concretas que no se
correspondan con la hegemonía diferenciadora y desigual de los géneros.
De esta forma, el rol socioeducativo del Trabajo Social permite facilitar procesos
deconstructivos tanto individuales como colectivos –grupales y comunitarios- y contribuir
a que las relaciones intragénero, entre hombres e intergénero, entre mujeres y hombres,
dejen de ser ejercidos de los modos tradicionales basados en el control y la opresión.
La práctica re-educativa se configura como uno de los aportes del Trabajo Social
para las deconstrucciones, por lo que para que éstas sean efectivas se requiere la promoción
de procesos socioeducativos de transformación, mediante propuestas metodológicas
coherentes con los principios éticos-políticos abordados y con los objetivos propuestos.
224
6.3.2. Metodologías socioeducativas alternativas de aprendizaje-enseñanza
Para proponer alternativas socioeducativas que sean coherentes con el rol facilitador
del Trabajo Social y con los procesos de deconstrucciones de la masculinidad hegemónica
se han recogido metodologías de enseñanza-aprendizaje distintas a la tradicional
(normativa-academicista), basadas en el aprendizaje transformacional, en la educación
popular y en la educación y pedagogía libertaria, teniendo como eje el descentramiento de
la razón y el despliegue de aspectos emocionales y corporales como elementos educativos.
Esta integralidad de las dimensiones del ser humano, nos permite reconocernos
como actores que pueden transformar la historia, la realidad de la cual formamos parte, el
contexto en el cual nos desarrollamos, modificar ideologías y cosmovisiones aprendidas,
re-educarnos y concientizar que los cambios son posibles, que implican procesos
individuales, intrapersonales, y también colectivos, entre sujetos, movimientos sociales,
organizaciones y la comunidad en general.
Estos procesos permiten liberar a las/os sujetas/os del adoctrinamiento y del control
y promover relaciones simétricas co-creativas alternativas a la directividad y al
autoritarismo, ya que este último se sitúa normalmente en las instituciones y acciones
educativas, con la idea de que los educandos los reproduzcan y lo perpetúen en sus vidas,
impidiendo la emancipación de los oprimidos del sistema patriarcal y capitalista. Educar en
el rechazo a las conductas autoritarias, que eviten la sumisión, permite desarrollar un
aprendizaje basado en la autonomía y en la libertad (Cuevas, inédito).
226
incomodan e inquietan del modelo de masculinidad hegemónica para profundizar en el
trabajo grupal.
Para ahondar en una mirada crítica de las propias vivencias se propone la educación
popular como un proyecto histórico alternativo al sistema dominante, el cual utiliza
método dialéctico que consiste en observar la realidad, después analizar esa realidad y
luego se pasa a hacer la trasformación de esa realidad (Díaz, 1999).
“Soy varón, soy hombre, soy tierra, pero también soy cielo, soy flor, soy camino…
mi historia se hermana con la historia de muchos hombres…”
(Anónimo)
229
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250
8. ANEXOS
251
8.1.- ANEXO Nª1: FICHA DE IDENTIFICACIÓN
Nombre:
Edad:
Rango etáreo:
Entre 25 y 35 años
Entre 36 y 45
Entre 46 y 55
Más de 55
Estado civil:
Soltero
Casado
Viudo
Separado
Conviviente
Pareja actual
¿Tiene Hija/os?
Si No
Sexo Hijas/os
Mujeres Hombres
252
Orientación sexual actual
Homosexual
Bisexual
Heterosexual
Transexual
Otra
¿Cuál? __________________________
Institución
pública
Institución
privada u ONG
Red
Organización
Colectivo
Grupo informal
Otro
¿Cuál? __________________________
Región
Metropolitan
a
Región de
Valparaíso
253
Escolaridad
Estudios secundarios
incompletos
Estudios secundarios
completos
Estudios superiores
incompletos
Estudios superiores
completos
Pre-grado
Pos-grado
– Diplomado
– Curso
– Magíster
– Doctorado
254
8.2.- ANEXO N°2: PAUTA DE ENTREVISTA
Ámbito emocional-afectivo:
11. ¿Cuáles son los hitos de su vida o eventos significativos que motivaron el inicio del
proceso de cuestionamientos y cambios de su identidad masculina? (historia
familiar)
12. ¿Considera que ha vivenciado algún tipo de violencia a lo largo de su vida? Ejercido,
presenciado, atestiguado. ¿Cuáles?
13. ¿Cuáles son los elementos que han facilitado el proceso de cuestionamientos y de
cambios de su identidad masculina?
255
Ámbito Obstaculizadores de deconstrucción
14. ¿Cuáles son los elementos que han obstaculizado, tensionado, conflictuado el
proceso de cuestionamientos y cambios de su identidad masculina?
15. ¿Cómo se relaciona usted con el poder en la vida cotidiana?
16. ¿Qué ventajas cree tener en comparación con las mujeres por el sólo hecho de ser
hombre?
17. ¿Se ha sentido incómodo y complicado por estas ventajas?, ¿Cuáles sí, cuáles no?
256