EDITORIAL

Cada “pibe preso” es un fracaso de la sociedad

En el presente editorial hacemos nuestras las palabras de la declaración que la Mesa

BICE Argentina (Oficina Internacional Católica de la Infancia) realizó el último 14 de
agosto.

Debido a los hechos que fueran de público conocimiento a través de los medios de
comunicación en las últimas semanas, y siendo conscientes de la situación que está
atravesando nuestro país, donde los derechos de nuestros niños, niñas, adolescentes
y jóvenes están siendo vulnerados en todos sus sentidos, la Mesa BICE Argentina que
agrupa y articula a distintas Instituciones de inspiración católica y otras organizaciones
de la sociedad civil que comparten los objetivos y principios de BICE, asumiendo el rol
que nos cabe como promotores de encuentro y diálogo entre los múltiples actores so-
ciales que velan por el bienestar y los derechos de niños, niñas adolescentes y jóvenes
creemos necesario pronunciarnos al respecto.
Expresamos nuestra profunda preocupación por la sucesión de situaciones que expo-
nen a nuestras chicas y chicos, especialmente de las barriadas populares, a situaciones
de violencia física y verbal, arrestos arbitrarios, estigmatizaciones, despojándolos de
derechos fundamentales incluyendo sus propias vidas.
No permanecimos indiferentes, ni lo haremos, cada vez que se pretenda amenazar o
suprimir sus esperanzas, por el contrario, alzamos nuestras voces y muy especialmente
protegeremos el derecho a que sus voces y organizaciones sean respetadas y escucha-
das.
Este tiempo electoral nos obliga a reflexionar sobre lo que consideramos los logros y
fracasos de una sociedad. En su encuentro con un grupo de presos en la ciudad de
Juárez (México, 17/02/16) nuestro papa Francisco dijo: “Ya tenemos varias décadas per-
didas pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando,
sacándonos los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan ver-
daderamente los problemas. (…) La misericordia divina nos recuerda que las cárceles
son un síntoma de cómo estamos en la sociedad, son un síntoma en muchos casos de
silencios, de omisiones que han provocado una cultura del descarte. Son un síntoma de
una cultura que ha dejado de apostar por la vida; de una sociedad que poco a poco ha
ido abandonando a sus hijos”.
Por eso lamentamos los dichos del candidato Esteban Bullrich que señala como un
logro lo que constituye un fracaso: “un pibe más que está preso”. Cada “pibe preso”
es un fracaso de la sociedad y de las políticas de su Estado. Es necesario –dice el papa
Francisco– “ir saltando las vallas de ese engaño social que cree que la seguridad y el
orden solamente se logran encarcelando”. Un logro sería avanzar sobre las causas es-
tructurales de la inequidad social que llevan a un círculo de violencia que afecta espe-
cialmente a los más pobres de nuestro pueblo.

La Mesa BICE Argentina está integrada por la Comisión Arquidiocesana de Niñez y

Adolescencia en Riesgo de Buenos Aires, los Hermanos Maristas, Defensa de los Niños
Internacional (DNI), la Fundación Emmanuel, la Fundación La Salle, la Fundación Nueva
América y Suma Qamaña.

Oscar Campana

1
 Año LVIII • N˚ 365 • Septiembre 2017

Editor: 1 Editorial
SAN PABLO Oscar Campana
Riobamba 230 - C1025ABF - Ciudad de Cada “pibe preso” es un fracaso
Buenos Aires de la sociedad
www.sanpablo.com.ar
4 Perspectivas teológicas
Director de periódicos:
Gerardo Daniel Ramos
Fernando Teseyra, ssp
¿Está la teología argentina a tono con
Director responsable: Francisco? Balance y discernimiento
Oscar A. Campana propositivo a partir de diez autores
director.vidapastoral@sanpablo.com.ar emblemáticos
Dirección, redacción y administración:
12 Experiencias
Riobamba 230 - C 1025ABF - Ciudad de
Ana Lourdes Suárez
Buenos Aires
Las religiosas en Arraigos para la Vida.
Tel: (011) 5555-2400
Tejiendo sororidad y renovando sen-
Fax: (011) 5555-2425
tidos
Suscripciones:
Tel.: (011) 5555-2416/17/21/24 23 Testigos
suscripciones@sanpablo.com.ar Andrea Elba Poretti
Suscripción anual: $ 418.- Los mártires y los testigos de la fe de
(11 números, incluye gastos de envío) nuestros tiempos
Precio unitario: $ 38.-
(No incluye gastos de envío) 33 Comunidad, carismas y
ministerios
Reg. Prop. Intelectual: N° 5341382
Nahuel Ferrero
31 de marzo de 2017
Nueva Ratio para nuevos tiempos.
ISSN: 1666-5120
Aspectos importantes del nuevo
Impreso por: documento para la formación
G. S. Gráfica s.r. l., Cnel. Charlone 958, sacerdotal
B1868DZF PIÑEYRO, Avellaneda, Prov. de Bs.
As., Argentina. 39 Comentario bíblico
Ariel Álvarez Valdés
¿Qué significado tienen los números
Esta revista es propiedad de en la Biblia?
la Sociedad de San Pablo (Paulinos)
46 Reflexión
Eduardo A. González
Consolar al triste… orientar al
deprimido

3
 ] Gerardo Daniel Ramos]
Sacerdote betharramita, teólogo

¿Está la teología argentina

a tono con Francisco?
Balance y discernimiento
propositivo a partir de diez
autores emblemáticos
En el presente artículo, el autor sostiene que hay que animarse a
pasar más decididamente de una teología “del hecho pastoral”,
que quiere Francisco, a una teología “de hecho pastoral” como
pide el Papa. Que la teología no sólo analice eruditamente lo que
dice Francisco, sino que lo convierta en su sitz im Lebem existen-
cial. Esto todavía una deuda pendiente.

Con el trasfondo de un trabajo previo cando interpretar las actitudes, estilo

sobre las Universidades Católicas,
según el papa Francisco y, la bre-
ve indicación general de Evangelii
gaudiun 133, me concentraré par-
ticularmente en dos textos del ac-
tual Obispo de Roma concernientes
a la teología en Argentina, a saber,
la Carta con motivo del Centenario
de la Facultad de Teología de la
UCA y el Videomensaje al Congreso
Internacional de Teología organizado
en ese mismo ámbito académico, bus-
4
y método que el Pontífice nos está
proponiendo para el quehacer teo-
lógico en Argentina. En un segundo
momento, me aproximaré de modo
breve, comparativo y sinóptico, a
diez exponentes representativos de
nuestra teología, reconocidos todos
ellos por su notoriedad, cantidad de
publicaciones y gestión universitaria
(cátedras, grupos de investigación,
congresos, etc.), para ver en qué
sentido han ido plasmando esas ac-
 REFLEXIÓN

Cinco de los téologos mencionados en la nota participando en Roma
(2015) de un simposio sobre la reforma de la Iglesia
titudes, estilo y método teológicos,
y en qué sentido los mismos siguen
siendo materia pendiente. La in-
tención al partir de una percepción
fenomenológica general y no del
análisis pormenorizado de dos o tres
autores, responde a que mi foco de
atención está puesto más en el fa-
ciendum de un horizonte teológico
posible que en el factum crítico de
la realidad dada. Para concluir, ofre-
ceré también mi aporte propositivo.
Lo que Francisco pide
a los teólogos
El Concilio Vaticano II ha sido “una
relectura del Evangelio en la pers-
Mi foco de
atención está
puesto más en
el faciendum
de un horizon-
te teológico
posible que
en el factum
crítico de
la realidad
dada.
pectiva de la cultura contemporá-
nea”, por eso Francisco sostiene en
su Carta, que “enseñar y estudiar
teología significa vivir en una fron-
tera, ésa en la que el Evangelio se
encuentra con las necesidades de
las personas a las que se anuncia, de
manera comprensible y significativa
[…]. La teología que desarrollan ha
de estar basada en la Revelación,
en la Tradición, pero también debe
acompañar los procesos culturales
y sociales, especialmente las tran-
siciones difíciles […]. No se confor-
men con una teología de despacho
[…]. También los buenos teólogos,
como los buenos pastores, huelen a

G. Ramos, “Las Universidades Católicas según el Papa Francisco”: El camino sapien-

cial de Martín Fierro y la formación académica. Universidad de la vida y vida de la
universidad, Saarbrücken 2015, 31-46. El texto fue presentado con algunas preci-
siones ulteriores en el VIIIº Encuentro Nacional de Docentes Universitarios Católicos
(Buenos Aires, 15-17/05/2015) con el título: “Algunas implicancias del magisterio
pastoral del papa Francisco en la vida y misión de la Pontificia Universidad Católica
Argentina, UCA” [Consulta en línea el 24/06/2017: http://www.enduc.org.ar/en-
duc8/trabajos/trab203.pdf].

5
 pueblo y a calle y, con su reflexión,
derraman ungüento y vino en las
heridas de los hombres [….]. Que la
teología sea expresión de una Iglesia
que es ‘hospital de campaña’”, que
refleje “la centralidad de la miseri-
cordia […]. El estudiante de teología
que la UCA está llamada a formar
[…] no es un teólogo ‘de museo’ […]
y tampoco un ‘balconero’ de la his-
Por eso “hay toria’”, sino “una persona capaz de
una sola for- construir en torno a sí la humanidad,
ma de hacer de transmitir la divina verdad cris-
tiana en una dimensión verdadera-
teología: de mente humana, y no un intelectual
rodillas […]: sin talento, un eticista sin bondad o
animarse a un burócrata de lo sagrado”.
pensar rezan- Al poco tiempo, Francisco comple-
ta estas ideas con un Videomensaje.
do y a rezar “Celebrar los cien años de la Facultad
pensando”, de Teología es celebrar el proceso de
buscando maduración de una Iglesia particu-
“una corres- lar […], la vida, la historia, la fe del
Pueblo de Dios que camina en esa
pondencia tierra y que ha buscado ‘entenderse’
creadora con y ‘decirse’ desde las propias coorde-
los problemas nadas […], que vive, cree, espera y
de nuestra ama en suelo argentino […], de cara
a la vida de su pueblo y no al margen
época”.
[…]. Una de las principales tareas
del teólogo es discernir, reflexionar:
¿qué significa ser cristiano hoy?, ‘en
el aquí y ahora’; ¿cómo ese río de los
orígenes [que es la Tradición] logra
regar hoy estas tierras y hacerse visi-
ble y vivible? […]. En esta Argentina
[…] se nos pide repensar cómo el
cristianismo se hace carne […] para
saciar la sed de nuestro pueblo […].
El camino es la reflexión, el discerni-
miento, tomar muy en serio la tra-
dición eclesial y muy en serio la rea-
lidad, poniéndolas a dialogar […].
Una cosa es la substancia de la an-
tigua doctrina, del depositum fidei,
y otra la manera de formular su ex-
presión. Debemos tomarnos el tra-
bajo, el arduo trabajo de distinguir,
el mensaje de Vida de su forma de
transmisión, de sus elementos cultu-
rales en los que en un tiempo fue
codificado […]. Custodiar la doctrina
exige fidelidad a lo recibido y –a la
vez– tener en cuenta al interlocutor,
su destinatario, conocerlo y amarlo”.
Sostiene que “este encuentro entre
doctrina y pastoral no es opcional,
es constitutivo de una teología que
pretenda ser eclesial. Las preguntas
de nuestro pueblo, sus angustias, sus
peleas, sus sueños, sus luchas, sus
preocupaciones poseen valor her-
menéutico […], nos ayudan a pro-
fundizar en el misterio de la Palabra
de Dios […]. Los acontecimientos
pastorales tienen un valor relevante
[…], las personas y sus distintas con-
flictividades, las periferias, no son
opcionales, sino necesarias para una
mayor comprensión de la fe”. Dado
que “el Espíritu Santo en el pueblo
orante es el sujeto de la teología,
por eso una teología que no nazca
en su seno, tiene ese tufillo de una
propuesta que puede ser bella, pero
no real. Esto nos revela lo desafiante
de la vocación del teólogo”, quien
“en primera instancia es un hijo de
su pueblo […], conoce su gente, su
lengua, sus raíces, sus historias, su
tradición […]. Se sabe ‘injerto’ en
una conciencia eclesial y bucea en

“La teología –no sólo la teología pastoral– en diálogo con otras ciencias y experiencias
humanas, tiene gran importancia para pensar cómo hacer llegar la propuesta del Evangelio
a la diversidad de contextos culturales y de destinatarios”. Pero para “cumplir este servicio
como parte de la misión salvífica de la Iglesia” Francisco pide a los teólogos que “lleven en
el corazón la finalidad evangelizadora de la Iglesia y también de la teología, y no se conten-
ten con una teología de escritorio” (Evangelii gaudium, n.133).

6
esas aguas”. Además, “el teólogo
es un creyente […], alguien que ha
hecho experiencia de Jesucristo”, y
“un profeta, porque mantiene viva la
conciencia de pasado y la invitación
que viene del futuro”. Por eso “hay
una sola forma de hacer teología:
de rodillas […]: animarse a pensar
rezando y a rezar pensando”, bus-
cando “una correspondencia crea-
dora con los problemas de nuestra
época”.
En síntesis, integrando las reflexio-
nes de ambos textos, Francisco opo-
ne dos tipos paradigmáticos de teo-
logías. Los mismos están orientados
al discernimiento de una “pastoral
en conversión” (Evangelii gaudium,
nn. 25-33). Por lo tanto, en sentido
estricto no habría que encasillar en
ellos a ningún teólogo en particu-
lar. El Papa desarrolla la contrapo-
sición de esos dos paradigmas en
cuatro niveles de análisis: 1) Sitz im
Lebem o ámbito de gestación: una
teología madurada en la frontera
por teólogos que tienen olor a ove-
ja, con otra realizada en un despa-
cho por quienes pintan y perfuman
las periferias; 2) Método: el teólogo
creyente que piensa rezando y reza
pensando, haciendo entrar en diálo-
go doctrina y pastoral, y diferente al
intelectual sin talento, burócrata de
lo sagrado; 3) Actitudes y temas: el
que se centra en la misericordia, en
contraste con el eticista sin bondad;
4) Pastoralidad: el que se concentra
en esta Argentina de cara a la vida
del pueblo, y frente al teólogo de
museo, balconero de la historia, al
margen del pueblo.
¿En qué medida los teólogos
siguen a Francisco?
Ahora voy a detenerme en diez teó-
logos argentinos, representativos de
diferentes instituciones académicas,
ámbitos de trabajo, sexo y discipli-
nas, a partir de un cuadro de doble
entrada, en los que intentaré discer-
nir en qué sentido lo que Francisco
pide a los teólogos y teólogas argen-
tinos está presente en los referidos
cuatro niveles de análisis. Parto prin-
cipalmente de la experiencia de ha-
ber escuchado en reiteradas oportu-
Las observa-
nidades a estos autores, dialogado
en más de una ocasión con cada
ciones ano-
uno/a de ellos/as, y de haber leído tadas en el
buena parte de sus obras. Cuento, cuadro dan
además, que los lectores puedan
cuenta de un
tener cierto conocimiento de estos
mismos teólogos. En todo caso, y a cierto déficit
modo de ejemplo, ofreceré algunas en relación al
obras significativas de cada uno de estilo teológi-
ellos, publicadas de preferencia con
co propuesto
anterioridad a la elección del actual
sucesor de Pedro, el 13 de marzo de por Francisco
2013, cuando sus opciones teoló- como para-
gicas no podían quedar de ningún digmático
modo afectadas por la elección del también en
nuevo Pontífice. Hecho esto, inten-
taré deliñar algunas apreciaciones Argentina.
conclusivas y un aporte personal.
Observaciones conclusivas
y propositivas
Sin entrar en mayores apreciaciones

Francisco y la teología en Argentina

- Carta del Santo Padre Francisco al Gran Canciller de la Pontificia Universidad
Católica Argentina en el Centenario de la Facultad de Teología, 03/03/2015.
[Consulta en línea 16/05/2017: w2.vatican.va/content/francesco/es/letters/2015/
documents/papa-francesco_20150303_lettera-universita-cattolica-argentina.
html].
- Videomensaje del Santo Padre Francisco al Congreso Internacional de Teología
organizado por la Pontificia Universidad Católica Argentina, Buenos Aires, 01-
03/09/2015. [Consulta en línea 16/05/2017: w2.vatican.va/content/francesco/es/
messages/pont-messages/2015/documents/papa-francesco_20150903_video-
messaggio-teologia-buenos-aires.html].

7
 Diez exponentes representativos de nuestra teología
Por orden alfabético y procurando representar diferentes instituciones académi-
cas, ámbitos de trabajo y disciplinas:
Cecilia Avenatti
C. Avenatti de Palumbo (Coord.), Miradas desde el Bicentenario. Imaginarios, fi-
guras y poéticas, Buenos Aires 2011; Lenguajes de Dios para el siglo XXI. Estética,
teatro y literatura como imaginarios teológicos, Buenos Aires 2007.
Virginia Raquel Azcuy
V. Azcuy (Coord.), “Apuntes para una teología de la ciudad. En el camino hacia
una reflexión interdisciplinaria”: Teología 100 (2009) 481-501; “En la encrucijada
del género. Conversaciones entre teología y disciplinas”: Proyecto 45 (2004).
Víctor Manuel Fernández
V. M. Fernández, Conversión pastoral y nuevas estructuras, Buenos Aires 2010;
“La experiencia sapiencial y la comunicación del Evangelio”: Teología 99 (2009)
321-335; La gracia y la vida entera, Barcelona 2003.
Lucio Florio
L. Florio, Evolución y cristianismo. Un diálogo posible, Buenos Aires 2007.
Carlos María Galli
C. M. Galli, De amar la sabiduría a creer y esperar en la sabiduría del amor: la teo-
logía, inteligencia de la fe, profecía de la esperanza, sabiduría del amor, Buenos
Aires 2012; Dios vive en la ciudad. Hacia una nueva pastoral urbana a la luz de
Aparecida, Buenos Aires 2011; Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión.
La cristología pastoral en el horizonte del Bicentenario. De “Líneas pastorales” a
“Navega mar adentro”, Buenos Aires 2010; “La peregrinación: ‘imagen plástica’
del Pueblo de Dios peregrino”: Teología y Vida 44 (2003) 270-309; “La teología
latinoamericana de la cultura en las vísperas del Tercer Milenio”: VV.AA., El futuro
de la reflexión teológica en América Latina, Medellín 1997, 244-362.
Fernando Ortega
F. Ortega, “Teología en contexto epocal: una mirada recíproca”: Teología 102
(2010) 131-144.
Jorge Scampini
J. Scampini, “El movimiento ecuménico a 40 años del Concilio Vaticano II”:
Teología 42 (2005) 623-642; La conversión de las Iglesias, una necesidad y una
urgencia de la fe, Cahiers Oecuméniques 42, Editions Universitaires Fribourg Suiss
2003.
Juan Carlos Scannone
J. C. Scannone, Discernimiento filosófico de la acción y pasión históricas. Planteo
para el mundo global desde América Latina, Barcelona-México 2009; Religión y
nuevo pensamiento. Hacia una filosofía de la religión para nuestro tiempo desde
América Latina, Barcelona 2005.
Carlos Schickendantz
C. Schickendantz (Ed.), Cambio estructural de la Iglesia como tarea y oportunidad,
Córdoba 2005; Religión, género y sexualidad. Análisis interdisciplinares, Córdoba
2004; Culturas, religiones, iglesias. Desafíos de la teología contemporánea,
Córdoba 2004; Lenguajes sobre Dios al final del segundo milenio, Córdoba 2003.
Jorge Seibold
J. Seibold, La mística popular, México 2006.

8
 .

y detalles, las observaciones anota- cuenta de un cierto déficit en rela-

das en el cuadro, y especialmente ción al estilo teológico propuesto
la integración y valoración crítica por Francisco como paradigmático
desplegada en la última fila, dan también en Argentina. Sintetizo esta
9
convicción en cuatro proposiciones que se
condicen con los anteriores niveles de análisis.
1) La impostación académica que se percibe
como preponderante en nuestra teología por
momentos aleja de las ‘fronteras’ a quienes la
desarrollan, o al menos no les permite acercar-
se tanto (por ejemplo, al sensus fidei fidelium).
Esto lleva a que, en términos comparativos,
haya una prevalencia formal en el modo de
hacer teología por encima de la agenda ma-
terial y concreta implícita en la vida del pue-
blo (de Dios). (La obra de P. Bourdieu, Homo
academicus, Buenos Aires 2012, da cuenta de
una amplia gama de mecanismos observables
desde la sociología en ámbitos universitarios
que tienden a institucionalizar, rigidizar y “re-
producir” en este caso la teología, más que a
favorecer un estilo de “puertas abiertas” y “en
salida” como pide el papa Francisco. Bajo esta
perspectiva, lo académico puede terminar por
convertirse en una piedra en el zapato…).
2) Si bien se avanzó mucho, todavía no llega
a percibirse en todos los casos una satisfacto-
ria vinculación entre espiritualidad y teología.
Esto se nota, por ejemplo, en muchos desarro-
llos teológicos que no terminan de ser teolo-
gales, sino más bien descriptivos e interpreta-
tivos, al estilo de otras ciencias de la religión.
3) Una sana preocupación por especializarse
puede alejar a la teología de su vertiente sa-
piencial. Esto hace que en ocasiones el que-
hacer teológico incida poco en la sensibilidad
10
moral de quien participa de esos procesos, y
que quienes se sientan urgidos por el Espíritu
a poner en práctica una mayor misericordia lo
hagan con cierto desprecio de la teología.
4) Da la impresión de que todavía la teología
argentina no entró de lleno en diálogo con el
cambio de época y las nuevas estrategias co-
municacionales. La producción teológica lle-
ga poco y a pocos. Daría la impresión que su
capacidad de alimentar la vida del pueblo de
Dios es escasa, y que muchas propuestas de
reflexión quedan como al margen de la preo-
cupación real de las personas. En esto hay que
seguir haciendo un esfuerzo por inculturar es-
tilos, actitudes, método y lenguaje.
Para concluir, dejo a consideración un método
que fui desarrollando a lo largo de mi teología
del cambio de época (ver G. Ramos, Antología
teológica. Peregrinando la Vida, contemplando
el Icono, comunicando la Palabra, Middletown
DE 22017, 30-31), que posibilita avanzar en las
cuatro proposiciones que acabo de referir, y
que pienso responde muy bien a las tres con-
vicciones que Francisco subraya respecto de
los teólogos al final de su Videomensaje: 1) el
teólogo es hijo de su pueblo; 2) el teólogo es
un creyente; 3) el teólogo es un profeta.
Si bien se
avanzó mu-
cho, todavía
no llega a
percibirse
en todos los
casos una
satisfactoria
vinculación
entre espiri-
tualidad y
teología.
 ] Ana Lourdes Suárez]
Socióloga, investigadora del CONICET,
miembro de Teologanda
Las religiosas en
Arraigos para la Vida
Tejiendo sororidad
y renovando sentidos
En esta nota, la autora pone foco en las religiosas argentinas que sostie-
nen una experiencia concreta: Arraigos para la Vida, surgida por inicia-
tiva de algunas de ellas, y nutrida en gran medida por ellas y
otras religiosas que se fueron sumando.
El vigor alcanzado por la vida religio-
sa femenina –medido en términos
de su crecimiento numérico y de sus
obras en el campo social– fue cons-
tantemente desafiado en las últimas
cinco décadas. En Argentina el fuer-
te y progresivo afianzamiento de
institutos de vida religiosa femenina
iniciado en el siglo XIX, con obras
sociales en torno a institutos de en-
12
A Susana Pascuale, quien con su
testimonio de vida ayudó a forjar mi
respeto y aprecio por la vida religiosa
femenina.
“Puede que seamos una especie en
extinción. Pero yo digo… antes de
extinguirme por lo menos quiero pa-
sar la semilla”.
Susana Pascuale
señanza, de caridad (asilos, rehabili-
tación) y a sanatorios/hospitales, se
ha ido quebrando y hace varias dé-
cadas que está en crisis1. S. Bianchi
analiza el proceso de surgimiento y
afianzamiento de las congregacio-
nes religiosas en Argentina. Muchas
de éstas fueron de fundación argen-
tina, y varias llegaron de Europa,
especialmente de Italia y España.

Entre las obras de estas congrega-
ciones, los institutos de enseñanza
fueron las de mayor incidencia; re-
presentaban el 54% en 1960. En la
actualidad, la baja numérica de las
religiosas, los noviciados vacíos, el
alto promedio de edad, y las gran-
des dificultades para sostener sus
obras son indicios de los desafíos de
la institución, indicando tal vez el fin
de ciclo de una forma de vida reli-
giosa femenina (Ver Bianchi, “Acerca
de las formas de la vida religiosa fe-
menina”, 189. Según datos presen-
tados por la autora en base a Guías
Eclesiásticas, en 1966 las religiosas
en Argentina eran 11.773, y en 2009
eran 8.014. La merma también se
dio en la vida religiosa y eclesiástica
masculina, pero con menor intensi-
dad. Entre 1973 y 2009 éstos dismi-
nuyeron en un 24.5%, mientras que
la merma de las religiosas fue del
35%. Esta merma en la vida religiosa
afectó de diversas maneras a todo el
mundo occidental, tradicionalmente
1Ver S. Bianchi, “Acerca de las formas de la vida religiosa femenina. Una aproximación
a la historia de las congregaciones en la Argentina”: Pasado Abierto, Revista del CEHis
1 [2015] 169-199.
2Datos del PEW Research Center, Religion and Public Life, 8 de Agosto 2014,
http://www.pewforum.org/–.
EXPERIENCIAS
La búsqueda
de nuevos
sentidos y
roles dentro
de la Iglesia
y de la socie-
dad atraviesa
católico. Las estadísticas de Estados la dinámica
Unidos, por ejemplo, muestran que actual de gran
en 2014 las religiosas eran menos parte de la
de la tercera parte de las que fueran
en el 1965, 179.954, 49.883 respec-
vida consagra-
tivamente2. La búsqueda de nuevos da femenina.
sentidos y roles dentro de la Iglesia y
de la sociedad atraviesa la dinámica
actual de gran parte de la vida con-
sagrada femenina.
El objetivo de esta nota es destacar
los recorridos, trayectorias y búsque-
das de las religiosas que coordinan
esta actividad. Arraigos para la Vida
es un espacio que, a mi entender,
expresa notas de un paradigma de
espiritualidad holístico, femenino,
horizontal, abierto y sanador. Las re-
ligiosas que sostienen esta actividad
expresan el paulatino adentrarse de
parte de la vida consagrada en esto
que se presenta como un nuevo pa-
radigma traccionador, que sacude
de raíz estructuras sociales que por
siglos han cimentado la vida religio-
sa femenina.
13
 El análisis que efectúo es socio-an-
tropológico; evito categorías teo-
lógicas que por mi formación no
podría utilizar adecuadamente. La
fuente de datos son entrevistas gru-
pales realizadas durante tres días
consecutivos (28 de febrero, 1 y 2
de marzo de 2014) a las que eran
para esa fecha las coordinadoras
nacionales de Arraigos para la Vida.
Entendemos la Estas entrevistas las hicimos Gabrie-
espiritualidad la Zengarini y yo, en el marco de una
holística como actividad de sistematización de esta
experiencia3. En un clima distendi-
un intento do y sororial fuimos conversando en
de ir más base a una guía de preguntas que
allá de las Gabriela y yo habíamos previamente
dicotomías, preparado. Participaron de las en-
trevistas: Graciela Dibo (dominica
dualismos y del Santísimo nombre de Jesús, de
antinomias fundación tucumana), Susana Pas-
que separan y cuale y Adriana Chialvo (religiosas
dividen. del Calvario), Mabel Castán Berger
(franciscana Misionera de la Madre
del Divino Pastor), Belén Elía (laica) y
Norma Argerich (laica). Me baso en
esta ocasión en las entrevistas a las
cuatro que son actualmente religio-
sas.
La estructura del artículo es la si-
guiente: presento primero cómo es
definido y entendido Arraigos para
la Vida por las religiosas responsa-
bles. Discuto el paradigma en el que
la iniciativa tiende a inscribirse y los
desafíos que éste comporta para el
modelo aún dominante de vida reli-
giosa femenina. Presento luego as-
pectos de las trayectorias y búsque-
das de estas religiosas, destacando
las confluencias y marcas significati-
vas que fueron capitalizando.
3El equipo de sistematización está conformado por Gabriela Zengarini, Graciela Dibo,
Susana Pascuale y Ana Lourdes Suárez desde su conformación en 2013 y en 2015 se
ha incorporado Mónica Ukaski. El año pasado vivimos la Pascua de la hermana Susana
Pascuale).
4Proyecto Arraigos para la vida. Espiritualidad holística en clave de mujeres, escrito por
las religiosas responsables en noviembre de 2013 que condensa el contenido de los
folletos de difusión de la iniciativa).
14
1. Arraigos para la Vida, en el
sendero de un paradigma contra-
hegemónico
La iniciativa Arraigos para la Vida
tomó forma en 2007 bajo el impul-
so inicial de dos religiosas: Graciela
Dibo y Susana Pascuale. Al grupo
animador se fueron sumando otras
religiosas y algunas mujeres laicas.
Desde la pluma de las religiosas ini-
ciadoras, Arraigos para la Vida “es
un espacio privilegiado de relación,
formación y promoción entre muje-
res y para las mujeres especialmen-
te de las más vulneradas. Buscamos
vivir una espiritualidad holística ins-
pirada en el Evangelio de Jesús en
clave ecuménica, feminista y ecoló-
gica que posibilita la transformación
personal y empodera para el cambio
social en articulación solidaria con
otras prácticas sociales. Entendemos
la espiritualidad holística como un
intento de ir más allá de las dicoto-
mías, dualismos y antinomias que
separan y dividen; buscamos ensa-
yar modos de poner en relación el
cuerpo y la mente, la inteligencia
emocional, los propios deseos y las
acciones, las palabras y la realidad,
la fe y la política (…) Estamos enrai-
zadas en experiencias de margen y
buscamos vivir con pasión y compa-
sión las tareas de la creación y re-
creación de la vida, especialmente
en solidaridad con la mujeres en si-
tuación de riesgo de vida en alguna
de sus dimensiones: física, psíquica,
socio espiritual4.” La dinámica de la
iniciativa gira en torno a círculos de
mujeres. Estos se reúnen periódica-
mente en diversas localidades del
país, buscando experimentar una mujeres (laicas) participantes –que
espiritualidad holística en clave de aquí no reporto– son muy ilustrati-
mujeres. Las animadoras, muchas vos y ratificantes de lo que pretende
de ellas religiosas, proponen peda- ser el espacio. Aluden, entre otros,
gogías integradoras de diversas di- a procesos de integración, conexión,
mensiones y orientadas a favorecer sanación, paz, y empoderamiento5.
y acompañar procesos vitales de Las religiosas entrevistadas tienen
resignificación femenina en solidari- también afirmaciones que testimo-
dad con las mujeres más vulnerables nian vivencias que van en la misma
de sectores populares y con escasos línea6. Así:
recursos económicos. Estos círculos - “Este espacio a mí me permitió co- El paradigma
son concebidos, según lo escrito nectarme con lo más profundo de actualmente
en la folletería de difusión de la ini- mi ser, y mi búsqueda y mis deseos, hegemónico,
ciativa, como espacios de sabiduría aunque sea atravesado por opciones
consolidado
colectiva y fuente de paz, justicia y eclesiales, de vida religiosa, de for-
solidaridad. mación, de misión...” (M64). con la moder-
Resumiendo: lo distintivo de la ini- - “Yo lo digo así: ´Si Arraigos... no nidad, des-
ciativa es su eje en una espirituali- tiene sentido para mí, no tiene sen- taca la au-
dad holística, que se vivencia desde tido para nadie´. O sea, ese es un toridad, y al
la relación y sabiduría tejida en cír- giro para la eclesialidad, porque ve-
culos de mujeres. Los testimonios de níamos con el paradigma de la pas- hombre en su
capacidad de
5Ver comunicaciones de Graciela Dibo, “Círculos de mujeres de Arraigos para la Vida, dominio sobre
‘ensayos de paz’. Relectura feminista de Mc 5, 24-34 desde la práctica de la espiritua- la creación,
lidad holística en clave de mujeres”, y de Gabriela Zengarini, “Los Círculos de Arraigos
para la Vida: espacios de espiritualidad desde la ‘práctica de la relación’ entre mujeres”. las relaciones
6Las citas textuales de las entrevistadas van con la inicial del nombre: A=Adriana, y la sociedad.
G=Graciela, M=Mabel y S=Susana, seguido del número de página del cuadernillo
donde está la desgravación).

15
 toral: hay que hacer, hay que hacer,
hay que hacer. No, nada, acá no hay
ningún deber ser. Los hay pero no
es el eje. Entonces… Yo necesito de
este espacio para ser yo, ser en rela-
ción y hacerme, y hacerme con otras
y solidarizarme con otras” (M65).
- [Este espacio] “nos devuelve digni-
dad, el ocupar el lugar que tenemos
que ocupar. Y creo que a las muje-
El eje de res les pasa lo mismo porque ellas se
Arraigos para sienten con esa libertad de tomar la
la Vida en palabra y comparten su vida, y tie-
nen su lugar, estamos en el círculo
una espiritua- y… “ (A98).
lidad holística Quisiera enfocar la reflexión sobre lo
lo ancla en que es Arraigos para la Vida desde lo
este paradig- que comporta en términos de para-
digma; tanto en términos de conoci-
ma contrahe- miento y vivencia, como de modelo
gemónico. de Iglesia, particularmente de para-
digma de la vida religiosa consagra-
da femenina. La sabiduría colectiva
de los círculos de mujeres es parte, a
mi entender, de un paradigma con-
trahegemónico, y ayuda a su conso-
lidación y legitimidad. Los párrafos
siguientes pretenden introducir la
próxima sección centrada en el reco-
rrido de las religiosas animadoras de
la iniciativa.
El paradigma actualmente hege-
mónico, consolidado con la mo-
dernidad, destaca la autoridad, y al
hombre en su capacidad de dominio
sobre la creación, las relaciones y la
sociedad. Busca controlar, medir,
cuantificar. Un paradigma que pa-
tentó la dualidad, sobre un supuesto
de linealidad y progreso. Paradigma
que lleva la impronta del patriar-
cado, del dominio, del control. El
paradigma contrahegemónico co-
7(B. De Sousa Santos, Una epistemología del sur: La reinvención del conocimiento
y la emancipación social, México 2009).
8“el paradigma del conocimiento prudente para una vida decente”, en tanto lo que
emerge no es sólo un paradigma científico –el paradigma de un conocimiento pru-
dente–, sino que tiene que ser también un paradigma social –el paradigma de una
vida social–: De Sousa Santos, Una epistemología del sur, 40.43.
16
mienza a legitimarse en gran parte
a partir de la mecánica cuántica y de
la teoría de la relatividad. Siguiendo
a Boaventura De Sousa Santos en el
primer capítulo de su libro Una Epis-
temología del Sur, en el paradigma
que él denomina emergente en vez
de la eternidad, el eje es la historia;
en vez del determinismo, la imprevi-
sibilidad; en vez del mecanicismo, la
interpenetración, la espontaneidad y
la autoorganización; en vez de la re-
versibildad, la irrevesibilidad y la evo-
lución; en vez del orden, el desorden;
en vez de la necesidad, la creatividad
y el accidente7. El conocimiento, en
cuanto a su contenido y forma, del
paradigma emergente tiende a ser
un conocimiento no dualista, un
conocimiento que se funda en la
superación de las distinciones tan
familiares y obvias que hasta hace
poco considerábamos insustituibles,
tales como naturaleza/cultura, natu-
ral/artificial, vivo/inanimado, men-
te/materia, observador/observado,
subjetivo/objetivo, colectivo/indivi-
dual, animal/persona. El paradigma
de conocimiento que caracteriza se
corresponde en gran medida con el
paradigma ecológico de F. Capra.
De Sousa Santos define al paradig-
ma como8. La incertidumbre del co-
nocimiento que la ciencia moderna
siempre vio como limitación técnica
destinada a sucesivas superaciones,
se transforma en el nuevo paradig-
ma en la clave de entendimiento de
un mundo que más que controlado
ha de ser contemplado.
La espiritualidad es clave en este
nuevo paradigma. Es la llave que
permite el autoconocimiento, y el
acceso a nuevas dimensiones de

conocimiento integral y emancipa-
torio. Es la llave que introduce la
condición de posibilidad de pers-
pectivas alternativas a la visión ra-
cional que privilegió la linealidad, la
abstracción, lo racional; permitiendo
o haciendo posible ahora en cambio
el encuentro con la totalidad de la
vida. Se propulsan abordajes holís-
ticos que permitan comprender y
experimentar la totalidad, y desde
ahí la dinámica de la “trama de la
vida” en tanto proceso creativo e in-
terconectado en el que nada puede
ser entendido por sí mismo, sino por
su pertenencia a la infinita y exten-
sa danza de la creación9. La dimen-
sión espiritual es indispensable para
superar el reduccionismo del para-
digma de la modernidad. La espiri-
tualidad pasa a ser concebida como
expresión de un impulso profundo y
universal que mueve y ha movido el
corazón de los hombres y las muje-
res desde los orígenes. Es, utilizan-
do lo expresado por Sara Fliess, “la
llave que permite descubrir el pulso
9Ver F. Capra, La trama de la vida: una nueva perspectiva de los sistemas vivos, Barce-
lona 1998).
10S. Fliess, Focusing y crecimiento espiritual: www.loscerezosargentina.org.ar.
Las cuatro
religiosas,
actualmente
de mediana
edad, ateso-
ran lo vivido
en variados y
múltiples pro-
del misterio que nos deslumbra y so-
brepasa, es la fuerza de la energía
cesos y espa-
que impulsa hacia la vida en modos cios eclesiales
inesperados y a veces caóticos, pero y sociales.
que siempre es ‘para ir hacia delan-
te’... impulso vital que algunos lla-
man aliento o soplo de Dios, Ruaj...
o Sofía, madre de los vivientes... o
infinidad de otros nombres que re-
presentan esta experiencia del Ab-
soluto en cada latitud y cultura”10. El
eje de Arraigos para la Vida en una
espiritualidad holística lo ancla en
este paradigma contrahegemónico.
Además, un aspecto relevante a des-
tacar es que la iniciativa, estructura-
da en torno a círculos de mujeres, se
inscribe en este paradigma también
por el sujeto colectivo en el que se
centra: mujeres. La iniciativa se ar-
ticula en torno a un círculo de su-
jetos emergentes. Le da así espacio,
voz y posibilita una experiencia ho-
lística y emancipadora, a un sujeto
colectivo históricamente silenciado y
controlado. Y está sostenida –y este
es el punto que más quisiera subra-
17
 yar a los efectos de esta comunica-
ción– por sujetos emergentes en la
sociedad y en la Iglesia (religiosas),
quienes cargan en sus espaldas las
heridas de hacer parte de una insti-
tución patriarcal –la Iglesia católica–
que legitima su estatus subordinado
frente a los varones clérigos, des-
plegando eficientes estrategias de
control. Se trata de religiosas –las que
El mayor participan de las actividades de Arrai-
intercambio gos– que junto con mujeres laicas (de
variadas situaciones socio-religiosas)
con laicos en construyen un entramado armonio-
actividades so que horizontaliza los roles, las
internas de vivencias y empodera así a todo el
las congre- colectivo. Son espacios que tejen
entre todo este colectivo de muje-
gaciones y res vínculos de sororidad. El término,
en la misión nacido en el ámbito feminista, hace
enriqueció en referencia a la alianza de las muje-
diversas direc- res desde la que alimentan su lucha
contra la opresión, creando espacios
ciones. en que las mujeres puedan desple-
gar nuevas posibilidades de vida11.
La sororidad hace referencia, en bre-
ve, a la hermandad entre mujeres,
quienes al percibirse como iguales
pueden aliarse, compartir y, sobre
todo, cambiar su realidad. Es un tér-
mino que aplica bien a lo que sus-
citan los círculos de Arraigos... Por
un lado sororidad entre las religio-
sas que participan, y paralelamente
sororidad entre todo el colectivo de
mujeres. Así gracias a esta alianza,
a esta hermandad, resignifican su
subjetividad femenina y cuestionan,
en forma no directamente confron-
tativa, su lugar dentro de la Iglesia.
Ilustro esta afirmación con un par de
afirmaciones de las religiosas entre-
vistadas:
- [Arraigos... es] “como espacio de
creatividad y de libertad en donde
cada una encuentra su lugar en rela-
ción” (G22).
- “Lo más importante es la relación.
11(M. Lagarde, Enemistad y sororidad: hacia una nueva cultura feminista: e-mujeres.
net/ateneo/marcela-lagarde/textos/enemistad-y-sororidad-nueva-cultura-feminista).
18
Entonces le vas poniendo connota-
ciones de confianza, de amistad, de
solidaridad, de sintonía, de pacto...
Si está la relación, todo lo demás
fluye”.
- “Nosotras tenemos otra práctica,
tenemos otra eclesialidad que nos
hace sentir bien y que hace sentir
bien a las otras mujeres” (A91).
- [Arraigos... es] “como una enreda-
dera … porque la enredadera crece,
se arraiga, crece, se arraiga, crece…
y… nosotras, las mujeres, hacemos
esta migración de una conciencia a
otra, de un cambio a otro”... (G11)
“Nuestros arraigos son en movi-
mientos (S13).
2. Las religiosas del grupo coordi-
nador: herederas e iniciadoras
¿Por qué las religiosas entrevista-
das –coordinadoras de Arraigos
para la Vida– sostienen esta activi-
dad? ¿Qué recorridos y búsquedas
marcaron sus itinerarios? Estas son
las preguntas que sondearé en esta
sección. La fuente de datos, reitero,
son las entrevistas que les hicimos;
se destacan, por lo tanto, sólo los hi-
tos que las propias religiosas de tres
congregaciones resaltaron.
Las cuatro religiosas, actualmente
de mediana edad, atesoran lo vivido
en variados y múltiples procesos y
espacios eclesiales y sociales. Fueron
protagonistas de experiencias, de
búsquedas, de recorridos individua-
les e institucionales que marcaron el
camino andado y colaboraron en la
construcción del paradigma contra-
hegemónico.
Pertenecen a congregaciones que
en las últimas décadas han ido
cambiando aspectos de su presen-
cia y misión. Desde dejar el hábito,
cambiar la dinámica y la carga con-
ventual, hasta importantes cambios
en el tipo de “obra” o misión, estas
congregaciones fueron pasando por
relevantes procesos de “aggiorna-
mento”. Procesos que implicaron
constantes discernimientos comu-
nitarios e individuales, relecturas de
sus carismas fundacionales, y forma-
ción humana que permitiera tener
aproximaciones adecuadas a la rea-
lidad social. Señalo a continuación
algunos aspectos dentro de este
camino.
2.1. Espacios de interacción entre
congregaciones y laicos
La estructuración de espacios de
interacción entre congregaciones
fue un fecundo semillero de cono-
cimiento mutuo, aprecio, proyectos
comunes, etcétera. Espacios que
ayudaron a sacar a las congregacio-
nes religiosas de su aislamiento, y a
limar resquemores y competencias.
Las religiosas entrevistadas se en-
contraron trabajando en los inter-
juniorados donde paralelamente a
planificar una formación más amplia
encarada en equipo, fueron tejiendo
una amistad, sintonizando búsque-
das y motorizando proyectos. Se en-
contraron también en espacios faci-
litados por la Conferencia Argentina
de Religiosas y Religiosos, con sus
diversas propuestas, entre las cuales
las semanas de vida religiosa que re-
dundó a veces en la concreción de
espacios de trabajo “pastoral” co-
munes.
Como expresó una de las religiosas,
“esta red de amistad entre religio-
sas, que no pasa por la formalidad
ayuda a agudizar el discernimiento”
(G87). Y asimismo va al encuentro
de la “necesidad de tener pares en la
vida religiosa para darle forma a ini-
ciativas y cambios… Necesito pares,
necesito pares de la vida religiosa en
donde poder hacer esto” (G57).
Estos espacios de intercambio faci-
litaron asimismo el tejido de sólidos
vínculos de sororidad, que ayudaron
a empoderar a las religiosas. Ayu-
daron asimismo a ir superando “el
pacto patriarcal entre varones, aun
entre los más abiertos” (G60).
Asimismo, el mayor intercambio con
laicos en actividades internas de las
congregaciones y en la misión se
enriqueció en diversas direcciones.
Favoreció la apertura de los carismas
y la formación y el compromiso de
los laicos. Entre los cambios de es- En las últimas
tructura, una mencionada por una décadas, la
religiosa entrevistada, fue la aper-
tura de las asambleas de su congre-
vida religiosa
gación a la participación de laicas/ femenina en
os. Algunas congregaciones hicieron general co-
con ellos procesos de planificación menzó a verse
pastoral participativa.
sacudida,
2.2. Lectura popular de la Biblia: interpelada y
lectura con ojos de mujer fuertemente
Entre las metodologías que demo- movilizada
cratizaron el conocimiento religioso,
por la teología
la lectura popular de la Biblia fue de-
sarrollada e implementada en Amé- “feminista”
rica Latina, emparentada (en parte) y la teología
con la dinámica de las comunidades en “clave de
eclesiales de base. Implicó un des- mujer”.
pliegue de metodologías que apun-
taban a dar voz y protagonismo a
los sectores populares y a ayudar a
tener una lectura crítica de su reali-
dad social.
Las religiosas entrevistadas tuvieron
en mayor o menor medida un invo-
lucramiento personal con estas pe-
dagogías, enriqueciéndose así con
las comunidades que acompañaban.
Conjugado con formaciones más
sistemáticas en las Sagradas Escritu-
ras, algunas fueron sumergiéndose
en una lectura popular de la Biblia
desde la clave de la hermenéutica
de la sospecha. En una conjunción
positiva entre formación y la prác-
tica concreta de animar a grupos
con esta pedagogía, las religiosas
entrevistadas dan cuenta de saltos
importantes en su maduración per-
sonal. Una afirma, a propósito de su
19
 participación en un grupo que apli-
caba este abordaje: “fue mi usina
de creatividad… [que posibilitó el
desarrollo] de la expresión a través
de lo simbólico” (G). Entre las meto-
dologías desarrolladas se menciona
al bibliodrama, la dramatización de
las narrativas.
Esta formación en una aproximación
bíblica con “ojos de mujer”, como
en un espiral, fue haciendo entrar
a otras religiosas. Las religiosas más
La experiencia formadas, por ejemplo, fueron con-
de esta cerca- vocadas por otras congregaciones
nía de las reli- para un acompañamiento con estas
giosas con los dinámicas. Así se fue también ali-
mentando el vínculo de sororidad
pobres, aun entre las religiosas.
en el marco
de conflictos 2.3. Sumersión en una teología
y discerni- feminista
En las últimas décadas la vida reli-
mientos, a giosa femenina en general comenzó
mi entender, a verse sacudida, interpelada y fuer-
ha sido muy temente movilizada por la teología
fecunda en “feminista” y la teología en “clave
de mujer”. Aun aquellas congre-
su camino
gaciones y religiosas que resisten
por diversas y cuestionan este abordaje, se han
razones. visto en algún grado interpeladas
por la nueva perspectiva, que lleva a
replanteos sobre su identidad como
consagradas, y su rol dentro de la
Iglesia y la sociedad.
Las religiosas entrevistadas expresa-
ron diversas instancias de inmersión
en la teología feminista. Algunas se
vinculan a procesos de formación.
Entre la formación más sistemática
se mencionó haber cursado el Mas-
ter del Duoda, master en estudio de
la diferencia sexual de la Universidad
de Barcelona; también los vínculos
con Efeta, la primera escuela de teo-
12(ver M. González, La reflexión teológica en Argentina, 1962-2004: Un mapa de sus
relaciones y desafíos hacia el futuro, Buenos Aires 2010).
13Ver A. M. Quiñones, Del estado de perfección a seguir a Jesús con el pueblo pobre.
El comienzo de la vida religiosa inserta en medios populares en Argentina (1954-1976),
Tesis de Disertación para la Licenciatura en Teología Pastoral, UCA, Buenos Aires 1997.
20
logía feminista online radicada en
Sevilla, cofundada por Mercedes Na-
varro Puerto. Se menciona asimismo
un curso tomado en Argentina en
el Isedet dado por Elizabeth Schüs-
ller Fiorenze. Se mencionan también
varias mujeres referentes, algunas
teólogas feministas, otras simple-
mente modelos de vida, con las que
cabe armar una genealogía de mu-
jeres que han ido transmitiendo su
sabiduría tocando el corazón de las
mujeres entrevistadas. Hago alusión
aquí sólo a las menciones a interac-
ciones más o menos vinculadas a
instancias formativas con diversas
teólogas feministas: Antonieta Po-
tente, Helena Teresinha e Ivonne Ge-
bara de Brasil. A esta última una de
las congregaciones le pidió acom-
pañamiento en uno de los recien-
tes retiros. Se menciona asimismo a
Ana María Donato, a Carmelita Fre-
itas, de quien una de las religiosas
comentó: “Vino a correr los para-
digmas que veníamos teniendo, era
por el cambio cultural, cambio que
veníamos teniendo” (A36). “Y ella
me dijo: ‘Vos sos demasiado joven
–cumplía cuarenta–. Y yo ya ten-
go…’ Mientras decía todo eso, tenía
tanta experiencia que te decía como
las dos cosas; por un lado, abrían,
abrían, abrían y en otra, bueno… te
ayudaban” (G36).
Así, en este tejido e intercambio con
referentes de la teología feminista
norteamericana, europea y latinoa-
mericana, se va estructurando una
nueva mirada teológica que inter-
pela profundamente su subjetividad
como religiosas y su misión en la
Iglesia y en la sociedad. Cabe final-
mente destacar la participación de
todas las entrevistadas (en mayor o
menor medida) en Teologanda, un
programa de estudios, investigacio-
nes y publicaciones; espacio desde
el cual se alienta y apoya la forma-
ción y participación de mujeres en la
teología.
2.4. Opción por estar entre los pobres:
los desafíos de la inserción
Los debates y la reflexión generada
por la recepción del Concilio Vati-
cano II y sobre las distintas formas
de darle cauce a la opción preferen-
cial por los pobres acompañaron un
proceso de discernimiento sobre el
sentido de la misión de la vida reli-
giosa, sobre todo la femenina, tan
“encerrada” en sus obras12. Acom-
pañar a los pobres llevó a propues-
tas radicales como las de vivir con
los pobres; opción que algunas con-
gregaciones hicieron a través de lo
que se conoció como la inserción en
medios populares13.Las congrega-
ciones de las religiosas entrevistadas
atravesaron por este debate y toma-
ron diversas opciones más o menos
radicales de vida inserta entre los
pobres. Así algunas religiosas deja-
ron sus colegios u obras, y traslada-
ron sus casas a medios populares,
viviendo y desarrollando sus activi-
dades entre los pobres. Una de las
religiosas afirma: “El primer cambio
[se refiere a su congregación] fue ir
a los barrios y plantear otra cuestión
en la animación y en la vida, estan-
do en los barrios. Fue un proceso de
deshacer el convento en el barrio”
(S33). Más adelante afirma: “En me-
dio de lo popular, en una casita po-
pular,… pero con el aire de la gente
y de compartir la Palabra” (S43). Las
14La experiencia de escucha como medio para un proceso natural de recuperación
de angustias, fue trabajada por la hermana Verónica Rafferty de la congregación de
Dominicas Irlandesas, quien adapta la técnica conocida como,“Re-evaluation Coun-
seling”, de Harvey Jackins, creando ella una nueva herramienta de rápida difusión en
sectores populares de Argentina, conocida como M.Ap.A., “Mujeres Aprendiendo a
Ayudarse”.
religiosas entrevistadas que no hicie-
ron estas opciones de inserción, se
vieron igualmente interpeladas por
la cercanía y el acompañamiento de
los más carenciados.
La experiencia de esta cercanía de
las religiosas con los pobres, aun
en el marco de conflictos y discerni-
mientos, a mi entender, ha sido muy
fecunda en su camino por diversas
razones. Entre ellas, propongo la
siguiente hipótesis: el sincero inter-
cambio y diálogo entre la vida reli-
giosa femenina y la cultura popular
ayudó a que esta opción de vida se
fuera despojando de aspectos ecle-
siales institucionales rígidos. Cabe
conjeturar que existe una afinidad
entre espiritualidad, religiosidad de
los sectores populares y matriz cul-
tural que la vida religiosa, en sincera
inmersión con los más pobres, pue-
de ayudar a potenciar. Es una afini-
dad que, como consecuencia, crea
comunidades más fraternas. Frater-
nidad que se nutre en un tejido de
sororidad entre las religiosas y entre
ellas y sus comunidades, que, anali-
zo, es la fuente de su incidencia.
2.5. Opción por las mujeres
La teología feminista, mencionada
en los párrafos de arriba, junto con
la experiencia de la interacción más
directa con las mujeres pobres, fue
llevando a replanteos sobre el tipo
de “misión” de la vida religiosa fe-
menina en los sectores populares.
Pensar la opción por los pobres
desde la dimensión de género, fue
decisivo en concebir la “liberación”
y el acompañamiento a los más vul-
nerables desde una espiritualidad
más holística, en la que la dimensión
21
corporal y la experiencial fueron cobrando cre-
ciente relieve, llevando a replanteos de abor-
dajes más confrontativos.
Las religiosas entrevistadas comenzaron a re-
orientar su misión hacia una opción por pri-
vilegiar el empoderamiento de las mujeres,
especialmente de las más pobres. En algunas
fue una opción efectuada por la propia con-
gregación. Lo corporal pasó a tener creciente
relieve. El cuerpo de las mujeres, tan vapulea-
do y controlado en nuestra cultura, se fue pri-
vilegiando como espacio de sanación. Como
afirmó una de ellas, “tuvimos la intuición de
la necesidad de partir de lo corporal” (S53). Se
comenzó espontáneamente, con la dinámica
de círculo de mujeres; se apeló, entre otras,
a la herramienta de la escucha mutua, en la
búsqueda de habilitar el protagonismo de las
mujeres, impulsando su empoderamiento14.
Esta es una experiencia que fue asimismo
ensanchando la conciencia. Adentrarse en la
22
espiritualidad holística fue abriendo el espa-
cio; como expresó una de las religiosas “con
la preocupación de poder seguir haciéndonos
solidarias de lo que ya veníamos haciendo con
las mujeres de sectores más vulnerables…
aunque no en forma excluyente… El desafío
de la mixtura social y de diversidad de inser-
ciones dentro de la Iglesia –monjas, laicas–”
(G5).
Las religiosas que sostienen Arraigos para la
Vida, en síntesis, son herederas de un fecun-
do recorrido; tienen la memoria de un pasado
que es guía y luz para un futuro que presagia
una vida religiosa más madura, enraizada en
lo místico y a la vez encarnada. Una opción
de vida que puede ayudar a sanaciones pro-
fundas. Ellas, con sus opciones y su entrega,
están ayudando a forjar ese futuro.

] Andrea Elba Poretti]
Miembro de la Comunidad de
Sant’Egidio de Buenos Aires
Los mártires y los testigos
de la fe de nuestros tiempos
La autora nos presenta, en esta nota, la realidad actual del martirio en
la Iglesia, su dimensión ecuménica y el magisterio del papa Francisco al
respecto.
En este tiempo hay muchos mártires
que mueren y derraman su sangre
por su fidelidad a Cristo y al Evan-
gelio. Sin tener que remontarnos
demasiado al pasado, al comienzo
de la Semana Santa de este año,
el Domingo de Ramos de abril dos
iglesias coptas de Egipto sufrieron
ataques terroristas dejando decenas
de muertos y otro tanto de perso-
nas heridas. Y sucesivamente hasta
en las últimas semanas del mes de
mayo, nuevos atentados perpetra-
dos a iglesias coptas en Egipto están
provocando más y más muertes.
El martirio de los cristianos nos cues-
tiona en nuestra fe para no ser cóm-
TESTIGOS
plices de su sufrimiento, sino para
estar atentos y vigilantes. Es necesa-
rio alzar la voz por ellos y unir las
fuerzas para que nuestras súplicas
al Señor lleguen a aplacar la sed de
odio y violencia y se produzca el mi-
lagro de la reconciliación y la paz. La
distancia geográfica de los lugares
de persecución y conflicto que nos
separa, y a veces hasta nos hace
sentirnos ajenos a esas realidades,
puede ser colmada por la oración
hecha con fe e insistencia. De hecho
dice la Carta a los Hebreos: (ustedes)
“no han resistido todavía hasta lle-
gar a la sangre en su lucha contra
el pecado” (Heb 12, 4). La memoria
23
 de los mártires es un fuerte mensaje
de solidaridad con aquellos cristia-
nos cuyo testimonio desarmado es
un escándalo ante la violencia y el
terror.
Cada año, la Comunidad de Sant’Egidio,
movimiento nacido bajo los aires del
Concilio Vaticano II (ver recuadro),
hace Memoria de los mártires y tes-
tigos de la fe contemporáneos con
En este tiempo una vigilia de oración que reúne a
hay muchos los representantes de las distintas
confesiones cristianas. De hecho,
mártires que
es muy importante tener presente
mueren y el ecumenismo de la sangre como
derraman su el mismo papa Francisco lo define:
sangre por “Sentimos que para nosotros son
su fidelidad verdaderas las palabras del apóstol
Pablo: ‘Si un miembro sufre, todos
a Cristo y al
sufren con él; y si un miembro es
Evangelio. honrado, todos se regocijan con
él´ (1Cor 12, 26). Los sufrimientos
compartidos han hecho que los cris-
tianos, divididos por el contrario en
muchos aspectos, se acercasen unos
a otros. De la misma manera que el
derramamiento de la sangre de los
mártires se convirtió en la semilla de
nuevos cristianos en la Iglesia primi-
tiva, hoy en día la sangre de tantos
mártires de todas las iglesias se con-
vierte en semilla de la unidad de los
cristianos. Los mártires y los santos
de todas las tradiciones eclesiales ya
son uno en Cristo; sus nombres están
escritos en el único martirologio de la
Iglesia de Dios. El ecumenismo de los
mártires es una invitación a nosotros
aquí y ahora a caminar juntos hacia
la unidad cada vez más plena”.
En esta vigilia de oración, que sue-
le desarrollarse en el seno de la Se-
mana Santa, uno a uno y según los
continentes y regiones geográficas,
se nombra a quienes han muerto
a causa del Evangelio. Es una larga
lista que año tras año nos invita a
recorrer los lugares del martirio y la
persecución y nos hace centrarnos
en la Pasión de Cristo desde la mira-
24
da de “los que vienen de la gran tri-
bulación; han lavado sus vestiduras
y las han blanqueado con la Sangre
del Cordero” (Ap 7, 13-14).
San Bartolomé: lugar memorial
de los “Nuevos Mártires”
de los siglos XX y XXI
En 1999, Juan Pablo II decidió, en
preparación del Jubileo del año
2000, establecer una comisión de
“Nuevos Mártires”, para investigar
sobre los mártires cristianos del siglo
XX. La comisión ha trabajado du-
rante dos años en los locales de la
Basílica de san Bartolomé, reunien-
do alrededor de 12.000 dossiers de
mártires y testigos de la fe llegados
desde las diócesis de todo el mundo.
Entre los frutos de este trabajo se
encuentra la oración ecuménica de-
sarrollada en el Coliseo romano, con
la presencia del papa Juan Pablo II
y los representantes de las principa-
les Iglesias cristianas. En esa ocasión
se subrayó que el gran número de
cristianos matados o perseguidos en
el siglo XX formaba un contingente
que aún se debe explorar, un patri-
monio compartido por cada confe-
sión cristiana.
Pasado el Jubileo, Juan Pablo II qui-
so que esta memoria de los testigos
de la fe del siglo XX pudiera volver-
se algo visible en la Basílica romana
de San Bartolomé. En octubre de
2002, con una solemne celebración
ecuménica que contó con la presen-
cia de los cardenales Ruini, Kasper y
George, y del patriarca rumano or-
todoxo Teoctist, se colocó en el al-
tar mayor un gran ícono dedicado
a los mártires del Siglo XX. El ícono
representa, con una simbología to-
mada del Apocalipsis, las situaciones
por las que atravesaron los mártires,
según los trabajos de la comisión.
Otras memorias de mártires han
sido situadas en las capillas laterales,
cada una dedicada a una situación
histórica particular.
 Cada año, la
Comunidad
de Sant’Egidio
hace Memoria
de los mártires
y testigos de
la fe contem-
poráneos con
una vigilia de
oración que
reúne a los
representantes
de las distin-
tas confesio-
nes cristianas.

El icono de los nuevos mártires.

Posteriormente, el 7 de abril de cisco ha expresado en el mes de

2008, el Santo Padre Benedicto XVI
visitó la Basílica.
Los nuevos mártires, el papa
Francisco, su vista a la Basílica
de san Bartolomé y el viaje a
Egipto
Con su gran sensibilidad ante el su-
frimiento de muchos, el papa Fran-
enero de 2017: “Los mártires son
los que llevan adelante a la Iglesia,
los que la sostienen, antes y ahora
(...). Esta es la gloria de la Iglesia y
nuestro sustento y también nuestra
humillación: nosotros que tenemos
de todo, que todo lo tenemos fácil y
que nos lamentamos continuamente
cuando nos falta algo”. Y concluye:

25
 “Pensemos en estos hermanos y her-
manas que hoy, en un mayor núme-
ro que en los primeros siglos, sufren
el martirio”. De hecho, el Papa cons-
tata que “hoy, en el siglo XXI, nues-
tra Iglesia es una Iglesia de mártires”.
Por eso nos dice: “También nosotros,
es verdadero y justo, nos sentimos
satisfechos cuando vemos un acto
eclesial que ha tenido un gran éxito,
los cristianos se manifiestan… ¡Es
bello!, ¿no? ¿Es fuerza esto? Sí, es
fuerza. Pero la fuerza más grande
En 1999 está en las pequeñas Iglesias, con
Juan Pablo poca gente, que son perseguidas,
II decidió, en con sus obispos encarcelados. Esta
es nuestra gloria hoy y nuestra fuer-
preparación
za también”.
del Jubileo El sábado 22 de abril, vigilia del do-
del año 2000, mingo de la misericordia, el papa
establecer una Francisco ha visitado en Roma el
Santuario de los nuevos Mártires de
comisión de
los siglos XX y XXI en la Basílica de
“Nuevos Már- san Bartolomé en la Isla Tiberina y
tires”, para in- con una gran oración en memoria
vestigar sobre de todos ellos. Lo recibió el alegre
los mártires pueblo de Sant’Egidio compuesto
por los niños de las Escuelas de la
cristianos del Paz, ancianos, personas enfermas o
siglo XX. con capacidades especiales, prófu-
gos, jóvenes y adultos.
Al comienzo de la celebración, en
el atrio de la Basílica, el Papa besó
la cruz y, para presidir la oración,
recibió la estola del padre Ragheed
Aziz  Ganni, sacerdote caldeo asesi-
nado en Mosul, Irak. De allí, el Santo
Padre recorrió la nave central para
llegar hasta el altar principal donde
se guardan los restos del Apóstol san
Bartolomé y se detuvo varios minu-
tos en oración y silencio ante el íco-
no de los nuevos mártires, pintado
por Renata Sciachí, de la Comunidad
de Sant’Egidio, que condensa las
historias de persecución y asesinato
de los cristianos durante el siglo XX
en todas las regiones del mundo, a
la luz de una reflexión teológica cen-
trada en el libro del Apocalipsis (ver
recuadro).
26
Dijo Andrea Riccardi, fundador de la
Comunidad de Sant’Egidio en su sa-
ludo inicial: “Los mártires nos ense-
ñan a vencer con el amor y no con el
poder”. A su lado estaban parientes
o amigos de quienes han entregado
su vida por el Evangelio. Cada uno
de ellos dio un breve testimonio.
Eran Karl Schneider, hijo de Paul,
pastor asesinado en 1939 en el cam-
po de exterminio de Buchenwald,
Roselyne, la hermana del anciano
sacerdote Jacques Hamel, asesinado
en Rouen, Francia, el pasado 26 de
julio de 2016 mientras celebraba la
misa, y el joven seminarista Francis-
co Guevara, amigo de William Qui-
jano asesinado el 28 de septiembre
de 2009 en El Salvador por su oposi-
ción a las maras en Apopa, un barrio
muy periférico de San Salvador.
Andrea Riccardi también evocó la
significativa coincidencia de la visita
del Papa con el cuarto aniversario
del secuestro de los obispos ortodo-
xos de Alepo Boulos Yazigi y Grego-
rios Ibrahim, que en distintas opor-
tunidades oró en esa Basílica. Y pun-
tualizó Andrea: “Seguimos pidiendo
su liberación, junto a la de Paolo
Dall’Oglio”. “¿De qué tiene necesi-
dad hoy la Iglesia? –se preguntó el
papa Francisco en su homilía–. De
mártires, de testigos, es decir de los
santos de todos los días”. 
Y también, a partir de la reflexión
del Evangelio según san Juan en el
capítulo 15, expresó: “Si nos fijamos
bien, la causa de toda persecución
es el odio: el odio del príncipe de
este mundo hacia los que Jesús salvó
y redimió con su muerte y con su re-
surrección”. Y puntualizó: “En el pa-
saje del Evangelio que hemos escu-
chado (ver Jn 15,12-19), Jesús utiliza
una palabra fuerte y que asusta: la
palabra ‘odio’. Él, que es el maestro
del amor, a quien tanto gustaba ha-
blar de amor, habla de odio. Pero Él
siempre quería llamar a las cosas por
su nombre. Y nos dice: ‘¡No teman!
Si el mundo los odia, sepan que a mí
me ha odiado antes que a ustedes’“.
Con este espíritu y compenetrado
con el lugar del Santuario de los
Nuevos Mártires, el Papa testimonió
su encuentro con un musulmán en
su visita a la Isla de Lesbos: “Quisiera
añadir un ícono más a esta iglesia.
Una mujer. No sé cómo se llama,
pero ella nos mira desde el cielo.
Yo estaba en Lesbos saludando a
los refugiados y vi a un hombre de
unos 30 años, con tres niños. Me
miró y me dijo: ‘Padre, yo soy mu-
sulmán. Mi esposa era cristiana. Los
terroristas vinieron a nuestro país,
nos miraron y nos preguntaron cuál
era nuestra religión, y vieron que
ella llevaba un crucifijo, y le pidie-
ron que lo tirara al suelo. Ella no lo
hizo y la degollaron delante de mí.
Nos amábamos mucho’. Este es el
ícono que traigo hoy como regalo
aquí. No sé si aquel hombre sigue
en Lesbos o si ha podido ir a otro
lugar. No sé si pudo salir de aquel
campo de concentración, porque los ¿De qué tiene
campos de refugiados –muchos de necesidad hoy
ellos– son campos de concentración, la Iglesia? –se
para toda la gente que está allí. Y preguntó el
los pueblos generosos que les aco-
gen deben cargar con este peso, papa Fran-
porque los acuerdos internacionales cisco en su
parecen ser más importantes que los homilía–. De
derechos humanos. Aquel hombre mártires, de
no tenía rencor: él, musulmán, lle-
vaba esta cruz de dolor sin rencor. Se
testigos, es
refugiaba en el amor de su esposa, decir de los
agraciada por el martirio”. santos de to-
dos los días.
A continuación, el Santo Padre reco-
rrió cada una de las capillas laterales
de la Basílica, donde se conservan
reliquias y recuerdos de los mártires

La Comunidad de Sant’Egidio
La Comunidad de Sant’Egidio nació en Roma en 1968, luego del Concilio
Vaticano II. Hoy en día es un movimiento de laicos comprometidos en
la comunicación del Evangelio y la caridad presentes en Roma, Italia
y en más de 70 países en el mundo. Está reconocida por el Pontificio
Consejo para los Laicos como “Asociación pública de laicos de la Iglesia”.
Está articulada en comunidades difundidas en el mundo, que comparten
la misma espiritualidad y fundamentos que caracterizan el camino de
San Egidio:
- La oración, que acompaña la vida de todas las comunidades en Roma
y en el mundo, la cual constituye un elemento esencial. La oración
es el centro y el lugar primario de la total orientación de la vida de
comunidad.
- La comunicación del Evangelio, corazón de la vida de la Comunidad,
que se extiende a todos aquellos que buscan y piden un sentido en la
vida.
- La solidaridad con los pobres, vivida como servicio voluntario y gratuito,
en el espíritu de una Iglesia que es “Iglesia de todos y particularmente
de los pobres” (Juan XXIII).
- El ecumenismo, vivido como amistad, oración y búsqueda de la unidad
entre los cristianos del mundo entero.
- El diálogo, indicado por el Vaticano II como camino de la paz y de la
colaboración entre las religiones, pero también como forma de vida y
como metodología para la reconciliación de los conflictos.

27
 y testigos de la fe. En cada una rezó
en silencio y encendió una vela con
gran devoción y recogimiento que
le alcanzaban amigos, asistentes o
familiares de los mártires, como la
hermana Lucía Citro, colaboradora
de las hermanas saverianas asesina-
das en Burundí; la hermana Agosti-
na, colaboradora del padre Puglisi,
y muerto por su lucha contra las
mafias; la hermana del padre An-
drea Santoro, asesinado en Turquía;
un representante del Patriarcado de
En el discurso Moscú.
en la Con- En la capilla que conserva los re-
ferencia de cuerdos de los mártires de Asia y
de Oriente Medio, el papa Francisco
Al-Azhar, el
bendijo una pequeña talla de ma-
Papa ha des- dera, representando una paloma,
cripto a Egipto reproducción a la vez de una del
como Tierra iconostasio de una antigua iglesia
de Alepo, bombardeada durante el
de Alianzas.
sitio de la ciudad. Se la presentó un
refugiado sirio de Alepo. Tras la ben-
dición del Papa, la paloma fue colo-
cada en el altar.
Para concluir la primera parte de la
visita se nombró a algunos de los
mártires y testigos de la fe contem-
poráneos. Cada uno de estos nom-
bres, como las cuentas de un rosario,
retumbó con gran solemnidad ante
el recogimiento del los presentes.
Después de haber rendido el home-
naje a las reliquias de los mártires y
concluida la oración, en un segun-
do momento de la visita, el Papa
encontró un grupo de inmigrantes
y de prófugos que llegaron a Italia
gracias a los corredores humanita-
rios que promueve la Comunidad
de Sant’Egidio junto a otras Iglesias
cristianas y fuerzas vivas, y que evi-
tan, por un lado, que los refugiados
deban someterse a los viajes de la
muerte por el mar Mediterráneo,
explotados por inescrupulosas ma-
fias de traficantes y, por otro, ga-
rantizan la integración a las nuevas
sociedades de quienes abandonan
sus tierras escapando de la guerra,
28
de los bombardeos y la destrucción.
Fue muy cordial en el trato con cada
uno, reconociendo a alguno de
ellos que había encontrado en otras
oportunidades. La cercanía del Papa
es siempre un gesto de consuelo
para quien ha sufrido tanto.
Antes de retirarse, el Papa tomó
nuevamente la palabra y dijo: “Gra-
cias por estar aquí y por la oración
en esta Iglesia de los mártires. Pen-
semos en la crueldad, la crueldad
que hoy se cierne sobre mucha gen-
te; la explotación de la gente… La
gente que llega en barcazas y se
quedan en países generosos como
Italia y Grecia que los reciben, pero
luego los tratados internacionales no
dejan”. Y con su gran pragmatismo,
que sabe de sabiduría, señaló: “Si en
Italia cada municipio recibiera a dos
inmigrantes habría espacio para to-
dos. Y que esa generosidad del Sur,
de Lampedusa, de Sicilia, de Lesbos
se pueda contagiar un poco al nor-
te. Sí, somos una civilización que no
tiene hijos, pero también cerramos
las puertas a los inmigrantes. Eso se
llama suicidio”.
Andrea Riccardi ha concluido: “Gra-
cias, Padre Santo, por estar aquí con
nosotros en un día lleno de signifi-
cado y cargado de dolor. Gracias
por estar frente a este gran cuadro
de las bienaventuranzas que son
los mártires. A ellos, les pedimos
que intercedan por usted. De algún
modo, sentimos que nuestra oración
de esta tarde acompaña y prepara
su próximo viaje a Egipto, tierra de
mártires y del diálogo”.
Días después, el Papa ha realizado su
viaje a Egipto respondiendo a la invi-
tación a la Conferencia Internacional
para la Paz en Al-Ahazar Conference
Center, de El Cairo. Se lo considera-
ba un viaje extremo, peligroso, pero,
como ha definido Andrea Riccardi,
“es (el viaje de) un Papa desarmado
pero no resignado a la violencia”. La
consecuencia directa es que Fran-
cisco no necesita resguardarse de-
masiado porque se sabe protegido
por Dios y así es verdaderamente un
hombre libre. Resuenan las palabras
del Salmo 118: “El Señor está con-
migo no temo, ¿qué puede hacerme
el hombre?”.
En el discurso en la Conferencia
de Al-Azhar ha descripto a Egipto
como Tierra de Alianzas. No se pue-
de soslayar que el discurso del mar-
tirio va muy unido a la construcción
de la paz. Y con la mente dirigida
hacia el Monte Sinaí se refirió a los
mandamientos que se promulgaron
allí antes de ser escritos en la pie-
dra. Y ha dicho: “En el corazón de
las ‘diez palabras’ resuena, dirigido
a los hombres y a los pueblos de

La historia de la Basílica de san Bartolomé en la Isla Tiberina La Basílica

La Basílica de San Bartolomé en la isla tiene más de mil años. Surge en de san Barto-
Roma, sobre la Isla Tiberina, lugar que reviste una importancia particular
lomé es hoy
para la historia de Roma, está a mitad de camino entre Trastevere, barrio
de la primera predicación cristiana, y la antigua judería. Esta posición un lugar vivo
en medio del río Tevere, lugar clave para el cruce del mismo, expresa de oración y
bien uno de los aspectos más característicos de esta basílica, que reúne encuentro.
memorias que representan mundos distintos y lejanos, juntos en una
única y original síntesis de fe, arte e historia.
La Basílica fue construida en un lugar de peregrinación reconocido:
desde hace siglos, de hecho, en la Isla Tiberina existía un templo
dedicado a Esculapio, y eran muchos los que visitaban el lugar sagrado
para implorar por la propia curación. En el año 998, el emperador
alemán Ottone III edificó la iglesia para recibir los restos de dos mártires:
San Bartolomé apóstol, cuyo cuerpo se custodia en el altar mayor, y san
Adalberto, obispo de Praga, que fue asesinado en el año 997 mientras
evangelizaba poblaciones paganas en el extremo septentrional de la
Europa cristiana.
La nueva construcción obró una transformación en el tejido de la Isla
Tiberina, expresión de aquel cambio general sucedido en la ciudad
de Roma como consecuencia de la difusión del cristianismo. El pozo
presente en la basílica, algo muy extraño, es un ejemplo de este proceso:
éste, probablemente se remonta a la época romana y sus aguas eran
consideradas taumatúrgicas. Los cristianos supieron conservar y
valorizar aquella tradición: el pozo se ha vuelto un símbolo evangélico.
En el antiguo zócalo de mármol que lo sostiene, de hecho, hay una
imagen central de Jesús que sugiere a quien la mira la asociación con
las palabras del Evangelio de Juan: “El que cree en mí, como dice la
Escritura: ‘De su seno correrán ríos de agua viva’” (Jn 7,38).
La Basílica de san Bartolomé es hoy un lugar vivo de oración y encuentro.
Confiada en 1993 a la Comunidad de Sant’Egidio, es frecuentada por
jóvenes de la escuela secundaria y universitarios, que en ella animan
liturgias y oraciones, usando los locales anexos para actividades a favor
de los pobres. Destacada por sus actividades ecuménicas, Sant’Egidio
en estos años ha multiplicado los encuentros y las iniciativas en la
Basílica, que, con su historia y sus testimonios artísticos e históricos, está
–se podría decir– naturalmente llamada a ser lugar privilegiado para
encuentros entre representantes y fieles de las varias Iglesias cristianas.

29
30
todos los tiempos, el mandato ‘no
matarás’ (Ex 20,13). Dios, que ama
la vida, no deja de amar al hom-
bre y por ello lo insta a contrastar
el camino de la violencia como re-
quisito previo fundamental de toda
alianza en la tierra. Siempre, pero
sobre todo ahora, todas las religio-
nes están llamadas a poner en prác-
tica este imperativo, ya que mientras
sentimos la urgente necesidad de lo
Absoluto, es indispensable excluir
cualquier absolutización que justifi-
que cualquier forma de violencia. La
violencia, de hecho, es la negación
de toda auténtica religiosidad”. Pero
ha afirmado: “Para prevenir los con-
flictos y construir la paz es esencial
trabajar para eliminar las situaciones
de pobreza y de explotación, donde
los extremismos arraigan fácilmente,
así como evitar que el flujo de dinero

Icono de los “Nuevos Mártires” y testigos de la fe del Siglo XX

El icono de los “Nuevos Mártires” y de los testigos de la fe del siglo xx, pintado por Renata
Sciachì, de la Comunidad de Sant’Egidio, representa la historia de los testigos del siglo
pasado a la luz de una reflexión teológica centrada en el libro del Apocalipsis.
En la parte superior se encuentra Cristo en el trono, rodeado por ángeles y una
muchedumbre de testigos de la fe, vestidos de blanco, que llevan palmas en las manos.
“A través de la gran tribulación”: estas son las palabras que se encuentran en el centro
del icono y que son la clave para la interpretación. Bajo esa leyenda vemos un campo de
concentración, con su alambre de púa, que se transforma en catedral: es la experiencia de
muchos testigos. En esta catedral se encuentran los evangelios abiertos, con las palabras
de Jesús en el Evangelio de Juan “para que todos sean uno” (Jn 17,21a), el crucifijo y el
cirio pascual, símbolos de la pasión, muerte y resurrección del Señor. A derecha e izquierda
se ven dos grandes cortejos de testigos de la fe: uno simboliza el Oriente cristiano, el otro
Occidente. En estos dos grandes cortejos se reconocen personas como Dietrich Bonhöffer,
el patriarca Tichon de la Iglesia ortodoxa rusa, padre Girotti (dominico italiano, experto de
la Biblia, muerto en el lager de Dachau donde predicó). 
Continuando hacia abajo se notan algunos edificios destruidos y cristianos que están
por ser inmolados; es el recuerdo del genocidio de los armenios y de muchos cristianos
orientales, acaecido en 1915, en Turquía. Se recuerdan también todos los intentos de
aniquilación de la presencia cristiana, como el ocurrido en Albania.
En la parte derecha del icono se ve una serie de cuadros; en ellos comprendemos cómo
en las historias de los testigos de la fe se vuelva a trazar la pasión de Cristo. Subiendo,
se encuentra un hombre vestido con hábitos brillantes, mientras es golpeado por dos
guardias. Por encima, el recuadro muestra una muchedumbre que está por ser fusilada,
en una ejecución pública, como ha sucedido en el arco de la historia del mil novecientos.
En el primer cuadro, hacia abajo, se recuerdan a los innumerables asesinados. Se ve un
obispo sobre el altar: es monseñor Romero, muerto mientras celebraba la eucaristía. Se
reconocen, entre otros, a monseñor Gerardi y a don Giuseppe Puglisi, muerto por la mafia
en Sicilia.
A la izquierda, en cambio, los cuadros nos recuerdan que, en el sufrimiento, la vida de los
“nuevos mártires” es testimonio de amor, más fuerte que el odio. En el cuadro superior,
desde el interior de una cárcel, rumana, se pueden identificar a los prisioneros, cada uno
teniendo en sus manos hojas. Subiendo la narración icónica se encuentran cristianos
perseguidos que, sin embargo, no han dejado de dar de comer a los hambrientos, curar
a los enfermos, amar al prójimo que sufre, y comunicar el Evangelio a todos. Se ve un
cristiano que recibe a un hombre vestido con el uniforme que, en este icono, representa
a los perseguidores: es la señal de la disponibilidad de los testigos de la fe a perdonar,
confiar en la posibilidad a cada hombre para cambiar el propio corazón.

31
 y armas llegue a los que fomentan
la violencia. Para ir más a la raíz, es
necesario detener la proliferación de
armas que, si se siguen produciendo
y comercializando, tarde o tempra-
no llegarán a utilizarse. Sólo sacan-
do a la luz las turbias maniobras que
alimentan el cáncer de la guerra se
pueden prevenir sus causas reales”.
Y ha concluido esa intervención di-
ciendo: “Espero que, con la ayuda
de Dios, esta tierra noble y querida
de Egipto pueda responder aún a su
vocación de civilización y de alianza,
contribuyendo a promover procesos
de paz para este amado pueblo y
para toda la región de Oriente Me-
dio”.
Durante su viaje no ha faltado la
oportunidad para encontrarse con
los religiosos y religiosas, sacerdotes
y seminaristas a quienes ha agra-
decido por todo el bien que hacen
“trabajando en medio de numero-
sos retos y, a menudo, con pocos
consuelos”. “Deseo también ani-
marlos”, agregó. “No tengan miedo
al peso de cada día, al peso de las
circunstancias difíciles por las que
algunos de ustedes tienen que atra-
vesar. Nosotros veneramos la Santa
Cruz, que es signo e instrumento de
nuestra salvación. Quien huye de la
Cruz, escapa de la resurrección. ’No
temas, pequeño rebaño, porque el
Padre ha tenido a bien darles el rei-
no’ (Lc 12,32)”.
En la visita de cortesía al Patriarca Or-
todoxo Copto, Su Santidad el papa
Tawadros II, Francisco no ha omiti-
do su cercanía a la realidad de los
mártires, fundamentando a partir de
ellos el camino ecuménico: “Nuestro
camino ecuménico crece de manera
misteriosa y sin duda actual, gracias
a un verdadero y propio ecumenis-
mo de la sangre. (…) Cuántos márti-
res en esta tierra, desde los primeros
siglos del Cristianismo (…) Aun re-
cientemente, por desgracia, la san-
gre inocente de fieles indefensos ha
sido derramada cruelmente: su san-
gre inocente nos une. Querido Her-
mano, igual que la Jerusalén celeste
es una, así también nuestro martiro-
logio es uno, y vuestros sufrimientos
son también nuestros sufrimientos”.
Y ha concluido: “Fortalecidos por
vuestro testimonio, esforcémonos
en oponernos a la violencia predi-
cando y sembrando el bien, hacien-
do crecer la concordia y mantenien-
do la unidad, rezando para que los
muchos sacrificios abran el camino a
un futuro de comunión plena entre
nosotros y de paz para todos”.
En este sentido quisiera finalizar con
las palabras que ha dirigido durante
su encuentro con las autoridades:
“La paz es un don de Dios pero es
también trabajo del hombre. Es un
bien que hay que construir y prote-
ger, respetando el principio que afir-
ma: la fuerza de la ley y no la ley de
la fuerza. Paz para este amado País.
Paz para toda esta región, de mane-
ra particular para Palestina e Israel,
para Siria, Libia, Yemen, Irak, Sudán
del Sur; paz para todos los hombres
de buena voluntad”.

32
 COMUNIDAD, CARISMAS Y MINISTERIOS

] Nahuel Ferrero]
Seminarista de la Diócesis de Río
Cuarto

Nueva Ratio para

nuevos tiempos
Aspectos importantes del
nuevo documento para la
formación sacerdotal
El joven autor nos presenta de forma ágil y amena los elementos
sustanciales del documento que rige el nuevo ordenamiento de la
formación al sacerdocio en la Iglesia.

El 8 de diciembre de 2016, la Sagra- Hay que decir que el trabajo se hizo

da Congregación para el Clero pu-
blicó la nueva Ratio fundamentalis
institutionis sacerdotalis: el don de
la vocación presbiteral. Es el docu-
mento que sienta las bases para la
formación de los futuros presbíteros
en la Iglesia. Aproximadamente hace
cuarenta años que no se actualiza-
ba, y era ya tiempo de una revisión
de cómo debe ser la formación hoy
en los seminarios.
atendiendo a los aportes de exper-
tos de todo el mundo, quienes han
tenido la posibilidad de dar a cono-
cer sus propuestas y opiniones. Tam-
bién es necesario remarcar que des-
de 2013 el Papa nombró como se-
cretario de dicha Congregación a un
obispo mexicano, monseñor Jorge
Carlos Patrón Wong, que tiene gran
experiencia en la formación y una
amplia autoridad a nivel latinoame-
33
 ricano en este asunto. Seguramente
este es un reconocimiento del Papa
a los aportes que se pueden ofrecer
desde este continente en esta área
de la Iglesia; un latinoamericano allí
es un signo.
Este documento se nutre, en primer
lugar, del magisterio de los Papas
anteriores; primero de Juan Pablo
II, a quien pertenece la Exhortación
apostólica Pastores dabo vobis, que
ofrece de manera explícita, una vi-
sión integral de la formación de los
futuros sacerdotes, presentando
El trabajo se cuatro dimensiones de la persona
hizo aten- del seminarista: la humana, la in-
diendo a los telectual, la espiritual y la pastoral
aportes de (Ratio fundamentalis, 1). También se
tiene en cuenta el “motu proprio”
expertos de Ministrorum institutio de Benedicto
todo el mundo XVI, que puso en evidencia que la
quienes han formación de los seminaristas con-
tenido la posi- tinúa, naturalmente, en la llamada
formación permanente de los sa-
bilidad de dar cerdotes, constituyendo ambas una
a conocer sus sola realidad (Ratio fundamentalis,
propuestas y 1); y obviamente del papa Francis-
opiniones. co, a quien gracias a su impulso e
indicaciones hoy se tiene una herra-
mienta formativa acorde a este mo-
mento.
Como se sabe, el actual pontificado
de Francisco y su espíritu misione-
ro, dialogante, directo y reformista
ha permitido que temas que po-
drían, en algún momento, generar
resistencia a ser tratados, hoy se
los aborde con profundidad, natu-
ralidad y sin miedo. Es sabido que
el tema de la formación sacerdotal
no es un asunto espinoso en la ac-
tual realidad de la Iglesia, como sí
lo son, por ejemplo, el tema de la
comunión a los divorciados vueltos
a casar y las reformas debidas en
la curia romana, entre tantísimos
otros. Pero sí es un tema que reviste
mucha importancia al momento de
reflexionar sobre la Iglesia que pre-
tende aggiornarse, para que, siendo
34
fiel a su fundador, también lo sea a
su época y a su gente. Asimismo,
repensar la manera de formar a los
ministros ordenados es un modo de
hacerle frente a esta realidad.
El continuo llamamiento del papa
Francisco contra el clericalismo, la
mundanidad espiritual, el quietis-
mo (el “siempre se ha hecho así”) y
las advertencias sobre las diferentes
“tentaciones” que se pueden sufrir
dentro de la Iglesia –sobre todo por
parte de los ministros, por la razón
de que detentan una especie de
“poder/mando” en función de regir
en nombre de Cristo cabeza en las
diferentes comunidades–; estos ele-
mentos, decimos, están presentes
desde un bajo perfil en el nuevo do-
cumento de una u otra forma. Por
ejemplo, en el número 42 se indica
que el sacerdote debe tener una
sólida maduración interior que per-
mita desarrollar su identidad para
no caer en apariencias obsesivas,
en narcisismos y autoritarismos, en
un cultivo ostentoso y exterior de la
acción litúrgica y en la búsqueda de
“carrerismos” en la Iglesia. La mira-
da está puesta en reconocer cómo
el sacerdocio ministerial está al ser-
vicio del sacerdocio común de todos
los fieles. Como se sabe, esto no es
tema nuevo, pero en la práctica ha-
bitual puede parecer que sí lo sea.
El desafío es reintegrar la jerarquía a
lugares y funciones en y del Pueblo
de Dios para que cada uno de los
bautizados encuentre su lugar y se
santifique en él. Esta es la imagen
fuerza que sostiene todo el esfuerzo
del papa Francisco para romper con
las barreras de una mal entendida o
mal vivida vida eclesial: el clericalis-
mo.
El documento, como dijimos ante-
riormente, no muestra novedad en
su esencia, sigue sosteniendo ele-
mentos que desde siempre se han
aceptado en la Iglesia sobre cómo
se han de formar los nuevos sacer-

dotes; insiste en que es el seminaris-
ta el primer protagonista necesario
e insustituible de la formación, a la
vez, en la mediación necesaria que
ha de tener la Iglesia en la figura de
los formadores y del obispo. La no-
vedad radica en el modo en cómo
ha de encararse la formación: es
decir la pedagogía de la formación,
que atiende a mirar los procesos, los
caminos progresivos y graduales que
hay que recorrer en el seminario y en
el tiempo posterior a la formación
inicial, luego de la ordenación. Todo
esto en vistas a una mejor respuesta
en el servicio pastoral.
Magisterio que nutre
la nueva Ratio
El proceso formativo del candidato
tiene como fin descubrir el don de
su vocación y junto, con ese don que
él es, evidenciar el servicio a la Igle-
sia y a la comunidad de bautizados
de la que él sale y a la cual él volverá.
La pedagogía formativa es nueva y
denota un cambio de perspectiva.
Recordemos, para entender esto,
los principios expuestos en Evangelii
gaudium. Por ejemplo al hablar de
“progreso”, de “gradualidad” pensa-
mos en el principio que dice que el
tiempo es superior al espacio (Evan-
gelii gaudium, 222). Este principio
invita a no apurarse por tener resul-
Este documen-
to se nutre en
tados inmediatos, sino en poner el
acento en iniciar procesos que des- primer lugar
emboquen en resultados a término, del magisterio
superiores en calidad a los que se de los Papas
obtendrían por el apuro en esforzar- anteriores.
se en lograr efectos inmediatos. Esta
manera de pensar libra de ansieda-
des que gastan y no colman. Aquí se
entiende el largo tiempo que requie-
re la formación inicial y la impor-
tancia de la formación permanente.
Ayuda a superar las dificultades del
momento presente y los cambios
que impone el dinamismo de la rea-
lidad en que se vive.
Otro de los principios del Papa en
Evangelii gaudium postula que la
realidad es más importante que la
idea (Evangelii gaudium, 231), el cual
nos recuerda que la formación es
una relación humana de mediación,
es Dios quien trabaja por medio de
formadores y formandos. Esto per-
mite descubrir que esos vínculos
formativos están supuestos en idea-
les a seguir, que son elaboraciones
fruto de la reflexión, mientras que
la realidad vital simplemente es y
puede diferir del ideal reflexionado
provocando en algún caso cierto
tipo de conflicto. El desafío es po-
der encontrar el modo en que am-
bas, realidad e idea, dialoguen. Esto
previene, como dice el Papa, de caer
en proyectos que son más formales
35
 El actual
pontificado de
Francisco y su
espíritu misio-
nero, dialo-
gante, directo
y reformista
ha permitido
que temas que
que reales. Ahí no habría un proceso
podrían en de formación, a lo sumo habría un
algún mo- vínculo aparente que estará muy le-
mento generar jano a la transformación del corazón
resistencia a de los seminaristas; se alcanzaría
definiciones y ordenación pero no
ser tratados, convocación, ni conversión interior
hoy se los que apueste a la libre elección por
aborde con el Señor y por su llamada vocacional.
profundidad, El otro principio que da luz al tema
formativo es el que postula que el
naturalidad y todo es superior a la parte (Evangelii
sin miedo. gaudium, 234). Una única dimensión
de la persona no hacen a la persona.
La persona es más que el resultado
de dimensiones yuxtapuestas, es
una unidad. Esa unidad, para po-
der ser mejor transformada por la
palabra de Dios y la guía del Espí-
ritu, a través de los formadores y la
comunidad, puede ser distinguida,
mas no separada. Distinguida en el
tiempo, para entender los progresos
y las gradualidades de los pasos que
se van dando en el camino, distin-
guida y en la realidad individual, la
de las dimensiones tanto humanas,
espirituales, pastorales e intelectua-
les para lograr ganar en libertad de
corazón y servir mejor.
Un elemento nuevo que presenta
el documento es el término discer-
36
nimiento, que tiene una gran im-
pronta jesuita, al igual que lo hace,
por ejemplo, en Amoris laetitia en el
tan discutido capítulo ocho, cuando
habla de discernimiento pastoral.
Aquí dice que el discernimiento es
importante para ser aprehendido
por el futuro sacerdote para que sea
capaz de interpretar la realidad de
la vida humana a la luz del Espíritu.
La caridad pastoral cuya nota parti-
cular es la de ser siervos de Cristo y
administradores de los misterios de
Dios, propone una formación que
adopte la simplicidad, la sobriedad,
la autenticidad como características
propias del discípulo, encaminado
al sacerdocio.
Junto al discernimiento, hace hinca-
pié en la opción por la comunidad
y su unión con la vida espiritual.
La vida espiritual, entendida antes
como la relación personal con Dios
a través de la oración en trato asiduo
y familiar con el Padre, es ampliada
hoy al recordar que eso está bien si
está unido a la relación de servicio
con las demás personas, con todos,
en especial con los hermanos más
necesitados. Sin esta nota de servi-
cio fraterno, la vida espiritual, según
la Ratio, sería incompleta. La vida es-
37

La pedagogía
formativa es piritual es relación simultáneamente
nueva y deno- vertical y horizontal. Vertical, primero:
es desde el encuentro con Dios desde
ta un cambio donde surge la caridad; y, horizon-
de perspecti- tal, después: el trato con las demás
va. personas a quienes se debe amar y
servir.
Palabras del secretario de la
Congregación para el Clero
Según sostiene el arzobispo Jor-
ge Carlos Patrón Wong, la nueva
Ratio establece el “mapa” para la
formación de los sacerdotes desde
una perspectiva interdisciplinar. El
texto nuevo es más amplio que el
de 1970, porque ha incorporado el
contenido de muchos documentos
que la Iglesia fue publicando sobre
la formación sacerdotal durante los
últimos cuarenta años, y está en
plena continuidad con él. Al mismo
tiempo se renueva la propuesta for-
mativa incorporando las experien-
cias positivas y alentadoras que en
las últimas décadas se han realizado
en muchos seminarios, ofreciendo
una mediación pedagógica adecua-
da, para facilitar su aplicación prác-
tica. Si se quieren señalar algunos
temas transversales, serían cuatro: la
formación es del hombre interior; es
siempre integral; se hace de manera
gradual y exige un acompañamiento
y discernimiento cuidadosos.
Recordando el estado permanente
de misión, el paradigma con el que
Francisco apuntala hoy la acción de
la Iglesia que toca todos sus ámbitos
38
Monseñor Jorge Carlos Patron Wong
llega también a incidir en la forma-
ción sacerdotal. Trae mucha luz so-
bre lo que se espera de los presbíte-
ros del mañana y de estos tiempos.
Este modelo innovador apunta a lo-
grar una importante asimilación, por
parte de los ministros ordenados, de
las cuestiones sociales actuales y
de los cambios de paradigmas hu-
manos que se dan en el mundo de
hoy presenta, a la vez que muestra
elementos y herramientas que per-
mitirán mejorar la relación pastor-
comunidad, en definitiva una nueva
manera de ser Iglesia.
Conclusión
Como todo lo nuevo en la Iglesia no
es captado rápida y automáticamen-
te, y lleva su tiempo, pero los pasos
se están dando en materia formati-
va de los futuros presbíteros. Hoy la
Iglesia quiere vivir una profunda re-
novación misionera con intenciones
de transformarlo todo, según lo ex-
presa Francisco; esta transformación
incluye también la formación sacer-
dotal y este documento –la Ratio–
pareciera ser fruto de ese sueño.
nahuelferrero.62@gmail.com

] Ariel álvarez Valdés]
Biblista, Presidente de la
Fundación Diálogo
¿Qué significado tienen
los números en la Biblia?
En la presente nota, el permanente enigma de los números bíblicos es
abordado por el autor, que nos presenta los tres sentidos de los mis-
mos, expresión, a su vez, de un Dios manifestado en un pueblo y una
cultura concretos.
Las tres lecturas del número
Si leyéramos en el diario que murió
un hombre a los 38 años, o que se
incendió un edificio de 7 pisos, na-
die dudaría del significado de estos
números. Expresan precisamente la
edad de ese hombre, y la cantidad
exacta de pisos del edificio. En cam-
bio, si leemos en el Evangelio que
Jesús curó a un hombre que llevaba
38 años enfermo (Jn 5,5), o que se
recogieron 7 canastas luego de la
multiplicación de los panes (Mc 8,8),
la cosa cambia. Ya no estamos tan
seguros de que se refiera a los años
que el hombre estuvo enfermo, o a
la cantidad de canastas que en ver-
dad recogieron aquel día.
Es que para nosotros el número tie-
ne un sentido muy distinto del que
tenía para los antiguos orientales.
Mientras nosotros lo usamos nor-
COMENTARIO BÍBLICO
malmente para indicar la cantidad
de algo, para la mentalidad bíblica
los números podían expresar no una
sino tres realidades bien distintas:
cantidad, simbolismo, y mensaje
“gemátrico”.
Primer sentido: cantidad
Lo primero que puede expresar un
número en la Biblia es cantidad. En
esto se asemeja al uso que le damos
nosotros diariamente.
Por ejemplo, cuando se nos dice que
el profeta Elías predijo una sequía de
3 años en Israel (1 Rey 18,1), o que
el rey Josías gobernó 31 años en Je-
rusalén (2 Rey 22,1), o que Salomón
puso 12 gobernadores encargados
de mantener al palacio un mes cada
uno (1 Rey 4,7), o que Betania, la
aldea donde Jesús resucitó a Lázaro,
distaba 15 estadios (= 3 km) de Je-
39
40

rusalén (Jn 11,18). Es evidente que veces es desconocida. Por eso estos “gemátrico”.
ninguno de estos números es sim-
bólico ni encierra un mensaje ocul-
to. Simplemente se refieren a la can-
tidad de años, personas o distancia
mencionadas en el texto.
Así como éstos, es posible identifi-
car muchos otros números con los
cuales la Biblia ofrece informaciones
y datos históricos concretos, y que
expresan únicamente cantidad. No
hay lugar para la confusión: lo que
el número dice, eso mismo quería
decir el autor.
Segundo sentido: simbolismo
Pero los números bíblicos tienen un
segundo sentido: el simbólico. Un
número simbólico es aquél que no
indica una cantidad, sino que expre-
sa una idea, un mensaje distinto de
él, que lo supera y lo desborda.
No siempre es posible saber por qué
un número tiene tal significado. La
asociación entre ambas realidades a
Para la men-
talidad bíbli-
ca los núme-
ros, podían
expresar no
una sino tres
realidades
bien distintas:
cantidad,
simbolismo,
y mensaje
números no son “razonables”, y re-
sultan difíciles de comprender para
nosotros, occidentales, prisioneros
de la lógica. Pero los semitas los
usaban con toda naturalidad para
transmitir ideas, mensajes o claves.
Aunque la Biblia no suele explicar
el símbolo de cada número, los es-
tudiosos han logrado averiguar al-
gunos de ellos, y gracias a esto han
conseguido que muchos episodios
bíblicos se vuelvan más comprensi-
bles.
El 1, el 2 y el 3
El número 1 simboliza a Dios, que
es único. Por ello indica exclusividad,
primado, excelencia. Así, cuando Je-
sús le contesta al joven rico: “¿Por
qué me preguntas por lo bueno?;
uno solo es el Bueno” (Mt 19,17).
Y sobre el matrimonio: “Ya no son
dos sino una sola carne” (Mt 19,6).
O cuando dice: “El Padre y yo somos
41
 uno” (Jn 10,30). También cuando
Pablo expresa: “Todos ustedes son
uno en Cristo Jesús” (Gal 3,28). Y el
autor de la carta a los efesios: “Hay
un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo, un solo Dios” (Ef 4,5). En
todos estos casos, el 1 simboliza el
ámbito divino.
En cambio, el 2 representa al hom-
bre, pues en él suele darse una dua-
lidad, una división interior por culpa
de sus debilidades y pecados. Esto
aclara algunos enigmas del Evange-
El número 1 lio. Por ejemplo: según Marcos, Je-
simboliza a sús curó a un solo endemoniado en
Dios, que es Gerasa (Mc 5,2); pero según Mateo,
único. Por eran 2 (Mt 8,28). Según Marcos,
sanó a un solo ciego en Jericó, llama-
ello indica
do Bartimeo (Mc 10,46); pero según
exclusividad, Mateo, los ciegos eran 2 (Mt 20,30).
primado, Según Marcos, en el juicio contra Je-
excelencia. sús se presentaron “algunos” falsos
testigos (Mc 14,57); para Mateo, és-
tos eran 2 (Mt 26,60). ¿Quién está
contando la verdad? Ambos. Mar-
cos nos da la versión histórica, y Ma-
teo usa el número simbólico.
El número 3 expresa “totalidad”,
quizás porque 3 son las dimensio-
nes del tiempo: pasado, presente
y futuro. Decir 3 equivale a decir
“todo” o “siempre”. Así, los 3 hijos
de Noé (Gn 6,10) representan a to-
dos sus descendientes. Las 3 veces
que Pedro negó a Jesús (Mt 26,34)
simbolizan todas las veces que Pedro
le fue infiel. Las 3 tentaciones que
Jesús sufrió del diablo, representan
todas las tentaciones que él tuvo du-
rante su vida. Y a Dios, en el Antiguo
Testamento, se lo llama el 3 veces
Santo, porque tiene toda la santidad
(Is 6,3).
El 4 y el 5
El número 4 en la Biblia simboliza
al cosmos, al mundo, ya que 4 son
los puntos cardinales. Así, cuando se
dice que en el Paraíso había 4 ríos
(Gn 4,10), significa que todo el cos-
42
mos era un Paraíso antes del pecado
de Adán y Eva. O sea, no se trata de
un sitio determinado, como piensan
algunos que todavía lo andan bus-
cando en algún lugar de Oriente. Y
cuando Ezequiel llama al Espíritu de
los 4 vientos para que soplen sobre
los huesos secos (Ez 37,9), no es que
haya 4 vientos, sino que invoca a los
vientos de todo el mundo. Y cuan-
do el Apocalipsis cuenta que el tro-
no de Dios se asienta sobre 4 seres
(Ap 4,6), quiere decir que se asienta
sobre todo el mundo, que la tierra
entera es el trono de Dios.
El 5 significa “algunos”, “unos cuan-
tos”, una cantidad indefinida. Así, se
dice que en la multiplicación de los
panes Jesús tomó 5 panes (= algu-
nos panes). Que en el mercado se
venden 5 pajaritos por dos monedas
(= algunos pajaritos). Que Isabel, la
madre de Juan el Bautista, luego de
su embarazo se escondió en su casa
por 5 meses (= algunos meses). Que
la samaritana del pozo de Jacob te-
nía 5 maridos (= varios maridos). Je-
sús emplea frecuentemente el 5 en
sus parábolas en este sentido indefi-
nido: las 5 vírgenes prudentes y las 5
necias, los 5 talentos, las 5 yuntas de
bueyes que compran los invitados al
banquete, los 5 hermanos que tenía
el rico Epulón. Y Pablo, hablando del
don de lenguas, dice: “Prefiero decir
5 palabras (= algunas pocas) com-
prensibles, que 10.000 en lenguas”
(1 Cor 14,19).
El 7, el 10 y el 12
El número 7 tiene el simbolismo más
conocido de todos. Representa la
perfección. Por eso Jesús dirá a Pe-
dro que debe perdonar a su herma-
no hasta 70 veces 7. También puede
expresar la perfección del mal, o el
sumo mal, como cuando Jesús en-
seña que si un espíritu inmundo sale
de un hombre puede regresar con
otros 7 espíritus peores, o cuando el
Evangelio cuenta que el Señor expul-
só 7 demonios de María Magdalena.
Por su sentido de perfección, esta ci-
fra aparece referida frecuentemente
a las cosas de Dios. El Apocalipsis es
el que más lo emplea: 54 veces para
describir simbólicamente las reali-
dades divinas: las 7 Iglesias de Asia,
los 7 espíritus del trono de Dios, las
7 trompetas, los 7 candeleros, los
7 cuernos y 7 ojos del Cordero, los
7 truenos, las 7 plagas, las 7 copas
que se derraman. Muchos se equi-
vocan cuando toman este número
como si fuera una cantidad o un
tiempo reales.
La tradición cristiana continuó este
simbolismo del 7, y por eso fijó en 7
los sacramentos, los dones del Espí-
ritu Santo, las virtudes.
Por su parte, el número 10 tiene un
valor mnemotécnico (es decir, que
sirve como ayuda memoria). Al ser
10 los dedos de las manos, resulta
fácil recordar esta cifra. Por eso son
10 los mandamientos que, según la
tradición bíblica, Yahvé dio a Moisés
(podrían haber sido más), y 10 las
plagas que azotaron a Egipto. Tam-
bién por esta razón se ponen sólo
10 antepasados entre Adán y Noé, y
10 entre Noé y Abraham, aun cuan-
do sabemos que existieron muchos
más.
Otro número simbólico es el 12. Sig-
nifica “elección”. Por eso se hablará
de las 12 tribus de Israel, cuando
en realidad el Antiguo Testamento
menciona más de 12; pero con esto
se quiere decir que eran tribus “ele-
gidas”. Igualmente se agruparán en
12 a los profetas menores del An-
tiguo Testamento. También el Evan-
gelio mencionará 12 apóstoles de
Jesús, que resultan ser más de 12 si
comparamos sus nombres; pero se
los llama “Los Doce” porque son los
elegidos del Señor. Asimismo, Jesús
asegura tener 12 legiones de ánge-
les a su disposición (Mt 26,53). El
Apocalipsis hablará de 12 estrellas
que coronan a la Mujer, 12 puertas
de Jerusalén, 12 ángeles, 12 frutos
del árbol de la vida.
Otros números con mensajes
El número 40 también tiene un sim-
bolismo: representa el “cambio” de El número
un período a otro, los años de una 3 expresa
generación. Por eso el diluvio dura “totalidad”,
40 días y 40 noches (pues es el cam- quizás porque
bio hacia una nueva humanidad).
Los israelitas están 40 años en el
3 son las di-
desierto (hasta que cambia la gene- mensiones del
ración infiel por otra nueva). Moisés tiempo: pasa-
permanece 40 días en el monte Si- do, presente y
naí, y Elías peregrina otros 40 días
futuro. Decir
hasta allí (a partir de lo cual sus vidas
cambiarán). El profeta Jonás predice 3 equivale a
la destrucción de Nínive en 40 días decir “todo” o
(para darles tiempo a que cambien “siempre”.
de vida). Jesús ayunará 40 días (por-
que es el cambio de su vida privada
a su vida pública).
Por su parte el número 1.000 sig-
nifica multitud, gran cantidad. En
el libro de Daniel se dice que el rey
Baltasar dio una gran fiesta con
1.000 invitados (Dn 5,1). El Salmo
90 sostiene que 1.000 años para
nosotros son como un día para Dios
(Sal 90,4). Salomón ofreció 1.000
sacrificios de animales en Gabaón (1
Rey 3,4), y tenía 1.000 mujeres en su
harén (1 Rey 11,3).
A veces este número puede entrar
en combinación con otros. Así, el
Apocalipsis dice simbólicamente
que al final del mundo se salvarán
144.000, porque es la combinación
de 12 x 12 x 1.000, y significan los
elegidos del Antiguo Testamento
(12), y los elegidos del Nuevo Testa-
mento (x 12), en una gran cantidad
(x 1.000).
Finalmente quedan algunos otros
simbolismos menores. Como cuan-
do san Lucas cuenta que Jesús eligió
a 70 discípulos para enviarlos “a to-
dos los lugares y sitios por donde él
43
Otro número
simbólico es el
12. Significa
“elección”.
tenía que pasar” (Lc 10,1). No está
dando una cifra real, sino simbólica,
ya que según Génesis 10, el total
de pueblos y naciones que existían
en el mundo era 70. Lucas, hombre
de mentalidad universalista, al de-
cir que Jesús mandó 70 misioneros,
quiso decir que los mandó para que
el Evangelio llegara a todas las na-
ciones del mundo.
Averiguar en cada caso
Pero no todos los números bíblicos
son simbólicos. En cada caso hay
que preguntarse: ¿Esta cifra indica
cantidad o encierra un mensaje?
Por ejemplo, cuando se dice que 4
personas llevaron un paralítico ante
Jesús en una camilla, evidentemen-
te el 4 no es simbólico sino real: la
camilla tenía 4 extremos, y era la
forma más práctica de poder trans-
portarla. Y cuando leemos que Pablo
se embarcó en la ciudad de Filipos
y después de 5 días llegó a Tróade,
no hay que pensar en un simbolismo
del 5; más bien era el tiempo que en
ese entonces tomaba un viaje entre
ambas ciudades.
Tercer sentido: gematría
El tercer sentido que puede tener un
número en la Biblia es el “gemátrico”.
44
¿Qué significa esto? Es una particula-
ridad de las lenguas hebrea y griega.
Mientras en castellano escribimos los
números con ciertos signos (1, 2, 3),
y las letras con otros diferentes (a, b,
c), en hebreo y griego se emplean las
mismas letras para escribir los núme-
ros. Así, el 1 es la letra “a”, el 2 la
letra “b”, etcétera. De esta manera, si
sumamos las letras de cualquier pa-
labra se puede obtener siempre una
cifra. El número así obtenido se llama
“gemátrico”.
Esta posibilidad que ofrecían las len-
guas bíblicas daba lugar a juegos
ingeniosos y entretenimientos ori-
ginales, ya que en cada cifra podía
haber escondida una palabra. En un
grafito encontrado en la ciudad de
Pompeya, a más tardar del 79 d.C.,
un desconocido escribió: (“amo a
aquella cuyo número es 545”).
La Biblia trae varios casos de gema-
tría. Por ejemplo, en Génesis 14,14
se cuenta que Palestina fue invadida
por cuatro poderosos ejércitos del
Oriente, que se llevaron prisionero a
Lot, el sobrino de Abraham. Cuan-
do el patriarca se enteró, reunió 318
personas, salió en persecución de
aquéllos, logró derrotarlos, y resca-
tó a Lot. Ahora bien, ¿cómo pudo
Abraham, con sólo 318 personas,
vencer a los cuatro ejércitos más poderosos de
la Mesopotamia? Hay que ser muy ingenuo
para creerlo. A menos que el número signifi-
que algo. En efecto, sabemos que Abraham
tenía un sirviente heredero de todos sus bie-
nes, llamado Eliezer (Gn 15,2). Si ahora suma-
mos los números que corresponden a las le-
tras hebreas de este nombre, tenemos: E (=1)
+ L (=30) + I (= 10) + E (=70) + Z (=7) + R
(=200) = 318. Con lo cual se habría querido
decir que Abraham salió a combatir con todos
sus herederos; y que sus herederos, es decir, la
descendencia de Abraham, será siempre su-
perior a sus enemigos.
El éxodo y los antepasados de Jesús
En el libro de los Números (Núm 1,46) hay
otro ejemplo. Se cuenta que durante el éxo-
do de Egipto salieron 603.550 hombres, sin
contar mujeres, ancianos y niños. De ser esto
cierto, habría que calcular que salieron unos
tres millones de personas de Egipto, cantidad
desorbitada, probablemente jamás alcanzada
por la población de Israel en toda su historia.
Pero si sustituimos las letras de la frase “todos
los hijos de Israel” (en hebreo: r's kl bny ysr'l)
por sus correspondientes valores numéricos,
obtenemos precisamente 603.550. Con esta
cifra, pues, el autor quiso afirmar que salieron
“todos los hijos de Israel”.
San Mateo también trae uno de estos juegos.
Divide a los antepasados de Jesús en tres se-
ries de 14 generaciones cada una, y agrega
al final: “El total de generaciones son: desde
Abraham a David 14 generaciones; desde Da-
vid hasta el destierro 14 generaciones; desde
el destierro hasta Cristo 14 generaciones” (Mt
1,17). Pero esto es imposible. Mateo pone
sólo tres nombres para cubrir los 430 años
de esclavitud en Egipto, y sólo dos ascendien-
tes para llenar los tres siglos entre Salomón y
Jesé. Se trata, evidentemente, de una agrupa-
ción artificial de nombres para que den sólo
14 generaciones, ya que 14 es el número ge-
mátrico del rey David: D (=4) + W (=6) + D
(=4) = 14. Como se esperaba que el futuro
Mesías fuera descendiente de David, el evan-
gelista quiso decir que Jesús es el “triple Da-
vid”, y por lo tanto el Mesías total, verdadero
descendiente de David.
El más famosos juego bíblico de gematría lo
trae el Apocalipsis, con el número 666 de la
Bestia (Apoc 13,18). El mismo libro aclara que
se trata de la cifra de un hombre. Y quien se
oculta detrás de ésta no es otro que el empe-
rador Nerón, ya que si transcribimos “Nerón
César” en hebreo obtenemos: N (=50) + R
(=200) + W (=6) + N (=50) + Q (=100) +
S (=60) + R (=200) = 666.
Y el Verbo se hizo escritura
A ningún cristiano le resulta extraño que Je-
sús, la Palabra de Dios, se haya hecho hombre.
Menos aún que haya vivido como un hombre
de su tiempo. Al contrario, es normal imagi-
narlo vestido con las túnicas del siglo I, ali-
mentándose con las comidas de su época, y
utilizando los medios técnicos y de movilidad
de entonces.
Pero en cambio a mucha gente le cuesta en-
tender que la Biblia, que también es Palabra
de Dios, se haya encarnado en la cultura e
idioma de entonces. Piensan que habla como
nosotros, con nuestras expresiones y nuestra
mentalidad. Y no es así. Como Cristo se encar-
nó en un hombre de hace 2.000 años, la Biblia
también habla como la gente de hace 2.000
años. Y así como resultaría ridículo imaginar
a Jesús de saco y corbata, viajando a Jerusa-
lén en taxi, y transmitiendo sus sermones por
radio, también es ridículo interpretar la Biblia
literalmente con nuestras categorías mentales,
como hace mucha gente. Debemos situarnos
en la mentalidad y cultura de los judíos de
aquella época.
De esta manera, cuando nos encontremos con
números o cifras en la Biblia debemos pregun-
tarnos si se trata de una cantidad, un simbolis-
mo, o un número gemátrico. Esto nos ayudará
a desentrañar mejor el sentido de la Palabra
de Dios. Y con ella, el mensaje que tiene para
nuestra propia vida.
45
 ] Eduardo A. González]
Vicario general de la Diócesis
de San Martín
Consolar al triste…
orientar al deprimido
Frente a uno de las mayores dolencias de nuestro tiempo, el autor nos
recuerda la bienaventuranza que habla del consuelo a los afligidos y
del llamado que supone a la solidaridad de cada creyente frente
al que sufre.
La tristeza es un sentimiento provo-
cado por una pérdida importante.
Sea un valor material, sea un vínculo
afectivo o un proyecto no realizado,
embarga el ánimo con una sensa-
ción de pesadumbre y abatimiento.
Job, el personaje bíblico que ha per-
dido a sus hijos, sus bienes y su sa-
lud, se lamenta: “Como un esclavo
que suspira por la sombra, como un
asalariado que espera su jornal, así
me han tocado en herencia meses,
me han sido asignadas noches de
dolor. Al acostarme pienso, ¿cuándo
me levantaré? Pero la noche se hace
muy larga y soy presa de la inquie-
tud hasta la aurora” (Job 7,2‑4).
El relato de Jesús de Nazaret en la
oscuridad del Huerto de los Olivos
manifiesta sobriamente un inmen-
so dramatismo: “Comenzó a sentir
46
temor y a angustiarse. Dijo a sus
acompañantes: Mi alma siente una
tristeza de muerte...” (Mc 14,33).
La necesidad de la presencia de los
amigos, en esas circunstancias tan
abismales, adquiere una especial
dimensión de consuelo impregna-
do por la solidaridad del entorno.
De ahí brota el reproche de Jesús a
sus compañeros dormidos: “¿Es po-
sible que no hayan podido quedarse
despiertos conmigo, ni siquiera una
hora?” (Mt 26,40). En cambio, “Tres
amigos de Job se enteraron de todos
los males que le habían sobreveni-
do... y se pusieron de acuerdo para ir
a expresarle sus condolencias y para
consolarlo” (Job 2,11).
Aliviar la tristeza era una tarea que
ya preocupaba a los hombres pro-
pulsores de la cultura grecolatina.

Agustín de Hipona relata en sus
Confesiones que ante la muerte de
su amigo sólo encontraba algún
desahogo en los sollozos y las lágri-
mas. Aristóteles afirma en la “Ética”
que en los momentos de tristeza, el
amigo que acompaña es el que con-
suela. Tomás de Aquino lo comen-
ta en la Suma Teológica explicando
que quien tiene la compañía de los
amigos, se siente amado por ellos.
Cómo ese sentimiento produce un
sereno bienestar, se amortigua y dis-
minuye la tristeza.
Una divinidad consoladora
Varios Salmos son invocaciones y sú-
plicas personales o de todo el pue-
blo por encontrarse sumergido en
la angustia, el dolor y el sufrimiento
intenso.
El Salmo 21 comienza casi como un
reclamo a Dios y recordando sus in-
tervenciones en los momentos más
difíciles: “Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has abandonado? ¿Por qué
estás lejos de mi clamor y mis ge-
midos? / Te invoco de día y no res-
pondes, de noche y no encuentro
descanso; / y sin embargo tú eres el
Santo, que reinas entre las alabanzas
del pueblo. En ti confiaron nuestros
padres: confiaron y tú los libraste; /
clamaron a ti y fueron salvados, con-
fiaron en ti y no quedaron defrau-
dados. / Pero yo soy un gusano, no
un hombre. La gente me escarnece
y el pueblo me desprecia... / Pero tú
Señor, no te quedes lejos; / tú que
eres mi fuerza, ven pronto a soco-
rrerme...”. La lectura completa de
este salmo muestra la intensidad de
la súplica y el fuerte abatimiento de
un hombre desamparado, que ade-
más del dolor físico y anímico, sufre
sobre todo por sentirse abandona-
do de Dios. Sus palabras reflejan, en
medio de la abrumadora tristeza,
una ilimitada esperanza. Según nu-
merosos comentaristas, el Evange-
REFLEXIÓN
lio de Marcos lo utilizó para expre-
sar los sentimientos de Jesús en la
tortura y agonía de la cruz y la vida
entregada confiadamente en manos
de su Padre (ver Mc 15,34).
Otros escritos del Antiguo Testa-
mento muestran a Dios como quién
conoce las dificultades de su pueblo
y los consuela con la ternura y el
encuentro. “¡Consuelen, consuelen
a mi Pueblo, dice su Dios! Hablen
a Jerusalén, hablen a su corazón y La tristeza
anúncienle... Como un pastor, él
es un
apacienta su rebaño, tiene en bra-
zos a los corderos, los pone junto a sentimiento
su corazón y conduce al reposo a las provocado
ovejas que han parido” (ver Is 40,1- por una
11).
pérdida
El Dios del consuelo se dirige a los
hombres y mujeres a través del importante.
anuncio de Jesús de Nazaret: “Feli- Sea un valor
ces los afligidos, porque serán con- material, sea
solados” (Mt 5,5). En su discurso de un vínculo
despedida, poco antes de su muer-
te, previene a sus discípulos que no afectivo o un
los dejará huérfanos, porque rogará proyecto no
al Padre, quien les dará otro Parácli- realizado,
to, es decir, alguien que acompañe y embarga
consuele (ver Jn 14,16).
Pablo de Tarso extrae la última con-
el ánimo
secuencia del Dios del consuelo con una
que se trasluce en el discípulo y la sensación de
discípula que acompaña todo sufri- pesadumbre y
miento humano: “Bendito sea Dios,
Padre de Cristo Jesús nuestro Se-
abatimiento.
ñor, el Padre de las misericordias y
Dios de todo consuelo, el que nos
reconforta en todas nuestras tribu-
laciones para que podamos dar a los
que sufren el mismo consuelo que
recibimos de Dios. Porque así como
participamos abundantemente de
los sufrimientos de Cristo, también
por medio de Cristo abunda nuestro
consuelo” (2 Cor 1,3-5).
La tarea de “consolar al triste” está
al alcance de cualquiera, ya que no
requiere ni dinero ni grandes cono-
cimientos, el varón más pobre y la
mujer más excluida están en con-
47
 diciones de brindar su presencia y
compañía.
Nuestro “triste” contemporáneo será
una persona adulta, varios jóvenes
posmodernos, una familia, un ba-
rrio amenazado por la inseguridad,
otro “barrio privado” entristecido por
el aislamiento de sus murallas, una
nación y hasta todo el planeta, pro-
fundamente alterado en su armonía
Varios Salmos ecológica.
son invocacio-
nes y súplicas Orientar al deprimido
A diferencia de la tristeza, producto
personales de una pérdida consciente, la de-
o de todo el presión y los trastornos de ansiedad
pueblo por provienen de causas inconscientes.
encontrarse Algunos estudios de psicopatología
señalan que alrededor del 20% de la
sumergido en población de sociedades desarrolla-
la angustia, das, sufre algún trastorno de ansie-
el dolor y el dad clínica reconocible y tratable.
sufrimiento En estas situaciones, los consejos
optimistas, la presencia de los ami-
intenso. gos y la exhortación a levantar el
ánimo tienen poco resultado. Así
como una infección necesita del an-
tibiótico adecuado, los trastornos de
ansiedad requieren un diagnóstico
preciso y un tratamiento que puede
combinarse, desde la utilización de
los psicofármacos dirigidos a blo-
quear la serotonina hasta las psico-
terapias individuales o grupales.
Frente al deprimido, el mejor acto
solidario es orientarlo a la consulta
del especialista y en casos más gra-
ves, acompañarlo hasta la puerta
del consultorio. Un paso más llevaría
al mutuo fracaso y desconsuelo.
Completando la tarea de los pro-
fesionales, los grupos de autoayu-
da, como “Alcohólicos Anónimos”,
“Depresivos Anónimos”, “Narcóticos
Anónimos” y similares, procuran el
encuentro solidario que lleva a des-
cubrir en el propio doliente las fuer-
zas y las energías para encontrar una
salida a su desconsuelo, su enferme-
dad, su adición o su angustia.
48
“La solidaridad no es un sentimien-
to superficial por los males de tan-
tas personas, cercanas o lejanas. Al
contrario, es la determinación firme
y perseverante de empeñarse por el
bien común; es decir, por el bien de
todos y cada uno, para que todos
seamos verdaderamente responsa-
bles de todos” (Juan Pablo II, Sollici-
tudo rei socialis, 38).
La tristeza de la exclusión
Hay tristezas por accidentes inevi-
tables, vínculos imposibles de vigo-
rizarse, angustias ante el fin de la
existencia propia o de los familiares
y amigos más queridos, pesares por
las enfermedades y depresiones por
causas aún inconscientes o poco co-
nocidas. Existe también un auténtico
dolor de los pecados, que reconoce
el mal cometido o el bien omitido.
Pero hay tristezas provocadas por
la injusticia impuesta, las guerras
sin sentido, la falta de ayuda por las
demoras burocráticas o las culturas
de la muerte y de la exclusión. Si la
globalización no sirve para desarro-
llar una vida más humana de todos
los hombres y mujeres, y por el con-
trario, se ensanchan aún más las
diferencias de las clases, los grupos
sociales, y los pueblos entre sí, sólo
obtendrá una tristeza globalizada.
Una vez más, una acción tan per-
sonal dirigida concretamente a con-
solar al que sufre, supone también
enfrentar las causas más remotas de
esas dolencias.
Por eso, la obra de misericordia es-
piritual “consolar al triste” tiene hoy
una nueva formulación, “solidaridad
con el que sufre, está apenado o
deprimido y arrancar las raíces de la
tristeza social, cuidando así la ecolo-
gía integral”.