Explicación:

Ante las objeciones que recibe la teoría de Kant sobre el espacio y el tiempo, él decide aclararla afirmando la idealidad de éstos,
reconociendo en ellos solo una realidad empírica. Respecto a la realidad empírica del tiempo, argumenta que si las mudanzas o
modificaciones son reales, y si estás solo se producen en el tiempo como una sucesión de estados, entonces el tiempo
necesariamente debe ser real. Dicha realidad consiste en ser la manera de representación de mí mismo como objeto, es decir que se
establece una conexión entre el sujeto y el tiempo como condición de nuestra sensibilidad totalmente desligada de los objetos y por
tanto carente de realidad absoluta y trascendente. En cuanto a la idealidad del espacio, se nos ubica en la oposición entre el realismo
(que afirma la existencia de los objetos externos) y el idealismo (que afirma que solo existen los objetos de nuestros sentidos
internos), para plantearnos el concepto de fenómeno, el cual considera ambos aspectos: uno que considera al objeto en sí mismo y
otro que considera las formas de la intuición de ese objeto, ubicando a ambos dentro del sujeto. Luego, se nos explica que el tiempo y
el espacio son las fuentes del conocimiento, fuente de donde se extraen a priori los conocimientos sintéticos, ambos constituyen
formas puras de la intuición sensible que por ser condiciones de la sensibilidad son autodeterminadas. Adicionalmente, señala que el
campo de validez de ambos conceptos son los fenómenos, siento también su límite. Para concluir esta parte, Kant, explica las
consecuencias de asumir al espacio y el tiempo como realidades absolutas, señalando dos posiciones marcadas: (1) la de los
investigadores matemáticos de la naturaleza, que consideran al tiempo y el espacio como subsistentes a priori, introduciendo sus
afirmaciones matemáticas en el campo de los fenómenos pero si llegar más allá de estos, y (2) la de los teóricos metafísicos de la
naturaleza, que conciben al espacio y al tiempo como relaciones de los fenómenos abstraídos de la experiencia, productos de la
imaginación y por tanto a posteriori, pudiendo llegar más allá de los fenómenos, pero sin explicar la posibilidad del conocimiento
matemático a priori ni llegar a concordar las afirmaciones matemáticas con las proposiciones de la experiencia. Por último, Kant
señala que el espacio y el tiempo son los únicos entre todos los conceptos pertenecientes a la sensibilidad que no presuponen algo
físico.

Observaciones Generales sobre la Estética Trascendental:

I – Se aborda la explicación de la constitución fundamental del conocimiento sensible en general y demuestra que la estética
trascendental es totalmente válida. En cuanto a la constitución del conocimiento sensible nos señala que la representación del
fenómeno es la intuición, la cual tiene como componentes a la sensación como materia y al espacio y el tiempo como formas puras
que contienen a las primeras. De tal manera que estas últimas se conocen a priori y son llamadas intuiciones puras, mientras que las
primeras son conocidas a posteriori y son conocidas como intuición empírica. Luego explica que la diferencia entre la sensibilidad y lo
intelectual es trascendental y no meramente formal o lógico. Pero para llegar a esta diferenciación trascendental se debe considerar
la diferencia y la intuición empírica como fenómeno. En cuanto a la validez de la Estética Trascendental como teoría matriz, ésta se
sostiene en el contraejemplo de suponer que el espacio y el tiempo son objetos en sí mismo y su correspondiente consecuencia, que
consiste en no poder justificar las proposiciones de la geometría, dado que éstas se caracterizan por ser conocidas sintéticamente a
priori y con certeza apodíctica, confirmándose que es necesario que se dé a priori su objeto en la intuición y se funde en él su
proposición sintética.

II – Se explica la teoría de la idealidad del sentido interno y externo, y con ello que los objetos de los sentidos solo son fenómenos. En
cuanto al sentido externo, éste solo contiene la relación entre el objeto y el sujeto pero no el objeto en sí. Respecto al sentido interno,
éste se considera como la forma de la intuición o la manera como la mente es afectada por su propia actividad. Luego, se encuentra
que si todo lo representado por un sentido siempre es un fenómeno entonces que pasa con la autopercepción del sujeto, esto lo
responde con el concepto de “apercepción” o conciencia de sí mismo, que es el mecanismo que le permite acceder a lo múltiple o los
contenidos de la mente adquirido a través de los sentidos externos.

III - Partiendo de lo anterior, que en el espacio y el tiempo la intuición de los objetos externos y la auto-intuición de la mente los
representa tal como los objetos afectan nuestros sentidos, Kant pasa a marcar distancia del idealismo que afirma la mera apariencia
ilusoria de los objetos. Puesto que dicha afirmación cobra sentido cuando las formas de la representación se consideran como
realidades objetivas, ya que de esa manera todo se transforma en ilusorio incluso las no-cosas subsistentes (el espacio y el tiempo
como realidades objetivas) cayendo en un absurdo.

IV - En este punto se aborda al objeto de la teología natural: dios. Se afirma que el posee una intuición originaria o intelectual, y que
no es objeto de la intuición para nosotros ni para sí mismo. Por ello su intuición carece de condiciones temporales y espaciales, a
diferencia de la intuición derivada que le corresponde al ser humano y que no es otra que la intuición sensible, aquella que depende
del objeto y que solo es posible en la medida que se afecta nuestra facultad de representación.

Conclusiones a la estética trascendental

La estética trascendental responde a la pregunta por la posibilidad de las proposiciones sintéticas a priori, a través de las intuiciones
puras: el espacio y el tiempo. De tal manera que los juicios sintéticos a priori encuentran su fundamento en las intuiciones puras en
lugar de los conceptos, pero con la salvedad que dichos juicios no pueden ir más allá de los objetos de los sentidos y solo tienen
validez para objetos de la experiencia posible.