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Acerca de la Educación Física que Perdimos y la Formación en

los Profesorados de Nuestra Región

Las reflexiones que vamos a compartir son relativas a la educación física en Argentina en
general y particularmente en nuestra provincia de Córdoba y son escritas desde la absoluta
libertad en al acto de pensar pretendiendo, vale la pena aclararlo, que también induzcan al
desarrollo de actitudes críticas libres. No solicitamos estar de acuerdo o en desacuerdo con
ellas, sino instar a la reflexión acerca dePROBLEMAS que el modelo actual y dominante en
la formación de docentes en educación física no logra superar o resolver. La exposición de las
ideas no sigue criterio de orden alguno y no por eso son incoherentes. Consideremos, más
bien, una modalidad “discontinua” de redacción, apelando al recurso de las viñetas para
distinguir los diferentes tópicos de análisis. Luego de los intentos iniciales compartí las ideas
con algunos colegas, de ahí me tomé el atrevimiento de anexar esos valiosos aportes.

 La negación de la dimensión biológica en la formación de los profesores de educación


física es alarmante. ¿Niegan porque ignoran? Posiblemente sea esa la respuesta e intentar no
ignorar suponga estudiar. Las transformaciones curriculares de los últimos años en nuestra
región dan cuenta de este progresivo proceso de deterioro. Las razones por momentos
esgrimidas por los promotores de estos cambios son rayanas al absurdo y no es que cueste
entenderlas, directamente son inentendibles. Una estrategia previa fue, al menos en nuestra
provincia, la de juntar y mezclar en una sola materia, llamada ”fundamentos biológicos”, las
que antes estaban perfectamente delimitadas y permitían la profundización necesaria para, en
carácter de profesores de educación física, tomar decisiones pertinentes sobre los sistemas
funcionales de los sujetos. Antes desarrollábamos anatomía aplicada, fisiología general,
fisiología del ejercicio, educación sanitaria, primeros auxilios y análisis del movimiento. Hoy
todo esto está “metido y mezclado” en una sola materia que, a pesar de los grandes esfuerzos
de los profesores, no alcanzan a desarrollar los contenidos mínimos y elementales que
nuestra carrera requiere. Antes era, inclusive, insuficiente. Ahora es directamente un chiste. La
realidad que me toca conocer es la de Canadá. Allí las materias no tienen nombres raros. Son
las clásicas y se profundizan cada vez más. Entienden que en educación física tomamos
decisiones sobre la dimensión biológica del ser humano y que la misma no puede ser negada,
ni implícita ni explícitamente. Cualquiera sea la edad del sujeto y su particular contexto. Como
profesor del último año de la formación de grado aquí en la provincia de Córdoba, alarma
detectar tantas insuficiencias en nuestros alumnos: desconocimiento de la anatomía funcional,
procesos fisiológicos elementales no estudiados, nociones básicas de biomecánica
insospechadas. Los alumnos llegan al último año de la carrera sin conocer el cuerpo humano,
sin saber el nombre de los movimientos, sin saber, como mínimo, nombrar las partes
exteriores del cuerpo. A la hora de hacer capacitaciones, aporta el profesor Mauro Parra, es
una vergüenza que simposios y cursos, relacionados con biomecánica, análisis de movimiento
y fisiología del ejercicio no tengan puntaje, como si no importaran estos contenidos para
aplicar en el colegio.El profesor Sebastián Del Rosso agrega luego de la lectura de los
bocetos iniciales: “Una cuestión que me parece totalmente inconcebible es que prácticamente
no existe la fisiología del crecimiento, maduración y desarrollo en relación con el ejercicio. Es
una asignatura que he dado en varios cursos y me sorprende ver que tanto alumnos actuales
como profesores en actividad no sepan lo que es el PHV (peak height velocity) y su relación
con los estados madurativos. Entonces surge mi pregunta… ¿en las clases de educación
física actuales los niños/adolescentes no se mueven? ¿en la actualidad se dan clases teóricas
de educación física en las escuelas y colegios secundarios? Ya que de lo contrario no se
puede concebir que un alumno del profesorado de educación física no conozca la fisiología de
un niño pre-púber y sus respuestas fisiológicas frente al ejercicio o actividad física (ni siquiera
hablemos de entrenamiento)”.Extraño panorama a la luz de que nuestras clases no se
caracterizan por ser, precisamente, aúlicas. Aún las aúlicas deberían tener en cuenta la
dimensión biológica del ser humano. Decían Pierre Vayer y Pierre Toulousse: “la escuela
ignora la existencia del sistema nervioso”. Esta afirmación de la importancia de la dimensión
biológica no supone negar los valores y principios pedagógicos de la educación física bajo
respecto alguno. Una no excluye a la otra, sino que son concurrentes e integrativas. La
compatibilidad es implícita a la capacidad del docente quien, desde el manejo de sus
habilidades como profesor, puede incluir los valores propios de las dos dimensiones.
 Estamos siendo impotentes testigos de una progresiva invasión de contenidos que otrora poco
y nada tenían que ver con nuestra carrera. Las actividades expresivas, las danzas y bailes
populares, las murgas y hasta lasactividades circenses (recordemos que, en la mitología
griega, era Circe el dios que transformaba a los humanos en bestias y Orfeo nuevamente en
humanos, lo cual hace aún más paradojal esta transformación en nuestra educación física). Lo
cual resulta extraño, ya que hay muchas carreras que toman estos contenidos en sí mismos
como objeto de estudio y son sus ejes. Desde ya, cualquier sujeto racional acude,
precisamente, a los egresados de estas otras carreras (teatro, danza, etc.) como recursos
confiables para su enseñanza y no a un profesor de educación física. Estas actividades son
legítimas y altamente respetables. Sólo las objeto como eje de la formación de un profesor de
educación física. Por la institución en la que trabajo ya hace 25 años es difícil encontrar
alumnos procurando aprender y mejorar movimientos gimnásticos y deportivos. Lo que no es
extraño es que se te crucen frecuentemente alumnos vestidos extravagantemente, cual
payasos a veces, como mimos otras, sin la menor capacidad reflexiva del sentido de eso o de
lo dejado de lado. No pude ser el valor diferencial de una profesión lo que es campo de acción
y eje de otras. Como posibilidades auxiliares y complementarias no revisten mayor objeción.
Sin embargo son hoy epicentro de horas y horas de cursado. Y es, reiteramos, muy poco
probable que en carácter de profesores de educación física el día de mañana seamos
requeridos para tales cometidos. El fundamento de la “libre expresión”, me acota Sergio
Lüscher al leer las notas iniciales, coarta la libertad que implica la condición física mínima para
la salud e ignora la preservación de las capacidades físicas mínimas que el sujeto necesita
para ser independiente y… ¡poder expresarse!

 Paralelamente observamos la “recreologización” de la educación física como rasgo


dominante de los últimos tiempos. Me atreví a caracterizar este fenómeno
como “piñonfijización” de la educación física. Y no por mala intención respecto a nuestro
local, nacional e internacional célebre artista, al cual le debemos el mayor de los
reconocimientos. Sino en el sentido de serlos en carácter de profesores de educación física.
No estudié tantos años para entretener a nadie. Hasta dudo que deba estudiarse para algo
así. Sea como fuere, no puede ser médula de una carrera, reiteramos, lo que es eje de otras.
En otros países la recreación es una legítima carrera en sí misma, que comparte un tronco
comúncon la educación física, pero que no se trata de lo mismo. Desde ya que no nos
oponemos al manejo de un conjunto de actividades lúdicas por parte del profesor de EF, sobre
todo para los primeros años de la escolaridad primaria. Sobre eso no hay discusión alguna. Ni
sobre la extrema importancia que tiene lo lúdico en la formación y desarrollo de todo ser
humano. Lo que ponemos en duda es la necesidad de ser tal actividad intervenida por un
profesor de educación física. Y paso a explicarme. De niño amaba jugar. Pasaba horas en
tales asuntos, serios e importantes, divertidos y significativos, sin idea de fin, sin idea de la
hora ni mucho menos, de que alguien debiera demostrar superioridad sobre otro en algún
momento. La magia del juego quedaba hecha añicos a partir de la intervención de un profesor.
Jugar ya no representaba la idea de la pura actividad sin idea de fin, sino que se transformaba
en contienda, en manifestación tácita de que, a la postre, unos eran mejores que otros. El
profesor arruinaba el juego. Ya no era juego. La pregunta que no puedo dejar de formularme
es si, en esta pretensión no se esconde una espantosa omnipotencia que nos hace creer que
somos imprescindibles en la conducta lúdica del ser humano tal que, sin nosotros, no podrían
hacerlo. No sólo entiendo que no hacemos falta, sino que malogramos tan hermosa conducta,
tanto individual como social. Es notable, escuche a los profesores y lo que dicen en todo
momento: “vamos a jugar a esto, vamos a jugar a lo otro”. Y los niños gastan más calorías en
el recreo que con el profesor de educación física en el marco de una clase haciendo
exactamente los mismos juegos. Solos lo hacen mejor. Desde mi médula íntima debo confesar
que no estudié tantos años para profesionalmente hacer divertir a nadie. No me importa eso,
en lo más mínimo. Otros estudian para tal cometido y los felicito, hasta acudo a ellos. Cuando
la imagen de un docente en educación física se me viene a la cabeza, no es la de
“entretenedor” la que la adjetiva o, mucho menos, sustantiva. Nada tiene de malo, reforzamos
esta idea, el animar fiestas infantiles. Es un dignísimo trabajo. Lo que cuestionamos es que en
carácter de profesores de educación física nos busquen para animar fiestas infantiles y para
resolverPROBLEMAS de movimiento y de condición física ya no acudan más a nosotros. No
objetamos el circo, sino que como profesores de educación física seamos cirqueros.

 Ahora bien, para que las actividades lúdicas, las expresivas, las murgas, los bailes, los mimos,
los magos, los acróbatas y los clowns hayan copado la banca de la educación física fue
necesario que lo que antes la ocupaba, adquiriera la categoría de punto. Desacreditar las
actividades deportivas y gimnásticas formó parte de la estrategia inicial la cual,
arbitrariamente, las vinculó ideológicamente a momentos nefastos de la historia argentina.
Gimnasia, deporte y técnica como sinónimos de opresión, de prácticas elitistas y otras
caracterizaciones tan fuera de lugar que sorprende. Tenemos una población atacada por el
flagelo de la obesidad y el síndrome metabólico, sarcopénica, y cuando hablamos de la
importancia del aumento de la masa muscular estriada esquelética, los epistemólogos de la
educación física califica ese intento como promotor de “cuerpos hegemónicos”. Ya no entiendo
nada. Recordemos la estrategia motriz de dominación, por ejemplo, que emplean las sectas
religiosas más fundamentalistas… ¿no es acaso el baile? Señores dejémonos de “hablar sin
saber” demonizando la gimnasia y el deporte sin tener la menor idea de lo que decimos. No es
el movimiento, sino la intención lo que cuenta. Si deseo oprimirte, lo puedo hacer con el baile,
con el deporte, con la gimnasia y hasta con un simple juego. Y si quiero ayudar a liberarte
puedo hacerlo con los mismos recursos. Nada justifica caracterizar la gimnasia, la técnica y el
deporte como malos en sí mismos ni como buenos tampoco. Lo que cuenta es quien lo
enseña y sus valores. Casualmente, los únicos que se han planteado como transmitir valores
positivos a través del deporte son, precisamente, los profesores de educación física. Ni que
hablar de la gimnasia. Mi formación fue gimnástica. Tuve grandes maestros de la gimnasia
(Tulisse, Higa, Pelatto, Oliva, Ferreyra, Fernández entre otros) y les agradezco de por vida
que me hayan enseñado a pensar. En esa época, vuelve a señalar Sergio Lüscher, solidaridad
era cuidar al otro en su integridad, proveyendo ayuda efectiva para que no sufra trauma
alguno. Acoto que, desde pequeño, mis grandes maestros de la gimnasia, fundadores del
instituto en el cual luego me formé, solían decir que gimnasia, atletismo y natación son los
pilares de la educación física y de la formación motriz integral del sujeto. No puedo estar en
desacuerdo, es casi visceral la sensación de que remamos en la misma piragua y les devuelvo
una sonrisa.

 La demonización de la técnica acompaña este proceso degradante. Resulta extraño e


inverosímil: hacer bien está mal y hacer mal está bien. Vaya a entenderlo si puede. Lo cierto
es que desde las casas de formación en nuestra provincia ya parece no interesar la ejecución
correcta, dando la espalda a miles de estudios biomecánicos y horas de análisis de
movimiento por parte de los mayores referentes del mundo. Técnica como opresión y dominio,
turismo por lo diferentes movimientos, sin importar cómo son ejecutados, situación que, a mi
humilde entender genera severas consecuencias. Por sólo mencionar algunas, la
configuración de “techos técnicos y psicomotrices” imposibles de superar y el consecuente
estancamiento obligado y, otra no menos promisoria, que es la no necesidad de los
estudiantes de esforzarse para la superación en sus propias dimensiones técnicas.
Absolutamente insensibles al analfabetismo motriz. Inclusive, una idea dominante últimamente
en los profesorados es que, aún como analfabeto motor el sujeto puede tener una exitosa
carrera en los deportes. Tampoco puedo entenderlo. Analfabetos motrices jugando. Recuerdo
que en nuestra formación en la década del ochenta, y muy a pesar de las incipientes críticas a
esta perspectiva, las exigencias técnicas justificaban horas de práctica y disciplina interior y
exterior para lograr lasPERFORMANCES mínimas. Ello promovió un perfeccionamiento en
la propia motricidad que aún hoy, a la distancia, sigue resultando altamente beneficiosa y no
puedo sino agradecer a los profesores que, al respecto, fueron exigentes. Técnica no es
opresión. Es hacer bien las cosas y desde esa condición, poder seguir aprendiendo. “Ignorar
la biomecánica y la ergonomía es ignorar la técnica que se requiere no solo para hacer más
eficiente el movimiento sino para gozar del movimiento toda la vida, conservar la
independencia motora toda la vida, no lesionarse ni por trauma ni por mal uso de la principal
herramienta para gestionar la educación y la salud, vaya sino a leer más de 30.000 trabajos
científicos que lo fundamentan en sólo los últimos 20 años claramente (y caramente) nosotros
hace algo más de 20 años equivocamos ese camino”, vuelve a acotar Sergio Lüscher. Más
claro, vierta agua.

 Por consiguiente, ante la negación del sujeto de aprendizaje en tanto biológico y la paralela
negación de objeto de conocimiento en tanto objeto técnico, no queda otra que hipertrofiar el
concepto y la práctica de la enseñanza. No estudiamos a quien le enseñamos ni lo que
enseñamos, por consiguiente estudiemos el enseñar por el enseñar mismo. Nuevamente, trate
de entenderlo si puede. La enseñanza es un puente entre el sujeto y el objeto. Estudiar estos
dos últimos facilita los anclajes y la ingeniería básica en la construcción de dicha conexión. Si
niego las dos orillas, la enseñanza es como un inmenso puente a la deriva que pretende
conectar dos costas tan alejadas entre sí que termina por flotar a la deriva. Un estrepitoso
puente flotante desconectado de las dos orillas que justificaron su construcción. Formamos
pseudo técnicos en la enseñanza (para esto sí parece haber técnica) que desconocen la
configuración morfológica y funcional de los destinatarios y que ignoran, mucho peor aún, lo
que enseñan. Nuevamente, invitamos a que trate de entenderlo si puede. No digo que deba
omitirse, sino que es más importante aprender cómo aprendemos y aprender a aprender. La
enseñanza se autoconstruye a partir de estos tres requisitos y su importancia no supera la de
ellos.Sergio Lüscher complementa la idea: “ustedes han visto el desarrollo de una clase de
educación física de estos métodos no metodológicos, de técnicas con el menor tecnicismo
posible, ¿alguien observó clases de educación física de los cultores de esta nueva educación
física?, ¿cómo saben adóndellegaron?, ¿o también está mal evaluar?”.

 El divorcio de la educación física respecto a la salud y el deporte alarman. Hace más de


20 años que lucho por maridar educación física y salud, mientras que algunas corrientes
epistemológicas califican esta perspectiva de “higienista o higienicista”, casi como un
calificativo peyorativo. Aristóteles entendía que primero estaba la gimnasia, luego la medicina
y en tercer lugar la cosmética. La tenía más clara que nosotros. Lo cual pone de manifiesto
que la educación física no es ni debe ser un auxiliar de la medicina sino, quizás, todo lo
contrario. En una sociedad en la cual fuéramos bien educados en lo no contingente, es decir,
las cuestiones del cuerpo (movimiento y nutrición), la enfermedad sería la excepción y, por
ende la medicina se haría cargo de la minoría. Hoy vemos que la salud es la excepción y su
conquista y preservación desde adecuados hábitos de movimiento parece ya no interesarle a
la educación física. Si la educación física le da la espalda a la salud… ¿no deberíamos
incorporar otra materia en la escuela que nos enseñe a vivir conforme a la naturaleza humana
en lo que a movimiento se refiere? Ya que no lo hacemos, al menos dejemos que lo hagan
otros. Con respecto al deporte, lo mismo: el deporte pide a gritos los valores que sólo un
profesor de educación física puede aportar. Sin ellos, el deporte queda a merced de
empresarios y representantes y sólo por casualidad, podría eventualmente llegar a ser
educativo. Por lo general, sin profesores de educación física, no lo es. Creo que supimos ser
los únicos bichos raros procurando hacer del deporte, un fenómeno educativo. Mal no vendría
retomar esa iniciativa. Lamentablemente, hoy por hoy, los deportistas que se aproximan a
estudiar educación física no pasan de segundo año, huyen despavoridos. La educación física
impartida en los profesorados los espanta. Tenemos que volver a atraerlos, que sientan
atracción por nuestra carrera para que luego, con todo lo aprendido, hagan del deporte en
general y del suyo en particular, algo aún más bello.
 La falta de estudio del movimiento humano es alarmante. A veces me pregunto qué carrera
se encarga de hacerlo. Fisioterapia es fisioterapia y no kinesiología. En nuestra provincia no
se estudia kinesiología, no seamos hipócritas. La educación física tampoco estudia al
movimiento humano, excepto algunos casos aislados de esfuerzos de algunos profesores y
que intentan que la mano no se suelte del todo y el movimiento termine por caer
definitivamente en el abismo. ¿A dónde se dirige una persona que quiera estudiar el
movimiento humano en sí mismo? ¿Qué carrera sigue? ¿Dónde se inscribe? Hoy por hoy, en
educación física seguro que pierde gran parte de su tiempo. Personalmente elegí educación
física porque me fascinaban las dimensiones del movimiento y del pensamiento humano. Tuve
una gran profesora de filosofía en el cursado de educación física (Nilda Garimaldi de Heredia)
y un gran profesor que mostraba el movimiento humano en perspectivas intrínsecas, como
valor en sí mismo (Antonio García) y gracias a ellos, y el aporte de otros profesores, los años
de formación de grado valieron la pena. A tal punto que, luego, el deseo fue tan grande que
motricidad humana y filosofía continuaron acompañándome. Hoy, en nuestras casas de
formación, estos ideales y contenidos brillan por su ausencia. Y no puedo dejar de preguntar
acerca del cómo estructurar y proveer solidez a una educación física que niega el estudio del
movimiento humano. Una vez más, trate de entenderlo si puede. Si lo logra, ayúdeme a
entenderlo porque después de tantos años de intentarlo aún no alcanzo a dilucidar las razones
de esta pavorosa exclusión… ¿habrá que estudiar mucho?

 La pobre formación para la investigación es otro rasgo dominante. ¿Cómo investigar sin
conocer el objeto de estudio? No se enseña a investigar y la posibilidad de una docencia
divorciada de la producción de conocimiento es, inclusive, una idea fuerte. Algunos piensan o,
mejor dicho, afirman sin pensar, que el propósito de la carrera es formar docentes y no
investigadores. Es decir, profesores que reproduzcan lo investigado por otros (si tienen
suficiente humildad) o que directamente enseñen la integración de sus propias experiencias e
intuiciones, que consideradas por ellos mismos como soberana, terminan por constituir el
corpus principal de sus clases. Desde mi limitada capacidad de comprensión no alcanzo a
captar la idea y, si la capto alguna vez… ¡no acuerdo con ella! La mentalidad de investigador
es crucial para la docencia. ¿Cómo ser docente si no me interesa la producción de
conocimiento? Nuevamente rescato la experiencia canadiense, en la cual pude observar que
desde el primer año de la carrera se trabaja en investigación. Para los grandes referentes de
aquel país, la enseñanza es casi un oprobio obligado. Si no investigas estás condenado a
enseñar. Si no lo sabes, lo enseñas, suelen decir. Sin querer, describen nuestra triste realidad.
En nuestro instituto (IPEF de Córdoba) en casi 70 años no se ha producido ni un artículo, ni
una publicación con referato internacional. Por ende, ante la pregunta que suelen formularme
desde aquellas latitudes… “¿qué enseñan si no investigan?”…la respuesta tarda en emitirse y
no sin una alta cuota de vergüenza admito, ruborizado: “…lo que investigan ustedes…”. Ello
no implica la soberanía absoluta de la investigación respecto a las otras dimensiones de la
educación física, opina Horacio Anselmi, como práctica sin contacto con la gente, con el diario
trabajar y la experiencia que en el día a día podemos ir adquiriendo. La práctica cotidiana es
crucial y de ahí surgen losPROBLEMAS dignos de ser investigados. Las dos dimensiones
deben estar presentes.

 Una consecuencia derivada de este debilitamiento de la educación física respecto a la


prescripción del ejercicio físico y elPROBLEMA de la condición física, tanto de la población
no deportiva como de los deportistas mismos, cualquiera sea el contexto, disciplina o edad
evolutiva, es la proliferación de sujetos que con carreras cortas, no-carreras, de otras carreras
o simplemente por el hecho de haber sido deportistas o, a veces, ni siquiera eso, se dedican al
entrenamiento de grupos o personalizados. La población se encuentra en una fastidiosa
encrucijada: no puede contar con un profesor de educación física y debe apelar a instructores
o entrenadores personales cuya formación no puede ser acreditada por los estudios
realizados. Panorama complejo: si no estás en el sistema educativo formal (¿qué porcentaje
de la población está escolarizada?), estás condenado a moverte en manos de vaya a saber
quién. En nuestra ciudad proliferan los grupos de “running” y entrenamiento en parques y
plazas, lo cual no está mal para combatir el sedentarismo y que la gente vuelva a motivarse
con el entrenamiento. El punto es que no hay control alguno sobre los aspectos legales e
higiénicos elementales. ¿Cualquiera puede entrenar a otro? ¿Por el solo hecho de haber sido
deportista o corredor puedo formar un grupo? No tengo la respuesta, lo que sí pienso es que
es hora de darle fortaleza a nuestra carrera. Señores, de una vez por todas reforcemos
nuestra carrera, construyamos poderosas colegiaturas, les proveamos fortaleza en sus luchas
gracias a una currícula consistente y, desde allí, que sólo profesores de educación física
trabajemos en la prescripción del ejercicio, el entrenamiento. El modelo paulista es digno de
emular. Sólo trabajan como entrenadores personales profesores de educación física, lo mismo
que cualquier rubro de gimnasio. 82 mil profesores matriculados y no puede ejercer en caso
de no ser profesor. Obvio, tal defensa de las posibilidades laborales del profesor de educación
física está sustentado en la red curricular de su formación universitaria.

 Un capítulo aparte, y por cierto bastante extenso, merecen los estudiantes de educación
física. No sé por dónde empezar, tantas son las cosas que hay por decir. Voy a expresarlo tal
como me aparecen los enunciados en la mente cuando asisto a los profesorados, sin
procesamiento delicado ni pronóstico de consecuencias. Lisa y llanamente, cada vez más
seguido estas frases brotan, tanto en mi cerebro como, imprudentemente, en boca también y
muy a pesar del fútil intento por evitarlas:

 No quiero trabajar con alumnos de pelo verde, “piercings” hasta por los codos y tatuajes
rituales inclusive en las orejas.
 No quiero alumnos vestidos con bermudas de jean, ojotas y camisetas de clubes de fútbol.
 ¿Por qué no intenta ir a la facultad de medicina o abogacía con bermudas y ojotas?
 Por favor vengan vestidos con la más humilde las ropas de gimnasia, como profesores de
educación física.
 ¿Quién les imprimió en la cabeza la idea de que educación física y estudio nada tienen que
ver?
 No quiero alumnos que deciden comenzar el cursado hacia la cuarta o quinta semana de
clase.
 ¿Por qué tantos sedentarios estudiando educación física?
 ¿Jamás consideró la posibilidad de estar físicamente preparado para la vida en general y para
estudiar esta carrera en particular?
 Si usted decide formarse como piñón fijo, negando la biología, el entrenamiento y la condición
física le solicito cortésmente que reflexione acerca de su extrema hipocresía al aceptar luego
trabajos que tienen que ver, precisamente, con todo lo que usted negó durante su formación.
 ¿Para cuándo la música clásica y la literatura?
 ¿Alguna vez terminó la lectura completa de un libro?
 ¿Jamás va aINVERTIR en un libro?
 ¿Está absolutamente decidido a nunca estudiar ni entrenar?
 ¿Por qué ante la posibilidad de pensar por usted mismo elige cortar y pegar?
 ¿Por qué le seduce lo fácil?
 ¿Por qué juzga a sus profesores?
 ¿Por qué tanta maledicencia y murmuración? ¿No tiene otra cosa en que pensar?
 ¿Por qué se siente aliviado cuando percibe que las exigencias declinan?
 ¿Por qué elige ser profesor y jamás sintió devoción y respeto por todo lo que ello implica?
Desde pequeño aprendí a amar a mis profesores, a admirarlos, a agradecerles. Aún hoy, si
voy por la calle y me los cruzo, freno y les dirijo la agradecida mirada. El profesor sigue siendo
mi garante ético, mi paradigma de realización personal.
 ¿Por qué trabaja en esto antes de recibirse?
 ¿No considera la posibilidad de asistir a cursos y congresos?
 ¿Sabe a lo que denomino alumno paracaidista? El que cae para la clase y ya está, o
considera que con eso ya está. No le podemos pedir que estudie antes, que haga
observaciones, que se prepare, que piense antes. Cree que su deber último es solo estar
presente en clase y nada más. Parece que su vocación última, en las distintas actividades de
la vida, es marcar tarjeta.
 ¿Por qué planifica irse a Europa sin haberse recibido, como si este país le quedara chico? Si
le falta tanta formación… (en mi caso particular, fui tentado muchas veces para radicarme en
el exterior: nunca quise aceptar porque amo mi país y me debo a su gente; viajo, entrego y
recibo, trato de aprender más, siempre regreso con el propósito de mejorar mi patria, porque
aún con todos sus dolores y heridas, incongruencias e injusticias, es mi patria y la amo).

 Los reglamentos internos para el cursado de las materias, seminarios y talleres no son otra
cosa que la base estructural de la mediocridad. La arquitectura de la mediocridad tiene sus
planos profundos en estos reglamentos. Leo y releo esos reglamentos y cuando observo los
derechos a tener sólo un 70% de asistencia y otras permisividades comienzo a entender mejor
algunos de los aspectos de lo que está sucediendo. Parece que para la excelencia no hay
reglamentos, o al menos ninguno que haya pensado en ella y procure alcanzarla. La gran
mayoría de los alumnos usufructúa de esos derechos jugando con los límites para no quedar
libre. Como si el objetivo fuese zafar en lugar de formarse con la mayor calidad posible.
Personalmente no entiendo bien esos reglamentos. Los estudiantes tienen que venir a clase y
punto, dedicarse a estudiar y no especular acerca de cuántas faltas pueden tener o cuántos
trabajos prácticos pueden desaprobar.
 Precisamente, entonces, el carácter público de la educación supone la multiplicación de las
responsabilidades y no de los derechos. Si quiere estudiar como le queda cómodo, páguese
una formación privada. Si quiere sólo estar y no estudiar, demuele los cimientos de la
educación pública. La educación pública es una belleza, privilegio de muy pocos países.
Cuidarla es ser responsable y estudiar. Es pensar más en las obligaciones y
responsabilidades y no como me ajusto al reglamento interno para, sin estudiar y sin mayores
esfuerzos, transitarla con el menor grado de conflictividad posible. Para eso, deje su lugar a
quien realmente no puede pagar una privada y de seguro transitará la pública con excelencia
o, al menos, con el esfuerzo elemental que el saber que es pagada por todos, supone.
Precisamente porque es pública y gratuita implica el comprometerme con cuerpo y alma.

En definitiva, la aspiración de este opúsculo es instar a la reflexión y promover una buena


discusión acerca del perfil del docente que estamos formando. Puede estar de acuerdo o no,
sentirse molesto o no por el modo de redacción. Lo que sí es, bueno o malo, un intento de
llevar a nuestra carrera a un mayor nivel de jerarquía, a una consideración social de mayor
relevancia para no sólo devolverle y aportar a la sociedad valores diferenciales, sino también
para un mayor reconocimiento por parte de ella hacia nuestra educación física que se
materialice en nuevas posibilidades para su crecimiento y desarrollo.

Acota Sergio Lüscher: “en el país los institutos de profesorados en educación física ya son
innumerables, seguro de alguno nos vamos a olvidar en la cuenta, 300, 500, 1000.
Anualmente miles de alumnos se inscriben para “estudiar” educación física, otros miles ¡se
reciben!, ¿con que examen de egreso? Hace años se discutió el examen de ingreso para una
carrera que requiere aptitudes físicas, psíquicas, sociales, y porque no una espiritualidad
singular que requiere la docencia, hoy ya no existe, en nombre de la libertad se eliminaron los
exámenes de ingreso, todos tenemos derecho a hacer lo que se nos ocurra, aún ejercer la
docencia, formar ciudadanos porque a la vista de la historia cualquiera se recibe solo se trata
de completar permisos de examen, total, tampoco existe el examen de egreso. Si usted no
sabe qué estudiar y no le gusta estudiar, anótese en algún profesorado de educación física
que seguro se recibe. A la luz de los hechos así funciona hoy”.

Para finalizar, me permito anexar los comentarios del profesor Román Gorosito de Rosario,
con quien compartimos una gran amistad y perspectivas:

 El relativo anacronismo de la preparación que ofrece la carrera: es decir, en un mercado


que reclama profesores para los gimnasios de musculación, las clases personalizadas, los
periodos pos kinésicos, el tratamiento conjunto con médicos y nutricionistas de
losPROBLEMAS metabólicos y la prevención de los problemas posturales, urge que el
egresado tengas las habilidades para responder a estas necesidades, las cuales se
acrecientan año a año debido al estilo de vida de población actual; en cambio, los alumnos
siguen recibiendo una formación que apunta a lo sumo a la educación física escolar, y digo a
lo sumo porque en realidad egresan con habilidades para hacer jugar, acampar, realizar peñas
y entretener a un curso escolar. En este contexto, el mercado laboral requiere un tipo de
profesor y de los ISEF´s se gradúa otro totalmente diferente, que luego, lógicamente, por
cuestiones de necesidad se inserta en estos campos laborales y se desempeña con
ineficiencia, apatía, y por sobre todo con falta de rigurosidad.
 Falta de coherencia entre lo necesario y lo que realmente se hace: esto lo vemos en el
ámbito escolar. Históricamente la escuela fue el complemento de formación respecto de lo que
el niño recibe en la casa, sobre el tema reflexionó hasta el cansancio en celebre pedagogo
Francesco Tonucci. Es así como, por ejemplo, un niño nacido en el 60 o el 70 podía darse el
lujo de jugar gran parte de la hora de educación física en la escuela, ya que este niño tenía
una formación física casi impecable de la mano de deportivización general que reinaba en
aquellas épocas. Razonemos, antes de la explosión de internet y la tecnología, tomemos el
año 2000, la mayoría de los niños concurría a uno o dos deportes como mínimo, además
participaba de juegos al aire libre de real intensidad el resto del día, así, ese niño mostraba
una formación muy interesante, que se completaba en el colegio la enseñanza de los
fundamentos técnicos de los deportes y con los ejercicios gimnásticos y atléticos, lo cual
incluía un tiempo importante para el juego. En ese contexto, en las escuelas había que
enseñar, computación, inglés, y unas cuantas materias más que aportaran lo que el niño
promedio no tenía. ¡Hoy el contexto cambio! Por favor despertemos. Hoy un niño maneja la
computadora mejor que un adulto, concurre a ingles particular y dedica el resto del tiempo a
jugar, pero a jugar en línea. Por lo que el colegio debería completar con lo hoy hace falta, esto
es educación física, no solo jugar, si no formarse y mejorar sus capacidades, para
contrarrestar los efectos de la vida sedentaria y repleta de comida que el niño de hoy lleva,
hacerse fuerte, coordinado, hábil en el manejo de su cuerpo y solo cuando esto esté logrado
podemos pensar en jugar sanamente, y sin riesgos. Me pregunto ¿de qué sirve jugar con un
niño escoliótico u obeso o con tanta falta de coordinación básica que se lastima jugando? ¿es
eso sano? Por esto, el colegio Nacional de Ushuaia ha dado un primer gran paso. educación
física 5 veces por semana en la primaria, donde de la hora reloj que tiene juegan 10 minutos
para entrar en calor o como parte final, pero dedican 50 minutos diarios, casi 3 horas a la
semana, unas 72 horas al año como mínimo a su formación física básica, con los driles de la
gimnasia, el atletismo, la halterofilia y la natación; para garantizar que luego podrá jugar,
practicar su deporte preferido o realizar actividad física recreativa con las herramientas
necesarias para preservar su salud. Y luego de reflexionar sobre lo escrito: ¿un profesor que
recibe hoy en día está en condiciones de enseñar estos fundamentos?

 El ilógico sedentarismo de un aspirante a profesor de EF: quizá, en lo personal, una de las


cosas que más me fastidian. ¿Cómo alguien que dice querer ser o ser profesor de educación
física, no se mueve, no está en forma, fuma, toma y vive de fiestas?, ¿no era que debíamos
predicar con el ejemplo? Se hace difícil entender o vislumbrar como trabajará y como mostrará
un ejercicio un profesor que no gusta de practicarlo, ¿cómo trasmitirá pasión por el cuidado
del cuerpo?, realmente se me hace difícil poner en palabras este punto, porque es el que más
me afecta emocionalmente, para mí, un profesor sin fundamentos y sin amor por el
movimiento y el cuidado personal, directamente no es profesor.

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