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PARROQUIAS
Milton Beltrán
Diócesis de Cd. Altamirano
Los jóvenes como miembros de esta Iglesia formamos un bloque que en muy pocas
ocasiones es tomado en cuenta. Es hasta hace unos años y sólo en algunos lugares que se ha
logrado integrar a los jóvenes en la vida comunitaria de su parroquia, sin embargo aún existen
muchos lugares en los cuales la juventud es muy poco valorada y no es tomada en cuenta.
Otro punto muy importante que se debe destacar en este trabajo en favor de la Pastoral
es el papel que desempeñan los sacerdotes encargados o párrocos, así como el obispo
diocesano debido a que no se cuenta una buena respuesta de parte de ellos ante nuestras
inquietudes por transformar nuestra parroquia; desde hace mucho tiempo en muchas de
nuestras parroquias han existido intentos por crear grupos juveniles para trabajar en favor de
los mismos jóvenes, se trata de que el joven evangelice al mismo joven por medio de
actividades comunes, pero desgraciadamente en cuanto se busca el apoyo de los sacerdotes, en
la mayoría de los casos mencionan que no tienen tiempo, o que simplemente eso no les gusta;
por lo que los jóvenes se desaniman y como existen otras actividades que nos llaman la
atención no hay perseverancia y se olvida la inquietud.
También es meritorio reconocer el papel que tienen los padres de familia en las
parroquias ya que son ellos los primeros en brindar el apoyo, los permisos y su tiempo para
con sus hijos, por lo que no sólo se debe trabajar con los jóvenes sino también con sus papás
pues si un joven tiene muchas ganas de trabajar en favor de su parroquia y no cuenta con el
apoyo de sus padres, no podrá desarrollarse totalmente.
A lo largo de los años el trabajo de los jóvenes en las parroquias se ha visto disminuido,
en gran medida por no haber respuesta a nuestras inquietudes, nos hemos hecho apáticos ante
las situaciones que se viven en las parroquias. Es muy importante hacer notar como lo
menciona el Papa en el documento de la Iglesia en América (47), que los jóvenes cuentan con
una gran fuerza evangelizadora por lo que es de mucha importancia buscar nuevas formas en
las cuales se pueda evangelizar usando esta fuerza.
Es muy conveniente conocer dentro de las parroquias con qué clase de jóvenes contamos
ya que la forma y las actividades a realizar son distintas para cada joven, es decir que se deben
buscar diversas formas de despertar la creatividad del joven de acuerdo a sus inquietudes,
necesidades y habilidades, por lo regular en la mayoría de los casos la participación de los
jóvenes en la parroquia se desarrolla principalmente en los coros juveniles, pero también
puede llegar a darse en grupos de participación social. Nuestros pueblos tienen un gran
espíritu de solidaridad y ayuda para con los necesitados y los jóvenes no somos la excepción
por lo que sería una muy buena forma de dar testimonio de vida cristiana juvenil si se crean
grupos juveniles parroquiales que se dediquen verdaderamente a ayudar tanto a niños, jóvenes
y adultos en los distintos ámbitos de la sociedad.
También es necesario que tengamos en cuenta que la juventud nunca permanece estática,
es decir que día a día se deben buscar nuevas formas en las cuales se tenga interesado al joven
en el trabajo de la parroquia, ya que de otra forma nuestros jóvenes se aburren y se van; esto se
nota más frecuentemente en las parroquias de las ciudades pues los jóvenes prefieren las
diversiones fáciles al compromiso parroquial, dando lugar a que, si no se da respuesta a lo que
quieren realizar, terminen por caer en los vicios o en las drogas, ya que es lo más fácil cuando
no se tiene un verdadero sentido del respeto de sí mismo.
Hay que pensar que de seguir así, sin propuestas verdaderamente que llamen la atención
de los jóvenes, nuestras parroquias no podrán crecer y poco a poco irán quedándose solas.
Es muy importante que los sacerdotes tengan una buena preparación e interés, es decir
estén dispuestos a apoyar las ideas juveniles llevándolas a cabo teniendo en cuenta también el
aspecto espiritual, puesto que todo trabajo que no se haga encomendado a Dios y con amor no
tiene caso, pues esto nos motiva a encarnar el Evangelio de acuerdo a las situaciones
particulares que viven las personas.
Un gran compromiso que tenemos los jóvenes es el saber dar testimonio de lo que
hemos aprendido al conocer a Cristo así como también el ayudar a que otros jóvenes lo
conozcan también.
Por último quiero agregar que si algo se puede realizar será siempre con la ayuda de
Dios y con el trabajo conjunto de sacerdotes, obispos y jóvenes, ya que solos no estaríamos
completos y siempre faltaría algo.