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Guía para la Defensa de Tesis.

Descripción del problema.


Planteamiento y formulación del problema.
La evolución de la sociedad y el transcurso del tiempo han generado cambios relevantes en
el Derecho, en evidencia al ser este dinámico el legislador se ha encontrado en la obligación
de adaptar el ordenamiento jurídico a los avances de la sociedad. De esta manera, al hacer
referencia al área de derecho a tratar, primeramente entendiendo que el arbitraje se
encuentra dentro del sistema de justicia es indudable que se trata de una de las expresiones
institucionales del mismo, en consecuencia, el arbitraje pertenece al área del derecho
procesal.

De esta forma, es menester hacer mención sobre la definición del arbitraje, el cual para
Prieto-Castro (1968), es: Un negocio de derecho privado, como creación de la voluntad de
los particulares, pero procesal por las sujeciones y limitaciones a que esa voluntad es
sometida (justamente para que produzca efectos procesales) y por las actividades también
de orden procesal que hace surgir, en particular, el conocimiento del asunto por otras
personas que termina en el efecto declarativo vinculante y más tarde, ejecutivo del laudo de
los árbitros.

Así mismo, es de destacar, que por mandato constitucional se ha reconocido que el arbitraje
forma parte de la estructura del sistema de justicia, y que según lo establecido en el artículo
258 de la Constitución: La ley promoverá el arbitraje, la conciliación la mediación y
cualesquiera otros medios alternativos para la solución de conflictos.

Ahora bien, en la actualidad la doctrina se ha encontrado en una gran discusión acerca de la


naturaleza jurídica del arbitraje, por lo cual en referencia a los medios de impugnación
respecto a los laudos no se encuentra totalmente esclarecida, y según Hinojosa (1992),
podrían entenderse dos sistemas a saber, como lo es, negar a impugnabilidad de los laudos,
o admitirla con menores o mayores restricciones.

Entonces, en efecto, hay quien entiende que las partes al someterse voluntariamente al
arbitraje excluyen de modo absoluto la jurisdicción, quedando obligadas a cumplir con lo que
se ha decidido por los arbitrios; pero, de esto se desprende que existe la falibilidad de los
árbitros en el decidir, por lo cual se podría tomar la consideración de ser viable algún
mecanismo de revisión de las mencionadas decisiones.
Siguiendo este orden de ideas, la Ley de Arbitraje Comercial venezolana (1998) señala en su
artículo 43 que “contra el laudo arbitral, únicamente procede el recurso de nulidad”.

Al respecto, cabe resaltar que, hay sectores de la doctrina que han calificado al laudo arbitral
como una sentencia. Es en base a esta consideración del laudo arbitral como sentencia que
la Sala Constitucional en sentencia del 16/10/01, caso: C.A. Venezolana de Televisión; ha
admitido la posibilidad de interponer acciones de amparo constitucional contra laudos
arbitrales. O bien, siendo una sentencia, dictada por un tribunal arbitral, de igual modo, se
cumplen los extremos constitucionales para la procedencia del recurso de revisión
constitucional.

Sin embargo, la mencionada Sala ha dejado claro el criterio en referencia a la interposición


del recurso de Casación sobre los laudos arbitrales, atendiendo al análisis del artículo 43 de
la Ley especial, donde la sentencia de la Sala Constitucional número 1773 de fecha 30 de
noviembre de 2011, sobre el caso Van Raalte ha establecido, con carácter vinculante, la
inadmisibilidad del recurso de casación como medio de impugnación válido ante un laudo
arbitral.

Pero, no obstante a lo antes expuesto, la Sala de Casación Civil admitió el recurso de


Casación sobre una decisión dictada por Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del
Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, en
fecha 8 de agosto de 2012, la cual declaró la nulidad absoluta del laudo arbitral dictado el 10
de octubre de 2011. Por lo que, esta Sala expresamente no aplico el criterio jurisprudencial
de la Sala Constitucional establecido en sentencia N° 1.773.

Lo más significativo de todo esto es que la problemática se presenta un vez que la Sala
Constitucional estableció el criterio vinculante de no admitir el recurso de Casación, mientras
que a su vez la Sala de Casación Civil, de alguna manera desobedece mencionado
pronunciamiento y admite el recurso.

A partir de ello, surge la interrogante a la cual se debe dar respuesta en este trabajo
investigativo, ¿Cómo analizar la casacionabilidad de la nulidad de los laudos arbitrales según
Ley de Arbitraje Comercial de 1998?

Objetivos de la investigación.
Objetivo general: Analizar la casacionabilidad de la nulidad de los laudos arbitrales según la
Ley de Arbitraje Comercial (1998).

Análisis de los resultados.


Explicar la institución de los Laudos Arbitrales, del Arbitraje y su Naturaleza Jurídica
en Venezuela:
En primer lugar, es de destacar que el Centro Empresarial de Conciliación y Arbitraje (2010),
ha señalado que la incorporación del Arbitraje dentro del sistema de justicia en la
Constitución del 1999 fue un gran logro en el proceso de consolidación del Arbitraje, el cual
constituye un mecanismo para así evitar la judicialización de una gran cantidad de
controversias y que estas se ventilen fuera de la sede jurisdiccional.

Ahora bien, existen algunas notables características del arbitraje, que permiten diferenciarlo
del resto de los otros medios de resolución no jurisdiccional de conflictos. Primeramente es
fundamental el carácter de medio de heterocomposición, que distingue al arbitraje y la
esencia contractual del nexo que vincula a las partes con quien o con quienes tienen la
misión de decidir la controversia, esto a diferencia de los medios de Autocomposición
procesal, donde se tienen las figuras de la mediación y la conciliación, en las cuales
interviene un tercero que no tiene un poder decisorio y solo son las partes las que llegan a un
acuerdo.

También, es menester resaltar que el arbitraje concluye con un laudo arbitral, siendo la típica
denominación del acto culminante de la función decisoria de los árbitros, que tienen la fuerza
de un título ejecutivo, lo que explica su posible ejecución forzosa y tienen el carácter de ser
inapelables.
En resumen, Villasmil (1995), señala algunas características del Arbitraje y son las
siguientes:
1. Su peculiaridad reside en la intervención de un tercero, por acuerdo de las partes,
cuya decisión se impone.
2. En virtud de un compromiso arbitral previo a la constitución de la Junta Arbitral o del
árbitro único las partes se adhieren de antemano al resultado de la actuación del o los
árbitros.
3. Los árbitros deben emitir una solución del conflicto, por lo que en este aspecto
cuentan con las facultades propias de un juzgador, en tal sentido, pueden actuar y
valorar las pruebas que les permitan arribar a una decisión final.
A partir de estas características, se puede precisar que el Arbitraje trae consigo ciertas
ventajas como lo son:
1. La flexibilidad procesal, pues el arbitraje es una herramienta mucho menos compleja
que la mayoría de las reglas de procedimiento civil nacional.
2. Que el laudo es ejecutable, lo que le da certeza y garantía jurídica a las partes de que
este se va a cumplir y así se salvaguardaran los derechos de las mismas.
3. Árbitros con la experiencia apropiada, pues los árbitros pueden ser seleccionados por
su familiaridad con prácticas comerciales relevantes, usos comerciales y estructuras
legales.
4. La confidencialidad, en vista de que sin duda alguna el arbitraje proporciona mayor
privacidad que un procedimiento judicial, el cual a menudo es de carácter público.
5. La autonomía de las partes, en virtud de que las partes de un arbitraje pueden
configurar el proceso para la resolución de su controversia seleccionando, por
ejemplo, la ley aplicable, el lugar del arbitraje, y, desde luego, los árbitros que
consideren velarán porque las partes tengan una oportunidad justa y razonable de
presentar su caso.

Asimismo, es muy importante hacer mención de que, esta última ventaja se puede
concatenar con la perspectiva de Caivano (1993), según el cual el principio rector del
derecho del arbitraje en general es la Autonomía de la Voluntad, donde no debe olvidarse
que el sistema arbitral deviene de la voluntad de las partes sobre materia necesariamente
disponible o en la que cabe transacción, y por ello, el alcance de la función que se atribuye a
los árbitros queda determinada en primer término por lo pactado.

En otro orden de ideas, según Prieto (1995), el régimen del arbitraje en general y
especialmente la regulación de los recursos contra el laudo arbitral, depende en gran parte
de la visión contractualista o jurisdiccional que se tenga. Pantaleón Prieto pregunta, ¿Qué
conviene más a aquellos que escojan la vía del arbitraje, un arbitraje contractual civil o un
arbitraje jurisdiccional procesal?

De forma que, constituye un punto de controversia doctrinal en Venezuela la naturaleza


jurídica del arbitraje y al respecto existen dos tesis fundamentales, una es tesis
contractualista y la otra es la jurisdiccionalista. La primera tesis expresa, que para la
instalación del procedimiento arbitral es necesario el acuerdo previo de las partes en lo que
se ha llamado la cláusula compromisoria, o como lo denomina la reciente Ley de Arbitraje
Comercial (1998), el “acuerdo de arbitraje”.

En esta posición, Chiovenda (1954), argumenta que: en cuanto a la opinión sostenida, que
atribuye al arbitraje el carácter jurisdiccional, le parece profundamente equivocada, ya que el
carácter del arbitraje consiste precisamente en que la ley deja libre a las partes que son las
que conocen las condiciones y exigencias del caso concreto, de acordar que la materia
lógica para la decisión se preparada sin uso de poderes jurisdiccionales.

La otra posición, la cual considera que el arbitraje tiene una naturaleza jurídica
eminentemente jurisdiccional, de acuerdo con Talero (2008), esta teoría se encuentra
fundamentada en la finalidad del arbitraje y la labor del árbitro. En este sentido, se entiende
que la función arbitral lleva implícita la función jurisdiccional del Estado de administrar e
impartir justicia e inclusive ejecutarla.

A partir de esas doctrinas, se puede precisar, que el arbitraje tiene una naturaleza
contractual, en virtud de que, el mismo tiene fundada su esencia en la voluntad de las partes.
Pero, no obstante, al incluirse el Arbitraje en la Constitución Nacional de 1999, el mismo
forma parte integrante del Sistema de Administración Justica, por lo cual, se le atribuye a
dicha institución, una naturaleza de carácter judicial, en razón de que se consolida como un
medio alternativo a la resolución de conflictos. Sin embargo; pese a ello, el laudo arbitral,
tiene una naturaleza jurídica netamente jurisdiccional, en el sentido de su carácter coercitivo
y ejecutorio hacia las partes, haciendo que este sea de estricto cumplimiento para las
mismas.

Evaluar el criterio de la Sala Constitucional en sentencia N° 1.773 respecto a la no


procedencia del Recurso de Casación sobre el Recurso de Nulidad contra laudos
arbitrales en Venezuela.
Ahora bien, la Sala Constitucional en fecha 30 de noviembre de 2011, con ponencia de la
Magistrada Luisa Estella Morales Lamuño, advierte que la Ley de arbitraje Comercial (1998),
prevé como única posibilidad de impugnar los laudos arbitrales mediante un recurso de
nulidad, y con ello se garantiza el derecho de los particulares a una tutela judicial efectiva.

Asimismo, la Sala entiende la pretensión de nulidad de un laudo arbitral como una acción
excepcional que solo puede proceder en los supuestos taxativos previsto en la Ley; y que,
frente a la excepción de la doble instancia establecida en el artículo 43 de la Ley de Arbitraje
Comercial (1998), no es posible afirmar que cabe la posibilidad de ejercer cualquiera de los
recursos establecidos en el ordenamiento jurídico contra la sentencia que resolvió el recurso
de nulidad, ya que ello contradeciría el contenido y alcance de los artículos 253 y 258 de la
Constitucional Nacional (1999).

Con los cuales, la Sala ha querido significar que la Constitución ha dado inclusión al sistema
de justicia modos alternos para la realización de la misma, entre los cuales se encuentra el
Arbitraje, y que con ello se pretende el logro de una tutela jurisdiccional verdaderamente
eficaz, célere y ajena a formalidades innecesarias.

En este sentido, la sentencia a la cual se hace referencia, se explana que:

Los principios por los cual se rige el arbitraje serian frontalmente desconocidos si se
admitiera la posibilidad de Casación respecto a la decisión que emita un Tribunal Superior
que conozca de un eventual recurso de nulidad contra el Laudo.

En este contexto, la admisión de la casación, implicaría la degradación de una de las


principales virtudes de la opción arbitral, como lo es la celeridad y el principio de unicidad de
procedimiento.

Asimismo, la Sala señala que en cuanto al derecho a la doble instancia requiere del
preestablecimiento legal de la segunda instancia, así como del cumplimiento por quien
pretende el acceso a ella, de los requisitos y presupuestos procesales previstos en la ley
aplicable.

Analizando los motivos explanados por la Sala Constitucional, al no existir en el marco del
proceso de arbitraje ni el Código de Procedimiento Civil, una previsión expresa en torno a la
recurribilidad en casación de las sentencias de nulidad de laudos arbitrales, es necesario
determinar que, de acuerdo a todos estos motivos, la Sala ha indicado que no procede el
recurso de casación contra la sentencia que resuelve la pretensión de nulidad de un laudo
arbitral.

Examinar la procedencia del Recurso de Casación contra los Laudos Arbitrales en


Venezuela, según la Ley de Arbitraje Comercial de 1998.
En Venezuela se tienen diversas posiciones doctrinales y jurisprudenciales respecto al tema.
De esta manera es necesario acotar que Ley de Arbitraje venezolana, sigue la corriente
moderna tendiente a reducir a su mínima expresión la intervención judicial en el proceso
arbitral. Atendiendo a esto surge la interrogante en cuanto a la posibilidad de ejercer el
recurso extraordinario de casación entendiendo que el mismo se encuentra destinado a la
revisión del derecho aplicado en la controversia en concreto.

A todo esto, Longo (2004), destaca que en lo referente a la recurribilidad de los laudos, este
es uno de los aspectos más importantes dentro de la institución del arbitraje; ya que el
recurso de nulidad no se debe de confundir con la apelación, una vez que no implica un
segundo grado de conocimiento arbitral; por cuanto se entiende que este es, en realidad, una
pretensión autónoma con la que se persigue controlar la validez del dictamen de los árbitros
u con ello controlar judicialmente su eficacia.

Y, es de considerar, que el recurso de nulidad se prevé en la ley no para atacar una decisión
arbitral injusta, sino nula; y que con este no se trata de sustituir el laudo arbitral por el fallo
judicial.

Por otra parte, vale hacer énfasis, en que el principio de impugnación no impide que las
partes acuerden que el laudo pueda ser objeto de apelación. Debe quedar claro que los
laudos arbitrales son inapelables, salvo pacto en contrario. La posibilidad que tienen las
partes de pactar la doble instancia arbitral, no solo encuentra fundamento en el artículo 624
del Código de procedimiento Civil, sino principalmente en la autonomía de la voluntad, el cual
es principio rector en la materia de arbitraje.

Por otra parte, en cuanto a la admisibilidad del recurso de casación se plantea la clásica
controversia entre celeridad y efectividad de los procedimientos de resolución alternativa de
conflictos, en vista de que admitir el recurso de casación aleja un poco más a las partes del
fin de la controversia. Pero, a pesar de esto debe entenderse que la admisibilidad del recurso
de casación otorga en principio una garantía de protección y estabilidad a las partes.

En este caso en específico al permitir que una Sala analice la aplicación correcta de las
causales de nulidad del laudo arbitral implica un nuevo diferimiento del final del conflicto.
Pero a pesar de lo tardío que pudiese ser el conocimiento y resolución de este, es necesaria
este nuevo diferimiento, una vez que entre las partes se encuentra una expectativa de
resolución justa de la causa y más aún un interés superior y colectivo de aplicación uniforme
de la ley.
Todo esto deberá analizarse desde el punto de vista de las partes, una vez que si en efecto
estas están en acuerdo en someter sus controversias al arbitraje y sostienen la voluntad de
aplicar un mecanismo que procure la correcta aplicación y resolución de los conflictos de
estos, deberá ser efectiva la posibilidad de acudir a la casación como medio de impugnación
extraordinario.

No podría afirmarse entonces, que la admisión del recurso de casación significaría aumentar
el control del poder Judicial sobre los laudos arbitrales de forma innecesaria.

Determinar si existe desobediencia de la Sala de Casación Civil venezolana al admitir


el Recurso de Casación sobre el Recurso de Nulidad contra laudos arbitrales.
Se debe resaltar en primer lugar, que la Sala Constitucional, de conformidad con la
Constitución Nacional, se le otorga a la mencionada Sala el privilegio de convertirse en la
máxima autoridad del Tribunal Supremo de Justicia, estableciendo la Constitución que
aquellos criterios adaptado o acogidos por la Sala Constitucional en referencia a normas y
principios constitucionales deberán ser respetados y de la misma manera adoptados por los
demás Salas y Tribunales del país.

Todo esto conlleva a una sentencia emanada de la Sala Constitucional en la cual decide que
será improcedente el recurso de casación contra aquellas sentencias de los Tribunales
Superiores que resuelvan los recursos de nulidad contra los laudos arbitrales.

Pero, posteriormente, en dos sentencias emanadas de la Sala de Casación Civil del


Tribunal Supremo de Justicia, la mencionada Sala ha encontrado caminos para apartarse
del criterio de la Sala Constitucional. De manera que, esta elude seguir el pronunciamiento
vinculante de la Sala Constitucional lo que es sin duda una subversión al orden establecido.

En sentencia de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, con fecha del 5
de Febrero de 2013, con ponencia de Isbelia Josefina Pérez Velásquez, referente al juicio de
nulidad de laudo arbitral, seguido por la sociedad mercantil Procter & Gamble de Venezuela
S.C.A., contra la sociedad de comercio Representaciones Soliempack C.A.; el Juzgado
Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas, dictó sentencia en fecha 8 de agosto de 2012, mediante
la cual declaró con lugar el recurso de nulidad interpuesto por Procter & Gamble de
Venezuela S.C.A., contra el laudo arbitral dictado por un Tribunal Arbitral Independiente.
Contra la referida sentencia, la representación judicial de la demandada anunció el recurso
de casación, el cual fue negado. Pero, con motivo del recurso de hecho interpuesto contra la
negativa a oír el recurso extraordinario de casación anunciado, la Sala de Casación Civil,
paso a dictar la decisión en la cual se determinó que el juicio de nulidad de laudo arbitral
inició en fecha 4 de noviembre de 2011; es decir, con anterioridad a la entrada en vigencia
del nuevo criterio el cual niega el acceso a la casación de aquellas sentencias dictadas con
ocasión de la nulidad de un laudo arbitral. De manera que, esta Sala considera que no es
aplicable al caso concreto los efectos de la sentencia dictada por la Sala Constitucional N°
1.773 de fecha 30 de noviembre de 2011.

De igual forma, la Sala destaco que, la mayoría de las legislaciones han coincidido en ser
muy celosas en aceptar la posibilidad de ejercer recursos contra el laudo arbitral. Pero,
distinto a los casos en que resuelve la nulidad de dicho laudo, donde ya no interviene el
acuerdo entre las partes, sino el interés del Estado de que se cumplan las exigencias
mínimas que debe cumplir el laudo arbitral. Y que, por otro lado, en el caso, no hay norma
expresa que niegue la casación en los casos de recurso de nulidad de laudo arbitral.

Por lo que, según la Sala, se desprende que la sentencia de nulidad del laudo arbitral, en la
que interviene un juez superior competente del lugar en que profirió el laudo, es permisible el
recurso de casación, en primer lugar, porque la sentencia es dictada por un órgano
jurisdiccional, y en segundo lugar porque la Ley de Arbitraje Comercial no prohíbe el
mencionado recurso contra las sentencias dictadas con ocasión de la nulidad del laudo
arbitral.

Por otra parte, la Sala de Casación Civil, mediante sentencia con fecha del 30 de julio del
2013, con ponencia de la magistrada, Yris Armenia Peña Espinoza, resolvió el recurso de
casación intentado en contra de la sentencia dictada por el Juzgado Superior Primero en lo
Civil, Mercantil de Caracas, el cual declaro con lugar el recurso de nulidad interpuesto en
contra del laudo arbitral, pero no lo hizo acogiendo una de las causales de nulidad alegadas
por el recurrente, sino que decidió, actuando de oficio, anular todo el procedimiento
arbitral por la violación de normas que, a su criterio, son de orden público.

El mencionado Juzgado determino que, que el contrato objeto del procedimiento arbitral fue
suscrito por las partes el 10 de agosto de 1998 y la cláusula arbitral en el contenida evidencia
que las partes eligieron como reglas para la realización del arbitraje las normas sobre
arbitramento contenidas en los artículos 608 y siguientes del Código de Procedimiento Civil.
Ahora bien, necesario es tener en cuenta que para la fecha de suscripción del contrato y de
celebración del compromiso arbitral, ya se encontraba vigente la Ley de Arbitraje Comercial.

Cuando en un momento determinado existen dos o más textos legislativos aplicables a una
controversia, la especialidad de la norma debe ser el criterio que debe tomarse en cuenta
para definir la disposición legal que debe resultar aplicable. Lo anterior debe llevar a la
conclusión de que en materia de arbitraje comercial la Ley especial, es la Ley de Arbitraje
Comercial y ésta debe aplicarse preferentemente, desde el mismo momento de su entrada
en vigencia.

Por ello, el Tribunal Superior Primero, determino que, la composición del Tribunal arbitral y el
procedimiento arbitral no se han ajustado a la Ley de Arbitraje Comercial, en consecuencia
procedió a declarar la nulidad del laudo arbitral.

Ahora bien, la Sala de Casación Civil decidió tomar un camino extraordinario, e hizo uso de
las facultades como lo es la casación de oficio, establecida en el artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil, por lo que la Sala procedió a tomar las siguientes consideraciones:

La Sala observo que, que el juez de la recurrida desconoció el acuerdo arbitral suscrito
válidamente por las partes, y con ello el laudo arbitral dictado por el tribunal arbitral
constituido para ello, con el argumento que aquellas habían violentando reglas de orden
público, así como el principio de especialidad de leyes, al desconocer la Ley de Arbitraje
Comercial, en vigor para el momento de la suscripción del acuerdo compromisorio.

Con tal razonamiento, el juez menoscabó el derecho de defensa de las partes quienes
acordaron de forma libre someter su controversia al conocimiento de un tribunal arbitral
independiente, haciendo uso del principio de la autonomía de la voluntad de las partes;
actuación censurable que atenta contra los principios pro actione y pro arbitraje, el derecho a
la defensa al debido proceso y a la tutela judicial eficaz.

En virtud de ello, la Sala considero que, el juez superior se extralimitó en el examen que le
incumbía resolver, respecto a los pedimentos contenidos en el recurso de nulidad ejercido.
De manera que, el juez superior, desnaturalizó la finalidad del recurso extraordinario de
nulidad, de modo que constituye un exceso la decisión de la juzgadora, por lo que procedió a
la casar la sentencia del Tribunal Superior de oficio.
En razón de lo anteriormente expresado, se determina que, la Sala de Casación Civil sin
duda alguna ha desobedecido el pronunciamiento vinculante de la Sala Constitucional, al
admitir el recurso de casación respecto a sentencias emanadas por Tribunales Superiores
que decidieron en referencia a un recurso de nulidad contra el laudo arbitral.

Conclusiones.
Finalizada la investigación, primeramente, se concluye que el Arbitraje es un medio de
heterocomposición procesal, ya que la controversia está sometida a la intervención de un
tercero con poder decisorio, y que se considera como un mecanismo alternativo a la
resolución de conflictos que forma parte del Sistema de Administración de Justicia del
ordenamiento jurídico venezolano, por tanto, se atribuye una naturaleza jurídica judicial;
mientras que, la naturaleza jurídica de los laudos arbitrales se determina como jurisdiccional.

Por otra parte, al evaluar el criterio de la Sala Constitucional, se concluyó que según el
criterio de esta no procede el recurso de casación, pues ni en el proceso de arbitraje ni el
Código de Procedimiento Civil, se señala una previsión expresa en torno a la recurribilidad en
casación de las sentencias de nulidad de laudos arbitrales.

Ahora bien, al examinar la procedencia del Recurso de Casación contra los Laudos Arbitrales
en Venezuela, se concluyó que las partes tienen la posibilidad de pactar una doble instancia
arbitral, en razón de que el arbitraje se rige por el principio rector de la autonomía de la
voluntad de las partes y que de acuerdo a las disposiciones del Código de Procedimiento
Civil, si el laudo arbitral fue dictado por un árbitro de derecho, este será inapelable, salvo
pacto en contrario según el compromiso arbitral.

Por último, al determinar si existe desobediencia de la Sala de Casación Civil, se concluyó


que, indudablemente la Sala de Casación Civil evade el pronunciamiento vinculante de la
máxima Sala del Tribunal Supremo de Justicia. En consecuencia existe desobedecimiento de
su parte una vez que la Constitución le ha otorgado esta facultad a la Sala Constitucional,
tomando en cuenta que sobre estas decisiones se podría intentar un recurso de amparo o de
revisión constitucional.

Recomendaciones.
1. La Administración Publica venezolana, debería promover la utilización del arbitraje como
medio alternativo de resolución de conflictos, para contribuir a la disminución de las causas
cursantes en los distintos Tribunales de la Republica.
2. La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, a pesar de que justificadamente
la Sala ha establecido un criterio vinculado respecto a la no procedencia del recurso de
casación, no es menos cierto que la posibilidad de apelación e incluso la casación no sería
un tema que estuviese fuera de lugar, por lo que, la Sala debería de reconsiderar su posición
y modificarla, en virtud de que, si estos fuesen permitidos se proporcionaría mayor seguridad
jurídica a las partes en cuanto al ejercicio y cumplimiento de las garantías procesales y
constitucionales establecidas por el legislador.

3. La Asamblea Nacional, en materia de arbitraje comercial debería especificar el


reconocimiento de la casacionabilidad de la nulidad de los laudos arbitrales, en razón del
principio de autonomía de la voluntad de las partes y a los presupuestos establecidos en el
Código de Procedimiento Civil Venezolano (1990).

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