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1. No debe ser un rostro iracundo. Hay personas que tienen ira almacenadas en
sus corazones. Siendo el rostro el reflejo del alma, esa ira se vuelve iracunda. Se
muestran irritadas consigo mismas y con las demás. Su fisonomía retrata su
estado inferior. Su ira se refleja en su rostro.
Por lo menos un par de veces Moisés dejo que su rostro se marcara por la ira. La
primera vez fue cuando, al bajar los montes con las tablas de la ley, constato que el
pueblo alababa al becerro de oro. Dejo caer, encolerizado, las piedras, que se
destruyeron (Deuteronomio 9:17). Antes Moisés, traía su rostro reluciente por haber
estado con el Señor.
La otra oportunidad fue cuando el pueblo murmuro por la falta de agua. Dios mando a
Moisés que hablase a la roca. l tomado de la ira por la murmuración del pueblo que le
pedía agua, hirió a la roca en lugar de hablarle. Ese pecado le impidió entrar en la tierra
prometida (Nm 20:2-13)
1. El rostro del líder debe ser humilde. Un rostro humilde revela que el corazón es
humilde Jesús nos invita a que seamos como el, “manso y humilde de corazón”
(Mateo 11:29). El corazón del pastor que esta constantemente a los pies del
maestro esta marcado por la mansedumbre y la humildad. En el no hay lugar
para la altivez ni para el orgullo.
2. El rostro del líder debe ser hermoseado `por la alegría Proverbios 15:13 Nos
enseña a que “El corazos alegre hermosea el rostro”. Un corazón alegre es señal
de comunión con Dios, donde se retrata la felicidad compartida con otros.
3. El rostro del líder debe de estar iluminado por la presencia de Dios al descender
del monte del Sinai, donde recibiera “ La dos tablas del testimonio”, y donde
estuvo en contacto con Dios , Moisés no sabia que su rostro resplandecía ”Por
haber hablado Dios con el” (Ex. 34:29). Tal fue la refulgencia de la presencia de
Dios que el rostro de Moisés resplandecía y “tuvieron miedo de aproximarse a
el”.
Al descender del monte y haber hablado con Dios, y este hablarle a el, el rostro del
pecador se mostrara iluminado por la presencias del Señor En Eclesiastés 8:1 el sabio
Salomón afirma “… La sabiduría del hombre ilumina su rostro y la tosquedad de su
semblante se mudara”. El líder que sabe buscar la sabiduría divina ilumina su rostro por
su brillo.
Esteban fue apresado y arrestado delante del sanedrín, acusado por los falsos
testimonios. Dice el cronista Lucas que: “Entonces todos los que estaban sentados en el
concilio al fijar los ojos en el, vieron su rostro como el rostro de un ángel” (Hch. 6:15).
¿Qué revela esto? Puede que Pablo revelara esta particularidad a Lucas. Othoniel Mota
comenta: “El (Pablo) fue uno de los que vieron la gloria de Dios en el rostro de su
siervo, y la impresión que esto le causo lo expresa en 2 corintios 3:18 por tanto,
nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como el espíritu del señor”
En el documento en que lo acusaban de blasfemo, todos vieron como su rostro se fue
transformando como “el rostro de un ángel” ¿querían mas prueba de su inconciencia?
Sin embargo, permanecieron en el error.
4. El rostro del líder debe imprimir respeto. Pedro y Juan, al pasar frente a la puerta
La Hermosa, vieron a un cojo pidiendo limosna, y oyeron de este la petición.
Pedro con Juan fijaron los ojos en el caso y le dijeron:”míranos”.El los miro
atentamente-esperando recibir alguna cosa. Entonces Pedro le dijo: “No tengo
plata ni oro pero lo que tengo te doy; En el nombre de Jesucristo levántate y
anda” (Hch. 3:6)
Se cuenta que, en cierta época, el gran misionero Eurico Nelson vivió una
circunstancia especial. Quería hacer un negocio se dio cuenta que la persona con
quien hablaba estaba desconfiando de el. Inmediatamente se volvió al hombre y le
dijo “¡Fíjate en mi rostro!” El hombre vio, estampado en el rostro de aquel siervo
del Señor la autoridad moral recibida de comunión con Cristo.
5. El rostro del líder debe de notar simpatía. Dice la Biblia que en cuanto Esteban,
acusado falsamente de blasfemia contra Dios hablaba ,” Todos los sentados en el
concilio, al fijar los ojos en el, vieron su rostro como el rostro de un ángel”
(Hch. 3:15)
Realmente aquel hombre tenía un rostro muy bello, que transmitía alegría y
reflejaba su constante comunión con el Señor. Era Sadu Sundar Sing, el hombre que
oraba siempre.
El líder que vive en comunión con el Señor, tendrá siempre un rostro alegre,
transmitiendo tranquilidad; un rostro que, con sinceridad refleja el propósito que
tiene su corazón de hacer siempre el bien; un rostro alegre de simpatía, que denota
su constante disposición de servir.