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Petrus Romanus

Thomas Horn
Defender
Crane, MO
Petrus Romanus: Ha llegado el último Papa
© 2013 Thomas Horn

Una obra en colaboración de Thomas Horn y Cris Putnam

Todos los derechos reservados por Defender Press.

Publicado originalmente en inglés por Defender Press, con el título Petrus Romanus: The Final
Pope is Here
© 2012 Thomas Horn

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas se toman de la versión Reina-Valera ©1960,
Sociedades Bíblicas Unidas. En los casos en que las citas correspondan a otras versiones en español, se
indica entre paréntesis.

Traducido y editado por Interpret The Spirit:


Karin Handley - Adrián Aizpiri

Ilustración, diseño y adaptación de portada por Daniel Wright

ISBN 13: 9780984825646

Impreso en Estados Unidos de América


Printed in the United States of America
Reconocimientos

Queremos expresar nuestro reconocimiento a las siguientes personas, cuya amistad, inspiración,
asistencia e investigación hicieron que fuera posible terminar este libro según lo planeado: a nuestras
amorosas esposas, Shelley Putnam y Nita Horn, a Sue Bradley, Gary Stearman, J. R. Church, Christian
Pinto, Mike Bennett, Mike Tatar Jr., Brian y Sonya Hedrick, Chris White, Majel Hyers, al Pastor John
MacArthur por su excelente serie didáctica sobre el catolicismo romano, y a Daniel Wright, por su
sobresaliente diseño de cubierta. Por supuesto, también agradecemos a Donna Howell, por hacer que lo
que decimos aquí suene mejor de lo que lo escribimos, a Pamela McGrew, cuyo diseño interior siempre
es de lo mejor. Y finalmente, a los muchos miles de amigos que visitan nuestros sitios de Internet y
expresan constantemente su apoyo y cariño. Su afecto nos anima y levanta, en estos momentos tan críticos.
Índice
Contents

Prefacio
Introducción: el momento adecuado lo es todo
PRIMERA SECCIÓN: LA PROFECÍA ESTÁ TOCANDO A LA PUERTA
Capítulo uno: Una visión sobre el monte Janículo
Capítulo dos: La profecía de los Papas y el año 2012
Capítulo tres: El bebé de Rosemarie (Petrus) y los sacerdotes que morían por verlo
Capítulo cuatro: Misticismo, y los guardianes del conocimiento oculto Pitios, romanistas, y el
signo del sexto nudillo
Capítulo cinco: Cúpulas, obeliscos, grimorios y cuadrados mágicos: el oscuro secreto tras
Washington, DC y Ciudad del Vaticano
Capítulo seis: Los Estados Unidos, el Vaticano, el Nuevo Orden Mundial, y la venida del
anticristo
Capítulo siete: Misteriosa Babilonia: ¿la madre de las rameras da a luz una vez más?
Capítulo ocho: Petrus Romanus: ha llegado el último Papa
Epílogo: la llegada de Petrus Romanus
Prefacio

Todo libro que trate sobre profecías medievales tendrá que ser, necesariamente, un libro de
historia. El papado es, muy probablemente, la institución más antigua que existe en nuestros días. Y
aunque buscamos definir el contexto histórico de los temas que presentamos hay tanto por decir que
tenemos que conformarnos con pintar el cuadro a grandes pinceladas, con lo cual inevitablemente no nos
es posible presentar los hechos de modo que conforme a todos los lectores. Ante todo, ofreceremos la
imagen completa. El papado es producto derivado de la primera Iglesia cristiana que surgió de los
hechos del siglo I con Jesús de Nazaret como protagonista, como lo registra la antigua colección de
documentos que conocemos como el Nuevo Testamento. Por cierto, hubo hombres de Dios, hombres
grandes y justos, que tuvieron relación con el catolicismo a lo largo de los años. Pero creemos que Roma
se convirtió en un juggernaut, una fuerza imparable que se embriagó con su propio poder. Nuestro
parámetro de la verdad es la Biblia. El cristianismo está definido por el Nuevo Testamento, que es
parámetro y evaluación necesaria de todo el que afirme ser cristiano.
La formación del canon (regla de fe) del Nuevo Testamento tuvo más de orgánica que de
organizada, y respondió en gran medida al ataque e invasión de libros de herejías que se atribuían
falsamente a los apóstoles. Los académicos detectan que el canon ya se perfilaba como evidente mucho
antes de que cualquier concilio magistral lo declarara como tal. Por ejemplo, John Barton utilizó los
datos de la cantidad de veces que los primeros cristianos y padres de la Iglesia citaban los distintos
libros, y existe una clara distinción en la frecuencia de uso de los libros del Nuevo Testamento y las
[1]
obras que no son canónicas. También, los cristianos adoptaron la forma del códice en lugar del rollo y
los ejemplos más antiguos dan testimonio de los mismos veintisiete documentos del Nuevo Testamento,
[2]
juntos y atados como en un libro. De allí que gana credibilidad el argumento de que la formación del
canon fue obra espiritual de Dios, por Su providencial autenticación más que por la autoridad bruta de
los concilios magistrales.
Históricamente, el Nuevo Testamento es una colección de documentos antiguos que es
absolutamente única, revolucionaria. A diferencia de otros libros supuestamente sagrados, explícitamente
afirma y reclama la inspiración divina: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Tim. 3:16). Si bien habrá quienes quieran debatir y
buscar elaborados argumentos en contra, este libro no tiene como propósito defender tal creencia. Más
bien, la presupone. Otro revolucionario aspecto del Nuevo Testamento que a menudo se pasa por alto es
su perspectiva sociopolítica, única y singular. Porque en oposición a cualquier otro sistema religioso en
los documentos del Nuevo Testamento encontramos una imagen inimitable de una sociedad compuesta,
diversa. Lo decimos en el sentido de que se define al mundo como compuesto por dos grupos de
personas, en términos del Evangelio: los creyentes y los no creyentes.
A los creyentes se les encarga la tarea de ser embajadores que entran en terreno hostil, apelando
pacíficamente a los no creyentes para que se reconcilien con Dios (2 Corintios 5:20). Han de hacerlo por
medio del ejemplo humilde y la persuasión, jamás mediante amenazas o coerción. Los mayores
opositores de Jesús eran los líderes religiosos. Hasta se les podría ver como los papas, obispos y
cardinales del judaísmo del siglo I.
De manera similar, se consideran por separado la iglesia y el estado y a los cristianos se les manda
vivir en paz, incluso cuando los gobiernos sean hostiles (cf. Rom. 13). Pensemos en que, antes de
Jesucristo, este concepto de sociedad compuesta y diversa era algo inaudito en la experiencia humana del
mundo. En todas las sociedades anteriores la religión y el estado conformaban un magisterio unificado.
Incluso en el Antiguo Testamento, la iglesia y el estado eran una unidad, como sistema y sacerdocio
teocrático primero, y monárquico más tarde. Si bien había una separación entre las obligaciones y
derechos del sacerdote y el rey, la nación judía era una sociedad sacra unificada. El Nuevo Testamento
echó por tierra el sacerdocio exclusivo para dar lugar al sacerdocio universal del creyente, con
Jesucristo como cabeza. En ninguna parte se llama “sacerdotes” a los líderes de la Iglesia. Se les llama
ancianos o diáconos, y Pedro los anima a actuar: “no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro
cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1 Ped. 5:3).
En nuestros días, tenemos una ilustración obvia de lo que es un sistema sacro en el Islam, con su
sistema de la ley de sharia. En países como Irán, Arabia Saudita o Yemen, el estado hace cumplir las
leyes religiosas y si uno acepta el Evangelio está arriesgando su vida. De manera similar, en China o
Corea del norte la secta estatal atea encarcela, tortura y ejecuta a los cristianos, acusándolos de ser
disidentes políticos. En el hinduismo el sistema de castas determina la posición de cada persona en la
sociedad. Esta es la oscuridad de las religiones no cristianas. Que revela también lo distinto del reino
instituido por Cristo. Jesús anunció que “el reino de Dios se ha acercado” (Mar. 1:15) pero
simultáneamente dijo que este reino “no es de este mundo” (Juan 18:36). Con todo, cuando Satanás tentó
a Cristo, le ofreció un atajo para poseer todos los reinos de este mundo, y Él lo rechazó (cf. Mat. 4:9). En
consistencia con ello, creemos que la separación de la iglesia y el poder temporal es algo esencial al
cristianismo puro. Y el Nuevo Testamento es el único libro religioso que anima y respalda el modo de la
sociedad compuesta por sobre la sociedad sacra. Es evidente que jamás ha existido una “nación
cristiana” o “reino cristiano” en un mapa físico, y solo lo habrá cuando Cristo regrese. Creemos que
Satanás ataca esta enseñanza con vigor, creando confusión. Durante gran parte de la historia, esa
enseñanza pareció haberse perdido y fue recién con la reforma protestante que volvió a salir a la luz.
Debido a esa reforma la sociedad en los Estados Unidos también es compuesta en cuanto a que
como nación, se aboga por la separación de la iglesia y el estado. Y eso, mayormente debido a la
angustia y dificultad de los puritanos y otros grupos que huyeron de las religiones impuestas por el
estado, en Inglaterra y en Roma. Por su puesto, en los Estados Unidos originalmente se buscó mantener a
las iglesias libres del estado, aunque no bajo la forma de eliminar la oración de las escuelas, u otras
distorsiones parecidas. La motivación original era la de ejercer la religión con libertad, no la de librarse
de la religión. Dicho esto, lo que hizo grande a la nación de los Estados Unidos fueron sus raíces
cristianas y su perspectiva basada en el Nuevo Testamento. La Biblia nos enseña a ser ciudadanos
modelo. Porque destaca las virtudes del esfuerzo y el trabajo, de amar al prójimo (incluso a los
enemigos) y de pagar los impuestos. Jesús ilustró a la perfección la visión, la perspectiva de un mundo
compuesto, cuando enseñó: “Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Mat.
22:21). Al meditar en el peso de esa enseñanza, es importante recordar lo diametralmente opuesto del
gobierno romano respecto de Cristo. Pero aún así, Jesús les enseñaba a los creyentes a vivir en esta
dicotomía entre la Iglesia y el estado/el mundo, como embajadores Suyos. Sin embargo, hay un enemigo
muy real que trabaja todo el tiempo en contra de nosotros, y eso implica que estamos en estado de guerra.
El Nuevo Testamento también proclama que “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19),
e incluso la traducción católico-romana confirma que: “el mundo entero yace en poder del Maligno.” (1
[3]
Juan 5:19) (Nótese, sin embargo y con el fin de comparar versiones, que la Traducción en Lenguaje
Actual dice: “el resto de la gente en el mundo está dominada por el diablo”). Por supuesto, hablamos de
Satán, a quien Jesús se refirió como “el príncipe de este mundo” (Juan 12:31; 14:30). El apóstol Pablo lo
llamó “príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:2) y dijo que “el dios de este siglo cegó el
entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo,
el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:4). De modo que todo el sistema malvado del mundo recibe la
energía de Satanás por medio de un misterio de iniquidad que funciona las 24 horas del día en oposición
a Dios (2 Tesalonicenses 2:7). El sistema del “mundo” o kosmos es la esfera de influencia del mal por
medio de la cual trabaja y obra Satanás. Al cristiano, entonces, se le enseña: “No améis al mundo, ni las
cosas que están en el mundo” (1 Juan 2:15a). Una de las tesis principales de este libro es que gran parte
del cristianismo protestante y de la Iglesia de Roma comenzó bien, pero abandonó la bifurcación del
Nuevo Testamento y se ha dejado absorber por el sistema del mundo. No intentamos presentar una
imagen equilibrada de la historia de la Iglesia como institución, sino más bien brindar evidencia de
respaldo para nuestra tesis primera y general.
La falsa religión invariablemente tendrá que ver con algún tipo de sistema ritualista que tiene como
fin apaciguar la ira o ganar el favor de una deidad. En este limitado sentido el verdadero cristianismo no
es un sistema religioso porque no ofrece un medio para que la gente se acerque a Dios. En el
cristianismo, más bien, es Dios quien se acerca al ser humano. Jesús dijo con toda claridad que Dios fue
Quien hizo la primera movida: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan
6:44). En los sistemas no cristianos, la salvación se gana y se mantiene. Pero en el Nuevo Testamento, se
ofrece la gracia por medio de la fe como medio de salvación. Esa salvación es la obra Dios, no d e los
humanos. Más que un sistema, el Nuevo Testamento presenta a un Salvador, y todo lo que se requiere es
fe en Su muerte de propiciación y Su resurrección. Este es, el Evangelio que transforma vidas. Como
ejemplo, ofrecemos la introducción a la carta que Pablo les escribió a los gálatas:

Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo
resucitó de los muertos), y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia: Gracia
y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por
nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y
Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (Gálatas 1:1-5)

Este breve pasaje contiene siete cosas esenciales en la fe cristiana: 1) Dios como Padre (v. 1); 2)
Jesús como señor (vv. 1, 3); 3) la resurrección (v. 1); 4) la gracia de Dios Padre (v. 3); 5) Jesús se
entregó a Sí mismo una sola vez por nuestros pecados, para librarnos del mal (v. 4); 6) la muerte de Jesús
fue voluntad del Padre (v. 4); 7) solamente Dios es digno de gloria (v. 5). De allí que cualquier sistema
que se desvíe de estas cosas esenciales dejará de ser cristiano. Con el fin de ser transparentes también
afirmamos los cinco principios teológicos que distinguen a los reformadores: 1) Sola scriptura (“por
Escritura solamente”); 2) Sola fide (“solamente por la fe”); 3) Sola gratia (“por gracia solamente”); 4)
Solus Christus (“solamente por medio de Cristo”); y 5) Soli Deo gloria (“gloria a Dios solamente”).
Ofrecemos esto de manera directa y desde el comienzo mismo porque los argumentos posteriores se
basan en este fundamento, ya pre-supuesto. Albergamos la esperanza de que el lector deje de lado los
ritos y rituales religiosos para abrazar la fe histórica del Nuevo Testamento.
Creemos que Dios creó a los seres humanos a Su imagen y semejanza, para vivir en relación con
Él, en comunidad. Toda relación tiene que ver con la conexión y la comunicación. Y aunque así fue cómo
comenzó todo en el jardín, la Biblia registra con claridad que por rebeldía el ser humano cayó y puso en
riesgo esa relación (Gén. 3ff.). A su debido tiempo Dios se hizo carne, como hombre, en Cristo. Lo hizo
para brindar definitivamente el medio por el cual la humanidad sería restaurada. Jesús también vino para
traernos un sentido, un propósito, y un modelo del sistema de valores del cielo. Y gracias a Su sacrificio
redentor, Dios habita en los creyentes en íntima relación, por medio del Espíritu Santo. Dios llama a los
seres humanos, caídos, por medio de creyentes redimidos mediante el poder del Espíritu Santo. Los
creyentes son Sus embajadores (2 Cor. 5:20) y el Espíritu es el que atrae al que no cree (Juan 6:44).
Solamente por justificación y santificación puede el ser humano volver y ser restaurado a la relación
correcta con Dios. El boleto de viaje al Reino está en la elegante simpleza del Evangelio:
Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de
los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa
para salvación (Romanos 10:9-10)
Queremos extender esta invitación a todos, incluso a los católicos romanos. Para ello, tenemos sin
embargo algunas advertencias.
Ante todo, este libro no califica como no cristianos a todos los católicos romanos. Afirmamos que
los cristianos católicos han logrado algunas cosas muy buenas para el Reino de Dios. Sin embargo, sí
creemos que ciertos dogmas de las iglesias católicas, protestantes de las corrientes principales, y algunas
evangélicas, representan una formidable piedra de tropiezo para el auténtico Evangelio. Por eso nuestra
intención no es la de atacar a los católicos con un libro sobre el último Papa, sino que buscamos dirigir
la atención de todos hacia una advertencia de importancia fundamental.
En segundo lugar, no argumentamos exactamente como los reformadores que el papado
necesariamente es el anticristo. Pero con todo, demostraremos de manera concluyente que hasta hace un
siglo era esta una doctrina definitiva, que sin grandes aspavientos se ha barrido bajo la alfombra de la
historia. El revisionismo es, para nosotros, sospechoso. Y aunque creemos que existen motivos de
sustancia para la clásica posición protestante, se sugieren aquí importantes ajustes y calificaciones.
Tercero: de ninguna manera buscamos establecer fechas para la tribulación, ni para el retorno de
Cristo. Queremos decirlo con toda claridad, para que no se malentienda: No estamos afirmando saber
cuándo volverá el Señor. Sin embargo, sentimos ansias de hablar de una notable cantidad de profecías,
interpretaciones y señales que se conjugan, principalmente de la profecía de los Papas, que está muy
cerca de cumplirse. Las fechas que presentamos son resultado de la investigación de las creencias de
varios expositores cristianos y católicos. No estamos afirmando ni definiendo fechas. En cuarto lugar, la
profecía de los Papas tiene un origen un tanto dudoso y el Vaticano tiene una historia comprobada y
demostrable de revisionismos y falsificaciones. De todos modos, presentamos un análisis crítico que
revela destacadas oportunidades de desafiar la evidencia que respalda la exactitud de la profecía de los
Papas. Nuestro servicio al lector es ante todo el de servir como “centinelas sobre las murallas”
(“atalayas”, Eze. 3:17). Lo que hicimos fue simplemente investigar, y seguimos la evidencia para ver
hacia dónde nos llevaba. Este libro no es más que la presentación de lo que investigamos, para que el
lector lo tome en cuenta.
Introducción: el momento adecuado lo es todo

Las cosas avanzan a paso lento, como un glaciar, hasta que llega el momento…
El escritor y editor Tom Horn ha revelado en reiteradas oportunidades un maravilloso talento para
discernir sucesos que están maduros para ser revelados. En combinación con los talentos para la
investigación académica que aporta Cris Putnam, hoy presentan un avance importantísimo, y lo traen a la
luz del día. Descubrieron, trabajando tras bambalinas en un mundo que se caracteriza por torrentes y
remolinos de información que confunde y desafía, que determinados documentos difíciles de entender,
hoy tienen una pertinencia asombrosa.
A partir de estos documentos, fueron destilando una corriente de estudio, clara y que se pueden
entender. Hoy, han echado luz sobre una oscura profecía que pasa a ser un hecho real y actual, a punto de
dar el salto hacia la concreción en la realidad. Parece que se acerca un momento importante, en que se
levantará un velo.
Salomón dijo en Eclesiastés 3:1: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo
tiene su hora”.
En las páginas de este libro el lector se enfrentará al desafío de ver que el momento de un hecho
largamente esperado está a punto de concretarse, ante los incrédulos ojos del mundo.
Hay algo de proporciones gigantescas que va metiéndose en el paisaje. Y en el mundo entero hay
instituciones que van descubriendo que sus cimientos se están convirtiendo en arena. Que todo está
cambiando. Hay una loca carrera por lograr el rol de ascendente.
Una de esas organizaciones, la burocracia continua más antigua del mundo, la Iglesia católico
romana, ha llegado a un punto crítico…un giro crucial…que muchísimos de los de sus filas han susurrado
a escondidas durante siglos. Ha llegado el momento que se predecía. Y pronto, a medida que avance en
la lectura, encontrará usted respuestas que han estado latentes durante siglos.
Con un diseño estudiado y cuidadoso el Vaticano se erige como un monumento a la atemporalidad.
Su teología nutre las ideas de que están por abrir paso a una Eda de Oro en la que el pontífice que reinará
en los últimos tiempos dará la bienvenida a Cristo en Su Segunda Venida y recibirá de Su mano las llaves
del Reino. Hasta tanto llegue ese preciso momento, la jerarquía católica vive obsesionada por mantener
el estatus quo. Se ve como guardiana del Milenio por venir, y planea estar en el centro del reinado de
Cristo en la Tierra, desde la reconstruida Ciudad Real y el Tercer Templo.
Se toma muy en serio el rol de custodio y considera al mundo exterior como enemigo suyo, como al
diablo mismo. Se ve como pura y fuerte preservadora de la fe. Esta jerarquía considera que sus
tradiciones, a menudo autogeneradas y bastante recientes en origen, son firmes como la roca. Es que ha
construido lo que tal vez sea la barrera burocrática y jurisdiccional más complicada del mundo.
Su procesión de Papas, cardenales y administradores en múltiples niveles se inició en medio de la
Edad Oscura. Con cuidado, con muchísimo cuidado, va avanzando casi a tientas, a medida que pasan los
siglos. Y como sus maestros han sido la procesión de épocas, las guerras – cortas o largas – y las
delicadas negociaciones con las casas reales de Europa, sus reflejos están finamente sintonizados. Ha
perfeccionado el arte del camuflaje, para verse como una cosa en tanto actúa como si fuera otra.
En la superficie, es una iglesia con cientos de tradiciones y creencias. Es un sistema de enseñanza
con una red global de escuelas. Pero debajo de esa superficie, cuenta con una larga historia de manipular
con poder, siempre de manera que el resultado le beneficiara.
Visualmente el Vaticano es un monumento insuperable a la religión del mundo occidental. Sus
laberínticos archivos no tienen igual en términos de su alcance histórico. Permanecen ocultos bajo capas
y capas de historia… ¡a lo largo de un milenio y medio de historia! Sus bibliotecas y laboratorios son un
laberinto de cuidadísimos índices y secreto subterráneo. Hasta tiene un observatorio propio desde donde
sus directores emiten ocasionalmente fantásticos anuncios en cuanto a la posibilidad de que sociedades
extraterrestres visiten la Tierra ¡y pronto!
Visto desde afuera el Vaticano es implacable, inescrutable e impenetrable. Los que están fuera de
la fe verán lo que la “Madre Iglesia” quiere que vean, y nada más que eso.
Pero por dentro están los que saben. Institucionalmente, el Vaticano es quien origina documentación
secreta, es el inventor de lo que hoy conocemos “ultra secreto”. El lugar es una amalgama de bóvedas,
habitaciones dentro de habitaciones, tradiciones arcanas, más justas que los justos, firmes e inamovibles.
Conforma la visión de la callada compostura.
Esos secretos internos solo pueden verse sobre la base de lo que “hay que saber”. Bien conocido
es que en sus niveles más subterráneos se guardan los botines de muchas guerras, en distintos lugares,
secretos, que llegan a los días del sitio de Jerusalén liderado por Vespasiano, y al saqueo del Templo
judío ordenado por su hijo Tito.
Cerca de la Colina Capitolina y la Santa Sede de Ciudad del Vaticano el Arco de Tito sigue siendo
hoy un monumento al saqueo de Jerusalén, en el año 70 D.C. Entre otros elementos del saqueo, pinta la
Menorá del templo en un desfile triunfal por las calles de Roma. Y como ilustración del gusto y
predilección del Vaticano por ocultar las cosas, vaya el siguiente episodio:
En 1996, siendo Papa Juan Pablo II, Shimon Shetreet como Ministro de Asuntos Religiosos de
Israel escribió una carta oficial que se entregó en mano en las oficinas papales. Allí afirmaba haber
encontrado claves en una reciente investigación de la Universidad de Florencia. Dijo que ciertos
documentos antiguos habían revelado que la Menorá y otros valiosos artefactos del templo estaban
guardados con gran celo y en la clandestinidad, en las bóvedas subterráneas del Vaticano.
Con solo imaginar lo que podrían contener los depósitos secretos del Vaticano desde hace tantos
siglos, uno queda estupefacto. Por cierto, hay rollos del siglo I, guardados en atmósferas de nitrógeno
donde la temperatura no varía nunca en más de una fracción de grado. ¿Podría haber retazos de género de
las ropas que vestían los discípulos? ¿Pinturas del siglo I? ¿Rollos hebreos del templo de Herodes,
tomados como botín? ¿Manuscritos originales del Nuevo Testamento?
Las tradiciones del Vaticano son profundas y completas, y a menudo rayan los misterios más
asombrosos. Pero cada tanto, hay engañosas “filtraciones” que distraen porque apuntan en la dirección
equivocada. Ha habido películas recientes que publicitan la naturaleza oscura y secreta de esta antigua
institución. El código Da Vinci y Ángeles y demonios, han plantado una fuerte sugestión en la conciencia
del público. ¡Hay algo que está a punto de sacarse a la luz!
Y aunque el Vaticano se protege y se ha protegido siempre, de alguna manera jamás echó tierra
sobre la antigua profecía del siglo XII de San Malaquías, que habló de un gran mal que surgiría un día del
trono Papal. Entraría en escena el último Papa y con él, vendrían los sucesos de los últimos tiempos.
El libro que tiene usted en sus manos existe para echar luz, más brillante, sobre la famosa
predicción. Y también para traer cautivantes noticias e información, que en este mundo caótico ¡tienen
sentido!
El futuro ha llegado en medio de un remolino de sucesos que se retroalimentan y van revelando un
entorno global que parece estar alineado justamente para que aparezca este Papa de la profecía. Su
misteriosa figura parece estar a punto de dar el salto para entrar de lleno en el mundo moderno. Y cuando
lo haga, estará totalmente al tanto de las asombrosas revelaciones que están por salir a la luz ante la
atónita mirada de un mundo ingenuo y engañado.
Hay secretos de las bóvedas de la historia a punto de salir a flote en un mar que inunda las calles
del mundo. Este hombre, de fundamental y solemne importancia y significado ¿está surgiendo incluso en
medio de un mundo que cae en el desorden moral, espiritual, y financiero? Hay quienes le han llamado
“Pedro, el romano”.
¿Quién es él, en realidad? Siga leyendo y descubra su secreto. Su momento parece haber llegado. Y
el momento indicado lo es todo.
Gary Stearman
Prophecy in the News [Profecía en las noticias]
PRIMERA SECCIÓN:

LA PROFECÍA ESTÁ TOCANDO A LA PUERTA


Capítulo uno: Una visión sobre el monte Janículo

Malaquías se sentía confundido, sin aliento. Jadeaba, y un sudor frío le bañaba el rostro. Se
preguntaba si estaría por ver al Señor o si se trataba de otra visión de esas que eran como un hechizo.
Quería descansar. Bernardo, ¡Oh! ¿dónde está Bernardo? Y entonces recordó. Confusión…tanta
confusión sobre el papado. Las palabras llegaban, con furia y velocidad, una vez más. Bailaban en su
mente frases en latín litúrgico. ¿Es que el diablo había tomado el papado? Schismaticus, papas y
antipapas, locos de poder, políticos, representando un papel en la casa de Dios. Las profecías de los
papas eran como ramas enredadas en su afiebrada conciencia; el dragón, oh, no, el dragón, Draco
depreffus y luego, Anguinus uir ¿sería este un Papa serpiente? Tan solo el año pasado había muerto el
antipapa Anacleto, el veinticinco de enero de 1138, permitiendo finalmente que ascendiera a la Santa
Sede el designado Inocencio II. Cuando los cardenales conspiradores habían lanzado su golpe, Inocencio
II huyó de Roma ante la oposición, bajo su nombre verdadero, Gregorio Papareschi, y fue el querido
Bernardo quien lo refugió en la abadía. Había sido este año, nada más que el Papa Inocencio había
podido recuperar la Santa Sede, y por ello, esta peregrinación desde Irlanda a Roma.
La fatiga empezaba a esfumarse y Malaquías recordó qué era lo que le había llevado ese día al
monte Janículo. Después de su arduo viaje de Irlanda a Roma, el breve respiro en la Abadía de Clairvaux
(o Claraval) en el Valle de Abisinia, le había dado esperanzas. Sin embargo, y aunque quería a Bernardo,
la amargura de la carcoma le infectaba el alma. Había pedido permiso a su santidad para terminar sus
días con su leal amigo Bernardo, en retiro, en la abadía. Lamentablemente el pontífice solo había
aumentado sus responsabilidades, nombrándolo Delegado Papal para toda Irlanda. Pero Malaquías
estaba muy cansado de todo, tan agobiado y cansado. ¿Qué era lo que presionaba al Papa? ¿Cristo no les
había dicho a Sus discípulos: “el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor” (Mateo
20:26)? La bestia llegaría algún día y Malaquías lo sabía…Bellua infatiabilis. Fue entonces que supo
que los papas habían aceptado el indecible trato y ya no habría vuelta atrás. Después de que se
cumplieran los tiempos, Petrus Romanus marcaría el final de Mysterium Babylon magna.

¿El hombre que tuvo la visión del último Papa?

En el modesto asentamiento de Armagh, en la tierra bella, vasta y de color esmeralda del norte de
Irlanda, un noble y jefe llamado Lector Ua Morgair y su bien instruida esposa celebraban en 1094 el
amanecer de una nueva vida en su hijo, Máel Máedoc Ua Morgair. Ninguno de los dos podría haber
sabido que ese pequeñito que acababa de nacer sería una figura central en la profecía del fin de los
tiempos.
De niño, Máel Máedóc Ua Morgair (“Malaquías”, en versión más moderna y del inglés vernáculo)
vivía alegre en medio de los sonidos que conocía y el ambiente familiar iluminado por las velas de la
Catedral de Armagh. Fue su padre, el culto Lector de Armagh, quien se hizo cargo personalmente de su
educación, hasta el fatídico día de la muerte de Lector en 1102. Malaquías, su hermano y su hermana,
quedaron a cargo de su madre. Sola, era una mujer que San Bernardo de Clairvaux describió como “una
[4]
mujer cristiana, responsable y laboriosa”.
Conforme pasaban los años, Malaquías siguió estudiando con Imar (o Imhar) O’Haglan como
mentor. Era un hombre que centraba sus enseñanzas en el renunciamiento a los placeres terrenales para
preservar el alma eterna. Tras los pasos de asceta de O’Haglan, Malaquías mostraba tener astuta
percepción dentro de los muros de la catedral y la paupérrima celda subterránea donde O’Haglan pasaba
sus días como ermitaño. A pesar de las protestas de su hermana y los conocidos de la escuela cuando la
autoflagelación, la penitencia y otras prácticas religiosas pasaron a ser más importantes que el ser un
profesor inspirado como lo había sido su padre, Malaquías seguía buscando oportunidades para expresar
su pasión por la Iglesia y la vida que creía estaba destinado a llevar por elección de Dios. Cada día se
acercaba más a los efectos de la autoridad y visión de O’Haglan. Pronto, Malaquías adoptó el uso de los
cánticos gregorianos a su régimen, además del celo por la reforma de la Iglesia.
Cuando el joven tenía veintidós años el arzobispo Cellach de Armagh (o Ceollach, Celso), a quien
O’Haglan conocía bien, lo encontró excepcional y prometedor, al punto que dejó de lado la ley canónica
y ordenó al muchacho como diácono tres años antes de lo acostumbrado. En 1119 lo designó vicario
general y confió a Malaquías la tarea de reformar la diócesis, durante la ausencia del arzobispo. Los
cambios observados en la diócesis fueron inmediatos y extraordinarios. Los sermones de penitencia que
daba Malaquías encendían la pasión en la gente común e inspiraban a los laicos a respetar las reglas
canónicas de la Iglesia.
Eventualmente, Malaquías se dirigió a Lismore para repasar y pulir su conocimiento del canon bajo
la dirección y los consejos del académico y famoso Obispo Malchus. (San Bernardo escribe que el
Obispo Malchus era “un hombre anciano, lleno de días y virtudes, y la sabiduría de Dios estaba en
[5]
él”. Explica también que más adelante se reconoció que el obispo había obrado dos milagros. Uno, en
que había sanado a un muchacho de una enfermedad mental. El joven luego fue su portero. El otro milagro
fue “cuando el santo se puso los dedos en los oídos y sintió que de allí salían dos cosas parecidas a unos
[6]
lechones”. Para San Bernardo es importante destacar estas cosas en cuanto a la reputación del Obispo
Malchus “para que se sepa qué tipo de preceptor tenía Malaquías, en el conocimiento de las cosas
[7]
santas”. No hace falta mencionar que Malaquías trabajaba y estudiaba con otras personas cuyos
nombres en la Iglesia resultaban importantes).
Aunque el propósito de su viaje a Lismore era el de pasar un tiempo estudiando, en calma,
Malaquías no estuvo ocioso allí y aprovechó cada oportunidad para hablar sobre los asuntos de la época
en la Iglesia, tema que le interesaba y a menudo el mismo Malchus lo mandaba “a predicar la palabra de
Dios a la gente y a corregir muchas prácticas de maldad que se habían ido instalando a lo largo de los
años. Tuvo mucho éxito. Para reformar el clero instituyó reglas respecto del celibato y la disciplina
eclesiástica, reinstaurando el recitado de las horas canónicas. Pero lo más importante es que les devolvió
los sacramentos a las personas comunes, al enviar a buenos sacerdotes para que instruyeran a los
[8]
ignorantes. Regresó a Armagh en 1123”.
Ese mismo año Malaquías fue nombrado Abad de Bangor, y allí asistió en la obra de
reconstrucción de la abadía y la formación de un seminario. Pero lo más importante fue que a partir de
entonces, se le atribuyeron una serie de milagros, y el don de la profecía. Una de las profecías más
notables, y que cuesta descartar como producto de la mera casualidad, halla su cumplimiento en el siglo
veinte:

Irlanda sufrirá opresión inglesa durante una semana de siglos [700 años] pero preservará su
fidelidad a Dios y Su Iglesia. Al término de este tiempo será liberada y los ingleses a su vez tendrán
que sufrir severo castigo. Pero Irlanda será instrumental en la tarea de llevar a los ingleses de nuevo
a la unidad de la Fe.
La dominación anglo-normanda de Irlanda se hizo efectiva un siglo después de la predicción de
Malaquías. La independencia de la parte sur de Irlanda llegó 700 años más tarde, a principios del
siglo XX. Si la predicción no es apócrifa, antecede al cisma entre la Iglesia de Inglaterra y la fe
católica, con una anticipación de cuatro siglos, e implica que el anglicanismo caerá en algún
[9]
momento del futuro cercano, cuando termine su reinado el último Papa.
Sin embargo, Ives DuPont afirma que esto comenzó en el siglo doce y que terminó después de la
Segunda Guerra Mundial. Dice: “La liberación llegó en etapas: la Primera Guerra Mundial, la
independencia dentro del imperio británico, la Segunda Guerra Mundial, y la independencia total. Así,
[10]
Irlanda estuvo bajo el gobierno británico durante siete siglos”. Sin embargo, se aplica igualmente al
secularismo rampante de Inglaterra, en última instancia conquistado por el cristianismo.
A los treinta años, Malaquías ya era el Obispo Malaquías de Down y Connor. John Hogue dice, de
la nueva posición de Malaquías: “El obispado se consideraba uno de los agujeros más negros de Irlanda
para la fe. Malaquías se enfrentaría a una moratoria de diezmos de la iglesia, a la escasez de sacerdotes y
una falta todavía mayor de clérigos célibes; le daban escalofríos al ver que se oficiaban los sacramentos
de manera improvisada sobre la base del rechazo a la ley canónica y la preferencia por los rituales
[11]
irlandeses nativos y con frecuencia, semipaganos”.
Malaquías jamás había visto antes una cohesión tan laxa a las leyes de Dios dentro de los muros de
la Iglesia. La disciplina, las ofrendas, el diezmo, las primicias en ofrenda y el ir a confesarse eran cosas
del pasado. Se celebraban matrimonios ilegales. Los cristianos se comportaban como paganos... “Jamás
había encontrado hombres tan desvergonzados en cuanto a la moral, tan muertos en cuanto a los ritos, tan
impíos en cuanto a la fe, tan bárbaros en cuanto a las leyes, tan obstinados en cuanto a la disciplina, tan
[12]
impuros en cuanto a la vida”. Sin embargo, y porque creía que era “pastor y no un contratado
[13]
asalariado” Malaquías luchó por corregir los problemas, sin demora y en su entusiasmo descubrió
seguidores dispuestos a acompañarlo en la tarea de restablecer la devoción a los rituales.
En esa época dice la leyenda que Malaquías tuvo un sueño en el que se le apareció una mujer que
reveló su identidad diciéndole que era la esposa del arzobispo Cellach. Le entregó a Malaquías un
cayado de pastor y desapareció. Cuando lo contó a los de su compañía, todos consideraron que era
importante porque durante unas quince generaciones, los que ocupaban altos puestos en Armagh, tanto en
la política secular como en la Iglesia, siempre mantenían los puestos dentro de las jerarquías familiares.
Como resultado, era norma nominar a un familiar como sucesor de un arzobispo, como si fuera una
herencia, en lugar de hacerlo según las obras de la Iglesia. El arzobispo Cellach, sin embargo, quedó
impresionado por el ministerio de Malaquías e ignoró las expectativas de su familia. Con la expectativa
de que Malaquías pudiera llevar nueva vida y esperanzas a la Iglesia, y porque quería poner freno a la
sucesión hereditaria a los puestos, Cellach les encargó a sus subordinados que difundieran la noticia de
que sería Malaquías quien ocuparía su puesto como arzobispo de Armagh. Cuando Malaquías se enteró
de ello, no se sorprendió. Lo que había visto en su sueño era justamente eso y a pocos días de la muerte
de Cellach Malaquías recibió el cayado de éste (que también había visto en el sueño) y una carta que
confirmaba la noticia de su ascenso.
La familia de Cellach enfureció ante el escándalo. Se sentían estafados ante la decisión de nombrar
como arzobispo a alguien que no pertenecía a la familia, y entre ellos y Malaquías la tensión fue en
aumento. El primo de Cellach, Murtagh (o “Murtough”, “Muirchetrach”) imaginaba que él era digno del
puesto y su familia le defendió durante su campaña por llegar a ser arzobispo, al punto de estar
dispuestos incluso a utilizar la fuerza para reclamar el puesto si era necesario. La gente de la Iglesia
apoyaba a Malaquías, porque también querían poner fin a la sucesión hereditaria.
Pasaron tres años, y Malaquías permanecía en el monasterio, no porque se negara a ser arzobispo
sino porque no quería participar de una guerra entre Murtagh la Iglesia. El delegado papal eventualmente
se hartó, asqueado ante la tiranía de Murtagh y la Iglesia ordenó a Malaquías que tomara su puesto so
pena de excomulgarlo. Malaquías accedió y en respuesta a la orden recibida aceptó su posición de
arzobispo desde la distancia con el fin de evitar el desastre de la guerra político-religiosa. Negoció con
el delegado: si la Iglesia alguna vez recuperaba la libertad en cuestión de la sucesión, él a su vez se
tomará una licencia para poder tener tiempo para estudiar y apartarse del puesto asumido por obligación.
Se mantuvo a salvo fuera de las murallas de la ciudad, y tuvo poder para gobernar como reconocido
arzobispo de Armagh, sin tomar posesión inmediata de su Sede.
Cuando Murtagh murió en 1134, reveló que el hermano de Cellach, Niall, sería su sucesor. Durante
esa época la gente en general creía que quien estuviera en posición del Bastón de San Patricio (el Bachal
Isu o “Cayado de Jesús”) y del Libro de los Evangelios (o Libro Sagrado) era el verdadero arzobispo.
Por eso, Niall vio una oportunidad y la aprovechó. Con el fin de verse como legítimo arzobispo por
derecho propio, robó estos dos artículos de la catedral de Armagh. A pesar de que no hay detalles o
información precisa sobre el tema de la recuperación de lo robado por Nial (la mayoría de los registros
señalan que hubo una pequeña guerra entre las dos partes, con el rumor de que fue la diplomacia de
Malaquías que le pudo poner fin, además del hecho de que recuperó los elementos comprándoselos a
Niall), lo cierto es que, eventualmente Malaquías los recuperó y ocupó su lugar como primado en la
ciudad de la catedral de Armagh. “En 1138, habiendo violado la tradición de la sucesión hereditaria,
habiendo rescatado a Armagh de la opresión, restaurando la disciplina eclesiástica, restableciendo la
moral cristiana y viendo que todo estaba tranquilo, Malaquías renunció a su puesto según lo acordado en
[14]
un principio”. Malaquías se retiró a Bangor para vivir en paz durante un tiempo, disfrutando de la
camaradería de los otros monjes, pero con pocas exigencias de horarios, y para estudiar en soledad.
Eventualmente Malaquías sintió la necesidad de poder reunirse con el Papa Inocencio II en Roma
para reconocer oficialmente a los arzobispos (y las Sedes) de Armagh y Cashel con un palio, un manto de
lana como marca oficial de autoridad, con el fin de que se estableciera la jurisdicción del arzobispado
por sobre las provincias eclesiásticas y también para obtener el favor y bendición del Papa sobre los
avances dentro de la Iglesia. En 1139 reunió a algunos compañeros para que viajaran con él, consiguió
animales de carga y se dirigió a Roma. Atravesaría Escocia, Inglaterra y Francia. Fue durante sus viajes
que llegó a la Abadía cisterciense de Clairvaux (o Claraval) donde conoció al futuro santo Bernardo (que
sería luego su principal biógrafo). Malaquías se detuvo allí para descansar durante poco tiempo, y quedó
encantado con la abadía. También trabó amistad con el abad. El abad Bernardo tenía una visión
particular e inusual del ministerio. Mantenía el cuerpo en forma practicando artes marciales y quienes
estuvieran junto a él debían estar dispuestos en todo momento a defender a la Iglesia, costara lo que
costara. Para Malaquías este hombre demostró ser un manantial de pasión religiosa y cuando llegó el
momento de dejar la abadía para proseguir con su peregrinaje a Roma, en secreto planeó que pediría
pasar los años de su retiro recluido en Clairvaux.
Dieciséis meses después de iniciado el viaje Malaquías llegó por fin a Roma, con el corazón y la
mente llenos de alegría y esperanza. Enseguida le llevaron ante el Papa Inocencio II para una audiencia
oficial. Inocencio aprobó el pedido de los palios que presentó Malaquías, pero bajo condiciones
estrictas: Malaquías tendría que asumir nuevas responsabilidades. Era ahora el delegado papal en
Irlanda, con lo intrincado de la política que acompañaba su posición. No era esto lo que había querido.
Desesperadamente deseaba la paz y serenidad de la abadía. Fue al dejar la ciudad de las siete colinas
sintiendo tal frustración, al ver el bellísimo paisaje del oeste desde el monte Janículo, que vino a él la
imagen de Roma en llamas. Se incendiaría, debido a lo poco piadosos que eran sus papas.
La leyenda dice que Malaquías experimentó lo que hoy se considera una visión famosa, llamada
comúnmente “La profecía de los Papas”. La profecía es una lista de versos en latín que predicen cada uno
de los papas católico-romanos, desde el Papa Celestino II hasta el último, “Pedro el romano”, cuyo
reinado acabaría en la destrucción de Roma. Según esta antigua profecía el próximo Papa (después de
Benedicto XVI) será el último pontífice, Petrus Romanus, o Pedro el romano.
El último segmento de la profecía dice:

In persecutione extrema S. R. E. sedebit Petrus Romanus, qui pascet oves in multis


tribulationibus: quibus transactis civitas septicollis deruetur et judex tremendus judicabit
[15]
populum. Finis.

En español:
Durante la última persecución de la Santa Iglesia Romana reinará.
Pedro el Romano, quien apacentará a su rebaño entre muchas tribulaciones;
tras lo cual, la ciudad de las siete colinas será destruida y el tremendo Juez juzgará a su pueblo.
[16]
Fin.

Buenas y malas noticias

Después de estudiar la historia de la profecía de los papas y la literatura académica pertinente,


tenemos buenas y malas noticias. ¿Cómo es eso? ¿Qué quiere oír primero las malas? Claro que sí, no hay
problema. Saquémonos de encima lo desagradable.
La mala noticia es que parte de la profecía puede ser falsa, un invento de fines del siglo XVI.
Decimos invento en referencia a que hay algo falso. Casi la mitad de las profecías, las primeras setenta
predicciones más o menos, pueden ser vaticinia ex evento (profecías a partir del hecho). parece
probable que alguien alteró irrevocablemente el documento medieval original y que el original, o está
oculto o se perdió. Según los que conocen los vericuetos interiores del Vaticano, hay evidencia suficiente
de que un bibliotecario del Vaticano descubrió el manuscrito original del siglo XII en 1556. Aún así, la
primera publicación conocida de la “Profecía de los Papas de Malaquías” se hallaba en el enorme
volumen de mil ochocientas páginas de Arnold de Wion, titulado Lignum Vitae (Árbol de la Vida),
publicado en 1595. Ese texto se presentará y analizará más abajo. Pero aunque tenemos buenas razones
para creer que existe un documento mucho más antiguo, tenemos que aceptar que la instancia más antigua
de la profecía surgió a la luz casi cuatrocientos años después de su mentado origen, en 1139. A pesar de
la leyenda que dice que estuvo guardada bajo llave en una oscura bóveda del Vaticano durante esos
cuatrocientos años, los escépticos tienen motivos válidos para descreerlo. Con todo, podría ser la obra
de san Malaquías, muy mal copiada por un falsificador. Por supuesto que esto le vendría muy bien a la
práctica católico-romana demostrada por la Donación de Constantino y Los decretos pseudo-isidros .
Como alternativa hay quienes sugieren que se trata de parte de la obra de Nostradamus, inteligentemente
disfrazada para proteger su identidad. Si bien no se puede conocer con certeza quién fue el verdadero
profeta, el autor sí lo fue. Lo supiera o no.
La noticia buena es que la Profecía de los Papas, con todos los efectos, sigue siendo una profecía
auténtica. A pesar de la superficial falta de sinceridad que se detecta en la primera sección de
“profecías”, las predicciones posteriores a la publicación muestran cumplimientos asombrosos. No
contamos con análisis críticos que puedan descartar con fundamento algunos de los casi increíbles
cumplimientos posteriores a 1595. De hecho, estamos en el 111, de los 112, y los que creen argumentan
que han observado que la precisión va aumentando con el tiempo. Pero vamos a ocuparnos primero de
las malas noticias. Como demostraremos aquí, la predilección del Vaticano por la propaganda es algo
indiscutible a lo largo de la historia. En la tradición de Roma de alterar documentos antiguos con fines
políticos, la profecía de los papas supuestamente se usó como propaganda a favor de las ambiciones
papales del cardenal Girolamo Simoncelli. Sin embargo, si fue así, la confabulación no funcionó porque
Simoncelli perdió y quienes ganaron fueron Gregorio XIV, Inocencio IX y Clemente VIII. Aunque
contamos con evidencia textual de tal conspiración sugerimos que el lector se mantenga objetivo con
paciencia, porque hay hallazgos todavía más asombrosos.
En la historia reciente, el tratamiento más popular y exhaustivo de la Profecía de los Papas es, sin
dudas, el libro El Último Papa, escrito por el autor y autoproclamado “profeta” John Hogue. Su biografía
es bastante impactante y suele aparecer como invitado en el programa de radio Coast to coast. Hemos
recurrido a sus conocimientos académicos. Aunque no le vaya demasiado bien con sus propias
predicciones, se le reconoce y respeta por su estudio de Nostradamus. Hogue ha hecho un trabajo
interesante sobre la profecía de Malaquías, pero prometemos que el lector tiene que enterarse primero de
la mayor parte de lo que no se ha contado. Por ejemplo, en su éxito de ventas de 2000 Hogue lamenta que
se haya perdido para siempre una de las fuentes más antiguas respecto de la profecía de Malaquías, una
obra italiana muy valiosa. “Existió un trabajo titulado La Profezia de ‘Sommi Pontefici Romani
publicada en Ferrara en 1794. Su autor era anónimo, pero afirmaba haber rastreado los datos y
documentos originales hasta la época anterior al descubrimiento de Wion y Ciaconnius del manuscrito
original de Malaquías. Desafortunadamente la última copia de Profezia, preservada en el convento de
Rimini, se destruyó cuando las fuerzas revolucionarias francesas saquearon y cerraron el convento en
1797. Si nos hubiera llegado esa obra podriamoas contar con evidencia objetiva que respaldara el papel
[17]
de Ciacconius o de Wion como recopiladores, y no como supuestos falsificadores”.
Dejando de lado a los revolucionarios franceses, tenemos algo que decirle a John Hogue y a todos
aquellos que han caído en la fascinación de esta profecía. Encontramos la copia que quedaba del “Libro
Perdido”, y logramos negociar a través de la Universidad de Yale. El libro revela que Hogue confundió
los datos. La Profezia no se quemó en Rimini, pero afirma que había un antiguo manuscrito en un
monasterio del lugar. Específicamente, menciona “un manuscrito que podría ser anterior al siglo XVI, en
[18]
posesión de los monjes olivetos de Rimini”. El libro “perdido” de 1794 también ha provisto
revelaciones que cambian las reglas del juego, como veremos más adelante.
Históricamente, la Profecía de los Papas ha tenido seguidores y detractores. Hace cuatrocientos
años, cuando faltaban tantos Papas, no era más que una novedad. Pero ahora que queda poco tiempo el
pronóstico se vuelve más urgente y la crítica, más cáustica, como era de esperar. A partir del siglo XIX
los jesuitas, con excepción de uno, han expresado sus críticas y como resultado, la edición más reciente
de la Enciclopedia Católica sugiere que la profecía es una falsificación de fines del siglo XVI, en tanto
que la edición más antigua de 1911 admite: “no es concluyente si adoptamos la teoría de Cucherat de que
[19]
estuvieron escondidos en los archivos esos 400 años”. Se refiere al autor del siglo diecinueve, el
Abad Cucherat, uno de los pocos que presentó argumentos a favor de la autenticidad de la profecía, en su
libro, Revue du monde catholique, publicado en 1871. Con todo, los estudiosos tienen razones para creer
que la profecía en realidad no estuvo oculta durante cuatrocientos años porque hay manuscritos similares
como el Vaticinia de summis ponntificibus , de 1280, que parecen seguir el modelo de la profecía de
Malaquías. Sin embargo, la mayoría de los académicos críticos señalan que el biógrafo e íntimo amigo
[20]
de Malaquías, san Bernardo, no menciona la profecía papal en Vida de San Malaquías de Armagh.
Este argumento a partir del silencio es frecuente en la literatura. Tampoco contribuyen demasiado la
mayoría de las fuentes académicas. El Oxford Dictionary of the Christian Church es rotundo: “Lo que
se conoce como Profecías de Malaquías, contenidas en un documento que se escribió aparentemente en
1590 no tienen relación con san Malaquías, con la excepción del caso de la errónea adjudicación de su
[21]
autoría”. La mayoría de los académicos jesuitas presentan un frente común. El primero en decir que
la profecía de Malaquías era un falso invento fue Claude François Menestrier (1631-1705), cuya obra
Réfutation des Prophéties, faussement attribuée à Saint Malachie sur l’élection des papes se convirtió
en el principal argumento jesuita, y afirmaba que en 1590 había habido una conspiración en el cónclave
papal, urdida por un cardenal.
En la misma línea M. J. O’Brien en su An Historical and Critical Account of the So-Called
Prophecy of St. Malachy Regarding the Succession of Popes [Estudio histórico y crítico de la mal
llamada profecía de san Malaquías sobre la sucesión de los Papas] presenta un demoledor intento de
refutar tal profecía. Herbert Thurston, otro jesuita, fue un prolífico crítico de fines del siglo diecinueve.
Argumenta que “jamás se ha presentado o aducido la más mínima evidencia que demuestre que la
profecía de san Malaquías sobre los Papas se haya citado, u oído al menos, antes de que Wion la
[22]
publicara en 1595”. En realidad, no es así porque el estimado estudioso católico John Lupia afirma
que el bibliotecario del Vaticano Onofrio Panvinio o Panvinius, “en 1556 comenzó a corregir y revisar el
catálogo de la Biblioteca Vaticana [y] redescubrió el manuscrito del siglo XII escrito por san Malaquías,
[23]
y aparenta ser el primero en publicar sobre sus profecías en 1557”. Además de varias referencias
oblicuas hablaremos de otra posible referencia a las profecías, publicada por Nicholas Sanders en 1571.
Casi todos los estudiosos crean una bifurcación en la lista de 112 frases en latín, a partir de la número
veintiséis, debido a las circunstancias en torno a su publicación. Pero aun así, y como descubrimos
bastante evidencia que muestra que el manuscrito estaba en circulación al menos en 1570, dividiremos la
lista allí. Al hacerlo, se establecen dos capas de contexto en la profecía. Es un ángulo de estudio que
adaptamos de los académicos bíblicos.
En los estudios bíblicos la exégesis siempre consiste en un intento por determinar la intención
original del autor para el lector original, y será esa la metodología que usaremos. Por ejemplo, cuando
los académicos estudian los Evangelios del Nuevo Testamento, toman en cuenta capas de contexto. Está
el contexto en el que Jesús interactúa con el entorno histórico original, y también el contexto en el que el
autor del Evangelio presenta su relato a un público posterior. Mediante estudios muy detallados, se
revela que cada uno de los autores de os Evangelios, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, enmarcan los hechos
de la vida de Jesús de manera única, que está de acuerdo con sus propios propósitos teológicos y
evangelísticos. El contexto subyacente de Jesús puede asimilarse al estudiar al judaísmo del siglo I en
Israel. Estudiamos a los fariseos para entender las críticas de Jesús respecto de sus tradiciones. Y de la
misma manera, la capa superior del contexto del autor puede discernirse según cómo éste presente a
Jesús. Con todo, suele ser particular el orden en que se presenta determinada historia en cada uno de los
Evangelios. Para ello, el estudiante necesita concentrarse y adoptar el “pensamiento vertical” para
encontrar el potencial significado e importancia.
Uno preguntaría entonces: “¿Está afirmando algo el autor con el lugar que ha elegido para esta
parábola?”. El contexto del evangelista nos habla de por qué y cómo fue seleccionando, organizando y
adaptando el material histórico sobre Jesús. Al mismo tiempo, el estudioso tiene que adoptar el
“pensamiento horizontal” que implica leer cada perícopa con la consciencia de los paralelos a cada
[24]
pasaje en los otros Evangelios. Si bien cada uno de los cuatro relatos preserva datos históricos
reales, no siempre son cronológicamente idénticos, debido a la capa secundaria de contexto que guarda
relación con los propósitos o intención particular de Marcos, de Mateo, de Lucas y de Juan. Esta
metodología también nos sirve para hallar aspectos nuevos y entender la Profecía de los Papas.
A primera vista pareciera haber al menos dos niveles de contexto histórico: el del autor original, y
el de quien publicó el escrito. Vamos a examinar la posibilidad de que haya capas de contexto todavía
más profundas. Eso, en el próximo capítulo. Por ahora podremos aceptar la leyenda de Malaquías, o
quizá la del pseudoepígrafo, en el nivel del contexto más bajo. Para determinar el nivel superior, el del
editor o comentador, veremos que ya ha sido sugerido que un emisario papal, Nicholas Sanders (1530-
1581) puede haber hecho referencia a una versión celta original de la profecía ante Roma, durante el
[25]
papado de Pío V (1566-72). Si bien puede haber hecho una referencia oblicua a la profecía en un
libro publicado en 1571, también se ha sugerido que la primera publicación que evidenciaba la influencia
de la profecía de Malaquías fue la obra de Panvinio, Epitome romanorum pontifcum (Venecia, 1557). La
segunda mención más antigua es, aparentemente, la de Girolamo Muzio, en su Il choro Pontificale de
[26]
1570. Hay registros también de que aparecía mencionada la profecía específicamente en un relato
[27]
manuscrito de don Alfonso Ciacconus, un académico dominicano español de Roma, en el año 1590.
En esa época se reconocía a Ciacconus como experto en paleografía grecorromana y manuscritos
antiguos, además de ser respetado por sus estudios de la historia del papado. Aparentemente, el editor,
Dom Wion, había recibido el texto de alguien y acudió a Ciacconus para pedir su opinión. Ciacconus
autenticó el manuscrito, de manera ostensible. No podemos saber con precisión cuándo se lo alteró,
aunque la evidencia textual y circunstancial señala que el manuscrito original se modificó ya en 1570 a
159 para promover a un papable en particular (según dicen algunos). Mientras tanto (1570-1595), siguió
circulando de manera subrepticia entre los cardenales, creando bastante barullo. Wion lo publicó con los
papas anteriores con nombre, y las interpretaciones de los complimientos, en 1595.
Así, hemos podido discernir dos capas de contexto:

• Nivel inferior de contexto histórico: documento original, posiblemente escrito por san
Malaquías o un pseudoepígrafo, aproximadamente en 1139-1571.
• Nivel superior de contexto histórico: cuando se impusieron alteraciones y se añadieron
interpretaciones, aproximadamente en 1571-1595.

Al examinar las páginas digitalizadas del texto original en latín, del año 1595, incluso sin
comprender el latín uno puede notar que las explicaciones de los lemas junto a los nombres de los Papas,
dejan de aparecer al momento de la publicación. Wion afirmaba que había sido Ciacconius quien añadió
las interpretaciones, pero O’Brien cuestiona esto muy en serio, y sugiere que fue alguien más, que
simplemente copió parte de la breve historia de los Papas escrita por Onuphrius Panvinius, Epitome
romanum Pontificum usque ad Paulum IV, obra impresa en Venecia en 1557. Basa su argumento en que
las interpretaciones que presenta Wion se condicen con la obra de Pavinius pero no con el libro del
mismo Ciacconus sobre los papas, Viltae et res Gesltae Romanoruom Pontificum el Cardinalium ,
impreso en 1601. Si bien es cierto que la obra de Ciacconius se parece a la de Panvinius, también hay
áreas importantes de desacuerdo, que Ciacconius aclaró explícitamente. O’Brien estudia este problema:
“Ahora, si Ciacconius fue quien interpretó las profecías, como lo afirma Wion, Ciacconius habría
conspirado contra sí mismo porque en el libro de Wion encontramos justamente aquellos de los que él
mismo se queja. Entonces, ¿quién es el intérprete? ¿Panvinius? ¿O será que tanto la profecía como la
explicación provienen de la misma pluma? ¿No habrá sido engañado Wion (dado su carácter, algo fácil
de lograr) para que de buena fe se le diera la profecía haciéndole creer que era la del gran
[28]
sanMalaquías?” John N. Lupia, un estudioso contemporáneo con buenas credenciales, supone que fue
al revés: que Panvinius en realidad cambió su libro basándose en la profecía. Lupia escribe: “En 1557
Panvinio publicó una historia de los ponífices desde los orígenes hasta Paulo IV (1555-1559). Efectuó
[29]
correcciones y añadió cosas, basándose en las profecías de san Malaquías”. Más allá de quién haya
sido el intérprete de Wion, el último comentario en el Lignum Vitae se refería a Urbano VII, que murió en
1590, el último nombre papal en la lista era el de Clemente VIII, que asumió en 1592 justo antes de que
se publicara la profecía, en 1595. Si leemos el texto en latín, bajo “Crux Romulea…Clemens VIII”, la
última página simplemente presenta los lemas restantes en tres columnas, y la última es la famosa estrofa
apocalíptica centrada en Petrus Romanus y la destrucción de Misteriosa Babilonia con sede central en la
colina del Vaticano en la ciudad de las siete colinas.
Aquí, el texto original en latín del Lignum Vitae de 1595:

El segundo párrafo dice: “Existen aún tres epístolas de san Bernardo dirigidas a san Malaquías
(viz., 313, 316 y 317). Se informa que el mismo Malaquías fue el autor de algunos breves tratados,
ninguno de los cuales he visto hasta ahora, con excepción de una profecía suya sobre los Soberanos
Pontífices. Esta, como es breve y por lo que sabemos, nunca se imprimió, se incluye aquí, porque muchas
personas lo han pedido”.
[30]

Nótese que la última descripción es la de Clemente, 1592


En la extrema persecución de la santa iglesia romana estará sentado Pedro el romano, que
apacentará a sus ovejas en muchas tribulaciones; y cuando acaben estas cosas la ciudad de las siete
colinas será destruida el terrible juez juzgará a su pueblo. Fin.
Las últimas dos líneas escritas por Wion dicen: “Lo que se ha agregado a los Papas no es obra de
Malaquías sino del Padre Alfonso Giacon de la orden de los Predicadores, intérprete de esta profecía”.
Podría sonar confuso a la luz de lo que dijimos antes sobre Ciacconius. Giacon también es Chacon o
Ciacconius, porque era español. Su nombre, Alfonso Chacon, se italianizó para preservar el sonido suave
de la “ch”, y quedó Ciacconius o, como dice Wion, Giacon. Pero esta última línea revela que la profecía
original no era más que una serie de frases en latín, confusas, y que Giacon, Ciacconius, añadió el
nombre de cada Papa y explicó de qué manera la profecía se aplicaba a él. Como era experto en
paleografía y manuscritos paleocristianos y medievales, tiene peso la afirmación que hace Wion sobre la
autenticación y participación de Ciacconius.
Como los comentarios terminan con Urbano VII, que murió en 1590, y el último nombre papal que
aparece en la lista es el de Clemente VIII, el jesuita Claude François Menestrier (1631-1705) creyó que
la profecía había aparecido recién en 1590. A partir de esa suposición observó que la profecía siguiente,
después de Urbano, era “ex antquitate Urbis”, que significa “desde la antigua ciudad”, sin que se
ofreciera interpretación. Es este el punto crítico en el que los estudiosos detectan un intento por influir en
el cónclave, cuando Gregorio XIIII (XIV) enfrentaba oposición de parte de un tal Girolamo Simoncelli.
Si uno no tuviera en cuenta las menciones anteriores de la profecía, la teoría sonaría convincente. Como
ejemplo representativo del trabajo detectivesco del académico, aparece Louis Moreri, nacido en
Provenza en 1643, y doctor en teología. Fue el autor del aclamado Dictionnaire Historique. Como obra
de toda su vida este diccionario contiene una variedad de información tan enorme que se considera
precursor de la enciclopedia moderna. En la edición de 1759 leemos:

“Le atribuyen [a Malaquías] una profecía sobre los Papas, a partir de Celestino II. Hasta el fin del
mundo. Pero los instruidos encontraron de qué manera se falsificó esta profecía durante el cónclave
de 1590. Quienes lo hicieron fueron los que apoyaban al cardenal Simoncelli, designado con estas
palabras. “De anlzguilale [Tom: this term only shows in google related to this work. Is the spelling
[31]
correct?] Urbis”, porque venía de Orvieto. en latín, “Urbs vetus”.
El argumento es que el oráculo “de la antigua ciudad” parecería predecir a Girolamo Simoncelli
que en ese momento era cardenal de Orvieto, que también significa “ciudad vieja”. Es esta la opinión que
predomina entre los académicos críticos de Malaquías. Podrán estar en lo cierto, porque sí parece casi
demasiado perfecto. Al parecer, los conspiradores esperaban influir en el cónclave papal, animando a
los votantes a seguir los dichos del muy venerado san Malaquías. Pero incluso en ese caso, tal episodio
no daría por tierra con la profecía en su totalidad y existen suficientes causas como para cuestionar esta
teoría de la conspiración. El autor anónimo del “libro perdido” de 1794 afirma haberse adentrado en los
archivos del Vaticano, para finalmente desacreditar la teoría de la conspiración de Simoncelli:

“Hemos consultado buenos relatos históricos, incluso aunque varios son del período controversial
de 1590 (incluye gran cantidad de informes manuscritos secretos del momento de los cónclaves) y
sin embargo no hay indicio alguno de la conspiración, ni de ninguna alteración de la profecía que en
tales circunstancias ya no despertaba interés en la curiosidad de “los otros”. De hecho, por el
contrario, no hay dudas de que el cónclave, que en todo aspecto fue uno de los más reñidos porque
[32]
había dos grandes rivales, ninguno de los presentes respaldaba a Simoncelli”.
Según este texto, ni un solo cardenal apoyaba a Simoncelli. Al parecer, se ha dado por tierra
entonces con la teoría de la conspiración en el cónclave de 1590, iniciada por Menestrier. John Lupia
observa: “Menestrier afirmó que las profecías eran un invento que databa del cónclave de 1590 en que
fue elegido Gregorio XIV, e incluso nombra al falsificador como seguidor del cardenal Simoncelli
porque aparentemente quería que su candidato obtuviera la victoria. Pero hay dos ediciones de las
profecías de san Malaquías anteriores a 1590 que muestran que lo que dijo Menestrier es imposible e
[33]
inválido a la vez”. La nueva evidencia es una bofetada a los críticos jesuitas. Pero no fue esta la
razón más convincente para que se pensara que el manuscrito de Malaquías había sido alterado.
Para demostrar por qué muchos dicen que al menos algunos de los lemas anteriores a 1590 se
escribieron después de los hechos, utilizaremos una analogía de la apologética contra las sectas,
específicamente con respecto al mormonismo. Joseph Smith afirmaba que milagrosamente había
traducido el Libro del Mormón directamente a partir de láminas de oro, escritas por una mano divina.
Así, de las láminas de oro al manuscrito de Smith solo hubo una generación. Entonces uno podría esperar
que el Libro del Mormón fuera escritura sagrada, traducida de la manera más pura y directa. El obstáculo
insalvable para afirmar la veracidad del libro del Mormón se demuestra mediante el hecho de que
cuando el libro del Mormón da como referencia pasajes de la Biblia en hebreo, el texto sigue casi a la
perfección la versión de la Biblia en inglés, del rey Jacobo. Por ejemplo, donde la versión del rey
Jacobo presenta cursiva, también lo hace el libro del Mormón. Es obvio que esto demuestra que Smith
copió sus referencias de una Biblia, de la versión del rey Jacobo, y no de material antiguo como las
mitológicas láminas de oro. Sucede algo parecido (que trataremos en mayor detalle en otro capítulo) con
lo que se conoce como Donación de Constantino. Durante siglos, los Papas usaron este documento
falsificado para reclamar titularidad sobre ciertas tierras, antes de que un estudioso académico
demostrara que estaba escrito en un estilo del latín que no existía en el momento en que supuestamente se
había escrito. En el caso de la Profecía de los Papas contamos con evidencia de características similares.
Como estamos examinando el nivel superior de contexto de la época del editor que la publicó
(específicamente las interpretaciones brindadas antes de 1590) se hace aparente que se manipularon en
línea con aquello que estaba disponible en ese momento. Los libros no eran cosa fácil de conseguir. La
profecía sigue las descripciones y detalles hallados en una obra sobre la historia de los Papas, escrita
por Onuphrius Panvinius: Epitome romanorum Pontificum usque ad Paulum IV, que se imprimió en
Venecia en 1557. La profecía sigue de manera transparente esta obra de referencia. O’Brien argumentó:
“Cualquiera que abra esta obra y compare el relato sobre los Papas que presenta desde Celestino II a
Paulo IV, con la parte que se corresponde de la “Profecía de san Malaquías” llegará a la conclusión de
que el autor de esta última, sino fue Panvinius mismo, tiene que haber sido alguien que siguió muy de
[34]
cerca el relato de Panvinius”. No es solo una afirmación. Su evidencia es detallada y específica:

En el Epitome de Panvinius se mencionan las “armas” de los Papas, aunque no en todos los casos.
Allí donde sí aparecen, por lo general encontramos que figuran en la profecía. Y cuando no, la
profecía es un juego de palabras o una descripción en torno al nombre del Papa, su país, su familia o
título cuando era cardenal. Además, hallamos en Panvinius los mismos antipapas que aparecen en la
profecía. E incluso cuando el apellido, las armas o el título cardenalicio de Panvinius están errados,
[35]
encontramos que el falsificador de la profecía concuerda perfectamente con él.
En otras palabras, concuerda demasiado porque, incluso allí donde la historia papal de Panvinius
comete unos pocos errores, las interpretaciones de la profecía siguen lo que dicen esos errores. Con lo
cual solo podría entenderse que alguien utilizó el libro de Panvinius, o que fue Panvinius mismo. John
Lupia argumenta que Panvinius fue quien descubrió el manuscrito de Malaquías y que modificó su
historia papal para que concordara con la profecía. Suena un tanto sospechoso, y más bien parece que se
trata de todo lo contrario. Es más que probable que Panvinius descubriera el antiguo documento y lo
modificara, para que concordara con su historia papal. Después de todo, solo estaría siguiendo la
preferencia bien conocida e instalada de Roma por alterar un documento auténtico y antiguo, para que se
condiga con propósitos nuevos. Como veremos más adelante, las profecías posteriores a la fecha de
publicación cambian su enfoque y revelan con claridad que hay dos capas de contexto. La profecía
original (el contexto histórico inferior, o más antiguo) parece haberse manipulado para que concuerde
con la interpretación (el nivel superior, posterior, de fines del siglo XVI). El tiro de partida de O’Brien
es certero:

Según Wion, la profecía de Malaquías no era más que una serie de frases en latín sin sentido alguno.
¿Cómo pudo saber el supuesto intérprete con qué Papa comenzar? ¿Cómo se convenció de incluir a
[36]
los antipapas?
Aunque la incredulidad de O’Brien es evidente, la respuesta a la primera pregunta es trivial. Según
la leyenda el Papa Inocencio II (r. 1130-43) llamó a Malaquías para que fuera a Roma, en 1139. Así, la
profecía comenzó con el Papa que siguió a Inocencio II, que fue Celestino II (r. 1143-44). El segundo
acertijo en cuanto a los antipapas es mucho más problemático. Por ejemplo, en la profecía de Malaquías,
las predicciones 6 de Octavio (“Victor IV”) (1159-1164); 7 de Pascual III (1165-1168); 8 de Calixto III
(1168-1177), son antipapas. Los antipapas eran Papas alternativos elegidos en oposición a un Papa en
funciones, en tiempos de cismas o controversias. El problema es que estos antipapas se oponían a
Alejandro III (1159-81) pero en realidad hubo otro antipapa, Inocencio III (1178-1180) que no está
[37]
incluido en la profecía. Lo que hace que esto sea revelador es que es exactamente así como lo
registró Panvinius. Tampoco Panvinius nombra a Inocencio III. De modo que tanto si Panvinius cambió su
texto para ajustarlo a la profecía, como si modificó la profecía para adaptarla a su libro, tenemos el
hecho de que la inclusión de algunos antipapas y la exclusión de otros, conforma evidencia patente de que
hubo alteraciones.
La cuestión apunta al hecho de que alguien, probablemente Panvinius, redactó las profecías previas
a 1590 para que concordaran con el libro de Panvinius. Si fue para influir en un cónclave, la idea tiene
sentido. La obra de Panvinius era una fuente de consulta con autoridad en ese momento, y muy
probablemente, la única a la que tenía acceso la mayoría de la gente. Al manipular todos los lemas
previos a 1590 para que su cumplimiento fuera obvio y pudiera ser verificado por cualquier cardenal con
cierto conocimiento, se dio inicio a una ingeniosa conspiración que promovería a Simoncelli como
candidato con destino divino. La inclusión de los antipapas hace que parezca probable que ocurrió algo
de tal naturaleza. Como el nivel inferior del contexto histórico, el texto original, no era más que una serie
de nebulosas frases en latín, ¿cómo podrían haberlo sabido alguien como Panvinius, el supuesto
intérprete Ciacconius, o el editor Wion (que descubrió la lista más de cuatrocientos años después de que
fuera escrita), para incluir únicamente a estos antipapas específicamente? Simplemente, no es algo
plausible. Si no están incluidos los antipapas, la lista entera pierde su sincronización. Por supuesto que el
texto original no dejó instrucciones a tal efecto. pero aún así, está sincronizado, aunque no con la
historia…sino ¡con el libro de Panvinius!
En resumen, hay mucha evidencia que señala a Panvinius o a un pseudoepígrafo del siglo dieciséis
que tomó como referencia el libro de Panvinius para todas las profecías hasta el Papa Paulo IV de 1559
(allí termina el libro de Panvinius). Los cinco Papas que hubo entre él y Urbano VII (Pío IV, Pío V,
Gregorio XIII y Sixto V) serían recordados por ser recientes, y cualquiera podría describirlos con
facilidad. Lo que creemos es que quienquiera que haya perpetrado la treta utilizó un documento profético
real, modificó el texto anterior para que coincidiera con el texto principal sobre la historia del
Pontificado en esa época. Si bien la evidencia respalda la idea de que se alteraron las profecías más
antiguas, lo que no explica es qué sucedió en los últimos cuatrocientos años, desde que la publicara
Wion.

Acrósticos, anagramas, y ¿un código de conspiración en la vida real?

De las dos capas de contexto histórico de las que hablamos antes, centraremos la atención en el
nivel inferior, el más antiguo. Si bien podemos entender que el redactor tuviera sus motivos para
modificar las frases anteriores a 1590 no hay razón lógica para que un falsificador del siglo dieciséis
inventara una lista tan larga hacia el futuro. Más todavía, no hay razón por la que pronosticaría la
destrucción de Roma, cuando los papistas tienen tanto interés invertido en, justamente, todo lo contrario.
Es este un potente argumento a favor de que las profecías posteriores a 1595 son de hecho una
representación precisa del documento original. Es probable que jamás sepamos con certeza quién
escribió el original, pero bien puede haber sido Malaquías. La razón por la que las profecías posteriores
a la publicación tienen un carácter diferente y una concreción más extraña, irónica y hasta sarcástica, es
que muy probablemente se trata de profecías auténticas.
Ya hemos sugerido antes que Nicholas Sanders, un inglés, puede haber tomado como referencia el
documento original cuando fue a Roma desde las Islas Británicas. Sanders (1530-1581) era un profesor
de Oxford, con un trasfondo decididamente católico romano, y fue un eslabón más en la larga cadena de
misioneros que se enviaron a Irlanda con el fin de combatir la difusión del protestantismo. Sus escritos se
consideran la base de la mayoría de las historias católicas y romanas sobre la Reforma en Inglaterra. No
sorprende que, debido a la dudosa naturaleza de esa obra, las escandalosas afirmaciones y calumnias que
contenía le valieran a Sanders el mote de “Dr. Slanders” [Dr. Calumnias] en Inglaterra.
El contexto histórico de este período es el de la confusión y la crisis en torno a la reforma de
Inglaterra, cuando Isabel I, hija de Enrique VIII, llegó al trono de Inglaterra e Irlanda en 1558,
defendiendo la teología protestante. Los católicos temían represalias por su cruel trato a los protestantes,
y tuvieron miedo. Por eso Sanders, leal al Papa, dejó su puesto de profesor en Oxford en 1560 y se
dirigió a Roma, y allí fue sacerdote y doctor en teología. Roma fue algo bueno para Sanders, mientras
duró.
Estando en Roma, se codeaba con papistas influyentes como el cardenal Hosius. Fue durante ese
período que publicó los libros que veremos más adelante. Pero luego conspiró con James Fitzmaurice
Fitzgerald para lanzar una invasión papal militar a Irlanda. Querían asegurar que Irlanda fuera del Papa, y
sacar de allí a los protestantes. Sanders y Fitzgerald enviaron unos seiscientos soldados españoles e
italianos bajo la autoridad papal, que desembarcaron en el puerto de Smerwick en Irlanda y fueron
instigadores de la Segunda Rebelión de Desmond. Si bien lograron éxitos superficiales, la campaña fue
un fracaso en última instancia y se cree que Sanders murió de hambre e inanición, oculto en un área
remota de Irlanda, en 1581.
Fue durante los días de gloria en Roma, más o menos en 1571, que Sanders escribió De Visibili
Monarchia Ecclesiae (“De la monarquía de la visible Iglesia”) que brindó el primer relato de los
esfuerzos y problemas de los católicos romanos de Inglaterra a consecuencia de la Reforma. Aunque el
propósito del libro era el de generar compasión por los católicos ingleses, los académicos sospecharon a
partir de su lectura que bien puede haber tenido acceso al documento original de la Profecía de los
Papas. La clave que sugiere que tiene que haber conocido la Profecía de los Papas es que en su libro
argumenta: “…para medir los tiempos, ¡no hay nada más aconsejable que la serie de pontífices
[38]
romanos!”.
Es una disertación que deriva de un libro extremadamente raro, escrito en francés, y cuyo título de
La Mystérieuse Prophétie des Papes [“La misteriosa profecía de los Papas”], que se publicó en 1951.
Hemos tenido la buena fortuna de encontrar una copia de este manuscrito de más de sesenta años, que con
diligencia hicimos traducir al inglés. Lo que encontramos es asombroso: nada más ni nada menos que un
código de conspiración en la vida real. Escrito por René Thibaut (1883-1952), un jesuita belga, el libro
es una lectura meticulosa de la profecía que llega a conclusiones completamente distintas a las de sus
escépticos predecesores. El autor adopta la metodología del místico, además de la del académico, y
presenta un convincente argumento en cuanto a que la profecía de los Papas es una profecía real y
sobrenatural. Pero argumenta que el autor de la profecía probablemente no sea san Malaquías si no
alguien que profetizó con un pseudónimo en su honor, del mismo modo en que un judío anónimo del
período del segundo templo podría haber sido quien compuso el libro 1 de Enoc, probablemente editando
[39]
material de fuentes antiguas. Lo que tomó en cuenta Thibaut, y que sus hermanos jesuitas más severos
decidieron no tomar en cuenta, son las capas de contexto histórico de las que hablamos antes. Reconoce
una capa de texto auténtica y más antigua, que algún intruso del siglo dieciséis modificó.
Thibaut concuerda en cierta medida con el análisis anterior de que las profecías más antiguas se
cambiaron, pero argumenta que las últimas cuarenta y una sugieren la existencia de un documento mucho
más antiguo y de origen celta. A pesara de que se muestra renuente a autenticar la leyenda, se refiere al
autor como Pseudo-Malaquías, y considera que es irlandés. Basa su proposición en el uso estilístico de
[40]
los números y juegos de palabras que forman muchos acrósticos y anagramas. En su comentario sobre
el estilo, observa: “Nótese que esta forma de dividir las palabras para discernir diversos significados es
[41]
un método al que eran aficionados los antiguos irlandeses”. Se puede ver un simple ejemplo de
[42]
anagrama en el texto en latín “Peregrinus apostolicus” que era la profecía del Papa número noventa
y seis de la lista, Pío VI. El anagrama no solo revela el nombre del Papa, sino que lo repite: Peregrinus
Apostolicus. ¡Así es! El nombre “Pius” [Pío] está incrustado visiblemente en el texto original en latín
¡dos veces! ¿Puede usted imaginar que tal vez tengamos ahora incluso un tercer nivel de contexto para
examinar?
Esta aparición del nombre “Pius” es bastante asombrosa, considerando que tenemos una copia
publicada que data de casi doscientos años antes de que fuera elegido Pío VI. Además, argumenta que la
copla encriptada en “Peregrino apostólico” significa tanto Pío VI como el siguiente Papa Pío VII, ambos
obligados al exilio en el extranjero (es decir, peregrinos). Sugiere también que la repetición sirve como
dicho poético. Es decir que “¡Pius! ¡Pius!” es como el grito de entusiasmo de un marino que grita
[43]
“¡Tierra! ¡Tierra!”, al ver que eludirá el mal destino del náufrago en medio de la tormenta.
Demuestra que sucede lo mismo con muchos patrones de palabras y números incrustados en la lista, y los
incorpora a cuadros e ilustraciones con detalles. Su obra es todo un desafío, y echa luz sobre lo más
complejo. Lo que resulta más electrizante es su cálculo de los cuarenta Papas anteriores a Petrus
Romanus. Nos dejó atónitos su demostración de que muchos de estos criptogramas apuntan a un año en
particular. Pero primero, distingue al profeta de Malaquías de los que han fijado fechas para el fin del
mundo en el pasado:

Incluso si se lo creyera, uno no tiene derecho a compararlo con los falsos profetas que en tiempos
difíciles como los de hoy anunciaban la inminente llegada del anticristo y el Juicio Final. Porque, a
diferencia de esos pájaros de mal agüero, nuestro profeta tiene tan poca intención de asustar a sus
contemporáneos que brinda una lista de 40 Papas ¡antes de esa suprema fecha de vencimiento! 40
Papas, es decir ¡más de cuatro siglos! Exactamente, en el caso actual, ¡440 años! El profeta da un
promedio de pontificado de 11 años. ¿Cómo lo sabemos? Lo veremos luego, cuando en muchos
aspectos pasemos de la elección de Gregorio XIII (1572) a 2012 y el Juicio de Dios (negrita
[44]
añadida por los autores).
Al momento de escribir esto, estamos a dos días de la Navidad de 2011. A riesgo de sonar como
“pájaros de mal agüero” ¡el año 2012 ya llegó! Hace más de sesenta años Thibaut calculó la ominosa
fecha de 2012 mediante la cuenta de la duración promedio de cada papado hasta el momento en que
escribió su libro, hacia 1950: once años. Hemos verificado su aritmética y la extrapolamos a nuestros
días. Y es asombroso, porque el promedio de once años presenta una exactitud de tres décimas, de
1/1000. Para su cálculo, tomando en cuenta el promedio de once años por papado y un total de cuarenta
Papas (11x40), extrapoló 440 años a partir de 1572 (1572 +440) y llegó a la fecha de llegada de Petrus
[45]
Romanus, en 2012. Eso significa que el año 2012 se veía como “horizonte de los sucesos” en el final
de los tiempos, al menos en opinión de un sacerdote jesuita, ya antes de que nacieran la mayoría de
nuestros lectores.
En el pasado, cuando la gasolina costaba diecinueve centavos por galón, y por cierto mucho antes
del frenesí apocalíptico en torno a la cuenta larga del calendario de los mayas, Thibaut calculó el año
2012 a partir de la Profecía de los Papas. Notemos además que la cita de su libro afirma “en muchos
aspectos”, con lo que está diciendo que llega al 2012 a partir de varios métodos distintos de análisis
criptográfico. Veremos estos métodos después de repasar algo del trasfondo, que es importante. Pero en
cuanto al último año, su cálculo es exclusivo: 2012. De hecho, aunque él reconoce (como nosotros) la
necedad de establecer una fecha para la venida de Cristo, se centra en 2012 solo porque cree que la
profecía lo exige, nada más que por eso. Como el suyo es un libro raro y está escrito en francés, habrá
pocos lectores de nuestro libro que puedan verificar estas afirmaciones como lo hemos hecho nosotros.
Pero en Google Books pueden encontrarse extractos donde uno puede verificar muchas instancias de
[46]
2012. A modo de ilustración, si se busca con la computadora el texto del libro en el original en
francés, el término “2012” aparece veinticuatro veces. Afirma que hay tantos factores que señalan al
2012 como culminación, que la profecía lo exige. Pero aun así, lo representa más como conclusión de una
[47]
era que como la gran tribulación. Es casi como un ruego especial. Parece que no quería aceptar el
final profetizado de Roma. Thibaut termina con una frase que lo exonera: “L’année 2012 dira si, oui ou
[48]
non, le prophête a vu clair” [El año 2012 mostrará si el profeta vio con claridad, o no”]. Así será.
Capítulo dos: La profecía de los Papas y el año 2012

“Gloria de Dios es encubrir un asunto; pero honra del rey es escudriñarlo” (Proverbios 25:2)

Cuando empezamos a investigar la profecía, lo hicimos con una saludable dosis de escepticismo. A
la luz de la contra-reforma y la bien documentada predilección vaticana por falsificar documentos, uno
podría sospechar que la Profecía de los Papas es alguna clase de manipulación. Cuando inicialmente nos
zambullimos en lo académico del tema, nuestras peores sospechas parecían hallar confirmación. Desde el
principio, la evidencia de que las profecías anteriores a 1590 se habían escrito después de los hechos,
era tan convincente que pensamos en dejar el proyecto. Pero había algunos cumplimientos notables en el
siglo veinte, como el de Benedicto XV, al que se le adjudicaba el lema Religio depopulate, que
ameritaban un estudio serio y pausado. Existen documentos que acreditan la historia de la profecía en el
siglo dieciséis, por lo que todo lema cumplido después de esa época exigía que se lo considerara en
serio.
Más todavía, a medida que avanzaba nuestra investigación, hubo temas irresueltos que caían en su
lugar y encajaban, con resultados inesperados. Hemos encontrado un tesoro de material de consulta que
pocas veces se menciona en la literatura popular. En el peor de los casos, lo que tenemos es un engaño
jesuita o algo de propaganda papal. Y si es así, entonces como mínimo esta obra brinda una plataforma
desde donde podrán refutarse algunos errores en la teología. Pero aunque no tenemos ilusiones de
grandeza, y no nos vemos como profetas del fin de los tiempos, con revelación especial, sí hay algo
notable en el tesoro que encontramos durante nuestro trabajo de investigación. Hemos preguntado si esta
profecía es realmente auténtica, y llegamos a la conclusión de que como mínimo hay fuerte evidencia de
que Roma promovió (y promueve) la profecía a propósito, incluso aunque algunos jesuitas hayan dicho
que es falsa. Por eso no podíamos descartar que Roma hubiera organizado las cosas de acuerdo con una
profecía católica. Y en ciertos casos, claramente lo han hecho. Con todo, algunos de los cumplimientos
escapan al control humano. Y aunque creemos que los demonios pueden adivinar con conocimiento y
manipular los hechos para dar la ilusión de una profecía, solamente Dios puede inspirar una profecía real
(Isaías 46:9.10). Así que, ¿Por qué permitiría el Dios de la Biblia la Profecía de los Papas? Tenemos
tres consideraciones para proponer:
Ante todo, permítanos proponer una lógica muy simple. Dios utiliza los sucesos menos pensados
para cumplir Su soberano propósito. Tiene esa capacidad única de dar vuelta las tablas de maneras
inesperadas. Pensemos en cómo usó Dios los diabólicos designios de Satán en contra de Jesús. Satán se
metió solito en las manos del Padre, asegurándose su propia derrota en la propiciación de los pecados
del mundo (1 Juan 2:2). La inquisición cósmica acabó cuando Satanás, el gran inquisidor cósmico, se
derrotó a sí mismo. Al parecer su contraparte terrenal (“el gran inquisidor”) también acaba con un
destino similar. A través de la cruz del Calvario, efectivamente, Dios “despojando a los principados y a
las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15). En la
Profecía de los Papas, Misterio Babilonia y su Pontifex Maximi son también un horror público cuando la
Ciudad de las Siete Colinas queda envuelta en llamas. Da escalofríos el imaginar algo así.
En segundo lugar, a partir de las Escrituras se hace aparente que Dios tiene un sentido de la ironía
que no puede compararse con nada. Con solo leer el Antiguo Testamento veremos a Dios derramando Sus
emociones en tono sardónico, como lo hace un amante traicionado: “Y nunca más sacrificarán sus
sacrificios a los demonios, tras de los cuales han fornicado” (Lev. 17:7). Y “Andad y clamad a los
dioses que os habéis elegido; que os libren ellos en el tiempo de vuestra aflicción” (Jueces 10:14).
Pensemos en cómo provoca y se burla de los sacerdotes de Baal el profeta Elías: “Gritad en alta voz,
porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que
despertarle” (1 Rey. 18:27). En algunas versiones en hebreo, leemos: “Gritad, porque es un dios. Tal vez
esté meditando, o haciendo sus necesidades…”. Lo que decimos aquí es que Dios aprecia la ironía y a
menudo utiliza el sarcasmo. También aprecia los acertijos inteligentes (Proverbios 25:2).
Tercero: Dios con frecuencia usa a las personas menos pensadas. Desde la perspectiva católica,
tenemos las palabras del Papa Benedicto XIV: ““Los receptores de profecías pueden ser ángeles,
demonios, hombres, mujeres, niños, paganos o gentiles; tampoco es necesario que a un hombre se le
otorgue el don de una disposición particular para recibir la luz profética si su juicio e inteligencia están
adaptados para hacer manifiestas las cosas que Dios le revela. Aún cuando los méritos morales son muy
[49]
útiles para un profeta, no es necesaria para obtener el don de la profecía”. Con la debida cautela,
estamos de acuerdo con este Papa y creemos que hay que recordar también el sueño de Nabucodonosor,
en Daniel 2. Dios eligió a un arrogante narcisista rey pagano para revelar una profecía que abarcaría
desde el año 605 a.C. hasta la segunda venida de Cristo. Por supuesto que hizo falta un santo siervo de
Dios, Daniel, para interpretar el sueño. De manera similar Dios usó a Balaam, hechicero contratado por
el rey moabita Balac, que tenía terror del avance de la multitud de israelitas. Por eso mandó llamar a
Balaam, un oscuro hechicero que vive hoy en la infamia profética (2 Pedro 2:15; Judas 11; Apocalipsis
2:14). Pero a pesar de su incorregible postura Dios lo usó para profetizar: “Lo veré, mas no ahora; Lo
miraré, mas no de cerca; Saldrá estrella de Jacob, Y se levantará cetro de Israel, Y herirá las sienes de
Moab, Y destruirá a todos los hijos de Set” (Números 24:17).
Ronald Allen, profesor de Escrituras hebreas en el Seminario Bautista Western, escribe: “En
concordancia con muchos los de la iglesia primitiva y el judaísmo antiguo creemos que este texto habla,
ineludiblemente, de la venida del Mesías. Que la profecía viniera de alguien indigno la hace todavía más
[50]
dramática y asombrosa”. Así, vemos que Dios usa a los personajes y situaciones menos esperados
para transmitirnos Su mensaje. La profecía de este hombre de Petor, unos mil años antes del nacimiento
de Cristo y proveniente de alguien hostil, probablemente haya sido lo que llevó a los sabios de Oriente
hasta Belén. El autor desconocido de La profezia, una obra supuestamente perdida, también usó a Balaam
como ejemplo, destacando que el don de la profecía: “es esencialmente un don sobrenatural otorgado por
la gracia de Dios, por medio del cual Él certifica la verdad de Su fe al comunicarse a través distintas
almas, incluso a veces infieles como Balaam, que en estados alterados recibieron inspiración espontánea
[51]
para hablar milagrosamente del más sublime misterio de Dios”. Si llegamos a la conclusión de que la
Profecía de los papas es profecía auténtica, entonces es una imposible ironía de justa lógica que de hecho
fuera inspirada. Tenemos que decidir entonces dónde trazar la línea que separa lo auténtico de lo
falsificado.
John Hogue reconoce que hay una línea demarcadora después de 1590 “más o menos en la mitad de
[52]
la lista de sucesión los lemas de san Malaquías sufren una crisis de credibilidad”. Concuerda con la
hipótesis de la conspiración jesuita en que la profecía fue un recurso de propaganda del siglo dieciséis.
Pero el hecho de que se la falsificara no es causa de preocupación en última instancia, porque argumenta:
“Tanto si las frases en latín se compusieron en 1140, como si alguien bajo el seudónimo de un santo
[53]
medieval las inventó en 1590 o un poco más, el autor sigue, es de todos modos un profeta”. Hogue
califica la precisión de las profecías de Malaquías posteriores a 1590 con un puntaje de más o menos 80
por ciento, aunque observa que las predicciones solo parecen ir haciéndose más y más precisas a medida
que pasa el tiempo. Es decir que para Hogue, las más recientes demuestran una exactitud más notable
todavía. Concuerda con que los jesuitas se ocuparon de desacreditar la profecía porque se anunciaba el
fin del papado, y eso era intolerable, más allá de quién fuera el que lo dijese. De allí que Roma buscaría
desacreditar la profecía, porque la escatología católica promueve la idea de que la Iglesia romana
conquista el mundo y no, como anuncia la profecía de Malaquías, que la ciudad de las siete colinas será
destruida durante el reinado de Petrus Romanus. ¿Cree Roma que está destinada a ser destruida?
Por eso es tan intrigante la obra a favor, de ese único jesuita: René Thibaut. Su trasfondo ha sido
difícil de rastrear. Sabemos que nació en Bélgica, en una pequeñísima municipalidad llamada Ciney, el
13 de diciembre de 1883. Ingresó a la orden jesuita en septiembre de 1901. Enseñaba en la Universidad
De Namur, fundada por la orden de los jesuitas en 1831, en Namur, Bélgica. Sus obras publicadas sobre
teología y estudios bíblicos son exclusivamente en francés, pero hemos traducido algunos de los títulos,
como ejemplo: El significado de las palabras de Cristo (1940); El significado del Dios Hombre
[54]
(1946), y por supuesto, la que nos ocupa: La misteriosa profecía de los Papas (1951). Murió a los
sesenta y nueve años en Egenhoven, Bélgica, el 23 de noviembre de 1952, poco después de que se
publicara su libro sobre la Profecía de los papas.
Por supuesto, no fue el único porque otros católicos, como el Abad Cucherat y el autor anónimo de
La profezia dei sommi pontefici romani han argumentado a favor de la veracidad de la profecía. En
oposición a las dramáticas especulaciones de Hogue respecto de que se quemó el supuesto libro perdido
que contenía evidencia del relato de Cucherat sobre la visión del monte Janículo (libro que ubicamos,
hicimos traducir, y leímos) el autor desconocido admite que la profecía puede haber sido escrita por
Malaquías, o no. Dice:

¿Y qué, si no fue Malaquías? Aun así uno podría preguntarse: “¿Cuáles son los beneficios de tal
argumento?” ¿Quién ha afirmado sin lugar a duda alguna que el autor ha sido el santo? Nadie hasta
[55]
ahora lo ha intentado y lejos de exigirlo acordamos que se desconoce quién fue el autor.
Incluso en ese caso, el autor anónimo sí mencionaba un manuscrito más antiguo, que estaba en el
[56]
monasterio de Rimini, y un autor posterior, Joseph Maire, dice que se quemó. El autor sin identificar
dice que tendríamos que juzgar la profecía por sus méritos y no por su supuesto autor. En la era moderna
contamos con lo que es quizá uno de los argumentos mejor presentados, publicado por Tan Books: The
Prophecies of St. Malachy [Las profecías de san Malaquías], con comentarios del académico católico
Peter Bander van Duren, un experto británico en heráldica y órdenes de caballero. Bander escribe: “Es
justo decir que la gran mayoría de las predicciones de Malaquías sobre los sucesivos Papas son de una
[57]
precisión asombrosa, si tomamos en cuenta siempre que solo brinda un mínimo de información”.
Thibaut y Bander no son los únicos porque hay otros académicos contemporáneos impactados por la
profecía.
Martin Lings fue un académico islámico, guardián de manuscritos y libros impresos orientales del
museo británico, y amigo de C. S. Lewis. También él publicó escritos apoyando la Profecía de los Papas,
[58]
en la publicación profesional Studies in Comparative Religion [Estudios de religión comparada].
Lings escribe: “Sus breves descripciones siguen siendo tan adecuadas que los escépticos confirmados se
han visto movidos a preguntarse si los cardenales no eligen a veces un Papa que se ajuste a la profecía, o
[59]
en otros casos, si el Papa mismo no actuó deliberadamente para que se ‘cumpla’ la profecía”. Para
ser francos, cuando leímos esos escritos en realidad sentimos que así era. En ese caso, su artículo
publicado por un medio profesional respetable fue uno de los primeros en argumentar que se trataba de
un auténtico oráculo profético. Porque añade: “La profecía refiere, no pocas veces, a cosas imprevisibles
[60]
sobre las que ni los Papas ni los cardenales podrían tener el más mínimo control”. Señala también
que la profecía no siempre se refiere directamente al Papa y que a veces incluso después de la elección
puede seguir siendo un acertijo que se resuelve antes del fallecimiento de ese pontífice en particular.
Brinda ejemplos pertinentes, a los que haremos referencia cuando vayamos viendo a los Papas en orden.
Como mencionamos en el primer capítulo John Lupia, académico católico y editor de Roman
Catholic News [Noticias católico romanas], es una autoridad que se expresa a favor de la profecía. Su
opinión tiene bastante peso porque es un prestigioso investigador que cuenta con grados y diplomas
avanzados en estudios bíblicos y arqueología, además de un doctorado en historia del arte. En su serie de
dos artículos para Roman Catholic News, ha incluido la más completa bibliografía que hayamos visto
sobre la profecía de Malaquías. Es también un creyente sincero. Comenta: “Después de 35 años de
[61]
investigar este tema mi opinión es que [las profecías] son auténticas”. Explica que la iglesia ha
tenido más de cuatrocientos cincuenta años para rechazar oficialmente las profecías y no lo ha hecho. En
verdad, vemos evidencia de que la Iglesia intencionalmente ha alentado la creencia en la profecía de
Malaquías y hasta produjo un documental en 1942, titulado Pastor Angelicus (la profecía para Pío XII)
[62]
que casualmente muestra al Papa saludando a los soldados fascistas. Lupia, además, presenta el
argumento más académico que hayamos encontrado a favor del origen y autenticidad de la profecía.
Como explicamos en el capítulo uno, cita evidencia de que el bibliotecario del Vaticano Onofrio
Panvinius descubrió el manuscrito en 1556. Pero mientras Lupia afirma que Panvinius alteró su historia
papal para que concordara con la profecía, para nosotros esto es algo demasiado rebuscado. ¿Por qué
usaría el bibliotecario del Vaticano una cantidad de frases casi incomprensibles en latín, en lugar de
recurrir a los registros históricos que tenía a su alcance, para escribir una historia de los Papas? No tiene
sentido. Como la profecía según la publicó Wion refleja los mismos antipapas y errores de heráldica que
luego se identificaron en el libro de Panvinius, lo más probable parece ser que éste alteró el manuscrito
de la profecía según lo que él creía que eran datos históricos. No sabemos con qué fin, pero muy
probablemente tuviera que ver con algún esfuerzo político o de propaganda del Vaticano. Sin el
manuscrito original es imposible efectuar una afirmación que cuente con autoridad, pero la respuesta más
prudente pareciera ser la de aceptar las profecías que ocurren a poco de la publicación de su libro. Como
Lupia cita a la segunda mención más antigua de la profecía, efectuada por Girolamo Muzio en su obra de
1570, Il Choro Pontificale, y Thibaut sigue la misma línea de demarcación, adoptamos esa posición.
Como la mayoría de los académicos descartan que las profecías anteriores a la fecha de
publicación son vaticinian ex evento, se reduce en mucho la tarea de evaluar la profecía. Para su
evaluación crítica solo hará falta examinar el nivel inferior de contexto. Hogue continúa en la línea de la
teoría convencional, y divide la profecía en dos, a partir de la publicación de Wion en 1595: “Nos dejó
una lista de 35 lemas, numerados desde el 77 al 111, que a diferencia de los 76 anteriores no son 100 por
ciento precisos. Sin embargo, el promedio de éxito hace que su autor sea uno de los más asombrosos
[63]
profetas de la historia”. Con todo, René Thibaut presenta una teoría un tanto distinta, y una
metodología mucho más sofisticada. Como la conspiración de Simoncelli parece ser una distracción y
Thibaut cree que el manuscrito original comienza cerca de 1571 – lo cual concuerda con los datos de
Lupia – ampliamos el espectro para incluir cuarenta lemas en latín: del 71 hasta el 111. Como trataremos
de demostrar, el rango de lemas arroja resultados sorprendentes que parecen autenticar el trabajo de
Thibaut.
Thibaut cree que Nicholas Sanders mencionó como referencia el manuscrito de Malaquías en su
libro de 1571, From the Monarchy of the Visible Church, cuando argumentó que “para medir el tiempo,
[64]
no hay nada como la serie de pontífices romanos”. Como resultado de ello, muestra convicción en
cuanto a que los últimos cuarenta representan el contexto original, y hasta afirma: “Creemos también que
[65]
tenemos derecho a asegurar la total integridad de los últimos 40 informes”. Da por descontada la
conspiración de Simoncelli pero detecta el trabajo del falsificador en las primeras 71 profecías.
Argumenta que las profecías anteriores a la número setenta y dos señalan de manera bastante obvia a la
heráldica (escudos de armas) y reconoce que se condicen casi a la perfección con la obra de Panvinius.
Por eso, da inicio a la porción auténtica del manuscrito con Gregorio XIII en 1572, lo cual añade unos
pocos papas más a la lista que admiten Hogue y los críticos jesuitas.
Así que ¿cómo evaluamos algo tan místico, tan extraño, tan completamente singular y único?
Aunque debemos tomar en cuenta a priori lo sobrenatural, nuestra evaluación tiene que reconocer los
parámetros de la ciencia. Y la ciencia es la búsqueda de lo que es verdadero. Ante todo, tenemos que
mirar la mecánica de la profecía y lo que constituya un cumplimiento viable. En segundo lugar hay que
hablar de la metodología crítica. Los críticos dicen que las frases son vagas y que con toda facilidad se
las puede torcer para que se ajusten de manera ad hoc (improvisada). Eso, mayormente por la naturaleza
maleable de sus referentes. Por ejemplo, en ocasiones se refieren a la heráldica (Escudo de armas) otras
veces al nombre, lugar de nacimiento, o hitos en la carrera del Papa. Thibaut creía que las profecías
auténticas hablaban más de los hechos ocurridos durante el pontificado, y no de cosas específicas como
la heráldica. Con toda franqueza, las profecías carecen de un objetivo puntual. Si todas se refirieran al
mismo aspecto, como la heráldica, serían mucho más convincentes. Y tenemos que reconocer que tal
elasticidad en el tema al que apuntan constituye su mayor flaqueza. Pero aun así, se trata de un acertijo,
no de un tratado evangelístico. No se supone que sea sencillo.
Se define a la ciencia por el proceso que se conoce como método científico. Como característica,
incluye la observación de un fenómeno, una hipótesis que se formula para explicarlo, y una prueba que se
realiza mediante un experimento controlado. La clave al proceso de prueba es la posibilidad de que se
falsifique. El resultado positivo de la prueba significa que la hipótesis es plausible, no probada. Pero el
resultado negativo comprueba que hay falsificación. De allí que la prueba propia de una hipótesis
consiste en hacer una predicción y luego ingeniar una prueba de modo que al menos uno de los resultados
compruebe que la teoría es falsa. Se considera en general que Karl Popper es uno de los grandes
filósofos de la ciencia del siglo veinte. Es famoso por haber establecido los criterios del método
científico moderno. Dos de sus premisas sugeridas son:

1. Es fácil obtener confirmaciones o verificaciones para casi todas las teorías, si es que lo que
buscamos son confirmaciones.
2. Las confirmaciones solamente deberán importar si son resultado de predicciones riesgosas, es
decir, que no pueden explicarse por medio de la teoría en cuestión y que esperaríamos como hecho algo
[66]
incompatible con la teoría, un hecho que la refutara.

Ahora, no estamos intentando probar una teoría científica, exactamente. La idea es que queremos
tomar en cuenta este tipo de metodología al evaluar la Profecía de los papas. Confiamos en que la
perspectiva cristiana explica la realidad que observamos mucho mejor de lo que lo hacen las teoría
naturales que proponen y defienden la mayoría de los científicos. Nuestra fe se basa en evidencia de
naturaleza histórica, y sentimos confianza y ánimo ante el nivel de escrutinio intelectual que pueden
soportar cosas como la evidencia de la resurrección de Jesús. De la misma manera, aclaramos que no
tenemos intención alguna de favorecer o desfavorecer la Profecía de los papas. O se autentica a sí misma
por mérito propio, o queda solo como tema de conversación. Mencionamos antes que lo que llamó
nuestra atención como para que quisiéramos investigar, fue una profecía en particular. A Benedicto XV
se le asignó el lema Religio depopulate: “Religión destruida”. Esa profecía solamente debiera hacer que
el escéptico se decidiera a pensar un poco. Porque aunque solo unas pocas profecías muestran tal nivel
de presciencia evidente, ahora emprendemos la evaluación de las últimas diez, como muestra
representativa del primer nivel de contexto: lo que hoy creemos representa al documento original.

León XIII

20 de febrero de 1878 al 20 de julio de 1903


Lumen in caelo, “Luz en el cielo”

Su escudo de armas muestra una estrella fugaz. Lo primero que pensamos es que al Papa no le
costaría mucho cumplir intencionalmente este lema. Sin embargo, en el catolicismo romano la heráldica
se considera tanto un arte como una ciencia, y hay reglas explícitas. Según las reglas, todos los obispos
[67]
adoptan un escudo de armas. Necesariamente, había adoptado el escudo de armas con la estrella
fugaz o luz en el cielo muchos años antes de tener ambiciones papales. Según la Enciclopedia Católica,
[68]
fue nombrado arzobispo en 1843: treinta y cinco años antes de ser Papa. No parece probable que
pudiera anticipar su propio papado entonces, para cumplir la profecía intencionalmente. Nadie sabe
cuánto ha de vivir el Papa actual. Si uno adoptara la próxima profecía en la lista de Malaquías como
parte de su escudo de armas al ser nombrado obispo, lo más probable es que se equivocara porque antes
de llegar al trono pontificio seguramente habría alguien más sentado allí. Notemos la estrella fugaz en el
margen superior izquierdo:

[69]

Debido a que tantas de las profecías anteriores parecen referirse a la heráldica, es un cumplimiento
convincente.

Pío X

4 de agosto de 1903 al 20 de agosto de 1914


Ignis ardens “Fuego ardiente”

Durante una audiencia con el Capítulo General de los franciscanos en 1909, Pío X cayó en un
semitrance, con la cabeza gacha y el mentón apoyado en el pecho. Minutos después, volvió en sí y abrió
los ojos. Su expresión reflejaba terror. Dicen que gritó: “Lo que he visto era terrible… ¿Seré yo? ¿Será
mi sucesor? Lo cierto es que el Papa dejará Roma y al huir del Vaticano tendrá que caminar sobre los
[70]
cadáveres de sus sacerdotes. No se lo digan a nadie mientras yo viva”.
Justo antes de su muerte (el 20 de agosto de 1941), el Papa Pío X tuvo otra visión: “Vi que uno de
mis sucesores huía, pisando los cuerpos de sus hermanos. Se refugiará de incógnito en algún lugar y
después de un breve retiro morirá una muerte cruel. La maldad actual del mundo es tan solo el principio
[71]
de los dolores que han de suceder antes del fin del mundo”.
¿Se trata de una visión de la destrucción de Roma pronosticada al final de la Profecía de los
Papas? Lo parece, por cierto. Y aunque otros libros sobre la Profecía de los Papas señalan la estrella de
su escudo de armas como el “fuego ardiente” nos preguntamos si no coincide mejor con esta visión de
Roma. Es debatible este lema, por lo que dejaremos que el lector decida.
Benedicto XV

3 de septiembre de 1941 al 22 de enero de 1922


Religio depopulata: “Religión despoblada”

Este es el tipo de predicción que nos gusta porque es fácil de falsificar. Por ejemplo, su reinado
podría haberse visto marcado por un notable reavivamiento e la Iglesia. Era una predicción riesgosa y
según Popper: “Las confirmaciones solo se tendrán en cuenta si son resultado de predicciones
[72]
riesgosas”. Si el catolicismo romano hubiera aumentado, o al menos permanecido igual,
necesariamente diríamos que se trató de una falsificación. Y sin embargo, en cumplimento asombroso, fue
este el momento en que el catolicismo perdió más adherentes en poco tiempo, que en cualquier otra época
de la historia.
La Primera Guerra Mundial fue devastadora para la Iglesia católico-romana, y para colmo de
males, unos 200 millones de personas abandonaron el rebaño ortodoxo ruso para unirse a la revolución
bolchevique, o fueron asesinados o perseguidos por los comunistas. Un historiador papal lo confirma:
“Lenin declaró la guerra contra la religión y al asumir el poder sometió a la iglesia ortodoxa y la
[73]
católico-romana en Rusia al estado de víctimas de una asesina persecución”. Según un importante
experto en democidio (muerte a manos del gobierno), “la Unión Soviética se erige como el mega asesino
más grande de todos, habiendo asesinado aparentemente a casi 61.000.000 personas. el mismo Stalin es
responsable de al menos 43.000.000 de estas muertes. La mayoría, quizá unos 39.000.000 se debieron a
[74]
las letales condiciones de trabajo en los gulags, o murieron en tránsito al ser llevados hasta allí”.
Tanto Lenin como Stalin pusieron la mira específicamente en los líderes religiosos porque los
consideraban una amenaza. En ese período la religión fue despoblada en gran manera. De hecho, en este
caso la profecía demuestra ser asombrosamente precisa.

Pío XI

6 de febrero de 1922 al 10 de febrero de 1939


Fides intrépida “Fe intrépida”

Este Papa volvió a instituir la negociación de Fausto, que comenzó con la donación de Constantino,
un fraude. Pío XI negoció con el dictador fascista Mussolini al firmar un acuerdo el 22 de febrero de
1929. El negociado hizo que el Vaticano volviera a ser una potencia temporal (Napoleón le había quitado
ese poder). Todo se asemeja, de manera escalofriante, a los inescrupulosos sucesos de 752-756 D.C.
Según la historia papal de John Norwich:

Bajo el Tratado Laterano el Papa recuperó un vestigio de su poder temporal. La tierra sobre la que
gobernaba como soberano comprendía solo 109 acres [44 hectáreas] – aproximadamente la cuarta
parte de la superficie del Principado de Mónaco – con una población de poco menos de quinientas
personas. Pero la santa Sede volvería a contarse entre las naciones del mundo. Además, a cambio de
su renuncia al reclamo de los territorios que antes eran papales, se le pagó, en efectivo y en bonos
del Estado italiano, unos 1750 millones de liras, que en ese momento equivalían a unos US 100
millones. Las leyes anticlericales aprobadas por el gobierno italiano a partir de 1870, incluyendo la
Ley de Garantías, se declararon nulas y derogadas. A cambio, el Vaticano prometió mantenerse
[75]
neutral y no involucrarse en la política o la diplomacia internacional.
Dante se debe haber revolcado en su tumba. Su “fe intrépida” llevó a una negociación con un cruel
dictador, con el fin de poner de nuevo al Vaticano en el tablero, como estado político. Norwich añade:
“El Papa incluso había saludado a Mussolini como ‘un hombre enviado por la Providencia’, y en las
elecciones de 1929 los sacerdotes animaban a la mayoría de los católicos a votar a favor del
[76]
fascismo”. También firmó un concordato con los nazis el 20 de julio de 1933. Un diccionario de latín
[77]
define intrepidus como calmo, valiente, imperturbable. Tal vez, en este caso ¿la mejor definición
sería “frío y calculador”?

Pío XII

2 de marzo de 1939 al 9 de octubre de 1958


Pastor angelicus: “Pastor angélico”

Hubo rumores de visiones y fenómenos “angélicos” en relación con Pío XII durante su papado.
Hablaremos de una de sus visiones más abajo, pero si entendemos “angélico” como “de buena conducta”
parecería falsificado a partir de las revelaciones de John Cornwell, que dice que fue el Papa de Hitler.
Cornwell revela:

Ya cuando llegaban a Vaticano las noticias de la Solución final, él colaboraba con Luigi Gedda,
presidente de Acción Católica en Italia, para hacer una película de una hora de duración, titulada
Pastor Angelicus, y que se distribuiría en el mundo enero para retratar “la vida diaria del Papa y el
modo en que ejemplifica la profecía del monje irlandés Malaquías de que el 262do sucesor de san
[78]
Pedro estaría indicado por el nombre de Pastor Angélico”.
[79]
Figura 1. Pío XII firma el concordato con los nazis

El concordato efectivamente legitimó a Hitler y al gobierno nazi ante los ojos de los católicos
romanos. A la luz de ello ¿tal vez habría sido más adecuado “pastor del ángel caído”? Incluso si
intencionalmente buscaba coincidir con su lema profético, todo queda como un cumplimiento irónico.

[80]

No han sido muchos los Papas que reclamaron sus lemas de Malaquías de manera tan pública.
También, si los papistas de veras creían que era un invento del siglo dieciséis (como querrían que lo
veamos la mayoría de los jesuitas) ¿por qué lo legitimizaría un Papa? Pío XII también profetizó:
“Creemos que la hora actual es la fase de terror de los hechos que predijo Cristo. Parecería que las
[81]
tinieblas están a punto de caer sobre el mundo. La humanidad está en garras de una crisis suprema”.
Juan XXIII

28 de octubre de 1958 al 3 de junio de 1963


Pastor & nauta: “Pastor y marino”

Como patriarca de Venecia, ciudad famosa por sus góndolas y sistema de calles náuticas, aquí
tenemos otro cumplimiento. Es interesante notar que el ambicioso cardenal Spellman de Nueva York
quería el papado con ansias, lo suficiente como para intentar hacer que se cumpliera este lema. Se dice
que después de leer sobre las profecías de Malaquías alquiló un barco, lo llenó de ovejas y navegó por
el río Tiber ante la vista del cónclave. Si es cierto, revela la tendencia de los romanistas a forzar la
profecía.
Este es el Papa que convocó al Concilio Ecuménico Vaticano II aunque no vivió para ver su
concreción total. A la luz de la falsa idea de que el Vaticano II revertía los anatemas más duros
pronunciados sobre todos los cristianos sinceros en el Concilio de Trento, se vuelve esencial documentar
que este Papa afirmó y elogió el Concilio de Trento en su discurso inaugural del Concilio Vaticano II el
29 de abril de 1963:

En verdad, en este tiempo, es necesario que la doctrina cristiana en su totalidad, sin que nada se le
quite, sea aceptada con entusiasmo renovado y serena, tranquila adherencia transmitida con las
palabras exactas para concebir y reducir a la forma que reluce especialmente en las actas del
Concilio de Trento y el Primero Concilio Vaticano. Es necesario que esa misma doctrina sea
entendida de manera más amplia y profunda ya que todos los que adhieren sinceramente a la fe
cristiana católica y apostólica desean grandemente, la misma doctrina, conocida más plenamente e
instilada en la mente de manera superior; es necesario que esta doctrina cierta e inmutable a la que
se le debe la obediencia de la fe, sea explorada y difundida de la manera en que lo requieren
[82]
nuestros tiempos.
Así, el Vaticano II no puede de manera o forma alguna representarse como genuino paso de
alejamiento del extremismo exhibido en el Concilio de Trento. Los apologistas católicos que lo
representan como tal solo están centrados en el sofismo. Jamás se han retractado de uno solo de los
anatemas. Aún así, este Papa representa un cumplimiento más de las profecías del pseudo-Malaquías.

Paulo VI

21 de junio de 1963 al 6 de agosto de 1978


Flos florum: “Flor de flores”

Este Papa también era devoto de las apariciones pero por supuesto llamaba al fantasma sin
identificar por el nombre de la madre que dio a luz a Jesús: “María”. Hablaba en eventos marianos,
visitaba santuarios marianos y emitió tres encíclicas relacionadas con el fantasma femenino. Instituyó
[83]
oficialmente el “María, Madre de Cristo, Madre de la iglesia” que forma parte del catecismo. Su
lema es otro de los cumplimientos en la heráldica porque su escudo de armas incluye 3 flores de lis, el
símbolo de la flor utilizado por la monarquía francesa. Este elemento de la heráldica no aparece en el
escudo de ningún otro papista. Fleur de lis literalmente significa “flor de lirio”, que se condice a la
[84]
perfección con flor de flores”.
[85]

Paulo VI es también el Papa citado por Malachi Martin: “el humo de Satán que ha entrado al
[86]
Santuario” en referencia a la satánica ceremonia de entronización de 1961. Descubrimos también que
Paulo VI tuvo activa participación en la campaña por el Nuevo Orden Mundial. Carl Teichrib obtuvo una
copia de un discurso poco conocido de Paulo VI ante las Naciones Unidas el 4 de octubre de 1965. En su
discurso aboga por un rol ampliado de la ONU en los asuntos globales:

Vuestros estatutos van más lejos aún, con ellos avanza nuestro mensaje. Vosotros existís y trabajáis
para unir a las naciones, para asociar a los Estados. Adoptemos la fórmula: para reunir los unos con
los otros. Vosotros sois una asociación. Constituís un puente entre pueblos, sois una red de
relaciones entre los Estados. Estaríamos tentados de decir que vuestra característica refleja en
cierta medida en el orden temporal lo que nuestra Iglesia Católica quiere ser en el orden espiritual:
única y universal. No se puede concebir nada más elevado, en el plano natural, para la construcción
ideológica de la humanidad. Vuestra vocación es hacer fraternizar, no a algunos pueblos sino a
todos los pueblos. ¿Difícil empresa? Sin duda alguna. Pero ésa es la empresa, tal es vuestra muy
noble empresa. ¿Quién no ve la necesidad de llegar así, progresivamente, a establecer una autoridad
[87]
mundial que esté en condición de actuar eficazmente en el plano jurídico y político?
Este discurso, poco conocido, apoya la idea de que las UN y el Vaticano trabajan juntos en pos de
un gobierno global y el Nuevo Orden Mundial. ¿Será Pedro el romano quien convierta esta anhelada
ambición en realidad concreta?

Juan Pablo I
26 de agosto de 1978 al 28 de septiembre de 1978
De medietate lunae: “Del medio de la luna”

Es famoso porque su papado fue el más breve de la historia. Solo vivió treinta y tres días como
Papa. Muchos creen que fue envenenado porque su cuerpo fue embalsamado al día siguiente de su muerte,
violando la ley italiana (el Vaticano es un estado soberano y no está sometido a las leyes de Italia). Este
embalsamamiento repentino hizo surgir sospechas de que todo se hacía por impedir una autopsia. pero el
Vaticano insistió en que la ley del Vaticano prohíbe el post-mortem papal. Más tarde se supo que no era
cierto. No puede contradecir la ley canónica porque en 1830 se hizo una autopsia a los restos del Papa
Pío VIII, de quien también se sospechaba que había sido envenenado. La declaración poco ingeniosa de
1978 que prohibía la autopsia aparentemente reafirma las sospechas de que Juan Pablo I fue envenenado.
Porque si no fue así ¿por qué tanta persistencia en impedir la correspondiente investigación?
El libro de David Yallop, En nombre de Dios, propuso una teoría sobre Paul Marcinkus de la
banca del Vaticano y Roberto Calvi, del banco Ambrosiano. A la luz salieron datos significativos de
corrupción y se reveló que Calvi era miembro de una logia masónica ilegal de Italia conocida como P2.
Calvi fue hallado ahorcado con una soga bajo el puente de Blackfriar en Londres, en un episodio que
[88]
parece conllevar simbolismo masónico. El teólogo católico George de Nantes cree que fue asesinado
y ha escrito sobre la conspiración de los banqueros y el supuesto descubrimiento que hizo el Papa de
[89]
sacerdotes masones en el Vaticano. ¿Podría tratarse del mismo elemento que Malachi Martin llamó
la Falange Romana?
En cuanto a su lema, Juan Pablo I nació en la diócesis de Belluno (luno es luna en latín) y ascendió
al papado el 26 de agosto de 1978, precisamente el día en que la luna entraba en cuarto decreciente, lo
[90]
cual se corresponde perfectamente con la frase “en medio de la luna”. Es otra coincidencia
convincente.

Juan Pablo II

16 de octubre de 1978 al 2 de abril de 2005


De labore solis: “Del trabajo del sol”

El Papa Juan Pablo II era extremadamente dedicado a la adoración de la Madre-diosa bajo la guisa
de María. Muchos le llamaron el “Papa de María” por su lema personal Totus tuus (Totalmente tuyo),
que representó su completa devoción a María. Es razonable inferir que si se hallaba poseído por
completo por la aparición de la diosa entonces no podía ser devoto de Jesucristo. Pasó gran parte de su
papado en peregrinación a lugares de apariciones y según el National Catholic Reporter, “en el intento
de asesinato del 13 de mayo de 1981 – Fiesta de Nuestra Señora de Fátima”… Juan Pablo creyó que
[91]
María fue quien cambió la trayectoria de la bala del asesino, para salvar su vida”. En otras palabras,
en lugar de dar gracias al Señor, agradeció a “María”.
Algunos argumentan que este lema se refiere a elementos de la adoración del sol, que pueden
detectarse todavía en el romanismo. Pero la profecía parece describir su origen a la perfección. Se dice
también que podría significar “eclipse del sol”, “embarazo del sol” o “esfuerzo del sol”. Juan Pablo II
nació el 18 de mayo de 1920 durante un eclipse parcial de sol sobre el océano Índico. Fue sepultado el 8
[92]
de abril de 2005 durante un raro eclipse “híbrido” sobre América del sur y el Pacífico.
Recomendamos consultar la nota al pie, porque verificamos los eclipses en el sitio de Internet de la
NASA. Este es uno de los cumplimientos que claramente escapa al control humano.

Papa Benedicto XVI

19 de abril de 2005—?
Gloria olivae: “Gloria del olivo”

El Gran Inquisidor Joseph Ratzinger eligió el nombre Benedicto XVI, lo cual es otra profecía auto
cumplida. Nació el día de san Benedicto, que era Joseph Labre, y compartía así con él los dos nombres:
[93]
José, y Benedicto. Como la rama de olivo es el símbolo de los monjes benedictinos, la mayoría dice
que este es el cumplimiento de la profecía. Muchos comentadores ansían relacionarlo con el Sermón del
Monte (de los Olivos) de Mateo 24 y el fin de los tiempos. Lo que especuló Thibaut sobre este lema y los
dos que le preceden, en 1951, es: “Están figuradas, obviamente, las señales del juicio de Dios. ¿Es
[94]
anarquía civil (luna) y religiosa (sol)?” Su comentario parece una preconización, en especial si
tomamos en cuenta el reciente aumento en la cantidad e intensidad de terremotos, revueltas musulmanas y
colapsos financieros globales. La alusión al Sermón del Monte tal vez no sea tan fantasiosa porque el
mundo está agazapado, listo para algo.
El Vaticano emitió una declaración en octubre de 2011, llamando a “alguna forma de arreglo y
[95]
administración monetaria global”. Y por supuesto, para los que conocen la Biblia es algo que llama
la atención: “Y que ninguno pudiese comprar ó vender, sino el que tuviera la señal, ó el nombre de la
bestia, ó el número de su nombre” (Ap. 13:17). Benedicto XVI es el Papa de mayor edad en ser elegido
desde Clemente XII en 1730. Cumplirá ochenta y cinco años el 16 de abril de 2012, meses después de
que se publique este libro. El reinado de Benedicto XVI necesariamente ha de terminar, en poco tiempo
más. Si la Profecía de los Papas se cumple, Pedro el romano asumirá ya en 2012, aunque en realidad no
afirmamos estar al tanto de ello como conocimiento. Lo único que hacemos es señalar lo que otros han
escrito. Tom Horn y Cris Putnam no son profetas, ni apocalípticos fijadores de fechas. Solo somos
investigadores y comentadores.

¿El próximo y último Papa? Entra Pedro el romano y una cifra en latín que predice
el 2012

Aunque parece haber ciertos cumplimientos que son notables ¿qué pasará si lo que hemos estado
investigando sobre la Profecía de los Papas va en dirección equivocada? ¡Y si la profecía verdadera está
oculta bajo la superficie de las frases en latín? El sacerdote jesuita René Thibaut, en su libro La
misteriosa profecía de los papas ha revelado distintos medios para investigar cumplimientos, que nunca
antes se le habían ocurrido a nadie, ni parecían posibles. Su obra es profundamente mística y
prohibitivamente compleja como para brindar aquí una explicación exhaustiva. Tampoco se imprime
más, es un libro muy raro y escrito en francés, con lo cual se hace exorbitantemente inaccesible para
todos, excepto para los más dedicados. Solo podemos afirmar que rascamos la superficie de lo que
presenta. Y francamente nos asombra que el furor por el 2012 que se ha visto últimamente no haya sacado
a la luz este libro olvidado. Que no se nos malentienda: sabemos que los que fijan fechas fracasan en un
100% de los casos, y eso está bien documentado. Pero aún así tenemos que reconocer que allí está, 2012,
surgiendo página tras página en este tomo de 1951. El cálculo más simple que da como resultado 2012
para el último Papa se basa en extrapolar el promedio de duración de cada Papa, de once años.
Cuarenta Papas, multiplicado por once años, son cuatrocientos cuarenta años:
40 x 11 = 440
Sumémosle a eso el año 1572 (año en que comienza la porción de profecías genuinas) y se llega a
2012:
440 + 1572 = 2012
Aunque Thibaut escribió esto en 1951, seguimos avanzando con su tesis y añadimos los Papas
siguientes. El promedio de once años que él predijo se dio hasta Juan Pablo II. Por cierto, no era
imperativo que así fuera. Fue una predicción riesgosa, y se confirmó. Si Juan Pablo I hubiera vivido lo
esperable, con un reinado mucho más largo en lugar de morir misteriosamente después de treinta y tres
días, la tendencia podría haber llegado a su fin. Incluso usamos días para el cálculo del reinado de los
Papas, para llegar a una precisión de 1/ 365t a y nuestros resultados no solo confirmaron la obra de
Thibaut sino que revelaron un potencial que no esperábamos. Debajo incluimos un cuadro formado con
un programa de computación, que usamos para verificar la teoría de Thibaut:

Papado en
Papa (Papado) Profecía Días
años
Gregorio XIII (Mayo 72. Medium corpus pilarum
4715 12.90924568
13, 1572 a Abril 10, 1585) “Medio cuerpo de las esferas”
Sixto V ( Abril 24, 73. Axis in medietate signi
4143 11.34316115
1585 a Agosto 27, 1596) “Eje en medio de una señal”
Urbano VII (Septiembre
74. De rore caeli “Del
15, 1590 a Septiembre 27, 12 0.03285492
rocío del cielo”
1590)
Gregorio XIV
75. Ex antiquitate Urbis
(Diciembre 5, 1590 a Octubre 314 0.859703742
“De la antigüedad de la ciudad”
15, 1591)
Inocencio IX (Octubre
76. Pia civitas in bello
29, 1591 a Diciembre 30, 62 0.16975042
“Ciudad pía en la guerra”
1591)
Clemente VIII (Enero 77. Crux Romulea “Cruz de
4781 13.08994774
30, 1592 a Marzo 3, 1605) Rómulo”
León XI (Abril 1, 1605 78. Undosus vir “Hombre
26 0.07118566
a sábado, Abril 27, 1605) de ondas”
Paulo V (Mayo 16,
79. Gens perversa “Nación
1605 a domingo, Enero 28, 5736 15.70465179
corrupta”
1621)
Gregorio XV (Febrero 80. In tribulatione pacis
879 2.406622895
9, 1621 a Julio 8, 1623) “En tribulación de la paz”
Urbano VIII (Agosto 6, 81. Lilium & rosa “Lirio y
7663 20.98060437
1623 a Julio 29, 1644) rosa”
Inocencio X 82. Iucunditas cruds
(Septiembre 15, 1644 a Enero “Deleite de la cruz” 3766 10.31096908
7, 1655)
Alejandro VII (Abril 7, 83. Montium custos 4428 12.1234655
1655 aClemente
Mayo 22,IX1667)
(Junio 20, “Custodio de losolorum
84. Sydus montes”“Estrella
903 2.472332735
1667 a Diciembre 9, 1669) de los cisnes”
Clemente X (Abril 29, 85. De flumine magno “Del
2276 6.231483172
1670 a Julio 22, 1676) gran río”
Inocencio XI
86. Bellua insatiabilis
(Septiembre 21, 1676 a 4708 12.89008031
“Bestia insaciable”
Agosto 12, 1689)
Alejandro VIII
87. Pœnitentia gloriosa
(Octubre 6, 1689 a Febrero 1, 483 1.322410533
“Penitencia gloriosa”
1691)
Inocencio XII (Julio 12, 88. Rastrum in porta
3365 9.213067168
1691 a Septiembre 27, 1700 ) “Rastrillo en puerta”
Clemente XI
89. Flores circundati
(Noviembre 23, 1700 a 7421 20.31803015
“Flores circundantes”
Marzo 19, 1721)
Inocencio XIII (Mayo 90. De bona religione “De
1117 3.058245476
8, 1721 a Mayo 29, 1724) Buena religión”
Benedicto XIII (Mayo 91. Miles in bello
2094 5.733183551
29, 1724 - Febrero 21, 1730) “Soldado en guerra”
Clemente XII (Julio 12, 92. Columna excelsa
3496 9.571733379
1730 - Febrero 6, 1740) “Columna excelsa”
Benedicto XIV (Agosto 93. Animal rurale
6457 17.67868491
17, 1740 a Mayo 3, 1758) “Animal rural”
Clemente XIII (Julio 6, 94. Rosa Umbriae
3864 10.57928426
1758 a Febrero 2, 1769) “Rosa de Umbria”
Clemente XIV (Mayo
95. Ursus velox
18, 1769 a Septiembre 22, 1953 5.347138241
“Oso veloz”
1774)
Pío VI (Febrero 15, 96. Peregrinus apostolicus
8961 24.53441156
1775 a Agosto 29, 1799) “Peregrino apostólico”
Pío VII (Marzo 14, 97. Aquila rapax “Águila
8559 23.43377174
1800 a Agosto 20, 1823) rapaz”
León XII (Septiembre 98. Canis & coluber
1962 5.371779431
28, 1823 a Febrero 10, 1829) “Perro y serpiente”
Pío VIII (Marzo 31, 99. Vir religiosus
610 1.670125103
1829 a Diciembre 1, 1830) “Hombre religioso”
Gregorio XVI (Febrero 100. De balneis Ethruriae
5598 15.32682021
2, 1831 a Junio 1, 1846) “De los baños de Toscana”
Pío IX (Junio 16, 1846 101. Crux de cruce
11,559 31.64750175
a Febrero 7, 1878) “Cruz de cruces”
León XIII (Febrero 20, 102. Lumen in caelo
9280 25.40780485
1878 a Julio 20, 1903) “Luz en el cielo”
San Pío X (Agosto 4, 103. Ignis ardens 4034 11.04472896
1903 a Agosto 20, 1914) “Fuego ardiente”
Benedicto XV
104. Religio depopulata
(Septiembre 3, 1914 a Enero 2698 7.386881195
“Religión despoblada”
22, 1922)
Pío XI (Febrero 6, 105. Fides intrepida
6213 17.01063486
1922 a Febrero 10, 1939) “Fe intrépida”
Pío XII (Marzo 2, 1939 106. Pastor angelicus
7154 19.58700818
a Octubre 9, 1958) “Pastor angélico”
Juan XXIII (Octubre 28 107. Pastor & nauta
1679 4.596950899
, 1958 a Junio 3, 1963) “Pastor y marino”
Paulo VI (Junio 21, 108. Flos florum
5525 15.12695278
1963 a Agosto 6, 1978) “Flor de flores”
Juan Paulo I (Agosto
109. De medietate lunae
26, 1978 a Septiembre 28, 33 0.09035103
“De la mitad de la luna”
1978)
Juan Paulo II (Octubre 110. De labore solis
9665 26.4619002
16, 1978 a Abril 2, 2005) “Del trabajo del sol”
Benedicto XVI (Abril 111. Gloria olivae
2567 7.028214984
19, 2005 - Abril 29, 2012 ) “Gloria del olivo”
112. Petrus Romanus
?
“Pedro el romano”

Papado
Period
promedio
Papado promedio 1572
a 1951 (@ cuando se publicó 11.05255156
el libro de Thibaut)
Papado promedio 1572
11.1055246
a 2005 (hasta Juan Pablo II)
Papado promedio si
Benedicto deja de ser Papa 11.00359186
antes de Abril 29, 2012 =
Cantidad de días en un
año = 365.2421

40 Papas x promedio de
Fórmula de Thibaut =
papado de 11 años = 440 años
Llegada de Petrus
1572 + 440 = 2012
Romanus =

Lo que hace que esto sea de particular interés es que si el Papa Benedicto renunciara en abril, el
resultado será un once casi perfecto [Nota del autor: ahora sabemos que el Papa Benedicto de hecho
renunció oficialmente en esa fecha de 2012 justamente. Su renuncia se aceptó en privado, en un grupo de
cardenales del gobierno de la Iglesia (Curia) y se mantuvo en “estricta reserva” o como secreto
[96]
confidencial, para no hacerlo público hasta 2013]. Thibaut no usó decimales, así que cualquier
momento de 2012 verificaría que su cálculo fue correcto. Simplemente predijo que sería en el año 2012.
Aún así, puede usted imaginar el impacto que sentimos cuando traducíamos su obra del francés, y vimos
esta noticia:

[97]

Sin embargo, no es este el final de sus cálculos del 2012. Thibaut detecta que las fechas están en
código en el texto en latín bajo la forma de números romanos que revelan el período de tiempo desde la
elección de Gregorio XIII en 1572 hasta el último Papa, en el año 2012. Cree que las dos primeras
profecías de nuestra lista de cuarenta revelan el año 2012.

71. Medium corpus pilarum

72. Axis in medietate signi

Medium corpus pilarum Axis in medietate signi = 4M

Medium corpus pilarum Axis in medietate signi = 2D

Medium corpus pilarum Axis in medietate signi = 1C

Y así continua…Para llegar al período de tiempo en años primero tenemos que extraer los números
romanos del texto.
Encontramos 4 M, 2 D, 1 C, 1 L, 1 X, 3 V, 7 I, y si sumamos los números romanos:
M+M+M+M+ D+D+C+ L+ X+V+V+V+I+I+I+I+I+I+I = 5182

Tabla de Conversión
Número romano Valor
I 1
V (la u en latín cuenta como V) 5
X 10
L 50
C 100
D 500
M 1,000

Thibaut argument:

Este total no significa nada. Como mucho, sugiere 1582. Sabemos que fue en ese año que el Papa
Gregorio XIII reformó el calendario. De modo que 1582 marcaría el inicio de una nueva era. Así, se
[98]
sugiere: M D L V V V X IIIIIII = 1582.
Francamente, al principio parece bastante forzado, pero sí tiene razón en cuanto a que en 1582
Gregorio XIII (el mismo Papa de quien se tomó el lema setenta dos Medium corpus pilarum) corrigió el
calendario juliano con la bula papal Inter Gravissimas, emitida el 24 de febrero de 1582. El ajuste se
hizo oficialmente, se le agregaron diez días al 5 de octubre de 1592, para que fuera 15 de octubre,
compensando la falta de precisión del calendario viejo. El motivo por el que se reformó el calendario fue
que en el calendario juliano la duración promedio del año era demasiado larga. Tomaba cada año como
de 365 días y seis horas de duración, en tanto que los cálculos astronómicos más avanzados del jesuita
Cristóbal Clavius habían demostrado que un año en realidad dura once minutos menos. Si bien once
minutos no parece mucho, a lo largo de los siglos se empieza a notar una diferencia significativa en las
estaciones. Como lo hizo Gregorio, el calendario juliano reformado se conoce como calendario
gregoriano, y es el que seguimos usando hoy. Por eso 1592 en realidad fue el comienzo de una forma
nueva de medir el tiempo y esto parece reforzar la idea de que la porción genuina de la profecía también
empieza con Gregorio XIII, el número 72, Medium corpus pilarum.
Retomando el argumento de Thibaut, ahora tenemos: M D L V V V X IIIIIII = 1582. Queda un resto
de 3 Ms, 1D y 1C, que él organiza como MDC = 1000 + 500 + 100 = 1600, y MM = 1000 + 1000 =
2000. Así, llega a 1600 y 2000. De allí argumenta que el patrón revela que se llegará al año 2000
después de cuarenta Papas. Y dice entonces que tiene que haber un exceso de doce años porque entre la
última M de Medium corpus pilarum y la primera M de Axis in medietate signi queda XII = 2
Medium corpus pilarum| Axis in |medietate signi
Así, MM (2000) + XII (12) = 2012
Si es usted como nosotros, estará rascándose la cabeza pensando que todo este cálculo parece
completamente ad hoc. Francamente, es lo que parece y si no estuviésemos absolutamente seguros de que
esto se publicó en 1951, acusaríamos al autor de habérselas rebuscado como para llegar al resultado de
2012. Pero no se nos ocurre razón obvia alguna para que el matemático jesuita quisiera llegar a 2012,
más que el hecho de que creía que así tenía que ser. El año 2012 no estaba ni siquiera en su radar, allá
por 1951, y Thibaut murió en 1952. Por cierto, no se hizo famoso por ello y su libro hoy es casi
desconocido. Ahora, tenga paciencia porque Thibaut sí ofrece una lógica.
Argumenta que el lema, “Medium corpus pilarum” en sí mismo tiene un valor de MMM D C L
VVV II = 3667. Del 3667 deduce el límite externo de años de 2000 y llega a 1667. Ahora busca cómo
reducirlo a 1572 (principio del pontificado de Gregorio XIII) en la misma forma en que aumentó de 2000
a 2012. Lo logra restando C y V del texto de Medium corpus pilarum y luego resta la V de la C.
Así, llega a 100 – 5 = 95
Y luego 1667 – 95: 1572
Ahora ha calculado que los límites externos de la Profecía de los Papas son 1572 y 2012, a partir
de un esquema encriptado de números romanos en los dos primeros lemas del texto auténtico. ¿Parece
fantasioso? ¡Claro que sí! Thibaut se dio cuenta de que su cálculo parecía forzado. Escribió: “¿Pensó el
autor en esta sustitución? No, sin duda, pero ¡no pensamos que sea solo al azar! Estos datos de 1572 –
2912 los volveremos a encontrar más de una vez, así que ¿no es probable que estén sugeridos desde el
[99]
principio de los 40 informes?” O sea que parece decir que duda de que el profeta lo haya hecho a
sabiendas. Más bien, lo atribuye a la inteligencia sobrenatural. También cree que se demuestra la validez
por el hecho de que este período de 1572 a 2012 se ve respaldado por otros métodos que lo harán más
factible, incluso que su forma de decodificar.
Su próximo cálculo nos convence un poco más. Deriva de la famosa conclusión apocalíptica de la
Profecía de los Papas:
In persecutione extrema S. R. E. sedebit Petrus Romanus qui pascet oves in multis tribulationibus;
quibus transactis, civitas septicollis diruetur et Iudex tremendus iudicabit populum suum.
En caso de que no lo sepa, S.R.E. es la sigla litúrgica de Sancta Romana Ecclesia (Santa iglesia
romana) el famoso pasaje apocalíptico es este:

En extrema persecución la sede de la Santa Iglesia romana estará ocupada por Pedro el romano, que
apacentará las ovejas en medio de muchas tribulaciones; cuando hayan pasado, la Ciudad de las
Siete Colinas será destruida y el terrible o temible Juez juzgará a su pueblo.
Pero ahora, tenemos que enfrentarnos al latín y soportar la cuenta de letras. El texto en latín tiene
[100]
26 palabras con 159 letras. De ellas, 64 sirven como números romanos: 6M, 5D, 6C, 5L, 2X, 2V,
20I. Thibaut propone bifurcar el conjunto formando un grupo con las Ms y Cs y otro, con las Ds y Ls. (El
número entre paréntesis es el valor de la suma de los números romanos).

6M (6000) + 6C (600) = 6600 & 5D (2500) + 5L (250) = 2750


Utiliza entonces 15 de las 20 Is para sumarlas al segundo número 2750 + 15 = 2765. (Quedan
solamente 5 Is).
Ahora suma las 2 X restantes (20) + 20V (100) + 5I = 12.
Luego: 6660 + 125 = 6725.
Ahora las cosas se ponen interesantes. Ante todo, tenemos que pensar en grande, algo así como
astronómicamente. Mientras la mayoría de la gente usa el calendario gregoriano, los astrónomos utilizan
el Período Juliano, que es un sistema cronológico basado en la cantidad consecutiva de días a partir del 1
[101]
de enero de 4713 a.C. Si a 4713 a.C. le sumamos 6725, el resultado es 2012. Para la otra cifra
tenemos que reconocer que tratamos con una profecía católica romana. Por supuesto, hemos argumentado
que la evidencia histórica señala que es más romana que cristiana. El sistema oficial del año de la Roma
pagana se conocía como Ab urbe condita, que en latín es “desde la fundación de Roma”, y es 753 a.C. Si
[102]
a 753 a.C. le sumamos la cifra de 2765, el resultado es 20112. Thibaut observa: “De hecho, ¿no
corresponde establecer la fecha de destrucción de la ciudad de las siete colinas a partir de su
[103]
construcción?”
Thibaut calcula este período de varias maneras más, basándose en ciclos de Jubileo y extrayendo
números romanos que francamente son demasiado difíciles para que podamos presentarlos de manera
coherente. Tenemos una copia en borrador de la traducción de su libro y seguimos procesando las cifras,
que son extremadamente complejas. Como ejemplo de ello, vea este cálculo:

[104]
[105]

De hecho, puede verse en el paréntesis que llega a abril de 2012, a partir de su tortuoso cálculo.
Recomendamos que el lector intente conseguir una copia del libro y siga los cálculos. En pos de poder
publicar nuestro libro antes de las fechas que calculó Thibaut, tenemos que mantenernos en lo más
básico. Tal vez usted piense: “¡Claro que sí…como si algo de lo que han contado fuera fácil de
entender!” Si algo de lo que mencionamos le parece demasiado complejo, pensamos entonces que lo que
sigue es lo suficientemente claro como para resultar impactante.
Las lenguas antiguas como el latín, el griego y el hebreo suelen relacionar las letras con los
números. Esto hizo que la gematria se volviera popular. El uso místico de los números era algo que
conocían bien los judíos babilonios, y de ellos pasó luego a los griegos de Asia. Lo vemos en la Cábala,
en los Libros Sibilinos (I. 324-331) en la Epístola de Bernabé, y era muy común en las sectas gnósticas.
La práctica también pasó al Nuevo Testamento con el número de la bestia: 666.
Ya llegaremos a eso, pero echemos otra mirada a un cifrado en latín que se basa más bien en la
correspondencia término a término, y no ya en números romanos. las últimas cuarenta profecías de
Malaquías en latín contienen diecinueve letras que se corresponden con números, de esta manera:
Thibaut quería saber si la profecía verificaba sus 440 años desde mayo de 1572 a mayo de 2012 de
manera explícita. Descubrió un método de uso de los ciclos lunares que es bastante impactante. Explica:
“El ciclo de la luna consiste de 19 lunaciones. Cada lunación o mes lunar dura 29 días, 12 h., 44 m. El
ciclo lugar de 19 años tiene, entonces, 235 lunaciones. En consecuencia, en 440 años habrá 235
[106]
lunaciones multiplicadas por 23, y 37 lunas más. Es decir: 5442.” Trataremos de explicarlo para
que sea más sencillo.
Hay aproximadamente 29,53 días en un mes lunar, que es el tiempo que hay entre dos lunas llenas.
A esto él le llama lunación. En astronomía el ciclo metónico es un período de casi diecinueve años. El
astrónomo griego Metón descubrió que un período de diecinueve años equivale casi exactamente a 235
meses lunares. Thibaut divide los 440 años entre mayo de 1572 y mayo de 2012 por el ciclo metónico de
diecinueve años (19 años x 23 = 437 años). Es todo lo preciso que se puede ser, usando ciclos metónicos
de diecinueve años. De allí, calculó los tres años restantes: 29, 53 días en un mes lunar, a 365,25 días al
año multiplicado por 3 años, equivale a 37 meses lunares:

19 años = 235 meses lunares


19 años x 23 = 437 años (quedan 3 años de resto)
437 años x 23 meses lunares = 5405
3 años = 3 (365) / 29,5 = 37 meses lunares
Meses lunares en 440 años = 5405 + 3 = 5442
En realidad, es mucho más fácil tomar nada más 440 años y multiplicarlos por 365,24 días que hay
en un año. Equivale a 160705,6 y luego dividir ese número por 29,53 días del año lunar, para llegar a
5442, 11. Básicamente esto solo sirve para confirmar su cálculo. ¡Y ahora volvemos al texto en latín!
Siga con nosotros que esto es más fácil de lo que parece. Toma todo el texto en latín de la profecía de
1572 en adelante, y de las 557 letras resta trece que igualan a 5442 en números romanos: MMMMM
CCCC XL II, y evalúa entonces las restantes 544 letras. Lo que sigue son páginas escaneadas del libro:
[107]

La traducción es:
Encontramos exactamente la cifra 5442. Nota, no es necesario que el “profeta” haya hecho el
cálculo que hicimos. Legítimamente podría tomar el valor promedio 10, la letra M que repite tres veces
en el informe MediuM corpus pilaruM. Por eso, bastaba tener 544 letras para el probable 5440. Si
contaba 557 letras, de otro modo es para llegar al número exacto 5442 (con 13 supernumerarios
MMMMM CCCCC XL II). Además, si fuera al azar ¿es menos espectacular e intrigante?
Thibaut encontró 5442 ciclos lunares encriptados en el texto en latín de las últimas cuarenta
profecías. Son cuatrocientos cuarenta años con un promedio de once años por Papa, lo cual da como
resultado justamente 2012. ¿Qué podemos decir de todo esto? Tenemos que observar que gran parte de su
trabajo es circular. Eso significa que presume un período de tiempo y luego lo busca en el texto. Ahora,
parece forzado porque ha tenido que rebuscárselas. Pero ¿qué ganaría él con predecir el año 2012, allá
por 1951? Solo podemos concluir que creía en lo que estaba escribiendo. Por lo demás, el libro es tan
poco conocido que no se puede decir que se trate de desinformación. El único dato contra el que no
podemos argumentar es que el promedio de once años de cada Papa se ha mantenido desde la publicación
de su libro, en 1951.
Además cita el 29 de abril de 2012 dos veces, y se cumple así casi a la perfección el promedio de
[108]
once. Si el Papa Benedicto XVI renuncia en abril, el acto constituirá una casi increíble
autenticación de la obra de Thibaut, aunque cualquier momento de 2012 será igual de espectacular.
Afirmamos lo que escribió Thibaut en su conclusión: “El año 2012 mostrará si el profeta vio con
[109]
claridad, o no” Solo que cambiamos el referente: René Thibaut, más que san Malaquías.

¿El número de la bestia?

Lo que también hace que el trabajo de Thibaut sea tan interesante es que está en línea con una larga
historia de estudiosos que intentaron descifrar códigos encriptados en diversos textos sagrados. Uno de
los ejemplos más antiguos y conocidos de un cristiano que intentara hacerlo es el de Ireneo, uno de los
padres de la Iglesia, del siglo II. Advirtió contra la práctica de etiquetar superficialmente distintas cifras
como el anticristo, basándose en el cálculo de 666. Como ejemplo, llegó a varios nombres como
resultado pero pensó que había una posibilidad con mayor mérito que las otras, y tiene relevancia para lo
que estamos examinando aquí. Escribió: “Así también el nombre LATEINOS encierra el número 666, y
es un número verosímil, porque esta palabra señala el último de los reinos, pues los latinos tienen ahora
[110]
el poder; pero no nos gloriamos de identificarlo.” Es decir que pensaba que el número de la bestia
tiene relación con Roma porque es el cuarto reino en la profecía de Daniel. Llegó a 666 utilizando la
gematría en la antigua palabra griega o en mayúsculas , que es la transliteración de
lateinos.

L = 30 = lambda
a=1= alpha
t = 300 = tau
e=5= epsilon
i = 10 = iota
n = 50 = nu
o = 70 = omicron
s = 200 = sigma
------------
666

Durante el período del Renacimiento el rey Jacobo I de Inglaterra quedó convencido de que Ireneo
había encontrado algo. Escribió: “Ahora, en cuanto al Misterio y el Número de su nombre, sea que se
entienda por el número compuesto de las letras en esa palabra griega ; que le cabe bien a la
[111]
iglesia de Roma, la fe de Roma y el servicio en latín.” El obispo de Derry y capellán del rey
Jacobo I, George Downame, escribió, explayándose sobre el tema:

Ireneo, cuyo maestro Policarpo era discípulo de san Juan, informa que los que habían estado cara a
cara con Juan enseñaban que el número del nombre de la bestia según el cálculo de los griegos por
las letras que hay en él, contendrá el 666. Entonces, escribió tres nombres en letras griegas que
contenían ese número. La tercera es LATEINOS, de la cual escribe: Pero el nombre Lateinos
también contiene el número 666 y es muy probable, porque el reino más verdadero tiene este
[112]
nombre. Porque son latinos los que ahora reinan. En efecto, es como si hubiera dicho que el
nombre latín es muy probable porque contiene el número 666 y es el nombre de la bestia que figura
como el reino más verdadero, es decir el estado latino o de Roma. Por eso, el nombre de la bestia
es LATEINOS, es decir, latín.

En hebreo el nombre de la bestia Roma también comprende ese número. El nombre de la bestia,
como es un sustantivo o nombre colectivo puede, a la manera de los hebreos, pronunciarse en género
masculino o femenino. El femenino cuadra mejor con la profecía, no solo porque arroja la cifra
exacta de 666 sino porque como la bestia es el estado adúltero de Roma bajo el anticristo, en el
femenino llamada también la Ramera de Babilonia, madre de las fornicaciones. El nombre más
habitual de la bestia en su propia lengua, es decir en latín, es romanus, que en caracteres hebreos,
como teoriza el maestro John Foxe, habiendo llegado a esta conclusión en sincera oración, también
contiene el número 666. Que el nombre latín o romano en lenguas cultas sea el nombre del que el
Espíritu Santo habla, tiene que ser cierto porque todo lo hablado aquí del nombre concuerda
perfecta y adecuadamente:
1) Es el nombre de la bestia.
2) Contiene el número 666.
3) Es ese nombre, con quien todas las demás notas sobre el anticristo concuerdan.
4) Porque el nombre Latinus [como latín o lateinos traducido a la lengua latina] o romanus [romano,
en latín] también es el nombre de un hombre. Porque Latinus fue uno de los antiguos reyes de Italia y
[113]
romanus fue uno de los Papas. Por lo que no dudo que el nombre de la bestia es Romano o
[114]
Latín en las lenguas cultas.
Por supuesto, Ireneo estaba diciendo que es relativamente trivial hacer el cálculo del 666 a partir
de un nombre, así que siempre será mera especulación. Muchos estudiosos apuntan a Nerón como la
solución más probable, porque la gematría de su nombre también da el número de la bestia. Aquí hay otra
nota de interés. El nombre del Papa actual: Benedictos:

666
Capítulo tres: El bebé de Rosemarie (Petrus) y los
sacerdotes que morían por verlo

En la película de terror El bebé de Rosemary, de 1968, dirigida por Roman Polanski, Mia Farrow
interpreta a Rosemary Woodhouse, una ingenua joven y ama de casa que acepta quedar en cinta aunque
por medio de una serie de hechos escabrosos, llega a creer que su esposo ha hecho un pacto con sus
excéntricos vecinos Minnie y Roman Castevet (Ruth Gordon y Sidney Blackmer) para usar al bebé nonato
en un ritual ocultista.
La noche que planeaban tratar de concebir la Sra. Castevet le lleva a Rosemary y su esposo Guy
dos platos con mousse de chocolate, uno para cada uno. Rosemary come un poco pero, como no le gusta
el sabor, como a tiza, lo descarta en la basura sin decir nada. Minutos después, siente mareos y se
desmaya. Entonces, tiene una pesadilla – o eso cree – en la que los Castevet y otros vecinos están en su
dormitorio mirando cómo la viola una presencia demoníaca. El sueño es tan vívido que la mujer grita de
repente: “¡No estoy soñando! ¡Está sucediendo de verdad!” Cuando despierta, su cuerpo presenta
rasguños y su esposo le dice que para no perder la oportunidad de concebir, ha tenido sexo con ella
mientras dormía. (Observemos que Polanski quería que su esposa Sharon Tate interpretara el papel de
Rosemary y que supuestamente fue Tate la que tuvo la idea de la escena crucial en la que Rosemary es
violada y queda encinta. En una ironía trágica, de la vida real, el 9 de agosto de 1969 Tate llevaba ocho
meses y medio de embarazo cuando ella y su bebé por nacer fueron brutalmente asesinados por
seguidores de Charles Manson, Susan Atkins y Tex Watson. Cuando el guionista Wojciech Frykowski,
que estaba en casa de Sharon Tate la noche de los asesinatos [y también fue asesinado] le preguntó a Tex
quién era y qué hacía allí, Watson respondió: “Soy el diablo y estoy aquí para ocuparme de los asuntos
del diablo”).
Después de la horrible escena de la “pesadilla” del personaje de Rosemary, ésta se entera que está
encinta y que su bebé nacerá el 28 de junio de 1966 (666). Los Castevet le recomiendan un obstetra, el
Dr. Abraham Sapirstein (Ralph Bellany) que le indica que debe tomar una dosis de “vitamina” diaria,
asegurándole que es buena para ella y el bebé. Minnie Castever le regala un “amuleto de la buena suerte”
con un olor raro, igual al del ingrediente principal del jarabe de vitaminas (raíz de tanis) (en inglés, un
juego de palabras que suena como Satanás, Satán).
Cuando al poco tiempo el querido amigo de Rosemary, Hutch (Maurice Evans) nota que su aspecto
se ha deteriorado, y se entera de que sufre de terribles dolores abdominales, pérdida de peso y antojos de
carne cruda e hígado e pollo (antigua receta hechicera para la fertilidad), el hombre decide investigar ese
jarabe de “raíz de tanis”. Misteriosamente, antes de poder contarle qué ha descubierto, el amigo cae en
coma y muere, pero antes despierta durante unos momentos y logra pedirle a alguien que le entregue a
Rosemary un libro sobre brujería – donde ha marcado fotografías y pasajes – junto con un mensaje
críptico: “el nombre es un anagrama”. A partir de allí Rosemany descifra que el nombre de su vecino
Roman Castevet es el anagrama, y que en realidad su nombre es Steven Marcato, hijo de Adrian Marcato,
devoto satanista que antes vivía allí.
Sus sospechas se agravan cuando se convence de que su esposo y sus vecinos en realidad practican
la brujería y que de alguna manera esto tiene que ver con el bebé que lleva en el vientre. El Dr.
Sapirstein y el esposo de Rosemary se dan cuenta de que desconfía y le dicen que ni ella ni el bebé
sufrirán daño alguno, siempre y cuando coopere. Enseguida, empiezan los dolores de parto y la sedan.
Cuando despierta, el bebé ha desaparecido. Le dicen que ha muerto pero ella oye el llanto de un bebé, en
otra habitación del apartamento. Encuentra una puerta secreta que conecta su residencia con la de los
vecinos y descubre una congregación, reunida en torno a su bebé. Los ojos del bebé están deformados,
horriblemente, y le dicen que el padre del niño no es su esposo, sino Satanás.
Aunque la historia de la película se basa en una novela, la magia sexual ritual es algo real, y el plan
de utilizarla para que encarne la simiente del diablo tiene una larga y curiosa historia entre los satanistas,
las sociedades secretas, los masones e incluso – según algunos sacerdotes católicos – el Vaticano.
El modo en que mediante el sexo puede traerse al mundo este ser, para albergarlo en un cuerpo
humano, aparece en manuales de instrucciones secretos utilizados por organizaciones satanistas como La
Orden de los Nueve Ángeles, la Iglesia de Satán fundada por Anton LaVoey, hasta los miembros del
Ordo Templi Orientis. También hay obras del infame francmasón de 33er grado Aleister Crowley. Es
entonces un ejercicio místico que en combinación con rituales de magia como el cántico de sílabas
específicas para proyectar las vibraciones adecuadas (que abren la mente interna y dejan en estado de
fascinación la mente consciente) invitan al espíritu nebuloso para que llene el anfitrión embriónico. La
sacerdotisa que participa yace sobre el suelo o el altar, y la actividad del sacerdote la excita. Se produce
la copulación mientras la sacerdotisa visualiza la apertura de un portal celestial y el Caos Oscuro fluye
desde allí hacia abajo, trayendo la simiente mística. Como con Apolo Pitio, la sacerdotisa ahora también
es un portal para la residencia de los dioses de las tinieblas.
El científico espacial y co-fundador del Jet Propulsion Laboratory, Jack Parsons, y su compañero
L. Ron Hubbard (fundador de la Iglesia de la Cientología) eran discípulos de Aleister Crowley y
registraron un hecho así, llamado “ritual de Babalón” que realizaban con la intención de encarnar a la
ramera de Babilonia, hija del demonio o gibborim, a través de un portal durante el sexo ritual. Parsons
escribió luego que la ceremonia había sido un éxito y que “Babalón hoy ha encarnado en la tierra
[115]
esperando la hora adecuada de su manifestación”.
Según Magick, Liber ABA, Book 4 (considerado ampliamente como obra maestra del ocultista
Aleister Crowley) el sexo de magia ritual puede incluir (lo que suena a) canibalismo y sacrificio humano.
Crowley dice: “No sería lógico criticar como irracional la práctica de devorar el corazón e hígado de un
adversario mientras todavía están tibios. Para el ritual espiritual más elevado uno tiene que elegir a la
víctima que contenga la fuerza más grande y pura; lo más satisfactorio será un niño varón de perfecta
[116]
inocencia y gran inteligencia”.
Ya en el año 200 d.C. la obra de apologética cristiana Octavious de Marcus Minucius Felix,
describía a cristianos apóstatas que participaban de rituales orgiásticos en una habitación oscura mientras
adoraban la cabeza de un burro y sacrificaban un bebé la Hostia durante una misa negra. Casi todos los
expertos creen que este tipo de actividades se ha continuado en secreto a lo largo de los siglos y que las
verdaderas “hostias”, es decir el pan y el vino de uva que se usa tras la consagración que según el dogma
transforma la sustancia en cuerpo y sangre de Jesucristo por medio de la transustanciación, que los
sacerdotes católicos que han hecho pactos diabólicos con satanistas entregan a los que asisten la misa
negra. Algunos de los más reconocidos expertos de la Iglesia que afirman que tal actividad es real y que
incluso ocurre dentro de las leoninas murallas de la Santa Sede podrían ser: Monseñor Luigi Marinelli
(cuyo libro de 1999, Via col vento in Vaticano [Lo que el viento se llevó en el Vaticano- Kaos edicioni
Milano] vendió cien mil copias en solo las primeras tres semanas); el exorcista y arzobispo Emmanuel
Milingo, quien en un discurso en la Conferencia Internacional para la Paz Mundial 2000 de Nuestra
Señora de Fátima, acusó a miembros de alto rango de la jerarquía de la Iglesia de estar asociados con
“Satanás”; y al fallecido exorcista y profesor independiente del Instituto Bíblico Pontificio y eminente
teólogo y ex jesuita Malachi Martin. Cuando la revista de Manhattan “The Fátima Crusader” le preguntó a
Martin sobre la alarma que despertó la afirmación del arzobispo Milingo sobre los altos funcionarios
vaticanos que eran “seguidores de Satanás”, Martin respondió: “Quien conozca los asuntos del Vaticano
en los últimos 35 años sabrá muy bien de que el príncipe de las tinieblas ha tenido y sigue teniendo sus
[117]
sustitutos en los tribunales de san Pedro de Roma”. Si bien ha habido unos pocos que trataron de
desacreditar a Martin, diciendo todo tipo de cosas, desde que era un doble agente para grupos judíos
durante el Vaticano II (para el último borrador de Nostra Aetate que, entre otras cosas, absolvería a los
judíos de la acusación de haber matado a Jesús) a calumniarlo afirmando que era un mentiroso patológico
(algo de lo que no puede defenderse un muerto), Malachi fue de hecho un amigo íntimo y personal del
Papa Paulo VI y trabajaba en la Santa Sede, en investigaciones sobre los Rollos del Mar Muerto,
publicando artículos en publicaciones profesionales sobre paleografía semita, y enseñando arameo,
hebreo y las Sagradas Escrituras.
En 1965 Paulo VI otorgó una dispensación a Martin de sus obligaciones como jesuita y sacerdote.
Martin se mudó entonces a Nueva York, donde se dedicó a escribir – y a dar charlas – sobre diversos
temas que surgían del Concilio Vaticano Segundo, incluyendo también conferencias sobre la historia
papal, el dogma católico y la geopolítica. Como miembro del Consejo de Consulta del Vaticano y
formidable políglota que hablaba diecisiete idiomas (además de haber sido secretario personal del
renombrado cardenal jesuita Agustín Bea), Martin contaba con información privilegiada sobre asuntos
mundiales y de la iglesia, todos confidenciales, que incluían el Tercer Secreto de Fátima, del que Martin
decía que había indicios sobre partes del plan para instalar al temido Falso Profeta durante un “Cónclave
Final”.
Sobre ello, la afirmación de Martin de que un grupo de miembros de los Illuminati-masones,
conformado por plutócratas occidentales y conocido como “La Asamblea” o la “Súper fuerza” se había
infiltrado en los niveles más altos de la administración del Vaticano y trabajaban para que se cumpliera
el Nuevo Orden Mundial, y su afirmación puede haber tenido que ver con la participación de operativos
de ese grupo en su muerte prematura (y dicen algunos, “sospechosa”) en 1999.
Con esto surgen preguntas también sobre Juan Pablo I, elegido Papa en 1978 pero que murió solo
treinta y tres días después (el 33 es un marcador oculto de la masonería). Poco después de llegar a Papa
Juan Pablo I se enteró de que había cardenales, obispos y prelados de alto rango que eran francmasones.
Tal vez haya sido asesinado para que no informara sobre los planes de estos hombres y/o para impedir
que hubiera una investigación del banco Vaticano solicitada por él en relación con Roberto Calvi, un
francmasón del Gran Oriente y Presidente del Banco Ambrosiano del que el Banco Vaticano era
principal accionista. Cuando en 1978 se descubrió que a través de ese banco había habido lavado de
dinero para la mafia, Calvi huyó de Italia, y tres días después, las acciones del banco se derrumbaron. Un
día después la secretaria de Calvi se suicidó – algo muy conveniente – y el 18 de junio el mismo Calvi
fue hallado ahorcado bajo el puente de Blackfriar (relacionado con la francmasonería), en Londres.
Llevaba colgado del cuello una cuerda de nudos, símbolo masónico, y unos escombros (¿Cómo
símbolos?) en los bolsillos. John Daniel dice al respecto en Scarlet and the Beast [Escarlata y la
Bestia]: “En los asesinatos rituales masónicos se dejan símbolos masónicos en la escena por distintas
razones: 1) para mostrar a los masones que ha sido un asesinato masónico; 2) para advertir a los
masónicos que deben seguir el código masónico o correr la misma suerte; y 3) para probables a los
[118]
masones que encargaron el ritual que han cumplido”.
Pero ¿fue asesinado Juan Pablo I, como puede haber sido asesinado Calvi (de la manera que
Malachi Martin infiere en The windswept house [El último Papa]) por una “superfuerza” masónica
demasiado grande y poderosa como para que él la contuviera? De esa fuerza Martin afirmaría luego que
funcionaba tras bambalinas, en secreto, para usar al Vaticano con el fin de crear un sistema global del
anticristo. “Los hechos que provocaban el nuevo sufrimiento del Papa eran esencialmente dos: los
vínculos sistemáticos y organizados, o, en otras palabras, la red establecida entre ciertos grupos
clericales homosexuales y conciliábulos satanistas, y el asombroso poder e influencia de dicha
[119]
red”.
Diez años antes de que algo “le moviera el piso”, mientras se preparaba para un exorcismo, e
hiciera que Malachi Martin cayera y luego muriera (en ese momento había estado trabajando en lo que
prometía sería su libro más explosivo, titulado: Primacy: How the Institutional Roman Catholic church
became a Creature of The New World Order [Primacía: de cómo la Iglesia Católico-romana
institucional se convirtió en criatura del Nuevo Orden Mundial], había estado hablando cada vez más, en
público, sobre el satanismo pedófilo en el corazón del Vaticano, desde el Colegio de Cardenales hasta
las parroquias locales que él decía estaban en confabulación con un plan masónico secreto que comenzó
después del “entronizamiento del caído arcángel Lucifer” en la ciudadela católico romana el 29 de junio
de 1963. Este horrendo rituale, como lo llamó Martin, tenía dos objetivos principales: 1) entronizar a
Lucifer como Príncipe de Roma; y 2) asegurar mediante hechizos la concepción y encarnación de ese
espíritu inmaterial que llenaría a Petrus Romanus.
En Las llaves de esta sangre, la pelea por dominar el mundo, Martin había escrito:

Había otro y más siniestro elemento que complicaba su posición como Papa y jefe de la Santa Sede:
la presencia de una comprometida facción … entre sus funcionarios eclesiásticos en toda su Iglesia,
y su personificación en su propio ambiente vaticano... Los rumores, siempre difíciles de verificar,
vinculaban su instalación al inicio del papado de Paulo VI en 1963. De hecho, Paulo había aludido
indirectamente al “humo de Satán que ha entrado en el Santuario”… en referencia a una ceremonia
[120]
de entronización llevada a cabo por satanistas en el Vaticano.
Martin guardaba detalles todavía más importantes de esta “ceremonia de entronización realizada
por satanistas en el Vaticano”, en su libro, El último Papa:

El entronamiento (sic) del arcángel caído Lucifer tuvo lugar en los confines de la ciudadela católica
romana el 29 de junio de 1963, fecha indicada para la promesa histórica a punto de convertirse en
realidad. Como bien sabían los principales agentes de dicha ceremonia, la tradición satánica había
pronosticado desde hacía mucho tiempo que la Hora del Príncipe llegaría en el momento en que un
Papa tomara el nombre del apóstol Pablo. Dicha condición, el indicio de que el «tiempo propicio»
había empezado, acababa de cumplirse hacía ocho días con la elección del último sucesor de san
[121]
Pedro.

La fecha específica que ofrece Martin, el 29 de junio de 1963, y la combinación de los nombres
Pedro (de quien el catolicismo dice que el Papa es sucesor) y Pablo, tienen importancia. El 29 de junio
es la Fiesta o Solemnidad de los dos apóstoles, Pedro y Pablo. En una fiesta litúrgica en honor del
martirio de ambos santos y un día festivo obligatorio en la Iglesia de todo el mundo, en que los fieles
están “obligados” a participar de la misa. Entre otras cosas, esto significa que en esta fecha se concretó
una parodia de la misa católica, perfectamente planificada en cuanto a su fecha, durante la entronización
del arcángel caído Lucifer (que los ocultistas saben tendría alta energía satánica) además de ser al mismo
tiempo una ofensa contra el martirio de Pedro y Pablo en la Fiesta de estos santos, según la Iglesia.
Martin dijo públicamente en más de una ocasión que esta entronización de Lucifer en Roma se
basaba en la magia negra y que para facilitarla se realizó simultáneamente una ceremonia paralela en los
Estados Unidos, en Charleston, Carolina del sur. Hay muchos que no han podido ver el motivo por el que
se eligió este lugar pero por lo que Malachi dijo que la conexión masónica tiene sentido que se hiciera en
Carolina del sur: es la sede del Consejo Supremo del Rito Escocés de la Francmasonería de los Estados
Unidos, conocido como “Logia Madre del Mundo”, donde en 1859 el defensor del dogma luciferino de
los masones-illuminati Albert Pike fue nombrado Gran Comandante del Consejo Supremo y sirvió a la
Orden de la Gesta hasta su muerte, en Washington DC el 2 de abril de 1892. Pike era conocido como
satanista en Arkansas, su estado adoptivo, y le encantaba sentarse desnudo en un trono fálico mientras
participaba de fiestas de ebriedad y orgías durante días. Hoy, su cuerpo está en una tumba de la Casa del
Templo, sede central de la Jurisdicción sur del Rito Francmasónico Escocés, en Washington DC.
Según la lógica del ex abogado Sirvan Sirhan Day Williams, esto convierte a Charleston, ubicada
en el paralelo treinta y tres, en todavía mejor lugar para la ceremonia paralela y el sacrificio que
describe Martin porque: “Si se quita una vida cerca del…Paralelo 33, eso encajará con la mitología
demoníaca masónica en la que demuestran su poder terrenal derramando sangre en un lugar
[122]
predeterminado”. Martin suma más razones para que se haya elegido Carolina del sur:

Elementos tan discretos como el pentagrama, las velas negras y los paños apropiados podían formar
parte de la ceremonia romana. Pero las demás rúbricas, como por ejemplo la vasija de huesos y el
estrépito ritual, o la víctima y los animales del sacrificio, serían excesivas. Debería celebrarse un
entronamiento (sic) paralelo. Se alcanzaría el mismo
Efecto con una concelebración por parte de los «hermanos» en una capilla transmisora autorizada. A
condición de que los participantes en ambos lugares «dirigieran» todo elemento de la ceremonia a la
capilla romana, la ceremonia en su conjunto alcanzaría su objetivo específico. Todo sería cuestión
de unanimidad de corazones, identidad de intención y sincronización perfecta de actos y palabras en
la capilla emisora y en la receptora. Las voluntades y las mentes de los participantes, concentrados
[123]
en el objetivo específico del príncipe, trascenderían toda distancia.
La escalofriante descripción de Martin en El último Papa de la metódica profanación de todo lo
virtuoso e inocente durante la “Entronización paralela”, entre la capilla romana y la capilla transmisora,
incluía indescriptibles y sucias invocaciones profanas, sacrificios d e animales y reiteradas violaciones
de una joven “víctima ritual” sobre un altar. Para los no iniciados, es casi increíble tan solo pensar en
algo así. Pero cuando John F. McManus de The New American en la edición del 9 de junio de 1997 le
preguntó al Padre Martin si de veras había habido una misa negra en Carolina del sur, todo se aclaró con
un par de preguntas y respuestas:
Mc Manus: Su libro comienza con una vívida descripción de una misa negra sacrílega, realizada en
Charleston, Carolina del sur, en 1963. ¿Sucedió de veras?
Martin: Sí, así es. Y por teléfono, participaron algunos altos funcionarios de la iglesia desde el
Vaticano. La joven muchacha obligada a participar de este ritual satánico está viva felizmente ha
podido casarse y llevar una vida normal. Brindó detalles sobre los hechos…
McManus: Además…pinta usted muy mal a varios otros cardenales y obispos. ¿Se basa en hechos
concretos?
Martin: Sí, entre los cardenales y la jerarquía hay satanistas, homosexuales, antipapistas y
[124]
cooperadores de la movida por el gobierno mundial.
Más explosivo todavía es lo que está cerca del final de El último Papa, una sección que se pasa
por algo a menudo, y que brinda detalles explícitos de la ceremonia de entronización y de su verdadero
propósito de crear un Papa satánico. Martin da detalles de la “Falange romana”, otro de los nombres de
la secta satánica vaticana, y describe su objetivo supremo:

Como organismo, habían pronunciado «el sagrado juramento de compromiso» administrado por el
delegado. A continuación se habían acercado uno por uno al altar, para dar «muestra» de su
dedicación personal. Después de pincharse con una aguja de oro, cada uno de ellos imprimió su
huella dactilar junto a su nombre en el decreto de autorización. A partir de aquel momento, la vida y
obra de cada miembro de la falange en la ciudadela romana debían encaminarse a la transformación
del propio papado. El trono de Pedro debía dejar de ser un instrumento del «débil innombrable»
[Jesús], para convertirse en instrumento a voluntad del príncipe y en modelo viviente de «la nueva
[125]
era humana».
Entonces, parece terriblemente evidente que, como en la película El bebé de Rosemary, y en las
visiones y temores de tantos videntes católicos, se haya realizado de veras una ceremonia para invocar la
encarnación de la simiente de Satán, o se buscara instalarla en un ritual dentro de una persona joven o un
sacerdote elegido, y que se prestaran juramentos de sangre de dedicación a sus objetivos, de parte de
satanistas altamente encumbrados en la ciudadela católico romana, hace poco menos de cincuenta años.
Quizá jamás se sepa si a Martin lo mataron, y su muerte se haya usado para que no revelara este
plan satánico de utilizar a la Iglesia católica como plataforma de lanzamiento para un satánico novus
ordo seclorum. Un año antes de morir, el amigo de Martin, el padre Alfred Kunz, fue brutalmente
asesinado en su iglesia católica St. Michael de Dane, en Wisconsin. Kunz había estado investigando el
mismo satanismo entre los “sacerdotes” del que había advertido Martin, y le había dicho a Martin
semanas antes que temía por su vida.
Cuando se halló el cuerpo de Kunz, degollado, Martin afirmó en varios medios que tenía
información “interna” de que lo habían asesinado “luciferinos” vaticanos porque estaba a punto de
levantar la tapa de la olla de su conspiración. El satánico sacrificio animal que describe Martin en El
último Papa como parte de la “entronización del arcángel caído Lucifer en el Vaticano” parece
comparable a lo que se descubrió en la iglesia de Dane en las primeras horas de la investigación del
asesinato, e incluye un ternero que se halló sacrificado en una granja cercana a la iglesia de St. Michael,
exactamente veinticuatro horas antes de que se hubiera visto a Kunz con vida por última vez. Según los
informes de la policía el ternero apareció degollado, como el padre Kunz, y con los genitales cortados.
Hay detalles de los que no hablaremos en este libro porque son horrendos, pero en el ocultismo hay
razones para quitarle los genitales a las víctimas de sacrificios, que tienen que ver con la blasfemia de la
descripción del Antiguo Testamento que dice que los animales eran indignos de ser ofrendados al Señor
si tenían los genitales lastimados, cortados, aplastados, (Lev. 22:24). Según los sobrevivientes de abusos
rituales satánicos (que incluyen al satanismo egipcio-masónico), las víctimas de sacrificios humanos a
veces se ubican sobre una mesa y se les cortan los genitales para que sean “indignos” de la salvación
(aunque las versiones de esos abusos en Sudáfrica se conocen como muti-asesinatos, y hay gente que
paga mucho dinero por los genitales de estos sacrificios humanos creyendo que les darán fertilidad,
salud, y buena suerte). También está la antigua idea del ocultismo de que los decapitados no podrán
resucitar y por eso los oscuros rituales pueden incluir la mutilación de la cabeza, el cuello y los
genitales, porque se considera que el maldecir a la víctima es una maldición mágica. En el caso del
asesinato en la iglesia de Dane, ¿hubo un ritual negro realizado entre las 10 de la noche del 2 de marzo y
las 4 AM del 3 de marzo de 1998 para “marcar” al padre Kunz y hacer que no fuera digno de la
redención?
Durante nuestro trabajo de investigación para este libro solicitamos formalmente a la Oficina del
Sheriff del Condado de Dane los archivos pertinentes del caso (DCSO Case 98011295) sobre la
investigación del homicidio del padre Kunz. Primero nos dijeron que se nos darían los archivos el 15 de
diciembre de 2011, y luego recibimos una carta de la oficina del Teniente Mark Twombly, firmada por el
Sheriff Mahoney, diciendo que el Fiscal del Distrito tendría que aprobar la entrega de los archivos (es
decir que necesitaríamos una orden de la corte) y que por eso se denegaba el pedido. Como se trata de un
caso activo todavía en investigación, no pueden hacerse públicos los archivos, y eso lo entendemos. Al
solicitar documentos menos delicados en una segunda oportunidad, sí pudimos conseguir un paquete de
archivos, pero ninguno brindaba pistas sólidas en cuanto a la cuestión principal de la conspiración para
asesinar al padre Kunz. Específicamente ¿la evidencia que se halló en la escena del crimen muestra que
había relación con su posición conservadora en el Vaticano II? Y más importante, ¿había indicios de que
tuviera relación con el hecho de que tenía información sobre sacerdotes pedófilos y satanistas (lo cual le
ganó enemigos feroces en la Iglesia) en todas las jerarquías católicas de Roma, hasta las más altas, que
participaban en ceremonias o tenían conductas relacionadas con la entronización de Lucifer y el ritual
realizado con el propósito de transmigrar un espíritu en particular hacia Petrus Romanus?
“Al no haber arrestos, el caso Kunz se ha convertido en una siniestra mancha de Rorschach para
muchos, por cierto para los que siguen el caso de cerca y se consideran tradicionalistas dentro de la
[126]
atribulada Iglesia católico romana”, escribió Chuck Nowlen en la nota de primera plana del Las
Vegas Weekly, The Devil and Father Kunz [El diablo y el padre Kunz] en 2001. En ese momento,
Nowlen había entrevistado a Peter Kelly, abogado y estudiante de maestría en teología de Wis., que
había producido el programa semanal de radio de Kunz. Como Kelly era tan amigo de Kunz y había
pasado tanto tiempo dialogando con él en privado, su respuesta a las preguntas de Nowlen revelan mucho
sobre lo que creía Kelly en lo personal conformaba la raíz de este asesinato: “Este es un momento de
gran crisis dentro de la iglesia, y aparentemente las peleas se dan entre los tradicionales y conservadores
versus los liberales. Creo que se ha llegado casi al punto del colapso total. Y sí, lo sé: algunas personas
se meten en lo que se conoce como influencia satánica en la iglesia y todo el mundo pone los ojos en
[127]
blanco y ríe. Pero, te digo, el nexo existe de verdad”.
Nowlen de todos modos se preguntaba si quien había matado a Kunz era alguien de la Iglesia, o si
habían mandado matarlo.
[128]
“Claro que sí”, confirmó el abogado, “por increíble que le parezca a algunos”.
“Carta recibida por Defender Publishing de la Oficina del Sheriff del Condado de Dane,
negándonos los registros solicitados”.)
Capítulo cuatro: Misticismo, y los guardianes del
conocimiento oculto

Con el testimonio de Malachi Martin en el capítulo anterior en cuanto a una con fabulación
diabólica masónica dentro del Vaticano, hace unos años mientras llevábamos a cabo la investigación
para el libro Apollyon Rising 2012, nuestro equipo viajó a Washington DC, donde conocimos a dos
miembros del rito escocés de la francmasonería. Fuimos con uno de ellos a La Casa del Templo, la sede
central del rito escocés de la francmasonería en la jurisdicción sur, donde se reúne el Consejo Supremo
de Rito de Grado 33, y también fuimos con la otra persona al monumento masónico George Washington
en Alexandria, Virginia. Aunque los dos hombres nos ayudaron mucho y brindaron información, se
volvían evasivos cuando empezamos a preguntar cosas específicas sobre si existía la conexión entre DC
y el Vaticano, y sobre rituales secretos llevados a cabo en la Habitación del Templo en el tercer piso de
la Casa del Templo, invocando el “nacimiento” de una simiente prometida. Hablaremos de eso en el
próximo capítulo pero por ahora, pedimos que nos acompañe porque nos tomará unas páginas revelar
estas cosas.
Lo que la mayor parte del público no llega a entender es que, a pesar de que algunos masones lo
niegan, hay una institución religiosa con rituales e incluso con creencias proféticas respecto de un orden
mundial final transformador de los humanos, que se basa en docenas de doctrinas, y las mantiene. Esas
doctrinas están definidas por Manly P. Hall en The Lost Keys of Freemasonry [Las llaves perdidas de la
[129]
francmasonería] como “los principios del misticismo y los ritos ocultos”. La razón por la que los
masones de menor grado lo niegan es porque los Maestres del Arte les hacen creer otra cosa, con toda
intención. Al hablar de los primeros tres grados de la francmasonería, Albert Pike admitió en Morals &
Dogma [Moral y dogma]:

Los Grados Azules son tan solo el atrio exterior o pórtico del Templo. Allí se exhiben algunos de
los símbolos al iniciado pero intencionalmente se le lleva a falsas interpretaciones. El propósito no
es que los entienda sino que imagine que los entiende. Su verdadera explicación se reserva para los
Adeptos, los Príncipes de la Masonería… Para la masa de los masones, basta con que imaginen
todo lo que contienen los Grados Azules. Quien intente hacerles entender que les falta saber más, lo
[130]
hará en vano y sin recompensa alguna violará sus obligaciones como Adepto.

En esos grados inferiores la mayoría de los miembros de la francmasonería pertenecen a lo que se


mantiene como organización fraternal que simplemente requiere de la creencia en un “Ser Supremo”,
evitando toda discusión de política y religión en la logia, y usando metáforas de los albañiles que
construyeron el templo de Salomón, con el fin de transmitir lo que públicamente describen como “un
sistema de moralidad velado en alegoría e ilustrado mediante símbolos”. Hemos conocido a varios
masones de estos tipos, todos ellos miembros sinceros de la sociedad, que trabajaban juntos en una
hermandad para el bien común, utilizando los recursos de todos con fines de caridad. Ninguno de estos
masones de grado inferior con quienes hemos estado participaría, por lo que sabemos, en una
conspiración tendiente al orden mundial global, que esclavizara política y espiritualmente a las personas.
Pero como nos dijo un ex francmasón: “Este es el barniz de los grados inferiores que se muestra en
público en la Orden. Lo que sucede con al menos algunos de los miembros del nivel 33, o entre los
Caballeros Templarios y Santuarios del rito de Nueva York, es algo completamente distinto. Cuando yo
formaba parte de la hermandad, observé cuando se identificaban, separaban, preparaban e iniciaban en
grados superiores los que tenían la disposición e ideología correcta, por razones que tú entenderías que
[131]
se corresponden con los objetivos del Nuevo Orden Mundial”.
El famoso francmasón Foster Baily describió cómo es que los masones que no están incluidos en
esta elite desconocen que hay una presencia “Illuminati” entre los maestros masones que son, a su vez,
guardianes de un “Plan” secreto:

Por más que no lo sepa ni lo vea el masón que solo está interesado en los aspectos externos del
Arte, toda la trama de la masonería podría considerarse una externalizarían de ese grupo espiritual
interior cuyos miembros, a lo largo de los siglos, han sido Custodios de Plan…Estos maestros
masones a los que el GAU [Gran Arquitecto del Universo] les ha dado el diseño y conocen el plano
del GM [Gran Maestro] de las alturas, se conocen… como los Illuminati que pueden dirigir la luz de
búsqueda de la verdad dondequiera que haya que apuntar sus rayos para guiar al peregrino en su
[132]
camino. Son los Rishis de la filosofía oriental, los Constructores de la tradición oculta.
Parte del “plan” Illuminati tan celosamente guardado al que se refiere Bailey tiene que ver con la
necesidad de que cada masón navegue el significado que hay tras los diversos rituales, para descubrir la
secreta doctrina de la masonería que implica la verdadera identidad de la deidad, y lo que esto significa,
ahora y para el futuro. Manly Hall, que bien supo llamar al Gran Sello de los EE.UU. “la firma” de ese
exaltado cuerpo de masones que designó a la nación estadounidense para un “propósito peculiar y
particular”, describió a estos dos tipos de masones como miembros de una “fraternidad dentro de una
fraternidad”, de donde saldrán elegidos dedicados a un misterioso arcanum arcandrum “Secreto
sagrado” que el resto de la Orden desconoce:

La francmasonería es una fraternidad dentro de una fraternidad. Una organización externa que oculta
una interna hermandad de los elegidos.
….es necesario establecer la existencia de estas dos órdenes separadas e independientes: una,
visible. La otra, invisible.
La sociedad visible es una espléndida camaradería de hombres “libres y aceptados”, unidos para
dedicarse a intereses éticos, educativos, fraternales, patrióticos y humanitarios.
La sociedad invisible es una fraternidad secreta y de lo más augusta, cuyos miembros están
dedicados al servicio de un misterioso arcanum arcandrum.
Aquellos hermanos que han tratado de escribir la historia de su arte no han incluido en sus
disquisiciones la historia de esa sociedad interna verdaderamente secreta que es al cuerpo
francmasón lo que el corazón es al cuerpo humano.
En cada generación solo unos pocos son aceptados al santuario interior de la obra…los grandes
filósofos-iniciados de la francmasonería son…maestros de esa secreta doctrina que forma el
[133]
fundamento invisible de toda gran institución teológica y racional.
Entre las obras dedicadas a quienes apoyan esta “invisible” doctrina secreta, hay un recinto
memorial en el corazón de la Casa del Templo, llamado “Pilares de la Caridad”. Allí, entre dos bóvedas,
una a cada lado, que contienen respectivamente los restos exhumados del ex Soberano Gran Comandante
Albert Pike y el Soberano Gran Comandante John Henry Cowles, demarcadas con bustos de uno y otro
sobre pedestales de mármol, hay un vitral que representa al ojo que todo lo ve, sobre las palabras Fiat
Lux, que emiten treinta y tres rayos de luz hacia abajo, iluminando la frase ordo ab chao, de la antigua
doctrina masónica, “orden a partir del caos”.
Entre las distintas reuniones mantenidas con los masones anónimos con quienes conversamos
mientras investigábamos para Apollyon Rising 2012, entramos en este santuario y leímos los nombres de
los que son reconocidos allí, inscriptos con letras de oro, por haber contribuido con al menos 1 millón de
dólares para avanzar la causa de la Francmasonería de Rito Escocés. Entre esos nombres está el de la
familia de George Bush, cuyo trabajo por iniciar el Nuevo Orden Mundial es algo que se entiende en todo
el mundo.
En la Casa del Templo, al igual que en otros lugares, “La hermandad de las tinieblas” (como la
llama nuestro amigo el Dr. Stanley Monteith) oculta intencionalmente pero a simple vista las aspiraciones
ocultas del plan secreto que se concretará finalmente en un único orden mundial y una única religión
mundial bajo Petrus Romanus y el hijo de Lucifer – Apolo/Osiris/Nimrod – o, como lo dice Manly Hall:

El resultado del “destino secreto” es un Orden Mundial gobernado por un Rey con poderes
sobrenaturales. El Rey desciende de una raza divina; es decir que perteneció al Orden de los
Iluminados porque quienes llegan a un estado de sabiduría pertenecen entonces a una familia de
[134]
seres humanos perfeccionados en héroes.
Cuando Hall pronunció este comentario asombrosamente perceptivo sobre el futuro “Rey”
masónico “descendido de una raza divina” de “Iluminados” (luciferinos) seres humanos “perfeccionados
en héroes” (mitad hombre, mitad dios), dio exactamente en el clavo de los que dice la profecía de Sibila
en el Gran Sello de los Estados Unidos que ocurrirá respecto de la venida de Apolo/Osiris/Nimrod. Sin
embargo, para algunos lectores será una sorpresa enterarse de que hubo Presidentes y Vicepresidentes de
los EE.UU. que creían en este mensaje oculto en el Gran Sello…y que se dedicaron a ver que se
cumpliera la profecía.

Roosevelt, Wallace y la mística de Rusia

De todos los símbolos masónicos relacionados con la fundación de los EE. UU., Manly Hall
consideraba que el diseño del Gran Sello de los Estados Unidos era la firma más elevada de los planes
ocultos de aquellos hombres dedicados a hacer realidad el sueño rosacruciano de Bacon de la Nueva
Atlantis. Otros estudiosos concordaron con su conclusión, y reconocían que el simbolismo del Sello
apunta al “secreto destino de los EE.UU.”. Entre ellos, el estudioso de Rhodes, James H. Billington, y el
profesor de Harvard Charles Eliot Norton, que describieron el Gran Sello como un “emblema de la
fraternidad masónica”, nada más y nada menos. En 1846 el francmasón de 33er grado y famoso autor
James D. Carter, los confirmó casi sin querer, cuando admitió que el simbolismo masónico se reconoce
con claridad cada vez que “un masón informado examina el Gran Sello”.
A pesar de los muchos libros escritos en el pasado sobre el significado arcano que esconden los
símbolos y lemas del Gran Sello, fue recién en la década de 1940 que, tal vez por providencia, el
significado del sello empezó a encontrar su momento definitorio.
Sucedió cuando en el verano de 1940 el dos veces Presidente Franklin D. Roosevelt decidió
presentarse para un tercer mandato – algo sin precedentes, y eligió como compañero de fórmula a la
Vicepresidencia al secretario de agricultura y masón de 32do grado Henry Wallace. Entre otras cosas,
Roosevelt necesitaba a un férreo seguidor que apoyara el New Deal [Nuevo Trato], que flaqueaba. Veía
en Wallace a un intelectual, criado en un entorno rural, cuyo aspecto rudo pero prolijo como hombre del
centro del país, podría apelar al interés de estadounidenses de distintas extracciones, desde rancheros a
promotores de la unión en las grandes ciudades. El Presidente del Comité Nacional Demócrata Jim
Farley no estaba para nada de acuerdo, y se lo hizo saber no solo a Roosevelt sino a su esposa Eleanor,
una respetada y potente activista de los derechos civiles que después de hablar sobre el liberalismo y
misticismo de Wallace, telefoneó a su esposo y le dijo: “He estado hablando con Jim Farley y estoy de
acuerdo con él. Henry Wallace no servirá”. Pero FDR estaba decidido a que su hermano masónico lo
secundara en el mando, y escribió el borrador de un discurso en el que se negaría a la nominación del
partido a menos que se designara a Wallace como compañero de fórmula para la vicepresidencia. La
primera dama también dio un discurso, fue la primera vez que una mujer habló ante la Convención
Nacional Demócrata, y les pidió a los delegados que respetaran la lógica de su esposo. Wallace entonces
sería el vicepresidente número treinta y tres de los EE.UU., acompañando al trigésimo segundo
presidente Franklin D. Roosevelt, que era masón de grado 32, y Caballero de Pitias (Santuario), sediento
de misticismo. Por supuesto que en ese momento los delegados no podrían haber imaginado instrumentos
tan extraños como el memo interno de la Casa Blanca que Wallace le envió a Roosevelt en 1938, que
ilustraba lo arraigado que estaba el misticismo en la relación de los dos hombres. En una parte, el memo
decía:

Siento que durante un tiempo tendremos que lidiar todavía con los “fuertes”, “los turbulentos”, “los
fervientes” que con su último aliento intentarán reanimar a su agonizante gigante, el “capitalismo”.
Sr. Presidente, puede ser usted el “encendedor”, quien con un espíritu siempre de elevación lidere
[135]
hacia el momento en que los hijos de los hombres puedan volver a cantar.
A primera vista es el lenguaje extraño el que confunde al lector, pero todo se aclara cuando sale a
la luz la historia de Wallace, que se definía en público como “un místico práctico” que veneraba al
fundador y teosofista Nicholas Roerich, fundador de la Agni Yoga Society. Conocido en su tierra natal
como Nicolai Rerikh, Roerich y su esposa habían emigrado de la Unión Soviética a los EE.UU., en la
década de 1920, donde llegaron a ser conocidos en Nueva York como maestros de la teosófica Doctrina
Secreta de Madam Blavatsky. La particular devoción de Roerich al misticismo se centró cada vez más en
los temas apocalípticos en torno a la llegada de un nuevo orden terrenal, y con eso Wallace se sentía
identificado. Esto salió a la luz más adelante cuando Wallace se lanzó como candidato a la
vicepresidencia y los republicanos amenazaron con hacerle pasar vergüenza porque habían conseguido
una serie de cartas que Wallace había escrito en la década de 1930. En algunas, se dirigía a Roerich
como “Querido Gurú”, describiendo la anticipación que sentía Wallace por “el amanecer del Nuevo
Día”, momento en que llegaría a la tierra un reino místico, acompañado de una raza humana especial. Las
cartas anteriores de Wallace simplemente se dirigían al místico como “Querido Prof. R”, y reflejaban el
anhelo de Wallace por ser discípulos de Roerich y hacer contacto con esos maestros sobrenaturales que
poblaban el universo espiritual de Blavatsky. A principios de 1934 Wallace le escribió a Roerich:

…hace tiempo que estoy consciente de la ocasional fragancia que llega de ese otro mundo que es el
mundo real. Pero ahora tengo que vivir en el mundo exterior y al mismo tiempo, conformar mi mente
y mi cuerpo para que sirvan como instrumentos adecuados para el Señor de Justicia. Los cambios de
conciencia tienen que venir como resultado del recogimiento firme y sincero. Me esforzaré para
[136]
crecer tan rápido como sea posible…Sí, el Cáliz se está llenando.
Esa frase de Wallace, “…tengo que…conformar mi mente y mi cuerpo para que sirvan como
instrumentos adecuados para el Señor de Justicia” es una referencia directa a la Secreta doctrina de
Helena Blavatsky, que apasionaba a Wallace y Roerich. En la página 332 de su libro, Blavatsky explica
que “Osiris” es este Señor de Justicia que gobierna sobre los “Siete luminosos” o siete estrellas de las
que hablaría más adelante Wallace, bajo las que servirían los Estados Unidos después de la inauguración
[137]
del Nuevo Orden Mundial y la resurrección de Osiris/Apolo. La otra frase “el Cáliz se está
llenando” se corresponde con las enseñanza de Roerich sobre el Santo Grial, respecto de una copa
mística conocida como “Cáliz de Buda”, o “El Bendito” que era (al menos metafóricamente) una vasija
de conocimiento para quienes honraban la mesiánica figura y que se llenaría con la aparición del Rey del
Nuevo Orden Mundial – Osiris/Apolo para los masones. Aunque en las décadas de 1930 y 1940 estas
cartas en código le daban a Wallace un aire de misterio, además de espacio para críticas en su vida
política. Roosevelt, también, era más que un conocido casual de Roerich. John C. Culver y John Hyde lo
muestran en su biografía American Dreamer: The Life and Times of Henry A. Wallace:

Roosevelt, tal vez por influencia del entusiasmo de su madre por el arte y el misticismo oriental, se
interesó por las causas de los Roerich. Roosevelt estuvo con Roerich al menos una vez, se reunió
con socios de Roerich en varias ocasiones y entre 1934 y 1936 mantuvo contacto por
correspondencia personal con Helena Roerich, en varias ocasiones. “Sr. Presidente”, le escribió
ella en una de sus varias cartas, “me transmitieron su mensaje. Me alegra que su corazón haya
aceptado el Mensaje de manera tan bella y que Su mente llena de luz estuviera libre de prejuicios”.
De hecho, fue Roosevelt quien le sugirió a Wallace que leyera una alegoría de Arthur Hopkins
llamada The Glory Road [Camino a la gloria], que servía de base para el lenguaje codificado en las
[138]
cartas al gurú”.

Tras las cartas del gurú: la creencia en la profecía del Gran Sello

Aunque Roosevelt sería quien pusiera en movimiento la moción por poner el Gran Sello de los
Estados Unidos en el billete estadounidense de un dólar, Wallace afirmaba que él había sido quien le
mostrara a Roosevelt el significado del sello como oráculo, al creer que el simbolismo de los emblemas
infería lo del New Deal [Nuevo Trato] de Roosevelt. Y, lo más importante, que era una profecía
masónica que apuntaba al Nuevo Orden Mundial. Wallace describe la reunión que tuvo con Roosevelt:

Roosevelt, al mirar la reproducción a color del Sello, quedó impactado ante todo con la
representación del “ojo que todo lo ve”, representación masónica del Gran Arquitecto del Universo.
Luego le impactó la idea de que los cimientos para el nuevo orden de las eras se hubieran echado en
1776 pero se completarían recién bajo el ojo del Gran Arquitecto. Como yo, Roosevelt era un
masón de grado 32. Sugirió que se pusiera el Sello en el billete del dólar…y habló del asunto con el
Secretario del Tesoro [también francmasón]… Lo mencionó como tema en una reunión del gabinete
y le preguntó a James Farley [Jefe General del Correo y católico romano] si pensaba que los
católicos tendrían objeción a la inclusión del “ojo que todo lo ve”, que como masón consideraba un
[139]
símbolo masónico de la deidad. Farley dijo: “No, no habría objeción”.
Más allá de si fue Roosevelt o Wallace quien vio primero el significado profético masónico del
sello, los registros que nos llegan muestran con claridad que fue Roosevelt (y nada menos que de puño y
letra) quien dio las instrucciones de que se ubicara en el anverso del billete el anverso del sello, y que a
la izquierda se ubicara el reverso del sello con la pirámide y el ojo que todo lo ve, porque sería lo
primero que verían las personas al mirar el billete, leyendo de izquierda a derecha su anverso. Por eso,
la mayoría de los estadounidenses “quedaron con la impresión de que la misteriosa pirámide y su anuncio
de un ‘nuevo orden’ eran los símbolos principales de la república estadounidense”, observa Mitch
[140]
Horowitz en Occult America. Es natural suponer que Wallace y Roosevelt también pensaron en el
águila del Gran Sello con sus treinta y dos plumas en el ala derecha y treinta y tres en la izquierda que
representan a los grados 32 y 33 de la francmasonería porque además de ser masones de grado 32,
Roosevelt era el trigésimo segundo presidente y Wallace, el trigésimo tercer vicepresidente, una
“coincidencia” numerológica especialmente notable en vistas de que a Roosevelt le sucedió Harry
Truman, trigésimo tercer presidente de los Estados Unidos ¡y francmasón de grado 33! Además, en un
libro de tapa dura de 1991 sobre los presidentes norteamericanos, publicado por el Instituto
Smithsoniano (el complejo de investigaciones más grande del mundo, fundado por el francmasón James
Smithson), titulado The Smithsonian Treasury: Presidents [El tesoro del Smithsonian, los presidentes],
en la página 72 dice que cuando Franklin Roosevelt murió durante los últimos días de la Segunda Guerra
Mundial, la responsabilidad de “formular políticas para un nuevo orden mundial” recayó en el
[141]
francmasón Harry Truman. Una pintura, en la misma página, muestra a Truman de pie, y presidiendo
una junta de masones más los Jefes de Gabinete Almirante William D. Leahy, y el General de la Fuerza
Aérea Henry H. Arnold; Jefe de Gabinete del Ejército George C. Marshall, y el Comandante General de
la Armada Ernest J. King. El diagrama es muy adecuado, porque todo se muestra en la página 72 de una
obra smithsoniana, decisión intrigante para una afirmación sobre la visión de un nuevo orden mundial
dado lo que significa el número setenta y dos en el gnosticismo místico en cuanto a los setenta y dos
ángeles caídos o “kosmokrators” que actualmente administran los asuntos de la tierra y que están
mágicamente vinculados dentro del Capitolio de los EE.UU. (con su cúpula) para llevarnos al Nuevo
Orden Mundial (del que hablaremos también).
Como místico y masón, Wallace (como nosotros) creía que esas numerologías no eran
casualidades. Además, lo que se sabe es que Wallace veía la pirámide incompleta con el ojo que todo lo
ve flotando encima como se ve en el Gran Sello, como profecía sobre el amanecer de un nuevo mundo,
con los EE.UU. como cabeza. Cuando los Estados Unidos asumieran su posición como nueva capital del
mundo, escribió Wallace, volvería el Gran Arquitecto y metafóricamente, el ojo que todo lo ve se
ubicaría sobre la pirámide del Gran Sello como “piedra cumbre”, que la completaría. Pero para que eso
sucediera, escribió Wallace en 1934: “Hará falta un reconocimiento más definido del Gran Arquitecto
del Universo antes de que la piedra cumbre [de la pirámide] sea puesta en su lugar y esta nación, en toda
la fuerza de su potencia, esté en posición de asumir el liderazgo de las naciones en la inauguración del
[142]
‘Nuevo Orden de las Eras’”.
Aparentemente Wallace (y también Roosevelt) tenían una secreta obsesión por hallar o producir un
“reconocimiento más definido” de esta figura mesiánica, en tanto que su idea fija también tuvo mucho que
ver en la decisión de incluir al Gran Sello en el billete de dólar estadounidense. A los dos les fascinaba
el concepto de una nueva raza humana, de nuevos atlantianos para la Nueva Atlantis, algo parecido a la
exploración contemporánea de Hitler en pos del surgimientos de superhombres de la raza arias, liderados
por un mesías terrenal. Es increíble pero si este líder sobrenatural fuera una reencarnación mágica o la
resurrección de una deidad, el cuerpo o ADN de este salvador podría haberse guardado o representado
en un ataúd (como eco del símbolo del ataúd en los delantales masónicos), mencionado de manera
críptica en cartas que intercambiaron Wallace y Nicholas Roerich. El 12 de marzo de 1933 Wallace le
escribió lo siguiente a Roerich:
Querido Gurú:
He estado pensando en usted como guardián del ataúd, el ataúd sagrado más precioso. Y he pensado
en el Nuevo País, que avanza para ir al encuentro de las siete estrellas [Las “siete luminosas” de
Blavatsky que sirven al mando de Osiris, Señor de Justicia, bajo las cuales los EE.UU. servirían al
cumplimiento de la profecía del novus ordo seclorum de Sibila, en el Gran Sello] bajo el signo de
las tres estrellas [tal vez, las tres estrellas del cinturón de Orión, en el mito relacionadas con
Osiris]. Y he pensado en la amonestación de “Esperar la Piedra”.
Esperamos la Piedra y le damos la bienvenida nuevamente a esta gloriosa tierra de destino, por
nublada que esté por los extraños y torpes miedos. ¿Quién sostendrá la potente visión para quienes
vagan por allí en la oscuridad? En respuesta a esta pregunta, volvemos a darle la bienvenida. Para
eliminar la depresión. Para echar fuera el miedo…Y espero entonces el momento que a usted le
[143]
convenga, preparado para hacer lo que he de hacer.
El investigador de mitos William Henry dice que esta carta de Wallace dejaba en claro que
Roosevelt, Nicholas Roerich y Henry Wallace “estaban en busca de este Niño Divino…y su…Piedra…
[144]
secreta [y que] esperaban…el “Nuevo País” [Los EE.UU. como la Nueva Atlantis]”. Para el
cumplimiento de este plan, el “sagrado ataúd” mencionado por Wallace en su carta a Roerich era una
pieza fundamental, que en círculos esotéricos se considera el mismo que el “ataúd” de Osiris, y la
“Piedra” Chintamani o meteorito mágico y reliquia sagrada que se creía que habían dejado “misioneros”
a la Tierra venidos de la región de la estrella Sirio en la constelación del Can Mayor (El gran perro). La
“Piedra” supuestamente tenía propiedades que podían dar vida eterna y los devotos creían que era la
verdadera Copa de Cristo. Esta mitología también está relacionada con Shambhala (que Roerich
buscaba), un reino legendario del Tibet donde supuestamente viven en secreto inmortales iluminados que
actualmente guían la evolución humana hacia un orden mundial único. De hecho, parece que Roerich
llevó parte de la Piedra Chintamani, como emisario en 1935, a los fundadores de la hoy difunta Liga de
las Naciones, cuyo objetivo también era el de crear un orden mundial único.
Sea cual sea el caso de Wallace, como el de Manley Halla, él y Roosevelt, consideraban el ojo que
todo lo ve sobre la pirámide incompleta como señal apuntando al retorno (o reencarnación) de este
salvador que vendría y cuya llegada completaría la pirámide y lanzaría el Nuevo Orden Mundial. El ojo
que todo lo ve, que contiene el Gran Sello, se inspira en el Ojo de Horus, hijo de Osiris (u Osiris
resucitado), según lo entendían los dos hombres. Aliester Crowley, francmasón de grado 33 (el “hombre
más malvado de la tierra”) y contemporáneo ocultista de Roerich, a menudo se refería a esto como “la
Nueva Era de Horus”, y el amanecer del renacimiento de Osiris. Que místicos como estos, en simultáneo
con francmasones, utilizaran un lenguaje tan idéntico, da qué pensar, dado que los lemas y el simbolismo
del Gran Sello se relacionan específicamente con Osiris y Apolo, pero como si fueran uno. Osiris es el
tema dominante de los símbolos egipcios, de su resurrección y retorno, en tanto que los lemas del sello
apuntan directamente a Apolo. El águila, emblema pagano de Júpiter, apunta al padre de Apolo. Por
ejemplo, el lema annuit coeptis es de la Eneida de Virgilio, donde Ascanio, hijo de Eneas de la
conquistada Troya, le reza al padre de Apolo, Júpiter [Zeus]. Charles Thompson, diseñador de la versión
final de Gran Sello, condensó la línea 625 del libro IX de la Eneida de Virgilio, que dice, Juppiter
omnipotes, audacibus annue copeptis (“Todopoderoso Júpiter favorece [las] valientes empresas”), y lo
resumió en Annuit coeptis (“El aprueba [nuestras] empresas”) en tanto que la frase novus ordo seclorum
(“nuevo orden de las eras”) se adaptó en 1782 por la inspiración que Thompson halló en una línea
profética de la Égloga IV de Virgilio: Magnus ab integro seclorum nascitur ordo (Égloga IV de
Virgilio, línea 5), y su interpretación del latín original es: “Y el majestuoso devenir de los siglos
circulares vuelve a empezar”. La frase es de la sibila cumana (profetisa pagana de Apolo, identificada en
la Biblia como falsificadora y engañadora demoníaca) e implica el nacimiento futuro de un hijo divino,
concebido de “una nueva raza de hombres enviada desde el cielo” (lo que buscaban Roosevelt, Wallace,
y Roerich) cuando recibe “la vida de los dioses y ve a héroes mezclándose con dioses”. Según la
profecía este es Apolo, hijo de Júpiter [Zeus] que regresa a la Tierra a través de “vida” mística que le
otorgan los dioses cuando la deidad Saturno (Saturno es la versión romana del Satán bíblico) regresa
para reinar sobre la Tierra en una nueva Era Pagana de Oro.
El principio de la profecía dice:

“Han llegado los tiempos últimos de que habla la Sibila:


Va a comenzar de nuevo el curso inmenso de los siglos.
De lo más alto de los cielos nos va a ser enviado un reparador.
Alégrate, casta Lucina, por el nacimiento de este niño,
que hará cesar la Edad de Hierro, reinante hasta ahora,
y extenderá la Edad de Oro por todo el universo...
El que debe obrar estas maravillas será engendrado en el mismo seno de Dios; se distinguirá entre
los seres celestiales; aparecerá superior a todos ellos y regirá con las virtudes de su padre al mundo
pacificado...
Ven, pues, querida descendencia de los cielos, ilustre vástago de Júpiter, porque se acercan ya los
tiempos vaticinados. Ven a recibir los grandes honores que te son debidos.
Mira tu venida al globo del mundo vacilante bajo el peso de su bóveda;
[145]
la tierra, los vastos mares, el alto cielo... todo se agita y alegra por el siglo que ha de venir”.
Según Virgilio y la sibila cumana cuya profecía formó el novus ordo seclorum del Gran Sello de
los Estados Unidos, el Nuevo Orden Mundial comienza durante un tiempo de caos en que la tierra y los
océanos se tambalean. Una época como la de hoy. Es entonces que el “hijo” de la promesa llega a la
tierra, Apolo encarnado, como salvador pagano nacido de “una nueva raza humana enviada desde el
cielo” cuando se fundan en uno los héroes y los dioses. Suena muy parecido a lo que hacían los
Observadores o Guardianes durante la creación de los nephilim, y a lo que hacen los científicos en este
siglo por medio de la ingeniería genética, con las quimeras humano-animales. Pero para entender por qué
podría importarle a usted una fantasiosa profecía sobre Apolo, hijo de Júpiter, en su regreso a la tierra,
ha de saber lo siguiente: en la literatura antigua Júpiter era el reemplazo romano de Jahvé, como el más
grande de los dioses, un “contra-Jahvé”. Su hijo Apolo reemplaza a Jesús, o sea que sería el “contra-
Jesús”. Este Apolo viene a gobernar el Nuevo Orden Mundial del fin, cuando “la Justicia retorna, retorna
el antiguo reinado de Saturno [Satanás]”. La antigua diosa Justicia, que devuelve el reinado de Satán
(Saturnia regna, la era pagana de oro) era la que los egipcios llamaban Ma’at, y los griegos, Temis. Para
los romanos era Lustitia. Aparece en estatuas y bajorrelieves, adornando miles de edificios de gobierno y
tribunales de todo el mundo, en especial en Washington DC, como la Dama de la Justicia, con ojos
vendados, sosteniendo una balanza y una espada. Representa la vigencia de la ley secular y, de acuerdo
al conjuro de la sibila, es la autoridad que requerirá adhesión y obediencia global al cenit del dominio de
Satán, que confluirá con la venida de Apolo. Es más, la precisión de la Biblia respecto de este tema es
alarmante, incluyendo la idea de que la “justicia pagana” requerirá el sometimiento a un sistema satánico
en un orden mundial final, bajo el imperio del hijo de Júpiter.
En el Nuevo Testamento la identidad del dios Apolo, que el código repite en el Gran Sello de los
EE.UU. como el “mesías” masónico que vuelve para gobernar la tierra, es el mismo espíritu – verificado
por el mismo nombre – que habitará a líder político de los últimos tiempos en el Nuevo Orden Mundial.
Según profecías bíblicas que son clave, el anticristo será la progenie o encarnación del antiguo espíritu
Apolo. 2 Tesalonicenses 2:3 advierte: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que
antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición [Apoleia; Apollyon,
Apolo]” (cursivas añadidas). Hay muchas obras académicas y clásicas que identifican a “Apollyon”
como el dios “Apolo”, deidad griega “de muerte y pestilencia”, y el diccionario Webster señala que
“Apollyon” era, históricamente, una variante común de “Apolo”. Como ejemplo de ello, vemos la obra
antigua y clásica del dramaturgo griego Esquilo, El Agamenón de Esquilo”, donde Casandra repite más
[146]
de una vez: “Apolo, Apolo, dios de los caminos, Apolo [Apolión] mío”.
Del mismo modo, el nombre Apolo aparece en la literatura antigua junto al verbo apollymi o
apollyo (destruir) y distintos académicos, incluyendo a W. R. F. Browning, creen que el apóstol Pablo
puede haber identificado al dios Apolo como el “espíritu del anticristo”, operando tras el emperador
romano y persecutor Domiciano que quería que se le reconociese como “Apolo encarnado”. La
identificación de Apolo con déspotas y el “espíritu del Anticristo” sigue siendo consistente, incluso en la
historia moderna. Por ejemplo, la traducción literal del nombre Napoleón, es “el verdadero Apolo”.
Apocalipsis 17:8 también vincula la venida del anticristo con Apolo, revelando que la Bestia
ascenderá del abismo y entrará en él:

“La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición [Apolia, Apolo];
y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo
en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será”. (cursivas añadidas,
paréntesis añadido).

Entre otras cosas, eso quiere decir que el Gran Sello de los Estados Unidos es una profecía, oculta
a simple vista por quienes fundaron esta nación, devotos de la Nueva Atlantis de Bacon, desde hace más
de dos cientos años, y que predice el retorno de un aterrador dios demoníaco que toma el control de la
Tierra en el nuevo orden de las eras. Esta entidad sobrenatural era conocida y temida en la antigüedad,
por distintos nombres: Apolo, Osiris y hasta Nimrod antes de eso, a quien los masones consideran el
padre de su institución.
Sin embargo, estamos dispuestos a apostar que poca gente sabe que la ciudad-espejo de
Washington DC, el Vaticano, también cree en la profecía novus ordo seclorum de la sibila cumana, al
punto que de hecho, incluso hicieron que Miguel Ángel la codificara, gloriosamente, en el cielorraso de
la Capilla Sixtina.
Pitios, romanistas, y el signo del sexto nudillo
Según los griegos el más grande resultado de la aventura amorosa de Zeus y Leto fue el nacimiento
del muy amado Apolo, el que pronto ha de reaparecer. Más que cualquier otra deidad de la historia
antigua, es Apolo quien representaba la pasión por las consultas proféticas entre las naciones. Aunque se
le relaciona mayormente con la Grecia clásica, los estudiosos concuerdan en que Apolo ya existía desde
antes del panteón del Olimpo, algunos incluso afirman que al principio era el dios de los hiperbóreos, un
pueblo antiguo y legendario que había habitado más al norte. Herodoto llegó a esta conclusión y registró
que los hiperbóreos siguieron adorando a Apolo incluso después de que entrara en el panteón griego, con
una peregrinación anual a la isla de Delos, donde participaban de los famosos festivales griegos de
Apolo. Licia, un país pequeño en el sudeste de Turquía, también tuvo relación con Apolo, donde se le
conocía como Lykeios, por lo que algunos lo unieron al término griego Lykos, o “lobo”, y así se formó
uno de sus títulos: “el destructor lobo”.
Decían los griegos que Apolo y su hermana gemela Artemisa habían nacido en la isla de Delos ,
hijos de Zeus (Júpiter) y la Titana Leto. Si bien había allí un oráculo importante que tenía su papel en los
festivales de los dioses, el vocero más celebrado del Olimpo era el famoso oráculo de Delfos. Ubicado
en la Grecia continental, el omphalos de Delfos (la piedra que según los griegos marcaba el centro de la
tierra) todavía puede verse entre las ruinas del templo de Apolo en Delfos. Tan importante era el oráculo
de Apolo de Delfos que donde hubiera helenismo, sus ciudadanos y reyes, que incluían a personas hasta
de España, ordenaban sus vidas, sus colonias y sus guerras según sus sagradas comunicaciones. Aquí era
donde los dioses del Olimpo les hablaban a los mortales mediante un sacerdocio que interpretaba lo que
decían en trance las pitonisas, o pitias. La pitonisa era una mujer de mediana edad que estaba sentada en
un trípode de cobre y oro, y en épocas anteriores, en la “roca de la sibila” (médium), agachada sobre un
fuego e inhalando el humo producido por la quema de hojas de laurel, cebada, marihuana y aceite, hasta
quedar lo suficientemente intoxicada como para producir sus profecías. Si bien el uso de hojas de laurel
puede haber tenido que ver con la ninfa Dafne (“laurel” en griego) que escapó de las intenciones sexuales
de Apolo transformándose en un árbol de laurel, las hojas también tenían como propósito práctico la
producción de cantidades necesarias de ácido hidrociánico y alcaloides complejos, que en combinación
con el cáñamo creaban potentes alucinaciones. Otra droga que tal vez utilizaran las pitias o pitonisas es
la DMT [dimetiltriptamina]. La sustancia, producida naturalmente en la glándula pineal y presente en
algunas plantas silvestres, ha sido utilizada durante miles de años por los shamanes para contactar el
mundo de los espíritus. Otros sugieren que la pitonisa podría haber empleado una versión de la droga
psicoactiva “absenta” con el fin de inducir a un portal mental hacia los espíritus y su mundo, práctica que
usaban en el paganismo griego, lo mismo que los shamanes de otras culturas pero que la Biblia condena
(Gálatas 5:20; Apocalipsis 9:21 y 18:23) como pharmakeia o administración de drogas para la
hechicería o las artes de la magia en relación con el contacto con demonios. El libro Forbidden Gates:
How Genetics, Robotics, Artificial Intelligence, Synthetic Biology, Nanotechnology, and Human
Enhancement Herald the Dawn of Techo-Dimensional Spiritual Warfare [Portales prohibidos: la
genética, la robótica, la inteligencia artificial, la biología sintética, la nanotecnología y el mejoramiento
humano anuncian el amanecer de la guerra espiritual de dimensiones tecnológicas], habla de este
fenómeno en tiempos más recientes, y dice en particular sobre la absenta:

Este líquido destilado y singular de color verde pálido se conocía en los siglos diecinueve y
principios del veinte como “hada verde”. Aunque su consumo casi llegó a ser una obsesión entre los
europeos y centros cosmopolitas más místicos de Norteamérica como Nueva Orleans, en general
estaba más vinculado a la cultura artística bohemia que en ese momento estaba de moda. Lo
preferían los artistas eclécticos como el pintor Salvador Dalí y el escritor Oscar Wilde, porque era
confiable su propensión a facilitar el contacto directo con sus “musas”, o espíritus de inspiración. El
mago de lo oculto Aleister Crowley era tan asiduo consumidor de absenta por sus capacidades de
invocación espiritual que escribió su famoso y extenso poema “La diosa verde” en su honor. Era la
única bebida alcohólica prohibida en Europa (y en Norteamérica) porque los médicos habían
diagnosticado que la adicción o absentismo, y sus efectos eran mucho peores que los producidos por
el alcohol común. Lo curioso de la absenta es que se destila de la planta Artemisia Absinthium,
comúnmente conocida como ajenjo. Artemisa era una diosa griega y romana que a) se
consideraba “cazadora”; b) se relacionaba con el fuego y las llaves; y c) era hermana de Apolo.
Se la asociaba con la diosa Hécate, conocida como diosa “luminar” que controlaba el acceso a
[147]
los portales del mundo de los espíritus. (cursivas añadidas)
Más allá de cuál haya sido el caso de la pitonisa o sibila de la antigüedad, era bajo la influencia de
esas “fuerzas” que profetizaba en voz extraña que se creía era la del mismo Apolo. Durante el trance de
la pitonisa la personalidad de la médium solía cambiar, para volverse melancólica, desafiante o incluso,
salvaje como un animal, con una psicosis de “posesión” que puede haber sido el origen del mito del
hombre lobo o licantropía, ya que la pitonisa reaccionaba al encuentro con Apolo/Lykeios , el dios lobo.
Las “mujeres pitonisas” de Delfos profetizaron de este modo durante casi mil años, y se consideraban
parte vital del orden pagano y de la economía local de toda comunidad helena.
Ya fuera mediante trucos, o por el poder de lo oculto, las profecías de las sibilas a veces eran
asombrosamente precisas. el historiador griego Herodoto (considerado como padre de la historia)
registró un interesante ejemplo. Creso, rey de Lidia, había expresado dudas respecto de la precisión del
oráculo de Apolo en Delfos. Para poner a prueba el oráculo Creso envió unos mensajeros que debían
preguntarle a la profetisa pitia lo que él, el rey, haría determinado día. La sacerdotisa sorprendió a los
mensajeros del rey al visualizar la pregunta y formular la respuesta, antes de que llegaran. Parte del
relato del historiador, dice:

…en Delfos, luego que los lidios entraron en el templo ó hicieron la pregunta que se les había
mandado, respondió la Pitia con estos versos:
Sé del mar la medida, y de su arena
El número contar. No hay sordo alguno
A quien no entienda; y oigo al que no habla.
Percibo la fragancia que despide
La tortuga cocida en la vasija
De bronce, con la carne de cordero,
Teniendo bronce abajo, y bronce arriba.
Los lidios, tomando estos versos de la boca profética de la Pitia, los pusieron por escrito, y
volviéronse con ellos a Sardes. Llegaban entretanto las respuestas de los otros oráculos, ninguna de
las cuales satisfizo a Creso. Pero cuando halló la de Delfos, la recibió con veneración, persuadido
de que allí solo residía un verdadero numen, pues ningún otro sino él había dado con la verdad. El
caso era, que llegado el día prescrito a los comisionados para la consulta de los dioses, discurrió
Creso una ocupación que fuese difícil de adivinar, y partiendo en varios pedazos una tortuga y un
cordero, se puso a cocerlos en una vasija de bronce, tapándola con una cobertera del mismo
[148]
metal.
Hay otro ejemplo interesante de visión sobrenatural en una sibila de Apolo, en el libro de los
Hechos en el Nuevo Testamento. Aquí sí se revela el recurso demoníaco que daba energía a sus visiones:

Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu
de adivinación [de Pitón, adivina de Delfos] la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.
Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios
Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas
desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que
salgas de ella. Y salió en aquella misma hora. Pero viendo sus amos que había salido la esperanza
de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; y
presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad
(Hechos 16:16-20)

Es interesante lo que nos cuenta Hechos porque ilustra el nivel de la cultura y la economía que se
habían formado en torno a la adoración de Apolo y sus oráculos. Al ateniense promedio le costaba el
equivalente al salario de más de dos días el ir a consultar al oráculo, y para un legislador u oficial militar
que buscara información oficial importante, el costo se multiplicada por diez. Por eso, en ciertos
aspectos, es difícil de entender lo que hizo la mujer en el libro de los Hechos. Sin duda se daba cuenta de
que la predicación de Pablo podría arruinarle el negocio. Y además las pitonisas de Delfos tenían una
larga historia de enemistad con los judíos, y se la consideraba hija de un poder demoníaco. Del libro
Spiritual Warfare: The Invisible Invasion, [Guerra espiritual, la invasión invisible] citamos:

Delfos, y el área circundante, en donde el famoso oráculo ordenaba y aprobaba la adoración de


Asclepios, se conoció luego con el nombre de Pito, ciudad principal de Focis. En la mitología
griega Pitón – de la ciudad de Pytho o Pito – era la gran serpiente que habitaba en las montañas del
Parnaso…En Hechos 16:16 la mujer demoníaca que acosó a Pablo estaba poseída de un espíritu de
adivinación. En griego esto significa un espíritu de pitón (vidente de Delfos, pitonisa)… [y]
refleja…la creencia judía aceptada … de que la adoración de Asclepios [hijo de Apolo] tales otras
[149]
idolatrías, eran como lo diría luego Pablo en 1 Corintios 10:20, adoración de demonios.
La sibila cumana (también conocida como Amaltea) cuya profecía sobre el retorno del dios Apolo
se halla codificada en el Gran Sello de los Estados Unidos, era la más antigua de estas sibilas, la vidente
del inframundo que en la Eneida llevó de paseo a Eneas por la región infernal. Esto se suma al misterio
de la adopción del Vaticano de las pitias y sibilas como “vasijas de verdad”. Estas videntes, que
dedicaban sus vidas a canalizar a través de labios en frenesí los mensajes de dioses y diosas, aparecen
en el arte católico, en altares, libros ilustrados e incluso en el cielorraso de la Capilla Sixtina donde
cinco sibilas, incluyendo la de Delfos (como aquella de la que Pablo echó al demonio) se unen a profetas
del Antiguo Testamento en lugares de honor sagrado. Sin embargo, la cumana no solo ocupa un lugar tan
prominente en la capilla más famosa del catolicismo, sino que la pintura, al ser examinada de cerca,
revela un secreto, una clave magnífica, que el artista del Renacimiento italiano dejó con respecto a ella y
su Señor que regresaría, además de su origen e identidad. Al estudiar el retrato, se observa “el signo del
sexto nudillo”. El dedo pulgar izquierdo de la cumana está dentro del libro y los dedos de su mano
izquierda lo envuelven por fuera, en típica pose de sostener un libro. Se ve un sexto nudillo, que Miguel
Ángel tal vez pintó a modo de enigma, como si tuviera un dedo más, doblado por debajo de la palma o
para mostrar que había perdido un sexto dedo, o que se lo habían cortado a la altura del nudillo.
Cualquiera de estos significados refleja un sentido de lo oculto y, como bien saben los que estudian
historia y la Biblia, vincula a la sibila y al salvador Apolo que ella profetiza con los hijos de los
Guardianes caídos, los nephilim (ver 2 Samuel 21:20), de los cuales Apolo/Osiris/Nimrod era el
principal.
Esta es la punta del témpano. En el próximo capítulo veremos qué tiene que ver todo esto con
Petrus romanus y su amo Apolíneo.

Señal del sexto nudillo


[150]
en la Capilla Sixtina
Capítulo cinco: Cúpulas, obeliscos, grimorios y cuadrados
mágicos: el oscuro secreto tras Washington, DC y Ciudad del
Vaticano

Sin duda la gran mayoría de las personas no comprenden, al mirar Washington DC y el Vaticano,
que estas ciudades constituyen una de las más grandes conspiraciones abiertas que haya habido en la
historia. Allí, reproducido en toda su gloria y delante de los ojos del mundo, hay un antiguo diagrama
talismánico que se basa en la historia y el culto a Isis, Osiris y Horus, y que incluye las utilidades
mágicas que buscan generar el retorno de la deidad.
El concepto antiguo y ancestral, en especial el de las sagradas cúpulas ante sendos obeliscos, fue
diseñado siglos atrás con el expreso propósito de buscar la regeneración, resurrección y apoteosis de la
encarnación de la deidad desde el inframundo hacia la superficie de la tierra, mediante la unión de las
figuras respectivas: la cúpula (antigua representación estructural del vientre de Isis) y el obelisco
(antigua representación del falo erecto varonil de Osiris).
Este diseño, según su modelo de la antigüedad, existe hoy en grandiosa escala en el corazón de la
capital del gobierno más poderoso del planeta, los Estados Unidos, y también en el corazón de la iglesia
políticamente más influente de la Tierra: el Vaticano. Con esto, y el patrón que brindan el apóstol Pablo y
el Apocalipsis de Juan (el libro de Revelaciones) de que el fin de los tiempos culminaría en una boda
entre la autoridad política (anticristo) y la religiosa (falso profeta), con el retorno de Osiris/Apolo, todo
investigador que mantenga su mente abierta ha de considerar atentamente esta profecía hecha en piedra
porque define la energía espiritual que, a sabiendas o no, se invoca en ambos lugares con potenciales
ramificaciones para Petrus Romanus, el año 2012, y lo que siga.
La capital de los EE.UU. también se conoce como “el espejo del Vaticano” por la impactante
semejanza en el diseño de sus principales edificios y calles. No es por accidente. De hecho, los primeros
estadounidenses habían llamado “Roma” a la ciudad capital. El paralelismo entre Washington y el
Vaticano, sin embargo, encuentra su más clara ilustración en el edificio del Capitolio y la Cúpula ante el
obelisco conocido como Monumento de Washington, y la Basílica de San Pedro en el Vaticano, con su
cúpula y obelisco, casi iguales. Ambos se inspiraron, según los registros oficiales, en el Panteón
Romano, esa gran construcción rematada en una cúpula “dedicada a todos los dioses paganos”. Desde
arriba, ese plano de la cúpula frente a un obelisco muestra un diseño de la alquimia que tiene un
significado esotérico importante.
Para quienes tal vez no lo sepan, diremos que el edificio del Capitolio en Washington, DC, EE.UU.
está basado históricamente en el tema de un templo pagano masónico. Thomas Jefferson, que encabezó el
proyecto anticristiano del diseño del Panteón Romano local, le escribió al arquitecto del Capitolio,
Benjamin LaTrobe, definiéndolo como “el primer templo dedicado a…embellecer con gusto ateniense el
[151]
rumbo de una nación cuya mirada va mucho más allá del alcance de los destinos atenienses”. (El
imperio “ateniense” se conocía originalmente como Osiria, el reino de Osiris). En 1833, el Representante
de Massachusetts Rufus Choate acordó con esto, y escribió: “No hemos edificado otro templo nacional
[152]
que el del Capitolio”. ¿Por qué se llama “templo” al edificio del Capitolio? Apollyon Rising 2012
lo explica:
En 1793, cuando George Washington colocó la piedra fundacional del edificio del Capitolio de los
EE.UU. en un ritual marcadamente masónico el Gran Maestre de Maryland Joseph Clark (de pie detrás de
[153]
Washington en el mural que plasmó el hecho y hoy se puede ver en el George Washington Masonic
National Memorial), arquitecto de Annapolis y constructor que diseñó y edificó la Casa del Estado de
[154]
Maryland estaba allí ese día como Gran Maestre Pro Tempore. Y proclamó: “Tengo…todas las
esperanzas de que la gran obra que hoy hemos hecho quedará como legado…para la posteridad como la
obra similar de ese siempre memorable templo a nuestra orden, erigido por nuestro Gran Maestro
Salomón. La obra que hicimos hoy, con la colocación de la piedra angular de este magnífico templo, el
Capitolio de nuestros…Estados…por los virtuosos logros…de nuestro ilustrísimo Hermano George
Washington”. Es decir que los maestros francmasones, incluyendo a George Washington, Ben Franklin y
Pierre L’Enfant diseñaron y dedicaron el edificio del Capitolio como templo a una energía espiritual
pagana según el modelo de su mística versión del templo de Salomón (observan que Salomón se casó con
el paganismo, a través de sus esposas) levantado por Hiram Abiff (Osiris). El francmasón David Ovason
añade que cuando se realizó la ceremonia de la piedra angular, se la programó intencionalmente para que
coincidiera con un momento astrológico en que, entre otras cosas, la cabeza del dragón (Caput Draconis)
estaría en Virgo/Isis. Fue, dice Ovason, para procurar el aval de esos dioses paganos a los que veneraban
Jefferson y Washington. Y para ilustrar que no fue una casualidad, Ovason señala que las piedras
angulares del Monumento de Washington y la Casa Blanca también se dedicaron por medio de rituales
masones bajo las mismas condiciones astrológicas en relación a Isis y Osiris, aunque en años
[155]
diferentes.
William Henry y Mark Gray, añaden en su libro Freedom’s Gate: Lost Symbols in the U. S.
Capitol [Puerta de libertad: símbolos perdidos en el Capitolio de los EE.UU.]: “El Capitolio de los
EE.UU. tiene numerosas características arquitectónicas y detalles que incuestionablemente lo identifican
[156]
con los templos de la antigüedad”. Después de enumerar distintas características para respaldar su
afirmación de que el edificio del Capitolio de los EE.UU. es “un templo religioso”, y que incluyen la
imagen de un ser deificado, de seres celestiales, dioses, símbolos, inscripciones, geometría sagrada,
columnas, oraciones y la orientación respecto del sol, su conclusión es la siguiente:

“Los diseñadores de la ciudad de Washington DC buscaron la orientación respecto del sol, en


especial del sol del amanecer del 21 de junio y el 21 de diciembre [mismo día y mes en que finaliza
el calendario maya en 2012]. Las medidas para esa orientación se tomaron desde la ubicación del
centro de la cúpula del Capitolio de los EE.UU., convirtiéndolo en un “templo solar”. La forma en
que está alineado, y la numerología codificada, apuntan al sol y a las estrellas. Un círculo dorado
sobre la historia de la rotonda, y una estrella blanca de la cripta, arcan el lugar…Está claro que los
constructores consideraban al Capitolio como el único templo de los EE.UU.: un solemne…templo
[157]
solar, para ser precisos”.
Para entender lo que tales afirmaciones pueden significar para el futuro del mundo en el corto
plazo, uno tiene que entender cómo es que estas características – la cúpula y el obelisco que está enfrente
– facilitan importantes protocolos arcaicos y modernos para la vigorización de la alquimia sobrenatural
profética. En la antigüedad, el obelisco representaba el órgano viril “faltante” del dios Osiris, que Isis
no pudo encontrar después de que su esposo/hermano fuera asesinado y descuartizado en catorce
pedazos, por su malvado hermano Seth (o Set). La historia presenta un detallado relato: el envidioso
hermano y setenta y dos conspiradores le tendieron una trampa a Osiris para que se metiera en una caja
que Seth enseguida cerró con llave y arrojó al río Nilo. Osiris se ahogó y su cuerpo flotó por el río Nilo
hasta quedar enganchado en las ramas de un tamarisco. Isis, recuperó su cuerpo en Biblos, al hallarlo en
la orilla del río, y lo guardó. Pero cuando Isis no estaba Seth volvió a robar el cuerpo y lo descuartizó en
catorce pedazos, que arrojó en el Nilo. Isis buscó por las orillas del río hasta recuperar todas las partes,
con excepción de los genitales, que se habían comido los peces (Plutarco dice que fue un cocodrilo). Isis
volvió a armar las trece partes del cadaver de Osiris y reemplazó el órgano faltante con un facsímil
mágico (un obelisco) que usó para quedar encinta, dando a luz a Osiris nuevamente en la persona de su
hijo Horus. Este legendario ritual de la reencarnación de Osiris era central a la cosmología egipcia (y a
los mitos de muerte y resurrección de los rosacruces y masones) y en todo Egipto se le veneraba
fantásticamente y a gran escala mediante enormes obeliscos (que representaban en falo de Osiris) y
cúpulas (que representaban el vientre de Isis encinta), como en Karnak, donde los obeliscos reciben
“vitalidad” o “estimulación” a través de la energía del dios sol Ra que se masturba al brillar su luz sobre
ellos.
Hay evidencia histórica de que este completo mito y sus rituales pueden haberse basado
originalmente en personajes y hechos reales. Al respecto, vale la pena destacar que en 1998 el ex
secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto Zahi Hawass, afirmó haber hallado
la tumba ritual del dios Osiris (Apolo/Nimrod) en la Planicie de Giza. En el artículo “Pozo de la
realeza” del periódico Extra Bladet (Copenhague), del 31 de enero de 1999, se cita a Hawass:
“He hallado un pozo de veintinueve metros de profundidad, justo entre la pirámide de Kefren y la
Esfinge. En el fondo del pozo, que estaba lleno de agua, hemos hallado una cámara funeraria con
cuatro columnas. En el centro hay un gran sarcófago de granito, que yo espero es la tumba de Osiris,
el dios…He estado cavando en las arenas de Egipto durante más de treinta años y hasta hoy, este es
el descubrimiento que más entusiasmo despierta…Encontramos el pozo en noviembre y comenzamos
a bombear el agua hacia afuera hace poco. De modo que pasarán varios años hasta que hayamos
[158]
podido terminar de investigar el hallazgo.

Hasta donde sabemos el descubrimiento finalmente no demostró ser la tumba con los restos físicos
de la persona deificada. Pero sí ilustró que al menos algunos de los egiptólogos más influentes, creen que
Osiris fue una figura histórica y que su cuerpo se dejó en algún lugar, en la Gran Pirámide o cerca de
ésta. Manly P. Hall, que sabía que la leyenda masónica de Hiram Abiff era una profecía velada de la
resurrección de Osiris, tal vez haya entendido qué era lo que buscaba Zahi Hawass (y Roerich, Roosevelt
y Wallace, con su sagrado ataúd de Osiris [ver capítulo anterior]), y por qué. Veamos lo que escribió en
The Secret Teachings of All Ages [Las enseñanzas secretas de todos los tiempos]: “El Dios muerto
[Osiris] resucitará. Se redescubrirá la habitación secreta de la Casa de los lugares ocultos. La Pirámide
[159]
volverá a levantarse como emblema ideal de…la resurrección y regeneración”.
En Egipto, donde se realizaban rituales para “resucitar” al espíritu de Osiris que entraría en el
faraón reinante, la autoridad política era la de la monarquía divina o estatismo teocrático (luego reflejada
en la doctrina política y religiosa de la legitimidad real y política o “derecho divino de los reyes” que
supuestamente recibían su derecho a reinar de la voluntad de Dios, con excepción de algunos países en
los que el rey está subordinado a la Iglesia y al Papa). Entre otras cosas, esto significaba que el faraón
egipcio gozaba de extraordinaria autoridad por ser “hijo del dios sol” (RA) y encarnación del dios
halcón Horus, mientras viviera. Al morir el faraón se convertía en el Osiris, juez divino del inframundo,
y sobre la tierra su hijo y predecesor ocuparía su lugar como nueva manifestación ungida de Horus. Así,
cada generación de faraones le brindaba a los dioses un vocero para el mundo presente y el más allá, al
tiempo de ofrecerle a la nación un líder con unción divina.
Ahora, el lector observador se preguntará: “¿Había algo más en la deificación del faraón, además
de la fe en la magia ritual?” La respuesta tal vez esté en el centro de culto de Amón Ra de Tebas, porque
era el lugar donde se había levantado la estructura religiosa más grande, el templo de Amón Ra de
Karnak, y además se desarrollaban allí muchos ritos misteriosos extraordinarios. El enorme templo con
sus más de ciento cincuenta kilómetros de muros y jardines (objeto de la fascinación y adoración de la
némesis de Moisés, el faraón del Éxodo Ramsés II) era donde cada faraón reconciliaba su divinidad
junto a Amón Ra durante el festival de Opet. Este festival se celebraba en el templo de Luxor, e incluía
una procesión de dioses llevados en barcas por el río Nilo, desde Karnak hasta el templo. La familia real
acompañaba en botes a los dioses mientras lo egipcios laicos caminaban junto a la orilla, formulando
pedidos a los dioses a voz en cuello. Ya en Luxor, el faraón y su comitiva entraban en el lugar sagrado
donde se realizaba la ceremonia para resucitar al espíritu de Osiris que entraba en el rey, y el faraón
entonces transmutaba, para ser una deidad viviente. Fuera de allí, los grupos de bailarinas y músicos
esperaban con ansias. Cuando salía el rey, ya como Osiris “nacido de nuevo”, la multitud estallaba en
gritos de alegría y desde ese día en adelante se consideraba que el faraón era el hijo y encarnación
espiritual de la suprema deidad, como sucederá con el dios que está cifrado en el Gran Sello de los
EE.UU. El ojo que todo lo ve, de Horus/Apolo/Osiris, por sobre la pirámide sin terminar que se ve en el
Gran Sello, representa este hecho.
Hoy, en especial en los EE.UU. la gente puede entender los símbolos utilizados en esta magia, la
cúpula que representa el vientre habitualmente encinta de Isis y el obelisco que representa el falo erecto
de Osiris, como algo profano o pornográfico. Sin embargo, son objetos rituales que representan la
fertilidad y que los antiguos creían capaces de producir reacciones, propiedades o “manifestaciones”
tangibles en el mundo material. El obelisco la cúpula a modo de los órganos reproductivos masculino y
femenino invocan a existencia el ser o los seres que simbolizan. Es por eso que dentro del templo o
cúpula también había disponibles prostitutas del templo que representaban la manifestación humana de la
diosa, de modo que el sexo ritual fuera una forma de magia imitativa. Estas prostitutas por lo general se
iniciaban en el servicio a la diosa siendo niñas y eran desfloradas a muy temprana edad por un sacerdote
o, como sucedió con Isis, un pequeño obelisco que representaba al falo de Osiris. En ocasiones, se elegía
a estas prostitutas por su belleza, como compañeras sexuales de sagrados toros del templo, considerados
encarnación de Osiris. En otros lugares como en Mendes, las prostitutas del templo se ofrecían en coito a
un macho cabrío divino. Por medio de estos rituales de sexo imitativo la cúpula y el obelisco se
convertían en “receptores de energía” capaces de asimilar la esencia de Ra a través de los rayos del sol
que, a su vez, hacía surgir la “simiente” de Osiris desde el inframundo. La simiente de la deidad muerta,
según el sobrenaturalismo, se transmitiría hacia arriba desde el inframundo desde la base del obelisco
(sus testículos) emitiéndose mágicamente a través de la punta hacia el vientre de Isis (la cúpula) donde
ocurría entonces la encarnación, en el faraón/rey/presidente en funciones (durante lo que los
francmasones llaman también la ceremonia del surgimiento [de Osiris] ). De esta manera Osiris podía
“nacer de nuevo” o reencarnarse como Horus, en forma habitual, dirigiendo constantemente el destino
espiritual de la nación.
Este fenómeno metafísico que se originó con Nimrod/Semiramis y conformaba el centro de
numerosas culturas antiguas se desarrolló especialmente en Egipto donde a Nimrod/Semiramis se les
llamaba Osiris/Isis (y en Ezequiel capítulo 8 los hijos de Israel levantan el obelisco [“imagen del celo”,
v. 5] frente a la entrada de su templo, así como la cúpula está frente al obelisco en Washington DC y
Ciudad del Vaticano, y Dios les reprendió por adorar al sol [Ra] y llorar por Osiris [Tammuz]. La
conocida figura masónica de la punta dentro de un círculo es el símbolo de esta unión entre Ra, Osiris e
Isis. La “punta” representa el falo de Osiris en el centro del círculo o vientre de Osiris que a su vez
recibe vida por los rayos solares de Ra, justamente como se lo representa hoy en el Vaticano donde el
obelisco egipcio de Osiris está dentro de un círculo, y en Washington, DC, donde el obelisco está en
posición similar, de modo tal que sea lo primero que toque el sol (Ra) al amanecer en la ciudad capital, y
cuando se ve desde arriba, forma el punto mágico dentro del círculo, conocido como circumpunct. Se
amplía la hechicería, según antiguas creencias de lo oculto, mediante la presencia de un estanque
reflectante en DC, que hace las veces de espejo hacia el cielo, y de “punto de transferencia” para esos
espíritus y energías.
¿Qué es lo que ven los espíritus entonces al mirar hacia abajo, al estanque reflectante en
Washington? Encuentran una ciudad dedicada, construida en honor de las legendarias deidades Isis y
Osiris, con sus trece partes recogidas de Osiris (las trece colonias originales de los EE.UU.), con el
respectivo obelisco, llamado monumento de Washington, la cúpula del Capitolio (the Isis) para la
concepción y encarnación de la deidad en cada faraón (presidente) y por último, pero no menos
importante, los edificios oficiales del gobierno, erigidos frente a sus respectivas contrapartes y cuyas
piedras angulares, incluyendo la del Capitolio de los EE.UU., se dedicaron durante alineamientos
astrológicos relacionados con la constelación de Virgo en el Zodíaco (Isis) según lo requiere la magia
para ser efectiva.

Dónde pulsa y late la vitalidad de Osiris/Apolo (la Bestia que era, y no es, pero es)
anticipando su “surgimiento” final

El obelisco de trescientas treinta toneladas que hay en la Plaza San Pedro en Ciudad del Vaticano
no es un obelisco cualquiera. Se trata de un bloque de granito rojo de una sola pieza, cortado en tiempos
de la quinta dinastía de Egipto, para representar al falo erecto de Osiris en el templo del sol, en la
antigua Heliópolis ()»¹¿ÍÀ¿»¹Â significa ciudad del sol, o sede principal de la adoración al sol Atum
Ra), ciudad de “On” en la Biblia, dedicada a Ra, Osiris e Isis. Fue el emperador Augusto quien mudó el
obelisco de Heliópolis al Foro Juliano de Alejandría, y de allí luego (aproximadamente en 37 d.C.)
Calígula lo trasladó a Roma, para ponerlo como columna del Circo. Allí, bajo el gobierno de Nerón, su
presencia erecta mantenía una contra-vigilia sobre las innumerables y brutales ejecuciones de cristianos,
que incluyeron el martirio del apóstol Pedro (según algunos historiadores). Más de quinientos años
después el Papa Sixto V dio la orden para que cientos de obreros a las órdenes de los célebres
arquitectos Giovanni y Domenico Fontana (que también erigieron tres otros antiguos obeliscos en la
antigua ciudad de Roma, incluyendo uno que Ramsés dedicó a Osiris, en la Piazza del Popolo, Piazza di
S. Maria Maggiore, y Piazza di S. Giovanni in Laterano) mudaran el pilar fálico al centro de la Plaza San
Pedro en Roma. Fue una tarea ciclópea que llevó más de cuatro meses, realizada por novecientos
obreros, ciento cuarenta caballos y setenta malacates. Aunque miles de admiradores han adorado aquí
desde entonces, la proximidad del obelisco respecto de la antigua basílica era algo que “se resentía,
como provocación, casi una ofensa a la religión cristiana. Allí, levantándose como falso ídolo,
vanagloriándose, sobre lo que se creía era el centro del malogrado y maldecido circo donde habían
encontrado la muerte los primeros cristianos y san Pedro. Sus lados, hoy como antes, mostraban grabados
[160]
con dedicatorias a Augusto y Tiberio “los peores entre los más crueles paganos”.
El hecho de que muchos católicos tradicionales, y también protestantes, percibieran que estos
ídolos de piedra no eran solo objetos de adoración pagana sino de adoración de demonios (ver Hechos
7:41-42; Salmo 96:5 y 1 Corintios 10:20) convierte en curiosidad lo que haya motivado al Papa Sixto a
erigir el falo de Osiris en el corazón de la plaza San Pedro, dentro de la Ciudad del Vaticano y junto a la
basílica de san Pedro. Para los antiguos cristianos la imagen de una cruz y el símbolo de Jesús sobre (o
surgiendo de) la cabeza del órgano viril de un dios demoníaco habría sido, como mínimo, una muy grave
blasfemia. Y sin embargo, Sixto no se contentó con solo restaurar y usar estas antiguas reliquias paganas
(en esos días se creía que en verdad estaban habitadas por el espíritu pagano al que representaban) sino
que además destruyó artefactos cristianos al hacerlo. Michael W. Cole, Profesor Adjunto del
Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Pensilvania, y la profesora Rebecca E. Zorach,
Profesora Adjunta de Historia del Arte de la Universidad de Chicago, formulan preguntas críticas sobre
ello en su libro académico The Idol in the Age of Art [El ídolo en la era del arte]:

En tanto Gregorio, para seguir a los cronistas, había desmembrado ritualmente las imagines
daemonem [imágenes demoníacas] de la ciudad, Sixto reparó lo que estaba estropeado, añadiendo
las partes faltantes y convirtiendo a los “ídolos” en importantes hitosi urbanos. Dos de los cuatro
obeliscos debieron ser reconstruidos con piezas faltantes que se hallaron o excavaron… El Papa
incluso aceptó destruir antigüedades cristianas en este proceso: como señaló Jennifer Montagu, el
bronce de las estatuas de Pedro y Pablo provino de las puertas medievales de S. Agnese, de la Scala
Santa en el Laterano y de un ciborio de san Pedro.

[Sixto] tiene que haberse dado cuenta de que, en especial al trabajar sobre los dos [obeliscos rotos]
no estaban meramente reparando objetos estropeados sino restaurando un tipo… En su clásico libro
The Gothic Idol, Michael Camille mostraba literalmente docenas de imágenes medievales en las que
la figura que coronaba a una columna representaba al ídolo pagano. La cantidad de ejemplos
presentados por Camille deja en claro que el dispositivo, y lo que éste representaba, habría sido
reconocible de inmediato para un espectador medieval y no hay razón para suponer que para la
[161]
época de Sixto, eso ya no fuera así.
Lo más importante que transmiten los profesores Cole y Zorach es que en esa época Sixto estaba
ocupado con la reintroducción de imágenes y estatuas restauradas en columnas de la plaza pública de
Roma y seguía firme la creencia de que estos ídolos estaban habitados por la deidad que representaban.
Además, si no se les trataba adecuadamente o no se los ubicaba en servicio durante las constelaciones
correspondientes a sus mitos, eso podía llamar a males ominosos. Leonardo da Vinci incluso había
escrito en su Codex Urbinas que los que adoraban y oraban a la imagen podían creer que el dios
representado por ellas estaba vivo en la piedra y que observaba su conducta. Hay fuertes indicaciones de
que también Sixto lo creía y que “se preocupaba por los poderes que pudieran habitar estos nuevos hitos
[162]
urbanos”.
Esto se hizo muy evidente cuando se ubicó la cruz sobre el obelisco en medio de la plaza san Pedro
y el Papa marcó tal ocasión conduciendo el antiguo rito del exorcismo contra el símbolo fálico.
Programado para el 14 de septiembre, de modo que coincidiera con la fiesta litúrgica de la Exaltación de
la Cruz, y no por casualidad bajo el signo zodiacal de Virgo (Isis), el evento se demoró hasta fines del
mismo mes, y cayó bajo el signo e Libra, lo cual representó un hecho cumbre en ese año. Por la mañana
se ofició una Misa justo antes de que se elevara la cruz desde un altar portátil hasta la punta del palo de
Baal (así se conoce también a la torre fálica). Mientras los clérigos oraban y el coro cantaba salmos, el
Papa Sixto estaba de pie ante el obelisco y extendiendo su mano hacia éste, anunció: “Exorcizote,
creatura lapidis, in no mine Dei” (“Yo te exorciso, criatura de piedra, en nombre de Dios”). Sixto luego
roció la parte media de la columna con agua bendita, de un lado, del otro, y desde arriba, y finalmente
hizo la señal de la cruz y dijo: “In nomine Patris, et Filii, et Spiritus sancti. Amén” (“En el nombre el
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén)”. Luego se persignó y observó como se ubicaba el símbolo
de Cristo sobre el falo erecto de Osiris.
Cúpula de Washington
frente al obelisco

Cúpula de Washington
frente al obelisco

Si lo que Sixto estableció en el corazón del Vaticano hace que algunos lectores se detengan
(muchos otros hechos signados por Sixto alinearon la ciudad Sixtina con las constelaciones sagradas para
Osiris e Isis que aquí no podremos analizar pero que hizo que los profesores Zorach y Cole concluyeran
que, al final, lo que Sixto quería era quedar en buenos términos con los dioses paganos), en Washington
DC, cerca del extremo oeste del Parque Nacional, el obelisco construido por francmasones y dedicado al
primer presidente de los EE.UU. brinda pleno sentido a la impresión de que “el tamaño importa”, algo
que originaron los nephilim y que promueve la moderna industria del porno. No son palabras crudas en
vano, como lo saben los adeptos al ritual del sexo mágico, y se puede rastrear en el pasado hasta las
mujeres de la antigüedad que querían dar a luz a los hijos de los dioses y juzgaban el tamaño del órgano
sexual masculino como indicador de genética “gigante” o simiente divina, necesaria para concebir esos
hijos. Si bien los símbolos fálicos se han encontrado, y se siguen encontrando, en culturas de todo el
mundo, en el antiguo Egipto la devoción a este tipo de “obscena divinidad” comenzó con Amón Min y
llegó a su momento máximo en los obeliscos de Osiris.
En Grecia y Roma el dios Príapo (hijo de Afrodita) era invocado como símbolo de esa fertilidad
divina y más adelante se lo vinculó directamente con el culto a la pornografía, que se refleja hoy en los
sentimientos modernos respecto del “tamaño”. Esto tiene importancia porque, además de que se
construyó el obelisco más alto de su clase en todo el mundo, en el Monumento de Washington, con 6.666
[169 mt] (o según algunos, 6.660) pulgadas de alto y 666 [16,9 mt] pulgadas de ancho en la base de cada
lado, uno de los conceptos originales para el Monumento de Washington incluía a Apolo (versión griega
de Osiris) en su triunfante regreso sobre un carro celestial, y otro ilustraba una torre “como la de Babel”
para la punta. Cualquiera de estos diseños habría sido igualmente adecuado para la piedra piramidal de
más de una tonelada y media de peso que corona el obelisco, porque los tres conceptos conllevaban el
significado necesario para cumplir lo que describió el investigador David Flynn, ya fallecido: “el mismo
conocimiento secreto preservado por las escuelas de misterio desde el tiempo de los pelasgos [que]
[163]
exhibe la moderna adoración a Isis Osiris”. Es decir, que la “simiente” que emitiría la punta en
forma de Torre de Babel mágicamente daría a luz a lo mismo que provendría de la piedra egipcia: la
descendencia de Apolo/Osiris/Nimrod.
Las mentes más brillantes de la francmasonería, cuyas creencias establecieron el tono del diseño de
la ciudad capital, su Gran Sello, su cúpula y su obelisco, entendieron esta intención y escribieron al
respecto. Albert Pike lo describió como “Los principios activo y pasivo del Universo [de Isis y Osiris]
[164]
…comúnmente simbolizados por las partes genitivas del hombre y la mujer”. Y el autor francmasón
Albert Mackey no solo describió el obelisco sino que señaló la importancia del círculo alrededor de su
base, diciendo: “El falo era una imitación del órgano genitivo masculino. Representado…por una
[165]
columna [obelisco] rodeado por un círculo en su base”.
En Egipto, donde se perfeccionaron estas parodias y rituales para resucitar o volver a Osiris a la
vida por medio de estas construcciones mágicas, el faraón era la “adecuada extensión” donde podía
habitar el dios renacido cuando se realizaba el ritual del “acto sexual” en el templo de Amón Ra. El ojo
que todo lo ve, de Horus/Osiris/Apolo por sobre la pirámide incompleta del Gran Sello, pronostica la
culminación de este evento, es decir, el regreso real de Osiris, para los Estados Unidos, durante o poco
después de 2012, y la cúpula y el obelisco están preparadas para que la elite cumpla con el ritual
metafísico en secreto. Y decimos “en secreto” porque la gran mayoría de las personas de los EE.UU. no
saben que la ceremonia de “resucitación” se sigue realizando dentro de la sede de la francmasonería del
rito escocés, en la Casa del Templo, por el Consejo Supremo del Grado 33 en Washington DC, por al
menos dos razones. Primero, cada vez que un masón llega al nivel de Maestro, el ritual incluye una
parodia representando a la muerte, sepultura y futura resurrección de Hiram Abiff (Osiris). El mundo
entero finalmente pudo echar un vistazo a esta costumbre cuando Dan Brown, en su libro El símbolo
perdido, comienza con una escena que pinta el inicio de la tradición:
«El secreto es cómo morir.»
Desde el principio de los tiempos, el secreto había sido siempre cómo morir.
El iniciado de treinta y cuatro años bajó la mirada hacia el cráneo humano que sostenía en las
palmas de sus manos. Era un cráneo hueco, como un cuenco, lleno de un vino rojo sangre.
«Bébetelo —se dijo—. No tienes nada que temer.»
Tal y como era tradición, había comenzado ese viaje ataviado con la vestimenta ritual de los herejes
medievales que conducían al cadalso: la camisa abierta para dejar el pálido pecho al desnudo, la
pernera izquierda del pantalón enrollada hasta la rodilla y la manga derecha remangada hasta el
codo. Además, una gruesa soga alrededor del cuello: el «cable de remolque», lo llamaban los
hermanos. Esa noche, sin embargo, al igual que los demás hermanos presentes, iba vestido de
maestro. Los hermanos que lo rodeaban iban todos ataviados con el atuendo completo: delantal de
piel de cordero, banda y guantes blancos. Alrededor de sus cuellos colgaban joyas ceremoniales que
brillaban cual ojos fantasmales en la tenue luz. La mayoría de esos hombres ocupaban posiciones de
gran poder en la vida real, y sin embargo el iniciado sabía que sus rangos mundanos nada
significaban dentro de esas paredes. Allí todos los hombres eran iguales, hermanos jurados que
compartían un lazo místico.
Mientras contemplaba la intimidante asamblea, el iniciado se preguntó quién en el mundo exterior se
podría imaginar a ese grupo de hombres congregado en un mismo lugar... O que lo hicieran en ese
lugar. La sala se asemejaba a un santuario sagrado de la antigüedad. La verdad, sin embargo, era
mucho más extraña.
«Estoy tan sólo a unas manzanas de la Casa Blanca.»
Ese colosal edificio, situado en el número 1733 de la Calle 16 de Washington, era la réplica de un
templo precristiano: el templo del rey Mausolo; el mausoleo original..., un lugar en el que descansar
al morir.
En la entrada principal, dos esfinges de diecisiete toneladas vigilaban las puertas de bronce. El
interior era un ornamentado laberinto de cámaras rituales, pasillos, criptas selladas, bibliotecas e
incluso un muro hueco en el que se ocultaban los restos de dos seres humanos. Al iniciado le habían
contado que todas y cada una de las salas de ese edificio escondían un secreto, aunque él sabía que
ninguna sala contenía secretos más profundos que la gigantesca cámara en la que ahora estaba
arrodillado con un cráneo humano en las palmas de las manos.
[166]
«La Sala del Templo.»
Si bien la escena forma parte de un relato de excelente ficción, El símbolo perdido acaba siendo en
el mejor de los casos una expresión de afecto y en el peor, casi un pacto para desmitificar, entre Dan
Brown y los francmasones. Sin embargo, hay algo de lo que dijo Brown que es verdad: la Sala del
Templo en el Heredom sí guarda un importante secreto. Hemos estado allí, de pie dentro de la sala,
orando por lo bajo pidiendo protección porque según nuestras fuentes (que nos han brindado datos que no
negaron cuando nos entrevistó un miembro del Congreso de los EE.UU., un Senador de los EE.UU., y
hasta un francmasón de grado 33 en su programa de radio), además de realizarse cuando un masón llega
al nivel de Maestro, la antigua ceremonia de resucitación se lleva a cabo después de la elección de un
presidente de los EE.UU. Del mismo modo en que sus ancestros egipcios lo hacían en el templo de Amón
Ra en Karnak, y siguiendo la tradición de instalar dentro de él al espíritu representativo de Osiris hasta el
momento en que el dios mismo cumpla la profecía del Gran Sello y vuelva en la carne.
En el prólogo del libro del masón de grado 33 Manly P. Hall, Las claves perdidas de la
francmasonería, se relata en detalle la conocida historia subyacente de Hiram Abiff (Osiris), quien
emprende la construcción del templo del Gran Arquitecto del Universo, pero es asesinado por tres
espectros. Esta historia, que se representa cada vez que un iniciado llega al nivel de Maestro masón es,
según lo admiten los francmasones, el relato de la épica de muerte del dios Osiris. En Las claves
perdidas, Hall cuenta que el Gran Arquitecto le dio a Hiram (Osiris) el Cuadro de la Logia para la
construcción del gran templo, y cuando lo asesinan tres rufianes el Gran Arquitecto lo baña en “una gloria
celestial”, como la gloria que rodea al ojo que todo lo ve de Osiris, por encima de la pirámide en el Gran
Sello. El Gran Arquitecto luego encarga a los que terminarían la construcción que encuentren el cuerpo
de Hiram (Osiris) y lo resuciten de entre los muertos. Cuando se haya cumplido esto la gran obra
concluirá y el dios habitará el (tercer) templo:
“Buscad en donde yace un tallo roto y una vara seca; buscad en donde las nubes se ciernen; buscad
en las piedras de la ladera, porque todo eso señala la tumba de Hiram [Osiris], quien se ha llevado
mi Voluntad consigo al sepulcro. Esta eterna búsqueda os corresponde hasta que encontréis a
vuestro Constructor, hasta que el cuerpo entregue su secreto, hasta que la tumba disuelva a los
fantasmas. No hablaré más hasta que vosotros no hayáis encontrado y resucitado a mi bien amado
Hijo, y hayáis escuchado las palabras de mi Mensajero y, con Él como guía, hayáis concluido el
[167]
templo en que habitaré. Amén”.
De este modo, la pirámide de Giza sin su cúspide, en el Gran Sello de los Estados Unidos, se hace
eco de las creencias paganas antiguas, y también masónicas, respecto de los antiguos misterios y la
profecía del retorno de Osiris/Apolo/Nimrod. En Rosicrucian and masonic origins [Orígenes de los
[168]
rosacruces y masones], y habiendo dicho que la Gran Pirámide era “la tumba de Osiris” Hall
explica que Preston, Gould, Mackey, Oliver, Pike y casi todos los grandes historiadores de la
francmasonería sabían de esta conexión entre la francmasonería y los antiguos misterios y ceremonias
primitivas basadas en Osiris. “Todos estos eminentes estudiosos masónicos han reconocido en la leyenda
de Hiram Abiff una adaptación del mito de Osiris; tampoco niegan que la mayor parte del simbolismo del
arte deriva de las instituciones paganas antiguas en que se veneraba a los dioses en lugares secretos con
[169]
figuras extrañas y rituales acordes”. En Moral y Dogma, Albert Pike incluso enumeró la
importancia y significado esotérico de la épica de Osiris, en detalle, añadiendo que los masones de nivel
inferior (masonería azul) ignoran su verdadero significado, conocido solo por quienes han sido
[170]
“iniciados en los Misterios”. Pike habló también de la estrella Sirio – relacionada con Isis y de
manera ulterior con Lucifer/Satán – diciendo que “sigue brillando” en las logias masónicas como
“Estrella más brillante”. También en otro pasaje de Moral y Dogma, Pike reiteró que “el ojo que todo lo
[171]
ve…era el emblema de Osiris” y que “para los griegos el sol era el Ojo de Júpiter y el Ojo del
[172]
Mundo; y suyo es el Ojo que todo lo Ve, en nuestras Logias”.

¿Cuadrados mágicos, 666, y sacrificios humanos?

Si bien el hallar el cuerpo de Osiris y resucitarlo, sea en sentido figurado o literal, es un factor
central a las creencias proféticas de la francmasonería, hasta tanto regrese Apolo/Osiris seguirán los
secretos procedimientos formales para instalar en el líder nacional de los EE.UU. el derecho divino al
reinado, por medio de la ceremonia de resurrección de Osiris. Es muy importante destacar que cuando se
lleva a cabo este ritual en la Sala del Templo del Heredom, todo transcurre debajo de un tragaluz de
treinta y seis paneles, que conforman un Cuadrado mágico del 666. En torno a los cuatro lados del
tragaluz puede verse el Disco solar alado. Su posición por sobre el altar está de acuerdo con el ocultismo
histórico. Los magos egipcios empleaban el mismo simbolismo por encima del altar para invocar al dios
sol. En el libro Magia egipcia práctica se observa: “El disco alado. Emblemático del elemento del aire,
consiste en un disco o círculo solar rodeado por un par de alas. En la magia ritual, cuelga sobre el altar
[173]
mirando hacia el este y se utiliza cuando se invoca la protección y cooperación de las sílfides”.
Paracelso, ocultista del Renacimiento, describe a estas sílfides como seres invisibles del aire, entidades
que el Nuevo Testamento en el libro de Efesios (2:2) dice que operan bajo el “príncipe de la potestad del
aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”. En la magia aplicada el “cuadrado
mágico del sol” estaba relacionado en la antigüedad con la atadura o desatadura del sol dios
Apolo/Osiris y era la más famosa de todas las utilidades mágicas porque la suma de cualquier columna,
fila o diagonal, da como resultado 111 en tanto que el total de todos los números del cuadrado, del 1 al
36, da 666. En la Kabbalah mágica hebrea cada planeta está relacionado con un número, inteligencia y
espíritu. La inteligencia del sol es Nakiel, que equivale a 111 en tanto que el espíritu del sol es Sorath y
equivale a 666. Tiene sentido entonces que los francmasones construyeran el obelisco del monumento de
Washington con forma de cuadrado mágico como base y con 555 pies de altura, de modo que si se traza
una línea que llegue a 111 pies por debajo, hacia el inframundo de Osiris, la altura total sea de 666
(555+111=666), que son los valores exactos del cuadrado del dios sol Apolo/Osiris, instalado en el
cielorraso por sobre el lugar en que se lleva a cabo la ceremonia de resucitación de Osiris en la Sala del
Templo.

Cuadrado mágico del 666


Claraboya de 36 paneles del cuadrado mágico, por encima del altar de la Sala del Templo

El francmasón y ocultista Aleister Crowley practicaba la Kabbalah y relacionó también al número


111 con el número 6, que describió como el número más grande del sol, o dios sol. Empleaba el
cuadrado mágico en rituales para hacer contacto con un espíritu que se describe en El libro de la
sagrada magia de Abramelín el mago, una obra del siglo XVII o XVIII que involucra la evocación de
demonios. En el Libro Cuatro del texto mágico un conjunto de talismanes mágicos en cuadrados de
palabras hace la provisión del Santo Ángel Guardián del mago, que aparece y revela secretos ocultos
para convocar y tomar el control de doce autoridades del inframundo que incluyen a Lucifer, Satán,
Leviatán y Belial. Además de Crowley, el más influyente padre de los EE.UU. y francmasón Benjamin
Franklin, no solo usaba estos cuadrados mágicos sino que, según su propia biografía y numerosas fuentes
de autoridad, incluso creó cuadrados y círculos mágicos para usarlos él mismo y sus hermanos. Sin
embargo el aspecto cordial y la aguda astucia del más famoso francmasón de los EE.UU. con sus gafas,
puede haber ocultado una historia todavía más oscura que la que cuentan estos cuadrados mágicos que
sus fuertes y hábiles manos manipulaban. El premiado cinematógrafo Christian J. Pinto explica:

Benjamin Franklin fue uno de los más influentes padres de nuestra patria, el único de ellos que firmó
todos los documentos originales de la fundación de nuestra nación (la Declaración de la
Independencia, el Tratado de Paris, y la Constitución de los Estados Unidos). Franklin, sin duda
alguna, tenía profunda conexión con la francmasonería y otras sociedades secretas. Era miembro de
grupos secretos de los tres países involucrados en la Guerra de la Independencia: los EE.UU.,
Francia, e Inglaterra. Era Maestro de la Logia Masónica de Filadelfia; en Francia era Maestro de la
Logia de las Nueve Hermanas, de donde surgió la Revolución Francesa. Y en Inglaterra, se unió a un
grupo político de patanes licenciosos fundado por Sir Francis Dashwood (miembro del Parlamento,
consejero del rey Jorge III) conocido como “los monjes de la Abadía de Medmenham”, o “El Club
de Hellfire [Fuego del infierno]”. Este grupo del siglo XVIII era, según una descripción:
El Club Hellfire era un club inglés exclusivo que se reunió de manera esporádica a mediados del
siglo dieciocho. Su propósito, en el mejor de los casos, consistía en burlarse de la religión
tradicional y organizar orgías. Y en el peor de los casos, se conducían con indulgencia ritos y
sacrificios satánicos. El club al que perteneció Franklin fue creado por Francis Dashwood, miembro
del Parlamento y amigo de Franklin. El club, que consistía de una “Orden Superior” de doce
miembros, supuestamente organizaba sesiones, o participaba de ellas, en las que se llevaban a cabo
ceremonias con las formas básicas de la adoración satánica. Además de que se dedicaban al
ocultismo, las orgías y fiestas con prostitutas aparentemente también eran cosa regular allí.

Pinto sigue devanando esta relación entre Benjamin Franklin y el oscuro ocultismo:

El 11 del febrero de 1998 el Sunday Times informó que se habían hallado diez cuerpos enterrados
debajo de la casa de Benjamin Franklin en el 36 de la calle Craven, en Londres. Eran los cuerpos de
cuatro adultos y seis niños. Se los encontró durante una costosa obra de remodelación de lo que era
la casa de Franklin. El Times informó: “Los cálculos iniciales indican que los huesos tienen unos
doscientos años de antigüedad, y que fueron enterrados cuando Franklin vivía en esa casa, que fue su
residencia entre 1757 y 1762 y luego, entre 1764 y 1775. La mayoría de los huesos muestran señales
de haber sido diseccionados, serruchados, o cortados. Uno de los cráneos tiene varios agujeros”.
El artículo original del Times decía que los cuerpos estaban “enterrados a profundidad, tal vez para
ocultarlos porque el saqueo de tumbas era considerado ilegal”. Decía: “Podría haber más cuerpos
enterrados, y probablemente así sea”. Pero la historia no termina allí. Más adelante, otros informes
de la Casa de Benjamin Franklin revelan que no solo había restos humanos sino también esqueletos
de animales. Y allí las cosas se ponen muy interesantes. De las fotografías publicadas, se observa
que algunos huesos parecían quemados o carbonizados, pasados por fuego…Es un hecho
documentado que los satanistas realizan sacrificios rituales en que se matan personas y
[174]
animales.
Si bien hay muchos estudiantes de historia que conocen el cuadrado mágico del 666 y saben que lo
han usado los ocultistas durante siglos para controlar el espíritu de Apolo/Osiris, lo que algunos no saben
es que esta atadura y desatadura mágica de entidades sobrenaturales se extiende también a los testículos
del obelisco fálico de Washington, con sus 6.666 pulgadas, dedicado por francmasones setenta y dos
años después de 1776 (observar el número mágico 72), donde hay una Biblia (que Dan Brown identificó
como “El símbolo perdido” en su último libro), amurada con cemento dentro de la piedra angular de su
base cuadrada de 666 pulgadas. Uno se pregunta qué tipo de Biblia será. Si se trata de una versión
masónica, está cubierta de símbolos de lo oculto de la Hermandad y los Rosacruces y el propósito de
haberla puesto allí podría ser para imbuir de energía la interpretación masónica de las Escrituras en
cuanto al surgimiento de la simiente de Osiris/Apolo desde los testículos/piedra angular. Si no es una
Biblia masónica, el propósito podría ser el de atar su influencia dentro del cuadrado del 666, para que la
simiente de Osiris/Apolo prevalezca. La dedicación de la piedra angular durante la alineación
astrológica con Virgo/Isis cuando el sol pasaba sobre Sirio indica que quienes se ocuparon de ello tenían
como intención obrar magia de alto grado.

El primer Osiris de los EE.UU.


A través de la alquimia masónica comenzó la apoteosis presidencial, es decir la transformación
del líder de los EE.UU. (el faraón de Norteamérica) en un dios dentro de la cúpula/vientre de Isis en el
Capitolio y delante del obelisco de Osiris (el monumento de Washington para aquellos a los que los
masones llaman “profanos”, los no iniciados). Todo comenzó con el primer presidente, el más afamado y
reconocido Maestro francmasón George Washington. De hecho, los masones que asistieron al funeral de
Washington en 1799 echaron sobre él brotes de acacia “como símbolo de la resurrección de Osiris y la
[175]
inminente resurrección de Washington en el plano presidido por Osiris”. Según este encantamiento
masónico Osiris (Horus) resucitaba para entrar en el nuevo presidente allí en DC mientras Washington
asumía su rol como Osiris del inframundo. Todo esto lo simboliza y representa el diseño de tres pisos del
edificio del Capitolio. Los francmasones señalan que la Gran Pirámide de Giza estaba compuesta de tres
cámaras principales para facilitar la transferencia del faraón a Osiris, así como el templo de Salomón era
un tabernáculo dividido en tres secciones, con planta baja, cámara del medio y el Lugar Santísimo. El
edificio del Capitolio de los EE.UU. se diseñó con tres pisos, la tumba de Washington, la Cripta, y la
Rotonda, coronado por la cúpula. Cada piso tiene un significado esotérico importante con respecto a la
apoteosis, y la tumba de Washington está vacía. El relato oficial dice que por un tema legal el gobierno
no pudo poner el cuerpo de Washington allí. Pero así como la tumba de Jesucristo quedó vacía antes de
Su ascensión, vemos que Washington no está en su tumba porque ha viajado al hogar de Osiris, como lo
representa la pintura que hay en lo alto de la cúpula/vientre de Isis.
Cuando los que visitan Washington DC entran a ver el Capitolio uno de los lugares que piden ver
porque no se lo quieren perder es el vientre de Isis, la cúpula del Capitolio. Allí, cuando uno mira desde
abajo hacia el interior del vientre siempre encinta de Isis, los turistas pueden ver a simple vista el fresco
de Brumidi, de 433 m2, que se titula La apoteosis de George Washington. La palabra apoteosis significa
deificar o “hacer dios” y explica en parte por qué los presidentes, comandantes militares y miembros del
Congreso de los EE.UU. están en la capilla ardiente de la cúpula del Capitolio. El vientre de Isis es el
lugar al que van cuando mueren para mágicamente pasar por la apoteosis y transformarse en dioses.
Las personas que creen que los Estados Unidos son una nación fundada en el cristianismo y visitan
el Capitolio por primera vez, se sorprenderán al ver el marcado contraste entre las obras de arte
históricas y cristianas de la ascensión de Jesucristo, y la pintura del “cielo” al que asciende George
Washington dentro de la cúpula/vientre energizado de Isis en el Capitolio. No es un cielo ocupado por
ángeles sino por diablos y deidades paganas que son importantes a las creencias de los masones. Incluyen
a Hermes, Neptuno, Venus (Isis), Ceres, Minerva y Vulcano (Satán) y, por supuesto, el hijo de Júpiter y
Juno a quien se le ofrecen sacrificios humanos y de quien Manly Hall dijo que trae “las demoledoras
[176]
energías de Lucifer” a las manos del masón.
Junto a esos dioses paganos que acompañan a Washington en el interior de la cúpula del Capitolio
hay una enorme cantidad de símbolos análogos a la magia antigua y moderna, como el potente tridente,
considerado de suma importancia para la hechicería e indispensable a la eficacia de los ritos infernales,
y el caduceo vinculado a Apolo y al gnosticismo masón, en el que Jesús no era más que un mito basado
en el hijo de Apolo Asclepios, dios de la medicina y la sanidad. Lo que identifica a Asclepios es un
cayado con serpientes enroscadas que lo envuelven, y tal representación sigue siendo símbolo de la
medicina en nuestros días. La numerología oculta relacionada con la leyenda de Isis y Osiris también
aparece codificada en la pintura, como en las trece doncellas, las seis escenas de dioses paganos en el
perímetro que forma un hexagrama, y las setenta y dos estrellas de cinco puntas dentro de círculos, que
rematan la escena mediante la potente “atadura” del diseño pitagórico/francmasón.
La apoteosis de George Washington. Arriba, 72 pentagramas

Mucho se ha escrito en los libros de historia sobre la masonería, desde fuera y desde dentro de
ésta, en cuanto a la relevancia del número setenta y dos (72) y la alquimia que representa. En la
Kabbalah, la francmasonería y los escritos apocalípticos judíos el numero equivale al total de alas que
recibió Enoc en su transformación en Metatron (3 Enoc 9:2). Y tiene un papel importante para la
Hermandad porque Metatron o “el ángel del remolino” recibió de la capacidad de espíritu guía de los
EE.UU. durante el gobierno de George W. Bush con el fin de dirigir el futuro y el destino de los Estados
Unidos (como oró también el miembro del Congreso, Mayor R. Owens de Nueva York ante la Cámara de
Representantes el miércoles 28 de febrero de 2001).
Pero en el contexto de la cúpula del Capitolio y las setenta y dos estrellas que rodean a la apoteosis
de Washington en el vientre de Isis, el significado de este simbolismo es mucho más importante. En la
literatura sagrada, y también en la Biblia, las estrellas simbolizan a los ángeles y en el gnosticismo
masónico el setenta y dos es el número de ángeles caídos o “kosmokrators” (reflejados en los setenta y
dos conspiradores que controlaban la vida de Osiris en el mito egipcio) que hoy administran los asuntos
de la Tierra. Los expertos en el estudio del Divino Consejo creen que desde los tiempos de la Torre de
Babel, el mundo y sus habitantes fueron desheredados por el soberano Dios de Israel y puestos bajo la
autoridad de setenta y dos ángeles (los primeros registros daban cuenta de setenta ángeles pero luego esto
cambió a setenta y dos). Estos ángeles luego cayeron en corrupción y se volvieron desleales a Dios en su
administración de esas naciones (Salmo 82). Estos seres pronto fueron adorados sobre la tierra como
dioses, después de los tiempos de Babel, encabezados por Nimrod/Gilgamesh/Osiris/Apolo. Y en
consistencia con esta tradición quienes diseñaron la cúpula del Capitolio, el Gran Sello de los Estados
Unidos, y el obelisco del monumento de Washington, rodearon a La apoteosis de Washington con setenta
y dos estrellas de pentagrama, dedicaron el obelisco setenta y dos años después de que se firmara la
Declaración de la Independencia, y ubicaron setenta y dos piedras sobre la pirámide incompleta del Gran
Sello, sobre la cual mira el ojo de Horus/Osiris/Apolo. Estos tres conjuntos de setenta y dos (72),
combinados con las imágenes y la numerología oculta del obelisco/Osiris, la cúpula/Isis y Gran Sello
oracular, son un acabado símbolo de la influencia de Satán y sus ángeles sobre el mundo (ver Lucas 4:5-
6, 2 Corintios 4:4 y Efesios 6:12), con una profecía que habla del imperio terrenal final de Satán, el
venidero novus ordo seclorum o nueva era de oro pagana.
Para que se “restablezca” en la tierra la “inevitable” adoración de Osiris, esos setenta y dos
demonios que gobiernan a las naciones han de controlarse y por eso se los ubica en restricciones mágicas
en el Gran Sello, el obelisco de Washington y los círculos de pentagramas que rodean a La apoteosis de
Washington, para atarlo y forzar las cosas hacia el efecto deseado.
En The secret destiny of America [El destino secreto de los EE.UU.] Hall observaba también que
las setenta y dos piedras de la pirámide del Gran Sello se corresponden con los setenta y dos arreglos del
Tetragrammaton, o nombre de cuatro letras con que los hebreos llaman a Dios. “Estas cuatro letras
pueden combinarse de setenta y dos formas, lo que resulta en el Shemhamforesh, que representa a su vez
[177]
las leyes, poderes y energías de la naturaleza”. La idea de que el nombre místico de Dios pudiera
invocarse para atar o desatar a esos agentes sobrenaturales (poderes y energías de la naturaleza, como
los llamó Hall) es una creencia que encierra en su contenido muchos principios de lo oculto, como la
Kabbalah y la francmasonería. Por eso es que las setenta y dos estrellas en torno al francmasón deificado
George Washington tienen cinco puntas. Los libros medievales de magia o los grimorios como la Clave
de Salomón y la Clave Menor de Salomón no solo identifican a los sistemas estelares de Orión (Osiris) y
las Pléyades (Apolo) como “hogar” de estos poderes sino que otorgan gran importancia a la forma de
pentagrama de las estrellas para atar y desatar su influencia. Los rosacruces y francmasones han utilizado
desde siempre estos textos, la Clave de Salomón y la Clave Menor de Salomón, para hacer justamente
eso. Peter Goodgame señala algo relevante sobre esto en “The Giza Discovery”:
Uno de los co-fundadores de la sociedad oculta conocida como the Golden Dawn [El Alba
[178]
Dorada] era un francmasón rosacruz llamado S. L. MacGregor Mathers, el primero en imprimir y
publicar la Clave de Salomón (en 1889) y ponerla a disposición del público. Mathers describe este libro
como texto primario de lo oculto: “El nacimiento y archivo de la Magia Cabalística y origen de gran
parte de la Magia Ceremonial de tiempos medievales. La Clave ha sido valorada por autores de lo oculto
como obra de la más alta autoridad”. De los 519 títulos esotéricos que hay en el catálogo de la biblioteca
de El Alba Dorada, la Clave ocupaba el primer lugar. En cuanto a sus contenidos, la Clave incluía
instrucciones sobre cómo prepararse para la invocación de espíritus, y eso incluía…demonios. Uno de
los miembros más conocidos de El Alba Dorada era el mago [y francmasón de grado 33] Aleister
Crowley. En 1904 Crowley publicó la primera parte de las cinco que componen la Clave Menor de
[179]
Salomón, conocida como Ars Goethia o el “arte de la bruja” en latín. Se trata de un grimorio para
invocar a setenta y dos demonios diferentes, que dicen fueron invocados, encerrados y obligados a
[180]
trabajar por el rey Salomón [según el misticismo masón] en la construcción del templo de YHWH.
A diferencia de otros grimorios que incluyen el Pseudomonarchia Daemonum del siglo XVI y el
Lemegeton del siglo XVII, la Clave de Salomón no contiene la “firma diabólica” del diablo o demonios,
que el Ars Goetia dice que son setenta y dos y que según la leyenda fueron encerrados por el rey Salomón
en una vasija de bronce sellada con símbolos mágicos. Estos libros suelen contener invocaciones y
maldiciones que sirven, justamente, para invocar, encerrar y desatar a estos demonios con el fin de
obligarlos a hacer la voluntad de quien los invoca. Incluso los miembros de la Iglesia de Satán firman
cartas usando el Shemhamforash, del nombre hebreo de Dios o Tetragrammaton, produciendo así una
blasfema reinterpretación de las setenta y dos entidades. Y luego tenemos a Miguel Ángel, que pintó lo
que se conoce como “la señal del sexto nudillo” dentro de la Capilla Sixtina (que ya mencionamos en
este libro) vinculada a la profecía del Gran Sello de los Estados Unidos, y que diera la voz de la sibila
cumana sobre el retorno del Nephilim Apolo. Sin embargo, increíblemente Miguel Ángel también pintó el
Shemhamforash sobre el famoso cielorraso del Vaticano, porque su fresco tiene un “diseño
arquitectónico de 24 columnas. Sobre cada una de estas columnas hay dos querubines reproducidos como
en espejo en la columna adyacente, con un total de 48 figuras de querubines. Luego, sobre las 12 enjutas o
albanegas triangulares que flanquean los bordes del cielorraso hay 24 figuras desnudas adicionales (dos
figuras de bronce desnudas por enjuta triangular) que también se reproducen como en espejo. El total es
de 72 figuras de querubines, o los 72 ángeles de Dios o nombre de Dios [o, lo inverso, los 72 ángeles
[181]
caídos que ahora son los demonios o kosmokrators que gobiernan las naciones de la tierra].”
Cuando uno llega a entender la importancia que tienen estas claves místicas en la Kabbalah, para
los rosacruces, para el misticismo francmasónico y otras tradiciones de misterio, solo queda la
posibilidad (la única) de una interpretación lógica y racional en cuanto a la relación del Vaticano con los
setenta y dos pentagramas o pentalfas (las estrellas de cinco puntas y de trazos rectos) que rodean a La
apoteosis de Washington . Están allí para atar y controlar a los demonios que gobiernan a las naciones,
honrando la dedicación efectuada por los antiguos francmasones norteamericanos y algunos devotos
romanos de la Nueva Atlantis o Nueva Atlántida y el Nuevo Orden Mundial bajo la deidad del anticristo
por venir, Osiris/Apolo.

De los setenta y dos demonios a las serpientes aladas: lo que se enseña, y lo que
no, en la escuela sobre la historia de los EE.UU.

En las escuelas públicas se enseña a los niños que en 1407 el cartógrafo alemán Martin
Waldseemüller creó un mapa mundial. En este mapa las tierras del hemisferio occidental se
llamaban originalmente “América”, en honor a un explorador y navegante italiano llamado Américo
Vespuccio. Según el relato oficial, los Estados Unidos de América recibieron esta última parte de su
nombre cuando Waldseemüller utilizó la versión feminizada en latín de Américo, para llamar
América a estas tierras.
O al menos, es lo que se nos enseña.
Lo que no se les enseña a los niños en la educación pública, sin embargo (y que los académicos
de las principales corrientes todavía no han aceptado) es la explicación rival y contrapuesta a esta,
que explica el origen del nombre “América” en relación a la adoración de la serpiente en
Mesoamérica, los gigantes bíblicos, la francmasonería e incluso, el año 2012.
La historia comienza mucho antes de que llegaran los españoles a este continente, y quedó
registrada como crónica con caracteres jeroglíficos (además de repetirse en forma oral) del texto
narrativo maya conocido como Popol Vuh. En algún momento entre 1701 y 1703 un sacerdote
dominicano, el Padre Francisco Ximénez, transcribió la obra maya y la tradujo al español. Este
texto fue llevado de Guatemala a Europa más tarde por el Aba Brasseur de Bourbough, y allí se lo
tradujo al francés. Hoy, el Popol Vuh está en la Biblioteca Newberry de Chicago, pero lo que torna
interesante este texto es su relato de la creación, su historia y cosmología, en especial en relación a
la adoración de la gran “serpiente alada”, deidad creadora conocida como Q’uq’umatz, un dios que
los estudiosos consideran era más o menos equivalente al dios azteca Quetzalcoatl y al Kuklkan de
los mayas de Yucatán. Según los francmasones como Manly P. Hall no hay otra obra antigua como
el Popol Vuh, que presente de manera tan completa los rituales de iniciación de la gran escuela del
misterio filosófico, tan central al sueño de Francis Bacon de la Nueva Atlantis. Es más, dice Hall, es
en esta región donde encontramos el verdadero origen del nombre y destino de América.
En Enseñanzas secretas de todos los tiempos, Hall escribe:

Ningún otro libro sagrado expresa de forma tan completa como el Popol Vuh los rituales iniciáticos
de una gran escuela de filosofía mística. Basta con este volumen para establecer indiscutiblemente
la excelencia filosófica de la raza cobriza o piel roja.
«Los “hijos del Sol” rojos —escribe James Morgan Pryse— no adoran al Único Dios. Para ellos, el
Único Dios es totalmente impersonal y todas las Fuerzas que emanaban del Único Dios son
personales. Es exactamente lo opuesto de la concepción popular occidental de un Dios personal y de
las fuerzas impersonales que actúan en la naturaleza. Cada uno ha de decidir por sí mismo cuál de
estas creencias es más filosófica. Aquellos hijos del Sol adoran a la serpiente emplumada, que es la
mensajera del sol. Era el dios Quetzalcóatl en México, Gucumatz para los quichés y en Perú lo
llamaban Amaru. De este último nombre procede nuestra palabra “América”. Amaruca quiere
decir, literalmente: “la tierra de la serpiente emplumada”.
Hubo un tiempo en el cual los sacerdotes de este dios de la paz gobernaron las dos Américas desde
su centro principal en las cordilleras. Todos los pieles rojas que se han mantenido fieles a la antigua
religión siguen bajo su influjo. Uno de sus centros fuertes estaba en Guatemala y a su Orden
pertenecía el autor del libro llamado Popol Vuh.
En lengua quiché, Gucumatz es el equivalente exacto de Quetzalcóatl en lengua náhuatl; quetzal, ave
del Paraíso; coatl, serpiente: “la serpiente velada con plumas del ave del Paraíso”».
El Popol Vuh fue descubierto por el padre Ximénez en el siglo XVII; fue traducido al francés por
Brasseur de Bourbourg y se publicó en 1861. La única traducción completa al inglés es la de
Kenneth Sylvan Guthrie, publicada en los primeros números de la revista The Word , que se utilizó
como referencia para escribir este artículo. Una parte del Popol Vuh fue traducida al inglés por
James Morgan Pryse, con comentarios sumamente valiosos, pero lamentablemente nunca la acabó.
El segundo libro del Popol Vuh se dedica en su mayor parte a los rituales de iniciación de la nación
quiché. Estas ceremonias son de la máxima importancia para los estudiosos del simbolismo
masónico y la filosofía mística, porque establecen fuera de toda duda la existencia de escuelas
[182]
mistéricas antiguas y de origen divino en el continente americano.(cursivas añadidas).
Así, nos enteramos por Hall que los francmasones como él creen que la “antigua y divinamente
instituida” religión de misterio que importa a los estudiantes de la masonería provino de
Amaruca/América – Tierra de la serpiente emplumada – por el conocimiento que recibió el piel roja del
mismo dragón. Lo que Hall oculta es que cuando se refiere a esos “valiosos comentarios” efectuados por
James Pryse, está haciendo referencia a un artículo de la revista Lucifer de Helena Blavatsky, publicada
por la Sociedad Teosófica y que iluminaba la doctrina interna de los rosacruces, los francmasones y
todas las órdenes secretas: que Lucifer es el “ángel de luz” que bajo la forma de una serpiente invita a la
humanidad a su parte del “Árbol del conocimiento del Bien y del Mal” para que puedan abrírseles los
ojos de modo que puedan llegar a ser dioses. Incluso hoy, en las sociedades secretas, se considera a
Lucifer como esta benevolente serpiente-dios, que no tiene más que buenas intenciones para con el
hombre en tanto que Jehová es una entidad del mal que intenta mantener en la oscuridad y la ignorancia a
la humanidad y le castiga si busca la más verdadera sabiduría. Como estas antiguas leyendas de
serpientes incluyen a los dioses de serpientes emplumadas de Mesoamérica y se las puede considerar
testimonio histórico de ese ángel al que Dios echó, tal vez “la tierra de la serpiente emplumada pueda
llamarse tierra de Lucifer”, concluye Ken Hudnall en The Occult Connection II: The Hidden Race [La
[183]
conexión oculta II: la raza escondida].
Esto hace surgir serias preguntas acerca de qué tipo de sabiduría “divinamente instituida” tendría
Hall en mente en cuanto a Amaruca/América, ya que parte del legítimo interés respecto de esta
revelación surge del hecho de que los incas, aztecas y mayas eran indudablemente talentosos matemáticos
y astrónomos, o quizá en realidad recibieran avanzado conocimiento de alguien o algo. Medían la
duración del año solar con mucha más exactitud que los europeos en su calendario gregoriano y
orientaban precisamente sus edificios y ciudades sagradas con las estrellas y constelaciones, en
particular con las Pléyades y la nébula de Orión, relacionada en el antiguo Medio Oriente con
Osiris/Apolo/Nimrod. El libro precolombino Codes Dresdensis (conocido también como Códice de
Dresden) de los mayas de Yucatán es famoso porque contiene las primeras ilustraciones que se conozcan
de los cálculos más avanzados y los fenómenos astronómicos. Pero ¿cómo es que los mesoamericanos
anteriores al invento del telescopio podrían conocer cosas tan importantes? Ellos, como lo hacían otras
culturas arcaicas, atribuían este conocimiento a los antiguos “dioses” que traían información celestial a la
Tierra.
En 2008 el investigador universitario David Flynn, miembro de una sociedad de investigaciones
académicas, tal vez haya logrado descubrir información importante relacionada con esta leyenda. Por
cierto, el tamaño y alcance de lo que encontró sencillamente sobrepasa toda comprensión. Tiene que ver
con rastros de inteligencia, con figuras inteligentes, talladas en piedra, y que cubren cientos de kilómetros
cuadrados: es tal vez la evidencia más potente que se haya detectado de ingeniería prehistórica, de parte
de quienes eran conocidos y temidos como dioses en el mundo antiguo. Los gigantes hijos de los
Centinelas.
De la misma manera en que los arqueólogos modernos han podido hallar ruinas de templos mayas
escondidos en la selva de Guatemala mediante el uso de satélites, Flynn utilizó satélites que orbitan la
tierra para tomar imágenes de una vasta red de diseños que rodean al lago Titicaca de Bolivia,
Sudamérica, y que se extienden a lo largo de más de 160 kilómetros al sur, hacia el desierto de Bolivia.
Los dibujos exhiben repeticiones geométricas y diseños inteligentes que incluyen celdas y montículos
rectangulares que se entrelazan, líneas rectas perfectas, y ángulos pronunciados que no ocurren en forma
natural. Cubren toda la topografía del altiplano que rodea al lago, pasando por planicies aluvionales,
colinas, acantilados y montañas. El informe completo de tan notable investigación, está disponible en
RaiderNewsUpdate.com/giants donde también hay imágenes satelitales.
Unos veinte kilómetros al sur del lago Titicaca, en el centro del diagrama de geoglifos, se
encuentran las ruinas megalíticas de Tiahuanaco que para muchos son conocidas como el “Stonehenge de
América” o “Baalbek del Nuevo Mundo”. Su arquitectura exhibe una destreza tecnológica que supera las
hazañas modernas en materia de construcción. En Tiahuanaco se unieron inmensos bloques de piedra con
juntas modulares y complejos niveles de encastrado jamás vistos en ninguna otra cultura antigua. Según
los ingenieros, una de las piedras más grandes que se haya movido para ponerla en un edificio (una roca
que pesa unas cuatrocientas toneladas) llegó hasta Tiahuanaco llevada desde una cantera que estaba a
unos quinientos kilómetros del lugar. Es una hazaña que se vuelve más incomprensible todavía si se toma
en cuenta que la ruta de transporte era una cadena montañosa con picos de hasta 4.600 metros de altura.
Los historiadores convencionales suelen indicar que las estructuras de Tiahuanaco datan del año
600 a.C. aproximadamente, y postulan que una civilización pre-incaica, que no conocía la rueda, las
herramientas modernas y no tenía siquiera un lenguaje escrito, construyó tales maravillas arquitectónicas.
Pero el historiador Arthur Posnansky estudió el área durante más de cincuenta años y observó que hay
sedimento depositado sobre el sitio, en una capa con un espesor de casi dos metros. Con esta carga que
recubre el suelo, producida por una enorme inundación cerca de la era del Pleistoceno (hace trece mil
años) se hallaron cráneos humanos fosilizados, junto a conchas marinas y restos de plantas tropicales.
Los cráneos tienen casi el triple de la capacidad craneana del hombre moderno, y se exhiben en el museo
de La Paz, en Bolivia.
Además, cuando llegaron los primeros cronistas españoles con el conquistador Pizarro los incas
explicaron que Tiahuanaco había sido construido por una raza de gigantes llamados “Huaris”, antes del
Chamak-pacha, o “período de oscuridad” y que ya estaba en ruinas antes de que comenzara su
civilización. Decían que esos gigantes habían sido creados por Viracocha (Kukulkan para los mayas y
Quetzalcoatl para los aztecas), el dios que vino de los cielos (o Centinelas).
Éste dios (Viracocha) creó animales y una raza de gigantes. Pero los enormes seres enfurecieron al
Amo, que los convirtió en piedra. Y luego inundó la tierra hasta que todo quedó bajo el agua y toda vida
se extinguió. Los incas llaman uñu pachacuti a esta inundación. Significa “agua que da vuelta la tierra”.
Dicen que llovió durante sesenta días y sus noches, que todas las cosas creadas se ahogaron y que solo
quedaron algunos vestigios de aquellos que fueron convertidos en piedra. Viracocha se levantó del seno
del lago Titicaca y presidió la construcción de esas maravillosas ciudades cuyas ruinas todavía se ven
aquí y allá en sus islas y costas occidentales y cuya historia se ha perdido totalmente en la noche de los
[184]
tiempos.
Cerca del lago Titicaca, en la región montañosa de Hayu Marca en el sur del Perú y a más de 4.200
mt. sobre el nivel del mar hay una enorme, misteriosa estructura en forma de puerta, tallada en la roca
sólida, en un área reverenciada desde siempre por los peruanos originarios, que la conocen como la
“Ciudad de los dioses”. Todavía siguen acudiendo shamanes allí para realizar rituales en este lugar, que
llaman Puerta de Hayu Marca, o Puerta de los dioses. Mide exactamente siete metros de alto por siete de
ancho, y en el centro tiene un nicho apenas más pequeño. Los pueblos originarios de allí dicen que el
lugar es “un portal a las tierras de los dioses” por el que en la antigüedad llegaban y luego partían
grandes héroes con una “llave” que podía abrir la misteriosa puerta. Otra leyenda dice que el primer
sacerdote inca, el Amaru Meru (nótese de nuevo la relación de Amaru-ca/América), utilizaba un disco
dorado para abrir el portal, que del sólido bloque de roca se convertía en escalera a las estrellas. Según
la leyenda local este sacerdote fue el primero de otros “reyes” que llegaron a la Tierra desde lugares
celestiales específicamente relacionados con las Pléyades (Apolo) y Orión (Osiris). La sección del
disco-llave de la Puerta de los Dioses puede trazarse en una depresión circular al lado derecho del nicho
de la Puerta de Hayu Marca, que a la vez podría estar relacionada con otro “portal”, no lejos de allí: la
Puerta del Sol de Tiahuanaco. Es el sitio que algunos historiadores y arqueólogos han identificado como
la puerta del dios Viracocha que creó a la raza de gigantes.
La mitología sobre los gigantes y el relato de un diluvio mundial, aparecen universalmente en
leyendas de las culturas de los incas, mayas, olmec y aztecas de México. Son historias que se condicen
con relatos sumerios y hebreos del Gran Diluvio y la subsiguiente destrucción de nephilim gigantes, cuya
historia de sacrificios humanos traza paralelos con rituales mayas (a las víctimas de los mayas un
sacerdote les abría con un elemento filoso el abdomen para quitarles el corazón mientras sus ayudantes
amarraban sus manos y sus pies). Los griegos también tienen el relato de que hubo gigantes prehistóricos
responsables de la creación de estructuras megalíticas descubiertas en todo el mundo, y el folclore
islámico adjudica esta actividad constructora prehistórica a una raza de súper seres llamados “jinn”
(genios):
“Los yin precedieron a Adán. Construyeron enormes ciudades cuyas ruinas quedaron en lugares
[185]
olvidados.”
En Egipto los textos del templo de Edfu, que se cree son anteriores a los egipcios, explican algo
que también añade significado y parece rememorar la actividad de los nephilim antes y después del
Diluvio:
“Los templos y monumentos más antiguos de la tierra se construyeron para que se produjera la
[186]
resurrección de los mundos destruidos de los dioses.”
En el paradigma religioso de los incas, el testimonio que nos ha llegado de la región andina y que
se considera el más antiguo que se conozca, los geoglifos de Tiahuanaco se consideran vestigios de una
civilización perdida que conocía su destino…el de ser destruida por un cataclismo mundial. En este
sentido los geoglifos sirven no solo como monumento recordatorio de una existencia antigua sino como
advertencia para la humanidad futura y el retorno de una era destructiva, o como concluye David Flynn:
Los geoglifos parecen ser evidencia física que respalda los mitos de América central y del sur,
sobre un diluvio mundial y una raza de gigantes. Su descubrimiento en tiempos modernos se condice
con las profecías incas y mayas de un “despertar” al conocimiento del pasado antiguo, de los
“dioses constructores” y su regreso. Es tal vez testimonio de la precisión de estas profecías el hecho
de que la fecha del 21 de diciembre de 2012 se conozca tan ampliamente en la modernidad…el final
[187]
del calendario maya.
Secretos de Amaru-Ca en la cúpula del Capitolio de los EE.UU.

Podría decirse que no es casualidad que la prehistoria maya haga eco de la venida de los
misteriosos Centinelas, sus gigantes descendientes, la fecha 2012 como final, y la relación entre estas
historias y los comienzos de la francmasonería en Norteamérica. De hecho, hay algo que parece constituir
evidencia fabulosa de que los primeros francmasones y quienes trabajaban con ellos no solo conocían el
sistema de creencias mesoamericano y la fecha de 2012 como final del calendario sino que además lo
incorporaron directamente al diseño de la cúpula del Capitolio de Washington DC. Es lo que aparece
ilustrado de manera vívida en la obra de arte encargada a Constantino Brumidi, quien también pintó la
Apoteosis de George Washington. El libro Apollyon Rising 2012 explica:
Nacido el 26 de julio de 1805 en Roma, Brumidi era un pintor italiano/griego que se hizo conocido
por restaurar los frescos del Vaticano del siglo XVI, además de haber pintado obras en varios
palacios de Roma. Después de la ocupación francesa de Roma en 1849, Brumidi emigró a los
EE.UU., obtuvo la ciudadanía y comenzó a trabajar para los jesuitas de Nueva York (que en ese
momento eran “el poder oculto y la autoridad” de la Iglesia católica romana). Su obra incluyó los
frescos de la Iglesia de San Ignacio de Baltimore, Maryland; de la Iglesia de San Aloisio en
Washington DC, y de la Iglesia de San Esteban de Filadelfia, es decir, la Crucifixión, Martirio de
San Esteban, y la Asunción de María.
Pero en 1854, de manera abrupta, los jesuitas financiaron un viaje de Brumidi a Méjico donde…
emprendió la curiosa tarea de tomar copiosas notas de la antigua Piedra del Calendario Azteca (o
Piedra del Sol), que termina en 2012.
Apenas volvió de Méjico Brumidi llevó su colección de notas y dibujos a Washington DC, donde se
reunió con el Intendente General Montgomery C. Meigs, supervisor de la construcción de los
pabellones o alas, y la cúpula del Capitolio de los EE.UU. Enseguida se le encargó a Brumidi que
fuese el “pintor gubernamental”, para que adornara los pasillos y la Rotonda del Capitolio con
frescos paganos sagrados para la francmasonería. Su obra incluía La apoteosis de George
Washington y el famoso Friso de la Historia Norteamericana. Brumidi murió en 1880 y otros tres
artistas terminaron el friso, pero Brumini le agregó a la obra, en algún momento entre 1878 y 1880,
una escena llamada Cortés y Moctezuma en el Templo Mejicano , donde pintó la Piedra del
Calendario Azteca y otros símbolos importantes.
Cortes y Moctezuma en el Templo Mejicano, de Brumidi

La Piedra del sol pintada en el friso de Brumidi (el objeto circular detrás de las figuras que están a
la derecha) se basa en la piedra azteca real, o Piedra del Calendario Azteca, de una sola pieza, que mide
3,65 mt. de alto, 1, 20 mt. de ancho, y pesa veinticuatro toneladas. En la cumbre de la civilización azteca,
momento en que los aztecas dominaban a todas las demás tribus de Méjico, esta piedra estaba sobre el
Templo de Tenochtitlán en medio de la ciudad más grande y poderosa de Mesoamérica. Hoy, la Catedral
de la Ciudad de Méjico donde trabajó Brumidi ocupa el mismo lugar. Los españoles enterraron allí la
piedra y quedó oculta debajo de la catedral hasta que se la redescubrió en 1790. Entonces, se sacó a la
luz esta piedra y se la amuró en uno de los muros de la catedral, donde quedó hasta 1885. La Piedra del
sol hoy está en exhibición en el Museo Nacional de Antropología de la ciudad de Méjico en el Parque
Chapultepec.
Es importante observar que este símbolo y los ídolos que lo acompañan aparecen pintados en el
cielorraso de la cúpula del Capitolio. El dios sol Tonatiuh, cuyo rostro con la lengua fuera aparece en el
centro de la Piedra del sol, es el dios de la era actual (la quinta) que comenzó en 3114 a.C. y termina en
2012. El calendario solar azteca solo es superado en precisión por el calendario maya, que también
termina el 21 de diciembre de 2012. Tonatiuh se conocía también como el señor de los trece días (del 1
Muerte al 13 Piedra). Era el que pronunciaba profecías importantes y exigía sacrificios humanos (cada
año se le ofrecían más de veinte mil víctimas según los registros aztecas y españoles, y en 1487 los
sacerdotes sacrificaron ochenta mil personas a este dios en la dedicación del templo reconstruido del
dios sol). Este es el número sagrado de los aztecas, los mayas y los francmasones por razones proféticas
y místicas.

Al igual que los mayas, los aztecas creían que la primera era o “Primer sol” había sido una época
en que la tierra estaba habitada por gigantes destruidos por un gran diluvio o inundación, mucho antes de
que aparecieran las civilizaciones maya o tolteca. La era final o “Quinto sol” terminaría en 2012. Si bien
los aztecas asimilaron estos conocimientos de los mayas, formaron su cultura principalmente en torno a
ideas toltecas. Su gran ciudad de Tenochtitlán, sobre una isla en el lago Texcoco, con sus caminos,
canales, mercados y grandes torres y templos que se alzaban majestuosamente, era tan espectacular que
cuando el conquistador Bernal Díaz del Castillo lo vio, escribió como cronista y testigo ocular de la
conquista española de Méjico:

"Cuando vimos tantas ciudades y aldeas construidas sobre el agua y otras muy grandes sobre
terrenos secos, quedamos asombrados y pensamos que se trataba de algo parecido a los
acontecimientos relatados en el libro de "Amadis de Gaula" a causa de las grandes torres, de las
pirámides y edificaciones que surgían del agua y que estaban construidas en piedra y que vimos
tantas cosas tan admirables, no sabíamos que decir, o si era verdad lo que por delante parecía, que
por una parte en tierra había grandes ciudades, y en la laguna otras muchas y veíamos todo lleno de
canoas, y en la calzada muchos puentes de trecho en trecho, y por delante estaba la gran ciudad de
Tenochtitlán, y nosotros... no llegábamos a quinientos soldados... apenas 416, entre ellos 10
marineros, 33 ballesteros, 13 mosqueteros armados con arcabuces, además de 16 caballos y unos
cañones de bronce. Desde lo alto de la montaña se vislumbraba la ciudad ambicionada, los destellos
[188]
eran refulgentes, se trataba de una ciudad toda de plata y tan bella como jamás pudo soñarse”.
La cultura azteca no solo era muy avanzada en ingeniería, astronomía y matemáticas, sino que los
guerreros de Moctezuma superaban mil veces en número a los hombres de la expedición de Cortés.
¿Cómo pudieron entonces los españoles conquistar con tal facilidad a los aztecas? La profecía tolteca
hablaba de Quetzalcoatl, que llegaría desde el este como sacerdote de piel pálida para gobernar su
civilización. Nezhaulcoyotl, un gran astrólogo que apoyaba a Montezuma, creía en esta visión y cuando
llegó Cortés exactamente cuando la profecía decía que volvería el dios, Moctezuma le recibió porque
creyó que le enviaba Quetzalcoatl. Y se rindió. El hecho está pintado en el friso Cortes y Montezuma, de
Brumidi.
Hay una conexión más entre la representación pictórica que hizo Brumidi de la Piedra del Sol y la
francmasonería, y está representada en la serpiente enrollada alrededor del fuego sagrado, hacia donde
apunta intencionalmente la mano izquierda de Moctezuma. El fuego sagrado se relacionaba con las siete
estrellas de las Pléyades (Tianquiztli, o “lugar de reunión”) en la cultura azteca, y representaba el último
año de un ciclo de cincuenta y dos, conocido como “ronda del calendario” que terminaba cuando las
Pléyades cruzaban el quinto punto cardinal a la medianoche de ese año. En ese momento los aztecas
dejaban que se apagaran los fuegos y realizaban la “danza del nuevo fuego” para dar comienzo de nuevo
al ciclo. Cuando los sacerdotes encendían el nuevo “fuego sagrado” y los fuegos de las fogatas, se
aseguraba el movimiento del sol (la serpiente enrollada alrededor del fuego sagrado en la pintura de
Brumidi) en la nueva procesión. En el año 2012, las Pléyades estarán en este cenit sobre Mesoamérica
pero además, su alineación estará en plena conjunción con el sol…
Este conocimiento sagrado explica por qué la Pirámide del Sol de Teotihuacán cerca de ciudad de
Méjico, se corresponde también con las Pléyades. Su lado occidental y las calles que lo rodean están
directamente alineados con la puesta de las Pléyades, configuración que también los mayas tenían en alta
estima. Construyeron la pirámide de Kukulcan en Chichen Itzá para que durante el equinoccio de
primavera y otoño al amanecer y al atardecer, apareciera una sombra como de serpiente reptante que
representaba a Kukulcan (Quetzalcoatl, la serpiente emplumada) a lo largo de la escalinata norte, hasta la
cabeza de la serpiente que estaba al pie. Sesenta días más tarde, cuando el sol está ubicado sobre la
pirámide al mediodía, ésta vuelve a estar en línea con las Pléyades.
Al representar la Piedra del sol, cuyo final es el año 2012, el fuego sagrado que termina en 2012, y
la alineación astrológica con las Pléyades en el Friso de la historia norteamericana, Brumidi está
diciendo con claridad que los diseñadores del Capitolio conocían muy bien qué implicancias tenía el año
2012. Esto aclara las razones por las que quienes diseñaron el Gran Sello de los EE.UU. incorporaron
también el sistema maya de los 13 katunes, que comenzó en 1776 y termina en 2012, en la imagen
[189]
codificada o cifrada que identifica a la nación.
Sin embargo, hay un mensaje relacionado y más profundo que también se halla oculto abiertamente
en la cúpula del Capitolio. En el tambor que hay detrás del azteca arrodillado hay una tercera imagen en
la escena de Cortes y Moctezuma pintada por Brumidi que no solo relaciona las creencias de
Mesoamérica con los francmasones y la profecía, sino también con el Vaticano. El tambor tiene la forma
de una Cruz de Malta, símbolo relacionado en la historia con el imperio de Osiris, por haber comenzado
en la isla de Malta. Esa cruz fue adoptada por los Caballeros de Malta (relacionados con la
francmasonería) y el Vaticano (primer lugar en el que trabajó Brumidi y donde halló favor). Creemos que
no es por casualidad. El capital Montgomery C. Meigs, el ingeniero que encargó a Brumidi las pinturas
de la nueva cúpula, quería que la obra de arte recordara las pinturas del Vaticano. Con los vínculos de
Brumidi con el Vaticano y los jesuitas, todo el arreglo acababa siendo una “pareja perfecta”. Al incluir
este conocido símbolo maya, de los Illuminati y los francmasones, Brumidi astutamente relacionó el
diseño de la cúpula del Capitolio de Washington DC con el Vaticano, el misticismo masónico y el año
2012 en más de un aspecto. Sin embargo, para entender la importancia y significado de dónde estamos
hoy ante la llegada de Petrus Romanus, es esencial que en la siguiente sección de este libro examinemos
la historia de la Iglesia católica romana y las bases del mismo papado.
Capítulo seis: Los Estados Unidos, el Vaticano, el Nuevo
Orden Mundial, y la venida del anticristo

Si el mundo continúa, los historiadores sin duda escribirán en el futuro la forma en que el fervor
mesiánico en torno a la elección del cuadragésimo cuarto presidente de los EE.UU. reflejó no solo una
amplia desaprobación de las políticas del gobierno de Bush sino también el modo en que, después del 11
de septiembre de 2001, la psiquis norteamericana quedó a punto para aceptar amplias alteraciones en la
política y las finanzas, dentro de un esquema general de salvación del caos. Entre esos historiadores
habrá algunos que sin duda argumentarán como lo hicieron los alemanes del partido Nacional Socialista
después de la Primera Guerra Mundial, que Barack Hussein Obama apeló a los votantes independientes
de la sociedad norteamericana, votantes que son cada vez más numerosos, al jugar con su comprensible
temor, con el fin de postularse como agente esencial del cambio.
Lo que muy probablemente no vayan a registrar muchos de estos historiadores será la relación que
tuvieron con eso los invisibles formadores del Nuevo Orden Mundial, tanto antes como después de las
elecciones presidenciales de los EE.UU. Si lo hicieran habría multitudes que de todos modos no creerían
la idea de que detrás del caos global que posibilitó que Obama se hiciera tan popular había una red
secreta, una mano transnacional que dirigía el curso de la civilización. Sin embargo, ningún relato de la
historia que incluya estos años recientes quedará completo ni sería sincero, si no reconoce al menos a los
amos y señores que detrás de escena manipularon la política internacional, los bancos y las finanzas, los
valores y la Bolsa, el comercio, los bienes primarios y los recursos de energía. Hay numerosos trabajos,
entre ellos muchos realizados por académicos, que fueron atando cabos y formaron así el cuadro de esta
“súper clase” gobernante y la integración de políticas, en especial la de EE.UU., que se bajaron a los
gobiernos de naciones y estados y a organizaciones supra-nacionales.
El periódico The Economist señaló en abril de 2008 el trabajo de investigación del académico
David Rothkopf, cuyo libro El club de los elegidos documentó que son solo unos pocos miles de
personas en todo el mundo quienes determinan la mayoría de las políticas globales. The Economist
describía a este número comparativamente pequeño de elegidos como “preparados y posicionados” en
“instituciones de alcance mundial…que se reúnen en eventos mundiales como el Foro Económico
Mundial de David y la Comisión Trilateral o…las reuniones de Bilderberg y los seminarios del
[190]
Bohemian Grove que se realizan cada mes de julio en California”. El conocido locutor de radio y
autor de Brotherhood of Darkness [Hermandad de las tinieblas] Stanley Monteith dice que estas
personas forman parte de una “jerarquía oculta” que gobierna al mundo y dirige el curso de los sucesos
humanos. “El movimiento está encabezado por hombres poderosos que rechazan el cristianismo y se
inclinan más bien por el “lado oscuro” y se dedican a la formación de un gobierno mundial y una religión
mundial”, escribe. “Controlan el gobierno, los medios…muchas corporaciones y a los dos partidos
[191]
políticos [de los EE.UU.]”.
Un dato interesante es que el Papa Benedicto XVI tal vez se refiriera al mismo grupo cuando en
2008 les advirtió a los diplomáticos de las Naciones Unidas que el consenso multilateral que tenía que
resolver las dificultades globales estaba “en crisis” porque las respuestas a los problemas “estaban
subordinadas a las decisiones de unos pocos”. Su predecesor, el Papa Juan Pablo II, tal vez reconoció lo
mismo al creer que era inevitable un Gobierno Mundial guiado por una elite gobernante, a su vez guiada
por influencias espirituales (fuera que lo percibieran así o no). Si los investigadores como el Dr.
Monteith están en lo cierto, y los gobiernos del mundo hoy están bajo la influencia de esos poderes de
ángeles oscuros, la elite que encabeza el impulso actual por establecer un Nuevo Orden Mundial está
directamente conectada con un sistema del anticristo que se va revelando día a día.
Las señales y la evidencia de esta inmersión en lo sobrenatural en esta movida hacia un gobierno
mundial totalitario se observan cada vez más en los comentarios políticos, el simbolismo de lo oculto y
las “coincidencias” numerológicas de esta última década en los EE.UU. A medida que se va preparando
a la opinión pública para la aceptación final de la subordinación internacional, hay “espejos” de la
actividad oculta que producen tantos mensajes semióticos abiertos (señales visibles y referencias
audibles que comunican ideas subliminales) que la sociedad empieza a sentir que “los dioses” se burlan
de nosotros, provocándonos a ver si estamos dispuestos a admitir que la conexión existe. Todo esto se ha
mostrado cada vez más evidente y cierto desde la elección del Presidente de los EE.UU. Barack Hussein
Obama, a quien los servicios de noticias (y los servicios en las iglesias) de todo el mundo veían con la
esperanza de que fuera el “Presidente del Mundo”. Aunque el título que las multitudes eufóricas le dieron
a Obama en la noche de su elección para algunos resulta ominoso porque ven la relación con el
anticristo, el ideal glorificado que hay tras este mote refleja el hambre global y el movimiento creciente
hacia la llegada de “aquel” que represente a los agentes invisibles mencionados más arriba y que, durante
un tiempo parecerá ser el hombre que tendrá las respuestas para todo el mundo. El libro Apollyon Rising
2012 (Defender Publishing, 2009) documentó esta evolución y vio de antemano cómo se iba preparando
con esto al mundo para la llegada de Petrus Romanus y el Anticristo.

Dice, en las páginas 93 a 96 [en traducción libre al español]:

Consideremos la retórica mesiánica sin precedentes utilizada por reporteros, políticos, celebridades
e incluso predicadores, al festejar la “naturaleza espiritual” del meteórico ascenso de Obama, que
pasó de ser casi ignoto hasta ocupar la presidencia de los EE.UU. Y veamos el modo en que ello
reflejó el fuerte deseo de la gente de que llegue un salvador terrenal. El columnista Mark Morford
del San Francisco Chronicle lo describió como “una especie de potente luminosidad”. En opinión
de Morford, fue porque Obama es “un obrero de la luz, de ese tipo de seres poco frecuentes que
[192]
tienen la capacidad de…contribuir al inicio de una nueva forma de ser en el planeta”. El
diácono de la Capilla Internacional Martin Luther King Jr., Lawrence Carter, fue más allá y comparó
a Obama con la venida de Jesucristo: “Es potente e importante a nivel espiritual que veamos surgir a
Barack Obama…Nadie lo vio venir, y los cristianos creen que Dios viene a nosotros de lugares y
[193]
rincones inesperados. Como Jesús, que nació en un establo”. Dinesh Sharma, consultor de
ciencias de mercadeo y Doctor en Psicología por la Universidad de Harvard, también evaluó a
Obama en forma similar: “Muchos…ven en Obama a una figura mesiánica, un alma grande, y
[194]
algunos lo llaman con afecto Mahatma Obama”. Habría sido fácil descartar ese comentario
atribuyéndolo a las ideas de un loco de la Nueva Era, si no hubiera sido que tantas personas decían
cosas parecidas con la misma pasión. A continuación, una breve lista de expresiones de ese tipo, de
distintas fuentes de noticias:

El atractivo y carisma de Barack es en verdad mesiánico…él…transmite energía como la de Dios…


¿Y si Dios decidiera encarnar como hombres que predican “esperanza y cambio”? ¿Y si…no lo
advirtiéramos y lo dejáramos pasar, sin dejar que nos guiara Dios? – Steve David, Journal
[195]
Gazette.
Esto es más grande que con Kennedy… ¡Es el Nuevo Testamento! Me temblaban las piernas. Y lo
[196]
digo: eso no me pasa con frecuencia. En serio. Es todo un suceso. – Chris Matthews, MSNBC

¿No se siente como si una mano especial estuviera guiando a Obama en su viaje, digo, como dijo él,
[197]
es tan improbable? – Daily Kos

Para mí, Obama no debe ser un ser humano común, sino un Alma Avanzada que vino a guiar a los
[198]
EE.UU. para que salgamos de este lío. – Lynn Sweet, Chicago Sun Times.

No opera en el mismo plano que los políticos comunes. Es el agente de la transformación en una era
de revolución, como figura calificada de manera única, para abrir la puerta al siglo veintiuno. – Ex
[199]
Senador de los EE.UU. Gary Hart, Huffington Post.

No es el verbo hecho carne [Jesús] sino el triunfo de la palabra sobre la carne [¿mejor que Jesús?]
…Obama es, en su mejor versión, capaz de convocarnos a la mejor versión de nosotros mismos. –
[200]
Ezra Klein, Prospect.

Obama tiene la capacidad de convocar a las fuerzas heroicas de las profundidades espirituales del
ciudadano común, y desatar desde allí un coro sinfónico de acciones creativas singulares, con el
propósito común de domesticar al alma y aliviar los enormes desafíos que enfrenta la humanidad. –
[201]
Gerald Campbell, First Things First.

Obama ha sido…bendecido y altamente favorecido…Pienso que…su elección…es por designio


divino…Soy predicador y pastor; sé que eso estaba en el plan de Dios…creo que está siendo usado
[202]
para algún propósito. – Janny Scott, New York Times.

No solo sanará a nuestras ciudades-estados y nuestras almas. No solo traerá el Reino Celestial que
soñó tanto el platonismo y el cristianismo, hasta la tierra. Sanará a la misma tierra. – Micah Tillman,
[203]
The Free Liberal.
El hecho en sí es tan extraordinario que se podría añadir un capítulo a la Biblia como crónica de su
[204]
importancia. – Rep. Jesse Jackson. Jr., Politico.

Aunque trató de disimularlo de manera sutil, Obama alentaba esta percepción del público que lo
veía como un “ungido” cuyo momento había llegado. Las publicidades oficiales de la campaña de Obama
usaban todo el tiempo palabras como “fe”, “esperanza”, y “cambio”. El candidato republicano John
McCain lo entendió, y en su campaña sacó un cínico video llamado The One [Aquel]. Utilizando algunas
de las cosas que el mismo Obama había dicho, el video ridiculizaba el papel de Obama como figura al
estilo de Cristo, y lo mostraba en New Hampshire, diciendo: “Brillará un rayo de luz y los iluminará y
vivirán una epifanía y de repente, se darán cuenta de que ¡tienen que ir a votar por Barack!” Lo que el
video no mencionaba era que una “epifanía” en realidad significa la repentina comprensión de la
aparición de una deidad al ser humano. Otra parte del video mostraba a Obama durante su discurso
victorioso al ser nominado como candidato, en St. Paul, Minnesota: “Este fue el momento en que los
océanos comenzaron a calmarse, y nuestro planeta empezó a sanar”. Cualquiera que siguiese la campaña
presidencial habría entendido los mensajes, directos o indirectos: niños angelicales que cantaban
canciones con letra que se refería a Obama; logotipos que representaban rayos de sol que provenían de la
O que formaban sus manos (gesto que Hitler también utilizó); libros como el de Nikki Grimes, Barack
Obama: Son of Promise, Child of Hope [Barack Obama, hijo de la promesa, hijo de la esperanza]
(Simon & Schuster); comparaciones con el “Rey filósofo” de Platón, sin quien nuestras almas seguirían
en quebranto; comparaciones con el “iluminado espiritual” Mahatma Ghandi; comparaciones con el héroe
[205]
solar Perseo; con Jesucristo, y hasta con Dios Mismo.
A pesar de que al momento de escribir este capítulo más parece que Obama solamente será un
colaborador en este surgimiento de la superestrella superhumana que el mundo ha estado esperando con
ansias, si es que los gestos simbólicos sirven de indicación, por cierto había mucha gente religiosa en esa
marcha a la Casa Blanca dispuesta a aceptarlo a él como “Aquel”. Docenas de iglesias y grupos de fe,
incluyendo algunas de las principales en el protestantismo, organizaron actividades para marcar el día de
la asunción de Obama como un evento “espiritual”. Randall Balmer, profesor de religión en la historia
[206]
norteamericana en la Universidad de Columbia, admitió que jamás había visto algo como esto. Y
CNN hasta llegó a comparar la ceremonia de asunción de Obama con el Hajj, viaje de los musulmanes a
[207]
la ciudad santa de la Meca, peregrinaje obligatorio que demuestra su dedicación a Alá. En Des
Moines, Iowa, el desfile inaugural dedicado a Obama incluyó una representación de la entrada triunfal de
Cristo, donde un doble de Obama montaba un burro. A medida que avanzaba por las calles, se repartían
hojas de palmera a los espectadores para que pudieran saludarlo con ellas de la misma forma en que lo
[208]
habían hecho los que celebraban y adoraban a Cristo en el capítulo veintiuno de Mateo. Varios
ministerios, entre ellos la Coalición de la Defensa Cristiana y Fe y Acción, se unieron para representar lo
que se anunció como una primicia en ocasión de la asunción de cualquier presidente en los EE.UU.:
pusieron aceite de unción en los marcos de las puertas del portal en arco por el que pasó Obama al
acercarse a la plataforma sobre el Frente Oeste de la Capital, antes de su jura. El miembro del Congreso
Paul Broun (por Georgia) participó del ritual junto al Rev. Rob Schenck, y dijo: “La unción con aceite es
[209]
una rica tradición en la Biblia…y simboliza la consagración, el apartar algo para uso de Dios”.
Hasta las oraciones convencionales de la asunción, históricamente ofrecidas en ceremonias de asunción
presidencial en los EE.UU. tenían esta vez un sabor diferente, a Nueva Era. Rick Warren, considerado el
pastor cristiano de los EE.UU., pronunció una bendición en el nombre de la versión musulmana de Jesús
(Isa) y el obispo de Nueva Hampshire, Gene Robinson, invocó al “Dios de nuestros muchos
entendimientos”.
Si bien todo esto fue muy inusual, incluso sin precedentes, no fue algo que sorprendiera. Es que
durante su campaña Obama había dedicado bastante tiempo a distanciarse de los cristianos
conservadores, los evangélicos, y en especial de la derecha religiosa (que desde Ronald Reagan había
tenido peso en el Partido Republicano) contraponiendo que su fe era más universalista, con no tanta
convicción en cuanto a la infalibilidad de la Biblia. En un video de cinco minutos que puede verse en
YouTube se ve uno de los discursos de Obama en sus días de candidato, muy cínico en cuanto a la
autoridad de la Biblia y hasta ridiculizando pasajes específicos del Antiguo y el Nuevo Testamento:
“Más allá de lo que hayamos sido en el pasado”, dice Obama en el video, “hoy ya no somos una nación
cristiana”. Luego añade: “La democracia exige que los que tienen motivaciones religiosas traduzcan sus
intereses a valores universales, más que a los específicos de una religión…Será difícil para los que
[210]
creen que la Biblia no contiene errores, como creen muchos evangélicos”. Por eso, este esfuerzo
consciente de Obama por reorientar a los EE.UU. apartando a la nación del cristianismo conservador fue
algo que de inmediato causó la adhesión de los que se sentían identificados con este hombre que en su
bolsillo llevaba un pequeño ídolo del dios hindú Hanuman, cuyas bendiciones buscaba en su carrera a la
Casa Blanca. También en su bolsillo llevaba la imagen de una Virgen y su niño.
Para Obama, que creció en una casa donde en un mismo estante estaban la Biblia, el Corán y el
Bhagvat Gita, la religión organizada se definía como “cerrazón mental, vestida con un manto de piedad”
pero de todos modos era una útil herramienta política. Así que la usó hábilmente, con maestría, y se ganó
seguidores sectarios con eso. En febrero de 2009 Obama reemplazó por un tiempo a Jesucristo como
héroe favorito de los estadounidenses, según una encuesta de Harris, y la dedicación a su misticismo del
“bienvenidos todos”, se propagaba como fuego en los círculos esotéricos, con los proselitistas y
“evangelizadores” de esta nueva religión convocando a reemplazar la fe “agotada” de nuestros padres
por una nueva fe global. Terry Neal, en su columna para el Hamilton Spectator, se atrevió a proclamar:
“La fe de nuestros padres hoy está agotada…y solo bastará con que la gente tenga una visión global del
mundo. Lo que hace falta es la unión, el matrimonio, de una fe creíble con la administración del gobierno
[211]
[dominionismo] porque solo entonces habrá paz en la tierra y buena voluntad hacia todos”.
A pesar de que a muchos votantes evangélicos y católicos que lo votaron les cuesta más entender el
amplio atractivo de la filosofía de la Nueva Era que propone Obama, el fenómeno puede explicarse hasta
cierto punto como resultado de una cultura que va cambiando. En los últimos cincuenta años, y en
especial porque los “baby boomers” [N. de T: nacidos entre 1946 y 1964] han estado escuchando
atentamente lo que dicen los pastores en cuanto a concentrarse en el potencial humano y el “dios que está
dentro de cada uno de nosotros”, han cobrado significado las filosofías orientales y hoy están en auge.
Esto incluye al monismo, al panteísmo, el hinduismo y la auto-realización. Los estadounidenses entonces
ven la oportunidad fabulosa de librarse de las “antiguas ideas” del cristianismo del fundamento, y se
vuelcan a sostener una perspectiva monista del mundo más “iluminada” (todos somos uno). Con el fin de
lograr lo que no pudieron conseguir los constructores de la Torre de Babel (es decir, unificar a las masas
del mundo bajo un único paraguas religioso) se presenta a un Dios panteísta y los humanos finalmente se
definen como miembros divinos de ese “todo” que es Dios. Los paganos arguyen que este principio de la
divinidad interior es más antiguo que el cristianismo, y es cierto. Hay que señalar que el evangelio según
[212]
el catecismo católico romano y similares conceptos de la Nueva Era – ese evangelio de “somos
Dios” – es tan antiguo como la caída del hombre. Comenzó cuando la serpiente le dijo a la mujer “seréis
como Dios” (Génesis 3:5), y llegará a su momento máximo durante el reinado del Hombre de Pecado.
En su carrera por la elección hasta el mismo Obama parecía secretamente sintonizado con el
esotérico “anticristo” apuntalando a quienes apoyaban su destino como presidente y dios-rey. Como
ejemplo extraordinario tenemos el discurso que dio Obama en Berlín, Alemania, el 24 de julio de 2008, y
titulado “El mundo es uno”. No fuimos pocos los estudiantes de la historia del ocultismo que notamos y
observamos con atención el simbolismo y la ubicación del hecho y por eso incluso algunos de los que
hasta entonces habían rechazado las etiquetas de “anticristo” se volcaron a reconsiderar su postura
respecto de Obama. Entre ellos se contaba el conocido autor católico Michael O’Brien, cuyo nombre
adquirió resonancia por su apocalíptica novela El padre Elías. O’Brien había recibido muchas cartas y
mensajes de correo electrónico de suscriptores y visitantes de su sitio de Internet, con la pregunta de si
Obama era el anticristo. Al principio O’Brien escribía que no era posible que fuera así. Pero luego un
amigo que había visto el discurso de Obama en Berlín lo llamó y le dijo que la audiencia había quedado
fascinada, y afirmó que un locutor de una radio alemana había dicho: “Acabamos de oír al próximo
presidente de los EE.UU.….y al futuro Presidente del Mundo ”. Para ese momento Obama ya transmitía
una imagen de inusual semejanza con el personaje del anticristo de su novela. Y después de mirar varias
veces ese discurso de Berlín O’Brien emitió un comunicado de prensa en el que admitía que, aunque
dudaba que Obama fuera el gobernante de la profecía de los últimos tiempos, sí creía que “era portador
de un virus moral fatal, de hecho, algo así como un anti apóstol que difundía conceptos y agendas que no
solo son del anticristo sino también anti-humanas”. O’Brien finalmente admitió que Obama podía ser
parte instrumental de la llegada de ese temido período de la Gran Tribulación y, lo que es peor, que en él
[213]
se observaba “del espíritu del anticristo”. Como es cierto que cualquier evento político público
requiere de planificación y significado simbólico, la ubicación elegida para que Obama diera su discurso
de Berlín, frente a la Columna de la Victoria de esa ciudad, contribuyó a las conclusiones de O’Brien. El
lugar resultaba ofensivo a los alemanes instruidos, y también a los cristianos y judíos, debido a sus
vínculos con el anticristo moderno Adolf Hitler y los nazis. Pero de todos modos, y como cosa bastante
extraña, el lugar era adecuado porque fue exactamente allí que Hitler había planeado entronizarse como
Rey del Mundo en la Welthauptstadt Germana, o “Nueva capital del mundo”, después de ganar la
Segunda Guerra Mundial.
En la década de 1930 Hitler había encargado el diseño de la nueva capital a Albert Speer, “primer
arquitecto del Tercer Reich”. Como parte del diseño, la Siegessäule, o Columna de la Victoria de Berlín,
un monumento de 69 mt. de altura coronada con una figura alada dorada que representaba a Borrusia,
personificación femenina de Prusia y Victoria, diosa del culto a la victoria militar, se mudó de su lugar
original frente al edificio del Reichstag en 1939 para reubicarla en su emplazamiento actual, en el
Tiergarten, un parque de 200 hectáreas en el centro de Berlín. Y allí fue, frente al símbolo nazi, que
Obama dio su discurso.
Rainer Brüderle, líder delegado del partido político liberal Demócratas Libres de Alemania, se
quejó ante el periódico Bild am Sonntag: “Fue Hitler quien mudó la Siegessäule de Berlín al lugar donde
está hoy. Lo veía como símbolo de la superioridad alemana y de las victoriosas guerras contra
Dinamarca, Austria y Francia”. En la mente de Brüederle esto representaba una pregunta muy seria en
cuanto a “si aconsejaron correctamente a Barack Obama sobre la elección de la Siegessäule como lugar
[214]
para dar un discurso sobre su visión de un mundo más cooperativo”. Otro político alemán llamado
[215]
Andreas Schockenhoff también se mostró molesto y dijo: “Es un símbolo problemático”.
Es evidente que no le pareció problemático a Obama, quien estuvo delante de la columna y saludó
a la gente de Alemania de manera muy similar a la que solía elegir Adolf Hitler. Fue escalofriante. Hubo
miles de personas que le devolvieron el saludo, algo que viola la ley alemana. Al termina su discurso
frente a la diosa de la guerra Obama dijo: “Mirando al futuro, con determinación en nuestros corazones,
recordemos esta historia y respondamos a nuestro destino para rehacer el mundo, una vez más”. Fue
exactamente lo que había prometido hacer Hitler, y precisamente en el lugar donde había planeado
patentarlo en la memoria de todos.
De mayor significado todavía, y no muy lejos del lugar en el que Obama dio su encendido discurso,
señalamos que el Gran Altar de Zeus se encuentra en el Museo de Pérgamo. Según varios informes
Obama visitó el Gran Altar mientras estuvo en Berlín. Es especialmente importante recordar esto, por lo
que hizo al volver a los EE.UU. Pero antes de examinar sus reveladoras acciones veamos con atención lo
que dice la Biblia sobre el altar de Zeus en la carta dirigida a la iglesia de Pérgamo (Pergamum,
Pergamon):

Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto: Yo
conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has
negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora
Satanás. (Apocalipsis 2.12-13).

La frase en griego que dice “donde está el trono de Satanás” significa literalmente “donde hay un
trono a Satanás”. Los estudiosos identifican el gran altar de Zeus con este trono, y se trata del altar que
estaba en Pérgamo. Era tan importante la adoración de Zeus en la antigua Pérgamo que se le ofrecían
continuamente sacrificios sobre el imponente y famoso altar de casi catorce metros de alto. Se dice que
sobre ese altar murió Antipas, primer líder y mártir de la primera iglesia cristiana, lentamente asado
hasta morir, dentro de la estatua de un buey o toro, símbolo y compañero de Zeus. La frase de
Apocalipsis 2:13, “en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora
Satanás” se considera cita de tal hecho.
Unos dos mil años después de que se hubiera escrito Apocalipsis 2:13 unos arqueólogos alemanes
sacaron el gran altar de Zeus de entre las ruinas de Pérgamo y lo llevaron a Berlín, donde se lo restauró y
ubicó como pieza central del Museo de Pérgamo. Allí fue donde Hitler lo adoró y construyó luego una
réplica que ubicaría al aire libre y desde donde daría varios discursos que dejaron fascinados a muchos
alemanes.
“Hagamos fast forward unos setenta y cinco años”, dice el blogger El Gallo. “Otro joven y
carismático político fascina a las multitudes en Alemania con un encendido discurso en Berlín. Barack
[216]
Hussein Obama… [y] ¿visitó Barack Obama…el Gran Altar de Zeus? Presumimos que sí lo hizo”.
Si Obama recibió inspiración del trono de Satán mientras estuvo en Berlín es algo que no
sabremos. Pero lo que hizo luego es para quedar boquiabiertos. Apenas volvió a los EE.UU. mandó que
se construyera un escenario con columnas griegas y desde allí dio el discurso de aceptación por ser
nominado por su partido. Y en vista de que los templos griegos como el erigido en honor de Zeus eran
supuestamente la residencia de la deidad a la que estaban dedicados, los del partido Republicano
ridiculizaron a Obama, y lo caricaturizaron como Zeus en el “Monte Olimpo”, acusando a quienes le
apoyaban de “arrodillarse” ante el “Templo de Obama”. The New York Post publicó un suplemento
especial sobre la Convención, muy esclarecedor. Fue el 28 de agosto de 2008 y el título era: “¡Oh Dios!
Los demócratas erigen el templo de Obama”, ocupando con letras de bloque toda la portada. Pero no fue
sino hasta que el blogger Joel Richardson señalara que el diseño del podio de Obama reproducía el Gran
[217]
altar de Zeus que los jefes de campaña de Obama intentaron explicar que el diseño era una
combinación de elementos, y que reproducía el pórtico de la Casa Blanca y el edificio del Capitolio de
los EE.UU. “Sin embargo los expertos coincidieron con Richardson”, escribió Gallo. “Era una réplica
[218]
del Gran Altar de Pérgamo”.
De este modo, y de manera increíble, tal como lo hizo Hitler Obama también honró a la diosa
Victoria con su presencia antes de mandar a construir una réplica del bíblico trono de Satán, sobre el que
aceptaría su cita con el destino.
Hay un descubrimiento inusual que podría echar luz sobre la razón de la fascinación de Obama por
un simbolismo tan anticristiano en los días previos a su elección. Tiene que ver con una Hadith
(tradición) sagrada para el Islam shiita del siglo diecisiete. Contiene una profecía de Ali ibn Abi-Talib
que predice que justo antes de la venida del Mahdi (que algunos piensan que es el anticristo) un “hombre
negro y alto asumirá las riendas del gobierno en Occidente”. Este líder comandará “al ejército más fuerte
de la tierra” y tendrá una “clara señal” del tercer imam, Hussein: La profecía concluye que “los shiitas
[219]
no tendrán duda de que él está con nosotros”.
¿Identifica esta profecía islámica a Obama con el “guerrero prometido” que llega como facilitador
y que pondrá en marcha eventos mundiales que en última instancia contribuirán a que el salvador de los
musulmanes shiitas (o un anticristo) conquiste el mundo? Amir Taheri se preguntó justamente esto, en
Forbes Magazine en octubre de 2008, y señaló que “el primer y segundo nombre de Obama – Barack
Hussein – significa “la bendición de Hussein” en árabe y persa, en tanto que “su apellido, Obama, escrito
en persa, se escribe O Ba Ma, que significa “él está con nosotros”, y es esa la fórmula mágica de la
[220]
tradición de Majlisi”.
Vayamos ahora a 2009, y veremos que el 4 de junio Barack Hussein Obama dio un discurso sin
precedentes dirigido al mundo musulmán desde el Cairo, Egipto, declarando que él estaba dando inicio a
una nueva era entre los EE.UU. y el mundo musulmán. Por primera vez Obama habló abiertamente de su
legado musulmán y dijo que los Estados Unidos, que él mismo definió como “una nación que ya no es
cristiana”, es hoy “uno de los países musulmanes más grandes en el mundo”. El editor de Newsweek Evan
Thomas efectuó una declaración después del discurso del presidente en que reflexionó sobre la pasión de
tanta gente en cuanto a sus esperanzas de tener un líder global, con la clara señal de lo preparado que está
el mundo para el anticristo: “Obama está por encima del país, por encima del mundo. Es una clase de
[221]
Dios”.

El destino secreto de los EE.UU.

Sería agradable pensar que en el juramento del presidente de los EE.UU. el utilizar la Biblia en
realidad significa algo para quien pone su mano sobre ella y jura “cumplir fielmente la función de
presidente de los EE.UU.…con ayuda de Dios”. Pero Obama tuvo que repetir la ceremonia después de
que el Juez John Roberts por error cambiara de lugar la palabra “faithfully” [N. de T: “con fidelidad”]
durante el acto de asunción, por lo que al día siguiente todo se volvió a pronunciar en la Sala de Mapas
de la Casa Blanca ante un reducido grupo de miembros de la prensa y asistentes. Esta vez, el juramento
se hizo sin la Biblia, insinuando en la opinión de varios que la Palabra de Dios se había usado solo como
“utilería” en la primera ocasión, y que el momento o la hora de este juramento sin Biblia de Barack
Hussein Obama tenía un profundo significado, oculto y secreto. Aunque sería tentador descartar esa
declaración como juicio apresurado, o incluso como exageración, estaríamos cometiendo un grave error
si lo hiciéramos. Porque es muy importante, por sus consecuencias, lo que significan los juramentos de
asunción para las órdenes secretas.
Los grupos como los masones, que marcaron la fecha honrando a Obama con una inédita fiesta
masónica de asunción en Washington DC el 20 de enero de 2009, estiman los rituales, gestos, usos de
libros como la Biblia y juramentos de jefes de estado como cosas de enorme importancia mística. Por
eso todo lo que hacen se debe efectuar por medio de rituales, iniciaciones e invocaciones ya
establecidas. El poder etéreo, y también los agentes sobrenaturales, se pueden manipular, atar y desatar,
para hacer efectivas las maldiciones o bendiciones del caso, como resultado de un juramento correcto. Y
si se viola un juramento, las repercusiones también pueden ser terribles, opinan. Pero como esto no es
algo que los ocultistas tomen a la ligera, para los miembros de las artes ocultas, sería difícil creer que el
juramento de asunción del presidente de los EE.UU., una de las tradiciones estadounidenses más
valoradas, pudiera salir mal con tanta facilidad. El principio de este juramento “Juro solemnemente” es
una petición espiritual. La palabra “solemne” significa “invocación de una sanción religiosa” o ruego
ante la deidad para que sea testigo, sancione y bendiga la naturaleza vinculante de la ceremonia en que se
jura cumplir con la obligación. El juramento también vincula a la persona ante “Dios” para que cumpla
con fidelidad un pacto. De allí que los representantes del gobierno efectúan un juramento antes de asumir
sus puestos, y los testigos en los tribunales “juran decir la verdad” antes de dar su testimonio. Estos
principios están profundamente arraigados en la fe judeo-cristiana, y en la mayoría de las demás
religiones. Y aunque no hay forma de saber lo que significa para Obama en lo profundo este juramento
como presidente, o si el error y la repetición no fueron más que un accidente, hubo quienes consideraron
sospechoso este hecho y piensan que tiene un significado oculto importante como si representara
simbólicamente ese momento en la historia en que los Estados Unidos pasaron de aferrarse a la Biblia
a sostener el Destino Secreto de los EE.UU., momento en que los masones creen que lo que se perdió
en la Atlántida (que los griegos llamaban “Era de oro de Osiris” y los egipcios conocían como “Zep
Tepi”) finalmente ha de buscarse y conseguirse.
Para entender lo que significan estas declaraciones uno también tiene que comprender el lugar de
los EE.UU. en la historia, un lugar designado por los Padres de la patria. Estos fundadores de la nación
se dedicaron con afán a apartar al nuevo continente en concordancia con un plan atlante que ocultaron
cuidadosamente de los colonos, agricultores, tenderos y soldados que habían hecho el largo y peligroso
viaje desde Inglaterra al nuevo mundo en sus barquitos con el fin de colonizar el oeste. Para ello hay que
centrarse en Sir Francis Bacon, un filósofo y escritor inglés cuya novela rosacruz La nueva Atlántida
(publicada en 1624) presentaba una visión utópica bien específica que para las sociedades secretas
europeas era una obsesión, en que un gobierno mundial y un nuevo orden mundial se basaría en la
grandeza “iluminada” de la antigua Atlantis o Atlántida. En ese momento, intelectuales poderosos pero
secretos habían puesto sus ojos en América como Nuevo Mundo en el que podía implementarse sin
impedimentos la estrategia de Bacon, ya que no existían las realidades políticas que reinaban en su país
de origen. Según Manly P. Hall (considerado por los francmasones su “más grande filósofo”, y
francmasón de grado 33), Bacon había logrado formar un grupo de seguidores, ricos y fuertes, dedicados
como él a la tarea de construir la “Nueva Atlántida” en América.
Bacon vio muy pronto que aquí en el nuevo mundo se daba el entorno adecuado para la concreción
de su gran sueño, el establecimiento del imperio filosófico. Hay que recordar que Bacon no estaba solo
sino que encabezaba una sociedad secreta que contaba entre sus miembros a los intelectuales más
brillantes de su época. Todos estos hombres habían jurado trabajar en común por la causa de una
democracia mundial. La sociedad de Bacon de filósofos desconocidos incluía a hombres de alto rango y
gran influencia. Junto con Bacon fueron ellos los que ingeniaron el plan de colonización. Entre los
colonos había algunos que pertenecían a la Orden de la Gesta [que ayudaron a establecer] la sociedad
secreta de Bacon [en] Norteamérica antes de mediados del siglo XVII. El mismo Bacon ya había
abandonado toda esperanza de concretar su sueño en su propio país y concentró su atención en plantarlo
en el nuevo mundo. A través de representantes nombrados con todo cuidado se puso en marcha la
maquinaria de la democracia por lo menos cien años antes de la época de la Guerra de la Revolución…
Alquimistas, cabalistas, místicos y rosacruces se contaron entre los incisivos instrumentos del plan de
Bacon. Algunos representantes de estos grupos migraron desde el principio mismo a las colonias y
[222]
establecieron su organización en lugares que consideraron adecuados.
Hall prosigue:

Para este momento la mayoría de las sociedades secretas más importantes de Europa se hallaban
bien representadas en este país. Las hermandades se reunían en sus habitaciones, sobre las posadas
u otros edificios públicos similares, y seguían con sus antiguos rituales, exactamente como se hacía
en Europa e Inglaterra. Estas organizaciones en Norteamérica eran anexas, ramas bajo la soberanía
europea, y los miembros de los dos hemisferios estaban vinculados fuertemente, con el mismo
entendimiento y comprensión. El programa que había diseñado Bacon funcionaba según lo planeado.
Sin hacer ruido pero industriosamente, se acondicionaba a los EE.UU. para su destino…la Nueva
Atlántida se estaba formando según el programa que había ingeniado Francis Bacon ciento cincuenta
años antes. Tenía que surgir la democracia norteamericana para que se cumpliera el programa
[223]
mundial. (cursivas añadidas)

Si bien la visión utópica de Bacon de la democracia iluminada que se imaginaba para la Nueva
Atlántida era común al esquema social de muchas sociedades secretas como la francmasonería
norteamericana y hasta los colonos de Jamestown bajo el Capitán John Smith, había otra de las obras de
Bacon, De sapientia (La sabiduría de los antiguos) revelada a este “colegio invisible” en que se hallaba
la sabiduría oculta, la filosofía y hasta la teología que guiaría su misión. Bacon pensaba que la raíz del
más puro conocimiento de misterio existía desde antes de Homero y Hesíodo, cuando en el pasado
remoto y antes de la corrupción del helenismo los dioses habitaban con el hombre, en la “Era de Oro”,
guiando como pastores a personas cuidadosamente seleccionadas, a quienes dotaban de conocimiento
empírico del espíritu y la naturaleza. La pérdida de esta antigua sabiduría se dio después de una “caída”
y la subsiguiente destrucción del hombre antiguo y la Atlántida. En su cita de Walter Leslie Wilmshurst
(considerado como uno de los más grandes masones y más profundos místicos del mundo), Jim Marrs
explica que en la masonería esta “caída” es distinta a la “caída de la gracia” que presenta la Biblia
porque no fue debido “a una transgresión individual sino a ‘alguna debilidad o defecto en el alma
colectiva de la raza de Adán’ de modo que 'en consejos divinos’ [el panteón de seres divinos o ángeles
que desde la Torre de Babel administrarían los asuntos del cielo y la tierra, como ya dijimos antes en
este libro] se decidió que ‘había que redimir a la humanidad y restaurarla a su estado de pureza’, proceso
que requería… de ‘asistencia científica calificada’ de ‘esos dioses’ y guardianes angélicos de la raza que
[224]
había errado, y de quienes hablan las antiguas tradiciones y los escritos sagrados” (paréntesis
añadidos).
En una conferencia de Manly P. Hall, titulada “Lo que espera de sus discípulos la sabiduría
antigua” nos enteramos de que Wilmshurst no usaba metáforas cuando les hablaba a sus alumnos
masónicos. En el pasado remoto, destaca Hall, estos “dioses instructores” de veras caminaban con los
hombres “y mientras los instructores de los planos invisibles de la Naturaleza todavía se afanaban con la
humanidad infante de este planeta, eligieron de entre los hijos de los hombres a los más sabios y
verdaderos. Con ellos trabajaron, preparándoles para que llevaran a cabo el trabajo de los dioses
después de que las jerarquías espirituales se hubieran retirado a los mundos invisibles. Con estos hijos
especialmente ordenados e iluminados [los antepasados atlantes de los masones] dejaron las claves de su
gran sabiduría, que era el conocimiento del bien y del mal. A estos ungidos y nombrados los ordenaron
para que fueran sacerdotes o mediadores entre ellos (los dioses) y…la humanidad [para desarrollar] lo
que hoy conocemos como los Antiguos Misterios [las enseñanzas secretas de la francmasonería]”.
“Así un secreto interno masónico tiene relación con su consciencia de ‘dioses’ prehistóricos que le
dejaron su conocimiento a determinados individuos, iluminándolos”, continúa Marrs. “Legaron este
conocimiento por medio de las antiguas Escuelas de Misterio a los fundadores de…los Caballeros
Templarios, y llegó también al corazón de la francmasonería moderna [y esta] transición de las antiguas
sociedades secretas a organizaciones secretas más modernas se vio alimentada por la introducción de
esta francmasonería ‘iluminada’ a fines del siglo XVIII, como combinación del conocimiento esotérico
antiguo y las tradiciones cabalísticas. Estos secretos siguen allí, como latentes y al acecho, en el corazón
de la francmasonería, mientras millones de miembros que nada saben de ello disfrutan de la filantropía y
[225]
camaradería que se muestra hacia afuera”.
Esta creencia de la evolución humana sobre la Tierra y el más allá forma parte de una evolución
cósmica, supervisada y guiada por una jerarquía espiritual oculta que efectivamente promulgó Helena
Blavatsky en su obra magna de 1888, la Doctrina secreta. Según Blavatsky los conocidos como Maestros
de la Antigua Sabiduría (cuyos escalafones superiores incluían a seres espirituales avanzados) inspiran a
la jerarquía de una infraestructura terrenal (como la Sociedad Teosófica) con “verdades” que se hallan
en todas las religiones del mundo. Además de las organizaciones de lo oculto como la francmasonería
hay ideas similares que surgen en instituciones como la Iglesia católica liberal, cuya doctrina aboga por
[226]
“una comunión de santos que ayudan a la humanidad, y también un ministerio de ángeles”. Estas
enseñanzas se corresponden con las tradiciones esotéricas e incluyen la veneración católico romana de
los siete arcángeles, entre quienes, por ejemplo, el Papa Gregorio I nombra a Gabriel, Miguel, Rafael,
Uriel (o Ana el), Simiel, Orifiel y Zacariel. En el siglo IX Aureolo pronunció una oración a “todos los
patriarcas Miguel, Gabriel, Cecitiel, Oriel, Rafael, Ananiel, Marmoniel, que sostenéis las nubes en
[227]
vuestras manos”.
Si bien ha habido algunos que mostraron ofuscación ante los nombres de los ángeles que se
instituyeron por decreto papal, aparentemente son los mismos siete ángeles de las estrellas planetarias
que adoran los ocultistas bajo varios nombres secretos. La veneración de los “Siete príncipes angélicos”
fue algo que instituyó el Papa Pío IV durante su dedicación de la Basílica de Santa María de los Ángeles
y los Mártires tras la rigurosa campaña de un fraile siciliano, Antonio del Duca, a quien las entidades se
lo habían peticionado personalmente. Según la ocultista H. P. Blavatsky, “los arcángeles ahora estaban
urgiendo a los Papas por medio de él [del Duca] para que los reconociera y estableciera una adoración
[228]
regular y universal en nombre de ellos, como había sido antes del escándalo del obispo Adalberto”.
Se refería a una controversia en la que el Papa Clemente XII había ordenado que se ocultaran los
nombres de misterio de los siete espíritus. En la bula papal del 27 de julio de 1561 Pío IV mandó que la
iglesia edificada se dedicara a la Beatissimae Virgini et omniium Angelorum et Martyrum (“La
beatísima Virgen y todos los ángeles y mártires”).

Dejando de lado la adoración católico romana de los ángeles Francis Bacon se interesaba por
compartir con los adeptos al ocultismo y los místicos el conocimiento que obtenía de estos “dioses”
invisibles. Y lo mismo hacían otros pensadores medievales, como Descartes y su socio John Dee
(astrólogo de la corte de la reina Isabel I y hechicero que convocaba espíritus demoníacos por medio de
la magia rosacruz para obtener conocimiento secreto tal como lo hacía Bacon, que se contactaba a
menudo con la diosa demoníaca Pallas Athena, que según él era su musa inspiradora). Bacon practicaba
la alquimia y exhibía un persistente interés en la filosofía y rituales de las sociedades secretas, en
especial en lo referente a signos, símbolos y comunicación encriptada, como herramientas para ocultar “a
plena vista” arquetipos que sólo podrían descifrar los metafísicos. La historia relaciona estas obras y
actividades de Bacon con los francmasones y rosacruces fundadores de los EE.UU. como Benjamin
Franklin, entre quienes había algunos que creían que él era un Maestro Ascendido de Sabiduría
(Mahatmas), o un “ser iluminado espiritualmente” reencarnado del concepto teosófico que le había
otorgado el conocimiento oculto.

El diseño de la Nueva ciudad de la Atlántida

De los cincuenta y seis firmantes de la Declaración de la Independencia, cuarenta y cuatro (aunque


tal vez fueran algunos menos) eran francmasones dedicados al secreto destino de los EE.UU. como la
Nueva Atlantis o la Nueva Atlántida. Hubo muchos presidentes estadounidenses que formaron parte del
arte de lo oculto, miembros de la Orden como Washington, Monroe, Jackson, Polk, Buchanan, Al
Johnson, Garfield, McKinley, T. Roosevelt, Taft, Harding, F. Roosevelt, Truman, L. B. Johnson, y Ford.
Otras élites en la Orden incluían a Benjamin Franklin, Paul Revere, Edmund Burke, John Hancock y
algunos más en tanto que John Adams, Alexander Hamilton, Thomas Jefferson y muchos otros eran
reconocidos amigos de la hermandad.
Hoy es imposible negar que esta fraternidad de hermanos rosacruces-masones fue la que diseñó la
ciudad de los EE.UU. que lleva el nombre del primer presidente de la nación. David Ovason, que se hizo
masón después de escribir La arquitectura sagrada de Washington , argumenta efectivamente que el
diseño de la ciudad incorporó intencionalmente el sistema de creencias esotérico de la francmasonería,
en especial en lo atinente a la alineación astrológica de la capital con la constelación de Virgo (Isis). En
1793, cuando George Washington mandó que se ubicara la piedra angular del edificio del capitolio, lo
hizo vistiendo un delantal masón con el blasón de los símbolos de la hermandad. Para el experto en
ocultismo Manly P. Hall, esto tenía sentido: “La visión de Francis Bacon de la ‘Nueva Atlántida’ ¿era un
sueño profético de la gran civilización que pronto surgiría sobre el suelo del Nuevo Mundo?”, preguntó.
“No se puede poner en duda que las sociedades secretas…conspiraron para establecer [tal cosa] en el
[229]
continente americano”. Hall también dijo que las calles de la ciudad, el diseño de los edificios y
hasta las estatuas de los EE.UU. claramente llevan la impronta “de la influencia de ese cuerpo secreto
que durante tanto tiempo ha guiado los destinos de los pueblos y religiones, que dictaminan la creación
de naciones como vehículos para la promulgación de ideales y mientras las naciones se mantienen fieles
a estos ideales, sobreviven. Pero cuando se apartan de ellos, se esfuman como la antigua Atlántida, que
[230]
había dejado de ‘conocer a los dioses’”.
Para los que desconocen esta secreta historia norteamericana-masónica, señalamos que el papel
activo de los francmasones en el desarrollo de la joven nación de los EE.UU. y el diseño simbólico de
Washington DC como capital de la Nueva Atlántida, está tan bien documentado en estas últimas dos
décadas que hasta la mayoría de los masones ha dejado de negar la relación. De hecho, hoy se ofrecen
visitas guiadas masónicas a diario a través de servicios turísticos dedicados a esta historia, que muestran
los principales lugares de la ciudad para ilustrar tal conexión. Por una determinada tarifa un guía le
llevará a visitar lugares como el Monumento Nacional masónico George Washington o la Casa del
Templo, sede central del rito escocés de la francmasonería. Diseñada en 1911, la Casa del Templo
contiene el Salón de la Fama francmasónico, con una enorme colección de artículos francmasones como
obras de arte que tienen importancia para los masónicos, una biblioteca con doscientos cincuenta mil
volúmenes, y más. Es también el lugar de reunión del Consejo Supremo del rito de grado 33. Al salir uno
puede dejar atrás la Casa del Templo, caminar por la calle y tomar fotografías del enorme obelisco
masónico (símbolo fálico egipcio de la fertilidad) que se ve a la distancia en lo que se conoce como
Monumento de Washington.
Por razones obvias, aunque los masones modernos tal vez admitan hoy abiertamente el papel de sus
ancestros jacobinos en el establecimiento de los cimientos de un Nuevo Orden Mundial utópico en
Washington, DC, muchos negarán con énfasis que el diseño de las calles en forma de talismán, y el de los
edificios de gobierno y los monumentos masónicos tuviera como propósito lo que David Bay llama “una
grilla del tipo eléctrico” que late “con poder luciferino veinticuatro horas al día, los siete días de la
[231]
semana”.

Diseño de las calles de


DC en forma de pentalfa

A pesar de que lo nieguen los registros del gobierno lo explicarán, porque declaran con claridad
que el diseño de la ciudad capital fue “guiado” por quienes querían reflejar la dedicación a esos antiguos
“dioses” paganos de quienes buscaban y obtenían sabiduría Bacon y sus seguidores. Por ejemplo, en el
sitio de la Biblioteca del Congreso, el artículo “The most approved plan: the competition for the
Capitol’s Design” [El plan con mayor aprobación: la competencia por el diseño del Capitolio] muestra
que después de publicitar una competencia para elegir el diseño del Centro de Gobierno en DC,
“Washington, Jefferson y los Comisionados del Distrito de Columbia” rechazaron los proyectos públicos
y Jefferson sugirió un diseño basado en “el Panteón Romano, con la cúpula y rotonda circular dedicada a
todos los dioses paganos. Jefferson luego guió las sucesivas transformaciones” [cursivas
[232]
añadidas]. El francmasón David Ovason, cuya investigación publicada mereció grandes elogios y
respaldo de parte de gente como Fred Kleinknecht, Soberano Gran Comandante del Consejo Supremo de
grado 33 de los francmasones de Washington DC, añade que cuando se colocó la piedra angular del
edificio del Capitolio de los EE.UU., la ceremonia se llevó a cabo con la instrumentación de un ritual
masónico que buscaba procurar la aprobación de los dioses paganos. Según lo registran dos paneles de
bronce sobre las puertas del Senado en el Capitolio, se ve a George Washington de pie frente a un masón
que sostiene dos versiones del cuadro masónico y él utiliza un cucharín masónico, sobre la piedra
angular. El delantal que Washington llevaba ese día tiene símbolos masónicos específicos, que Ovason
explica se diseñaron para agradar a “las agencias invisibles” que observaban el hecho. “Sin duda, hubo
agencias invisibles presentes en la ceremonia de la piedra angular”, dice, “pero quedaron visibles en el
simbolismo del delantal. El ojo radiante representaba la invisible presencia del Gran Arquitecto, el Ser
Espiritual supremo que había sido invitado por medio de oraciones y ritual, para que supervisara la
[233]
ceremonia. El ojo radiante era…el “ojo-sol”, o Sol Espiritual [Horus/Osiris/Apolo].”

Washington’s apron

Ovanson luego documenta de qué modo había que dedicar la piedra angular del edificio del
Capitolio en determinado momento astrológico relacionado con la constelación de Virgo (Isis) justo
cuando Júpiter ascendía en Escorpio porque “la ceremonia de la piedra angular tenía como propósito
ganar la aprobación de los seres espirituales y asegurar que estuvieran conformes con que se levantaba el
[234]
edificio en el momento adecuado”. También añade, más directamente: “Quien haya decidido que
Virgo estuviera operativa durante las ceremonias de la fundación y la piedra angular, tiene que haber
sabido que estaban invitando a un arquetipo, o ser espiritual, para que dirigiera el destino de la
[235]
ciudad” (cursivas en el texto original).
Como resultado de esta alineación de los edificios del Capitolio y las calles de Washington DC
con esa constelación, cada 10 de agosto se repite un evento astrológico en el cielo de Washington que
vincula a la ciudad con la pagana diosa Virgo, que en el antiguo Egipto era conocida como la diosa Isis.
“Al atardecer, a medida que la dorada luz pinta de color rosado y polvoriento las fachadas de ladrillo, el
brillo del sol flota a apenas unos grados a la izquierda de la Avenida Pensilvania, avanzando
gradualmente hacia la derecha hasta que se pone directamente sobre la famosa calle”, escribe Julie Duin.
“Si no hay nubes en el horizonte se pueden ver tres estrellas en línea recta, desde el Capitolio hacia la
Casa Blanca, hacia el oeste. Las estrellas, Regulus, Arcturus y Spica, forman un triángulo isósceles que
[236]
enmarca a la constelación de Virgo”. Este misticismo incorporado por los francmasones al diseño
de Washington DC para concitar los momentos, la presencia y la aprobación de estos “agentes
invisibles” era una fórmula perfeccionada en la Roma pagana. John Fellows explica por qué:

Consultaban a los dioses para saber si la empresa les sería aceptable y si aprobaban el día elegido
para dar inicio a la obra…invocaban, además de los dioses del país, a los dioses cuya protección se
recomendaba para la nueva ciudad, algo que se haría en secreto porque era necesario que los dioses
[237]
tutelares permanecieran en el anonimato para el vulgo.
El francmasón Foster Bailey añade que intencionalmente estos símbolos esconden “un secreto y es
aquello que vela a ciertas fuerzas misteriosas... Cuando estas energías se
[238]
liberan pueden tener un efecto potente.” El filósofo escocés Thomas Carlyle añadió a esto:
“Mediante los símbolos, se guía y comanda al hombre, se lo hace feliz, se lo hace sufrir”. Los masones,
como resultado, guardan bajo juramento el verdadero significado de estos símbolos que guían el destino
de los EE.UU. y cuando se ven obligados a ofrecer una explicación presentan una declaración falsa,
incluso a los masones de grados inferiores, como lo explica el Soberano Gran Comandante Albert Pike
en el manual masón Moral y dogma:

La Masonería, como todas las religiones, todos los misterios, el Hermetismo y la Alquimia, oculta
sus secretos para todos excepto para los adeptos y los sabios o los elegidos, y emplea falsas
explicaciones e interpretaciones equívocas de sus símbolos para llevar a error a aquellos que sólo
merecen ser llevados a error, y para ocultar la Verdad, que es Luz, de
[239]
estos y apartarlos de ella.
Existen razones de peso por las que quienes diseñaron el Centro de Gobierno de Washington
quisieran esconder el significado tras el diseño ocultista de la capital de los EE.UU. Si se hubiera
convencido prematuramente al público general del propósito del juego que profetizaba el simbolismo de
DC, lo que Manly Hall dio en llamar El destino secreto de los EE.UU., las generaciones del pasado no
lo habrían aceptado y probablemente habrían exigido cambios en términos de los líderes y las
instalaciones. Pero a medida que pasó el tiempo y se hizo cada vez más necesario que el público
entendiera cuál es el legado y el propósito de la nación, poco a poco, fuera por providencia, promoción o
incluso resistencia, fue apareciendo una imagen más clara sobre quién, qué y por qué la capital de los
EE.UU. y Ciudad del Vaticano se diseñaron como se diseñaron. ¿Qué podría tener que ver todo esto con
Petrus Romanus y la venida del anticristo? De eso hablaremos en el próximo capítulo, pero mientras
tanto, leamos lo que explica el libro Apollyon Rising 2012:
Según el simbolismo de Washington DC, el destino secreto de los EE.UU. incluye un futuro
sometimiento nacional y global al dios de la francmasonería, una deidad que no entra en la
imaginación de la mayoría de los estadounidenses cuando recitan las palabras de su compromiso de
fidelidad, diciendo “una nación gobernada por Dios”. De hecho, la idea de algunos de que EE.UU.
fue fundada como “nación cristiana” monoteísta por los que diseñaron Washington DC, y que el
“Dios” al que hace referencia la moneda estadounidense en un dios judeo-cristiano es de veras una
conclusión poco lógica si se la piensa teniendo en mente las creencias deístas de tantos de los
padres de la patria (como se ve de manera perpetua en el deísmo del “Arquitecto Supremo” de los
francmasones y el “Juez supremo del mundo” y la “Divina providencia”, en el texto de la
Declaración de la Independencia). Lo mismo respecto de la cantidad de íconos paganos que
dominan los símbolos, estatuas, edificios y sellos tan cuidadosamente diseñados bajo el auspicio
oficial del gobierno. El Gran Sello de los EE.UU., que Hall llamó con tanto tino “la firma” de ese
exaltado grupo de masones que diseñó a la nación para “un propósito peculiar y particular” conlleva
un rico simbolismo que pronostica cualquier cosa menos el cristianismo. De hecho, cuando en el
siglo XIX los cristianos argumentaban que la hipotética aniquilación de los EE.UU. llevaría a los
“anticuarios de los siglos futuros” a concluir que los EE.UU. habían sido una nación pagana
basándose en el simbolismo del Gran Sello, el Congreso se vio obligado a crear algo que reflejara
la fe cristiana de tantos ciudadanos. El presidente francmasón de los EE.UU. Theodore Roosevelt se
opuso con fervor a esta idea, si bien hubo otros masones que no veían el plan con tanta frustración.
Dada la ambivalencia del término “Dios” y el axioma que, interpretado en el contexto del
simbolismo del Gran Sello no haría inferir al Dios cristiano tradicional, finalmente los masones y
otros Illuminati aceptaron el eslogan “En Dios confiamos” [N. de T: In God we trust], como lema
oficial de los Estados Unidos.

Dollar bill reverse

Con el fin de ilustrar que uno no podría determinar si “Dios” en el lema oficial de los EE.UU. se
refiere al Padre de Jesucristo o a una Trinidad bíblica, imagínese como viajero espacial que visita la
tierra en un mundo ficticio, post-apocalíptico. Al excavar entre los escombros de lo que alguna vez fue un
planeta fértil y rico, encontraría un billete de un dólar estadounidense, con el anverso y reverso del Gran
Sello de los EE.UU. vinculados por la frase, “En Dios confiamos”.
Si lo piensa, se preguntará: “¿A qué dios se refiere?” Sin preconcepto alguno dejará que el
simbolismo del sello hable por sí mismo, y no tardará en determinar que se trataba de una cultura que
adoraba a deidades egipcias y griegas, en particular a una deidad solar, con un ojo que todo lo ve, cuya
mirada potente apunta desde la cúspide de una pirámide egipcia inconclusa. Al investigar un poco más
sobre las creencias de ese grupo extraño que tuvo tanta influencia sobre el diseño del Gran Sello,
descubrirá que los maestros más eximios, entre ellos el “ilustre” Albert Pike, veneraban con tanto afán al
dios sol. El mismo que a lo largo del tiempo se conoció con distintos nombres: Apolo, Osiris y Nimrod.
Luego, decodificará algo todavía más importante: el acertijo oculto que contiene ese Gran Sello,
que profetizaba un momento en que este “dios” regresaría a la tierra con un cuerpo físico. Su venida,
según la información que logró conseguir de los diseñadores e historiadores del Gran Sello, anunciaría la
llegada de un Nuevo Orden Mundial. En retrospectiva, se preguntará: ¿Habrá sido este advenimiento
profetizado en este Gran Sello lo que fomentó la destrucción que aniquiló lo que en una época era un
[240]
mundo tan bello?
Capítulo siete: Misteriosa Babilonia: ¿la madre de las
rameras da a luz una vez más?

La llegada de Petrus Romanus como último Papa es presagio de un futuro muy cercano en el que
surgirá un hombre de inteligencia superior, ingenio, encanto y diplomacia, que aparecerá como salvador.
Aparentemente será poseedor de sabiduría trascendental que le da la posibilidad de resolver problemas y
ofrecer soluciones a los problemas más confusos de nuestros días. Será muy popular y entre sus
seguidores habrá jóvenes y viejos, religiosos y no religiosos, hombres y mujeres. Los conductores de
programas de televisión van a entrevistar a sus colegas, los reporteros y conductores cubrirán sus
movimientos, los académicos aplaudirán la inusitada capacidad de este hombre para resolver lo que
escapa a las posibilidades del resto de los hombres y mujeres, y los pobres se inclinarán ante su mesa.
En todos los aspectos humanos tendrá el atractivo de lo que puede representar la mejor idea de lo que es
una sociedad. Sin embargo, su profunda comprensión e irresistible presencia serán el resultado de una
invisible red de miles de años de conocimiento colectivo y será la personificación de un espíritu muy
antiguo y súper inteligente. Así como Jesucristo fue “simiente de mujer” (Génesis 3:15) él será “simiente
de la serpiente”. Además, aunque su llegada en forma humana está anunciada en numerosos pasajes de la
Biblia las masas no van a reconocerlo de inmediato como lo que es en realidad: la encarnación más
acabada del paganismo, la “bestia” de Apocalipsis 13:1.
Durante siglos se supuso que uno de los pre-requisitos para la llegada de Petrus Romanus y su amo
el anticristo, sería la forzada o repentina implementación de un nuevo orden mundial, un paraguas bajo el
cual se borran las fronteras nacionales y de grupos étnicos, las barreras que separan ideologías,
religiones y economías en el mundo, orquestándose así un único gobierno o soberanía dominante. A la
cabeza de este utópico gobierno surgirá el anticristo. Al principio parecerá ser un hombre de carácter
distinguido pero luego se volverá “un rey altivo de rostro” (Daniel 8:23) que hará que los depravados
Antíoco Epífanes, Hitler, Stalin y Genghis Khan parezcan niños de pecho por mucho que hayan parecido
tipos del anticristo en su momento. Con un decreto imperioso facilitará el gobierno único mundial, la
religión universal y el socialismo global. Quienes nieguen su Nuevo Orden Mundial inevitablemente
serán encarcelados o destruidos hasta que finalmente él levante su puño y cumpla con lo profetizado: “…
boca que hablaba grandes cosas y blasfemias;…blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de
su tabernáculo, y de los que moran en el cielo” (Apocalipsis 13:5-6). Se exaltará a sí mismo y veremos
que “… se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en
el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Tesalonicenses 2:4).
Durante muchos años se consideró anatema en los EE.UU. la idea de que pudiera surgir una
sociedad orwelliana como esa, en la que un único gobierno mundial supervisa hasta los más mínimos
detalles de nuestras vidas y las libertades humanas se eliminan. La idea de que pudiera sacrificarse el
individualismo más acabado en pos de una armonía universal anestesiada era algo que las mentes más
brillantes de EE.UU. repudiaban. Pero luego las cosas empezaron a cambiar en la década de 1970.
Después de que Nelson Rockefeller convocara a la creación de un “Nuevo Orden Mundial” el candidato
presidencial Jimmy Carter hizo su campaña diciendo: “Tenemos que reemplazar el equilibrio de los
poderes políticos por políticas de orden mundial”. Esto encontró eco en varios líderes internacionales,
en especial en hombres aprobados masónicamente como el presidente George Herbert Walker Bush, que
en la década de 1980 empezó a abogar por la armonía mundial anunciando en la televisión nacional que
había llegado el momento de un “Nuevo Orden Mundial”. La invasión iraquí/babilonia de Kuwait brindó
la cubierta perfecta para que las fuerzas aliadas se enfrentaran al “príncipe” babilonio al lanzar la
Tormenta del Desierto contra las fuerzas de Saddam Hussein, esfuerzo que Bush aclaró era “para
forjarnos y formar para las futuras generaciones un Nuevo Orden Mundial…en el que una creíble
Organización de Naciones Unidas pueda utilizar su…papel para cumplir la promesa y visión de quienes
la fundaron”. Después de esta declaración inicial Bush se dirigió al Congreso y añadió:

Lo que está en juego es más que un pequeño país [Kuwait]. Es una gran idea, un Nuevo Orden
Mundial, en el que distintas naciones se unen en una causa común para cumplir las aspiraciones
universales de la humanidad…Por un mundo así vale la pena nuestra lucha, vale la pena luchar por
[241]
el futuro de nuestros hijos…la antigua y reiterada promesa de un Nuevo Orden Mundial.

Desde el momento en que salió al aire la asombrosa afirmación del presidente se ha multiplicado
el desfile de líderes políticos y religiosos de los EE.UU. y otros países, que abogan por un Nuevo Orden
Mundial. El primer ministro de Gran Bretaña Tony Blair dijo con franqueza en un discurso que dio en
Chicago el 22 de abril de 1999: “Ahora, todos somos internacionalistas, nos guste o no”. Blair
seguramente no podría haber imaginado lo rápido que se propagaría su doctrina. Para el 9 de diciembre
de 2008, el respetado columnista en jefe de asuntos externos de The Financial Times, Gideon Rachman,
(que asistió a las reuniones de 2003 y 2004 de Bilderberg, en Versalles, Francia, y Stressa en Italia),
admitió: “Jamás creí que hay una conspiración secreta de las Naciones Unidas para apoderarse de los
EE.UU. Jamás vi helicópteros negros sobrevolando Montana. Pero por primera vez en mi vida creo que
es plausible algún tipo de gobierno mundial”. Gordon Brown, del Reino Unido, no solo estuvo de
acuerdo sino que en un artículo para The Sunday Times del 1 de marzo de 2009, dijo que era hora de que
“todos los países del mundo” renunciaran al “proteccionismo” y participaran en un nuevo sistema
bancario y regulatorio “internacional” para “dar forma al siglo veintiuno como primer siglo de una
sociedad verdaderamente global”. El 1 de enero de 2009 Mikhail Gorbachev, ex jefe de estado de la
URSS, dijo que el clamor global por un cambio y la elección de Barack Obama conformaban el
catalizador que finalmente podría convencer al mundo de la necesidad de un gobierno global. En un
artículo del International Herald Tribune, declaró:

En todo el mundo hay un clamor que pide el cambio. Ese deseo se hizo evidente en noviembre, en un
hecho que podría convertirse en símbolo de esta necesidad de cambio y en verdadero catalizador de
ese cambio. Debido al papel especial que sigue teniendo EE.UU. en el mundo, la elección de Barack
Obama podría tener consecuencias que van mucho más allá de ese país…
Si las ideas actuales de reforma de las instituciones financieras y económicas del mundo se
implementan de manera consistente, sugeriríamos que por fin estamos empezando a entender la
importancia de una gobernancia global.
Cuatro días más tarde, el 5 de enero de 2009, se volvió a oír el estribillo que llama al Nuevo
Orden Mundial, de labios del ex secretario de estado Henry Kissinger, cuando estaba en la Bolsa de
Valores de Nueva York. Un reportero de la CNBC le preguntó a Kissinger qué pensaba que debía hacer
Barack Obama como primera acción como presidente, a la luz de la crisis financiera global. Y él
contestó: “Pienso que su tarea será la de desarrollar una estrategia integral para los EE.UU. en este
período en que realmente puede crearse un Nuevo Orden Mundial”. Y el 13 de enero, Kissinger volvió a
hablar de esto en un artículo de opinión distribuido por Tribune Media Services, y titulado “La
oportunidad de un Nuevo Orden Mundial”. Al hablar de la crisis financiera internacional “heredada” por
Barack Obama, Kissinger se refirió a la necesidad de un orden político internacional (gobierno mundial)
que surgiera para gobernar un nuevo sistema internacional monetario y comercial. “El nadir del sistema
financiera internacional existente coincide con simultáneas crisis políticas en todo el planeta”, escribió.
“Como alternativa a un nuevo orden internacional solo se me ocurre la posibilidad del caos”. Kissinger
luego destacó el extraordinario impacto de Obama en “el imaginario de la humanidad” y lo llamó “un
[242]
elemento importante en esto de dar forma al Nuevo Orden Mundial”. Kissinger, funcionario de
Rockefeller y miembro del grupo Bilderberg y la Comisión Trilateral que como rutina aparece en las
listas de los miembros principales de los Illuminati, condimentó su artículo con frases clave del dogma
masónico que incluyen el comentario sobre “la alternativa al nuevo orden internacional solo puede ser el
caos”, en clara referencia a “ordo ab chao” de la antigua orden de la masonería, en la doctrina del
“orden a partir del caos”. Así como el ave fénix del mito, Kissinger visualizó la oportunidad de ingeniar
un Nuevo Orden Mundial a partir de las cenizas del caos global actual, exactamente como lo había dicho
años antes en la reunión del Bilderberg en Evian, Francia, el 21 de mayo de 1991 cuando describió que
el mundo podría ser manipulado para que aceptara voluntariamente un gobierno global. En esa
oportunidad dijo:

Hoy los norteamericanos se escandalizarían si entraran soldados a Los Ángeles para restaurar el
orden. ¡Mañana se los agradecerán! Especialmente si se les dijera que hay una amenaza exterior,
real o anunciada, que pone en peligro nuestra existencia misma. Entonces todos los pueblos del
mundo rogarían a los líderes mundiales que les libraran de este mal. Lo que todo ser humano teme es
lo que desconoce. Y si se les presentara este escenario la gente renunciaría a los derechos
[243]
individuales con tal de que su gobierno mundial les garantizara su bienestar.

Esa idea, antes anatema, de renunciar a los derechos individuales y nacionales para aceptar una
autoridad geopolítica única bajo el velo de la seguridad económica y civil global (según la visión de
Henry Kissinger y otros) fue confirmada por el Vaticano como objetivo el día 24 de octubre de 2011,
cuando el Consejo Pontificio de la Justicia y la Paz publicó el documento titulado “Hacia la reforma de
los sistemas internacionales financieros y monetarios en el contexto de una autoridad pública global”.
En esta nueva directiva, por cierto desconcertante, los miembros del Consejo Pontificio citaron la
inestabilidad social, política y económica como causas del mandato “moral” para el establecimiento de
una “autoridad pública global” y un “banco central mundial” que brindaran supervisión a las instituciones
pecuniarias individuales y mundiales. “La crisis económica y financiera por la que está pasando el
mundo nos llama a todos, como personas y pueblos, a examinar en profundidad los principios y valores
culturales y morales que forman la base de la coexistencia social”, decía el informe. Luego, criticaba a
“la idolatría del mercado” promoviendo lo que sonaba a socialismo como “ética de la solidaridad” en
contra de “el egoísmo, la codicia colectiva y el almacenamiento de bienes a gran escala”. Convocando al
establecimiento de una “autoridad supranacional” de alcance mundial, sostenía que hacía falta una
“jurisdicción universal” que podría tener su sede en Naciones Unidas. La declaración más elocuente del
Consejo Pontificio fue cuando reconoció que “uno puede ver que surge la necesidad de un cuerpo que
pueda cumplir las funciones de “banco central mundial” que regule el flujo y el sistema del cambio de
monedas como lo hacen los bancos centrales nacionales”. Seguía con una fórmula asombrosa, o tal vez,
profética, que definía que el sometimiento al nuevo poder global se haría “a expensas de una
transferencia gradual y equilibrada de parte de los poderes de cada nación, a una autoridad mundial
[244]
y a autoridades regionales” (cursivas añadidas).
En 1990 el ex jesuita Malachi Martin advirtió sobre la existencia de este plan, ingeniado por
autoridades políticas, banqueros transnacionales y el Vaticano, y que secretamente buscaba el
establecimiento de un gobierno mundial y un sistema económico global. Una década después de que
Malachi lo revelara, en vísperas de la Cumbre del G8 en Italia (y tal vez no por azar justamente antes de
que el Santo Padre se reuniera con el presidente Barack Obama), el Papa Benedicto XVI publicó su
tercera encíclica (7 de julio de 2009), Caritas in Veritate (Caridad en la verdad) que proponía lo que el
Padre Martin había alegado que vendría. Casi de inmediato el editor en jefe de la revista Forcing
Change, Carl Teichrib, escribió sobre la encíclica: “Si bien la perspectiva del Papa Benedicto de la
economía global es una extraña combinación de ideales de libre mercado y bienestar social, lo que
sorprendió fueron sus ideas sobre la política internacional. En la sección 67 de Caritas in Veritate el
Papa dejó caer una bomba ideológica: una autoridad mundial que “administre la economía”, produzca
[245]
“un desarme en tiempo y forma” y asegure “la autoridad política mundial”. Tichrib señalaba que la
referencia a una “autoridad política mundial” era una muy clara señal de que Benedicto quería que el
poder de la autoridad global fuera “concreto”. La porción de Caritas in Veritate en cuestión, dice:

Ante el imparable aumento de la interdependencia mundial, y también en presencia de


una recesión de alcance global, se siente mucho la urgencia de la reforma tanto de la
Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera
internacional, para que se dé una concreción real al concepto de familia de naciones.

Y se siente la urgencia de encontrar formas innovadoras para poner en práctica el principio de la


responsabilidad de proteger y dar también una voz eficaz en las decisiones
comunes a las naciones más pobres. Esto aparece necesario precisamente con vistas a
un ordenamiento político, jurídico y económico que incremente y oriente la colaboración
internacional hacia el desarrollo solidario de todos los pueblos.
Para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir
su empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para lograr un oportuno desarme integral,
la seguridad alimenticia y la paz, para garantizar la salvaguardia del ambiente y regular los flujos
migratorios, urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial, como fue ya esbozada
[246]
por mi Predecesor, el Beato Juan XXIII.

Un mes después de la publicación de Caritas in Veritate , en un artículo para Accuracy in Media


[Precisión en los medios], titulado “Quién se meterá en la conexión NU-Vaticano” el periodista Cliff
Kincaid se preguntaba por qué “el líder de la Iglesia católica mundial, considerado por los católicos
como representante personal de Jesucristo, se ha convertido en defensor de una de las organizaciones
más corruptas sobre la faz de la tierra: las Naciones Unidas”. En combinación con el más reciente
documento del Consejo Pontificio (y de tono similar) abogando por una nueva autoridad política global y
un sistema bancario mundial con sede en Naciones Unidas, el Sr. Kincaid tal vez haya entendido que
seguramente se había mantenido oculto en la Santa Sede durante siglos un plan mucho más antiguo de
estructuración de las autoridades mundiales políticas y económicas que darían lugar a un Gobierno
Mundial centralizado. Es verdad, en especial si notamos que finalmente Kincaid admitía: “Esto tiene
implicancias proféticas para los cristianos que temen que en los ‘últimos tiempos’ una dictadura global
[247]
esgrimirá su poder sobre la tierra”.

Entran los útiles evangélicos-dominionistas de Pedro el romano con su gesta por


un estado de nueva vitalidad para la iglesia

Durante su segundo discurso de asunción el presidente de los EE.UU. George W. Bush también
visualizó el espectro de una autoridad política y monetaria mundial, con el aspecto de Babilonia. Casi en
tono religioso citó el guión masónico, al decir: “Cuando los fundadores de nuestra nación declararon un
[248]
nuevo orden para las épocas…actuaban sobre la antigua esperanza de que ha de cumplirse”. El gurú
de la Nueva Era Benjamin Creme fue más claro todavía en cuanto a la forma en que el matrimonio de la
política con la religión conformaría el epítome del Nuevo Orden Mundial. Hace unos años, dijo: “¿Cuál
es el plan? Incluye la instalación de un nuevo gobierno mundial y una nueva religión mundial bajo
[249]
Maitreia” (Maitreia es un “mesías” de la Nueva Era).
El cinco veces senador de Arizona y nominado del partido republicano para candidato a presidente
en 1964 Barry Goldwater también previo la unión de la política y la religión como catalizador de un
gobierno global. Escribió sobre los esfuerzos de grupos que actúan tras bambalinas, y que incluyen a
banqueros internacionales, con el fin de establecer un Nuevo Orden Mundial y dijo que ello ocurriría por
medio de la consolidación de “los cuatro centros del poder: político, monetario, intelectual y
eclesiástico”. Como administradores y creadores del nuevo sistema (profético) esta élite del poder
[250]
“gobernará el futuro” de la humanidad, en su opinión. Tan preocupado estaba Goldwater por la
consolidación de la política de gobierno y el credo religioso que el 16 de septiembre de 1981 adoptó la
inusual postura de advertirles a los predicadores políticos, desde su banca en el Senado de los EE.UU.
que “lucharía contra ellos a cada paso del camino si [intentaban] imponer sus [ideas religiosas] a todos
[251]
los estadounidenses en nombre del conservadurismo”. La creciente influencia de la derecha
religiosa del Partido Republicano era una molestia para Goldwater, en particular por sus ideas
libertarias. Tendría que haber preocupado también a los teólogos, y lo decimos como autores a quienes
con frecuencia nos relacionan con la derecha religiosa.
La combinación de la fe religiosa con la política como sistema legislativo de gobernancia es,
precisamente, la fórmula con la que accederá al poder el anticristo. Hace miles de años, en los libros de
Daniel y el Apocalipsis quedó plasmada la imagen de la figura política conocida como anticristo que
obtendrá dominio ultra-nacional a partir de los fieles religiosos del mundo por medio de la influencia de
un líder eclesiástico conocido como el Falso Profeta (y que creemos podría ser Petrus Romanus). Ni
Jesús ni Sus discípulos (que pusieron al mundo patas arriba predicando el Evangelio de Cristo,
verdadero “poder de Dios” según Pablo) imaginaron el objetivo de cambiar al mundo suplantando al
gobierno secular con una teocracia autoritaria. De hecho, Jesús dejó en claro a Sus seguidores que no
pelearían con autoridades terrenales, puramente porque Su reino “no es de este mundo” (Juan 18:36). Si
bien es cierto que todo ciudadano moderno, sea religioso o no, tiene la responsabilidad de hacer
cabildeo en pos del bien moral, la combinación de la misión de la Iglesia y las aspiraciones políticas no
solo es algo sin precedentes en la teología del Nuevo Testamento, incluyendo la vida de Cristo y el
modelo de la primera iglesia, sino que lo que Goldwater temía se ha dado: un esquema trágico pergeñado
por fuerzas siniestras que buscan desvirtuar el verdadero poder de la Iglesia haciendo que se enriquezcan
los burócratas más hipócritas. Es este un hecho desastroso que muy pronto irán descubriendo muchos de
los que asisten a la iglesia.
Mientras escribimos este libro estamos entrando en la temporada política de 2012, y muchos de los
baluartes de la derecha religiosa postulan, y reciben el apoyo de sus seguidores al hacerlo, que la
política y la religión necesitan aliarse, como esquema ideal para curar el mal que aqueja a los EE.UU. y
al mundo. Aparentemente sin conocer la postura revolucionaria del Nuevo Testamento respecto de las
sociedades compuestas, en oposición a las sacras, este antiguo concepto de lo oculto que en nuestros
tiempos se conoce como dominionismo fue algo que reencarnó el hipercalvinismo (y que apoyaron los
reconstruccionistas y no-reconstruccionistas por igual) que busca establecer el Reino de Dios en la tierra
mediante la unión de la política y la religión. Es exactamente lo que muchos profetas católicos y
evangélicos creían y creen que se describe en la antigua literatura apocalíptica, como motor del poder
para que surja el anticristo.
El concepto “prendió” como ideología en 1973, entre los conversadores calvinistas y después de
que R. J. Rushdoony encendiera el movimiento dominionista moderno con su libro The Institutes of
Biblical law [Los institutos de la ley bíblica] (que luego copiaron cantidad de pentecostales,
[252]
fundamentalistas, católico romanos conservadores y episcopales). A diferencia de tantas otras
doctrinas basadas en lo oculto y que se fueron esfumando con el tiempo hay algo en esta idea de que
quienes asisten a la iglesia podrían cumplir sin dificultades su deber cristiano sencillamente al pulsar un
botón de votación eligiendo así al Saúl moderno al que apelan los creyentes modernos. Michelle
Goldbert, autora del artículo “¿A Christian plot for domination?” [¿Una conspiración cristiana por la
dominación?] Señala que como resultado ahora tenemos al “campo republicano” más teocrático de la
historia norteamericana y que “el concepto del dominionismo está llegando a las principales corrientes
cristianas”. Michelle además revela parte importante de la historia del Sr. Rushdoony, padre del
reconstruccionismo cristiano:

…si bien Rushdoony era totalitario, también fue prolífico e influyente, un hombre que siempre
defendió la esclavitud sureña contrastándola con el mal mayor del socialismo: “Aquí la ley es
humanista y también falta de sentimientos”, escribía. “Reconoce que algunas personas por naturaleza
son esclavos y siempre lo serán…El socialismo, por el contrario, busca darle al esclavo todas las
ventajas de su seguridad, junto con los beneficios de la libertad y entonces destruye tanto al libre
como al esclavo”.

La idea más influyente de Rushdoony fue el concepto del dominionismo, que se difundió mucho más
allá de los límites del reconstruccionismo cristiano: “Los teólogos del dominio”, como se los
conoce, ponen mucho énfasis en Génesis 1:26-27 donde Dios le dice a Adán que tendrá dominio
sobre el mundo animado e inanimado”, escribía el académico Garry Wills en su libro Under God:
Religion and American Politics [El gobierno de Dios: religión y política norteamericana] que
describe la influencia de la ideología en ciertos líderes religiosos nacionales que creen que
“Cuando el hombre cayó, renunció a su control sobre la creación. Sin embargo, los salvos, que por
el bautismo han sido restaurados, pueden volver a reclamar los derechos que Dios le dio a
[253]
Adán”.

El concepto dominionista de que “algunas personas son, por naturaleza, esclavos y siempre lo
serán” y de que hay otras que debieran tener autoridad como supervisores del mundo y ser vicarios de
Cristo para gobernarlas, es una idea especialmente presente y consistente en el catolicismo romano
histórico. Después de todo fue Pío IX quien en 1873 “…adjuntó una indulgencia a una oración por
‘'miserables etíopes en África Central para que el Dios todopoderoso pudiera eliminar por fin la
[254]
maldición de Cham [Cam] en sus corazones’”. Es una declaración que efectuó en referencia a
Génesis 9:26-27, que luego utilizaron los romanistas para justificar la esclavización de los africanos. El
autor y disertante Dave Hunt, reconocido internacionalmente, señala que “la separación de la iglesia y el
estado es un concepto de origen reciente, al que la iglesia católico romana como continuación del
[255]
imperio romano se ha opuesto continuamente y hasta con malicia”. Muchos académicos católicos,
antiguos y modernos, no solo concuerdan con tal afirmación sino que inequívocamente han declarado que
ningún gobierno secular puede regular correctamente los asuntos de la humanidad sin la supervisión y
aprobación de la iglesia católica romana. El muy estimado filósofo, ensayista y analista católico del siglo
diecinueve Orestes Augustus Brownson, lo dijo de este modo: “No hay gobierno civil, sea monarquía,
aristocracia, democracia… que pueda ser un gobierno sabio, justo, eficiente o durable que gobierne para
el bien de la comunidad, sin la iglesia católica; y sin el papado no hay ni puede haber iglesia
[256]
católica”. Dave Hunt lo pone en contexto histórico, y escribe:
El Vaticano ha luchado siempre contra todo avance democrático de los pueblos que buscan librarse
de las monarquías absolutas, empezando por la Carta Magna de Inglaterra (15 de junio de 1215), “la
madre de las Constituciones europeas”. Ese documento vital fue inmediatamente criticado por el Papa
Inocencio III [responsable de más muertes cristianas que todos los césares romanos juntos] (1198-1216)
que lo pronunció “nulo y sin efecto y excomulgó a los barones ingleses que lo habían conseguido”,
absolviendo al rey de su juramento a los barones. Alentado por el Papa, el rey Juan trajo mercenarios
extranjeros para pelear contra los barones y causó gran destrucción en el país. Los siguientes Papas
hicieron todo lo posible para ayudar al sucesor de Juan, Enrique III, para que anulara la Carta Magna…
El Papa Leo XII reprobó a Luis XVIII por otorgar la Constitución francesa “liberal” y el Papa
Gregorio XVI criticó la Constitución belga de 1832. Su escandalosa encíclica, Mirari vos, del 15 de
agosto de 1832 (luego confirmada por el Papa Pío IX en su Syllabus Errorum de 1864), criticaba la
libertad de conciencia como “locura insana” y la libertad de expresión como “error pestífero que no
puede ser detestado de manera suficiente”. Reafirmó el derecho de la Iglesia a utilizar la fuerza y, como
tantos otros Papas antes de él, exigió que las autoridades civiles pusieran en prisión de inmediato a los
no católicos que se atrevieran a predicar y practicar su fe. Un eminente historiador del siglo diecinueve,
al comentar la crítica del Vaticano de las constituciones bávara y austríaca, expresó en su paráfrasis la
actitud, de esta manera:
Nuestro sistema absolutista, apoyado por la Inquisición, la más estricta censura, la supresión de
toda literatura, las exenciones de privilegio del clero y el poder arbitrario de los obispos, no pueden
[257]
soportar más que gobiernos absolutistas…
También, como destacara el famoso filósofo español Jorge Santayana: “Los que no pueden
recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Es interesante esto, a la luz de la profecía de los Papas
y lo que dicen algunos creyentes que surge como indicativo del título “Petrus Romanus” (Pedro el
romano). E interesa por la relación entre la autoridad pontificia anterior al Concilio Vaticano II, tiempos
en que el hierro de la autoridad secular y el oro del autoritarismo religioso se evidenciaban más unidos
por el barro humano que en nuestros días, y lo que reafirmará el último Papa. Al respecto los expertos
católicos dicen que el título “Pedro el romano” es potente en cuanto indica que el último Papa podrá
satisfacer los deseos de Roma y sus amigos dominionistas de Norteamérica, al revivir una religión estatal
u oficial babilonia y autoritaria. Sobre esto, el hombre que en 2002 correctamente predijo que el Papa
que sucedería a Juan Pablo II se llamaría Benedicto XVI, Ronald L. Conte Jr., cree que el próximo Papa
se llamará Pío XIII y que “Pedro el romano” implica que este Papa “reafirmará la autoridad del Pontífice
romano sobre la Iglesia” y “pondrá énfasis en la supremacía de la fe católica y romana, y de la Iglesia
católica romana, por sobre todas las otras religiones y denominaciones, y en su autoridad sobre todos los
cristianos y todos los pueblos del mundo”. A esto, Conte agrega: “Durante el reinado del Papa Pedro el
romano, comienza la gran apostasía” y este Papa marcará “la primera parte de la tribulación, durante
[258]
nuestra generación”.

El cardenal Manning, el Papa, y el anticristo

El Dr. Henry Edward Manning, Cardenal y Arzobispo de Westminster entre 1865 y 1892 era un
influyente clérigo anglicano que se convirtió al catolicismo al perder su fe en la Iglesia de Inglaterra en
1850. Fue cuando “en el juicio conocido como Gorham, el Consejo Privado Real ordenó que la Iglesia
instituyera a un clérigo evangélico que negaba que el sacramento del bautismo tenía efecto objetivo en la
regeneración bautismal. Para Manning y muchos otros, el negar el efecto objetivo de los sacramentos
constituía grave herejía”. Esta oposición y contradicción a la tradición dentro de la iglesia por orden de
una corte civil y secular fue demasiado para Manning, que lo consideró evidencia de que la Iglesia
[259]
anglicana “era nada más que una creación humana del Parlamento inglés”.
Tras abandonar la iglesia anglicana Manning se convirtió al catolicismo e ingresó en el seminario.
Su ordenación como sacerdote fue el 14 de junio de 1851 y para 1865 ya era arzobispo de Westminster.
Fue una presencia significativa en el establecimiento del rumbo de la iglesia católica moderna, y alcanzó
fama en particular por su doctrina de la infalibilidad papal (el dogma de que el Papa es preservado
incluso de la posibilidad del error cuando habla “ex cathedra”) que se volvió dogma durante el primer
Concilio Vaticano de 1870. El incesante énfasis de Manning sobre las prerrogativas y poderes del Papa
incluye la autoridad sobre las jerarquías temporales y espirituales como los obispos locales. Es lo que en
su momento se conoció como ultramontanismo, es decir, la idea de que la superioridad papal debiera
exceder incluso a los concilios, consejos y reyes.
Los historiadores ven el reavivamiento del ultramontanismo del siglo diecinueve como un avance
en tres etapas bien diferenciadas:

1814. Reavivamiento de la orden jesuita, que siempre fue el eje de la autoridad de la Curia
en oposición a la autoridad local.
1864. El Syllabus que emitió Pío IX en el que el catolicismo y toda forma de liberalismo se
declaran incompatibles.
1870. La declaración del primer Concilio Vaticano de que el Papa es infalible cuando efectúa
en virtud de su posición un solemne pronunciamiento de fe o moral. Tal declaración, aunque no
conceda la infalibilidad administrativa que tantos ultra montanistas habrían buscado, marcó un
[260]
triunfo sustancial de su punto de vista.

Estos datos hacen que Manning sea todavía más notable, ya que durante los siglos diecinueve y
veinte se publicaron cantidad de opiniones académicas que declaraban que los hechos en la iglesia
católica romana se combinaban con objetivos antiguos antipapistas de infiltrados masónicos secretos.
Estos infiltrados en los últimos días provocarían la gran apostasía en Roma y el advenimiento del
anticristo. Entre los más fuertes propulsores de tal escatología estaba el mismo cardenal Manning, que
dio una serie de discursos en 1861 bajo el título “La crisis actual de la Santa Sede, puesta a prueba por la
profecía” (que luego se incorporó en un estudio más extenso titulado “El poder temporal del vicario de
Jesucristo”) donde Manning preveía una futura crisis en la iglesia católica romana iniciada por el tipo de
ecumenismo y dogma flexible que muchos católicos conservadores modernos desprecian a partir del
segundo Concilio Vaticano (octubre de 1962 hasta diciembre de 1965). Manning creía que si se
modificaba la ortodoxia la iglesia vería minada su autoridad y el resultado final sería un apartamiento de
la profesión de la fe católica en las naciones, junto con el desplazamiento del verdadero Papa para dar
lugar a un falso profeta, que a su vez abriría las puertas al anticristo y la apostasía global. Manning
también creía que había sociedades secretas como los francmasones que formaban parte de esta
conspiración. “Las sociedades secretas hace tiempo que han estado minando e infiltrándose en la
sociedad cristiana de Europa y en este momento pujan por entrar en Roma, centro de todo orden cristiano
[261]
del mundo”, escribió. Pero cuando su mirada se centró en la profecía de Apocalipsis 18 respecto de
la destrucción en los últimos tiempos del misterio que es Babilonia, Manning vio que se trataba de la
mano de Dios que juzgaba la apostasía mundial que emanaba de Roma:
Leemos en el libro del Apocalipsis, sobre la ciudad de Roma, que dijo desde el orgullo de su
corazón: “Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto; por lo cual en un solo día
vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el
Señor, que la juzga”. Algunos de los más grandes escritores de la Iglesia nos dicen que…la gran
Ciudad de las Siete Colinas…la ciudad de Roma…probablemente se haga apóstata…y que Roma
[262]
volverá a ser castigada porque se apartará Él de ella y el juicio de Dios caerá…
Así, tal como la Profecía de los Papas y otras comunicaciones visionarias católicas, Manning
también previó la destrucción de la ciudad de Roma como resultado de su asociación con el anticristo.
Esta doctrina no habría resultado conocida para la mayoría de los católicos en su tiempo, por lo que
Manning explicó que los más grandes teólogos del catolicismo concordaban con este punto de vista:

La apostasía de la ciudad de Roma…y su destrucción por parte del anticristo, pueden ser cosas que
para muchos católicos son nuevas, y creo bien recitar el texto de teólogos de gran reputación. Ante
todo, Malvenda, que escribe expresamente sobre el tema, y dice como opinión de Ribera, Gaspar
Melus, Viegas, Suarez, Bellarmine y Bosius que Roma será apóstata de la fe, y echará fuera al
Vicario de Cristo, volviendo a su antiguo paganismo. Las palabras de Malvenda son:

“Pero Roma misma en los últimos tiempos del mundo volverá a su antigua idolatría, su poder y
grandeza imperial. Echará a su pontífice, y será apóstata de la fe cristiana, persiguiendo
terriblemente a la Iglesia y derramando la sangre de mártires con más crueldad que nunca,
recuperando su antiguo estado de riqueza abundante o mayor aún que la que tenía bajo sus primeros
gobernantes”.
Lessius dice: “En tiempos del anticristo Roma será destruida, como vemos abiertamente en el
capítulo trece del Apocalipsis”, y luego: “La mujer que has visto es la gran ciudad, que reina sobre los
reyes de la tierra, lo cual significa Roma en su impiedad, tal como lo era en tiempos de san Juan, y será
así de nuevo en el fin del mundo”.
Bellarmine dice: “En tiempos del anticristo Roma quedará desolada, y será incendiada, como
vemos en el versículo dieciséis del capítulo diecisiete del Apocalipsis”.
Y a esto el jesuita Erbermann añade, comentando: “Todos confesamos con Bellarmine que el
pueblo romano, poco antes del fin del mundo, retornará al paganismo y echará al pontífice romano”.
Respecto del capítulo dieciocho del Apocalipsis, Viegas dice: “Roma, en la última época del
mundo y después de volverse apóstata de la fe, obtendrá gran poder y esplendor de riqueza y su
influencia se extenderá en todo el mundo y prosperará. vivirá en el lujo y la abundancia de todas las
cosas, adorará ídolos y se empapará de todo tipo de superstición, honrando a falsos dioses. Y debido a la
cantidad de sangre de mártires derramada por los emperadores, Dios les vengará muy severamente y con
[263]
justicia, y será completamente destruida, incendiada en una muy terrible y dolorosa conflagración”.
A lo largo de la historia y también en tiempos recientes, muchos sacerdotes católicos siguieron
edificando sobre el fundamento del cardenal Manning y sorprende ver que se expresan en acuerdo
respecto del inevitable peligro, no solo de la Roma apóstata sino del surgimiento del falso profeta desde
el seno del catolicismo mismo, como resultado de secretas influencias satánicas de los “Illuminati-
masones” (El término Illuminati, en el sentido de su uso aquí, no se refiere estrictamente al movimiento
de Bavaria fundado el 1 de mayo de 1776 por Adam Weishaupt, de formación jesuita, sino como
indicador de una moderna elite multinacional del poder, una jerarquía oculta que opera tras las actuales
confabulaciones sobrenaturales y políticas del mundo). Según sacerdotes católicos como el Padre E.
Sylvester Berry, cuyo libro El apocalipsis de san Juan predice la usurpación del papado por parte de un
falso profeta, sucederá esto porque los infiltrados falsos católicos y siniestros de la sociedad secreta
entenderán que la influencia geopolítica de Roma en el mundo es indispensable para poder controlar
futuros elementos globales en cuestión de iglesia y estado. Coinciden con él el Padre Herman Bernard
Kramer, cuyo libro The Book of Destiny [El libro del destino] pinta un aterrador escenario en el que
Satán entra en la iglesia y asesina al verdadero Papa (tal vez durante un cónclave) para que su falso Papa
pueda gobernar el mundo. Otros sacerdotes convencidos de algo similar incluyen al Padre John F.
O’Connor, el Padre Alfred Kunz, y el Padre Malachi Martin. La Iglesia católica romana representa a una
sexta parte de la población mundial y a más de la mitad de todos los que se profesan cristianos, y tiene su
propio cuerpo diplomático de embajadores en las naciones industrializadas del mundo. Más de ciento
ochenta naciones envían a sus embajadores a la ciudad capital, el Vaticano.
En una presentación de dos horas (disponible en DVD) el Padre O’ Connor dio una homilía titulada
“El reinado del anticristo” en que describe que los cambios en la sociedad y la institución ya se estaban
dando antes de su muerte para preparar el terreno para la venida del anticristo. En su sermón, y en otras
oportunidades, O’Connor definió al catalizador para tal plan como resultado de una conspiración
masónica dentro de la organización. El plan, llamado “Alta Vendita” esencialmente se apoderaría del
papado y ayudaría al falso profeta a engañar a los fieles del mundo (incluyendo a los católicos) para que
adoren al anticristo.
La Instrucción Permanente de la Alta Vendita (o Alta Vendita, simplemente) [N. de T: también,
“Alta Venta” en el sentido de “logia”] es un documento italiano del siglo dieciocho, supuestamente
escrito por la más alta logia de los Carboneros italianos, una sociedad revolucionaria secreta
relacionada con la francmasonería, criticada y denunciada por Roma públicamente como los
francmasones. El documento pinta claramente el plan para infiltrar la Iglesia católica con el fin de ir
lentamente convirtiéndola en instrumento de propaganda a favor de los principios y objetivos de la
sociedad, buscando producir en última instancia laicos católicos, clérigos católicos y finalmente, un
Papa, que acepte las ideas del Iluminismo, esa corriente filosófica del siglo dieciocho que ve al ser
humano como lo ven los naturalistas, los ateos, los deístas y los francmasones, buscando reformar a la
sociedad por medio de la elevación de la ciencia y el intelecto por sobre la religión.
En el siglo diecinueve el Papa Pío IX y el Papa Leo XIII pidieron que se publicara el documento de
la Alta Vendita. En 1859 Jacques Crétineu-Joly lo hizo, en su libro L’Eglise romaine en face de la
Révolution, y en 1885 Monseñor George F. Dillon lo publicó en inglés en The War of Anti-Christ with
the Church and Christian Civilization [La guerra del anticristo contra la iglesia y la civilización
cristiana]. Debido a su relevancia en este capítulo, incluimos una buena parte del texto a continuación:

Instrucciones permanentes de la Alta Vendita

El Papado en todos los tiempos ha ejercito una acción decisiva sobre los asuntos de Italia. Por
medio de las manos, las voces, las plumas y los corazones de sus innumerables obispos, sacerdotes,
monjes, monjas y gente de todas las latitudes el Papado encuentra devotos sin fin, listos para ser mártires,
y con entusiasmo.
En todas partes, dondequiera que lo deseen, tiene amigos listos para morir o perderlo todo en pos
de su causa. Es este un poder inmenso que solo los Papas han sido capaces de apreciar en toda su
potencia y sin embargo, lo han usado únicamente hasta cierto punto. Hoy no hay dudas sobre la
reconstitución de ese poder para nosotros mismos, porque por el momento su prestigio está debilitado.
Nuestro objetivo final es el de Voltaire y la Revolución francesa, la destrucción definitiva del
catolicismo y hasta de la idea cristiana, que si quedara sobre las ruinas de Roma, solo servirá para que
resucite más tarde el cristianismo. Pero para conseguir ese resultado con mayor certeza y no prepararnos
alegremente para contrariedades que posterguen indefinidamente o comprometan durante años y años el
éxito de una buena causa, no tenemos que prestar atención a esos bravucones franceses, los oscuros
alemanes o melancólicos ingleses, porque todos imaginan que pueden matar al catolicismo con un cántico
impuro o con ilógica dedicación. En otros tiempos, con sarcasmo oculto como entre algodones de Gran
Bretaña, el catolicismo persiste vivo con mayor tenacidad. Ha visto a los adversarios más implacables y
terribles y a menudo ha tenido el maligno placer de echar agua bendita sobre las tumbas de los más
enfurecidos. Permitamos entonces que nuestros hermanos de estos países se entreguen a la estéril
intemperancia de su celo anticatólico. Dejémosles incluso burlarse de nuestras Madonas y nuestra
aparente devoción. Con tal pasaporte podremos conspirar a nuestras anchas y llegar poco a poco al fin
que tenemos en mente.
Ahora, el Papado ha sido inherente a la historia de Italia durante diecisiete siglos. Italia no puede
respirar ni moverse sin permiso del Supremo Pastor. Con él tiene ella los cien brazos de Briareus y sin él
está condenada a una lastimosa impotencia. No tiene más que divisiones para fomentar, odios de los que
hablar, hostilidades que se manifiestan desde las más altas cadenas de los Alpes y hasta los más menores
Apeninos. No podemos desear este estado de las cosas. Entonces es necesario buscar un remedio a esa
situación. Y se ha encontrado el remedio. El Papa, sea quien sea, no llegará jamás a ingresar en la
sociedad secreta. La sociedad secreta tiene el deber de dar el primer paso hacia la Iglesia, con miras a
conquistar a ambos.
La labor que nos disponemos a emprender no se puede realizar en un día, un mes o un año. Podría
durar muchos años, quizás un siglo. Entre nuestras filas los soldados mueren, pero la batalla sigue
adelante.
No queremos atraer al Papa a nuestra causa, ni hacerlo adepto a nuestros principios o
propagandista de nuestro ideario. Sería un sueño absurdo; y en el caso de los prelados y cardenales, si
por iniciativa propia o sorpresivamente llegasen a conocer parte de nuestros secretos, sería motivo
suficiente para no hacer deseable su elección al solio pontificio. Tal elección supondría nuestra ruina. La
sola ambición lo llevaría a la apostasía, y para obtener el poder se vería obligado a sacrificarse. A lo
que debemos aspirar, lo que debemos pedir y esperar como los judíos a su mesías, es un Papa que nos
sea útil… ¿Sabéis por qué? Porque para destruir la poderosa roca sobre la que Dios ha edificado su
Iglesia ya no tenemos necesidad del vinagre de Aníbal, ni de la pólvora ni de nuestros ejércitos. Es
preciso meter en el complot la mano del sucesor de Pedro, y esa mano es tan valiosa para esta cruzada
como la de todos los Inocentes, Urbanos o San Bernardos de la cristiandad.
No tenemos la menor duda de que nuestros esfuerzos se verán coronados por el éxito y
alcanzaremos ese fin. ¿Cuándo? ¿Cómo? Todavía no nos es dado saberlo. A pesar de ello, como nada ni
nadie debe apartarse del plan que se ha trazado tan meticulosamente, y como todos deberán empeñarse en
su realización como si ya a partir de mañana se pudiera realizar la labor que ahora esbozamos, queremos
dar en estas instrucciones, que serán secretas para los iniciados novicios, consejos para los oficiales a
cargo de la Venta Suprema, los cuales deberán inculcarlos a todos sus hermanos, en forma de instrucción
o memorando. Es de esencial importancia, y debido a la discreción cuyos motivos son transparentes, no
permitir jamás que estos consejos se perciban como órdenes que emanan de la Alta Vendita [Venta –
Logia]…
Empecemos a partir de los jóvenes. A ellos debemos seducir. A ellos debemos traer bajo el
estandarte de las sociedades secretas…
Para asegurarnos un Papa como el que queremos es necesario formar para ese Papa una generación
digna del reinado que soñamos. Dejemos de lado a los viejos y los de mediana edad. Vayamos a los
jóvenes y, si es posible incluso los niños. Jamás hablen en su presencia una sola palabra de impiedad o
impureza. Maxima Debetur Puero reverentia. No olviden nunca estas palabras del poeta porque les
preservarán de licencias contra las que es absolutamente esencial que se guarden, por el bien de la causa.
Y para cosechar ganancia en el hogar de cada familia, para poder tener derecho al asilo frente al fuego de
la casa, han de presentarse con todo el aspecto de un hombre serio y moral. Establecida ya su reputación
en los colegios, los gimnasios, las universidades y los seminarios, cuando hayan cautivado ya la
confianza de profesores y estudiantes, actúen de modo que los que tengan que ver con el estado
eclesiástico busquen con ansias su conversación. Nutran sus almas con los esplendores de la antigua
Roma papal. Siempre hay en el fondo del corazón italiano la añoranza de una Roma republicana.
Entusiasmen, enciendan esas naturalezas tan llenas de calor y fuego patriótico. Ofrézcanles al principio,
pero siempre en secreto, libros inofensivos, poesía que resplandezca con el énfasis nacional. Y luego,
poco a poco, lleven a sus discípulos al grado de cocción deseado. En cuanto a todos los puntos del
estado eclesiástico, esta tarea diaria habrá difundido nuestras ideas como luz y podrán entonces apreciar
la sabiduría del consejo que es iniciativa nuestra.
Los hechos que en nuestra opinión se precipitan demasiado rápido, necesariamente van a causar la
intervención de Austria. Hay necios que con corazón liviano se agradan en poner a otros en peligro y
mientras tanto, también hay necios que en su momento también logran engañar al sabio. La revolución que
meditan en Italia solo terminará en infortunio y persecuciones. Nada está maduro, ni los hombres ni las
cosas, y nada durará demasiado, pero de todos estos males podrán sacar algo que conmueva, que toque
los corazones de los clérigos jóvenes y vibre allí. Es el odio al extranjero. Que el alemán se vuelva
ridículo y odioso incluso antes de que piense entrar siquiera. Con la idea de la supremacía pontificia,
mezclen siempre los viejos recuerdos de las guerras del sacerdocio y el imperio. Despierten las pasiones
dormidas de los güelfos y gibelinos y así obtendrán una reputación de buenos católicos y patriotas puros.
Esa reputación difundirá nuestra doctrina entre los sacerdotes jóvenes, e incluso en los
monasterios. En pocos años, será inevitable que ese clero nuevo y joven llegue a ocupar todos los cargos,
forme el consejo reinante y se lo llame a elegir el Pontífice que deberá regir la Iglesia. Y como muchos
de sus contemporáneos, ese pontífice estará forzosamente empapado de los principios patrióticos y
humanitarios que comenzamos a poner en circulación. Es una diminuta semilla de mostaza que estamos
sembrando. Mas el amanecer de la justicia nos conducirá a los más elevados poderes, y veréis la cosecha
tan copiosa que habrá producido tan pequeña semilla.
A lo largo del camino que estamos trazando para los nuestros será necesario superar numerosos
obstáculos y dificultades, pero triunfaremos gracias a la experiencia y la perspicacia. Mas el destino es
tan espléndido que se hace necesario desplegar todas las velas para llegar. Si queréis revolucionar Italia,
observad atentamente al Papa que acabamos de describir. Si queréis fundar el reino de los elegidos sobre
el trono de la prostituta de Babilonia, hacedlo de modo que el clero marche tras vuestra bandera
creyendo que sigue la de la fe apostólica. Si queréis hacer desaparecer el último vestigio de tiranía y
opresión, echad las redes como lo hacía Simón bar Joná. Echadlas en las sacristías, seminarios y
monasterios en vez de en el mar. Y si no os apresuráis, os prometemos una pesca más milagrosa que la
suya. El pescador de peces se vuelve pescador de hombres. Colocaréis a vuestros amigos en torno a la
silla de San Pedro. Habréis predicado una revolución vestida con la tiara y la capa pluvial que marcha
con la bandera de la cruz. Una revolución que basta con encender mínimamente para que estalle en un
fuego que se extienda a todos los rincones de la Tierra.
Actúe cada uno para que sus acciones tiendan a descubrir la piedra filosofal. Los alquimistas de la
edad media perdían su tiempo y el oro de aquellos a quienes engañaban, buscando este sueño. El de las
sociedades secretas se concretará por la razón más simple de todas: porque se basa en las pasiones del
hombre. No perdamos el ánimo cuando encontremos un obstáculo, un revés, una derrota. Preparemos
nuestras armas en el silencio de las logias, con las baterías preparadas, halagando todas las pasiones, las
del más malvado y el más generoso, y todo nos llevará a pensar que nuestros planes tendrán éxito algún
[264]
día, más allá de nuestros cálculos más improbables.
Después del Concilio Vaticano II los grupos católico romanos tradicionalistas ven evidencia de
que la Alta Vendita ha alcanzado su objetivo, y de hecho, “más allá de los cálculos más improbables”.
Como resultado hay quienes hoy tienen una actitud crítica hacia la jerarquía de la iglesia porque creen
que las enseñanzas posteriores al Concilio Vaticano II contradicen e infectan dogmas católicos solemnes
con modernismo, ecumenismo, relaciones entre colegas y libertad religiosa, lo cual claramente recuerda
los objetivos de la sociedad secreta. Los secesionistas señalan ejemplos como la oración de Juan Pablo
II en la reunión de Asís en 1982, con más de cien líderes religiosos que incluían a paganos, sus reuniones
con el Dalai Lama (que puso una estatua budista sobre el altar, en la iglesia de san Francisco), el hecho
de que recibiera la marca de los adoradores del dios hindú Shiva, sus reuniones con sumos sacerdotes
del vudú que adoran al diablo (reunión en que incluso justificó al vudú por poseer “verdad y bien,
semillas de la Palabra”) y demás, todo de acuerdo con los principios del Vaticano II. Los grupos
católicos más radicales como los sedevacantistas (en latín: sede vacante) consideran que esa actividad
es evidencia de que los Papas posteriores al Concilio Vaticano II son herejes ilegítimos y que la Santa
Sede de Roma ha estado técnicamente “vacante” desde la muerte del Papa Pío XI en 1958 o del Papa
Juan XXIII en 1963 (aunque algunos clasifican a Juan XXIII como antipapa modernista).
Hay quienes creen que esto incluso ha preparado el camino para un desastre la próxima vez que
quede vacante el trono papal, que podría mostrar a tradicionalistas frustrados entre los del Colegio de
Cardenales, desesperados por elegir a un Obispo de Roma como sucesor apostólico de San Pedro (Petrus
romanus) que instituya un reavivamiento vigilante y la reinstitución del autoritarismo anterior al Concilio
Vaticano II. El conflicto parece estar a punto de hervir, como en una olla a presión, sin que el público en
general lo note. Pero hay místicos como el Padre Herman Bernard Kramer (a quien mencionamos antes),
autor de “El libro del destino”. En una extraña interpretación que efectuó del capítulo doce del Libro del
Apocalipsis, respecto de “la gran señal” que menciona el versículo uno, el Padre Kramer escribe: “La
señal del cielo es la de una mujer encinta que llora en su trabajo de parto, con angustia. En ese parto, da a
luz a una ‘persona’ que GOBERNARÁ la Iglesia con vara de hierro (versículo 5). Señala luego un
conflicto dentro de la Iglesia, en cuanto a la elección de quien ha de gobernar a todas las naciones como
se declara con claridad. Y según el texto, se trata sin duda de una ELECCIÓN PAPAL porque solamente
Cristo y Su vicario tienen el derecho divino a gobernar TODAS LAS NACIONES…Aunque esta vez los
grandes poderes pueden adoptar una actitud de amenaza para impedir la elección del candidato lógico y
esperado, por medio de amenazas de apostasía general, asesinato o encarcelamiento de este candidato si
[265]
resulta elegido”.
A pesar de que no concordamos con la interpretación que hace Kramer del libro del Apocalipsis,
la idea de que ha nacido una “persona” determinada que hoy tiene la edad adecuada para cumplir con la
encarnación de la Profecía de los Papas de san Malaquías es algo que no se puede dudar. Y más allá de
lo que cada uno piense de la predicción del Petrus romanus, el Papa que siga a Benedicto XVI es el
último de la lista. Además, el temor de Kramer de que “los grandes poderes puedan adoptar una actitud
amenazante para impedir la elección del candidato lógico y esperado” se hace eco del sentimiento de
otros sacerdotes ya mencionados en este libro (y los que no mencionamos, también) que ven venir una
crisis en la Iglesia, con el surgimiento del Hombre de Pecado como resultado de ello.
Capítulo ocho: Petrus Romanus: ha llegado el último Papa

El mundo entero, tanto los cristianos como los de la Nueva Era, los escépticos y los historiadores,
esperan con ansias lo que pueda pasar en el año 2012 y después. En general toda esa ansiedad y
entusiasmo (o temor, según sea el caso) se debe a una cantidad de predicciones efectuadas por personas o
escritos de la actualidad y del pasado, que tienen que ver con un momento de portento. La humanidad ha
entrado en un período de desequilibrios globales sin precedentes, según estos expertos, en que la tierra y
la vida toda pasarán por situaciones apocalípticas marcadas por el final de “baktun trece” de la cuenta
larga maya de Mesoamérica. La fecha final exacta de este calendario es el 21 de diciembre de 2012, en
que durante el solsticio de invierno a las 11:11, GMT (hora del meridiano de Greenwich) los de la
Nueva Era dicen que el sol se alineará con el centro de la galaxia de la Vía Láctea, suceso que ocurre una
vez cada trece mil años.
La precesión de los equinoccios dará conclusión a un ciclo de veintiséis mil años, en que termina
la era astrológica de Piscis y comienza la de Acuario, en que se inicia el siguiente ciclo y el sol asoma en
la boca del Ouroboros (gran serpiente de la Vía Láctea). Es el sol que amanece en Sagitario, el centauro
arquero, símbolo de Nimrod saliendo de la boca del Leviatán y del “dios” sol que se levanta de nuevo,
Apolo/Osiris. Los mayas predijeron tal conjunción y la interpretaron como preámbulo del fin del mundo
tal como lo conocemos, y del comienzo de una nueva era pagana “iluminada”. La gente de las más
grandes religiones del mundo, incluyendo el cristianismo y el Islam, también ven los acontecimientos
globales de hoy como potenciales presagios de un escenario del fin de los tiempos que lleva al
Apocalipsis. Entre ellos se cuentan místicos católicos que creen en la Profecía de los Papas.
En este orden, el hombre que en 2002 predijo correctamente que el Papa que sucediera a Juan
Pablo II se llamaría Benedicto XVI, Ronald L. Conte Jr., cree que “Pedro el romano” debería
interpretarse como un Papa que “reafirmará la autoridad del Pontífice romano sobre la Iglesia; esta
autoridad se basa en su puesto como sucesor de Pedro”, y “pondrá énfasis en la supremacía de la fe
católica romana y la Iglesia católica romana por sobre todas las demás religiones y denominaciones, y su
autoridad sobre todos los cristianos y todos los pueblos del mundo”. A esto, Conte añade: “Durante el
reinado del Papa Pedro el romano comienza la gran apostasía” y este Papa marcará “la primera parte de
[266]
la tribulación, durante nuestra generación”. Conte avizora este apocalipsis para después de la
renuncia de Benedicto, seguida por una serie de eventos en cascada que dan como resultado la Tercera
Guerra Mundial, que se dispara cuando terroristas apoyados por Irán hacen explotar una bomba nuclear
en la ciudad de Nueva York. Comienza la Gran Tribulación y para julio de 2013 Roma es destruida por
un misil nuclear.
La tercera parte del Secreto de Fátima, supuestamente dado a conocer en su totalidad por el
Vaticano el 26 de junio de 2000 parecería hacerse eco de parte del concepto de Conte. Una porción de
este documento, dice:

…antes de llegar allí el Santo Padre pasó por una gran ciudad cuya mitad está en ruinas y medio
tembloroso, con paso dubitativo, afligido por el dolor y la pena, oró por las almas de los cadáveres
que encontraba a su paso; habiendo llegado a la cima de la montaña, arrodillado a los pies de la
gran Cruz, fue asesinado por un grupo de soldados que disparaban balas y flechas contra él, y del
mismo modo murieron allí uno tras otro los demás obispos, sacerdotes, hombres y mujeres
[267]
religiosos y distintos laicos de diferentes rangos y posiciones.
El marco conceptual de estas visiones y su validez no siempre es el mismo para todos los
católicos. Hay muchos que creen que Roma es cómplice de un ocultamiento intencional que tiene que ver
con el verdadero Tercer Secreto de Fátima y con otras predicciones o visiones católicas que se han
ocultado y que presentan cantidad de predicciones muy distintas en cuanto al futuro rol profético de la
Iglesia católica romana. Las apariciones marianas, las visiones de Papas, las interpretaciones del
apocalipsis efectuadas por cardenales, y las profecías místicas aprobadas, no suelen aparecer o
condecirse con las publicaciones más recientes del Vaticano. Hasta el “Catecismo de la Iglesia católica”,
aprobado por la Iglesia y promulgado por el Papa Juan Pablo II (que se dio a conocer en inglés en 1994,
como primer catecismo en más de cuatro siglos) que se funda en la Biblia, la misa, los sacramentos,
tradiciones, enseñanzas y vidas de los santos, declara bajo la sección “Última prueba de la Iglesia”:

675. Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la
fe de numerosos creyentes. La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra
desvelará el "Misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a
los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad.
La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un pseudo-mesianismo en que el
hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la
[268]
carne.
Quizá en el centro de esta profecía y el ocultamiento Vaticano de la visión completa de Fátima (y
profecías relacionadas) hay un cardenal de quien muchos pensaron que asumiría el rol de Petrus Romanus
o Pedro el romano, Tarcisio Pietro Bertone, nacido en Romano (el romano) Canavese (“Pedro el
romano”). Entre otras cosas el cardenal Bertone permanece, al momento en que este libro parte hacia la
imprenta, como segundo en el mando del Vaticano. Como Secretario de Estado y Camarlengo del Papa es
responsable durante la vacante papal de actuar como Jefe de Estado de Ciudad del Vaticano hasta el
“momento del acuerdo” y la elección de un nuevo Papa. Lo que hoy nos ocupa es su libro de 2007, “La
última vidente de Fátima” que parece haber logrado exactamente lo contrario a lo que era su objetivo
principal, el de refutar otra obra por un famoso autor, periodista y personalidad mediática de Italia,
Antonio Socci, cuyo manuscrito “El cuarto secreto de Fátima” afirma que la Santa Sede ha escondido
información respecto de los verdaderos secretos que las apariciones marianas comunicaron a tres niños
pastores de ovejas en la aldea de Fátima, Portugal, en 1917. Estos tres jovencitos eran Lúcia dos Santos y
sus primos, Francisco Marto y su hermana, Jacinta Marto. Sus visiones, que contienen elementos de
profecía y escatología, han sido oficialmente aceptadas por la Iglesia católica.
La respuesta de Socci al cardenal Bertone no se condice con su habitual modo de escribir, por lo
explosiva: Querido cardenal Bertone ¿quién de los dos está mintiendo deliberadamente? Allí
descubrimos que, después de pasar bastante tiempo investigando, el Sr. Socci llegó a la conclusión de
que el Vaticano había callado una parte importante de la revelación de Fátima durante la celebrada
conferencia de prensa en que se dio a conocer “El mensaje de Fátima” el 26 de junio de 2000.
Socci describe en la introducción a su libro que al principio de veras creía en la versión oficial del
mensaje de Fátima revelada por el Vaticano, que en ese momento había preparado el cardenal Ratzinger
(Papa emérito Benedicto XVI) junto a monseñor Tarcisio Bertone, y que al ser publicada afirmaba ser el
Secreto completo. Luego Socci encontró un artículo de un periodista italiano, Vittorio Messori, titulado
“El secreto de Fátima, la celda de la hermana Lucía ha sido sellada” y una serie de preguntas que
echaban la sombra de la sospecha sobre la publicación autorizada del Vaticano. Socci no hallaba
respuestas a estas preguntas. ¿Por qué querría desafiar Messori, la versión oficial de la Iglesia del tercer
secreto, sin tener una buena causa?, razonó. Socci lo define como “gran periodista, extremadamente
[269]
preciso…el columnista católico más traducido del mundo” Poco después Socci encontró una
segunda tesis similar publicada en Italia por un autor joven y cauteloso, Solideo Paolini, que lo
convenció de que tenía que empezar a concentrarse en la pregunta más importante de todas: ¿El Vaticano
estaba ocultando una parte del documento manuscrito de Lucía que contenía las palabras principales de la
“Bendita Virgen Madre” respecto de la situación de Roma en el final de los tiempos? ¿Se ocultaba
debido a su contenido potencialmente explosivo?

Las sospechas de Socci aumentaron después de que solicitara una entrevista (con anticipación a su
obra, El cuarto secreto de Fátima que presenta dudas sobre la historia oficial de Roma) con el cardenal
Bertone, que junto con Joseph Ratzinger había escrito el documento Vaticano del 26 de junio de 2000 que
[270]
supuestamente daba a conocer la última parte de “El mensaje de Fátima”.
“He contactado a muchas autoridades influyentes de la Curia, como el cardenal Bertone, hoy
Secretario de Estado del Vaticano, que tuvo un papel central en la publicación del Secreto en 2000”, dice
Socci. “El cardenal, que amablemente y por consideración personal, me había pedido en una oportunidad
que condujera conferencias en su antigua diócesis de Génova [ahora] no vio necesario [siquiera]
responder a mi pedido de audiencia. Tenía derecho a decidir como quisiera, por supuesto, pero lo único
que consiguió fue que aumentara mi temor de que algunas preguntas molestarían y por sobre todo, que hay
[271]
algo (extremadamente importante) que tiene que permanecer oculto”.
Aunque no esperaba descubrir y revelar un enigma tan colosal, finalmente Socci se convenció de
que existen en realidad dos versiones del Secreto de Fátima: uno, que se ha dado a conocer al público y
el otro, todavía oculto por el Vaticano por razones desconocidas.
En los inicios de esta posible confabulación hubo una descripción del Tercer Secreto que ofreció
el cardenal Angelo Sodano, cinco semanas antes de que Roma diera a conocer el “Mensaje de Fátima” el
26 de junio de 2000. Los comentarios de Sodano llegaron durante la beatificación de Jacinta y Francisco
de Fátima, que efectuó el Papa Juan Pablo II, y sorprendieron a muchos porque dio un discurso en el que
habló de la visión de un “obispo vestido de blanco” que con dificultad avanza sorteando cadáveres de
obispos, sacerdotes y muchos laicos, y que este obispo solo está “muerto aparentemente” cuando cae al
[272]
suelo bajo los disparos.
Con esa frase “muerto aparentemente”, el cardenal Sodano luego sugirió que la visión de Fátima se
había cumplido en el intento de asesinato de Juan Pablo II en 1981. “A Su Santidad le pareció evidente
que había sido ‘una mano maternal la que guió el camino de la bala’, permitiendo que ‘el Papa
[273]
agonizante’ se detuviera en “los umbrales de la muerte’”.
Aunque algunos aplaudieron la presentación de Sodano en esa oportunidad, hubo otros que vieron
en sus palabras y en él un encubrimiento orquestado porque la profecía de Fátima y el supuesto
cumplimiento de 1981 tenían diferencias significativas. El Washington Post se ocupó de señalar estas
flagrantes contradicciones el 1 de julio de 2000 cuando, bajo el urticante titular de “Tercer Secreto
dispara más preguntas: la interpretación de Fátima se aparta de la visión”, el periódico opinaba:

El 13 de mayo el cardenal Angelo Sodano, alto funcionario del Vaticano, anunció la inminente
comunicación del texto tan cuidadosamente guardado. Dijo que el Tercer Secreto de Fátima
predecía, no el fin del mundo como habían especulado algunos, sino el 13 de mayo de 1981, cuando
en la Plaza San Pedro el Papa Juan Pablo II fue víctima de un atentado contra su vida.
Sodano dijo que el manuscrito…habla de “un obispo vestido de blanco” que al avanzar entre los
cadáveres de los mártires, “cae al suelo, aparentemente muerto, bajo los disparos”.
Pero el texto comunicado el lunes (26 de junio) no deja dudas acerca del destino del obispo porque
dice que “fue asesinado por un grupo de soldados que disparaban balas y flechas contra él”. Todos
los que están con el pontífice mueren también: obispos, sacerdotes, monjes, monjas y laicos. Juan
pablo sobrevivió a este atentado contra su vida perpetrado por un solo hombre armado, Mehmet Ali
[274]
Agca, y nadie más en la multitud salió herido.

Otros datos que el Washington Post no señaló incluyen la forma en que, según la profecía, el Papa
es asesinado “en una ciudad grande, medio en ruinas” mientras camina hacia la cima de una montaña y se
arrodilla a los pies de una cruz. Juan Pablo iba en el auto papal por la Plaza San Pedro. No iba
caminando. Y no había una montaña grande, ni estaba arrodillado ante una cruz, y la ciudad no estaba
medio destruida. También está el contradictorio testimonio del cardenal Ratzinger (Papa Emérito
Benedicto XVI) de 1984, durante una entrevista con la publicación de las Hermanas Paulinas (Revista
Jesús), que se republicó un año después en El Informe Ratzinger, con el título: “Por esto es que la fe está
en crisis”. En esta conversación, Ratzinger, que había leído el Secreto de Fátima real, dijo que la visión
tenía que ver con “los peligros que ponen en peligro la fe y la vida de los cristianos y por ello [la vida]
[275]
del mundo”, además de marcar el inicio de los últimos tiempos. También, dijo, “las cosas que
contiene el Tercer Secreto se corresponden con lo anunciado en las Escrituras y lo repetido una y otra
vez en otras apariciones marianas”, y que “si no se hace público, al menos por ahora, es para impedir que
[276]
la profecía religiosa se entienda erróneamente como la búsqueda de sensacionalismo”.
Los católicos más preocupados han estado comparando este testimonio de 1984 con el informe más
reciente de Ratzinger y se preguntan cuándo, dónde y bajo qué circunstancias ha cambiado su relato. El
intento de asesinato de Juan Pablo II en 1981 por cierto no cumplió con las partes publicadas de la visión
de Fátima ni se corresponde con “los últimos tiempos” tal como los pinta la Biblia. También está la
afirmación de los más respetados académicos del Vaticano que dedujeron después de estudiar la profecía
de Fátima durante años, que tiene que ver con una crisis global de la fe en los últimos tiempos, que emana
de los escalafones más altos de Roma. El célebre cardenal Mario Luisi Ciappi (1909-1996) fue teólogo
personal de cinco Papas, incluyendo a Juan Pablo II, y sin reserva alguna sostenía que “en el Tercer
Secreto se predice, entre otras cosas, que la gran apostasía de la Iglesia comienza por los de
[277]
arriba”. El Cardenal Silvio Oddi añadió en una entrevista de marzo de 1990 con la revista Il Sabato
de Roma, Italia: “…el Tercer Secreto hacía alusión a tiempos oscuros para la Iglesia: de graves
confusiones y perturbadoras apostasías dentro del mismo catolicismo…Si consideramos la gran crisis
que hemos vivido desde el Concilio [Vaticano II] parece que no faltan señales de que esta profecía ya se
[278]
cumplió”. Más impactante aún fue el testimonio del ya fallecido Padre Joaquín Alonso, que conocía
personalmente a la Hermana Lucía y que había tenido conversaciones con ella. Durante dieciséis años
había sido el encargado del archivo de Fátima y antes de morir en 1981 declaró lo siguiente respecto del
Tercer Secreto:

…el texto hace referencias concretas a la crisis de la fe dentro de la Iglesia y a la negligencia de los
mismos pastores y las luchas internas en el seno mismo de la Iglesia, y de grave negligencia pastoral
de la jerarquía superior…han de ocurrir cosas terribles. Estas cosas conforman el contenido de la
tercera parte del Secreto… [y] como en el secreto de La Salette, por ejemplo, hay referencias más
concretas a las luchas internas de los católicos o a la caída de sacerdotes y religiosos. Quizá hasta
haga referencia a los fracasos y errores de la jerarquía superior de la Iglesia. En cuanto a ello no
hay nada que sea ajeno a otras comunicaciones que ha tenido la Hermana Lucía sobre este
[279]
tema.

Entre los que realmente tuvieron acceso al mensaje de Fátima y lo leyeron, quien posiblemente
fuera el que se mantuvo sin variaciones fue el jesuita Malachi Martin, amigo personal del Papa Paulo VI
que trabajó en la Santa Sede en investigaciones de los Rollos del Mar Muerto, que también artículos en
publicaciones profesionales sobre paleografía semítica, y enseñó arameo, hebreo y Sagradas Escrituras.
Como miembro del Consejo Consultor del Vaticano y secretario personal del renombrado cardenal
jesuita Agustín Bea, Martin tenía información privilegiada sobre la forma en que la iglesia guarda
secretos propios y de temas mundiales, como el Tercer Secreto de Fátima, que Martin indicó presentaba
partes del plan para instalar al temido Falso Profeta (¿Petrus Romanus?) durante un “último cónclave”. El
Padre Charles Fiore se refirió a las afirmaciones en conflicto del cardenal Ratzinger y Malachi Martin.
Este buen amigo del sacerdote asesinado Alfred J. Kunz (de quien ya hablamos antes en este libro) y del
eminente teólogo Fray John Hardon, ya fallecido, dijo en una entrevista grabada: “Tenemos dos
cardenales Ratzinger distintos: con dos mensajes distintos. Sin embargo, Malachi Martin nunca cambió su
[280]
discurso”.

Sobre los tres Secretos de Fátima, Wikipedia añade:

En un programa de radio el Padre Malachi Martin contestó a la pregunta de un oyente que llamó por
teléfono. Lo que preguntó el que llamaba fue: “Un sacerdote jesuita me dijo más sobre el Tercer
Secreto de Fátima hace años, en Perth. Entre otras cosas, dijo que el último Papa estaría bajo el
control de Satán… ¿tiene algún comentario?” El Padre Martin contestó: “Sí, suena a que han leído, o
les contaron, el texto del Tercer Secreto”. En una entrevista grabada con Bernard Janzen, le
preguntaron al Padre Martin: “¿Quiénes son los que tanto esfuerzo hacen porque Fátima no se
conozca?” El Padre Martin respondió: “Muchos, son muchos, los prelados católicos de Roma que
pertenecen a Satán. Son servidores de Satán. Y los que sirven a Satán fuera de la Iglesia en diversas
organizaciones. Quieren destruir el catolicismo de la Iglesia y mantenerla como factor estabilizador
en los asuntos humanos. Es una alianza. Una alianza sucia, asquerosa alianza…”. En la misma
entrevista el Padre Martin también dijo respecto de Lucía de Fátima que “Ellos (el Vaticano) han
publicado cartas falsificadas en su nombre. Le han hecho decir cosas que ella no quería decir.
[281]
Pusieron en sus labios palabras que jamás pronunció”.

Hay una cosa segura: parecía haber un ambiente tenso, nervioso, en torno a la Hermana Lucía y
alrededor de su figura, en momentos previos a la comunicación de lo que se conocía como Último
Secreto o Misterio. Después de todo, las dos partes anteriores del mensaje de Fátima las había publicado
su obispo en 1941 y el Tercer Secreto se había enviado a la Santa Sede con instrucciones de darlo a
conocer al público en 1960. Según Lucía ese era el año en que la “Santa Madre” le había revelado que
“el mensaje se entenderá con mayor claridad”. No por casualidad, fue inmediatamente después de 1960
que el Concilio Vaticano II puso en movimiento lo que muchos católicos conservadores de hoy creen es
una crisis de fe bajo la forma de herejías romanas. Y aunque podría haber mucho más en esta revelación
que tan solo una advertencia del Vaticano II, el Secreto no se publicó como se suponía que debía hacerse
(para que jamás lo conozcamos) y cuando el Papa Juan XXIII leyó el contenido del secreto, se rehusó a
publicarlo. Permaneció bajo llave hasta que supuestamente salió a la luz, para conocimiento público, en
el año 2000. Si los dos primeros secretos constituyen indicación del alcance y precisión del tercero, hay
que decir que sorprende el entendimiento respecto al “milagro del sol” del que fueron testigos “más de
70.000 personas (incluyendo a no creyentes que esperaban denostar las apariciones) en que el sol mismo
[en apariencia] se descolocó de su contexto y efectuó maniobras milagrosas mientras emitía asombrosos
despliegues de luz; el fin de la Primera Guerra Mundial; el nombre del Papa que estaría en funciones a
comienzos de la Segunda Guerra Mundial; el extraordinario fenómeno celestial que se vería en el mundo
entero y sería predicción del inicio de la Segunda Guerra Mundial; la ascendencia de Rusia (que en 1917
era una nación débil e insignificante) hasta convertirse en un maligno poder monolítico que afligiría al
[282]
mundo, con el sufrimiento y la muerte”.
Pero en el Tercer y Último secreto o misterio había algo diferente, un fenómeno que evidentemente
la jerarquía de Roma debía evitar y eludir a todo coste. Como mínimo, hablaba de que el clero y el
dogma posteriores al Concilio Vaticano II serían apóstatas. Y sin embargo, tal vez fueran nada más que
formas de llevar a algo más siniestro, a elementos tan oscuros y tenebrosos que mantenían despierta e
insomne a Lucía. Cuando finalmente escribió el Secreto en 1944, obedeciendo a Roma, le costó mucho
hacerlo debido a su aterrador contenido. Hizo falta una nueva visita de la misma “Santa Madre” para que
Lucía se convenciera de que estaba bien hacerlo. Y en los años siguientes, el Vaticano le ordenó
permanecer callada respecto a su revelación. El cardenal Bertone por orden del Papa la visitaba durante
horas, y en privado ambos hablaban sobre los aspectos más detallados de la visión. Sucedió en 2000,
otra vez en 2001, y de nuevo en 2003. Cuando finalmente la monja carmelita falleció a los noventa y siete
años (2005) llevándose todo posible secreto restante a la tumba, su conducta en los últimos días de su
vida les pareció extraña a los católicos que entendían las implicancias de la “salvación” doctrinal de
Roma. Antonio Socci lo comenta y señala que las largas visitas a la anciana vidente no se grabaron ni se
filmaron para la posteridad porque los espectadores habrían visto claramente la presión psicológica que
se ejercía sobre la hermana de clausura. “Fue algo que me vino a la mente mientras leía un pasaje del
libro de Bertone, donde el cardenal recuerda que en determinado momento la vidente se mostró irritada y
le dijo: ‘¡No voy a ir a confesarme!’ Al respecto, Socci se pregunta: ‘¿Qué tipo de pregunta habrá
merecido esta respuesta tan contundente de la Hermana Lucía? ¿Había alguien que le recordaba a la
anciana hermana lo que es el poder eclesiástico, dando indicios de que ‘no obtendría la absolución’? No
lo sabemos porque el prelado [Bertone] que conoce y recuerda muy bien la respuesta (dura) de la
[283]
hermana, dice que ‘no recuerda’ qué pregunta le había hecho”.
En verdad, al parecer la pobre Lucía quedó atrapada dentro de un siniestro círculo de Romanita
Omertá Siciliani o “Código de silencio de la mafia” impuesto por Roma. Sin embargo, Socci cree que tal
vez haya salido a la luz la plena verdad de Fátima, y basándose en su investigación presenta una valiente
teoría en su libro El Cuarto Secreto de Fátima, de lo que en realidad sucedió en 2000 tras los muros del
Vaticano. John Vennari resume la impactante hipótesis de Socci:

Socci cree que cuando Juan Pablo II decidió dar a conocer el secreto se desató en el Vaticano una
lucha de poder que abarcó todos los aspectos. Argumenta que Juan Pablo II y el cardenal Ratzinger
querían dar a conocer el secreto en su totalidad pero que el cardenal Sodano, entonces Secretario de
Estado del Vaticano, se oponía a la idea. Y la oposición de un Secretario de Estado del Vaticano es
algo formidable.
Se negoció finalmente y lo que resulta de ello revela lamentablemente que ninguno de los
protagonistas tuvo virtud heroica.
La visión del “obispo vestido de blanco”, que cubre las cuatro páginas escritas por la Hermana
Lucía, sería revelada inicialmente por el cardenal Sodano junto con su ridícula interpretación de que
el secreto no es otra cosa que la predicción del intento de asesinato contra el Papa Juan Pablo II en
1981.
Al mismo tiempo, en la ceremonia de beatificación de Jacinta y Francisco el 13 de mayo de 2000, el
Papa Juan Pablo II “revelaría” la otra parte, la parte “más aterradora” del secreto, de forma velada
en su sermón. Aquí fue que Juan Pablo II habló del Apocalipsis: “También apareció otra señal en el
cielo…” (Apocalipsis 12:3). Esas palabras de la primera lectura de la Misa nos hacen pensar en la
gran lucha entre el bien y el mal, que muestra que cuando el hombre saca a Dios de en medio, no
puede alcanzar la felicidad sino más bien, termina destruyéndose a sí mismo…El mensaje de Fátima
es un llamado a la conversión, que alerta a la humanidad que no ha de tener nada que ver con el
“dragón” cuya “cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la
tierra” (Apocalipsis 12:4).
Los Padres de la Iglesia siempre han interpretado que las estrellas son el clero, y las estrellas que el
dragón arrastra con su cola indican a muchos hombres de la iglesia que estarían bajo la influencia
del diablo. Fue esta la forma en que el Papa Juan Pablo II explicó que el Tercer Secreto también
[284]
predice una gran apostasía.

Si el análisis de Socci está en lo correcto el obispo Richard Nelson Williamson, católico


tradicionalista inglés y miembro de la Sociedad de San Pío X que se opone a los cambios que el Concilio
Vaticano II produjo en la iglesia católica, podrá haber verificado su hipótesis en 2005 cuando contó que
un sacerdote de Austria que él conocía le dijo en privado que el cardenal Ratzinger había confesado:
“Tengo dos problemas en mi consciencia: el arzobispo Lefebvre, y Fátima. En cuando a esto último, me
forzaron la mano”. ¿Quién puede haberle “forzado” la mano a Ratzinger para que accediera a una
declaración falsa o parcial sobre el último secreto de Fátima? ¿Fue presión de la oficina papal o, como
[285]
pregunta Williamson “un poder oculto tras el Papa y el cardenal”? Si el sermón del Papa Juan
Pablo II en Fátima de hecho habló de la “parte aterradora” del último secreto, como lo que habla de la
cola del dragón arrastrando a un tercio del clero para que hagan lo que él manda, quedamos entonces con
la inquietante impresión de que al menos el 33 por ciento (marcador masónico) de la jerarquía del
Vaticano está comprometido con un plan satánico.

La advertencia de La Salette

La mayoría de las personas probablemente desconozca que además de los secretos de Fátima hay
una segunda aparición de María muy difundida, que sucedió en La Salette, Francia, y fue aprobada por
los Papas Pío IX y León XIII. Esa aparición revelaba información análoga sobre una crisis de fe en el
catolicismo romano de los últimos tiempos, durante los cuales Roma se convertiría en sede del anticristo.
El secreto de La Salette le fue dado a Mélanie Calvat y Maximin Giraud el 19 de septiembre de
1846, mientras sus animales pastaban en las montañas. Una parte dice:

La tierra será golpeada por calamidades de todo tipo (además de pestes y hambruna, por todas
partes). Habrá una serie de guerras hasta la última guerra que librarán los diez reyes del anticristo,
que tendrán un único plan y serán los únicos gobernantes del mundo. Antes de que suceda esto habrá
un tiempo de falsa paz en el mundo. La gente no pensará en otra cosa que en divertirse. Los
malvados se entregarán a todo tipo de pecados…esta será la hora de las tinieblas. La Iglesia sufrirá
una crisis terrible…Roma perderá la fe y se convertirá en sede del anticristo…La Iglesia estará en
[286]
eclipse, el mundo estará angustiado.
En La Conspiración contra el Papa; Golpe de estado en el Cónclave – 1958, Garry Giuffré dice
que las influencias masónicas francesas infiltradas en el clero católico en el siglo XIX trabajaban horas
extras para suprimir y desacreditar al Secreto de La Salette, incluso aunque el mensaje había tenido favor
oficial de dos papas. Fue porque en ese momento las referencias proféticas a Roma como “sede del
anticristo” estaban formando una escatología común entre los académicos católicos como el cardenal
Henry Manning (a quien ya mencionamos en este libro), el obispo Salvator Grafen Zola y Frederick
William Helle, que veían en estas predicciones la obra de un clero infestado por masones que
complotaba para quitar de en medio al papado buscando usar a la Iglesia como vehículo político para un
Orden Mundial de ocultismo. “Este tipo de detalles que hallamos en las profecías marianas genuinas de
los tiempos modernos siempre generaban gran oposición de parte de los enemigos de la Iglesia
infiltrados en sus estructuras”, escribió Giuffré. “Porque amenazaban con sacar a la luz el complot
satánico y el tan buscado objetivo de los agentes de la logia masónica del Vaticano, de usurpar y
[287]
controlar el sillón papal”.
Hay que recordar que el espectro de la infiltración de “portadores de luz” luciferinos francmasones
en la jerarquía católico romana era una agenda histórica ya bien establecida que el Papa Pío IX llamó “la
sinagoga de Satán”. El Papa León XIII llegó a emitir una encíclica condenatoria (Humanum Genus) el 20
de abril de 1884, contra los esfuerzos de los francmasones por invadir y corromper al catolicismo
romano, y sin embargo, el Secretario de Estado del mismo León, el cardenal Mariano Rampolla del
Tindaro, fue identificado luego como francmasón secreto de la diabólica Ordo Templi Orientis (O.T.O).
Era una secta a la que pertenecía el satanista Aleister Crowley, que luego fue su líder. Cuando murió el
Papa León en 1903, muchos anticipaban que Rampolla sería quien le reemplazara en el papado y por
cierto, en las primeras votaciones del cónclave Rampolla obtuvo votos. Pero luego pasó algo
extraordinario, y la elección se interrumpió. Fue cuando se levantó el príncipe Jan Maurycy Paswel
Puzina de Kosielsko, un cardenal católico romano polaco de Cracovia, en representación de su soberano
el emperador Francisco José de Austria. El cardenal exclamó en latín algo que impactó a todos los
reunidos: “…oficialmente y en nombre y por autoridad de Francisco José emperador de Austria y rey de
Hungría, que Su Majestad, en virtud de un antiguo derecho y privilegio, pronuncia el veto de exclusión
[288]
contra mi Más Eminente Señor, el cardenal Mariano Rampolla del Tindaro”. Este Jus Exclusivae
(“derecho de exclusión” o veto papal) era una antigua ley de orden a la que recurrían los monarcas
católicos para vetar a un candidato al papado. “A veces era el monarca francés, el español o el Santo
Emperador romano quien reclamaba tal derecho, como lo hizo el emperador de Austria. Eran potencias
que daban a conocer al cónclave papal, por medio de un cardenal de la corona, que determinado
[289]
candidato a la elección se consideraba objetable como potencial Papa” . Algunos historiadores han
sugerido que el emperador Francisco José, quien dio la alerta, sabía algo de la conexión masónica de
Rampolla y así salvó a Roma de la usurpación. También es digno de destacar que el Manifesto Liber LII
[290]
oficial de la O.T.O. BAPHOMET XI° de hecho nombra al cardenal Rampolla entre sus miembros.
Pero ¿era Rampolla solo uno de muchos masones encubiertos? La respuesta a esa pregunta parece ser
afirmativa, según expertos como el ya fallecido oficial naval canadiense, autor y conocido disertante
William James Guy Carr. Además de sus relatos sobre la actividad en tiempos de guerra como Oficial
Navegante Submarino durante la Primera Guerra Mundial, Carr, aunque era de los teóricos de la
conspiración, era una destacada autoridad en Historia de los Illuminati y su relación con la
francmasonería. Escribió una crónica del movimiento desde que Adam Weishaupt lo fundara en 1776
hasta la referida penetración del Vaticano. En 1959 Carr publicó The Red Fog Over America [La niebla
roja sobre Norteamérica], donde decía:

“Weishaupt hacía alarde de que los Illuminati infiltrarían el Vaticano y lo carcomerían desde
adentro hasta dejar solo una cáscara vacía… Desde que expuse a la luz algunos hechos que indican
que agentes de los Illuminati han infiltrado el Vaticano, he recibido varias cartas de sacerdotes que
estudiaron en el Vaticano…Los que me escribieron, me aseguraron que los temores que expreso
están más que bien fundados. Un sacerdote me informó que el Papa estaba rodeado de un grupo
elegido de ‘especialistas’, ‘expertos’ y ‘consejeros’ al punto que no era más que un prisionero en su
propio palacio. Otro sacerdote me informó de la eterna vigilancia ejercida sobre el Papa…los que
mantienen esta vigilancia…no le dan libertad de acción, ni siquiera en la privacidad de sus propias
habitaciones. El sacerdote dijo: ‘Los que se ocupan de esta vigilancia son todos miembros
cuidadosamente elegidos de una orden determinada, y todos vienen de la misma institución…donde
[291]
Weishaupt…conspiraba’”.

La descripción de Carr se condice a tal punto con lo que han alegado Malachi Martin y otros
sacerdotes en distintas ocasiones respecto de un formidable grupo de Illuminati-masones dentro del
Vaticano, que uno se siente tentado a creer que el mismo Malachi podría haber sido uno de los
informantes de Carr. Pero este consejo de Iluminados ¿era la mano invisible de Roma que “forzó” al
cardenal Ratzinger y al cardenal Bertone a decir lo que Antonio Socci consideró que era astuzia inganno
(astuto engaño) en Fátima? Y además ¿indicaría esto que tanto el Papa actual como su Secretario de
Estado clandestinamente se han comprometido, o están obligados, a seguir con un esquema general de una
orden secreta que está dentro de la Santa Sede?
La solidaridad entre el Papa Benedicto y el cardenal Bertone tiene una larga historia y por cierto la
relación cercana parece haber continuado, al menos en los primeros años del papado de Benedict, con
posterioridad a la controversia sobre el “mensaje de Fátima”. Después de haber sido elegido Papa, en
abril de 2005, y asumir su puesto como sucesor de Juan Pablo II en su función de Soberano del Estado de
Ciudad del Vaticano y líder de la Iglesia católica romana, Ratzinger, como Papa Benedicto XVI nombró
de inmediato al cardenal Bertone como reemplazo del coconspirador de Fátima Angelo Sodano, en el
puesto de cardenal Secretario de Estado. El 4 de abril de 2007 Benedicto también nombró a Bertone
como su camarlengo, para que cumpliera con las obligaciones de Papa en caso de que quedara vacante el
papado. Benedicto ha tomado desde entonces decisiones que indican que Bertone podría ser (o alguna
vez fue) su candidato a la sucesión. Ambos parecen haber hecho cabildeo entre los gorros o capellos
rojos para que Bertone obtenga favor en el próximo (¿y último?) cónclave. En tal sentido, el artículo del
National Catholic Reporter del 13 de mayo de 2001 titulado “Un tríptico sobre el papado de Benedicto
e indicios de lo que vendrá”, cita las palabras del Corresponsal en Jefe del NCR John L. Allen Jr., al
hablar de la conmoción dentro de la curia romana (la Curia es el aparato administrativo del Vaticano y
junto con el Papa, cuerpo central de gobierno de la Iglesia católica) en el que Benedicto XVI nombró al
arzobispo italiano Giovanni Angelo Becciu como Sustituto de Asuntos Generales. Becciu, que reemplazó
al arzobispo Fernando Filoni en ese puesto, era un candidato improbable para los que conocen las
internas del Vaticano. Al menos, al principio. “Por lo difícil que es dominar esa función [la de Sustituto]
a muchos les resultó curioso que se desplazara a Filoni después de menos de cuatro años, para que lo
reemplazara Becciu, sin experiencia anterior en absoluto en lo que respecta a trabajar dentro del
[292]
Vaticano”, observó el NCR. Peo luego, el servicio de noticias dio en el clavo al agregar: “Cuando
haya pasado un tiempo y todo se calme, el beneficiario más obvio de esta movida sería el cardenal
italiano Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, que no tendrá que preocuparse porque el nuevo sustituto
[293]
conforme un centro rival de poder”. Se ha dicho que el trabajo del Sustituto de Asuntos Generales
es una responsabilidad exigente y por demás complicada en la Curia romana debido a la impresionante
cantidad de actividades y temas que el Sustituto tiene que resolver a diario. Si pudiera compararse este
puesto con el de Jefe de Estado de la Casa Blanca, el Sustituto se reúne con el pontífice una vez al día
por lo general para administrar los asuntos del Vaticano y además reporta regularmente al cardenal
Secretario de Estado (en la actualidad, el cardenal Bertone). El “éxito o fracaso de un papado suele ser
un peso sobre sus hombros”, en cuanto a la organización, dice el NCR. Y los que han sabido cumplir con
esa obligación a lo largo de los años “han sido materia de leyenda: Giovanni Battista Montini, por
ejemplo, fue el Sustituto que trabajó para Pío XII entre 1937 y 1953 y luego fue elegido como Papa,
Paulo VI; Giovanni Benelli, que fue el Sustituto del mismo Pablo entre 1967 y 1977, era comúnmente
[294]
señalado como el poder detrás del trono”.
Pero si ubicar a un novicio en el Vaticano como Sustituto para no poner obstáculos a las
posibilidades de un posible papado del cardenal italiano Bertone, el Papa Benedicto siguió en línea con
ello respecto del grupo de donde provendría el siguiente Papa cuando el 6 de enero de 2012 nombró a
veintidós nuevos cardenales, casi todos europeos y principalmente italianos que ya ocupaban posiciones
clave en el Vaticano. Al elevar a estos consejeros al Sagrado Colegio de Cardenales en una ceremonia
realizada el 18 de febrero en la ciudad de Roma, el Papa alemán certificó que “ahora los europeos
componen más de la mitad de los electores (67 de 125) y casi un cuarto de todos los que voten en un
[295]
cónclave serán italianos”, informó Newsmax.com. Como resultado, parecía que Benedicto estaba
poniendo su sello definitivo sobre un sucesor italiano, alineando a los que pudieran darle a Bertone lo
que se conoce como el sillón de san Pedro. Evidentemente, no era idea exclusiva de Benedicto. Casi
todos los expertos en el Vaticano “adjudican la gran cantidad de nombramientos italianos a la influencia
del favorito de Papa, el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, cuya mano en
[296]
estas nominaciones, dicen, es claramente visible”.
Es interesante en referencia a los informes recientes sobre la salud del Papa Benedicto (y la noticia
de que podría renunciar en abril) el momento elegido, febrero, para el consistorio en que los nuevos
cardenales recibirían sus sombreros rojos, anillos y titularidad en Roma. Esperamos que este libro se
imprima en el primer trimestre de 2012, por lo que solo podemos especular sobre los motivos de haberse
elegido la fecha de febrero. Es cierto que podría explicarse con la planificación en torno a la fiesta del
Sillón de san Pedro pero algunos de los que trabajan con el Papa habían estado insistiendo para que fuera
en junio (fiestas de san Pedro y Pablo) o en noviembre (festividad de Cristo Rey), y Benedicto ha
realizado consistorios en el mes de noviembre (2007 y 2010). Así que ¿por qué el apuro? Si el Papa
Benedicto de veras está pensando en irse en 2012 y quiere influir significativamente en el cónclave papal
para que elijan a un italiano, la fecha de febrero adquiere especial sentido como mejor y última
oportunidad para que se ordenen los naipes sagrados.
Por supuesto, cuando pensamos que no podía hacerse más obvio, Bertone mismo hizo otra movida,
esta vez sin precedentes, por consolidar su poder (lo que también hace surgir la pregunta de un tercer
contendiente para el trono de san Pedro). Fue después del documento del 24 de octubre de 2011, titulado
“Hacia la reforma de los sistemas internacionales financieros y monetarios en el contexto de una
autoridad pública global”, que en resumen era un llamado del Vaticano para que se instaurara una
Autoridad Financiera y Política Mundial. Lo publicó el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz,
encabezado por el cardenal Peter Turkson. Los medios, dentro y fuera del cristianismo, no tardaron en
ver que asomaba el lado oscuro del socialismo, además de las implicancias proféticas del llamado de
este documento a la formación de una Autoridad Global con sede en Naciones Unidas. En otro capítulo
explicamos el intento de esta nueva e inquietante directiva por figurar como mandato “moral”, para el
establecimiento de “una autoridad pública global” y “un banco central mundial” que supervisaría a
instituciones pecuniarias individuales y mundiales mediante el sometimiento a un nuevo poder global
formado “a expensas de una transferencia gradual y equilibrada de parte de los poderes de cada
[297]
nación a una autoridad mundial y a autoridades reigonales” (cursivas añadidas). Del documento
se habló en la Cumbre del G20 de 2011, reunida en Cannes, en comentarios del presidente Barack Obama
y del presidente francés Nicholas Sarkozy, pero no sucedió nada por lo que hizo el cardenal Bertone tan
solo diez días después. Y aquí se ponen interesantes las cosas porque algunos ya estaban pronosticando
que el autor del documento, Peter Turkson de Ghana (¿Pedro el romano?) podía ser el siguiente Papa, ya
que el Colegio de Cardenales le considera papable.
Después de la elección del primer presidente negro de los EE.UU., Obama, los analistas del mundo
entero empezaron a especular que tal vez Roma seguiría esta línea y le pondría la alfombra roja a un
Papa negro, el primero en mil quinientos años, y que sería alguien como Turkson. El cardenal Francis
Arinze, de quien Ronald L. Conte Jr. cree que será el próximo Papa y cumplirá “La profecía de los
Papas” porque adoptará el nombre de Pío XIII, también es un hombre de color, un nigeriano igbo
considerado papable desde antes del cónclave de 2005 que eligió al cardenal Ratzinger (Papa Benedicto
XVI). “La elección de Barack Obama como primer presidente afro-americano de los EE.UU. podría
preparar el camino para la elección de un Papa negro, según un importante católico estadounidense de
color”, publicaba el Times Online en 2008. “Wilton Daniel Gregory, de 60 años, arzobispo de Atlanta,
dijo que en el pasado el mismo Papa Benedicto XVI había sugerido que la elección de un pontífice negro
[298]
‘enviaría una espléndida señal al mundo’ sobre la Iglesia universal”. Y The Associated Press
también estaba de acuerdo: “El Papa ha nombrado al cardenal Peter Turkson de Ghana como jefe de la
oficina del Vaticano para la justicia y la paz. Es este un puesto de alto perfil que consolida su reputación
como posible futuro candidato papal…Turkson dijo a la prensa hace tres semanas que no había motivos
para que no se pudiera elegir a un Papa negro, en particular, después de que Barack Obama fuera elegido
[299]
presidente de los EE.UU.”. Como Turkson es popular en algunos círculos, el National Catholic
Reporter anunció la publicación de su documento sobre la Reforma de los Sistemas Financieros y
Monetarios Internacionales, en su titular del 28 de octubre de 2011: Un contendiente papal en el centro
de la escena:

Roma fue testigo de una impactante coincidencia esta semana, algo que podría deberse simplemente
a la suerte, o verse como señal de lo que vendrá. Hubo dos noticias impactantes desde el Vaticano:
la nota del lunes sobre la reforma de la economía internacional, y la cumbre de líderes religiosos
del jueves, en Asís. En ambos casos el funcionario Vaticano de mayor peso fue el mismo: el
cardenal Peter Turkson de Ghana, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.
Turkson, de 63 años, puede considerarse todavía joven en términos de la jerarquía de la iglesia. Fue
el principal organizador de la reunión de Asís, además del principal firmante del documento que
destruye ideologías “neoliberales” y convoca a la formación de una “verdadera autoridad política
mundial” para regular la economía. Durante las conferencias de prensa del Vaticano en que se
presentaron estas dos cosas, Turkson fue la principal atracción.
[300]
¿Alguien dirá que es “papable”?
Pero a una semana de la celebración del National Catholic Reporter, y a solo diez días de que
Turkson diera a conocer su documento convocando al establecimiento de una autoridad financiera global,
alguien convocó a una cumbre de emergencia en el Vaticano…Sí…ha adivinado, estimado lector…fue la
Secretaría de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone. Esta vez no tomó prisioneros. Bertone se dedicó a
destruir el documento de Turkson y presentó un nuevo conjunto de leyes. Ordenó que a partir de ese día
todo nuevo texto del Vaticano tendría que ser autorizado por él mismo, con anticipación. El popular
Chiesa News de Roma, dijo sobre el juego de poder:

Justamente mientras en Cannes el G20 arribaba a sus débiles e inciertas conclusiones, ese mismo
viernes 4 de noviembre, en el Vaticano, una pequeña cumbre convocada en la Secretaría de Estado
buscaba poner remedio a un enésimo momento de confusión de la curia romana.
En el banco de los acusados estaba el documento sobre la crisis financiera mundial difundido diez
días antes por el Pontificio Consejo “Justicia y Paz”. Un documento que había desconcertado a
muchos, fuera y dentro del Vaticano.
El secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, lamentaba no haber sabido nada hasta el final.
Y precisamente por esto había reunido a esa cumbre en la Secretaría de Estado.
La conclusión de la cumbre ha sido trasmitir a todas las oficinas de la curia romana esta orden
taxativa: no hacer salir más de allí en adelante nada escrito que no tenga el control preventivo y la
[301]
autorización de la Secretaría de Estado.

Mientras Bertone convencía a algunos observadores del Vaticano de que su principal motivo tenía
que ver con proteger a la Santa Sede de la confusión afirmando que no se había enterado y que lo habían
pasado de largo con la publicación de este documento (un argumento que Chiesa News demostró que era
falso) otros veían en ello un paso más, un gigante paso de Bertone por solidificar su base de poder en
Roma. También imaginaron al viejo enemigo, los francmasones, implicados en ello. “Parecería que las
fuerzas oscuras del Vaticano están haciendo sus movidas para tomar control de la Iglesia católica”,
escribió el judío católico Aron Ben Gilad. “Utilizan el reciente documento del Consejo Pontificio para la
Justicia y la Paz sobre la crisis financiera global como excusa para tomar el control autocrático de todas
las congregaciones de la Curia, poniéndolas bajo el control del cardenal Bertone y la Secretaría de
Estado del Vaticano. Sean cuales sean los méritos o deméritos del documento, no es esa la cuestión más
importante sino su uso como instrumento para que la masonería eclesiástica tome el control de la
[302]
Curia romana” (cursivas añadidas). El agudo observador del Vaticano y periodista Andrea
Torrielli había dicho casi lo mismo con anterioridad y documentó el modo en que Bertone había estado
consolidando su influencia en el Vaticano:
… a través de una cantidad de acciones: nombró a obispos que conoce muy bien, y a amigos en
puestos clave, en especial en puestos que tienen que ver con la administración y control de las
finanzas de la Santa Sede. El último de los nombrados fue el obispo de Alejandría Giuseppe
Versaldinew, como Presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede… Por otra
parte, Bertone siempre se ha librado de los prelados que de un modo u otro se movían en su contra,
como el arzobispo Carlo MariaViganó que debió dejar el puesto de Gobierno para ser Nuncio
(embajador) en los Estados Unidos, o el obispo Vincenzo di Mauro, que dejó la Oficina de Asuntos
[303]
Económicos para ser arzobispo de Vigevano.

Los cimientos se agrietan y aparecen los inesperados

Habiendo documentado lo anterior uno podría pensar con cierta certeza que Bertone es la figura
indicada para ser Petrus Romanus. Pero a medida que avanza el año 2012 de repente vemos que aparecen
grietas en los cimientos de este castillo de arena, y no todos los de la Curia, incluyendo al mismo Papa
Benedicto XVI, podrían terminar apoyándolo con el mismo entusiasmo de antes. La salud del Papa
Benedicto empeora, los tiburones huelen sangre, y cada vez hay más declaraciones de parte de facciones
enfrentadas en la iglesia en cuanto a la mala administración. Son facciones que se alegran ante toda
oportunidad de manchar a Bertone con tal de elevarse a sí mismas en el Colegio de Cardenales. Estaría
incluido el arzobispo Vigano, cuyas cartas personales al Papa Benedicto y al cardenal Bertone en
referencia a su cambio de posición al ser enviado lejos como nuncio salieron al aire, en parte, en un
programa italiano de televisión de enero de 2012. Las cartas, que el Vaticano confirma son auténticas,
muestran una relación de encono entre este arzobispo y Bertone, en torno a juegos políticos y negocios
financieros, que incluyen acusaciones de “corrupción, nepotismo y amiguismo vinculados a la
[304]
adjudicación de contratos a contratistas con sobreprecios”. Una de las cartas dirigidas al cardenal
Bertone, del 27 de marzo de 2011 (ocho días antes de la carta dirigida al Papa Benedicto) presentaba
quejas respecto a que Bertone lo había sacado de su puesto, y decía que Bertone “había roto la promesa
de dejar que el arzobispo pudiera suceder al entonces presidente de la comisión, el cardenal Giovanni
Lajolo, cuando éste se retirara. Según la carta el cardenal Bertone había mencionado “tensiones” sin
especificar, dentro de la comisión para explicar la reubicación del arzobispo Vigano pero [Vigano]
sugería que un artículo reciente de un periódico italiano que criticaba al arzobispo [Bertone] como
[305]
incompetente, había aportado lo suyo a tal decisión”. La mayoría de las fuentes del Vaticano
concuerda en que se está dando una campaña interna con tintes de maquiavélica manipulación y
maniobras, algo que Phillip Pullella, para Reuters, calificó como “algo así como un motín de los
[306]
monseñores” . Todo esto, tras bambalinas y apuntando contra la mano derecha del Papa, el
Secretario de Estado cardenal Tarcisio Bertone. Las mismas fuentes indican que “los rebeldes tienen el
apoyo tácito de un ex Secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano, un influyente agente de poder por
derecho propio y veterano diplomático que prestó servicios bajo el fallecido Papa Juan Pablo II durante
[307]
15 años”. Si de veras Sodano está tras la campaña que busca destruir las posibilidades papales de
Bertone, se hacen más profundas las sospechas de que tiene que haber algo pendiente entre los
conspiradores encubridores de Fátima Ratzinger, Bertone y Sodano, porque el lector recordará lo que
creía Antonio Socci respecto de que cuando Juan Pablo II decidió revelar el Tercer Secreto de Fátima se
había desatado una lucha de poder en el Vaticano. Es que el entonces futuro Papa Benedicto XVI (el
cardenal Ratzinger) había querido publicar el Secreto en su totalidad pero el cardenal Sodano, en ese
momento Secretario de Estado del Vaticano, se oponía a la idea. Más allá de cuál haya sido el caso, el
titular del The New York Times del 26 de enero de 2012 lo decía todo: “Transferencia del funcionario
[308]
Vaticano que sacó a la luz la corrupción, es indicio de lucha de poder”, y se hizo eco del hecho de
que, así como sucede en la política presidencial de los EE.UU., la estrella más fulgurante del Vaticano de
hoy puede quedar aplastada bajo el ataque de hombres ambiciosos y con motivos, si uno no se mantiene
tan astuto y alerta como sus opositores. También hay movimientos un tanto dudosos que están germinando
en Roma y que parecen confirmar que hay un juego de poder. Como el apresurado nombramiento del
Papa Benedicto XVI el 11 de enero de 2012 de otro italiano, el arzobispo Lorenzo Baldisseri como
nuevo secretario de la Congregación para los Obispos (rama de la Curia romana que supervisa la
selección de nuevos obispos). Baldisseri es intrigante porque su Consagrador Principal en su ordenación
de 1963 fue el predecesor de Bertone y cómplice del engaño de Fátima, el cardenal Angelo Sodano. Y la
ordenación de Baldisseri como sacerdote fue el 29 de junio de 1963, ocho (8) días después de la
elección de Giovanni Montini (Papa Paulo VI). Y es interesante, en dos niveles. Primero, porque el
número ocho (8) se relaciona con el destino, la divinidad, los ritos ocultos de fertilidad, la resurrección y
la encarnación de Jesús (888) como lo sabe cualquier obispo de Roma. Pero lo más importante es que la
fecha exacta de la ordenación de Baldiserri, el 29 de junio de 1963 es justamente el día en que Malachi
Martin juró que se efectuó el “entronizamiento del arcángel caído Lucifer” en la ciudadela católica
romana. Este rituale, como lo llamó Martin, tenía dos objetivos principales: 1) entronizar a Lucifer como
verdadero príncipe de Roma; y 2) asegurar la concepción hechicera y la personificación en la carne de
ese espíritu inmaterial, en la persona de un sacerdote que luego sería Petrus Romanus.
En su libro, El último Papa, Martin escribió:

El entronamiento [sic] del arcángel caído Lucifer tuvo lugar en los confines de la ciudadela católica
romana el 29 de junio de 1963, fecha indicada para la promesa histórica a punto de convertirse en
realidad. Como bien sabían los principales agentes de dicha ceremonia, la tradición satánica había
pronosticado desde hacía mucho tiempo que la Hora del Príncipe llegaría en el momento en que un
papa tomara el nombre del apóstol Pablo [el Papa Paulo VI]. Dicha condición, el indicio de que el
“tiempo propicio” había empezado, acababa de cumplirse hacía ocho días con la elección del
[309]
último sucesor de san Pedro.

El gran problema con Baldisseri es que no parece papable, por lo que su función podría ser de
coincidencia, o de colaborador ya que el misterio del cónclave de 1963 que comenzó el 19 de junio y
terminó el 21 de junio con la elección de Papa Paulo VI encierra un secreto desconocido para la mayoría
del público, pero que Malachi Martin con valentía reveló. En círculos de investigación se lo conoce
como “la tesis Siri”, y tiene que ver con evidencia acallada de que el cardenal Giuseppe Siri de Génova
en realidad fue el más votado en los cónclaves de 1958 y 1963 pero que bajo misteriosa presión
(presumiblemente de influencias masónicas) rechazó el puesto de Papa. Cuando se le preguntó veinte
años después si en ambos cónclaves le habían elegido inicialmente como pontífice, Siri respondió: “El
secreto me tiene prisionero. Es un secreto horrible. Podría escribir libros sobre los diferentes cónclaves.
[310]
Han sucedido cosas muy graves. Pero no puedo decir nada”. Malachi Martin no guardó ese mismo
silencio. Afirmó haber sido testigo ocular del cónclave de 1963 y en su libro Las llaves de esta sangre
dijo que efectivamente, Siri había sido elegido Papa tanto en 1958 como en 1963 pero que su elección se
había “dejado de lado” debido a “interferencias” de un “emisario de una organización de base
[311]
internacional” (los francmasones). Como nuestro libro Petrus Romanus: ha llegado el último
Papa, se basa en parte en la profecía que se le atribuye a san Malaquías, conocida como “La Profecía de
los Papas” estaríamos en un error si no señaláramos que en 1958 la inevitabilidad de la elección de Siri
se creía tan fuerte que en Italia se atribuía comúnmente al ilustre arzobispo de Génova [Siri] la parte en
que san Malaquías describe al sucesor de Pío como “Pastor y Marino” [el número 107 en la profecía de
los Papas – Pastor et nauta]. Es que Génova, la ciudad marítima, había sido el hogar de Siri durante toda
la vida, donde nació como hijo de un obrero portuario. Era el puerto más importante del país, cuna de
Cristóbal Colón. Un periódico genovés publicó: “Nadie mejor que Siri como símbolo de este lema: es un
[312]
pastor de las más elevadas virtudes, un capitán del barco, que nació y creció en el mar”.
Entonces, ¿cómo fue, y por qué, que se pudo dejar de lado a Siri, habiendo sido elegido? ¿Y cómo
fue que se mantuvo esto en secreto? William G. von Peters, diplomado con un doctorado, explica en The
Siri Thesis:

Hoy, la mayoría de los católicos no pueden entender por qué o cómo pudieron cometer con tanto
éxito un crimen así, casi sin que lo detectara nadie en el mundo exterior, con la activa participación
de altos príncipes de la Iglesia, durante toda una generación. Es lo que se conoce como “la tesis
Siri”. Por cierto, una conspiración tan larga y compleja no cabría en las posibilidades o
capacidades de incluso los más malvados. Pero hace 130 años el Papa Pío IX explicó que: “Si uno
toma en consideración el inmenso desarrollo conseguido por…las sociedades secretas, el tiempo
que hace que perseveran en su figura; su furiosa agresividad; la tenacidad con que sus miembros se
aferran a la asociación y a los falsos principios que profesa, la perseverante cooperación mutua de
tantos tipos distintos de hombres, en la promoción del mal, uno se siente incapaz de negar que el
Supremo Arquitecto [el dios de los francmasones] de estas asociaciones (viendo que la causa tiene
que ser proporcional al efecto) no puede ser otro más que el que en los escritos sagrados se presenta
como Príncipe del mundo, y que es el mismo Satán, incluso mediante su cooperación física, el que
[313]
dirige e inspira al menos a los líderes de estos cuerpos que físicamente cooperan con ellos”.
Toda otra especulación sobre el plan masónico que originalmente se forjó en la Alta Vendita
parece relacionarse con lo sucedido en los cónclaves de 1958 y 1963 porque en esas reuniones secretas
en que se “eligen” los Papas se implementaría el Segundo Concilio Vaticano y sus decretos heréticos, en
la línea de la Vendita. Claro que podríamos citar una vez más a muchos de los padres de la Iglesia, las
apariciones marianas, y los videntes católicos que a lo largo del tiempo pronosticaron estos hechos como
juego previo a la llegada de Petrus Romanus. Si hasta san Francisco de Asís, una de las figuras religiosas
más veneradas de la historia, reunió a sus devotos poco antes de morir y profetizó: “En el momento de
esta tribulación un hombre, elegido no canónicamente, se elevará al Pontificado, y con su astucia se
esforzará por llevar a muchos al error y a la muerte… Algunos predicadores mantendrán silencio sobre
la verdad, y otros la hollarán bajo sus pies y la negarán…. pues en aquellos días Nuestro Señor
[314]
Jesucristo no les enviará a éstos un verdadero Pastor, sino un destructor. Mientras escribimos este
libro el Vaticano entra en las Bodas de Oro del Concilio Vaticano II, momento perfecto, dirían los
Illuminati, para instalar a Petrus Romanus y cobrar su venganza. Pero quedamos, al menos por el
momento, con la incertidumbre en cuanto a cuál de los candidatos nombrados en este capítulo (o tal vez
algún contendiente todavía no identificado) será quien cumpla el oscuro augurio de la Profecía de los
Papas en medio de una confrontación que ha de darse en el Colegio de Cardenales dentro de la Capilla
Sixtina en el Palacio del Vaticano en el próximo período vacante. La desagradable realidad es que bajo
la superficie está entrando en ebullición un conflicto en cuanto a quién será Petrus Romanus y el público
desconoce este conflicto aunque ha habido místicos católicos como el Padre Herman Bernard Kramer
(mencionado en el capítulo anterior) con su obra El Libro del Destino. Recordémosle al lector su
atemorizante profecía y la extraña interpretación del capítulo doce del Libro del Apocalipsis en cuanto a
la gran señal que menciona el versículo uno. El Padre Kramer profetizó:

“La señal del cielo es la de una mujer encinta que llora en su trabajo de parto, con angustia. En ese
parto, da a luz a una ‘persona’ que GOBERNARÁ la Iglesia con vara de hierro (versículo 5).
Señala luego un conflicto dentro de la Iglesia, en cuanto a la elección de quien ha de gobernar a
todas las naciones como se declara con claridad. Y según el texto, se trata sin duda de una
ELECCIÓN PAPAL porque solamente Cristo y Su vicario tienen el derecho divino a gobernar
TODAS LAS NACIONES…Aunque esta vez los grandes poderes pueden adoptar una actitud de
amenaza para impedir la elección del candidato lógico y esperado, por medio de amenazas de
[315]
apostasía general, asesinato o encarcelamiento de este candidato si resulta elegido”

A pesar de que no concordamos con la interpretación que hace Kramer del libro del Apocalipsis,
la idea de que ha nacido una “persona” determinada que hoy tiene la edad adecuada para cumplir con la
encarnación de la Profecía de los Papas de san Malaquías es algo que no se puede dudar. El temor de
Kramer de que “grandes poderes pueden adoptar una actitud de amenaza para impedir la elección del
candidato lógico y esperado” reverbera también en el sentir de otros sacerdotes, del pasado y del
presente, que incluyen al cardenal arzobispo Paolo Romano, líder de los católicos de Sicilia, que
protagonizó los titulares del 10 de febrero de 2012 cuando el periódico italiano Il Fatto Quotidiano
(famoso por dar exclusivas) publicó partes de un comunicado secreto en el que se implicaba al cardenal
[316]
en una conspiración criminal para asesinar al Papa Benedicto XVI antes de que terminara 2012.
Evidentemente, en el centro del complot de asesinato del Papa hay maquinaciones políticas de Roma que
involucran al Secretario de Estado del Vaticano cardenal Tarcisio Bertone, cuya implacable sed de
poder es algo que Benedicto ahora detesta, según el documento que se filtró, y al otro italiano favorito
para suceder a Benedicto, el cardenal Angelo Scola, hoy arzobispo de Milán. Este complot contra el
Papa y la predicción del cardenal Paola se revelaron supuestamente en secreto a socios comerciales
italianos y chinos en Beijing, y la novedad de que Benedicto tal vez no sobreviviera a 2012
aparentemente se consideró lo suficientemente seria como para que algunos de los que escuchaban a
Paola “sospecharan de que él mismo estaba implicado en el complot para asesinar al Papa Benedicto
XVI. Al menos uno de los presentes informó a Roma de lo que había dicho el cardenal, y se le presentó al
Papa un informe especial del incidente el 30 de diciembre del año pasado. El informe fue compilado por
[317]
el cardenal Darío Castrillón Hoyos, escrito en alemán en un intento por impedir que se filtrara”.
Sea que la amenaza que Paola transmitió en secreto fue formulada o no, sea que se cumpla o no, la
verdad es que el informe ilustra una vez más que hay al menos algunos miembros del Colegio de
Cardenales que se esfuerzan por ponerse en línea como candidatos para Petrus Romanus. Además de
Francis Arinze, Tarcisio Bertone, Peter Turkson y Angelo Scola, podríamos pensar en los diez
principales candidatos a ser el Último Papa, en orden descendiente. Son los cardenales Gianfranco
Ravasi, Leonardo Sandri, Ennio Antonelli, Jean-Louis Tauran, Christoph Schönborn, y Marc Quellet.
Con esto en mente, una de las ideas que cada uno de estos contendientes papales tal vez quiera
considerar es que hay muchos católicos que creen que en realidad el autor de La Profecía de los Papas
fue el vidente Nostradamus, del siglo dieciséis. Si es así, es posible que se cumpla parte de lo que
comunicó el National Catholic Reporter y que mencionamos antes en este capítulo respecto del popular
cardenal del oeste de África Peter Turkson como “joven” por sus sesenta y tres años en términos de su
condición de papable. El “inesperado” candidato Turkson, con sus ideas de una única autoridad mundial
financiera y política con sede en las Naciones Unidas, sería el cumplimiento más asombroso y notable de
la Profecía de los Papas y de la predicción de Nostradamus de que en los últimos tiempos un “joven Papa
negro” tomaría el control de la jerarquía romana con la asistencia de conspiradores en momentos de
oscuridad y guerra. [Nótese también que algunos piensan que la frase “joven negro rojo” se refiere a los
jesuitas cuyo líder se conoce como “el Papa negro”, y la profecía que incluimos más abajo predijo que el
primer Papa de todos vendría de la orden jesuita]. En la Centuria 6.25 Nostradamus escribió:

Por Marte contrario [tiempo de guerra] será la monarquía,


Del grande pescador [el Papa] en problema ruinoso,
Joven negro rojo [joven cardenal negro o jesuita] tomará la jerarquía,
Los traidores irán día brumoso.

El Zohar, el anticristo, y el año 2012

Hay una profecía que anuncia algo que sucederá más o menos en la época de la llegada del falso
profeta (¿Petrus Romanus?), que se considera como la obra más importante de la Kabbalah (o Cábala)
judía: el Zohar, una colección de libros escritos en arameo medieval hace más de setecientos años y que
contiene un comentario místico al Pentateuco (los cinco libros de Moisés, o la Torá). Además de
interpretar las Escrituras la sección “Vaera” (volumen 3, sección 34) contiene “Las señales que anuncian
a Mashiach” o “La venida del Mesías”. Es fascinante que la fecha que da el Zohar para “su” aparición
sea ¡2012-2013! Debido a que los judíos ortodoxos rechazaron a Jesús como el Mesías, los cristianos
entienden que esta “venida” anunciaría la revelación de la identidad del anticristo en algún momento del
año 2013.
J. R. Church, de Prophecy in the News llamó a nuestra oficina hace un par de años y nos guió en la
lectura de los versos 476-483 de esta parte del Zohar y señaló lo que nadie había escrito en la
comunidad de investigación de 2012: que el tiempo de sufrimiento de Jacob (la Gran Tribulación, que
algunos académicos católicos dicen comenzará con la elección de Petrus Romanus) comenzará según este
antiguo texto en los años 2012-2013, cuando “los reyes de la tierra” se reúnan en Roma y desde el cielo
caigan piedras de fuego o misiles, y los maten.
La profecía del Zohar que los judíos dieron hace siglos, por separado de la adivinación del “último
Papa”, asombra cuando se la compara con la predicción católica. El último Papa, “Pedro el romano”
cuyo reinado termina en la destrucción de Roma, asumirá la autoridad durante un tiempo de gran
tribulación y luego “la ciudad de las siete colinas será destruida y el terrible y temible Juez juzgará a
su pueblo”. Pero el Dr. Church señaló que en el Zohar judío se repite esta visión de la destrucción de
Roma, aunque una profecía lo relaciona con la venida del falso profeta y la otra, con la del anticristo:

Esta antigua disertación rabínica afirma que Roma será destruida en el año 5773 del calendario
judío, que en nuestro calendario comienza con la luna nueva de septiembre de 2012 y concluye en
2013:
“En el año setenta y tres [2012/2013] todos los reyes del mundo se reunirán en la gran ciudad de
Roma, y el Santo arrojará sobre ellos fuego y granizo y piedras meteóricas hasta que serán
destruidos todos, con excepción de aquellos que aún no hubieran llegado allí”

¿Está señalando a la destrucción del misterio Babilonia? Destaca que no todos los reyes serán
destruidos. De los que quedan, dice: “Estos comenzarán de nuevo a hacer otras guerras. Desde ese
tiempo el Mesías comenzará a declararse, y en torno de él se juntarán muchas naciones y muchos
[318]
ejércitos desde los más extremos confines de la tierra”.

Así, el falso mesías (anticristo) aparece como predicción en una profecía judía de hace setecientos
años, y se anuncia que aparecerá en 2012-2013. También, la Profecía de los Papas, de hace novecientos
años, parecería estar revelándose en paralelo, indicando la llegada de Petrus Romanus para 2012-2013.
A esto podríamos sumarle varios otros presagios que a lo largo de la historia también le asignaron
importancia apocalíptica a los años 2012, 2013 y 2016, lo cual parece indicar que algo que comienza en
2012 llegará a su momento cumbre en 2016, como:

el calendario maya, que en 2012 marca el nacimiento de una nueva era


el calendario azteca que marca el amanecer de una nueva era en 2012
el calendario indio cherokee que se reinicia en 2012 cuando parecen despertar los “poderes”
de los sistemas estelares debido a fenómenos astronómicos relacionados con Júpiter, Venus,
Orión y las Pléyades
según antiguas inscripciones mayas, en 2012 el dios maya del inframundo Bolon Ykte Ku
inicia su surgimiento desde el inframundo en 2012
el calendario hindú KaliYuga termina en el año 2012, con la conclusión de la era del
“demonio macho”
según el libro Apollyon Rising 2012 la profecía de la sibila cumana del Gran Sello de los
EE.UU. (novus ordo seclorum) señala la venida del anticristo en 2012-2016
hace ya más de doscientos sesenta años el líder del primer Gran Reavivamiento de
Norteamérica, Jonathan Edwards, y varios protestantes más, vincularon la venida del anticristo y
el período de la Gran Tribulación a los años 2012 a 2016
El último cónclave

Un estornino solitario de vibrantes colores se posó sobre el vano de una ventana de la Capilla
Sixtina un fresco día de primavera. Se sacudió, ventilando sus coloridas alas. No soplaba más que una
leve brisa pero hacía frío, y la atmósfera estaba cargada con un sentido de urgencia. El pajarito infló su
pecho con orgullo y trinó un saludo hacia un grupo de espectadores, para luego echar a volar sobre la
enorme multitud que se apretujaba, incómoda, en la Plaza san Pedro. A pesar de la gran cantidad de gente
se oía solo un respetuoso murmullo, cargado de curiosidad. y se formaban nubecitas de vapor con cada
palabra susurrada en anticipación. Muchos estaban en puntas de pie, mirando a su alrededor, inquietos.
Como el lugar donde solía posarse el estornino hoy no resultaba acogedor por el humo blanco que
brotaba de la chimenea, el ave volvió a remontar vuelo para ir hacia los techos de la basílica de la plaza
de san Pedro.
Desde allí lo veía todo. Era una escena electrizante, que inquietaba y al mismo tiempo creaba un
extraño conflicto. Las cámaras fotográficas creaban diminutos relámpagos de manera incesante y bañaban
a las multitudes con una luz que creaba el efecto surrealista de sentir que estaban ante un viejo proyector
de cine que funcionaba de a ratos. Los canales de noticias hacían rodar sus máquinas y cámaras,
enfocando las lentes en la gente en un plano general, y los reporteros mezclaban lenguas de todos los
países del mundo, informando a sus audiencias. Los niños, sentados sobre los hombros de sus padres,
gritaban emocionados mientras muchos de los presentes inclinaban las cabezas y murmuraban oraciones
en silencio, que caían en los abrigados pliegues de sus bufandas y pañuelos de cuello.
Entonces, tan repentinamente como se había creado el silencio, las voces de todos se levantaron en
un grito estruendoso, en una explosión de sonido que asustó al bello pájaro que solo atinó a levantar
vuelo con cierta torpeza, dejando los tejados para ascender al cielo por encima de las vibraciones de los
gritos. Todas las manos señalaban hacia el balcón, apuntando, alabando, elogiando, y el pajarillo tuvo
que evitarlas, aunque la mayoría ni siquiera lo notara. Las mujeres lloraban lágrimas de alegría y los
hombres barrían los cielos con la mirada. El volumen de las voces era cada vez más alto, en marcado
contraste con la habitual muchedumbre de turistas que solían ofrecerle algunas migajas.
Luego, allí abajo, de repente se vieron vestiduras rojas de cardenal en una marcha ritual que
avanzaba desde atrás de las ventanas y cortinas del balcón de la Basílica de san Pedro. El hombre que
todos conocían como cardenal diácono dio un paso al frente, esperó a que la gente se callara, y anunció
con gran entusiasmo:

“Annuntio bobis daudium magnum!” (“¡Les anuncio un gran gozo!”)


“Habemus Papam!” (“¡Tenemos Papa!”)
“Eminentissimum ac reverendissimum Dominum” (“El más eminente y más reverendo Señor…”)

Un momento después, al término de su breve proclamación introductoria, la gente entró en un


estado de mayor emoción. El pájaro supo que el ruido y el caos significaban de tendría que irse de allí. Y
mientras la suave brisa bajo sus alas lo alejaba de la ahora etérea ciudad del Vaticano, pudo ver la
entidad cuya presencia constituía la causa de este cambio, de lo nuevo.
Con los brazos extendidos hacia la multitud, y mientras el ave desaparecía en lo alto, apareció
Petrus Romanus. Sobre sus alas el pájaro llevaba todo lo que acababa de ver, junto a la extraña sensación
de anticipación, de presagio, que de repente había cubierto la ciudad que en su tiempo había sido de
inspiración para tantos.
Epílogo: la llegada de Petrus Romanus

Con la nueva edición de este libro la elección del Papa Francisco requiere de una respuesta. Sería
innecesario decir que algunas de nuestras especulaciones se han visto confirmadas. El anuncio del Papa
Benedicto XVI del 22 de febrero de 2013, y que el libro que usted tiene en sus manos pronosticó, fue
algo sin precedentes porque el último Papa que renunció fue Gregorio XII, en 1415, hace casi seiscientos
años. No nos habíamos aventurado a presentar la hipótesis sin habernos informado. En su libro, El Papa
Benedicto XVI Luz del mundo, cuando se le preguntó si le parecía adecuado que un Papa se retirara
Benedicto respondió: “Si un Papa ve con claridad que ya no es capaz física, psicológica y
espiritualmente de cumplir con las obligaciones de su puesto, entonces tiene derecho a renunciar, y bajo
[319]
ciertas circunstancias, también la obligación de hacerlo”. Así, basándonos en la combinación de
profecías y hechos actuales, nos arriesgamos de este volumen a citar al Vatican Insider , afirmando que
renunciaría alegando problemas de salud. De hecho, sucedió y muchos de los que antes eran escépticos
empezaron a tomar este libro más en serio.
Como sabrá el lector, relacionamos la predisposición del Papa Benedicto a retirarse con la obra
del académico jesuita René Thibaut, que predijo que el último Papa de la lista de Malaquías llegaría en
abril de 2012. Por supuesto, el año 2012 llegó y se fue, y aparentemente no se había cumplido nada.
En consecuencia, un tanto desilusionados sentimos que Thibaut se había equivocado. Pero de todos
modos la obra decodificadora de Thibaut conforma una porción relativamente pequeña de este libro, por
lo que no creímos que toda nuestra obra perdiera relevancia. Sin embargo, la verdad es que Thibaut tenía
mucho más razón de lo pensado, a un punto que asombra y que nadie podría haber siquiera imaginado
hasta febrero de 2013. Según el NY Times:

Giovanni Maria Vian, editor del periódico Vaticano L’Osservatore Romano , confirmó que la
renuncia estaba planeada desde hacía mucho tiempo. Escribió el lunes que el Papa “había tomado la
decisión hacía muchos meses”, después de su viaje a Méjico y Cuba en marzo de 2012, y que “se
[320]
mantuvo en reserva, sin que nadie violara la confidencialidad”.
Es decir que el Papa Benedicto renunció oficialmente y en secreto justo cuando Thibaut calculó que
lo haría, lo mismo que nosotros, en 2012. Y luego su afirmación pública del 11 de febrero de 2013 se vio
[321]
signada por un dramático relámpago sobre la Basílica de san Pedro. Sea que uno esté de acuerdo
con su teología o no, hay que dar crédito allí donde se merezca. Thibaut predijo con precisión este
cambio de guardia hace más de sesenta años. La gira sudamericana del Papa Benedicto transcurría
cuando la primera edición de este libro salía hacia la imprenta y hoy es evidente que decidió renunciar en
simultáneo con su lanzamiento, exactamente cuando el jesuita belga dijo que lo haría, sesenta años antes.
Esto también se demuestra por el hecho de las remodelaciones en una propiedad que será el hogar
[322]
de retiro de Benedicto, y que se efectuaron en 2012. Así, con dos Pontificus Maximi entramos en
terra incognita en lo referido al papado moderno. Y eso nos lleva al nuevo Papa.
Según la profecía de san Malaquías ha llegado Pedro el romano. El Papa Francisco, conocido
como Jorge Mario Bergoglio e hijo de italianos que migraron a Argentina, ha asumido el puesto 112 en la
famosa lista de Malaquías. Si bien los escépticos superficiales rápidamente salieron a decir que “no se
llama Pedro” su protesta solo muestra falta de imaginación e ignorancia. Los antecedentes de la profecía
de los Papas revelan que a menudo el cumplimiento fue enigmático, no del todo claro, hasta que en el
final del pontificado se pudo entender. Por ejemplo ¿quién podría haber sabido que “labor del sol” Juan
Pablo II sería sepultado durante un eclipse, hasta tanto finalizara su papado? Aún así, hay una inferencia
indirecta al nombre de Pedro como respuesta a quienes eligen tomar ese camino.
Hemos dicho desde el principio que el título “Pedro el romano” era simbólico. Todos los Papas
afirman ser sucesores del apóstol Pedro y por esta razón, el puesto se llama petrino. Afirman ocupar el
sillón de san Pedro y por eso, todos los Papa son Pedros. Por ejemplo, veamos esta entrevista del World
Net Daily a Tom Horn, antes de la elección del Papa Francisco:

De todos modos Horn dijo que siempre mantuvo que no hace falta que la persona se llame Pedro
para cumplir la profecía. “De hecho, si eligen a cualquier italiano sería un cumplimiento bastante
claro”, dijo. Y argumentó: “en sentido muy general, todos los Papas podrían considerarse como
[323]
‘Pedro el romano’ y en ese sentido este podría ser el último”.

Los estudiosos de la profecía llegan unánimemente a una conclusión similar: el título “Petrus
romanus” (Pedro el romano) era simbólico y no, indicativo del nombre de pila como tampoco lo era
“Gloria Olivae” en el caso del cardenal Ratzinger antes de que fuera el Papa Benedicto XVI, que eligió
ese nombre por el fundador de la Orden de los Benedictinos, de los cuales los olivetos son una rama. Y
así se cumplió su lugar en la profecía. Hace 60 años Thibaut rechazó del mismo modo la posibilidad de
un Papa que se llamara Pedro y escribió que el nombre simbolizaba a la totalidad del papado:

Rechazamos por eso que el romano nombrado Pedro sea el imposible Pedro II. Solo hay un Pedro,
el primero de los pontífices romanos, y se lo vio en sus muchos sucesores. Seguirá sirviendo en el
final como en la primera persecución. Creemos que Petrus romanus representa a todos los pontífices
[324]
romanos, desde san Pedro al recipiente Gloria Olivae.

En los cálculos de Thibaut todas las ambiciones y pretensiones de la dinastía papal se hallan hoy
comprendidas en un mismo hombre, el Papa Francisco.
Además de la profecía de Malaquías hay muchos estudiosos de distintas escuelas de pensamiento
que consideran que la profecía Bíblica se acerca a su momento cumbre. De hecho, también hubieron
sucesos en Israel que pronosticamos un año antes en la versión más extensa en inglés de Petrus Romanus.
Se trate de un oscuro negociado respecto del Aposento de la Última Cena en el monte Sión, y parece que
se ha consumado ese negociado. El reportero Shlomo Cesana publicó el artículo en el comunicado de
prensa Israel Hayom el 30 de enero de 2013:

Israel y el Vaticano han firmado un acuerdo histórico que pone punto final a una disputa que duró 20
años. Israel le ha otorgado al Papa un lugar oficial en el aposento donde se cree que fue la Última
[325]
Cena en el monte Sión, en Jerusalén.
Aunque los medios masivos de comunicación lo ignoren es muy importante porque la profecía de
los últimos tiempos se presenta en Jerusalén y hoy, por primera vez desde la reforma de Israel en 1948,
el pontífice romano tiene un lugar oficial en el monte Sión. Esperemos a la visita del Papa Francisco a
Israel y prestemos atención a los detalles. Hal Lindsey concuerda con nosotros al respecto, diciendo que
la exégesis de Apocalipsis 13:11-18 implica que el último Papa muy probablemente sea el falso profeta:
…el apóstol Juan en el libro del Apocalipsis describe con claridad que el líder del sistema
religioso mundial (con base en Roma) preparará el camino para el surgimiento del hombre que será
el anticristo. Lamentablemente para ese clérigo el anticristo y el falso profeta luego se le volverán
[326]
en contra y destruirán al sistema religioso y a la ciudad.
Otro aspecto interesante y digno de notar quizá de este Último Papa es el momento de su llegada.
Aunque no le damos demasiada importancia a la numerología en general, los místicos sí lo hacen y el
gran estudioso de la Biblia y teólogo anglicano E. W. Bullinger escribió un exhaustivo tratado en el siglo
XIX que ha presentado algunas conexiones interesantes con el nuevo Pontífice. Los números en torno a la
elección del Papa Francisco siempre resultan en trece. El humo blanco a las 7.06 PM y 7 + 6 = 13, y de
manera similar, su edad: 76 años, donde 7 + 6 = 13. También fue elegido el día 13/3/13, que tiene dos
números 13 pero resulta que 13/3/2013 también suma 13: 3+1+3+2+0+1+3=13, y se lo anunció
precisamente a las 8.13 PM hora del Vaticano o en la hora militar y europea, 20:13, con lo cual es
asombroso que todo resulte: 13/3/2013 a las 20:13. Según Bullinger:

En cuanto al significado del trece todos sabemos que nos ha llegado como número de mal presagio.
Hay muchas supersticiones en torno al número trece y varias explicaciones en torno a ello.
Lamentablemente los que van hacia atrás para encontrar una razón pocas veces llegan tan lejos
como es necesario. Las explicaciones populares no lo logran, por lo que sabemos, porque llegan
solamente hasta los apóstoles. Pero si vamos a la primera vez que ocurrió el número trece para
descubrir la clave de su significado encontramos que está en Génesis 14:4, donde leemos: “Doce años
habían servido a Quedorlaomer, y en el decimotercero se rebelaron”.
De allí que cada vez que aparece el número trece y lo mismo con sus múltiplos vemos que lo hace
en relación con la rebelión, apostasía, deserción, corrupción, desintegración, revolución o alguna idea
[327]
relacionada.
Este mal presagio sugiere la apostaría que profetizó Pablo (2 Tesalonicenses 2:3) y los muchos
juicios del Apocalipsis junto con las “muchas tribulaciones” y la destrucción de Roma que predijo la
profecía de Malaquías. Bullinger también cita las siguientes concurrencias numéricas, altamente
sugestivas:

¸·Á¯¿½ (theerion), bestia = 247 (13x19)


“Tenía dos cuernos” = 1521 (132x9)
“y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero” = 2704
[328]
Apocalipsis 13:11, el versículo entero = 6318 (13 x 486)

“Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero,
pero hablaba como dragón” (Apocalipsis 13:11). En verdad esta segunda bestia, el falso profeta, se verá
“como un cordero” y los elogios al nuevo pontífice el 13/3/2013 a las 20:13 apuntan a esa idea. Como
protestantes nos sentimos con derecho a afirmar que todos los que claman ser Pontifex Maximus, Vicarios
[329]
de Cristo, son falsos profetas. Por favor, no se deje engañar por los elogios ingenuos y tan
llamativos de los medios en cuanto a la fingida humildad del Papa Francisco. Este hombre cree que
literalmente él es Cristo sobre la tierra, porque si no fuera así no aceptaría el título de Vicario de Cristo.
De todos modos, si las predicciones de san Malaquías están cumpliéndose, entonces la segunda bestia, la
de la tierra que se llama “falso profeta” (Ap. 16:13; 19:290; 20:10) es, según lo que creemos, el Papa
Francisco en el papel de Petrus Romanus, que, a sabiendas, o no, llevará al mundo a adorar al dragón. Y
es interesante que san Francisco de Asís, por quien eligió llamarse así, estaría de acuerdo con nosotros.
El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio ha elegido el nombre Francisco como nombre papal,
y es la primera vez que un Papa le rinde tributo a Francisco de Asís. Tenemos que notar que el nombre
completo de san Francisco de Asís, un italiano, era Giovanni di Pietro di Bernardone, título que con toda
precisión podría verse como “Pedro el romano” de la última línea de la Profecía de los Papas. Como se
reemplazó el nombre de nacimiento Giovanni por Francesco di Pietro y de allí se le conoce como san
Francisco, podemos decir que al elegir el nombre de Francisco de Asís, en efecto eligió Francesco di
Pietro y que es improbable que prefiera truncar el elemento “Pietro” porque el catolicismo estima a
Pedro como roca de la iglesia y sostiene espuriamente que fue el primer Papa. Roma era un imperio y una
ciudad, por lo que los ancestros italianos de Bergoglio muy probablemente cumplan el aspecto de ser
romanos, de manera similar. También, muchos dicen que Bergoglio ha cumplido el título de Pedro el
romano al elegir este nombre papal.
Cuando concluyó el cónclave de 2013 Bergoglio dijo que había elegido el nombre papal Francisco
por san Francisco de Asís, cuando el cardenal Claudio Hummes le exhortó a “recordar a los
[330]
pobres”. El lector recordará que el libro que sostiene en sus manos menciona una predicción
apocalíptica del santo por quien eligió su nombre este Papa, efectuada poco después de la Profecía de
san Malaquías respecto de un último Papa:

“En el momento de esta tribulación un hombre, elegido no canónicamente, se elevará al Pontificado,


y con su astucia se esforzará por llevar a muchos al error y a la muerte… Algunos predicadores
mantendrán silencio sobre la verdad, y otros la hollarán bajo sus pies y la negarán…. pues en
aquellos días Nuestro Señor Jesucristo no les enviará a éstos un verdadero Pastor, sino un
[331]
destructor”.
¿Hubo algo que no fuera canónico en la elección del Papa Francisco? Bueno, para empezar, el
retiro del Papa Benedicto XVI es una situación sin precedentes. Cuando se elige un Papa la Iglesia espera
que siga siéndolo hasta que muera. Con anterioridad solo hubo cinco Papas que renunciaron, por lo que
se sabe con certeza histórica, y fue entre los siglos X y XV.
Eso podría señalarse como motivo para sospechar de la elección de Bergoglio pero aparentemente
no viola la ley canónica. En 1294 Celestino V emitió un decreto que declaraba que le estaba permitido
renunciar al Papa y entonces, él mismo renunció después de haber sido elegido cinco meses antes. Vivió
unos años más como ermitaño y luego como prisionero de su tiránico sucesor Bonifacio VIII. Como el
decreto jamás fue abolido, los expertos en ley canónica admiten que un Papa puede renunciar, aunque es
algo que se trata de evitar. Otros han objetado que no se cumplió la regla de los quince días entre el
momento en que queda vacante el papado y el inicio del cónclave porque querían acelerar el proceso. Se
hizo por decreto final del Papa Benedicto, pero la urgencia por tener un sucesor parece sospechosa. Si
bien el Papa Francisco representa varias cosas sin precedentes, el aspecto más interesante es que se trata
del primer Papa jesuita.
El contexto e historia del pontífice tienen gran significado profético porque la orden jesuita se
formó específicamente para combatir la reforma protestante y reafirmar la supremacía papal sobre todo
el mundo. Según un historiador: “Los jesuitas eran los soldados del Papa: no conocían otra ley que la
voluntad de su general, ni forma de adorar más que la que dictara el Papa, ni iglesia que no fuera la de
[332]
ellos mismos”. Debido a esto, el Papa Clemente XIV eliminó y desarmó a la orden jesuita por su
perniciosa tozudez en 1773 y para mediados del siglo XVIII los jesuitas se habían ganado una mala
reputación en Europa por sus maniobras políticas y explotación económica. La orden se reinstauró en los
inicios del siglo XIX con la misión de conquistar el sistema educativo mediante lo académico y la
infiltración. Es interesante observar que el Papa Benedicto XVI se dirigió a la orden jesuita en 2008,
alentándoles a revigorizar el cuarto voto. Dijo: “Por eso los he invitado y los invito hoy a reflexionar
[333]
para redescubrir el pleno sentido de su (cuarto) voto de obediencia al sucesor de Pedro”.
Los historiadores de la iglesia registran que el cuarto voto de obediencia (o cuarto carisma) es de
“absoluta sujeción al Papa, de hacer lo que él mande y cumplir el servicio que él ordene, en cualquier
[334]
lugar del mundo”. Algunos ex jesuitas han hablado por demás, y llaman a esto un juramento de
sangre con ritos paganos que detallan en el documento reservado “Jesuit Extreme Oath of Induction”
[Extremo voto jesuita de inducción], registrado en años pasados en los archivos del Congreso de los
EE.UU. pero que sospechosamente, ya no figura allí. Según este documento, se les adoctrina en el
principio del Iustum, Necar, Reges, Impious , que significa “Es justo exterminar o aniquilar a los reyes,
[335]
gobiernos o gobernantes impíos o heréticos”. Los jesuitas modernistas de hoy prefieren métodos
más sutiles, como la infiltración en el sistema educativo y la promoción de la crítica superior bíblica que
mina la autoridad de las Escrituras.
Tanto protestantes como católicos han escrito sobre una guerra clandestina que durante bastante
tiempo se ha librado detrás de bambalinas entre el papado y la orden jesuita. Por ejemplo, el reverendo
Ian Paisley observó: “Desde la restitución de la orden en 1814 los jesuitas han tratado de controlar al
[336]
papado”. Sin embargo, y visto desde adentro, el ex jesuita Malachi Martin, consejero de tres Papas,
escribió una exposición que fue éxito de ventas: Los jesuitas: la sociedad de Jesús y la traición de la
Iglesia católica romana en donde acusa a la orden de minar sistemáticamente las enseñanzas de la
Iglesia para reemplazarlas por enseñanzas del nuevo orden mundial. Las primeras líneas del libro dicen:

Existe un estado de guerra entre el papado y la orden religiosa de los jesuitas, la Sociedad de Jesús,
para llamar a la Orden por su nombre oficial. La guerra marca el cambio más legal que se dará en
los rangos del clero romano profesional en los últimos mil años. Y como sucede con todos los
sucesos importantes en la Iglesia católico romana, tiene que ver con los intereses, las vidas y los
[337]
destinos de millones de hombres y mujeres comunes.
Parece bastante obvio que el primer Papa jesuita (el Papa Francisco) indica que los jesuitas han
ganado la guerra y que el botín es de los victoriosos. ¿Qué podría significar eso? Muy probablemente, un
nuevo nivel de ecumenismo que culminará en la única religión mundial. Después de todo, la palabra
católico significa “universal”. Y esto tiene implicancias enormes, más de las que uno puede suponer,
implicancias…digamos, astronómicas. Nos referimos en mayor detalle a los jesuitas que conforman el
Grupo de Investigación del Observatorio del Vaticano en nuestro nuevo libro Exo-Vaticana y ofrecemos
algunas revelaciones sorprendentes en cuanto a lo que podría significar para el mundo entero esta unión
bajo el nuevo pontífice.
Mientras escribimos este epílogo, está saliendo a la venta nuestro siguiente libro, Exo-Vaticana.
Es el libro que documenta el apoyo del Grupo de Investigación del Observatorio del Vaticano al
proyecto astrobiológico y el revisionismo teológico, anticipando un contacto extraterrestre. A la luz de la
extraordinaria revelación de Exo-Vaticana de los planes del Vaticano para la llegada de un salvador
extraterrestre, la inesperada elección del Papa Francisco asume un nuevo lugar de protagonismo. Ya
habíamos terminado de escribir el libro, y nuestro trabajo ya estaba en la imprenta cuando Francisco
asumió como Papa. Pero ahora hay datos asombrosos que conectan a nuestros dos libros. Es que el Papa
Francisco está en una posición única, desde adentro, como para ser el pontífice de la revelación
extraterrestre.
En su juventud Bergoglio se graduó como técnico químico, en la escuela secundaria industrial antes
[338]
de ingresar en la orden jesuita. Cuando el líder actual del Observatorio del Vaticano, José Gabriel
Funes, S. J., también argentino, ingresó en la orden jesuita, uno de los tres examinadores fue Bergoglio.
Resulta que, fantásticamente, ¡hasta el nombre papal de Francisco lo relaciona con Funes y el tema de los
extraterrestres! Funes, que asombró al mundo con su ensayo: El extraterrestre es mi hermano , tiene mala
fama por haber invocado el nombre de san Francisco de Asís como apologética para aceptar la vida
extraterrestre: “en las palabras de San Francisco, si tenemos en cuenta la criaturas terrenales como
[339]
"hermano" y "hermana", ¿por qué no podíamos hablar de un "hermano extraterrestre"? Es decir que
Funes y el Observatorio del Vaticano encabezan las filas de los que aceptarían a los extraterrestres
incluso argumentando que podrían ser moralmente superiores a los humanos. Funes cree que el primer
Papa jesuita pronto dirigirá su atención a temas como la astrobiología cuando se haya establecido su
papado:

Un jesuita que, como el Papa, es argentino y le ha conocido desde sus días en el noviciado dijo que
la elección del hombre que él conocía como Padre Bergoglio es “una alegría para el país”.
El Padre José Funes, jefe del Observatorio Vaticano, le dijo a Catholic News Service que la
elección de un jesuita argentino con estudios en ciencias (estudió química en una escuela técnica
antes de ingresar a la orden de los jesuitas) solo puede significar cosas buenas. Sin embargo, dijo:
[340]
“Creo que el Papa se concentrará primero en otras prioridades”.
La íntima y personal relación del Papa Francisco con el jefe del Observatorio Vaticano implica una
sorprendente relevancia de su elección en su rol de Petrus Romanus. La Academia Pontificia de la
Ciencia en su Conferencia de Astrobiología en 2009, tuvo como disertante principal al Dr. Chris Impey
que predijo una revelación extraterrestre inminente: “El primer descubrimiento será en pocos años
[341]
más”. Esos pocos años de los que habló Impey ya transcurrieron y los recientes descubrimientos de
exoplanetas o planetas extrasolares, parecen promisorios. Así, parece que el Papa Francisco será el
Pontífice en funciones cuando ocurra esa revelación. En Exo-Vaticana ofrecemos evidencia y argumentos
de que esto conlleva el potente engaño que llevará al mundo a creer en la mentira sobre la que nos
advirtió el apóstol Pablo, diciendo que la esperáramos (2 Tesalonicenses 2:11). Recomendamos al lector
que lea nuestro siguiente libro Exo-Vaticana, que lo explica en mayor detalle.
Recordando los “cuernos semejantes a los de un cordero” esperamos que el Papa Francisco
primero dé inicio a un nuevo ecumenismo liberalizado, antes que al viejo y tradicional espíritu de la
dominancia papal. Todos los días se anuncian nuevos detalles pero en el momento en que escribimos esto
los medios informan que el cardenal Bergoglio expresó su apoyo a las “uniones civiles” homosexuales en
[342]
Argentina como “el menor de los males”, como solución al cabildeo homosexual de ese país. Lo
que resultó más ofensivo todavía para los católicos tradicionales fue que el Papa Francisco le dio la
comunión a los abortistas Joseph Biden y Nancy Pelosi. Un sacerdote expresó su disgusto: “En una misa
en la que nuestro nuevo Papa puso el acento en el deber de los funcionarios públicos, y de todos los
demás, por proteger a los más débiles, Joe Biden y Nancy Pelosi tienen la audacia de recibir la
Comunión mientras públicamente renuncian a su responsabilidad de proteger a los más débiles entre
[343]
nosotros”.
Sí, no es la audacia de los dos políticos asesinos de bebés lo que está en cuestión, sino la total falta
de determinación que exhibió el Papa Francisco. Tal vez, en una ironía suprema, Petrus romanus marcará
la disolución del papado, hasta convertirlo en liberalismo de mano blanda.
Sospechamos que un suceso no lineal lo cambiará todo, pero para entender lo que queremos decir,
tendrá que leer Exo-Vaticana. A la luz de ello, la íntima relación del Papa jesuita con el jefe del Grupo
de Investigaciones del Observatorio del Vaticano, José Funes, es el detalle más interesante hasta hoy.
Si bien esta evidencia, al parecer confirmatoria, puede envalentonar a los especuladores
escatológicos como nosotros, le recordamos al lector la tercera caución que incluimos en el Prefacio de
este libro: “de modo alguno buscamos establecer fechas para la tribulación, ni para el retorno de Cristo.
Queremos decirlo con toda claridad, para que no se malentienda: No estamos afirmando saber cuándo
volverá el Señor”. Muchos de los que nos critican olvidan este punto importante. ¡No estamos afirmando
certezas! Al vivir en la tensión del “ya/todavía no”, se siente cierta frustración. Casi todas las
generaciones han esperado que Jesús regrese en su tiempo. Pedro escribió: “esperando y apresurándoos
para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos,
siendo quemados, se fundirán!” (2 Pedro 3:12). Obedeciendo a esta sugerencia de Pedro, nos
apresuramos, nos preparamos para la llegada de ese día, llevando a más personas a la verdad del
Evangelio.

[1]
D. A. Carson y Douglas J. Moo, Introducción al Nuevo Testamento , Ed. Clie, 2009. ISBN:
978-84-8267-544-2.
[2]
D. A. Carson y Douglas J. Moo, Introducción al Nuevo Testamento.
[3]
Original del autor en inglés: Confraternity of Christian Doctrine. Board of Trustees, Catholic
Church. National Conference of Catholic Bishops and United States Catholic Conference. Administrative
Board, The New American Bible: Translated from the Original Languages With Critical Use of All the
Ancient Sources and the Revised New Testament (Confraternity of Christian Doctrine, 1996, c1986), 1 Jn
5:19. En versión español: tomado de: http://www.lasantabiblia.com.ar/1sanjuan/5.html, acceso 29 de
marzo de 2013.
[4]
John Hogue, El último Papa, Ed. EDAF, ISBN: 9788441405820.
[5]
H. J. Lawlor, St. Bernard of Clairvaux’s Life of St. Malachy of Armagh [La vida de San
Bernardo de Clairvaux, de San Malaquías de Armagh] (New York, NY: The Macmillan Company, 1920),
pág. 19, 242.
[6]
Ibid., pág, 20, 245.
[7] Ibid., page 19, position 245.
[8]
Saint Malachy—Our Patron Saint,” StMalachy.org, acceso 15 de diciembre de 2011,
http://www.saintmalachy.org/churchpatronsaint.aspx
[9]
Hogue, El último Papa, 30.
[10]
Yves Dupont, Catholic Prophecy: The Coming Chastisement [Profecía católica, el castigo
próximo] (Rockford IL: Tan Publishers, 1973), 15.
[11]
Hogue, El último Papa.
[12]
. J. Lawlor, St. Bernard of Clairvaux’s Life of St. Malachy of Armagh , [Vida de san
Malaquías de Armagh por San Bermardo de Claraval] pág. 37, posición 326.
[13]
Ibid., págs. 37–38, posición 329.
[14]
Saint Malachy—Our Patron Saint,” [San Malaquías, nuestro santo patrono] SaintMalachy.org.
[15]
M. J. O’Brien, An Historical and Critical Account of the So-Called Prophecy of St. Malachy
Regarding the Succession of Popes [Relación histórica y crítica de lo que se conoce como Profecía de
San Malaquías, referida a la sucesión de Papas] (Dublin: M. H. Gill & Son, 1880).
[16]
Profecía de los Papas, Wikipedia,
http://es.wikipedia.org/wiki/Profec%C3%ADa_de_los_papas, acceso 29 de marzo de 2013.
[17]
John Hogue, El último Papa.
[18]
Anónimo, La profezia dei sommi pontefici, FERRARA: 1794, p.30 (traducción al inglés de
CD Putnam, traducción libre al español).
[19]
Enciclopedia católica. Tomado de la versión de Internet. “Profecía”:
http://ec.aciprensa.com/wiki/Profec%C3%ADa#Las_Profec.C3.ADas_de_San_Malaqu.C3.ADas, acceso
marzo 29, 2013.
[20]
Vida de San Malaquías, de Bernardo de Claraval.
[21]
F. L. Cross and Elizabeth A. Livingstone, The Oxford Dictionary of the Christian Church ,
3rd ed. rev. (Oxford; New York: Oxford University Press, 2005), 1029. [Traducción libre].
[22]
Herbert Thurston, “Las profecías de los futuros Papas,” El Mes: Una revista católica vol.
XCIII (enero-junio 1899), 56.
[23]
John N. Lupia, “Hoax Or Authentic? The Prophecies Of St. Malachy (Part 2),” [¿Verdad o
engaño? Profecías de san Malaquías] Roman Catholic News, Vol. 5 (Issue 67, April 14, 2005),
http://groups.yahoo.com/group/Roman-Catholic-News/message/957?l=1.
[24]
Gordon D. Fee and Douglas K. Stuart, How to Read the Bible for All Its Worth , [Cómo leer la
Biblia en todo su valor] 3rd ed. (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House, 1993), 135.
[25]
René Thibaut, La Mystérieuse Prophétie des Papes [La misteriosa profecía de los Papas]
(Paris: J. Vrin, 1951), 23.
[26]
John N. Lupia, “Hoax Or Authentic?” Roman Catholic News,
http://groups.yahoo.com/group/Roman-Catholic-News/message/957?l=1
[27]
Benito Jerónimo Feijóo, Teatro Crítico Universal VI.38,
http://www.filosofia.org/bjf/bjft204.htm. (También corroborado en
http://en.wikipedia.org/wiki/Alfonso_Chac%C3%B3n, and
http://en.wikipedia.org/wiki/Prophecy_of_the_Popes#Authenticity_and_skepticism.)
[28]
M. J. O’Brien, An Historical and Critical Account [Estudio histórico y crítico], 27.
[29]
John N. Lupia, “Hoax Or Authentic?” Roman Catholic News,
http://groups.yahoo.com/group/Roman-Catholic-News/message/957?l=1.
[30]
Copia del Árbol de la vida, en latín, escrito en 1595: http://books.google.com/books?
id=a4o8AAAAcAAJ&pg=507#v=onepage&q&f=false
[31]
M.J. O’Brien, An Historical and Critical Account, 97–98.
[32]
Anónimo, La profezia dei sommi pontefici, FERRARA: 1794, p. 180–181 (traducción libre).
[33]
John N. Lupia, “Hoax Or Authentic?” Roman Catholic News,
http://groups.yahoo.com/group/Roman-Catholic-News/message/957?l=1
[34]
M. J. O’Brien, An Historical and Critical Account, 14.
[35]
Ibid., 15.
[36]
Ibid., 109.
[37]
Comparar los antipapas que menciona la Enciclopedia Católica
(http://www.newadvent.org/cathen/12272b.htm) con los de la profecía de Malaquías
(http://en.wikipedia.org/wiki/Prophecy_of_the_Popes) y allí se verá con claridad.
[38]
René Thibaut, La Mystérieuse, 23–24 (traducido al inglés por Putnam – traducción libre al
español).
[39]
René Thibaut, La Mystérieuse, 7.
[40]
Ibid., 92
[41]
Ibid., 93 (traducción de Putnam).
[42]
En el manuscrito de Wion, que dice Perregin’ apostolic’ la ‘ es una anotación común en los
escribas que reemplaza a la terminación “us”. Se parece a una coma gruesa ubicada después de la letra
en la línea media, representando a us o a os, en general al final de la palabra como caso nominativo de
sufijo de la segunda declinación, en ocasiones is o s. El apóstrofo que se utiliza hoy en inglés se originó
en las diferentes marcas usadas en las siglas, y por lo tanto, en el posesivo sajón. Ver:
http://en.wikipedia.org/wiki/Scribal_abbreviation#Latin_alphabet.
[43]
René Thibaut, La Mystérieuse, 91.
[44]
Ibid., 22 (traducción de Putnam).
[45]
Ibid., 22–23.
[46]
See: http://books.google.com/books?id=lzQZAAAAIAAJ&q=2012#search_anchor
[47]
Ibid., 97.
[48]
Ibid., 101.
[49]
Benedicto XIV, Virtud heroica III, http://mercaba.org/FICHAS/Enciclopedia/P/profecia.htm.
Acceso 30 de marzo de 2013.
[50]
Kenneth L. Barker, Expositors Bible Commentary (Abridged Edition: Old Testament) (Grand
Rapids, MI: Zondervan Publishing House, 1994), 216.
[51]
La profezia dei sommi pontefici, 1794, p. 15. Traducción de CD Putnam.
[52]
John Hogue, El último Papa, xviiii.
[53]
Ibid.
[54]
Ver: https://www.google.com/search?
q=Rene%E2%80%99+Thibaut%2C&btnG=Search+Books&tbm=bks&tbo=1#hl=en&tbo=1&tbm=bks&tbm
[55]
Anónimo, La profezia dei sommi pontefici romani (FERRARA: 1794), 171, traducido al
inglés por Putnam.
[56]
Joseph Maitre, La Prophetie des Papes (Beaune Librairie G. Loireau, 1901), 46.
[57]
Peter Bander, The Prophecies of St. Malachy [Las profecías de san Malaquías] (IL: Tan
Books, 1969), 11.
[58]
Martin Lings, “St. Malachy’s Prophecy of the Popes,” Studies in Comparative
Religion[Profecía de los Papas de san Malaquías, estudios en religión comparativa] (1984), 148–153,
online journal, viewable here: last accessed February 7, 2012,
http://www.studiesincomparativereligion.com/Public/articles/St_Malachy%E2%80%99s_Prophecy_of_the
by_Martin_Lings.aspx
[59]
Ibid, 150.
[60]
Ibid, 150.
[61]
John Lupia, “Letters to the Editor”; “Hoax or Authentic? The Prophecies of St. Malachy (Part
1),” [Cartas al editor, ¿verdad o engaño? Profecías de san Malaquías] Roman Catholic News vol. 5 issue
66, acceso 30 de enero de 2012, http://groups.yahoo.com/group/Roman-Catholic-News/message/956.
[62]
Romolo Marcellini, director, “Pastor Angelicus,” 1942, IMDb, acceso 30 de enero de 2012,
http://www.imdb.com/title/tt0035177/
[63]
John Hogue, Last Pope [El ultimo Papa] Revised, ebook, 30.
[64]
René Thibaut, La Mystérieuse Prophétie des Papes (Paris: J. Vrin, 1951), 24.
[65]
Ibid., 20.
[66]
Karl Popper, Conjeturas y refutaciones (Ed. Paidós, ISBN: 9788475091464).
[67]
Guy W. Selvester, “Aspects of Heraldry in the Catholic Church”[Aspectos de la heráldica en
la Iglesia católica] acceso 30 de enero de 2012, http://www.coaf.us/AspectsofHeraldry.pdf, page 3.
[68]
Pope Leo XIII,” Catholic Encyclopedia, citado en: New Advent, acceso 30 de enero de 2012,
http://www.newadvent.org/cathen/09169a.htm.
[69]
Archivo Leone 13.jpg, Wikipedia, usado con permiso, acceso 30 de enero de 2012,
http://en.wikipedia.org/wiki/File:Leone_13.jpg
[70]
Stephen Skinner, Millennium Prophecies[Profecías del milenio] (Stamford, CT: Longmeadow
Press, 1995), 75. Ver también: http://www.bibliotecapleyades.net/profecias/esp_profecia01c2b.htm.
[71]
Yves Dupont, Catholic Prophecy [Profecía católica] (Rockford Il: Tan Books, 1973), 22. Ver
también: http://www.bibliotecapleyades.net/profecias/esp_profecia01c2b.htm
[72]
Karl Popper, Conjeturas y refutaciones.
[73]
John Julius Norwich (2011-07-12T04:00:00+00:00). Absolute Monarchs: A History of the
Papacy [Monarcas absolutos: historia del Papado] (Random House Digital, Inc.. Kindle Edition), Kindle
locations 7678–7679.
[74]
J . Rummel, “How Many Did Communist Regimes Murder?” [“¿A cuántos asesinaron los
regímenes comunistas?”] acceso 31 de enero de 2012.
https://www.hawaii.edu/powerkills/COM.ART.HTM?
PHPSESSID=2a47ce24761a818095b37d0dd2e2112c
[75]
John Julius Norwich, Absolute Monarchs: A History of the Papacy [Monarcas absolutes,
historia del Papado], Kindle locations 7772–7775.
[76]
Ibid., Kindle locations 7779–7780.
[77]
“intrepidus,” Collins Latin Dictionary Plus Grammar, Includes index (Glasgow:
HarperCollins, 1997).
[78]
. Gedda, 18 Aprile 1948: Memorie inedite del’Artefice della Sconfitta del Fronte Popolare
(Milan, 1998), 74. Citado por: John Cornwell, Hitler's Pope: the Secret History of Pius XII [El Papa de
Hitler, historia secreta de Pío XII] (New York, N.Y.: Viking Adult, 1999), 271.
[79]
Imagen tomada de NoBeliefs.com, acceso 7 de febrero de, 2012,
http://nobeliefs.com/nazis.htm, tomada de: “Pope Pius XII,” Wikipedia, last modified February 4, 2012,
http://en.wikipedia.org/wiki/Pope_Pius_XII.
[80]
Pastor Angelicus, captura de pantalla, Vatican Film Library [Fiilmoteca del Vaticano] acceso
30 de enero de 2012, http://www.vaticanstate.va/EN/Other_Institutions/Vatican_Film_Library.htm.
[81]
Yves Dupont, Catholic Prophecy [Profecía católica] (Rockford Il: Tan Books, 1973), 22.
[82]
ALLOCUTIO IOANNIS PP. XXIII IN SOLLEMNI SS. CONCILII INAUGURATIONE,”
Sección 6 último párrafo traducido del latín al inglés por CD Putnam, acceso 2 de febrero de 2012,
http://www.vatican.va/holy_father/john_xxiii/speeches/1962/documents/hf_j-
xxiii_spe_19621011_opening-council_lt.html.
[83]
Paul VI, discurso del 21 de noviembre de 1964. Ver nota al pie 503 en
http://www.vatican.va/archive/ccc_css/archive/catechism/p123a9p6.htm
[84]
Michel Pastoureau, Heraldry: Its Origins and Meaning, [La heráldica, sus orígenes y
significado] Francisca Garvie trans. (Thames and Hudson 1997), p. 98.
[85]
Imagen de archivo: File: Coat of Arms of Pope Paul VI, used by permission, Wikipedia,
acceso 2 de febrero de 2012, http://en.wikipedia.org/wiki/File:Coat_of_Arms_of_Pope_Paul_VI.svg.
[86]
Malachi Martin, Keys of This Blood: Pope John Paul II Versus Russia and the West For
Control of the New World Order , [Las llaves de Su sangre: el Papa Juan Pablo II versus Rusia y
Occidente, por el control del Nuevo Orden Mundial] 1st Ed. (New York: Simon & Schuster, 1991), 632.
[87]
Paul VI, Speech at the UN October 4, 1965, [Discurso de Paulo VI ante las NU] citado en: The
Power Puzzle: A Compilation of Documents and Resources on Global Governance, edited by Carl
Teichrib, Copyright 2004, second edition, 43.
[88]
Chris Summers, “An end to the mystery of God’s Banker?” [¿Fin del misterio del banquero de
Dios?]BBC News Online, last updated March 31, 2004,
http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/3568409.stm.
[89]
Georges de Nantes, “POPE JOHN PAUL I OR JOSEPH SOLD BY HIS BRETHREN,”
September 2009, acceso 23 de enero, 2013, http://www.crc-internet.org/CCR/2009/84-John-Paul-I.php.
Freemasons named here: Catholic Voice, last accessed February 2, 2012,
http://www.catholicvoice.co.uk/fatima4/ch9.htm (chapter from book The Whole Truth About Fátima).
[Papa Juan Pablo I o José, vendido por sus hermanos (capítulo del libro Toda la Verdad sobre Fátima)].
[90]
Se puede verificar ingresando la fecha 26 de agosto de 1978 aquí:
http://stardate.org/nightsky/moon
[91]
John Allen, “He Was a Magnificent Pope Who Presided Over a Controversial Pontificate,”
[Fue un Papa magnífico que presidió un pontificado controversial] National Catholic Reporter, last
accessed February 2, 2012, http://www.nationalcatholicreporter.org/update/conclave/jp_obit_main.htm.
[92]
Partial solar eclipse May 18, 1920 http://eclipse.gsfc.nasa.gov/SEdecade/SEdecade1911.html;
y su entierro, 8 de abril de 2005, día de un eclipse solar híbrido (en inglés),
http://eclipse.gsfc.nasa.gov/SEdecade/SEdecade2001.html.
[93]
Saint Benedict Joseph Labre,” acceso 21 de enero de 2012,
http://www.bowdoin.edu/~hholbroo/
[94]
René Thibaut, La Mystérieuse Prophétie des Papes, 97.
[95]
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retire.html?pagewanted=all&_r=1&
[97]
Imagen de: http://vaticaninsider.lastampa.it/es/noticias/dettagliospain/articolo/papa-el-papa-
pope-dimissioni-resignation-renuncia-8389/
[98]
René Thibaut, La Mystérieuse Prophétie des Papes, 44, traducción de Putnam.
[99]
Ibid., 45.
[100]
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[101]
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[102]
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[103]
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[104]
Ibid., 62.
[105]
Ibid., 63.
[106]
Ibid., 64.
[107]
Ibid., 64–65.
[108]
Cita la fecha 29 de abril de 2012 dos veces en la página 64.
[109]
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"partícipes de la naturaleza divina" (2 P 1, 4) Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre,
y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: Para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir
así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios" (S. Ireneo, haer., 3, 19, 1). "Porque el Hijo de Dios
se hizo hombre para hacernos Dios" (S. Atanasio, Inc., 54, 3). "Unigenitus Dei Filius, suae divinitatis
volens nos esse participes, naturam nostram assumpsit, ut homines deos faceret factus homo" ("El Hijo
Unigénito de Dios, queriendo hacernos participantes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que,
habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres") (Santo Tomás de A., opusc 57 in festo Corp.
Chr., 1). http://www.mscperu.org/catequesis/cat1.htm.
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http://www.spiegel.de/international/germany/0,1518,566920,00.html
[215]
Ibid.
[216]
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[217]
Ibid.
[218]
Ibid.
[219]
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http://www.forbes.com/2008/10/26/obama-iran-ahmadinejad-oped-cx_at_1026taheri_print.html.
[220]
Ibid.
[221]
ver http://www.youtube.com/watch?
v=Zr4VZ8xCzOg&eurl=http%3A%2F%2Fwww%2Eraidersnewsupdate%2Ecom%2F&feature=player_em
[222]
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[224]
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[241]
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[242]
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2009, http://www.realclearpolitics.com/articles/2009/01/the_chance_for_a_new_world_ord.html.
[243]
Transcripción de una grabación efectuada por un representante de Suiza.
[244]
El texto complete del documento Hacia la reforma de los sistemas internacionales
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Zenit: The World Seen from Rome,[El mundo visto desde Roma] 24 de octubre de 2011, acceso 19 de
enero de 2012, http://www.zenit.org/article-33718?l=english
[245]
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por una autoridad política mundial] Forcing Change Magazine, Vol 3, Issue 8, September, 2009.
[246]
Texto en español de la encíclica Caritas en veritate:
http://www.humanitas.cl/web/images/stories/file/caritas_en_veritate.pdf acceso 17 de abril de 2013.
[247]
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[248]
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[249]
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[251]
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[253]
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[261]
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[262]
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[263]
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[266]
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Testimonio publicado (en inglés): Cardinal Alonso (1975–1981),” Fátima.org, acceso 13 de
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[280]
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Monsignors' Mutiny" revealed by Vatican leaks, Philip Pullella | Reuters – Mon, Feb 13,
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[307]
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[308]
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[310]
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disponible en pdf aquí: http://es.scribd.com/doc/55311121/Las-Llaves-de-Esta-Sangre, acceso 20 de
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[311]
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[312]
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[313]
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http://radiocristiandad.wordpress.com/2010/04/06/profecia-de-san-francisco-de-asis/, acceso 20 de
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[315]
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[316]
Ver: http://www.ilfattoquotidiano.it/2012/02/10/complotto-di-morte-benedetto-xvi/190221/
[317]
Within Twelve Months, the Pope Will Die’—What Are We to Make of These Alleged Words
of Cardinal Paolo Romeo?” [En estos doce meses el Papa morirá. ¿Qué pensar de las supuestas palabras
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twelve-months-pope-will-die-what.html
[318]
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[319]
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[320]
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Around the World,” New York Times, February 11, 2013, acceso 13 de febrero de 2013,
http://www.usatoday.com/story/weather/2013/02/12/lightning-bolt-strikes-vatican-pope-benedict-
resignation/1913095/
[321]
Lightning Strikes St Peters Basilica,” YouTube, acceso 25 de marzo de 2013
http://youtu.be/Q6olT4ozDyk.
[322]
Nicole Winfield “Pope's retirement plan revealed” [Se revela el plan de retiro de Papa]
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revealed/tabid/417/articleID/286573/Default.aspx
[323]
Holy smoke! Is this final pope before Jesus?” [¡Humo santo! ¿Es el último Papa antes de
Jesús?] World Net Daily, acceso 25 de marzo de 2013,
http://www.wnd.com/2013/03/holy-smoke-is-this-final-pope-before-
jesus/#oImqawiZUvBPwORI.99.
[324]
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[325]
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2013 al autor Cris Putnam.
[327]
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ISBN_10: 847645435X • ISBN_13: 9788476454350
[328]
Bullinger, Cómo entender….
[329]
Aquí hay una explicación bien informada de por qué todos los Papas son falsos profetas:
John MacArthur, “The Pope and the Papacy,” http://www.gty.org/resources/sermons/90-291/the-pope-
and-the-papacy
[330]
http://www.nacion.com/2013-03-17/Mundo/papa-eligio--el-nombre--francisco--en-honor-a-
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Profecías de san Francisco de Asís, Obras del seráfico Padre san Francisco de Asís,
http://radiocristiandad.wordpress.com/2010/04/06/profecia-de-san-francisco-de-asis/, acceso 20 de
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