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“El Devenir No-heterosexual: una mirada desde Gilles Deleuze”

“Por consiguiente, si es posible conocer las cosas


principalmente a través de los nombres, pero también por sí
mismas, ¿cuál será el más bello y claro conocimiento: conocer a
partir de la imagen si ella misma tiene un cierto parecido con la
realidad de la que sería imagen, o partiendo de la realidad,
conocer la realidad misma y si su imagen está
convenientemente lograda?1”

Para empezar habría que decir que devenir, implica dos cosas; por un lado, el reconocer
cómo nos constituimos a lo largo del tiempo (ethos histórico diría Nietzsche). Y por otro,
expresión de la singularidad como movimiento. Para Gilles Deleuze el ethos está
relacionado directamente con lo ontológico (dejar que lo otro sea y nos mueva para crear
algo diferente). Sin embargo, vivimos bajo la lógica de la racionalidad: la constante
categorización de lo que es diferente.

La racionalidad está sustentada en la noción de “principio de razón” (o


representación le llamará Foucault). Esta noción está basada principalmente en el
pensamiento platónico que era tanto metafísico como gnoseológico. Para Platón la realidad
es una dualidad (aparente) y jerarquizada. La idea de que existe una realidad “superior”,
“estable” y “verdadera” y que este mundo es pura apariencia siempre cambiante, generó un
nuevo paradigma no sólo epistemológico sino ontológico.

Sin embargo, el precio que se pagó por obtener cierta “estabilidad” en el


conocimiento y en la realidad fue alto. Tan alto que las posibilidades de ser (o devenir)
diferente disminuyeron. En este sentido, (G. Deleuze, Diferencia y Repetición 2012)
afirmó: “Mientras la diferencia esté sometida a las exigencias de la representación, no está
pensada en sí misma, y no puede serlo” 2. Es decir, la metafísica clásica ha pensado en la

1
Platón, Diálogos II (el Cratilo o sobre el lenguaje). (Madrid: Gredos, 1987), 458.
2
Gilles Deleuze, , Diferencia y Repetición, (Buenos Aires: Amorrortu, 2012), 389.
diferencia, pero esta diferencia está concebida bajo las categorías de la representación de la
idea, a saber; identidad, oposición, analogía y semejanza.

El mundo al ser representado bajo alguna de estas categorías, la diferencia no puede


ser pensada y se diluye en una aparente diversidad. La ciencia, la teología, la estética y
demás nociones o ideologías racionales sólo son formas de la representación (es decir, el
reconocer el original de la copia). Deleuze aseveró: “la razón se ha convertido en
fundamento, es decir, en razón suficiente, que ya no deja escapar nada” 3.

La diversidad de lo mismo se presenta bajo la idea de identidad. La palabra


identidad significa Idem (lo mismo) y ente, es decir, el ente de lo mismo. Además, tal
representación de lo mismo está subordinada a la idea de simulacro y (G. Deleuze,
Diferencia y Repetición 2012) aseveró: “lo que está condenado en el simulacro es el estado
de diferencias libres, oceánicas, de distribuciones nómadas, de anarquías coronadas”4.

Ahora bien, para Deleuze el simulacro puede ser representado como organismo. Un
organismo es un conjunto de elementos dispuestos bajo una finalidad, una verdad única y
jerárquizada. En este sentido, el Cuerpo Sin Órganos (CsO) se opondría a la idea de
organismo, ya que un CsO es un cuerpo vivo o población de multiplicidades cuyas
vibraciones evita un punto culminante o un fin exterior. En otras palabras el CsO es un
centro descentrado, un sistema asistemático y que brindaría el tiempo/espacio para expresar
lo uno y lo múltiple.

Cabe aclarar que para Deleuze el ser no es simulacro y mucho menos dualidad. El
ser es inmanencia: pan-an-teísmo (todo-uno-dios) y que las diferentes expresiones del ser
están en un mismo plano ontológico y existencial. El entender al ser como inmanencia nos
permite darnos cuenta que las jerarquías desparecen, que el devenir permite la expresión de
lo otro: de las minorías, de la mujer, el homosexual, el transexual.

3
Deleuze, Diferencia y Repetición, 390.
4
Deleuze, Diferencia y Repetición, 393.
Sin embargo, ha sido la idea de la representación la que se ha impuesto en el
pensamiento occidental, sobre todo a partir de la ilustración. Una forma de tal
representación del simulacro lo encontramos en lo que Foucautl llamó Scientia Sexualis.
(Foucault 2014) señala que desde la aparición de la scientia sexualis se estableció un nuevo
régimen en torno a la sexualidad humana. Régimen, cargado de discursos, saberes y juicios
respecto al ejercicio del sexo en la población. Y afirmó, que a partir de esa época:

No sólo se ha ampliado el dominio de lo que se podía decir sobre el sexo y constreñido a los
hombres a ampliarlo siempre, sino que se ha conectado el discurso con el sexo mediante un
dispositivo complejo y de variados efectos, que no puede agotarse en el vínculo único con
una ley de prohibición. ¿Censura respecto al sexo? Más bien se ha construido un artefacto
para producir discursos sobre el sexo, siempre más discursos, susceptibles de funcionar y de
surtir efecto en su economía misma 5.

Este aparato de captura, responde a una visión teleológica para determinar las
prácticas sexuales y la propia ´identidad´ de los sujetos. De ahí, que los términos
heterosexual/homosexual aparecen a mediados de 1800 y ha funcionado como una distición
de negación a otras formas, ideas o expresiones de la sexualidad humana.

Por su parte, Monique Witting ve en esta construcción disursiva un régimen


“superior” donde impera la idea de la heterosexualidad sobre otras formas de sexualidad.
Incumbrándose como la única forma verdadera, normal y “deseable” expresión de la
sexualidad humana, en otros términos: se creó un mito6.

Además, el pensamiento heterosexual 7 girará en torno a una lógica basada


(principalmente) en la reproducción sexual, la monogamia y la masculinidad como

5
Foucault, M., Historia de la Sexualidad 1: la voluntad de saber., (Distrito Federal: Siglo XXI,
2014), 23.
6
Entiendo mito como la construcción discursiva y de verdad que sirve para establecer un
fundamento de ideas y desde ahí crear pre-juicios y la mediación de la representación enmarcada en
la historia del poder.
7
Witting, M., El Pensamiento Heterosexual y otros ensayos, (Barcelona: Editorial Egales)
principio del ´patriarcado y la “superioridad” del hombre sobre la mujer 8 . La
“heterosexualidad” del siglo XIX (y también la del siglo XX) es alimentada por el
pensamiento moderno que Nietzsche llamará nihilismo9.

El nihilismo consiste en enjuiciar y empobrecer la vida. El enjuiciamiento surge


porque se ha “impuesto” una única verdad y desde esa verdad, se niega cualquier otra
posibilidad en el desenvolvimiento del ser. (Nietzsche 1980) dijo: “(esta) interpretación –no
cabe dudarlo– traía consigo un nuevo sufrimiento, más profundo, más íntimo, más
venenoso, más devorador de la vida: situaba todo sufrimiento en la perspectiva de la
culpa”10.

Ahora bien, el enjuiciamiento sobre lo no-heterosexual radica en la instauración de


un ideal ascético reactivo (que atenta contra la vida misma). Este ideal antepone la razón
sobre el cuerpo. La condena hacia la inmanencia del devenir ya que éste implica creación y
no conformismo de un sistema “ya dado”. Es una loza que se ha impuesto sobre los seres
humanos para crear culpa, dolor, sufrimiento.

(Halperin 2009) por su parte, afirmó: “El binarismo heterosexual/homosexual es una


producción homofóbica, así como el binarismo hombre/mujer es una producción sexista” 11.
Esta producción homofóbica implica que lo que no-es heterosexual “vale” menos tanto
social como individualmente, dejando a quien tiene una preferencia sexual diferente, en un
estado de inferioridad y sometimiento.

8
Cabe aclarar que lo heterosexual no sólo domina a la mujer, sino a todas aquellas expresiones
sexuales diferentes a la idea y pragmática de lo heterosexual. Así, homosexuales, personas solteras,
viudas, infantes y todos aquellos que no cumplen con la idea de “hombre, blanco, heterosexual y
casado” quedan fuera (o en la periferia diría Witting) de lo que la sociedad heterosexual considera
aceptable y deseable.
9
Una característica principal del mito, de acuerdo a Nietzsche, consistirá en el constante rechazo y
negación de otras formas de explicación de la realidad y con ello, de otras formas de vida: de
cuerpos y de pensar.
10
Nietzsche, F., La Genealogía de la Moral, (Madrid: Alianza Editorial, 1980), 185.
11
Halperin, D., San Foucault, (Córdoba, Argentina: Ed. Literales, 2009), 65.
Sin embargo, la multiplicidad sexual expresa diversas (y diferentes) posibilidades de
ser, múltiples posibilidades de ser cuerpo, materia, existencia presente, expresión artística
sobre el cuerpo, pero también sobre otras formas de pensar, de percibir el mundo, de
interpretarlo.

Cabe señalar que estas multiplicidades abarcan más que la expresión corporal o
ideológica del Ser, es afirmar la existencia. Percibir las múltiples posibilidades de ser, nos
recuerdan (Deleuze and Guattari 2004): “deben ser consideradas como gérmenes, cristales
de devenir, que sólo son válidos si desencadenan movimientos incontrolados y
desterritorializaciones 12 de la media o de la mayoría”13 (en otras palabras, líneas de fuga).

La manifestación de la multiplicidad de lo uno (es decir, del Ser) se da en lo


intempestivo. Lo intempestivo es la manifestación de fuerzas que constituyen al ser fuera
de un tiempo, o en todos los tiempos. Donde presente, pasado y futuro convergen
constantemente. Lo intempestivo es el movimiento inmanente del devenir. (G. Deleuze,
Nietzsche y la Filosofía 2009) afirmó: “lo intempestivo encierra verdades más duraderas
que las verdades históricas y eternas reunidas: las verdades del porvenir” 14.

Las verdades del porvenir son las fuerzas que nos interpelan, nos atraviesan y nos
determinan, fuerzas siempre cambiantes pero eternas. Eterno retorno de lo que somos,
fuimos y podemos llegar a ser. Así, la diferencia sexual se convierte en devenir, en
afirmación de la existencia, en lo que es igual pero siempre diferente. Hay algo que
permanece aún en el constante cambio, ese algo es el devenir.

Sin embargo, el categorizar el devenir es tarea imposible, lo único que podemos


hacer es cartografía de las fuerzas que como dunas, cambian constantemente aumentando

12
En este sentido, la diversidad sexual es rebeldía ante la imposición de una normalización sexual.
13
Gilles, Deleuze & Félix Guattari, “20 de Noviembre 1923: Postulados de la lingüística” en Mil
Mesetas: capitalismo y esquizofrenia (Valencia: Pre-textos, 2004), 108.
14
Deleuze, G., “Nueva imagen del tiempo” en Nietzche y la Filosofía, (Barcelona: Anagrama,
2009), 60.
bajo medidas, disminuyendo bajo medidas 15. Estas fuerzas determinan a las singularidades
por medio de los tres ejes propuestos por Foucault: poder, saber y la ética. Estos tres ejes
influyen en el devenir no-heterosexual, pero que a la vez, nos permiten descubrir nuevas
posibilidades de ser.

La relación entre estas fuerzas que se desenvuelven en el tiempo, es lo que Foucault


llamará “poder”. (G. Deleuze, Michel Foucault y el Poder: viajes iniciáticos I 2014) afirmó:
“toda relación de fuerzas es poder, y el poder consiste únicamente en una relación de
fuerzas”16.

Existen para Foucault tres relaciones de fuerzas que interactúan con más frecuencia:
a) el saber que se ha ido construyendo a lo largo de la “historia” como único, válido y
universal y que cubre con su sombra lo que se considera como verdadero o no; b) las
acciones que tienen los individuos unos con otros (llamado poder) que es alimentado por el
campo epistemológico imperante; y finalmente, c) la creación de juicios morales que
indican qué se debe o no hacer, en relación a la imposición del saber y la vigilancia en el
cumplimiento de tal saber por medio de una axiología.

Por ejemplo, en el caso de la homosexualidad, las relaciones de poder implica toda


una compleja red tanto de significaciones como de juicios morales que van desde la
“naturalidad” de la homosexualidad hasta la creación de discursos homofóbicos y el
empoderamiento de los homosexuales y la “tolerancia” hacia éstos en la sociedad.

Cuando un homosexual declara que sólo busca conocer hombres “varoniles”, están
interactuando fuerzas de saber, poder y ética: 1) de saber, porque se ha establecido que al
sólo existir dos sexos (macho y hembra) cualquier otro devenir que no corresponda con
esos modelos debe ser desestimado; 2) de poder, pues está obligando a la otra persona a
ajustarse a un comportamiento “varonil” y si no es así, ya es menospreciado; y 3) de ética,

15
Heráclito de Éfeso.
16
Deleuze, G., Michel Foucault y el Poder: viajes iniciáticos I, (Madrid: Errata Naturae, 2014), 35.
puesto que existe un juicio implícito a las personas “afeminadas” que se corresponde con el
poder y con la idea de lo varonil.

Estos tres ejes (saber, poder y ética/moral) serán lo que nos constituye a lo largo del
tiempo, es decir, existe toda una serie de discursos sobre la heterosexualidad, las actitudes o
posturas que otros nos imponen y la red de juicios morales determinantes en nuestro
accionar social e individual.

Por otro lado, la historia está constituida por las relaciones de fuerzas, el tiempo está
marcado por las fuerzas que constantemente se relacionan entre sí formando nuevas
posibilidades, líneas, colores, formas, en una palabra lo diferente. Deleuze propone tres
sistemas que explican cómo se desenvuelven estas fuerzas: el rizoma, la raicilla y lo
arbóreo.

En el sistema-árbol las fuerzas están organizadas y expresadas de tal forma que todo
depende de una misma raíz, no existen las posibilidades de ser otro, ser diferente, todo ha
sido organizado, subjetivado y significado bajo un gran discurso, mito platónico del saber.
(Deleuze and Guattari 2004) afirmaron: “el árbol ya es la imagen del mundo, o bien la raíz
es la imagen del árbol-mundo… estamos ante el pensamiento más clásico y más razonable,
más caduco, más manoseado… la lógica binaria es la realidad espiritual del árbol-raíz”17.

Aquí se piensa la sexualidad humana como algo “natural”, algo determinado, rígido,
negación de la diversidad, la organización de la sexualidad en pares, sólo la existencia del
“hombre” y “mujer” es posible, todo depende de una única ciencia, una única verdad:
scientia sexualis. Impera la negación, el juicio y el castigo a lo diferente, a lo que se
exprese como diverso. Antes como ahora, los juicios sobre lo que es un “hombre” sólo
existen bajo una sola explicación.

17
Gilles Deleuze & Félix Guattari, “Introducción: el Rizoma” en Mil Mesetas: capitalismo y
esquizofrenia (Valencia: Pre-textos, 2004), 10 – 11.
En el sistema-raicilla, ya no persiste una única raíz, esta ha sido destruida, aparece
la multiplicidad pero está mal interpretada, pues aún se necesita de una representación del
sujeto y del objeto para que tenga sentido, es decir, hay cosas múltiples pero alineadas, lo
múltiple es axiomático. (Deleuze and Guattari 2004) la definieron como: “el mundo ha
devenido en caos, pero el libro sigue siendo una imagen del mundo, caosmos-raicilla, en
lugar de cosmos-raíz. Extraña mistificación del libro, tanto más total cuanto más
fragmentado”18.

En la raicilla, los sexualidad se multiplica, los géneros florecen, pero los límites del
sexo aún deben ser regulados, normatizados y normalizados. Se acepta que puede haber
muchas formas de lo no-heterosexual pero aún impera el mundo de la heterosexualidad,
heteronormatividad le llaman. Lo diferente aún no lo es tanto, la libertad aún está alineada
bajo una sola idea de sexualidad aunque se haya aceptado que pueden existir otras formas,
pero sujetas a una sola imagen del mundo.

Finalmente, en el sistema-rizoma lo múltiple se significa, aquí lo múltiple no


depende de lo uno, sino que lo uno está constituido por la multiplicidad, relación siempre
en movimiento, nuevas posibilidades aparecen, otras se detienen y mueren: vida, muerte y
devenir es parte de un sistema asistemático. Desaparece la universalidad, todo está
conectado y es heterogéneo, pues no hay un centro, una única fuente. No existe negación;
lo positivo y lo negativo convergen y he aquí su riqueza, su cambio incesante. (Deleuze and
Guattari 2004) aclararon: “En sí mismo, el rizoma tiene formas muy diversas, desde su
extensión superficial ramificada en todos los sentidos hasta sus concreciones en bulbos y
tubérculos”19.

En el rizoma, la diversidad sexual es devenir, no sólo multiplicidad, los límites de la


libertad se expanden, las singularidades se expresan, se resignifica la vida, se deja de
enjuiciar, pues ha desaparecido el punto de referencia desde donde se condena. Lo diferente

18
Gilles Deleuze & Félix Guattari, “Introducción: el Rizoma”, 12.
19
Gilles, Deleuze & Félix Guattari, “Introducción: el Rizoma”, 12.
se afirma en tanto que diferente. Memoria y materia se conjugan para crear algo nuevo: la
sexualidad se expresa de diversa forma, en el arte, la política, la ética, la cosmética, el
cuidado de sí, etcétera. Aquí el término homosexual o queer se vuelven ilusión, categoría
que va más allá de la práctica sexual.

Ahora bien, ¿cómo interactúan estas fuerzas múltiples en el devenir? Deleuze lo


explica por medio de tres tipos de líneas, que son: la línea molar, la molecular y las líneas
de fuga. Estas líneas están determinadas por procesos exógenos y endógenos que permiten
expresar en un movimiento atemporal o intempestivo (como fuerza incesante del
movimiento) el devenir mismo.

La línea molar son las fuerzas institucionalizadas, el poder del Estado. (Deleuze and
Guattari 2004) la definieron como: “la encargada de crear estructuras estables compactas y
funcionales (formas)” 20 . La línea molar son las fuerzas que han sido “amoldadas” y
“ajustadas” para crear una idea, jucio desde donde también se establece “la verdad”.
Territorialización del pensamiento. Por ejemplo, el matrimonio (esencialmente monógamo)
tiene como función el garantizar cierta seguridad en las relaciones personales, incluso en las
“uniones libres” la tendencia ha sido que aunque no exista un contrato firmado de por
medio, tiene casi el mismo alcance y responsabilidad que si se hubiera hecho. El Estado
pues, juega un papel preponderante en la normatización y normatización de las relaciones
individuales, pero para que esto funcione debe establecerse un sistema de saber-poder
(según nos recuerda Foucault).

Las líneas moleculares, por su parte, provienen de lo que socialmente se ha


construido o aceptado como deseable. (Deleuze and Guattari 2004) dijeron que en las líneas
moleculares se producen: “los fenómenos de centrado, unificación, totalización,
integración, jerarquización, finalización que formaban una sobrecodificación” 21.

20
Gilles, Deleuze & Félix Guattari, “La genealogía de la moral (¿por quién se toma la tierra?)” en
Mil Mesetas: capitalismo y esquizofrenia (Valencia: Pre-textos, 2004), 48.
21
Gilles Deleuze & Félix Guattari, “La genealogía de la moral (¿por quién se toma la tierra?)”, 49.
Esta sobrecodificación es la unificación de las construcciones discursivas y de
significantes que una sociedad implementa. En este sentido, pienso que en el matrimonio
igualitario puede convertirse más en un modelo al cual aspirar que en un derecho, donde
muchos podrían tomarlo para “formar parte” en una sociedad que enaltece el valor del
matrimonio como deseable. ¿Cuántos homosexuales (hombres y mujeres) no han sido
cuestionados si van a permanecer solteros toda su vida o se van a casar? 22

Las líneas de fuga por su parte, son las fuerzas creadoras de nuevas posibilidades
del ser23. “son a la vez conquistas, creaciones” 24 (Deleuze and Guattari 2004). Las líneas de
fugas nos permiten afirmar la existencia, puesto que se expresa las posibilidades de la
diferencia del ser. Por ejemplo, el llamado “poliamor”, es una nueva forma de creación en
las relaciones sexoafectivas que rompen con las líneas molares y moleculares. Sería una
manifestación de los cristales del devenir.

Estos cristales del devenir que están insertos en el tiempo-espacio, permiten el


trazado de nuevas líneas que nos interpelarían y permiten la expresión de las fuerzas del
ser. Y estas fuerzas son las que nos constituyen a lo largo del tiempo, de manera
intempestiva, aperturas en las fuerzas que han sido inmovilizadas, estratificadas.

Hay algo que nos ha constituido, pero esa constitución no sólo permanece en
pasado, sino que se actualiza en el presente. Ese algo que me constituye entra en una
relación entre el pasado y el presente y el ser consciente de ese devenir que percibimos es
un cristal del devenir. Ese cristal “brilla”, nos permite percibir los claroscuros del ser, es un
breve destello que nos libera y alegra pero que a la vez nos entristece, nos vuelve

22
En este punto quiero aclarar que no estoy en contra del matrimonio igualitario, me parece que es
un derecho que debe ser exigido en todo el país, sin embargo, quien quiera casarse sólo para
“parecer” más “normal” en la práctica social (siendo consciente o no de ello), está limitándose a
nuevas posibilidades de relaciones sexoafectivas
23
Sean positivas o negativas, pues el Ser es tanto alegría como tristeza. El amor fati de Nietzsche.
24
Gilles Deleuze & Félix Guattari, “La genealogía de la moral (¿por quién se toma la tierra?)”, 61.
conscientes de quienes somos, fuimos y de lo que podríamos ser. Es el devenir constante,
siempre nuevo, siempre cambiante de nuestro ser.

Michel Foucault afirmó: “Debemos empeñarnos en devenir homosexuales y no


obstinarnos en reconocer lo que somos” 25. Es decir, para Foucault no importa definir lo
diferente sino, en devenir. Ese devenir está unido tanto a la teoría como a la práxis,
reconocerse como diferente, como lo otro y así evitar la creación de un “mito homosexual”,
ya que de pasar eso, se estaría estratificando lo diferente y se conviertiría en una fuerza
reactiva.

El devenir sería esto: por un lado, que en la diversidad afirmamos la existencia, devenimos
otro. Lo no-heterosexual necesita de la diversidad para afirmarse, no de manera negativa,
sino para entender que existen otras posibilidades, otros mundos. Por otro lado, el devenir
nos permite crear algo nuevo: nuevas formas de sociabilización, de expresiones artísticas,
de performatividades. Crear, implica movimiento constante, revisión sinfín de lo que
somos, fuimos y podríamos ser. Voluntad de poder, de querer, de ser.

25
Michel Foucault. Citado en Laurri–Max Maite: La sexualidad según Michel Foucault (Valencia,
España: Tándem edicions, 2000). 54.
Bibliografía
Deleuze, Gilles. Diferencia y Repetición. Buenos Aires: Amorrortu, 2012.
—. Michel Foucault y el Poder: viajes iniciáticos I. Madrid: Errata Naturae, 2014.

—. Nietzsche y la Filosofía. Barcelona: Anagrama, 2009.

Deleuze, Guilles, y Félix Guattari. Mil Mesetas, capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-Textos,
2004.

Foucault, Michel. Historia de la sexualidad 1: la volutad de saber. Distrito Federal: Siglo XXI,
2014.
Halperin, David. San Foucault. Cordoba: Ediciones Literales, 2009.

Laurri-Max, Maite. La Sexualidad Según Michel Foucault. Valencia: Tándem Edicions, 2000.

Nietzsche, Friedrich. La Genealogía de la Moral. Madrid: Alianza Editorial, 1980.


Platón. Diálogos II. Madrid: Gredos, 1987.

Witting, Monique. El Pensamiento Heterosexual y Otros Ensayos. Barcelona: Egales, 2006.

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