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Myriam Constantino Castillo

El haiku de Bashô y la experiencia interior:


Una aproximación a la experiencia estética desde el recogimiento.

A Shiho Takagi.
Con agradecimiento a su paciencia y compañía.

El acercarnos a cualquier forma de literatura desde otro horizonte supone ya una


interpretación, donde los límites de esta última son los límites de nuestro mundo.
Pero aún sin compartir maternalmente la cultura y el lenguaje de la poesía japonesa es
posible captar la profundidad de su mensaje, y así se hace posible captar la apuesta de
Matsuo Bashô, la experiencia interior y la intensa búsqueda bajo la meditación y
dirección del maestro, escrita en poesía y no en teoría.
Al abrir una traducción de los textos escritos en japonés, nos enfrentamos al
problema de la traducción. La primera línea del texto de Oku no hosomichi de
Matsuo Bashô comparada del original en japonés al inglés y al español revela que es
un intento interpretativo, nos situamos en la disyuntiva de optar entre dos opciones; o
se es fiel a la literalidad del texto, o se añade algo para la comprensión del lector.
El texto comienza con los caracteres 月日 つきひ y de ellos dice que son
eternos viajeros, los cuales son traducidos en inglés como el sol y la luna, y por
Octavio Paz al español como los meses y los días, mientras que el diccionario lo
traduce como tiempo. En japonés son posibles estas tres traducciones, así que la
lectura en japonés será siempre un intento de comprender cada vez más profundo, con
numerosas posibilidades de interpretación. Podemos introducir además un elemento
linguïstico en la lectura de literatura japonesa, éste es la palabra japonesa narau 習
que quiere decir aprender, y que contiene el sentido de imitar algo, de hacer un
esfuerzo para situarse esencialmente en el mismo modo de ser que la cosa de la que se
quiere aprender, por esto no hay un sentido literal sino una manera de imitar el modo
de Basho, en este caso en su haiku.

Una de formas más reconocidas y más antiguas de la literatura japonesa es la del


haiku, cuyo antecesor fue el hakka, y que con su desarrollo y cambios es así como la

1
conocemos. Recordemos que la herencia de esta forma literaria proviene
principalmente del recibimiento que tuvo Japón al budismo, taoísmo y confucionismo
que ésta ya tenía algún tiempo gestándose en China desde el siglo II d.c., y al llegar a
Japón se adoptó esta influencia de acuerdo a las formas de poesía china pasando por
el waka y el renga y del arte chino a la pintura japonesa.
También es importante señalar que el haiku adoptó la características de la religión
propia de Japón que es el sintoísmo, y la cual no se entiende si no es por el contacto
con el mundo de la naturaleza. Sin embargo tanto el budismo como la poesía, aunque
reconoce la influencia del exterior adquirió sus particularidades, y adoptó las formas
propias del arte japonés como lo es en este caso, en la literatura.
El haiku es el tipo de poesía más corto, consta de versos de 17 sílabas, que se
distribuyen en 5, 7 y 5 sílabas. Hay algunos en los que la forma se llama じたらず
cuando el haiku no llega a completarse en la forma 5, 7, 5 yじあまり Cuando
sobran letras en la forma.
El haiku se caracteriza por una palabra 季語 con la que se relaciona con la
situación temporal del año. No hay más regla, esa es toda su especificidad. Sin
embargo, no por eso entendamos el haiku como una forma pobre, trataré de exponer
cómo es que aún con la brevedad de su forma, su expresividad rebasa la extensión de
las palabras y en ocasiones proviene de una experiencia en extremo introspectiva y de
un profundo ejercicio personal del artista.
El haiku que se escribe es lo que es captado por el método intuitivo,
desposeído de reflexiones personales, breve y libre del condicionamiento espacio
temporal. “es palabra configuradora de una realidad espiritual” 1 El haiku en su
brevedad es imagen del impacto de un momento sentido con profundidad, dicho desde
un momento de iluminación como lo es el satori del budismo. La intimidad del poeta
responde a un flujo exterior de la realidad con el que el trata de con-formarse. El
haiku enfatiza la percepción que se encuentra relacionada con todo y se unifican, así
lo universal tiene sentido cuando florece en lo particular.
Me interesa mostrar las formas que comparten la experiencia del despertar del
budismo zen con la experiencia estética desde la cual el poeta de haiku escribe sus
poemas, para lo cual seguiré al poeta Matsuo Bashô (1644-1694).
Bashô, conocido por su nombre y no por su apellido como es lo común en
Japón, es uno de los mayores poetas por el hecho de que vivió la poesía que escribió.
1
Fernando Rodríguez, “El haiku japonés”, Hiperión, España, 2009.

2
Al recorrer los caminos de Japón experimentó frío, soledad, admiración por la
naturaleza. El poeta mismo expresa el sentido de estos viajes: “No sigo el camino de
los antiguos, busco lo que ellos buscaron.” Emprender este camino quiere decir
también tener de su lado el asombro por la cotidianeidad, y expresar con nuevos
medios el concentrado de una gran poesía.
La poesía corta del haiku no fue inventada por Bashô ni su técnica modificada
por él, el giro que le dio nuestro poeta es haberlo convertido en pasatiempo, en
instrumento para su vida desde el lenguaje cotidiano. Dio énfasis al camino espiritual
y al despojamiento, ya que el haiku no busca ser literatura ni quiere revelarse el autor.
Las formulaciones de Bashô vienen de un ejercicio espiritual que en la cultura
japonesa se asocian con la simplicidad y la comunión con la naturaleza.
En este sentido, podemos entender el arte como forma de conocimiento, y
como lo expresa Octavio Paz en la introducción a Sendas de oku: “este conocer, con
todas nuestras potencias y sentidos, si, pero también sin ellos, suspendidos en arrobo
inmóvil y vertiginoso, culmina en un instante de comunión; ya no hay nada que
contemplar porque nosotros mismos nos hemos fundidos con aquello que
contemplamos”2
La experiencia de vaciamiento se descubre como requisito para salir del tipo de
pensamiento que es incapaz de observar lo que sucede a su alrededor. Dicho lo cual,
asumimos también que la vacuidad total está detrás de la obra de Bashô; la vacuidad
absoluta aparece como una forma sin forma, como posibilidad para que mediante sus
poemas otra cosa se manifieste, y no tiene que ser algo fuera de este mundo, puede ser
incluso también el sonido de una rana saltando en su charco. “Somos incapaces de
trascender lo simbólico y darnos la mano a un nivel más hondo y real” 3 De esta
forma lo concibe Bashô en sus haikus de las cuatro estaciones:
Brasas bajo la ceniza
sobre el muro
la sombra del invitado.4

En el poema lo importante no es la extensión ni el contenido, así como la simplicidad


de la forma no es sinónimo de trivialidad. No son necesarias las palabras largas y
adornadas para expresar los sentimientos que despierta la mirada al abismo, pues

2
Octavio Paz, Introducción de Sendas de Oku, FCE, México, 2005.
3
Amador Vega, “El lenguaje excesivo de los místicos alemanes”, en Las palabras del silencio, Trotta,
Madrid.
4
Matsuo Bashô, Haiku de las cuatro estaciones, Miraguno, Madrid,1986, p. 82.

3
cuando el sentimiento alcanza su mayor grado de expresión permanecemos en
silencio.5 El haiku no trata de imponer algún sentido o verdad última, es incluso
ejercer la visión intuitiva de la realidad, puesto que no hay conceptos que quieran
transmitirse, es por eso más importante lo que no se dice en el haiku, esto es, lo que
verdaderamente puede intuirse.
El elemento clave del haiku es la espontaneidad, ya que la frescura es la flor
del arte del haiku, tanto más se acerca a la naturaleza mayor es la frescura. Para
conseguir este ideal de espontaneidad y frescura se debe mantener en tensión interna
que la verifica que es el elemento temporal. Así el dinamismo del haikus reduce al
espacio entre la expresión y la intuición. Basho escribe:

El asunto del pino,


apréndelo del pino
y el del bambú
del bambú.

Esto es sentir la naturaleza de las cosas, ya que una cosa, en su terruño, no tiene
anverso ni reverso. Es pura y simplemente ella misma tal como es en su mismidad y
nada más. Así el pino es sólo pino, y el bambú bambú: “La perfección del haiku
radica en su habilidad de comunicarnos lo incomunicable, es decir en su poder de
sacarnos del simbolismo del lenguaje y ayudarnos a acceder al estado pre-
simbólico.”6 La filosofa mexicana Rebeca Maldonado para explicar cómo son las
cosas desprendidas de nuestros conceptos nos dice:

Las palabras del cuerpo y mente caído son expresión del ser que las hace ser
y ofrecen testimonio de ello. El ser humano es el eco de las cosas, o más bien,
se descubre un revés del ser humano, un modo incluso no humano de ser, se
ha trascendido lo humano. 7

Y esto es posible por la salida incluso del lenguaje, pues Maldonado nos explica que
saliendo de las palabras convencionales encontramos nuevas formas, o bien como
sucede en el silencio y en la contemplación, la indiferencia de las palabras está
incluso en el tiempo, donde un minuto puede ser cien años. La apertura en el terreno
de la vacuidad es infinita, porque las cosas se encuentran liberadas de nuestra propia
perspectiva, que quiere imponerse en una sola forma, sin embargo hace falta que en el

5
Véase Daisetz T. Suzuki, Op. cit., p. 174.
6
Francisco Villalba, en el estudio introductorio a la edición de Matsuo Bashô, Haiku de las cuatro
estaciones, Miraguno, Madrid,1986, p. VII.
7
Rebeca Maldonado, La hermenéutica de la escuela de Kyoto, en prensa.

4
arte permitamos que percibamos lo discreto, lo delicado y lo sutil.

Desde la antigüedad el estado de recogimiento ha sido utilizado para designar el


estado en el que un hombre alcanza totalmente su propia mente y la focaliza en un
punto central, por lo que se extiende más allá del campo de la mente consciente
cotidiana, este sería tal vez el topos desde el cual habla Bashô.

5
Bibliografía

BASHÔ, Matsuo, Haiku de las cuatro estaciones, Miraguno, Madrid, 2003.


______________, Sendas de oku, FCE, México, 2005.
______________, Hamill, Narrow road to the interior, Shambala, Boston, 1998.
HEISIG, James, Filósofos de la nada, Herder, Barcelona, 2002.
NISHITANI, Keiji, La religión y la nada, Siruela, España,1999.
SUZUKI, Daisetz Teitaro, El Zen y la cultura japonesa, Paidós, Barcelona, 2005.
-------------------------------, Vivir el Zen, Kairós, Barcelona, 2000.
UEDA, Shizuteru, Zen y Filosofía, Herder.
VEGA, Amador, Las palabras del silencio, Trotta, Madrid.

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