You are on page 1of 2

El que sirve, sirve, y que no sirve, no sirve

Uno de los regalos de Dios para encontrar plenitud y sentido a nuestras vidas es el servir
a los demás. Pero que significa servir, si lo vemos desde el punto de vista etimológico,
la palabra servir viene del latín servire que significa estar al servicio de alguien, estar
sujeto a alguien por cualquier motivo haciendo lo que él quiere o dispone, dicho de un
instrumento o de una máquina: ser a propósito para un fin determinado, aprovechar,
valer, ser de utilidad, en fin, se desprenden un sin número de definiciones de esta sencilla
palabra, sin embargo, para un cristiano es una palabra que trasciende aún más y Jesus
en su vida misma refleja su máximo significado. "El que quiera ser grande, sea vuestro
servidor; y el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre
no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos." (Mc
10, 42-45). Para Cristo el servicio y entrega a los demás fue su estilo de vida hasta su
muerte en la cruz, donde nos amó al extremo. Nosotros como cristianos no podemos
tener un estilo de vida diferente a la del servicio, Jesus en su evangelio nos pide con
palabras muy fuertes, y radicales, una disponibilidad total, una vida completamente
entregada, sin cálculos ni ganancias. Entonces, no estamos llamados a servir sólo para
tener una recompensa, sino para imitar a Dios, que se hizo siervo por amor nuestro. Y
no estamos llamados a servir de vez en cuando, sino a vivir sirviendo. El servicio es un
estilo de vida, más aún, resume en sí todo el estilo de vida cristiana: servir a Dios en la
adoración y la oración; estar abiertos y disponibles; amar concretamente al prójimo;
trabajar con entusiasmo por el bien común.
Cuando no servimos nos entibiamos, vivimos solo para satisfacer nuestras comodidades,
que nunca son suficientes, y de ese modo nunca nos sentimos alegres o satisfechos;
poco a poco terminamos con conformarnos con una vida mediocre. El tibio asigna a Dios
y a los demás pequeños porcentajes de su tiempo y de su corazón, sin exagerar nunca,
sino más bien buscando siempre dar menos. Así su vida pierde sabor: es como un té
que era muy bueno, pero que al enfriarse ya no se puede beber. Evidentemente
cualquiera de nosotros espontáneamente piensa primero en él, en sus necesidades e
intereses, que en los problemas y carencias de los demás. Pero, como Cristo mismo nos
enseñó con su ejemplo y predicación, el servicio y entrega a los demás es reflejo y
consecuencia que el amor que Dios nos tiene, y no podemos responder a ese amor de
una manera diferente que no sea amor a Dios y al prójimo.
Lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón
enamorado de Dios, y de lo que Dios ama. Ese corazón enamorado nos ayudará a saber
encontrar la alegría verdadera y auténtica en el servicio a los demás, a pesar de los
sacrificios que conlleve. Porque darse sinceramente a los demás es de tal eficacia, que
Dios lo premia con una humildad llena de alegría.
Probablemente para muchos de nosotros la mayor revelación que hemos sentido en
nuestras vidas ha sido el gran sentido de paz y alegría que solo viene de ayudar a otras
personas, el desprenderme de mi mismo, para donarme al otro. Y es que la forma en
que más sentimos que estamos haciendo la voluntad de Dios ciertamente es cuando
hacemos algo en servicio de los demás. Pero, ¿Cómo sirvo a los demás? Estos son
algunos consejos:
 Aunque esté muy ocupado, siempre intente tener tiempo de calidad para los
demás.
 Trate a los demás como usted quisiera ser tratado.
 Intente ser un buen oyente, escuche más y hable menos.
 Ore por los demás.
 Tenga discusiones civilizadas con los que no piensan como yo, ante todo caridad
cristiana.
 Ser sincero es un regalo cuando se entrega con amor. Siempre trate de dar este
regalo a los que se encuentre.
 Ponga en contacto a los demás con personas y recursos que les puedan ayudar.
 Trate de dar no sólo su tiempo, sino también su talento y valor para servir y ayudar
a los menos afortunados que usted.
 Siempre trate de añadir valor a sus relaciones.
 Sirva a grandes causas y implíquese con ayuda de su familia y amigos.
Como reflexión final hagámonos las siguientes interrogantes ¿Cuándo fue la última vez
que me ofrecí a ayudar a alguien?, ¿comparto con los demás la alegría de servir?,
¿ayudo a otros incluso cuando me siento cansado o agotado?
Siempre recordemos las palabras de nuestra fundadora de MEV, dona Betty, “El que
sirve, sirve, y que no sirve, no sirve”, ciertamente nuestro propósito como seres humanos
y más aun como hijos de Dios, es servir a Dios y a los demás con entrega, así que
veamos el servicio como nuestro estilo de vida todos los días, y así podremos
experimentar el amor de Dios y la inmensa alegría que esto trae.
Referencias
https://es.aleteia.org/2015/10/06/3-maneras-de-simplificar-tu-vida/
http://dle.rae.es/?id=XhmNpPs
http://es.catholic.net/op/articulos/19455/cat/753/el-servicio-ver-a-jesus-en-el-
otro.html#modal
http://es.catholic.net/op/articulos/63099/el-amor-en-el-servicio-.html#modal
http://es.catholic.net/op/articulos/37439/cat/636/que-significa-servir.html#modal
https://www.corazones.org/diccionario/servir.htm
https://es.aleteia.org/2016/10/02/el-servicio-es-el-estilo-de-vida-cristiano/
https://catholic-link.com/joven-franciscano-encontro-verdadera-alegria/

You might also like