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¿Financiación ilegal de partidos

como lavado de dinero?


POR
DINO CARLOS CARO CORIA
-
DICIEMBRE 19, 2018

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“[La nueva ley] no crea un delito nuevo ni autónomo, esta pasa a ser una
modalidad atenuada de lavado de activos, las penas aprobadas son
menores”. “Observaré esta ley cuando sea remitida a mi despacho”, “es nefasta
[…]. No firmaré [la] autógrafa y someteré a votación la reconsideración
planteada”, han dicho respectivamente los presidentes de la República y
del Congreso, frente a la ley que penaliza la financiación ilegal de partidos. Y
tienen mucha razón.
La nueva ley, aprobada sin consenso, sin discusión técnica, sin segunda votación,
y al final de esta legislatura, tipifica la financiación ilegal como una forma
especial de lavado de activos. No crea un delito nuevo ni autónomo, esta pasa a
ser una modalidad atenuada de lavado de activos, las penas aprobadas son
menores.

Ello no se condice con la mayor carga probatoria para una condena


por financiación ilegal: se exige violar las prohibiciones de financiamiento
político (ley penal en blanco), pero la fuente debe además ser delictiva, y el autor
debe conocer (dolo directo) o presumir “razonablemente” dicho origen, exigencia
no prevista siquiera en la ley de lavado de activos. No se criminaliza
cualquier financiación partidaria prohibida sino únicamente las que tienen origen
criminal y si el receptor conoce plenamente o sospecha de ese origen.

Con ello se vacía de contenido el delito de financiación ilegal, sancionado en


otras legislaciones como Italia (1974, 1981), Francia (1988, 2017), Alemania
(1994), España (2015), Chile (2016) y Colombia (2017), por el solo hecho de
entregar o recibir aportes a un partido político violando las prohibiciones o
límites previstos en la legislación electoral, previéndose incluso agravantes si el
hecho es de especial impacto por la suma aportada o el delito se comete a través
de una organización criminal, pero nunca teniendo como exigencia que el dinero
tenga origen delictivo porque ello debe sancionarse como lavado de dinero.

De acuerdo con el flash a boca de urna de Ipsos Perú, la ciudadanía respaldó la


constitucionalización del delito de financiamiento ilegal, conforme al Proyecto
3186 ya aprobado por el Congreso el 4/10/18 y en manos del presidente de la
República, entonces será necesaria una tipificación autónoma, diferente
del lavado de activos. Ello dará lugar a una forma de inconstitucionalidad por
omisión, revisable por el Tribunal Constitucional, lo que implicará la derogación
del delito de financiación ilegal y la necesidad de una nueva regulación, con el
consiguiente caos para los procesos penales en trámites, dado que podrían
adaptarse a la nueva ley para, tras su derogación, retornar a los delitos de lavado.

De otra parte, la nueva ley prevé que las organizaciones políticas implementen de
modo voluntario y no obligatorio programas de cumplimiento. Pero los partidos
políticos deben ser sujetos obligados a reportar operaciones sospechosas ante la
Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), lo que requiere de
una ley del Congreso porque, según el artículo 3.4 de la Ley 29038, basta un
Decreto Supremo refrendado por el Ministerio de Economía y Finanzas y el
Ministerio de Justicia. Es absurdo, por ejemplo, que un notario o una agencia de
viajes deban reportar operaciones sospechosas de lavado y no así los partidos que
administran millones en cada campaña. Con ello los partidos deberán nombrar
oficiales de cumplimiento independientes, sin sujeción a la cúpula partidaria y
que velen por el registro veraz de los ingresos y gastos, la prohibición de
operaciones en efectivo y, de ser el caso, reporten las operaciones sospechosas
ante la UIF y el Ministerio Público. Estas obligaciones administrativas generarán
el deber partidario de conocer el origen y destino de los recursos, ya nadie podrá
alegar con éxito que no sabía, no conocía o no sospechaba.

Por último, la nueva ley establece que las opiniones de la ONPE “liberan de
responsabilidad penal”, regla inconstitucional porque la persecución del delito
depende de modo exclusivo y excluyente del Ministerio Público. Ningún órgano
administrativo puede vincular con sus opiniones o decisiones a la fiscalía que
goza de autonomía constitucional.

Pero en cualquier caso, si la ley llegara a entrar en vigor, sus tan generosas reglas
sí podrían ser usadas por los actuales investigados por recibir aporte de campaña
en el 2006, 2011, 2013 (no revocatoria) y 2016, poniendo trabas a los procesos
en curso, dado que en materia penal una ley posterior se puede aplicar a hechos
del pasado si es más beneficiosa para el imputado (retroactividad benigna).

https://legis.pe/financiacion-ilegal-partidos-lavado-dinero/
¿Contratos administrativos de
servicios en Essalud serían inválidos
desde su celebración?
¿Se debería aplicar lo establecido en la Ley 27056, que señala la improcedencia
de contratar a los trabajadores de Essalud mediante otra modalidad distinta a la
del régimen laboral de la actividad privada?
POR

CIRO DAVID RODRÍGUEZ DÍAZ

ENERO 17, 2018

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Sumario: 1. Introducción, 2. La ley de creación de Essalud, 3. Misma razón,
mismo derecho, 4. ¿La Ley 30555 reconoce implícitamente la celebración del
CAS en Essalud o es en realidad la forma de corregir sutilmente la invalidez
originaria de todos los CAS en Essalud?, 6. Conclusiones, 5. El principio de
progresividad.

1. Introducción,

Los CAS son y seguirán siendo un tema polémico al menos hasta que se llegue a
materializar por completo la Ley 29849 (ley que establece la eliminación
progresiva del Régimen Especial del Decreto Legislativo 1057 y otorga
derechos laborales)[1]. La polémica es tal que, este régimen de contratación ha
pasado hasta por un proceso de inconstitucionalidad[2] del que salió bien
librado; y gracias a ello logró ostentar la categoría de “contrato laboral”, aunque
para ello el TC utilizó argumentos insuficientes, aparentes, encaminados
subrepticiamente a finalidades públicas y económicas del Estado, sin
fundamentos realmente constitucionales.

Lea también: Cas. Lab. 7945-2014, Cusco: Obreros municipales no pueden


ser contratados bajo régimen CAS (precedente obligatorio)

Dada la falacia de los argumentos esgrimidos por el TC en el mencionado


proceso de inconstitucionalidad, es que hasta ahora se continúa cuestionando la
validez de los CAS, estableciéndose a nivel jurisprudencial causales de invalidez
basadas precisamente en la naturaleza laboral que otorgó el TC a dichos
contratos. Por ello se celebró el Segundo Pleno Jurisdiccional Supremo en
materia Laboral[3], donde la Corte Suprema de alguna manera intenta corregir la
endeble labor del Tribunal, estableciendo supuestos enunciativos de invalidez
del CAS, debiendo resaltarse el término “enunciativos”, ya que ello implica que
dichos supuestos regulados no son los únicos que existen y que puede haber
otros tantos que sirvan para acreditar dicha invalidez.

Lea también: Ley 30555 que incorpora al régimen 728 de Essalud a


trabajadores CAS
Como se ha mencionado de manera liminar, es precisamente esa categorización
como contrato laboral otorgado por el TC, el que ha sido el fundamento
facilitador para que los trabajadores esgriman principios de naturaleza
laboral y así puedan invalidar los CAS que tiranizaban sus derechos laborales.

En este punto, a modo ilustrativo, indicaría que dichos principios de naturaleza


laboral y que, sin embargo, no tienen acogida por la jurisprudencia, vienen a ser
los principios de continuidad y estabilidad laboral traducidos en su faceta
específica consistente en la contratación laboral a plazo indeterminado como
regla general, toda vez que, como bien mencionan Alarcón et al (2016)[4], la
contratación a plazo fijo –o modal– es la excepción a la regla y como tal, dada la
naturaleza tuitiva de toda contratación de carácter laboral (como lo es el CAS),
no resulta posible la renovación indeterminada sin causa objetiva razonable y sin
un límite de renovación, conforme se desprende de una interpretación contrario
sensu de la Casación 339-2005-Puno, donde refiriéndose al contrato modal, se
indicó que:

(…) Como resultado de este carácter excepcional limitado en el tiempo, la ley


establece formalidades, requisitos, condiciones, plazos especiales e incluso,
sanciones (…) [5].

Conforme se colige, la duración temporal de los contratos laborales debe ser


determinada mediante “un plazo especial”, esto es una característica inherente a
todo contrato laboral, por lo que reconocer al CAS como uno, implicaría de por
sí, que tenga también dichas características inherentes. Así también lo ha
indicado Héctor Cesar Guisado, quien ha referido que precisamente esa duración
determinada es “la particularidad esencial que caracteriza a esta modalidad
contractual (…)”[6]. Aquí es menester acotar que no se discute la
constitucionalidad o no del CAS, toda vez que los contratos modales son
constitucionales, dado que ello no es óbice para permitir su uso indiscriminado
e indeterminado.

Como se mencionó, la propia naturaleza tuitiva del derecho laboral no puede


permitir ello. Es mediante jurisprudencia de la Corte Suprema[7] que se
estableció que los contratos por servicio específico y/o obra determinada no
podían renovarse por más de ocho años, toda vez que la ley no establecía plazo
máximo alguno para la renovación, conforme sucede exactamente con el CAS.
Entonces, si pudo llegarse a establecer un plazo máximo para los contratos por
servicio determinado debido a su naturaleza laboral, ¿por qué no podría
aplicarse dicha situación a los CAS en general, dado que el propio TC ha
reconocido su naturaleza laboral y como tal le es aplicable también dichos
principios, sobre todo el de igualdad?

Lea también: ¿Cómo entender la prórroga automática del CAS a la luz de los
plenos supremos laborales de 2014 y 2016?

Aquí cabe destacar que, sorprendentemente, la sentencia de inconstitucionalidad


no realizó un análisis en ese extremo, dejando la puerta abierta (tal vez adrede)
para que algún perspicaz pueda percibirlo, ya que sus argumentos no se
pronuncian explícitamente sobre la posibilidad o no de las renovaciones
indefinidas del CAS, pese a que fue materia de cuestionamiento manifiesto en
la demanda de inconstitucionalidad de aquella vez. No obstante, lo mencionado
merece un planteamiento más amplio y dado que este no es el tema específico
que nos aborda en el presente artículo, nos es menester regresar al tema principal.

Así, volviendo al tema que nos convoca, tenemos que un cuestionamiento con
bastante asidero para rebatir el CAS se presentaría en las relaciones laborales
que celebra Essalud, ya que como se verá en los siguientes puntos, aquella
institución nunca debió celebrar contratos CAS, dado que existe una norma
específica que regula expresamente que los trabajadores de dicha entidad
tendrían que ser contratados bajo el régimen laboral de la actividad privada,
presentándose así, el mismo supuesto fáctico de los obreros municipales, por lo
que, misma razón mismo derecho. Más aún, si está de por medio el principio
de progresividad, el mismo que indica que cuando exista un régimen laboral que
haya reconocido mayores derechos laborales a un sector laboral, no puede
generarse luego, un régimen distinto que otorgue menores derechos laborales.

En ese sentido, en los siguientes puntos, se abordará y discutirá la norma


específica que reguló la contratación de los trabajadores de Essalud bajo el
régimen laboral de la actividad privada. Asimismo, se comparará el caso de los
trabajadores de Essalud con el caso de los obreros municipales, siendo que para
estos últimos existe abundante jurisprudencia. También, se hará alusión a la
reciente ley que regula el traspaso de los trabajadores CAS de Essalud al
régimen laboral de la actividad privada. Y se culminará con un desarrollo
breve de la aplicación del principio de progresividad al caso concreto.

2. La ley de creación de Essalud

Es menester empezar este apartado indicando que la existencia del régimen CAS,
no es óbice para que se incumplan otras normas no derogadas, de carácter
imperativo y que resultan más favorables para el trabajador, como es el caso
de la Ley de Creación del Seguro Social de Salud (ESSALUD), Ley 27056, la
misma que fue publicada el 30 de enero de 1999 y que se mantiene vigente,
surtiendo en teoría todos sus efectos.

Se refirió adrede el término “en teoría”, ya que con la expedición del Decreto
Legislativo 1057 (mediante el cual se crea el régimen CAS), se ha estado
incumpliendo lo normado por la Ley de Creación de Essalud, produciéndose así,
una coalición aparente entre dichos cuerpos legales, cuando ello nunca debió
ocurrir y por el contrario, aquellas debieron ser armonizadas por no existir
ningún tipo de contrariedad entre ellas, conforme se detallará en los siguientes
puntos.

Habiendo dicho lo anterior, corresponde citar lo prescrito en el artículo 16, inciso


1 de la Ley de Creación del Seguro Social de Salud (ESSALUD), dispositivo
legal que a la letra dice: “El personal del ESSALUD se mantiene en el régimen
laboral al que pertenece al momento de la promulgación de la presente Ley. Los
trabajadores que pudieran incorporarse a la entidad, se sujetarán al régimen
laboral de la actividad privada. Los trabajadores pertenecientes al régimen
público podrán mantenerse en el mismo con los beneficios y obligaciones que
esta conlleve u optar por trasladarse al régimen privado con sujeción a las
normas reglamentarias que se dicten al efecto”. Lo mismo se reiteró con mayor
contundencia en el Reglamento de la Ley indicada, texto normativo aprobado por
Decreto Supremo Nº 002-99-TR. Así tenemos que en el artículo 33 de dicho
reglamento se indicó categóricamente que: “El régimen laboral de ESSALUD es
el de la actividad privada. No procede incorporar a ESSALUD nuevos
trabajadores con otro régimen laboral. No obstante, para los actuales
trabajadores de ESSALUD, se mantendrá vigente el régimen laboral al que
pertenecían los trabajadores al momento de la promulgación de la ley. Los
trabajadores pertenecientes al régimen público podrán permanecer en el mismo,
con los beneficios y obligaciones que esta legislación les otorga u optar por
trasladarse al régimen privado”.

Como se aprecia de los textos normativos transcritos en el párrafo precedente,


aquellos son enfáticos y tajantes al establecer que no procede, de ninguna
manera, la posibilidad de que se incorporen trabajadores a Essalud, bajo un
régimen distinto al de la actividad privada. Entonces surge la interrogante, ¿por
qué se ha permitido la celebración de CAS en dicha entidad? Las respuestas
pueden ser diversas, sin embargo, consideramos que la principal causa de ello fue
el desconocimiento de lo regulado en la Ley de Creación de ESSALUD en todo
su espectro, así como el desconocimiento (por parte de las autoridades de
ESSALUD) de temas netamente legales, como son los principios jurídicos que
regulan las antinomias jurídicas, las reglas de interpretación de normas, las
reglas de aplicación de normas y principios laborales tuitivos.

Lea también: Sunat: Modifican normas para presentar solicitud de


acogimiento al régimen de sinceramiento de deudas por aportaciones a
EsSalud y ONP

Pese a lo mencionado, se ha expedido jurisprudencia que ha deslizado y ha


dejado entrever el craso error que viene cometiendo ESSALUD. Así tenemos que
el Tribunal Constitucional en la STC EXP. N.° 03350-2010-PA/TC –
AREQUIPA[8] señaló lo siguiente:

“Teniendo en cuenta que los trabajadores de ESSALUD pertenecen al régimen


laboral privado y al Decreto Supremo 003-97-TR, según lo dispuesto por el
artículo 16.1 de la Ley 27056, se evidencia que la recurrente ha incurrido en un
error al invocar la aplicación de la Ley 24041 –que únicamente es aplicable a
los trabajadores sujetos al régimen laboral público del Decreto Legislativo 276–
, por lo que en aplicación del principio iura novit curia corresponde adecuar su
pretensión a las normas que regulan el régimen laboral privado”.

Como se desprende de la sentencia transcrita, la normativa aplicable a


trabajadores de ESSALUD, es la del régimen laboral de la actividad privada, en
virtud de lo que establece su ley de creación. Sin embargo, cabe anotar que la
sentencia transcrita se refirió exclusivamente a la desnaturalización de contratos
de locación de servicios, no abordando para nada la posibilidad de invalidez de
los CAS bajo el mismo argumento. En los siguientes puntos indicaremos con
más detalle, la razón por la cual los CAS en ESSALUD deben ser inválidos sea
cual fuera su origen o antecedente contractual, es decir, siempre deberá ser
inválido per se; ya sea que la relación laboral se haya iniciado mediante la
celebración de un CAS, o que el CAS sea consecuencia del encubrimiento de un
contrato de locación de servicios desnaturalizado.

3. Misma razón, mismo derecho

Un tema álgido se presentó en los casos de los obreros municipales quienes


solicitaban la invalidez de sus CAS en virtud de lo que establecía el artículo 37
de la Ley 27972, Ley Orgánica de Municipalidades. Dicho dispositivo legal
refería literalmente que: “Los obreros que prestan sus servicios a las
municipalidades son servidores públicos sujetos al régimen laboral de la
actividad privada, reconociéndoles los derechos y beneficios inherentes a dicho
régimen”. Es en virtud de dicho dispositivo legal, que la jurisprudencia empezó a
amparar dichas pretensiones de invalidez de CAS, habiendo a la fecha abundante
jurisprudencia uniforme al respecto.

En efecto, entre dicha jurisprudencia tenemos, por ejemplo, la emitida por la


Segunda Sala de Derecho Constitucional y Social Transitoria de la Corte
Suprema, quienes mediante Cas. Laboral 7945-2014-Cusco, establecieron lo
siguiente:

Debemos señalar que el régimen laboral de los obreros municipales al servicio


del Estado, ha transitado tanto por la actividad pública como por la privada; tal
es así, que la Ley N° 23853, Ley Orgánica de Municipalidades, publicada el
nueve de junio de mil novecientos ochenta y cuatro, estableció de forma expresa
en el texto original de su artículo 52° que los obreros de las municipalidades
eran servidores públicos sujetos al régimen laboral de la actividad pública; sin
embargo, dicha disposición fue modificada por el Artículo Único de la Ley N°
27469, publicada el uno de junio de dos mil uno, estableciendo que el régimen
laboral sería el de la actividad privada.
(…) Teniendo en cuenta lo expresado en los considerandos anteriores, esta
Suprema Sala adopta como criterio de interpretación de los alcances del artículo
37° de la Ley N° 27972, Ley Orgánica de Municipalidades, el siguiente: Los
trabajadores que tienen la condición de obreros municipales se encuentran
sujetos al régimen laboral de la actividad privada regulado por el Texto Único
Ordenado del Decreto Legislativo N° 728, Ley de Productividad y
Competitividad Laboral, aprobado por Decreto Supremo N° 003-97-TR; en
consecuencia, en ningún caso pueden ser contratados bajo el régimen especial
de contratación administrativa de servicios [9].

Del mismo modo, en el Segundo Pleno Jurisdiccional Supremo en Materia


Laboral del 2014, se acordó en el Tema I, Sub-Tema 6 (referido al órgano
competente para conocer demandas de trabajadores municipales), lo
siguiente:

El órgano jurisdiccional competente es el juez laboral en la vía del proceso


ordinario o abreviado laboral según corresponda, dependiendo de la
pretensiones que se planteen; pues de conformidad con el artículo 37 de la Ley
27972, Ley Orgánica de Municipalidades, los obreros municipales se encuentran
bajo el régimen laboral de la actividad privada y como tales, no están obligados
a agotar la vía administrativa para acudir al Poder Judicial [10].

Cabe indicar que el Tribunal Constitucional se ha acogido al razonamiento de la


Corte Suprema como se evidencia en el Expediente 2168-2013-PA/TC, en
donde concluyeron que:

Respecto a la naturaleza de las labores que desarrolló el recurrente, este


Colegiado estima que no pueden considerarse eventuales, toda vez que, como lo
ha establecido en reiterada y uniforme jurisprudencia, la labor del personal de
seguridad ciudadana constituye una prestación de naturaleza permanente en el
tiempo, por ser una de las funciones principales de las municipalidades, por lo
que no se justifica que se prescinda de la prestación de sus servicios; dado que,
como es evidente, no se puede prescindir del servicio de seguridad ciudadana
porque, como ya se dijo, esta obedece a una necesidad permanente que debe ser
satisfecha por todo gobierno local [11].
De la sentencia transcrita del Tribunal Constitucional, se puede colegir que se
hace referencia al régimen laboral de obreros municipales, determinándose así,
que su régimen laboral es de la actividad privada.

Como se desprende de lo desarrollado, no existe más discusión respecto al


régimen laboral de los obreros municipales, tendencia jurisprudencial a la cual
se arribó por la aplicación de principios jurídicos tales como el principio de
progresividad, el principio pro – operario o el principio de irrenunciabilidad de
derechos. Asimismo, se procuró que no haya colisión alguna con el Decreto
Legislativo que reguló el CAS, al efectuarse una interpretación que haga
coherente el sistema jurídico y así se evite una confrontación innecesaria entre lo
regulado en la Ley Orgánica de Municipalidades con lo regulado en el Decreto
Legislativo 1057, descartándose de esa manera las antinomias jurídicas, debido a
una correcta aplicación de principios como máximas de optimización del sistema
jurídico.

Se menciona lo anterior, ya que hubiese sido un desfogue facilista, basado en una


aplicación sesgada, restringida y literal del derecho que la jurisprudencia optara
por preferir y dar prevalencia al CAS, siendo una regulación posterior a la
contenida en la Ley Orgánica de Municipalidades. Esta situación también se
presenta en el caso concreto, toda vez que la Ley de Creación de Essalud, es
también una norma previa al régimen CAS, por lo que en virtud de los principios
aludidos (principalmente el principio de progresividad) tampoco es posible la
utilización del CAS respecto a los trabajadores de Essalud.

Lea también: Declaran inconstitucional resolución de Essalud que exigía


reconocimiento judicial o notarial para acreditar unión de hecho

De otro lado, entre los argumentos en que se basó la jurisprudencia citada, se


arguyó que debido a la naturaleza y particularidades de la labor de obrero
municipal, resultaba razonable que su régimen fuera el privado; la misma
situación que se presenta en el caso de los trabajadores de Essalud, ya que como
se verá en el siguiente punto, la exposición de motivos de la Ley 30555 ha
reafirmado que la propia naturaleza de las labores que cumple el personal
de Essalud, obliga a que aquellos estén sujetos al régimen laboral de la actividad
privada.
Como colofón a este apartado, no queda más que decir que los trabajadores de
ESSALUD están en la misma o hasta en mejor posición que los obreros
municipales para solicitar que sus CAS sean declarados inválidos, ya que como
se ha podido cotejar, su situación de hecho es idéntica a la de los obreros
municipales, por tener una norma previa que le reconocía un régimen laboral más
beneficioso, norma que además es mucho más enfática que la Ley Orgánica de
Municipalidades, al establecer que toda contratación bajo un régimen distinto es
improcedente, consecuencia jurídica expresada de manera más explícita y
tajante. Asimismo, la naturaleza de las actividades desarrolladas por personal de
ESSALUD son de una característica especial, argumento similar que utilizó la
jurisprudencia para determinar que los obreros municipales sólo pueden ser
contratados en el régimen laboral de la actividad privada.

4. ¿La Ley 30555 reconoce implícitamente la celebración del CAS en


Essalud o es en realidad la forma de corregir sutilmente la invalidez
originaria de todos los CAS en Essalud?

Como es sabido, el 26 de abril del presente año se publicó la Ley 30555[12] que
establece el traspaso de los trabajadores de Essalud (trabajadores profesionales,
no profesionales, asistenciales y administrativos) del régimen CAS al régimen
laboral de la actividad privada. Una iniciativa a priori loable, aunque cabe
preguntarse si realmente dicha iniciativa no tuvo como finalidad subrepticia la
corrección de un craso error en las contrataciones de personal en dicha
institución, que además no ha sido corregido por completo, toda vez que del texto
de la norma aludida se aprecia que su supuesto solo está restringido a personal
que haya cumplido ciertas condiciones previas, como es el requisito de contar
con dos años de labores continuadas, por lo que el personal que no cumpla
ello, seguirá inmerso en un régimen CAS inválido per se y que vulnera sus
derechos laborales.

Pese a lo dicho, lo rescatable de la norma en cuestión, es que aquella no hace más


que reafirmar el hecho que los trabajadores de Essalud siempre debieron ser
contratados bajo el régimen de la actividad privada y solo se ha expedido
dicha ley, a efectos de subsanar ello. Lo indicado precedentemente, se evidencia
de la exposición de motivos[13] de la referida ley, la que indica que:
(…) La inestabilidad laboral del personal de cualquier organización crea un
malestar natural o descontento institucional que se traduce en el mal clima
organizacional y que necesariamente se traduce en el incumplimiento de la
misión y de los objetivos institucionales, lo que en el caso de la salud no puede
permitirse de ninguna manera.

La exposición de motivos reconoce que nunca debió contratarse mediante CAS,


aceptando implícitamente que siempre debió contratarse bajo el régimen privado
de acuerdo a su ley de creación, siendo que precisa literalmente, que la
inestabilidad laboral no puede permitirse en “salud” ya que ello perjudica el
logro de su misión y objetivos como entidad.

La exposición de motivos continúa señalando que:

(…) A esto debe sumarse una larga lista de derechos laborales de los que los
trabajadores del Régimen Laboral del Contrato Administrativo de Servicios –
CAS no gozan, a diferencia de sus compañeros que laboran en otros regímenes
laborales, lo que ocasiona una discriminación injusta.

Aquí la exposición de motivos vuelve a reconocer que dicha situación nunca


debió darse en Essalud, conforme lo estableció su ley de creación, dado que los
CAS en dicha dependencia generan discriminación y todo acto que sea
discriminatorio es, per se, inválido de acuerdo al Artículo V del Título Preliminar
del Código Civil. Como se puede apreciar hasta el momento, la exposición de
motivos empieza justificando la razón, por la cual, el personal de Essaluddebe
estar sujeto al régimen laboral de la actividad privada, dejando entrever que dicha
justificación no es debido a un hecho suscitado de manera reciente, sino que se
trata de una situación preexistente. En ese sentido, si la razón de ser de la
mencionada norma se basa en una situación que se suscitó desde el principio,
resulta más que evidente que el CAS en Essalud nunca debió configurarse,
conforme así lo estableció la ley de creación de Essalud.

Por último, la exposición de motivos concluye diciendo que:

(…) Finalmente, la aprobación de una norma como la propuesta es un paso


fundamental para el cierre de la brecha de recursos humanos que existe en el
Seguro Social De Salud. En efecto, el problema de brecha de recursos humanos
implica necesariamente la existencia de labores de carácter permanente que se
encuentran insatisfechas, por lo que dicho problema no se puede resolver de
modo definitivo mediante la creación de puestos de trabajo temporales (…).

Aquí se reitera que la naturaleza de la finalidad pública de Essalud y su


actividad, no pueden ser satisfechas de ninguna manera por los CAS, por lo que
otra vez queda en evidencia que Essalud siempre debió contratar bajo el
Régimen Laboral de la Actividad Privada. Esta conclusión ha sido adecuada al
caso de Essalud por haber sido extrapolada del Informe Legal N° 330-2012-
SERVIR/GG-OAJ[14] de fecha once de abril de dos mil doce, donde se concluyó
que:

“El criterio señalado en el Informe Legal N° 378-2011-SERVIR/GG-OAJ


responde a un análisis de la evolución normativa del régimen laboral de los
obreros municipales en nuestro ordenamiento nacional, atendiendo a las
particularidades de dichos trabajadores, por lo que no es posible realizar una
interpretación extensiva del criterio utilizado en el referido informe para todos
los trabajadores que cuentan con un régimen especial.”

Lea también: Criterios reiterados y uniformes del TC constituyen


jurisprudencia de observancia obligatoria

De lo anterior, ya es factible aseverar que Essalud ha estado inmerso en un craso


error todo este tiempo, al haber dado cabida a la existencia del CAS dentro de su
institución. Es así que en el siguiente apartado, se desarrollará un argumento
adicional de peso que terminará por decantar y favorecer la tesis planteada al
comienzo de este artículo.

5. El principio de progresividad

Como bien sabemos, los principios son máximas de optimización. Cada que vez
que nos encontramos ante un caso difícil en el que la regla de conducta presente
divergencias, problemas o no sea suficiente; siempre los principios estarán
prestos para solucionar el problema con buen criterio de conciencia y de justicia.
Es así que en el tema que nos ocupa existe un principio muy importante
con reconocimiento internacional, este es el principio de progresividad.
El principio de progresividad, que en sentido negativo adopta la denominación de
principio de no regresividad, es un principio de corte tuitivo, lo que hace
que calce perfectamente en el ámbito del derecho laboral. Este principio ha
merecido tratamiento doctrinario y jurisprudencial. Así, en el fuero doctrinal
tenemos a F. Ramírez y R. Chávez (2017) quienes al respecto han indicado lo
siguiente:

(…) En cuanto a la dimensión de no regresividad del principio constitucional en


comentario, este implica justamente la imposibilidad de que se reduzca o elimine
la protección o reconocimiento de un derecho o condición ya otorgada al
trabajador, debiendo primar el criterio de conservación o no derogación del
régimen más favorable para este; por tanto el Estado no puede emitir una
medida legislativa tendiente a disminuir o eliminar un derecho o situación
jurídica ya reconocida la parte más débil de la relación laboral (…) [15].

En esa misma línea tenemos también a Omar Toledo Toribio, quien citado
también por F. Ramírez y R. Chávez, indica lo siguiente:

De las normas internacionales antes citadas se puede colegir que en relación a


los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, (…), existe la obligación de los
Estados partes de garantizar la progresividad de los mismos de lo que se
desprende como consecuencia la prohibición de regresividad de ellos. En
función a lo regulado por los instrumentos internacionales antes descritos se ha
llegado a considerar que el principio de progresividad de los DESC contiene
una doble dimensión: la primera a la que podemos denominar positiva, lo cual
está expresado a través del avance gradual en orden a la satisfacción plena y
universal de los derechos tutelados, que supone decisiones estratégicas en miras
a la preeminencia o la postergación de ciertos derechos por razones sociales,
económicas o culturales y la otra a la que podemos denominar negativa que se
cristaliza a través de la prohibición de retorno, o también llamado principio de
no regresividad [16].

Como se desprende de lo transcrito, el principio tratado se encuentra plasmado en


instrumentos internacionales como son la Convención Americana de Derechos
Humanosque en su artículo 26 prescribe que:
Los Estados Partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel
interno como mediante la cooperación internacional, especialmente económica y
técnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que se
derivan de las normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura,
contenidas en la Carta de la Organización de los Estados Americanos,
reformada por el protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos
disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados.

De otro lado, está también el artículo 2.1. del Pacto Internacional de los
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que a la letra dice:

(…) cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a


adoptar medidas, tanto por separado como mediante la asistencia y la
cooperación internacionales, especialmente económicas y técnicas, hasta el
máximo de los recursos de que disponga, para lograr progresivamente, por
todos los medios apropiados, inclusive en particular la adopción de medidas
legislativas, la plena efectividad de los derechos aquí reconocidos.

Las normas internacionales arriba transcritas han sido ratificadas por nuestro
Estado, ergo, son de observancia obligatoria, por lo que los jueces en cada caso
concreto que se les presente, debiesen tender a un control de
convencionalidad, a efectos de no vulnerar un principio tan importante como el
desarrollado.

Ahora, mediante Informe Legal N° 378-2011-SERVIR/GGOAJ de fecha


cuatro de mayo de dos mil quince, se concluyó que:

(…) los obreros al servicio de los gobiernos locales se encuentran sujetos al


régimen laboral de la actividad privada, no resultando conveniente su
contratación bajo el régimen laboral especial de contratación administrativa de
servicios, por cuanto ello implicaría desconocer la evolución que ha tenido la
regulación normativa municipal sobre el régimen laboral de dichos
servidores [17].

De lo anterior, se colige que a nivel del Tribunal Servir se reconoce la aplicación


del principio de progresividad, siendo que procuran no desconocer la evolución
normativa laboral que pudiera haberse presentado en algún sector económico
como lo es el caso de los obreros municipales, o como lo es también, el caso de
los trabajadores de ESSALUD.

Pese a lo mencionado, podría darse argumentos en contra de lo vertido hasta el


momento, en el entendimiento de que todo principio no es absoluto, por lo que
podrían haber detractores que refieran que el principio de no regresividad debe
ser relativizado en el tema que nos ocupa. Al respecto es menester citar a
nuestro Tribunal Constitucional, entidad que ha indicado lo siguiente:

Este principio –de progresividad– supone que las medidas que debe adoptar el
Estado con referencia a la plena efectividad de dichos derechos no puede ser
‘regresivas’, esto es, no pueden ser medidas que generan un estado de cosas o
una situación que sea más perjudicial que la que se encuentre efectivamente
establecida. Sin embargo, este principio tampoco supone la absoluta
imposibilidad de limitar los avances efectuados por el Estado en materias de
derechos sociales, siempre y cuando existan razones de interés general que así lo
justifiquen [18].

Como se colige de lo expresado por el Tribunal Constitucional, cabe la


posibilidad, que por motivos razonables vinculados al interés general se tenga
que limitar el principio de progresividad, no obstante, consideramos que ello no
acontece en el tema tratado, ya que como se ha podido observar cuando se
abordó la exposición de motivos de la Ley 30555, aquella es expresa al
establecer que es precisamente ese interés general el que motiva que una entidad
como ESSALUD –en atención a la naturaleza y utilidad social de los servicios
que brinda– se acoja al régimen laboral de la actividad privada. Por supuesto,
este régimen debió regir desde el comienzo ya que el estado de cosas no ha
diferido desde el nacimiento de aquella institución. Es por ello, que la ley de
creación de dicha entidad, estableció de manera categórica que resultaba
improcedente cualquier otra contratación de personal que no se sujetara al
régimen laboral de la actividad privada, lo que lamentablemente, no se ha
cumplido.

De lo vertido, queda de manifiesto que el principio de no regresividad debe


irradiar sus efectos en el tema abordado, a efectos de salvaguardar los derechos
laborales de los trabajadores en ESSALUD.
6. Conclusiones

 De lo desarrollado ha podido inferirse que los trabajadores de ESSALUD nunca


debieron verse afectados por el CAS, ya que como se ha mencionado, existe una
norma vigente, como es la Ley de Creación de ESSALUD, que de manera expresa
señala que el régimen laboral de los trabajadores de dicha institución, es el régimen
que regula el Decreto Legislativo 728.
 Lo mencionado encuentra mayor sustento cuando existe jurisprudencia que
sustancialmente ya se ha pronunciado sobre un supuesto igual al mencionado, como
es el caso de los obreros municipales. Es así que aplicándose la teoría del
precedente, no existe razón justificante alguna para que dicho criterio
jurisprudencial no puede aplicarse también a los trabajadores de ESSALUD, ya que
no debemos olvidar que, a misma razón, mismo derecho. De esta manera, estaremos
dando congruencia y seguridad jurídica a un sistema jurisprudencial que resulta de
vital importancia para el desarrollo de un sistema jurídico.
 La situación irregular que se ha suscitado en ESSALUD al contratarse trabajadores
mediante CAS, ha intentado menguarse y corregirse mediante la expedición de
la Ley 30555, no obstante, creemos que dicha finalidad perseguida
subrepticiamente, no ha podido cumplirse a cabalidad, toda vez que dicha normativa
aún tiene supuestos no regulados. En ese sentido aún es una interrogante saber que
sucederá con los trabajadores de ESSALUD que no cumplan los requisitos
descritos en el dispositivo legal aludido, para incorporarse al régimen privado.
Evidentemente, aquellos seguirán en la incertidumbre y sus derechos laborales
seguirán siendo vulnerados.
 De otro lado, no debemos dejar de lado que la tesis planteada encuentra soporte en
un principio, que como ya mencionamos, son las fuentes de derecho que inspiran
la regulación, ergo, son el fundamento principal para lograr realmente la finalidad
del Estado y la sociedad, que viene a ser la protección de la dignidad humana. En
ese sentido, al ser los jueces operadores principales del derecho, deben adoptar y
aplicar con primacía los principios generadores de todo la parafernalia normativa, ya
que de esa manera, se dará valor y significado a dichas reglas de conducta, de lo
contrario, estaremos cayendo en el facilismo de la aplicación casi literal de
normatividad de rango inferior, que no es propio de las personas en las que
reposa la responsabilidad de hacer verdadera justicia. Por lo tanto, creemos que
el fundamento principal para sustentar la tesis planteada en el presente artículo,
viene a ser la aplicación de un principio de rango más allá del constitucional.

7. Referencias bibliográficas

 ALARCÓN SALAS, Magaly, CADILLO ÁNGELES, Carlos, CASTAÑEDA


VELÁSQUEZ, Elvira, CASTRO POSADAS, Eric, DELGADO DE MARKY,
Elizabeth, DÍAZ RODRÍGUEZ, Pedro, DURAND BUSTAMANTE, Katherine,
GIRAO LA ROSA, Juan Carlos, HIGA GARCÍA, Alfonso, LAGOS GUTIÉRREZ,
Cynthia, MATALLANA RUÍZ, Roberto, MAZA GÁLVEZ, Fabiola, MEJÍA
MADRID, Renato, MERCADO VILLARÁN, Eduardo, MORALES ARENAS,
Aracelli, MORALES POMASONCCO, Carlos, ORTEGA CHICO, Carmen, ORTIZ
HIDALGO, Gonzalo, PAREDES VEREAU, María José, POICÓN FLORES,
Mariela, QUIÑONES INFANTE, Sergio, RODRÍGUEZ GARCÍA, Fernando,
ROMERO JARAMILLO, María Pía, SANTA CRUZ BUSTILLOS, Luis,
TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge, TRELLES GARRIDO LECCA, Arturo,
VILLALOBOS MORALES, Carol, VINATEA RECOBA, Luis, ZARINS
WILDING, Flavia, NELLA SAVALA Jimeno, ZUBIATE CHÁVEZ,
Carmen. Comentarios a la Ley de Productividad y Competitividad Laboral: 25
Ensayos que analizan la reforma laboral Individual. Primera edición, Gaceta
Jurídica, Lima, 2016
 TOLEDO TORIBIO, Omar. “El principio de progresividad y no regresividad en
materia laboral”. Gaceta Constitucional. Tomo 44, Lima, Agosto 2011.
 RAMÍREZ SANCHEZ, Felix y CHÁVEZ ALVA, Roger. “La Invalidez de los CAS
en el caso de los ex servidores de servicios no personales y su relación con el
principio de progresividad”. En: Soluciones Laborales, Año 10, Número 113, El
Búho, Lima, Mayo 2016

[1] La Ley 29849, Ley que establece la eliminación progresiva del Régimen
Especial del Decreto Legislativo 1057 y otorga derechos laborales, señala en su
primera y segunda disposición complementaria transitoria la eliminación del
Régimen Laboral Especial del Decreto Legislativo 1057 que se producirá de
manera gradual a partir del año 2013, con la implementación del Régimen del
Servicio Civil; asimismo se dispone que para efectos de la aplicación de las
medidas contenidas en dicha norma, el Contrato Administrativo de Servicios es
considerada como una modalidad especial de contratación laboral privativa del
Estado, además se precisa que no se consideran servicios personales para efectos
de las medidas de austeridad en materia de personal contenidas en las leyes
anuales de presupuesto.

[2] STC Exp. N° 0002-2010-PI/TC. (…) 19. Por ello, este Colegiado concluye
expresando que el contenido del contrato regulado en la norma impugnada tiene
las características de un contrato de trabajo y no de un contrato administrativo,
en la medida en que prevé aspectos tales como la determinación de la jornada de
trabajo (que implica incluso determinar el horario de trabajo, pues de lo
contrario sería imposible controlar la jornada semanal), así como los descansos
semanales y anual. Cabe considerar también que la denominación dada por el
legislador a la norma cuestionada resulta, cuando menos, imprecisa, dado que le
pretende conferir un significado distinto al contenido que regula. (resaltado
agregado)

[3] Segundo Pleno Jurisdiccional Supremo en Materia Laboral, 2014,


disponible aquí.

[4] Alarcón Salas, Magaly, Cadillo Ángeles, Carlos, Castañeda Velásquez,


Elvira, Castro Posadas, Eric, Delgado de Marky, Elizabeth, Díaz Rodríguez,
Pedro, Durand Bustamante, Katherine, Girao La Rosa, Juan Carlos, Higa García,
Alfonso, Lagos Gutiérrez, Cynthia, Matallana Ruíz, Roberto, Maza Gálvez,
Fabiola, Mejía Madrid, Renato, Mercado Villarán, Eduardo, Morales Arenas,
Aracelli, Morales Pomasoncco, Carlos, Ortega Chico, Carmen, Ortiz Hidalgo,
Gonzalo, Paredes Vereau, María José, Poicón Flores, Mariela, Quiñones Infante,
Sergio, Rodríguez García, Fernando, Romero Jaramillo, María Pía, Santa Cruz
Bustillos, Luis, Toyama Miyagusuku, Jorge, Trelles Garrido Lecca, Arturo,
Villalobos Morales, Carol, Vinatea Recoba, Luis, Zarins Wilding, Flavia, Nella
Savala Jimeno, Zubiate, Chávez, Carmen. Comentarios a la Ley de
Productividad y Competitividad Laboral: 25 Ensayos que analizan la reforma
laboral Individual. Primera edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2016, p. 123.

[5] Corte Suprema. Casación 339-2005, Puno.

[6] Guisado, Héctor. El objeto del contrato de trabajo. Tratado de Derecho de


Trabajo, Tomo II, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2008, p. 467.
[7] Corte Suprema, Casación 1009-2004, Lima; Corte Suprema, Casación 1004-
2004, Tacna.

[8] STC EXP. N.° 03350-2010-PA/TC, Arequipa.

[9] Corte Suprema, Cas. Lab. 7945-2014, Cusco.

[10] Segundo Pleno Jurisdiccional Supremo en Materia Laboral (2014). Tema I:


Tutela Procesal de los Trabajadores del Sector Público, Sub Tema 6: ¿Cuál es el
órgano competente para conocer demandas planteadas por obreros municipales?,
recuperado de
https://scc.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/6ae5488044d2d09da6caff1252eb7eb2/Inf
orme%2By%2BActa%2BII%2BPleno%2BJurisdiccional%2BSupremo%2Ben%
2BMateria%2BLaboral.pdf?MOD=AJPERES

[11] STC Expediente N° 2168-2013-PA/TC.

[12] Congreso de la República del Perú, Ley 30555: Ley que incorpora al
régimen laboral del Decreto Legislativo 728 a los trabajadores profesionales, no
profesionales, asistenciales y administrativos de ESSALUD que se encuentra
bajo el régimen de contratación administrativa de servicios. Lima: 26 de abril de
2017.

[13] Exposición de Motivos de la Ley 30555, ver en:


<http://www.leyes.congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Proyectos_de_Ley_
y_de_Resoluciones_legislativas/PL0032220160928.pdf>

[14] SERVIR. Informe Legal N° 330-2012-SERVIR/GG-OAJ, 11 de abril del


2012, recuperado de
http://storage.servir.gob.pe/normatividad/Informes_Legales/2012/InformeLegal_
0330-2012-SERVIR-OAJ.pdf

[15] Ramírez Sanchez, Felix y Chávez Alva, Roger. “La Invalidez de los CAS en
el caso de los ex servidores de servicios no personales y su relación con el
principio de progresividad”. En: Soluciones Laborales, Año 10, Número 113, El
Búho, Lima, Mayo 2016, p. 126-128.
[16] Toledo Toribio, Omar. El principio de progresividad y no regresividad en
materia laboral.Gaceta Constitucional. Tomo 44, Lima, agosto de 2011, pp.218-
226.

[17] SERVIR. Informe Legal N° 378-2011-SERVIR/GGOAJ, 04 de mayo de


2015, recuperado de
http://storage.servir.gob.pe/normatividad/Informes_Legales/2011/InformeLegal_
378-2011-SERVIR-OAJ.pdf

[18] STC Exp. N° 020-2012-AI/TC.

https://legis.pe/contratos-administrativos-servicios-essalud-serian-invalidos-celebracion/
https://legis.pe/nulo-despido-trabajador-despedido-pocos-dias-afiliarse-a-sindicato-
empleador-diga-desconocer-existencia/

https://legis.pe/incluyen-grana-montero-iccgsa-jj-camet-terceros-civilmente-responsables-
caso-interoceanica/

https://legis.pe/cas-lab-3776-2015-la-libertad-diferencian-efectos-demanda-nulidad-despido-
nulo-despido-fraudulento/

¿En qué se diferencian los efectos de


la demanda de nulidad de despido
nulo y despido fraudulento? [Cas.
Lab. 3776-2015, La Libertad]
POR

TANIA PEREYRA VILLAR

NOVIEMBRE 10, 2017

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Sumilla. El despido fraudulento y el despido nulo, son dos tipos de despido
distintos uno del otro, por lo que los alcances del artículo 40º del Texto Único
Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y
Competitividad Laboral, aprobado por el Decreto Supremo N° 003-97-TR, se
encuentra referida al pago de las remuneraciones devengadas en un supuesto
único y excepcional como es el pago de períodos no laborados derivados de un
despido nulo; por lo que no resulta aplicable por interpretación extensiva ni por
analogía a otros supuestos no previstos expresamente en la ley, en la medida que
el despido fraudulento tiene como consecuencia únicamente la reposición.
Fundamento destacado: Décimo Cuarto.- Conforme a lo expuesto, no es posible
equiparar los efectos reparadores e indemnizatorios derivados de un proceso
de nulidad de despido en el que cabe pagar remuneraciones caídas, con la de
un proceso por despido fraudulento, por tener distinta naturaleza, por lo que
no es viable aplicar el artículo 40° del Decreto Supremo N° 003-97-TR,
prevista para casos de despido nulopor causales establecidas en el artículo
29° del referido Decreto Supremo; máxime si durante el período de cese, no
hubo una contraprestación efectiva de labores por parte del demandante
frente a lo cual pudiera surgir la obligación de pago remunerativo, y de los
beneficios sociales que se hubieran generado en el período demandado,
puesto que la inviabilidad del cobro de remuneraciones y beneficios sociales
devengados por un período no laborado, no implica que el derecho a
la reposición al puesto de trabajo vía proceso ordinario laboral, no pueda ser
reclamado vía una acción indemnizatoria ante la verosimilitud de la
existencia de daños al impedirse el ejercicio de los derechos del trabajador,
de acuerdo al Primer Pleno Jurisdiccional Supremo en materia laboral
llevado a cabo los días cuatro y catorce de mayo de dos mil doce; por
consiguiente, no corresponde el otorgamiento de remuneraciones
devengadas para el caso de reposición por despido incausado o fraudulento;
evidenciándose que el Colegiado Superior ha incurrido en infracción
normativa del artículo 40° del Texto Único Ordenado del Decreto
Legislativo N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral,
aprobado por el Decreto Supremo N° 003-97-TR.

Lea también: Nuevos criterios en la indemnización por daños y perjuicios en casos


de despido incausado y fraudulento

Sumilla. El despido fraudulento y el despido nulo, son dos tipos


de despido distintos uno del otro, por lo que los alcances del artículo 40º del
Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y
Competitividad Laboral, aprobado por el Decreto Supremo N° 003-97-TR, se
encuentra referida al pago de las remuneraciones devengadas en un supuesto
único y excepcional como es el pago de períodos no laborados derivados de
un despido nulo; por lo que no resulta aplicable por interpretación extensiva ni
por analogía a otros supuestos no previstos expresamente en la ley, en la medida
que el despido fraudulento tiene como consecuencia únicamente la reposición.

SEGUNDA SALA DE DERECHO CONSTITUCIONAL Y SOCIAL


TRANSITORIA

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA

CASACIÓN LABORAL N° 3776-2015, LA LIBERTAD

Reposición por despido fraudulento y otros


PROCESO ORDINARIO NLPT

Lima, diez de agosto de dos mil dieciséis.

VISTA

La causa número tres mil setecientos setenta y seis, guion dos mil quince, guion
La Libertad, en audiencia pública de la fecha; y producida la votación con arreglo
a ley, se emite la siguiente sentencia:

Lea también: Cas. Lab. 13768-2016, Lambayeque: Fijan pautas para el despido
por tardanzas reiteradas

MATERIA DEL RECURSO

Se trata del recurso de casación interpuesto por la parte demandada, Telefónica


del Perú S.A.A., mediante escrito de fecha trece de febrero de dos mil quince,
que corre en fojas setecientos sesenta a setecientos ochenta y cuatro, contra la
sentencia de vista contenida en la resolución de fecha veintitrés de enero de dos
mil quince, que corre en fojas setecientos veintitrés a setecientos cincuenta y dos,
que revocó la sentencia apelada contenida en la resolución de fecha seis de
octubre de dos mil catorce, que corre en fojas seiscientos setenta y ocho a
seiscientos noventa y tres, que declaró infundada la demanda; reformándola
declararon fundada; en el proceso ordinario laboral seguido por Javier Richard
Araujo Rocha; sobre reposición por despido fraudulento y otros.

CAUSAL DEL RECURSO

Por resolución de fecha veinticuatro de mayo de dos mil dieciséis, que corre en
fojas ciento cuarenta y cinco a ciento cuarenta y nueve del cuaderno de casación,
se declaró procedente el recurso interpuesto por las siguientes causales: a)
Infracción normativa por contravención de los incisos 3) y 5) del artículo 139° de
la Constitución Política del Perú; y b) Infracción normativa por aplicación
indebida del artículo 40° del Decreto Supremo 003-97-TR; correspondiendo a
este Colegiado Supremo emitir pronunciamiento de fondo sobre dichas causales.

CONSIDERANDO

Primero.- Trámite del proceso

El actor interpuso demanda de fecha veinticinco de julio de dos mil doce, que
corre en fojas ciento dieciocho a ciento treinta y seis, subsanada en fojas ciento
ochenta, solicitando como pretensión principal la impugnación de su despido
fraudulento, al habérsele imputado hechos falsos; y de forma acumulativa se
declare la nulidad de su despido por causal de afiliación sindical y por
incumplimiento del principio de inmediatez; en consecuencia, se ordene
la reposición en el cargo que venía desempeñando; así como el pago de las
remuneraciones y beneficios dejados de percibir.

Lea también: Cas. Lab. 12737-2016, Lima: Si el trabajador cobró indemnización


por despido no puede pretender tutela restitutoria

Segundo. – La jueza del Tercer Juzgado Especializado de Trabajo de Trujillo de


la Corte Superior de Justicia de La Libertad, mediante sentencia de fecha seis de
octubre de dos mil catorce, que corre en fojas seiscientos setenta y ocho a
seiscientos noventa y tres, declaró infundada la demanda tras considerar que
existe prueba razonable de la existencia de los hechos imputados al demandante;
habiendo recibido el empleador suficientes elementos de juicio para adoptar la
decisión de despedirlo. Asimismo, de los actuados advierte que la empresa
emplazada ha cumplido con el procedimiento para el despido establecido en los
artículos 31° y 32° del Decreto Supremo N° 003-97-TR, respetando el debido
procedimiento y el derecho de defensa del actor, tipificando las faltas graves
atribuidas a su persona. En cuanto al despido nulo por afiliación sindical, acota
que si bien se encuentra probado que el accionante ejercía cargo sindical; sin
embargo, ello no implica que los hechos le hayan sido atribuidos por desempeñar
dicho cargo, sino por el incumplimiento de sus obligaciones laborales.
Finalmente, en relación a la aplicación del principio de inmediatez, refiere que
desde la ocurrencia de los hechos y el cese del demandante han transcurrido más
de cien (100) días, en los cuales se ha desarrollado un trámite administrativo de
indagación e investigación, aunado a ello, el hecho de que el actor se encontraba
de vacaciones en parte de dicho período.

Sin embargo, el Colegiado Superior de la Primera Sala Especializada Laboral de


la referida Corte Superior mediante sentencia de vista de fecha veintitrés de enero
de dos mil quince, que corre en fojas setecientos veintitrés a setecientos
cincuenta y dos, revocó la sentencia apelada, sosteniendo básicamente que los
hechos imputados al accionante no han sido acreditados en el decurso del
proceso, pues no se ha comprobado que se haya encontrado en la localidad de
Casa Grande los días dos y tres de marzo de dos mil doce; ello debido a que la
empresa emplazada ha sustentado tales imputaciones en la información
proporcionada por el Sistema de Posicionamiento Global (GPS), el cual no se
encontraba homologado; por lo tanto se desconoce si al momento de acaecidos
los hechos la información proporcionada por dicho sistema era optima; máxime
si se encuentra probado que el actor prestó servicios el dos de marzo de dos mil
doce en la localidad de Compín, pernoctando en dicho lugar, para posteriormente
regresar a la ciudad de Trujillo al día siguiente; razón por la cual concluye que el
demandante ha sido objeto de un despido fraudulento.

Lea también: Daño moral por despido arbitrario puede probarse mediante
indicios

Asimismo, ordena el pago de las remuneraciones dejadas de percibir, aplicando


por analogía el artículo 40° del Decreto Supremo N° 003-97-TR, Texto Único
Ordenado del Decreto Legislativo N° 728, Ley de Productividad y
Competitividad Laboral.

Tercero.- La infracción normativa


La infracción normativa podemos conceptualizarla como la afectación a las
normas jurídicas en que incurre el Colegiado Superior al emitir una resolución,
originando con ello que la parte que se considere afectada por la misma, pueda
interponer el respectivo recurso de casación. Respecto de los alcances del
concepto de infracción normativa quedan comprendidas en la misma las causales
que anteriormente contemplaba el artículo 56° de la Ley N° 26636, antigua Ley
Procesal del Trabajo, relativas a la interpretación errónea, aplicación indebida e
inaplicación de una norma de derecho material, incluyendo además otro tipo de
normas como son las de carácter adjetivo.

Cuarto.- Habiéndose declarado procedentes las denuncias sustentadas en


vicios in procedendo como vicios in iudicando, corresponde efectuar el análisis
del error procesal, toda vez que, de resultar fundada dicha causal, dada su
incidencia en la tramitación del proceso y su efecto nulificante, carecería de
sentido emitir pronunciamiento respecto de los errores materiales.

Quinto.- En el caso de autos, la primera infracción normativa se encuentra


referida a la vulneración de los incisos 3) y 5) del artículo 139° de la
Constitución Política del Perú, que establecen lo siguiente:

Lea también: Cas. Lab. 19709-2015, Lima: Causal de inhabilitación no justifica


despido de trabajador enfermo

«Artículo 139.- Son principios y derechos de la función jurisdiccional: 3. La


observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional. Ninguna persona puede
ser desviada de la jurisdicción predeterminada por la ley, ni sometida a
procedimiento distinto de los previamente establecidos, ni juzgada por órganos
jurisdiccionales de excepción ni por comisiones especiales creadas al efecto,
cualquiera sea su denominación. La motivación escrita de las resoluciones
judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de mero trámite, con
mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se
sustentan».

Sexto.- Respecto a la infracción normativa del inciso 3) del artículo 139° de la


Constitución Política del Perú, debemos aceptar enunciativamente que entre los
distintos elementos integrantes del derecho al debido proceso, se encuentran
necesariamente comprendidos los siguientes:
a) Derecho a un juez predeterminado por la ley (juez natural);

b) Derecho a un juez independiente e imparcial;

c) Derecho a la defensa y patrocinio por un abogado;

d) Derecho a la prueba;

e) Derecho a una resolución debidamente motivada;

f) Derecho a la impugnación;

g) Derecho a la instancia plural;

h) Derecho a no revivir procesos fenecidos.

Lea también: Esto es lo que debes hacer para solicitar licencia remunerada
si tienes familiares graves de salud

Séptimo.- Respecto a la infracción del inciso 5) del artículo 139° de nuestra


Carta Magna, debemos decir que el Tribunal Constitucional en su sentencia de
fecha trece de octubre de dos mil ocho, recaída en el Expediente N° 00728-
2008-HC, refiriéndose a la debida motivación de las resoluciones judiciales, en
su sexto fundamento ha expresado lo siguiente:

(…) Ya en sentencia anterior, este Tribunal Constitucional (Exp. N.° 1480- 2006-
AA/TC. FJ 2) ha tenido la oportunidad de precisar que «el derecho a la debida
motivación de las resoluciones importa que los jueces, al resolver las causas,
expresen las razones o justificaciones objetivas que los llevan a tomar una
determinada decisión. Esas razones, (…) deben provenir no sólo del
ordenamiento jurídico vigente y aplicable al caso, sino de los propios hechos
debidamente acreditados en el trámite del proceso». Asimismo, el sétimo
fundamento de la referida sentencia ha señalado que el contenido
constitucionalmente garantizado del derecho a la debida motivación de las
resoluciones judiciales queda delimitado entre otros por los supuestos siguientes:
a) Inexistencia de motivación o motivación aparente,

b) Falta de motivación interna del razonamiento,

c) Deficiencias en la motivación externa: justificación de las premisas,

d) Motivación insuficiente,

e) Motivación sustancialmente incongruente y,

f) Motivaciones cualificadas.

Lea también: Cas. Lab. 20121-2016, Lima: Diferencia salarial entre homólogos no
constituye acto discriminatorio

Octavo.- En ese sentido, la debida motivación de las resoluciones judiciales,


reconocido como principio de la administración de justicia por el inciso 5) del
artículo 139° de la Constitución Política del Perú, implica que los jueces,
cualquiera sea la instancia a la que pertenezcan, al emitir pronunciamiento
poniendo fin a un conflicto o a una incertidumbre jurídica, deben fundamentar
adecuadamente su decisión, pronunciándose sobre todos los hechos
controvertidos, expresando y justificando objetivamente todas aquellas razones
que los conducen a adoptar determinada posición, aplicando la normativa
correspondiente al caso concreto; motivación que debe ser adecuada, suficiente y
congruente, entendiéndose por motivación suficiente al mínimo exigible
atendiendo a las razones de hecho o de derecho indispensables para asumir que la
resolución se encuentra debidamente motivada; en consecuencia, la omisión de
tales exigencias conllevaría a la emisión de una resolución arbitraria que no se
encuentre fundada en derecho; lo que a su vez devendría en una falta de tutela
jurisdiccional efectiva.

[Continúa]

https://legis.pe/casacion-4425-2015-lima-este-familiares-directos-no-podran-desalojados-
segun-la-constitucion/
https://legis.pe/sentencia-tc-reconocio-pension-viudez-convivientes/

Esta es la sentencia del TC que


reconoció pensión de viudez a
convivientes
POR
LEGIS.PE
-
DICIEMBRE 19, 2018

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Fundamentos destacados: 35. En consecuencia, a una misma situación se le da


trato diferenciado, o puesto de otra forma, se hace una diferenciación entre
iguales. La situación para este caso concreto es equivalente la contingencia que
implica lamuerte del conviviente. Claramente, se está ante
una vulneración del derecho principio de igualdad. Esta diferenciación
normativa no descansa sobre argumento objetivo y razonable que pueda justificar
la diferencia de trato. La calidad y naturaleza, así como los mecanismos del SPP
(forma y determinación de los aportes y del monto pensionario), en nada
justifican que este reconocimiento sea legítimo y a nivel del SNP no lo sea.

36. En definitiva, el artículo 53 del Decreto Ley 19990, visto a la luz del texto
fundamental, debe ser interpretado de forma tal que se considere al conviviente
supérstite como beneficiario de la pensión de viudez. Ello desde luego, siempre
que se acrediten los elementos fácticos y normativos que acrediten la existencia
de la unión hecho por medio de documentación idónea para ello.

Lea también: Casación 398-2013, Ica: ¿Es suficiente la declaración jurada


ante notario para probar la unión de hecho?

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


EXP. N.° 06572-2006-PA/TC

En Lima, a los 6 días del mes de noviembre de 2007, la Sala Primera del
Tribunal Constitucional, integrada por los Magistrados Landa Arroyo, Beaumont
Callirgos y Eto Cruz, pronuncia la siguiente sentencia

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Janet Rosas Domínguez


contra la sentencia de la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Piura, de fojas 95, su fecha 31 de mayo de 2006, que declaró improcedente la
demanda de amparo de autos.

Lea también: Presupuestos para la existencia de una unión de hecho con


efectos jurídicos [Casación 481-2017, La Libertad]

ANTECEDENTES

La recurrente interpone demanda de amparo contra la Oficina de Normalización


Previsional (ONP), solicitando el otorgamiento de una pensión de viudez.
Manifiesta tener una declaración judicial de unión de hecho con don Frank
Francisco Mendoza Chang y que, su menor hija, en la actualidad, viene
percibiendo pensión de orfandad, en virtud de ser hija del causante.

La emplazada contesta la demanda manifestando que la declaración judicial de la


unión de hecho no da derecho al otorgamiento de una pensión de viudez, ya que
ésta se otorga únicamente cuando se cumplen con los requisitos expuestos en el
artículo 53 del Decreto Ley 19990. Es decir, se requiere necesariamente que se
acredite la celebración del matrimonio. En el presente caso, no se ha acreditado
la unión conyugal, por lo tanto la demanda debe ser desestimada.

El quinto Juzgado Especializado Civil de Piura, con fecha 30 de diciembre de la


improcedente la demanda considerando que, a través del presente proceso
constitucional, no es posible otorgar derechos, sino proteger el ya reconocido.

La recurrida confirma la apelada por el mismo fundamento.

Lea también: Declaran inconstitucional resolución de Essalud que exigía


reconocimiento judicial o notarial para acreditar unión de hecho

FUNDAMENTOS

1. En el fundamento 37 de la STC 1417-2005-PA, publicada en el diario oficial


El Peruano el 12 de julio de 2005, este Tribunal ha señalado que aun cuando,
prima facie, las pensiones de viudez, orfandad y ascendientes no forman parte del
contenido esencial del derecho fundamental a la pensión, en la medida en que el
acceso a las prestaciones pensionarías sí forma parte de él, son susceptibles de
protección a través del amparo los supuestos en que se deniegue una pensión de
sobrevivencia, a pesar de cumplirse los requisitos legales.

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de hecho»

Delimitación dei petitorio y de la cuestión constitucional suscitada


2. En el presente caso, la demandante solicita que se le otorgue una pensión de
viudez, conforme con el Decreto Ley N.° 19990, alegando tener una declaración
judicial de unión de hecho con quien fue su conviviente don Frank Francisco
Mendoza Chang, ahora fallecido.

3. El problema a dilucidar en este caso es si procede reconocer la pensión de


sobrevivientes a la pareja de hecho supérstite. Ello implica determinar si es que a
pesar de la omisión expresa del Decreto Ley N.° 19990, procede el
reconocimiento de tal beneficio a las parejas de hecho.

4. Debe recordarse que los pronunciamientos sobre la pensión de viudez entre


parejas de hecho ha merecido la atención de este Tribunal Constitucional. Si bien
en un principio tal posibilidad se encontraba implícita[1], por medio de otra
sentencia se rechazó tal supuesto [2], aceptándose luego tal hipótesis [3].

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unión de hecho

Así, en la sentencia del Expediente 02719-2005-PA/TC, este Colegiado


desestimó la demanda interpuesta por la conviviente supérstite, que solicitaba
una pensión de viudez, argumentado que el causante no había cumplido con la
edad requerida para obtener una pensión de jubilación por lo que tampoco se
había generado el derecho a la pensión de viudez. Por su parte, en la sentencia
del Expediente 03605-2005- PA/TC se argumentó que; i) Puesto que la Norma
Fundamental quiere favorecer el matrimonio, al ser este presentado como una
institución constitucional, no es posible tratar igual al matrimonio y a las uniones
de hecho; ii) Si no se puede obligar a nadie a casarse, tampoco se puede obligar a
los integrantes de la unión de hecho a asumir los efectos previsionales propios
del matrimonio; iii) Solo podrían generarse derechos pensionarios entre las
parejas de hecho si la norma específica así lo dispone; iv) La Norma
constitucional reconoce la relación concubinaria para efectos sólo de naturaleza
patrimonial mas no se incluye dentro de él efectos de carácter personal, como son
el derecho alimentario y el de carácter pensionario.

Por último, en la sentencia recaída en el Expediente 09708-2006-PA/TC se


esgrimió que de acuerdo al artículo 5° de la Constitución así como el artículo 326
del Código Civil (CC), la unión de hecho daba lugar a una comunidad de bienes
sujeta al régimen de la sociedad de gananciales, pero al haberse comportado los
convivientes como cónyuges, al asumir finalidades, obligaciones y deberes
semejantes a los del matrimonio, la conviviente habría adquirido el derecho a la
pensión de viudez. Se consideró además que las pensiones tenían la calidad de
bienes que integran la sociedad de gananciales porque sirven para el sustento de
la familia.

En vista de lo expuesto, a continuación se procederá a confirmar el criterio ya


asumido por este Colegiado, argumentando de manera más profunda tal posición.

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imprescriptible sea ejercida por convivientes o sus hijos [Casación 4121-
2015, Arequipa]

Tutela de la Familia en el Estado Democrático y Social de Derecho y


pluralidad estructuras familiares

5. Fue el constitucionalismo de inicios del siglo XX el que por primera vez


otorgó a la familia un lugar en las normas fundamentales de los Estados.
Precisamente fue la Constitución de Wiemar (1919) en donde se reconoció
expresamente el rol protector del Estado para con la Familia[4]. Sin embargo, es
de precisar que en aquella época se identificaba al matrimonio como único
elemento creador de familia. Se trataba pues de un modelo de familia
matrimonial, tradicional y nuclear, en donde el varón era “cabeza de familia”
dedicado a cubrir los gastos familiares y la mujer realizaba necesariamente las
labores del hogar. Dentro de esta tendencia de reconocimiento de protección de
la familia, constituciones posteriores a la segunda guerra mundial fueron
recogiendo dicha institución, conceptuándola en muchos casos de manera muy
similar.

6. A nivel de la región, los constituyentes se han referido a la familia como


“núcleo fundamental de la sociedad”[5], “elemento natural y fundamento de la
sociedad”[6], “fundamento de la sociedad”[7], “asociación natural de la sociedad
y como el espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas”[8],
“base de la sociedad”[9], “célula fundamental de la sociedad”[10], por citar
algunos. Por su parte, el artículo 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (PIDCP) conceptúa a la familia como “elemento natural y fundamental
de la sociedad”, sujeta a la protección del Estado y la sociedad. Conviene tener
presente también, que el artículo 17 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (CADH) y el 23 del PIDCP establecen que la familia debe ser
protegida por la sociedad y el Estado.

7. En el caso peruano, es la Constitución de 1933 la que por primera vez dispone,


de manera expresa, la tutela de la familia. En su artículo 53 indicaba que “El
matrimonio, la familia y la maternidad están bajo la protección de la ley.” La
Constitución de 1979. por su lado, preceptuaba la protección que el Estado le
debía a la familia que era referida como una “sociedad natural y una institución
fundamental de la Nación”. Mientras que la Constitución vigente, dispone la
protección de la familia, reconociéndola como un instituto natural y fundamental
de la sociedad. En virtud de ello, la carta fundamental consagra una serie de
mandatos que buscan dotar al instituto de protección constitucional adecuada.
Así se tutela la intimidad familiar (artículo 2, inciso 7) y la salud del medio
familiar (artículo 7). Ello se vincula a su vez, con lo establecido en el artículo 24,
que establece el derecho que tiene el trabajador de contar con ingresos que le
permitan garantizar el bienestar suyo y de su familia. De igual manera tendrá que
ser apreciado el artículo 13° que impone el deber de los padres de familia de
educar a sus hijos y elegir el centro de educación.

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8. A pesar de esta gama de principios tendentes a la tutela integral de la familia,


el texto constitucional no abona en definir el concepto. Es claro entonces, que el
texto constitucional no pretendió reconocer un modelo específico de familia. Por
consiguiente, el instituto de la familia no debe relacionarse necesariamente con el
matrimonio, como ocurría con el Código Civil de 1936, que manifestaba tal
tendencia con la inconstitucional diferenciación de hijos “legítimos” y “no
legítimos”.

9. La Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha reconocido la


amplitud del concepto de familia, además de sus diversos tipos[11]. Ello es de
suma relevancia por cuanto la realidad ha venido imponiendo distintas
perspectivas sobre el concepto de familia. Los cambios sociales generados a lo
largo del siglo XX han puesto el concepto tradicional de familia en una situación
de tensión. Y es que al ser éste un instituto ético-social, se encuentra
inevitablemente a merced de los nuevos contextos sociales. Por lo tanto, hechos
como la inclusión social y laboral de la mujer, la regulación del divorcio y su alto
grado de incidencia, las migraciones hacia las ciudades, entre otros aspectos, han
significado un cambio en la estructura de la familia tradicional nuclear,
conformada alrededor de la figura del pater familias. Consecuencia de ello es que
se hayan generado familias con estructuras distintas a la tradicional como son las
surgidas de las uniones de hecho[12], las monopatemales[13] o las que en
doctrina se han denominado familias reconstituidas[14].

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10. Bajo esta perspectiva la familia no puede concebirse únicamente como una
institución en cuyo seno se materialice la dimensión generativa o de procreación
únicamente. Por cierto, la familia también es la encargada de transmitir valores
éticos, cívicos y culturales. En tal sentido, “su unidad hace de ella un espacio
fundamental para el desarrollo integral de cada uno de sus miembros, la
transmisión de valores, conocimientos, tradiciones culturales y lugar de
encuentro intra e intergeneracional”, es pues, “agente primordial del desarrollo
social”. [15]

11. De lo expuesto hasta el momento se deduce que, sin importar el tipo de


familia ante la que se esté, ésta será merecedora de protección frente a las
injerencias que puedan surgir del Estado y de la sociedad. No podrá
argumentarse, en consecuencia, que el Estado solo tutela a la familia
matrimonial, tomando en cuenta que existen una gran cantidad de familias
extramatrimoniales. Es decir, se comprende que el instituto familia trasciende al
del matrimonio, pudiendo darse la situación de que extinguido este persista
aquella. Esto no significa que el Estado no cumpla con la obligación de la
constitución en cuanto promover la familia matrimonial, que suponen mayor
estabilidad y seguridad de los hijos.

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Isique

Unión more uxorio (Unión de hecho)


12. Como es conocido, tradicionalmente la unión de hecho -también denominada
concubinato o unión extramatrimonial- concitaba una percepción negativa y de
rechazo por parte de cierto sector de la sociedad, concibiéndola como una forma
de vida inmoral, situación que no se condecía con la realidad, tradiciones y
cultura de otro gran sector de la sociedad peruana. Reflejo de ello era la ausencia
del reconocimiento de efectos legales a este tipo de uniones. No obstante, el
incremento de las prácticas convivenciales y la mayor secularización de la
sociedad y del Estado (y su legislación) fue imponiendo un contexto a partir del
cual se comenzaron a plantear respuestas -primero jurisprudencialmente y luego
a nivel Constitucional- a esta realidad social. Así, la Constitución de 1979
reconoce por primera vez a nivel constitucional la unión de hecho. En la
constituyente, se argumentó que tal incorporación se debió al reconocimiento de
una realidad social que involucraba a un gran número de peruanas y peruanos.
De otro lado, se anotó que al momento de la separación de las uniones libres se
presentaban situaciones inicuas. Y es que en muchas ocasiones una de las partes -
en su mayoría el varón- terminaba por apoderarse de los bienes adquiridos por la
pareja durante la convivencia[16]. Si bien, tal problemática ya había merecido la
atención del órgano jurisdiccional, entendiendo que se estaba frente a un
enriquecimiento ilícito, el constituyente de 1979 optó por reconocer ésta figura a
fin de brindar una solución a tal problemática. Razones similares justificaron que
el constituyente de 1993 mantuviera la unión de hecho, por lo que se recogió en
la Constitución vigente sin mayores modificaciones. Con este reconocimiento
constitucional se legitiman y se salvaguarda la dignidad de aquellas personas qúe
habían optado por la convivencia. Asimismo pasan a ser considerados familia,
por consiguiente merecedora de la protección del Estado.

13. Pero esta constitucionalización de la entidad, también implica el reconocer


ciertos efectos jurídicos entre quienes conforman la unión de hecho. Si bien se
está ante una institución que se fundamenta en la autonomía de la voluntad de
quienes la integran y que en puridad se caracteriza por su informalidad en cuanto
a su inicio y su desarrollo, no es menos cierto que el Estado puede intervenir y
regular conductas a fin de evitar situaciones no deseadas en la sociedad. Así
pues, la Constitución reconoce una realidad pero al mismo tiempo, la encausa
dentro de los valores constitucionales a fin de hacerla compatible con el resto del
ordenamiento. En tal sentido, a fin de evitar que el aporte realizado por la pareja
durante la convivencia sea apropiado por uno de ellos, en desmedro del otro, la
Constitución reconoció expresamente el régimen de gananciales a estas uniones,
en cuanto les sea aplicable. Con esto, fenómenos como el comentado se verían
refrenados, brindando una dimensión de equidad a las uniones fácticas. Pero esta
no sería la única obligación que se generaría entre los convivientes, como
observaremos más adelante, la propia dinámica de la convivencia encuadrada en
la disposición constitucional, implica el cumplimiento de ciertas acciones, por
parte de los integrantes de la unión.

14. Dicho esto, es pertinente analizar el artículo 5.° de la Carta fundamental que
recoge la unión de hecho de la siguiente manera;

“La unión estable de un varón y una mujer, libres de impedimento matrimonial,


que forman un hogar de hecho, da lugar a una comunidad de bienes sujeta al
régimen de la sociedad de gananciales en cuanto sea aplicable.”

15. Importante doctrina ha considerado que la unión de hecho puede distinguirse


de la siguiente manera; concubinato en sentido estricto (propio o puro) y
concubinato en sentido amplio (impropio o concubinato adulterino). El primero
de ellos supone que los individuos que conforman las uniones de hecho no tienen
impedimento alguno para contraer matrimonio. Es decir, se encuentran aptos
para asumir el matrimonio. En cambio, el segundo caso abarca a aquellas parejas
que no podrían contraer nupcias debido a que uno de ellos o los dos tiene ya un
vínculo matrimonial con tercera persona, o se encuentran impedidos de casarse
por cualquier otra causal. Estando a lo expuesto por la Constitución es claro que
nos encontramos ante un concubinato en sentido estricto, puro o propio.

16. De igual forma se observa, que se trata de una unión monogámica


heterosexual, con vocación de habitualidad y permanencia, que conforma un
hogar de hecho. Efecto de esta situación jurídica es que, como ya se expuso, se
reconozca una comunidad de bienes concubinarios, que deberá sujetarse a la
regulación de la sociedad degananciales.

17. Ahora bien, el formar un hogar de hecho comprende compartir habitación,


lecho y techo. Esto es, que las parejas de hecho lleven su vida tal como si fuesen
cónyuges, compartiendo intimidad y vida sexual en un contexto de un fuerte lazo
afectivo. Las implicancias de ello se verán reflejadas en el desarrollo de la
convivencia, que deberá basarse en un clima de fidelidad y exclusividad. Se
excluye por lo tanto, que alguno de los convivientes estén casado o tenga otra
unión de hecho.

18. La estabilidad mencionada en la Constitución debe traducirse en la


permanencia, que es otro elemento esencial de la unión de hecho. Siendo ello así,
la unión de hecho, debe extenderse por un período prolongado, además de ser
continua e ininterrumpida. Si bien la Constitución no especifica la extensión del
período, el artículo 326° del CC sí lo hace, disponiendo como tiempo mínimo 2
años de convivencia. La permanencia estable evidencia su relevancia en cuanto
es solo a partir de ella que se puede brindar la seguridad necesaria para el
desarrollo adecuado de la familia.

19. De otro lado, la apariencia de vida conyugal debe ser pública y notoria. No se
concibe amparar la situación en donde uno o ambos integrantes de la unión de
hecho pretenden materializarla soterradamente.

Hogar de hecho

20. Tales son las consecuencias de la formación de un hogar de hecho entre


personas con capacidad nupcial. De ahí que se generen vínculos patrimoniales
otorgados expresamente por el legislador constituyente. Así, el reconocimiento
de la comunidad de bienes, implica que el patrimonio adquirido durante la unión
de hecho pertenecen a los dos convivientes. Con ello se asegura que a la
terminación de la relación, los bienes de tal comunidad pueda repartirse
equitativamente, con lo que se erradicarían los abusos e impediría el
enriquecimiento ilícito.

21. No obstante, es de resaltar que estos efectos patrimoniales surgen de la


comunidad de vida que llevan los convivientes. Esta comunidad debe ser
comprendida como la coincidencia de fines, objetivos, modos de apreciar el
mundo y expectativas sobre futuro, substratosobre el cual se erige el aprecio y
afecto que se proveen las parejas, precisamente por la cual, comparten su vida en
un “aparente matrimonio.’’ De lo que se infiere que existe también ciertas
obligaciones no patrimoniales. Por ejemplo, como ya se observó, la
configuración constitucional de esta unión libre genera un deber de fidelidad
entre quienes la conforman.
22. De igual modo, sería una interpretación bastante constreñida de la
Constitución el concebir que en una unión de hecho no exista, por ejemplo,
obligaciones de cooperación o de tipo alimentaria. Contémplese sino la situación
en que uno de los convivientes requiera los auxilios pertinentes del otro por caer
enfermo. Más aun, no debe dejarse de observar que frente a la terminación de la
unión, por decisión unilateral, la pareja abandonada puede solicitar
indemnización o pensión alimenticia [art. 326 CC], Es decir, frente a la
dependencia económica generada, se deben plantear contextos jurídicos que
viabilicen y materialicen el sentido material y concreto de la Constitución.

23. En suma, debe enfatizarse que la unión de hecho genera una dinámica a partir
de la cual se originan dependencias entre los convivientes. Por ejemplo, es muy
común que se de el caso en donde uno de ellos se ocupe de las labores que exige
el hogar, dejando de lado el ámbito laboral, mientras que la pareja, se
desarrollará en el espacio profesional, cumpliendo la tarea de brindar los medios
económicos que sustenten la vida en comunidad. Esta sinergia incluye pues un
deber de asistencia mutua.

Seguridad Social y Pensión de sobreviviente

24. El artículo 10° de la Constitución reconoce el derecho universal y progresivo


de toda persona a la Seguridad Social, para hacer frente a las contingencias que la
ley precise con la finalidad de elevar su calidad de vida. Como ya lo ha
expresado este Constitucional, la Seguridad Social;

“Se concreta en un complejo normativo estructurado -por imperio del artículo


10 de la Constitución- al amparo de la ‘doctrina de la contingencia’ y la calidad
de vida; por ello, requiere de la presencia de un supuesto fáctico al que
acompaña una presunción de estado de necesidad (cese en el empleo, viudez,
orfandad, invalidez, entre otras) que condiciona el otorgamiento de una
prestación pecuniaria y/o asistencial, regida por los principios de progresividad,
universalidad y solidaridad, y fundada en la exigencia no sólo del
mantenimiento, sino en ‘la elevación de la calidad de vida’.”

En tal sentido, debe recordarse que a diferencia de los derechos fundamentales


clásicos, la Seguridad Social requiere de una configuración legal, estableciéndose
ésta como la fuente normativa vital para delimitar su contenido protegido. De tal
forma, por medio de las disposiciones legales se establecen las condiciones para
la obtención de un derecho subjetivo a una determinada prestación. Esto es la
manifestación de la “libre configuración de la ley por el legislador” conforme a la
cual se comprende que;

“es el legislador el llamado a definir la política social del Estado social y


democrático de derecho. En tal sentido, éste goza de una amplia reserva legal
como instrumento de la formación de la voluntad política en materia social. Sin
embargo, dicha capacidad configuradora se encuentra limitada por el contenido
esencial de los derechos fundamentales, de manera tal que la voluntad política
expresada en la ley debe desenvolverse dentro de las fronteras jurídicas de los
derechos, principios y valores constitucionales.”[17]

25. De otro lado, este Colegiado ya ha establecido que el único titular de la


pensión es quien realiza los aportes, siendo las pensiones de sobrevivientes,
el derecho del propio titular proyectado sobre la o las personas que cumplan
con los requisitos para acceder a tales beneficios. De esta manera la pensión
de sobreviviente;

“Debe ser concebida como una garantía para velar por el mantenimiento de una
vida acorde con el principio de dignidad de aquellos que, en razón de un vínculo
familiar directo, dependían económicamente de parte de dicha pensión, es decir,
como una garantía derivada del reconocimiento de la familia como instituto
fundamental de la sociedad (artículo 4 de la Constitución).

En consecuencia, prima facie, la posibilidad de que el monto o parte del monto


de la pensión del causante se materialice en una pensión de sobrevivencia, debe
encontrarse condicionada a la dependencia económica en la que se encontraba el
o los sobrevivientes con relación a dicho monto”[18] (subrayado agregado).

Decreto Ley 19990 y unión de hecho

26. El Decreto Ley 19990 regula el Sistema Nacional de Pensiones (SNP),


disponiendo los requisitos para que el titular acceda a una pensión de jubilación,
de invalidez, así como los requisitos que deben cumplir los sobrevivientes a fin
de acceder a una pensión de viudez, orfandad o ascendentes. Debido a que el
tema se plantea respecto a la pensión de viudez y su relación la convivencia se
analizará el artículo 53 del aludido decreto ley, que regula lo referente a la
pensión de viudez, estableciéndose lo siguiente;

“Tiene derecho a la pensión de viudez la cónyuge del asegurado o pensionista


fallecido, y el cónyuge inválido o mayor de sesenta años de la asegurada o
pensionista fallecida que haya estado a cargo de ésta, siempre que el matrimonio
se hubiera celebrado por lo menos un año antes del fallecimiento del causante y
antes de que éste cumpla sesenta años de edad si fuese hombre o cincuenta años
si fuese mujer, o más de dos años antes del fallecimiento del causante en caso de
haberse celebrado el matrimonio a edad mayor de las indicadas.

Se exceptúan de los requisitos relativos a la fecha de celebración del matrimonio


los casos siguientes:

a) Que el fallecimiento del causante se haya producido por accidente;

b) Que tengan o hayan tenido uno o más hijos comunes; y,

c) Que la viuda se encuentre en estado grávido a la fecha de fallecimiento del


asegurado.

Como es de apreciarse, no se contempla en lo absoluto referencia alguna a la


pareja conviviente. La explicación debe encontrarse en la inexistencia de la unión
de hecho en la legislación nacional de aquella época. Como ya se expresó, ésta
institución fue reconocida a nivel constitucional recién con la Carta Fundamental
de 1979, desarrollándose legalmente en el artículo 326° del CC, casi un lustro
después. Así, de una simple lectura del ordenamiento jurídico, podría concluirse
que, puesto que no se contempla normativamente que las parejas de hecho
sobrevivientes accedan a una pensión de viudez, la presente demanda tendría que
ser desestimada. Y es que como ya se apreció, en el caso de la Seguridad Social,
es el legislador ordinario quien configura legalmente los supuestos por los cuales
se accedería al derecho.

27. No obstante, el defecto de tal argumentación estriba en interpretar la


pretensión de la actora exclusivamente desde de la ley, cuando por el contrario,
en el Estado social y democrático de Derecho, es a partir de la Constitución
desde donde se interpretan las demás normas del ordenamiento jurídico. A
propósito de ello, debe indicarse, como ya lo ha hecho este Tribunal en otras
ocasiones, que el transito del Estado Legal de Derecho al de Estado
Constitucional de Derecho supuso dejar de lado la tesis según la cual el texto
fundamental era una norma carente de contenido jurídico vinculante, compuesta
tan solo por una serie de disposiciones orientadoras de la labor de los poderes
públicos.

“Es decir, significó superar la concepción de una pretendida soberanía


parlamentaria, que consideraba a la ley como la máxima norma jurídica del
ordenamiento, para dar paso -de la mano del principio político de soberania
popular- al principio jurídico de supremacía constitucional, conforme al cual,
una vez expresada la voluntad del Poder Constituyente con la creación de la
Constitución del Estado, en el orden formal y sustantivo presidido por ella no
existen soberanos, poderes absolutos o autarquías. Todo poder devino entonces
en un poder constituido por la Constitución y, por consiguiente, limitado e
informado, siempre y en todos los casos, por su contenido jurídico-
normativo.“ [19]

Inconstitucionalidad sobreviniente y legislación preconstitucional

28. En rigor, corresponde en este extremo apreciar que los alcances de este
precepto legislativo resultan ser una inconstitucionalidad sobreviniente[20],
fenómeno presentado cuando una norma primigeniamente constitucional,
deviene en inconstitucional porque no compatibiliza con la vigente norma
constitucional. En este caso, el Decreto Ley 19990, fue desarrollado bajo el
marco de la Constitución de 1933. Actualmente, sin embargo, como ya se tiene
explicitado, debe interpretarse bajo los alcances de la configuración
constitucional que le otorga el texto fundamental de 1993.

29. En tal sentido, es de enfatizarse que el hecho de que el Decreto Ley 19990
sea una norma preconstitucional, no significa que la Constitución vigente no sea
el parámetro bajo el cual se debe aplicar tal decreto ley. Todo lo contrario, tal
norma, como cualquier otra, debe ser interpretada y aplicada tomando en cuenta
los derechos, principios y valores recogidos en la Carta Fundamental vigente. En
consecuencia, es la norma y específicamente su artículo 53, el que tendrá que
interpretarse a la luz de los valores y principios materiales del texto
constitucional.
30. De esta manera, al haberse consagrado la protección de la familia como
mandato constitucional, y siendo que la unión de hecho es un tipo de estructura
familiar, queda por precisar las concretizaciones de esta protección y si es que en
el presente caso, la norma que regula el reconocimiento de la pensión de viudez
se adecúa a la Carta Fundamental.

31. La finalidad de la pensión de sobrevivientes es preservar y cubrir los gastos


de subsistencia compensando el faltante económico generado por la muerte del
causante, y puerto que la propia convivencia genera una dinámica de interacción
y dependencia entre los convivientes, la muerte de uno de ellos legitima al
conviviente supérstite A solicitar pensión de viudez. Más aun cuando uno de
ellos ha visto sacrificada sus perspectivas profesionales, debido a que tuvo que
dedicarse al cuidado de los hijos y del hogar, perjudicando su posterior inserción
-o al menos haciéndola más difícil- en el mercado laboral.

32. Pero ¿implica ello que no se estaría materializando el deber del Estado de
promover el matrimonio? Tal argumentación parte de la errada premisa de que el
otorgar pensión de sobreviviente a las parejas de hecho supérstite supone
promover el matrimonio. Ello equivaldría a decir que desde que el Estado está
obligado a promover el matrimonio, cierto número de uniones de hecho han
tomado la decisión de casarse para poder acceder a la pensión de viudez. Lo cual
resulta ilógico, atendiendo a la importancia institucional que el matrimonio tiene
en nuestra sociedad. En tal sentido, no es coherente alegar que las personas
contraigan matrimonio debido a que los convivientes no perciben pensión de
sobrevivientes. Es otra la problemática y por tanto, otras las herramientas con las
que el Estado promueve el matrimonio, como las que se derivarían del artículo
2.°, inciso j) de la Ley del Fortalecimiento de la Familia (Ley N.° 28542), que
impulsa la unión marital de las uniones de hecho.

Sistema Privado de Pensiones (SPP) y pensión de viudez

33. A mayor abundancia debe observarse la desigualdad plasmada entre una


misma situación jurídica y los distintos efectos que el ordenamiento propone.
Como se ha observado, el SNP no reconoce efectos jurídicos, al menos
expresamente, a la situación que afrontan las parejas de hecho sobrevivientes.
Por el contrario, en el SPP la parejas de hecho sobrevivientes son beneficiadas
con la pensión de viudez.
34. Ello ha sido recogido por el artículo 117° del Reglamento del Texto
Unico Ordenado de la Ley del Sistema Privado de Administración de Fondos de
Pensiones (Decreto Supremo 004-98-EF) que establece;

“Tienen derecho a la pensión de sobrevivencia los beneficiarios del afiliado


que no se hubiere jubilado, siempre que su muerte no resulte consecuencia
de accidentes de trabajo, enfermedades profesionales, actos voluntarios o del
uso de sustancias alcohólicas o estupefacientes, o de preexistencias. El orden es
el siguiente: El cónyuge o concubino conforme a lo establecido en el Artículo
326 del Código Civil; Los hijos que cumplan con los requisitos previstos en
el inciso e)Del Artículo 113 que antecede; […]”.

35. En consecuencia, a una misma situación se le da trato diferenciado, o puesto


de otra forma, se hace una diferenciación entre iguales. La situación para este
caso concreto es equivalente la contingencia que implica la muerte del
conviviente. Claramente, se está ante una vulneración del derecho principio de
igualdad. Esta diferenciación normativa no descansa sobre argumento objetivo y
razonable que pueda justificar la diferencia de trato. La calidad y naturaleza, así
como los mecanismos del SPP (forma y determinación de los aportes y del
monto pensionario), en nada justifican que este reconocimiento sea legítimo y a
nivel del SNP no lo sea.

36. En definitiva, el artículo 53 del Decreto Ley 19990, visto a la luz del texto
fundamental, debe ser interpretado de forma tal que se considere al conviviente
supérstite como beneficiario de la pensión de viudez. Ello desde luego, siempre
que se acrediten los elementos fácticos y normativos que acrediten la existencia
de la unión hecho por medio de documentación idónea para ello.

Análisis del caso concreto

37. Una vez que se ha dilucidado el problema planteado, esto es, la procedencia
de la pensión de sobreviviente al conviviente, queda analizar si es que en el caso
de autos la demandante cumple con los requisitos para acceder a la pensión.
Sobre tales requisitos debe interpretarse que estos son los mismo que los
requeridos a las viudas en el artículo 53 del Decreto Ley 19990.
38. En autos (fojas 5) obra copia de la sentencia del Segundo Juzgado de Familia
de Piura, que declara fundada la demanda que reconoce la unión de hecho entre
doña Janet Rosas Domínguez y Frank Francisco Mendoza Chang.

39. Tomando en cuenta lo expuesto en los fundamentos precedentes, y al haberse


acreditado la unión de hecho, en virtud del artículo 5 de la Constitución, del
artículo 326 del Código Civil, así como del artículo 53 del Decreto Ley 19990,
cuya interpretación es efectuada a la luz de la Constitución, le corresponde a la
demandante la pensión de viudez.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le


confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

Declarar FUNDADA la demanda, ordenándose a la ONP que, de acuerdo a


la interpretación del artículo 53 del Decreto Ley 19990 realzada por este
Colegiado, se abone la pensión de viudez a doña Janet Rosas Domínguez.

Publíquese y notifíquese.

SS.
LANDA ARROYO
BEAUMONT CALJJRGOS
ETO CRUZ

[1] Sentencia del Expediente 02719-2005-PA/TC.

[2] Sentencia del Expediente 03605-2005-PA/TC.

[3] Sentencia del Expediente 09708-2006-PA/TC.

[4] El artículo 119 de dicha Constitución indicaba: “El matrimonio como


fundamento de la vida de la familia, de la conservación y del crecimiento de la
nación se pone bajo la protección especial de la Constitución.”
[5] Artículo 42.° de la Constitución de Colombia y artículo 1 de la Constitución
de Chile.

[6] Artículo 51,° de la Constitución de Costa Rica.

[7] Artículo 49.° de la Constitución de Paraguay; “La familia es el fundamento


de la sociedad. Se promoverá y se garantizará su protección integral. Esta incluye
a la unión estable del hombre y de la mujer, a los hijos y a la comunidad que se
constituya con cualquiera de sus progenitores y sus descendientes.”

[8] Articulo 75° de la Constitución de Venezuela.

[9] Artículo 45.° de la Constitución de Uruguay.

[10] Artículo 39.° de la Constitución de Cuba.

[11] Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Protección de la


familia, derecho al matrimonio e igualdad de los esposos (art. 23). 27/07/90,
Observación General 19. En el documento se indica; “En vista de la existencia de
diversos tipos de familia, como las de parejas que no han contraído matrimonio y
sus hijos y las familias monoparentales, los Estados Partes deberían también
indicar en qué

[12] Así lo ha xplicitado este Tribunal en la sentencia del Expediente N.° 03605-
2005-AA/TC, fundamento 3, cuanto indica; “Y pese a la promoción del instituto
del matrimonio, se ha llegado a constitucionalizar una situación fáctica muy
concurrente en el país pues existen familias que están organizadas de hecho, sin
haberse casado civilmente.”

[13] Reconocida por la Constitución Brasilera de 1988, art. 226, numeral 4, que
explica: “Se considera, también, como entidad familiar la comunidad formada
por cualquier de los padres y sus descendientes.” Entende-se, também, como
entidade familiar a comimidade formada por qualquer dos pais e seus
descendentes.

[14] Ver sentencia del expediente N.° 9332-2006-AA/TC.


[15] Plan Nacional de Apoyo a la Familia 2004-2011, aprobado mediante
Decreto Supremo N.° 004-2005-MIMDES, p. 16.

[16] Diario de Debates de la Comisión Principal de Constitución de la Asamblea


Constituyente 1978-1979, Tomo I, Publicación oficial, Lima, pp. 326-340.

[17] Sentencia del Expediente O 1417-2005-P A/TC, Fundamento 12.

[18] Sentencia del Expediente 0050-2004-Al/TC, Fundamento 143.

[19] Sentencia del Expediente 05854-2005-PA/TC, Fundamento 3.

[20] Como ya lo expresó este Tribunal en nuestro ordenamiento se han asumido


las teorías de la continuidad y de la revisión (Sentencia del Expediente 0010-
2001-A1/TC, Fundamentos 10 al 16).

https://legis.pe/cual-plazo-demandar-indemnizacion-confiscacion-propiedad-casacion-1850-
2016-lambayeque/

https://busquedas.elperuano.pe/download/url/ley-que-incorpora-el-articulo-112-a-al-codigo-
de-los-ninos-y-ley-n-30886-1724734-3

https://legis.pe/adquiere-vendedora-soltera-registro-conserva-propiedad-realmente-casada-
cas-294-2015-lambayeque/
El que adquiere a quien aparece
como soltera en el registro conserva
la propiedad aunque esta sea
realmente casada [Cas. 294-2015,
Lambayeque]
POR

LEGIS.PE

MAYO 6, 2018

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Sumilla: Quien adquiere de buena fe, de quien tiene su derecho inscrito como de
estado civil soltera figurando también así en su DNI, conserva su derecho aun
cuando la vendedora realmente era de estado civil casada, no prosperando el
cuestionamiento a esta compraventa por parte del cónyuge, quien no intervino en
la adquisición de este inmueble ni aparece en el Registro de la Propiedad
Inmueble. Se privilegia la buena fe y los principios registrales. Ambos cónyuges
figuraban como solteros en sus respectivos DNI.

Lea también: Venta de bien social por parte de un solo cónyuge

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA CIVIL PERMANENTE

CAS. N° 294-2015, LAMBAYEQUE

Nulidad de Acto Jurídico y otro.

Lima, diecisiete de enero de dos mil diecisiete.

Vista la causa doscientos noventa y cuatro – dos mil quince, en Audiencia


Pública llevada a cabo en la fecha y producida la votación con arreglo a Ley,
emite la siguiente sentencia:

1. MATERIA DEL RECURSO

Se trata del recurso de casación de fecha treinta de diciembre de dos mil catorce
interpuesto a fojas doscientos nueve, por Juan Pablo Ternero Castañeda, contra la
sentencia de vista de fecha cinco de diciembre de dos mil catorce, obrante a fojas
ciento ochenta y cinco, expedida por la Primera Sala Especializada en lo Civil de
la Corte Superior de Justicia de Lambayeque, que Confi rmó la sentencia apelada
de fecha once de junio de dos mil catorce, obrante a fojas ciento treinta y cinco,
que declaró Infundada la demanda de Nulidad de Acto Jurídico interpuesta por el
recurrente contra Jessica Elizabeth Mauricio Nima y Mercedes Nilda Nima
Villegas; con lo demás que contiene.
Lea también: El acto de disposición unilateral de bienes conyugales, por
Gunther Gonzales Barrón

2. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO


PROCEDENTE EL RECURSO

Esta Suprema Sala mediante resolución de fecha seis de mayo de dos mil quince,
obrante a fojas veintiséis del cuaderno de casación, ha declarado PROCEDENTE
el recurso, por las siguientes infracciones normativas:

Lea también: Disponer unilateralmente de bien social es causal de nulidad si


voluntad de las partes fue contraria al ordenamiento jurídico [Casación
1375-2015, Puno]

a) Infracción normativa del artículo I del Título Preliminar del Código Procesal
Civil y artículo 139 incisos 3) y 5) de la Constitución Política del Estado

Indicando que siendo el recurrente cónyuge y copropietario del inmueble urbano


ubicado en el lote 14, manzana 43-B, sector 1, de UPIS, “1 de Mayo”, Distrito de
José Leonardo Ortiz, estaba facultado para ocurrir ante el órgano jurisdiccional a
fi n de demandar la nulidad de acto jurídico que contiene la escritura pública de
contrato de compraventa otorgada con fecha ocho de mayo de dos mil doce,
asimismo para solicitar la nulidad del asiento registral correspondiente. Como
aparece de la escritura pública de compraventa suscrita entre las emplazadas con
fecha ocho de mayo de dos mil doce, su esposa doña Mercedes Nilda Nima
Villegas, no contaba con autorización expresa del recurrente para enajenar o
disponer del citado bien inmueble de propiedad común. El hecho de aparecer la
referida esposa como soltera y propietaria del referido inmueble, no le facultaba a
realizar el contrato de venta a favor de la demandada doña Jessica Elizabeth
Mauricio Nima, por lo que la Sala incurre en error al sostener en el quinto
considerando de la recurrida, que el artículo 2013 del Código Civil contiene una
presunción iuris tantum de validez de la inscripción, mientras no se demuestre su
inexistencia y por el principio de legitimidad registral los asientos del registro
producen todos sus efectos de presunción legal y exactitud. Dicha
fundamentación vulnera su derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, toda vez
que habiendo acreditado con la partida de matrimonio que tienen un vínculo
matrimonial con la demandada, vigente desde hace más de veinticuatro años,
viviendo juntos con sus hijos y nietos, no cabe la presunción de tratarse de un
bien propio como alega la demandada y por lo tanto, el órgano jurisdiccional está
en el deber de pronunciarse sobre la Nulidad Absoluta del Acto Jurídico
celebrado entre las emplazadas. Finalmente señala que la Sala Superior no ha
contestado su denuncia sobre la violación del artículo 315 del Código Civil, que
es una norma de derecho público y que ha sido violada por las demandadas al
celebrar el contrato de compraventa de un bien inmueble que es de propiedad de
la sociedad conyugal.

Lea también: Posesión pacífica para usucapir no se afecta por la remisión de


cartas notariales o inicio de procesos judiciales [Casación 2434-2014, Cusco]

b) Inaplicación del artículo 315 del Código Civil

Refiriendo que la “resolución casatoria N° 366-2006-LIMA expedida por la Sala


Civil Transitoria de la Corte Suprema, del uno de febrero de dos mil siete, p.
18763 “…si contraviniendo dicha norma (artículo 315 del Código Civil) se
practican actos de Disposición de bienes sociales por uno solo de los cónyuges se
incurrirá en la causal de nulidad absoluta del acto jurídico… por falta de
manifestación de voluntad de los titulares del dominio del bien y por ser
contrario a las Leyes que interesan el orden público” (sic); por lo que en esta
virtud es que también espera que el Tribunal Supremo declare la nulidad de la
recurrida, considerando que el Matrimonio Civil con la demandada Mercedes
Nilda Nima Villegas, se encuentra vigente desde el año mil novecientos noventa
y no puede hablarse siquiera de una presunción o equívoco y menos puede
creerse que la demandada doña Jessica Elizabeth Mauricio Nima haya
desconocido el vínculo conyugal y la calidad de bien social que tiene el predio
sub materia.

3. ANTECEDENTES

3.1. Demanda

Que, don Juan Pablo Ternero Castañeda ha interpuesto la presente demanda de


Nulidad de Acto Jurídico contra Jessica Elizabeth Mauricio Nima (compradora)
y Mercedes Nilda Nima Villegas (cónyuge – vendedora), para que se declare la
nulidad de la escritura pública de compraventa, celebrado entre las
codemandadas con fecha ocho de mayo de dos mil doce, así como también la
nulidad del asiento registral N° 0007, de la Partida N° P10024190 del Registro de
la Propiedad Inmueble. Como fundamentos de su demanda sostiene:

i) Que contrajo matrimonio civil con la codemandada Mercedes Nilda Nima


Villegas, el catorce de abril de mil novecientos noventa ante la Municipalidad
Provincial de Chiclayo, que el inmueble sub litis fue adquirido el veinticuatro de
noviembre de mil novecientos noventa y nueve, haciendo vida conyugal en el
inmueble de propiedad de ambos ubicado en calle Néstor Barsallo N° 233, UPIS
“1 de Mayo”, del Distrito de José Leonardo Ortiz.

ii) Alega que se enteró de la venta del bien inmueble al momento que se le hizo
entrega de los recibos de energía eléctrica, pues éstos se encontraban a nombre de
la codemandada Jessica Elizabeth Mauricio Nima, luego de lo cual toma
conocimiento de que su cónyuge suscribió una escritura pública transfiriendo la
propiedad en mención, en la creencia de que se encontraba otorgando un poder a
favor de la nombrada persona con el objeto que ésta obtenga un préstamo
bancario; transferencia que se ha realizado sin su conocimiento ni
consentimiento, habida cuenta que se trata de un bien social.

iii) Sostiene que el mencionado acto jurídico adolece de simulación absoluta,


pues las partes pretendieron celebrar un contrato de poder a fin de facilitar un
préstamo y después de suscribirlo se trató de una escritura pública de
compraventa, habiéndose fijado como precio de venta la suma de S/. 5,000.00
(cinco mil soles), lo que constituye un precio irrito porque se trata de un
inmueble de material noble y que cuenta con dos plantas; asimismo señala que
también es jurídicamente imposible la transferencia porque es casado con la
vendedora y se trata de un bien común, siendo que la celebración del acto
jurídico tiene un fin ilícito.

3.2. Contestación de la demanda

Mediante escrito de fecha dieciséis de julio de dos mil trece, obrante a fojas
setenta y tres, Jessica Elizabeth Mauricio Nima, contesta la demanda sosteniendo
básicamente, que al momento de celebrarse el acto jurídico desconocía que el
estado civil de su vendedora era el de casada, pues en los Registros Públicos
figuraba como soltera y que en el Documento Nacional de Identidad – DNI, la
misma figura como estado civil soltera, por lo que se trata de un acto válido, y
presumiéndose su buena fe la parte demandante debe acreditar lo contrario; tanto
más, si tuvo que correr con todos los gastos de levantamiento de hipoteca inscrita
favor de la Caja Municipal de Ahorro y Crédito de Piura Sociedad Anónima
Cerrada, habiendo efectuado el cambio de los datos del suministro de energía
eléctrica desde el año dos mil trece.

3.3. Puntos controvertidos

Mediante resolución número cuatro, de fecha veinte de agosto de dos mil trece,
obrante a fojas noventa y uno, se fijó los siguientes puntos controvertidos:

i) Determinar si el demandante y doña Mercedes Nilda Nima Villegas tienen la


condición de casados civilmente desde el catorce de abril de mil novecientos
noventa.

ii) Determinar si el inmueble materia de litigio es de propiedad de la sociedad


conyugal.

iii) Determinar si la demandada transfirió en venta a su co emplazada Jessica


Elizabeth Mauricio Nima el inmueble en litigio.

iv) Determinar si el autor ha intervenido en la Escritura Pública de compraventa


y si autorizó mediante poder a su cónyuge para transferir en venta.

v) Determinar si la Escritura Pública N° 1355, realizada entre las demandadas es


nula.

vi) Determinar si el Asiento de Inscripción N° 007 es nulo.

vii) Determinar si en el momento de la compraventa del bien inmueble de litis, se


encontraba registrado a nombre del demandante.
viii) Determinar si la compraventa se ha realizado de buena fe. 3.4. Sentencia de
primera instancia Tramitada la causa conforme al proceso de conocimiento, el
Juez del Segundo Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lambayeque, mediante sentencia de fecha once de junio de dos mil
catorce, ha declarado Infundada la demanda de Nulidad de Acto Jurídico,
sosteniendo:

a) Se encuentra acreditado que el demandante Juan Pablo Ternero Castañeda y la


codemandada Mercedes Nilda Nima Villegas, tienen la condición de casados; así
como que la Comisión de Formalización de la Propiedad Informal – COFOPRI,
con fecha veinticuatro de noviembre de mil novecientos noventa y nueve, otorgó
título de propiedad a favor de la mencionada persona respecto del inmueble
ubicado en el lote 14, manzana 43-B, sector 1, de la UPIS, “1 de Mayo”, de
noventa punto treinta y un metros cuadrados (90.31m²), Partida P10023294,
materia de litis.

b) Los fundamentos de hecho expuestos por el demandante no tienen relación


con un supuesto de simulación absoluta, sino que se estaría invocando error o
dolo, pues no invoca un concierto de voluntades de las demandadas para simular
algo, sino que su cónyuge habría suscrito documentos creyendo que estaba
otorgando un poder, sin que se acredite que a esa fecha las demandadas estaban
tramitando algún préstamo bancario, y que la intención de su esposa era el de
otorgar un poder.

c) La codemandada Jessica Elizabeth Mauricio Nima ha acreditado que el


inmueble se encontraba hipotecado a favor de la Caja Municipal de Ahorro y
Crédito de Piura Sociedad Anónima Cerrada, y que ella afrontó el pago de la
deuda de ese bien, lo que explicaría el precio de venta fijado, pese a que en dicho
contrato se señaló que el bien no estaba afectado por gravamen alguno.

d) Con relación a la licitud del acto de disposición patrimonial realizado por uno
de los cónyuges respecto de un bien social sin la intervención del otro cónyuge,
del título de propiedad, de su documento nacional de identidad y de la Partida
Registral N° P10024190 aparece, que la vendedora y cónyuge del demandante
tenía la condición de soltera; por consiguiente, de acuerdo al principio de
legitimación recogido por el artículo 2013 Código Civil, el contenido de la
inscripción se presume cierto y produce todos sus efectos, mientras no se
rectifique o se declare judicialmente su invalidez.

En consecuencia, si bien el inmueble era de propiedad de la sociedad conyugal,


sin embargo, el derecho del cónyuge demandante que no intervino en la
transferencia no es oponible al derecho adquirido e inscrito por la codemandada
compradora, pues ésta adquirió un derecho en base a la información que aparecía
en el registro -tanto en los Registros Públicos como en la RENIEC-, y no se ha
probado ni invocado alguna situación de mala fe en la adquisición.

3.5. Fundamentos de la apelación

Mediante escrito de fecha nueve de julio de dos mil catorce, obrante a fojas
ciento cuarenta y siete, el demandante, Juan Pablo Ternero Castañeda interpone
recurso de apelación contra la sentencia de primera instancia, alegando lo
siguiente:

1. Que se trata de la venta de un bien social, que ha sido enajenado solamente por su
cónyuge doña Mercedes Nilda Nima Villegas y que el precio de venta de S/.
5,000.00 (cinco mil soles), no corresponde a la realidad, pues dicho inmueble consta
de dos plantas, resultando irrisorio el importe, que ha quedado demostrada la
simulación y también el fin ilícito del acto jurídico que contiene la escritura pública
materia de autos.
2. Asimismo, precisa que sobre lo alegado por la demandada de haber cancelado el
monto de una hipoteca y que según el Juez está acreditado en autos, manifiesta que
este argumento es totalmente falso, porque no ha constituido ninguna hipoteca para
garantizar un préstamo a favor de la sociedad conyugal y porque los créditos que se
obtenían por montos mínimos, han sido debidamente cancelados con el producto de
su trabajo.

3.6. Sentencia de vista

Elevados los autos a la Sala Superior en virtud del recurso de apelación


interpuesto por el demandante, la Primera Sala Especializada en lo Civil de la
Corte Superior de Justicia de Lambayeque, mediante sentencia de vista de fecha
cinco de diciembre de dos mil catorce, obrante a fojas ciento ochenta y cinco,
Confirmó la sentencia apelada, fundamentalmente por:

i) Señalando, que si como alega el recurrente se trataría de un acto simulado en la


que su cónyuge si bien inicialmente su intención fue la de otorgar poder a favor
de la codemandada Jessica Elizabeth Mauricio Nima y no uno de compraventa
del inmueble, esta versión sería incongruente con la pretensión de autos, pues
doña Mercedes Nilda Nima Villegas es su cónyuge y se habría trasgredido su
manifestación de voluntad, que no ha contradicho durante el proceso, pues
además de encontrarse debidamente notificada no se apersonó al proceso a
ratificar los fundamentos de hecho vertidos por el actor al estarse afectando su
propiedad en base a inducción a error o dolo que habría sido materia de acción,
más aun, así detallados los fundamentos fácticos éste sería de anulabilidad.

ii) Se evidencia que la codemandada Mercedes Nilda Nima Villegas, cónyuge


vendedora, aparece consignada tanto en el título de propiedad otorgado por la
Comisión de Formalización de la Propiedad Informal – COFOPRI, como en su
Documento Nacional de Identidad – DNI, refrendado por el Notario Público al
celebrar el contrato de compraventa, de fecha nueve de diciembre de dos mil
nueve y posteriormente la escritura de fecha ocho de mayo de dos mil doce,
como el de soltera, por lo que bien pudo la compradora aceptar tal condición civil
y proceder a regularizar el acto jurídico de la compraventa.

4. RECURSO DE CASACIÓN

Este Supremo Tribunal ha declarado procedente el recurso de casación


interpuesto por Juan Pablo Ternero Castañeda, por infracciones normativas tanto
de orden procesal como material, por lo que, en primer término, deberán
analizarse las infracciones procesales, debido a la naturaleza y a los efectos de
éstas, pues si merecieran amparo carecería de objeto pronunciarse respecto de las
que tienen relación con el derecho material.

5. CUESTIÓN JURÍDICA A DEBATIR

De la lectura del recurso de casación, la materia jurídica en discusión se centra en


determinar si la sentencia de vista ha sido emitida respetando el debido proceso,
pues no se habrían examinado las normas aplicables al caso ni analizado técnica
y jurídicamente las razones por las que corresponde declarar la nulidad del acto
jurídico.

6. CONSIDERANDO

Primero: Que, el debido proceso formal constituye una garantía constitucional


que asegura que en la tramitación de un proceso, se respeten unos determinados
requisitos mínimos[1]. Tales requisitos, que han sido objeto de discusión[2], en
general se considera que abarcan los siguientes criterios:

(i) Derecho a ser oportunamente informado del proceso (emplazamiento,


notificación, tiempo razonable para preparar la defensa);

(ii) Derecho a ser juzgado por un juez imparcial, que no tenga interés en un
determinado resultado del juicio; (iii) Derecho a tramitación oral de la causa y a
la defensa por un profesional (publicidad del debate);

(iv) Derecho a la prueba;

(v) Derecho a ser juzgado sobre la base del mérito del proceso;

(vi) Derecho al Juez legal. Derecho fundamental que asiste a todos los sujetos de
derecho a plantear sus pretensiones o a ser juzgados por auténticos órganos
jurisdiccionales, creados mediante Ley Orgánica, pertenecientes al Poder
Judicial, respetuosos con los principios constitucionales de igualdad,
independencia y sumisión a la ley, y constituidos con arreglo a las normas
comunes de competencia preestablecidas.

Segundo: Que, en lo que concierne a la motivación de las resoluciones judiciales


cabe indicar que en sociedades pluralistas como las actuales la obligación de
justificar las decisiones jurídicas logra que ellas sean aceptadas socialmente y
que el Derecho cumpla su función de guía[3]. Esta obligación de fundamentar las
sentencias propias del derecho moderno se ha elevado a categoría de deber
constitucional. En el Perú, el artículo 139, inciso 5 de la Constitución Política del
Estado señala que:
“Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…) 5. La motivación
escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los decretos
de mero trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos
de hecho en que se sustentan”.

Igualmente el artículo 12 de la Ley Orgánica del Poder Judicial prescribe:

“Todas las resoluciones, con exclusión de las de mero trámite, son motivadas
bajo responsabilidad, con expresión de los fundamentos en que se sustenta…”.

En atención a ello, la Corte Suprema ha señalado que:

“La motivación de la decisión judicial es una exigencia constitucional; por


consiguiente, el Juzgador para motivar la decisión que toma debe justificarla,
interna y externamente, expresando una argumentación clara, precisa y
convincente para mostrar que aquella decisión es objetiva y materialmente justa,
y por tanto, deseable social y moralmente[4]”.

Estando a lo dicho, este Tribunal Supremo verificará si la sentencia se encuentra


debidamente justificada externa e internamente, y si además se han respetado las
reglas de la motivación en estricto.

Tercero: Que se haya constitucionalizado el deber de motivar implica que se


está ante una obligatoriedad universalizada e indisponible tanto para la esfera
privada como para la pública. Además, siendo la motivación un instrumento
comunicativo cumple funciones tanto endoprocesales como extraprocesales.

Cuarto: En el primer caso (función endoprocesal) la motivación permite a las


partes controlar el significado de la decisión. Pero además permite al Juez que
elabora la sentencia percatarse de sus yerros y precisar conceptos, esto es, facilita
la crítica interna y el control posterior de las instancias revisoras[5]. En el
segundo supuesto (función extraprocesal) se posibilita el control democrático de
los Jueces, que obliga, entre otros hechos, a la publicación de la sentencia, a la
inteligibilidad de la decisión y a la autosuficiencia de la misma[6]. Por lo tanto,
los destinatarios de la decisión no son solo las partes, sino lo es también la
sociedad, en tanto el poder jurisdiccional debe rendir cuenta a la fuente del que
deriva su investidura[7].
Quinto: Finalmente, cabe indicar que sobre este tema el Tribunal Constitucional
ha establecido que el derecho a la motivación de las resoluciones judiciales es
una garantía del justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las
resoluciones judiciales no se encuentren justificadas en el mero capricho de los
Magistrados, sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o
los que se deriven del caso; sin embargo, no todo ni cualquier error en el que
eventualmente incurra una resolución judicial constituye automáticamente la
violación del contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
motivación de las resoluciones judiciales. Así, en la sentencia recaída en el
Expediente Nº 0728-2008-PHC/TC, de fecha trece de octubre de dos mil ocho,
caso Llamoja, el Colegiado Constitucional en mención, ha precisado que éste
contenido queda delimitado en los siguientes supuestos:

a) Inexistencia de motivación o motivación aparente. (…) en el sentido de que no


da cuenta de las razones mínimas que sustentan la decisión o de que no responde
a las alegaciones de las partes del proceso, o porque solo intenta dar un
cumplimiento formal al mandato, amparándose en frases sin ningún sustento
fáctico o jurídico.

b) Falta de motivación interna del razonamiento. (…) se presenta en una doble


dimensión; por un lado, cuando existe invalidez de una inferencia a partir de las
premisas que establece previamente el Juez en su decisión; y, por otro lado,
cuando existe incoherencia narrativa, que a la postre se presenta como un
discurso absolutamente confuso incapaz de transmitir, de modo coherente, las
razones en las que se apoya la decisión.

c) Deficiencias en la motivación externa; justificación de las premisas. El control


de la motivación también puede autorizar la actuación del Juez constitucional
cuando las premisas de las que parte el Juez no han sido confrontadas o
analizadas respecto de su validez fáctica o jurídica. d) La motivación
insuficiente. Se refiere, básicamente, al mínimo de motivación exigible
atendiendo a las razones de hecho o de derecho indispensables para asumir que la
decisión está debidamente motivada.

e) La motivación sustancialmente incongruente. (…) obliga a los órganos


judiciales a resolver las pretensiones de las partes de manera congruente con los
términos en que vengan planteadas, sin cometer, por lo tanto, desviaciones que
supongan modificación o alteración del debate procesal (incongruencia activa).

f) Motivaciones cualificadas.- (…) resulta indispensable una especial


justificación para el caso de decisiones de rechazo de la demanda, o cuando,
como producto de la decisión jurisdiccional, se afectan derechos fundamentales
como el de la libertad. En estos casos, la motivación de la sentencia opera como
un doble mandato, referido tanto al propio derecho a la justificación de la
decisión como también al derecho que está siendo objeto de restricción por parte
del Juez o Tribunal”.

Sexto: Que, en ese orden de ideas, con relación a la denuncia del acápite a) se
tiene que la Primera Sala Especializada en lo Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lambayeque para Confirmar la sentencia de primera instancia que
declaró Infundada la demanda de nulidad de acto jurídico esencialmente
argumentó:

i) Que la pretensión de nulidad del contrato que compraventa que persigue el


demandante, bajo la causal de simulación absoluta (artículo 219, inciso 5 del
Código Civil), no tiene fundamento, porque el alegato “de que su cónyuge
[Mercedes Nilda Nima Villegas] si bien inicialmente su intención fue el de
otorgar poder a favor de la codemandada Jessica Elizabeth Mauricio Nima
[adquirente] y no uno de compraventa del inmueble” resulta incongruente con su
petitorio de Nulidad de Acto Jurídico, puesto que tales fundamentos
corresponden más bien a una pretensión de anulabilidad y no de nulidad,
conforme el artículo 221 inciso 3 de la normativa civil. Sobre esto último, la Sala
Superior precisó “más aun así detallados los fundamentos fácticos éste sería de
anulabilidad, artículo 221 inciso 3 del Código Civil”,

ii) En cuanto a que el inmueble pertenece al matrimonio del demandante con


Nima Villegas y que ésta no podía transferirlo por ser un bien social, al carecer
de autorización para ello, además, el lote de terreno no era tal, sino más bien un
inmueble de dos plantas inscrito en la Superintendencia Nacional de Registros
Públicos – SUNARP, la Sala Superior sostuvo que en virtud del artículo 2013 del
Código Civil que contiene una presunción iuris tantum, en el sentido de que el
“contenido del registro, mientras no se demuestre su inexactitud o se declare su
nulidad” se presumen “exactos y veraces produciendo todos sus efectos”,
amparaba la adquisición de la codemandada Mauricio Nima. Más aún, si se
acreditó en el expediente que Mercedes Nilda Nima Villegas aparecía en el título
de propiedad otorgado por COFOPRI, en la Partida Registral número
P10024190, en su Documento Nacional de Identidad y en la Escritura Pública de
fecha ocho de mayo de dos mil doce como “soltera”.

Sétimo: En ese contexto, se advierte que la Sala Superior actúo conforme el


artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil, concordante con el
artículo 50 inciso 6 del mismo cuerpo normativo, quedando descartada la
presunta infracción de carácter procesal al no existir violación al derecho al
debido proceso ni a la motivación de las resoluciones judiciales, pues la recurrida
contiene la razones de hecho y de derecho que sustentan la decisión impugnada,
debiendo desestimarse el recurso en este extremo.

Octavo: En cuanto a la denuncia de infracción del artículo 315 del Código Civil,
bajo el argumento de que el matrimonio que tiene el recurrente con la
codemandada continua vigente, y que por ello, la Sala Superior comete un error
in iudicando al sostener en el quinto considerando de su sentencia, que en virtud
de la presunción iuris tantum que contiene el artículo 2013 del Código ya
precisado, lo que consta en el registro producen todos sus efectos mientras no se
rectifique o declare judicialmente su invalidez. No obstante, debe precisarse en
este extremo, conforme las instancias de mérito lo han señalado, así como el
propio recurrente, que Mercedes Nilda Nima Villegas -al momento de realizar el
contrato de compraventa el ocho de mayo del año dos mil doce- figuraba como
soltera en el RENIEC, en los títulos otorgados por COFOPRI así como en los
Registros Públicos. Desde esa perspectiva, no resulta incompatible con lo
resuelto, la interpretación sistemática del artículo 315 del Código Civil con los
artículos 2013 y 2014 del Código Civil, en cuanto a que el tercero adquiriente de
buena fe, basado en lo que consta en el registro, mantiene su adquisición. Salvo
que, conforme al mismo artículo 2014 in fine, se desvirtúe la buena fe del tercero
adquirente, lo que no ocurrió en el presente caso, puesto que como fue
acreditado, el demandante estaba casado con Mercedes Nilda Nima Villegas
desde mil novecientos noventa, que esta adquirió el bien en el año mil
novecientos noventa y nueve, y transfirió el bien en el año dos mil doce,
constando registralmente y actuando en lo que se refiere a estos dos últimos
hechos como soltera, no acreditándose, que la adquirente conocía o estuviera en
la posibilidad de conocer de la inexactitud del registro sobre ello, manteniendo
por ende sus derechos a salvo, justificada en la fe pública registral. Cabe añadir,
que según el mandato del artículo 2012 del Código Civil, “Se presume, sin
admitirse prueba en contrario, que toda persona tiene conocimiento del contenido
de las inscripciones”. Sin embargo, el demandante pese a haber transcurrido
veintidós años desde que su esposa adquirió el predio objeto de litis, no
regularizó su condición de casado ante los Registros Públicos ni ante el Registro
de Identidad y Estado Civil, advirtiéndose, además de una conducta poco
diligente, un accionar no acorde con el principio de buena fe con el que deben
actuar las partes.

Noveno: La Corte Suprema ya ha señalado en casos similares que “con


anterioridad a que ella adquiriera los bienes y que por tanto éstos pertenecerían
en realidad a la sociedad de gananciales, no menos cierto es que al no haber
demostrado el demandante que el demandado adquirente don Víctor Rolando
Castellares Aguilar, tenía conocimiento de la referida inexactitud que aparecía en
el registro público, la buena fe de dicho adquirente permanece incólume y por
tanto protegido por el Principio de Publicidad Registral recogido en el artículo
2014 del Código Civil (Casación N° 5865-2013 San Martín. Lima, veinticinco de
setiembre de dos mil catorce). En el mismo sentido, en la Casación N° 2273-
2001-Lima, de fecha nueve de setiembre de dos mil dos la Corte Suprema ha
declarado que “Los Magistrados de la Sala Civil Superior se han limitado a
demostrar que el inmueble materia de litis pertenecía a la sociedad conyugal
conformada por la actora y el demandado don Antonio Santiago Bisso Smith,
(…) quien aparecía registralmente como propietario era únicamente el emplazado
Antonio Santiago Bisso Smith y en base a ello actuó el codemandado Miguel
Angel Fernández Montalvo, cuya presunción de buena fe no ha sido destruida,
manteniendo su derecho una vez inscrito aunque el titular sea casado y se trate de
un bien social, quedando sin efecto entonces la presunción iuris tantum de
calificar el bien hipotecado como bien social, ya que como se ha señalado, el
bien no se encuentra inscrito a nombre de la sociedad conyugal”. En
consecuencia, atendiendo a las razones esgrimidas, se concluye que no ha se ha
producido la infracción normativa del artículo 315 del Código Civil, debiendo
desestimarse el recurso también en este extremo.

7. DECISIÓN
Por tales consideraciones, de conformidad con el artículo 12 del Texto Único
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial y el artículo 396 del Código
Procesal Civil: Declararon INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por
Juan Pablo Ternero Castañeda obrante a fojas doscientos nueve; en
consecuencia NO CASARON la sentencia de vista de fecha cinco de diciembre
de dos mil catorce, obrante a fojas ciento ochenta y cinco; MANDARON
publicar la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano” bajo
responsabilidad; en los seguidos por Juan Pablo Ternero Castañeda contra Jessica
Elizabeth Mauricio Nima y Mercedes Nilda Nima Villegas, sobre Nulidad de
Acto Jurídico; y los devolvieron. Interviniendo como ponente el señor Juez
Supremo Távara Córdova.

S.S.

TÁVARA CÓRDOVA
TELLO GILARDI
DEL CARPIO RODRÍGUEZ
CALDERÓN PUERTAS
SÁNCHEZ MELGAREJO

[1] Carocca Pérez, Alex. El debido proceso y la tutela judicial efectiva en


España. Normas Legales. Octubre, 1997, pp. A 81 – A 104.

[2] Por ejemplo, para Bernardis, por su parte, considera, siguiendo la


jurisprudencia norteamericana, que ese “máximo de mínimos” estaría constituido
por los requisitos de notifi cación y audiencia (notice and hering). Bernardis,
Luis Marcelo de. La garantía procesal del debido proceso. Cultural Cuzco
Editor. Lima 1995, pp. 392-414.

[3] Atienza, Manuel. Las razones del Derecho. Centro de Estudios


Constitucionales. Madrid 1991, p. 24-25.

[4] Primer Pleno Casatorio, Casación N° 1465-2007-CAJAMARCA. En: El


Peruano, Separata Especial, 21 de abril de 2008, p. 22013). En el mismo sentido,
la sentencia del Tribunal Constitucional. Expediente 00037-2012-PA/TC,
fundamento 35, caso Scotiabank Perú S.A.A.

[5] Aliste Santos, Tomás Javier. La motivación de las resoluciones judiciales.


Marcial Pons. Madrid-Barcelona-Buenos Aires, p.p. 157-158. Guzmán, Leandro.
Derecho a una sentencia motivada. Editorial Astrea, Buenos Aires-Bogotá 2013,
pp. 189-190.

[6] Igartua Salaverría, Juan. El razonamiento en las resoluciones judiciales.


Palestra-Temis, Lima-Bogotá 2014, p. 15. Aliste Santos, Tomás Javier. La
motivación de las resoluciones judiciales. Marcial Pons. Madrid-Barcelona-
Buenos Aires, p.p. 158-159. De lo que sigue que la actividad del Juez también se
vincula a los fenómenos políticos, sociales y culturales del país y que la sentencia
es, también, un acto de gobierno y plantea un programa de comportamiento
social. Guzmán, Leandro. Derecho a una sentencia motivada. Editorial Astrea,
Buenos Aires-Bogotá 2013, p. 195.

[7] La motivación de la sentencia civil. Tribunal Electoral del Poder Judicial de


la Federación. México 2006, pp. 309-310.

Click aquí para descargar en PDF: El que adquiere a quien aparece como
soltera en el registro conserva la propiedad aunque esta sea realmente
casada [Cas. 294-2015, Lambayeque]

6 Ene de 2018 @ 17:32

https://legis.pe/adquiere-vendedora-soltera-registro-conserva-propiedad-realmente-casada-
cas-294-2015-lambayeque/

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