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Ensayo acerca de la relación entre la divinidad y las virtudes para los estoicos

Materia: Seminario de filosofía antigua

hiram.diaz.pardo@gmail.com

Hiram Díaz Pardo

Filosofía BUAP

INTRODUCCIÓN

Todo de lo que se trate en este ensayo cae dentro del ámbito de la filosofía para los estoicos, la

cual para ellos se conforma de las siguientes tres partes « la física, ética y lógica […] comparan

la filosofía a un ser vivo, comparando la lógica a los huesos, la ética a las partes carnosas y la

física al alma» (Laercio, 2007, p.347), en este ensayo se desarrollan las tres a partir de mostrar en

qué medida la divinidad delimita a lo que es la virtud.

DESARROLLO

Para dar comienzo a este ensayo presento la definición que Diógenes da de la divinidad, en su

apartado de la física estoica:

La divinidad es un ser vivo, inmortal, razonable, perfecto e inteligible en su felicidad, incapaz de aceptar

nada malo, providente del universo y de los seres del universo. No obstante, no tiene forma humana. Es, por

otro lado, el demiurgo de todas las cosas, y como el padre de todas las criaturas, en general, y en particular

lo que penetra en todo. (Laercio, 2007, p. 387)

También para continuar es preciso señalar lo siguiente, respecto a la analogía estoica de dios-

mundo y alma-cuerpo:
El mundo está ordenado según la razón y la providencia, según afirma Crisipo […] penetrando la

inteligencia en cualquier parte del mismo, como hace en nosotros el alma […] pues a través de algunas

partes penetra como una disposición, como es a través de los huesos y de los nervios y tendones, y en otras

como inteligencia, como a través de la razón (Laercio, 2007, p.384)

Para los estoicos el alma se conforma de lo siguiente: «Dicen que hay ocho partes del alma:

los cinco sentidos, las razones seminales dentro de nosotros, la facultad del habla y la facultad

del razonamiento». (Laercio, 2007, p.391)

Antes de tratar sobre la virtud, creo preciso hacer la consideración de las criaturas en general

desde el análisis de la carta CXXI de Séneca, parafraseando, en esta carta se señala que todas las

criaturas al nacer comprenden instintivamente —como si estuvieran enseñadas por la

naturaleza— la constitución del cuerpo con que han nacido, comprobándose esto por la

inmediatez en el movimiento de los animales una vez que nacen, a esto se añade la comprensión

de lo que les impide vivir y de lo que les ayuda a hacerlo. (Séneca, 1980, pp. 454-456)

Continuando la paráfrasis Séneca plantea el ejemplo de un bebé, que crece hasta llegar a ser un

anciano, ahora bien para Séneca un bebé como cualquier otro animal al nacer comprende

instintivamente su constitución, no obstante esta misma constitución se reconfigura al pasar los

años, en este caso la diferencia del bebé humano y las demás criaturas es que las demás criaturas

reconfiguran su cuerpo simultáneamente con su instinto, pero el humano se distingue de otros

animales porque reconfigura su cuerpo y la razón. (Séneca, 1980, pp. 457-458) empero su parte

instintiva no se extingue por completo sino que permanece. Resulta entonces que el principio

rector de todos los animales es su instinto, pero para los humanos en su crecimiento este puede

ser subsumido a la razón.


Si la divinidad es razonable, entonces los humanos participan en cierto grado de la esencia

divina, esto se verifica en la carta XLI de Séneca en la que dice «cerca de ti está Dios, contigo

está, dentro de ti está […] el espíritu sagrado mora dentro de nosotros […] ningún hombre es

bueno sin Dios» (Séneca, 1980, p. 97) Séneca piensa al redactar esta carta que si un alma tiene

por principio rector a la razón, entonces está vinculada con la divinidad, Séneca lo plantea de

esta manera «en su mayor parte —el alma— está ahí de donde descendió. A la manera que los

rayos del sol tocan la tierra pero se quedan allí de donde son enviados» (Séneca, 1980, p. 98). Si

cuando los humanos adoptan por principio rector a su razón se asemejan y vinculan a la

divinidad ¿qué es lo ocurre cuando los humanos no adoptan por principio rector a la razón?

«¿Pues qué es la razón? La imitación de la naturaleza, ¿cuál es el supremo bien del hombre?

Proceder según la voluntad de la naturaleza […] lo mismo digo de las virtudes: todas son según

la naturaleza» (Séneca, 1980, p. 169) Luego entonces las virtudes son el supremo bien porque

proceden según la voluntad de la naturaleza, el demiurgo de la naturaleza es la divinidad

entonces se procede de acuerdo a la divinidad.

Por lo tanto tras esa argumentación se posibilita la respuesta a la pregunta antes planteada

acerca de ¿qué ocurre a los humanos que no proceden de acuerdo a la razón? En primer lugar no

realizan sus actos en concordancia con la divinidad, porque según la definición antes citada de la

misma, esta no admite maldad, se añade que si la divinidad les ha otorgado razón a los humanos

y estos no actúan acorde a la misma, entonces actúan acorde a la naturaleza instintiva animal o

en otras palabras están actuando en contra de las ocho partes que conforman el alma, ya que sólo

actúan bajo algunas, ya sean los cinco sentidos o las razones seminales, en consecuencia directa

el no actuar de acuerdo con la razón provoca consecuencias a la facultad de hablar, sobre esto se

tratará más adelante, en segundo lugar estas acciones irracionales culminan en el vicio, así opina
Cicerón de este «de él se originan las perturbaciones, que son, como he dicho poco antes,

movimientos turbulentos y agitados del alma, apartados de la razón y los enemigos mayores de la

tranquilidad de la mente y de la vida» (Cicerón, 2005, p.347).

En contraposición de lo anterior esto dice Cicerón de las virtudes «así también se habla de la

salud del alma cuando se hallan en armonía sus juicios y opiniones, y en eso consiste la

perfección del alma» (Cicerón, 2005, p.344). Se mencionó que la facultad de hablar o de

enjuiciar se altera al orientar los actos por los cinco sentidos y/o las razones seminales y se altera

en el siguiente sentido «los estoicos piensan que todas las perturbaciones se originan por el juicio

y la opinión» (Cicerón, 2005, p. 335) cabe decir que sólo los juicios falsos en cuanto se les cree

verdaderos perturban aunque es posible interpretarlo de modo inverso, resultando que las

perturbaciones provoquen los juicios falsos.

Las virtudes y los vicios para los estoicos son en total ocho, las virtudes son la prudencia,

justicia, fortaleza, templanza, y los vicios son, la imprudencia, la injusticia, la cobardía y la

intemperancia. Marco Tulio Cicerón señala lo siguiente respecto a las virtudes

A estas virtudes de las que hemos tratado añaden también los estoicos la dialéctica y la física, y a las dos les

dan el nombre de virtudes; a la primera, porque con su método nos impide asentir a lo falso […] piensan, en

efecto, que, sin este arte, cualquiera puede ser alejado de la verdad e inducido a error […] Y tampoco se le

ha atribuido el mismo honor sin motivo a la física, pues quien desee vivir de acuerdo con la naturaleza debe

partir del estudio de todo el mundo y su gobierno. Nadie puede juzgar rectamente sobre los bienes y los

males, sin haber conocido antes todos los principios que rigen la naturaleza. (Cicerón, 2005, p. 219)
CONCLUSION

Se indagó en este ensayo sobre cuál es la medida en que se relaciona la divinidad con los

actos acordes a la razón, se llegaron a las siguientes conclusiones, en primer lugar dado que la

divinidad es el demiurgo de todo cuanto es y sucede entonces los humanos están constituidos de

modo determinado para que sus actos sean conforme a la voluntad de la naturaleza que es lo

mismo que la voluntad de la divinidad, en segundo lugar los humanos al nacer no nacen

completamente racionales es entonces preciso rectificar sus vidas prematuras a partir de las

virtudes, ya que de no ser el caso permanecerían como habituados no a la totalidad del alma sino

a unas u otras partes, resultando entonces que no habría diferencia alguna entre humanos y otras

criaturas, pero por naturaleza la hay. En tercer lugar, se concluye que si los humanos pueden

hablar entonces pueden hablar correctamente en cuanto actúan bajo las virtudes, mientras que el

vicio impide que esto sea así, por esto la lógica y la física posibilitan armonizar con la

naturaleza, lo cual es el supremo bien.

En mi opinión la historia nos revela que la noción de la divinidad influye sobre los

comportamientos de las culturas como también por su particular noción de la misma, los estoicos

desde ese sentido entran bajo este hecho, ya que a partir de la premisa de que la razón y el bien

son esenciales al ser vivo inmortal entonces es posible esquematizar que los seres vivos mortales

deban de asemejarse en cuanto sea posible a esa premisa dándoles forma a su conducta. Por otro

lugar esta ética estoica es trascendente a su época debido a que las mismas pasiones, vicios y

aflicciones condicionan la vida de muchas personas alrededor del mundo, pero la respuesta que

los estoicos brindan para librarnos de aquellos males parece que puede realmente conseguirlo.
Referencias

Cicerón, Marco Tulio. (2005). Disputaciones tusculanas. Madrid: Gredos.

Laercio, Diógenes (2007). Vidas y opiniones de los filosofos ilustres. Madrid: Alianza.

Séneca, L. (1980). Cartas a Lucilio. México: UNAM.

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