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Todo lo que brilla no es …

Proverbios 14:12 (Grupo 1) y Proverbios 16:25 (Grupo 2)


12
Hay caminos que al hombre le parecen rectos,
pero que acaban por ser caminos de muerte.
Como se dieron cuenta los dos versículos dicen lo mismo. Y hemos
aprendido que cuando Dios repite algo en Su Palabra debemos poner
mayor atención.
Y en este caso corresponde a una advertencia que el SEÑOR nos hace
para que tengamos cuidado de transitar por caminos que nos parecen
rectos pero que finalmente son muerte para aquellos que los transitan.

El camino nos brilla y se espera encontrar oro al final, o un tesoro, y el


resultado es muerte.

Como “doraditos” estamos expuestos a caer en este engaño cuando


queremos o pretendemos lograr lo que en nuestros años anteriores no
hemos logrado, y nos presentan “oportunidades doradas” para hacerlo.

Una lista no exhaustiva es:

 Ingresos de dinero por unos buenos intereses


 Adquisición de vivienda
 Participación en una inversión súper-rentable
 Plan de salud con cobertura completísima
 Compañía
 Ayuda a “necesitados”
 Ser santos en nuestras fuerzas

Todo lo que brilla no es …

¿Por qué esto nos ocurre a nosotros o a otras personas?

La respuesta la hallamos en la Palabra de Dios, y es por ser necios.

Necedad vs Sabiduría
Proverbios 12:15
15
Al necio le parece bien lo que emprende,
pero el sabio atiende al consejo.
Por ser necios no se busca, o no se atiende, al consejo del consejero
mayor que es Dios, quien a través de su Santo Espíritu nos revela, nos
muestra, el camino que debemos seguir.

Y no lo hace porque cae en el engaño de considerar que lo que brilla al


final del camino es oro y le parece bien y emprende el camino. No valida
con Dios que realmente ese camino es el que ÉL quiere que se recorra en
Su compañía.

Entonces debemos pedirle a Dios que valide nuestra decisión que


estamos por tomar.

Proverbios 21:2
2
A cada uno le parece correcto su proceder,
pero el SEÑOR juzga los corazones.
Es el SEÑOR quien juzga los corazones, tanto el de nosotros para que
nos haga saber si el motivo por el cual estamos queriendo emprender
ese camino es el motivo correcto y si ÉL está de acuerdo con esa
decisión. Pero también juzga el motivo por el cual quienes, o quien, nos
están ofreciendo esa “oportunidad dorada”.

Debemos pedirle a Dios que saque a flote las verdaderas intenciones


tanto las nuestras como la de los oferentes y así poder detectar cualquier
intención contraria a la voluntad de Dios para nuestra vida.

Uno de los aspectos que mencioné de “oportunidad dorada” fue el de ser


santos en nuestras fuerzas.

Mateo 6:2
2
»Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies
al son de trompeta, como lo hacen los *hipócritas en las
sinagogas y en las calles para que la gente les rinda
homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su
recompensa.
Recordemos que Dios nos acompaña a donde quiera que vayamos y
estamos equivocados cuando consideramos que el camino de la
santificación lo recorremos para Dios y no que lo hacemos con Dios, el
SANTO, SANTO, SANTO.
Y nos podemos dar cuenta de este engaño cuando nos pillamos a
nosotros mismos dándole a otros una lista de lo que deben hacer y de lo
que no deben hacer, o si alguien nos presenta unas listas similares.

La Palabra de Dios nos advierte que no debemos seguir tradiciones


humanas ni que estén de acuerdo con los principios mundanos.

Colosenses 2:8
8
Cuídense de que nadie los cautive con la vana y
engañosa filosofía que sigue tradiciones *humanas, la
que va de acuerdo con los *principios[a] de este mundo y
no conforme a Cristo.
Y nos advierte que hay personas en la tarea de cautivarnos y
engañarnos, tratando de convencernos con filosofías vanas y
humanistas. Satanás es el que quiere que no dependamos de Dios, que
no estemos conectados con ÉL permanentemente.

Por esto debemos siempre en oración pedirle a Dios que nos ayude a
validar. Y hay algo que como hijos de Dios no debemos olvidar, y tener
siempre presente:

Juan 17:17
17
*Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad.
Esta es una petición del Señor Jesús al Padre Celestial. Y de acá
deducimos claramente que es la Palabra de Dios que con el Poder de
Dios penetra y transforma, santifica, nuestra vida. Que nuestra conducta
íntegra viene de una corazón purificado por el SEÑOR y de una mente
limpiada por la Palabra de Dios.
Por esto es que en nuestra iglesia, nuestro pastor, nos insiste en hacer
nuestro devocional diario, en leer la Biblia, en meditar en ella, en
aprendernos y poner en práctica cada versículo que Dios nos señala
diariamente. En una palabra RUMIARLA.

El conocer la Verdad nos da libertad, y nos permite detectar, con la


ayuda del Espíritu Santo, cuando debemos abandonar el camino que nos
invitan o estamos comenzando a transitar:
Si llegamos a, o estamos, en una reunión y si ante la pregunta ¿Cómo
me sentiría si Jesús entrará? Respondiéramos que nos sentiríamos
pillados o incómodos, ese no es un lugar para quedarnos.

Si estamos mirando televisión, o leyendo un libro, o visitando un sitio en


la internet, y sabemos que si Jesús llegase, nosotros nos pondríamos
rojos de la vergüenza, no es algo para hacer.

Si estás vinculado como socio a un negocio donde se lleva doble


contabilidad, no es un negocio para estar.

Si nos expresamos de alguien (familiar, conyugue, vecino, amigo,


compañero, …) con palabras o actitudes que nunca usaríamos si Jesús
estuviese presente estamos en un camino equivocado.

Es Dios, nuestro creador, quien nos da a conocer la senda que debemos


caminar para que con su presencia logremos Sus Propósitos y lo
hagamos con su alegría y su dicha.

Salmos 16:11
11
Me has dado a conocer la senda de la vida;
me llenarás de alegría en tu presencia,
y de dicha eterna a tu derecha.

Por esto es que cada día debemos escuchar a Dios, nuestro hacedor,
para que el Espíritu Santo nos permita conocer la senda que debemos
recorrer y vivir cada día, y nos aseguremos de ser conscientes de que Su
Presencia nos acompaña para infundirnos y llenarnos con su alegría y su
dicha, y podamos ser mayordomos fieles y Sus embajadores.

Y podamos ir por el camino verdadero, sin dejarnos engañar por el brillo


falso.

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