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y la Creación
ֶרץ
ָאֵ ר
ָּה ר
ָּאֵת ר
ְּמיַם ו ב ר
ָּׁהשרָּבש מ
ָּׁאֵת מ
ְּהיִׁם ר
ל ש
ֱאֵ ל
ראֵ א
ָּראֵששיִׁת ב רָּ ב ר
ְּב ב ב ר
“En (un) principio creó Elohim los Cielos y la Tierra.”
(Génesis 1:1)
Hay un dato importantísimo que no podemos pasar por alto a la hora de estudiar
las Sagradas Escrituras, especialmente el Pentateuco. El mismo es que la totalidad
de la Instrucción (Torah) divina está contenida en el primero de los cinco libros: el
Bereshit (o Génesis). Así mismo, el primer libro, en su totalidad, está contenido en
el primer capítulo, que a su vez está contenido en la primera sentencia; la misma
se haya íntegramente en la primera palabra, y esta se resume en la primera
letra: beth.
La Torah hubiera podido comenzar con la primera letra del alefato hebreo, con la
letra Alef _ _ א, pero Boré Olam (el Creador del Universo), decidió entregárnosla de
esa manera porque quería guardarnos un mensaje que está oculto en ella.
Este pictograma implica la idea de “lo primero“, “en primer lugar“, “el que
tiene la prominencia“. La pictografía de la cabeza de un hombre demuestra la
inteligencia de una mente con ingeniería infinita escondida detrás de la creación.
Nada podría resumir la perfección detrás del Cosmos y nuestro hermoso hogar
llamado “Tierra”, sino percibimos la insondable inteligencia de una Mente superior
detrás de la obra creativa.
Como dijo el físico Albert Einsten:
Ahora bien, leyendo la enseñanza del apóstol Pablo, encontramos una visión
mucho más clara e impresionante donde el uso de la palabra “reshit”, (sustituida en
sus cartas por el término griego prototokos = primogénito), nos revela algo
muy grandioso, que nos tomará un tiempo más dentro de nuestro comentario.
Con esta codificación celestial en nuestra mente consideremos lo que él le escribe
a los discípulos de Colosas:
“Él (Cristo) es la imagen del Dios invisible, el
Primogénito (Prototokos)de toda criatura.
Porque por él fueron creadas todas las cosas que están en los
cielos, y que están en la tierra, visibles e invisibles; sean
tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;
todo fue creado por él y en él.
Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas consisten
por él;
y él es la cabeza, del cuerpo de la Iglesia, principio y
primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga el
primado”.
(Colosenses 1:15-18)
¿Que está diciendo el apóstol en este texto? Es sencillo deducirlo: que nuestro
Mesías también es señalado por el término primogénito (griego Prototokos o
hebreo “Reshit”). Por ende aceptamos y creemos que Él, Yeshúa, es el “Reshit” de
todas las cosas.
Es decir que el Mesías es el diseño original de la Intención del Eterno desde quién
se proyectó todas las cosas creadas. Él está en el interior del Padre eterno desde la
eternidad
Si ponen atención aquí, el texto dice que Él (Cristo) está en el Padre, es decir que
desde la eternidad misma el Mesías existió, existe y existirá. Él está esencialmente
unido al Padre por siempre porque la esencia del Mesías es la Torah, que como
sabemos estuvo desde siempre en la mente de YHVH y fue lo primero que surgió
de Él para ser motor de la creación.
Precisamente por esto está escrito en el primer capítulo del Bereshit (Génesis) “y
dijo Elohim (Dios)”. Es decir Elohim, se manifiesta por medio de la forma del
“davar”, produciendo un sonido audible desde fuera (de Él). Añade la Torah, “…que
sea la luz…”, pues toda la luz procede del misterio del Verbo.
Por tal razón el verbo fue llamado “reshit” (principio), por cuanto fue el origen de
toda la creación.
Entonces, de acuerdo a lo que las Escrituras Sagradas revelan, todo fue creado por
medio del Mesías y por causa del Mesías, como también está escrito:
Así es como el mismo Mesías se revelaba a sus discípulos la noche en que sería
entregado:
“Jesús le dice:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre
sino por mí… El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”
(Juan 14:6, 9)
Por lo tanto, cuando las Escrituras hablan de los “hijos de Dios” se está refiriendo a
ángeles u hombres que han recibido poder del Creador para juzgar y gobernar
sobre alguna área de la creación, se trata de autoridad delegada (cf. Job 1:6; 38:7;
Salmo 82:6; Juan 10:34-38). Por esto a todos los que reciben a Yeshúa les es
concedido el poder, es decir la autoridad, de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12).
Ser hecho hijo de Dios, significa recibir una posición de liderazgo y un puesto de
autoridad en alguna área de la creación.