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Kohanim (Bendición
Sacerdotal)
“Y El Eterno habló á Moshé, diciendo:
Habla a Aharon y a sus hijos, y diles: Así
bendeciréis a los hijos de Israel, diciendo:
El Eterno te bendiga, y te proteja. Haga
resplandecer El Eterno Su rostro sobre ti, y de ti
tenga misericordia. El Eterno alce a ti Su rostro,
y ponga en ti paz. Y pondrán Mi Nombre sobre
los hijos de Israel, y Yo los bendeciré.”
(Bamidbar/Números 6:22-279
Al llegar a este tramo del rollo de Bamidbar, notamos que la Torah establece un
precepto positivo: que los kohanim (sacerdotes) bendigan al pueblo de
Israel. Lo que resulta interesante de este precepto, es que se debía aplicarse
todos los días, perpetuamente. Era así tan importante, que todo kohen al que se le
pida que suba a la tarima para bendecir al pueblo de Israel y se niega, si bien desde
un estricto punto de vista halájico incumple con un precepto, se considera que
incumplió tres mitzovot (mandamientos). Esto se debe a que de los versículos
antes mencionados se desprende que Yahvéh desea bendecir al pueblo de Israel,
razón por la cual ordena tres veces a los kohanim para que se apresuren a hacerlo
Por esto, la Bendición Sacerdotal o Bendición Aharónica es como la
Corona y el Sello de lo que ahora es reconocido como un completo y organizado
Pueblo del Eterno que a partir de la inauguración del Mishkán(Tabernáculo)
marchó corporativamente hacia la Tierra Santa, la Tierra Prometida, Eretz Israel.
De acuerdo a la interpretación de exégetas hebreos, el santuario portable del
desierto fue terminado un veinticinco de Kislev, pero que la inauguración fue el
día primero de Aviv (Nisán). Desde esta aseveración, la mayoría de los
comentaristas concuerdan que la primera vez que se expresa esta bendición fue
en esta inauguración.
Por eso, quiero invitarlos a que imaginemos ese momento donde nuestros
ancestros escucharon por primera vez estas frases tan especiales, momentos que
nos dicen que existe un lugar que Yahvéh designó, para que disfrutaremos Su
Presencia.
¿Cuántas veces habrán salido de allí estas palabras? ¿Cuántas veces nuestro
amado Dueño, el Mesías Yeshúa, las escuchó mientras transitaba por el patio del
Templo?
Por eso, si logramos revalorizar los códigos de Luz Infinita vibrantes en estas
palabras, seguramente las volveremos a oír una vez mas cuando el Tercer
Templo sea levantado, en la Segunda Venida del Mesías.
Esta Berajah y Su Historia.
Así el Creador del mundo se dirige con estas palabras, con todo el amor hacia su
pueblo, hacia lo que más ama. Es un amor que suena en todo el universo, que no
ha dejado de estar presente en la vida de todos y cada uno de los que conforman
el Pueblo Elegido.
Ahora sí, yendo a los detalles literarios, podemos observar que el texto hebreo
consiste de tres (3) cortos versos de tres (3), cinco (5) y siete (7) palabras,
respectivamente. A las vez el texto está montado sobre “estaciones
graduales” desde la petición por bendiciones materiales y protección, como por
la Divina Gracia de obtener bendiciones espirituales, culminando en un precioso
clímax peticionario hacia el mas consumado regalo de Dios: Su Shalom, es decir,
esa Paz que sobrepasa todo entendimiento (Fil. 4:7). Paz, que será el bienestar en
la cual todo lo material y espiritual son bien comprendidos, contenidos y
manifestados en vida plena.
Resultará muy importante saber que las quince (15) palabras que constituyen
estos tres (3) versos contienen un mundo de confianza en en el Eterno, que
aumenta el poder de la fe que nos fue dada una vez por herencia. Todas ellas están
adornadas de una gran belleza rítmica, y caen en una solemne majestad sobre el
oído de los adoradores que busca el Eterno:
v.23 “Así bendecirás a los hijos de Israel diciéndoles:” (koh
tevaraju et-beney Yisra’el amor lahem).
Lo importante para destacar aquí es que los kohanim (sacerdotes) no son de
alguna manera super-especiales para conferir esta bendición, sino un vehículo
que Yahvéh ha escogido para depositar sus bendiciones en su pueblo. Ellos no
pueden bendecir al pueblo de una manera arbitraria “Así bendecirás“, quiere
decir que deben ceñirse al patrón que Yahvéh les está dando y no salirse de allí
tratando de hacer algo diferente como el pecado anterior de los otros dos hijos de
Aaron cuando ofrecieron incienso no autorizado. Los kohanim tienen que seguir
la fórmula ya que ellos son los ejecutantes, no los legisladores.
Durante los servicios los fieles no debían mirar las manos de los kohanim ya que la
bendición no reside en sus manos, son un instrumento, mientras que la bendición
viene del Eterno. Yahvéh es quien, por la obediencia absoluta de este precepta,
confirma las palabras de los kohanim y los bendice igualmente a ellos .
Es costumbre que las manos de los kohanim se dirijan hacia los fieles juntándose
ellas por sus dedos pulgares y abriéndose formándose dos (2) letras Shin (W),
vale decir, los dedos indice y corazón van pegados el uno al otro y los dedos
meñique y anular juntos también de la misma manera en ambas manos, lo que
representaría doblemente la palabra “Shalom“.
Adam tenía la tarea de labrar y guardar el huerto del Edén, con otras palabras,
tenía que bendecirlo y protegerlo. Son dos funciones básicas de una
administración correcta, no solamente producir, sino también guardar. No
solamente guardar, sino también extender.
Una congregación que solamente está enfocada hacia el crecimiento sin guardar
las almas de los que han sido cosechadas no será estable. Una congregación que
sólo sirve para la auto conservación sin expansión está condenada a muerte.
Ambas cosas son necesarias para que una congregación sea viva y sana.
Por ende, cuando el Rostro de Yahvéh se dice que es vuelto hacia una persona y
que brilla en esa persona, ello implica un derramamiento de su divino Amor y
Salvación:
Así es bien clara la idea: si el rostro de Yahvéh resplandece sobre alguien, hay
salvación. La palabra salvación tiene un sentido muy amplio: liberación, ayuda en
problemas, apoyo en momentos difíciles, liberación de apuros, protección contra
peligros, sanidad de enfermedades etc.