You are on page 1of 5

Dios abrirá ventanas en los cielos 2 Reyes 6.

24-7 10/29/2017

INTRODUCCIÓN: ¿Tiene Dios preparado un mejor mañana para nosotros Su pueblo? Lo estudiaremos a
la luz de estos pasajes bíblicos. ¡Veámoslo!

1. LA SITUACIÓN CRÍTICA DEL PUEBLO DE DIOS EN SAMARÍA EN LA ÉPOCA DEL PROFETA ELÍSEO.

A. EL SITIO (INVASIÓN) DE LOS SIRIOS (2 REYES 6: 24): Mientras Israel persistió en sus pecados, Dios
levantó a Ben-adad rey de Siria con todo su ejército para que sitiara a Samaria y al mismo tiempo les
sirviera de adversario para hacer volver (retornar) a Su pueblo a Él.

B. LA GRAN HAMBRUNA (2 REYES 6: 25): El sitio de los sirios fue tan severo que causó mucha hambruna
en Samaria y para el pueblo de Dios: sólo se consumía cabeza de asno un animal inmundo (vr. 25b),
estiércol de palomas un grano tosco de una planta con el mismo nombre o una especie de legumbres
(vr. 25c) y hasta recurrieron al canibalismo (vr. 28, 29). Llegaron al extremo de consumir carne humana
como consecuencia de la desobediencia a sus mandamientos y estatutos; Su Palabra (Deuteronomio 28:
15, 53-58). Aparte de esto los graneros estaban vacíos (vr. 27)

Vv. 1, 2. La extrema necesidad del hombre es la oportunidad de Dios para que Su poder sea glorioso: Su
tiempo de manifestarse a Su pueblo es cuando la fuerza de ellos desapareció.

2. LAS ACTITUDES EN MEDIO DE ESTA SITUACIÓN CRÍTICA EN SAMARÍA EN LA ÉPOCA DEL PROFETA
ELÍSEO.
A. EL REY DE ISRAEL (2 REYES 6: 26-32): Al principio Joram rey de Israel en la época exhortó a la mujer
que fue en busca de su ayuda a que dependiera directamente de Dios (vr. 26, 27), luego se identificó con
la situación paupérrima por la cual estaban pasando al enterarse el rey de que ya habían cocido y
comido al hijo de esta mujer: recurrido al canibalismo (vr. 28-30)

Pasaba el rey por el muro, quizá para dar órdenes a la guardia, cuando le gritó una mujer de la ciudad:
«Salva, rey señor mío» (v. 26). Él le devolvió una melancólica respuesta: Si no te salva Jehová, ¿de
dónde te puedo salvar yo?

(v. 27). Algunos piensan que fue una respuesta áspera, de irritación. Otros opinan que le habló así para
calmarla, como si dijese: «Esperemos que Dios nos saque del apuro, pues yo no te puedo salvar». Se
lamenta de que el granero y el lagar estén vacíos, y aunque se siente impotente para ayudarla, está
presto a escucharla, pues le pregunta

(v. 28): «¿Qué tienes?»; es decir, «¿qué te pasa?; ¿es tu caso peor que el de tus vecinas?»
Efectivamente lo era, pues ella y otra vecina suya habían llegado a un bárbaro acuerdo al acabárseles
todas las provisiones, habían decidido que cocerían y se comerían primero su hijo, y luego el de la otra

y por último culpó al profeta Eliseo de toda esta situación ordenando buscarlo para matarlo (vr. 31).

No fue capaz de reconocer que todo lo que estaba sucediendo era por culpa del pecado y la
desobediencia a los mandamientos y preceptos divinos (Deuteronomio 28: 15, 53-58). ¡Cosa tremenda!
. En lugar de prometer el derribo de los becerros de oro de Dan y de Betel, jura dar muerte a Eliseo (v.
31). ¿Por qué? ¿Qué culpa tenía Eliseo del hambre? Su cabeza era la más inocente y la más valiosa de
todo Israel. Así pasó también en tiempo de la persecución de los cristianos a manos de los emperadores
romanos: siempre que el imperio gemía bajo alguna calamidad extraordinaria, echaban la culpa a los
cristianos y los sentenciaban a muerte: «Christianos ad leones» = «¡Los cristianos a los leones!»

6:26–27. La respuesta de Joram a una mujer que le gritó pidiendo ayuda, revela su impotencia: ¿De
dónde te puedo salvar yo? El monarca estaba enojado con el Señor porque había permitido esa
situación (cf. v. 33). Pero Dios había prometido que ese tipo de problemas serían para disciplinar a su
pueblo cuando se alejara de él (Lv. 26:29; Dt. 28:53, 57). Con ironía, Joram añadió: ¿Acaso te puedo dar
pan del grano del granero, o vino del lagar? indicando que él no era más grande que Dios mismo.

B. EL MENSAJERO DEL REY (2 REYES 6: 32, 33): Por orden del rey venía por el profeta Eliseo para
matarlo o llevarlo preso (vr. 32), además mientras el rey está culpando injustamente al siervo de Dios
(Eliseo), el mensajero está culpando y revelándose contra Dios al decir que todo este mal venía de Él y
hasta dijo que no valía la pena esperar en Dios (vr. 33).

6:33. Cuando en efecto, Joram llegó, preguntó al profeta: ¿Para qué he de esperar más a Jehová?
indicando su impaciencia porque el Señor no intervenía.

¡Qué diferente fue la reacción de Job muy a pesar de sus calamidades: “He aquí, aunque él me matare,
en él esperaré; (Job 13: 15). Este mensajero tampoco reconoció que todo estaba pasando como
resultado de la desobediencia a la Palabra de Dios (Deuteronomio 28: 15, 53-58). ¡Quién lo creyera!

C. EL HOMBRE DE CONFIANZA DEL REY (2 REYES 7: 1, 2, 17-20): La actitud del príncipe del rey (hombre
de confianza, oficial y mano derecha) fue incrédula, arrogante, negativa, burlesca y lo más
decepcionante rechazó la Palabra de Dios a través del profeta Eliseo; dudando de Su gran poder (vr. 1,
2): “Eso no ocurriría ni aunque el SEÑOR abriera las ventanas del cielo” (NVI). ¡No me digas! Aun si el
Señor abriera las ventanas del cielo, ¡no podría suceder tal cosa! (NVI) “.
Aun si el Señor abriera ventanas en el cielo, no podría suceder lo que has dicho” (DHH). “Esto no
sucederá ni si se abren los cielos” (Otra Traducción). “Ni si Dios desciende ahora mismo del cielo
(Paráfrasis).

¡Qué triste es hablar y referirse de esa manera tan descabellada de Dios que tiene el poder para cambiar
la situación difícil y vergonzosa de Su pueblo! Con razón este hombre no gozó ni disfrutó de la provisión
divina profetizada por el varón de Dios; el profeta Eliseo: solamente vio pero no comió y terminó
atropellado por el pueblo a la entrada de Samaria, en cumplimiento también de la profecía de Eliseo (vr.
1, 2, 17 – 20).
La incredulidad es un pecado con que los hombres deshonran y desagradan mucho a Dios y se privan de
los favores que Él designó para ellos. Tal será la porción de aquellos que no creen la promesa de la vida
eterna; ellos la verán desde lejos pero nunca la saborearán.

Vv. 12—20. Aquí vemos las necesidades de Israel suplidas en una manera que pocos imaginaron, lo cual
debiera animarnos a depender del poder y la bondad de Dios en nuestras angustias más grandes. Se
puede confiar en la promesa de Dios con toda seguridad pues ninguna palabra suya dejará de cumplirse.
3. LA PALABRA PROFÉTICA EN MEDIO DE ESTA SITUACIÓN CRÍTICA EN SAMARÍA EN LA ÉPOCA DEL
PROFETA ELÍSEO (2 REYES 7: 1, 2, 16 – 20)

A. LLEGÓ OPORTUNAMENTE (Vr. 1, 16b, 18): Dios siempre llega a tiempo y con una Palabra de
bendición, restauración, liberación, sanidad y como en este caso con una Palabra de provisión a través
de Su siervo el profeta Eliseo (vr. 1, 16b, 18) y como dijo el rey Josafat: “Creed en Jehová vuestro Dios, y
estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados “(2 Crónicas 20: 20).

B. A TRAVÉS DEL PROFETA ELÍSEO (Vr. 1, 16b, 18): La Palabra consistía en que al día siguiente los precios
bajarían para el consumo digno de alimento: con tan sólo dos monedas de plata compararían siete (7)
litros de flor de harina y quince litros (15) de cebada. Cuando los precios bajaban y quedaban por el
suelo eran señal de abundancia (vr. 1, 18). No solo se abastecieron bien de todo, sino también para
vender lo que le sobró, a un precio asequible para cualquier comprador, con beneficios de otros (Salmos
68: 12; Isaías 33: 23)

16) a la puerta de Samaria, que era donde generalmente se realizaban los negocios de ese tipo. Esos
precios no eran demasiado bajos, pero comparándolos con lo que la gente había estado pagando
durante la hambruna (cf. 6:25), eran verdaderas gangas.

C. CON UN CUMPLIMIENTO INMEDIATO (Vr. 1, 16b, 18): Sólo fueron suficientes veinticuatro horas (24)
horas para cumplirse la palabra profética de parte de Dios a través del profeta Eliseo (vr. 1,16b, 18).

Cuatro humildes leprosos, en su desesperación por recibir misericordia de los sirios, ya que de todas
maneras iban a morir, fueron los afortunados que encontraron el campamento enemigo totalmente
abandonado y lleno de comida, bebida y todo tipo de riquezas. Después de satisfacer su hambre, se
sintieron culpables por no compartir la bendición y decidieron informar al rey de lo ocurrido.

En el verso 9, vemos lo que podemos llamar: Su conciencia les habla. Nadie les dijo que ellos estaban
haciendo algo malo. Ningún predicador apareció por allí para decirles: “¡ey!, ustedes están en pecado”.
Ellos tenían lo que todos nosotros tenemos, fueron creados a imagen de Dios y tenían una conciencia. Y
su conciencia comenzó a acusarlos de que estaban actuando mal. Se dieron cuenta de que Dios estaba
proveyendo no sólo para ellos, sino que el propósito de Dios era salvar toda la ciudad.

Así que, convencidos de su egoísmo y de su falta de compasión, ellos vuelven a la ciudad para publicar
las buenas nuevas. Y en el verso 10 tenemos lo que llamamos: la publicación del evangelio. Así que los
leprosos llevan a cabo su resolución.

Ellos le cuentan las buenas noticias a sus compatriotas. Anuncian que ha llegado un rescate. Pero las
buenas noticias no son creídas de inmediato. Gracias al consejero del rey, el rey mismo tiene sus dudas.
Y por eso manda que se haga una investigación. Él piensa que los sirios le han tendido una trampa (vers.
12-15).

Todos compraron ese día a la puerta de Samaria con tan poco dinero alimento digno representado en la
harina y la cebada. A partir de ese momento las cosas cambiaron para el pueblo de Dios (Israel) y
Samaria: dejaron de comer cabeza de asno, estiércol de paloma y carne humana por alimento digno de
consumir (2 Reyes 6: 25, 29; 2 Reyes 7: 1, 16b, 18).
¡Como Dios cambio la situación de Su pueblo en Samaria! ¡El pueblo vio y comió de la provisión
divina! ¡El único que vio y no comió fue el incrédulo, negativo, burlón y arrogante hombre de
confianza del rey! El negativismo, la incredulidad no nos lleva a ninguna parte; al contrario nos
excluye de gozar las bendiciones divinas que están listas para nosotros.

II. Pero quiero hacer ahora, en segundo lugar, una comparación sencilla. Quiero comparar a los cuatro
leprosos con nosotros aquí, en la iglesia. La obra de Dios con estos cuatro hombres era parte de algo
mayor. Era parte de su redención de un pueblo mayor, de Israel. Y en una misma manera, la libertad de
la redención de los leprosos y de Israel es parte de un plan mayor, Dios está librando gentes en todas las
partes del mundo y quiere salvar gente aquí hoy.

Como dijo el apóstol Pablo en Ro 15:4: “Las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se
escribieron”. Eso quiere decir para ti y para mí. ¿Y qué podemos aprender aquí?:

a) Como los cuatro leprosos, somos personas desesperadas y sin esperanza. En nuestro estado
separado de Cristo, la Biblia utiliza un lenguaje muy similar para describir a los leprosos y compararnos
con nosotros. Observemos lo que dice Ef 2,12

Como los leprosos, éramos ajenos a la comunidad del pacto. Si alguien aquí está sin Jesucristo esa es tu
condición. Es posible que hayas estado visitando esta iglesia como otros creyentes, pero no disfrutas de
lo mismo que disfrutan los creyentes.
Tal vez hayas estado leyendo la Biblia, pero si Dios no es tu Dios, tú estás sin esperanza en este mundo.
Esa es la condición de toda persona que no tiene a Cristo. Pero mi amado amigo, finalmente no somos
mejores que tú. Esta iglesia está llena de personas enfermas, espiritualmente enfermas.

Pero la diferencia es la siguiente: nosotros tenemos el suero del evangelio inyectado en nuestras venas,
y Jesús nos está sanando. Y nosotros queremos que él te esté sanando a ti también. Así que somos
como esos cuatro leprosos….

b) Como esos cuatro leprosos, hemos sido salvados y bendecidos en una manera grandiosa. Por la
gracia de Dios llegó el tiempo cuando nos dimos cuenta que íbamos a morir. Nos dimos cuenta que
estábamos sin esperanza en este mundo. No teníamos nada que perder, nos echamos a la misericordia
de Dios y podemos decir que no nos hemos lamentado. Así como Dios rescató a estos cuatro leprosos,
Dios nos ha rescatado de la muerte. Y Dios describe este gran rescate en Ef 2,4-6. Él nos ha perdonado
nuestros pecados, pero también nos ha cargado de toda bendición espiritual en los lugares celestiales.
Pablo habla de las abundantes riquezas de Cristo. Eso nos lleva a una tercera comparación.

c) Como los cuatro leprosos, somos deudores a nuestro prójimo. Pablo lo expresa así, en Ro 1,14-15:
“A griegos y no griegos soy deudor. A sabios y no sabios soy deudor. Así que en cuanto a mí, presto
estoy a anunciaros el evangelio”. A la luz de todas las bendiciones que Dios le había dado a Pablo, se
sentía obligado
Pablo dice, ahora soy embajador de Cristo y vivo para rogarle a los hombres que se reconcilien con Dios.
Hermanos y hermanas, quizás Dios no nos ha llamado a todos a ser apóstoles. Pero así como Pablo, tú y
yo estamos bajo la obligación de compartir el evangelio con otros. No hacemos lo correcto si
mantenemos la boca cerrada. Dios no nos salvó para hacernos felices solamente. Así como los leprosos,
tu salvación es parte de un plan mayor. Hay muchos por salvar. Dios te ha escogido para que les
compartas las buenas nuevas. Y eso me lleva a una cuarta comparación, que es muy estimulante….
d) Así como los cuatro leprosos, tú y yo podemos dar y llevar mucha bendición a una ciudad llena de
personas necesitadas, aunque seamos pocos. Estos cuatro leprosos fueron convencidos de su egoísmo
y le llevaron la buena noticia a la ciudad. Dios se agradó en usar a estos cuatros hombres para llevar
gran rescate a una ciudad necesitada. Lo que nos recuerda una gran verdad: Dios no está limitado en su
redención por el número de personas que él usa.

Tal vez algunos de ustedes han leído la biografía de Carlos T Studd. Este hombre solitario, a la edad de
50 años, tomó la decisión de irse para el África a llevar el evangelio, dejando en cama (enferma) a su
esposa, en Inglaterra. Cuando se despidieron, sabían que sería la última vez que se verían. Ella, desde su
cama atendía a varias mujeres en discipulado, mientras C T Studd abría con un machete las trochas
africanas y se encontraba con aborígenes a quienes les presentaba el evangelio. Desde el corazón del
África, y desde una cama en Inglaterra, C.Studd y su esposa, fundaron por medio de sus discípulos
(Patricio Symes) lo que hoy se conoce como Cruzada Cristiana, y otras iglesias más en varias partes del
mundo. ¿Cómo lo hicieron? Solamente se dispusieron y Dios los usó. No se quedaron callados.
Imagínense lo que esta congregación puede hacer si tan solo nos disponemos en las manos de Dios. Nos
falta únicamente decisión. Pero Dios nos usará tan pronto lo hagamos. Si usó a cuatro leprosos, nos
usará a nosotros también. Necesitamos esa pasión de Carlos Studd y del apóstol Pablo.

CONCLUSIÓN:
Dios tiene el poder para cambiar nuestra situación (2 Samuel 9: 1-13; 1 Crónicas 4: 9,10) por muy
complicada y difícil que sea, tiene UN MEJOR MAÑANA para su pueblo, para nuestra nación, para
nuestra familia, para nuestros hijos, nuestro negocio, nuestro ministerio y demás cosas”. ¡ÉL MAÑANA
SERÁ MEJOR! ¡Créelo, lo veras, gozaras y disfrutaras! ¡AMÉN QUE SÍ!

===================================================================================

You might also like