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VIVIR
SIEMPRE
INTENSAMENTE
LA REALIDAD
Apuntes de las intervenciones de Davide Prosperi y
Julián Carrón en la Jornada de Apertura de curso
de los adultos y los universitarios de CL.
Mediolanum Forum, Assago (Milán),
1 de octubre de 2011

Edward Hopper, Mañana en Cape Cod, 1950. OCTUBRE 2011 I


Apuntes de las intervenciones de Davide Prosperi y Julián Carrón
en la Jornada de Apertura de curso de los adultos y los universitarios de CL.
Mediolanum Forum, Assago (Milán), 1 de octubre de 2011

JULIÁN CARRÓN juicio sobre la realidad es capaz de suscitar una hu-


Todo inicio encierra siempre una espera. Cuando manidad plena, una razón que resiste ante los asaltos
más conscientes somos de la naturaleza de nuestra es- de nuestro tiempo, dominado, como ha dicho el Papa,
pera, tanto más conscientes somos de que, en última por una concepción positivista?
instancia, no podemos responder a ella por nosotros Esta hipótesis se puso enseguida a prueba en las elec-
mismos. Por eso, la espera de un hombre adulto se vuel- ciones administrativas de la pasada primavera. Antes
ve petición, petición al Único que puede responder ver- aún nos vimos provocados por el manifiesto que lle-
daderamente a la altura de nuestra espera. Viendo vi- vaba por título Las fuerzas que cambian la historia son
brar en nosotros esta espera, pidamos al comienzo de las mismas que cambian el corazón del hombre. Hubo
este gesto al Espíritu, el Único capaz de responder a ella.quien lo interpretó inicialmente como si faltase algo,
como si tuviésemos miedo de tomar partido hasta el
Desciende Santo Espíritu fondo, como si nos contentáramos con las razones de
una posición última. Pero ha sido un bien que haya
DAVIDE PROSPERI sucedido esto, porque nos ha obligado a preguntar-
Preguntémonos qué significado tiene encontrarnos nos de forma no superficial si las razones aducidas eran
aquí (nosotros, presentes en Milán, y todos los demás verdaderamente decisivas para desafiar al mundo. He-
que están conectados desde toda Italia y el extranje- mos tenido que entrar en materia (y lo hemos hecho
ro) para volver a empezar juntos este año. La respuesta sin ahorrarnos nada), hemos querido verificar si se sos-
es que hoy, más que nunca, lo ne- tenían las razones de lo que
cesitamos. Necesitamos recordar- nosotros defendemos, que no es un
nos las razones por las que mere-
La fe vivida como juicio partido, sino una experiencia, jus-
ce la pena volver a empezar, porque sobre la realidad, ¿es tamente «lo más querido para
nos hallamos inmersos en una capaz de suscitar una nosotros». Hemos tenido que com-
gran confusión social, política, humanidad plena, una probar si los criterios para mirar las
pero sobre todo en una gran crisis
razón que resiste ante los cosas que nacen de nuestra expe-
económica y laboral, que pone se- riencia eran suficientes para plan-
riamente en peligro la esperanza de asaltos de nuestro tiempo, tear delante de todos una posición
un pueblo. Estamos aquí para de- dominado, como ha dicho original, sobre todo para poder vi-
cirnos por qué merece la pena em- el Papa, por una vir nosotros mismos con plenitud
pezar de nuevo. concepción positivista? esa circunstancia. O bien si, por el
Durante su reciente viaje a Ale- contrario, hacía falta añadir algo,
mania, el Papa ha planteado sin un criterio distinto, otra estrategia.
medias tintas en el Parlamento alemán la cuestión ra- Pero si hubiésemos añadido otro criterio (un criterio,
dical de qué significa hoy estar a la altura de la ur- digamos, «político» o, en cualquier caso, «más polí-
gencia de bien de un pueblo: «Es necesario volver a tico»), llegados a un punto habríamos tenido que ele-
abrir las ventanas, hemos de ver nuevamente la in- gir entre uno y otro porque, antes o después, debe pre-
mensidad del mundo, el cielo y la tierra, y aprender valecer un criterio determinado.
a usar todo esto de modo justo» (Benedicto XVI, Dis- Entonces, la cuestión que se plantea es: ¿es suficiente
curso al Parlamento federal, Berlín, 22 de septiembre la experiencia cristiana para determinar una posición
de 2011). Pero, ¿cómo se hace esto? ¿Cómo encon- y un juicio integral sobre la realidad, o no lo es? Pues
trar la entrada en la inmensidad, en el conjunto? bien, hemos elegido asumir este riesgo. Y el resulta-
¿Cómo puede la razón volver a encontrar su grandeza do lo hemos visto en el Meeting, en donde la irre-
sin deslizarse a lo irracional? ductibilidad de nuestra posición sobre la política, al
El pasado 26 de enero, en la presentación de El sen- igual que sobre todo lo demás, ha sido evidente para
tido religioso, lanzaba a todo el movimiento el gran todos. Después del Meeting, incluso los periódicos lai-
desafío de este año: el sentido religioso como verifi- cos, aún sin comprender hasta el fondo de dónde pro-
cación de la fe. ¿Qué quiere decir que la fe vivida como cede esta posición, han tenido que admitir, como lo

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La oficina de noche, 1940.

ha hecho Michele Smargiassi en la Repubblica del 26 El Meeting de este año ha marcado un nuevo paso.
de agosto: «Tal vez sea necesario dejar de lado defini- En la situación de incertidumbre total en la que to-
tivamente la pregunta reiterativa de cada año “¿Con dos, verdaderamente todos, no hacen más que la-
quién está CL?”. CL, desde siempre, está con CL» («“Noi, mentarse (no se escucha ni un sólo juicio de esperanza
il popolo di Dio”», la Repubblica, 26 de agosto de 2011, nuevo), muchos esperaban encontrar en el Meeting
p. 37). Esta irreductibilidad no es algo estratégico, sino la misma confusión, la misma incertidumbre del mun-
que nace de un juicio sobre lo que somos, y esto es lo do, tal vez mirando con el rabillo del ojo a qué poder
que nos hace ser libres, libres y por tanto llenos de au- nos aferraríamos. Porque ésta es la única respuesta que
toridad. Paolo Franchi, editorialista del Corriere della se puede esperar al margen de una concepción como
Sera, escribía el 29 de agosto en ilsussidiario.net: «El Me- la que estamos describiendo. En cambio, los que se es-
eting tiene una larga y ya consolidada tradición de aper- peraban esto han quedado descolocados, porque
tura, la certeza de sí mismos (...). En una época que pa- han visto un juicio distinto, una experiencia de cer-
rece marcada por una guerra de todos contra todos tan teza que no está determinada por las circunstancias,
feroz como improductiva, hemos podido ver en el Me- ya sean positivas o negativas, sino que es fruto de una
eting una búsqueda de las cosas que se pueden y se de- posición original con respecto a ha podido ver en mu-
ben hacer juntos, sin que nadie ponga en peligro su pro- chas ocasiones: una idea nueva de ecumenismo, en la
pia alma, es más, tratando de que cada uno pueda apor- que ha nacido una amistad misteriosa con gente de to-
tar y hacer valer de su propia historia y cultura la par- dos los credos, como fruto del reconocimiento de que
te mejor, menos caduca, más viva» («Io, relativista, vi la experiencia vivida (no olvidemos que en octubre de
spiego perché ho sbagliato a non andare a Rimini», il- 2010 tuvo lugar por primera vez el Meeting del Cai-
sussidiario.net, 29 de agosto de 2011). Y esto no lo de- ro) es un factor educativo para todos. Un ejemplo es
cimos nosotros. el rector de la universidad egipcia de Al-Azhar, que »

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» ha preguntado a Savorana si puede mandar a Ita- to y se había abierto un agujero de poco más de un
lia a algunos estudiantes suyos para conocer la ex- metro que daba al vacío. En el camino había un adul-
periencia de la que nace el Meeting. El filósofo Cos- to con dos chavales. El adulto pasó el punto peligro-
tantino Esposito y han mostrado que la experiencia so y también el primer chaval, mientras que el segundo
cristiana responde al drama del pensamiento moderno. se quedó bloqueado. Al principio pensé que se trataba
Pensemos también en el encuentro sobre «Italia de un problema psicológico, de una inseguridad que
unida, historia de un pueblo en camino», con Giuliano el primero, tal vez más intrépido, no tenía. Pero lue-
Amato, Marta Cartabia y Maria Bocci. Consideremos go descubrí que el primero era hijo del adulto que ha-
la reacción de Sergio Marchionne, que ha estado en bía pasado, mientras que el otro era un amigo. En-
el Meeting dos veces este año y que ha declarado en tonces se me hizo evidente la cuestión. Para el segundo,
televisión: «Me interesa la calidad de la gente que está la realidad era sólo ese agujero que daba al vacío, era
aquí. Es gente verdadera, que actúa. Es la sencillez del sólo «el problema» que tenía que superar y no sabía
hacer. En un país en el que se habla tanto, aquí hay si tendría fuerzas para hacerlo. Por eso se había que-
gente que actúa. Es un lugar estupendo al que venir» dado bloqueado. Mientras que, para el primero, la re-
(Entrevista en TgMeeting, 24 de agosto de 2011). To- alidad era el agujero y el padre, el padre que estaba allí
dos hemos visto a estos jóvenes en los aparcamien- con él y que había pasado, que ya había pasado, las dos
tos bajo el sol, en las cocinas, en las exposiciones, en cosas a la vez. Existe un afecto, una Presencia que do-
la exposición sobre los ciento cin- mina la realidad: si la razón no re-
cuenta años de subsidiariedad: jó- conoce esta Presencia dentro de la
venes que tienen expectativas para Una razón capaz de realidad, la realidad queda reduci-
el futuro, que ven el mundo en el reconocer la realidad da y la razón se bloquea.
que viven, y que tienen sin embargo en toda su profundidad Por ello, una razón libre, capaz de
un gran deseo de construir, porque nace y se realiza en el estar ante la realidad, es una razón
hay una experiencia viva que es afectiva. ¿Dónde encuentra esta
más positiva que todo lo negativo acontecimiento cristiano. certeza que hemos visto todos en Ri-
que escuchan a su alrededor. Y A causa del mini, y que han podido reconocer
nosotros tenemos que mirar ahí. En acontecimiento cristiano, incluso los que están lejos de nues-
el fondo, es también el deseo que la razón cumple su tra experiencia? Evidentemente, no
ha expresado el presidente Napo- se trata de una seguridad sobre
litano cuando, en la inauguración
naturaleza de apertura uno mismo, como una autosufi-
del Meeting, ha dicho: «Llevad a ante el desvelarse ciencia en la que creemos que po-
este tiempo de incertidumbre vues- mismo de Dios demos vivir. Se trata justamente de
tro anhelo de certeza». Nuestra lo contrario: la certeza es un vínculo
tarea no es que todos piensen afectivo con la verdad, y esto, sólo
como nosotros, sino que se vuelva contagioso ese an- esto, puede hacernos libres de cualquier poder.
helo de certeza. Entonces, si lo que necesitamos para vivir (a la vez que
Como respuesta a estos hechos, Carrón nos ha di- el aire que respiramos) es una razón capaz de recono-
cho recientemente: «¿Cuándo se vuelven presencia es- cer la realidad en toda su profundidad, te preguntamos:
tas cosas hasta el punto de que nos despiertan cu- ¿Dónde nace y cómo se realiza una razón así?
riosidad? Cuando dejan emerger la presencia de una
realidad inexplicable: el Misterio. Nosotros llegamos JULIÁN CARRÓN
a ser interesantes cuando emerge en la realidad algo 1. «FIJARSE EN LO QUE ESTÁ PRESENTE
que excede, que es lo que atrae verdaderamente». El COMO UNA PRESENCIA»
Misterio como realidad presente, aunque no es men- Una razón capaz de reconocer la realidad en toda
surable, es más, precisamente porque desborda nues- su profundidad nace y se realiza en el acontecimien-
tra medida, cumple, nos cumple, lleva a cumplimiento to cristiano. A causa del acontecimiento cristiano, la
la relación de la razón con la realidad. razón cumple su naturaleza de apertura ante el des-
Permitidme que os cuente un hecho que me ha su- velarse mismo de Dios. Se entiende entonces por qué
cedido este verano, y que aporta claridad sobre lo que dice don Giussani que «el problema de la inteligen-
estamos diciendo. Durante una excursión por la cia se encierra» en el episodio de Juan y Andrés (L.
montaña, nos encontramos con un punto bastante pe- Giussani, ¿Se puede vivir así?, Encuentro, Madrid 2007,
ligroso, pues se había producido un desprendimien- p. 200). Por este motivo, el pasado 26 de enero (con

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ocasión de la presentación de El sentido religioso) em- identificar la cuestión. Dirigiéndose a los sacerdotes del
pezamos recordando que «el corazón de nuestra pro- Studium Christi, decía en 1995: «La raíz de la cuestión
puesta es […] el anuncio de un acontecimiento que es el factor constitutivo de aquello que existe, y la pa-
sorprende a los hombres del mismo modo en que, labra más importante para indicar el factor principal
hace dos mil años, el anuncio de los ángeles en Be- de lo que existe es la palabra presencia. Pero nosotros
lén sorprendió a los pobres pastores. Un aconteci- no estamos acostumbrados a mirar una hoja presen-
miento que acaece, antes de toda otra consideración, te, una flor presente, una persona presente como “pre-
y que afecta tanto al hombre religioso como al no re- sencia”, no estamos acostumbrados a fijarnos en lo que
ligioso» (L. Giussani, «El ‘poder’ del laico, es decir, del está presente como una presencia. En esto somos su-
cristiano», en 30Días, n. 3, 1987, pp. 50-63). ¿En qué perficiales» (Milán, 1 de febrero de 1995). Y nos lo dice
se ve que dicho acontecimiento ha entrado en nues- a nosotros, a nosotros que ya nos hemos encontrado
tra vida? En que «este acontecimiento –dice don Gius- con Cristo y que hemos visto nuestro “yo” despertar
sani– resucita o potencia el sentido elemental de de- por este encuentro. Por eso, todos nosotros podemos
pendencia y el núcleo de evidencias originarias a las verificar enseguida y juzgar hasta qué punto tiene ra-
que damos el nombre de “sentido religioso”» (Ibidem). zón Giussani: basta con que cada uno observe lo que
Por este motivo, el acontecimiento cristiano hace ha sucedido hoy, si se ha sorprendido al menos un ins-
del hombre un hombre, es decir, alguien más capaz tante por la presencia de las cosas presentes.
de vivir según sus evi- No darse cuenta de las
dencias originales, más cosas presentes como una
capaz de ser tocado por la presencia no quiere decir
realidad, de vivir la reali- negarlas. Entendámonos,
dad según su verdad, por- podemos aceptarlas y re-
que es capaz de usar la ra- conocerlas –insiste de
zón según su verdadera nuevo don Giussani–, y
naturaleza de apertura a la sin embargo darlas por
totalidad de la realidad. descontado. Tiene mu-
Sólo una «razón abierta al chísima razón: «no esta-
lenguaje del ser» (Bene- mos acostumbrados a fi-
dicto XVI, Discurso al Par- jarnos en lo que está pre-
lamento federal, Berlín, 22 sente como una presen-
de septiembre de 2011), cia». Desde la realidad,
como acaba de decir el el marido o la mujer, has-
Papa en Alemania, puede ta nosotros mismos.
Chop Suey, 1929.
alcanzar la realidad, sin ¿Qué debió haber visto
permanecer prisionera de las interpretaciones que tan en nosotros don Giussani, hace años, observando
solo añaden una incertidumbre a otra, como vemos nuestra reacción a su carta a la Fraternidad (del 23 de
hoy a todos los niveles. junio de 2003), dedicada al tema del Ser, para llegar
Por eso nosotros, que participamos de este acon- a decir: «He descubierto en estos días que el Ser no
tecimiento en la comunidad cristiana, deberíamos sor- vibra en ninguno»? Benedicto XVI ha identificado la
prender en nuestra experiencia que somos más «vul- consecuencia de esta posición: «La mayor parte de la
nerables» ante el ser de las cosas, más capaces de ser gente, también de los cristianos, da hoy por descon-
tocados, de asombrarnos, porque es precisamente en tado a Dios» (Benedicto XVI, Encuentro con los re-
la relación con la realidad, ante la mujer o los hijos, presentantes del Consejo de la Iglesia evangélica en Ale-
ante los colegas o las circunstancias, ante el sol o las mania, Erfurt, 23 de septiembre de 2011).
estrellas, donde nosotros verificamos la fe. Si es ver- Dentro de su sencillez, esta carta de un joven uni-
dad que todo hombre se ve impactado por la reali- versitario de Roma expresa muy bien la cuestión:
dad, en nosotros debería suceder con mayor facilidad, «En noviembre del año pasado sufrí un accidente que
al haber sido nuestra persona despertada por el en- me obligó a permanecer en la cama durante más de
cuentro cristiano, de modo que la realidad nos debería tres meses. Me costó muchísimo. No me podía mo-
hablar más, nos debería sorprender más. ver, estaba imposibilitado para cualquier actividad,
Pero todos sabemos que, con frecuencia, esto no es cualquiera, no podía ni siquiera estudiar a causa de los
así. Don Giussani viene de nuevo en nuestra ayuda para analgésicos que tomaba, que me impedían cualquier »

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» actividad que requiriese un mínimo de concen- que puede devolverme esa condición, que puede per-
tración. Tres meses en cama, quieto, inmóvil. Recuerdo mitirme vivir siempre esa experiencia?».
sin embargo que un par de meses después de haber Todos podemos reconocernos en esta situación: si
empezado a caminar, mirando las fotos mías en la no vemos continuamente el ser vibrar en nosotros,
cama con mis amigos alrededor, fui a mi madre y le todo se vuelve de nuevo plano, y urge cada vez más
dije casi instintivamente: “¡Mira qué foto más chula! en cada uno de nosotros la pregunta: ¿cuál es el ca-
Al final ha sido un periodo bonito”. Mirando atrás pue- mino que puede devolverme aquella condición que
do decir que, a pesar de lo que me costaba estar quie- hace posible no dar por descontado todo, sino sor-
to en la cama, en toda aquella impaciencia por que- prenderme por todo?
rer ponerme en pie enseguida había algo que no me Para responder a esta pregunta es necesario com-
hacía infeliz; es más, puedo decir que en cierto prender por qué nos sucede esto. ¿Por qué, después
modo estaba contento dentro de ese sufrimiento. de una experiencia como la que hemos descrito, vol-
Por dos motivos. El primero es que siempre he sido vemos a dar todo por descontado y a no sorprendernos
sostenido en el dolor, de una forma libre y gratui- por nada? Don Giussani identifica las razones en Ciò
ta: desde los rostros de los amigos, que se dedicaban che abbiamo di più caro, el libro del Equipe de los uni-
a mí incansablemente hasta mis padres, que me de- versitarios publicado este año:
cían siempre que ofreciera el sufrimiento y el dolor. Esto sucede –dice Giussani– por culpa de una ra-
Percibía una total dedi- zón débil, es decir, de un
cación a mí: total y mi- uso reducido de la razón
nuciosa. El segundo mo- que, al no ser capaz de
tivo es que las cosas, in- percibir la presencia de las
cluso las más pequeñas, cosas presentes, nos lleva
ya no eran algo que diera a dar todo por desconta-
por descontado: me sor- do. La fragilidad de la ra-
prendía por un plato de zón es el motivo por el
pasta un poco más ela- que la realidad no hace
borado, por la compañía mella en nosotros, no nos
que veía a mi alrededor, toca, y todo se convierte
por el hecho de que mis en algo gris. Este uso de la
hermanas, antes de acos- razón lleva a una conse-
tarse, ponían junto a mi cuencia inevitable.
cama la cuña por si la Una división entre el
necesitaba por la noche, reconocimiento y la afec-
Habitación en Nueva York, 1932.
sin que yo se lo pidiera. tividad, entre el recono-
Hasta llegar, una mañana, mientras me trasladaba cimiento y el apego a ese reconocimiento: el “yo” per-
una ambulancia al hospital para una revisión, a asom- manece dividido entre el reconocimiento (que que-
brarme de ver de nuevo el cielo. Yo ya sabía que exis- da como algo abstracto) y la afectividad (que fluctúa).
tía el cielo, pero finalmente me había dado cuenta Al no ser la razón capaz de alcanzar la realidad, el afec-
de que existía, de que estaba ahí. [Cuando uno se da to no se pega, se queda fluctuante y nada hace mella
cuenta de ello una vez en la vida, comprende cuán- en nosotros.
tas veces el cielo no ha sido algo presente para él] No Don Giussani nos ofrece también un ejemplo de
hacía nada, no podía hacer nada, y sin embargo, con esto: «Al comienzo de la edad moderna, Petrarca ad-
todo el dolor, con toda la impaciencia, no era infe- mitía perfectamente toda la doctrina cristiana, la per-
liz. Consideraba todo por el valor que tenía, ya no cibía incluso mejor que nosotros, pero su sensibilidad
daba nada por descontado. Y reconocer el valor de o afectividad fluctuaban de forma autónoma» (Ciò che
las cosas me hacía estar contento. abbiamo di più caro. 1988-1989, BUR, Milán 2011, p.
Ahora, cuatro meses después de haber vuelto a ca- 156). Es decir, la mera afirmación de la doctrina cris-
minar, me doy cuenta de que esa tensión hacia las co- tiana como discurso no es capaz de arrastrar el afec-
sas ha disminuido completamente: el plato de pasta to, generando esa unidad de razón y afectividad sin
más elaborado se ha convertido en un plato de pas- la cual no se puede conocer, y el yo queda al final di-
ta normal, las cosas están de nuevo bajo la sombra de vidido. Podemos afirmar la doctrina cristiana (al igual
mi medida y de mi complacencia… ¿Cuál es el camino que declarar que el cielo existe) como un a priori

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abstracto: pero no hay vibración alguna, no hay ape- punto incide en nosotros el clima racionalista en el que
go, no hay algo fuera de nosotros que nos salva de vivimos, mucho más de lo que llegamos a darnos cuen-
nosotros mismos y de nuestra medida. Esta es la «ano- ta. Lo vemos por el trabajo que nos cuesta reconocer
rexia de lo humano» que se encuentra en el origen de la realidad según toda su naturaleza. Hoy en día do-
la confusión, de la inseguridad, de la incertidumbre mina una concepción positivista, según sus nuevas tra-
en la que vivimos en estos tiempos, en los que nos ve- ducciones. Pero, como recordaba el Papa en Alema-
mos fluctuar, como una piedra arrastrada por las opi- nia, «la visión positivista del mundo en su conjunto
niones, por los estados de ánimo, que no es capaz de (…) no es una cultura que corresponda y sea suficiente
apegarse a ninguna cosa real presente, ni de interesarse en su totalidad al ser hombres en toda su amplitud.
verdaderamente por nada. Esta anorexia no se resuelve Donde la razón positivista es considerada como la úni-
aumentando los discursos, sino educando la razón para ca cultura suficiente, relegando todas las demás rea-
que se abra al «lenguaje del ser». lidades culturales a la condición de subculturas, ésta
Hay un episodio de la vida de don Giussani que me reduce al hombre, más todavía, amenaza su huma-
ha impresionado siempre, y que ilustra muy bien qué nidad» (Benedicto XVI, Discurso al Parlamento fede-
quiere decir esta apertura al ser. Escribe a su amigo ral, Berlín, 22 de septiembre de 2011).
Angelo Majo y le dice lo que ve en aquel al que con- Por eso don Giussani, en el segundo capítulo de El
sidera amigo: «Hace algunas noches, pensando, he des- sentido religioso, identifica con claridad nuestra tarea:
cubierto que tú eres mi único ami- «En verdad, el problema interesante
go». ¿Por qué lo considera amigo? No estamos para el hombre no es la lógica –jue-
Porque «esa vibración inefable y to- go fascinante–, ni la demostra-
tal de mi ser ante las “cosas” y las
acostumbrados a mirar ción –curiosidad incitante–; el
“personas” no la sorprendo más que una hoja presente como problema verdaderamente intere-
en tu modo de reaccionar» (Cartas presencia. No es que sante para el hombre es adherirse
de fe y de amistad, Encuentro, Ma- neguemos la presencia a la realidad, darse cuenta de la re-
drid 2010, p. 113). Entre las muchas
cosas que Giussani podía conside-
de las cosas. Simplemente alidad. Se trata de una exigencia in-
derogable, de algo que nos obliga
rar para identificar a sus amigos, las damos por descontado. porque está en nuestra misma na-
¿cuáles indica? Otra vez nos des- Todos sabemos lo turaleza, y no de una cuestión de
coloca: no una inteligencia parti- insoportable que llega coherencia. Que una madre ame a
cular, no una capacidad de domi- a ser la vida cuando su hijo no constituye la conclusión
nar su pensamiento, ni una cohe- de un proceso lógico: es una evi-
rencia ética digna de admiración, se convierte en algo dencia, una certeza, una propues-
sino la «vibración inefable y total» carente de asombro ta de la realidad cuya existencia es
ante el ser, que él percibe en la for- obligatorio admitir» (L. Giussani,
ma de reaccionar de su amigo. Entonces se entiende El sentido religioso, Encuentro, Madrid 2008, p. 32).
por qué la raíz de la cuestión es que tenemos dificul- Sólo la evidencia de la realidad puede tener esa carácter
tad, que no estamos acostumbrados a percibir, a mi- inderogable que nos obliga a reconocer como una pre-
rar como presencia las cosas presentes. No es que ne- sencia lo que está presente.
guemos la presencia de las cosas. Simplemente las da- Ningún texto nos ayuda a verificar si la fe facilita el
mos por descontado. Y esto hace que no exista ni si- reconocimiento de la realidad como el capítulo décimo
quiera un instante de asombro. No es que hayamos he- de El sentido religioso, con el que retomamos nuestro
cho algo equivocado, sino que no hemos sorprendi- itinerario de la Escuela de comunidad, porque ese ca-
do en nosotros la vibración del ser. Todos sabemos lo pítulo es la descripción de lo que sucede en un
insoportable que llega a ser la vida cuando se convierte hombre ante la imponencia de la realidad. Consciente
en algo carente de asombro. de que nos hallamos inmersos en una época de ide-
Podemos percibir, entonces, la urgencia de acos- ologías (racionalismo, positivismo), que nos llevan a
tumbrarnos a fijarnos en lo que está presente como usar la razón de forma reducida, y por tanto a mirar
presencia, de modo que podamos ver vibrar nuestro la realidad según tal reducción, don Giussani establece
“yo”, cualquiera que sea la circunstancia. Y como las desde el comienzo un principio de método para una
cosas están presentes en cualquier caso, lo que falta no lucha contra la ideología: partir de la experiencia, por-
son las cosas, sino un “yo” capaz de darse cuenta de que la realidad –como nos ha enseñado siempre– se
lo que existe. Esto nos permite comprender hasta qué hace transparente en la experiencia. Este principio »

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» metodológico, que establece en el primer capítu- remos ahorrarnos el impacto con la realidad susti-
lo de El sentido religioso, es decisivo para afrontar el tuyéndolo con discursos y comentarios, dejaremos in-
capítulo crucial de todo el libro, que es definido por evitablemente de vibrar ante la realidad.
don Giussani con estas palabras: «El capítulo décimo Cada uno de nosotros debería comparar su expe-
de El sentido religioso es la clave de nuestra forma de riencia con cada frase de este capítulo, mirar cuál es
pensar» (cfr. «Un hombre nuevo», Huellas-Litterae su reacción ante las cosas, para no abordar todo el ca-
Communionis n. 3, marzo 1999, p. IX). pítulo sustituyendo el impacto del ser por sus co-
Desde los primeros párrafos del capítulo, don mentarios al texto, hablando del asombro sin asom-
Giussani nos invita a mirar la estructura de nuestra brarse (entre paréntesis, ¡esto es aburridísimo, ade-
reacción original ante la realidad, de modo que no ven- más de inútil!). El primer punto que aborda don Gius-
za en nosotros desde el primer impacto la reducción sani en el capítulo es justamente éste: el asombro por
ideológica, para describir a continuación qué quiere la presencia.
decir seguir esa provocación de la realidad hasta su ori-
gen, sin bloquearla a medio camino. Don Giussani des- 2. EL ASOMBRO POR LA «PRESENCIA»
cribe en este capítulo cuál es el itinerario verdadero ¿Cuál es la primera genialidad de don Giussani para
de la razón y del afecto ante la realidad, itinerario que ayudarnos a reconocer como presencia lo que está pre-
debe recorrer todo aquel que quiera salir de la situa- sente? Romper la obviedad con la que miramos la re-
ción en la que nos en- alidad, el hecho de darla
contramos de dar todo por descontado. Como
por descontado. hemos visto, habitual-
Por eso comienza con mente miramos la reali-
un interrogante: si estas dad como algo obvio. Para
preguntas últimas que arrancarnos esta obvie-
constituyen el sentido re- dad, don Giussani nos in-
ligioso son el tejido de la vita a realizar un esfuerzo
conciencia humana, de la de imaginación: «Supo-
razón humana, ¿cómo se ned que nacéis, que salís
produce su despertar? del seno de vuestra madre,
«Responder a esta pre- con la edad que tenéis en
gunta nos va a obligar a este momento, con el des-
detectar la estructura de la arrollo y con la conciencia
reacción que tiene el hom- que tenéis ahora. ¿Cuál
bre ante la realidad» (El sería el primer senti-
El mar en Ogunquit, 1914.
sentido religioso, op. cit., p. miento que tendríais, el
145). Don Giussani nos ofrece el método: «Si es ob- primero en absoluto, es decir, el primer factor de vues-
servándose a sí mismo en acción como el hombre se tra reacción ante la realidad?» (Ibidem). Cada uno debe
da cuenta de los factores que lo constituyen, para res- tratar de identificarse con la experiencia que nos su-
ponder a esa pregunta será necesario observar la di- giere don Giussani, intentando seguirle. La forma más
námica humana en el impacto con la realidad, pues sencilla es buscar en la propia experiencia un hecho
ese impacto es el que pondrá en marcha el mecanis- que lo testimonie. Como lo que me contaba mi ami-
mo que revela esos factores» (Ibidem). go Alexandre, un médico de Brasil.
Y añade una nota fundamental: «Un individuo que Este verano fue a dar un paseo por el monte San Car-
haya tenido en su vida un impacto débil con la rea- lo, cerca de La Thuile, con un grupo de amigos uni-
lidad [¡cuántas veces deseamos ahorrárnoslo a versitarios de lengua portuguesa (brasileños, portu-
nosotros mismos y, sobre todo, a nuestros hijos!], por- gueses y mozambiqueños). Mientras caminaba iba
que, por ejemplo, haya tenido que esforzarse muy pensando en lo que diría cuando llegaran. Pensaba
poco, tendrá un sentido escaso de su propia conciencia para sí: «Les haré mirar el paisaje, cantaremos algún
[lo que desaparece es el “yo”, lo que falta es el “yo”], canto, etc.». Pero nada más llegar, delante del Mont
percibirá menos la energía y la vibración de su razón» Blanc, que muchos veían por primera vez, todos se
(Ibidem). En efecto, es en la relación con la realidad quedaron en silencio. Mientras estaban allí, callados,
donde vemos crecer el sentido de nuestra conciencia, empezó a llegar un segundo grupo que se había que-
la energía y la vibración de la razón. Entonces, si que- dado atrás. Las personas caminaban hablando en voz

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alta. Nuestro médico empezó a pensar qué les diría está en el origen del despertar de la conciencia huma-
cuando llegaran: «Les diré que estén en silencio». Pero na» (Ibidem). Descubro en mí una intensidad desco-
mientras pensaba estas cosas, llegaron ante el Mont nocida, por «esta experiencia original de lo “otro”. El
Blanc que, debido a su imponencia, les hizo quedar- niño la vive sin darse cuenta, porque todavía no es cons-
se en silencio al momento. Este pequeño hecho expresa ciente del todo; pero el adulto que no la vive o que no
que la imagen que usa don Giussani de abrir los ojos la percibe, como hombre consciente es menos que un
con la conciencia que tenemos ahora no es en abso- niño, está como atrofiado» (Ibidem). Esta es la caren-
luto algo forzado. cia del “yo”, que está como atrofiado, como una piedra
«Si yo abriera de par en par los ojos por primera vez que no se asombra por la belleza de las montañas, que
en este instante, al salir del seno de mi madre, me ve- no vibra ante el ser de las cosas. ¡Qué sería de nuestra
ría dominado por el asombro y el estupor que pro- vida si perdiésemos esta capacidad de asombrarnos! En-
vocarían en mí las cosas debido a su simple “presen- tonces entendemos el don que supone el acontecimiento
cia”. Me invadiría por entero el asombro por esa pre- cristiano, que nos hace más capaces de asombrarnos por
sencia que expresamos en el vocabulario corriente con todo. Tiene razón Heschel: «Cuando estamos privamos
la palabra “cosa”» (El sentido religioso, op. cit., p. 146). de la capacidad de maravillarnos, resultamos sordos a
Es la misma invitación que nos dirige el Papa: lo sublime» (A.J. Heschel, Dio alla ricerca dell’uomo, Bor-
«¿Cómo puede la razón volver a encontrar su gran- la, Turín 1969, pp. 273-274). Es decir, nos perdemos lo
deza sin deslizarse a lo irracional? mejor. Y ninguna distracción crea-
¿Cómo puede la naturaleza apare- Es en la relación con da artificialmente, como las que in-
cer nuevamente en su profundidad, venta la sociedad de hoy, nos lo po-
con sus exigencias y con sus indi-
la realidad donde vemos drá restituir.
caciones? (…) Es necesario volver crecer el sentido de «Por eso el primerísimo senti-
a abrir las ventanas, hemos de ver nuestra conciencia, miento que tiene el hombre es el de
nuevamente la inmensidad del la energía y la vibración estar frente a una realidad que no
mundo, el cielo y la tierra, y apren- es suya, que existe independiente-
der a usar todo esto de modo jus-
de la razón. Entonces, mente de él y de la cual depende».
to» (Benedicto XVI, Discurso al Par- si queremos ahorrarnos ¡Existe, existe, existe! «Traducido
lamento federal, Berlín, 22 de sep- el impacto con la realidad esto en términos empíricos, se tra-
tiembre de 2011). sustituyéndolo con ta de la percepción original de un
Para nuestros amigos que iban de discursos y comentarios, dato, de algo dado» (El sentido re-
excursión, al igual que para ligioso, op. cit., p. 146); según su sig-
nosotros, estas cosas no resultan dejaremos inevitablemente nificado de participio pasado,
obvias, y se ve por el asombro que de vibrar ante la realidad «dado» implica algo que «dé». Todo
producen. Basta con leer los adje- me es dado, regalado. ¿Somos ca-
tivos con los que describe don Giussani este impac- paces de imaginar lo que sería la vida si viviésemos
to: dominado, invadido por un sobresalto de estupe- todo como «dado», como don, si reconociésemos así
facción, por este asombro, que ninguna situación de cualquier cosa presente y esto nos hiciese vibrar? To-
este mundo, ninguna crisis, puede evitar: nada pue- das las circunstancias serían distintas.
de impedir el impacto, nada puede impedir que nos Me escribe una amiga:
llenemos de esa plenitud, que vibre todo nuestro ser «Hola, Julián. Te escribo desde la habitación del hos-
y que esto nos haga empezar de nuevo. pital en el que está ingresada mi madre, que acaba de
«El ser, no como entidad abstracta, sino como algo pre- ser operada. ¡Qué milagro este día, que ha comenza-
sente, como una presencia que no hago yo, que me en- do marcado por el deseo de no dar nada por descon-
cuentro ahí, una presencia que se me impone» (El sen- tado! Me parece estar viviendo en directo lo que se des-
tido religioso, op. cit., p. 146). Y entonces consigo fi- cribe en el capítulo décimo de El sentido religioso. Ver
jarme en lo que está presente como presencia. Y esto cómo bajaban a mi madre al quirófano, dormida por
lleva a la vida de cada uno el despertar de su propia la anestesia, me ha hecho mirarla con una gran ternura:
humanidad. Sabemos perfectamente qué grado de in- no sólo porque es mi madre, sino porque esta maña-
tensidad adquiere nuestro “yo” cuando esto sucede, qué na su presencia me hacía tomar conciencia de que la
vibración experimentamos. evidencia más grande y profunda que percibo es que
«El asombro, la maravilla que produce esta realidad no me hago a mí misma, no me estoy haciendo a mí
que se me impone, esta presencia con la que me topo, misma, no me doy el ser, no me doy la realidad que »

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» soy, soy algo “dado”. No podía dar por descontado rable. Esto es fijarse en lo que está presente como una
que esta mañana me fuese regalada mi madre, y que presencia: darse cuenta de una presencia inexorable.
yo pudiese mirarme como un don». Este darse cuenta nunca podrá reducirse a una «com-
Pero, ¿cuál es el obstáculo decisivo para mirar de este probación fría»: es un «asombro lleno de atractivo»,
modo? El principal obstáculo es que, como hemos vis- es un «estupor que despierta la pregunta última en
to, damos por descontado este dato, no percibimos la nuestro interior» (Ibidem), la pregunta religiosa.
realidad como dato. Partimos pasando por encima del De hecho, la religiosidad nace de este atractivo. El
ser, del don, de la existencia de las cosas. ¿Cuál es el sig- primer sentimiento del hombre es el atractivo; el mie-
no más evidente de que pasamos por encima del ser do –que se indica tantas veces como origen de la re-
de las cosas? La falta de asombro. Por desgracia, esta ligiosidad– aparece en un segundo momento. «La re-
es la posición más común, más enraizada en nosotros ligiosidad es, ante todo, la afirmación y el desarrollo
ante la realidad. «No estamos acostumbrados –este es del atractivo [del ser. Esto es lo que nos hace falta, el
el alcance de lo que dice Giussani– a fijarnos en lo que desarrollo del atractivo del ser]. Hay un asombro pri-
está presente como una presencia». ¡Por eso es tan raro mero ante la evidencia que caracteriza muy bien la ac-
ver vibrar el ser en alguien! Y cuando lo vemos vibrar titud del verdadero investigador: la maravilla de
en nosotros nos sorprende, pues es raro que suceda. algo presente me atrae, y como consecuencia dispa-
Llegados a este punto, podemos comprender me- ra en mí la búsqueda» (Ibidem).
jor lo decisivo que es para cada uno de nosotros apren- ¡Qué sencillez se necesita para dejarse atraer por esa
der la actitud que nos sugiere don presencia que, por la vibración
Giussani, de modo que pueda lle- Ante la gratuidad abismal que provoca en mí, se vuelve tan in-
gar a ser habitual: «La misma pa- de la realidad se produce teresante que dispara la búsqueda!
labra “dado” refleja una actividad Si esta búsqueda no se detiene, no
delante de la cual yo soy sujeto pa- una especie de parálisis se bloquea, debemos admitir otra
sivo; ahora bien, se trata de una pa- extraña de la razón. Pero cosa para explicar esa presencia, ese
sividad que constituye mi actividad si uno niega esto, niega dato. Pero con frecuencia blo-
original, que es precisamente reci- la cosa. Es como si dentro queamos esta búsqueda y, por eso,
bir, constatar, reconocer» (El sen- a menudo se oye decir: ¿por qué
tido religioso, op. cit., p. 147). La pri-
de las cosas hubiese una mirar a la realidad implica reco-
mera actividad, amigos, es esta pa- invitación, no añadida por nocer al Misterio, al “Tú”, a Dios?
sividad sin la cual no me doy cuen- el sujeto, sino reconocida Como si remitir a otro factor más
ta del dato, de la realidad como algo por él. Por eso, la intuición allá y dentro de lo que se ve, no fue-
dado, como un don que se me ra implicado en lo que se ve, en la
hace. Si no queremos perdernos la
original y primera es experiencia de lo que se ve, en el
realidad hasta en sus mínimos de- el asombro ante el dato dato, sino que fuese algo que aña-
talles, debe llegar a hacerse familiar dimos nosotros. Ciertamente, es el
en nosotros esta indicación de don Giussani: la pri- sujeto quien percibe que lo dado remite a otra cosa;
mera actividad es esta pasividad. Pero debemos estar pero es el objeto mismo, es la cosa en sí, la experien-
atentos al tipo de pasividad de la que estamos hablando cia que tenemos de las cosas que nos remite más allá.
para no extraer la conclusión, como suele pasar, de que Por eso, un verdadero buscador que, al partir de lo
no hace falta hacer nada. La pasividad de la que se ha- que existe, no bloquee este remitir a otra cosa inscrito
bla consiste en «recibir, constatar, reconocer» la rea- en la experiencia de las cosas y no bloquee su curio-
lidad como algo dado. Es decir, lo contrario de dar- sidad, su deseo de comprender hasta el fondo, de ex-
la por descontado. ¿Cómo podemos reconocer que es- plicar el dato de forma exhaustiva, no puede dejar de
tamos haciendo la misma experiencia de la que ha- reconocer algo distinto como parte de la presencia que
bla Giussani, que no nos estamos limitando a repe- existe. Como describe el diálogo de Dios con Job:
tir un eslogan? Por el asombro, por el despertar en «¿Dónde estabas cuando cimenté la tierra?», es decir,
nosotros de nuestra humanidad. ¿has sido tú el que ha generado esta realidad que te
El carácter de la presencia es tan inderogable que fa- llena de asombro? «Cuéntamelo, si tanto sabes.
cilita el darnos cuenta de ella, porque «“¡la evidencia ¿Quién señaló sus dimensiones (¡seguro que lo sabes!)
es una presencia inexorable!”. ¡El darse cuenta de una o le aplicó la cinta de medir?» (Jb 38,4-5).
presencia inexorable!» (Ibidem). Mirad qué expresión Todo lo que existe grita su dependencia de Otro. Por
más sintética: darse cuenta de una presencia inexo- eso no hay nada más adecuado, más pertinente a la

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Colina con faro, 1927.

naturaleza del hombre que ser poseído, debido a su verdaderamente experiencia de lo que se dice o si he-
dependencia original. Pues la naturaleza del hombre mos seguido simplemente la lógica de un discurso sin
es ser creado, y su razón se cumple al reconocer esa apenas un instante de asombro.
implicación última que se halla dentro del ser de las
cosas. Si uno niega este remitir a otra cosa, si niega lo 3. EL “YO” DEPENDIENTE
que está más allá, niega la cosa, la experiencia de la cosa, «Cuando se ha despertado ya su ser por la presen-
la destruye. Ante la gratuidad abismal de la realidad cia de las cosas, por la atracción que ejercen y el estu-
se produce una especie de parálisis extraña de la ra- por que provocan, y se ha llenado de gratitud y alegría
zón, que se bloquea. Pero si uno niega esto, niega la porque esa presencia puede ser benéfica y providen-
cosa. Es como si dentro de las cosas hubiese una in- cial, el hombre toma conciencia de sí en cuanto “yo”
vitación, no añadida por el sujeto, sino reconocida por y recupera su asombro original con una profundidad
él, porque está contenida en el fenómeno mismo de que establece el alcance y la estatura de su identidad»
la presencia. Por eso, la intuición original y primera (El sentido religioso, op. cit., pp. 151-152).
es el asombro ante el dato. Os pido que no lo deis por La prueba de que he acusado el impacto del ser es,
descontado, reduciendo de nuevo la experiencia a pen- en primer lugar, que mi “yo” se ha despertado. Lo cons-
samiento: el pensamiento sobre el asombro no es el tatamos a menudo: reconocemos que le ha sucedido algo
asombro, como el pensamiento de estar enamorado a alguien porque esa persona ha despertado. («Pero, ¿qué
no es estar enamorado. Por eso don Giussani, en el te ha pasado?», le preguntamos enseguida). En segun-
cuarto epígrafe del capítulo décimo –relativo al “yo” do lugar, estoy agradecido y contento (como el amigo
dependiente–, nos permite discernir si hemos hecho del accidente). Yo sé que se ha producido ese impacto »

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» porque percibo en mí mismo una gratitud, una ale- operación mental, una complicación, una especie de
gría por esta presencia (puedo encontrarme en el hos- creación, y que, a fin de cuentas, el “Tú” es fruto de
pital, como la amiga de la carta, pero estoy agradeci- nuestro esfuerzo. ¡Qué esclerosis del “yo” y de la razón!
do y contento porque existe esta presencia). Tercero, esto ¡Cómo falta el “yo”! ¡Y qué falta de familiaridad con
me hace ser consciente de mí mismo hasta el punto de uno uso adecuado de la razón! Lo podemos ver
que, cuarto, la profundidad del asombro establece la ver- cuando estamos aprendiendo matemáticas: para no
dadera dimensión de mi identidad. ¡Mirad cuál es el equivocarnos debemos hacer todos los pasos, uno de-
criterio de medida de nuestra identidad! Lo que esta- trás de otro. ¡Todo nos parece tan artificioso! ¿Por qué?
blece el alcance de nuestra identidad no son los títu- Por una falta de familiaridad con un uso adecuado de
los universitarios, el dinero que ganamos o el papel que la razón. Pero cuando hemos aprendido las matemá-
jugamos, sino la profundidad del asombro que nos lle- ticas, todo se vuelve ágil, veloz y fascinante. O cuan-
va a ser conscientes de nuestra persona. do uno empieza a tocar el piano, le parece que tiene
Continúa Giussani: «En este momento yo, si estoy las manos escayoladas. Pero, ¡qué delicia cuando la agi-
atento, es decir si soy una persona madura, no pue- lidad de nuestros dedos nos permite gozar de Mozart!
do negar que la evidencia mayor y más profunda que Pero no tenemos paciencia para hacer este trabajo al
percibo es que yo no me hago a mí mismo, que no me que nos invita constantemente don Giussani. Es más,
estoy haciendo ahora a mí mismo. Yo no me doy el nos parece complicado y artificioso. Y cambiamos la ra-
ser, no me doy la realidad que soy, zón por el sentimiento, porque nos
soy algo “dado”. Es el instante adul- parece más fácil, más inmediato: si
to en que descubro que yo depen- El que no huye y toma lo siento, existe; si no lo siento, no
do de otra cosa distinta» (El senti- conciencia de sí mismo existe. ¡He aquí nuestra inteligencia
do religioso, op. cit., p. 152). hasta el fondo, empieza “lógica”! Llegados a este punto, cada
Cada uno deberá preguntarse si uno de nosotros debe decidir si
para él el hecho de que «yo no me a ser consciente de que se quiere seguir a Giussani –profun-
hago a mí mismo» es «la evidencia mantiene en pie porque es dizando en sí mismo– para apren-
mayor». Para nosotros son evi- hecho por Otro. Y su vida der este uso de la razón que reconoce
dentes la botella o el vaso; pero que empieza a tener un punto como presencia las cosas presentes,
«yo no me hago a mí mismo» no es o si prefiere hacer otra cosa, renun-
tan evidente, y se ve por la pregunta
de apoyo firme, lleno de ciando a seguirle. Y puesto que no es-
que recurrentemente surge entre certeza, por ese vínculo tamos acostumbrados a hacer este
nosotros: ¿por qué ante la realidad de la razón con la realidad recorrido, preferimos hacer otra
o ante mi persona debo decir “Tú”? hasta su origen cosa (leer, repetir frases), en vez de
¿No falta algún paso? comprometernos a aprender a usar
Para responder a esta pregunta la razón como él. ¡Cuántas veces su-
debemos tratar de seguir a Giussani en su recorrido cumbimos a la tentación de escapar! Y por eso luego per-
hasta la profundidad de la realidad, si queremos manecemos confundidos, con incertidumbre, arras-
comprender su origen. «Cuando más profundizo en trados como una piedra por las opiniones.
mí mismo, si quiero llegar hasta el fondo de mi ser, ¿de Sólo aquel que siga a Giussani en el recorrido que
dónde broto? No de mí, sino de otra cosa. Es la per- nos indica podrá ver suceder en sí mismo esa vibra-
cepción de mí mismo como un chorro que nace de una ción que nos invade cuando entramos verdadera-
fuente. Hay otra cosa que es más que yo, y que me hace. mente en relación con el Ser; igual que vemos vibrar
Si el chorro de una fuente pudiera pensar, percibiría nuestro propio “yo” delante de la persona amada. Uno
en el fondo de su fresco brotar un origen que no sabe puede decir «Tú» con la misma vibración que el ser
qué es, que es otra cosa distinta de él» (Ibidem). «Cuan- de la persona amada provoca en él. ¡Y qué rebelión
to más profundizo en mí mismo» es una invitación a sentiría si alguien –al que le falta esta familiaridad–
un uso verdadero, no frágil, de la razón, el único uso quisiera reducir esa vibración a una operación men-
capaz de vencer la separación entre reconocimiento y tal, a una complicación! Es como ver a la persona
afectividad. La dificultad que tenemos para hacerlo, amada reducida a la mirada fría de otro. Pero si no
para seguir en esto a don Giussani, es signo de nues- seguimos a Giussani hasta este punto, todo volverá
tra falta de familiaridad con un uso completo, no po- a ser anodino, a pesar de nuestras reflexiones sesu-
sitivista, de la razón. El trabajo que nos cuesta llegar das, porque no nos familiarizaremos con un uso de
hasta el fondo nos lleva a pensar que se trata de una la razón que nos permita adherirnos verdaderamente

XII OCTUBRE 2011


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VIVIR SIEMPRE INTENSAMENTE LA REALIDAD

a la realidad, evitando que sigamos fluctuando a mer- alidad y nos vincula a ella, seguimos fluctuando, care-
ced de nuestros estados de ánimo. cemos de certeza. Como ha documentado ampliamente
Todo tiene la naturaleza del signo, del chorro. El cho- el Meeting este año. Y como ha observado con agude-
rro implica la fuente. Conocer significa aceptar recorrer za el profesor Eugenio Mazzarella, comentando la in-
el camino que lleva del chorro a la fuente. He aquí el tervención de Costantino Esposito en Rimini: «Nosotros
uso verdadero, no frágil, de la razón. venimos al mundo, se nos da nuestro ser, por Alguien
Si alguien dijese «yo» con plena conciencia de lo que […], que es y que permanece como nuestra origina-
está sucediendo ahora, al ver cómo se le dona el ser ria “provisión” de certeza. […] Mantener viva esta cer-
en este momento –y el incremento del ser que expe- teza, reavivarla en la vida de cada día y de cada momento
rimentamos cuando un tu personal se da a nosotros es recobrarse –recobrarse a uno mismo– en este víncu-
es sólo un pálido reflejo de lo que sucede en la rela- lo original con Alguien que nos constituye, verdadera
ción con Dios–, ¡con qué vibración debería decir: «Yo fuente de la certeza» («Caro Ferraris, perché qualcuno
soy “tú-que-me-haces”»! (Ibidem). Como nos testi- ci ha voluto nel mondo?», ilsussidiario.net, 19 de sep-
monia don Giussani, no puedo pensar en esa fuente tiembre de 2011). Esto significa recobrarse de la con-
que «es más yo que yo mismo» sin temblor, sin sen- fusión en la que muchas veces caemos.
tirme atraído. Pero para nosotros, decir «Tú» es Entonces se entiende la diferencia que hay entre re-
igual a cero. ¿Comprendéis lo que nos perdemos? Lo petir: «Yo-soy-tú-que-me-haces» como un eslogan, por
sabemos, no es que no lo muy verdadero que sea, y
sepamos, pero no basta decir: «Yo» con la con-
saberlo para que suceda. ciencia de que Otro me
Solamente una educación está haciendo ahora. Si no
hace distinta la vida. Esta podéis decir «Tú» con la
vibración no es un senti- misma emoción, con la
mentalismo, es un «juicio misma vibración que ex-
que arrastra toda mi sen- perimentasteis ante la per-
sibilidad» (cf. «Un hombre sona amada la primera vez
nuevo», op. cit., p. IX), es que os enamorasteis, no
la conciencia conmovida sabéis ni siquiera de lejos
de un adulto ante el “Tú” qué quiere decir Giussani.
que le da el ser. Por eso el ¡Todo menos una compli-
Papa dice que «la Iglesia se cación mental! ¡Todo me-
abre al mundo, no para nos una elucubración! La
obtener la adhesión de los diferencia se percibe por lo
Oficina en una pequeña ciudad, 1953.
hombres a una institución que sucede en nosotros. En el
con sus propias pretensiones de poder, sino más bien primer caso –repitiendo: «Yo-soy-tú-que-me-haces»
para hacerles entrar en sí mismos y conducirlos así ha- como un eslogan– no sucede nada; en cambio, si digo:
cia Aquel del que toda persona puede decir con san «Tú» con la conciencia de que Otro me está hacien-
Agustín: Él es más íntimo a mí que yo mismo (cf. Conf. do ahora, no puedo evitar una conmoción sin límite;
3, 6, 11)» (Benedicto XVI, Discurso a los católicos com- no puedo evitar ver surgir en mí un afecto a ese “Tú”
prometidos en la Iglesia y en la sociedad, Friburgo, 25 y al mismo tiempo sorprender una gratitud infinita por-
de septiembre de 2011). que existe. ¡Cuánto camino nos queda todavía por ha-
En efecto, para que mi razón pueda ser afectiva es ne- cer para vivir la realidad con esta intensidad, como nos
cesario que sea de verdad razón, y no una razón frágil, testimonia de nuevo don Giussani!
es decir, hace falta que profundice hasta el punto de al- «Cuando pongo mi mirada sobre mí y advierto que
canzar el “Tú” real del que brota. Si la razón no alcan- yo no estoy haciéndome a mí mismo, entonces yo, yo,
za la realidad, el afecto permanece alejado y fluctúa; por con la vibración consciente y plena de afecto que acu-
culpa de la división entre la razón y la realidad, se ge- cia en esta palabra, no puedo dirigirme hacia la Cosa
nera una división entre reconocimiento y afectividad. que me hace, hacia la fuente de la que provengo en cada
La razón no es lucidez analítica, sino vínculo con la re- instante, mas que usando la palabra “tú”. “Tú que me
alidad. Por eso don Giussani dice que la verdadera ra- haces” es, por tanto, lo que la tradición religiosa llama
zón se descubre en Juan y Andrés, porque ellos se vie- Dios; es aquello que es más que yo, que es más yo que
ron «aferrados». De hecho, si la razón no alcanza la re- yo mismo, aquello por lo que yo soy» (El sentido »

OCTUBRE 2011 XIII


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Oficina en Nueva York, 1962.

religioso, op. cit., p. 152). ¡Todo menos palabras! Dios Otro, porque es hecho por Otro. Y su vida empieza a
es padre para mí porque me está concibiendo «aho- tener un punto de apoyo firme, no sentimental ni fluc-
» ra». Fuera de este «ahora» no hay nada. «Nadie es tuante, que no depende de los estados de ánimo, sino
tan padre» (Ibidem). Por eso cantamos siempre llenos lleno de certeza, por ese vínculo de la razón con la re-
de conmoción: «Sólo cuando advierto que tú estás, / alidad hasta su origen.
como un eco vuelvo a escuchar mi voz / y renazco como ¡Ayudémonos a identificarnos con esto para no re-
el tiempo del recuerdo» (A. Mascagni, «Il mio volto», ducir lo que hemos dicho a algo que damos por des-
Cancionero, Comunión y Liberación, p. 357). contado nada más escucharlo! «Como mi voz, que es
«La conciencia de uno mismo, cuando ahonda, per- eco de una vibración mía: si freno la vibración, la voz
cibe en el fondo de sí a Otro. Esto es la oración: la con- deja de existir. Como el manantial, que deriva todo él
ciencia de uno mismo en su profundidad hasta el pun- de la fuente. Como la flor, que depende totalmente de
to de encontrarse con Otro. Por eso la oración es el úni- la fuerza de la raíz» (Ibidem). La voz, el manantial, la
co gesto humano en el que la estatura del hombre se flor… son imágines que nos ofrece ahora don Gius-
expresa totalmente» (El sentido religioso, op. cit., p. 153). sani para ayudarnos a caer en la cuenta, para superar
¡Qué diferente del pietismo y del formalismo al que la obviedad, el dar por descontado las cosas. Por eso
reducimos habitualmente la oración! Es comprensi- decir: «Yo soy», según la totalidad de mi estatura de
ble por qué nos cansamos y escapamos de ella. Mien- hombre, no quiere decir sino: «Yo soy hecho». Y de esto,
tras que el que no huye y toma conciencia de sí mis- añade don Giussani, «depende el equilibrio último de
mo hasta el fondo, es decir, usa la razón de forma no la vida» (Ibidem).
frágil, sino verdadera, completa, empieza a ser cons- ¿En qué se ve este equilibrio? En que uno «respi-
ciente de que se mantiene en pie porque se apoya en ra abiertamente, se siente bien y está alegre cuando

XIV OCTUBRE 2011


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reconoce que Otro le posee». Por tanto, «la concien- descubrir el significado que nos dirige precisamente
cia verdadera de uno mismo está muy bien repre- el impacto original e inmediato con las cosas» (El sen-
sentada por el niño cuando está entre los brazos de su tido religioso, op. cit., p. 156). Como ha dicho el Papa
padre y de su madre» (Ibidem). Y vemos que esto se en Alemania, con una imagen luminosa: «La razón po-
convierte en experiencia en nosotros porque, al igual sitivista, que se presenta de modo exclusivo y que no
que el niño, podemos entrar –qué importante es esto es capaz de percibir nada más que aquello que es fun-
hoy, en el contexto de la crisis que vivimos a todos los cional, se parece a los edificios de cemento armado sin
niveles– en cualquier situación de la existencia, en cual- ventanas, en los que logramos el clima y la luz por
quier circunstancia, en cualquier oscuridad, con una nosotros mismos, sin querer recibir ya ambas cosas del
tranquilidad profunda y la posibilidad de vivir con ale- gran mundo de Dios» (Benedicto XVI, Discurso al Par-
gría. «No hay un sistema curativo que pueda lograr lamento federal, Berlín, 22 de septiembre de 2011).
esto» (Ibidem). Justamente porque no somos capaces ¿En qué se ve que somos positivistas? En que nos aho-
de adquirir esta conciencia verdadera de nosotros mis- gamos dentro de nuestro edificio de cemento arma-
mos, debemos dirigirnos a otros sistemas curativos que, do. Don Giussani nos ofrece todos los datos para que
sin embargo, no son capaces de llegar a este nivel de cada uno pueda verificar qué experiencia está haciendo.
la cuestión, y por ello solo tratan de resolver las co- Podemos dar la interpretación que queramos, pero si
sas mutilando al hombre: con frecuencia, para eliminar nos ahogamos en las circunstancias, quiere decir que
el malestar de ciertas heridas, cen- somos positivistas (¡esta es la cues-
suran al hombre en su humanidad. ¡Qué aventura tan tión!). Para respirar basta con «vol-
¡Bonita solución!
A nadie se le escapa el alcance de
fascinante, amigos! Si la ver a abrir las ventanas», para «ver
nuevamente la inmensidad del
lo que estamos diciendo ante el des- recorremos hasta el fondo, mundo, el cielo y la tierra», nos dice
afío que representa la circunstan- podremos testimoniar ante el Papa; sin bloquear, añade don
cia que estamos llamados a vivir. todos una razón capaz de Giussani, «la invitación a descubrir
Sólo una certeza arraigada de este reconocer la realidad en el significado que nos dirige preci-
modo nos permitirá construir. samente el impacto original e in-
toda su profundidad, en un mediato con las cosas» (El sentido re-
CONCLUSIÓN momento en el que todo ligioso, op. cit., p. 156).
¿Cuál es la fórmula del itinerario parece conspirar contra Por eso, «cuanto más viva uno
que lleva al significado último de la la reanudación de la vida con este nivel de conciencia que he-
realidad? Vivir la realidad, nos dice mos descrito su relación con las co-
simplemente Giussani. Se com-
social. Esta es nuestra sas, más intensamente vivirá su
prende entonces la importancia contribución impacto con la realidad y más
de la realidad para la vida. pronto comenzará a conocer algo
La única condición para ser siempre verdaderamente del misterio» (Ibidem).
religiosos, es decir, hombres (no para ser más piado- Esto requiere de cada uno de nosotros un com-
sos, ¡sino hombres!), es vivir siempre la realidad in- promiso que nadie puede ahorrarnos. Por eso termina
tensamente. Por eso, uno que vive intensamente la re- don Giussani haciéndonos conscientes de que «lo que
alidad, aunque sea campesino o ama de casa, puede bloquea el desarrollo de la dimensión religiosa au-
saber más de la realidad que un profesor, porque la fór- téntica […] es una falta de seriedad con lo real, cuyo
mula del itinerario que conduce hacia el significado ejemplo más claro es el prejuicio», es decir, la ideología,
de la realidad es vivir la realidad sin cerrazón, sin re- esa reducción que vivimos muchas veces por la si-
negar ni olvidar nada. tuación cultural en que nos hallamos. «El mundo es
Pero, atención, ¿qué quiere decir vivir la realidad? como una palabra, un “logos”, que requiere, que re-
Don Giussani nos reserva una última perla: «No es hu- mite a otra cosa diferente, que está más allá de sí mis-
mano, o sea, no es razonable, considerar la experiencia mo, más arriba». Por eso la analogía es la palabra que
limitándose a su superficie, a la cresta de la ola, sin des- «sintetiza la estructura dinámica del impacto que se
cender a lo profundo de su movimiento». Este es el produce en el hombre ante la realidad» (Ibidem).
«positivismo que domina la mentalidad del hombre ¡Qué aventura tan fascinante, amigos! Si la reco-
moderno», que «excluye la solicitud para buscar el sig- rremos hasta el fondo, podremos testimoniar ante to-
nificado que nos viene de nuestra relación original con dos una razón capaz de reconocer la realidad en toda
las cosas. […] El positivismo excluye la invitación a su profundidad, el único punto que permite »

OCTUBRE 2011 XV
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VIVIR SIEMPRE INTENSAMENTE LA REALIDAD

» construir, en un momento en el que todo parece niencia para la vida de sus seres queridos y la suya pro-
conspirar contra la reanudación de la vida social. Esta pia» (A. Scola, Homilía en la toma de posesión de la Dió-
es nuestra contribución. cesis, Milán, 25 de septiembre de 2011).
Otro mensajero, el Papa, nos lo ha recordado re-
HOMILÍA DE LA MISA cientemente en Alemania: «Constatamos un crecien-
JULIÁN CARRÓN te distanciamiento de una notable parte de los bauti-
Las lecturas de hoy nos dicen que aprender a hacer zados de la vida de la Iglesia» (Benedicto XVI, Discurso
el recorrido del que hemos hablado es decisivo no sólo a los católicos comprometidos en la Iglesia y en la sociedad,
para la relación con la realidad en general, sino tam- Friburgo, 25 de septiembre de 2011). También decía:
bién con esa realidad más real del acontecimiento cris- «La verdadera crisis de la Iglesia en el mundo occidental
tiano, que es Cristo. Hasta tal punto es así que pode- es una crisis de fe» (Benedicto XVI, Discurso al Con-
mos estar delante de la preferencia del Misterio y no sejo del Comité central de los católicos alemanes, Friburgo,
darnos cuenta de ella. 24 de septiembre de 2011). Vemos cómo sigue suce-
La liturgia de hoy está llena de esta predilección, de esta diendo la parábola tal cual: también nosotros pode-
preferencia: «La viña del Señor del universo es la casa de mos rechazar a todos los mensajeros, e incluso al Hijo.
Israel y los hombres de Judá su plantel favorito» (Is 5,7). La consecuencia la estamos viendo en nosotros y en
¿Cómo podemos reconocer esta preferencia? Dios «la en- la vida social: este «abandono masivo de la práctica cris-
trecavó, quitó las piedras y plantó tiana» implica –decía el cardenal
buenas cepas; construyó en medio El Señor sigue Scola– «un grave detrimento para
una torre y cavó un lagar» (Is 5,2). La la vida personal y comunitaria de la
había rodeado de una preferencia
mandándonos testigos: Iglesia y de la sociedad civil» (A.
única, pero no sólo en su origen: el desde el Papa a nuestro Scola, Homilía…). Pero también
Señor mandó –como dice el Evan- Arzobispo, pasando por hoy el Señor sigue mandándonos
gelio– a los profetas, incluso al Hijo, un sinfín de personas testigos, mensajeros: desde el Papa
para cuidarla, pero los campesinos no cambiadas a nuestro a nuestro Arzobispo, pasando por
le acogieron, no se dieron cuenta de un sinfín de personas cambiadas a
esa preferencia, de ese don (cf. Mt alrededor. A través nuestro alrededor. A través de ellos
21,33-43). Y cuando no tomamos de ellos Cristo sigue Cristo sigue llamándonos para
conciencia del don de la realidad, que llamándonos para atraernos hacia Él, de modo que
recibimos del Misterio, vemos que se atraernos hacia Él, nuestra viña no se convierta en un
multiplican los desastres. Después del desierto, sino que dé fruto. Porque,
rechazo, ¿qué sucede? «Pisarán la de modo que nuestra viña como decía el Papa, «la renovación
tierra, que se convertirá en un erial, no se convierta en un de la Iglesia puede llevarse a cabo
y allí crecerán zarzas y cardos» (cf. Is, desierto, sino que dé fruto solamente mediante la disponibili-
5,5-6). La vida se reduce a esto: un dad a la conversión y una fe reno-
desierto, todo se vuelve plano y gris de nuevo. vada» (Benedicto XVI, Homilía en la Misa, Friburgo,
Al insertarlas en la liturgia, la Iglesia actualiza estas 25 de septiembre de 2011). La conversión no es otra
dos parábolas de Isaías y del Evangelio para reclamar- cosa que construir sobre la piedra que los demás han
nos al hecho de que nosotros, ahora, somos la viña del desechado, y que nosotros desechamos muchas veces;
Señor. El Señor ha generado la Iglesia, la ha cuidado, es construir sobre el Señor porque, como ha afirma-
la ha comprado al precio de la sangre de su Hijo. do el Papa, «Él nos es cercano y su corazón se conmueve
Nosotros podemos decir: «Somos la viña predilecta». por nosotros, se inclina sobre nosotros. (…) Él espe-
Dios no abandona a su pueblo y sigue enviándonos ra nuestro “sí” y, por decirlo así, lo mendiga» (Bene-
mensajeros, «testigos» –como nos recordaba nuestro Ar- dicto XVI, Homilía…).
zobispo la semana pasada–, que cuidan de la viña para Nuestra vida se juega delante de este mendigar de
que no se convierta en un desierto. Pero muchas veces Cristo, que espera nuestro “sí”. «Para comunicarse a
no sólo rechazamos a los profetas, como el pueblo de los hombres, Cristo ha querido necesitar de los hom-
la antigua alianza, sino que rechazamos incluso al Hijo. bres» (A. Scola, Homilía…), nos recordaba nuestro Ar-
Citando a Giovanni Battista Montini, nos decía el Ar- zobispo. Dios necesita de nosotros, hemos sido lla-
zobispo: «Cristo es un desconocido, un olvidado, un au- mados para colaborar en Su misión, para poder tes-
sente en gran parte de la cultura contemporánea». Y esto timoniar que Él es la única piedra sobre la que se pue-
hace que los hombres «no consigan ver ya su conve- de construir verdaderamente.

XVI OCTUBRE 2011

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